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DOSSIER / AÑO 6 / NÚMERO 34 /SETIEMBRE-OCTUBRE 2012

AÑO 6 / NÚMERO 34 / SETIEMBRE-OCTUBRE 2012 - URUGUAY $ 150 / ARGENTINA $ 35 / BRASIL R$ 19

Entrevista con la coreógrafa

Deborah Colker

Linda Kohen Una pintora metafísica

La droga en los tiempos del cine

Librerías anticuarias en Montevideo


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DOSSIER SUMARIO 14 El habla de los uruguayos 14 - Día del Patrimonio / El habla de los uruguayos

Daniel Vidart

16 - Jaqueline Lacasa / Ikebanas del Plata 18 - Artesanías de Perú en el MAPI 20 - Grupo Mondongo de Buenos Aires 22 - Mónica Incisa / Un clasicismo inesperado 24 - El chico de la bicicleta de los hermanos Dardenne 26 - Hemingway & Gelhorn de Philip Kaufman 28 - El camino de Emilio Estévez

54 El libro rojo de Gustav Jung Melisa Machado

30 - Armando Bo dirige El último Elvis 32 - Lucía Naser / Discontinua animalidad 34 - Mariana Percovich dirige Clitemnestra

58 Linda Kohen Una pintura metafísica

36 - Perdidos en Yonkers de Neil Simon 38 - Variadas propuestas de música culta en Montevideo 40 - El Turandot del Sodre

Daniel Tomasini

42 - Exponen los fotógrafos Ouka Leele, Mario Marotta, José Pilone y Gabriel Rousserie 46 - De Cajón: Fotografías encontradas IV 50 - Con Sylvain Estibal director de Cuando los chanchos vuelen 54 - El libro rojo de Gustav Jung 58 - Linda Kohen / Una pintura metafísica 66 - Libros digitales / Bibliotecas sin volúmenes 72 - La droga en los tiempos del cine

66 Libros digitales Bibliotecas sin volúmenes Macarena Langleib

78 - Entrevista con Deborah Colker

86 Con el director teatral Rubén Szuchmacher

86 - Con el director teatral Rubén Szuchmacher 92 - Librerías anticuarias de Montevideo 100-Agenda Montevideo 110-Agenda Buenos Aires

Débora Quiring

112-Eventos Tapa: Deborah Golker en Cruel.

Año 6 / número 34 / setiembre-octubre 2012 / Publicación bimestral de cultura / Director: Fernando Cattivelli / Editor general: Eduardo Roland / Coordinación editorial: Stella Forner / Directora Comercial: María Pía Susaeta / Redacción: María Noel Álvarez / Guillermo Baltar / Bernardo Borkenztain / Alexander Laluz / Silvana Silveira / Daniel Tomasini / Wilmar Umpiérrez / Colaboran en este número: Natalia de León / Nelson Díaz / Mercedes Estramil / Daniel Guinares Ansó / Macarena Langleib / Melisa Machado / Débora Quiring / Daniel Vidart / Corresponsal en Buenos Aires: Patricia Ianniruberto / Fotografía: Rodrigo López / Diseño gráfico: Fernando Álvarez Cozzi / Diseño web: Fernán Luna / Dirección Comercial: Bulevar Artigas 1443, ap. 210. Tel.: 24032020 / info@revistadossier.com.uy / www.revistadossier.com.uy / Impreso en: Impresora Polo - D.L. 338700 / Ministerio de Educación y Cultura Nº2099 / ISSN1688368-3 / El equipo de producción vela por la coherencia y seriedad de las notas, pero no se responsabiliza ni se identifica necesariamente con las opiniones expresadas en ellas. Se prohíbe la reproducción total o parcial del material publicado sin previa autorización. 12 D

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Por

Daniel Vidart

EDITORIAL: DÍA DEL PATRIMONIO

Sobre el idioma nacional y el habla de los uruguayos L

a defensa e ilustración del patrimonio nacional, que se celebra todos los años en Uruguay, cuyo pueblo, todavía joven, procesa legados de antiguas culturas, apunta al ser y quehacer de la riqueza polifónica de un instrumento prodigioso. El hombre es tal, decía Spengler, por el uso del lenguaje y la invención de las técnicas. Pero es menester, de antemano, clarificar los términos, pues existe aún confusión sobre el uso preciso de cada uno de ellos. Vamos a distinguir entonces, paso a paso, los significados de las voces ‘lenguaje’, ‘lengua’, ‘habla’ e ‘idioma’. Se llama lenguaje a la facultad humana que nos permite articular o escribir palabras concebidas por la razón e inspiradas por la emoción o la pasión. Tal instrumento, en consecuencia, es apto para expresar lo que se piensa y siente. Por extensión se menciona el lenguaje del mate amargo o el de las abejas. Debe considerarse al lenguaje como un dispositivo vestibular de comunicación, independiente de la lengua hablada, ya por un chino, ya por un esquimal, ya por un peón de estancia uruguayo y no de cualquier lugar sino de Rivera. Aristotélicamente considerado, el lenguaje es una potencia, una “posibilidad de ser” que permite relacionarnos con nuestros semejantes mediante sonidos inteligibles o grafismos identificables. Por su parte, la lengua es el sistema de signos orales o escritos disciplinados por una organización gramatical propia de una época (la colonial), de un escritor (José Enrique Rodó) o de un grupo social determinado (los gauchos). De Saussure decía que la lengua es el conjunto de signos a disposición de la comunidad. Se trata de una estructura, de un constructo nunca finalizado y nunca inmune a las modificaciones impuestas por los cambios que experimenta

la cultura en el tiempo de la historia o el espacio de la geografía. Constituye un holon, una totalidad significativa e interrelacionada. Tiene la lengua un hermano desmañado pero igualmente elocuente. Se trata del dialecto, variante regional, satélite periférico o desprendimiento herético del núcleo central, ese eterno reclamante de un purismo imposible. La jerga, por su lado, es una variedad de la lengua impuesta por un oficio, una profesión, una tribu urbana –que las hay, y muchas, en nuestras ciudades– u otro grupo específico. Tal es lo que sucedió con el lunfardo, propio de los lunfas o ladrones, que no debe confundirse con la lengua popular de los arrabales bonaerenses o montevideanos de principios del siglo veinte. Cuando un esparo –cómplice del punguista– detectaba un reloj con cadena de oro en el bolsillo del chaleco de un pasajero de pie en un tranvía rebosante de gente, le decía así al ladrón de dedos finos: “El punto tiene un bobo en el chiquito y una marroca que es pulenta”. Figura en tercer lugar la praxé aristotélica, o sea el acto de hablar, el habla propiamente dicha. En efecto, la facultad disciplinada por la organización del poder ser, de la potencia –exousía– se convierte en comunicación oral. Aparecen aquí los actores de carne y hueso, los que utilizan una lengua para entenderse –o tratar de hacerlo– con el prójimo. Entran en escena la voz humana, el juego entre las palabras, esos sonidos que expresan una idea, y los silencios alternos, que, a su modo, también son dicientes. En una rueda de fogón los viejos narradores recurrían al efecto teatral generado por el contrapunto entre lo dicho y lo callado, retomado el hilo después de una pausa que alertaba los espíritus. De tal modo, podemos también referirnos al habla ‘cocoliche’ de los italianos recién bajados de los barcos –allá por el siglo diecinueve– que deseaban acriollarse con más

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voluntad que inteligibilidad. Existen hablas locales, hablas de los pagos, de las comarcas y los asentamientos. Entre las de un ‘plancha’ del barrio Borro, un granjero de Colonia Suiza y un ‘peludo’ artiguense, plantador de caña en Bella Unión, existen notorias diferencias. Tenemos que meterle ahora diente al idioma, tantas veces confundido con la lengua y el habla. El idioma es el habla propia de un país, de una nación: idioma francés, idioma euskera, idioma ‘rioplatense’. Éste, el nuestro, ha recogido con su red de arrastre voces indígenas, africanas, españolas, italianas, portuguesas y otras, de las tantas acarreadas por los inmigrantes. Tales voces constituyen la trama del cronotopo bordado sobre la urdimbre del idioma castellano. Se denominan idiomas, pues, las hablas de los pobladores de los países diseminados, y a menudo enfrentados, en la Tierra o en las regiones que desbordan los límites de aquéllos, como sucede con la difusión del árabe. Pasa lo inverso entre quienes habitan en los cantones de conciliadas nacionalidades, como en Suiza, donde coexisten el alemán, el francés, el italiano y el romanche. No he tejido elogios ni tirado piedras al cabildo abierto de gentes y culturas que a lo largo de cuatro siglos construyeron nuestro español rioplatense. Soy antropólogo. Antes de ensalzar o denostar con el pathos debo interpretar y comprender con el logos. Comprender, se ha dicho, es golpear en la puerta del desencanto. Por comer la fruta del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal fueron expulsados del Paraíso los hasta entonces inocentes Adán y Eva. Pero en este caso no existe el desencanto sino el canto de Gardel, Zitarrosa y Los Olimareños, entre tantas otras voces que nos recrean y confirman. De acuerdo con la situación en el espacio –pensemos en el portuñol– o la declinación en el tiempo –hacia 1840 se sentía hablar francés y euskera en las calles de Montevideo– en la gran olla de las palabras y las voces de una patria que se ha puesto de pie, en ocasiones tirándose del pelo hacia arriba, se han cocinado los localismos, las jergas, las variantes de una lengua en perpetua evolución. La que sonaba en tiempos de Hernandarias no era la de los tiempos de Artigas, ni la de los de José Pedro Varela o la de los actuales, que transcurren en la Edad de la Globalización y la Cibernética. La lengua cambia de continuo, nos identifica siempre, su acento permite reconocer al compatriota en las ciudades y campos del vasto mundo. Es el vehículo de la alegría y del dolor, de la amistad y del encono; es nuestra bandera sonora, la insignia de signos y de significados que nos hace distintos del Otro y construye un Nosotros solidario. Tratemos de enriquecerla, de utilizarla en las altas empresas del buen decir, de expresar con ella lo que pensamos y reafirmar lo que somos. No procuremos ni cambiarla, ni achicarla, ni bastardearla. Constituye el diamante del patrimonio nacional. Y como tal hagámosla brillar con el pulido del amor y la dignificante ostentación de la inteligencia creadora. D

Daniel Vidart. Antropólogo, docente, investigador, ensayista y poeta. Profesor de Sociología en el Instituto de Profesores Artigas, y profesor de Antropología Social en la Escuela Universitaria de Servicio Social de la Universidad de la República, hasta 1972. Director del Centro de Estudios Antropológicos Dr. Paul Rivet desde 1962 hasta la actualidad y experto de la Unesco en Investigación Sociocultural y Consejero Regional de Educación Ambiental para América Latina y el Caribe. D

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DOSSIER CRÍTICO / ARTES VISUALES Por

Daniel Tomasini

Jaqueline Lacasa expone en SOA Art Café

Las delgadas flores de la memoria Jacqueline Lacasa ha retornado de Japón luego de una experiencia cultural y ar tística sumamente enriquecedora para su carrera como creadora. Lacasa es una ar tista que inscribe en su trabajo plástico preocupaciones vivenciales que la desvelan: el género, el tema del conocimiento (cuyos canales de apropiación se replantea) y el contexto social y político como autora contemporánea que es. Desde hace algunos años (cuando estaba a cargo de la dirección del Museo de Ar tes Plásticas y Visuales) entabla estrecha relación con la pintura de Juan Manual Blanes. La artista ha intentado introducirse en la pintura –y el pensamiento– del emblemático maestro

desde una mirada que percibe lo político contextual de esa época lejana, cuando se establecieron los cimientos de nacionalidad uruguaya. Su mirada, por lo tanto, asume un trayecto hacia la historia, y especialmente hacia el género. Esta muestra se inscribe en lo que puede calificarse de otra etapa del recorrido de Lacasa a partir de la obra de Blanes, cuya revisión histórica exige, de parte de la artista, un lúcido repensar la propia historia uruguaya. No sólo en relación con la objetividad supuesta del relato, sino de la manera cómo éste se narra y en virtud de qué situación se ha escrito –y se escribe– un libro que nos recuerda de dónde venimos y posiblemente quiénes somos. En la construcción de este libro hay necesariamente vacíos, interrupciones, epitelios (las propias páginas podrían ser consideradas así). Las disrupciones, las opciones, las decisiones que se han tomado y que han quedado registradas, así como todos los hiatos que los intereses múltiples de los actores involucrados han generado en el marco de este gran relato, se constituyen en un material de digestión intelectual y de preocupación social que adquiere en manos de la ar tista una confor mación visual determinada a partir del collage. Collages y fotomontajes, o como se quiera denominar a una técnica que surge con la rebelión dadaísta y que prácticamente nos llega intacta en su valor de realidad fracturada y conmovida, más allá de la utilización de tecnologías digitales del momento, Lacasa intenta recomponer esta realidad –nuestra realidad– cuyos vacíos quedan explícitos en su trabajo plástico a par tir de los calados, con la superposición de capas, con la figura que no está (la enfermera) pero que permanece como reminiscencia y con la figura

que cinéticamente intenta desaparecer (la ‘Cautiva’) pero no puede. La artista da forma a sus ideas y es necesario practicar un sutil juego de analogías para comprender el fondo de su pensamiento. El vacío está directamente relacionado con los huecos –los recor tes, las inter ferencias– relativos a la transmisión (y a la validación) del conocimiento. Lacasa vincula el conocimiento a los instintos más fuer tes –eróticos– que conecta en las “tecnologías de la lujuria”, a través de contraste entre su propia figura desnuda y el misterioso cuadro de Blanes ‘Mundo, demonio y carne’. La lujuria como exacerbación de los sentidos, y el conocimiento como un lujo para el intelecto, y sobre todo un eje de poder que debe ser procesado a través de las capas sucesivas de información, espacios atemporales, presentaciones, incluso de heridas que se intentan curar con epitelios delgados, ignorados, como el personaje secundario de la enfermera en el cuadro de Blanes ‘La Batalla de Las Piedras’. Una performance recientemente realizada por la artista en el EAC se apoya justamente en esta anécdota pictórica y los restos de estas ‘curitas’ que habían sido colocadas por Lacasa simbólicamente sobre la epidermis de algunos ar tistas, conforman el material para sus ikebanas, antigua técnica tradicional japonesa sobre el arte de presentar flores. Aquí los restos de estas delgadas telas forman par te de varios collages que representan, en conjunto, ramos de flores. El sustantivo “reminiscencias”, mencionado por la ar tista en nuestra conversación, puede ser certeramente aplicado a toda su obra, porque indica la repercusión, casi inaudible, de los ecos vivos de la historia, y por ende de la memoria, que Jacqueline intenta hacer accionar (y reaccionar) a través de estas series, todas conectadas entre sí por un lapso, todos capítulos de la misma preocupación, todas repercutiendo desde las capas agitadas del imaginario uruguayo. Sucesivas capas que se depositan alternativamente por los agentes que construyen las culturas y las identidades, entre las que se filtran (como en los túmulos arqueológicos) aquí y allá, diversos objetos y ar tefactos, cuyo descubrimiento cambia, sorpresivamente, la relación temporal, y psicológica de la historia. Título de la muestra: Ikebanas del Plata. Autor: Jacqueline Lacasa. Lugar: SOA Art café. Fecha: agosto 2012.

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Refinadas artesanías en el Mapi

El Perú de hoy desde el ayer Artesanía y diseño contemporáneo es una muestra de objetos artesanales, organizada por la Embajada de Perú en Uruguay que tiene lugar en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI). Se exhiben piezas de diseño contemporáneo, aportadas por la galería Dédalo del país andino. Géneros diversos se dan cita en esta muestra, que confirma el auge de la artesanía peruana actual, la cual por una razón de uso se denomina de esta manera, porque en definitiva son todos productos que caen en el campo artístico, en lo que tiene que ver con el diseño y con la creación. La cultura peruana ha sido resumida históricamente por el gran imperio incaico que unificó milenarias y diversas culturas emanadas de centros calificados de producción de objetos (e incluso de relevantes formas arquitectónicas), culturas que han sobrevivido incluso a la Conquista, en innumerables formas textiles, esculturas, cerámicas, joyas, vidrio, artesanía en madera, etcétera. Estas formas son parte de una tradición que no se ha perdido. Al contrario, este espíritu creador que abarca un gran universo de objetos de utilidad práctica ha sido rescatado, sobre todo como inspiración, por los modernos artesanos peruanos, produciéndose, en contrapar tida, una demanda mundial en torno a sus producciones. Una selecta nómina de ar tesanos del país andino participa de esta muestra, donde la

calidad y la creatividad se destacan a primera vista. Muchas piezas de alfarería exhiben un diseño de gran plasticidad y conviven, entre otros, con juegos de loza de formas y colores audaces. Las pequeñas esculturas zoomór ficas y antropomór ficas recuerdan la milenaria tradición a la que nos hemos referido, así como los textiles y las joyas que incorporan el diseño contemporáneo al gran sentido estético que le otorgaron sus clásicos ancestros. Cabe señalar que en algunos renglones –caso de algunos textiles– el diseñador o creador ‘intelectual’ de la forma ha trabajado a la par con el artesano u operario, que es en definitiva el que otorga forma material al objeto. Ambos, en una conjunción creativa, deben destacarse como una unidad de producción donde el tejedor –en el caso del telar– es el maestro que domina los secretos del oficio. Esta simbiosis es posible aplicarla en mayor o menor medida a casi todos los objetos artesanales y la competencia de los maestros involucrados –cada uno de ellos en posesión

de conocimientos par ticulares– ha sido históricamente clave en cuanto a la creación de objetos utilitarios y de adorno se refiere siempre que se hace necesario que intervenga una técnica especializada, como puede ser las artes del fuego en cerámica y vidrio, los telares y los metales. El aporte que está realizando Perú en el mundo de la denominada artesanía de alto nivel se puede aquilatar en esta exposición y al mismo tiempo el propio museo ofrece un marco por demás explicativo aportado por medio de una gran colección de objetos arqueológicos utilitarios, provenientes de culturas sudamericanas precolombinas. Ello permite resignificar los valores estéticos del pasado en el marco de la sociedad actual. Título de la muestra: Artesanía y diseño contemporáneo. Artistas: Colectivo de la galería Dédalo en Perú. Lugar: MAPI. 25 de Mayo 279. Fecha: agosto 2012.

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Mondongo en Hotel Esplendor Buenos Aires

Singulares retratos de personajes famosos Al llegar al Hotel Esplendor de la ciudad de Buenos Aires, lo primero que impresiona es la fachada Ar t Decó totalmente preservada pero con un interior reciclado y dominado por objetos que se perciben como ‘pinturas’. Se trata de obras muy particulares que tienen como tema a personalidades muy notorias, la mayoría argentinas. En realidad, estas piezas se pueden catalogar como retratos. Sus dimensiones son de aproximadamente un metro por un metro y están colocadas en el hall, en la planta baja y en los corredores del primer piso. Cuando nos acercamos para observar detenidamente la técnica con que estos retratos fueron realizados nos encontramos con materias y materiales tan inusuales como originales. Eva Perón, por ejemplo, ha sido ‘pintada’ con rebanadas de pan, aprovechando el color de éste y sus matices para lograr un parecido extraordinario con su imagen real. Una capa de resina poliéster impide que el pan se deteriore y al mismo tiempo le otorga un brillo especial a la obra.

‘Evita’. Diferentes tipos de pan y resina sobre madera, 150 x 150 cm, 2000.

‘Mingo’. Telas sobre madera, 150 x 150 cm, 2006.

‘Andy Warhol’. Preservativos de colores sobre madera, 150 x 150 cm, 2008.

Uno va recorriendo y encuentra que cada retrato se transforma en una sorpresa. Diego Maradona, por ejemplo, está ejecutado con hilos de oro que se colocaron sobre clavos comunes de dos pulgadas, con lo cual se obtienen todos los detalles de su fisonomía. Carlos Gardel aparece asombrosamente logrado, con miles de alfileres que dependiendo de cuán juntas hayan sido colocadas generan todos los rasgos, las luces y las sombras del rostro de El Mago con su gacho gris. Andy Warhol fue representado con preservativos de colores pegados con grapas de oficina. A cierta distancia, el parecido con el artista resulta extraordinario. El Che Guevara fue compuesto de una forma plana –al estilo del esténcil– con miles de balas cuyo plomo va dirigido hacia el espectador. El retrato de Carlos Monzón está realizado con pequeños pedazos

de vidrios de botella y el parecido logrado, nuevamente, es extraordinario. El retrato del general Juan Domingo Perón está hecho con trozos de cera coloreada, en tonos de gris y –como en todos los casos anteriores– se siente la presencia del caudillo como si hubiera estado pintado con métodos tradicionales. El conjunto de piezas es obra de un colectivo de artistas que responden al nombre de Mondongo. A decir verdad, no hemos visto hasta ahora tan extraños materiales formando parte de retratos que asombrosamente transmitan todas las cualidades de la personalidad de los modelos como si fueran fotografías.

Agradecimiento a Buquebus por invitación a fam-press. Imágenes cedidas por Hotel Esplendor Buenos Aires.

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Mónica Incisa en la sala Figari del Palacio Santos

Un clasicismo inesperado El arte siempre ha sido una mentira. Todos los artistas lo saben y continúan haciéndolo. Mirar la realidad es obviamente un acto subjetivo, la propia realidad, en sentido absoluto, por lo tanto, no existe. Existe siempre una visión, un momento, un acto de mayor o menor duración que todos representamos en esta procesión inefable de seres sobre los acontecimientos (o al revés). El artista tiene un modo particular de mirar, y cier tamente Mónica Incisa, romana de nacimiento y ciudadana de Nueva York desde 1980, ha estado mirando con precisa definición desde pequeña, cuando el lápiz se le pegó a la mano definitivamente. Roma, ciudad emblemática y reducto del arte clásico, la vio formarse en el dibujo académico, del cual Mónica es una verdadera maestra. Es así que su pasión por el dibujo se une en feliz enlace con su ojo de fotógrafa. Pero antes, es ilustradora, admiradora del famoso Saul Steinberg ilustrador del New Yorker por más de seis décadas, artista grabador, pintor, escultor, realizador de collares y máscaras (“en el mundo actual cada cual usa una máscara”, sostenía). Como Steinberg, Incisa ha realizado ilustraciones para el New York Times, Rolling Stone, Vogue, Il Messaggero y ha producido dibujos para animaciones televisivas. Además, ha escrito y dibujado libros para niños. Es una persona vivaz, nerviosa, posiblemente

temperamental, es decir, apasionada. Sus ojos claros y penetrantes –debajo de gafas algo gruesas– dan algunos indicios de su capacidad de dedicación, aunque sorprende la enorme habilidad y paciencia que ha desarrollado en los últimos tiempos con la técnica que ha adoptado: el collage. Mónica ama a Roma, naturalmente, y ha descubierto que el interés de los turistas por su ciudad natal es genuino, ciertamente que todos saben que están pisando y admirando lugares con un peso histórico especial. Roma es la ciudad que ha visto rendirse al mundo a sus pies. Aún quedan muchos testigos de este acontecimiento por todas partes de su tejido urbano. Después se convirtió en el eje de la cristiandad y ha visto surgir artistas y movimientos artísticos cuyos nombres perdurarán por siempre. Mónica Incisa ha comenzado con un experimento con base en su propio gato, un tema de representación que incluye la afectividad y el dibujo. El dibujo no es problema para la artista, pero su contribución al ar te la ha venido sopesando, entre sus ilustraciones, caricaturas y animaciones, con el apoyo de la fotografía, instrumento que ayuda a fijar la imagen visual, a capturar ese segundo que inmediatamente se transforma en pasado. El collage surge a partir de una serie de fotografías que imprime y luego descompone de manera particular. No es el collage tradicional que intenta conciliar las piezas individuales en un conjunto que de alguna manera sigue expresando la fragmentación. Su collage es un medio de producir un efecto visual propio del dibujo, es un camino para solucionar un problema específicamente plástico, un modo de dibujar –o mejor dicho, de

pintar– con otro material. Cuando se observan las figuras de esta artista se percibe un volumen de características particulares, tanto que ese volumen o digamos ese claroscuro o ese toque de luz o reflejo se manifiesta en toda su potencialidad a partir de una suma de pequeños fragmentos. Como si nos acercáremos a un enjambre de abejas o a un hormiguero lleno de insectos, que a la distancia ofrece una visión de masa o de mancha indiferenciada, y en el acercamiento comienzan a individualizarse cada uno de sus componentes. La obra de Mónica es como una revelación. Resulta que aquel volumen de un brazo o de un torso, o la sombra propia de un detalle arquitectónico, o la luz de un botella, es realizada por miles de pequeños trozos de fotografías –normalmente de turistas que visitan la ‘ciudad eterna’– que están pegados simplemente con goma de pegar. Se trata sin duda de un trabajo artístico laborioso y cautivante. La artista condensa en él una serie de afectos, de historias, de visiones, que sustantivamente convierten esta última fase de su arte en un lenguaje propio y personal. El Ministerio de Relaciones Exteriores tuvo el privilegio de exhibir esta serie con sus últimos trabajos, donde se amalgaman diferentes disciplinas artísticas, comenzando por el dibujo e incluyendo la fotografía y el gran trabajo artesanal (casi medieval) de una artista que propone la conjunción de la tecnología con el instrumento más afinado que el hombre posee: sus manos. Muestra: Collages y dibujos. Artista: Mónica Incisa. Lugar: Palacio Santos - Sala Figari. Fecha: junio 2012.

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DOSSIER CRÍTICO / CINE Por

Wilmar Umpiérrez

El chico de la bicicleta, de los hermanos Dardenne

Pedaleando El cine de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne siempre ha girado en torno a la descripción de historias humanas, más o menos ásperas, casi siempre con un registro narrativo hosco y sin muchas contemplaciones con la vida moderna. No se andan con muchas vueltas y, sin que suene a publicidad machacona, suelen cor tar con toda dulzura, de entrada nomás. En ocasiones estos belgas se asemejan a sus personajes y si bien es cierto que la simpatía gratuita no es lo de ellos, están comenzando a dar muestras de cierta vibración sensorial que se puede confundir con el optimismo. Si en Rossetta (1999) la chica del título sólo quería encauzar su vida sin que su madre yonkie le arruinara el futuro, en El hijo (2002) la trama se desenvolvía alrededor de la adolescencia conflictiva y el secreto que suele esconder el mundo de los ‘correctos’ mayores. Era una evolución que desembocaría en El niño (2005), cruda descripción de la paternidad urgente de seres tirados en la banquina del estado de bienestar que se supone hay en Lieja (de por ahí son los directores) hasta que mostraron los dientes otra vez en El silencio de Lorna (2008), desencantada y mustia cinta que hacía de la oscuridad existencial una losa difícil de soportar, siempre con esa cámara incómoda que logra que el espectador se retuerza en el asiento. La novedad en la lustrosa El chico de la

bicicleta es que por primera vez hay luz veraniega. Todo un dato. La película arranca como un mar tillazo en un dedo. Un chico llama por teléfono y del otro lado de la línea una voz dice que ese número no existe. El jovenzuelo insiste en vano. Estamos ante Cyril (un descollante Thomas Doret, asombroso descubrimiento que viene a confirmar el tino que tiene esta gente al momento de la dirección de actores) y nos enteramos que tiene once años. Vive en un reformatorio porque el padre –a quien estaba llamando– desapareció. Luego conoceremos al abandónico en cuestión (de la madre no tendremos noticia alguna) que se llama Guy y está encajado en el rostro duro de Jérémie Renier, un soldado siempre listo a la orden de los Dardenne. Es un tipo bastante despreciable, egoísta y tramposo que llegó a vender la bicicleta del hijo para quedarse con la plata, aun sabiendo que es el elemento que une a Cyril con la vida. Él es feliz pedaleando.

Cuando todo se complica aparece en la vida del infante Samantha (la eternamente bella y eficaz Cecile De France) a quien se abraza y le pide que lo adopte los fines de semana. Ella, que es peluquera y tiene un novio desabrido, acepta. Y de a poco se va involucrando más y más en la vida del chico, a tal punto que cuando su pareja le dice ‘‘es él o yo’’, ella dice: ‘‘él’’. Los directores no hacen juicios de valor, no hablan de psicología ni bajan línea con sus personajes. Los dejan libres de esa responsabilidad y ellos se encargan de hacer lo que les parece mejor. La cámara al hombro muestra un nervio visual potente y los hermanos demuestran otra vez que no hay casi nadie como ellos cuando se trata de retratar seres solitarios y postergados. Pero esa luz estival baña todo el relato y presagia que quizá, aunque sea por primera vez, el destino no se ensañe demasiado. Es más, se atreven a proponer que algo de nobleza humana se puede rescatar aun en la aridez más absoluta. Hay una fuerza y vitalidad en ese chico que logra contagiar. Cuando Samantha le recupera la bicicleta en cuestión, él le dará un tímido abrazo, salta y se va a la calle. Luego se entreverará con un ladronzuelo que le mostrará un lado aún peor de la condición humana, pero la peluquera lo salvará nuevamente. La esperanza se muestra como porfiada, tozuda, y ése es el nervio motor de esta película convincente que jamás cae en innecesarios momentos melodramáticos. Título original: Le gamin au vélo. Dirección y guión: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne. Reparto: Cécile De France, Thomas Doret, Jérémie Renier. Duración: 87 minutos. País: Bélgica. Año: 2011.

