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Organización de espacios en el aula

Gloria Angélica Fuentes Zenteno

Escuela Preparatoria Oficial No. 37 Tecámac, Estado de México

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Introducción

Los compañeros docentes que hemos llevado a cabo la importante labor educativa durante varios años sabemos que, cuando ingresamos a una nueva aula, nuestros estudiantes estarán esperándonos sentados, callados (por lo menos los primeros días del ciclo escolar o semestre) y acomodados en filas. Si ellos tienen la libertad de escoger su lugar, también conocemos que los de adelante suelen ser los alumnos más aplicados; los de en medio tratan de trabajar, pero no quieren llamar tanto la atención, y los de atrás son o muy tímidos o prefieren platicar, jugar o hacer otras cosas en clase, menos poner atención. Regularmente, estos últimos son los que más estamos nombrando, ya sea para que modifiquen su comportamiento y adquieran un poco de conocimiento o porque están haciendo mucho ruido y distraen al grupo.

La intención del presente documento es mostrar a mis colegas de instituciones públicas, que tienen un gran número de estudiantes por aula, las acciones que he realizado en diversos salones por algunos años tanto en nivel medio superior como superior. De escuelas particulares no puedo hablar, aun-

que también se puede realizar la modificación en la estructura de la organización de los espacios; la única diferencia es que en los salones contamos con grupos más reducidos. Con la presentación de este texto intento mostrar la diferencia tanto de enseñanza-aprendizaje como de la relación personal con los alumnos al tener un simple movimiento de butacas distribuidas en el aula.

Durante el transcurso de mi estancia en la escuela como estudiante, siempre dominó la forma de sentarse en filas: cuando estaba en la primaria, los grupos no eran tan grandes y los profesores tenían la posibilidad de pasar entre las filas y regresar; lo mismo pasó en la secundaria y en el bachillerato. En la universidad, por el tipo de carrera que tomé, el grupo se redujo rápidamente; aun así, dominó la estructura en filas, pero había mucho más espacio entre nosotros.

En este documento pretendo aportar la experiencia personal para romper el paradigma que se ha usado por tantos años al acomodar a los alumnos dentro del salón de clase. Presento la actitud tomada por ellos, la comodidad del profesor al estar en contacto con los estudiantes, las ventajas en la enseñanza-aprendizaje, el seguimiento que uno como profesor puede llevar y la disposición del tiempo, entre otros aspectos.

Mi objetivo es mostrar las ventajas de una nueva estructura en el aula de clases, a la cual he llamado forma de caracol serpentado, ya que inicia con la caracol y termina con la estructura del juego de serpientes y escaleras. La información presentada pretende explicar las relaciones entre los componentes de una nueva estructura, el comportamiento estudiantil y las ventajas del docente.

Forma ordinaria de sentar a los estudiantes en el aula

Por años, incluso antes de terminar la licenciatura, en las aulas donde impartía clases se presentaba el mismo problema: los alumnos estaban sentados en filas y el principal contacto era con los de enfrente, pues participan más, están más atentos, les interesa tener una buena calificación, entre otras cosas. Pero con los estudiantes de la parte de atrás casi no hay contacto, ya que, en mi caso, al impartir una materia práctica, primero les presento el ejercicio en el pizarrón —al igual que muchos profesores—, pregunto si van comprendiendo, si hay alguna duda hasta el momento y si quedó claro el ejercicio. Como la forma de sentarse en el salón es en filas, tal vez ingreso a una de ellas, pero al llegar al final, doy media vuelta y regreso; probablemente ingrese a otra, pero no paso por todas.

Como se observa en la imagen 1 se muestra un aula que como máximo cuenta con 42 estudiantes. El espacio lateral entre ellas es poco, y cuando ingresen los estudiantes el espacio disminuye mucho más debido al que ellos ocupan, así como el de sus mochilas, sin tomar en cuenta que traigan un trabajo extra un poco grande que también requiera espacio. En algunas instituciones como la mía, 42 alumnos son

Imagen 1. Forma tradicional de sentar a los estudiantes en el salón de clase.

estructura un poco en forma de Fuente: <https://cutt.ly/Vfv8WUm>.

pocos; sería un grupo excelente. Nuestro promedio de alumnos por grupo oscila entre 51 y 52, con las dimensiones del aula estándar. Cuando se tienen hasta 56 estudiantes en un espacio tan reducido no queda espacio si se utilizan las filas tradicionales, y pasar entre ellos es casi imposible.

