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ESPECIAL 200 AÑOS
Guatemala: llena de vida
Los colores, aromas y sabores de Guatemala sintetizan el legado cultural precolombino del Imperio Maya con el aporte colonial del Imperio Español, del cual formó parte durante casi tres siglos.
La civilización Maya, que floreció en Guatemala durante el primer milenio después de Cristo, decolora el concepto de nación del “Nuevo Mundo” y su influencia cultural permanece viva en la sangre de sus descendientes, quienes conforman dos quintas partes (41%) de la actual población guatemalteca.
La nación del quetzal, declarada ave nacional desde 1871, y de la bandera azul celeste con blanco, colores presentes en las demás banderas centroamericanas que conformaron la República Federal de Centroamérica, fue sin duda la provincia más importante de la Capitanía General de Guatemala, organización política bajo la cual el Imperio Español gobernó a sus provincias en el istmo durante la época de la colonia. Su importancia colonial fue tal que, de hecho, el país fungió como la capital política de esta parte del reino ibérico.
En 1821, su ciudad capital fue el escenario donde se discutió, se decidió y se firmó el Acta de Independencia de la corona española y se iniciaría una época en la historia regional marcada por la corta pertenencia al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide, la unión política regional mediante la conformación de la República Federal de Centroamérica y el nacimiento de nuevas repúblicas independientes, que darían nacimiento a los países que conocemos hoy.
“Después de obtener la independencia de España en la década de 1820, Guatemala tuvo una larga historia de gobierno autoritario y regímenes militares hasta que estuvo bajo un gobierno democrático en 1985. A partir de 1954, los gobiernos de Guatemala se enfrentaron a una formidable oposición guerrillera que desató una guerra civil de 36 años hasta que se firmaron los acuerdos de paz en 1996. Las luchas de los indígenas guatemaltecos durante los años de guerra se iluminaron cuando Rigoberta Menchú, maya quiché y defensora de los indígenas en toda América Latina, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz, en 1992. Una lenta recuperación política y económica continuó a principios del siglo 21. Las elecciones se celebran regularmente desde 1996, pero, debido a que hay muchos partidos políticos, que tienden a ser pequeños y efímeros, la convergencia en las soluciones políticas ha sido rara. El temor a un regreso militar al poder ha preocupado a los votantes en los primeros años del siglo 21”, resume la Enciclopedia Británica.
Guatemala, un país que lucha contra la mortalidad infantil y materna, la desnutrición y la alfabetización, entre otras dificultades, cuenta con una población de 1,4 millones de guatemaltecos viviendo en Estados Unidos, de acuerdo con cifras del Pew Research Center (2017), situación que se ha mantenido en los últimos años en que caravanas de migrantes desafiaron la política migratoria de Estados Unidos y dejaron su tierra y su familia en busca de un mejor futuro. Después de México y El Salvador, Guatemala es el país de origen del tercer grupo de hispanos más numeroso en la Unión Americana. Otros guatemaltecos, en una cantidad menos numerosa, buscó en México y Canadá un mejor futuro para ellos y sus familias.
El hecho de que casi la mitad de la población guatemalteca sea menor de 19 años, lo que la convierte en la población más joven de América Latina de acuerdo con cifras del CIA World Fact Book, y que su tasa total de natalidad sea una de las mayores de Latinoamérica -cercana a los tres hijos por mujer y notablemente mayor entre sus poblaciones rurales e indígenas-, brinda a Guatemalaun bono demográfico que, con la inversión gubernamental necesaria en educación y salud, traerán esperanza de crecimiento y bienestar para esta nación centroamericana.
Estabilidad económica
Guatemala ha experimentado estabilidad económica debido a una combinación de gestión fiscal prudente, políticas para el control de la inflación y un tipo de cambio flotante administrado. La economía guatemalteca -la mayor de Centroamérica- ha tenido además un desempeño sólido y moderado de crecimiento del 3,5 % en promedio en los últimos cinco años.
