Neil Harbisson inaugura la era Cyborg

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Neil Harbisson inaugura la era Cyborg

Neil Harbisson nació con visión acrómata y gracias a que instaló un eyeborg (ojo electrónico) sobre su cráneo logra captar los colores y traducirlos en tiempo real en ondas sonoras. Con los años se encargó de mejorar y actualizar el dispositivo y actualmente hasta es capaz de conectarse a internet. A partir de estas nuevas sensaciones, pudo experimentar una nueva forma de hacer arte y demostrar los aspectos positivos de este movimiento llamado cyborgismo. En esta nota nos cuenta por qué el futuro llegó hace rato. POR CELESTE GÓMEZ FOSCHI FOTOS: LARS NORGAARD

El mundo en blanco y negro. Este jo‐ ven artista nacido en Belfast (Irlanda del Norte) y criado en Catalunia no se hubiera convertido en el primer hombre mejorado a través de la tecnología si no hubiera sufrido desde su nacimiento de acromatopsia, una condición visual par‐ ticular, que le impide percibir los colores. Para Neil, el mundo hasta hace unos años no era percibido más que en esca‐ las de grises. Eso no le impidió estudiar Bellas Artes en Catalunia, piano en Du‐ blín (Irlanda) y composición musical en Inglaterra. En 2004 conoció a Alan Montandom, un estudiante de la Universidad de Ply‐ mouth, en una conferencia sobre exten‐ sión sensorial a través de la cibernética. Al año siguiente, juntos le dan vida al primer eyeborg. “Al principio, no fue có‐ modo: transportaba una suerte de com‐ putadora de 5 kilos sobre los hombros… Y mis orejas se bloquearon porque co‐ mencé a recibir mucha información nueva”, recuerda. Varias personas se interesaron por el proyecto de este artista acrómata y le ofrecieron su ayuda para mejorar el dis‐ positivo. Tres años más tarde, un desa‐ rrollador de dispositivos, Peter Kese, perfeccionó el eyeborg logrando que Harbisson pudiera percibir la saturación de los colores, ya que hasta el momento REPORTE PUBLICIDAD | INNOVACIÓN

sólo podía percibir los colores puros. Todavía quedaba un tema que resolver, el peso que transportaba Harbisson en su espalda. En 2009, un estudiante ca‐ talán, Matías Lizana, redujo el eyeborg a un chip que luego fue directamente implantado en el cráneo de Harbisson, lo cual le permitó además ver los colores que son imperceptibles al ojo humano, como el ultravioleta y el infrarrojo. Ese fue el último paso para que la unión en‐ tre su cuerpo y el dispositivo se hiciera carnal. “Por un lado, el hueso debió acep‐ tar el chip, eso llevo alrededor de tres meses. Por otro, fue necesario que mi cerebro se adaptara y se habituara al nuevo dispositivo, y eso llevó cinco se‐ manas aproximadamente. Pero la adap‐ tación de mi cuerpo a la tecnología con la cual yo estaba equipado no fue per‐ fecta hasta el año pasado, que ya no su‐ fro más. En total, me llevó diez años lle‐ gar a este resultado”, explica. Por si fuera poco, la última actualización del dispo‐ sitivo le permite ahora conectarse a in‐ ternet y visualizar directamente imáge‐ nes enviadas a su cerebro. “Una mañana, me levanté y me di cuenta de que durante la noche, mi cerebro ha‐ bía creado las mismas sensaciones que el dispositivo, es decir, que en mis sue‐ ños escuchaba los sonidos electrónicos de los colores que mi cerebro creaba”,