En la imagen 2 se muestra el desplazamiento lineal que tiene el profesor en el salón de clases: regularmente el maestro ingresa a un espacio entre filas, regresa y se queda enfrente; como las filas no están siempre derechas y con los mismos espacios de separación, casi siempre regresa a la misma fila y vuelve a salir, por lo que deja las otras filas sin que pase entre ellas. Cuando algún estudiante dice que tiene una duda en el ejercicio, el maestro responde que va hacia su lugar, pero si es de los que se encuentran en la parte trasera de una fila, primero necesita abrir el espacio entre filas para poder ingresar y aclarar la duda. Desde mi punto de vista, la sensación que se percibe es de enclaustramiento e incomodidad por la falta de movimiento y de espacio.

Trabajé de esta forma por muchos años, pero siempre me cuestionaba cómo podría estar en contacto con todos, sin excluir a alguien; por qué podía ingresar a unas filas y a otras no; además, el trasladarme entre ellas quita tiempo cuando alguien llama desde una butaca para atenderlo. Al tener una mayor carga horaria en el área de Matemáticas, me interesa que los estudiantes comprendan lo que hacen y no sólo que memoricen o sigan fórmulas sin conocer su significado. Estuve pensando en la forma de acomodarlos de tal manera que siguiera las indicaciones de los directivos de colocarlos por número de lista, pero que pudiera visualizar lo que hacen, corregir sus errores en el momento, ver su forma de redacción o estructura de proceso sin

Imagen 2. Desplazamiento en forma de filas.

Fuente: elaboración propia.

que ellos tuvieran que desplazarse en el salón y perder tiempo.

Forma de caracol serpentado para acomodar a los estudiantes en el aula

Tiempo después decidí que era tiempo de probar algo nuevo. Cuando ingresé a mi grupo, las butacas tenían la forma ordinaria de filas. El primer día tal vez perdí casi una hora en acomodarlas, pero tenía la esperanza de que la nueva estructura me ayudaría a mejorar la dinámica de la clase. Pedí al grupo salir del salón sin perturbar a los demás grupos; acomodé las butacas alrededor del salón en una estructura como de U sin tocar el área del pizarrón, pero todas ellas viendo (con la paleta) hacia el centro del salón y no como se hace usualmente una delante de la otra en las paredes laterales; en el frente del pizarrón generé una línea de butacas una pegada a la otra para dejar un espacio en los extremos, de tal manera que no hubiera contacto con las butacas que se encontraban en la pared lateral y así poder pasar entre ellas.

Al tener lista la primera línea de enfrente, pasé a la segunda línea, la cual quedó separada de la primera por aproximadamente 50 a 70 cm dependiendo del salón; volví a acomodar las butacas en la misma forma que la anterior, también dejando los espacios a ambos lados; terminé con la segunda línea e hice lo mismo con una tercera, la cual debía estar separada tanto de la segunda fila como de las butacas pegadas a la pared. La forma que queda es la que se presenta en la imagen 3.

Se puede visualizar la nueva estructura para sentar a los estudiantes. Para tener un mejor orden, se inicia con el número uno de lista en la butaca colocada en la entrada de la puerta; se continúa

Imagen 3. Forma de caracol serpentado para sentar a los estudiantes en el aula.

Fuente: elaboración propia

con el dos, el tres, hasta llegar al número siete de lista en la línea pegada a la pared; posteriormente, del ocho al 21 se acomodan en la línea trasera, pegada a la pared, del número 22 al 28 en la línea pegada a la pared del lado derecho, en donde se ubica el escritorio; en la línea de enfrente del pizarrón se colocan ocho estudiantes y se deja un espacio amplio al lado del escritorio para poder transitar; en la línea de atrás se sientan nueve estudiantes al igual que en la última.

Las posibilidades que tiene el profesor de transitar entre los estudiantes se representan por medio de flechas en la imagen. Se logra observar cómo el docente tiene contacto con todos los estudiantes y no deja solo a ninguno. Cuando se necesita revisar un trabajo, no es necesario que ellos se levanten y formen una fila para ser calificados en el escritorio; el profesor pasa por sus lugares y revisa; si se tiene que aclarar una duda, es fácil desplazarse; el pase de lista es rápido debido a que sólo se observa qué banca está libre, se pregunta quién la ocupa y se coloca su respectiva falta. Las mochilas de los jóvenes se colocan atrás de sus piernas, no al lado, ya que esto quita espacio.

He implementado esta forma por algunos años y me ha funcionado muy bien. Hace dos ciclos escolares por fin el subdirector de mi institución de media superior aceptó que todos los salones se acomodaran con la misma forma, ya que una de las orientadoras comentó en una reunión de colegio que había

Imagen 4. Posible modificación a partir de las necesidades de los estudiantes.

Fuente: elaboración propia.

observado mis clases y notó que traía varios beneficios. Se solicitó a los demás profesores intentar trabajar así y comentar en la siguiente reunión qué les había parecido. Hasta el momento, seguimos sentando a los discentes en esa forma.

