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Educación a distancia en tiempos de covid-19

Educación a distancia

en tiempos de covid-19

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Norberto Salinas de la Torre

Telebachillerato Comunitario núm. 0468 “Ignacio Zaragoza” Timilpan, Estado de México

A inicios de marzo de 2020, ante la premisa de la emergencia sanitaria por el brote de covid-19 en China y su peligrosa propagación, ya se hablaba en las noticias de los síntomas, así como de una cuarentena, de portar cubrebocas y guantes, tener gel antibacterial a la mano, evitar lugares concurridos, lavarse las manos con frecuencia, etcétera. Así que el gobierno de México emitió a nivel nacional las primeras medidas que se pondrían en práctica para evitar el alza en el número de contagios ya existentes en nuestro país (CNN Español, 2020).

Dentro de este inesperado marco, la situación de riesgo se extendió a nivel mundial y ha afectado no sólo el sector salud sino también los sectores económico, académico y social como un efecto dominó; además trajo consigo incertidumbre, preocupación e interrogantes de manera masiva relacionadas con la gestión de la crisis.

Frente a la ya declarada pandemia por la OMS (Organización Mundial de la Salud), el virus retaría todos los sistemas y pondría a prueba nuestro estilo de vida por completo. No obstante, las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) han tenido auge hoy más que nunca, ya que representan un pilar de la comunicación a nivel mundial. Con esta nueva dinámica en la que la conectividad nos dota de herramientas útiles para confrontar la urgencia, los gobiernos pueden monitorear y mostrar el avance de la enfermedad, los científicos son capaces de mostrar avances tecnológicos o material de investigación, los empresarios y líderes mundiales pueden tomar decisiones en videoconferencia y las familias pueden hacer las compras o realizar trámites en línea.

Pero ¿qué pasaría con el sistema educativo? Para entonces, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) activó el protocolo que reunió a expertos para buscar estrategias que dieran alivio a la problemática. De este modo, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, en videoconferencia con 70 ministros de Educación convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), informó que se acordó el cierre de escuelas y que se implementarían acciones de aprendizaje a distancia como

norma preventiva a causa del riesgo de contagio (SEP, 2020a).

Para reflexionar sobre lo anterior, ¿existe acaso una base nacional para enfrentar el problema?, ¿qué deberíamos saber para abordar el conflicto en el ámbito educativo?, ¿cuál será la nueva dinámica en la escuela ante este desafío?, ¿cuáles son otros retos que se podrían presentar frente al cambio?

Bases para enfrentar la problemática

Antes de la pandemia, en nuestro país ya había dado frutos el sistema de bachillerato a distancia en varios estados de la república. En referencia, Mónica Rocío Torres León y Cecilia López Enríquez expusieron hace siete años en la Revista Mexicana de Bachillerato a Distancia que el sistema era“una opción viable y de calidad ante los desafíos de la educación media superior” (2013, p. 12). Sin embargo, el análisis no previó la necesidad de la educación a distancia de manera masiva, por lo que los desafíos se multiplicaron y se valoró nuevamente su viabilidad.

Por una parte, según muestra la Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación en los Hogares, realizada por el Inegi (2019) en nuestro país, había 74.3 millones de usuarios de internet hasta abril de 2019; hoy esa cifra aumentó exponencialmente cuando comenzaron a acatarse las medidas internacionales para aplanar la curva de contagios y se ofreció educación a distancia a más de seis millones de alumnos que cursan actualmente el nivel medio superior.

La crisis nos tomó por sorpresa y aceleró el proceso de transición a la educación en línea. A pesar de que la conexión a internet no es universal o es lenta, o debido a la falta de un dispositivo digital de trabajo online, o simplemente por desconocimiento en su uso, las principales barreras de acceso a la red permitieron encontrar alternativas que las rompieran por medio de celulares inteligentes con planes limitados de datos celulares, así como de la ayuda de aplicaciones y herramientas que harían posible la mudanza del salón de clases a uno virtual desde casa.

Por otra parte, no existe un plan de continuidad educativa para enfrentar este contratiempo que afecta la educación regular. No obstante, existe investigación educativa relacionada con las modalidades a distancia y ya ponemos en práctica una llamada “Aula invertida”, en la cual la participación y refuerzo de conocimientos adquiridos por los estudiantes puede ser desde casa o cualquier otro lugar a través de métodos interactivos de trabajo colaborativo, aprendizaje basado en problemas y realización de proyectos (Esquivel-Gámez et al., 2014).

Este molde permitió que el proceso de enseñanza-aprendizaje fuera más autónomo y flexible, así que el maestro pasó a convertirse en un guía y creador de contenidos para redirigir su aplicación en la educación.

Contingencia epidemiológica contra bases para enfrentarla

En este contexto, las bases como el bachillerato a distancia y el modelo de “Aula invertida” no fueron suficientes ante la necesidad de un plan nacional de continuidad educativa a distancia inclusivo que cubriera a más de 6 millones de estudiantes.

