Con sólo 28 años, Santiago Siri ya se ha ganado una importante reputación en el mundo de los jóvenes emprendedores. Creó el primer videojuego argentino en ser exportado, Fútbol Deluxe, y es responsable de Whuffie Bank, una propuesta revolucionaria en la Web que puede cambiar la economía como la conocemos. Santiago cree que la revolución de Internet puede hacer que haya más ideas que cambien el mundo, y que nuestro país tiene una gran oportunidad en ese partido. “Argentina tiene un buen track record en exportar la mano de obra, el talento, la creatividad, pero la materia pendiente es la generación de propiedad intelectual, proteger las ideas que salen desde acá”, afirma. xxxxxxx El concepto de este número de Reporte Publicidad es “argentinos creando para el mundo”, y estamos aquí para que nos des algunos consejos para hacerlo, o un mapa de situación respecto de dónde estamos. Bien. Argentina históricamente siempre tuvo una necesidad de exportar, al menos lo que yo conozco, que es el software e industrias más culturales, porque el mercado interno es muy chico –somos 40 millones de personas–, al lado de mercados como Brasil o el americano o Europa, que son mucho más grandes y con mayor fuerza. Argentina tiene un buen track record en exportar mano de obra, talento, incluso creatividad, pero la materia pendiente es la generación de propiedad intelectual. Proteger las ideas que se generan desde acá y que al mismo tiempo esas ideas tengan un contacto a nivel global. Desde el lado creativo tiene más que ver con crear un personaje, o alguna marca o algún concepto que tenga atracción para la gente de afuera, pero que parta desde acá. Y desde el punto de vista industrial, tiene que ver con generar tecnología o innovaciones y que la propiedad intelectual sea propia y no de un tercero que contrata gente de Argentina.
Me gustó mucho algo que dijiste en el TEDx, que “hay que pensar en gigante para dar cabida a que las cosas pasen”. Es que el principal problema que hay en Argentina es de mentalidad. Es un país que atravesó tantas crisis y tantos altibajos, que eso afecta a la emoción del ciudadano y hace que tengamos la autoestima un poco baja y que como sociedad tendamos a desconfiar de las personas que tenemos al lado. La desconfianza genera un nivel de escepticismo por el cual decimos: “Mejor me enfoco en poner un kiosco, o en poner un almacén, o en un trabajo que me dé lo suficiente para alimentar a mi familia y estar más o menos bien”. No queremos correr grandes riesgos porque sabemos que acá el que corre grandes riesgos puede ser muy castigado cuando el país hace un giro de timón que desestabiliza todo. Me parece que es hora de dejar esa mentalidad atrás. El 2001 fue hace mucho tiempo, y más allá de la coyuntura local o el signo del gobierno de turno, y de todos los prejuicios, hay que darse cuenta intelectualmente que uno vive en un mundo conectado, con instrumentos para poder aislarse de la coyuntura argentina y que se pueden hacer
compañías que no dependan tanto de este país. Una compañía se puede construir en cualquier parte del mundo y se pueden hacer productos para cualquier tipo de mercado. Hay que tener la voluntad de conocer, de abrirse. Pensar en grande tiene que ver con eso, colosal: animarse a hacer gestas, o innovaciones o mitos que apunten alto. Uno tiene que apuntar a la gesta del hombre en la Luna; los tipos dijeron: “vamos a mandar a un tipo a donde nunca se ha mandado a nadie”, y así llegaron. Y acá en Argentina hay gente que tiene esa mentalidad, proyectos realmente extraordinarios que van desde el área de energía, áreas de física, áreas de software... El problemas es que a la hora de convocar esos talentos, de ponerse las pilas para poder hacer esos proyectos realidad, hay que atravesar unas barreras de escepticismo muy elevadas, y eso atenta contra el futuro de una nación. La tecnología es la gran salsa secreta de Estados Unidos, Japón, China, Europa..., de cualquier potencia que sea considerada como tal. Acá intelectualmente hay que animarse a tomar más riesgos y a entender lo que implica el riesgo. Implica que vas a fracasar, que te van a salir mal las cosas, que vas a
POR MARTA GONZÁLEZ MUGURUZA FOTOS: DENISE GIOVANELI
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