De acuerdo con el Banco Mundial, esta estabilidad económica debería ayudar a reducir la pobreza y la desigualdad. Medida por su PIB per cápita (US$4.549 en 2018), Guatemala es la quinta economía más pobre de Latinoamérica y el Caribe (LAC).
Los bajos ingresos del gobierno central (11% del PIB en promedio en años recientes y 9,7% estimado en 2019) limitan las capacidades de inversión pública y restringen tanto la calidad como la cobertura de los servicios públicos, desde educación y salud hasta acceso a agua. Esto a su vez perpetúa la falta de incentivos en la economía para el pago de impuestos y pasar a la formalidad.
La pandemia del COVID-19, que ha afectado a todas las economías del planeta, en Guatemala ha tenido un efecto mixto. Este país cerró el 2020 con una caída en su crecimiento económico del 2%. Aunque las proyecciones en mayo pasado eran de una caída de -3,5% debido a la pandemia, culminó el 2020 como “el país con mejor desempeño económico de la región latinoamericana” según datos del Fondo Monetario Internacional.
Antigua Guatemala: la ciudad siempre actual
S us calles perfectamente empedradas, sus tejados, cúpulas, balcones y los vibrantes colores de las bougainvilleas sobre sus paredes de cal anuncian al visitante que está por ingresar a la que fuera la capital de lo que hoy llamamos Centroamérica.
Desde el Palacio de los Capitanes Generales, hermosamente rodeado de pasillos adornados con arcos de piedra, el Imperio Español dirigió los destinos de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y el territorio de Chiapas, hoy perteneciente a México, desde 1543 hasta 1773.
Construida a 1.530,17 metros sobre el nivel del mar, en una región constantemente golpeada por terremotos, Antigua Guatemala constituyó la tercera ubicación de la capital de la Capitanía General de Guatemala, luego de que el fuego causado por un levantamiento de la población indígena arrasara con la primera antes de ser restablecida en 1527, para luego ser completamente enterrada como resultado de terremotos y una avalancha en 1541.
La ‘Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros’ fue inaugurada en marzo de 1543 y sirvió durante 230 años, superando inundaciones, erupciones volcánicas y otros temblores graves hasta 1773, cuando los terremotos de Santa Marta destruyeron gran parte de la ciudad, momento en que las autoridades ordenaron el traslado de la capital a una ubicación más segura, que se convirtió en la actual Ciudad de Guatemala.
El patrón de líneas rectas establecidas por la red de calles norte-sur y este-oeste e inspiradas en el Renacimiento italiano, es uno de los mejores ejemplos en la planificación urbana latinoamericana y todo lo que queda de la ciudad del siglo 16. La mayoría de los edificios civiles, religiosos y cívicos sobrevivientes datan de los siglos 17 y 18 y constituyen magníficos ejemplos de arquitectura colonial en América, que reflejan una variación estilística regional conocida como Barroco antigüeño. Entre sus muchos edificios históricos significativos destacan el Palacio de los Capitanes Generales, la Casa de la Moneda, la Catedral, la Universidad de San Carlos, Las Capuchinas, La Merced, Santa Clara, entre otros.
El primer Santo centroamericano, el misionero franciscano nacido en Tenerife, conocido como el Hermano Pedro de San José de Betancur, vivió en esta ciudad, en la cual fundó la primera orden religiosa nacida en el continente americano, la Orden de los Hermanos de Nuestra Señora de Bethlehem, en 1656, con el objetivo de servir a los pobres. Tenía que ser así, en una ciudad donde abundan los templos y las edificaciones religiosas, lo que constituye una característica de la ciudad que aún se percibe cuando las multitudes abarrotan sus calles durante las procesiones de Semana Santa.
Por estas características históricas, culturales y por su belleza arquitectónica, entre muchas otras riquezas más, la Unesco la nombró Patrimonio de la Humanidad en 1979.
Sin importar cuántos siglos pasen por ella, Antigua Guatemala siempre será una ciudad actual, por la importancia histórica que representa para todos los centroamericanos.