London El mundo Design reimaginando Biennale al mundo 2016 Durante el pasado mes de septiembre, treinta y siete países tomaron la Somerset House de Londres con obras de arte, ins‐ talaciones, prototipos y diseños que exploraron el rol del diseño en el futuro de la humanidad. El tema convocante de esta primera London Design Biennale fue el concepto de “Utopía”, como parte de la celebración del 500º aniversario del clásico libro de Tomás Moro. Conversamos con Christopher Turner, director de la bienal, acerca de esta nueva iniciativa y de cómo la arquitectura, el diseño y la ingeniería pueden contribuir a mejorar el mundo y la manera en que vivimos. POR MARTA GONZÁLEZ MUGURUZA FOTOS: GENTILEZA DE LONDON DESIGN BIENNALE, BRADLEY LLOYD BARNES Y ED REEVE
¿Qué los impulsó a lanzar la London Design Biennale y cómo se relaciona con el Festival? Hace 14 años, sir John Sorrel y Ben Evans lanzaron el Festival de Diseño de Londres. La Bienal (de la cual son presidente y director ejecutivo) es una nueva iniciativa separada del Fes‐ tival. Se superpone con el festival, em‐ pieza una semana antes, termina una semana después y atrae a mucha de la gente que antes venía a la semana del Festival. Sentimos que había espacio para desarrollar la Bienal porque percibimos mucho interés internacional en participar del Festival y nece‐ sitábamos encontrarle un hogar, algo de primer nivel, no queríamos una feria. Buscamos celebrar el diseño y su rol transformador en la vida moderna con instalaciones desarrolladas por países, curadas por países y que toman como locación la Somerset House. “Utopia by design” es el concepto de la Bienal. ¿Qué lineamientos le dieron a los participantes? Le dimos mucha importancia a que no fuera una feria. Queríamos que los países respondieran a un tema, en este caso “Utopia by de‐ sign”, que partió de la celebración de los 500 años del clásico de Tomás Moro. La idea era que todos los países tuvieran
una conversación sobre ese tema. Los invitamos a interrogar la historia de la idea de utopía y a relacionarla con algu‐ nos de los temas fundamentales que en‐ frenta hoy la humanidad. Esto despertó muchas preguntas sobre el futuro y el rol que el diseño que va asumir. ¿Buscaron soluciones, ideas o nuevas preguntas? Yo armé el brief para los pa‐ íses y básicamente los invité a identificar problemas, casi específicos de cada país en particular, y a construir narrativas al‐ rededor de eso. Debían presentar una solución, o una solución hipotética que llame la atención y que concientice al respecto. Podían decidir hacer una pin‐ tura reflejando un futuro posible, pero sobre un problema al que no se le está dando respuesta. ¿Hubo algo que te sorprendió puntualmente de las respuestas? Hubo muchas repuestas conceptuales. Mu‐ chos respondieron bien al brief. Por ejemplo, Australia presentó la polución del agua generada por el plástico, que es un gran problema que ellos enfrentan a diario en toda la línea costera. Los in‐ genieros llegaron a esta solución donde “cosechan”, sanean y reciclan todo ese plástico del océano y lo transforman en
REPORTE PUBLICIDAD | INTERNACIONALES
terrazo, una especie de granito de plás‐ tico bellísimo. Cuba, para citar otro ejemplo, está en la cúspide de su revolución digital, hay 135 puntos wi‐fi y la gente se aglutina alrede‐ dor de estos puntos para acceder a in‐ ternet. El equipo de diseño de Cuba pre‐ sentó una estructura física modular para repensar el espacio a fin de mejorar el acceso a la red. Esos dos problemas, específicos de esos dos países, fueron abordados de una manera particular. La diversidad del di‐ seño a nivel global es algo muy intere‐ sante de ver y mostrar. Hay nuevos sis‐ temas de atención médica, hay speakers para los sordos, para que puedan sentir la música… Hay mucho que celebrar. En el espacio de Beirut podés ir detrás de la Somerset House y entrar a una tienda, comer un kebab y tomar un jugo, y sen‐ tirte realmente ahí. Ellos querían cele‐ brar la utopía como una cultura de la calle. Fernando Romero, de México, planteó el encanto de las ciudades y pro‐ puso construir nuevas ciudades en las fronteras, especialmente entre México y EEUU, y desarrolló unos planos muy detallados de cómo deberían ser estas ciudades sustentables, diseñadas desde cero. Y está presentado como una expe‐ riencia inmersiva increíble.