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mente retratados en el film. Kaufman opta por instalar a Gellhorn-Kidman como encargada de narrar en off lo necesario para hacer equilibrio en el esquema visual. La periodista recuerda sus años mozos junto a ese escritor potente y bastante mayor que ella en edad. La película no los trata de forma edulcorada, los hace colisionar mediante unas personalidades fuertes y perseverantes, mérito de la guionista Barbara Turner, encargada, por ejemplo, del libreto de Pollock (Ed Harris, 2000), lubricando un mecanismo complejo que nace de las relaciones humanas. Con diálogos agudos e inteligentes se escapa, felizmente, del resbaladizo lugar común que son la grandilocuencia y el pavoneo intelectual. En su anclaje propositivo el director logra una

Hemingway & Gellhorn, dirigida por Philip Kaufman

La pasión de los fuertes Desde que se inventaron las biopics o, si se quiere, las películas biográficas, el cine ha encontrado un nuevo territorio narrativo, aunque hay que reconocerlo, los resultados finales no siempre han estado a la altura de las circunstancias. Y en esa coctelera de estilos y géneros, la literatura ha apor tado algunos nombres que se defienden desde la tracción y atracción de sus personajes que muchas veces son tan determinantes como sus obras, pero eso poco importa si en la pantalla está Ernest Hemingway. Es que probablemente hay pocas vidas tan cinematográficas como la que llevó adelante el autor nacido en Illinois allá por 1899, y son varios los abordajes que se han hecho desde la pantalla, como la versión de Adiós a las armas de Charles Vidor (1957), quizá no tan buena como la que filmó Frank Borzage en 1932, la afinada y áspera Por quién suenan las campanas, de Sam Wood (1943) o El viejo y el mar del gran John Sturges (1958, con memorable esfuerzo de Spencer Tracy) y ahora, para sumarse a las enciclopedias especializadas, llega Hemingway & Gellhorn, cinta pagada por el canal de cable HBO y dirigida por Philip Kaufman, que terminó saliendo de su villa californiana después de más de un lustro sin manejar una cámara. Es un artista prolijo, si se recuerda lo que hizo con La insoportable levedad del ser (1988) y Henry & June, así que queda claro que le gustan las biografías y los libros, los escritores y sus musas. Alguien se podrá preguntar a quién corresponde el apellido que acompaña al del escritor en el título de la película. Bueno, se sabe que Hemingway (en la piel de Clive Owen, inusualmente desacartonado) escribía estupendamente, le gustaba pescar, bebía como un cosaco, buscaba lío en cualquier taberna, le atraían los toros y cualquier animal al que se le pudiera disparar, y las mujeres eran su talón

de Aquiles. La Gellhorn en cuestión se llama Martha (una exuberante Nicole Kidman, que con esta película volvió a Cannes después de una década), una periodista que se atravesó en el camino del laureado escritor en 1936 al calor del amor en un bar de Key West, como no podía ser de otra manera. Finalmente se casaron, luego de cuatro años, transformándose en la esposa número tres de Hemingway. Y todo fue tórrido, un poco escandaloso y muy turbulento. En ese primer encuentro, él en realidad pretende presentársela a su colega John dos Passos para que se ‘‘haga cargo’’ de la recién llegada, pero con poca suerte. Terminaron en España, ya convertidos en amantes y explorando profesionalmente lo que estaba ocurriendo en la Guerra Civil. Ella fue a escribir sobre el conflicto para el diario Collier’s Weekly y él fue a lo mismo, acompañado por el documentalista holandés Joris Ivens. Se encuentran en la Gran Vía bajo fuego franquista y saltaron los tapones de la pasión. Y algo en la película que se emparenta con el estilo de Hemingway: su vocabulario preciso, sus diálogos desnudos y sus personajes desencantados son milimétrica-

mixtura entre la ficción y el documental, utilizando imágenes de época y un tono sepia que ayuda a sumergirse en una realidad terrible y acelerada. Todo transcurre dentro del torbellino pasional de esa relación que funciona a fórceps, y un zoom largo nos trae hasta casi nuestros días con esa mujer aún erguida, imbatible y hambrienta de historias. Hace más de 51 años que el escritor hizo tronar su escopeta mientras soñaba con junglas y elefantes, terminando con su vida y dándole inicio al mito. Kaufman logra una película apasionada y quizá no del todo rigurosa, pero se deja llevar por la fuerza apabullante de sus retratados y el resultado es épico y, sobre todo, entretenido. Título original: Hemingway & Gellhorn. Director: Philip Kaufman. Guión: Jerry Stahl y Barbara Turner. Reparto: Nicole Kidman, Clive Owen, Peter Coyote, Robert Duvall, Jeffrey Jones, Rodrigo Santoro. Duración: 154 minutos. País: Estados Unidos. Año: 2012.

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El camino, de Emilio Estévez, protagonizada por Martin Sheen

Caminante no hay camino Y ahí anda Mar tin Sheen, condenado a remontar caminos a contramano, aunque esta vez no sea un río vietnamita a la caza del desquiciado coronel Kurtz como ocurría en la fundamental Apocalypse Now. Ahora, dirigido por su hijo, Emilio Estévez, en otra franquicia nepotista, se pone a la orden de una historia pequeña, sensible y bien narrada. El único que falta para completar el combo generacional, quizá para que no le estropee la idea con su habitual carácter inestable, es su hirsuto hermanito Carlos Estévez, más conocido como Charlie Sheen. En clave road movie, El camino, así se llama la novedosa empresa familiar, arranca con Tom (Sheen), un oftalmólogo canchero que vive en esa par te de California reser vada a los que cuentan con una chequera a prueba de todo. Un día su hijo (Estévez, claro) se larga a Europa con su carrera a medio terminar porque entiende que ‘‘no conoce nada del mundo’’ y se va, recibiendo los últimos regaños de su estricto padre. Una mañana en la que Tom juega al golf con otra gente tan despreocupada como él, recibe una llamada allende el Atlántico. Una voz mezcla de inglés y francés le comunica que su hijo murió en un accidente. Taciturno, imperturbable, el doctor aterriza en Francia y se entera de que su hijo pretendió hacer el Camino de Santiago y resbaló por una pendiente. Después del shock inicial decide terminar con lo que su hijo comenzó, no como cuestión religiosa, más bien para recomponer –pos mortem– ese vínculo que ya estaba roto. Así arranca con una peregrinación solitaria, con Santiago de Compostela como meta, que lo llevará a caminos que hasta ahora le estaban vedados: los que propone la existencia misma. Tom agarra la mochila que fue de su hijo y se hace al sendero a pie, como otros muchos que van en similar procesión. Y por capricho del guión, sus ocasionales acompañantes de viaje son una canadiense (Deborah Karah Unger, que hace de canadiense desencantada, irónica y liberal que ha prometido dejar de fumar al final de recorrido), un holandés militante de causas opiáceas (Yorick van Wageningekn es un tulipán errático, que quiere adelgazar y por eso hace la caminata de semanas de duración) y completando el team está el irlandés James Nesbitt, que se encarga de dar vida a un escritor llegado de las tierras de los duendes y el whisky, en el intento de encontrar a sus musas perdidas. El periplo de Tom (que podría ser el del mismo

Sheen si quisiera visitar las tierras de su abuelo gallego llegado a costas californianas hace unas tres generaciones) no está exento de roces y detalles meramente turísticos, ya que comprobamos que existe una verdadera industria alrededor de ese paseo para el alma, pero como se sabe, nada es gratis en la tierra del Señor. La película no propone sorpresas ni golpes de timón desaforados, todo lo contrario. Cierto aire de previsibilidad se respira, pero es perdonable esa delgadez narrativa cuando la intensidad actoral es la que tenemos en la pantalla. Estévez abre su película con unos planos expandidos que logran el cometido

de meter al espectador casi que de cabeza en la historia y sin mayores complicaciones argumentales se atreve a brindar una refrescante bocanada de puro cine. Título Original: The Way. Dirección y guión: Emilio Estévez. Reparto: Martin Sheen, Deborah Kara Unger, James Nesblit, Yorick van Wageningen, Emilio Estévez, Ángela Molina, Simon Andreu. Duración: 120 minutos. País: Estados Unidos. Año: 2011.

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El último Elvis, dirigida por Armando Bo

El discurso del Rey Como no podía ser de otra manera, Elvis, el Rey, el chico blanco que cantaba como un negro y que con su jopo y meneo de cintura ayudó a rediseñar la banda sonora de la eternidad, es argentino. Lo curioso es que nadie se haya dado cuenta antes, pero como sea, nunca es tarde si el reclamo es bueno. El asunto es que como fondo de pantalla tenemos a un tal Carlos Gutiérrez (John McInerny, un arquitecto platense, gigantesco como el Elvis de Las Vegas y que de verdad lo imita), un obrero del conurbano bonaerense que se gana unos pesos extras imitando a Presley y –¡oh, sorpresa!– no lo hace nada mal. Se las arregla muy bien para agarrar una docena de canciones del repertorio del astro y hace vibrar a sus cuerdas vocales mientras una mirada de aburrimiento abrumador se le dibuja en el rostro. Nadie sabe si es casualidad, pero el director Armando Bo (nieto del mítico cineasta que convir tió a Isabel Sarli en La Coca, por los tiempos de los tiempos) parece que se encontró con el actor para su personaje y le da vida así a esta El último Elvis, ópera prima que no se deja amedrentar por la historia. Cuando uno ve a Carlos en una fila de imitadores que buscan suerte en una agencia

de colocaciones, alguien puede sospechar que todo irá discurriendo por los bacheados caminos del absurdo, pero no, la cosa va en serio. Carlos despunta el vicio en bailes y reuniones de amigos, y con humor cortante la película nos descubre al resto de su familia. Su mujer se llama Alejandra, pero él la llama Priscilla y, como no podría ser de otra manera, su hija responde al apelativo de Lisa Marie. Pero Carlos no es que se limite a hacer ‘de’ Elvis, él ‘es’ Elvis, y lo deja claro a quien pueda tener alguna duda. Dentro de él se desató hace rato un huracán (como ocurrió con el homenajeado) y no tolera los problemas con su ex, la separación obligada con su hija y menos aún se banca el rutinario transcurrir de su vida en una fábrica metalúrgica. A esa altura, el trabajo de Bo Jr. se destaca por una elegancia cercana a un zapato de gamuza azul, la fotografía es preciosista y detallada, y el libreto no deja fisuras como para que el relato se desarme por su propio peso. El film se emplaza en el mundo de los sueños, en el universo de la identidad difusa y hace pie en los recovecos más escondidos de la naturaleza humana. En realidad Carlos lleva una vida penosa, sólo se reconfor ta cuando canta, en su casa –que en nada se parece a Graceland– mira en su viejo televisor recitales del rey del rock, engulle sándwiches de manteca de maní y bananas, y su amargura no se esconde en absoluto. Es obsesivo y quizá tenga algún rebrote

esquizofrénico. Y se siente solo, se sufre solo. Un día el obrero renuncia a su trabajo porque está ‘‘en algo grande’’, les dice a todos. Pero, siempre hay un pero, debe dejar de lado su futuro grandioso para hacerse cargo de su hija, porque su ex mujer tuvo un accidente. Ahí comienza un rediseño personal que lo tiene que acercar a la preadolescente que lo mira con desconfianza. Si la piba quiere formar par te de su existencia, tendrá que seguirlo en su doble vida. El discurso del rey no cambia, sigue siempre en la misma lacónica sintonía. Con experiencia en la publicidad, el autor conduce todo la historia con pulso perfecto, maneja los tiempos en forma envidiable y lo que en un principio es una comedia en tono melancólico, muta en una descripción fina de un drama íntimo y logra que el espectador par ticipe de la existencia de ese personaje singular y enigmático que se va acercando a un desenlace tan amargo como espectacular. Lo dicho, Elvis vive y puede estar en la esquina más cercana. Título original: El último Elvis. Director: Armando Bo. Guión: Nicolás Giacobone. Reparto: John McInerny. Griselda Siciliani, Margarita López. Duración: 92 minutos. País: Argentina. Año: 2011.

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DOSSIER CRÍTICO / DANZA Por

Silvana Silveira

Discontinua animalidad

Dicotomías y climas surrealistas Hay varias claves para tener en cuenta a la hora de aproximarse a la obra de Lucía Naser, una joven creadora uruguaya que se ha dedicado mayormente a la investigación teórico-académica en el área de la danza contemporánea, pero que también maneja herramientas compositivas vinculadas al contact improvisation, el release, el flying low, entre otras. La primera, y tal vez la más significativa, tiene que ver con que a la hora de crear y llevar una pieza a escena, Naser prefiere dejar de lado el bagaje teórico que la estimula para concentrarse en los pensamientos que surgen del propio cuerpo. Vale decir, si bien como parte de la justificación teórica de Discontinua animalidad la autora cita el pensamiento filosófico de Derrida, Deleuze, Nancy, Foucault, Guattari y Kierkegaard, en el proscenio no se limita a representar ideas preconcebidas sino que se propone inventar un nuevo lenguaje, buscar una enunciación propia, personal, ‘‘caotizante’’, y apelar a una suerte de inteligencia corporal. Otra de las claves a la hora de presenciar y contactar con su discurso escénico es que Naser no intenta despertar en el espectador un entendimiento que nazca de la razón sino que procura relacionarse con su público desde lo sensible inaugurando nuevos marcos de percepción. Discontinua animalidad, que fue recientemente estrenada en la sala pequeña del Subte y viene de ser exhibida en Brasil y México, se centra en el concepto de la diferencia. Tal como lo explica la propia creadora, la pieza ‘‘se articula en torno a

tres ejes principales que intentan ser descentrados de su concepción dicotómica. La diferencia que subyace a la definición de lo animal y lo humano y sus respectivas delimitaciones; la que identifica a hombre y mujer como dos categorías que en este proceso buscarán ser des-identificadas; la diferencia entre cuerpo vivo y muerto, entre nacimiento y muerte y las categorías filosóficas, científicas y culturales que delimitan y legislan los derechos y deberes en torno a ambos’’. Además, Naser está especialmente interesada en indagar esas zonas borrosas en las que se torna altamente problemático llegar a un acuerdo en relación a una posible declaración sobre un cuerpo vivo o muerto, como en el caso de los debates sociales en torno al aborto, la eutanasia o los desaparecidos durante la dictadura militar. Con todos esos preceptos –algunos de ellos bastante ambiciosos, como crear nuevos lenguajes o marcos de percepción y apelar a un lenguaje no necesariamente racional– no es extraño que lo que despierta su performance sea bastante difícil de traducir en palabras. Para dar una idea más concreta de los senderos que transita esta creadora, habría que mencionar que su propuesta resulta comprometida y arriesgada, y que dentro del ámbito cada vez más amplio de la danza contemporánea se ubica en el margen más próximo a la performance y más alejado de la práctica de la danza en su sentido más tradicional del término. Algo que seguramente complacerá a quienes se sienten atraídos por las búsquedas vinculadas a la experimentación y la improvisación –esas que cuando logran sus objetivos son capaces de generar un caos en los sentidos– más que a quienes gustan de las propuestas más técnicas y bailadas. De todos los tópicos que se propone abordar la obra, el que más claramente aparece delineado

en escena es el que se relaciona con la dicotomía hombre-mujer, que también aparece como el más presente a lo largo de las distintas secuencias que conforman Discontinua animalidad, obra que se estructura más como un collage de situaciones sucesivas que como un todo. En uno de los fragmentos más logrados –entre los que también se cuentan algunos pasajes con climas altamente surrealistas– el cuerpo de Naser se camufla en un equipo deportivo, al punto que no queda claro si está de frente o de espaldas al público, si se trata de un hombre o de una mujer, un ser de este planeta o de otro. En otro de los más curiosos, Naser se sienta y mira al público al tiempo que levanta su vestido azul para dejar ver su entrepierna. El desnudo es casi una constante en la pieza y cada vez más una persistente estampa en las obras de danza contemporánea. En forma similar a la de Leticia Ehrlich en Las hijas de Ulises, Naser aborda el tema de los desaparecidos durante la dictadura militar apelando a voces en off que repiten consignas del tipo: ‘‘No se murió, lo mataron’’. En resumen, una obra que, sin dejar de plantear una propuesta aventurada, no logra demasiados momentos capaces de alterar las percepciones de los espectadores, tal vez porque el fiel público de la danza contemporánea ya está acostumbrado a ver performances similares.

Discontinua animalidad Concepto e interpretación: Lucía Naser. Asistente de dirección y diseño de iluminación: Leticia Skycky. Lugar: Centro de Exposiciones Subte. Plaza Fabini. Fecha: 21 de julio.

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DOSSIER CRÍTICO / TEATRO Por

Bernardo Borkenztain

Clitemnestra, de Mariana Percovich

Banquete de amor letal Una tipa rapaz/ (como te gusta a vos)/ esa tipa vino a consolarte/ un poco de amor francés/ no muerde su lengua, no/ (no es sincera, pero te gusta oírla...)/ es una linda ración/ con un defecto (con uno o dos)/ Y es un cóctel que no se mezcla solo Carlos Solari

Desde el estreno de Te casarás en América (1996) en la Sinagoga de la Congregación Húngara, y Destino de dos cosas o de tres, del genial dramaturgo argentino Rafael Spregelburd, en una vieja estación de trenes, la directora Mariana Percovich ha trabajado en varias opor tunidades en puestas realizadas en escenarios no convencionales, como la recordada puesta de El errante de Nod (El vampiro en el Jockey), de Ana Solari, en el viejo y monumental edificio del Jockey Club, o, más recientemente Yocasta - Una tragedia (2003) en el garaje del Viejo Hotel Cervantes. Sin que esto implique de manera alguna una elección azarosa, estas locaciones reflejan el estudio y el trabajo que la directora pone en todos sus emprendimientos, y saca el provecho máximo a las particularidades de cada una, como el desarrollo peripatético de la ya citada El vampiro en el Jockey o, en este caso, la realización de un banquete muy particular en las instalaciones del bar Paullier y Guaná. Este ‘‘falso monólogo griego’’ viene a culminar una relectura de Percovich de personajes clásicos femeninos, como Yocasta, ya mencionada, y Medea del Olimar (2010), estrenada en la sala Lindolfo. Estas nuevas visitas a los textos buscan resignificar a estos personajes y sus circunstancias, y en esta ocasión la reflexión viene desde un lugar original, ya que ¿cuál es, después de todo, el pecado de Clitemnestra? Los clásicos no dan una respuesta que no sea insuficiente, siempre que uno prescinda de una perspectiva sincrónica, que en este caso sería profundamente machista. Como dice Agamenón, citando al Apolo de Eurípides, no valen diez mil mujeres lo que un hombre. Retomando, y radicalizando el planteo de su puesta anterior, Pentesilea, realizada en un gimnasio (estrenada primero en el del INEF y repuesta en el Museo del Carnaval), el público femenino y el masculino se separan, ya no en

dos tribunas enfrentadas (ver la crítica a la obra en el número anterior de Dossier), sino que los hombres deben descender al sótano, mientras las mujeres permanecen en la planta del restaurante. El desarrollo es en dos monólogos de aproximadamente cuarenta minutos, con el público separado y un final en el que se lo reúne durante la mitad del tiempo, en el que se desarrolla el banquete en sí. Durante estas etapas, el público comparte con los actores comida y bebida, propiciando así una identificación que, en el caso de los hombres, se da a través de desarrollar la ‘‘camaradería viril’’, y en las mujeres, por empatía. De todas maneras, hay una parte del

espectáculo que siempre estará vedada a cada espectador, y por esto es que la obra es un «falso monólogo». Un detalle a tener en cuenta es lo que dice el doctor Jorge Dubatti, teórico argentino, respecto del fenómeno ‘‘convivial’’del hecho teatral, esa experiencia derivada de la coexistencia del público y los actores en el mismo espacio, al instalarse el pacto ficcional. Como un convivio es un banquete, en este caso la metáfora se vuelve literal: asistir a esta obra es, como reza la invitación, asistir a dicho banquete. Ahora, si bien Percovich ha intervenido el texto clásico (con coloquialismos locales definidos que marcan estas intervenciones) la historia es

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TITULO: Maruja Mallo AUTOR: Shirley Mangini EDITORIAL: Circe la conocida de la tragedia: luego de una guerra de diez años (‘‘fueron diez años’’ repite Agamenón en su monólogo) Agamenón vuelve triunfante a Argos, su reino, donde lo espera su esposa Clitemnestra que en su ausencia se ha unido a Egisto (descendiente de Tiestes, hermano de Atreo, el padre de Agamenón, por lo que tiene sangre real pero no es de la misma línea sucesoria) y complota con éste para matarlo. En la obra de Percovich no aparece Egisto, de hecho el rencor de Clitemnestra no reposa en sus elecciones eróticas, sino en la muerte que Agamenón ha infligido a su hija Ifigenia, para poder partir a la guerra de Troya. Pero se marca una diferencia importante, si bien el crimen que le imputan los autores clásicos (‘‘todos varones’’) a Clitemnestra es su adulterio, la aparición de Casandra, princesa de Troya que le correspondió al rey como botín, marca una de las múltiples veces en que éste también incurrió en el pretendido delito y la permisividad que los varones tienen frente al engaño. Las mujeres son ‘‘histéricas’’, ‘‘histriónicas’’, irracionales, dice la tradición. Muy otra cosa dice Percovich. Retomando la pregunta, ¿cuál es, entonces, el crimen de Clitemnestra? Para entenderlo debemos analizar un poco la manera de pensar de los griegos clásicos que era profundamente determinista, con un criterio del destino tan férreo, que los hechos futuros se consideraban verdaderos aun en el presente, algo que no es nada intuitivo para una persona del siglo veintiuno. En este sentido, existe una sola posibilidad de libertad para el espíritu humano, y es no querer aquello a lo que su destino lo condena, pero eso significa oponerse a la voluntad de los dioses, y esto es en lo que cae Clitemnestra, se rebela y castiga a Agamenón por la muerte de su hija Ifigenia, sacrificada para aplacar a Artemis y obtener viento para partir a la conquista de Troya. El problema es éste: si para el mundo helénico las acciones de Agamenón están justificadas (sacrificar a Ifigenia, asesinar en guerra, tomar como concubina a Casandra), ¿cómo puede hacer Clitemnestra para asesinarlo y no tener que

pagar por ello? La respuesta viene de la mano de otro concepto fundamental del modo de pensar de los griegos: el pecado de hybris. Se trata de un concepto ajeno a nuestra cultura actual, y tiene que ver con la desmesura, el reclamar honores divinos para un mortal, por ejemplo, o demasiada riqueza, belleza o fuerza. Cualquiera de estas cosas podría ser incurrir en hybris. Al retornar victorioso, Clitemnestra seduce a Agamenón para que pise la púrpura al entrar a su palacio, y como ésta es una distinción reservada a los dioses, comete el equivalente a un pecado mor tal. Una de las aristas del conflicto puede plantearse así: si los dioses dispusieron el sacrificio de la hija común, entonces Agamenón actuó de forma virtuosa, pero si no fue así, su crimen puede ser castigado, pero como no hay oráculos que aconsejen a Clitemnestra, debe recurrir al ardid mencionado para asegurarse. Desde este punto de vista, vemos que la protagonista tiene la única cualidad que puede oponerse al destino: no se limita a rebelarse en su espíritu por la muerte de su hija, actúa para vengarla: es agente de su destino y, por ende, tiene libre albedrío. La obra está planteada: los hombres descenderán al inframundo a escuchar las razones de Agamenón acerca de la legitimidad del sacrificio de Ifigenia (entre otras cosas) mientras las mujeres permanecerán en este mundo para escuchar acerca de su venialidad. Al final, mientras el banquete llega a su punto más alto, esta discusión será saldada. Obra: Clitemnestra - Falso monólogo griego. Autor: Mariana Percovich. Dirección: Mariana Percovich. Asistente de dirección: Luciana Lagisquet. Elenco: Marisa Bentancur, Iván Solarich. Iluminación: Martín Blanchet. Vestuario: Gerardo Egea. Lugar: Bar Paulier y Guaná

Biografía de Maruja Mallo (1902-1995), una de las mujeres más originales e importantes de la historia del arte español. Amiga de figuras tan destacadas como Dalí, García Lorca, Neruda y Alberti, era enérgica, brillante, libre y transgresora, y asombró y escandalizó a la sociedad de su tiempo. Una artista que, siempre hermética respecto a su vida personal, solía declarar: “Mi biografía está en mi pintura”. TITULO: El caos y la noche AUTOR: Henry de Montherlant EDITORIAL: Duomo Reedición de esta novela de 1963 de un autor clásico de la literatura francesa, que incluye los fragmentos censurados en la anterior edición en castellano. La historia de un anarquista español, que ha vivido durante años exiliado en París, y decide regresar a su país a resolver el asunto de una herencia, anticipando un último enfrentamiento con sus enemigos. Pero se encuentra con una España mercantilizada que no tiene tiempo para el pasado y mucho menos para él. TITULO: Las ocultas AUTOR: Marta Elsa de León EDITORIAL: Turner La autora revive su vida como prostituta, iniciada como por juego, de forma lúdica, luego angustiosa, conver tida en cautividad. Lo hace en un libro sin equivalencia con los de su género: no busca el morbo ni el escándalo, no se refugia en el sarcasmo, no trata como enemigos a los hombres, no se envuelve con la fantasía del glamour, no se ampara en la denuncia. El viaje de una chica que quiso dar un paseo por el lado salvaje y se quedó allí diez años. TITULO: Por su propio cuento / Un españolito en obras AUTOR: John Lennon EDITORIAL: Papel de Liar / Global Rhythm En 1964 y 1965, cuando la juventud de medio mundo se desmelenaba con las canciones de los Beatles, John Lennon publicó sendas obras que recogían las manifestaciones más disparatadas de su ingenio verbal y visual, dos pequeños desvaríos que serían terminantemente clasificados en la muy socorrida categoría de “incla-sificable”. Un libro “intraducible” según reconoce el propio traductor en una nota sin duda muy necesaria. TITULO: Una vida ejemplar AUTOR: Art y Laurie Pepper EDITORIAL: Global Rhythm Art Pepper fue, seguramente, el mejor saxo alto de la generación formada a la sombra de Charlie Parker, pero su autobiografía es mucho más que un libro sobre el mundo del jazz o las peripecias de unos músicos excéntricos: es una de las crónicas humanas más explosivas, lacerantes y al mismo tiempo líricas que jamás se hayan escrito. Porque esa vida tan difícilmente ejemplar fue una tormenta, y el hombre que la cuenta supo hacerlo de forma magistral.

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de destacar el trabajo que nunca falla de Martín Blanchet con las luces), que no puede sustraerse de la atmósfera de la obra y cae presa del pacto ficcional. Es casi imposible no sentir ternura por Bella (Noelia Campo) o miedo ante la tiránica abuela (Ana Rosa), ni reírse con la precoz vis cómica de Gabriel Villanueva (que interpreta al niño de siete años). En este sentido Jones toma un riesgo como director, ya que elige actores que tienen la edad indicada por el autor (según él mismo cuenta) en la obra, y le sale muy bien. En suma, una excelente versión que no le va en zaga a la tan recordada de la década del noventa, y al igual que ésta no se trata de una experiencia teatral que confronte a la inteligencia del espectador, ni que signifique una revolución en su manera de ver el teatro. Se trata de un teatro de sensaciones, y el espíritu se nutre de una paleta muy amplia de éstas, de manera que se evita, y con amplísimo margen, el peor pecado que puede tener una experiencia artística: que uno pase por ella y salga igual que como entró, pero dos horas más viejo. Todo lo contrario. Para el que le guste el buen teatro, se trata de una referencia casi obligatoria.

Perdidos en Yonkers, de Neil Simon

Segundas partes fueron excelentes Neil Simon es un prolífico dramaturgo estadounidense, nacido el 4 de julio de 1927, por lo que creció en la época de la depresión, y el ambiente de aquellos días en Estados Unidos es el que permea esta pieza, que le valió el Premio Pullitzer en 1991. La puesta de esta obra en Montevideo, dirigida por David Hammond en 1992, tuvo un éxito histórico, por la cual Imilce Viñas obtuvo el premio Florencio a mejor actriz de reparto, y Nicolás Becerra y Gabriel Hermano (los niños en aquella puesta) la nominación al Florencio revelación. La actitud de quienes vivieron esa primera puesta, dada su repercusión y recepción por parte del público, fue, quizás, la de tener la inquietud de saber si la obra había podido resistir el paso del tiempo, y de si la puesta de Jones permitiría una respuesta igual. El resultado es claramente que sí, que volver a ver esta obra de Simon es una experiencia teatral entrañable, y es muy difícil poder resaltar algún aspecto por encima de otros porque abundan los chispazos de talento. Resumiendo el argumento, un padre de dos hijos, uno adolescente y otro de siete años, enviuda luego de una larga enfermedad de su esposa, y contrae deudas, por lo que debe dejar a sus hijos con su abuela para poder tomar un trabajo de viajero y pagar las deudas. Esta abuela es de una severidad terrible, y mientras los dos hermanos aprenden a convivir con ella

y sus tres tíos (una tía con el intelecto de una niña, brillantemente interpretada por Noelia Campo, otra que no puede respirar en presencia de su madre, y un tío mafioso) van desarrollando una relación hasta entonces prácticamente inexistente, mientras esperan que su padre vuelva por ellos. Esta obra no ha ganado en vano los premios que ganó, los diálogos, a la manera de Simon, son inteligentes y eficaces, por momentos rápidos como latigazos y en otros lentos y pesados como rocas, pero el ambiente de la ficción gana al espectador (en este sentido es

Título original: Lost in Yonkers. Autor: Neil Simon. Dirección: Roberto Jones. Elenco: Ana Rosa, Noelia Campo, Alejandro Martínez, Rafael Beltrán, Fabiana Fabregas, Franco Balestrino, Gabriel Villanueva. Escenografía: Ana Arrospide. Iluminación: Martín Blanchet. Vestuario: Diego Aguirregaray. Lugar: Teatro Alianza. Paraguay 1217.