explica Harbisson. Pero hubo otros dos momentos claves en esta transforma‐ ción: por un lado, que el gobierno inglés aprobara que saliera en la foto de su pa‐ saporte con el eyeborg, aceptando el dis‐ positivo como parte de su identidad. Y por otro lado, el implante del eyeborg en su cráneo: “Si yo muevo un poco la antena, siento un desequilibrio, es una nueva sensación nacida de la unión en‐ tre la cibernética y mi organismo”. Ciencia vs. ética. A pesar de poder per‐ cibir los colores, la reacción de la gente frente al eyeborg sigue siendo negativa y Harbisson continúa teniendo proble‐ mas de discriminación: por ejemplo, no le permiten ingresar a los cines porque piensan que está filmando la película. “En los años ‘40, las primeras operacio‐ nes de cambio de sexo eran experimen‐ tales y provocaban reacciones negativas. Hoy, estas operaciones son consideradas como normales. Hace 20 años, la utili‐ zación constante de la tecnología estaba mal vista. La etapa siguiente será que la gente se acostumbre a llevar tecnología. Habrá anteojos electrónicos de todos los géneros, habrá relojes y vestimentas ‘in‐ teligentes’. Todo lo que vamos a llevar puesto será tecnológico”, puntualiza. Otra batalla que tuvo que librar Harbis‐ son fue con la junta del Comité de Bioé‐

tica de España, quienes no autorizaron que pudiera hacerse la operación ya que no están a favor de hacer experiencias tecnológicas en humanos. Harbisson trató de explicar los aspectos positivos de este tipo de experiencias: “Si todo el mundo pudiera percibir los rayos ultra‐ violeta, habría muchas menos quema‐ duras solares. Si pudiéramos ver por de‐ trás, reduciríamos el número de acci‐ dentes en la calle. Si pudiéramos escu‐ char la percepción de los olores, podrí‐ amos sentir sustancias tóxicas. Y si pu‐ diéramos ver de noche gracias a la visión infrarroja, utilizaríamos menos energía para alumbrarnos. Y como estos hay mu‐ chos otros ejemplos”. Escuchar colores, pintar música. A partir de estas nuevas sensaciones, Har‐ bisson pudo experimentar una nueva forma de hacer arte. Sus conciertos mezclan la pintura y la música en di‐ recto: uno de sus últimos conciertos in‐ volucraba a un pintor que realizaba un cuadro en vivo en Australia, mientras que él recibía los colores de ese cuadro en Estados Unidos, transformándolos en música en tiempo real sobre el esce‐ nario. “Así, una obra visual se trans‐ forma en una obra musical en directo, sin utilizar ni los ojos, ni los oídos, sólo gracias a la conexión de internet que 104 | 105

«Si todo el mundo pudiera percibir los rayos ultravioleta, habría muchas menos quemaduras solares. Si pudiéramos ver por detrás, reduciría‐ mos el número de accidentes en la calle. Si pudiéramos escuchar la percep‐ ción de los olores, podríamos sentir sustancias tóxicas. Y si pudiéramos ver de noche gracias a la visión infrarroja, utilizaríamos menos energía para alum‐ brarnos. Y como estos hay muchos otros ejemplos.»

permite este nuevo dispositivo”, explica Harbisson. También ha realizado cua‐ dros de canciones famosas como “Re‐ hab” de Amy Winehouse o “Baby” de Justin Bieber. El hecho de unir la tecnología con el cuerpo humano es arte, para Neil, e ima‐ gina a los artistas pudiendo crear sus propios sentidos y expresarse en fun‐ ción de ellos, dando origen a nuevo mo‐ vimiento artístico llamado cyborgismo. Fundación Cyborg. En 2010, junto a la coreógrafa Moon Ribas, Neil creó la Fun‐ dación Cyborg, con el objetivo de crear y promover la creación o la extensión de nuevos sentidos y percepciones uti‐ lizando la tecnología. La fundación tam‐ bién se convirtió en un espacio de pro‐ moción de los derechos de los cyborgs. “No se trata de crear nuevas leyes para cyborgs sino de vigilar que no seamos víctimas de la discriminación”, explica. Para Harbisson, la extensión de sentidos es clave para comprender mejor la rea‐ lidad que nos rodea. El ser humano del futuro, según él, va a poder integrar a su vida cotidiana las aptitudes de animales o de insectos. “Así, comprenderemos me‐ jor la naturaleza, el mundo animal, así como el funcionamiento de nuestro pro‐ pio cuerpo y de nuestro cerebro.”


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