OPINIÓN
EL AGRO Y LA AGROINDUSTRIA, UN CAMPO DE OPORTUNIDADES
E
l agro no es ajeno al desempeño limitado que se espera de nuestra economía en 2016. Mientras que Fedesarrollo calcula un crecimiento del PIB de 2,7 % para este año, en la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) consideramos que la actividad agropecuaria podría estar creciendo en su conjunto entre 1 % y 2 %, impulsada por el ingreso a producción de áreas de cultivos de ciclo largo. Aunque para este año vemos que la incidencia del fenómeno de El Niño en las zonas rurales de Colombia continuará afectando las cosechas, especialmente de cultivos de ciclo corto como maíz, arroz, papa y hortalizas, así como la producción de leche y carne –por su efecto en los pastos–, a la vez que continuará afectando de manera directa e indirecta los costos de alimentos de la canasta familiar, estamos a la expectativa de los resultados del plan Colombia Siembra, que propone la siembra de un millón de hectáreas en tres años, encaminadas a sustituir importaciones, fortalecer la oferta exportadora y garantizar la seguridad alimentaria. También quedó sancionada por el presidente Juan Manuel Santos la ley de Zidres, una oportunidad para incentivar la inversión en regiones con alto potencial y de las más pobres del país. Y es que solo con la ejecución de grandes proyectos donde quepan grandes, medianos
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REVISTA A
RAFAEL MEJÍA LÓPEZ
Presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC.
Para atraer a los empresarios hay que dotarlos de herramientas para que inviertan en el país y se queden. Estamos en reestructuración, seguros de que este momento complejo para el agro podrá ser superado si trabajamos de la mano
y pequeños empresarios del campo, orientados a la demanda nacional o internacional, se puede contribuir a disminuir el costo y volumen de importación de las materias primas, como las que requieren la industria de alimentos balanceados, la avicultura, la porcicultura, la lechería especializada y otras ramas de la industria alimentaria y no alimentaria, como la de aceites y la maderera. Si el sector público y el privado unen sus esfuerzos en una política agraria de Estado que esté alineada con las propuestas de la Misión para la transformación del campo y con las recomendaciones de la Ocde, además de otras elaboradas por el sector privado agremiado en la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), estamos seguros de que vamos a construir una política a largo plazo, que incentive un factor fundamental: la inversión. Para atraer a los empresarios hay que dotarlos de herramientas para que inviertan en el país y se queden, y algunas de estas son: acceso a bienes públicos, seguridad jurídica, una tributación y política ambiental ajustada a las particularidades del sector, una gestión comercial que no genere distorsiones en el mercado, y sostenibilidad institucional. Estamos en reestructuración, seguros de que este momento complejo para el agro podrá ser superado si trabajamos de la mano.
Febrero 2016