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DOSSIER CRÍTICO / MÚSICA Por

Alexander Laluz

Notables y variadas propuestas de música culta en Montevideo

Tan lejos y tan cerca

mueve con numerosos espectáculos que llegan del exterior y con algunos que despiertan la euforia de melómanos y críticos y, pasando por alto otro lote de contradicciones conceptuales, proclaman a voz en cuello: por fin Uruguay está en la ruta de las grandes giras. Otro lugar común: acá no pasa nada. ¿Nada? Quizás alguna anomalía meteorológica borró del mapa artístico a la comunidad musical vernácula. Pero no hay registro de tal anomalía, y las carteleras, la guía que no debe faltar en el bolsillo ni en la computadora de todo melómano o crítico, registran un fenómeno de signo

Orquesta Filarmónica de Montevideo.

Es muy sencillo dejarse tentar por los lugares comunes. Uno de ellos, subrayar que Uruguay está lejos, muy lejos, de todo. Cierto: está lejos; sostener la ‘lejanía’ en materia de música encierra una suer te de contradicción: la vir tual interconexión a escala planetaria ha puesto al alcance de casi todos prácticamente cualquier lanzamiento discográfico o audiovisual –para descargarlo, leer reseñas, crónicas, entrevistas– , por lo que el tan manido ‘estar al tanto’, esto es: estar ‘cerca’, depende de la inteligencia para lidiar con el mouse, el teclado y las artes y mañanas del doctor Google; a la vez, estamos irremediablemente lejos, y la prueba física más clara es lo extraño que resulta ver a Uruguay en los planes de gira de solistas o grupos de música culta o popular, o que los nombres de artistas locales figuren en las carteleras de salas o teatros de otros rincones del planeta (o ‘en los lugares que importan’, se diría: los viejos y queridos escenarios de Europa o Estados Unidos, en fin: otro lugar común para la lista). Pese a esa suerte de contradicción, la agenda local se

contrario: una abundancia de propuestas que por momentos es difícil de seguir. Las pruebas están ahí: la cartelera se mueve. El Centro Cultural de Música, en el marco de una temporada muy especial que celebra los setenta años de vida de la institución, viene cumpliendo con una programación por demás interesante. El viernes 22 de mayo, la National Symphony Orchestra de Washington DC, Estados Unidos, llegó al Auditorio Adela Reta del Sodre, bajo la conducción de Christoph Eschenbach y la actuación solista del muy reconocido chelista Claudio Bohórquez. El programa, un plato fuerte: la Obertura del Carnaval romano de Berlioz, el Concierto para violonchelo y orquesta de Lalo, y la siempre atractiva Sinfonía N° 7 de Beethoven. El cuar teto Stradivari, junto al destacado violista Alfonso Ghedin, fueron los encargados de cumplir con la siguiente fecha de esta temporada, el lunes 30 de julio, en la sala principal del teatro Solís, con un programa Mozart: los quintetos para cuerdas K. 174, K. 515 y K. 516; la conclusión es simple: una

muestra de la vitalidad y riqueza que tiene la música de cámara, a pesar de que los tiempos ‘que nos urgen’ –otro lugar común– no parece dejar rincones libres para este placer de descubrir nuevos sentidos en una música que crece en el descubrimiento de los detalles, las micro texturas, el lucimiento particular de cada línea instrumental. Y el lunes 13 de agosto, ya en el cierre de estas páginas de Dossier, un concierto de proporciones épicas: el regreso del maestro indio Zubin Mehta, esta vez al frente de la histórica orquesta del Maggio Musicale Fiorentino, que está cumpliendo con una importante gira por el continente. Este evento, uno de los puntos altos de la temporada, fue en el Auditorio Adela Reta, y en la selección de obras figuran dos pilares del sinfonismo histórico, y uno de los representantes del llamado nacionalismo latinoamericano: de Beethoven, la Sinfonía N°8; luego, de Alberto Ginastera, las famosas Variaciones para orquesta, y, al final, la colosal Sinfonía N° 9 Del Nuevo Mundo de Dvorak. Las dos principales instituciones musicales locales, la Ossodre y la Filarmónica de Montevideo, también aportaron –y mucho– a este movimiento musical. El Auditorio del Sodre fue engalanado con la puesta ambiciosa de uno de los títulos fundamentales del repertorio operístico tradicional: Turandot, con música de Giacomo Puccini y completada, tras la muerte del compositor toscano, por Franco Alfano, y libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni. Esta puesta, realizada en la segunda mitad de julio con funciones a lleno total, coronó un esfuerzo del instituto por insertar su auditorio en la agenda lírica local, y, además, sacar un buen par tido a las posibilidades acústicas y visuales de la moderna sala Eduardo Fabini, que ya ha demostrado sus cualidades en los espectáculos del Ballet Nacional. La producción fue a lo grande. Stefan Lano dirigió una Ossodre ampliada –para la que hubo que modificar el ya importante foso orquestal–, que respondió con ajustado compromiso inter-

Zubin Mehta, director del Maggio Musicale Fiorentino.

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Federico Nathan, con la Orquesta Filarmónica se Montevideo

pretativo, y Esteban Louise preparó las voces del coro del instituto. Roberto Oswald, otra figura muy ligada al movimiento operístico montevideano, fue el encargado de dirigir la puesta en escena, diseñar una fastuosa escenografía y la iluminación. El espectáculo, que se ajustó a las pautas históricas del canon operístico, cumplió con las expectativas: impactó, principalmente por el despliegue visual. En cuanto a las performances de los cantantes, fueron unánimes los elogios para Paula Almenares que interpretó al personaje Liu; también se destacaron Janice Baird, Mayo Javier Cordero, Homero Pérez-Miranda, José Luis Vidal, entre otros. [Ver la crítica de espectáculo en el espacio Columnista Invitado de esta sección]. La Orquesta Filarmónica de Montevideo dejó varios atractivos programas a lo largo del mes de julio, continuando con la propuesta de esta temporada sinfónica en su principal escenario, el teatro Solís. Por ejemplo, el martes 31, el destacado director suizo Thomas Herzog estuvo al frente de esta orquesta, junto al contrabajista francés, con un repertorio lleno de contrastes: la Sinfonía N° 39 de Mozart, Nueve variaciones sobre el Capricho N° 24 de Paganini de François Rabbath –con el propio compositor como contrabajista– y La creación del mundo de Darius Milahud. Una semana antes, el director argentino Carlos Vieu también propuso una interesante selección de obras que, al igual que el programa dirigido por Herzog, reforzó la preocupación de esta orquesta por definir un perfil diferente en sus programas, apostando (y en buena medida logrando) a cierta unidad conceptual. El concierto abrió con las Variaciones El Pavo Real de Zoltan Kodaly, y se completó con el estreno mundial de una obra del joven violinista uruguayo Federico Nathan, Concierto para violín y cuerdas, con él como solista, y la Sinfonía N° 1 de Brahms. Ya en agosto, la Filarmónica llevó otro interesante programa a escena el martes 14, esta vez en la Sala Verdi, que fue dirigido por Fernando Condon, y que tuvo como nota distintiva, tras la apertura con la Serenata para cuerdas Op. 22 de Dvorak, el aire de modernidad

tanguera con obras de Piazzolla (Melodía en la), Klísich (concierto para guitarra y cuerdas El oriental, en el que tocó como solista la guitarrista Magdalena Duhagón) y Condon (estreno de Impresiones sobre Astor). Para completar su agenda, la Filarmónica tuvo el desafío de abordar la puesta de Don Giovanni, de Mozart, en la apertura de la temporada lírica del teatro Solís (20, 22, 24 y 27 de agosto), con la dirección musical de Carlo Tenan (Italia), la dirección escénica de Curro Carreres (España), y cantantes de prestigio internacional como Marcelo Guzzo, Luca Debevec, Martín Nusspaumer. Este espectáculo será reseñado en la próxima edición de Dossier. Está claro: los conciertos repasados aquí son apenas muestras de ese movimiento que dinamiza la car telera musical local, par ticularmente rescatadas de un campo: la llamada música culta. A pesar de ser muestras, estos casos revelan una preocupación particular de productores, gestores y artistas locales por llevar adelante propuestas creativas, singulares, que se configuren en torno a cier tos ejes conceptuales. Por otro lado, la presencia de los destacados músicos del exterior en las temporadas del Centro Cultural de Música, la Filarmónica y la Ossodre echa por tierra esas ‘sentencias’ apuradas tan caras al periodismo musical que volvieron a ser titulares, como «por fin Uruguay está en la ruta de los grandes artistas», tras la visita de Paul McCartney, y que lo único que hace es reducir, achatar, de forma dramática la densidad que comporta toda dinámica cultural, e instalar algunos disparates en el imaginario colectivo. Al menos por ahora, Uruguay no será una plaza muy atractiva para giras monumentales y costosas, y la primera razón (y quizás la fundamental) es económica: éste es un mercado chico y con cargas impositivas muy grandes, lo que hace que cualquier intento de competir con las agitadas vidas musicales de Buenos Aires, San Pablo, o incluso Santiago de Chile, sea absurdo. La otra cara de la moneda: los ejemplos reseñados (uno de ellos, Zubin Mehta, que actuó en Uruguay en varias oportunidades), ¿no

califican como hitos culturales?; para los memoriosos: el ensamble I Musici actuó aquí varias veces durante la década del sesenta, ¿acaso esto no es estar ‘a la altura’ de otras prestigiosas temporadas? Al mismo tiempo cabe preguntarse: ¿qué sentido tiene regirse por los mismos parámetros que se aplican en las grandes ciudades de la región que siguen, a su modo, ritmos similares a los de los principales centros de difusión de Europa, Estados Unidos y Asia?, ¿la clave de una inserción activa en la vida regional no estaría en la originalidad de las propuestas, lo que tiene directa relación con la construcción de una identidad artística? Si la respuesta a esta última pregunta es afirmativa se abre otra inquietud: ¿qué hacer, por ejemplo, con los emprendimientos líricos y operísticos que, sea en el teatro Solís o en el Auditorio del Sodre, se agotan en el ajuste a las pautas de las producciones de los grandes teatros, como el Metropolitan Opera House de Nueva York?, ¿ya nadie discute sobre qué tipo de ópera es posible o se necesita realmente en Uruguay? El debate está (o debería estar) abierto, a la espera de enfoques que rescaten la complejidad –e incluso la necesaria contradicción–, lástima que hay pocas voluntades que se sumen al saludable intercambio de ideas. Temporada 2012 del Centro Cultural de Música National Symphony Orchestra Washington DC; director: Christoph Eschenbach, solista Claudio Bohórquez (chelo). Auditorio Adela Reta, viernes 22 de mayo. Cuarteto Stradivari, con Alfonso Ghedin (viola). Teatro Solís, lunes 30 de julio. Orchestra del Maggio Musicale Fiorentino; director: Zubin Mehta. Auditorio Adela Reta, lunes 13 de agosto. Temporada 2012 del Sodre. Turandot, ópera de Puccini; director musical: Stefan Lano, puesta en escena: Roberto Oswald. Auditorio Adela Reta, 18, 21, 22, 27, 28, 29 de julio. Temporada 2012 de la Orquesta Filarmónica de Montevideo. Séptimo concierto de temporada; director: Carlos Vieu, solista: Federico Nathan. Teatro Solís, martes 24 de julio. Octavo concierto de temporada; director: Thomas Herzog, solista: François Rabbath. Teatro Solís, martes 31 de julio. Ciclo de Invierno; director: Fernando Condon, solista: Magdalena Duhagón. Sala Verdi, martes 14 de agosto. D

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CRONISTA INVITADO

Daniel Guinares Ansó

El Turandot del Sodre

Apostando a las grandes producciones operísticas Con una obra maestra pucciniana que no era representada en Montevideo desde 1997, la producción escénica de Roberto Oswald, ya presentada en Argentina, México y Chile, la dirección musical de Stefan Lano al frente de los elencos estables del instituto y un variado grupo de solistas, el Sodre se ha terminado de introducir en el mundo de las grandes producciones líricas de alto presupuesto. Turandot, la última ópera –inacabada– de Puccini, forma parte fundamental del repertorio operístico internacional desde que Arturo Toscanini la estrenara en 1926 con un final compuesto por Franco Alfano. La leyenda que da pie a su argumento se origina en la tradición oral y escrita de Persia e India, lo cual la convierte en un vehículo infalible para el despliegue y la fastuosidad operística que el público celebra, agradece y aplaude más allá de todo pormenor, y por lo cual esta obra se ha constituido como una carta de triunfo siempre segura para teatros y empresarios que se han propuesto programarla.

La versión Con gran despliegue de masas y toscos movimientos escénicos y actorales, Roberto Oswald optó por la formación de grandes cuadros plásticos sobre una única planta escénica bien concebida, efectiva y a la vez convencional. Asimismo complementó su tarea firmando una iluminación que logró efectos visuales ideales, que deslumbraron a la audiencia y la mantuvo atenta durante toda la velada. El vestuario de Aníbal Lápiz fue variado, hermoso y de impecable realización. A lo visual se le sumó la dirección adusta y concertada de Stefan Lano, un profesional que condujo la Sinfónica del Sodre hacia momentos de lograda intensidad y belleza, sin mostrar gran interés en cuidar el balance entre foso y escenario. El coro del Sodre cantó con entrega y buena afinación, aunque resultó pobre en el número de integrantes y por consiguiente no se ajustó a lo exigido en una ópera como Turandot. En el rol protagonista se alternaron la estadounidense Janice Baird y la argentina Patricia Gutiérrez; la primera, con recursos notablemente poderosos desde el registro medio al agudo, pero sin un dominio profesional de música y texto, lo

cual la llevó a parecer insegura en su composición; la segunda, con menor caudal, compuso una Turandot más interesante en lo interpretativo manteniendo una musicalidad insoslayable en un papel donde no es frecuente hallar buen canto entre las sopranos que lo han asumido. Junto a ellas aparecieron personificando al príncipe Calaf el tenor lírico mexicano José Luis Duval, buen cantante y poco actor y el tenor spinto chileno José Azocar, nombre habitual en nuestras temporadas líricas, llegado a último momento para salvar la cancelación del argentino Darío Volonté (debida a una afección vocal). Sin llegar a descollar teatralmente, Azocar superó a su colega mexicano y rindió cómodamente en lo vocal, haciendo disfrutar a los presentes con su voz ancha y ajustada a repertorio, logrando uno de los momentos más emotivos de la noche con su aria ‘Nessun Dorma’, de la misma manera que lo hiciera en 1997 en el Teatro Solís. En la esclava Liu, la soprano argentina Paula Almerares, favorita en las temporadas del Teatro Argentino de La Plata, cantó con solvencia, oficio y fineza; mientras la soprano venezolana Mariana Ortiz se constituyó como la gran triunfadora en esta producción, apoyada en sus excelentes condiciones vocales que iban desde un timbre de soprano lírico de notable belleza, hasta una dicción clara y nítida, poseyendo todos los atributos inherentes a una buena técnica; ligados, pianos y muy buena proyección. El Timur del bajo cubano Homero Pérez Miranda, cantante de enorme solvencia y notable instrumento vocal (a quien ya se había escuchado en Uruguay cantando en las temporadas del Solís), confirmó su gran fama de buen artista; mientras que Guillermo Prilassnig, ausente de la obra, desajustado y con voz pequeña, no estuvo a la altura de lo mínimamente esperable.

Para encarnar a los ministros del reino se alternaron dos equipos de tres cantantes cada uno y en ambos casos los desempeños fueron de eficaces a sobresalientes, destacándose la seria y técnica profesionalidad de Alberto Cazes (Ping), el muy buen canto de Alfonso Mujica (Ping), la actuación de Fabián Villalba (Pong), la voz bien ajustada de Gerardo Marandino (Pong), la efectiva actuación de Diego Reggio (Pong) y la buena voz del joven tenor Leandro Méndez (Pang). Del resto del elenco vale resaltar positivamente al tenor Mayo Cordero que prestó su voz sonora al emperador Alteoum, y al bajo-barítono Nicolás Zecchi de gran presencia física, menor en lo vocal, como Mandarín.

Turandot. Música de Giacomo Puccini. Libreto de Adami y Simoni. Elenco: Janice Baird / Patricia Gutiérrez (Turandot), José Luis Duval / José Azócar (Calaf), Paula Almerares / Mariana Ortiz (Liu), Homero Pérez-Miranda / Guillermo Prilassnig (Timur), Alberto Cazes / Alfonso Mujica (Ping), Gerardo Marandino / Leandro Méndez (Pang), Fabián Villalba / Diego Reggio (Pong), Mayo Cordero / Eduardo Fleitas (Altoum) / Nicolás Zecchi / Julio Clavijo (Mandarín). Dirección de escena, escenografía e iluminación: Roberto Oswald. Vestuario: Aníbal Lápiz. Dirección de coro: Esteban Louise. Coro y Orquesta Sinfónica del Sodre. Direccción musical: Stefan Lano. Auditorio Nacional del Sodre. 21 y 22 de julio de 2012.

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DOSSIER CRÍTICO / FOTOGRAFÍA Por

Guillermo Baltar Prendez

Ouka Leele

La transgresión perpetua La irrupción de Ouka Leele en el ámbito artístico coincidió con la etapa histórica que desembocaría en la estabilidad democrática española. Santo y seña de esos años de búsqueda expansiva y de embriaguez transgresora, la llamada ‘‘movida madrileña’’ (orquestada por el entonces alcalde socialista Enrique Tierno Galván) confluyó en un río de creatividad en el que la fotografía fue acompasando la contemporaneidad, en sintonía con el desarrollo de una identidad que pautaría sus manifestaciones posteriores. Pablo Pérez Minguez, Alberto García Alix, Miguel Trillo y Ouka Leele son algunos de los nombres que desde diferentes perspectivas y abordajes plasmarían, a través del papel fotográfico, las inquietudes de esos derroteros. La utopía transgresora es una pequeña retrospectiva, que en su magnitud apenas alcanza a cubrir el vasto universo de su autora. La muestra recoge aislados trabajos que abarcan un período comprendido entre 1975 y 2007, a partir de quince fotografías de la artista reproducidas para representar a España en la IX Bienal de Arte en El Cairo. Ganadora en 2005 del Premio Nacional de Fotografía de España, su particular poética debe entenderse desde la interioridad meditada. Desde una reflexión no exenta de cierta ironía, y de un lirismo que linda con el refinamiento de lo clásico, la obra de Leele –lúdica y comprometida– parece administrar el desbordamiento torrencial de otros autores. A través de esta exposición, la hibridación temporal y emotiva pauta las diferentes ramificaciones de sus climas. Es tan difícil como sencillo adentrarse en ese universo, en esas pulsaciones psicológicas que

devienen en alegorías o en destiladas enunciaciones referenciales, entre ellas la pintura. La tradición cultural de su país dota a sus trabajos de una identidad tan propia como universal. La fotografía titulada ‘Rana alucinada con pie, ante vendedora de lechugas impasible’ (1975), nos muestra ese universo heredero tanto de lo esperpéntico de Valle Inclán, como del surrealismo furibundo de Buñuel, o las atmósferas inverosímiles de Man Ray. Es a través de esas hibridaciones –tan coloquiales como enciclopédicas– que la construcción formal de cada obra asume su inmediatez. Las fotografías de Leele pueden transportarnos por zonas de una sensualidad tan delicada como explícita, tan vaporosa como contundente. Elevarnos a las inmediaciones de la fantasía y traspasar los espejos como en ‘Mis invitados al banquete’ (1987). Los trabajos más antiguos, salvo algunas excepciones, aparecen en riguroso blanco y negro. Casi como invalorables fuentes documentales de un tiempo paradigmático, que para quienes lo hemos vivido se hace fácil decantarlo dentro de una sintonía de hilado fino. Las fotografías a color aquí exhibidas, y más

próximas en el tiempo (lo cual no implica que la autora ya trabajase con éste a partir de la irrupción digital, además de sus clásicos registros coloreados a mano), nos llevan hacia otros encuentros con la luz. Inevitablemente aparece el guiño hacia ‘Las Meninas’ de Velázquez en ‘Menina liberada’, de 2007, o un cuerpo desnudo y delgado en una galería del Museo del Prado, retratado frente a ‘El juicio de París’ de Rubens. Metáfora iconoclasta donde las haya, entre la belleza clásica de la voluptuosidad corporal y los estereotipados designios del hoy. La emisión de tres audiovisuales complementa la muestra. Dos de Rafael Gordon ahondan en la vida y actividad creadora de la artista, y otro realizado por la propia autora, donde se abordan dolorosas y complejas realidades en torno a la mujer y a sus realidades. Título: La utopía transgresora. Fotografías de Ouka Leele. Curaduría: Manuel Romero. Lugar: Centro Cultural de España (CCE). Rincón 629. Fecha: 19 de julio - 4 de setiembre.

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Mario Marotta

Las otras regiones Fotografías anegadas por el sopor o la fiebre. Atosigadas por el desdén o la rabia, afloran como hojas de ruta de un viaje quizás imprevisto. Un derrotero signado por los pasadizos de ciertas búsquedas o ante la contemplación nunca impasible. En su argamasa visual, un pandemonium orquesta la reaparición de Mario Marotta a la que no en vano ha dado en llamar Rehabilitación. En su construcción hay inequívocas referencias tanto cinematográficas como literarias, musicales y hasta pictóricas. Estas últimas, presentes en la ruptura formal de algunas fotografías. Collages y grafismos próximos al paroxismo. Al trazo urbano que en los ochenta diseminaran ciertos artistas plásticos (entre ellos Basquiat), y que en los noventa tuvieran su continuidad en otros, por ejemplo en los trabajos del francés Bleek Le Rat. En su recorrido –y en su aglomeración–, la muestra poco a poco decanta sus diferentes andariveles emocionales. Tras años sin exhibir, Mario Marotta se ‘rehabilita’ irrumpiendo exultante. Lo hace desde la singularidad que esa voracidad retenida ha moldeado. El ojo fotográfico se ahonda en la interrelación de técnicas a través de diferentes abordajes. El ‘mestizaje’ devenido de esas geografías visuales se adentra tanto hacia el vértigo como hacia la mirada que simplemente desnuda –o evoca– a través de la simpleza. Imágenes en blanco y negro que en su distribución dialogan con la preponderancia de colores y de algunos grandes

formatos, en los que el autor parece redefinirse al reencontrarse o redescubrirse. La extensa trayectoria de Mario Marotta ha estado mayoritariamente pautada por sus trabajos dentro del reporterismo gráfico de las páginas de El País, donde hoy se desempeña como editor jefe de fotografía. Si en anteriores exposiciones el autor ya se despegaba de su impronta más conocida, Rehabilitación posibilita un encuentro con sus compañeros de oficio y muestra estas facetas desconocidas ante un público más joven. Dentro de esa vorágine, las contrariedades del hombre parecen aflorar como un determinante e inquietante hilo conductor. De ahí la importancia de la complementación textual incorporada dentro de la propia obra, casi a manera de afiche o cartel. Pero alimentándola no desde la literalidad, sino desde la construcción sistemática de un trayecto narrativo, tal como sucede con las obras ‘Kurtz 1, 2, 3 y

4’, ‘El infierno tan temido’ y ‘Autorretrato (niños cantando, bestias llorando)’. En otras, el nombre accede hasta los peldaños de la imagen y su evocación refuerza la poética visual, tal como sucede en ‘El perdón’ y en ‘Lo que Dios ha unido el hombre lo separa’. Dejo para el final una obra, que a mi entender resume el espíritu de la muestra. Es el ‘El fin de los días’, donde una pequeña mariposa descansa sobre las páginas de una Biblia apenas visible. Quizá Marotta desde su introspección, desde la herida develada a través de su safari fotográfico, promueva la tácita reivindicación de una cierta espiritualidad perdida. Título: Rehabilitación. Fotografías de Mario Marotta. Lugar: Centro de Fotografía. Fotogalería Bazar. 18 de Julio 885. Fecha: 27 de julio - 10 de octubre. D

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indiferencia del ser humano. Más que una testificación, esta retrospectiva (que abarca diferentes períodos de su actividad, tanto individual como integrante del Grupo Nudos) nos sitúa ante la intersección de esos caminos. De esas poéticas que en su búsqueda continúa tras el impulso de su áurea expansiva. La imagen del autor sumergido dentro de una bañera hasta la cintura, desdoblada visualmente en efecto espejo (‘Desdoblamiento visual’, 2000), es casi un manifiesto de sus pesquisas. En posición horizontal y en mitad de la sala de exposiciones, desde allí parece asumir la contemplación de sus propias invocaciones. Pilone, el hombre sumergido, succionado o abducido por el propio cuestionario de su indagación conceptual. Recientemente el autor expuso en la Escuela Argentina de Fotografía, dentro del marco del Festival de la Luz. A partir de una revisión de portfolios, es invitado a participar en el Festival Internacional Photovisa 2012, a realizarse en la ciudad rusa de Krasnodar.

José Pilone

Las ecuaciones afectivas Pilone hurga entre las medidas del cuerpo y la voracidad del tiempo transcurrido. Indaga sobre el lugar que ocupa en el espacio y en el de todas aquellas otras cosas que lo rodean. Las que lo sitúan y redefinen dentro de un determinado ámbito o territorio. Pero a la vez, el autor multiplica su apuesta, extendiendo sus pesquisas hacia aquellas otras proporciones que rigen y pautan el derrotero temporal. Cielo e infiernos, devociones y demonizaciones, si acaso, sutilmente atemperadas. Una retrospectiva que en sus ausencias redimensiona las obras exhibidas. El diálogo

entre el autor y la curadora han permitido vehiculizar esos tránsitos, esos pasajes a través de una trayectoria de veinticinco años, en la que ha consolidado una voz tan personal como atípica. Desde lo referencial, Pilone eleva su apuesta en la intencionalidad y en la conceptualización de sus trabajos. Mientras que la piel es el mapa, el papel fotográfico es el soporte metafórico, donde no sólo descansa la luz, sino también donde el tiempo se abate y precipita. Dentro de esos registros se acumulan objetos a los que ha ido integrando como partícipes de esos espacios erosionados o corroídos. En ‘Mundo residual’ (2004), un sacapuntas con forma de globo terráqueo se inclina hasta caerse, a causa de la acumulación de los restos del lápiz en su base. Una alegoría del suicidio colectivo, de la erosión ecológica ante la

Gabriel Rousserie

Los círculos del sueño Circos que no son circos, o sí lo son pero desde la difuminación de sus entornos o la imaginación de los espectadores. La circularidad de esos pasajes conforma un singular paseo entre contornos brevemente insinuados, o luces que edifican diversas formas geométricas y humanas. Ámbitos activados por la inclemencia de la fantasía y acróbatas como principales protagonistas de esos espacios. Luces y sombras se amoldan al perímetro del encuadre, al ojo fotográfico induciendo a esos

Título 1 x uno 55 + 25. Fotografías de José Pilone. Curaduría: Rossana Demarco. Lugar: La Pasionaria. Reconquista 587. Fecha: 28 de julio - 3 de setiembre.

parlamentos de lucidez poética que sortean la moldura estereotipada del reflejo. Desde esa perspectiva, la obra de Gabriel Rousserie logra sortear los tópicos de ciertas prestaciones del registro escénico, dejando abierta no sólo la interpretación de cada obra, sino la opción de embarcarse tras las posibles historias que ellas –en la compleja simplicidad de sus evocaciones– incitan y promueven al verlas.

Título: Círculo. Fotografías de Gabriel Rousserie. Lugar: Sala Espacio Foto. Ejido 1444. Fecha: 3 de agosto - 5 de setiembre.

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COLUMNISTA INVITADA

Natalia de León

El cajón de Pandora De cajón cuarta edición se presentó en el Centro Cultural de México bajo la curaduría de Guillermo Baltar, quien reúne una vez más diferentes escuelas de fotografía y artes plásticas en una propuesta nueva, vinculadora y alejada de los clásicos circuitos acostumbrados. Como siempre la muestra está formada por fotógrafos de gran trayectoria en el medio, como Annabella Balduvino, Carlos Sanz y Roberto Villares, acompañados por fotógrafos nuevos y artistas

Pablo Bielli.

Annabella Balduvino.

Alberto Charbonnier.

