Montañas de papel n°3

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capítulo III

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HOY PRESENTAMOS Mi casa ha sido tomada por las flores │

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EDITORIAL

Arrojamos algunas líneas al papel, esnifamos cada letra como la última. Quebramos en el baño sucio de algún bar en el trabajo de tipear un texto que justifique nuestro tiempo en el sacrificio de escribir, queremos destruir los límites hasta convertir la tinta en sangre. Cuando suceda sabremos de qué estamos hechos. Mientras tanto queda trabajo por hacer. Hoy nace la primer Trilogía de Montañas de Papel y queremos ir por más, es urgente amar y armar alto pogo. Todo esto es nuevo, lo hicimos para vos. Somos los socios del desierto en tránsito permanente, tiempo atrás nos olvidamos de nosotros queriendo escapar en la velocidad de las ciudades modernas; aún recuerdo los gritos desesperados de los desamparados ocultos atrás de la luna. La fuerza del mar nos llevó hasta una casa perdida en la montaña, —es estúpido intentar huir del lugar donde uno pertenece—, era una casa abandonada, vacía de sentido; ahí comenzamos a soñar. Soñar es un ejercicio sobrevalorado, mis amigos, los mismos de siempre, dicen que soñar despiertos carga con un precio demasiado caro. Ayer dibujamos una bandera para plantar en la cima de la montaña. Ahora nos encontramos naciendo en nuestra casa, la casa de todos ustedes.

LA CASA (oKupas)

En el interior crecen ritmos nuevos, decidimos construir para decir: acá estamos. Creemos en estas armas, necesitamos encontrarnos y activar la bomba; no podemos perder más tiempo. Para nosotros lengua y lenguaje están ligados estrictamente a nuestra situación coyuntural de toma de poder. Una vez que tomemos el poder podremos permitirnos discusiones sobre problemas de estilo o construcción. La redacción se transformó en una trinchera, eso es importante que suceda si queremos hablar de revolución. “El oscuro oficio de escribir” y “Los niños que escriben en el cielo” junto a este nuevo capítulo es una bandera. Hablamos del lugar que debe ocupar el periodismo, hablamos de hacernos cargo de nuestro reloj. En esto último es preciso una dosis de rock. Todo proyecto con aire alternativo gestándose en el desierto es un atentado, un motín sin buena suerte; un arrebato ligero con una lista de muertos que no dicen nada. Lo dueños de todas las demás cosas han decidido sobre nuestra voz, nos convirtieron en los engranajes precisos para que la maquinaria opere sin problema alguno, en un territorio anestesiado por demás, el aparato de poder nos come los pies. Desde acá trabajamos duro donde las ideas que forjan el nacimiento de la nueva generación son destinadas a ocupar un nicho del que nadie mañana recordará; la figura de nuestro cadáver exquisito en tránsito permanente. Quiero soñar un poco en tus ojos, rezo por vos. Estamos irreversiblemente sentenciados a perder, la historia nos excede, el reloj girará hasta encontrar la razón de ser. Seremos caballos fluorescentes entre la niebla, somos lo mejor que podemos hacer; una Revista Under, oscilando patearles el orto a todo lo que no va. Destruyendo altares por tú amor, construyendo un espacio mejor. La guerra ya comenzó, vamos a dar batalla desde nuestra montaña. Allí donde nacen animales extraños, soldados al servicio de la palabra. Nosotros no somos escritores, ni periodistas; somos francotiradores. Ayer encontré una máquina de escribir en la terraza, encontré un arma, comencé a disparar; ahora estoy arriba de mi casa con una Remington del año ´66. Pensé en que era necesario armar nuestro próximo movimiento. Necesitamos algo de bardo, todo esto es nuevo, lo hicimos para vos.

Leandro Fuentes Sobelvio

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» Editorial

» Bares Inmundos

» No future

» Hey Yims

» Parlantes

» ¿Vos sentiste esto alguna vez?

» San Juan me mata » Desaparecido » Opinión Pública » Bardo Express » Cadáver Exquisito » Bares Inmundos » Zona Border » Un Hombre

» Mandioca (La madre de los chicos)

» Lucy in the sky with diamonds

» Especial discos

» Raymundo Gleyzer

» Entrevista (Las Sombras del interior)

» Fila 88

» Entrevista (Estallando desde la montaña) » Buscando la nota en el nuevo rock » Hey Yims » Nuevos discos, nue» Libros vas drogas

» Rayos de luz » Amigo vuelve a casa pronto » Dar la vida por la revolución

» La luz del cadáver (A. Pizarnik)

» Entrevista (La Familia de Ukeleles)

» Las Sobras

» Rayos de luz

» Cadáver Exquisito

» Cadáver Exquisito

» Andy Warhol

» Editorial (II)

» Lxs Putxs

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NO FUTURE

ESCRIBIR: AYER Y HOY La escritura ha tenido un lugar primordial en la vida de las personas. Gracias a su característica de durabilidad y fijación ha permitido organizar a las sociedades, siendo un transporte de ideas y permitiendo la circulación de información. Documentación y credibilidad son los rasgos más importantes de la misma, los individuos en su entramado social la utilizan para organizarse estructuralmente por medio de la información y es valorada como una extensión de la memoria humana.

▪ por Alexis Reyna

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as nuevas ramas de la tecnología como la electrónica, la microelectrónica y la nanotecnología no sólo han atravesado los distintos campos de estudios, sino que también los han potenciado, como es el caso de la biotecnología. La escritura, no es ajena a estos cambios, por ser una herramienta de la comunicación también se verá influenciada por este nuevo paradigma. Desde la creación de Internet en los años cuarenta y con su respectiva explosión en la década de los ´80, y a esto sumándole la aparición de las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), la escritura está pasando por una crisis de identidad; la llegada del correo electrónico, los blogs, el mensaje de texto y las redes sociales, han permitido que millones de personas se encuentren en mayor contacto con ella, pero esto no es el problema, sino que es la construcción gramaticalmente incorrecta de la escritura por parte de la sociedad. Estos símbolos que navegan en el ciberespacio los podemos denominar como “escritura electrónica” la cual tiene sus propias características, diferenciándose en algunos aspectos a la tradicional escritura: abreviaturas espontáneas, anglicismos, combinación con emoticones y fotografías, etc. Por otro lado tenemos la “escritura tradicional”: lineal y concreta, con sus reglas gramaticales y su rigurosidad; esta escritura que llevo tiempo perfeccionar está sufriendo ciertas alteraciones en su creación y percepción. Con la introducción de las TIC a nuestras vidas, la escritura al igual que nosotros está viviendo en dos mundos diferentes: la realidad concreta y el ciberespacio. Tras la conferencia que se llevó a cabo el día 7 de agosto de 2013 en Buenos Aires “Trecientos años de la Real Academia Española” El director de la RAE, José Manuel Blecua, afirmó que las nuevas tecnologías, impulsadas por Internet, aceleraron los cambios en el idioma y que las academias de la lengua no pueden moverse a la misma velocidad. “Frente a los cambios las academias pueden hacer muy pocas cosas, los cambios los hacen los profesores y los periodistas al poner un modelo de lengua que se populariza inmediatamente, pero las academias

tardarían siglos”, expresó Blecua. El académico manifestó que “la labor de las academias incluso es muy lenta, ahora Internet ha acelerado estos procesos”, informó. Para reforzar estas declaraciones debemos observar ejemplos que podemos encontrar cotidianamente, empezando por los anglicismos (prestación de vocablos de otros idiomas), en nuestras relaciones comunicacionales vamos a leer y escuchar palabras como gym o mouse o también como: bondi del portugués, que gracias a las redes nosotros las adoptamos y combinamos. La inmediatez, la rápida información y la necesidad de expresar lo pensado en pocas palabras que nos exige un mundo hiperconectado, están llevando a la escritura a un nuevo paradigma “de la abreviatura y la combinación”. Ejemplos de estos podemos encontrar en gran cantidad desde las abreviaturas como: nqvr (nada que ver), hla (hola) y xq? (por qué) etc; hasta las combinaciones con emoticones para resignificar estados de ánimos, las cuales nos permiten ahorrar miles de palabras y tiempo agilizando el mensaje y agregándole un plus de connotación. Pero estas formar de construir escritos tiene consecuencias a largo plazo, ya que las nuevas generaciones evitan crear mensajes extensos, perdiendo profundidad, coherencia y cohesión en sus textos, debido a la brevedad que se manejan en las redes; a esto se le debe sumar una escaza resistencia lectora, es decir que a las personas les cuesta relacionarse con textos extensos. Andrea Lunsford, directora del programa de escritura y retórica de la Universidad de Stanford estudió el comportamiento de las generaciones anteriores y de las generaciones actuales con la escritura. Llegó a la conclusión de que en el pasado la escritura no era una actividad muy común mientras que en el presente los jóvenes escriben durante todo el día gracias al uso de las redes sociales. Por otro lado, concluyó que los mismos saben reconocer el contexto comunicacional, utilizar el lenguaje adecuado según las circunstancias y cambiar de registro cuando fuera necesario. Aunque escriban todo el día con abreviaciones saben la importancia de conocer a quién va dirigido el texto y por qué motivo lo está escribiendo. Es cierto que la sociedad reconoce los contextos situacionales de comunicación, │

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pero esto no significa que sabe manejarse eficazmente dentro de ellos, los ámbitos de informalidad van a abundar sobre los de formalidad, lo cual trae como consecuencia que las personas manejen una escritura más coloquial, monótona y deformada en su creación, esto arrastra como consecuencia una deformidad léxica y semántica de los mensajes.

tecnológico, ya que las reglas ortográficas no mutan, sino que se mantienen por convención, lo más afectado es la construcción de mensajes en gran cantidad, ya que las personas manejan escritos cortos y con gran connotación como los microrelatos que son textos breve de naturaleza narrativa y ficcional, que utiliza un lenguaje preciso y conciso que sirve para informar.

Por otro lado la periodista Débora Slotnisky, especialista en investigaciones científicas afirma que “a pesar de los errores ortográficos que cometen usualmente los usuarios en las redes sociales, y las teorías que hablan sobre un empobrecimiento del lenguaje, según algunas investigaciones, tales suposiciones estarían infundadas”. En ese sentido, un estudio realizado en la Universidad de Alberta (Canadá) encontró que el lenguaje que se utiliza normalmente en los mensajes instantáneos y correos electrónicos no afecta la ortografía de los chicos.

La lectura como la escritura son procesos que necesitan ser trabajados en un lapso de tiempo prolongado, en contraposición encontramos las nuevas formas de comunicarse por las redes sociales, más la suma evolutiva del software y hardware que ya vienen preparados para que el usuario se esfuerce lo menos posibles al momento de construir un mensaje. En este sentido, una educación orientada a la tecnología y sus usos pueden equilibrar la balanza, partiendo de una base sólida de la lectura y escritura y de las macrohabilidades: hablar, escuchar, leer y escribir; para luego poder sumergirse en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. ●

La investigación, basada en 40 estudiantes de entre 12 y 17 años, encontró que los adolescentes que tenían buena ortografía en el ámbito educativo la conservaban en sus mensajes instantáneos, y a su vez, aquellos con mala ortografía en el aula, tampoco escribían bien en los mensajeros. Es importante recalcar que la ortografía es la menos afectada en este nuevo paradigma

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Sobre el autor: Alexis Reyna, estudiante de Licenciatura en Comunicación Social. Nació en San Juan, amante de la música y la comunicación.


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PARLANTES

LAS REDES SOCIALES Y LA URGENCIA DE HACER CLIC ▪ por Ernesto Priego.

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ada época tiene sus propios “tiempos interesantes”. Éstos son los nuestros. Tuve mi primera computadora personal ya en edad adulta, por lo que no soy un “nativo digital” (el término es de Marc Prensky y data del 2001). Sin embargo, en cosa de diecisiete años he podido experimentar en carne propia cambios muy radicales, definidos por la forma en que usamos computadoras y otros aparatos. Recuerdo por ejemplo un artículo que escribí para una revista en 1996 sobre el “chat”, que en ese momento tenía aterradas a las buenas conciencias que

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veían en la práctica una interrogación peligrosa de concepciones “estables” de identidad. Las ansiedades que la interacción en línea causaba en ese momento reflejaban qué tan cosificadas estaban esas nociones imperantes. Una práctica social, comunicativa y textual, facilitada por un recurso tecnológico, ponía en crisis fundamentos heredados y asumidos casi siempre de forma acrítica. Como en el famoso cartón del New Yorker (5 de julio de 1993: 61) “En Internet”, decía un perro frente al monitor, “nadie sabe que eres un perro…”


Desde 1993 han pasado muchas cosas, pero si uno se guía por la mayoría de los artículos periodísticos que hablan de “redes sociales” la cosa no ha cambiado tanto. Debería ser una necedad subrayar que los cambios tecnológicos son causa, expresión y consecuencia de fenómenos más amplios que ellos mismos. Una visión lineal y sin complicaciones es incapaz de siquiera acercarse a las complejidades de los cambios históricos. La tecnología, en este caso las computadoras y las formas en que interactuamos con ellas, sólo puede interpretarse interconectando procesos culturales, políticos, económicos y hasta fisiológicos. Es fácil reírse de las visiones que sobre el futuro se expresaron en el pasado desde el presente; ¡qué hilaridad causa leer que hace una década había quien se asustaba por los blogs y la confusión de lo público y lo privado, lo amateur y lo “profesional”! Por eso es importante recordar que una fenomenología de la interacción humano-computadora sólo puede darse desde la conciencia de esa particular posición espaciotemporal del aquí y ahora, aunque también inspirada por el deseo de construir el porvenir. Los dos párrafos anteriores son extensas postergaciones del tema que quiero discutir en este espacio, pero obedecen a esta preocupación por encuadrar las sutilezas de la problemática. Recuerdo el año 2010 y parece que ha pasado un milenio desde que el planeta escuchó de una red social en línea llamada “Facebook”, y también distante parece ya la popularización del nombre “Twitter”. Aunque es posible que sigan siendo desconocidos por una importante sección de la población mundial, ambas “redes sociales” o “medios sociales”, como también se les llama, son para muchos el pan de todos los días, tan normal como lo fuera en su momento para otras generaciones el correo, el telégrafo, el teléfono o la televisión. En este contexto es vital que la crítica a las tecnologías de intercambio de información actuales trascienda la tecnofobia característica de quienes se ven intimidados por la posibilidad de perder su autoridad (editores, periodistas, políticos, escritores, académicos atrapados en esquemas empolvados, que padecen una suerte de analfabetismo digital funcional de segundo grado). La crítica de los medios digitales es una

disciplina específica que requiere de especialistas cuya formación no sólo sea empírica sino también teórica. Todos comemos y apreciamos la comida, pero no todos estamos calificados para la crítica gastronómica. Del mismo modo, la descripción de procesos culturales ligados específicamente al desarrollo de las tecnologías digitales requiere de especialización, y tiene que darse desde el entendido de que en el último análisis, como lo advertía Frederic Jameson, todo al final es político. Dónde se dicen las cosas importa tanto como el qué se dice, pero los valores que adjudicamos al dónde y al qué son variables y contextuales. En su momento el establishment gritó horrorizado ante Wikipedia, pero es un hecho constatable que en años recientes se ha convertido en referencia estándar para definir criterios en exámenes de doctorado, evaluar la importancia de una publicación y tomar decisiones en los comités editoriales de revistas académicas (Anuradha y Usha, 2006; Hendler, 2008). Los medios sociales en línea son y serán el campo de batalla mediático, académico y social donde se debatirá el presente y se construirá el futuro. Esto no es una verdad impuesta ni un slogan propagandístico; simplemente hay que asomarse a otras realidades más allá de las inmediatas. Negarles su importancia es tan ingenuo como adoptarlos sin reservas. No hay tiempo para esperar a que los editores decidan la pertinencia de publicar este o aquel texto. El momento es ahora. Antes los periódicos perdían valor al día siguiente; ahora las opiniones y las noticias pierden relevancia en cuestión de minutos. No hay tiempo que perder. Hay que hacer clic urgentemente. ●

Sobre el autor: Ernesto Priego ha publicado aquí y allá desde 1991. Estudió literatura inglesa y estudios de la información en Inglaterra. Terminó su tesis de doctorado sobre cómics como publicaciones en la época digital en el 2010.

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SAN JUAN ME MATA

EL ESTADO COMO GARANTE DEL PODER TRANSNACIONAL ▪ por Guillermo Alamino En los últimos años, el Estado se ha convertido en el principal garante de los intereses de las multinacionales mineras, a través de la acción de los tres poderes públicos: ejecutivo, legislativo y judicial. En nombre de la seguridad jurídica y el “progreso”, las autoridades gubernamentales violan los derechos de las comunidades, para instalar proyectos extractivos en sus territorios.

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os años ´90 marcaron un antes y un después en materia minera del país. En esa década, Gioja gestó las normativas neoliberales que regulan a la megaminería y, de esta manera, se abrió una nueva etapa en la historia exportadora Argentina. Beneficios impositivos, prohibición al Estado para explotar yacimientos y un régimen ambiental propio son algunas características del marco legal minero, promovido por el Banco Mundial. Luego vinieron los Kirchner que continuaron con las políticas reprimarizantes, en las que también están incluidos los agronegocios, el fracking y la especulación inmobiliaria en los grandes aglomerados urbanos. Además, se aprobó la Ley Antiterrorista que legaliza la represión y la judicialización de las luchas sociales. Se trata de la opresión en tiempos “democráticos”. Tiempos de una democracia y un Estado que fue moldeado por organismos financieros internacionales y dirigentes cómplices del despojo.

En este sentido, la inoperancia de las instituciones judiciales y el poco interés de Uñac en responder a las solicitudes de la Asamblea Jáchal No se Toca evidencian la presencia de un gobierno contaminado por las corporaciones. Hasta ahora, Barrick ha salido impune de todos los delitos ambientales o infracciones a la ley que ha cometido, como derrame de solución cianurada en los ríos, instalación en zona periglaciar, carencia de un seguro ambiental exigido por la Ley General de Ambiente, entre otros. Los funcionarios no ejercen su labor teniendo en cuenta las necesidades populares sino que, contrariamente, colocan en primer lugar los pedidos de las corporaciones. Barrick ejerce el poder real en la región. Es decir, el Estado se encarga de resguardar a las grandes firmas, mientras las asambleas llevan a cabo la tarea de defender sus respectivos territorios ante el desamparo de las sucesivas administraciones públicas.

Esta problemática nos invita a reinventar la democracia, que se ha transformado en una ficción de poder donde el pueblo elije al próximo gerente que ejecutará la entrega de nuestros bienes comunes. Es una tarea urgente hacer frente a esta realidad, porque la vida de miles de compatriotas está en juego. Hay que ampliar la participación ciudadana en los asuntos públicos, con el objetivo de asegurar un Estado que proteja al pueblo y su patrimonio público. ● Sobre el autor: Guillermo Alamino. Estudio Lic. en Comunicación Social en la Universidad Nacional de San Juan. Colaboró con notas para diversos sitios webs como El País Diario, ANRed, InfoSur, entre otros. Además es parte del equipo de Manzana Fanzine e integrante del Espacio Cultural Sur.

para participar en la revi envía tú trabajo a nuestro correo: prensa.mondepapel@gmail.com │

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DESAPARECIDO

▪ por Ernesto Simón ▪ Ilustración: Felipe Lloveras

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asi nadie recuerda cómo fue que empezó todo. Fue hace 13 años, durante el Gobierno de Gioja. El ingeniero Raúl Tellechea desapareció durante la primavera de 2004. Nadie debe recordar los primeros títulos de Diario de Cuyo, donde acusaban a Tellechea de haberse fugado con 14.000 pesos. Quien ponga en dudas esto que ahora cuento, puede ir a la Biblioteca Franklin y buscar los periódicos de la fecha. Y verán que el archivo no me deja mentir.

El fallo de los jueces Raúl Fourcade y Roberto Naciff está en concordancia con la resolución del juez Leopoldo Rago Gallo y el pedido del fiscal Francisco Maldonado. Esta serie de decisiones de la Justicia pone a los exdirigentes a caminar en la cornisa de un juicio que tendría en el ojo de la tormenta a Luis Moyano, Miguel Del Castillo, Rubén Eduado Oro y Luis Alonso. Asimismo, serían juzgados el expolicía Alberto Lali Flores y Sebastián Cortez Páez.

Hoy el periodismo vernáculo se rasga las vestiduras preguntando qué puede haber sucedido con Raúl Tellechea, quiénes son los que lo desaparecieron, por orden de quién. Pero durante aquellos primeros años, pocos fuimos los que nos comprometimos con los Tellechea, desamparada de toda solidaridad y arrojada a una lucha solitaria y valiente que tanto hijos, familiares y amigos supieron llevar adelante con hidalguía descomunal.

Lo curioso y grave es que uno de los magistrados, Roberto Naciff, opinó que todos los imputados deberían estar presos. Para ser precisos, el juez dijo: “Estimo que en el caso bajo estudio, la gravedad del delito justifica el encarcelamiento preventivo”. En ese sentido también se expresó el fiscal Maldonado.

Ahora la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza confirmó el procesamiento de cuatro exdirectivos de la Mutual de la Universidad Nacional de San Juan y un expolicía. La caratula de la causa es taxativa: “Desaparición forzada” del ingeniero Raúl Félix Tellechea, ocurrida a durante las primeras horas del 28 de septiembre de 2004. Un sexto sospechoso, el “arrepentido” Sebastián Cortez Páez, no había apelado y, por lo tanto, la resolución en su contra está firme.

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La familia Tellechea, patrocinada por el abogado Conrado Suárez Jofré, pudo pulsear con acertada estrategia para que el caso sea tomado como una desaparición forzada. Recordemos que los exdirectivos de la mutual de la UNSJ denunciaron al ingeniero por fraude, en un intento feroz por disuadir la idea del secuestro y desaparición. Sin embargo esa denuncia fue desestimada por carecer de argumentos sólidos. Los muchachos, en apariencia, querían tapar su propia administración fraudulenta de los fondos de la mutual. La jugada no les salió bien y hoy la denuncia de la familia Tellechea cobra un vigor inesperado, aunque esperado por muchos. ●


Exfuncionarios del Gobierno de Gioja involucrados en la causa.

Hay temas relacionados al Caso Tellechea que en San Juan no se tocan.

Los jueces federales Fourcade y Naciff fueron claros a la hora de señalar que “‘el mecanismo de impunidad tuvo el apoyo del Estado a través de la coautoría funcional de Luis Moyano, funcionario público” de Gioja que trabajaba en Desarrollo Humano. También hicieron foco en que el episodio “a su vez contó con la colaboración de fuerzas de seguridad de la provincia y de operadores judiciales que no promovieron una investigación seria y eficiente, sino todo lo contrario, pues abonaron la hipótesis de la ausencia voluntaria instada desde los coautores”.

Otro de los tópicos que sigue generando dudas es el siguiente: ¿Por qué nadie relaciona o vincula el hecho de que Raúl Tellechea iba a denunciar el blanqueo de plata presumiblemente mal habida que se usaría luego en la campaña de José Luis Gioja durante las elecciones de 2003?

Es preciso explicar que Eduardo Oro fue Secretario de la mutual y a su vez fue funcionario de Gioja, en el Ministerio de Turismo, al mando del inefable Dante Elizondo. A esto se debe sumar al procesado expolicía Alberto Lali Flores, que también fue parte del plantel del actual presidente del PJ.

Estas dos líneas de investigación han sido sugeridas por algunos abogados comprometidos con la verdad y la justicia, sin embargo ningún juez se ha dignado a seguir la pista. ¿Por qué el periodismo local ha omitido estos dos temas?

La decisión de los jueces no está firme. Es por ello que por ahora todos los implicados pueden pedir ante ese mismo tribunal llegar con sus reclamos a la Cámara Nacional de Casación. Si el fallo no es revocado, van a juicio.

¿Dónde fueron a parar los procesados del Gobierno de Gioja? Luego de que fueron procesados los imputados de la Mutual de la UNSJ, sospechados por la desaparición de Tellechea, Gioja tuvo que apartarlos de su gobierno. ¿Alguien sabe adónde fueron a trabajar? El País Diario sí: Luis Moyano al IAPSER, la aseguradora que comandaba Moisés Lara y la cual fue denunciada por los abogados Seguí y Arancibia por sobreprecios multimillonarios durante la gestión del actual diputado nacional. El otro, Eduardo Oro pasó a trabajar en el SEC, el Sindicato de Empleados de Comercio de San Juan que en aquel entonces comandaba el finado Raúl Ávila.

¿Por qué durante 13 años muchos votantes de Gioja y el kirchnerismo, olfateando la responsabilidad del gobierno en la desaparición del ingeniero, nunca relacionaron este episodio con el financiamiento ilegal de la política?

Esperando que se haga justicia. Los sanjuaninos merecen una acción virtuosa de la Justicia. Los argentinos necesitan que la república realmente funcione. Todos esperamos por Raúl. Un desaparecido que el kirchnerismo en San Juan no pudo explicar y que ni Néstor ni Cristina se animaron a buscar. Faltó compromiso, faltó decisión, faltó decencia y ética. Esperemos que ahora, con el nuevo gobierno, no suceda lo mismo. Habrá que ver. Sobre el autor: Ernesto Simón nació en San Juan, Argentina, en 1969. Es periodista y escritor. Ha conducido ciclos de radio y ha escrito en diferentes medios gráficos. En 2010 escribió la obra de teatro “Todos dicen algo”, que se estrenó en el Festival Nacional de Teatro por la Memoria. En el año 2013 publicó el libro de microficciones “77 historias” (Milena Caserola) y en 2015 publicó el libro de cuentos “Argentinos por nada” (Wu Wei).

