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Accidentes de la razón. Antología del cuento guerrillero // Cris Villarreal Navarro
La versión dominante de la historia es siempre escrita por los vencedores. Así pasa con la novela de la Revolución Mexicana que goza de un reconocido prestigio institucional. Aclamada reputación de la que carece la literatura de la guerrilla que abarca el periodo de 1965 con el ataque al Cuartel Madera en Chihuahua hasta principios de los ochentas cuando fueron amnistiados los últimos presos políticos de las mazmorras del PRIgobierno.
La cabal salud literaria de que goza la novela de la Revolución tal vez se deba a que los combatientes recreados en aquellos enfrentamientos narrados por Francisco L. Urquizo, José Mancisidor, Mariano Azuela y Martín Luis Guzmán, entre muchos otros, se ven como una etapa encapsulada de nuestra historia. Momento con características muy particulares que no tienen mucho que ver con las actuales circunstancias del país. La cultura oficial pontifica a estos escritores como autores consagrados porque sus narraciones no representan ningún peligro mimetizador para sus lectores.
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La documentación de la reciente guerra sucia no resultaría conveniente para los detentadores del poder que durante casi un siglo traicionaron los ideales de la Revolución Mexicana consagrados en la Constitución de 1917. Su violencia institucionalizada, su barbárica y sistemática violación de los derechos humanos de los mexicanos, parieron a esos grupos de muchachos visionarios que surgieron simultáneamente por todo el país. Jóvenes iluminados que inspirados en los movimientos de liberación latinoamericanos decidieron organizarse en grupos armados y presentar una respuesta contundente a la cerrazón autoritaria, antidemocrática y represiva del régimen.
Esta iniciativa editorial rompe con esa manipulación mediática peyorativa contra estos movimientos subversivos relativamente recientes. Rescata y presenta sin cortapisas el valor moral de la entrega de estos jóvenes insurgentes por el cambio de vida en México. Ese deber histórico que ellos asumieron, lejos de ser documentado con todo el apego a la verdad fue completamente distorsionado y confinado a los espacios de la nota roja que de bandoleros, alzados, revoltosos forajidos y vendepatrias no los bajaron. La enorme deuda que la intelectualidad mexicana y los detentadores de la cultura oficial tienen con esta etapa de nuestra historia política empieza a dar sus primeros pagos con esta obra.
Esta antología, acopiada por Hugo Esteve Díaz, es un tesoro, porque como bien señala el compilador en el prólogo, no existe en el país ningún precedente. Si bien hay novela de la guerrilla, la experiencia guerrillera contada en el formato de cuento es escasa. En este libro inédito, se rompe el tabú que ha rodeado la historia del movimiento guerrillero rural y urbano y nos da la oportunidad de adentrarnos, en muchos casos de viva voz, en los pormenores de la creación, desarrollo y dura permanencia de los movimientos guerrilleros. Nos introduce sin pedir permiso en el devenir cotidiano de los miembros de esas organizaciones armadas clandestinas.
El libro se integra de veinte textos, 18 de ellos cuentos y en el caso de Montemayor y Castañeda dos fragmentos de sus novelas, Guerra en el Paraíso (1991) y ¿Por qué no dijiste todo? (1980), respectivamente. En el caso de cuentos previamente publicados en otras obras están Primavera en diciembre (1988) de Arturo Martínez Nateras y Número equivocado (1983) de Cris Villarreal Navarro. Así como los textos: Los Guerrilleros (1996) de Víctor Hugo Rascón Banda, Libertad condicionada (2016) de Ramón Gil Olivo y Andrés Alba (1973) de René Avilés Fabila. Los 13 cuentos restantes, a iniciativa de Hugo, fueron elaborados expresamente por sus autoras y autores para esta antología. Entre ellos, junto a Castañeda y Gil Olivo, figuran los excombatientes Ricardo Morales Pinal, Gustavo Hirales Morán, Raúl Florencio Lugo, Eduardo Esquivel Revilla, Mario Ramírez Salas y María de la Luz Aguilar Terrés. Tres autores más pertenecen a la generación descendiente de estos participantes en el movimiento armado: Fritz Glockner, Alicia de los Ríos y Francisco Valenzuela. Complementan la obra cuatro reconocidos escritores: Margarito Cuéllar, Pedro de Isla, Joel Ortega y el propio compilador de los textos literarios, Hugo Esteve Díaz.