Roberto Villares.

de diferentes disciplinas que usan o han usado la fotografía como soporte artístico. ‘‘Todo creador tiene en su acervo material que le ha quedado guardado, olvidado o que ha sido descartado, que por cualquier motivo no ha salido a la luz’’, dice Guillermo Baltar, quien pone a disposición desde hace cuatro años un espacio para exponer y revivir ese trabajo, revalorizando así la carrera de cualquier artista como un todo en el que ir y volver a través del tiempo es un ejercicio creativo en el cual recuperar la inspiración. La heterogeneidad funciona como guía para recorrer esta muestra que reúne diversas disciplinas y diferentes generaciones con la fotografía como vínculo de reunión. Dieciséis autores y diferentes obras elegidas por el curador bajo la consigna de ser material fotográfico que haya sido descartado, olvidado o sin terminar conforman una interesante muestra en la que se deambula por los diferentes usos de la fotografía en el arte contemporáneo. Así esta muestra es una experiencia novedosa que nos sorprende con la unión de la mirada nueva y la clásica, la rupturista y la conservadora,

de la fotografía como medio o como fin. La fotografía en esta muestra es registro de la memoria, del viaje, de la vida misma. Es a veces metáfora de la sociedad, es soporte para la expresión, para la pintura o para la idea del artista y es también parte de una instalación y de un collage. Una visita ya tradicional para otear en la producción genuina e independiente de los artistas nacionales.

Muestra: De cajón: Fotografías encontradas IV. Artistas: Pablo Bielli, Cecilia Jáuregui, Annabella Balduvino, Gustavo Rivero, Lilián Castro, Mariana Méndez, Gonzalo Rodríguez, Carlos Sanz, Beatriz Tobler, María Laura Fernández, María Inés Maiorano, Alberto de Horta, Alberto Charbonnier, Roberto Villares, Ignacio López, Javier Etchemendi. Curador: Guillermo Baltar. Lugar: Espacio Cultural de México. 25 de Mayo 514.

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Breve historia de una marca: LOEWE

Loewe en Madrid.

en donde se ubica la primera tienda con el nombre de LOEWE. Unos años después, los flamantes reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia le otorgan el título oficial de ‘‘Proveedor de la Real Casa’’ y a partir de ése momento las carteras de cuero de iguana, cocodrilo o serpiente de la firma empiezan a ser íconos de elegancia y refinamiento. Durante la fiebre de los ‘‘locos años `20’’ y con la tienda instalada en Madrid y Barcelona, se empiezan a comercializar artículos de lujo a mayor escala. A pesar de los tiempos difíciles, en 1939, Loewe abre su boutique insignia en la Gran Vía de Madrid donde resplandece un brillo que alumbra

Madrid, 1846 Loewe surge entre la efervescencia social generada por las bodas reales de la reina Isabel II de Borbón y de su hermana la infanta María Luisa Fernanda. Todo comenzó en una típica callecita de Madrid donde un grupo de artesanos del cuero diseñan y crean estuches para tabaco, monederos, cigarreras y carteras. Pero es recién en 1872 que el artesano alemán radicado en Madrid Enrique Loewe Roessberg, se une al grupo y aporta el apellido de la grifa que hoy cuenta con más de 160 años. Debido a la calidad y originalidad de los diseños, en la década de 1890, la aristocracia comienza a ser asidua visitante de la calle Príncipe

Enrique Loewe.

solamente a aquellos pocos que en esos días pueden permitirse el lujo de los productos manufacturados por la compañía. En la década de los ‘60 comienza la expansión a nivel internacional con la apertura de locales en ciudades tan distantes como Londres, Hong Kong, Singapur o Bruselas. En esta etapa se lanza la línea ‘‘prêt-â-porter’’ para mujer que contó con los talentos de los jóvenes diseñadores de la época: Karl Lagerfeld, Giorgio Armani y Laura Biagiotti. La entrada de Loewe en el mundo de los perfumes fue la continuación natural para una marca especializada y a esa altura más que asentada en el universo del lujo. El debut lo protagonizó la fragancia femenina ‘‘L’’ en 1972. La segunda apuesta fue dos años después con Loewe Pour Homme, donde se comenzó a perfilar el estilo y la comunicación que se mantiene de alguna forma hasta el día de hoy: inspiración española, clásica, discreta y refinada. El negocio prosigue su expansión con la incorporación de la línea de lentes en el año 2000 y de productos cosméticos de tratamiento en 2002. 7 Loewe, constituye el último gran reto cuando la compañía se plantea en 2010 el desafío de crear por primera vez en la perfumería selectiva, una fragancia con tan solo 7 ingredientes. La Fundación LOEWE A medida que la firma se afianza en España y en el mundo, va creciendo desde sus entrañas, un fuerte compromiso social con las artes y la cultura. Tan apasionado es Enrique Loewe Lynch (nieto del fundador) que institucionaliza el apoyo a las actividades de artistas de vanguardia a los que la empresa viene apostando fuertemente desde 1950. Es así que la Fundación se crea en 1988 para viabilizar proyectos artísticos de calidad, que preserven el patrimonio cultural y estimulen la creatividad en las artes. Luego de haber obtenido en 2002 la Medalla de Honor al Mérito en Artes –otorgada por el gobierno español– la Fundación apuesta hoy principalmente a la música, la poesía, la artesanía y recientemente, a la danza. Algunas de las actividades que vienen realizando desde hace varios años son, entre otras, la Competencia de piano Infanta Cristina, los Premios Internacionales de Poesía y los cursos de diseño en cuero en la Universidad Politécnica de Madrid. Como actividades impor tantes integradas últimamente se destaca el auspicio a espectáculos de danza que se llevan a cabo en el Teatro Real de Madrid y en el Gran Teatre de Liceu de Barcelona. Loewe, como marca, goza de un extraño equilibrio entre la tradición y la modernidad ya que apuesta en sus productos a la innovación, mientras que sigue manteniendo un fuerte anclaje y apuesta a las manifestaciones culturales españolas.

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Natalia de León

CON SYLVAIN ESTIBAL, DIRECTOR DEL FILM CUANDO LOS CHANCHOS VUELEN

Un grito de rabia cargado de humor E

l pasado 28 de junio se estrenó en Montevideo la película galardonada con el premio César a Mejor Ópera Prima 2012, Le Cochon de Gaza (Cuando los chanchos vuelen), una comprometida comedia burlesca que expone y reflexiona sobre el interminable conflicto en la franja de Gaza. Lejos de lo que uno acostumbra a ver en materia de arte a la hora de tratar el tema, siempre tomando partido por alguna de las causas, este director va a lo esencial del conflicto: la individualidad de cada ser humano. La vida cotidiana y en juego en todo momento. Cuando los chanchos vuelen cuenta la historia de Jafaar, un pescador palestino que subsiste con los escasos frutos que el mar le da y convive con su mujer en una casa que aloja en su techo un puesto de vigilancia del ejército israelí. Un día, de forma casi milagrosa (o maldita), Jafaar pesca en sus redes un inmenso chancho, animal impuro para los musulmanes y del cual tratará de deshacerse sin éxito; imposible devolverlo nuevamente al mar, matarlo o vendérselo al funcionario occidental de la ONU. Ya casi desahuciado descubre una colonia judía en la que crían cerdos. Guiado por Yelena, una criadora de cerdos, comienza un cómico e inocente tráfico de semen porcino con el cual ambos ganan. Finalmente la maniobra se descubre y Jafaar es tratado de traidor y condenado a ser un hombre bomba a cambio de salvar su honor. Esta comedia realista evidencia lo absurdo de la situación entre dos pueblos hermanos separados por un conflicto macro del cual escapan las vidas cotidianas de quienes lo sufren; y se convierte en un llamado esperanzador de paz.

Con momentos cómicos realmente exquisitos, que relatan la vida de los habitantes de la franja de Gaza y los avatares de la odisea de Jafaar, Estibal nos introduce en la vida de los personajes a través de sus maniobras para vivir y convivir. Sylvayn Estibal es periodista, fotógrafo, escritor y director de cine francés. Su carrera como escritor empezó en el año 1994 y ya cuenta con cinco obras publicadas, una de ellas, El último vuelo de Lancaster, fue llevada al cine en 2009 con las participaciones estelares de Marion Cotillard y Guillaume Canet. Vivió los últimos cinco años en Uruguay como director de fotografía de la AFP para toda América Latina. Luego del estreno de Cuando los chanchos vuelen, en junio pasado, Sylvain terminó su estadía en Montevideo y regresó a Francia junto a sus dos hijos y su mujer, Myriam Tekaïa. Entrevistado por Dossier, Sylvain Estibal habló de su ópera prima, que ha tenido gran éxito en los festivales del mundo y que en su primer mes de exposición en Francia fue vista por más de trescientos mil espectadores. Su libro Le Dernière Vol fue llevado al cine hace pocos años, de la mano de Karim Dridi. ¿Es entonces cuando comienza su interés por hacer cine? Hay muchas cosas al mismo tiempo. Este libro me permitió entrar en el mundo del cine: cuando los derechos fueron adquiridos para hacer un film comencé a trabajar sobre la historia para convertirlo en guión, después me vine a Uruguay y tuve que abandonarlo, pero la experiencia me hizo conocer a mucha gente del medio y me enseñó cómo

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escribir un guión. Por otro lado Myriam [Myriam Tekaïa, esposa de Estibal y protagonista del film], que es actriz, me decía que teníamos que hacer una película juntos, a lo que yo me negaba porque si bien me gusta mucho el cine, no tenía conocimiento de cómo hacer cine. Ella me aseguraba que me ayudaría y me propuso hacer un cortometraje; efectivamente realizamos dos antes de comenzar con la idea de esta película. Cuando nació la idea del chancho hablé con el productor que había adquirido los derechos de El último vuelo de Lancaster, ¡y le encantó! Me preguntó

quién quería o consideraba que podía dirigir este film, y le contesté que yo mismo quería ser el director (una de las razones fue que con El último vuelo de Lancaster quedé un poco decepcionado con el resultado). Si bien al principio dudó, finalmente accedió. ¿Cómo es que llega a crear y describir con tanto detalle una historia sobre una realidad tan ajena a la suya? Si bien la película es un cuento, es bastante realista. El espectador tiene la impresión de que está realmente viendo D

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directamente en el conflicto desde un ángulo absurdo para justamente acentuar un poco lo absurdo que ya es el conflicto hasta volverlo un poco gracioso. Si bien el conflicto es algo realmente delicado en el mundo, usted plantea la película desde un punto particularmente interesante, un punto de unión de esos dos pueblos enfrentados que es el rechazo al cerdo, posicionando al espectador en un lugar novedoso y expectante. Mi idea fue mostrar el lugar común, pues existen puntos en común entre ambos pueblos en sus vidas cotidianas y –como se muestra al final– sí hay esperanzas de que puedan vivir juntos. Intenté ser neutro en todo momento, hablando desde los dos lados y no hacer un film en pro o en contra de Palestina. Desde mi visión personal, me gustaría que los dos ‘lados’ se sintieran emocionados y conmovidos, pero al mismo tiempo que les gustara.

Myriam Tekaïa, Sylvain Estibal.

esa región (por razones obvias la película fue rodada en Malta y Alemania). Hay un tratamiento real y cuidado en las cosas concretas, en la decoración, las vestimentas. Para esto Myriam fue fundamental porque ella es de la región. Sobre la historia, yo había hecho en 2004 un reportaje fotográfico para la AFP en la zona de Hebrón. Fue un proyecto bastante original, en el que durante un año le di cámaras fotográficas a dos familias –una palestina y otra judía, que vivían una al lado de la otra separadas por un tejido– para que retrataran sus vidas cotidianas. Ninguna de las familias sabía que su vecina estaba haciendo lo mismo. Al final del año, le mostré a cada una las fotos de la otra, y les agregaron comentarios. Finalmente y tras negociaciones ambas familias accedieron a hacer una exposición en común en Tel Aviv, que fue bastante controversial porque mostraba esa convivencia. Obviamente esa experiencias inspiró muchas de las cosas que se ven en la película, por ejemplo había un puesto de soldados israelíes sobre el techo de una de las casas de palestinos, quienes vivían con esa realidad encima de ellos. La experiencia de estar visitando regularmente la zona durante un año, conviviendo, conociendo a sus hijos, me permitió tomar contacto directo con el conflicto y comprender la situación, lo cual me ayudó mucho para concebir la película. Ha dicho muchas veces que su película es un ‘‘grito de rabia cómico’’. ¿Por qué? ¿Cuál ha sido su intención al realizar la obra? La intención es mettre les pieds dans le plat (expresión francesa que podría traducirse como abordar un tema delicado que los otros intentan evitar). Meternos

¿Cómo fue recibida la película? Por suerte muy bien, ésa era una de mis mayores preocupaciones. Lamentablemente no se exhibió en Israel, pero ha habido muchas comunidades judías y árabes que la han visto en Francia, y se hizo una gira con la Asociación Franco-Palestina en la que se organizaron debates, también en Bélgica. Por suerte siempre ha sido muy bien recibida, lo cual me alegra enormemente porque ha sido una instancia de reflexión y de unión de las dos comunidades, promulgando el encuentro y la reflexión, sin agresividad, o más bien todo lo contrario: haciendo reír. ¿Por qué una película y no un libro? Intenté escribir un libro, pero luego de haberle contado la idea al productor, se entusiasmó, me pidió que hiciera el guión, rodamos la película, y cuando volví al libro era muy difícil, porque tenía la película en la cabeza y es un film visual burlesque del cual era muy difícil despegarse. ¿Cómo ve el futuro? ¿Fue motivadora esta experiencia y los resultados para seguir por el lado del cine? Fue una película arriesgada, hubo mucha gente que se rehusó a hacerla, un productor que primero puso el dinero y luego lo sacó por miedo. Es un tema muy tenso en Francia, por lo que el productor tenía miedo que quemaran la sala del cine o que me quisieran matar. Así que lograr hacerla y que el resultado haya tenido un buen eco, que haya gustado a ambas partes, es realmente motivador y muy fuerte para mí. Pero hacer una película por hacerla nomás no me interesa, necesito fuertemente sentir la idea, que queme. Con esta película yo tenía la necesidad de que existiera, quedé como atrapado por algo. Además el compromiso de hacer una película es muy largo y es necesario que haya otros factores que lo impulsen a uno. D

Natalia De León. Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UdelaR). Licenciada en Ar tes, mención Ar tes del Espectáculo-Cine (Universidad París-8). Artista de la Fundación de Arte Contemporáneo (FAC).

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Melisa Machado

UNA OBRA ESENCIAL Y DESCONOCIDA DE CARL GUSTAV JUNG

El libro rojo H

ace un tiempo alguien dejó sobre mi mesa un libro rojo, grande y pesado. Parecía una piedra enorme. Su tamaño y su aspecto distaban mucho del resto de los libros que uno acostumbra a leer, sosteniéndolos cómodamente entre las manos. Quiero decir, para leerlo hay que apoyarlo en una mesa espaciosa o en un gran atril. Me le acerqué con curiosidad y respeto mientras pasaba los dedos sobre su lomo. Abrí la primera página y leí: El

libro rojo (en latín: Liber Novus, en alemán: Das rote buch, en inglés: The Red Book), de Carl Gustav Jung. Inmediatamente me vinieron a la memoria retazos de conversaciones, informaciones dispares y una sensación de estar ante una inusual obra de arte, con una particular información espiritual, filosófica y estética, codificada y enrevesada como un jeroglífico. Como los libros proféticos de William Blake, creador de una poesía y una mitología personales, este Liber Novus habita un territorio mágico, sugestivo, inquietante y trascendente. Un epígrafe de Jung, fechado en 1957, oficia de esclarecedor comentario: ‘‘Los años en los que seguí mis imágenes internas (esto es, desde 1914 a 1930) fueron la época más importante de mi vida y en la que se decidió todo lo esencial. Comenzó en aquel entonces y los detalles posteriores fueron sólo agregados y aclaraciones. Toda mi actividad consistió en elaborar lo que había irrumpido en aquellos años desde lo inconsciente y que en un primer momento me desbordó. Era la materia originaria para una obra de vida. Todo lo que vino posteriormente fue la mera clasificación externa, la elaboración científica, su integración en la vida. Pero el comienzo numinoso, que todo lo contenía, ya estaba allí’’. Esta obra, encuadernada originalmente en cuero rojo, fue escrita y dibujada a mano por Jung, psiquiatra y psicólogo suizo nacido en 1875, reconocido entre otras cosas por ser el creador del concepto teórico del inconsciente colectivo, con sus arquetipos (‘‘patrones de organización’’ mental que se repiten en las diferentes culturas), y su gran potencial creativo. Pergeñado como un manuscrito tamaño folio (de 39 por 29 centímetros), esta obra permaneció oculta y fue publicada por primera vez en inglés y luego en español, en octubre de 2009, en versión facsimilar de 205 páginas y conservando el tamaño del volumen original. La edición facsimilar tiene 205 páginas de texto escrito con la exquisita caligrafía de Jung más una serie de pinturas, también realizadas por él: 53 páginas contienen sólo imágenes, 71 de texto e imágenes y 81 con puro texto

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caligráfico. Aunque permaneció inédito hasta entonces, y aún hoy su difusión es relativa, los especialistas en psicología junguiana lo consideran el núcleo de toda su obra.

Entre Elías y Salomé El libro rojo no se trata solamente de un libro de psicología sino también de un libro emparentado con la literatura, el arte y la ‘‘alquimia interior’’ (una manera de templar el carácter). Sus aportes fueron esenciales para separar la psicología de la patología y ver, en cambio, el proceso terapéutico como una recuperación del sentido de la vida y una reconexión con el alma. En 1907, Jung conoció a Freud y mantuvo con él una estrecha amistad que se volvió competencia y terminó por distanciarlos definitivamente en 1913. En ese momento Jung se retiró de la mayor parte de sus actividades, se dice que sufrió una crisis psicótica –él afirma haberse enfrentado directamente con las aguas embravecidas de su inconsciente– y desarrolló su propia teoría, la de la existencia del inconsciente colectivo. Durante la Primera Guerra Mundial (mientras vivía esa supuesta psicosis) desarrolló los conceptos teóricos del inconsciente colectivo, los arquetipos, los tipos psicológicos y ‘‘el proceso de individuación’’: el proceso mediante el cual una persona hace consciente su oscuridad y llegar a ser quien realmente ‘‘es’’. Según la biógrafa Barbara Hannah, con la que Jung mantuvo también una relación muy estrecha, el analista ‘‘hizo una norma de no permitir marchar a la figura o figuras con las que se encontró hasta que le hubieran dicho por qué se le habían aparecido’’. A esto le llamó ‘‘imaginación activa’’: dejar afluir a la conciencia del yo imágenes o figuras del inconsciente colectivo, ‘‘conversar’’ con ellas y mantener un diálogo constante entre ‘‘las diferentes partes’’ de uno mismo. Entre las ‘‘figuras’’ que ‘‘conversaban’’ con Jung, descriptas,

dibujadas y analizadas en El libro rojo, se encuentran un anciano y una mujer joven, a los cuales identificó como Elías o Filemón (su ‘‘guía espiritual’’) y Salomé (su ánima o álter ego femenino), así como ‘‘una gran serpiente negra’’ (bellamente dibujada). Jung afirma que las figuras lo ‘‘llevaron al convencimiento de que existen otras cosas en el alma que no hago yo, sino que ocurren por sí mismas y tienen su propia vida’’, refiriéndose a la existencia de un conocimiento superior que se expresa a través de los arquetipos y del inconsciente colectivo. Estas imágenes fueron primero descriptas por Jung en lo que él llamó los Libros negros y posteriormente las transcribió a El libro rojo , ampliando lo escrito con ilustraciones, de singular belleza, realizadas por él mismo. De todos estos libros se conocían hasta el momento seis volúmenes encuadernados en piel negra, a los que se les sumó el ‘‘nuevo libro’’ encuadernado en piel roja, el cual habla de lo mismo, sólo que bajo una forma más poética y ‘‘libre’’. Con una ‘‘forma y lenguaje retocados y en una escritura gótica caligráfica, a la manera de los manuscritos medievales’’, según Aniella Jaffé, su secretaria en los últimos años y especialista en Jung. Desde la publicación de El libro rojo, en el 2009, primero en inglés y luego en español, se están realizando en el mundo diversas conferencias y presentaciones. Hasta el año 2001, los herederos de Jung no permitieron su publicación y manuscrito permaneció oculto en la caja fuerte de un banco suizo. Es más, hasta su publicación en 2009, sólo una decena de personas lo habían visto. Desde entonces el libro original circula por diferentes instituciones o museos como el Rubin Museum of Art, de Nueva York o el Hammer Museum, de Los Ángeles, California. Estuvo también en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en Washington DC, y actualmente se encuentra en Europa, ‘recorriendo’ varios museos. Las imágenes que aquí se reproducen corresponden a la edición en español realizada por la Fundación MalbaConstantini, de Buenos Aires, para su sello El hilo de Ariadna. Complejo y polémico este gran libro es, antes que nada, profundo e inquietante. E invita a cuestionar la realidad tal cual se ‘‘ve’’ o se ‘‘percibe’’ en un plano lineal. Como escribió Jung: ‘‘Si hablo en el espíritu de este tiempo, entonces debo decir: nada ni nadie puede justificar lo que tengo que anunciarles. […] He aprendido que, además del espíritu de este tiempo, aún está en obra otro espíritu, a saber, aquel que domina la profundidad de todo lo presente. El espíritu de este tiempo sólo quiere oír acerca de la utilidad y el valor […]. El espíritu de la profundidad ha sometido todo el orgullo y toda la altanería del juicio. Me quitó la fe en la ciencia, me robó la alegría del explicar y el clasificar, y dejó que se extinguiera en mí la entrega a los ideales de este tiempo. Me forzó a bajar hacia las cosas últimas y más simples’’. D

Melisa Machado. Poeta, periodista, crítica de arte. Fue editora y asistente de edición en diversos medios de prensa. Desde 1990 hasta la fecha escribió en El País Cultural, Punto y Aparte, Posdata y Tres, entre otros.

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Foto: Natalia de Le贸n.

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LINDA KOHEN, UNA PINTORA METAFร SICA

Eso que no estรก en el cuadro

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Daniel Tomasini

Tuvo mi corazón, encrucijada, de cien caminos, todos pasajeros, un gentío sin cita ni posada, como en andén ruidoso de viajeros. Hizo a los cuatro vientos su jornada disperso el corazón por cien senderos de llana tierra o piedra aborrascada y a la suerte, en el mar, de cien veleros. Hoy, enjambre que torna a su colmena cuando el bando de cuervos enronquece en busca de su peña denegrida vuelve mi corazón a su faena, con néctares del campo que florece y el luto de la tarde desabrida. Antonio Machado

L

inda Kohen nació artista en su querida tierra italiana. Recuerda con cariño a sus progenitores, particularmente a su padre, ingeniero que ‘‘adoraba las artes’’. Cuando vivían en Milán, la visita a los museos era la cita semanal esperada. De la mano de su padre, Linda fue descubriendo las maravillas de la pintura en un país privilegiado por poseer tantas obras maestras. La pintura del Renacimiento y del Ochocientos, favoritas de su padre, se descubrieron tempranamente a sus ojos siendo estas obras los primeros maestros que tuvo. La naturaleza también lo fue en otro sentido, cuando los paseos dominicales alternaban entre los parques y los museos. Las formas artísticas y las naturales, por lo tanto, ayudaron a construir la personalidad artística de Linda Kohen, eventualmente apoyadas por otros maestros que posteriormente le proyectaron la síntesis de sus enseñanzas. Pero sobre todo la vida, con la complejidad existencial, será su gran guía. Linda Kohen asimilará las influencias, pero en el fondo seguirá su propia estrella. Esta mujer de mirada y de voz muy dulces es poseedora de una energía y un temple extraordinarios. La vida le ha deparado momentos muy amargos, como cuando por motivos de antisemitismo se vio obligada a huir de Italia, en tiempo en que los derechos civiles estaban siendo cercenados por el fascismo. Poco después, en los años cuarenta, los decretos del régimen nazi fueron dirigidos directamente hacia el exterminio, en una de las noches más oscura de todos los tiempos. La familia Olivetti (tal es el verdadero apellido de Linda, quien por motivos artísticos asume el de su esposo) se radicó en Argentina en 1939,

año en que se inició la Segunda Guerra Mundial. En Buenos Aires su padre esperaba un trabajo que nunca se concretó. Según ella nos cuenta, su padre era dibujante, pintor y un gran tenor, además de ejercer su profesión de ingeniero. A los pocos meses le ofrecieron un negocio que le interesó y viajaron a Montevideo, donde se afincaron y ‘‘rápidamente nos sentimos en casa’’, dice. La familia Olivetti constaba en ese momento del matrimonio y dos hijos. Su hermano Mario se casó con Eva Olivetti y juntas salieron después a pintar las calles de la ciudad durante la época del taller Gurvich. En Montevideo comenzó a realizar sus primeros estudios artísticos al tiempo que, recomendada por la profesora Blanca García Brunel, frecuentaba como oyente los cursos de enseñanza secundaria en la entonces llamada Universidad de Mujeres. Los papeles que hubieran permitido revalidar sus estudios realizados en Italia nunca llegaron, porque su patria entonces estaba en guerra. Se inscribió en el Instituto Anglo Uruguayo para profundizar sus estudios de inglés y comenzó a tomar clases de dibujo con Pierre Fossey, quien la introdujo en las técnica de la carbonilla y la pintura. Fossey tenía una gran predilección por la línea recta, aspecto que intentó contagiar a su discípula. Posteriormente estudió con Eduardo Vernazza y profundizó el retrato. El tema del retrato y del autorretrato fue un género muy transitado por Linda Kohen durante toda su carrera. La artista depositó en estas representaciones un caudal de sentimientos vinculados a su gran sensibilidad. Toques precisos y sutiles construyen indefectiblemente lo que está oculto tras el rostro, es decir, la personalidad. Eduardo Vernazza es también un gran retratista, que la introdujo en la seducción de la curva. Es así que Linda realizó una síntesis, inteligente y sentida, con relación a la línea. La línea es un factor inconfundible e inseparable en su obra madura. En ella la rectitud y la ondulación alternan respectivamente cuando abarca tanto los temas urbanos como los de la naturaleza. El sentido de síntesis –aquí podríamos aplicar el lema de Mies ‘‘menos es más’’– es aplicado en todos los casos. En 1941 frecuentó el Círculo de Bellas Artes, donde pudo asistir a sesiones de desnudo en las que cada estudiante investiga plásticamente casi sin dirección del profesor. Era la época de Guillermo Laborde. La artista fue acumulando así sus experiencias en el mundo de la pintura. Con Vernazza incursionó en los pasajes cromáticos; y en el Círculo de Bellas Artes es libre de aplicar

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‘Frente al espejo’, óleo sobre tela, 2012. D

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‘Bajando de la cama’, óleo sobre tela, 1981.

‘El Peñasco’, óleo sobre tela, 2011.

todo lo que recibió previamente. Como es sabido, Vernazza es un pintor formado en el cubismo-futurismo, poseedor de una sólida composición geométrica y dinámica basada en la línea curva. Son muy conocidos sus bocetos rápidos de deportistas y actores de teatro. Esta síntesis precisa que el maestro ejecutaba con facilidad fue comprendida y recuperada por Linda Kohen en su obra posterior. Un breve pasaje por Buenos Aires con el artista Horacio Butler, y nuevamente el trabajo con modelos le permitieron consolidar el dibujo, eje de su obra. Retomó luego, en Montevideo, la experiencia del dibujo con modelo y naturaleza muerta bajo el rigor de Julio Alpuy, quien hacia l949 dirigía el taller Torres García. Linda llegó a conocer a Joaquín Torres en la última etapa de su vida, cuando ya no ejercía la docencia. Recordemos que el maestro falleció justamente en el año 1949. Capítulo especial merece su aprendizaje con José Gurvich, que desde el Ateneo de Montevideo (luego de que sucediera a Augusto Torres en la dirección del taller que funda su padre) se traslada al Cerro. Linda viajó a este barrio de Montevideo, y bajo los auspicios de Gurvich –‘‘que era un volcán’’, según sus palabras– experimentó en clases ‘‘fermentales’’. No sintió la necesidad de continuar con el arte constructivo ni con el uso del compás áureo (que lo siente incorporado), sino de pintar dentro de una composición elaborada y equilibrada a partir de sus propias sensaciones. En el año 1946 se casó con Rafael Kohen y comenzó una nueva etapa de su vida. La etapa de la familia y de los

hijos. Los Kohen se instalan en Montevideo y Linda es madre de Martha y de Roberto. Su hija, de profesión arquitecta, se constituyó en el gran impulso para que Linda continuara pintando y exponiendo. Esta ‘‘gestión’’ derivó en el contacto con galeristas, directores de museos, etcétera, quienes reconocen la particular valía de su arte. La persecución continúa acechando su vida y la de su familia, por lo que en 1977 debieron salir de Uruguay para instalarse en San Pablo. En 1979, Linda consiguió entrevistarse con Pietro Maria Bardi, fundador del Museo de Arte de San Pablo quien la apoyó para realizar una muestra en el museo, a la cual seguirán otras en el interior de Brasil y en el exterior. Recordando encuentros con personalidades del mundo del arte, nos menciona al artista Jorge Páez Vilaró, quien según dice ‘‘tenía un olfato especial parar saber si algo era o no arte’’. Además, recuerda con satisfacción: ‘‘Creía en mi pintura’’ También menciona a José Gómez Sicre, un cubano que dirigía el museo de la OEA y bajo sus auspicios montó una muestra en Washington. Entre las galerías que recibieron su obra se encuentran la Galería Bonino en Río de Janeiro y la Galería Dan de San Pablo. Linda Kohen en la actualidad es una artista consagrada. Su vida ha sido extremadamente agitada, y sus roles de madre, esposa y artista los ha desarrollado con gran intensidad. Hace pocos años falleció su esposo, a quien amaba y admiraba profundamente. Sus hijos crecieron y se afincaron en el exterior. El título de su última muestra, Sola, es índice de una sensación que la invade. Sin embargo,

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tiene a la Pintura. Y se refugia en ella, como siempre lo ha hecho. Las valijas, que ha pintado con transparente y plástica sobriedad, son un símbolo de su propia vida. Entre los espacios de felicidad, hace y deshace sus valijas, y las pinta para exorcizar el misterio: para qué venimos, y sobre todo (el más terrible) por qué morimos. Estos pensamientos metafísicos, cuya respuesta la ciencia aún no ha suministrado, se encuentran en la base de un debate filosófico que la artista intenta despejar con sus pinceles. Su pintura, por lo tanto, es el reflejo de sus meditaciones como ser humano y como mujer que vive y que sufre (y a menudo por hechos sobre los cuales no tiene responsabilidad ni culpa). Linda Kohen pinta y hace pensar en ‘‘eso que no está en el cuadro’’. Se rebela ante la ausencia con una presencia que crea a través de su arte y que eventualmente, la elevan a otros planos de la existencia. Su técnica le permite depositar una leve capa de pintura sobre

una tela que recibe el pigmento, acariciándola, en un estado prácticamente líquido. Pinta como habla, con suavidad y dulzura, y al mismo tiempo con profunda convicción. No existe nada de superfluo en su arte. Se dirige a lo esencial. Nada hay de perturbador, excepto ese espacio que captura mágicamente. Se podría escuchar, incluso, el sonido del roce suave pero incansable del pincel sobre la tela. Aquí Linda Kohen deposita las huellas de su pensamiento. Tal vez en este proceso de creación, y posiblemente de autoaprendizaje, se perciban los lejanos ecos de su patria italiana, bajo la sombra fugaz de los grandes maestros ‘metafísicos’, como Carrá, De Chirico y Morandi. ‘‘Me han mencionado alguna similitud en este sentido’’, afirma. El lenguaje que Linda Kohen crea es, por sobre todas las cosas, lo que ella misma es. Sólo los grandes artistas provocan grandes emociones, y ella es capaz de conmover.