RAÚL SOMOS TODXS │

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OPINIÓN PÚBLICA

¿CUÁNTO PODRÍA COSTAR DENUNCIAR AL PODER? ▪ por Guillermo Alamino

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lgo en común que tienen las victimas de desaparición forzada en democracia es que se habrían enfrentado a personas vinculadas al poder que, al verse amenazadas, habrían decidido desaparecer a quienes hacían peligrar sus puestos. Es decir, la democracia encontraría su límite cuando alguien quiere develar o denunciar algo que amenace a personas que se encuentran administrando espacios de poder. Los casos ilustrativos de esto son por señalar algunos: María Rosa Pacheco, Raúl Tellechea, José Luis Cabezas, Julio López y Santiago Maldonado. Desde hace tiempo la desaparición de personas en democracia viene sucediendo con impunidad y sin respuestas claras por parte de la Justicia y otros organismos institucionales. María Rosa Pacheco, Raúl Tellechea, José Luis Cabezas, Julio López y Santiago Maldonado nunca más volvieron a sus casas, y sus ausencias marcan un peligro que acecha a la Argentina. Las hipótesis coinciden en que los responsables de esas desapariciones serían sujetos involucrados con el poder o las fuerzas de seguridad. En el caso Tellechea ya hay procesados en la Justicia Federal, bajo el rótulo de desaparición forzada. Por ejemplo, Julio López fue un testigo importante en casos vinculados al terrorismo de Estado, Raúl Tellechea habría detectado irregularidades en el manejo de dinero en la mutual de la UNSJ o María Rosa Pacheco quien habría descubierto una malversación de fondos en el Ministerio de Educación. También, trabajaba en un instituto de prevención de adicciones y podría haber tenido información sobre el narcotráfico en la provincia. En efecto, cuando una persona advierte anomalías en la administración de alguna entidad o el Estado, las represalias pueden llegar a costarle la vida o en otros casos la exclusión y estigmatización. Es de público conocimiento que los gobiernos ante estos hecos hacen la vista gorda. Ni Macri, ni los Kirchner o Menem han otorgado importancia

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a los desaparecidos en democracia, a pesar de ser un delito internacional que está instituido en la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas en 1996, la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas en 2007, el Código Penal y la Constitución Nacional. Tampoco los gobiernos provinciales han actuado a la altura de la circunstancias y ni hablar de la justicia, cuya actuación es pésima. Otra similitud que se puede hallar en los casos es la siembra de la duda respecto a la persona desparecida. Se quiere responsabilizar de algún modo a la víctima de su propia desaparición o desprestigiarla. Al caso de María Rosa Pacheco lo habían caratulado como un crimen pasional al principio, a Raúl Tellechea se lo había incriminado de fugarse con una suma de dinero y a Santiago Maldonado se lo acusó de estar de viaje y de haber participado en un asalto a un puesto de campo. Pocas veces los medios de comunicación cuestionan el accionar de los gobiernos respecto a esos acontecimientos, principalmente en la provincia. Difícilmente podamos hablar de una democracia seria si no se esclarecen hechos sospechado de tener su origen en grandes mafias. ¿Cuántos asesinatos han ocurrido en estos tiempos democráticos y que todavía están sin resolver? ¿Qué pasó con Cabezas, Carlos Menem junior, Nisman, las muertes de Darío y Kosteki Santillán y Mariano Ferreyra? Probablemente el Nunca Más y los lemas de Memoria, Verdad y Justicia no han logrado extenderse a estos periodos democráticos. ● Sobre el autor: Guillermo Alamino. Estudio Lic. en Comunicación Social en la Universidad Nacional de San Juan. Colaboró con notas para diversos sitios webs como El País Diario, ANRed, InfoSur, entre otros. Además es parte del equipo de Manzana Fanzine e integrante del Espacio Cultural Sur.


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BARDO EXPRESS

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La mediatización en los complejos de producción es una realidad. Así podría comenzar cualquier línea de dominación o manual de estilo a hoja suelta. Sin embargo, no es esto lo que opaca nuestro sentir… por lo menos en esta era. El incesante promulgar de las bocinas y videotapes no se traduce más que en el mecanismo que rota las vertebras hacia un destino invariable: la mediatización de la realidad.

HUMANAMENTE

SATELITAL

▪ por Yito Silva

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a realidad no es tal como la concebimos a través de nuestros mass media, aquello que reproducen no existe; es un recorte absolutamente sesgado por los intereses del poder real; la obra de todo un sistema que jamás pondrá el ojo en las minorías. Lo que ellos ejecutan es sólo un conjunto de concepciones y afirmaciones que afirman o niegan a cada instante según la cara del cliente. El instante no es más que la idea y la idea el vivir en una democracia de inclusión donde las libertades del individuo no sean coaptadas. Saliendo de estas concepciones filosóficas, la mediatización constituye un parámetro de la realidad. Es necesario decirlo: Estamos atravesados por un genocidio social y cultural. La mediación de las cavilaciones, su instauración en un medio, y la razón instrumental operante al servicio de los poderosos ha incitado al derrocamiento de la humanidad desde sus comienzos. Desde los primeros trazos en las cuevas, hasta la decodificación algebraica en la pantalla no ha tomado más que miles de años y sobre la misma necesidad: la viabilidad de las ideas, un medio en el cual propagarlas. Hasta la imprenta, en el incesante marchar de las letras se mantuvo atado a quien pudiera manipularlas. Se supone que en pleno siglo XXI, en tiempos de la Tecnocracia, leer y escribir son simples tareas lógicas, esto no hace más que invisibilizar sectores precarizados por la crisis mundial, desconociendo por completo que en el mundo de hoy existen millones de personas en situación de analfabetismo. Pero su maleabilidad y control dependen de un gran sentido de la mediatización. Así es, estamos hablando de la manipulación de la información. La realidad es relativa, y depende de quién la construya y quién marque agenda para recaer en la manipulación. Añadir o quitar tal o cual párrafo de una publicación, supone un truco al lector. Marcarle la agenda supone esconderle la mano y mostrarle otra. Así funciona y ha funcionado la mediatización de la información. Alimentada por la desviación espiritual de sus operarios, la información sólo se transmite en una sola dirección: la cual apuntan los colmillos del sistema capitalista. Pecamos de marxistas puestos que el interés comercial, a nivel micro y macro socioeconómico es gatillo de la mediatización de la realidad.


La agenda impuesta por los medios, que manipula y maquina sobre el racionar y accionar de las masas consumistas a desbastado generaciones enteras. Construye ídolos ficticios y derroca gobiernos, al rico le dice sabio y al obrero no ilustrado; de verdad construyen mentiras y de mentiras recrean verdades. En el desmantelamiento del sistema complejo de producción de agenda quedan al descubierto no sólo sus operarios sino también sus víctimas: y es que sus víctimas (quizás de manera inconsciente) también forman parte del aparato de poder insertos en una maquinaria diabólica. Es preciso traer acá algunas palabras de Jean – Paul Sartre: “La función del escritor consiste en obrar de modo que nadie pueda ignorar el mundo y que nadie pueda ante el mundo decirse inocente”. ¿Es el periodista acrítico y servil tan víctima del sistema como el consumidor? Claro que sí, puesto que la misma mediatización de la realidad crea las condiciones para la opresión, y es funcional a los poderes opresores de la conciencia individual y colectiva. En resumen: necesitamos periodistas comprometidos, de convicciones firmes en el ejercicio de dar testimonios en momentos difíciles. Consideramos de carácter urgente afirmar que son estas las armas del nuevo periodismo, inútiles. Ha sido demostrado que lo Gonzo no es más que la cavilación rastrera de un muerto hundido, lanzando gritos asfixiados dentro de una bolsa. Sólo es el último escarmiento de una generación socavada y crucificada por sus congéneres. El único medio eficaz para el derrocamiento de la hegemonía mediatizada es a través del vislumbramiento. Sólo en el descubrir el aparato hegemónico y sus herramientas represoras no es suficiente, sino necesario para la verdadera creación de una revolución lingüística, social y económica. La nueva cultura se presenta sólida y fértil para echar a rodar un proyecto explosivo y violentamente liberador, aún así las consecuencias sean nocivas. ● Sobre el autor: Yito Silva es escritor, periodista, artísta plástico y fotógrafo freelancer. Actualmente se desenvuelve como columnista independiente. │

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VICTORIA URQUIZA POESÍA REUNIDA 2017

LA SOLEDAD DE LA CARNE Entre todos los milagros vine a elegir este el de ser siempre una exiliada dentro de mi propio cuerpo Entre todos los segundos vine a elegir este el de ser siempre una errante descomunalmente perdida Entre todos los recuerdos vine a elegir este el de la luz cegándome los ojos alúmbrandome el mundo Entre todas las vidas vine a elegir esta la de los cantos mudos la de la voz ciega. (De Write like a girl, antología del colectivo homónimo, editada en 2017 por Peces de Ciudad.)

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VIII

REGISTROS I

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Entonces fui desierto la arena, lienzo permeable, fue piélago del tiempo.

La trascendencia es haber aprendido a sumar y restar amar con moderación pervivir en la memoria de quien nos nombró agujerear el mundo con la constancia de la gota haber ahorrado llegar con la esperanza húmeda al final de un viaje jugarse al sol la última paciencia. La intrascendencia, en cambio, es escribir este poema. (Inédito)

Anduve en silencio por horas y noches, por estrellas y lamentos el mapa extraño de mis ojos a contraluz me reveló el camino hacia el azar. Amasé los pasos. Fui llama azul encendida. El sol vino a herir los poros del desvelo. Entonces fui desierto. Ahora soy la voz. (De la plaqueta Registros, editada en 2017 por Editorial Mar Adentro.)

BIO Victoria Urquiza es Profesora en Lengua y Literatura, forma parte del grupo-taller “Más allá de las palabras” y del colectivo “Write like a girl”, cuya primera antología fue editada en marzo de 2017. Coordina el Ciclo de arte joven “Oídos aturdidos por palabras jóvenes” destinado a artistas menores de 21 años. Ha publicado en revistas digitales y en algunas antologías. Registros es su primera plaqueta, fue presentada en agosto de este año. Reside en Mendoza. │

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La literatura no sobreviviría sin los lugares mugrientos. Y los escritores tampoco.

BARES INMUNDOS ▪ por Juan Tallón

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a literatura transcurre a menudo en bares inmundos, nada literarios. No tienen wifi, hay cáscaras de maníes en el suelo, nadie escribe versos en sus mesas, el café es normalito, no hay papel higiénico… pero son bares perfectos. Cualquier novela querría tener uno. Incluso Borges, tan literario para todo, no encontró mejor final para El sur que un tugurio oscuro en el que las navajas volaban y los clientes se arrojaban migas de pan. Todo lo que pase en los bares comunes sólo puede ser verdad, aunque sea inventado. El mozo, el olor a sudor, el ruido de la cafetera, incluso los ceniceros sucios, rezuman literatura. Las historias de Raymond Carver, por ejemplo, están llenas de garitos, a menudo vacíos, sin nombre, a los que llegan los personajes después de una discusión familiar. En Vitaminas, el narrador nos habla de un bar de negros con un dueño que viste camisas hawaianas. Algunos clientes llevan la botella debajo del abrigo, piden una Coca Cola

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y la mezclan. De vez en cuando uno le da un botellazo en la cabeza a otro. Se cuenta que una noche siguieron a un tipo hasta los servicios “y le cortaron el cuello mientras tenía las manos ocupadas meando”. Estos son los bares a los que me refiero, oscuros, mugrientos, y algunos días peligrosos. La literatura no sobreviviría sin ellos. Y los escritores tampoco. Hace años, en Santiago, durante una de esas épocas en las que bebes y cada vez estás más sobrio, entré en un bar inhóspito y allí encontré a Paul Auster apoyado en la barra. El autor estadounidense estaba de paso para recoger el Premio San Clemente. Si eso no es literatura… En casi todos sus libros hay un bar sin historia, en absoluto literario, como en el que coincidimos. En La noche del oráculo aparece uno con “el ambiente lleno de humo, las mesas llenas de marcas y las sillas tambaleantes, y el serrín por el suelo”, y en Trilogía de Nueva York se refiere a otro en el que se venden revistas porno.

No tengo nada en contra de los cafés literarios. Me encantan, de hecho. Fui en varias ocasiones al Café Comercial. En una de ellas incluso se me ocurrió el argumento para una novela, que olvidé al salir. Me parece que en los cafés no literarios, sin embargo, pasan las cosas con las que se escriben los libros, como besar a una chica, enamorarte, romper con ese amor, emborracharte y vomitar en el baño. A veces todo en la misma noche. ● Sobre el autor: Me llamo Juan Tallón, soy el traductor de César Aira al gallego. Mi novela La pregunta perfecta aborda los misteriosos lazos que vincularon a Aira y Bolaño, mientras que en Fin de poema narra las últimas horas con vida de Pavese, Pizarnik, Sexton y Ferrater. Soy autor de El váter de Onetti y de Libros peligrosos. Pero en general no sé exactamente de qué tratan mis libros.


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ZONA BORDER ▪ por Teodelina Basavilbaso

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E

l otro día encaramos para West Village a tomar unas cervezas. Afilábamos Greenvich Ave. con nuestros pasos. Entramos a un bar donde unos amigos nos presentaron a Ranjit y su novia, una pareja india. En el lugar no se escuchaba mucho por la música. Ranjit resultó ser un entusiasta; o más bien, un sacado. Desde el primer momento me llamó la atención la excitación con la que hablaba. Él decía que venía de una ciudad chica de la India, ¿chica son 5 millones de habitante?, le retrucábamos nosotros. ¡Eso no es una ciudad chica! (Una ciudad chica es Azul, en la Provincia de Buenos Aires, con un poco más de 50.000). Pero en fin, es muy difícil discutir con una persona que tiene proporciones diferentes a las nuestras, ya que su país cobija a 1.2 billones de habitantes. Yep, ¡billones! Después de las dos primeras cervezas él ya hablaba de escaparnos para Brooklyn. Que un vecino suyo iba a armar una fogata cerca de Prospect Park, y que iban a repartir mushrooms. Parecía salido de la novela de Kerouac, con una sed de vivir que ardía, ardía y ardía. Le contesté que hoy a la mañana, cuando me levanté, no tenía entre mis planes terminar bajo los efectos narcóticos de hongos. Y como si estuviese citándome un pasaje de “On the road”, me dice que eso es lo interesante de la vida, que uno nunca sabe adónde va a parar, que la sorpresa adrenalínica y el desconcierto se esconden detrás del telón de cada minuto, de cada segundo. Ese día me enteré que su joven y bonita novia era divorciada. En una de nuestras charlas de intercambio cultural, le pregunté a Ranjit si aún existían en India matrimonios arreglados. Me contestó que sí, que el 90% de sus amigos se casaron a partir de negocios comerciales o intereses económicos entre familias. En fin, para que la plata quede entre la parentela y llegue a las próximas generaciones.

Él estaba dentro del otro 10%. Por supuesto que lo había rechazado, es un auténtico Dean Moriarty rebelde viviendo en la gran city de Nueva York. Y lejos de remordimientos, pero como si se tratase de una muestra de su propia valentía, acotó que todos sus amigos que aceptaron ese deal, eran ahora muy ricos. La novia de Ranjit sufrío las consecuencias de casarse con un hombre que no amaba, divorciada a los tres años de matrimonio. Ranjit apuntó a su novia, y pidió silencio llevando el dedo índice a la boca. A ella le deprimía hablar de eso. Rechacé el trip de los hongos, estaba demasiado cansada y, para ser sincera, me falta la locura de Ranjit. Después de esa noche, no vi a la pareja india por un buen tiempo. La última vez que supe algo de ellos fue cuando mi chico me contó que Ranjit lo había dejado plantado en Prospect Park, Brooklyn, un domingo a la madrugada, vistiendo shorcitos cortos con un frío horroroso. Se olvidó de avisarle que se había suspendido el partido de fútbol. Cuando mi chico lo llamó furioso desde Brooklyn por el viaje y el madrugón que se pegó, Ranjit le pidió, con voz ronca de dormido, de mil formas perdón. Mi chico le preguntó dónde estaba. Ranjit le contestó que en West Village, que amaneció en la casa de un desconocido y que no se acordaba nada de la noche anterior. ●

Sobre el autor: Teodelina Basavilbaso (Buenos Aires, 1987). Es periodista. Actualmente reside en la ciudad de Nueva York y estudia Traducción. Además colabora con diarios y revistas latinoamericanas con artículos e investigaciones sobre cuestiones de interés general y el mundo del arte.

—Porque al fin y al cabo, todos los matrimonios tienen una raíz económica, me dijo.

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UN HOMBRE

Los sillones, el teléfono, los calzados y la ropa desperdigados por el piso; la mesa de luz llena de ceniceros improvisados, todo está como lo dejó el día que se fue enojada. Los rayos de sol que entran por las aberturas de mi persiana proyectan un calor incómodo en mis pies, por suerte tengo mis objetos, mis hermosos objetos. Los sillones, el teléfono y la computadora llena de música nostálgica. Por suerte. Me levanto de la cama (me levanto), respiro y pienso en que, desde que ella se fue, mantengo relaciones más sólidas y estables con los objetos que con los sujetos, y entonces los toco, los acaricio para sentirme más cercano a ellos, más contenido. No es personal, para nada, simplemente perdí el interés y las normas que regulaban mi felicidad (lo que sea que eso signifique), ya no están. Se perdieron en el último soplón de aire del último portazo que ella dio al salir, siempre enojada, siempre sin mirar atrás. No la corrí, ya no quiero. Prefiero creer que mi vida es algo más que correr y correr: el desayuno, las notas, los exámenes, el colectivo y finalmente el trabajo. Uno deja de correr recién alrededor de las siete de la tarde, si lo elevamos a dimensiones cronológicas algo más vitales, equivale a unos setenta años. ¿En serio tengo que esperar hasta los setenta para dejar de correr? No lo sé, lo que sí sé es que ella se fue y yo soy un hombre solo. Los sillones, el teléfono, todas esas colillas, la mugre (mi mugre, esa que antes era nuestra) acumulada en cada rincón y sus proyecciones me dejan perplejo, entonces los recuerdos me invaden, se me revuelve el estómago pensando si algún día va a volver, si realmente vale la pena volver a confiar en las personas o si vale la pena que ella regrese por sus cosas. Quizás la soledad, después de todo, no sea tan mala. Sobre el autor:

▪ por Franco Urrutia

HOY SOY UN HOMBRE SOLO 32

Franco Urrutia es aficionado a la música, la historieta y el periodismo, gracias al cual estudio Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba con la esperanza de recibirse algún día. Publica en medios de rock pero tiene tantas cosas para decir que necesita de este espacio para desangrarse los dedos. A veces hace radio y confía en que todo, todo, comunica. Tiene 26 años y odia hablar de la familia.


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Josefina hablaba sola, tanteaba con la voz todas las cosas de su casa, y repetía frases de libros viejos de poesía contemporánea . Decía cuanta cosa insoportable, cuanta frase mal formulada. Sentía la presión del corazón, el latido casi imparable y la piel mojada por una transpiración fría.Agitada, bailaba sola en su pieza, miraba el celular de reojo y esperaba sin esperar. “Hoy es un día nuevo, quiero imaginar con vos.” Bailaba, se ahogaba, respiraba, caía al suelo. Sola esperaba a que sonara aquel aparato detestable, aquel objeto .

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Josefina leía la biografía de Victor Hugo a las diecisiete treinta y cinco de la tarde, miró el reloj más de tres veces, más de diez. Las horas pasaban y ella repetía frases desprolijas y cada cosa que pasaba por su mente interrumpida por la espera espantosa. Escribió tres líneas del cuaderno y volvió a distraerse, se dejó estremecer y comenzó a cantar, otra vez terminó en el suelo. Esperaba, pero bien no sabía que esperaba. Victor Hugo era interesante pero la aburrió, hablar sola era lo mejor que le salía, hablarse era más entretenido. “Sos mala con vos misma, deja esto” giraba en su pieza “diez mil piedras en el bolsillo y ningún río donde tirarlas” se estancó en la nada mareada, con ganas de vomitar. Fue al baño casi por impulso, pero la puerta cerrada y el gato mirando la destruyó en segundos. Atravesó la sala, se sentó frente al televisor que estaba apagado, la música de fondo y el sol que entraba por la ventana le hicieron entender que estaba sola. Comenzó a llorar, a reír, y caminó hasta la cocina por un vaso de agua, la sed la mataba, las lágrimas la mojaban. Dos sorbos bastaron para que esa sed cesara, volvió a llorar, pero ahora con un grito, con un auxilio camuflado en un sollozante quejido. Sentada en el piso de la cocina flayó un final distinto, flayó menos inestabilidad emocional, quizás menos quilombos “porque si”. Un tema que le gustaba empezó a sonar “¡yo le voy, le voy a preguntar qué pasa!”. Se paró de golpe, empezó a bailar. Se sacó la pollera “mi chica está muy mal, muy mal”, se tiró en el suelo y ahí se quedó horas, como una luciérnaga brilló, brilló de día. Dejó de llorar, se enderezó y se preguntó, preguntándole a la nada “¿Vos sentiste esto alguna vez?”


¿VOS SENTISTE ESTO ALGUNA VEZ? ▪ por Judit Oviedo ▪ Ilustración: Adams Carvalho

“Un tema que le gustaba empezó a sonar ¡yo le voy, le voy a preguntar qué pasa!. Se paró de golpe, empezó a bailar. Se sacó la pollera ´mi chica está muy mal, muy mal´, se tiró en el suelo y ahí se quedó horas, como una luciérnaga brilló, brilló de día”

Sobre el autor: Judit Oviedo, tiene diecisiete años y está cursando el último año de la secundaria en la escuela N.S.G.S.M. Escribe desde los ocho años, según ella, escribir empezó como un juego momentáneo y terminó por convertirse en algo que empezó a recurrir seguido, se convirtió en parte de ella. “Escribo porque puedo” le dice a todos. Es la primera vez que publica.

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ENTREVISTA

ESTALLANDO DESDE LA M ▪ por Leandro Fuentes Sobelvio ▪ Cámara: Tres Agujas 36


MONTAÑA

G

ustavo Sánchez nació en San Juan en 1984. Es docente y poeta. Actualmente ejerce como profesor de Historia. Prefiere evitar el rótulo de Escritor, considera que el poeta y el escritor son dos especímenes distintos: “Para mí escribir no existe como tal sino que la escritura es como el rastro de una lectura, o sea es una etapa más de la lectura; no hay escritura en sí”. Sánchez publicó a temprana edad un libro de poemas que fue sentenciado a habitar entre las sombras, aquello fue un bautismo de fuego para que apareciera Humo (EFU, 2010), se dijo que ése libro dividió las aguas de la crítica internacional. Más tarde llegaría a la vida de Sánchez Asuntos Internos (Poderosa Lectura, 2013), publicación que le valió para encontrar el sentido en el que giran las ajugas del reloj: aceptar esperar hasta tener algo para decir. Gustavo trabaja evitando la palabra, haciendo foco en el clima y la sensación a través de una imagen; los textos son pequeñas anécdotas pulidas para que brillen como poemas. Traduciendo la mayor cantidad de fotos que le sean posible, es en ese camino recorrido donde el autor absorbe los colores que arroja una provincia perdida entre las montañas, es de ahí que desprenden un sin número de ideas disparadas en forma de letras para una lectura eficaz. Considera que el único compromiso que tiene un poeta es con la escritura. Intenta ir siempre en contra del último libro que publicó, y en esa búsqueda nació Nada que hacer (Neutrinos, 2016), su última publicación donde la figura de la familia funciona como eje central, en palabras del autor: “Lo que pasa con la familia es que en algún momento tenés que irte para que no te maten”. Mientras prepara su próximo libro que llevará por título “Pedregal” nos adelanta que serán poemas donde estará muy presente el paisaje como protagonista principal. El encuentro con el poeta fue un hallazgo, sucede que Sánchez no suele dar muchas entrevistas; simplemente porque él lo opta conveniente así. Nos citamos en la Facultad de Filosofía y Letras para luego ir a un bar donde podamos intercambiar algunas palabras sobre poesía y otras yerbas. El resultado fue una entrevista de algo más de dos horas, la sesión fotográfica lo armamos en una bodega abandonada, destruida por el tiempo y por aquellos que prefieren intervenir las ruinas con un poco de aerosol. │

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[ENTREVISTA] —¿Tu primer contacto con la poesía? —Empecé leyendo lo que había en mí casa, algunas cosas interesantes y otras que eran una tonelada de basura. Mi primer contacto con la poesía es en mi adolescencia, desde una ignorancia que no voy a tener nunca más. Ignorancia e inocencia, agarraba y leía todo porque no tenía ningún punto para comparar, entonces todo estaba bien. No recuerdo qué fue lo primero que leí. Sí recuerdo que empecé a escribir con un estilo Barroco, gran parte de eso lo quemé y me dejé dos o tres cosas para acordarme cómo era. —¿Hubo algún libro que te marcó como lector y/o escritor? —Como escritor “El Salmón” de Fabián Casas. Me peleaba mucho con ese libro, no entendía qué veían en Casas hasta que decidí comprar el libro y me volvió loco. Después viajaba con el libro, quería que tuviese experiencias conmigo, lo llevaba en la mochila a todas partes. Como que ahí empecé a escribir un poco más serio. Encontré una voz, dije esto es poesía, está bien, así va. —En “Humo” y “Asuntos Internos” tú poesía alcanza un nivel de literalidad que es incuestionable, en el buen sentido, no incurre en eufemismos, simplemente nombra las cosas tal como son. En ese sentido, tu propuesta le gana al armazón retórico que es donde muchos poetas tienden a refugiarse… —Lo que decís me parece un alago, esa era mi idea. Lo que pasa es que vos te imaginas un dibujo y ves el garabato que hiciste, ahí hay un mundo entre la cabeza y la mano; con los textos pasa igual, una vez que lo escribiste ya no sabes que va a pasar. Laburo evitando la palabra, haciendo foco en el clima y la sensación a través de una imagen. Generar el clima, me parece que va por ahí. La retórica es un refugio para la falta de experiencia, y eso se traduce en la ausencia de tener algo para decir.

