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Las mujeres y la transformación que avanza en México // Lídice Ramos Ruiz

ANTE LOS nueve meses de la presidencia del licenciado Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para muchos y muchas, se exige presentar algunas reflexiones para articular pensamientos y acciones hacia adelante donde el grupo de las mujeres demanda una comprensión del lugar que tienen los temas de la igualdad y de su ciudadanía.

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Venimos de un pasado reciente de condiciones neoliberales que no acaba de desaparecer, de un capitalismo llamado así porque se funda en un pensamiento que reúne diversas ideas de libertades: libre comercio, libre iniciativa personal, espíritu emprendedor y libertad absoluta de los sujetos de una sociedad para actuar en sus vidas personales y comunitarias de forma líquida y no permanente, del “todo se vale” y donde el llamado “estado niñera” debería ser desmantelado para beneficio del mercado. Donde el discurso masculino en todo ello, presenta a las mujeres como un grupo vulnerable, pobres y encargadas de la reproducción de la especie humana y cuidadoras de la vida.

En la práctica, el Estado neoliberal debía respaldar la integridad de las instituciones financieras, pero el riesgo de ese sistema, al atraer negocios e inversiones al territorio nacional, fue sacrificar los intereses de las personas o dejarlas en un lugar secundario. Allí las rupturas sociales del movimiento amplio de mujeres, y del feminista en particular, que buscan vernos como iguales a los hombres, como ciudadanas que jurídicamente tenemos derechos y no como grupo vulnerable, crean tensión. Tensión que no se resuelve, por supuesto. En el orden y las formas políticas neoliberales, el movimiento feminista mexicano marcaba y marca la irracionalidad capitalista, así como la falta de reconocimiento a su ciudadanía y las muchas políticas públicas que refuerzan el rol doméstico, los estereotipos y las desigualdades de género.

Mas la crisis económica del siglo XXI, mira para otro lado, pues la dificultad para colocar los excedentes de este campo de manera productiva la lleva a crear mercados especulativos con los valores de los activos, sin atender asuntos de la vida y la reproducción humana. Ningún país del mundo ha podido mantener una tasa de crecimiento del 3 % anual que se considera, de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI), como la tasa de crecimiento mínimo aceptable para hablar de una economía capitalista saludable, pero sí sostienen, desde la lógica del capital, que falta mayor incorporación de mujeres al trabajo productivo.

Del otro lado del desarrollo o “antidesarrollo”, se estudia la acumulación por desposesión. Indígenas, campesinos, afroamericanos ven aumentadas sus pérdidas de bienes simbólicos y materiales; pierden bosques, ríos, tierras laborables, zonas urbanas periféricas o del centro de las ciudades donde las inmobiliarias desarrollan nuevos centros de activos para el comercio o la vivienda de altos costos, la llamada gentrificación. Salarios precarios, economía de la deuda, tanto gubernamental, privada o empresarial, “diviértete hoy, come bien y paga después”. Sociedades fragmentadas, juventudes desorientadas, grupos trabajadores desilusionados y cansados. Mujeres agotadas por las cargas de sus jornadas laborales, pagadas unas en los mercados, amén de las labores de cuidado familiar o comunitario y encima los dolores por hijas o hijos desaparecidos, rescate de las y los nietos, enfermedades propias y esperanzas fallidas.

Por primera vez en la historia, el Gobierno de México tiene un gabinete paritario.

“¿Qué hacer?” se preguntaba Lenin, en su momento histórico y con su horizonte cultural. ¿Con quién hacer un cambio, dónde y quienes pueden hacerlo? Nos preguntamos las y los mexicanos algo parecido en el México del siglo XXI y dimos, como ciudadanía en edad de votar, la respuesta parcial en las urnas el pasado año 2018. Caminamos hacia un posible orden social alternativo al neoliberalismo, una transformación política, económica, social, cultural y personal, mas no, un cambio anticapitalista.

AMLO y algunos de sus asesores le denominan “cambio de régimen político”. O sea, ¿sólo se está modificando el orden de gobierno por el lado de los convenios institucionales, legales y gubernamentales? Un cambio de relaciones sociales entre gobierno y ciudadanía o comunidad en general donde el Estado asume responsabilidades de conducción del desarrollo hacia un bienestar. ¡Bueno, no es poca cosa! Y por allí puede emerger un cambio social que despliegue otras relaciones o prácticas para una transformación mayor. Porque, políticamente en nuestro país, tomamos la senda de una democracia electoral. Las mujeres también la aceptamos como ciudadanas, la paridad de género está dentro de estos estilos de pensamiento, aunque sabemos que democracia es más que el voto.