‘La cama para dos’, óleo sobre tela, 2003. D

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‘He comido sola’, óleo sobre tela, 2010.

La soledad que pinta no está exenta, sin embargo, del júbilo que produce toda gran pintura. Sus soledades son, curiosa y hasta paradójicamente, esperanzadoras; representan posiblemente ese lugar en donde indefectiblemente todos nos encontraremos algún día. Sola, su última exposición presentada en el Museo Nacional de Artes Visuales, ofrece diferentes períodos de su obra, desde dibujos del año 1944 hasta pinturas de 2012. ‘‘Me asusta un poco pensar cuánto tiempo ha pasado’’, nos comenta, indefensa ante lo inexorable. ‘‘Sin embargo –continúa– sigo con proyectos para el futuro con una especie de inconsciencia’’ (ahora sonríe, con alegría). Una frase de Pirandello, que Linda transcribe en una de sus obras, podría resumir su filosofía de vida: ‘‘Uno que es nadie o que es cien mil’’. La idea ciertamente pone en duda el conocimiento de sí mismo, la multiplicidad de puntos de vista bajo los cuales se puede considerar una situación, la relatividad del juicio y hasta del propio ser en relación al universo; es decir, a lo conocido y a lo desconocido. Linda Kohen ha trabajado por series, en cada una de ellas se ha posicionado obstinadamente bajo diferentes puntos de vista para analizar una situación. A partir de cada punto donde se ha colocado –y donde se coloque– se pueden determinar diferentes objetivos visuales desde donde es posible extraer conclusiones, todas equivalentes y, por lo tanto, ninguna definitiva. Las diferentes propuestas de sus series constituyen un trabajo de indagación sobre el verdadero sentido del ser de las cosas. A menudo sus objetos se constituyen en íconos, cuya trascendencia e importancia tiene directa relación con su vivencia. La maleta es un caso típico de ello. Pero la representación del objeto, o de la persona, no remite a su configuración exterior. Va al encuentro de eso que no se ve y que se localiza por fuera de la obra.

Lo extraordinario es que Linda Kohen no necesita discursos para explicarlo, lo logra sustantivamente a través de lo que matéricamente realiza, que en este caso se trata no de lo que se muestra como tema sino de la manera como lo representa como pintura. Dentro de los motivos que la han fascinado, se encuentra El Peñasco, la casa realizada por Julio Vilamajó, que se constituyó en el solaz para la familia. Esta edificación, situada en el departamento de Maldonado, es un volumen de bellísimas proporciones. Y Kohen lo vuelve a indagar bajo la forma pictórica. Aquí los rojos y azules intensos hacen su aparición. Es una época de alegría, en la que el propio color resume aquella emoción. Pero la figuración de El Peñasco es abstracta. Su proyección plástica es invadida por la profundidad del pensamiento y de la inteligencia de la artista, y la serie se carga, nuevamente, de misterio y –tal vez– de cierta aprehensión. Grandes maestros como Rembrandt han sido capaces de ‘atrapar’ el alma de sus modelos a través de sus retratos. Químicamente hablando, con sólo unos pocos pigmentos y algo de aceite y barnices. Linda puede condensar lo inmaterial del modelo de idéntica manera. Sus pinturas han retenido una porción del espacio-tiempo (ambos elementos íntimamente dependientes según las teorías de Einstein), cuya proyección es dada por la ajustada definición de la concepción plástica. Sus espacios se multiplican inmóviles. Sus mesas vacías no esperan comensales. Sus camas verticales no admiten durmientes. Sus caminos son encrucijadas. Sus seres queridos nos han dado la espalda, pero no se alejan. Sus manos no trabajan, pero están activas. Sus pies, no sabemos hacia dónde se dirigen. Estos relatos aparentemente contradictorios y fragmentarios constituyen la clave conceptual de una filosofía que impregna el pensamiento de la artista, que indaga y se introduce en los meandros de lo desconocido a través de lo conocido (a partir de objetos cotidianos), como si éste fuera un peldaño que se pisa en la oscuridad, un indicio de lo que podría ser, un camino que tal vez se tema recorrer. Se comprende que su pintura sea –como ella misma lo ha dicho– un autorretrato a pedazos. La artista intenta recomponer, cuadro tras cuadro, las piezas rotas de un espejo cuya visión es ahora múltiple, una vez destruida su unidad. La pintura de Linda Kohen recompone las pérdidas, repara los sufrimientos y las heridas. Pinta con el corazón y sobriamente, con el color de la tierra que nutre a los vivos y cobija a los que ya no están. Tuvo, como dice Antonio Machado en los versos que sirven de epígrafe a esta nota, ‘‘encrucijada de cien caminos, todos pasajeros’’. Y el poeta perseguido continúa cantando: ‘‘Vuelve mi corazón a su faena, con néctares del campo que florece y el luto de la tarde desabrida’’. Linda Kohen no puede dejar de pintar y ella sabe que puede pintar el misterioso núcleo incandescente de la existencia a través de las cosas más simples, cuya importancia nos revela. No es cierto que ‘‘ya nadie la necesita’’ como nos ha confesado con tristeza. La propia vida reclama su pincel, día tras día, desde la luminosa paz de su atelier. D Daniel Tomasini. Artista plástico, poeta y escritor. Licenciado en Ar tes Plásticas y Visuales. Docente del Instituto Escuela de Bellas Artes (Udelar).

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Macarena Langleib

SOPORTES DIVERSOS PARA LECTORES MÚLTIPLES

Bibliotecas sin volúmenes Los nuevos dispositivos de lectura no sólo están disciplinando el contenido; modifican la cadena del libro, desde el lugar del autor hasta los modos de editar, promocionar y distribuir. Una hojeada a los desafíos y atajos que afronta el mercado editorial, entre el ebook y la impresión a demanda.

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xiste, cada vez más, un mundo flamante en el que el número de descargas virtuales y el número de ventas físicas se suma; sus autores dicen: qué bueno, cuánta gente me lee. Pero todavía pervive un mundo viejo en el que ambas cifras se restan; sus autores dicen: qué espanto, cuánta gente no me compra”, escribe Hernán Casciari en su blog (orsai.bitacoras.com). El periodista argentino repasa su carrera como una sucesión de vínculos desiguales con medios de prensa y editoriales, desembocando, no sin méritos y esfuerzo, en una revista como Orsai, cuyos números son íntegramente colgados en internet una vez que terminan de distribuirse los ejemplares en papel. No es extraño que Casciari aliente las descargas gratuitas y que haya decidido contestarle públicamente a la escritora Lucía Etxebarría cuando ella dijo que no escribiría una línea más debido a la piratería. La tecnología está en la base de la bibliodiversidad y la circulación del libro, que atraviesa barreras de espacio y de tiempo. En este momento de convivencia de dos paradigmas, modelos de negocio al uso y experiencias de lectura replicadas, es oportuno hablar del libro electrónico, cuando tanto los modos de producción como de consumo de contenidos ofrecen alternativas al viejo artificio de Gutenberg, y originan un debate que poco tiene de virtual en torno a leyes restrictivas como SOPA

(Stop Online Piracy Act), un proyecto discutido en el Senado estadounidense que puso en entredicho el libre flujo de información, la supuesta neutralidad de internet y la apertura de su contenido, proponiendo, entre otras cosas, vigilar y bloquear todo posteo sobre el cual no se tengan derechos. Para abordar el tema es necesario familiarizarse con algunas palabras clave, como ‘soporte’, ‘autoedición’, ‘diseño’ y ‘lectura digital’, y conocer nuevos códigos, como RDM y QR.

Vínculos y estrategias Cada converso a la lectura digital no tiene ya únicamente preferencias literarias sino un reader que le resulta más cómodo y lo identifica, sea un Nook, Sony Reader, Papyre, BQ o Kindle. Cada uno de estos aparatos afecta la experiencia del usuario; de ahí que nos veamos “obligados a derribar mitos” y a pensar en “complementariedades, y no en sustituciones”. Ésos y otros conceptos repasó el conferencista y consultor en nuevas tecnologías, comunicación y marketing, Jaime Iván Hurtado Bonilla, en su última visita a Montevideo, durante un seminario organizado el año pasado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y por la Cámara

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El público que apuesta a un formato no impreso es Uruguaya del Libro y el Conglomerado Editorial del heterogéneo. No obstante, los nativos digitales, como se Uruguay. Antes de repasar algunas facetas de estos nuevos podía prever, van más rápido. La editorial HarperCollins consumos, es interesante tomar en cuenta la reflexión señaló a principios de 2011 que los e-books representaron de Sherry Turkle, investigadora del MIT (Estados Unidos), el veinticinco por ciento de todas las ventas de libros para quien observa una progresión a la jóvenes, en comparación con el seis dependencia, por medio de tecpor ciento del año anterior. Si en la nologías siempre encendidas y tienda Amazon comenzó pasando con siempre con nosotros, que proveen los best-sellers , actualmente las “GPS social y psicológico”. Ya que ventas de libros electrónicos son decir libro no equivale a hablar de superiores a las de papel en todo su papel impreso, ¿qué relación se catálogo. En España, el flamante desarrolla con ese soporte múltiple desembarco de Amazon causó inque es el lector digital? La tendencia tranquilidad. “Hay espacio para todos”, indica que la compra se efectúa opinó en el diario español El País Pilar preferentemente antes de salir de Gallego, tesorera de la Confederación vacaciones. A mediados de 2011 se Española de Gremios y Asociaciones vivió lo que la editora británica Kate de Libreros, que reúne a 1.600 Wilson llamó “el verano del Kindle”: tiendas: “El libro en papel sigue como consecuencia, el cincuenta por Jaime Iván Hurtado Bonilla. vendiéndose. Sobre todo en literatura ciento de las ventas de best-sellers infantil y juvenil, en la que las obras son muy vistosas”. en esa época fue en formato digital. El resto, los compradores tradicionales, desconfiará de las tintas Vendo, luego imprimo electrónicas, de la liviandad como atributo y de la incesante oferta de De acuerdo a un sondeo presentado aplicaciones; preferirá seguir en la conferencia Digital Book World cargando sus libros junto al equipaje. en Nueva York en enero pasado, casi Entre ellos se cuenta el literato la mitad de los lectores descubre español Antonio Muñoz Molina, quien nuevos títulos por recomendación de afirmó, con énfasis: “Quiero libros familiares y amigos, y cerca de una que pesen tan poco que puedan tercera parte llega a ellos a través llevarse a cualquier parte. Libros de una librería. De allí que el transeúntes, no sedentarios. Libros colombiano Hurtado Bonilla defienda, de bolsillo, de bolsillo de americana Sherry Turkle. al contrario que Casciari, la “no desino de chaquetón, de mochila ligera. Quiero la sensación termediación del libro”, es decir, que se valore la cadena de llevar ese libro y no otro, no la biblioteca entera que de producción y demanda siendo más eficientes, puesto me cabe en el Kindle. La forma es una parte fundamental que, como señaló durante el seminario, el paradigma hoy del contenido. Quiero el tacto, quiero la tipografía de la es vender para imprimir. Los términos se invierten y la cubierta, quiero el golpe de azar de abrir por una página impresión bajo demanda (o POD según sus siglas en inglés) y no saber lo que voy a encontrarme en ella”. se apoya en técnicas que reducen costos y desembocan, de

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paso, en una práctica más acorde con los mandatos ecológicos en boga. Si la modalidad prospera desaparecerá literalmente el “no lo tenemos en stock”. Quizás una de las más curiosas opciones de impresión bajo demanda es la que ofrece Facebook: una recopilación de lo colgado en el muro. La red social de Mark Zuckerberg promociona el servicio cambiando su pregunta habitual –¿Qué estás pensando?– por ¿Cuántas páginas tiene tu EgoBook? Paralelamente, el principio de e-distribución implica que el punto de venta, sea o no tradicional (ahora hasta las compañías telefónicas, como Movistar Argentina, salieron a competir con las librerías), procure encontrar el proveedor más cercano y menos costoso para hacerle llegar al cliente el título en el formato solicitado. El libro electrónico es el eje de mesas redondas en las ferias del libro más importantes. Hay cada vez más diversidad editorial y menos tiradas. Algunos editores temen por su lugar en la cadena. De este lado del mundo, el sector se está familiarizando con el formato y el usuario ya inició un proceso de conversión. Los programas de diseño como epub aplican reflow, esto es, el texto se redistribuye en la pantalla. Se adapta a cualquier formato, permitiendo la remaquetación inmediata del contenido en función del

dispositivo y sin distorsión. Las librerías híbridas –que venden desde alimentos a relojes, y que tienen tanto portales virtuales como locales físicos– pronto serán la norma. Mediante el código QR, semejante a un código de barras bidimensional, pero con acceso a información multimedia, es viable materializar lo inmaterializable, como encontrar un stand con portadas de e-books tangibles, cuyas primeras páginas puedan chequearse colocando el celular frente al nuevo cuadrado cargado de datos. Éste puede vincular al potencial comprador con una landing page, o página de llegada, en la cual encontrará material adicional, como book trailers, esto es, sinopsis audiovisuales de libros, montadas al estilo de los adelantos de películas.

Glosario básico App. Aplicaciones de software o servicios y programas de computación con diferentes propósitos en distintas plataformas electrónicas. DRM. Sigla anglosajona para Digital Rights Management que refiere a las tecnologías de control de acceso utilizadas por las casas editoriales y dueños de derechos de autor para limitar el uso de medios o dispositivos digitales. El DRM protege el archivo incrustándole determinadas reglas de uso predefinidas: la cantidad de dispositivos en los cuales se puede descargar y leer el contenido, la habilitación o no de imprimirlo y/o copiarlo, y la indicación de fecha de caducidad en algunos casos. iPad. Producto de la compañía Apple con los atributos de un teléfono inteligente y una computadora portátil, cuya primera generación fue presentada en 2010. Su interfaz de usuario está diseñada para aprovechar el tamaño del dispositivo y la capacidad de utilizar software para lectura de libros electrónicos y periódicos, navegación web y correo electrónico, aparte de permitir el acceso a otras actividades de entretenimiento, como películas, música y videojuegos. Es delgado, ligero, con un gran procesador, pantalla nítida y rápida conexión inalámbrica. Kindle. Dispositivo portátil e inalámbrico creado por la tienda virtual Amazon.com, cuya primera versión fue lanzada a fines de 2007. Permite la descarga de libros en segundos por medio de wifi. Entre sus ventajas comparativas frente a otros lectores digitales se destaca su pantalla de tinta electrónica, que asemeja la lectura a la de un libro tradicional, que no presenta reflejos y permite leer incluso bajo el sol. Se promociona además como más liviano que un libro de

papel, con gran capacidad de almacenaje, batería de larga duración y un amplio catálogo. Permite modificar el tipo de fuente en el que se quiere leer y realizar subrayados o recortes con su teclado virtual. Ofrece un diccionario integrado. POD. Del inglés, Print On Demand, significó un cambio de paradigma para el sector editorial, impulsado por el desarrollo de las impresiones digitales, que agilizaron el proceso y bajaron costos. La impresión bajo demanda implica que un lector específico pueda, por ejemplo, encargar un título discontinuado, muchas veces libros técnicos especializados. QR. Quick response code o código de respuesta rápida es un sistema creado en Japón para almacenar información en una matriz de puntos o un código de barras bidimensional. Se caracteriza por los tres cuadrados que se encuentran en las esquinas y que permiten detectar la posición del código al lector. Inicialmente utilizado en la industria automotriz, en la actualidad es común en todo tipo de productos, incluyendo revistas y tarjetas personales. Pueden leerse desde una PC, smartphone o tablet mediante dispositivos de captura de imagen, como un escáner o una cámara de fotos, programas que lean los datos QR y una conexión a internet para las direcciones web. Reader. Un eBook o libro electrónico puede leerse en una PC o notebook, y en general en cualquier aparato con pantalla y memoria, pero existen los readers, dispositivos específicos para ese fin que emulan y pretenden ampliar la experiencia de leer en papel al ser móviles, autónomos y con bajo consumo de energía para lecturas prolongadas.

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Llegó la hora del prosumidor, un consumidor más activo, que utiliza las redes sociales y hasta logra entrar en relación con el autor. Hurtado Bonilla intenta sacudir la modorra de todas las partes, y reclama que todavía son pocos los contenidos en español disponibles en la red, “dispuestos en plataformas que garanticen el respeto por los derechos de autor, que consoliden oportunidades de negocio para todos los actores y posibiliten el acceso de información para quienes lo requieren” (artículo ‘No es acabar con los libros, es pensarlos de otra manera’, en revista Agenda Cultural de Alma Máter núm. 171, Universidad de Antioquía, Colombia, 2010). Un apunte más sobre este aspecto: de los aproximadamente cuarenta mil títulos de derecho universal que alberga el portal Gutenberg, poco más de trescientos están en español. ¿Cómo llega un libro a la pantalla? La mixtura de negocios manda. Cada distribuidora de contenidos digitales tiene un contrato distinto con los editores. El ebook puede descargarse, o bien se accede a él online. También está la opción freemium , un modelo que funciona ofreciendo servicios básicos gratuitos, mientras se cobra por otros más avanzados. El geolocking establece un límite geográfico atento a los royalties, y por otro lado hay quienes implementan un sistema con archivos de descarga gratuita que al tiempo caducan y quedan bloqueados. Las bibliotecas suelen usar un sistema de descarga por préstamo. El sello B de Books, la primera editorial en español exclusivamente digital, se jacta de ser pionera también en no requerir por defecto encriptación DRM (Digital Rights Management). Esta aplicación de seguridad es la que permite regular las descargas del comprador: hasta seis veces en una terminal fija, seis más en móviles y una actualización anual. Pero B de Books resolvió prescindir de esos topes: “Facilitamos de esta manera el acceso a nuestros contenidos, haciéndolo tan fácil como la compra online de un libro impreso”, argumentan desde su sitio web. El margen de ganancia cambia si se habla de libros

electrónicos; de manera que la discusión no termina en pagar o no, sino cuánto, cómo y a quiénes. Con los portales de autoedición y demás facilidades, no es extraño que el sueño del éxito literario se materialice al ritmo de las descargas, brindando revancha a ignotos autores rechazados por las editoriales. Uno de los casos más notorios fue el de la novela 50 sombras de Grey, que cuando consiguió un contrato, después de arrasar en Amazon, y fue por fin impresa, vendió más de veinte millones de ejemplares en tres meses. Por eso hay colegas consagrados que no quieren quedar al margen. La escritora Rosa Montero se ha autopublicado tres obras para Kindle: recopilaciones y libros fuera de catálogo. “Hemos perdido un tiempo preciosísimo por navegar contra de las nuevas tecnologías [...] Esta lentitud ha favorecido a los piratas y ahora parece que los únicos que tenemos que dar las cosas gratis somos los creadores, cuando nadie se plantea no pagar por el aparato para leer”, alegó en El País de España. Claro que no se trata de decidirse a tontas y a locas por uno de estos aparatos sino de escoger el más adecuado a cada expectativa. Esto determinará en qué tiendas se podrán comprar títulos digitales, por ejemplo, ya que tras las compatibilidades y las ventajas diferenciales de cada herramienta están –por supuesto– los acuerdos comerciales. Así Amazon tiene Kindle, su competidora Barnes&Noble lanzó Nook, con sistema operativo Android, Sony y Samsung también ofrecen sus propios dispositivos, en tanto el iPad, además de sus muchas distracciones, tiene iBooks. Aunque un tosco pdf puede ser considerado un estadio primitivo de libro electrónico, la propia idea va ensanchando su campo semántico a medida que se suman posibilidades. Our choice, que aprovecha las ventajas táctiles del iPad y el iPhone, es uno de esos casos. El nuevo proyecto pro ambientalista de Al Gore fue desarrollado con tecnología Push Pop Press. La interfaz de este libro multimedia permite ampliar, correr de lugar e incluso jugar con cerca de 250 imágenes, treinta mapas interactivos y más de una hora de video con comentarios del ex vicepresidente de Estados Unidos. También aprovechando la plataforma de producción narrativa multimedia, Conferencias TED es una de las organizaciones que se animó a la venta directa de eBooks a través de su app para iPad. No es, sin embargo, únicamente por las crecientes posibilidades didácticas del e-book que suceden cambios inquietantes. En Corea del Sur, gran fabricante de alta tecnología, el gobierno prevé erradicar los manuales escolares en papel para el año 2015, sustituyéndolos por tablets y smartphones. D

Macarena Langleib. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Católica del Uruguay. Se ha desempeñado como editora y periodista en varios medios de prensa. Trabaja en la difusión de actividades culturales.

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Shame, (Michael Fassbender, 2011). 72 D

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La droga en los tiempos del cine

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Mercedes Estramil

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illiam S. Burroughs, pope de la Generación Beat y adicto a la heroína, decía que la droga sólo fue un problema desde que la declararon ilegal. Y más allá de la poca credibilidad que ofrezca un tipo capaz de matar a su esposa jugando un Guillermo Tell (con revólver y vaso en vez de arco y manzana, eso sí), hay que admitir que el negocio de la droga florece cuanto mayor es su prohibición, no sólo por consideraciones aplicables a la naturaleza humana sino por las posibilidades monetarias que a pesar del riesgo ofrece a quienes lo encaran, libres de impuestos, regulaciones, demandas, etcétera. En general, podría decirse que la industria del cine no opina oficialmente como Burroughs (aunque muchos que la integran vivan como él) y suele presentar el mundo de la drogadicción como una antesala del infierno. Una presentación seductora o al menos provocativa. Ahora que el cigarrillo adquiere cada vez más el rostro asesino que sus envases pronostican, cabe recordar cuánto de la mítica cinematográfica entró en nuestra piel como un rostro semioculto por una cortina de humo.

In vino veritas La máxima latina de Plinio es una excusa con brillo académico, pero el mismo destino de credibilidad dudosa ampara declaraciones como las de que la marihuana da paz, alegría o tranquilidad, o que la cocaína te hace sentir el dueño del mundo, o que la heroína es mejor que un orgasmo… La complejidad del tema es notoria: la misma droga que es necesario cultivar con fines medicinales alimenta el tráfico ilícito y causa muertes por sobredosis; el mismo país que más dice combatirlas (Estados Unidos) es el principal consumidor y comercializador de la mayoría de ellas; en algunos países productores es un sustentador económico (por ejemplo: Bolivia, Colombia, Afganistán); las barreras impositivas ejercidas contra algunas drogas legales como el tabaco alientan el contrabando y la ilegalidad; el combate al consumo y al narcotráfico trae daños colaterales: corrupción, pobreza, excusa para intervenciones armadas, tapadera de crisis, entre otra cosas. De todo eso dio y da cuenta el cine. En 1945 Billy Wilder realizó Días sin huella, un film en blanco y negro sobre el largo fin de semana de un alcohólico, basado en la novela The Lost Weekend, de Charles Jackson. Ray Milland interpretaba a Don Birnam, el treintañero protagonista, aspirante a escritor que empeñaba su máquina cada tanto para pagarse el vicio. Su novia y su hermano trataban de ayudarlo, pero las conversaciones más interesantes las tenía con el cantinero y frente a él declaraba lo que el alcohol le proporcionaba: ‘‘De pronto, estoy por

encima de lo ordinario. Tengo mucha seguridad […] Soy uno de los grandes […] Soy Van Gogh pintando la luz del sol […] Soy William Shakespeare […] Y eso allá afuera ya no es la Tercera Avenida. Es el Nilo y por él flota la barcaza de Cleopatra’’. Toda una fe poética de la drogadicción pero que patina en sus alcances específicos, toda vez que no es capaz de dar cuenta de los muchos ‘grandes’ que vivieron y murieron drogados: Marilyn Monroe, Elvis Presley, Charlie Parker, Janis Joplin, Jim Morrison, Sid Vicious, Jimy Hendrix, Edith Piaf, Whitney Houston, Michael Jackson, River Phoenix, Heath Ledger, etcétera. En el mundo literario, desde alcohólicos a heroinómanos la lista es generosa (Baudelaire, Poe, Cocteau, Verlaine, London, Fitzgerald, Lowry, Sexton, Capote, Hemingway, Faulkner, Ginsberg, Kerouac, Bukowski, Mailer, Onetti…). Que buscaban una verdad, no cabe duda. En algunos casos para sentirse grande y en otros para evitar el peso de serlo o parecerlo, la droga parece ser necesaria para vehiculizar una maravillosa ‘sensación’ que no se consigue de otro modo. Está ahí para que la pelota ruede mejor, para que el bisturí corte sin temblor, o para aguantar ser estrella de cine porno. Que sea blanda o dura, legal o ilegal, da igual. El término engloba a casi cualquier dependencia orgánica –física o emocional– que pueda afectar de modo perjudicial la vida del individuo trastornando su sistema nervioso. Alcohol, ácido lisérgico, cocaína, heroína y marihuana son las clásicas, pero las hay más sutiles: internet, el juego, el amor, etcétera. Mientras su efecto dura, la ilusión es real. En eso la droga también se parece al cine.

En cuerpo propio Su uso es inmemorial, y desde la utilización más terapéutica a la más hedonística, la droga pega en el cuerpo dando algún tipo de placer. El ensayista español Antonio Escohotado (1941) publicó un libro monumental, disfrutable y clave para entender el fenómeno: Historia general de las drogas (1989), escrito en parte durante unas vacaciones carcelarias debidas a la tenencia de cocaína. Su postura es antiprohibicionista y desmitifica mucho cuco respecto al tema, poniendo las cosas –con datos estadísticos– bastante alejadas del miedo demagógico y la condena sumarial. Por razones obvias, esos elementos le sirven al arte y al espectáculo, del mismo modo que demonizar la droga ha servido a los más oscuros intereses. En los años treinta del siglo pasado, luego de la quiebra bursátil de 1929 en Nueva York, el fantasma de la marihuana vino a sumarse al ya existente del alcohol (propiciado más que controlado con la Ley Seca imperante desde 1920), y no faltó la ‘propaganda’ visual contra el demonio verde. Provino sobre todo de un género llamado ‘‘film exploitation’’ (que

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Alucinaciones del pasado (Adrian Lyne, 1990).