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—Tengo entendido que el bautismo de fuego fue “Humo”, pero ¿antes habías publicado? —Hice mi propio libro y lo guardé, armé las tapas, me inventé una editorial y dije listo ya publiqué ahora puedo hacer otra cosa. Necesitaba hacer un cierre sin mostrárselo a nadie; como un ritual íntimo. Es basura de primera, pero ahí están los destellos de Humo, el verdadero germen, y durante diez años probé un montón de cosas, escribí un montón hasta publicar bajo un sello y fue algo que se dio sólo. Centrarse en la publicación es una estupidez, cuando un texto está bien se publica solo.

“El único compromiso que tiene un escritor es con la escritura. El resto es problema de los demás” —En Humo (EFU, 2010) aparece de movida Luca Prodan, ¿cuál es el rol que ocupa Luca? —Es una cuestión familiar, con mi hermano tenemos como en un santuario a Luca y Sumo. O sea tenemos todo lo que se publicó y lo que se dijo de él. “Teléfonos sonando en habitaciones vacías” (Luca Prodan) —No sé si te llegó que Andrea Prodan, el hermano de Luca, está con Casa Prodan lanzando algunas canciones inéditas… —No, ni idea… sigue negándose a laburar Andrea, le sigue sacando guita al cadáver... con mi hermano tenemos una relación sentimental con Luca, y la frase que aparece en Humo representa la época en la que escribí ese libro. Cada uno de mis libros tiene un clima emocional y cuando se termina ese clima después no corrijo o los leo desde una época distinta, si en ese momento la pase como el orto queda así.


[GUSTAVO SÁNCHEZ] —¿Cómo definirías Humo? —Es el primer paso, por ejemplo en la foto de la tapa aparezco fumando y ya no fumo más. Implicó un momento donde se involucró mi familia, creo que tiene un valor sumamente íntimo más que literario. —¿El título cómo apareció? —Lo más literal es porque en esa época fumaba como un animal, así que era como una compañía permanente, y la otra explicación está en la contratapa; creo que está muy bien explicado ahí. “De las parejas, del lenguaje, también de la borra del café y los ceniceros atestados de conversaciones que no van a ningún lado, nada más, te mantienen en el camino. Y de las flores de los domingos sobre las tumbas: en fin, de combustiones incompletas.” —¿Qué poema elegís de Humo? —“Época” o “Mi hermano es un poeta”, son los que más me gustan. —En Asuntos Internos (Poderosa Lectura, 2013) de entrada aparece la figura de Hunter Thompson. ¿Qué pasa con eso? —Me parece un titán Thompson. La desolación de la frase que usé sigue existiendo en mí, todo es una mierda y vamos a morir, pero al mismo tiempo soy sumamente inocente y entusiasta, y esa dualidad te mantiene en movimiento como cualquier opuesto. “Compartía la oscura sospecha de que la vida que llevábamos era una causa perdida, de que éramos todos actores, engañándonos a nosotros mismos en una odisea sin sentido. La tensión entre estos dos polos opuestos —un idealismo inquieto por un lado y una sensación de desastre inminente por el otro— me mantenían en acción” Hunter Thompson, Días de ron.

—¿El título cómo apareció? —Remite a una cuestión policiaca. La foto de la tapa es una manifestación obrera en la Alemania Nazi, y si te fijas hay un obrero que no está haciendo el saludo Hitleriano, ese obrero se dio cuenta de que todo se iba a la mierda; esto era cuando Hitler todavía no arrancaba, y la gente iba a los actos y se alistaba con él. Este obrero decidió no hacer el saludo y esa foto llegó a las altas esferas de Hitler y todos pensaban que lo habían borrado por haber actuado así, una periodista cincuenta años después descubrió que el tipo seguía vivo. Me pareció muy visionario y se la jugó en no hacer reverencia ante el nazismo. —¿Sabemos el nombre del tipo? —No, pero investigué ahí. Y me gustó lo irreverente de la tapa. Mucha gente se negó a leer el libro por la tapa, un montón de gente haciendo el saludo Nazi menos uno, entendés, ahí te das cuenta de los prejuicios y la falta de lectura, de observación también. Es muy claro el tipo ahí, pero todos van a la masa. —¿Cómo definirías Asuntos Internos? —Tiene una continuidad estética igual a Humo, tranquilamente podría haber sido el mismo libro porque el clima emocional es bastante parecido. Para mí es un momento de gran felicidad porque ahí yo me encontré con los chicos del sello Poderosa Lectura. Haber publicado con ellos fue un momento tremendo, ahora son mis editores pase lo que pase. Son como mis escuderos. —¿Qué poema elegís de Asuntos Internos? —El poema con el que cierra el libro: “Falla”.

“No soy un escritor profesional, no tengo una rutina. Creo que sa es la diferencia entre un poeta y un escritor profesional” │

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[ENTREVISTA] —¿Creés que el poeta, como tal, tiene un compromiso social particular?

—¿Cómo ves la poesía actual realizada en San Juan?

—No, el único compromiso que tiene un escritor es con la escritura. El resto es problema de los demás.

—Veo gente que escribe pero no lee, entonces escribe desde un lugar común absoluto. Hay una concepción en la literatura sanjuanina sobre la poesía desde un lugar de expresión/sentimiento, y sí ése sentimiento es importante para mí lo es para cualquiera; y vale por sí mismo, sin tratamiento estético, sin nada. Eso es aburridísimo, primero porque en la humanidad los temas no han cambiado, la cosa es la forma. Cuando vos te encontrás con esos textos te das cuenta que no es literatura. Hay escritores que prácticamente no han leído nada y ya quieren publicar y hay gente que lo hace pero no forma escritores, forma publicadores, entendés. A mí me gustó que vos propusieras la entrevista porque vos llegaste a mí porque te interesó la obra, no porque te interesé yo…

—La figura del artista militante, como mencionaba Sartre… —Era la época en la que había que tomar partido, pero no me va ni ahí, creo que hay que tomar partido como ser humano, sin rótulo. Me parece deshonesta la postura del artista militante, es una forma de crear un público cautivo para tú ego. Yo no quiero usar causas nobles para que me lean.

“Lo único que me hace falta es tener algo para decir, y estar en ese estado anímico, como un estado de gracia sería” —Hay varios lugares comunes: toda poesía es política, el subjetivo es político, etc. ¿Cómo, según vos, se articularía lo político en literatura? —Es una discusión que se ha revitalizado y que nació en los sesenta en la Argentina, pero debilitó la literatura porque la volvió pedagógica y no hay nada peor que un consejo que vos no pedís. Esa literatura está muy relacionada con la izquierda, y la izquierda tiene como un vicio que es lo pedagógico y el laburo con un público cautivo. La verdadera poesía escapa de eso, lo otro es adoctrinamiento. —¿Cuáles son tus preocupaciones en torno a la poesía? —Me preocupa es que exista más gente que escribe y menos gente que lee. Veo mucha producción pero con poca sustancia. No encuentro muchas cosas actuales que me interesen.

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—Claro, de hecho yo no te conocía. Llegué a tus libros porque me interesa leer lo que se escribe en San Juan, después hablé con los chicos del sello Poderosa Lectura y conectamos. —Es más, te digo una cosa. Cuando tocó Tobogán Andaluz yo estaba con Darío de Poderosa, vos lo saludaste y a mí también, y no sabíamos nada sobre nosotros… ahora estamos acá juntos que es lo importante. En San Juan cuando vos le decís a alguien sobre lo que hace automáticamente piensan que se lo decís a él o a ella y se ofenden, entendés. Entonces así no hay forma de que crezca la poesía.

“Todo es una mierda y vamos a morir, pero al mismo tiempo soy sumamente inocente y entusiasta, y esa dualidad te mantiene en movimiento como cualquier opuesto”


[GUSTAVO SÁNCHEZ] —¿El desierto es un modo de ser? —Rica pregunta… estoy seguro que sí, te marca un montón. Afecta, condiciona como visión del mundo. En el próximo libro que voy a publicar está muy presente el paisaje como protagonista. Acá para donde mire hay una pared. —Escribir entre las montañas. —Estar entre montañas me parece genial, pero al mismo tiempo es lo malo. Te aísla y te da tiempo para dar madurez a lo que haces, solo, sin público, pero te aísla fuerte. Lo mejor de San Juan es lo chato de su arquitectura, lo cual permite disfrutar de la condición de Valle, lo malo es esa misma altura como sociedad.

“Me parece deshonesta la postura del artista militante, es una forma de crear un público cautivo para tu ego. Yo no quiero usar causas nobles para que me lean, la verdadera poesía escapa de eso; lo otro es adoctrinamiento” —¿Lo autobiográfico es imperativo a la hora de escribir? —En mis libros hay como un diario que te acerca bastante a mi cotidianeidad. Hay que buscar lo universal ahí y no lo onanista. Yo no tengo más que mi cotidianeidad, eso es todo lo que tengo y desde donde hablo. Trato de laburar en contra del Yo, pero sigo laburando lo autobiográfico porque no tengo otra cosa. Consiste en estar dispuesto a acepar esperar hasta tener algo para decir. —¿Un lugar preferido para escribir? —Mi cabeza. Lo único que me hace falta es tener algo para decir, y estar en ese estado anímico, como un estado de gracia sería.

—¿Existe un horario propicio para ponerte a escribir o cualquier momento es ideal? —Cualquier momento. No soy un escritor profesional, no tengo una rutina. Creo que esa es la diferencia entre un poeta y un escritor profesional. —Mencionaste la figura del “escritor profesional”, ¿cómo lo describís? —Es una persona que tiene una rutina de escritura, que lo hace incluso cuando no tiene ganas, cuando no se le ocurre nada pero tiene que escribir porque hay plazos de entregas, porque labura para una editorial. Para mí no tenés que mezclar tú medio de supervivencia con la literatura. La literatura tiene que quedar por fuera, cosa que los plazos lo ponga ella, y también el abandono o la continuidad. Recuerdo a Carver con esa frase “Quizás me convierta en un poeta ocasional. Pero estoy conforme así. Es mejor que no ser ninguna clase de poeta.” —Carver dijo alguna vez: “escribo porque no quiero trabajar”. —Claro, el poeta y el escritor son dos especímenes distintos. Incluso fíjate cuando hacen una nota en la televisión ponen poeta y escritor, es como que el poeta está más cerca de una cuestión emocional/mística y el otro puede hacerte algo de la nada misma. Es otra lógica de lectura y producción. —“Nada que hacer” (Neutrinos, 2016): Comparado con poemas anteriores tuyos, aquí aparece una escritura más surrealista, acá abandonaste la escritura en primera persona comparado con tus anteriores libros. ¿Qué cambió en tú idea de la poesía? —Yo intento ir siempre en contra del último libro, sinceramente en lo que ya no me representa, ya sea en la forma o en el contenido. No extiendo la agonía de una forma por pedido del público. │

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[ENTREVISTA] —¿Cómo definirías Nada que hacer? —Un intento más de ir en contra de la habilidad. Es una idea que he tomado como propia de Casas, un escritor al que le debo muchísimo a nivel de lectura y en sentido de docencia. Gira bastante alrededor de La Familia, es lo que pasa con la familia cuando en algún momento tenés que irte para que no te maten. —¿Qué poema elegís de Nada que hacer? —Salvaría dos, pero me inclino esta vez por “Todo como fue quedando”. —¿Qué estás leyendo actualmente? —En este momento estoy leyendo un libro que se llama “Hablemos de Langostas” de Foster Wallace, es un compendio de ensayos y notas de revistas que él hizo. Y poesía estoy leyendo todos los días porque es el alimento cotidiano.

“NO SOY UN ESCRITOR PROFESIONAL” Gustavo Sánchez

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—Según tú criterio. ¿Qué poeta vivo habría que releer en la actualidad? —Joaquín Morales, un paraguayo que es un titán. —Tres poetas de cabecera. —Sylvia Plath, Eugenio Montale, Fabián Casas. —Un libro para recomendar. —“Postales de Bizancio”, de Joaquín Morales. —Estás trabajando en un libro nuevo, ¿qué nos podrías adelantar al respecto? —Es un libro de la misma extensión que los anteriores, mis poemas son cortos, nunca pasan más de una página. Se llamará “Pedregal”. Va organizado para leerlo como una historia, como si fuese una novela.


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LIBROS

CORTÁZAR DUNLOP AUTONAUTAS ▪ por Amparo Flores Una lectura de “Los autonautas de la cosmopista”, singular viaje por los recreos de la ruta central francesa. Los Autonautas se presenta como una crónica de no-ficción, Los autonautas van más allá y aplica la prosa documental, al travelog , o diario de viajes. El Cortázar explorador del espacio, en su segunda patria y luego del mundo, fue lector y “editor imaginario” de guías turísticas; por eso fue quizá el primero en percibir los rasgos de los no-lugares. Este libro de viajes hecho a cuatro manos y dos pares de ojos –escrito y fotografiado por el escritor y su pareja, Carol Dunlop– fue juzgado menor, quizá una especie de retroceso en el camino biográfico de compromiso ideológico, que poco antes los encontraba a ambos instalados en Nicaragua. ¿Cómo explicar que la pareja, que cumplía tareas de activismo y difusión pro-sandinista, se lanzara a este viaje “atemporal” por la autopista París-Marsella? Los protocolos de este antiviaje patafísico, como lo definió Cortázar, y otros numerosos detalles evocan lo que hoy es el modelo básico del relato autorreferencial en las redes sociales hoy y la lectura de hipertextos. Propongo releer Los Autonautas. Sobre el autor: Amparo Flores nació en Rosario en 1987, estudió letras pero rápidamente se dio cuenta que la universidad no forma escritores, sólo cirujanos de la literatura. Es poeta y coordina los talleres de La Flia en Santa Fe.

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La obra de Pizarnik se ubica entre las más intensas y originales de la literatura argentina.

El interés por el lenguaje, las palabras y su imposibilidad de definir la realidad son los ejes principales de su poesía.

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LA LUZ DEL CADÁVER ▪ por Aldana Moore ▪ cámara: Archivo Pizarnik

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lejandra Pizarnik (Argentina, 1936-1972) escribe de jaulas, de barcos, de ojos. De vinos, de cielos, de lunas. De azares, de flores y de piedras-muy-pesadas. Es surrealista, sexual, depresiva. En sus poemas es de noche y hay una caja de narcóticos cerca, por si desea decir “hasta aquí” y descolgar el teléfono para siempre. Es una niña monstruo –como llamaba ella a Janis Joplin cuando se encomendaba a su influjo–, una mística, una hembra revolcada en el despojo; tan frágil que no está nunca —porque siempre se acaba de ir— y tan sensorial que vive en los objetos de tu casa. No duele pero duele en todas partes. “Tú eliges el lugar de la herida”, concedió. Alejandra era bajita, con manos y pies pequeños, ojos claros, el cutis arruinado por el acné y por sus uñas. Durante la adolescencia usaba alambre en los dientes, caminaba casi en punta de pies, con los hombros encogidos; la marcha era su distintivo, pasos muy cortos, algo furtivo y gracioso. Consumía anfetaminas para bajar de peso. Se volvió adicta a las pastillas y vivía a caballo entre el insomnio y la euforia: cisnes enfermos volando bajo por aquí. Reventaba a complejos. Tenía celos de su hermana mayor. Sus padres eran joyeros, inmigrantes judíos de origen ruso y eslovaco. Ella hablaba español con acento europeo y se sentía extranjera en cualquier lado, hasta en su lengua. Su voz era profunda y tartamudeaba un poco. Encontró una pasión por la fotografía. Se sacaba fotos carnet, fotos placeras, fotos de salón. Era fotogénica y creo que la media sonrisa que hay en las de esa época la definen. En cuanto a su vestimenta, cuando iba a una fiesta, usaba un traje gris de franela y un vestido negro. Ella, al contrario de lo que se ha dicho, se preocupaba por la apariencia. Se

iba de tiendas con las amigas a buscar ofertas, era clienta asidua de un almacén en la Avenida de Mayo, donde vendían sólo ropa de hombre. Alejandra no se maquillaba, pero se ponía aceite de ricino en las pestañas y en los labios un rosa casi blanco. Una intrusa diminuta —con el pelo corto y los ojos hundidos— paseando el barrio de Avellaneda. “Ellos y yo sabemos / que el cielo tiene el color de la infancia muerta”. Empezó Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires. Dio cursos de pintura, de literatura y periodismo; carentes todos por falta de método. Pizarnik era lectora, lectora, lectora. Por eso aprendió del romanticismo, del surrealismo, del simbolismo francés. Lírica, psicoanalítica, falta siempre de algo, de alguien inalcanzado. En París entre 1960 y 1964, vivió con hombres y mujeres. Allí trabajó para la revista Cuadernos y para algunas editoriales francesas; tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Césaire e Yves Bonnefoy; estudió historia de la religión y literatura francesa en la Sorbona. Se hizo amiga de Julio Cortázar, Rosa Chacel y Octavio Paz. Este último le escribió el prólogo de Árbol de Diana (1962), su cuarto poemario. Dijo que el libro era “la cristalización verbal por amalgama de insomnio pasional y lucidez meridiana en una disolución de realidad sometida a las más altas temperaturas” y que el producto no contenía “una sola partícula de mentira”. Dijo que era “una higuera mítica”, dijo que muchos no lo entenderían. Pizarnik probó el sabor del suicidio desde muy joven. En sus «Diarios» dejó sus pesadillas, sus complejos, sus raras costumbres, sus amores. También su mejor literatura. Con dieciocho años, al principio de la escritura del diario que le ocuparía toda la vida, escribe: “¡Morir! ¡Claro │

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que no quiero morir! Pero, debo hacerlo. Siento que ya está todo perdido”. Las referencias al suicidio son obsesivas y constantes. En 1962, con veintiséis, escribe: “De todos modos el horizonte es siempre mi suicidio. Cada año prolongo la fecha. Hoy la prolongué muchísimo: me mataré cuando tenga treinta años”. Se suicidó a los 36 años, con 50 pastillas de Seconal el 25 de septiembre de 1972, durante una salida de la clínica psiquiátrica en la que estaba internada. Un año antes había recibido una beca Fullbright y en 1969, otra Guggenheim, que le permitió viajar a los Estados Unidos. Esto último demuestra que los premios no significan nada cuando el cadáver es una cárcel para la luz que necesita escaparse y al final poder iluminar; por fin salió de su Infierno musical —que sólo era la vida—. De sus silencios sordos, de sus noches con colmillos de loba, de sus licores furiosos. Quería morir “como muere un animal pequeño en los cuentos para niños —eso tan terrible lleno de hermosura—”. Y se fue en medio de ese intento suyo de “explicar con palabras de este mundo / que partió de mí un barco llevándome”. “Vida, mi vida, ¿qué has hecho de mi vida?”, se preguntaba en versos escritos con palabras a las que ella misma reconocía su ineficacia. En uno de sus poemas más conocidos -”En esta noche, en este mundo”- Alejandra advertía que el lenguaje nunca dice lo que uno quiere decir. Escribe: “No, las palabras no hacen el amor/ hacen la ausencia/ si digo agua ¿beberé?/ si digo pan ¿comeré?/en esta noche en este mundo/ extraordinario silencio el de esta noche/ lo que pasa con el alma es que no se ve/ lo que pasa con la mente es que no se ve/ lo que pasa con el espíritu es que no se ve/ ¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?/ninguna palabra es visible”. La obra de Pizarnik se ubica entre las más intensas y originales de la literatura argentina. Obra que no se reduce sólo a un poemario de calidad excepcional, sino que abarca también la crítica literaria y una vasta correspondencia. El interés por el lenguaje, las palabras y su imposibilidad de definir la realidad son los ejes principales de su poesía.

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Una primera aproximación a su obra nos muestra que tanto sus cartas y sus estudios críticos como sus diarios y sus poemas atestiguan una apasionada obsesión por la palabra, es decir, una reflexión incesante acerca de las posibilidades y los límites del lenguaje. La extrañeza de ser en el mundo, una angustia experimentada con auténtica lucidez y una indiscutible eficacia verbal. Es ese impacto central el que alcanza a los lectores y escritores jóvenes, que llegan a decir que se sienten secuestrados por ella. Pizarnik fue muy tenaz en su vocación y valiente en su sufrimiento; se interrogó hasta el final y hasta las más extremas consecuencias acerca del sentido de su escritura, de lo que su compromiso con la poesía significaba: “Ayúdame a no pedir ayuda”. Y sobre todo siguió escribiendo hasta sus últimos días. En su última obra, El infierno musical (1971) y Extracción de la piedra de locura (1968) es donde llega a lo máximo de su capacidad expresiva, una cercanía con lo infernal raramente superable en lengua española. Sus escritos críticos deberían ser un modelo para quienes hoy aprenden o enseñan literatura, porque son un antídoto eficaz contra la jerga académica impenetrable que muchas veces impide el acceso a los textos que más pueden interesarnos. Muchos de sus poemas son vaginas abiertas; y eso la arrastró a convertirse en un ícono del feminismo. Por sacar la cabeza como poeta cuando otras no pudieron. Por hablar de erotismo, de frustración y de desgarro. Por hacerlo desde la óptica de la feminidad. “Una flor / no lejos de la noche / mi cuerpo mudo / se abre / a la delicada urgencia del rocío”, escribió en Amantes (Los trabajos y las noches). Ganas mustias de sí misma y de otros: “Triste cuando deseo y cuando no. / Triste cuando con un cuerpo y cuando no”. Contaba que sentía “un entrañable calor que me abriga cuando el mundo me golpea”, y que ese calor era “el de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero”.


Sus escritos críticos deberían ser un modelo para quienes hoy aprenden o enseñan literatura.

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Alejandra navegaba por la literatura en su totalidad y todo era material para su poesĂ­a.

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Sus poemarios más destacados son Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de la locura (1968) y El infierno musical (1971). Por su crudeza y realismo dio mucho que hablar también su ensayo La condesa sangrienta (1971). La obra más desafiante coincide con un período sombrío para el país, cuando comienzan a recortarse las libertades, no sólo literarias sino políticas y vitales. Aquellos que ella llamaba “los funestos, los dueños del silencio” dispusieron, con la irradiación siniestra de sus poderes de intimidación, el silencio o el silenciamiento de la voz de Pizarnik después de su muerte. Procuraban acallar “el escándalo” que se encarnaba en una mujer de pequeña clase media, judía, que había ejercido una gran libertad en sus decisiones personales, rindiendo poco o ningún tributo a las convenciones mundanales y cuyos poderes de seducción e inspiración se fundamentaron siempre, ante todo, en su propia, solitaria y fascinante palabra poética. El silenciamiento fue efectivo: desde la muerte de Pizarnik en 1972 a la edición de su primero –y único– libro de escritos póstumos en la Argentina, Textos de Sombra, editados por Orozco y Becciú y publicados en 1982, corren diez años, mediados en parte por la sombra de la dictadura y su censura. Y aun cuando una nutrida crítica, en general muy positiva, acompañó su trayecto en vida, no parece casual que, en la Argentina, los artículos más numerosos se publiquen sólo luego del cese del gobierno militar: es a partir de los ochenta que comienzan a nuclearse en nuestro país los escritos en torno a Pizarnik, cuando su nombre comienza a crecer indeteniblemente. “Yo no sé de pájaros / no conozco la historia del fuego. / Pero creo que mi soledad debería tener alas”. Ella quería, en realidad, amor: un amor mesiánico que viniese a salvar. Un amor que llegase y punto, para el que no hubiese que hurgar, que forzar, que provocar nada. “Buscar no es un verbo, sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien, sino yacer porque alguien no viene”.

Obras Completas:

Su obra lírica comprende siete poemarios: La tierra más ajena (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas (1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965), Extracción de la piedra de locura (1968) y El infierno musical (1971). Después de su muerte se prepararon distintas ediciones de sus obras, entre las que destaca Textos de sombra y últimos poemas (1982), que incluye la obra teatral Los poseídos entre lilas y la novela La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa. También póstumamente fue reeditado el conjunto de sus textos en el volumen Obras completas (1994); sus cartas quedaron publicadas en Correspondencia (1998).

Sobre el autor: Aldana Moore nació en Córdoba en 1992. Es Periodista y Escritora, conocida tanto por sus cuentos, aparecidos en prestigiosas antologías, como por sus novelas, destacando títulos como Las mujeres del mar o Abismos.