La temática que cubren los cuentos no deja un resquicio de la guerra sucia sin explorar. Montemayor aborda las ambiguas cavilaciones sobre la responsabilidad histórica de los militares. Su participación en los sangrientos enfrentamientos contra las fuerzas guerrilleras, especialmente contra la organización armada de Lucio Cabañas.
Rascón Banda nos muestra como en un poblado chihuahuense puede más entre los campesinos la inercia obtusa de la denuncia contra los revolucionarios que han hospedado en sus casas. Delatores contradictorios que durante los días de convivencia con los jóvenes combatientes tanto se percataron de su grandeza moral que hasta les dejaron dinero por las molestias causadas.
Ramón Gil Oliva nos cuenta la historia de un preso político que al fin es liberado para no alcanzar a respirar ni una cuadra en el camino de su anhelada libertad.
René Avilés Fabila narra desde la ficción el accidente automovilístico que constituye la causa aparente de la muerte del guerrillero Genaro Vásquez Rojas y la tortuosa fuga, persecución y captura de su lugarteniente que manejaba el auto.
María de la Luz Aguilar Terrés nos ofrece un vistazo al desplazamiento por el país, bajo estrictas medidas de seguridad, de los cuadros profesionales de una organización clandestina. Los entrañables lazos de fraternal lealtad que se entablan entre los camaradas y circunstancias imprevistas que consiguen arruinar inesperadamente las tareas asignadas.
Castañeda nos sumerge en el horror del salvaje abuso al que estuvieron sujetos los presos políticos. Nos narra la brutalidad de las torturas a las que fueron sometidos, su indefensión y desamparo. Su condición de abandono por las instituciones coludidas con el PRIgobierno que tendrían que haber estado pendientes del respeto a sus derechos humanos.
Margarito Cuéllar desglosa la dicotomía a la que se enfrenta un joven campesino entre la vocación de violinista y el llamado a las armas. En medio de los reveses que ha de afrontar en el conservatorio por su condición agreste elige un camino que lo conduce a tomar una decisión extrema.
Pedro de Isla nos retrata el perfil de un exguerrillero reticente al uso de las armas convertido en maestro universitario que añora el periodo de vacaciones para dedicarse a lecturas literarias. Militante frustrado ante el nuevo paisaje político que impera en el país busca entre sus estudiantes prospectos a nuevos abanderados de las luchas sociales.
Alicia de los Ríos Merino nos narra la evolución personal de un hijo de una familia de seis miembros hacia su definitiva y declarada incorporación a la militancia política. Esta transformación es contada desde la perspectiva de su hermano menor. Personaje entrañable que después de cuarenta años termina preguntándose: ¿Por qué me quedé tan solo?
Eduardo Esquivel Revilla describe el perfil político y militar de un combatiente modelo. Un cuadro profesional de una organización clandestina, diestro y fogueado en el uso de las armas y con una sólida formación teórica. Guerrillero generoso con sus conocimientos de tácticas y estrategias militares, dispuesto a compartirlos con todos sus camaradas para su mejor desempeño en acciones armadas.
En el texto literario de Hugo Esteve Díaz se renueva la crónica de la saña contra los combatientes detenidos. En él se presenta la clásica maniobra policiaca de torturar hasta la ignominia para que una vez hecha añicos la condición humana del luchador social aparezca el policía bueno, entre comillas. Tétrico comediante que le pedirá en un tono amable y conciliador que coopere, que todo va a estar bien y con ello se desencadenen las nefastas consecuencias para el futuro de las organizaciones a que pertenecen.
Frirz Glockner Corte nos cuenta la historia de las detenciones de un albañil, por su parecido con una foto que aparece en un cartel de los guerrilleros más buscados, y la de un vendedor de enciclopedias que tiene la mala fortuna de tocar en una puerta que era una casa de seguridad. Sus interrogatorios son una trágica comedia de equivocaciones con un irreparable desenlace.
Gustavo Hirales Morán, en un excelente texto con formato de reportaje nos narra la fatídica experiencia de un compañero suyo preso político en el penal de Topo Chico. El ingeniero agrónomo Elías Orozco Salazar, una vez excarcelado después de once años de prisión política, presencia de una forma inesperada la sorpresiva muerte de su esposa, la licenciada María Olga Treviño, víctima de un disparo hecho por un comandante de la Policía Judicial Federal.
Raúl Florencio Lugo, en tono autobiográfico, aborda la admiración que generaban los presos políticos entre los presos comunes a quienes estos llamaban “los guerrillas”. En particular uno de ellos. Lugo, sobreviviente en 1965 del asalto al cuartel de Ciudad Madera, le cuenta en detalle los pormenores de esta primera acción guerrillera de la historia reciente de México a su interesado interlocutor que conduce su solidaridad hacia él a los extremos.