Réquiem por un sueño (Darren Aronofsky, 2000). D

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Ewan McGregor en Trainspotting (Danny Boyle, 1996).

dura hasta hoy), películas populares y sensacionalistas que aprovechan el impacto social de un tema escabroso y lo presentan con suficiente ignominia para resultar moralizantes y suficiente morbo para resultar atractivas. Fue el caso de la singular Marihuana (1936, se puede ver en Youtube) del director Dwain Esper, que muestra cómo el consumo de la hierba lleva a una dulce jovencita por el camino de la vida fácil, la condena a un embarazo no deseado, a un destino de traficante pobre. El mensaje educativo carece de sutileza y le sobran deus ex machina, pero básicamente la filmografía sobre la drogadicción maneja conceptos similares, asociándola en principio al buen sexo, la libertad, la felicidad y el dinero, pero luego a la desilusión, degradación, violencia, crimen, sida, prostitución y/o locura. En pantalla la figura del drogadicto es la de un ser débil emocional, espiritual e intelectualmente: obsesivo, voluble, autodestructivo. Salvo que la droga o su uso sean especiales. Es el caso de Sin límites (Neil Burger, 2011), donde un escritor fracasado empieza a consumir una nueva droga que potencia las capacidades cerebrales al cien por ciento, con lo cual se convierte en millonario (ser escritor deja de interesarle) y consigue todo lo que se propone, incluida la manera de seguir produciendo la droga. O Alucinaciones del pasado (Adrian Lyne, 1990), donde Tim Robbins es el ex soldado de Vietnam que sin saberlo participó de un programa de drogadicción gubernamental destinado a potenciar la furia bélica de los combatientes, con resultados desastrosos. O sea que en un caso el fin –el aprovechamiento cerebral completo– y en otro la inocencia exoneran a los personajes de nuestra mirada condenatoria. No es lo usual. Sex, drugs & rock and roll

Ray Milland en Días sin huella (Billy Wilder, 1945).

Trash (Paul Morrissey, 1970).

Chivo expiatorio de un malestar que la precede, la droga se ha constituido en el Mal mismo, participando de tríos estigmatizados. Sexo y crimen es uno. El otro es tan mítico como ése, pero mucho drogadicto asegura que el orden exacto priorizando los términos sería ‘‘droga, sexo y rocanrol’’. Oliver Stone daba en The Doors la imagen de un Jim Morrison en permanente viaje y que simulaba masturbaciones en público, pero tenía dificultades a la hora de las erecciones reales. El protagonista de la warholiana Trash (Paul Morrissey, 1970) queda impotente por su adicción a la heroína. La voz en off de Ewan McGregor en Trainspotting (Danny Boyle, 1996) hacía un elogio muy gráfico de los efectos de esta droga: ‘‘Piensa en el mejor orgasmo que has tenido, multiplícalo por mil y ni siquiera estarás cerca’’. De hecho, una constante en los films sobre drogadicciones es la sensible disminución del erotismo y el sexo a medida que el consumo avanza, quedándose en lo fisiológico del asunto y sin una intervención emocional positiva. Por otro lado, están los films donde la adicción es el sexo, desde ejercicios livianos como El hombre solitario (Brian Koppelman, David Levien, 2009) con Michael Douglas, a mezclas estremecedoras con otras compulsiones (Crash, de David Cronenberg, 1996, donde el sexo tenía lugar en el contexto de accidentes de tránsito), hasta la contundente Shame: sin reservas (Steve McQueen, 2011), que muestra en toda su crudeza el día a día obsesivo de un hombre pendiente del desahogo sexual.

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Kids, de Larry Clark, mostraba casi como un documental el mostrando los ‘monos’ de igual manera: un individuo largo día de unos adolescentes que se dedicaban a fornicar y enajenado, fuera de sí, revolcándose en el suelo, gritando y a drogarse, contagiándose algunos de sida. ¿Film exploitation? alucinando. En El pico (Eloy de la Iglesia, 1983), llena de Sí, pero bien hecho. También lo es a su modo Diario de un clisés y ambientada en el Bilbao de reciente apertura rebelde (Scott Kalvert, 1995) con Leonardo DiCaprio como un democrática de los ochenta, el que lo sufre es un adolescente deportista que cae en la red del consumo (volvería a ser un heroinómano hijo de guardia civil y con madre enferma de adicto en La playa –2000–); otra de Boyle haciendo del cultivo cáncer (que a su vez se inyecta morfina). El film tiene la de marihuana un sugerente paraíso artificial y natural; o Blow, particularidad de mostrar cómo la dependencia afecta al profesión de riesgo (2001), un flojo film de Ted Demme con bebé de una adicta, que para calmarlo le unta el chupete Johnny Depp narrando (a la manera de un Ray Liotta en Buenos con heroína. También hay un bebé en la formidable muchachos, de Scorsese, y con mucho débito a ese film) el Trainspotting, basada en la novela de Irvine Welsh. Boyle, ascenso y caída de su personaje director artístico de la ceremonia en el mundo millonario del tráfico inaugural de los recientes Juegos ilícito, allá por los sesenta. Olímpicos de Londres, comienza A poco que se rastree, la un film que parece tomarse el trilogía que termina imponiéndose asunto de las drogas para la es: droga, pobreza (en todas sus broma, hasta que inserta el toque variantes: soledad, falta de que lo cambia todo cuando un bebé dinero, de libertad, etcétera) y muere desnutrido y abandonado muerte. El cine colombiano dio en la habitación de mala muerte buenos títulos en ese sentido: La donde se drogan su madre y cuatro amigos (alguno es el padre). A vendedora de rosas (Víctor partir de ahí, en el ‘mono’ del Gaviria, 1998), siguiendo el protagonista hay un bebé trepando deambular callejero de varios por las paredes y el asunto no hace niños drogándose para escapar más que empeorar. del entorno; La virgen de los Darren Aronofsky dio un susicarios (Barbet Schroeder, 2000), blimado alegato antidroga con mostrando lo mismo desde un enfoque menos urgente y más Réquiem por un sueño (2000), una existencialista proveniente de la apuesta estética novedosa que novela homónima de Fernando hacía coincidir el trayecto aluciVallejo en la que se basa; María, nante de un heroinómano (Jared Leto) con el no menos delirante llena eres de gracia (Joshua de su madre (imponente Ellen Marston, 2004) documentando Burstyn), una gordita adicta a los desde la ficción cómo es el trabajo Cartel de Marihuana, del director Dwain Esper, 1936. shows televisivos que cae en el de una ‘mula’, la persona que pasa la droga de un país a otro, a menudo dentro de su consumo de estimulantes cuando la convocan para participar propio cuerpo, con el riesgo de ser descubierta en la aduana y debe caber sí o sí en su bello vestido rojo. El comienzo tiene o que le reviente una cápsula en el aparato digestivo y muera. justo el aire de un sueño: el chico y su amigo corriendo con un televisor por las calles de una cotidianidad caduca (las viejas sentadas tomando el sol, los parques de diversiones Mono abandonados), para empeñarlo y comprar droga; y el final El cantinero de Días sin huella le decía al borrachín Birnam: remata el tránsito pesadillesco de toda la cinta con los ‘‘Uno [un trago] es demasiado y cien no bastan’’. Ahí estaba personajes en posición fetal: el chico con el brazo amputado, resumida la gran contradicción del asunto, el ni contigo ni la novia prostituida (Jennifer Connelly), el amigo preso y la sin ti propio de las adicciones, el largo camino del madre loca. En cine, al menos, el viaje –igual que el crimen– desenganche. Coloquialmente, el síndrome de abstinencia no paga, y la sociedad –su cúmulo de intereses, motivaciones se conoce como ‘mono’ y suele incluir, según sea el tipo de e inercias– no perdona. adicción: ansiedad, desorientación, temblor, depresión, La ecuación cine y droga casi siempre termina mal, fatiga, alucinaciones, ira, ideas suicidas, pero sobre todo el delante y detrás de cámara. En los mejores ejemplos, no deseo irrefrenable de volver a consumir la droga. se supone en verdad que la droga sea la única culpable, Fueron todo un suceso las pataletas histriónicas de Frank apenas un catalizador ominoso de algo que estaba ahí Sinatra en la cama de Kim Novak en El hombre del brazo de latente. Y despertó. D oro (Otto Preminger, 1955) cuando su personaje trataba de dejar la droga y su amante lo ayudaba encerrándolo en la habitación y quitando de su alcance todo elemento cortante. O la desesperación de Jack Lemonn en Días de vino y rosas Mercedes Estramil. Desde 1993 escribe para El País Cultural. Cursó (Blake Edwards, 1962) destruyendo el vivero de su suegro estudios en la Facultad de Humanidades. Publicó dos novelas: Rojo (1997) e Irreversible (2010). para encontrar el consuelo de una botella. El cine siguió D

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ENTREVISTA CON DEBORAH COLKER

Tan clásica como contemporánea Una de las bailarinas, coreógrafas y directoras más destacadas del continente y del mundo, la brasileña Deborah Colker, visitó Uruguay para presentar su más reciente espectáculo de danza contemporánea, Tatyana, basado en la obra maestra de Pushkin, Eugenio Oneguin. Con una energía desbordante y la simpatía propia de una carioca, Colker dialogó con Dossier previo a las funciones que dio en el Teatro Solís. Habló sobre buena parte de su carrera, sus comienzos junto a la maestra uruguaya Graciela Figueroa, sus incursiones en la publicidad y su experiencia en el cine, nada menos que de la mano del director Werner Herzog. También repasó la creación de su propia compañía de danza y las obras que ha dirigido en los últimos veinte años.

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Foto: Leo Aversa.

Cómo fueron sus primeros pasos en danza y qué la llevó a dejar otros estudios académicos para dedicarse por entero a ésta? Es un buen comienzo porque está relacionado con Uruguay, pues cuando yo comencé a danzar fue en el año 1979 junto a Graciela Figueroa: estuve bailando con ella como nueve años. En ese momento yo estudiaba psicología y pienso que la danza fue la actividad que encontré para expresar mi energía, mis sentimientos y pensamientos. Siempre tuve actividades físicas muy fuertes, fui atleta. La psicología me encantaba también por su aproximación al ser humano. Pero cuando empecé a bailar danza contemporánea encontré la posibilidad de hacer una conexión de la danza con el mundo contemporáneo, eso era lo que me interesaba, el mundo contemporáneo, traer para la danza la literatura, la arquitectura, la fotografía, la música, el teatro, el cine. Poder expresar a través del cuerpo. Porque la danza comienza en el cuerpo, y aunque sea contemporánea mi compañía es muy técnica. Ahora estoy en un camino muy diferente del que trabajé con Graciela.

Deborah Colker en Tatyana.

Ha dicho que Graciela fue muy importante para usted: ¿cómo la recuerda? Graciela fue una persona importante en el sentido de percibir la danza contemporánea como una actividad posible, fue quien me mostró que con la danza contemporánea yo podía conectar el mundo contemporáneo, trabajar con inteligencia y hacer lo que yo quería. La danza contemporánea es una expresión muy fuerte, muy inteligente y con muchas posibilidades, y yo podía unir, como decía, energía, creatividad, estética y desarrollar un lenguaje propio. Graciela me influenció mucho, ella trabajó en Nueva York con una coreógrafa que me gusta mucho hasta el día de hoy, Twyla Tharp. Lo que era importante en Graciela era que ella hacía lo que quería; y yo también hago lo que quiero, que es diferente de lo que Graciela quería. Lo más importante es hacer lo que se quiere. Después de trabajar con ella aprendí que es importante que una coreógrafa y una directora de una compañía de danza desarrollen su trabajo personal. Eso fue una gran fuerza para mí, y junto con eso yo tengo mis propias escuelas, soy una persona a la que le gusta mucho la técnica, unir la estética, los sentimientos, las ideas. También recuerdo mucho la experiencia con el grupo de Graciela, Coringa, que era de vanguardia pero alternativo, con poco dinero, éramos jóvenes. Era imposible mantener un grupo como ése toda la vida. Para mí fue muy importante pero fue un momento de la vida. Tuve la suerte de estar allí en ese momento y encontrar una persona tan especial, inteligente y talentosa como Graciela. Recuerdo que cuando la vi bailar por primera vez en Río en 1978 pensé: yo quiero hacer eso. Yo tenía entonces 17 o 18 años, es un momento en que las influencias son muy importantes. Recuerdo que mi madre me dijo: ‘‘¿Quieres bailar?, ok, baila, pero continúa en la facultad. No quedes loca totalmente, baila que ya va a pasar’’. No pasó y con el tiempo mi madre todos los días me hablaba y me sugería que bailara danza de salón. Yo me quedé con Graciela ocho o nueve años, ella estuvo cuando nacieron mis dos hijos. Ella cantaba y bailaba mientras yo estaba por dar a luz. ¿Qué vino inmediatamente después de Coringa? Coringa comenzó a estar ligado en forma muy fuerte con trabajos de bioenergética, de autoconocimiento y yo continuaba encantada con Graciela, pero le decía: yo quiero bailar, mi camino es el arte. No quiero sólo esto. Comenzó un drama interno. Había algo que yo tenía que hacer que no era ese camino. Empecé a separarme del grupo y a dar muchas clases, durante diez años trabajé mucho como coreógrafa y directora de movimiento para teatro, publicidad y cine.

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¿Cómo fue la experiencia de trabajar con el director Werner Herzog? Trabajé con él en el año 92. Buen recuerdo, nunca nadie me pregunta sobre eso. No debe de haber sido fácil… Sí. En esa época yo tenía dos hijos pequeños, y trabajaba en danza, por eso hacía muchas cosas para tener dinero. Daba clases, era coreógrafa, trabajaba con cine y publicidad que era donde había más dinero. Yo estaba en un film en San Pablo y Herzogui decretó: ninguno sale, ninguno entra, está cerrado hasta poder llegar al final. Yo tenía mi vida, pero me quedé, no por miedo a Herzogui, sino porque gustaba de él en forma artística. Herzogui es un hombre bellísimo, terrible, difícil, pero inteligente, con instinto, más que sensibilidad tiene instinto.

La gravedad de las cosas ¿Cuándo y cómo comenzó su propia compañía de danza y qué le interesó desarrollar en los comienzos y a lo largo de su carrera como bailarina y coreógrafa? La compañía nació con la idea de conectar el mundo contemporáneo con la danza contemporánea. Mantener ese diálogo siempre fue muy importante para mí. La relación del movimiento con el espacio siempre fue una investigación muy importante. A cada nuevo espacio yo le encontraba un nuevo cuerpo, un nuevo vocabulario, nuevas posibilidades. Por ejemplo en Velox hice una pared y discutí la gravedad, la compañía tuvo que buscar una técnica propia y un cuerpo

propio para moverse en una pared vertical. Después hicimos otro espectáculo, en el que fuimos por una rueda, que es una vertical en movimiento y requiere otro tipo de destreza física y delicadeza, porque la rueda es pura poesía pero al mismo tiempo uno tiene que ver cómo se desenvuelve el cuerpo para estar en movimiento. Luego hice un espectáculo llamado Casa, que era en una casa con tres andamios, que establecía la superposición del plano vertical; más adelante hice un espectáculo que se llamó Cuatro x Cuatro, en el que invité a cuatro artistas plásticos y bailé con las instalaciones de cada artista. En ese caso trabajé con el espacio horizontal, con noventa vasos de porcelana pintados y dispuestos a un metro de distancia, lo que restringía el espacio de los bailarines. En un espectáculo posterior llamado No (con cuerdas, sobre el deseo) se produjo un cambio porque experimenté la necesidad de investigar el alma humana, el sentimiento. Después de No, hice un espectáculo que se llamó Cruel . Después de Cruel creé y dirigí Ovo , un espectáculo para el Cirque du Soleil. Trabajar con los artistas del Cirque du Soleil que son tan versátiles y pueden hacer casi cualquier cosa debe de haber sido una experiencia de ensueño para una coreógrafa. Sí, ahí creé y dirigí una historia mía. Con Ovo la idea de contar una historia se hizo cada vez más fuerte. Fue un sueño, no sólo trabajar con los artistas sino con una estructura que yo sabía que tenía que estar bien, que iría para todo el mundo y tendría que estar en cartel durante quince años, que era para chicos, jóvenes, para todas las edades y todas las lenguas. Me quedé sin aire. En el Cirque

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Cruel.

du Soleil hay artistas japoneses, rusos, franceses, canadienses, muchas lenguas, muchas culturas. Hasta Ovo, yo había desarrollado una forma muy particular de trabajar, mi compañía tuvo suceso en Brasil y fuera de Brasil. Con el Cirque du Soleil yo tenía que entrar en una estructura y no podía decir ‘‘quiero tal o cual cosa’’. Oh-oh-oh… Cirque du Soleil. Luché muchas veces para hacer lo que yo pensaba pero me quedé muchas veces sola con 25 grados bajo cero, dirigiendo a doscientas personas por día: equipo de escenario, equipo de vestuario, equipo de luces, artistas, cada artista tiene un técnico específico. Y la dirección, el dueño, el gran director… ¿Cómo hizo para lidiar con algo tan grande y avanzar en su trabajo? Yo tenía a Gringo, mi escenógrafo; Verna, mi compositor; Jacqueline, mi asistente; e insistí para que ellos estuvieran conmigo y eso fue importante porque estaba sola pero tenía un equipo. Pero no sólo eso, João hizo un contrato con el Circo del Sol tratando de respetar quién es Deborah, que tiene dos hijos y los necesita en Canadá. En 2008 hice la conexión Río-Montreal en avión trece veces. Soy una persona que trabajo con pasión, si no me involucro no pasa nada, y ellos entendieron eso. ¿Cómo llega a Tatyana, qué fue lo que le atrajo de este personaje que surge en una obra que en su momento inauguró nuevos lenguajes para la literatura? Realmente, esa obra es considerada la primera novela realista. Como dije, ese camino empezó con No, investigando en el alma humana, el deseo; después de No, Cruel, una

mirada cruel sobre el amor, sobre la vida. Luego vino Ovo, contar una historia. Yo quería contar una historia, vi muchas y cuando vi esta historia me encantó porque no tiene un final. El libro se llama Oneguin, y el autor en determinado momento le habla al lector y le dice: ‘‘Vamos a olvidar a Oneguin, no sirve para más nada, vamos a seguir a Tatyana que se transformó’’. Yo conecté con los personajes más que con la historia. Hay cinco personajes, Tatyana, Olga, las dos hermanas, Oneguin y Lenski, dos amigos, Lenski es un poeta romántico, y Pushkin. Son los personajes que puse en escena en el espectáculo. La transformación de Tatyana, lo que pasa con ella, es impresionante. Para mí es una historia de elección, en la que el amor, que yo creo que es lo más importante de la vida (y creo que Pushkin pensaba lo mismo) está muy presente. Pero ella se queda con el amor adentro. Cuando le dice a Oneguin: ‘‘No, ahora es tarde’’, nosotros, leyendo el libro, sabemos que ella continúa enamorada, apasionada. Hay una versión de John Cranko en la que Marcia Haydée hace el papel de Tatyana, ¿la tuvo presente para su creación? Sí, tengo que declarar que Haydecita querida, mía deuza, fue a ver la función en San Pablo y ella al final del espectáculo me dijo que Cranko estaba arriba aplaudiendo feliz. Marcia es la única Tatyana, mi espectáculo tiene muchas Tatyanas, es diferente. Cuando Cranko hizo su versión siguió el libreto de la ópera de Chaikovski que tiene tres actos. Yo seguí el libro, que es diferente. Y, por ejemplo, puse en escena el sueño de Tatyana, el viaje de Oneguin, y algo que no está en el libro pero que Pushkin apunta, cuando Tatyana antes D

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hacer todo, subir a las paredes, subir en ese techo, bailar abajo, subir a la mesa, trazar una historia de Pushkin, bailar a Chaikovski, estar pronto para crear movimiento, y expresar con el cuerpo todo lo que se quiera hacer. Para mí la disciplina es lo que se ve en esta compañía que comenzó hace veinte años en un momento en que no había nada de danza contemporánea, nada, nada. E insisto, comenzó con disciplina, con eso conseguimos la comunicación con el público, hacer nuestros espectáculos y tornarnos profesionales, porque la danza contemporánea es una posibilidad muy rica de expresar muchas ideas pero tiene que establecer esta comunicación profesionalmente, ese contacto con el público. Nosotros ensayamos todos los días siete horas y 45 minutos. Nó.

de decir no a Oneguin, tiene una noche entera soñando y pensando en él y lo que podría haber sido de ese amor que no sucedió. Es muy diferente de la versión de Cranko, no sólo porque es contemporáneo sino porque la lectura dramatúrgica es diferente. En el segundo acto todas las bailarinas están en puntas y Marcia quedó encantada porque es ballet clásico pero no es, es un ballet contemporáneo. A mí me encanta el ballet. Sus bailarines son realmente fenomenales y tienen una gran variedad de técnicas incorporadas, ¿cómo los elige a la hora de integrar la compañía y cómo es su entrenamiento una vez en ella? Trabajamos dos técnicas, ballet clásico todos los días y hacemos también la técnica contemporánea más actual, que tiene muchas tendencias, así como el ballet tiene muchos diferentes pasos y estilos: ruso, francés, inglés, americano. En la hora de contemporáneo hacemos bastante trabajo de piso, de torso, de brazos, porque en el ballet el torso se queda muy rígido, y la danza contemporánea tiene otras búsquedas. Una clase complementa la otra, no puedo vivir sin ballet clásico y danza contemporánea. En el 2013 estaremos cumpliendo veinte años, durante esas dos décadas mi compañía hizo muchas cosas: kung fu, artes marciales, alpinismo, hip-hop… Ahora no practicamos muchas técnicas, sólo danza contemporánea y ballet. La técnica clásica es perfecta, el estilo clásico es otra cosa.

La cuarta pared ¿Qué papel juega la disciplina en la danza contemporánea? Le pregunto esto porque hay una tendencia en la que la disciplina, el entrenamiento del cuerpo, la incorporación de códigos parece algo que hay que desechar. Para mí no es un problema, pero pasa mucho eso. La disciplina siempre fue muy importante para mí. Técnica y disciplina son la misma cosa, la técnica, como la disciplina, no es algo que te aprisiona, es lo contrario: algo que te libera. Porque cuando uno tiene disciplina y técnica está libre para hacer lo que quiere con sus inspiraciones. La libertad para la danza es tener un cuerpo perfecto para

Hay muchos bailarines pero muy pocos coreógrafos. ¿Qué hace a un coreógrafo? Es un problema porque para ser coreógrafo primero uno tiene que comprender que una cosa es hacer una coreografía y otra es hacer un espectáculo. Dirigir un espectáculo es totalmente diferente de coreografiar una pieza, un movimiento. Mucha gente cree que coreografiando cuatro o cinco personas hace un espectáculo: no, para hacer un espectáculo hay que saber lo que se quiere decir con el cuerpo que va a producir un movimiento, ese movimiento conlleva una idea, y la idea puede ser no decir nada, entonces tienes que trabajar mucho para no decir nada. Yo no sé cómo no decir nada, yo tendría que estudiar mucho para ‘hacer nada’. Es más difícil que hacer algo. El coreógrafo tiene que saber lo que está diciendo, que tiene un cuerpo en movimiento, música, luces, vestuario, espacio, y cuál es la técnica necesaria para trabajar esa idea. Pienso que mucha gente porque bailó muchos años encuentra que el camino natural es ser coreógrafo, pero ése no es el camino natural. Mucha gente de danza contemporánea encuentra que el camino es la universidad, la teoría de la danza contemporánea, el pensamiento de lo que es arte contemporáneo. Pero la práctica de la danza es necesaria, entonces es difícil ese encuentro. Cuando una persona hace algo, muchas veces pasa que le gusta a los bailarines, a los coreógrafos, pero no piensan en la comunicación, en el público, ellos están satisfechos pero no entienden que tienen que traspasar una barrera e ir más allá del pequeño mundo de la danza. Hay que saber que estás haciendo algo para el mundo, el mundo no es sólo tu casa ni el mundo de la danza. Cuando voy a espectáculos de danza en Brasil veo que el público siempre es el mismo: el público de la danza. Si no se traspasa ese muro, llegará un momento en que todo estará finito. Hay que derribar la cuarta pared y crear para todos. D La Compañía de Danza Deborah Colker cuenta con el patrocinio de Petrobras. Agradecimiento especial por la cesión de todas las imágenes que ilustran esta nota a JE Produções Ltda. / Cia de Dança Deborah Colker, al Sr. João Elías y a la Sra. Fernanda Albuquerque. Silvana Silveira. Cursó estudios en la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación (Udelar). Ha trabajado como cronista especializada en danza en varios medios.

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CON EL DIRECTOR Y ACTOR ARGENTINO RUBÉN SZUCHMACHER

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hakespeare es un referente canónico en la tradición del teatro occidental que, a lo largo de los años, se ha mantenido invariable. El Río de la Plata no ha sido la excepción, todos los años figuran en la cartelera teatral puestas de Romeo y Julieta, Hamlet, Macbeth, y algunos inusuales Rey Lear o Cuento de invierno. En el marco del Festival de las Artes, que celebra los Juegos Olímpicos Londres 2012, el mítico Shakespeare’s Globe Theatre ofrece 37 piezas del dramaturgo en una maratón lingüística de 37 idiomas; desde el mandarín, swahili, bangla y yoruba hasta la lengua de sordomudos y el hip hop. El director del Festival, Tom Bird, manifestó el deseo de mostrar que ‘‘Shakespeare no es exclusivamente inglés sino parte de la cultura mundial’’. Esto es no sólo un alto en el imaginario inglés sino también un hecho significativo para las naciones que, históricamente, han sido sometidas a la hegemonía del primer mundo. Tal vez ahora sí pudo hablar el subalterno, al decir de Spivak. Rubén Szuchmacher, reconocido dramaturgo, actor y docente argentino, fue convocado por el festival para estrenar Enrique IV, segunda parte (la primera fue encargada a un elenco mexicano). Este espectáculo cuenta con la particularidad de haberse producido exclusivamente para la ocasión, contrariamente a la mayoría de las representaciones que ya habían sido estrenadas y aceptaron esta forma de trabajo: sin escenografía (más que la de The Globe mismo), iluminación ni amplificación. ‘‘En principio pensaba que se tenía que realizar una versión para ellos, lo cual era un error. No es posible, yo no soy inglés ni estaba trabajando con un elenco inglés sino argentino, por lo que, en definitiva, la obra iba a ser sentida en la medida en que se la pudiera trabajar pensando en un público argentino, y que los ingleses después vieran eso. Por lo que también se molestaron un poco con lo que hicimos’’, declaró Szuchmacher en diálogo con Dossier. La obra consiste en la batalla –a cargo del príncipe Hal y su padre– contra los rebeldes de Gales por representar una amenaza para la corona inglesa. ‘‘Allí nadie la pasa bien –dice– salvo los que están de fiesta todo el tiempo. Nuestra versión es imperialista. Somos argentinos y eso en Londres se lo hicimos notar. Para los ingleses Enrique V es el héroe. Es el modelo de rey que les gusta. Creo que la pieza defiende la política exterior

de las grandes potencias a fines del siglo dieciséis’’. Frente a esta declaración, resulta muy esclarecedora la referencia a uno de los parlamentos de Enrique IV: ‘‘Hijo mío, la política es mantener entretenidos a los enemigos haciendo guerras’’. Resulta interesante y necesario concebir la puesta de Szuchmacher dentro del contexto de producción. Hugo Achugar en su artículo ‘Leones, cazadores e historiadores’ parte del proverbio africano (‘‘hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador’’) para pensar el debate en torno al poder, esto es, el poder de la palabra. Es sabido que la memoria individual y colectiva, la identidad y el discurso están asociados al lugar desde donde se habla. Ser argentino en Londres trae aparejadas implicancias obvias. Frente a lo que el público reaccionó favorablemente y no así la crítica especializada. ‘‘La crítica inglesa actuó reaccionariamente –cuenta Szuchmacher–, creo que nosotros como argentinos no le caímos demasiado bien, sobre todo porque la puesta tiene algunos chistes de la colonización y ese tipo de cosas, me parece que se sintieron un poco tocados con eso. A mí me pareció fantástico. El público no paraba de reírse, otros aplaudían excitados. La crítica no entendió demasiado, si uno lee el post, son personas muy indignadas. Se enojan porque en realidad lo que trabajamos fue una visión acerca de lo que nosotros podemos pensar qué son los ingleses. Les molestó, por ejemplo, que el personaje Falstaff no se parecía al Falstaff que ellos conocen. La pregunta es entonces, ¿cuál sería el sentido del festival de suceder lo contrario? La apropiación del texto como sujetos políticos y sociales que somos es necesaria e implica la inmediata controversia al ‘deslegitimarnos’ e ir en contra del estatus, en este caso la concepción británica de la obra. En el contexto de la globalización esta hibridez y resistencia a formas de poder excluyentes y colonizadoras se vuelve imprescindible’’.

Entre controversias y estímulos Enrique IV nunca logra ir a la batalla por una enfermedad que lo conducirá a la muerte. Su hijo, el príncipe Hal, al ser coronado rey desestima aquellos años de ‘‘locura juvenil’’ dictaminando el destierro de su amigo Falstaff.