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LAS SOBRAS ▪ por Bárbara Blasco Grau

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o creo que se escriba por vanidad, más creo en la escritura como venganza, como leyenda en la pared de la celda, incluso como misión alucinada para salvar el mundo. Pero me pregunto si el hecho de querer publicar puede desentenderse por completo de la vanidad, si es una pieza clave sobre la que se asienta el ego (leí en la red que el hábitat del escritor es el egosistema) o responde al puro afán de compartir. Me han rechazado, editorialmente hablando. Y he pensado en no mandar nunca más nada a ningún sitio, privar al mundo de mi visionario discurso y mi fascinante estilo, tras jurar por dios que nunca volveré a pasar hambre mientras el flamígero atardecer a mi espalda concentra toda la intensidad vital del violeta y el naranja que presienten la amarga fugacidad ante la inminencia de la noche. También he pensado es sólo una opinión, voy a emborracharme. También he pensado en retomar la novela y sacudirla violentamente hasta hacerla publicable, corregirla, so vaga. También he pensado en no escribir más. Medio segundo. En dejar de escribir mierda y empezar a escribir en serio. A leer en serio. Algo más de media hora. También he pensado en Proust con asma y en esa idea del mundo respirando enorme en su cabeza. También he pensado en la gruesa capa de polvo cubriendo el desorden de la habitación de Satie cuando lo encontraron muerto. Pienso demasiado.

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Por eso escribo. Ese demasiado es mi obra, eso que excede a mi mente es mi obra, eso que le sobra para tener un funcionamiento normal, saludable, aconsejable, es mi obra. El rebañado de mi cabeza. Por eso cuando el rechazo, cuando a ellos (plural demoníaco) también les sobran mis sobras, hay algo que se desestabiliza en mi egosistema, ahogado por los excedentes. En fin, con propensión al drama pero sensata en el fondo, entiendo que son muchas más las obras rechazadas que las publicadas, que para que se dé la luz debe existir la sombra a su alrededor. Y a veces hay que ser sombra y practicar la generosidad de las tinieblas (¡como si la luz fuera un derecho y no un milagro!). Pero lo que aún no he conseguido controlar tras el rechazo es la sacudida de los cimientos mismos de la razón de escribir, hasta la gran pregunta en la azotea: ¿Seguiría escribiendo si no me leyera nadie en esta vida? Pues no ves que sí, presidiaria rencorosa venida en misión clave del planeta de Raticulín. ¿No ves que sí? deja de dar la tabarra. Qué más da el resto, lo importante son las sobras. Las obras. Sobre el autor: Bárbara Blasco Grau (Valencia, 1973). Licenciada en Periodismo, publicó “Suerte” (Contrabando), su primera novela. Es ayudante de mago, bailarina de cabaret, camarera, teleoperadora, actriz secundaria. Ha desempeñado multitud de oficios, todos ellos absurdamente productivos hasta desembocar en el maravilloso e improductivo mundo de la literatura, laberinto del que no consigue salir.


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REMBERTO INÉDITOS 2017

LO SIENTO, ENTIÉNDEME SÓLO ES UN TIEMPO De aquella a aquella sólo hay un puente, ahí me encuentro; siendo. Miro hacia atrás y pocas maderas quedan, imposible es volver y menos cuando no se quiere. Todo tiembla, pero pronto cesará. Nada es abajo, al menos para mi visión. Mismo paisaje es atrás. Grief / Lie / Hope Yesterday / Today / Tomorrow

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Dos poesías o sentimientos en letras. ¿Será esta la tercera para terminar de patear aquel cadáver desnudo? Exquisitos mates de domingo vuelven para formarla. Desprotegido esta el amor cuando miras los ojos y sólo eres un cuerpo que por gravedad cae. Primavera en el sentir, para bien o para mal y la mirada fija en patear la piedra y que al canal caiga, siendo no más que anécdota; sentir lejano y en lo posible sonrisa. Descanso de las horas cuando los brazos duelen, cuando los zapatos pesan. Dije ser tú luna y empezaste a criticar la noche. ¿Debería pedir que me odies?


DE CORAZÓN Ojalá nunca tengas este disfraz. Ojalá nunca mires el espejo y tengas esta máscara. Ojalá nunca camines sintiéndote en abandono. Ojalá nunca me cruces en el centro alborotado y yo baje la mirada haciéndote nada. Ojalá nunca te llame para reírme y denunciarte. Ojalá nunca te devuelva una bombilla. Ojalá nunca notes mi corte de pelo; mis nuevos lentes. —Ojalá nunca te vuelvas un ciego enamorado—. Ojalá nunca me necesites en las noches, cuando el sol enfurece; cuando la tarde es larga. —Ojalá nunca seas el único que mira fotos—. Ojalá nunca te quedes pensando el qué del silencio constante. Ojalá nunca mi familia atente contra tus sentimientos. Ojalá nunca seas lo que no piensas. Ojalá nunca creas en lo que te digo, en ese abrazo; en el beso último. Ojalá nunca el ayer de mi te atormente. Ojalá nunca la persona que ames te lea la mano, viendo todo y nada diga. Ojalá te amen como…

BIO: Remberto nació en los primeros días de Marzo de 1992 en la provincia de San Juan, Argentina. Actualmente se encuentra trabajando en su primer libro.

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MONTAÑAS DE PAPEL

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Si partiéramos la historia de la cultura argentina en pedazos, el modesto trozo que correspondería al rock nacional exhibiría su nombre. En medio de los músicos y las bandas estaría él. Porque “con el talento no alcanza”, según dicen, y alguien debió abrir las puertas —que no existían— para demostrar que se podía. El 12 de noviembre de 1968 en Buenos Aires, cuando todo era nada en un principio, en el Teatro Apolo se presentaba oficialmente Mandioca. Los artistas: Manal y Miguel Abuelo. Nacía un ritmo nuevo, y el sello que interpretaba que la contracultura local estaba lista para producir su arte, y que había que inventar un espacio. Editorial Jorge Álvarez y Mandioca, la madre de los chicos (su slogan) dos marcas registradas que demostraron calidad y fundaron una manera de producción y consumo. 58

▪ por Valentín Fidelmann Ztelman


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ara finales de los ‘60, aires contraculturales sobrevolaban occidente y la juventud emergió como una expresión ruidosa. Mandioca, el primer sello independiente de Argentina fue una idea a fines de los años ‘60 y concretada en 1970. Fundado por el editor de libros Jorge Álvarez, que se sumergió en el mundo de la música para llevar la misma batalla que impulsó desde la literatura: el respeto por los artistas y la lucha contra las corporaciones. Jorge Álvarez, paladín de Mandioca había dedicado su vida a publicar libros, primero con su firma y luego como “Ediciones De la Flor” jun-

to a Daniel Divinsky por donde pasaron autores como Rodolfo Walsh (“Un kilo de oro”, “Los oficios terrestres” y “Operación masacre”); el primer libro de relatos de Ricardo Piglia, “La invasión”; la obra inaugural de Manuel Puig, “La traición de Rita Hayworth”; Quino con su Mafalda y fue responsable del debut novelístico de Juan José Saer con “Responso”. La lista sigue, pero es difícil detener la enumeración sin sentir que se comete un acto de injusticia al elegir entre tantos autores de un catálogo que se convirtió en un tesoro. En ese lapso de siete años publicó alrededor de 300 libros que marcaron un hito en la Literatura Argentina y Latinoamericana. │

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Hacia 1968, una de las editoras de Jorge Álvarez era Susana “Piri” Lugones. Cuenta la historia que la casa de la hija de Leopoldo (el jefe de la policía durante el gobierno de facto de José Félix Uriburu, impulsor en el uso de la picana eléctrica como método de tortura) y nieta de Leopoldo (uno de los más célebres ensayistas de comienzos del siglo veinte en nuestro país) era un sitio de habituales reuniones entre el grupo de jóvenes inquietos de la época. En ese departamento, que formaba parte del Hogar Obrero, ubicado en el barrio porteño de Caballito, las largas tertulias podían encontrar a figuras de renombre como Paco Urondo, Rogelio García Lupo, Jorge Cedrón o Rodolfo Walsh, entre otros. Un día, con motivo del cumpleaños de una de las hijas de la periodista, coincidieron en la casa dos de los mundos que marcaban el pulso de la juventud activa de aquellos años. Los unos, enrolados en el trabajo político, militante e intelectual (más cercanos a la editorial de Álvarez) y los otros, que buscaban revolucionar el panorama cultural de la época a través de las canciones y las nuevas formas estéticas. Según quién cuente la historia, los músicos pueden haber sido invitados por la propia “Piri” con la intención de generar el encuentro o por iniciativa de Pedro Pujó, con intenciones similares, aunque no tan explícitas. Lo cierto es que en ese momento, Jorge Álvarez conoció a Tanguito, a Javier Martínez, a Claudio Gabis, a Alejandro Medina y a Miguel Abuelo. Esa noche, luego de escuchar una primigenia versión de “Avellaneda Blues” (el clásico del trío Manal) y de sorprenderse con las interpretaciones de Miguel y Tanguito, el entonces editor de libros se convenció de que algo importante estaba sucediendo en Buenos Aires y decidió convertirse nuevamente en protagonista. “En los ´60, el mundo se dividía entre los que resolvían el mundo en una mesa de café y los que hacían cosas. Nosotros éramos de los que hacíamos cosas. No perdíamos el tiempo discutiendo cómo lo haríamos. Lo hacíamos.” Jorge Álvarez. Uno de los eslabones importantes en esta historia, Pedro Pujó, describe cómo fueron aquellos tiempos de luz: “La decisión de grabar música surgió a partir de que Álvarez conoció a Manal y a Tanguito en una fiesta. Tanguito cumplía años

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el 16 de setiembre, yo soy del 17, y Alejandro Peralta cumplía el 14. Entonces se hizo una reunión en lo de la mamá de Alejandro, la señora Piri Lugones, a mediados de setiembre del ‘68. Piri trabajaba con Jorge Álvarez en la editorial, y lo invitó. Nosotros trajimos a Javier Martínez y a Claudio Gabis, que ya estaban ensayando con el trío, que en ese momento se llamaba Ricota. Y también vino Tanguito. Jorge se interesó mucho en estos flacos que tenían canciones propias y les pidió que canten. Me acuerdo que Javier cantó Avellaneda Blues y Tango hizo La balsa, que ya era conocida, y La princesa dorada”. En 1968, en plena dictadura castrense de Onganía, tres jóvenes egresados del Nacional de Buenos Aires, homosexuales y fanáticos del arte, fueron a buscar a Jorge Álvarez para iniciar un proyecto artístico. Eran Pedro Pujó, Javier Arroyuelo y Rafael López Sánchez. La sociedad entre los jóvenes y Álvarez nació con la idea de ser una usina artística de diversas disciplinas. Comenzaron a publicar pósters artísticos, pero rápidamente viró hacia un objetivo concreto: crear un sello discográfico dedicado al Rock Argentino. Por el sello pasaron bandas como Manal, Vox Dei, Moris, Sui Generis, Miguel Abuelo, Pappo’s Blues, Pescado Rabioso, entre muchos otros, encontraron en Mandioca el lugar ideal para desarrollar toda su creatividad, sin restricciones artísticas ni políticas, dentro un contexto político y social convulsionado en la Argentina. En tiempos donde el rock se lo asociaba con el hippismo y con la subversión no había muchos productores dispuestos a tomar el riesgo de ficharlos.

“Yo quería editar los discos, en RCA me dijeron que no, en CBS me dijeron que no, en Polygram me dijeron que no, en EMI me dijeron que no. En todos lados me dijeron que no se iban a vender. Entonces dije ‘bueno, tendremos que sacar los discos por nuestra cuenta’, relató Álvarez en la serie documental “Mandioca, la madre de los chicos”. ˃˃˃˃


Jorge Álvarez, uno de los principales promotores culturales de los ´60 y ´70. “Libros y Rock”

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˃ ˃ ˃ ˃ Mientras Pujó, Arroyuelo y López Sánchez ponían la veta artística y encontraban a los talentos, Álvarez daba la venia y era el encargado de aportar el capital económico. El nombre de “Mandioca” estuvo basado en Apple Records, la discográfica de The Beatles. En 1969 lanzó el compilado “Mandioca Underground”, con temas de Manal, Vox Dei, Miguel Abuelo y Moris. Y en 1970, editó el primer disco de larga duración: el homónimo debut de Manal. Sin pensar en la solvencia económica o en los réditos posteriores, Álvarez usaba el dinero que ganaba con la editorial para alquilar el tiempo necesario en los estudios de grabación para que los músicos pudieran tener la libertad creativa que necesitaban, sin ningún tipo de restricción. De ahí el subtítulo “La madre de los chicos”. “La fuerza nuestra estaba en el sello, en la creación de una editora de discos alternativa. Nuestra intención era hacer una grabadora que les diera bola a los músicos, que los grabara como ellos proponían”, explicó Sergio Pujó. El mismo equipo que organizó el sello, estableció una agencia de representaciones llamada Mambo Show, que se ocupaba de organizar actuaciones de Manal y Vox Dei en diversos lugares de Buenos Aires, y a veces en otros lugares del país. La agencia estuvo gerenciada por Mario Rabey, uno de los fundadores (junto con Pipo Lernoud) del Movimiento Hippie en Argentina. Como toda experiencia motivada más por el altruismo que por la necesidad de lucro, Mandioca quebró al poco tiempo, pero sentó las bases para los altos estándares que tendría el Rock Argentino en los ´70: el canto en castellano, el desarrollo del virtuosismo y la innovación instrumental, la experimentación sonora, y otros adelantos que definirían la coloratura de un rock más preocupado por el concepto artístico que por la rotación radial. Luego del fin de Mandioca, Jorge Álvarez fundó un subsello dentro de la empresa Microfón, llamado Talent. Desde allí, promovió y editó gran parte de los discos del movimiento del Rock argentino de por entonces.

ROCK NACIONAL 62

Sui Generis, David Lebón, los primeros trabajos de Pappo, La Pesada del Rock and Roll, Luis Alberto Spinetta e Invisible fueron sólo algunos de los artistas que salieron a la luz bajo la protección editora del sello comandado por Álvarez, quien tuvo que exiliarse en 1977, luego de que alguien lo acusara de ser uno de los propulsores de “una juventud contestataria”. El sello discográfico debió enfrentar a las dictaduras de Juan Carlos Onganía, Roberto Levingston y Alejandro Lanusse; en ese marco Álvarez viaja a España. Álvarez, uno de los principales promotores culturales de los ´60 y ´70, visionario, irreverente y audaz, quien regresó al país en 2011 tras un exilio de 34 años en España, falleció en el año 2015. El director de la Revista Pelo, Daniel Ripoll, tuvo unas emotivas palabras para recordar y despedir a su amigo. Entre otras cosas destacó que Álvarez “fue un desmedido soñador, pero también un desmedido económico. Primero inventaba, producía, revolucionaba todo, y luego pensaba en cómo pagar la fiesta… Sus cuentas siempre fueron un desastre”. Pero, más allá de sus resultados económicos, gran parte del legado de Jorge Álvarez se debe precisamente a animarse a tirarse a la pileta y a apostar a lo nuevo, a lo desconocido, a aquello que su afilada —y acertada— intuición le indicaba. Hubo una época en la que el Rock era la Contracultura. Cuando no existían los grandes festivales esponsoreados. Cuando aún no era un negocio redituable. Cuando el Estado no veía con simpatía que los jóvenes tuvieran el pelo largo y se expresaran. Precisamente en aquella época, Mandioca vio la luz. De la mano de un reconocido gestor artístico y cultural como Jorge Álvarez, y con el impulso de un grupo de jóvenes con convicciones firmes, Mandioca y luego Talent fue la piedra fundamental del Rock Argentino como movimiento consolidado, que estuvo a la vanguardia de toda Latinoámerica. ● Sobre el autor: Valentín Fidelmann Ztelman nació en Santa Cruz en 1983, es periodista y sociólogo. Actualmente se encuentra desarrollando diferentes investigaciones en el CONICET. Escribe para revista Ñ y Rolling Stone.


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ESPECIAL DISCOS

INFORME DE UN DÍA ▪ por Abril Pávlov Hay un arte de tapa que anuncia lo que se comienza a plasmar a partir de los primeros síntomas de lo que luego se denominará Rock Nacional. Hay una bomba que ya no se esconde, se muestra y busca explotar. La ciudad estalla, el hombre también. Los sonidos comienzan a mixturarse de manera novedosa. Es blues, es Jazz y es en nuestro idioma. Hay asfalto, olor a ciudad. Es un trío, donde no hay tríos. Canta el baterista y su voz se transformará en un símbolo de la contracultura. Es Manal, que parte hacia la historia.

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l pensamiento nos remonta a aquellas ideas con aroma a vanguardia y aire de revolución: ¿Era una locura pensar en hacer blues y encima cantarlo en castellano? El castillo de certezas de la industria musical argentina se termina de derrumbar y es el comienzo de una generación que marcará para siempre la historia de un país. Javier Martínez (batería y voz), Claudio Gabis (guitarra y coros) y Alejandro Medina (bajo y voz) son los responsables de Manal junto a Jorge Álvarez y Pedro Pujó, productores del sello Mandioca, todos ellos se jugaron con convicción a editar el primer disco en tonos de blues fraseado en castellano y jazz que, junto con el LP ALMENDRA, del grupo que llevaba el mismo nombre, se convertirían en el verano de 1970 en obras fundacionales del rock argentino. “Hablar de Manal sin Mandioca, o hablar de Mandioca sin Manal, es difícil. Uno los relaciona”, dijo Pujó en un programa de televisión. “Queríamos tocar nuestra música y estábamos trabajando con gente que en ese momento era la única que entendía lo que hacíamos y tenía afinidad con nosotros, que eran los productores de Mandioca. Por eso de alguna manera los dejamos hacer”, dice Gabis y agrega que el diseño del arte de tapa de la ópera prima del grupo no fue consultado con los músicos. “Nuestro interés era hacer nuestro trabajo específico, no teníamos una preocupación por el arte gráfico”. El estilo del grupo era revolucionario respecto a lo demás, en especial por la profundidad y cohesión que lograban entre las letras y la música. El primer disco de Manal, conocido como “La Bomba”, por el arte de tapa, estuvo en las disquerías listo para ser adquirido por el público en febrero de 1970. Fue el artista Rodolfo Binaghi, quien desarrolló la mítica portada. El título del disco, en rojo, ocupó la esquina superior derecha sobre un fondo amarillo saturado, intenso. Si bien el disco no lleva ningún título, todo el mundo lo identifica como “La Bomba”, en virtud al arte de tapa, una bomba hecha con un collage de fotos de los músicos en blanco y negro, y una sugerente mecha larga anticiparon el movimiento cultural a punto de estallar. La contraportada es igual a la portada, solo que la bomba

esta al revés. “Era algo que se respiraba en el aire de esa época de efervescencia y que finalmente explotó a partir de esos años”, dijo Martínez. El álbum se abría en dos, simulando un disco doble, y contenía en su interior fotos de la banda tomadas por Ricardo Rodríguez, datos como fecha de grabación y lista de temas, más el comentario del periodista Juan Carlos Kreimer sobre el trabajo publicado: “Pienso en la depuración del conjunto, en el espectro de ritmos que abarca -del hard-rock al soul, del beat más rabioso al blues más sentimental-, en sus fraseos delirantes y exactos, en sus acordes dolientes pero vitales. Y anoto: spirituals porteños, el sonido de una generación que quiere creer”. “Nos gustó mucho. Establecía una diferencia con lo demás que se estaba haciendo, con el estándar, lo convencional en el mundo del rock, del beat y de la música popular y comercial que era presentar los discos sin ningún tipo de crédito”, explica Gabis respecto del concepto de diseño que se definió entonces para el álbum. “Lo nuestro se acercaba a ciertos discos que habían llegado a nuestras manos en los que había una explicación y se tomaban ese trabajo porque realmente se estaba produciendo una ruptura entre el rock que se empezaba a hacer con lo que se había hecho hasta el momento y la gente merecía esa explicación. La tapa reflejaba todo esto y nos reflejaba a nosotros.” Frecuentemente, Manal es citada como una de las bandas fundacionales del rock de Argentina, junto a Los Gatos y Almendra. Además es considerada la primera banda en todo el mundo en componer blues cantado en castellano. También fueron los precursores del hard rock con su álbum El León (1971) y la música experimental con sus grabaciones para la película Tiro de gracia (1969 - Director: Ricardo Becher). ● Sobre el autor Abril Pávlov nació en General Roca en 1986. Licenciada en Publicidad y Propaganda. Trabajó para Coca-Cola y asegura que esa gaseosa es veneno. En las noches de insomnio se dedica a interpretar los mensajes que llegan a su antena, trabaja duro en algunos diseños minimalistas que esperan ver luz. │

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ENTREVISTA

LAS SOMBRAS DEL INTERIOR ▪ por Leandro Fuentes Sobelvio

▪ Cámara Federico Suarez del Cerro

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El pentagrama en la escena emergente dispara ritmos para todos los mambos, y eso es lo mejor que nos puede pasar en un contexto de crisis económica y social, el arte está sentenciado a salvarnos, es un grito urgente que necesitamos para desatormentárnos. En esta ocasión vamos a descubrir un conjunto que juega con el color del pasado. Si venías de la vieja escuela del rock, en tiempos de revolución y sentís que naciste en los sesenta, setenta, podes encontrar reminiscencias del ayer en un proyecto que lleva por título: Las Sombras, y sus integrantes son Manuel Fernández (voz y guit) - Nicolas Lippoli (guit y voz) - Julian Pico (bajo y voz) - Mauro Lopez (bat). Una banda del interior que se formó en la ciudad de La Plata. Esto tiene un agregado que no podemos dejar pasar por alto, y refiere a una lucha histórica que se resume en federalizar la música en Argentina. De movida Las Sombras es una banda de rock and roll al estilo Manal, en el plano internacional podríamos nombrar a The Who pero es mucho más que eso. Es la búsqueda de un acento nuevo entre las luces que dejaron nuestros héroes del pasado. Volver a las bases en el ejercicio de inmersión que eso refiere puede desencadenar en una película repetida, en una foto desteñida, podes quedar atrapado en una época que biológicamente no te perteneció; pero también puede ser todo lo que está bien. En tiempos donde la música nacional está atravesando nuevamente uno de sus mejores momentos, apostar en canciones de rock duro, en una formación clásica, sin recurrir a herramientas como sampler o sintetizadores y demás artefactos que intervengan la canción es un desafío que hoy no pareciera interesarles a gran parte de la indescifrable etiqueta en la que se convirtió el Indie Rock. Esto último es simplemente un dato que no interesa demasiado trazar ahora. Lo que importa acá es conocer de cerca Las Sombras y hacernos cargo del sujeto histórico que nos atraviesa entre las luces de las ciudades modernas. │

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público destinado a finalizar quebrados en algún rincón de las habitaciónes que a veces funcionan de vip, una suerte de reducto deteriorado para un puñado de animales extraños.

La Indie es un espacio conocido por aquellos que se cansaron de la monotonía de la noche en San Juan, una casa apta para reventarte mientras alguna banda marca el pulso de un

El clima en el desierto es una incógnita permanente, estamos en los primeros días de septiembre y el frío nos penetra los huesos, el cielo se torna rosado, se hace imposible encontrar una estrella, no sé para dónde estará girando ahora la luna, alguien se acerca preguntando dónde puede comprar unos papeles mientras coexistimos con algunas ráfagas de viento que de a ratos nos recuerda que estamos vivos. Nada impide a los presentes que vayan acomodándose en el jardín de la Indie, el escenario es pequeño, un par de pallets estratégicamente adaptados listo para soportar el reci al alcance de cualquiera que se anime a zapar, esto pro-

iernes 23.30 horas y otra vez me encuentro caminando sucio y desprolijo por las calles de San Juan. La noche anterior recordé, entre la sed del calabozo y la abstinencia que provoca la falta de tabaco, el evento “Festi Indie” que desde hacía días anunciaba en las redes sociales un gran reviente en La Casa Indie. Cuando todos creían que la casa se había despedido de las fisuras que ocasiona el rock en el mes de Agosto ahora reaparece lanzando una súper fecha con Durazno Trío(sj), Los Conjunto(sj), Eugenia Renata(sj), A Casa(mza) y un invitado especial: Las Sombras (Santa Rosa).

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voca que no exista una división entre artistaspúblico, y eso nos hace sentirnos más cerca del fuego que provocan los instrumentos. Comprendemos rápidamente que en materia de sonido no es el ideal para escuchar un proyecto como Las Sombras, pero la banda entiende que estamos ahí para descubrirlos y conseguir tener una mayor aproximación a su obra. Las flores, el vino y las latitas de cervezas indican que todos estamos bien, la gente sigue ingresando y la casa esta noche va a explotar. Rápidamente Manuel Fernández, Frontman de Las Sombras arma todo lo necesario para comenzar a tocar, sus compañeros de banda lo siguen mientras intercambian algunas palabras, de este lado es una incertidumbre total, sucede que es la primer presentación de Las Sombras en San Juan, nadie sabe bien con qué se va a encontrar.

La fotografía es la de un conjunto de los setenta, que bien podrían haber salido de La Cueva, realmente la propuesta estética pertenece a una fotografía de aquella época. Nuestra fotografía como público refleja un puñado de jóvenes aturdidos por el ruido exterior, cansados de la rutina y preparados para bailar un rock and roll. En resumen: La banda sonó bien, lo dieron todo, interactuaron con nosotros permanentemente, el público estuvo a la altura celebrando todo el repertorio dedicado a su primer disco homónimo y algunas canciones nuevas que pertenecen al próximo material a editar. Pienso en que si algún día llegan los carceleros de la humanidad y revientan la redacción mientras logramos escapar por la terraza la música de fondo será siempre entre las sombras. ● │

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PH: Anaclara Ceci

“TENEMOS LAS ARMAS” Manuel Fernández

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BLUES PARA LOS AMIGOS ▪ por Leandro Fuentes Sobelvio

[ENTREVISTA] —¿Conocías San Juan? —Ninguno de los cuatro vinimos a San Juan, esta es la primera vez, llegamos hace un par de horas y pintó como algo re desconocido. No teníamos ni idea con lo que nos íbamos a encontrar, no conocíamos La Casa Indie, no conocíamos a nadie. La fecha surgió porque queríamos armar para venir a tocar acá y nos encontramos con una movida re copada, se nota que hay muchas ganas de descubrir lo que está pasando. Y por lo que me contabas vos que se vienen fechas con bandas importantes me parece súper lindo que suceda esto y que la gente lo curta porque se vio en la noche de hoy. —La importancia de que existan espacios que quieran apostar en armar estos eventos… —Lo importante es promover y la buena onda, que yo venga acá y me traten bien ya está bueno. Personalmente y como banda nosotros apuntamos a compartir el momento, llevar la música a otros lugares, y se nota mucho en esta movida, en este lugar en el que estamos se arriesga y apuestan.