Para que la transformación avance, la acción social debe trabajar por objetivos comunes y algunas normas generales de guía. La honestidad, primero los pobres, no a la corrupción, el interés común sobre el propio, se dibujan como los elementos éticos de punta. Sin embargo, tenemos que visualizar muchos aspectos, algunos de ellos: cómo florece el respeto a la naturaleza, la vida cotidiana libre de violencia, las concepciones mentales de autorrealización y de servicio al próximo, el lugar de los empresarios y el egoísmo corporativo, el espacio militar y hasta dónde las innovaciones tecnológicas y la organización de las poblaciones están orientadas a la búsqueda del bienestar de la humanidad cuidando la naturaleza.

Las personas que trabajamos en la academia, vemos cómo urgen nuevas concepciones mentales, nuevas ideas teóricas de cómo entender, explicarnos y transformar el mundo. Boaventura Do Sousa, sociólogo del derecho, decía en una charla en la Ciudad de México hace unos años que si las universidades pudieran crear programas para desaprender las viejas relaciones entre teoría y práctica y constituir ideas con profunda intención revolucionaria, estaríamos en el camino atractivo para la juventud de hoy. Pero vamos hacia la adhesión de ideas posmodernas que destacan lo particular a expensas de un pensamiento más general. Si bien lo local y lo particular son vitales, pregúntenselo a las mujeres, la estructura del pensamiento necesita reasignar ideas y preguntas sobre caminos políticos que privilegien los esfuerzos para acabar con la exclusión y las desigualdades.

En estos momentos iniciales de la transformación, vale la pena plantearse la relación entre la intervención estatal y la reproducción/cambio de las relaciones de género en el orden social que se pretende logre una metamorfosis. Ya hay cambios que deben ser analizados con profundidad. La paridad en los órganos legislativos existe, ¿caminará hacia la transformación o se quedará en luchas de poder por el poder entre partidos? Varias militantes de las izquierdas son responsables de conducir e implementar políticas públicas favorables a las mujeres. Incluso, la institucionalidad en los espacios de los institutos se reivindica feminista.

Por otro lado, un sector de Organizaciones de la Sociedad Civil participa en convocatorias de proyectos con acceso a subsidios o financiamientos que favorecen a las mujeres. Por allí, los esfuerzos están en el centro del gobierno federal, no sin atorones y tensiones. Sin embargo, cuando se habla de intereses estratégicos de movimiento feminista, como desestructurar la división sexual del trabajo, reconocimiento al trabajo no pagado, la maternidad libre y elegida, el aborto, allí, los avances son bastante pobres. Por eso mujeres jóvenes en su mayoría, con cierto nivel de politización respecto a las condiciones de subordinación y violencia, participan en marchas contra el feminicidio, las desapariciones forzadas y la trata.

Si bien las políticas asistenciales del gobierno federal, de algunos estados y municipios que favorecen la redistribución de recursos son necesarias dadas las disparidades geopolíticas dentro del país, lo que es indispensable es privilegiar el reconocimiento de las diversas formas de ser mujeres, de las subjetividades oprimidas y su contribución a la transformación social, por el camino de reconocer su apoyo al medio ambiente, a la conservación de los recursos, a las enseñanzas de las tradiciones, a la educación, a la producción y demás aspectos de la vida social.

En fin y, por ahora, las reflexiones quedan acotadas en estas líneas y nos permitimos tomar prestadas las ideas de la intelectual feminista Nancy Fraser (2015) que en su texto Fortunas del Feminismo, nos dice:

Las feministas nos encontramos hoy, en otras palabras, en una disyuntiva. Debemos decidir qué interpretación de igualdad seguir. ¿Tomaremos la senda de la menor resistencia y adoptaremos interpretaciones liberales, meritocráticas, centradas en la elección y el mercado? ¿O seguiremos la senda más ardua y adoptaremos la interpretación democrática radical, que entiende la igualdad como plena paridad de participación en la vida social?

Índice de ilustración

Pág. 23 Cruz Elizabeth / Animal Político (Marzo 2019) Fotografía tomada de: https://www.animalpolitico.com/2019/03/marcha-mujeres-cdmx-8m-fotos/

Pag. 24 Cruz Elizabeth / Animal Político (Marzo 2019) Fotografía tomada de: https://www.animalpolitico.com/2019/03/marcha-mujeres-cdmx-8m-fotos/

Pág. 25 Portal del Gobierno de México (Marzo 2019) Fotografía tomada de: https://www.gob.mx/presidencia/articulos/mensaje-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-en-el-evento-mujeres-transformando-mexico

Pág. 26 Portal del Gobierno de México (Marzo 2019) Fotografía tomada de: https://www.gob.mx/cms/ uploads/article/main_image/13671/derechos_laborales.jpg

Pág. 26 Sun (Agosto 2019) Fotografía tomada de: https://www.informador.mx/mexico/No-se-criminalizara-ninguna-manifestacion-social-Sheinbaum-20190818-0064.html

Pag 26 Cruz René (Abril 2016) https://mvsnoticias.com/noticias/nacionales/en-mexico-11-millones-de-mujeres-del-campo-carecen-de-titulo-de-propiedad-sagarpa-773/amp/

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