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Enrique VI, segunda parte alteró el horizonte de expectativas del público, frente a lo que Szuchmacher nos dice: ‘‘Referí en cada una de las charlas aquellos problemas estructurales que tiene la pieza, la obra es una secuela, tiene dos grandes escenas. De todas formas para mí fue muy interesante poder participar de ese tipo de cosas, una vez más, como siempre me pasa, tengo algo así como problemas... [se ríe] Ellos mismos en el programa me califican como uno de los directores más controversiales; y yo les di controversia. Lo que creo que ocurrió es que hay obras que nadie quiere hacer en el mundo, como las históricas, las del Bardo. La segunda parte de Enrique IV es una obra que no está programada en ningún teatro del mundo, y pocas veces en Inglaterra. De hecho tuvimos que hacerla, armar una puesta histórica, que no es habitual, como si unos monzambiqueños salieran a hacer una obra sobre Artigas’’. Éste es el eje neurálgico de la versión dirigida por Szuchmacher en conjunto con Lautaro Vilo, traductor del texto y parte del elenco junto a Horacio Peña, Horacio Acosta, Graciela Martinelli, Irina Alonso, Julián Vilar, Francisco Civit, Paul Mauch, Eduardo Peralta, Miguel Rausch, Daniel Ridolfi, Alfredo Staffolani, Rubén Dellarossa, Carlos Sims y Alejandro Vizzotti. Después de diez años, el dramaturgo volvió a la escena para no perderse la oportunidad: ‘‘La experiencia del escenario fue muy emocionante, hacía mucho tiempo (no recuerdo cuánto) que no lloraba sobre un escenario, era muy fuerte, muy conmovedor’’. Recordemos que hacia 1599 el teatro se encontraba a orillas del Támesis, además de haber acogido distintas piezas shakespeareanas como Romeo y Julieta y Hamlet. Szuchmacher dice que Enrique IV es una obra caótica y precisamente esto es algo que no comprenden los ingleses. ‘‘No entienden que la palabra que más se nombra, para describir ese mundo en el que están viviendo, es desorden. Todo el tiempo Shakespeare está hablando del desorden. Hay desorden por todas partes’’. No se trata entonces de ordenar el caos original sino de aceptar y asumir ese caos y ese desorden, ese universo decadente e imperialista como parte de un nuevo sistema y de una nueva forma de pensar los

proceso políticos en sus sentidos más amplios. Su idealización estaría al servicio de la imposición de una ideología que no hace sino desvirtuarse a sí misma. Un Shakespeare argentino no podría pasar por alto este gran preámbulo para que el príncipe Enrique vaya introduciéndose en la escena hasta convertirse en la estrella, el rey modelo del mundo británico: Enrique V. ‘‘A diferencia de El rey Lear u otras puestas donde soy decididamente minucioso con la conducción, esta vez trabajé en el desorden. Aunque es algo muy difícil de hacer porque siempre se está estableciendo un orden. Ese desorden fue el que intenté que se hiciera presente en el escenario, lo que sucede es que no se puede esperar que los ingleses entiendan esto cuando en realidad tienen un sentimiento de superioridad que los mata. El mundo les da la posibilidad de ser el centro, uno mismo se la da. El punto es cómo uno les otorga un poder que a veces no se debería’’, afirma.

Un clásico que se convierte en acto cultural Le preguntamos cómo le resulta dirigir Shakespeare, ya que otra de sus puestas destacadas en Argentina fue El rey Lear, en el 2009. Responde que lo considera un autor maravilloso y que está frente a lo que, de alguna manera, organizó la dramaturgia de occidente. ‘‘Además siempre hay alguna persona que se lo toma a mal, es como los Beatles’’. Dice que así como en ellos están todas las matrices de lo que se convertirán el rock y el pop más tarde, aunque sea en una célula, lo mismo sucede con Shakespeare; Beckett, Brecht, también están incluidos. ‘‘Todos abrevaron en él, hasta el realismo mismo. Me parece que es un autor muy generoso a la hora de trabajarlo bien’’. Seguramente a todo espectador asiduo de teatro le debe de haber sucedido que al finalizar un espectáculo clásico de tediosa interpretación, el público presente se enardezca en un aplauso fervoroso. Y uno, sorprendido, no deja de cuestionarse la ovación. El director argentino lo define con exactitud: ‘‘Me parece que con las puestas de Shakespeare en general pasa eso. Cuando en realidad es un autor absolutamente

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entretenido, lo que pasa es que hay que encontrarle el sentido para que sea entretenido en la época contemporánea. No es lo mismo cómo se divertía la gente en la época de Shakespeare que cómo nos divertimos nosotros. Aunque en realidad él entra en lo que yo llamo el acto cultural , esa cosa que uno se aburre y después aplaude como si hubiera visto la obra más maravillosa del mundo’’. Jorge Lavelli, prestigioso dramaturgo argentino radicado en Francia (comparado con Jean-Louis Barrault y Peter Brook en cuanto a la renovación en la escena francesa) defiende la readaptación contemporánea de Shakespeare, ya que los temas de la mentira, la desmesura del poder, la seducción, la incapacidad de dirigir un Estado y la descomposición de la familia, por citar algunos, mantienen su vigencia categórica. ‘‘No se puede entrar en lo puramente abstracto; la relación con la realidad es concreta [...] Es la prueba fatal del teatro, la prueba fatal del actor’’, declara en una entrevista realizada por el diario Clarín en 2006. El teatro no debe regirse sólo por los atractivos de la intelectualidad. Así como el hecho cultural no debe ser exclusivo de una elite, aunque nos arriesguemos a que ese proceso de democratización conduzca a su propia trivialización (a veces propiciada por la idolatría iconográfica). Llevado a un extremo, esa banalización del ‘acto cultural’ puede conducir a lo que Hannah Arendt llamó banalización del mal, donde el individuo, parte del sistema, sólo se limita a cumplir órdenes. Szuchmacher, en su larga trayectoria, ha llevado a escena variedad de textos clásicos. Desde Sueño de una noche de verano y El rey Lear hasta Las troyanas, Muerte de un viajante, Calígula y Enrique IV, de Luigi Pirandello. En el año 2010 dirigió en Montevideo Las reglas de la urbanidad en la sociedad moderna de Jean Luc Lagarce, unipersonal a cargo de Estela Medina, en una coproducción del Teatro Solís y Elkafka, espacio teatral de Buenos Aires. En el mismo año el Teatro Solís, dentro de su programa de formación profesional, lo convocó a un taller de puesta en escena dirigido a profesionales de las artes escénicas. ‘‘Trabajar con Estela fue toda una aventura maravillosa, comparable a mis trabajos con Alfredo

Alcón. Son personas que contienen todo el teatro del mundo en sus cuerpos’’, confesó. Cree que existe una diferencia notable entre el actor uruguayo y el argentino de las últimas generaciones. En ‘‘Uruguay hay menos actores sin formación, Argentina es muy caótica, hay muy buenos maestros pero no necesariamente forman buenos actores. Lo que me llama la atención es que en Uruguay todos los actores que trabajan saben hablar, algo que no pasa en el teatro argentino. Me parece que hay una muy buena base y una muy buena tradición’’, concluye. Como cierre, resulta sugestivo citar lo que Kartún demonima ‘‘el cuentito’’, aquello imprescindible que los autores cuentan al espectador porque sin él la obra les resulta incomprensible. En pleno siglo veintiuno, cuando todo parece haberse vuelto apariencia y virtualidad en el mundo del espectáculo, probablemente el teatro sea el lugar que nos queda para la preservación de un espacio reflexivo, movilizador y formador de imaginarios. Que se limite a ‘‘contar el cuentito’’ es condenarlo a su perdición. La decisión de ver en Enrique IV los comienzos del colonialismo y denunciarlo en tono de comedia es redescubrir la poética del texto dramático y trascender la tradición anquilosante de obras indiscutiblemente contemporáneas. Y por último, a manera de posdata, vale adelantar una buena noticia: Rubén Szuchmacher regresará en unos meses a Montevideo con Escandinavia, pieza en la cual vuelve a ser actor luego de una década. Las funciones serán los días 23, 24, y 25 de noviembre en la sala Zavala Muniz del Teatro Solís. D

Las fotos que ilustran esta nota son de la obra Enrique IV, segunda parte, estrenada en The Globe, Londres.

Débora Quiring. Periodista. Cursó Licenciatura en Letras. Miembro de la Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay y jurado de los Premios Florencio. D

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LIBRERÍAS ANTICUARIAS EN MONTEVIDEO

Alejandría a la vuelta de la esquina

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Nelson Díaz

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ejos de las asépticas bateas iluminadas y ordenadas –en sintonía con las leyes de mercado de los book shops – que priorizan best sellers y libros de ‘autoayuda’, las librerías anticuarias conservan pequeños tesoros de primeras ediciones, ejemplares de editoriales míticas ya desaparecidas y otras rarezas fuera de catálogo, para deleite de bibliófilos y coleccionistas. En Montevideo, existen dos de ellas que provocarían la envidia del narrador de ‘La biblioteca de Babel’, el relato de Jorge Luis Borges, y encenderían –literalmente– la ira del califa Omar.

Joyas de papel Fundada en 1944 por Adolfo Linardi –Juan Ignacio Risso se asoció en 1952–, la librería homónima, ubicada en Juan Carlos Gómez 1435, atesora unos cuarenta mil títulos que abarcan literatura, ensayo, historia y fotografía. Entre ellos, la primera edición de El pozo (Ediciones Signo, 1939) de Juan Carlos Onetti, de El Aleph (Editorial Losada, 1949) de Jorge Luis Borges, de El hondero entusiasta (1933) de Pablo Neruda, y las Coplas de Juan Panadero, recopilación a cargo de Rafael Alberti e ilustrada por el caricaturista salvadoreño Toño Salazar, con la firma de ambos. En una pequeña sala, celosamente resguardada bajo llave, se pueden observar otros ejemplares del siglo diecinueve. Son los casos de Primera descripción del territorio de la República Oriental del Uruguay (1859), de José María Reyes, y Diario de la campaña de las fuerzas aliadas contra el Paraguay (dos tomos, 1865), firmados ambos por el poeta argentino Estanislao del Campo. La trayectoria de Linardi y Risso, referente ineludible para lectores y autores, ameritó que en el año 2004 –al cumplirse sesenta años de su creación– fuera editada Historia de Librería Linardi y Risso en una lujosa edición, rica en anécdotas y fotografías. A escasas dos cuadras de ésta, en Juan Carlos Gómez 1327, se encuentra El Galeón, fundada en 1973 por Roberto Cataldo, quien se inició como librero a los quince años, precisamente en Linardi y Risso. La librería posee unos setenta mil volúmenes distribuidos en un depósito, en el local central que consta de tres pisos y en un anexo en Punta del Este. En el subsuelo del local central funciona un sistema de ventilación con base en dos motores, de manera de mitigar el deterioro de los ejemplares causado por la humedad, el ácido que desprende el papel, las polillas y otros insectos.

Fotos: Rodrigo López.

Entre los ejemplares más valiosos se encuentra un Vocabulario latino-griego, acompañado de varias poesías latinas (Venecia, 1502), publicado por el impresor italiano Aldo Manucio, célebre por haber inventado la letra cursiva o redondilla y el formato que hoy se conoce como libro de bolsillo. Además publicó los clásicos griegos, romanos y latinos en versiones íntegras. Estas publicaciones reciben el nombre de “aldinas” (de Aldo) por los especialistas. De este editor posee además Comentarios a la obra de Cicerón (1533); los Diálogos de Cicerón (1550), y obras de este mismo autor (1564). También en El Galeón se encuentran entre otros libros del siglo dieciséis Introducción y comentarios a los libros de ética de Aristóteles , editado por Henriqum Stephanum en febrero de 1506; los Sonetos de Petrarca (Venecia, 1519); Comentarios sobre Aristóteles (1523); La metamorfosis de Ovidio, (1534); Comentarios de César (1540); De Benifizii (Florencia, 1554); Historia de Tucidides (1564); Historiarum de Regno Italiano (Venecia, 1591) de Caroli Sigonii; Nuevo Testamento (en francés, Lyon, 1599); las Obras completas de Marco Tulio Cicerón, escritas en latín y fechadas en 1640, y Los cuatro libros de Galileo Galilei que datan de 1642. Para Cataldo, con 45 años de experiencia en el oficio, la definición de “librería de viejo” –de origen español– no es correcta. “Prefiero que se denomine librería anticuaria. El término ‘de viejo’ es confuso y puede abarcar a quienes comercializan libros y textos de estudio usados, sin ser necesariamente antiguos o poseer valor literario”. El Galeón atesora además otras primeras ediciones más cercanas en el tiempo: Los arrecifes de coral, libro de poemas de Horacio Quiroga, publicado en 1901 por la editorial El Siglo Ilustrado; El libro blanco (1907) de Delmira Agustini, editado por Orsini Bertani; Evaristo Carriego (1930, edición de Manuel Gleizer) de Borges, y un ejemplar de Poeta en Nueva York (1940) de Federico García Lorca, con prólogo del escritor español José Bergamín, que incluye un poema de Antonio Machado en homenaje al autor de Yerma , asesinado en Granada en 1936.

Muy cerca de Babel La adquisición de las obras tiene básicamente dos orígenes: desde solitarios lectores que se acercan a vender un par de ejemplares hasta completas bibliotecas

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LIbrería Oriente-Occidente.

Subsuelo de la Librería Oriente-Occidente.

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Librería Oriente-Occidente

Un sueño realizado y otros cuentos Por

Eduardo Roland

En un emplazamiento casi simbólico, a mitad de camino entre Linardi & Risso y El Galeón, se encuentra la librería anticuario que cierra el triángulo de las más importantes que tiene Uruguay. Hablamos de Oriente-Occidente, propiedad de Julio Moses. Con características físicas similares a las de sus ‘colegas’ –un largo local que llega hasta la mitad de la manzana y que cuenta con un gran subsuelo–, impresiona la incontable cantidad de volúmenes que contiene. Cuando se le pregunta por el número aproximado de libros, el librero contesta con cierto peso en su alma: “No quiero saber, prefiero no saber cuántos libros tengo…”. Moses se considera un ser privilegiado, que ha cumplido con creces ‘el sueño del pibe’. No es para menos, si nos remontamos a sus humildes orígenes en el rubro, cuando por 1969 comenzó a ir a la feria de Tristán Narvaja junto a su amigo y vecino Héctor Tito Leira (luego conocido librero, hoy retirado de la profesión). “Cada domingo llevábamos los libros en un carrito de madera con ruedas de rulemanes, desde la calle Domingo Aramburú hasta Paysandú”. Sus dotes de comprador y vendedor de libros dieron frutos rápidamente, ayudado por un verdadero auge de la lectura que había en aquel Uruguay convulsionado políticamente. Luego de tres años a la intemperie, Julio Moses compró la librería Oriente-Occidente a la viuda del teósofo Luis A. Mencker, manteniendo el nombre original del viejo negocio de la calle Cerrito. Tres décadas pasaron para que Moses se mudara al actual edificio de la calle Rincón casi Juan Carlos Gómez –a unos pasos del Centro Cultural de España–, una antigua casa construida sobre el solar de Juan de Betelú, delimitado en 1768 para los primeros pobladores de Montevideo. El dueño de Oriente-Occidente trabaja actualmente con tres tipos de clientes: “el bibliotecario, el lector y el coleccionista”. “Si a tal universidad del mundo le hace falta el material que yo estoy ofreciendo, lo compra. El coleccionista compra porque el libro es especial, porque tiene determinadas características, porque está firmado por el autor, etcétera; y el lector, porque lo quiere leer, pero tanto le da que sea una primera edición como cualquier otra”. En consonancia con Andrés Linardi, Moses hace hincapié en que una de las mayores satisfacciones de un librero es cuando ve la expresión de alegría en la cara de un coleccionista que se encuentra con una pieza buscada desde hace mucho tiempo: “Hay que ver el placer que pone esa persona cuando uno le entrega ese libro por el cual esperó durante años, resulta algo difícil de explicar”. Al preguntarle por los libros o documentos que él considera más valiosos entre su vasto acervo, Moses confiesa tener “cosas guardadas” que no quiere vender, entre ellas el primer mapa de Uruguay, “casi desconocido”, formado por cuatro láminas, que data del Gobierno del Cerrito, en plena Guerra Grande (1839-1851). Lo mismo le sucede con la colección Historia de las revoluciones en el Río de la Plata, de la cual se conocen doce tomos: el punto es que Moses tiene el décimo tercero, una rareza absoluta. Entre otros numerosos tesoros, Oriente-Occidente guarda desde grandes tomos de Cicerón, salidos de la imprenta a principios del siglo dieciséis, hasta un texto inédito de Onetti (mecanografiado y corregido a mano por el autor), que me muestra sacándolo de entre las páginas de una primera edición de El pozo. “No sé, ¿cuánto vale esto?”, pregunta Moses con un orgullo imposible de disimular.

de coleccionistas e historiadores fallecidos que son ofrecidas por sus familiares. Otra forma, aunque en menor grado, es a través de remates. A la hora de la compra, los libreros analizan la futura demanda de las obras, su valor literario, estado de conservación y la temática. “Cuando fallece algún coleccionista o historiador y a los herederos no les interesa el tema, y sabiendo que muchos de los libros fueron adquiridos aquí, nos llaman para comprarlos. También hay quien se acerca para ofrecernos lotes más limitados. A veces hacemos compras más concretas en el exterior a través de boletines que recibimos de librerías de otras partes del mundo. En ese caso, cuando encontramos un libro de interés a un precio razonable, lo adquirimos. Obviamente, lo que más atrae son los ejemplares más antiguos, de los siglos diecisiete y dieciocho, por ejemplo, que son cada vez más difíciles de conseguir”, explica Andrés Linardi, hijo del fundador y uno de los actuales propietarios de la firma. Precisamente, unos días antes de la entrevista con el dueño de El Galeón, éste había adquirido la biblioteca del historiador Hernán Ferreiro, con más de cuatro mil volúmenes. Actualmente, tiene a la venta una de las bibliotecas más importantes del país: la colección del doctor Antonio Grompone, abogado, pedagogo e historiador, creador además del Instituto de Profesores Artigas (IPA). Anteriormente vendió una selección de la biblioteca del doctor Carlos de Basabe, rica en historia colonial del Río de la Plata. Cataldo también compró otras bibliotecas importantes, por su volumen y títulos, como la del diplomático Gualberto Talamás, la de Santiago Minetti, profesor, historiador y periodista del diario El País, y una parte de la del doctor Abelardo Sáenz. “A veces la compra es un solo libro. Me pasó con una persona que me llamó para ofrecerme un ejemplar de la primera Constitución de la República de 1830. Ésta es una plaza muy chica, en la cual uno no puede estar esperando vender un libro muy importante, si no se muere de inanición. Hay que manejar un espectro del mercado importante”, señala Cataldo. El valor de los libros y manuscritos suele ser un secreto bien guardado por los libreros. Tanto, como la identidad del comprador. “Los precios de venta de estos ejemplares es muy relativo. Estamos es un mercado que no conoce las idas y venidas de estos libros. En este momento existe internet, en función de esto se puede chequear en el mercado cuáles son los valores internacionales de algunas piezas. También va en la experiencia de cada librero. Otras manifestaciones como la numismática o la filatelia tienen catálogos donde se expresan diferentes factores que pautan los valores. Con los libros es distinto. Pueden existir fenómenos atípicos como el caso de Borges. En Argentina siempre están buscando sus primeras ediciones”, sostiene Cataldo. Cada librería tiene su especialidad. Linardi y Risso se inclina por autores latinoamericanos, por lo que mantiene un asiduo contacto comercial con universidades de Estados Unidos, interesadas en esta vertiente; y con los cada vez más escasos coleccionistas rioplatenses. El Galeón prefiere historia y literatura, sobre todo material

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hispanoamericano y, en los últimos años, de origen europeo. Linardi y Risso y El Galeón tienen su propio sello editorial, aunque sus dueños aclaran que no representa la actividad central de sus librerías. El Galeón ha publicado cerca de setenta títulos, entre ellos una edición facsimilar de La Tijera de Colón (1928-29), la mítica revista donde Onetti dio sus primeros pasos como periodista. Entre sus últimos títulos se destacan: Vecinos en discordia , Uruguay y la política hemisférica de los Estados Unidos, de Juan Oddone; Viaje por la Campaña Oriental , de José Virginio Díaz; Personajes imaginarios, de Ruben Loza Aguerrebere; La verdad desnuda y otras mentiras, de Fernando Díaz Plaja, y Palabras de pedagogía viva, de Carlos Piedra Cueva.

Andrés Linardi, de Linardi y Risso.

Cazadores de libros Como en La novena puerta, la película dirigida por Roman Polanski (basada en la novela El Club Dumas de Arturo Pérez-Reverte) y protagonizada por Johnny Depp, los coleccionistas y bibliófilos deambulan por estos sitios en busca de ejemplares raros o incunables. En caso de no encontrarlos en el mercado nacional pueden llegar a solicitar su búsqueda a nivel internacional, lo que transformará al librero en una especie de detective literario. Contrariamente al trabajo de Dean Corso (el personaje encarnado por Depp), el pedido de rastreo de ejemplares en el mercado internacional no es muy frecuente en Uruguay. En Alemania, por ejemplo, las librerías están conectadas en red vía internet. En caso de que el libro haya sido ingresado al banco de datos de títulos disponibles se puede detectar su ubicación, casi en tiempo real. “Nosotros no realizamos una búsqueda individual, salvo que haya una idea de dónde pueda estar el ejemplar solicitado o que sea un cliente conocido. Es un trabajo que lleva mucho tiempo e inversión económica, y generalmente apenas terminás salvando la plata. A veces le pedimos al cliente un número telefónico para ubicarlo y llamamos a varios colegas para ver si lo tienen. De lo contrario, pasa a una lista de pedidos pendientes en nuestras computadoras y cuando ingresa algún ejemplar se chequea si está solicitado. Un pedido de este tipo puede llevar días, meses o años”, explica Linardi. La perseverancia es una condición sine qua non en todo bibliófilo que se precie de tal. Un claro ejemplo de esto tuvo como protagonista a Linardi y Risso: un coleccionista extranjero solicitó un ejemplar del escritor colombiano José María Vargas Vila, y una década después, los responsables de la librería llamaron al interesado para informarle que lo habían ubicado. En el debe, reconoce Linardi, se encuentra el pedido de una primera edición del Martín Fierro, esquiva hasta el momento. “En mi caso tomo pedidos de piezas que generalmente ya he tenido y que son posibles de ubicar”, afirma Cataldo, y confiesa que existen ejemplares importantes que son el objetivo de todo librero. Por ejemplo, llegar a tener la

Roberto Cataldo, de Librería El Galeón.

Julio Moses, de Librería Oriente-Occidente. D

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primera edición de El Quijote o la Biblia de Gutenberg. “Son piezas casi imposibles de conseguir. Uno debe terminar conformándose con una primera edición del Martín Fierro, que también es importante en este medio. Hace uno años tuve una pieza muy rara: una pequeña carpeta, en edición limitada de ciento treinta ejemplares, realizada en 1937, de apoyo a la República en la Guerra Civil Española, que traía el poema ‘Solidarité’, firmado por Paul Eluard y acompañado de siete grabados, entre ellos uno de Picasso y otro de Miró. También tuve una carpeta realizada por el iconógrafo argentino Alejo González Garaño, donde reproduce quince acuarelas inéditas de Emerick Vidal”.

Lectores y coleccionistas

¿Un oficio en extinción? El antiguo librero, que se caracterizaba por su dedicación a los libros, el conocimiento de ejemplares, autores, editoriales y corrientes literarias, parece ser un oficio en franca extinción. En general, en las librerías ‘modernas’ el lector se topa con un vendedor de mercadería sin el conocimiento necesario para guiarlo. De todas formas, a juicio de los tres libreros, siempre habrá cultores del noble oficio. “En todas las librerías se necesita una persona que sepa algo de lo que se está vendiendo. Puede pasar que entrás a una librería de ejemplares modernos, pedís un volumen de un autor que no sea de los más conocidos y el vendedor consulta a una persona que le indicará si el libro está disponible o se puede conseguir. Por tanto, este tipo de librerías tienen vendedores de libros y no libreros. En el mejor de los casos pueden tener una persona que tenga conocimiento de libros y se aproxime al ideal de la esencia del librero. Un librero es un consejero, un psicólogo, un comerciante, debe poseer buena memoria, debe saber escuchar al que lee y al que escribe, debe tener una extensa cultura que puede llevarlo a saber más de un idioma, pero sobre todo debe amar al libro por lo que es y por lo que representa”. Cataldo cree que el secreto para ser un buen librero es, además de ser un lector avezado, saber escuchar a coleccionistas e historiadores. “Uno se va nutriendo de gente que conoce del tema y, a partir de ahí, te vas forjando la experiencia. El asunto es recoger de gente que sabe, ya sea del ámbito histórico, literario o artístico”. Por su parte, el dueño de Oriente-Occidente asegura que el oficio de librero anticuario va a continuar, pero aclara: “Lo que no sé si va a continuar es el oficio del editor”. “Cuando se sube un libro a internet, a quien se perjudica es al editor, pero si quieres tener una primera edición de Borges no tienes más remedio que caer en mis manos”. Y luego Moses suma una reflexión muy interesante: “En cuanto al respaldo en papel, yo puedo mostrarte libros del 1500 que están impecables, yo no sé si lo que se está viendo por internet dentro de 500 años va a existir, ya que todo lo que estamos manejando ahora en dos años es obsoleto; en cambio el libro será siempre el mismo”.

Los visitantes de estas librerías tienen perfiles bien definidos. Existen los interesados en un tema específico, como es el caso de los historiadores que ante la falta de reediciones deben acudir a volúmenes antiguos, básicamente de fines del siglo diecinueve y comienzos del veinte. Aunque no siempre la lectura es el motivo de la búsqueda del ejemplar en cuestión, ya que en la mayoría de los casos existen reediciones de los títulos deseados a precios más accesibles. Pero el coleccionista rechaza las reediciones. Prefiere pagar una suma considerablemente mayor por un ejemplar original. El placer por la lectura se transforma entonces en el regodeo de poseer una pieza única, objeto de orgullo y de exhibición para su dueño. “Muchas veces compran libros pero no los leen. El que colecciona juguetes no juega con ellos. Lo mismo ocurre con los coleccionistas de libros. Personas cultas que saben por ejemplo que las primeras ediciones de Onetti son difíciles de conseguir y ahí radica el desafío. O apasionados de Borges que no quiere decir que hayan leído toda su obra, pero quieren tener todas sus primeras ediciones. Disfrutan de tener piezas raras y las exhiben con orgullo a otros coleccionistas, en una especie de competencia. Esto es más frecuente en Argentina. En Uruguay los coleccionistas cada vez son menos”, reconoce Linardi. El responsable de El Galeón coincide con su colega en que cada vez son menos los coleccionistas y que, en contraposición, ha crecido la demanda de ejemplares de literatura para estudio. “Esta demanda también debe ser atendida, porque lamentablemente en los últimos años los especialistas cada vez son menos. Uno de los graves problemas que tiene este tipo de libros es la falta de renovación de los coleccionistas. Esta situación responde a varios aspectos. Uno de ellos es cultural. Aparentemente ya no es redituable la cultura. Sucede que la escala de valores ha cambiado. Otras muchas cosas son ahora más importantes que un buen libro o una buena pintura. Como el mercado uruguayo es muy reducido, trabajamos con bibliófilos argentinos. Allí el mercado es más amplio y de mayor poder adquisitivo”. D

Nelson Díaz. Periodista cultural en medios nacionales y extranjeros. Escritor, ha publicado poesía, narrativa y biografía.

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DOSSIER AGENDA MONTEVIDEO Por

María Noel Álvarez

Felipe Secco expone en Café Tribunales Hasta fines de setiembre se puede visitar en el entrepiso del Café Tribunales, en el espacio de Artebar, la exposición Interacciones, de Felipe Secco. Ésta es la segunda muestra organizada por El Monitor Plástico en este espacio conquistado al hermoso café ubicado en el centro de la ciudad. Con diseño de montaje del propio artista, la exposición propone al público acercarse a obra reciente en diversos formatos, ya que se exhiben y venden series de reproducciones digitales numeradas y pinturas sobre cartón y una obra de gran formato pintada con acrílico sobre tela.

Impresión digital, seriada; 30 por 30 cm.

Como te mueras te mato.

Cuatro obras en el Teatro del Notariado El teatro del Notariado continúa con una jugosa cartelera para el segundo semestre del año que incluye reposiciones y obras que siguen con gran éxito desde hace unos meses. El Dio de lo Viento, de Alfredo Zaldua, es el primer premio del Concurso de Dramaturgia 2011 Teatro del Notariado y Fidus, y habla de las tomas de decisiones para nuestra felicidad y la lucha por cumplir nuestros sueños que forman parte de nuestra cotidianidad. Toc-Toc, la comedia explosiva que habla de las numerosas manías a las que están sometidas las personas que viven en la locura diaria, cuenta en el elenco con Bananita González, Noelia Campo, Elena Brancatti, Alejandro Camino, entre otros, y sigue con gran éxito; al igual que la comedia musical

Algo para recordar, por donde desfilan todos los ritmos musicales de las diferentes épocas y que cuenta con el sello de excelencia de Nacho Cardozo. Y desde fines de agosto, se repuso Como te mueras te mato, una delirante comedia en la que hay en juego una for tuna, un testamento, seis familiares y un solo heredero. Trabajan, entre otros, Guillermo Villarrubí, Virginia Ramos y Alejandro Camino. Si no la vio, no pierda esta segunda chance. El Dio de lo Viento. Funciones: martes a las 21. Toc-Toc. Funciones: miércoles y jueves a las 21. Algo para recordar. Funciones: sábados a las 18.30 y domingos a las 16.30. Como te mueras te mato. Funciones: sábados a las 21 y domingos a las 19.

Día del Patrimonio (lingüístico)

Óleo sobre tela, 2012; 140 por 140 cm.

Interacciones. Fecha: hasta fines de setiembre. Lugar: Espacio Artebar, Café Tribunales. Plaza Cagancha s/n. San José 1133.

