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PONIENDO LA POLÍTICA PRIMERO
AVANCES EN LAS COMUNICACIONESDELOSPARTIDOS
Para que exista una política abierta,competitivaydemocráticaesesencialcontarconpartidospolíticosfuertes,especialmenteen las democracias emergentes. Los partidos necesitan financiamiento para poder sobrevivir, competir y desempeñar sus funciones democráticas, tanto durante las campañas electorales como entre una y otra. Sin embargo, el dinero destinado a la política y quieneslodonansongeneralmentevistoscomoproblemáticos,yalgunasveces,inclusocomoamenazasalademocracia. No existe un consensosobrelamaneraenquelospartidosdeberíanserfinanciados,nisobrelaregulacióndelasdonaciones,losgastos y la divulgación pública. De hecho, el estatus legal y constitucional de los partidos a menudo se encuentra mal definido 1 y sus funcionespolíticasconfrecuenciasonmalentendidas.
Este trabajo ofrece un análisis del efecto que tiene la política de financiamiento político sobre los partidos y el desarrollo democrático, con un enfoque principal en las sociedades donde la democracia es relativamente nueva oestáresurgiendotrasuna crisis. Los partidos en estas sociedadesnormalmenteseenfrentanaunaescasezgeneralizadaycarecendelasactitudestolerantes,el capital social y las instituciones de apoyo que ayudan a sostener la política democrática en otros lugares.Lasreglasqueafectanla manera en que el dinero se dona, recauda, gasta y reporta—o, para el caso, una política de laissez faire [dejar hacer] o una legislación ineficaz en cualquiera de esas áreas—tendrán implicaciones importantes para la calidad y la sustentabilidad de los procesosdemocráticos.
Sin embargo, el objetivo de la mayoría de dichas políticas se enfoca más en controlar la corrupción que en ofrecer recursos esenciales para que los partidos sean competitivos. A menudo reflejan una ideología de reforma que es reflexivamente antipolítica—una “ visión cívica ” de la política comolabúsquedadelinteréspúblicoydeunGobiernoqueexisteparaofreceruna administración técnicamente sólida. Pero tanto la visión cívica como la meta decontrolarlacorrupciónsonesencialmentebienes comunes: si se alcanzan para una persona, sealcanzanparatodos.Porlotanto,estánsujetasalosclásicosproblemasoportunistas: la mayoría de las personas, alverqueenlapolíticadeesetipohaymuypocointeréspersonalenjuego,lesdejaneltrabajopesadoa otros. 2 Por consiguiente, es poco probable que un enfoque cívico o de anticorrupciónenelfinanciamientopolíticosostengauna participación política amplia, activaycompetitiva;dehecho,enaspectosimportantesinhibelabúsquedadelinteréspropioquees esencial en una democracia activa. En muchos casos, los partidos son vistos como algo similar a los serviciospúblicosenlugarde una manera enquelaspersonasylosgruposbuscaninfluirenlapolíticayenelGobierno3 —unavisiónquedrenalavitalidaddela política democrática. Quienes tengan intereses lo suficientemente sólidos para superar estas barreras y sí se involucren, normalmente tendránmuypocointeréspersonalenlavisióncívicaodereforma.Porlotanto,noesdesorprenderqueenmuchos sistemas en vías de democratización los partidos gobernanteshayanreescritooimplementadosistemasdefinanciamientopolítico de tal manera que consoliden sus propias ventajas, 4 mientras que en otros sean violados impunemente por todos los contendientes. 5
PONIENDO LA POLÍTICA PRIMERO
La tesis principal de este trabajo es que las políticas de financiamiento político benefician máseldesarrollodemocrático,noal hacer del control de la corrupción su meta primordial, sino al sustentar y optimizar una contienda política abierta, así como partidos fuertes y responsables. Proporcionar el financiamiento esencial—tanto durante las campañas como entre una yotra—y fomentar el interés propio de los ciudadanos y grupos en el financiamiento político y en los procesos políticos en general, son aspectosvitalesdelaconstruccióndelademocracia.
