Coyuntura
LA PREGUNTA DEL MILLÓN Más allá del precio al que llegará el dólar, la cuestión que es verdaderamente importante es saber cómo la subida de la tasa de cambio afecta a la industria colombiana.
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REVISTA A
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l alza del dólar se volvió un tema obligado de conversación. Cualquier corrillo es bueno para hacer apuestas sobre cuál será el techo al que llegará el billete verde con relación al peso colombiano. Que la divisa estadounidense llegue a los 3.000 pesos es inminente, la pregunta es cuándo lo hará y en qué nivel se mantendrá. Sin embargo, aunque esa pregunta es totalmente válida, hay otra cuestión de fondo que merece ser la pena analizada y es cuáles son los efectos que tiene sobre la industria nacional que el dólar esté en niveles que no se veían hace más de una década. La primera respuesta es que es un incentivo para los exportadores y una carga para quienes importan o tienen deudas en dólares. Un empresario que compre materias primas en el exterior tendrá que pagar más pesos por conseguir sus productos, lo mismo sucede con quienes tienen obligaciones en dólares. Este incremento del dólar se refleja también en el alza de los productos importados. Este aumento tiene un efecto inmediato y es que los consumidores optarán por productos colombianos que no
están atados a la divisa estadounidense. Esa es una buena noticia para la industria nacional y, es más, se deben fomentar las campañas que promuevan las compras de productos ‘made in Colombia’. Este es uno de los efectos casi inmediatos que se producen con el incremento del dólar. Otro de los efectos toma más tiempo y tiene que ver con la promoción de las exportaciones. El dólar caro hace más competitivo a los productos colombianos, lo que se debería traducir en un aumento de las ventas al exterior, sin embargo, esta situación no se hace de inmediato. Un ejemplo sirve para ilustrar esta situación. Supongamos que un industrial colombiano ofrecía sus productos al exterior cuando el dólar estaba cerca de los 1.800 pesos; en ese momento ese producto no era muy atractivo para el comprador por la tasa de cambio, ahora con un dólar cercano a los 3.000 pesos sí es competitivo, pero retomar ese contacto con el comprador toma tiempo. Eso es lo que están haciendo las fuerzas comerciales de las empresas, retomando esos contactos, volviendo a ofrecer los productos colombianos que ahora están en una mejor capacidad de competir. En junio, según los datos entregados por el DANE, las exportaciones anotaron una caída de 31,5% y para los primeros seis meses de este 2015 el descenso alcanza 31,2% si se compara con el primer semestre del año anterior. El repunte de las exportaciones por cuenta del aumento del precio del dólar se debe dar en el último trimestre de este año e, incluso, se puede alargar hasta el comienzo del 2016. Otro punto que hay que tener en cuenta es el de la volatilidad. Más allá si el dólar rompe el techo de los 3.000 pesos hay que propender porque se logre una estabilidad que permita a los industriales hacer proyecciones de largo plazo. Una tasa de cambio que ‘salte’ sin control no es un buen negocio para nadie. Así las cosas, más allá del escalamiento del billete verde, hay que mirar las posibilidades y retos que traen para la industria colombiana, que después de pasar de un dólar de 1.800 pesos a uno cercano a los 3.000 tienen mayor espacio para recuperar el terreno perdido por la caída de competitividad de sus productos.
Agosto 2015