El legendario Arturo Martínez Nateras narra el día a día de los presos políticos encarcelados en Lecumberri a raíz de la masacre del 2 de octubre de 1968. En particular, cuenta su último año en donde se llevó a cabo un proceso de liberación a cuenta gotas. Periodo en que el nerviosismo por la incertidumbre de la fecha de su salida, y las maniobras implementadas por el gobierno, generó divisiones y discrepancias entre sus camaradas.
Ricardo Morales Pinal, con nuestro paisaje regiomontano de escenario, reivindica la participación de una joven combatiente poco conocida. En su cuento nos narra los avatares de Yanira, que llega a residir a Monterrey procedente de Tula, Tamaulipas. Su vida se transforma al involucrarse en actividades del movimiento estudiantil que la conducen a asumir un compromiso total con la militancia política. Su inclinación romántica con un conocido activista local es crucial en el destino de ambos.
Joel Ortega Juárez narra una panorámica del surgimiento de los grupos guerrilleros en México durante los dos años posteriores a la masacre del 2 de octubre del 68 para centrarse en la historia del Pompi. En el marco de las suspicacias y divisiones internas comunes en los grupos políticos contestatarios, este personaje desarrolla un desorden emocional paranoico de persecución por partida doble. Por parte de la dirección de su organización política a la que pertenece y también de los esbirros del propio gobierno. Trastorno que algo tiene de fundamento.
Mario Ramírez Salas, excombatiente del MAR, desde las entrañas de un grupo guerrillero narra el autoritarismo a ultranza de ciertos miembros de la dirección del mismo. Estos dirigentes deciden expulsar a un militante con una larga y probada trayectoria y le exigen que entregue su pistola acusándolo de reformista. La razón de su expulsión se basa en la abierta oposición de este militante a ciertas directrices militaristas sin sentido que preconiza la organización.
José Francisco Valenzuela nos ofrece desde la ficción, antecedentes de operativos guerrilleros en Monterrey como expropiaciones bancarias y el asalto a los Condominios Constitución para introducirnos a una hermosa semblanza de nuestro guerrillero heroico Raúl Ramos Zavala. A través de los recuerdos de su presunta compañera y de su hijastro se nos presentan las sospechosas circunstancias de la balacera en que Ramos Zavala perdió la vida en Ciudad de México.
Cris Villarreal Navarro narra la vida íntima y también política de una militante de una organización revolucionaria clandestina desde la mirada y la voz de un técnico de teléfonos. Espía telefónico a quien, durante los años 1969 a 1972, se le asigna la tarea de monitorearla y reportar todas sus conversaciones a la Dirección Federal de Seguridad sin saber en el berenjenal emocional en que habría de meterse.
Esta antología es uno de esos libros que te atrapa la atención, de los que una vez que empiezas a leerlo no lo sueltas hasta terminarlo. Altamente recomendable no solo por su contenido testimonial sino porque también reivindica la lucha de los soldados desconocidos. Jóvenes ejemplares que, con su arrebatada libertad, con el extremo dolor que sufrieron en las torturas y con su sangre derramada en los enfrentamientos o en las ejecuciones de que fueron víctimas, pavimentaron el camino a la democracia que estamos viviendo. Héroes anónimos que, como los mártires de la Independencia, de la Guerra de Reforma y de la Revolución, con su amor apasionado por México también nos dieron patria.
Índice de ilustraciones
Pág. 14 La Jornada (Grabado de 1947) Fotografía tomada de https://semanal.jornada.com.mx/2019/11/24/ el-pecado-original-del-comunismo-mexicano-8800. html/
Pág. 15 El Arpa de hierba (2013) Fotografía tomada de http://www.musicaparacamaleones.com.mx/la-novela-de-la-guerrilla--1-hugo-esteve-diaz.html
Pág. 16 Nblinks Blog (2013) Fotografía tomada de https://nblinks.blogspot.com/2008/03/central-america-latin-american-art-in.html
Pág. 17 UANL Editorial Universitaria (Septiembre 2018) Fotografía tomada de http://editorialuniversitaria. uanl.mx/index.php/2018/09/10/antologia-del-cuento-guerrillero/
Pág. 18 Montes, Victoria / Blog (Septiembre 2009) Fotografía tomada de https://siclapuebla.blogspot. com/2009/09/raul-ramos-zavala-el-maestro-por.html