“No usamos pedales ni sintetizadores y esas cosas, es como que vamos a lo más crudo. Se trata de que a uno le gusta un lenguaje especial y se habla sobre lo que nos gusta”

—En una entrevista en Buenos Aires leí que los ubicaban bajo el rótulo del “Indie Pampeano”, y pensaba en la visión reducida que realizan hacia el interior, como si los proyectos por fuera de la capital están destinados a ocupar una suerte de nicho… —Sí, pasa que el pibe que hizo la entrevista esa, a la que vos te referís, el chabón tiene otro concepto del Indie. Y se mal interpretó, en realidad no mal interpretado porque nosotros cuando leímos eso pensamos en lo que vos estás pensando ahora, y yo pensé exactamente lo mismo. Cuando después hablas con el pibe y te dice “no, lo que pasa es que yo el concepto lo digo por una cuestión de no sé qué…” y bueno pasa. —Es esa frase de mierda de que si no pasas por Buenos Aires no vas a existir. —Lo que te puedo decir es de mi experiencia en Buenos Aires, yo hace 10 años que vivo allá y me parece que está muy bueno porque es un lugar que no tiene techo. Y me parece que está bueno lo que vos planteas de que no es necesario ir allá, pero esta bueno para plantearlo para la gente que está en el interior y no está allá y que logren decir “no necesito tener que ir para ser” —Creo que tiene que ver con una cuestión de federalizar la música… —Exactamente. Estoy completamente de acuerdo, y ese es el verdadero concepto de la música. │

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[ENTREVISTA] —Las Sombras se formó en el año 2013 en La Plata pero son de La Pampa, ¿cómo fue eso? —Sí, nos formamos en La Plata, en realidad fue así: habían dos de los chicos que vivían en La Plata, y dos que vivíamos en Capital. En ese momento no estábamos tocando, antes habíamos estado 15 años haciendo música pero nos separamos en un momento y luego armamos la banda, empezamos a ensayar en La Plata, ahora estamos todos en Capital desde hace 2 años. —¿Cuál es el origen del nombre Las Sombras? —No tiene nada que ver con la cuestión de la oscuridad, todo el mundo nos pregunta por las sombras, oscuro qué se yo… y no tiene nada que ver con eso. Las Sombras surge como la primera proyección de cualquier cosa, entonces la proyección nuestra es la música. Si lo puedo definir de alguna manera es: La primer proyección que una cosa tiene en la tierra; la sombra. —En el año 2014 editaron su primer EP: “Sesiones en la Finca“. —Fue lo primero que grabamos, fue en La Pampa, habíamos empezado a tocar y teníamos que mostrar algo y fue loco porque funcionó. Es así, si vos queres empezar a trabajar tenés que mostrar algo. Grabamos tres temitas súper simples, y esos tres temitas nos llevaron a lograr un montón de cosas como conocer al sello Queruza que fue por donde editamos el disco. Ellos nos dijeron queremos laburar con ustedes, creemos en esto y queremos editar el disco, y ese fue como el despegue de la banda. —Supongo que querían lanzar un disco pero no estaba en los planes… —No estaba en los planes, fue algo como que te sorprende. Sucede.

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—¿La banda trabaja desde un lugar de independencia? —Siempre bancamos esa, lo que pasa es que se vuelve complicado a veces vislumbrar las intenciones de todos los demás y la intención que vos tenés como banda. Pero apostamos y creemos en trabajar de forma independiente. —El bunker de Almagro. —La Cofradía, es nuestra sala de ensayo. La historia fue que yo vivo en un PH y la vecina de adelante se fue y entonces invité a mis amigos a vivir y ahí se arma lo que vendría a ser “La Cofradía” y el nombre surge por el hecho de decir “acá todos somos personas que creemos en lo mismo y que estamos viviendo todos juntos para hacer un sueño real”.

“No necesitas ir a Buenos Aires porque justamente tenemos las armas para poder hacerlo desde el lugar en el que estés. Solamente hay que creer en algo y tener algo para decir” —¿Cómo continuar por la senda del artista independiente sin vender el alma al diablo? —Es una pregunta bastante complicada. Todavía no llegamos a ese punto, y está ahí, a la vuelta de la esquina. Viene el diablo y te ofrece lo que vos queres pero te quita el alma, todavía no me pasó esa secuencia pero es como raro. Yo creo que uno en algún momento se prepara para eso, lo ves venir y no sé es todo una estrategia también. —¿Crees que vas a tener el corazón para ignorarlo cuando aparezca? —Sí, olvídate. Los cuatro tenemos el corazón para clavarlo.


[LAS SOMBRAS] —El primer disco de la banda lleva por título Las Sombras, ¿qué nos podés contar?

—Editar en vinilo tiene otro valor, por ahí pasa más lo coleccionable...

—Fue un proceso largo, teníamos diez canciones y dejamos ocho, el trabajo de grabación y edición duro alrededor de un año y medio, todo dependía de lo que nosotros teníamos en el bolsillo, hubo un dilema a la post del disco y ahí fue cuando aparece el sello Queruza, ellos nos dijeron que lo íbamos a editar juntos y así fue.

—Exactamente, y tiene otro sonido que te teletransporta a otro momento, además el hecho de escuchar un vinilo es diferente; lo disfrutas de otra manera. —Yo pertenezco a la generación del Casete y recuerdo que era todo más especial.

—¿El arte de tapa del disco lo trabajan ustedes?

—Sí, yo también. Grababa todo lo que quería en el casete y salía en la bicicleta escuchando el casete porque no tenía discos.

—Lo trabajamos nosotros, estamos en todos los detalles de la banda.

—¿Cuál fue la principal evolución de la banda durante todos estos años?

—¿Cómo fue el proceso de sacar su primer disco en vinilo?

—En lo musical cada vez que pasa el tiempo es como más fuerte, pero también sucede mucho a nivel personal, no sólo se trata de componer, sino también de llevar una banda donde vos te llevas bien con los demás y sabes cómo decir las cosas, cómo comunicarte con el otro, compartir, saber que el otro siente cosas diferentes a las que vos sentís y lidiar con eso y a la vez compartir sentimientos juntos. Creo que como banda crecimos mucho gracias a que nosotros nos entendimos. Y lo otro es la difusión, creo que en un corto tiempo alcanzamos un mayor nivel de público. Es loco cuando te llegan mensajes que te dicen “estamos en Formosa y nos re caben Las Sombras” entendés… me acuerdo ahora de la última gira que hicimos que fue en Chile y la gente cantaba las canciones.

—Lo del vinilo fue a través del sello Queruza, ellos se jugaron mucho por nosotros y por un concepto que tiene que ver con una manera de decir algo y no lo dudaron los muchachos. Nos dijeron tenemos esta posibilidad de hacer esto y que lo querían hacer, para nosotros fue genial. —Desde la propuesta estética Las Sombras apuestan al formato analógico. —Sí, no usamos pedales ni sintetizadores y esas cosas, es como que vamos a lo más crudo. Se trata de que a uno le gusta un lenguaje especial y se habla sobre lo que nos gusta. Al principio no fue tan buscado, fue más inherente, y si a mí me gusta algo refiere también a lo que quiero ser yo. —Apostar al formato vinilo en un tiempo digital, donde cada vez se invierte menos en discos es todo un desafío. —Sí, es todo una apuesta. A mí me parece que lo del vinilo esta bueno, es medio complicado igual que el cd´s.

“Las Sombras surge como la primera proyección de cualquier cosa, entonces la proyección nuestra es la música. Si lo puedo definir de alguna manera es: La primer proyección que una cosa tiene en la tierra; la sombra” │

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[ENTREVISTA] —Festival Woodstaco, un evento bastante groso... —Sí, fue zarpado, este año volvemos a ir. Son cinco escenarios, y cada escenario tiene diferentes estilos, nosotros estuvimos en el de rock. Woodstaco es un festival que se hace en el medio de la montaña en Chile, los escenarios están en medio de la naturaleza. Tenés uno en el bosque, otro en el río, otro más metido entre la montaña. Las bandas desde que vos te levantás hasta que te acostás, están sonando. —¿Crees que todo eso se consiguió por subir el disco en Internet y trabajo de redes sociales? —Sí, obviamente. Todo el tiempo creo eso, ya está. Vuelvo a repetir lo que te dije antes, no necesitas ir a Buenos Aires porque justamente tenemos las armas para poder hacerlo desde el lugar en el que estés. Solamente hay que creer en algo y tener algo para decir. —¿Están pensando en lanzar un próximo disco? —Lo estamos preparando, en septiembre entramos a grabar con Mario Breuer (Reconocido Ingeniero de sonido y productor en el mundo del rock nacional) en el estudio de MCL Records y el disco estaría para finales del 2017. Este disco será más cancionero, no más de nueve temas, con las condiciones del vivo llevadas al estudio de grabación. —¿Sobre la producción del videoclip de la canción “Vos y Yo” lo armaron ustedes? —En ese video no, en el primero un poco sí pero ahora no. Eso salió de la mano de Tati Charriere, un director bastante piola, está acá, lo conociste y es el que hizo el documental de Banda de Turistas, y en un momento se acercó y nos dijo “quiero hacer esto con ustedes” entonces tuvo la idea de todo lo que sucede en el videoclip y no lo cuestionamos mucho, estamos súper contentos con lo que se logró.

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—Tenés que armar discos, ¿cuáles serían?

una colección de 5

Instituciones Sui Generis London Calling - The Clash Clics Modernos - Charly Garcia The Soft Parade - The Doors Desatormentándonos - Pescado Rabioso —¿Una canción de Las Sombras? —Van Detrás. —¿Qué cosas no te pueden faltar en la mochila cuando salen de gira? —Mi teléfono, mi pasaporte, documento, preservativos... —¿Un lugar en el mundo? —Donde estén mis amigos. —Si hoy fuéramos al cine, ¿qué película te gustaría ver? —Una película de terror, “The Evil Dead”. Me gustaría también ver mi película favorita “Brazil de Terry Gilliam”. —Un poeta. —Fabián Casas. —Algún mensaje que quieras dejarnos. —Nunca se mientan a sí mismos.

Sobre el autor:

Leandro Fuentes Sobelvio nació en San Juan en 1990. Fuentes es un poeta casi secreto, paralelamente a su carrera de periodismo, fue desarrollando una intensa y constante labor narrativa que, hasta ahora, permanecía desconocida.


LS

Grabado en la Puerta del Sol Estudios, La Plata, por Mauro Lopez. Mezclado y Masterizado por Juan “Cana” San Martín en estudio Astor Mastering, La Plata. Fotografía de tapa: Roberto Figueroa Diseño de tipografía: Hola Bosque Agradecimientos especiales a Fauna Records. Todos los temas compuestos y arreglados por Las Sombras. Editado por Queruza.

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ROCK

BUSCANDO LA NOTA EN EL NUEVO ROCK ▪ por Sebastián Guevara

No es ninguna novedad el enorme y aceleradísimo recambio generacional que viene atravesando la música en esta segunda década del nuevo milenio. Si bien los popes del llamado “Rock Nacional” aún siguen vigentes (Charly García sacó Random este año, Fito Páez sigue en actividad, y a pesar de los obstáculos La Renga sigue girando por el país, por nombrar sólo tres) y ese sonido del rock de calles y barrios toma nuevas formas y/o sumando bríos – no necesariamente decentes en todos los casos– con bandas como La Beriso, la avanzada del piberío es innegable.

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BUEN MOMENTO DURAZNO TRÍO La Sala Estudio

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uriosamente, Cuyo se viene convirtiendo en epicentro de una movida que aglutina ese espíritu de la ruptura con un pasado que se celebra a sí mismo, una movida que con sus matices y sus dificultades, representa ese “hazlo tú mismx” desde varios aspectos, primordialmente desde lo estilístico-auditivo. ¿Qué quiere decir esto? Que cada vez hay más jóvenes que no sólo se atreven a tomar un instrumento sin siquiera haber terminado la secundaria, sino que además buscan ser lo que les salga ser en términos musicales. No repetir fórmulas, no copiar poses ni sonidos, pero sobre todo no esperar a que venga alguien a dar un sello de aprobación junto con un contrato para sacar un disco. Obvio, todo es mucho más fácil desde que se puede bajar un programa por Internet y editar tu música sin tener un estudio de grabación profesional a mano. Aún así, no deja de ser algo notable que aprovechando las facilidades de la vida moderna, los proyectos musicales juveniles dejen de ser una fantasía entre vasos de Coca y pasen a ser un disco concreto.

Y todo esto nos trae a una de las producciones más recientes del nuevo rock sanjuanino: Durazno Trío, formados por Juan Manuel Casas en guitarra y voz, Lucas Atencio en bajo y voz y Juan Pablo Andrada en batería, son uno más de los nuevos exponentes del movimiento pibe que cada vez suma a más caras, más nombres, más álbumes en su haber, pero particularmente, suma a un público que no se queda en un formato pasivo, sino que después replicarán la experiencia artística. Volviendo a Durazno, se podría simplemente cerrar este texto hablando bondades de las ocho canciones que construyen su primer álbum “Buen Momento”, pero sucede que lo importante es que esas ocho canciones tienen un nivel tan bueno, una calidad tan disfrutable, que no es posible ni lógico quedarse en esos ocho cortes como algo individual, como productos aislados de un período de creatividad. Yendo a lo concreto, Buen Momento se inscribe como un nuevo aporte al transgresor movimiento musical que de a poco se va constituyendo │

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como la normativa y no como la excepción del panorama sonoro argentino. Transitando por un rock alternativo embebido de la gracia juguetona del math rock, de la mano con cierta nostalgia y melancolía aplicada a las vivencias expresadas en sus letras, los Durazno crearon una pieza que circula agradablemente los oídos y que se pasa muy rápido, y no por su relativa corta duración de 27 minutos, sino por lo altamente disfrutable de sus temas. En su simpleza, su delicadeza eléctrica, los Durazno arman nuevos paisajes para los días del nuevo “joven-adulto”, como los insensibles censos y estadísticas suelen etiquetar a quienes aún están a las puertas del rito-ritmo laboral de cada día, un “el salario de cada día, dánoslo hoy mientras intento estudiar” que encuentra refugio en el bonito sonido y dinámico de Buen Momento.

“Buen Momento se inscribe como un nuevo aporte al transgresor movimiento musical que de a poco se va constituyendo como la normativa y no como la excepción del panorama sonoro argentino. Transitando por un rock alternativo embebido de la gracia juguetona del math rock, de la mano con cierta nostalgia y melancolía aplicada a las vivencias expresadas en sus letras” Tal como más de unx podrá apreciar, Durazno Trío no han descubierto el fuego. No han inventado la rueda. ¿Pero es eso necesario? Gran parte de los parámetros de calidad y/o aceptabilidad del llamado “Rock Nacional” tenían que ver con hacer discos que fueran más grandes que la vida, canciones que sí o sí estuvieran hechas para ser coreadas por millones en estadios abarrotados. Y no es que tales expectativas no se cumplieran, habida cuenta de álbumes como La Biblia de Vox Dei, Clics Modernos de Charly o Canción Animal de Soda Stereo. ¿Pero quién le habla hoy en día a pibxs que no quieren ser los nuevos Atlas sosteniendo las estructuras del mundo a

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tracción de música? ¿Con quién se identifican aquellas almas jóvenes que no buscan la eterna trascendencia, la fama plástica, los traidores excesos y los venenosos flashes? ¿Hay vida más allá de una portada en la Rolling Stone? Vaya que sí la hay. No en vano grupos como Él Mató a Un Policía Motorizado, Mi Amigo Invencible o los más recientes Perras On The Beach y Usted Señálemelo inscriben su perspectiva en lo cotidiano, en lo pequeño, en las habitaciones mentales (solitarias o compartidas) y emocionales de las personas en vez de buscar cincelar frases en la roca del rock argento. Así es como debemos entender a Buen Momento de Durazno Trío: como un mensaje destinado a las nuevas realidades que pueblan el país, la provincia, tu barrio/villa/lo-que-fueredonde-vivís. Tal como lo hicieran los ExDealer, Mánager Capitalista y otras tantísimas bandas sanjuaninas que surgen con el ímpetu joven a hacer notar su voz, sus opiniones, sus ideas e ideales, sus expresiones tantas veces negadas en el furor adulto. Por eso no hace falta hablar tema por tema de Buen Momento. Basta con saber que es un muy buen disco, un gran disco debut que si te gusta el rock alternativo elegante y honesto, te va a gustar. Pero basta más con saber que ellos, al igual que vos que estás leyendo esto, alguna vez fueron público y no se conformaron con eso. Buen Momento es la prueba de que ellos pudieron. Así que andá a agarrar un instrumento, sé parte de este movimiento. Vos también podés. ●

Sobre el autor:

Sebastián Guevara es un Pisciano impulsado por el amor a la música, la hipersensibilidad y pizcas de ansiedad delirante. Redactor del sitio El Club del Rock desde 2014, panelista de Criaturas de la Noche desde su creación hasta su traumático final, laburante de (casi) toda la cancha en eso del periodismo. Visto desde un microscopio, un buen tipo. Everything Counts In Large Amounts, mic drop y lo’ vimo’. Larga vida al pop de guitarras, la Sarah Records y el post-punk.


“BUEN MOMENTO” se grabó entre el 25 de mayo y 11 de julio de 2017

DT

Fue grabado, mezclado y masterizado en “La Sala” por Mariano Moreno Arte de Tapa Mile Benmuyal producido por Lucas Atencio y Mariano Moreno “Waco” Arreglos por Durazno Trío

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NUEVOS DISCOS

ROCK

BURBUJA - TRASNOCHES ▪ por Fabián Matías Ramírez

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n este primer disco en formato EP, Burbuja nos regala una gran cuota de frescura, sonidos eléctricos, funk, pop, rock, riffs que invitan a bailar, trabajos en las voces y por supuesto el clima de Trasnoches. El disco abre con Gente Toxica, una canción que es dueña de un estribillo con aires de hits, sucede que se instala un clima de fiesta. Luego el ritmo acelerado de Tiempo, lo entiendo nos trae aún más fuerza y un estribillo que se acerca al punk, en este caso en la voz invitada de Pablo Moya (Manager Capitalista). Secuencia y Curso Natural dos canciones de Cristóbal (guitarrista y voz) muy bailables, la primera muy disco, muy Daft Punk, tan así que la voz principal como la que lo acompaña se valen del efecto Cher (efecto en las voces). La segunda de un estilo funk-pop con la mejor de las letras del EP, de esas que nos hablan de cosas cotidianas, secuencias que nos atraviesan en menor o en mayor medida a todos, y que resultan prolijas porque pinta un paisaje entre poético y literal con un solo a cargo de otro invitado Juan Millán (Monofloro/Flayantes) que le da un cierre bien encendido. Luego llega el turno de dos composiciones de Lucas Tocino (baterista), en primer lugar Prado con una batería y un bajo que prolijamente se acompañan para que el resultado sea una canción donde la guitarra pueda jugar con un riff entre versos que hacen que cuando venga el estribillo la misma este ya en un clima de plena efervescencia “sintiendo el alma, me estremezco; sintiendo el roce de tu negación” dispara el final del estribillo dejando en claro las ganas

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de alejarse. En segundo lugar Detonada ¿acaso la mayor exponente de Trasnoches? Una declaración del reviente tratando de retratar con éxito los acontecimientos de una noche ya en pasado. “Amanecí sentado en el suelo, y estabas así como mirándome adentro”, otra que cobra mucha fuerza en su estribillo con una voz detonada. Ya en el final nos recibe Voy con todo, que cuenta con el protagonismo de un sintetizador a cargo de Cristóbal, la otra voz una gentileza de Sebastián “Chizo” Espejo (Monofloro/Flayantes) y el estribillo otorgándole ser la canción más rockera del EP. “Hoy voy con todo” como último mensaje el cual carga con toda la energía del trabajo discográfico. El arte de tapa a cargo de Alicia Mas y Nicolas Peinado representa el frente de un bar que lleva por título Trasnoches, pareciera un antro interesante por descubrir, nos invita a ingresar y así es el espíritu que decora este disco, la noche, el reviente y bailar todos al ritmo de Burbuja. ●

Sobre el autor: Fabián Matías Ramírez es de Chimbas, nació en 1987 a las 2 de la madrugada (hora a la que se suele acostar). De niño se fascinaba con las aventuras de Gokú (de grande también). Hincha de Boca, guitarrista y una de las voces de Capitán Hunuc, miembro de la comunidad Lumen Ecclesiae. Actualmente comparte en las tardes de lunes a viernes una canción de Charly García en Facebook.


NUEVAS DROGAS Trasnoches es el primer disco corto de Burbuja. Sí, disco corto porque llega casi a los 30 minutos y sobrepasa el tiempo de un “extended play”. En ese tiempo condensamos lo que creemos nos representa, la música Pop, el Rock, el Funk y las melodías simples. Disco corto porque nos llevó más tiempo del planeado, ya que grabar, producir y mezclar de manera autogestionada no es simple y el tiempo —por suerte— nos lo permite. Lucas Tocino y Cristóbal Núñez somos los compositores de Burbuja, que luego de unos 3 bajistas, 7 tecladistas y 2 guitarristas en nuestra historia, nos hacemos cargo de nuestra histeria en 7 canciones que salieron en 2016. Agradecemos a: Juan Millán (Monofloro), Chizzo Espejo (Monofloro), Pablo Moya (Manager Capitalista), por sus aportes en guitarras y voces respectivamente. Como ya creemos suficiente data, los invitamos a escuchar nuestro disco.-

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ENTREVISTA

indie folk

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▪ por Pedro Ahumada ▪ Cámara: La Familia de Ukeleles

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unque este nota es sobre La Familia de Ukeleles, es necesario para contar todo arrancar desde Thelonius Bar y Las Bourbon Sweetheart: Un viernes de agosto en el que mi amigo Tulio Cabrera (pueden escuchar sus ácidos comentarios en cinicosvalley.caster.fm los Lunes a las 22 hs.) estaba de visita nos invitó a ver una banda llamada Las Bourbon Sweetheart, banda con estilo de los años ´50 que hacen temas estilo bolero, calipso entre otros ritmos. Llegamos ansioso por entrar y buscar un lugar pero en la puerta nos frenaron por no haber reservado antes, así que decidimos esperar en la puerta ya que mi amigo conocía a Mel una de las cantantes de Las Bourbon Sweetheart y de la familia). Mel Muñiz arribo a los diez minutos toda apurada con un aire muy divertido, luego de saludar amablemente subió las escaleras del bar y desapareció; nos dijimos a nosotros mismos “será la próxima” pero a los minutos se comunicó e hizo los arreglos para que pudiéramos ingresar. Thelonius Bar (Jerónimo Salguero 1884, Palermo, CABA) es un lugar muy recomendable a pocas cuadras de la Av. Santa Fe al que se ingresa por una escalera algo empinada pero que ya te va advirtiendo que este es un lindo lugar, el bar cuenta con pocas mesas, cada una iluminada con su propia luz y todas en dirección a un escenario pequeño que contiene un piano de cola, el lugar es perfecto, para una cita o justamente para ver un show acústico como el que nosotros presenciamos (Lo recomiendo tanto que regresé en un par de semanas). Apareció en escena el trio femenino acústico integrado por Nele Paelinck (Violín y voz) Mel Muñiz (Guitarra tenor y voz) Cecilia Bosso (Contrabajo y voz), fue una hora y media de lindas canciones realizadas con tres voces únicas y muchas cuerdas sonando prolijamente. Terminó el show y nos quedamos para agradecer y comentarle sobre la revista, claro que también, nuestro gusto por la Familia de Ukeleles. Ella sin dudarlo nos invitó al ciclo “Noches Hogareñas”, el evento que dio lugar a esta nota. │

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Noches Hogareñas es un ciclo que funciona todos los sábados de Agosto en Café Vinilo (Gorriti 3780) y se repite todos los años siempre en invierno, siempre en el mismo lugar pero no siempre bajo el mismo nombre. Café Vinilo es un lugar situado en el corazón de Palermo, con una estética perfecta para una banda como ellos, es decir, un salón de techos altos y paredes de ladrillo visto totalmente acústico donde el escenario fue en este caso en medio de todas las mesas desde las cuales uno mientras come o toma algo puede escuchar y sentirse casi parte de la banda por su cercanía con los músicos y la calidez del lugar, es un lugar igual de recomendable que Thelonius Bar. El reloj marca las 00:30 y aparece en escena la Familia de Ukeleles, Mel Muñiz (voz, ukelele, trompeta, dulcimer) Matías Luis Martinelli (voz, guitarra tenor, banjo) Adrián Capresi (lap steel, ukelele, voz) Damián Manfredi (contrabajo, voz) Charlotte Latzarus (violín, voz) y Luciano Pellegrini (percusión, voz) toda la familia completa. Una banda con canciones muy especiales que generan una experiencia que se completa cuando uno los ve en vivo, ya que hoy las bandas valen por el vivo y ellos se superan ampliamente, por que funcionan a un nivel visual pocas veces visto en la Argentina; sus instrumentos, sus vestuarios y sus elementos que complementan el reci nos

hace sentir que son verdaderamente una familia de cuerdas que tocan canciones propias y covers de época pasando por varios estilos musicales como country, folk, boleros y calipso. El reci duró alrededor de dos horas mezclando entre canciones de sus dos discos como “Ay,contigo amor” ; “Flores Secas”; ”Train”; “Caracoles”; “Lullabay”; “Viví de amor” canción que genero un momento particular ya que Mel se lo dedicó a una pareja que se conocieron en un reci de “La Familia” y hoy no sólo están juntos, sino que también están embarazados, en fin, tocaron mucho y todo fue tan excelente que no hace falta nombrar todas las canciones, hace falta que todos los que puedan asistan a sus recitales y punto. No es por exagerar pero hubo una alegría y una magia que sólo se puede generar con una banda como esta, en un lugar como Café Vinilo y estoy seguro que a todos los presentes nos pareció lo mismo ya que cerraron el reci con la canción “La Familia” y tuvimos que pararnos a bailar alrededor de nuestras mesas para poder dejar salir la energía que estábamos sintiendo por a haber pasado un reci tan cálido, perfecto, y obvio, tan familiar. Así que si pueden “vayan con la familia a cosechar” no se van arrepentir. Luego del reci nos quedamos un rato para agradecer a la banda por la invitación, y poder coordinar una entrevista.

