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Lo que me ocupa // Jesús Ibarra Salazar

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EDITORIAL

EDITORIAL

Siguiendo a Kuhn, la ciencia normal es la que en las escuelas se enseña, con una serie de conceptos y categorías que los alumnos deben saber, explicar y aplicar en sus investigaciones, y deben ser aprobadas en sus exámenes para ser acreditados como profesionistas. La ciencia normal es la que los expertos y sus organizaciones académicas aprueban para, a su vez, ya dominadas por los estudiantes, les hará acreedores a un título. Thomas propone, en cambio, ser críticos y, una vez conocidos los paradigmas que se aplican en el conocimiento de la realidad, avanzar en nuevas formas de analizarla teniendo en cuenta los nuevos conocimientos o en busca de nuevos paradigmas que expliquen lo que el o los anteriores no logran comprender. En su Estructura de las revoluciones científicas y a partir de su formación como físico, el filósofo de la ciencia toma la teoría de Isaac Newton para la explicación del movimiento de los cuerpos celestes, que concibe al espacio como uniforme y sin que entre ellos haya más que el vacío. Con el desarrollo de la matemática no-euclidiana Einstein encuentra una explicación a problemas del universo que con la teoría newtoniana no lo podía hacer y el cambio fue, precisamente, un nuevo paradigma que, sin rechazar las explicaciones de Newton, este abarcaba temas nuevos que generaban una revolución en la ciencia de la Física al concebir al espacio en su relación con el tiempo, el espacio-tiempo, y la existencia de materia entre los cuerpos celestes. De ahí la teoría de la relatividad. Siguiendo a Marx y su método dialéctico en el estudio de la sociedad, esta se encuentra en permanente transformación, siempre ante la necesidad de los seres humanos en la producción de bienes de consumo y, por lo tanto, en relación con la evolución de los medios de producción, no solo de las herramientas y las materias primas sino de la organización del trabajo productivo. Con los cambios en las formas de producción de bienes se produce igualmente un cambio en las relaciones que se establecen entre los productores directos e indirectos, lo que explica los cambios en los sistemas sociales desde la comunidad primitiva, el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y lo que sigue. Cada una de estas formaciones económico-sociales se diferencian por como se produce y como se distribuye lo producido.

Retrato de Thomas Kuhn (1922-1996)

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Así, mientras que en la comunidad primitiva el producto pertenece a la comunidad, en el esclavismo los que trabajan no son dueños de los bienes producto de su trabajo ni de su propio pellejo, su vida y lo que resulta de su labor de trabajo pertenecen al esclavista; en el feudalismo, a los campesinos trabajadores de la tierra, que pertenece al señor feudal, se les permite laborar el campo y se les deja una parte de la producción, el resto es del feudal; en el capitalismo, los campesinos han sido liberados del trabajo de las tierras ya expropiadas y pueden contratarse en las tareas que el capitalista les asigne, siempre en libertad de seguir o no bajo las órdenes de su patrón y, a cambio de su fuerza de trabajo reciben un salario. Cada una de estas transformaciones, como resultado de conflictos en los que se han enfrentado amplios grupos sociales ante las contradicciones de clase, han ocurrido de manera evolutiva por siglos, incluso milenios, durante los cuales se producen fuertes luchas de resistencia ante los cambios en la relación al interior de cada grupo social y entre las distintas clases y sus expresiones políticas.

Retrato de Karl Heinrich Marx (1818–1883).

De ahí la conclusión de Marx, es que el motor del desarrollo de la sociedad es la lucha de clases, permanente en contra de los efectos del sistema económico-social del momento y la acumulación de la fuerza social que conduce, necesariamente, a un cambio radical, de un sistema a otro, en el que lo nuevo coexiste con lo anterior y, esta conquista la hegemonía, la supremacía sobre lo viejo imponiéndose a sangre y fuego. Cada una de estas formaciones económico-sociales, en su propio desarrollo, crea la fuerza social que le dará término para dar paso a la siguiente etapa del desarrollo de la sociedad. A diferencia de las formaciones pasadas y del capitalismo actual, el socialismo necesitará de la organización de los productores directos y de una visión del tipo de sociedad que quieren para su propio futuro y el conjunto de la humanidad y su hábitat. Para los capitalistas y su sistema, solo fue necesario el cambio en las formas de producción para hacerse de los espacios de producción, inicialmente en Inglaterra para expandir su dominio, aunque temporalmente, a toda Europa y luego al mundo, en primer lugar, a América. La aplicación de las máquinas, eléctrica, de vapor e hidráulica, a las líneas de producción hizo posible multiplicar la fabricación de mercancías, abaratar sus precios e incrementar la plusvalía, la acumulación de capital dinerario y llevar lo nuevo a todo el mundo. El capitalismo, como nunca antes, impulsó un gran desarrollo social y económico, que se mantiene hasta la actualidad.

Los pequeños talleres, muchos de ellos artesanales, siguen presentes en todo el mundo, pero exitosos pronto requieren su ampliación de máquinas y herramientas y, con ello de personal de trabajo y de administración. Su dueño ya no puede atender las tareas de producción y de relaciones con otras empresas, con el gobierno, etcétera. A las tareas de este tipo se suman las familias y sus extensiones hasta el punto en que se contrata personal especializado en leyes, en contaduría, en ventas, en la generación de nuevos proyectos. Así, se amplían las áreas de actividad de los asalariados, que se mantienen en su mayoría en relación directa con las máquinas y los trabajos manuales, con los que se dedican a la administración de los negocios y relaciones de la empresa. Los teóricos del capital presentan a este tipo de trabajadores como “clases medias”, asalariados de cuello blanco, con ingresos salariales muy por encima del promedio de los trabajadores todos, pero desde la perspectiva marxista, son explotados, con una plusvalía extraída de su labor como trabajador, igualmente muy por arriba de la media de los trabajadores. Si en los tiempos de Marx lo predominante en las fábricas, en los trabajos del obrero se ponía en juego sus esqueletos y sus músculos, en ocasiones frecuentes hasta el reviente, con la aparición de las grandes empresas se suma el uso cerebral para la mejor conducción de los negocios y, en la nueva aplicación de la informática a los procesos productivos, los productores directos deben ser personas altamente capacitadas en estas tecnologías. Sus neuronas y sus interrelaciones se transforman en una fuerza productiva que genera enormes riquezas. Y es ahora que los comunistas necesitamos un nuevo paradigma para analizar esta fase del capitalismo, su desarrollo actual y lo que se puede ver hacia el futuro. Es posible seguir sosteniendo el concepto de proletariado y sus designios en la lucha de clases por el socialismo; qué debemos reconceptualizar sobre el ser obrero y sus tareas. Cómo incorporar las nuevas categorías y conceptos a la lucha de clases en las que los nuevos trabajadores, los que ya se encuentran en las líneas de producción, que en los países de mayor desarrollo se encuentran robotizadas, y los que dedican su tiempo de trabajo en la conducción de la empresa, en la producción, en el comercio y en las finanzas, de modo que todos ellos se sientan incluidos y actores fundamentales en la gran transformación que lleve al socialismo. Ser o no ser, he ahí el dilema.

Índice de ilustraciones

Pág. 26 Barroso Tristán, Jose María / Iberoamérica Social (Diciembre 2019) Fotografía tomada de https:// iberoamericasocial.com/las-revoluciones-cientificas-de-kuhn-y-el-cambio-de-paradigma-en-educacion/ Pág. 27 Wikipedia (Agosto 1875) Fotografía tomada de https://en.wikipedia.org/wiki/Karl_Marx

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