Este trabajo sugiere que hay que sopesar y hacer concesiones en aspectos fundamentales de la política, dependiendo de si su enfoque habrá de ser el control de la corrupción o elfinanciamientodeunapolíticadepartidosabiertaycompetitiva.Elprimero hace hincapié en las políticas regulatorias—entérminosgenerales,requisitosdetransparenciayrestriccionessobrelaparticipación y el flujo de fondos—en lugar de las iniciativas distributivas dirigidas a fomentar ambas. Asimismo, enlamayoríadelospaísesel control de la corrupción se enfoca en quienes dan donaciones, quienes las reciben y en lascampañaselectorales,enlugardeenla vitalidad política a largo plazo de los partidos o la sociedad civil y los vínculos esenciales entre ellos. Especialmente en las democracias nuevas y emergentes que nosconciernenenestetrabajo,espocoprobablequeelcontroldelacorrupciónfortalezcaa
los partidos o intensifique la política democrática (y por consiguiente puede, irónicamente, privar a las políticas contra la corrupción de un apoyo crucial en el proceso). Laspolíticasdefinanciamientopolíticoquemásayudanaldesarrollodemocrático son principalmente distributivas y aportan recursos vitales a los partidos y la sociedad civil. A final de cuentas, mientras que el control de la corrupción parece resaltar las restricciones y restarles importancia a los partidos, un país que busca utilizar herramientas de financiamiento político para optimizar su política democrática debe considerar a quien desea darle poder y qué tiposdeactividadespretendeapoyar,enlugardehacerhincapiéenlasrestriccionesyloslímites.
Vistos de esta manera, los partidos no son problemas de corrupción en potencia, sino más bien, agentes esenciales deltipode competencia, organización, movilización y rendición de cuentas que avivan la democracia y la inculcan en la vida diaria de una nación.Másalládegarantizar
que el ingreso a la política sea relativamente abierto, la meta no es crear un “juego en igualdad de condiciones ” para todo el sistema (sea cual sea el significado en la práctica de ese término tantrillado);sinomásbienfacultaralaspersonas,losgruposylos partidos para que se conviertan en participantes políticos eficaces, alentándolos a y permitiéndoles actuar de maneras quehagan que la política trabaje para ellos. En ellargoplazo,amedidaquelapolíticacompetitivapongadecisionesdeterminantesenmanos delosciudadanos,tambiénpuedeconvertirseporsímismaenuncontrolimportantecontralacorrupción.
Al ofrecer este argumento, busco basarme en y vincular entre sí una variedad de ideas e iniciativas de investigación que ya han hecho bastante para iluminar estos temas. El caso de la transparencia en el financiamiento político se ha defendido con vigor y sofisticación en, por ejemplo, el “Manual del dinero en la política ” [MoneyinPoliticsHandbook] del USAID. 6 International IDEA ha argumentado a favor de un caso similar, y hacatalogadoyanalizadoiniciativasregulatoriasencontradasencantidadesy combinaciones casi desconcertantes en países de todo el mundo. 7 Este trabajo no busca reemplazar estos argumentos; más bien defiende la idea de agregar más políticas distributivas a la mezcla y plantea sugerencias acerca de cómo lograr un equilibrio funcional entre todas estas iniciativas, al hacer de la contienda política activa y la política de partidos sólida nuestro estándar de progresoylametaprincipal.
Dicho esto, cabe introducir una nota de realismo. Las políticas de financiamiento político generan importantes incentivos y restricciones, pero sería un error esperar que pudiésemos diseñar o afinarunademocraciaviablesimplementemedianteelusodel tipo de herramientas que se describen en este trabajo. Los incentivos pueden ser demasiado débiles, demasiado fuertes o contradictorios; es posible que no sean reconocidos o comprendidos con exactitud por los arquitectos de las políticas o los participantes políticos (quienesjamásserántanracionalescomonuestrasteoríasloasumen);einclusosisífomentanlosresultados deseados, el proceso se llevará tiempo.Asimismo,nodiseñamosnuestraspolíticasdesdecero:lamayoríadelassociedadestendrán ya implementados sistemas de financiamiento político y tendrán grupos y líderes poderosos, einclusoarraigados,paraquienesel statuquofunciona bastante bien. En el financiamiento político, al igual que en cualquierotraáreadelaspolíticas,seaplicalaley de las consecuencias involuntarias, algunas veces con grandes efectos. Así que, a pesar del valiente propósito democrático de la política de financiamiento político, es indispensable tener cuidado—especialmente en las sociedades en vías de democratización donde la incertidumbre es enorme, la información puede ser escasa, laexperienciaconlosprocesos(ylosesfuerzos)democráticos puede ser poca, y las oportunidades de reforma pueden ser efímeras. Distribuir los recursos puede ser una buena idea, pero ¿existen los destinatarios adecuados? Y si así es, ¿se pueden identificar fácilmente? La transparencia puede ser una fuerza para generar una política abierta en la que se rinda cuentas, pero también puede exponer a los ciudadanos, donantes y activistas políticos a represalias y sacar a los nuevos grupos o a los partidos más débiles de la esfera política. Los Gobiernos debensiempre regular con cuidado, no solo porque podríamos terminar inhibiendo los cambios que deseamos ver, sino también porque prácticamentecadaregulacióntrabajaparabeneficiodealguiendistintodelpúblicoengeneral.