Modificación del lugar a partir de las necesidades

A partir de las necesidades de cada uno de los estudiantes se puede modificar su lugar para sentarse. También se pueden hacer adecuaciones a partir de la primera evaluación. Mi forma de trabajo es la siguiente: en la línea marcada con el número cuatro siento en el extremo cercano a la puerta al alumno que obtuvo mejor calificación; en el siguiente lugar, al que reprobó; después, a otro de alta calificación, y junto a éste, a otro reprobado, así sucesivamente, dependiendo la cantidad de alumnos reprobados. Esto es con la finalidad de que el reprobado se encuentre apoyado por dos compañeros aprobados con buenas calificaciones y así mejore para la siguiente evaluación; lo anterior lo presento en la imagen 4.

Al tener más de 50 alumnos dentro del aula, también es indispensable optimizar los tiempos de revisión de tareas. Cuando el profesor no tiene el tiempo para revisar ya sea porque está explicando, porque aclara dudas de forma general o particular, o porque la clase le tomó todo el tiempo, quedan pocos minutos y no alcanzaría a revisar a todos, entonces tenemos la oportunidad de apoyarnos de nuestros estudiantes: se les solicita que cambien sus cuadernos o libros de trabajo con su compañero de al lado, el que le sigue en la lista, para que él revise la actividad trabajada y se evalúe. El último de la lista le entrega su trabajo al primero.

A partir de los tiempos disponibles, el profesor puede registrar en su evaluación continua la puntuación obtenida por cada uno de ellos, o en un día posterior dejar una hora libre para hacer el registro de todos los trabajos y actividades realizados en ese lapso. Con ello se aprovecha más el tiempo en la clase en ver más

ejemplos o aclarar dudas, que en estar revisando uno por uno lo hecho en clase. Otro beneficio es que en el momento de la revisión se puede saber qué alumnos trabajaron bien, regular, mal hecho o de plano no lo hicieron y con ello tomar las medidas necesarias para mejorar esa situación.

Resultados

La nueva estructura en la forma de sentar a los estudiantes trae consigo buenos resultados; esto sólo lo puedo decir de forma personal o por los comentarios que me han hecho los profesores que deciden implementarla, ya que los tiempos de impartir clase aumentan, el tiempo de pase de lista disminuye, las filas enormes para la revisión de actividades desaparecen, el tiempo para el registro de actividades disminuye, el acompañamiento de los estudiantes mejora, el intercambio de ideas es constante y la participación de los estudiantes aumenta. Discusión

Sería idóneo que nuestras escuelas públicas tengan el espacio que menciona Loop (2017): “el Laboratorio de Planeación de la Universidad de Georgia encontró que 10 estudiantes de primaria requieren por lo menos 50.07 m2 de espacio, mientras que 15 necesitan 72.84 m2”. En nuestro país es algo que no es posible, no tenemos la infraestructura necesaria para hacer grupos reducidos y así poder atenderlos; al contrario, nuestros grupos han ido aumentando con el tiempo, lo cual también es bueno, ya que indica que los estudiantes se mantienen en la escuela en lugar de desertar de ella.

Conclusiones

En los más de 24 años que he impartido clases en diferentes niveles de estudio desde secundaria hasta posgrado de diversas materias del campo de Matemáticas, de Ciencias Naturales, de Comunicación y Sociedad, entre otras, en distintos estados de la república y en instituciones tanto públicas como de paga, siempre mi objetivo ha sido transmitir mis conocimientos a los alumnos, hacer clases dinámicas, aprovechar el tiempo al máximo, visualizar todo el programa temático porque lo requieren para la siguiente materia del semestre que continúa, entre otras cosas. Todo ello con la finalidad de que los estudiantes tengan un aprendizaje significativo y de calidad y no sólo aprender a memorizar la información transmitida y que en poco tiempo la olviden o no sepan cómo aplicarla en otras materias o problemáticas que se les presenten.

Como profesor, y al igual que otros compañeros, siempre estamos buscando la forma de me jorar, de innovar, de ser mejores en el aula, de usar materiales que motiven a los estudiantes, todo ello con la idea de hacer que se interesen, que comprendan, analicen y apliquen lo que aprenden y no sólo sea información que se guarda y ya no se vuelve a usar. Es una labor ardua, pero vale la pena cuando observas los buenos resultados que produce tu esfuerzo o cuando un estudiante se acerca a ti y te dice gracias, ya sea porque le impartes clases o años antes lo hiciste.

Referencias

Loop, Erica (2017). “La medida estándar de un salón de clase”, en EHow en español, disponible en https:// cutt.ly/xflwWna [fecha de consulta: 10 de mayo de 2020].

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