“SOMOS UNOS FREAKS” Mel Muñiz

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LA GRAN FAMILIA

[ENTREVISTA] —¿Cómo surgió la Escuela de “Los Hermanos” y de que se trata? —Hace 5 años con Matías Martinelli arrancamos a dar clases en diferentes lugares, primero en mi propia casa, luego en algunos centros culturales en el barrio, hasta que empezamos a fantasear con nuestro propio espacio. Nos contactamos con Lucy dueña de Mercurio la disquería que se encuentra en el Patio del Liceo y ella nos pasó el contacto del organizador de la galería, así que nos pusimos la escuela y como la gente nos pedía recomendaciones de ukes todo el tiempo, así que se nos ocurrió sumar una tienda con modelos y marcas que nos gustan a nosotros para también para poder ofrecer. Luego de un año sumamos a Adri Capresi que a mi entender es el mejor ukelelista de Argentina y al segundo año nos expandimos. —Si yo fuera a tomar clases, ¿Cómo se arranca? —En estos momentos todos damos clases, tenemos alrededor de tres talleres cada uno y para informarte podes venir al local o escribir por nuestras redes sociales (www.facebook. com/loshermanosescuelitaytiendadeukeleles/) o mismo hablamos por teléfono para poder saber tú experiencia y ver qué taller conviene. En este momento somos tres los dueños pero también está mi hermano de sangre Fer, los demás son mis hermanos del corazón, quien es un excelente guitarrista que también da clases. Tenemos diferentes cursos, principiantes, prin-

cipiantes 2, Uke y voces, y un par de talleres que son estables como la orquesta de ukeleles que dirige Adri. Llegan a ser entre 10 y 14 ukeleles que van haciendo arreglos entre 5 o 6 líneas de ukeleles de cosas que van desde la orquesta de Glenn Miller hasta un tango, también ofrecemos un taller vocal femenino orientado al swing que está a mi cargo y por ultimo taller para niños. De a poco nos vamos expandiendo. —¿Cómo es que se juntan tantas personas a armar una banda de estas características que no se ve muy seguido? —A nosotros nos pasó así, la banda la empezamos con Mati, yo tomé unas clases con él en su momento para que yo me organice, y él me propuso una banda de ukeleles donde necesitaba alguien que haga arreglos vocales y me dijo: “quiero que seas vos, necesito una socia y quiero que sea vos”, me lo re acuerdo. El conocía un contrabajista y un chico que tocaba el Speel que no era Adri y arrancamos como un cuarteto, la formación fue cambiando un montón de veces y actualmente es una banda o pequeña orquesta de cuerdas, no es toda de ukeleles pero todos sabemos tocar el ukelele.

“La tapa del primer disco es una familia medio de amigos tomando el té al aire libre, y esta vez somos una familia de circo de la década del XX” │

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[ENTREVISTA] —En algún lado leímos que en un momento del reci hay 6 ukeleles en escena… —No eso no sucede, no es necesario. Una cosa es la orquesta de ukeleles como la que funciona en la escuela, una pared de 15 ukeleles todo arreglado por secciones, pero cuando vos vas a encarar una banda si son todos ukeleles te vas a quedar siempre con el mismo timbre, así que nosotros abrimos el juego a otros instrumentos que son similares, por ejemplo Mati toca la guitarra tenor que es como un uke pero afina en otro registro, yo toco la trompeta y el ukekele, Adri toca el Ukelele, el Banjo y el Speel Guitar, un instrumento de un color eléctrico que está muy ligado con la música hawaiana, súmale el Contrabajo y la Percusión. También hace algunos años sumamos el Violín, en el fondo es una orquesta de cuerdas que termina siendo mucho más rico que 6 Ukeleles. —¡Entonces era mentira! —Era mentira. —Se hacen llamar La Familia, ¿Tienen algún parentesco? —No, en realidad le pusimos el nombre a la banda porque nos llevamos tan bien y nos quisimos tan rápido y eso que no éramos una banda de amigos, éramos una banda de conocidos que nos convocamos. Fue tan fuerte la afinidad que rápidamente nos sentimos como una familia y además otra cosa hermosa, es que todos nuestros instrumentos son familia del Ukeleles. —Hace unos días fui a ver a Las Bourbon y me encantó, ¿vos sos la única que tiene un proyecto en paralelo? —Por ejemplo Mati en este momento no, pero esta con un proyecto por armar, Lucho trabaja bastante en varias bandas de percusionista y es nuestro bajista, contrabajista, toca con Maxi Prietto.

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—¿Todos ustedes viven económicamente de la banda? ¿O tienen trabajos por fuera de la música? —Todos tenemos otros trabajos que no son La Familia, pero todos son musicales y onda freelance. Y además tenemos “Los Hermanos” donde muchos damos clases, por otro lado esta Dami que tiene su proyecto de remeras que se llama Quinta Dimensión, pinta remeras a mano, está buenísimo. —Algo que notamos en el reci, es que aparte de sonar tan bien es muy visual todo el recital, como se paran, su vestuario, ¿tienen a alguien que los asesora? —No, esas cosas que viste son de nuestras casas, y así nos vestimos nosotros todos los días, somos unos freaks. —Si tuvieras que definir el género de la banda… —Yo diría que hacemos música de la primer mitad del siglo XX inclinada hacia la influencia yankee-hawaiano, folk-swing, calipso y un poco de bolero.

“La banda la empezamos con Mati, yo tomé unas clases con él en su momento para que yo me organice, y él me propuso una banda de ukeleles donde necesitaba alguien que haga arreglos vocales y me dijo: ´quiero que seas vos, necesito una socia y quiero que sea vos´ me lo re acuerdo” —¿De Argentina conocen otra banda como ustedes? ¿Con la misma impronta musical? —No, la verdad que no.


[LA FAMILIA DE UKELELES] —Bueno, y si tuvieras que recomendarme alguna banda de Argentina, ¿cuáles serían? —Primero te diría Los Espíritus. Aunque a mí personalmente me encanta la música vintage, antigua, pero también tengo un montón de colegas que me gustan mucho lo que hacen, por ejemplo, o Marina Fajes quien tiene un proyecto junto a Lucy Patané (Ex Guitarristas de Las Taradas). —Estamos todos esperando el disco nuevo, ¿cuándo viene? —Eso estamos esperando, estamos con muchas ideas nuevas de canciones nuevas, en el reci que vos viniste presentamos uno nuevo y tenemos un par de canciones que les falta un poquito para cerrarlas, así podemos grabar en el verano y para el año que viene presentarlo. —En relación a las canciones y la composición, ¿cómo eligen las canciones que van en inglés o en español o como funciona esa decisión? —Depende el género, un swings no va en español, es muy difícil, la mayoría de las composiciones que yo llevo son en inglés, pero también componemos juntos y vamos negociando, más de una vez cambiamos una letra del inglés al español como “Lullabay” o al revés. —Algo que nos encanta es la tapa del Gran Rubí, ¿cómo fue? —Cada vez que nos sacábamos una foto teníamos la impresión de que parecíamos una familia en alguna situación. La tapa del primer disco es una familia medio de amigos tomando el té al aire libre, y esta vez somos una familia de circo de la década del XX, Mati es el mentalista, Adri es el deforme de tres piernas, Fideo nuestro antiguo percusionista, era el forzudo del circo, Nela la antigua violinista era la mujer de los cuchillos, Dami el clavadista y yo la acróbata.

—¿Quién fue el fotógrafo de la tapa? —Ana Luz Crespi, una fotógrafa con la cual laburamos bastante. —¿Han viajado a otras provincias a tocar? ¿Por ejemplo San Juan? —No, no todavía, fuimos a diferentes lugares de Córdoba y al sur como Rio Negro, Roca y Neuquén. Nunca hicimos una gira grande porque todavía no se da. Estamos en busca de que nos lleguen propuestas que nos hagan viajar, mostrar nuestra música y nos reditué como trabajo.

“Yo diría que hacemos música de la primer mitad del siglo XX inclinada hacia la influencia yankee-hawaiano, folk-swing, calipso y un poco de bolero” —Por último Mel y por el tono de nuestra revista, ¿qué me podrías decir sobre la poesía? —Me gusta leer, pero no soy una gran lectora ya que me la paso con la música. No soy una gran consumidora de poesía y mucho menos la romántica, soy más del lado B, tengo amigos poetas que me encanta lo que hacen y me llega bastante. En mi adolescencia uno de mis poetas preferidos era Oliverio Girondo. —Muchas gracias Mel, y perdón por tantas vueltas, se complica un poco... —No, a vos. Y no te hagas ningún problema por la vueltas que estamos todos al palo corriendo; ya sabemos cómo es. Sobre el autor: Pedro Ahumada, es un sanjuanino que hoy vive y disfruta en Buenos Aires. │

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Una sala con techo alto, el sonido de cientos de pares de zapatos lustrados que van y vienen por el largo pasillo, donde hay un codo que oculta la boleterĂ­a, miles de sueĂąos, gente que se encuentra, otros tantos se desencuentran, el inicio de un viaje y el fin de otro. El andĂŠn, el vapor, el olor a aceite, el voceo del vendedor de diarios quien canta noticias de ayer. De todo eso, hoy nada. De todo ese movimiento hoy tanta estaticidad. De todo ese tanto y hoy tan poco pero con tanta magia. Mauricio Ferrer

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Vestigios Sedentarios

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ANDY WARHOL 90

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SIEMPRE ME HA GUSTADO TRABAJAR CON LAS SOBRAS; CONVERTIR LAS SOBRAS EN COSAS. SIEMPRE CREÍ QUE LAS COSAS DESECHADAS QUE TODOS SABEN QUE NO VALEN PARA NADA, PUEDEN LLEGAR A SER DIVERTIDAS. ES COMO UN TRABAJO DE RECICLAJE. SIEMPRE PENSÉ QUE HABÍA MUCHO HUMOR EN LAS SOBRAS.- ANDY WARHOL

▪ por Abril Pávlov.

A

ndy Warhol, una de las figuras más polémicas del arte contemporáneo, amado por algunos y considerado un loco extravagante para otros. Definitivamente un genio del arte. Nació en EE.UU en 1930 ya de muy joven siente inclinación por las artes, estudiando en un prestigioso Instituto de artes y nuevas tecnologías. Gracias a ello comienza a trabajar de diseñador, en campos muy novedosos como la publicidad o el marketing de artistas. Pronto da el salto a la creación propia, muy influenciado por la nueva cultura urbana americana, basada en los objetos de consumo o en la imagen de sus célebres estrellas de cine. Crea así un nuevo tipo de arte urbano, de raíces americanas y con base en la Cultura Underground. Son sus célebres trabajos sobre “Sopa Campbells”, o sus serigrafías coloreadas retratando a actores, músicos, políticos, etc, dándoles un nuevo aire de modernidad.

“Lo que poca gente sabe es que debajo del fashion pop se esconde una persona educada y culta, devoto católico y con estudios de diseño, ilustración e historia del arte, sociología y psicología en el Instituto de la Tecnología en Pittsburg; nada mal para alguien que es juzgado como de lo más superficial del arte contemporáneo”.

El 25 de septiembre de 1962 realizó su primera exposición individual en Pasadena Museum of Art; posteriormente, se montó la exposición: New Realist, en The Sydney Janis Galery, de Nueva York, la cual sería la consagración del Pop Art, y por consiguiente, el inicio del mito Warhol dentro de la historia del arte. En ese momento cambió rotundamente la apariencia y la personalidad de Andy. Tiñó su cabello de rubio platino y mudó su estudio a la calle 47, en esquina con la tercera avenida en Nueva York, para establecer su estudio conocido como: The Factory en lo que era un edificio industrial, constituyendo, así, un nuevo paradigma en la forma del habitar contemporáneo: el loft. Warhol convirtió su casa en un lugar de encuentro y creación, allí se reunían gran número de artistas, actores y gente influyente, que le abre las puertas de casi todos los museos americanos y también europeos. Otra de sus actividades fue el cine, realizando varios films experimentales y que hoy son objeto de culto de la cultura “pop”. Si existió una figura representativa del Pop, y del arte en general del siglo XX, es, sin duda, la de Andy Warhol. Que más que una imagen clara se convirtió en un mito gracias a su aparición magnificada como una diva dentro del glamour del jet set contemporáneo. El personaje de Andy Warhol adquiere mucho protagonismo más allá de su propia obra, convirtiéndose en un signo estético de la época. │

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Su vida se configura de manera artificial; programa sus apariciones, sus asistencias a fiestas, su vestuario; es el hombre objeto que sueña que todo es fantasía. De la historia de su vida parecía ser un sujeto tímido que no transmitía sus sentimientos, haciéndolo una persona reservada. Su trabajo es egocéntrico y monumental; tratando de formar un taller en su estudio The Factory, para que en éste se trabajara como un gremio artesanal, de la manera en que se desarrollaba en el Renacimiento. Las personas que se involucraban en sus creaciones siempre eran figuras públicas rodeadas de glamour que por ningún motivo pasaban desapercibidas. De esta forma, Warhol continuó la tradición de los pintores retratistas, trabajando en la mayoría de los casos bajo encargo, dándole a su firma el valor de marca registrada. La técnica con la que abordó el retrato era, para algunos, demasiado frívola o banal como para tomarse en cuenta: el mismo personaje elegía la imagen que serviría de base para el retrato en el que, a su criterio, luciera mejor. Exclusivamente se trataban de personajes famosos y con cierto reconocimiento popular (Mao, Marilyn Monroe, James Dean, etc.). Además, existía un afán por aumentar el contraste de las fotografías al máximo, para así eliminar cualquier rasgo secundario. Finalmente, se recurría a la repetición seriada y policroma de la imagen en la extensión total del lienzo.

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Se pueden reconocer en Warhol varios ejes temáticos imprescindibles en la mayoría de sus creaciones artísticas: por un lado, su interés en el sueño como tal retomando algunas nociones surrealistas; y por el otro, se hace evidente el fracaso del sueño americano. (La violencia y la muerte imperantes en el tipo de relaciones que, consciente o inconscientemente la sociedad de consumo propaga, la triste “objetualización” del amor y de los afectos, los símbolos de status, los mitos de las masas estereotipadas, la publicidad). En cuanto a las operaciones en la técnica de representación, Warhol utilizó la repetición y seriación de sus imágenes plasmadas en serigrafía o acrílico en grandes formatos, con un claro y preciso diseño y una casi estigmatizada aplicación del color. En las primeras etapas de su obra utilizaba fotografías de la prensa contemporánea, logrando impresionantes escenas a las que no estaba acostumbrado el ojo del espectador. Las imágenes son arrancadas de su contexto habitual trasladadas ahora al dominio del arte. De esta forma, Andy Warhol hace una descripción y una crítica audaz a los mecanismos de deshumanización que practican los medios de comunicación masivos. En palabras de Warhol: “cuando vemos varias veces una fotografía macabra, termina por no hacernos ningún efecto”, esto logra un estado de indiferencia, propia de la sociedad de consumo.


Mientras el expresionismo celebraba y se relacionaba con procesos ocultos, meditativos y metafísicos; el pop celebraba a las cosas más comunes de la vida cotidiana por medio de la transfiguración. Este proceso, a su vez (irónicamente), le otorgaba un aire trascendental y paradigmático que lo convirtieron repentinamente en la piedra angular del arte y la filosofía del siglo XX. ¿Cuál es, entonces, la aportación de Andy Warhol a la historia del arte? ¿Se debe tomar enserio lo que hacía? La respuesta es sí. Algo que comenzó como una crítica formal al expresionismo, se convirtió en la punta de lanza del fin del arte occidental. Warhol perfiló al sujeto contemporáneo, aquel que dejó el logocentrismo como fundamento principal de su cosmovisión, para volverse más bien en un sujeto múltiple, de perfiles borrosos, mundano y sobrestimulado, consumista, producto propio del American dream. El universo estético se percibe ahora como experiencias puntuales, intensificadas y heterogéneas. Se produce de manera débil y periférica. Rompe el límite entre la vida cotidiana y el arte haciendo que cualquier material pueda participar en la experiencia artística. Definitivamente: gracias Andy Warhol por modificar la forma de ver y hacer arte, por crear nexos insólitos dirigidos a estimular y evocar sentimientos análogos nunca antes experimentados. ●

Libros destacados: Latas de sopa Campbell (1962) Muchachas de Chelsea (1966) Flores (1966) Inevitable plástico que estalla (1966) La filosofía de Andy Warhol (1971) Signo de dolar (1982)

Sobre el autor Abril Pávlov nació en General Roca en 1986. Licenciada en Publicidad y Propaganda. Trabajó para Coca-Cola y asegura que esa gaseosa es veneno. En las noches de insomnio se dedica a interpretar los mensajes que llegan a su antena, trabaja duro en algunos diseños minimalistas que esperan ver luz.

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LUCY IN THE SKY WITH DIAMONDS ▪ por Valentín Fidelmann Ztelman

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n 1938 Albert Hofmann, químico suizo de los laboratorios Sandoz, inició sus investigaciones sobre el ácido lisérgico, nombre que había dado al núcleo común de todos los alcaloides del cornezuelo (un hongo parásito del centeno). Cinco años más tarde, en abril de 1943, se produjo un hecho fortuito que modificó decisivamente el curso de los acontecimientos. Hofmann descubrió los efectos del LSD-25 (abreviado del alemán Lyserg Säure Diethylamid; 25 porque de una serie de veintiséis derivados o compuestos sintetizados era el que hacía veinticinco), naciendo, de esta manera, la psicodelia. Hofmann fue psiconauta por motivos profesionales, su búsqueda de conocimiento lo llevó a explorar otras dimensiones de la realidad. “Desconozco espíritus distintos de los que alberga la naturaleza”, declaró en su centenario, al recordar que su objetivo era encontrar una “medicina para el alma”. Hofmann y su hallazgo han tenido un impacto considerable en la cultura: la medicina, la ciencia, la tecnología, la psiquiatría, el arte, la filosofía, la religión y la contracultura se han visto influidas por su descubrimiento. La sustancia impregnó el papel de la historia y logró seducir e inspirar a notables neurólogos, siquiatras, psicólogos, pensadores, militares, programadores, escritores, músicos, pintores y otros artistas. En los años sesenta pocos fueron los que no probaron el ácido, sobre todo en ciertos círculos universitarios de la sociedad donde germinó y floreció el movimiento contracultural de aquella

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época. Hubo dos fuentes principales a través de las cuales la sustancia de Hofmann llegó a las jóvenes mentes: una inspirada en la Costa Este por los psicólogos expulsados de Harvard, Timothy Leary, Ralph Metzner, Richard Alpert y su Liga para el Descubrimiento Espiritual (Turn on, turn in, drop out). La otra, la reventada de la Costa Oeste, por el escritor Ken Kesey, Neal Cassady, el músico Jerry Garcia y el clan de los Alegres Bromistas, los Merry Pranksters (Do it now!). Kesey fue uno de esos voluntarios que cobró en las clínicas de California por probar sustancias y conocer su potencial. Además era considerado el eslabón entre los beats y la generación de los sesenta, el último representante de aquel grupo artístico. Recorrió su país en un camión destartalado, el Further, organizando las Pruebas de Ácido que relata Tom Wolfe en su libro The Electric KoolAid Acid Test, reventones lisérgicos multimedia. Sin embargo, Haight & Ashbury, las comunas, el rock psicodélico, la pintura glow, la literatura speedy el cine experimental de la época no hubieran sido posibles sin el mayor productor de ácido en aquellos días, el célebre millonario Augustus Owsley Stanley III, quien abrió una fábrica de ácido en San Francisco con la cual mantuvo aceitado al movimiento hippie y su revolución cultural. Fue un momento de esperanzas e ideales, un amago de revolución que bailaba al ritmo de Grateful Dead, The Doors, Janis Joplin, Jefferson Airplane, Santana y otras formaciones musicales de corte psicodélico. Una experiencia multitudinaria, hinchada de misticismo, orientalismo y no-violencia y que daría finalmente la ecuación


básica del Flower Power: iluminación interior = liberación de los instintos agresivos = amor recíproco = amor universal paz en el mundo. Era la primera vez que los jóvenes, como colectivo, tomaban la iniciativa por sí mismos. Puede que esa cultura underground o contracultura naciera predestinada al fracaso, pero su influencia se iba a dejar sentir con fuerza muchos años más tarde. La ecología, el movimiento de liberación sexual, el pacifismo, el antimilitarismo, la contestación política, la cultura de la droga, el arte pop, la música rock, las soluciones alternativas y tantos otros aspectos tuvieron su génesis en ese momento mágico y efímero, prácticamente irrepetible, que en Europa se proyectó a través del Mayo francés del ´68. Pero sucedió lo que más temía: el LSD fue declarado ilegal en 1967 y con la prohibición se le cerraba el paso a la investigación y a los usos terapéuticos. Obviamente, los poderes públicos no iban a consentir por mucho tiempo que sustancias capaces de aniquilar la “organización del campo perceptivo” del Sistema y su “impulso al trabajo cotidiano y arduo” pudieran circular con absoluta libertad. Toda invitación química al pensamiento, la reflexión y la crítica quedaba fuera de lugar. El hecho de prohibir las drogas psicodélicas, que no producen adicción, ya que actúan específicamente sobre la conciencia, equiparándolas con las drogas estupefacientes, como los opiáceos (morfina, heroína) y los estimulantes (cocaína, anfetaminas), resumía de forma elocuente la mentalidad que subyacía —y subyace— en la práctica prohibicionista. Ante este nuevo giro nadie podía seguir cuestionando que la intervención del Estado en la dieta farmacológica de los ciudadanos no obedecía a un aparente interés altruista y humanitario de velar por la salud pública, sino a la imposición de criterios morales “que permitieran maximizar el control y el poder sobre sus propios ciudadanos”. Para entender la gran intolerancia sobre los alucinógenos debemos tener en cuenta, en primer lugar, el obtuso discurrir de ciertos empresarios morales que condenaban el empleo de determinadas drogas extrañas al sistema social por considerarlo, de forma simplista, el causante de la rebelión de la juventud, cuando, en todo

caso, no era sino un síntoma o una manifestación más del enfrentamiento generacional. Por otra parte, cada vez se hacía más evidente que, en una sociedad moderna y en vías de desarrollo, el establishment precisaba de individuos aislados, frágiles, sumisos, convencidos, competitivos y rivales entre sí, para lo cual valían perfectamente drogas psicoactivas como el alcohol y las anfetaminas. En cambio, no servían las drogas visionarias. No podemos olvidar los progresos lisérgicos alcanzados por Stanislav Grof con la psicología transpersonal. Este investigador, psiquiatra y psicoanalista, quien ha venido aplicando LSD en psicoterapias desde los años cincuenta, comenzó estudiando lo que a él le parecían paralelismos sorprendentes entre la experiencia psicodélica y los estados excepcionales de conciencia asociados a las ceremonias curativas aborígenes, los ritos de paso y prácticas iniciáticas, los procedimientos chamánicos y las prácticas de numerosas tradiciones místicas y yóguicas. Finalmente, Grof ha llegado al convencimiento de que a los estados de conciencia inducidos por el LSD también se puede acceder a través del método “terapia holotrópica” que consiste en determinadas técnicas de respiración, combinadas con música evocativa, ejercicios corporales y arte. De todos modos, a pesar de poder verse superado el LSD por esta doble probabilidad científica, sí son ciertas las aseveraciones que me animo a hacer de carácter público: “Lo mío sólo se puede entender si se ha tomado ácido”, y aún cabe depositar ciertas esperanzas en el LSD como medio idóneo para hacer más comprensible al ciudadano de a pie en su compleja servidumbre con respecto al poder del Estado. ●

Sobre el autor: Valentín Fidelmann Ztelman nació en Santa Cruz en 1983, es periodista y sociólogo. Actualmente se encuentra desarrollando diferentes investigaciones en el CONICET. Escribe para revista Ñ y Rolling Stone Arg. Desde hoy y para siempre ha decidido colaborar con el proyecto editorial Montañas de Papel.