Para entonces, la Secretaría de Educación Pública (SEP) puso en marcha una estrategia en conjunto con Google for Education para facilitar el acceso a la educación por medio de la plataforma y herramientas de G Suite y así promover el intercambio entre profesores y alumnos de forma remota. Adicionalmente, se construyó el programa Aprende en Casa para televisión, radio e internet como auxiliares educativos de los aprendizajes esperados de los libros de texto gratuitos (SEP, 2020b).

Pareciera que todo tiene solución, pero poniendo en perspectiva planes de estudio, competencias a alcanzar, aprendizajes esperados, recursos, capacitación, calificaciones y finalmente la cuarentena, no es viable abandonar los modelos existentes para enfrentar la situación y hacer de la continuidad educativa una estrategia real, flexible y asequible que permita a docentes y alumnos trabajar en un ambiente autónomo y más independiente en escenarios inestables como el de hoy en día.

Por lo anterior, vale la pena considerar a Alexandro Escudero Nahón (2020), quien retoma recientemente un concepto de la investigación educativa sobre modalidades a distancia y en línea: la intermodalidad educativa, pues explica que este modelo facilita una transformación radical de modelos educativos porque permite reunir diferentes enfoques y estilos de

aprendizaje equiparables a un modelo de clases presenciales en un mismo lugar.

Dicho de otro modo, la transición de un modelo presencial a un modelo en línea nos permitirá entonces utilizar todas las bases metodológicas en combinación con la tecnología y así lograr una adaptación a nuestras necesidades pedagógicas que ya están en proceso.

Entonces, en palabras de Richard Hass (2020), “más que remodelarla, la pandemia acelerará la historia”; en este sentido, conviene hacer una reflexión porque las referencias existen y marcarán la guía a seguir durante este periodo en el que el mundo no se detiene y, además, requiere de una adaptación masiva para su implementación, para alternar entre aprendizajes y aplicaciones que se ajusten rápidamente a las condiciones de la educación.

Finalmente, debemos tener en cuenta que, tras la pandemia, nos encontraremos en un aula física con estudiantes más autodidactas, más autónomos en el proceso de aprendizaje y también con maestros preparados y empoderados en el arte de la enseñanza por internet, lo cual nos deja una importante lección derivada de la situación actual.

Referencias

CNN Español (2020), “Lo que sabemos del coronavirus en México: casos y medidas de prevención”, 2 de marzo, en CNN Español, disponible en: https://cutt.ly/

Nf39rCN [fecha de consulta: 2 de marzo de 2020]. Escudero Nahón, A. (2020), “La

Intermodalidad Educativa como base conceptual para el diseño de planes de continuidad educativa”, en Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A. C., 30 de abril,disponible en: https:// cutt.ly/GfRfZ6R [fecha de consulta: 6 de mayo de 2020]. Esquivel-Gámez, I. et al. (2014),

“Aula invertida o modelo invertido de aprendizaje: Origen, sustento e implicaciones”, en

Esquivel Gámez, I (coord.), Los

Modelos Tecno-Educativos, revolucionando el aprendizaje del siglo XXI,

Veracruz: DSAE-Universidad Veracruzana, pp. 143-160. Haass, R. (2020), “The pandemic will accelerate History rather than reshape it”, en Foreign Affairs, 7 de abril, disponible en: https://cutt. ly/tf8aEZN [fecha de consulta: 6 de mayo de 2020]. Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) (2019), “En

México hay 74.3 millones de usuarios de internet y 18.3 millones de hogares con conexión a este servicio: ENDUTIH 2018”, 2 de abril, disponible en:https://cutt. ly/Xf8tjIE [fecha de consulta: 4 de mayo de 2020]. SEP (Secretaría de Educación Pública) (2020a), “Boletín No. 68 Destaca

SEP ante la UNESCO acciones sobre prevención contra COVID-19 en

México”, 10 de marzo, en Gobierno de México, disponible en: https:// cutt.ly/5f39Oe5[fecha de consulta: 10 de marzo de 2020]. (2020b), “Boletín No. 101

Inicia SEP, en colaboración con

Google, capacitación virtual de más de 500 mil maestros y padres de familia”, 22 de abril, en Gobierno de México, disponible en: https://cutt.ly/3f8ecFF [fecha de consulta: 6 de mayo de 2020]. Torres León, M. R., y C. López

Enríquez (2013), “Bachillerato a distancia, opción viable y de calidad ante los desafíos de la educación media superior en México (Red de Bachilleratos Universitarios Públicos a

Distancia)”, en Revista Mexicana de Bachillerato a Distancia, vol. 5, núm. 10, pp. 12-22, disponible en: https://cutt.ly/qf38lF6 [fecha de consulta: 4 de mayo de 2020].

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