Algunas propuestas son muy artísticas y conceptuales, como la de Austria, por ejemplo, que desarrolló una instalación de luz kinética que estaba en perfecto balance mientras la audiencia se acer‐ caba y, una vez que empezaba a interac‐ tuar, las luces se alteraban para demostrar que la utopía es una idea que no da lugar a la gente. Deben estar orgullosos de lo que lograron… ¡Sí! Sólo tuvimos un año para desarrollarlo. Fue un año muy, muy, muy ocupado. Así que estamos muy orgullo‐ sos de poder mostrar los envíos de 37 países. Nos habíamos propuesto llegar a veinte participaciones para el primer año. Desde ya que nos gustaría tener más, y de América del Sur, pero nos ale‐ gra que estén todos los continentes re‐ presentados, sin contar Antártida, que obviamente no tenia muchos países con ganas de participar… ¿Cuál fue el mayor desafío y que aprendieron en el proceso? Creo que el mayor desafío fue articularlo. Nuestra mayor ambición era que no fuera una fe‐ ria y algunos lo entendieron enseguida y otros no lo entendieron así y quedaron fuera del proceso de selección. El desafío es empezar un negocio de cero, estable‐ 108 | 109
cer las reglas, luchar contra la burocracia, afianzar los lazos internacionales, lanzar una marca, una campaña de marketing, llevar adelante la oficina de tickets por separado durante tres semanas… Son muchos pequeños detalles que forman parte del todo. El evento dura tres sema‐ nas, así que todo va muy rápido. La Bienal tomó como modelo las bienales de arte y arquitectura de Venecia. ¿Qué era lo que querían replicar en la LDB? El tema es que muchas de las bienales están lideradas por un curador que preside y elige lo que le gusta. Lo interesante del modelo de Ve‐ necia es que delega el control curatorial a cada país para que decida. Nosotros estamos trabajado con los mejores mu‐ seos y centros de diseño del mundo y nos interesa ver qué es lo que ellos traen a la mesa, a la conversación, más que te‐ ner un solo curador que decide qué traer a la charla. El modelo de Venecia puede sonar medio imperialista al hacer que todos los países traigan lo suyo a Lon‐ dres y estar bajo el mismo techo, pero nos parece mejor que basar todo en el criterio de un solo curador. Las bienales de arte y arquitectura de Venecia tienen un historial muy exitoso, pero allí no hay una bienal de diseño. Milán es la ciudad
del diseño. LDB es la primer bienal de diseño en una capital importante, lo que es increíble en realidad. Chile es el único país de Sudamérica presente en la muestra, ¿por qué? Tu‐ vimos muchísimas conversaciones con países de Sudamérica y varios estuvieron interesados. Tuvimos propuestas de Ar‐ gentina, Bolivia y Colombia. Tuvimos lar‐ gas conversaciones con Brasil también, pero en definitiva el obstáculo fue finan‐ ciero, porque las embajadas manejan el presupuesto en ciclos de dos años y no‐ sotros sólo tuvimos un año para armar esto. Fue muy difícil y rápido. Chile en‐ contró la manera para llegar a tiempo. Hicieron una competencia, nos ofrecieron treinta ideas entre las cuales podíamos elegir. Estaban muy abiertos a debatir so‐ bre esas ideas y eso resultó muy exitoso, con conversaciones muy fluidas. La pro‐ puesta final fue Cybersyn, una vuelta a los ‘70 para imaginar el gobierno socialista pero con un giro cibernético que les per‐ mitiría a los ministros ver la información económica y social en tiempo real y con‐ trolarla; y todo esto montado en una sala de operaciones muy futurista, como una recreación de “2001” de Kubrick, donde contaban la utopía de esta idea y la his‐ toria de su fracaso. Definitivamente es‐