Santiago Del Moro La vida en presente continuo Quizá le costó demasiado que el medio dejara de mirarlo de reojo, recortándolo en su pasado de videoclip, rostro y modales de yerno ideal. Pero se ganó el respeto con horas de vuelo en Intrata‐ bles, habilidad zen para surfear el caos y energía para llevar adelante un show continuo sobre todo y sobre nada. Ahora lo valoran todas las patas de la mesa: la línea gerencial que lo contrata, los compañeros que pueden hundirlo o elevarlo, el público que aprendió a derribar prejuicios. Escuchar a Santiago es escuchar las ganas de comerse el mundo y de no regalar un centímetro, porque él conoce bien –aun con ese rostro, aun con esos modales– el precio de haber llegado. Al cierre de su 2014 sumaba 32 horas de aire semanal: 15 en la radio (Mañanas campestres de 6 a 9 por Radio Pop) y 17 en la tele (Infama de 17 a 19 e Intratables de 22 a 23.30 por América). ¿A qué velocidad trabaja esa mente? ¿Qué rescatar y qué descartar de ese flujo continuo de datos que van de lo importante a lo superfluo, de lo impactante a lo intrascendente? En las 24 horas previas a esta nota, el barco de Intratables navegó sobre los cambios en el gabinete presidencial, los manteros en la vía pública, la política de inteligencia, el misterio de un financista muerto y el descongelamiento de la relación entre Cuba y Estados Unidos. Infama –empezó en 2008 y arran‐ cará 2015 con otro conductor– y la radio son foros distintos, donde se pondera el buen momento de Cathy Fulop y se le da aire a oyentes que dicen que la radio está muy buena. POR PABLO CORSO FOTOS: GENTILEZA PRENSA AMÉRICA TV
Mientras en la puerta del canal los cubanos que estuvieron de invitados de‐ baten si Raúl es un buen tipo y si Fidel sigue vivo, Santiago cierra la noche di‐ ciendo que su programa es el más democrático del mundo. En el pasillo que lleva a los estudios, donde todo es más frío y endeble que en la pantalla, su gi‐ gantografía ocupa el tercer lugar en la sucesión de estrellas: después de Rial y Pamela, antes de Fantino y González Oro. En los pasillos superiores, donde las chi‐ cas de taco sueñan con la tele y los asis‐ tentes corren por inercia, entramos a una sala de control en desnivel. Santiago saluda con la calidez que le queda al filo de la medianoche. ¿Cómo te ordenás entre tanta información? Trabajo siempre desde la pasión. Y cuando eso pasa, fluís en lo que hacés. Manejo todo este caudal de forma REPORTE PUBLICIDAD | MEDIOS
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natural; puedo estornudar al aire, hacer cosas que a la mayoría de los que están en esto no les pasan. A veces olvido un poco el contexto. Pero el aire, que es in‐ teracción y poder de comunicación con la gente, siempre te termina ganando. Todo el tiempo recopilás información y todo el tiempo la información es vieja. ¿En qué otros aspectos sentís que el aire te gana? La vida pasa mucho más rápido de lo que nos gustaría. Los que trabajamos y estamos inmersos en esta vorágine nos damos cuenta de lo rápido que es todo. Como profesional uno siem‐ pre trata de estar al tanto y llegar a la in‐ formación, pero la realidad va más rápido de lo que podés procesar. Acabo de ter‐ minar un programa y ya estoy pensando en el de mañana. Esto que estamos hablando ya es viejo. La realidad no te permite recapacitar.
¿No te angustia eso? No, porque cuando salgo de esta matrix tengo una vida to‐ talmente tranquila y organizada. Pero me di cuenta de que cuando estoy en acción soy un animal de los medios. Hay que es‐ tar a la altura de la situación, porque este medio te lleva puesto. Aparte de ser mi pasión, esto es lo que me da de comer. No estoy en la TV para cholulearme con mi imagen o ser famoso; es mi profesión.
Vértigo y sacerdocio. Esta tarde, en Infama, Del Moro condujo un segmento autorreferencial, que rescató los puntos más llamativos de su entrevista con Rial. Ahí se definió como un pibe de pueblo (Tres Algarrobos tiene 3.201 habitantes focalizados en las actividades agrope‐ cuarias) que ama ser padre y a su mujer María, una psicopedagoga que lo baja a tierra cada vez que hace falta. Cuando