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“Me llamo Raymundo Gleyzer. Soy un cineasta argentino y hago films desde 1963. Todos tratan sobre la situación social y política de América Latina. Trato de demostrar que no hay más que un medio de realizar cambios estructurales en nuestro continente: la revolución socialista.”

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LLEVAR EL CINE A LA GENTE. LIMITAR LOS DEBATES ABSTRACTOS Y ENCARAR OTRA ETAPA. PONER EL CUERPO Y MANTENERSE FIRME, LLEVARLA A CABO, PASE LO QUE PASE.

▪ por Santiago Schneider

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sta consigna tan breve pero contundente funciona como bandera para la ideología y el pensamiento de Raymundo Gleyzer. Bajo esta voluntad de realismo crítico, desarrolló su tarea. Siendo consciente que desde diferentes sectores lo atacarán de simplista y reduccionista. No le importó. Los tiempos urgen, y hay que actuar. Sabe que la claridad del mensaje no implica ni representa menor rigurosidad artística en el contenido. Todo lo contrario. La elección del relato y la narración de un estilo “clásico” en función de un mensaje llano, era la propuesta a trabajar pero sin desmerecer la belleza ni la complejidad formal del mismo. Esto lo tenía claro: en el arte lo bueno perdura. El asunto era y es, sin tantos rodeos, llegar de la forma más directa a ese hombre común que cumple día a día con una rutina alienante. Había que llegar superando los límites propios del artista o intelectual pequeño-burgués. Y ésta sí que era una dura tarea, un gran desafío. También de todos los días. Entendió que como cineasta debía romper con la vocación individualista y autosuficiente innata de todo artista, y más aún del artista de cine culto. Había que proyectar el trabajo colectivo. Acto seguido añadió: “Quién pretendiese realizar un cine revolucionario o que intente romper las estructuras de dominación actuales, debía actuar bajo la contención de una organización política, un partido que luche por la toma del poder”. Más que nunca consideraba vital e indispensable que las discusiones intelectuales estuvieran focalizadas y proyectadas en post de un proyecto político concreto. Revolucionario. De lo contrario, estos discursos formarían parte de la vasta literatura superflua que se escribía a diario. Y eso no le importaba. No era el momento.

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El 27 de mayo de 1976 Raymundo Gleyzer fue secuestrado por un grupo de tareas de la AAA (Alianza Anticomunista Argentina). El Centro Clandestino de Detención El Vesubio, es el último destino conocido de Gleyzer tras su secuestro. Una vez más la dictadura intentó silenciar a uno de los más talentosos y coherentes referentes del cine social latinoamericano. Raymundo Gleyzer nació en Buenos Aires en 1941. Creció en el seno de una familia de actores de origen judío, y de joven se interesó en la fotografía y en la política. Estudió cine en la Escuela de Bellas Artes de La Plata, y dejó los estudios para viajar al nordeste brasileño a filmar su primer cortometraje, La tierra quema (1964). Trabajó como cronista y camarógrafo para el noticiero Telenoche de Canal 13, programa para el que produjo entre otras Nota sobre Cuba y Nuestras Islas Malvinas (elegida como el impacto periodístico del año 1966). Dirigió films etnográficos, como Ceramiqueros de Traslasierra(1965) y Pictografías del Cerro Colorado (1965). Trabajó junto a Jorge Prelorán en Ocurrido en Hualfín (1966) y, tras varios años de viajes por Europa, llegó a México para filmar su primer largometraje: México, la revolución congelada (1971). El documental fue prohibido en la Argentina, y logró estrenarse recién en 1973. Su compromiso político lo llevó a unirse al PRTERP, partido articulado en la izquierda revolucionaria que se identificó con los ideales de la Revolución Cubana. En 1971 dirigió Swift, comunicado filmado de una acción exitosa del partido que tomó estado público: el secuestro del cónsul inglés y su canje por comida y mejores condiciones laborales para los trabajadores del frigorífico. Más tarde dirigió Ni olvido ni perdón, film urgente sobre un hecho que marcó simbólicamente el comienzo del terrorismo de Estado en la Argentina: la fuga del penal de Rawson y la Masacre de Trelew, el 22 de agosto de 1972.


RAYMUNDO GLEYZER

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EL CINE ES UN ARMA Raymundo Gleyzer creó el grupo Cine de la Base como forma de “colectivizar la inteligencia”. Conformado por Juana Sapire, Alvaro Melián, Nerio Barberis, Alberto Vales y Jorge Santa Marina entre otros, el grupo produjo su película más ambiciosa: Los traidores (1973). Se trata de una ficción basada en hechos reales que disecciona el funcionamiento de la burocracia sindical a través de la transformación de un líder obrero en un sindicalista corrupto. La película que desafiaba los tabúes políticos de la época fue exhibida en festivales internacionales, pero proyectada en condiciones de clandestinidad en sindicatos, fábricas, comedores y barrios humildes. Hoy es considerada como una obra cumbre del cine político latinoamericano. Durante años Raymundo Gleyzer fue recordado y reivindicado como periodista... así figura en las listas del Nunca Más. Ese recuerdo fue justo pero también cómodo, porque ante todo Gleyzer fue cineasta y como tal eligió colocar su forma de hacer cine en el centro de algunos de los antagonismos argentinos más urticantes. En 1971 el cineasta argentino Raymundo Gleyzer tenía detrás suyo media docena de documentales premiados, varios institucionales, un merecido prestigio como periodista televisivo y un largometraje polémico, México, la revolución congelada, rodado en México, compaginado en Estados Unidos y prohibido por censura argentina. Así como otros cineastas políticos del período sumaban su actividad, de modo clandestino, a la de organizaciones peronistas, Gleyzer decidió unirse al FATRAC o Frente de Trabajadores de la Cultura, una iniciativa del PRT-ERP. En una carta a un amigo mexicano, fechada el 15 de septiembre de 1971, Gleyzer expuso con claridad su idea de lo que debía ser el rol del cineasta militante y las diferencias que lo distanciaban de sus colegas peronistas:

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“Creo que el cineasta no es ninguna unidad en sí mismo y que plantearse un cine concientizador tiene su mérito, pero más lo tiene cuando el cineasta como revolucionario se incorpora a una estructura revolucionaria. No creo en el cine revolucionario, creo firmemente en la Revolución. Aquello del Che con el escritor conflictuado viene muy bien al caso: “Comandante”, le dijo el intelectual. “Soy escritor. ¿Qué puedo hacer por la Revolución?”. Che: “Yo soy médico...”. De allí que aunque totalmente de acuerdo con las postulaciones de Getino y Solanas (en general y no en particular) no me interesa tanto el elemento cultural que pueda irradiar una obra tercermundista sino su instrumentación política, con la Revolución, desde dentro de la Revolución. Pero, ojo: no la Revolución en abstracto, la Revolución que nos gustaría, sino la que uno, como ser humano, hace. O te juegas entero por la Revolución Socialista o te dedicas a realizar un cine tercermundista y andas escribiendo tu idea sobre lo que hay que hacer, sin hacerlo personalmente. Getino y Solanas, desde su óptica peronista, niegan en los hechos la lucha de clases en Argentina. Y sólo sacan a relucir su papel de brazo cinematográfico de Perón, que, como tal vez tú no sepas, es un viejo decrépito que desde Madrid imparte las más diversas y variadas y contradictorias órdenes a sus seguidores (el 70 % de la población). El hecho de que Getino y Solanas apuntalen la `estrategia’ de Perón, con su política pendular, no es sino una evidencia más de la poca confianza que tienen en la fortaleza del proletariado argentino y su capacidad de crear”.

Sobre el autor: Santiago Schneider es periodista especializado en cine. Participa de la web Family Game, para la cual hace crítica de películas y conduce un programa de radio vía web. Trabajó en las revistas La Mosca En La Sopa y en la escuela de crítica El Caleidoscopio.


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Género Drama | Crimen

EL APRENDIZ ▪ por Agustina Lucero

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a primera vez que hacemos algo totalmente propio, es cuando comenzamos a descubrirnos a nosotros mismos y a entender qué es lo que queremos mostrar o contar y cómo queremos hacerlo. Hace un tiempo Tomás de Leone pasaba por este proceso y luego estrenaba su primer largometraje llamado El Aprendiz en el Festival de Cine de Mar del Plata. El aprendiz no es sólo su primera película, sino también su primer premio, ya que fue una de las ganadoras. La historia transcurre en Necochea, y tiene como protagonista a Pablo (Nahuel Viale), un pibe que está como aprendiz en la cocina de un restaurante. Pablo vine de una familia algo inusual compuesta por una madre alcohólica

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(Mónica Lairana) y un padre ausente (Germán De Silva) que se las tomó cuando él era pequeño y construyó otra familia lejos de ellos. En cuanto a su vida íntima tiene una novia (Malena Sánchez) que es su cable a tierra y un grupo de amigos poco amigables. Pese a su pasado y su presente Pablo busca progresar y sueña con tener su propio restaurante, aunque por el momento es sólo un sueño, ya que no cuenta con recursos para poder lograrlo. Los amigos de Pablo son unos pibes con pocas luces que trabajan cometiendo delitos para un tal Parodi (Esteban Bigliardi). Pablo comienza a ver en esos delitos una manera fácil de ganar dinero para comprar su negocio y se va a unir a ellos para poder lograrlo.


Con muy buena interpretaciones, un guion correcto y una historia sin pretensiones, El Aprendiz logra ser efectiva, entretenida y prolija. Además, logra un clima denso y gris lleno de tensión sin tener siquiera una fotografía o una propuesta estética destacable. Esta película nos invita a reflexionar y a preguntarnos ¿qué cosas seriamos capaces de hacer ante una situación poco favorable para poder lograr lo que tanto deseamos? ¿Seriamos capaces de hacer lo que hace Pablo? ¿Está bien o está mal? ¿Lo bancamos o no? Sea cual sea tú respuesta no te podes perderte esta película, primero porque es súper entretenida y vale la pena, segundo porque es una prueba más de que el Cine Independiente ya no tiene nada, pero nada que envidiarle al comercial, porque cuando hay ganas, trabajo y talento no hace falta contar con nada más. ●

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BIO TOMÁS DE LEONE Tomás de Leone tiene 32 años, es un director de cine recibido en CIEVYC en el 2007. Participó en talleres de Guión en Argentina y Venezuela, dirigió su cortometraje “El Clarinetista” 16mm B/N y participó en el Short Film Corner de Cannes. También integró las competencias del Festival de La Habana y Mar del Plata. En 2014 funda su productora DLCINE, con sede en Buenos Aires. Gana el concurso del INCAA y en 2015 filma su ópera prima “El Aprendiz”, escrita y dirigida por él.

Sobre el autor: Agustina Lucero es actriz, publicista, cinéfila, seriecilla, columnista y crítica de cine en Radio La Otra y en su blog La Cinematografa.

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DÍAS DE VINILO ▪ por Leandro Lopardo

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os aspectos serios, la amistad y la música. Dos cuestiones fundamentales que unifican la historia, sumando a este binomio, cuatro amigos inseparables desde la niñez. Cada uno lidiando con el amor, la edad, los desencuentros y un acierto de variados personajes que otorgan al film gran dinamismo - una vendedora de cosméticos, una cantante trepadora, una extranjera colombiana de descendencia japonesa-. Los protagonistas Gastón Pauls, Fernán Mirás, Rafael Spregelburd e Ignacio Toselli son guiados por la música en todos los aspectos de su vida diaria. Simultáneamente gobernados por una insaciable necesidad de sentir que sus vidas toman el rumbo correcto, sobre todo en el campo del amor. Cada personaje vive situaciones de enredos continuamente, circunstancias que se resolverán a lo largo del film.

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Algunos puntos a destacar: Las profesiones de los cuatro amigos comparten de alguna forma el amor por la música: Luciano (F. Mirás) es locutor en una radio; Facundo (R. Spregelburd) trabaja en un cementerio privado, pero ademas es compositor e intenta complementar ambas profesiones; Damián (G. Pauls) es guionista y director de cine, y Marcelo (I. Toselli) es líder de una banda de rock que rinde tributo a The Beatles. Las actuaciones son muy interesantes, divertidas y con un humor inteligente, además de un guión extraordinario cargado de escenas bien logradas que le dan un mejor desarrollo y acabado. La música sorprende realmente, es una buena combinación de canciones de rock clásico que le dan gran parte de sentido a la trama.


cine Arg coproducción de Argentina y Colombia 2012

Cada protagonista sufre una serie de infortunios provocados por despistes, malas decisiones y estados de estrés y depresión constante generados en gran medida por la disconformidad y frustración que se hacen presentes en la historia. ● Sobre el director, Gabriel Nesci, plantea un desafío interesante con su primer largometraje (Días de Vinilo) estrenado en 2012, teniendo como antecedente importante a nivel audiovisual a la serie Todos Contra Juan emitida en los años 2008 y 2009. Nesci logra captar las vicisitudes de estos cuatro amigos por medio del drama y la comedia, géneros típicos de la Industria Nacional. Sobre el autor: Leandro Lopardo, porteño, 27 años, estudiante de Comunicación, y en una humilde opinión escritor amateur y cinéfilo empedernido. │

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EL ABRAZO PARTIDO

coproducción de Argentina y Colombia 2012

▪ por Leandro Lopardo

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arrio de Once, conquistado desde hace décadas por la colectividad judía que fue encontrando la forma de sobrevivir en el país por medio de la actividad comercial. Narra la historia de Ariel Macaroff (Daniel Hendler), hijo de un matrimonio judío distanciado por una guerra y un engaño. De hecho Ariel que se haya llegando a los treinta años, aún no conoce a su padre, quien luego de luchar en la guerra decide radicarse en Israel y dejar a toda su familia en Argentina. La relación inexistente entre Ariel y Elias (Jorge D´elia) —su padre— genera en el protagonista un rencor muy grande hacia él, que se ve puesto en jaque cuando Macaroff (D. Hendler) pretende sacar el pasaporte polaco para así recorrer Europa y de alguna forma escapar de sus ansiedades. Toda el film se muestra complementado con la participación de las otras familias y propietarios de la galería que luchan día a día, para

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continuar con sus negocios en una época de crisis para el país. Se desprenden los chismes, los amores, las traiciones de propietarios que llevan una relación de hermandad entre ellos unidos por la religión y el comercio. La música es muy original colocando como pistas principales diferentes canciones de repertorio judío tradicional. La película cuenta con un escenario barrial, muy tradicional a la zona, cargada de elementos cotidianos que le dan gran simpleza, bien aprovechada para resaltar las costumbres porteñas. Daniel Burman, el director, es un excelente cineasta, que suele brindar historias emotivas donde el sentimiento de pertenencia se convierte en lo único que importa, resaltando siempre las relaciones y lazos familiares, sobre todo en la comunidad judeo-argentina. Se intenta reflejar una figurita repetida en boca de los argentinos durante la crisis del 2001, la posibilidad de mudarse a Europa como forma de progreso. ●


J. CHÁVEZ: EL HOMBRE ORQUESTA Nuevo unitario emitido por Canal Trece y TNT.

“El Maestro” se extiende por el universo de la danza. Prat (Julio Chávez) es un profesor de danza clásica y bailarín retirado que supo tener un reconocimiento mundial es dueño de un estudio donde se enseña baile. Su hijo recién llegado de España es detenido en el aeropuerto por tenencia de drogas. Es entonces cuando Prat deberá hacerse cargo de su nieto -a quien no conoce-, quien venía desde España con su hijo. En la trama se irán descubriendo secretos y pasiones que se despiertan de un lado y de otro que aportaran los elementos dramaticos y sorpresivos, combinado con la belleza en los planos, la música clasica que inunda de originalidad al proyecto. Cuenta con la dirección de Daniel Barone -viejo conocido, ya en las producciones del trece (El Puntero, Locas de Amor, Vulnerables)- aporta su visión particular para narrar este drama. En el entramado emocional que supone la tira, se perfilan grandes actuaciones como las de Juan Leyrado (Mario); Carla Quevedo (Luisa); Luz Cipriotta (Bianca) e Ines Estevez (Paulina). Muchos de los actores -hasta el propio Chavez- tuvieron que formarse en danza clasica, planteando un desafío aún mas interesante, que se ha visto muy bien resuelto en la pantalla. Al igual que Signos y La Fragilidad de los Cuerpos esta es una coorpoducción entre Pol-Ka y TNT. La serie se emite por Canal Trece los miércoles a las 22:45 hs y por TNT los jueves a partir de las 22 hs.

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CUALQUIER INSTANTE DE TODOS LOS INSTANTES BASTA PARA SABER LA HISTORIA DEL UNIVERSO

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Rayos de luz estenopeicos abstraĂ­dos de la permanente fragilidad e inestabilidad de la continuidad del tiempo y la transmutaciĂłn del espacio. Instantes atravesados por la atemporalidad, despojados de identidad, resistiendo en las ruinas de lo difuso.

Mariana JuĂĄrez

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Sobre el autor: Mariana Juárez, experimental constructora de imagen. Le gusta no dominar del todo sus resultados fotográficos. Autogestora. Ex depresiva. Meme lover. Generación 1984, San Juan.

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AMIGO VUELVE A CASA PRONTO 114│


[PODRÁN CORTAR TODAS LAS FLORES, PERO NUNCA TERMINARÁN CON LA PRIMAVERA.] ▪ por Osvaldo Kraft ▪ cámara: Archivo Ernesto Guevara

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l 14 de junio de 1928 nacía en la ciudad de Rosario, Argentina, Ernesto Guevara de la Serna, más conocido como el “Che”. La toma de la ciudad de Santa Clara por las tropas bajo el mando del comandante “Che” marcó la victoria de la Revolución Cubana entre finales de 1958 y principios de 1959. En la isla ocupó todos los cargos posibles, Comandante de las Fuerzas Armadas, Ministro, Presidente del Banco Central. Y aún así, optó por su vocación misionera y fue a actuar en el Congo, en África y luego en Bolivia. Guevara llegó a Bolivia en noviembre de 1966 para encabezar un movimiento de liberación que se conoció como La Guerrilla de Ñancahuazú y que pretendía extenderse por el cono sur latinoamericano. Existen lugares que por encontrarse en sitios remotos, poseer climas inhóspitos o por no disfrutar de ciertos servicios públicos, no son atractivos para muchas personas. La Higuera es uno de ellos. Lugar a donde llega quién realmente tiene un interés auténtico en conocer. Un camino largo, de tierra, entre montañas, en el cual las curvas vienen una atrás de otra en un eslabón cuya pendiente es pronunciada. Un clima seco que produce surcos tanto en la piel como en la tierra, lluvias sólo en un mes del año, el mismo mes en el que se puede conseguir alguna fruta. El sol parte el día en dos, toda actividad al aire libre se debe hacer antes de las 11 de la mañana o después de las 4 de la tarde. Agua, hasta apenas iniciada la tarde y luz eléctrica no hay. Un pueblo polvoriento más de esos perdidos en la nada, a casi unos dos mil metros, al cual nadie hubiese conocido si no fuera porque allí, en la escuela del pueblo, fue asesinado una de las personalidades más trascendentes del siglo XX: Ernesto “Che” Guevara.

El viaje entre Valle Grande —la ciudad más cercana— y La Higuera son unas largas tres horas donde el sol es omnipresente, interrumpido por ciertos pueblitos, entre ellos Pucará, autodenominada “la capital del cielo” que deja ver, tanto en su escudo como en la comisaria, la mundialmente conocida fotografía del hombre de la estrella que el fotógrafo cubano Alberto Korda capturó en la Plaza de la Revolución de La Habana. Llegar al lugar es como un viaje en el tiempo porque allí aún se percibe esa atmósfera especial que recuerda los años de la lucha. A 20 metros de la plaza del pueblo se encuentra el Museo Comunal “La Higuera”, construido sobre la demolida escuelita donde el lunes 9 de octubre de 1967, luego de recibir la orden desde La Paz y Washington, las balas del Sargento Mario Terán atravesaron primero el antebrazo y el muslo de Guevara para luego, en una segunda ejecución después que el mismo Che le ordene que “apunte bien”, perforar el cuello del líder guerrillero. El reloj marca que faltan 15 minutos para la 1 de la tarde, el Che se está desangrando cuando ingresa el sargento Bernardino Huanca, quien le da un puntapié que lo coloca boca arriba y, a menos de un metro de distancia, le dispara a quemarropa directo al corazón. Una hora antes, lo habían sacado afuera del lugar para tomarle unas fotos. Muchos vecinos del pueblo tienen aquel recuerdo. Allí, dentro de esa habitación hoy no hay más espacio libre en las paredes. Como si se tratara de un santuario de alguna deidad pagana, numerosos mensajes, agradecimientos, fotos, banderas, palabras pululan en los muros, donde aún retumban en las paredes como un eco infinito las últimas palabras del “hombre más completo del mundo”, según Sartre: “Póngase sereno, está usted por matar a un hombre”. │

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Nadie en el pueblo o en la zona sabía quién era el Che Guevara. Un pueblo en donde aún hoy no hay televisión, radio, diarios, ni internet, ni señal de celular, ni un transporte interurbano. Las novedades del mundo no se desayunan en este extremo de Bolivia. Con esto podemos imaginar cómo eran las noticias hace medio siglo. Todo el pueblo, en el Abra del Picacho, había escuchado los rumores: en esta zona, enclavada en el valle boliviano, unos extranjeros estaban enfrascados en una guerra de guerrillas. Pero ese 26 de septiembre de 1967, nadie estaba para cuentos, sino que para festejar a la Virgen de las Mercedes, patrona del pueblo —sí, la misma Virgen de Guadalupe que el cura Hidalgo y Costilla levantó como bandera en la lucha por la independencia de México—. La fiesta llevaba varios días y el esposo de María Barón Espada, una campesina de 25 años, estaba con una tremenda resaca. Por eso, aquella mañana, alrededor de las 8.00, la mujer le preparó cuatro huevos para intentar revivirlo. Pero en eso comenzaron a desfilar varios guerrilleros enfrente de su casa, de adobe y arriba del monte. Uno de ellos le llamó especialmente la atención y le preguntó quién era. “Yo soy el Che Guevara, soy médico, y si me dejan en paz puedo curar a la gente de aquí”, respondió.

María Barón, ahora de 75 años, sigue viviendo en el Abra del Picacho, un caserío justo encima del poblado de La Higuera. “¿De dónde viene?”, insistió la mujer. “Venimos pasando, cazando monos y loros para comer”, comentó Ernesto Guevara, que había llegado a Bolivia a fines de 1966, plena Guerra Fría, para crear un foco guerrillero con la idea, nunca confirmada, de llevar su lucha a Argentina, o bien para crear columnas que se esparcirían hacia el resto de Sudamérica o para liderar una “escuela de guerrillas”. En cualquier caso, a esa altura el Ejército boliviano junto a los Estados Unidos, en pleno régimen del general René Barrientos, lo tenía prácticamente cercado. ¿Empezaba un nuevo Vietnam? se preguntaba el Che en su diario ante la confirmación de la intervención norteamericana en el combate. En su diario, el propio Che resumió así su situación a fines de septiembre: “Debiera ser un mes de recuperación, y estuvo a punto de serlo, pero la emboscada en que cayeron Miguel, Coco y Julio malogró todo y luego hemos quedado en una posición peligrosa. Tuvimos pequeños encuentros en que matamos un caballo, matamos e herimos un soldado y Urbano se tiroteó con una patrulla y la nefasta emboscada en La Higuera”.

“EL FUTURO ES NUESTRO” Che Guevara

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A esa altura, la guerrilla había soltado todas sus mulas. La idea era alcanzar Río Grande, a unos dos kilómetros en línea recta por la Quebrada del Churo (o Yuro), de no muy frondosa vegetación. El 7 de octubre, cuando la guerrilla llevaba 11 meses en Bolivia, el Che escribió en su diario: “Una vieja, pastoreando sus chivas, entró en el cañón en que habíamos acampado y hubo que apresarla. La mujer no ha dado ninguna noticia fidedigna sobre los soldados. A las 17.30, Inti, Aniceto y Pablito fueron a la casa de la vieja que tiene una hija postrada y una medio enana; se le dieron 50 pesos con el encargo de que no fuera a hablar ninguna palabra, pero con pocas esperanzas de que cumpliera sus promesas”. Eso fue lo último que apuntó en su bitácora. De todos modos, fue el campesino Peña quien dio aviso y pronto las tropas al mando del capitán Gary Prado irrumpieron en las tres quebradas donde se encontraban los guerrilleros. El capitán boliviano capacitado por inteligencia yankee se lanzó y dio curso a una operación de bloqueo y registro en la Quebrada del Churo, con 70 soldados. En una falla geográfica justo donde la quebrada da una vuelta, Prado montó una ametralladora, un mortero y seis soldados. Los guerrilleros estaban embotellados. De pronto, unos 15 metros más allá, ya pasadas las 9.00, Prado escuchó: “¡Mi capitán, aquí hay dos!”. -¿Quién es usted?, preguntó Prado. -Soy el Che Guevara. No me maten, valgo más vivo que muerto. Entonces, Prado pidió que amarraran a un árbol al Che y a un guerrillero de nombre Willy. Al rato, Guevara le solicitó una venda para curar una herida, ya que había recibido un disparo en su pantorrilla derecha. También pidió cigarrillos, pero como eran muy suaves, les pidió a los soldados unos marca Astoria, más fuertes. “¿Puedo tomar agua?”, le dijo el Che al capitán. “Y le pasé mi propia cantimplora, porque pensé que podía echarle unas pastillas y suicidarse”, cuenta Prado. El Che llevaba una mochila, dos morrales, una carabina M-1, una pistola alemana calibre 9mm sin cargador, una olla con cuatro huevos, su diario, varios rollos fotográficos sin revelar y dos libros.

El Che y Willy subieron a duras penas desde la quebrada hasta un sendero y por la tarde llegaron a La Higuera. Esa noche, Prado ordenó que un subteniente vigilara al Che y él mismo sostuvo largos diálogos con él. “Le dije que un tribunal de Santa Cruz lo juzgaría”, dice Prado. “¿No puede dormir, capitán?”, le preguntó el Che. “No es fácil después de todo lo sucedido. ¿Y usted tampoco duerme?”, replicó Prado. “No, ya he olvidado lo que es dormir tranquilo”, respondió. En La Paz, todo era nerviosismo. El comandante Joaquín Zenteno estaba al mando y a La Higuera se habían desplegado más hombres, entre estos el agente de la CIA Félix Rodríguez y un helicóptero. La mañana del 9 de octubre, Barrientos dio la orden de matar al Che. El soldado Mario Terán fue el encargado de dispararle. “Apunte bien, que va a matar a un hombre”, sentenció el Che. La carabina automática M2 de Terán disparó una ráfaga contra el Che y el disparo mortal se lo habría dado en el corazón un subteniente de nombre Carlos Pérez. En La Higuera y Vallegrande aún se comenta que también recibió un disparo en el cuello. El cadáver del Che fue puesto en una camilla, la que fue amarrada a una de las patas del helicóptero. Pasadas las 13.00, el Ejército informó que el guerrillero había “muerto en combate”, teoría que luego se les haría difícil de sostener y que generó que todo Vallegrande esperara su arribo. Por la tarde, a las 17.00, el cuerpo llegó al poblado. El cadáver fue llevado al Hospital Nuestro Señor de Malta. Ese día, la enfermera Susana Osinaga estaba de turno y le encomendaron lavar el cuerpo del Che. “Recuerdo que tenía una bala en el pecho. No tenía sangre en ninguna parte. Le hemos sacado toda su ropa, lo lavamos con jabón y lo secamos bien con una toalla. Le hemos puesto un pijama nuevito, lo hemos arreglado en la camilla y se quedó ahí. Le hemos cortado su cabello y su barba. Parecía Cristo”, cuenta Osinaga. La limpieza del cuerpo ha sido considerada como el mayor error cometido por el Ejército boliviano en conjunto con los Estados Unidos en su afán por exponer el cuerpo como señal de triunfo. Ello, porque desde ese momento transformó a un revolucionario derrotado en un mito. │

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A la mañana siguiente, el 10 de octubre, el cuerpo fue expuesto en la pequeña lavandería del hospital donde el fotógrafo francés Marc Hutten saca las famosas fotografías del Che muerto con los ojos abiertos. No sólo lo fotografiaron, sino que cientos de personas desfilaron para verlo, entre éstas Aída Rivera, de entonces 23 años. “Estaba con su chamarra, despeinado. Daba la impresión de que el Che la miraba a uno”, cuenta. Fue el médico José Martínez, uno de los que practicaron la autopsia, quien confesó, borracho, a un grupo de periodistas, que Guevara había muerto asesinado a tiros. En medio de este ambiente de conmoción y ya entrada la madrugada, el cadáver del Che desapareció. Fue enterrado de noche el día 11 en la más completa clandestinidad, en un terreno eriazo cerca del autódromo del pueblo. Algunas fuentes sostienen que intentaron quemar el cadáver, pero les fue imposible. Recién 30 años más tarde se encontraron los restos del Che. Pero esa es otra historia. Luego de esa famosa foto en “La Lavandería” al Che lo llevan a la morgue y le cortan las manos antes de ser enterrado en una fosa común ubicada en los alrededores del cementerio de Valle Grande junto a otros 6 guerrilleros, permaneciendo allí en secreto por años. Hasta que en 1997 alguno de los militares desmintió la versión hasta ese momento sostenida por el ejército boliviano de que el cuerpo del Che había muerto el 8 de octubre, que sus restos habían sido cremados y sus cenizas regadas por el Rio Grande. En la actualidad, en donde estaba esa fosa común tiene lugar el “Mausoleo del Che” junto con un interesante museo con fotos, réplicas del diario del Che y de su vestimenta, además de mucha información histórica. ● Sobre el autor: Osvaldo Kraft, nació en San Juan, aprendió a escribir a temprana edad leyendo un libro sobre la resistencia de los réptiles, aún hoy cree que los dinosaurios continúan reproduciéndose. Escribió una plaqueta de poemas “Los navíos del sur” y renunció a más de un trabajo, simplemente porque la rutina no es para él. Conserva un lenguaje corrosivo, signo que lo caracteriza como uno de los mejores escritores de la posmodernidad.

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“El hecho de que se banalice la figura, de que se comercialice, es un objetivo claro para que no sea referente de los jóvenes. Es parte del capitalismo: no solamente se comercializa el Che. Todo lo que puede dar un dinero, hay alguien que lo utiliza para tener ganancias. Entonces se juntan las dos cosas: el objetivo de banalizarlo y el objetivo de que no sea referente para que la gente no se ocupe de ver qué pensaba, de leer sus escritos. Que quede una figura ahí arriba una figura trillada por el negocio”.Juan Martín Guevara Lleva 15 años de diferencia con el primogénito de la familia y publicó el libro ‘Mi hermano, el Che’, “para humanizarlo”.

“El Che sigue jugando un rol importante, pero hay que reconocer que el símbolo del Che es diferente en cada país. La imagen del Che en una bandera de un partido de fútbol en Europa no es lo mismo que su imagen en la camiseta de un minero que protesta por sus derechos en Latinoamérica. Por desgracia, hay algunos que tratan de separar la imagen de la historia. Uno de nuestros objetivos es encargarnos de ese tema”.Camilo Guevara Camilo se dedica a proteger el legado del Che y se asegura de que las palabras de su padre, y no sólo su retrato, sean recordadas en todo el mundo.


CHE

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DAR LA VIDA POR LA REVOLUCIÓN ▪ por Rodolfo Walsh ▪ cámara: Rene Burri ¿Por quién doblan las campanas? Doblan por nosotros. Me resulta imposible pensar en Guevara, desde esta lúgubre primavera de Buenos Aires, sin pensar en Hemingway, en Camilo, en Masetti, en Fabricio Ojeda, en toda esa maravillosa gente que era La Habana o pasaba por La Habana en el ‘59 y el ‘60. La nostalgia se codifica en un rosario de muertos y da un poco de vergüenza estar aquí sentado frente a una máquina de escribir, aun sabiendo que eso también es una especie de fatalidad aún si uno pudiera consolarse con la idea de que es una fatalidad que sirve para algo. Lo veo a Camilo, una mañana de domingo, volando bajo en un helicóptero sobre la playa de Coney Island, asomándose muerto de risa y la muchedumbre que gozaba con él desde abajo. Lo oigo al viejo Hemingway, en el aeropuerto de Rancho Boyeros, decir esas palabras penúltimas: “Vamos a ganar, nosotros los cubanos vamos a ganar”. Y ante mi sorpresa: “I´m not a yankee, you know”. Interminablemente veo a Masetti en las madrugadas de Prensa Latina, cuando ya se tomaba mate y se escuchaba unos tangos, pero el asunto que volvía era el de esa revolución tan necesaria, aunque hoy se presenta tan dura, tan vestida con la sangre de la gente que uno ha admirado, y simplemente quiso. Nunca sabíamos en Prensa Latina, cuándo iba a venir el Che, simplemente caía sin anunciarse, y la única señal de su presencia en el edificio eran dos guajiritos con el glorioso uniforme de la sierra, uno se estacionaba junto al ascensor, otro ante la oficina de Masetti, metralleta al brazo. No sé exactamente por qué daban la impresión de que se harían matar por Guevara, y cuando eso ocurriera no sería fácil.

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“Dar la vida por la revolución” fue la consigna que mejor sintetizó esa ética. Dar la vida, ofrendarla, morir por la revolución. Porque la muerte del revolucionario “da vida”, abona el camino de la revolución: por cada guerrillero caído cientos de brazos empuñarán su fusil. La sangre del revolucionario abona el cuerpo colectivo de la revolución. Por eso no “importan los sacrificios de un hombre”, porque “está en juego el destino de la humanidad”. La del revolucionario es una muerte redentora, y por eso, también, consagratoria.

Muchos tuvieron más suerte que yo, conversaron largamente con Guevara. Aunque no era imposible ni siquiera difícil yo me limité a escucharlo, dos o tres veces, cuando hablaba con Masetti. Había preguntas por hacer pero no daban ganas de interrumpir o quizá las preguntas quedaban contestadas antes de que uno las hiciera. Sentía lo que él cuenta que sintió al ver por única vez a Frank País: sólo podría precisar en este momento que sus ojos mostraban enseguida el hombre poseído por una causa y que ese hombre era un ser superior. Yo leía sus artículos en Verde Olivo, lo escuchaba por TV: Parecía suficiente, porque Che Cuevara era un hombre sin desdoblamiento. Sus escritos hablaban con su voz, y su voz era la misma en el papel o entre dos mates en aquella oficina del Retiro Médico. Creo que los habaneros tardaron un poco en acostumbrarse a él, su humor frío y seco, tan porteño, debía caerles como un chubasco. Cuando lo entendieron, era uno de los hombres más queridos de Cuba. De aquel humor se hacia la primera víctima. Que yo recuerde, ningún jefe de ejército, ningún general, ningún héroe se ha descrito a sí mismo huyendo en dos oportunidades. Del combate de Bueycito, donde se le trabo la ametralladora frente a un soldado enemigo que lo tiroteaba desde cerca, dice: “Mi participación en aquel combate fue escasa y nada heroica, pues los pocos tiros los enfrenté con la parte posterior del cuerpo”. Y refiriéndose a la sorpresa de Altos de Espinosa: “No hice nada más que una retirada estratégica a toda velocidad en aquel encuentro”. Exageraba él estas cosas, cuando todos sabían que acaba de recordar Fidel, que lo difícil era sacarlo del lugar donde hubiera más peligro. Dominaba su vanidad como el asma.

En esa renuncia a las últimas pasiones, estaba el germen del hombre nuevo que hablaba. Guevara no se proponía como un héroe: en todo caso, podía ser un héroe a la altura de todos. Pero esto, claro, no era cierto para los demás. Su altura era anonadante: resulta más fácil a veces desistir que seguirlo, y lo mismo ocurría con Fidel y la gente de la Sierra. Esta exigencia podía ponernos en crisis, y esa crisis tiene ahora su forma definitiva, tras los episodios de Bolivia. Dicho más simplemente: nos cuesta a muchos eludir la vergüenza, no de estar vivos porque no es el deseo de la muerte, es su contrario, la fuerza de la revolución, sino de que Guevara haya muerto con tan pocos alrededor. Por supuesto, no sabíamos, oficialmente no sabíamos nada, pero algunos sospechábamos, temíamos. Fuimos lentos, ¿culpables? Inútil ya discutir la cosa, pero ese sentimiento que digo está, al menos para mí y tal vez sea un nuevo punto de partida. El agente de la CIA que según la agencia Reuter codeó y panceó a cien periodistas que en Valle Grande pretendían ver el cadáver, dijo una frase en inglés: “awright, get the hell out of here”. Esta frase con su sello, su impronta, su marca criminal, queda propuesta para la historia. Y su necesaria réplica: alguien tarde o temprano se irá al carajo de este continente. No serán los que nacieron en él. No será la memoria del Che. Que ahora está desparramado en cien ciudades entregado al camino de quienes no lo conocieron. ● Buenos Aires, octubre de 1967. │

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Sobre el autor: Yimi es el alter ego de una piba que dibuja, aunque podría ser el tuyo, el de tú vecino, o el de esa persona que te gustó cuando cruzabas la calle. En el mundo de microfibras y ansiedad, vive un mechón blanco. Un personaje que prefiere montar dinosaurios a intentar resolver los problemas de manera tradicional. Yimi es todo lo absurdo que no nos animamos a imaginar. Por suerte esta chica, medio bailarina, efusiva y colgada, nos lleva a la incomodidad de idear un poco más allá de lo establecido. Crea para ella, pero también para aquellos que necesitamos un baño de humor con cafeína y azúcar.

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LXS PUTXS

E nas.

ste listado contiene pensamientos y actitudes de machismo de izquierda. Algunas mías; y otras que he visto en distintas perso-

¿Cuándo soy, entonces, un machista de izquierda? Cuando siempre tengo preparado el término “burgués”, “pequeñoburgués”, “liberal” y “posmoderno” para descalificar al feminismo que me incomode, corresponda o no la caracterización.

EL MACHISMO DE IZQUIERDA ▪ por Danilo Castelli

« Cuando minimizo o rechazo las luchas feministas diciendo “el verdadero problema es el capitalismo” (y de esa manera demuestro mi ignorancia sobre cómo se articulan capitalismo y patriarcado y sobre la influencia reaccionaria que tiene el machismo sobre la clase trabajadora). »

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Cuando coincido con la gente de derecha en preguntar “¿por qué feminismo y no igualismo?”, lo cual indica que ni siquiera me importa el tema para hacer una búsqueda en google pero me siento amenazado o desplazado por un movimiento que pregona la libertad y el poder para las mujeres. Cuando minimizo o rechazo las luchas feministas diciendo “el verdadero problema es el capitalismo” (y de esa manera demuestro mi ignorancia sobre cómo se articulan capitalismo y patriarcado y sobre la influencia reaccionaria que tiene el machismo sobre la clase trabajadora). Cuando coincido con la derecha en naturalizar la heteronormatividad y los roles de género. Cuando no puedo dejar pasar la ocasión de decir “el verdadero problema es de clase” cada vez que se dice algo desde una perspectiva de género. Cuando, así como los machistas de derecha quieren negar el patriarcado al buscar ejemplos de mujeres que agreden hombres o falsas denuncias o situaciones donde los hombres sufren más que las mujeres, yo busco situaciones de feminismo burgués o blanco o misándrico para justificar que la izquierda no tiene nada que aprender del feminismo. Cuando soy muy revolucionario hablando de capitalismo y socialismo pero me convierto en “pragmático y realista” hablando de machismo y feminismo.


Cuando digo que el socialismo no tiene nada que tomar del feminismo porque “la cuestión de la mujer” ya estaba planteada en algún texto socialista de siglos pasados. Cuando en vez de escuchar a una compañera para aprender, espero a mi turno para hablar. Cuando digo que como el socialismo está contra toda opresión no hace falta ser feminista. Cuando hago “mansplaining”, o sea explicarle de manera condescendiente a una mujer lo que ella ya sabe (a menudo, interrumpiéndola), asumiendo que sin mi explicación no caza una. Cuando cometo “gaslighting”, es decir, manipular el sentido de realidad de una mujer, poniendo en duda su memoria, percepción o cordura, porque no dice lo que yo quiero escuchar. Cuando solo veo al machismo en sus manifestaciones más visibles y explícitas (feminicidio, trata, violencia doméstica, violaciones, discriminación laboral) y me niego a verlo en sus manifestaciones más sutiles (acoso sexual callejero, inequidad en el reparto de las tareas domésticas, microviolencias, violencia simbólica). Cuando denuncio con fuerza los actos de machismo cometidos por burgueses, políticos, figuras públicas y hasta dirigentes de otros partidos pero me hago el distraído sobre el machismo en mi clase social, en mi laburo, en mi organización. Cuando solo denuncio el machismo y la homo/ transfobia de políticos, empresarios, comunicadores, policías u otros agentes directos de la opresión y nunca interpelo al machismo de los varones de clase obrera en general, ni el de mis compañeros de partido en particular. Cuando descalifico las luchas feministas que me molestan apelando al “feminismo de antes” o haciéndome el erudito sobre el “feminismo de la tercera ola”.

Cuando creo que la solución del machismo pasa únicamente por realizar ciertas reformas institucionales y un poco de “concientización”, y excluyo la revisión de mis privilegios masculinos y mi propia autotransformación. Cuando intelectualizo las discusiones desde un lugar de “objetividad científica” como excusa para no empatizar con el punto de vista “demasiado subjetivo” de las víctimas del machismo. Cuando le doy más valor a mis opiniones sobre el género y la diversidad sexual que a las experiencias de mujeres y gente LGBT. Cuando la juego de “escéptico” como excusa para no investigar concretamente sobre el tema ya que… ¿quién necesita datos si ya tiene LA teoría revolucionaria? Marx, Lenin, Bakunin, entre otros, ya dijeron todo lo que había para decir sobre la emancipación humana. Cuando ridiculizo las reivindicaciones feministas/LGTB por “exageradas”, sin hacer el mínimo esfuerzo por ponerme en el lugar de las personas marginadas. Por ejemplo cuando se minimiza el acoso callejero o la falta de libertad de parejas gay a darse muestras de afecto en público porque no son reivindicaciones “obreras”. Cuando ante un caso de acoso sexual callejero me fijo la clase social de víctima y victimario para decidir si lo repudio o no. Como si el acoso callejero de un obrero a una mujer de “clase media” fuera un episodio más de la lucha de clases y no de la violencia machista… Cuando demuestro incomodidad y me pongo hostil ante la crítica radical del machismo, tomándome todo a personal y diciendo cosas como “yo no tengo la culpa de siglos de opresión”. Cuando todas mis posiciones sobre el tema están diseñadas para no quedar pegado a la derecha, pero sin que eso implique un compromiso real de mi parte.

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Cuando me creo con el derecho de emitir cualquier opinión ignorante, prejuiciosa, y paranoica sobre temas de sexo-género, y tomo la actitud de hablar sin estudiar ni investigar ni preguntar lo que se critica. Cuando investigo solo lo suficiente para aprenderme algunos términos (como “feminismo de la tercera ola”) y aparentar erudición con el objetivo de conservar mis opiniones previas. Cuando señalo el hecho -verdadero- de que hay machistas en las organizaciones de izquierda porque sus miembros también vienen de la sociedad capitalista y patriarcal a la que combaten, pero lo hago para justificar ese machismo en los compañeros y no para arrimar mi hombro a la tarea de desafiarlo y erradicarlo. Cuando digo “después de la revolución vemos”. Cuando ante una expresión de odio y de ira por los asesinatos y el discurso que minimiza la violencia hacia la mujer y la gente LGBT, me pongo desde un lugar progre a dar sermones del tipo “esa no es la manera, hay que educar”. Total, yo no soy quien debe convivir con la impotencia y con la tristeza de pertenecer al grupo vulnerado. Cuando pongo más énfasis en criticar al feminismo por cómo comunica sus ideas que a la cerrazón mental machista de la mayoría de los varones, producto de privilegios y no sólo de “ignorancia”. Cuando me enojo con las propuestas de discriminación positiva o cupo para mujeres y gente LGBT y las rechazo con argumentos meritócratas que creo no-burgueses (idoneidad, esfuerzo, lucha). Cuando, desde mi comodidad como mayoría simbólica, rechazo las medidas de cupo femenino en la política diciendo “que haya más mujeres en la política no va a mejorar la situación de las mujeres trabajadoras”.

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Cuando me quejo “me discriminan por ser hombre” porque las mujeres tienen espacios propios donde no se permiten hombres, negándome a entender por qué ni para qué los necesitan. Lo mismo con “me discriminan por ser hétero” en referencia a espacios exclusivamente LGBT. Cuando hago ultimátums para optar entre lucha feminista y lucha de clases. Cuando digo que el estudio de teoría feminista y su aplicación para la transformación personal y de las relaciones sociales son cosas de “clase media acomodada”. Como si el grado de embrutecimiento mental y emocional de la clase obrera fuera un rasgo plebeyo a glorificar por lxs revolucionarixs. Como si la violencia en las relaciones familiares y de pareja sumada a la violencia al distinto nos quitase un montón de energía para la lucha por nuestra liberación. Cuando doy rodeos intelectuales con muestras de erudición para esquivar planteos que me interpelan personalmente. Todo esto no es ningún secreto. Lo han vivido muchas mujeres, gays, y gente trans: no hay nada más parecido a un machista de derecha que un machista de izquierda.

Sobre el autor: Danilo Castelli se define como porteño de nacimiento, le encanta la literatura como entretenimiento pero también como formación. Su autor favorito es Karl Marx. Por lo universal de su mirada y su capacidad de integrar distintas teorías, dice, y aclara que no desconoce sus limitaciones pero es el autor que más lo influyó.


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FLORENCIA LEYES INÉDITOS 2017

HAMBRE Y BARRO

FIN DE MES

Dame la mano o la punta del mantel quiero tocar otras texturas olvidarme de lo que hay bajo las escamas quedarme en la superficie estar pandita no entrometerme hacer sapitos sobre la piel de las cosas cabalgar los cuerpos morder las cáscaras bien por arriba No da calar hondo a fin de mes

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Yo la buscaba entre la basura al lado de los linyeras buscaba su mugre el olor a podrido la manzana agusanada yo buscaba un motivo para odiarla para ponerla más allá del margen al filo de la vida yo la buscaba entre la grasa y las bolsas de nylon pero ella no estaba en el hollywood park de la mierda ni durmiendo entre los perros callejeros ella se había ido con su cara negra y sus costras de barro a bailar entre las palomas hasta derrumbarse en un banco y dormir como un ángel bajo el frío y yo no pude, no pude odiarla por su locura ni ahorcarla para que no sufra yo la amé en su desamparo y fui otra cómplice de su dolor de su delirio otra cómplice de la desigualdad que aunque haya hambre se come esas vidas


COMEZÓN

Cada vez que te veo me empieza a picar el bicho. Las cosquillas me atacan con saña hincan sus pequeños dientes sobre mi piel y necesito rascarme, descascarar el hambre con furia como si debajo de la costra se escondiera el alivio como si llegar al carozo de la angustia con las uñas rotas tanto rasquetear fuera a calmar el monstruo que se está gestando que esconde entre sus vísceras el deseo las ganas de encarnar en mi propio cuerpo el mito y ser un cachorro de león una felina a brújula de instinto que busca en tu lengua el sosiego la redención en la comisura de tus labios una bestia humanizada que, fuera de sí, ansía el goce avinagrado de caer en tus garras y quedar presa de tus malos modos y tus buenas manos. Cada vez que te pongo los ojos encima me hago charco de ganas me resbalo en mis actos fallidos como un jabón en la bañera y me vuelvo de manteca

BIO

esperando que vengas

Florencia Leyes nació en San Juan en 1991. Actualmente vive en Baires y habita la frontera entre el lado de acá y el lado de allá. Antropóloga. Fragmentada. Bricoleur.

y destierres el escozor.

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BEEN DOWN SO LONG Well, I’ve been down so Goddamn long That it looks like up to me Well, I’ve been down so very damn long That it looks like up to me Yeah, why don’t one you people C’mon, c’mon, c’mon And set me free.

▪ por Prensa Limón.

P

ara qué se escribe, por qué se escribe. Son dos preguntas que vienen hacia mí con cierta frecuencia, cargo con el sabor de la clandestinidad, de ser impublicable por no reconocer un tiempo gramatical. Sólo podremos saber para qué acumulamos un puñado de textos desparramados por toda la casa si es que queda algo después de la muerte. Realmente me he preguntado qué sentido tiene detener el reloj para arrojar unas cuantas líneas al papel, sobre todo cuando observo de cerca mi billetera, cuando observo a mí alrededor y comprendo en soledad los peligros del silencio. Cuando me veo obligado a escribir la agonía de un tiempo verbal que cae lentamente entre el bullicio de los demás. Registrando los delitos comunes, traduciendo historias sin trascendencia, tipiando palabras ajenas para que nos encontremos menos solos. Entre todos los oficios terrestres el acto de escribir es el mejor nicho que puede existir, es un acto suicida con excesivos precedentes, con demasiados testigos omniscientes a la caza de una herencia con suerte; críticos, analistas de la palabra abundan. Su perfume de naftalina deteriora todo sentido generacional. Lo que necesitamos es poetas malos, buenas personas, pero poetas malos. Dos, cien, mil malos poetas se necesitan más para que estallen las diez mil flores del poema. Es muy fácil escribir difícil. ¡Lo difícil es escribir fácil! debería de existir una fosa común para todos aquellos que sueñan despiertos con la idea de ofrecer ante los ojos de las sociedades modernas una visión del mundo. Estamos destinados a habitar la melancolía de una revolución tardía.

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The Doors Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua. Por ahora nos conformamos con la certeza de conocer el destino de nuestro cadáver exquisito en tránsito permanente. Es el mobiliario de la poesía lo que nos atraviesa, lo que nos mantiene de a pie mientras el mundo se desvanece; —loco no te sombra una moneda—. Para quién canto yo se preguntaba García. Estoy rodeado de viejos vinagres pregonaba un tal Luca, el día es vidrio sin sol, la noche te oculta la voz rezaba Luis. Hunter revienta la redacción y saca una crónica donde no quedó nada. Bukowski desarma y arma palabras, Walsh persigue fantasmas en Av. San Juan y Symns dibuja líneas en la terraza esperando la señal. Un puñado de textos destinados a combatir una guerra desigual, una batalla contra todos y a la vez contra la nada misma; un combate perfilando hacia la derrota. Somos Perdedores Hermosos en tránsito permanente. Llegamos a una temprana conclusión: se escribe para prolongar por unas horas la vida, se escribe para no convertirse en un asesino o en un suicida. Se escribe para que el mundo sea un poco menos desagradable. En resumen, confeccionamos esta revista porque creemos que en el desierto, entre las montañas otro periodismo es posible. ●


REVISTA REDNU REVOLUCIÓN // Montañas de Papel

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