Cada año el Día del Patrimonio es una gran fiesta nacional, y en cada rincón de Uruguay miles de personas se reúnen para celebrar y homenajear lo mejor de su cultura. En esta ocasión, la edición está dedicada al lenguaje de los uruguayos. El lenguaje es patrimonio de todos los seres humanos, es una actividad cerebral específica de nuestra especie que permite relacionar ciertos sonidos (lenguaje oral) o grafismos (lenguaje escrito) con ciertos significados. La función primordial de una lengua es comunicar y, de esta manera, servir de importante nexo entre las personas que la usan. El lenguaje es uno de los componentes de la identidad de las naciones, las comunidades y los grupos. La diversidad cultural de los uruguayos, con sus múltiples raíces –de los indígenas, de los españoles y portugueses conquistadores, de los afrodescendientes, de las oleadas de inmigrantes de distintos orígenes– se refleja en el lenguaje y lo modifica. La edad, el lenguaje de residencia, las diferentes actividades recreativas y laborales generan también variaciones que se incorporan en lo que reconocemos como el lenguaje de los uruguayos. Sin dudas se trata de una fiesta que ya está marcada en el calendario de los uruguayos y que, como cada año, espera multiplicar el número de visitantes que concurran. Día del Patrimonio. El lenguaje de los uruguayos. Fecha: 6 y 7 de octubre. Por más información: www.patrimoniouruguay.gub.uy

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Ensemble Caméléon Amsterdam.

Continúa la brillante temporada del Centro Cultural de Música El Centro Cultural de Música homenajeó sus setenta años de vida con una agenda de lujo, y éstos serán los últimos conciertos para el cierre de una temporada 2012 magnífica. En primer lugar, se presentará The Israel Chamber Orchestra, fundada en 1965 e integrada por 34 talentosos músicos que se presentan con los mejores solistas y directores internacionales e israelíes, tanto en Israel como en el exterior. Se ha destacado también por la inventiva y la excelencia, haciendo especial hincapié en la interpretación, programación y educación musical. Su director es Yoav Talmi y cuenta en piano con Alon Goldstein. Para octubre el

Centro decidió celebrar su aniversario con la Gran Gala Première de la Viuda Alegre, ballet estrenado a principios del siglo veinte, que contará esta vez con la dirección de Julio Bocca y los bailarines del Ballet del Sodre. Luego, visitará Uruguay la Orquesta Filarmónica de Minas Gerais, con dirección de Fabio Mechetti y el excelente solista Antonio Meneses. Por otra parte, en la filial de Punta del Este, se presentará Ensemble Caméléon Amsterdam, único en su estilo en Holanda, creado en 2002 por un grupo de los más destacados músicos de cuerdas de las principales orquestas sinfónicas del país, con la aspiración de hacer llegar el repertorio tradicional de la música de cámara a un público más amplio; y Monteverdi-Chor Hamburg, uno de los coros más famosos de Alemania, que ha representado a la ciudad de Hamburgo en giras de concierto y en festivales internacionales durante más de cincuenta años, y cuenta con la dirección de Gothart Stier. 70ª Temporada del Centro Cultural de Música. The Israel Chamber Orchestra. Fecha: 18 de setiembre a las 19.30 en el Teatro Solís. Gran Gala Première de la Viuda Alegre por el 70º Aniversario del Centro Cultural de Música. Fecha: 5 de octubre a las 19.30 en el Auditorio Nacional Adela Reta. Orquesta Filarmónica de Minas Gerais. Fecha: 28 de octubre a las 19.30 en el Teatro Solís. Ensemble Caméléon Amsterdam. Fecha: 22 de setiembre a las 19.30 en Hotel Conrad. Monteverdi-Chor Hamburg. Fecha: 13 de octubre a las 19.30 en Hotel Conrad. Por más información: www.ccmusica.com.uy o al tel. 2915 4474.

Alon Goldstein.

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DOSSIER AGENDA MONTEVIDEO Trazos, de Carlos Capelán, en SOA El espacio SOA de Arte Contemporáneo invita a disfrutar de la exposición de Carlos Capelán titulada Trazos. El propio autor es quien mejor define su trabajo: “El trazo fue una obsesión de Picasso y un don del Renacimiento. Según los chinos clásicos el ch’i (que era la piedra angular de sus cánones) se expresaba directamente por el trazo, al punto de que los tipos de papel, la consistencia de la tinta, la humedad del pincel y sus movimientos (descritos desde hombro, codo, muñeca y dedos) eran analizados detalladamente para estudiar el libre flujo de esa energía. Trazos quieren ser la espiral de Smithson, Andy Warhol orinando sobre una tela preparada con polvo de diamantes y pegamento, las tijeras de Matisse obrando en el papel pintado y las ráfagas de napalm que lamen escondrijos en las selvas. Trazo son las flores, los langostinos, las frutas, y los pájaros de Qi Bai Shi. Probablemente sean trazos los enormes dibujos en el desierto de Nazca, las siluetas de

Ana Mendieta, los paseos de Richard Long y las sombras del teatro de marionetas de Indonesia”. Trazos. Fecha: a partir del 25 de octubre. Lugar: SOA Arte Contemporáneo. Constituyente 2046 Esq. Blanes. www.soa.com.uy

El día más hermoso, de Tamara Cubas Mirta Cubas, integrante del Partido Comunista del Uruguay, es una de las cuatro tías paternas de la coreógrafa y artista uruguaya, Tamara Cubas. En carta fechada el 23 de junio de 1981, Mirta, entonces presa política, le escribe desde el penal a su hermana Elsa, exiliada en Canadá. Le cuenta que su cumplimiento de pena ya tiene fecha y se avista en el horizonte cercano la conquista de su libertad definitiva. Y concluye: “El día más hermoso aún no lo hemos vivido”. Según la curadora Verónica Cordeiro, “más que una muestra de obras de arte, El día más hermoso es fruto de un proceso de investigación sociológica, estética, afectiva, histórica y filosófica, que Tamara inició hace cuatro años con cinco de los seis hermanos Cubas que aún viven. Reúne un conjunto de obras, entre videos, series fotográficas, facsímiles de documentos originales intervenidos, dibujos, manuales y afiches, donde la reconstrucción del pasado se presenta como una nueva construcción del presente, bajo la luz de una revisitación acompañada del pasado. Emprende una incursión hacia un pasado reciente y profundamente determinante en el imaginario uruguayo, y en su caso, un pasado aproximado aún más por vínculos familiares directos, como forma de adquirir mayor comprensión sobre nuestra vida hoy”. El día más hermoso. Fecha: Desde el 13 de setiembre. Lugar: Sala Principal del Museo Blanes. Millán 4015. 102 D

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DOSSIER AGENDA MONTEVIDEO Ópera, danza, teatro y música en el Solís

Laura Canoura; y en teatro, se podrá disfrutar de los estrenos de la Comedia Nacional Terrorismo, con dirección de Mario Ferreira; y Enrique Príncipe y Rey, dirigida por Héctor Manuel Vidal.

Si hay algo que caracteriza al Teatro Solís es que cualquier espectáculo de nivel que uno desee ver, ya sea de danza, música o teatro, siempre lo encuentra en este lugar. Así es que su agenda es sumamente amplia y abarca todos los gustos. Para los seguidores de la ópera, vuelve el ciclo 2012-2013 del Metropolitan Opera House en directo desde Nueva York, donde se podrá disfrutar de títulos como: El elixir de amor, de Gaetano Donizetti, que cuenta –entre otros– con el talento del uruguayo Erwin Schrott; Otello, de Verdi; y La tempestad, de Thomas Adès. También se podrá disfrutar del mejor jazz de la mano de Federico Britos; y de un concierto del brillante compositor y pianista uruguayo Gustavo Casenave, quien brilla en Estados Unidos desde 1994. En materia de danza y música, se destaca Cuatro estaciones montevideanas, con Martín Inthamoussú y

Jessie Young.

Ciclo del MET desde Nueva York. El elixir de amor: 13 de octubre a las 14.55. Otello: 27 de octubre a las 14.55. La tempestad: 10 de noviembre a las 15.55. Federico Britos: 13 de setiembre a las 20.30. Concierto de piano de Gustavo Casenave: 14 de setiembre a las 20. Cuatro estaciones montevideanas: 25 y 26 de setiembre a las 21. Terrorismo: estreno 22 de setiembre. Enrique Príncipe y Rey: estreno 2 de octubre. Lugar: Teatro Solís. Por información de otros espectáculos: www.teatrosolis.gub.uy o 1950 3323 - 3325.

Atrayente Octava temporada del EAC Ya comenzó la octava temporada del EAC (Espacio de Arte Contemporáneo) con gran cantidad de artistas tanto de renombre como emergentes. Entre ellos, se encuentran el artista visual salteño Álvaro Zunini con su muestra Entretejido; Yvonne D’Acosta desde su Metro Ochenta observa todo desde otra perspectiva; Luciana Damiani, Lucía Picerno, Sergio Porro y Jessie Young interpretan en HyperSEXY (desde sus diferentes ramas plásticas) las redes sociales y la relación e interacción de éstas con las adolescentes, donde se muestra una sociedad contemporánea como ser insaciable que brinda culto al placer, al consumo sin medida y a la inmediatez. Valeria Píriz y Soledad Castro, por su parte, plantean con La habitación que no sirve para nada que un espacio con sentido se convierta en un espacio sin sentido; mientras que Leandro Bejar propone con El deseo del viaje una original idea: basándose en los mejores destinos de National Geographic, envía diez postales –dibujos a lápiz y carbonilla hechos por él– a diez personas que viven en esos lugares y les pide que le devuelvan la postal a su casilla de Montevideo, como forma de unir la conciencia con el deseo de transportarse físicamente. Éstas y otras tantas muestras, además de interesantes talleres, se podrán disfrutar hasta mediados de noviembre. 8ª temporada del EAC. Fecha: hasta el 11 de noviembre. Lugar: EAC. Arenal Grande 1930. Para consultar éstas y otras muestras: www.eac.gub.uy

Otello, Ciclo del MET desde Nueva York.

B’nai B’rith Uruguay lanza concurso de pintura Art Büro apoya y difunde el concurso de pintura organizado por la filial Monte Scopus de B’nai B’rith Uruguay denominado Diversidad e integración entre los pueblos. Podrán participar todos los artistas nacionales o extranjeros residentes en el país, mayores de 18 años. Se pueden presentar hasta dos obras y se aceptan todas las técnicas pictóricas. Las piezas deben presentarse entre el 16 y el 18 de octubre. El jurado estará conformado por Wilfredo Díaz Valdez, Clever Lara y Pilar González. El ganador tendrá pasaje, estadía e ingreso libre a todos los eventos de ArteBA Edición 2013, y las obras premiadas se expondrán en Montevideo Shopping. Una buena oportunidad para darse a conocer y –por qué no– comenzar a hacerse un nombre en el medio. Concurso de pintura Diversidad e integración entre los pueblos. Presentación de obras: 16 al 18 de octubre en sede de B’nai B’rith del Uruguay. Canelones 1216 de 15 a 18. Por más información: Tel: 2908 3385 / 2908.

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Gerardo Mantero.

Santiago Tavella.

Nuevas muestras en el MNAV El Museo Nacional de Artes Visuales ya tiene una minuciosa agenda confirmada hasta los primeros meses de 2013. Tras el éxito que obtuvieron sus últimas muestras, el centro cultural propone durante los meses de setiembre y noviembre recorrer el trabajo de grandes artistas, tales como el multifacético Santiago Tavella, en cuya exposición Arquitecturas iluminadas trata a la arquitectura a través de dos tipos de representación: los planos, cortes y alzados que utilizan los arquitectos como lenguaje técnico para construir estas obras, y la fotografía, que es utilizada para documentar estas construcciones. Estos elementos aparecen combinados en collages digitales que luego de impresos son trabajados con la técnica de la acuarela, a la manera de los grabados

iluminados. También exponen Gerardo Mantero, Marcelo Legrand, el premio Paul Cézanne y Pedro da Cruz, este último, también asiduo colaborador de Dossier. Distintos artistas, distintas generaciones, y por ende, distintas formas de ver y plasmar la realidad. Gerardo Mantero: del 6 de setiembre al 7 de octubre. Santiago Tavella: del 6 de setiembre al 4 de noviembre. Marcelo Legrand: del 14 de setiembre al 21 de octubre. Premio Paul Cézanne: del 4 de octubre al 28 de octubre. Pedro da Cruz: del 18 de octubre al 25 de noviembre. Lugar: Museo Nacional de Artes Visuales. Tomás Giribaldi 2283 y Julio Herrera y Reissig. Parque Rodó. www.mnav.gub.uy D 105

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DOSSIER AGENDA MONTEVIDEO Fotos: copyright Macarena Montañez, El monitor plástico / Pozodeagua Televisión.

abandonados o en desuso son revitalizados en estructuras que al abrirse despliegan la capacidad e ingenio del creador. El artista expuso por primera vez en Montevideo en 1968, y desde entonces lo ha hecho en forma individual y colectiva en Argentina, Brasil, Italia, Francia, Venezuela, Estados Unidos, Israel, Paraguay y España, donde se encuentra obra suya, además de museos y colecciones de China, Chile, Colombia, Suiza y Alemania. 55ª Edición de la Bienal de Venecia. Fecha: junio-noviembre 2013. www.labiennale.org

‘El monte en flor’, conjunto escultórico de 40 piezas (detalle).

Wifredo Díaz Valdez en la Bienal de Arte de Venecia La Comisión Nacional de Artes Visuales del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay designó al artista Wifredo Díaz Valdez como

representante para la 55ª edición de la Bienal de Arte de Venecia. Es la primera vez que se hace un anuncio de este tipo con tanta anticipación. Nacido hace ochenta años en la ciudad de Treinta y Tres, de profesión carpintero, Díaz Valdez es un creador absolutamente singular y sus sorprendentes obras en madera descubren el alma de la materia que trabaja. Objetos de la vida cotidiana o industrial

El Circular presenta La de Vicente López

Próxima parada: Madredeus En octubre tendrá lugar la muestra de Primavera 2012 de los Muros Vivos en Madredeus, restaurante de cocina portuguesa que apoya y difunde artistas uruguayos. Esta vez es el turno de la obra de Marco Caltieri, con una original idea sobre el metro. Una vez le preguntaron a Aristóteles Onassis cómo había amasado su gran fortuna. Él simplemente miró una lámpara y preguntó: “¿Ve esa lámpara? Yo la vi primero”. Así, el ingeniero Bellaco ha visto antes que nadie que Montevideo necesita un metro. Y ha puesto manos a la obra. Hoy usted puede llegar a cualquier parte de Montevideo, en forma rápida y confortable. Hoy el metro de Montevideo es una gran realidad. Atrás quedaron años de desidia y proyectos inacabados. Y esto, gracias al ingeniero Bellaco. Disfrute usted también del metro de Montevideo. Después de todo, el metro es de todos los montevideanos. En esta ocasión, se estará inaugurando la conexión al metro de Montevideo desde Madredeus. Así, en caso de no gustar del menú del lugar, puede, gracias al metro, trasladarse rápidamente ¡a otro restaurante! Muestra de Marco Caltieri. Fecha: octubre. / Lugar: Madredeus. Cocina Portuguesa. Acevedo Díaz 1156 esq. Canelones. Tel. 2408 7978.

A fines de setiembre el Teatro Circular estrena La de Vicente López, de Julio Chávez, con dirección del uruguayo Gerardo Begérez. La historia transcurre en Buenos Aires en una sola noche y en un mismo lugar: el patio de una vieja casa, entre la medianoche del 31 de diciembre y la madrugada del 1º de enero. Los protagonistas son dos hermanas (la dueña de casa y la que llega desde Vicente López para festejar Año Nuevo), los hijos de la primera, el amante de la otra (un joven uruguayo, pronto a abordar el barco que lo llevará de regreso a Montevideo) y un pintor que quedó varado allí accidentalmente y que se convierte en testigo involuntario del sainete familiar. Con tono grotesco y recursos dramáticos que incluyen el costumbrismo y la sátira social, Julio Chávez construye un universo pequeño, cercano, reconocible, que representa en forma sencilla y brutal. Se trata de una comedia dramática sobre una familia disfuncional, donde el autor crea un clima opresivo; en principio, de obligada cordialidad para llegar luego a una sensación de inminente estallido, que cuenta con las actuaciones de Myriam Gleijer, Paola Venditto, Laura de los Santos, Cristian Amacoria, Esteban Recagno y Xavier Lasarte. La de Vicente López. Estreno: 23 de setiembre. Lugar: Teatro Circular. Rondeau 1388. Tel. 2901 5952.

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Patrimonio de todos.

Cuatro muestras presenta el CDF El Centro de Fotografía (CDF) presenta el trabajo de varios artistas uruguayos que bien merecen la pena ser destacados. Ansias de ver es la muestra de Guillermo Giansanti, quien preguntó a personas ciegas qué les gustaría ver, provocándoles imágenes interiores. Según Edu Monteiro, “Giansanti no es sólo fotógrafo, es confidente, traductor visual, guía que también es guiado, donde tanto artista como personaje participan del éxito o del fracaso que acompaña toda actividad artística. Por otra parte, en la Fotogalería del Prado se desarrolla Patrimonio de todos, que apunta justamente al reconocimiento e identidad del patrimonio nacional valorando el arte y la arquitectura. Mario Marotta, luego de catorce años, muestra en Rehabilitación sus trabajos fotográficos a lo largo de su carrera; mientras que Jorge Carlos Tiscornia, expone 4646 días, donde intenta registrar el

dolor. Cabe recordar que aquellos que quieran presentarse para exponer sus trabajos o participar del fotolibro o de artículos de investigación de fotografía pueden hacerlo entre el 15 y el 27 de octubre. Todas las bases de convocatorias se encuentran en cdf.montevideo.gub.uy.

Ansias de ver. Fecha: del 21 de setiembre al 24 de octubre. Lugar: Sala del CMDF. San José 1360. Patrimonio de todos. Fecha: hasta el 3 de octubre. Lugar: Fotogalería Prado. Pasaje Clara Silva esquina Av. Delmira Agustini. Rehabilitación. Fecha: hasta el 10 de octubre. Lugar: Fotogalería Bazar. 18 de Julio 885. 4646 días. Fecha: hasta el 10 de octubre. Lugar: Fotogalería Bazar. 18 de Julio 885.

Ansias de ver, de Guillermo Giansanti. D 107

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Gloria Demassi, en Air discurso.

Tres artistas y tres muestras en el Subte Hasta principios de octubre, el Centro de Exposiciones Subte invita a disfrutar tres

originales muestras. La de Pablo Uribe, Air Discurso, trata de cinco grandes proyecciones que son enfrentadas en la gran sala donde cinco grandes del teatro uruguayo y de su historia revisitan y reproponen la proclama de noviembre de 1983, la del Acto del Obelisco, síntesis de la voluntad democrática de ciudadanos y partidos políticos bajo dictadura. Proyecto Farándula oriental, de Mauricio Pizard, es un registro fotográfico obsesivo, no exhaustivo pero representativo sobre un sistema de famosos propio, personas a las que aproximarse y saludar en los eventos, las inauguraciones, el lobby en general. Referentes propios y ajenos, altas figuras, celebridades, verdaderos desconocidos o señoras de canapé. Y por último, Gregorios, de Elián Stolarsky, que intenta desde su lugar hacer un interesante y divertido análisis sobre los insectos. Air Discurso, de Pablo Uribe. Farándula oriental, de Mauricio Pizard. Gregorios, de Elián Stolarsky. Fecha: hasta 7 de octubre. Lugar: Centro de Exposiciones Subte. Plaza Fabini. Tel. 2908 7643.

Sigismond de Vajay.

Notables artistas contemporáneos en Galería Xippas Xippas Arte Contemporáneo con sede en París, Atenas, Ginebra, Montevideo y Punta del Este, propone para setiembre un ciclo de videoarte denominado Proyexiones, con distintos artistas de la galería: Cao Guimarães, Valérie Jouve, Bertille Bak, Denis Savary, Marco Maggi, Jorge Satorre, Janaina Tschape, entre otros. El ciclo será un adelanto de la presentación de algunos de estos artistas en la Bienal de Montevideo. La programación de videos estará en continua reproducción durante el horario de la galería. Y en octubre, se podrá disfrutar de la exposición individual del artista argentino, húngaro y suizo, Sigismond de Vajay, quien se presenta por primera vez en Montevideo con sus más recientes dibujos

en acuarelas y grabados en metal. Sus obras se encuentran en diversos museos y colecciones privadas de Argentina, Chile, España, Francia, Suiza y Estados Unidos. En 2002 fundó en Barcelona una plataforma para producir obras y eventos de arte, el KBB (Kultur Buro Barcelona), cuyo enfoque es el desarrollo de productos culturales para museos y centros culturales. Setiembre: Ciclo de Video Arte Proyexiones.

39 Escalones.

Dos prometedores estrenos en El Galpón Teatro El Galpón propone dos excelentes estrenos para setiembre. Uno es una coproducción El Galpón-Faroni, con dirección de Manuel González Gil. Los 39 escalones es la combinación perfecta entre una obra maestra de Hitchcock, una novela de espías y una comedia desopilante. Un misterio vertiginoso, con 150 personajes interpretados solamente por cuatro actores. Actualmente en cartel en Broadway, Londres, Madrid y veinte países, ha sido galardonada con dos premios Tony y un Laurence Olivier; ahora desembarca en Uruguay con un elenco integrado por Pablo Robles, Claudia Trecu, Marcos Zarzaj y Massimo Tenuta. El otro es Éxtasis, una producción de El Galpón, de Mike Leigh, con dirección de Jorge Denevi. Leigh es el más importante director de cine de Inglaterra; Secretos y mentiras, El secreto de Vera Drake y Un año más son algunas de sus películas reconocidas y estrenadas en nuestro país. Retratando como en casi todas sus obras personajes de la clase obrera que son el reflejo de momentos cotidianos y domésticos de gente común, la crítica dijo que era: “Música para los oídos” (The Independent) y “Un maestro en extraer el humor y la silenciosa desesperación de las vidas sombrías” (High and High). A través de una gran riqueza de detalles casuales y una caracterización de asombrosa intensidad, con dosis de humor y a la vez toques de extrema sensibilidad, la obra desnuda el alma de una sociedad al borde del precipicio. Actúan en ella: Marina Rodríguez, Gustavo Alonso, Pablo Dive, Alicia Alfonso, Félix Correa y Guadalupe Pimienta. Los 39 escalones. Estreno: 8 de setiembre. Funciones viernes y sábados a las 21 y domingos a las 19.

Octubre: Muestra individual de Sigismond de Vajay. Xippas Montevideo. Bartolomé Mitre 1395. De lunes a viernes de 12 a 19 y sábados de 11 a 18. Xippas Punta del Este. Visitas programadas al celular 099 161806 o puntadeleste@xippas.com.

Foto: A. Persichetti.

DOSSIER AGENDA MONTEVIDEO

Éxtasis. Estreno: 15 de setiembre. Funciones viernes y sábados a las 21 y domingos a las 19.30. Lugar: Teatro El Galpón. 18 de Julio 1618/20. Tel. 2408 3366.

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DOSSIER AGENDA BUENOS AIRES CORRESPONSAL EN BUENOS AIRES

Patricia Ianniruberto

Museo Nacional de Arte Decorativo El Museo Nacional de Arte Decorativo funciona en la que fue la residencia de la familia ErrázurizAlvear, que la habitó hasta 1936. El edificio es obra del arquitecto francés René Sergent, un hôtel particulier sobrio e imponente, inspirado en el neoclasicismo del siglo dieciocho. El museo, propiedad del Estado, fue inaugurado en 1937, con un patrimonio que abarca desde esculturas

romanas hasta creaciones artesanales de platería contemporánea. La colección consta de piezas de artes decorativas europeas y orientales, esculturas y pinturas de los siglos dieciséis al diecinueve, muchas de las cuales pertenecieron a la familia Errázuriz-Alvear. Hasta el 30 de setiembre estará en exhibición la muestra Meraviglie dalle Marche. Seiscientos años de pintura italiana, un valioso conjunto de pinturas provenientes de quince museos de Le Marche, región culturalmente importante del centro de Italia, cuya capital es Ancona. La muestra es un recorrido por la iconografía religiosa italiana desde fines del siglo catorce y siglo quince, con las tablas del gótico tardío de Olivuccio da Ciccarello y Paolo Veneziano, hasta fines del siglo diecinueve y siglo veinte, con el neoclasicismo monumental de Adolfo de Carolis. Desde el Renacimiento temprano del Quattrocento hasta el Barroco tardío del Settecento se destacan pintores de primera magnitud, como Carlo Crivelli, Rafael, Tiziano y Lorenzo Lotto, además de Guercino, Luca Giordano y Maratta. Ilustran imágenes de la vida de Cristo, de la Virgen y de los santos, poniendo en evidencia la intensidad del sentimiento religioso de la época y el admirable oficio de estos pintores. Meraviglie dalle Marche. Seiscientos años de pintura italiana. Lugar: Museo Nacional de Arte Decorativo. Curador: Arq. Ángel Navarro. Fecha: hasta el 30 de setiembre.

Cristoforo Roncalli, llamado Pomarancio,‘Sacra Famiglia con San Gioavnnino’, 1609.

Fotos: gentileza MNAD.

El Palacio Barolo y La Divina Comedia

Foto: gentileza Palacio Barolo Tours.

Luis Barolo, progresista y poderoso productor agropecuario, llegó a Argentina proveniente de Italia en 1890. En el Centenario de la Revolución de Mayo conoció al arquitecto Mario Palanti (1885-1979), a quien contrató para realizar el proyecto de un edificio que tenía en mente. Barolo pensaba que numerosas guerras iban a destruir el continente europeo y, preocupado por conservar las cenizas del famoso poeta Dante Alighieri, quiso construir un edificio inspirado en La Divina Comedia. En 1919 comenzó la edificación del palacio más alto de Latinoamérica, con un total de 22 pisos y cien metros de altura. La cúpula, inspirada en un templo hindú dedicado al amor y emblema de la realización de la unión del Dante con su amada Beatrice, se completa con un gran faro giratorio que lo hacía visible desde Uruguay. El arquitecto Palanti, estudioso de La Divina

Comedia, llenó el palacio con referencias a ella. La planta del edificio está construida con base en la sección áurea y, como la Comedia, consta de tres partes: Infierno, Purgatorio y Cielo. Casi una década después, Palanti construyó un edificio muy similar en Montevideo con la intención de que sus respectivos faros dieran la bienvenida a los visitantes extranjeros que llegaban al Río de la Plata. Se trata del Palacio Salvo que, ubicado en la principal plaza de la ciudad, se ha convertido en un verdadero emblema de la capital uruguaya. Quienes visiten Buenos Aires podrán disfrutar de un paseo por el legendario Palacio Barolo, y también observar la Ciudad de Buenos Aires iluminada por el Faro del piso 22, ya que se ofrecen visitas guiadas nocturnas. Palacio Barolo. Lugar: Av. de Mayo 1370. Visitas guiadas: info@palaciobarolotours.com Más información: www.palaciobarolotours.com

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A diez años del fallecimiento de Víctor Grippo (19362002) Malba - Fundación Costantini rinde homenaje a uno de los más grandes artistas argentinos de la historia del arte contemporáneo del siglo veinte. A través de un recorte puntual de su producción, la exposición propone un recorrido por la faceta más utópica de Grippo, su concepción del artista como agente de transformación social. Grippo eligió el arte no como una actividad, sino como una forma de vida. Fue un artista de gran compromiso ético, por eso el eje de esta muestra es el proceso y la transformación del hombre en la fundación de comunidad. El universo de Grippo está presente en una selección de veinte obras antológicas, con objetos, instalaciones, obras en proceso, cajas y ambientaciones reconstruidas espe-cialmente para esta exposición. La forma y el contenido de su obra se constituyen a partir de varios campos de interés: la química, la literatura, la música, la filosofía, la alquimia (a través del valor central que le otorga a la transformación de materiales, objetos e imágenes) y el gusto por los paradigmas de la ciencia. En setiembre Malba inaugura la muestra Panamericano. Beatriz Milhazes. Pinturas 1999-2012, con una selección de aproximadamente treinta pinturas de la producción reciente de la reconocida artista Beatriz Milhazes (nacida en 1960 en Río de Janeiro, ciudad donde reside). Se trata de su primera exposición individual en una institución de América Latina, fuera de su país. El título de esta exposición, Panamericano, surge de un cuadro de 2004 que

Retrospectiva de Giacometti en Fundación PROA La primera exposición retrospectiva en Sudamérica de la obra del gran escultor y pintor suizo Alberto Giacometti (1901-1966), una de las mayores figuras del arte del siglo veinte, se presentará en octubre en Buenos Aires, después de haber sido expuesta en la Pinacoteca do Estado de San Pablo y en el Museu de Arte Moderna de Río de Janeiro. La exposición comprende más de 130 piezas, entre ellas una versión de ‘L’homme qui marche I’ (El hombre que camina), escultura que marcó un punto de inflexión en la concepción de la figura humana del siglo veinte y que en 2010 fue subastada en Londres por la suma récord de 104,3 millones de dólares. La muestra abarcará su producción artística desde la etapa inicial en su Suiza natal, su temprana formación ligada a

muestra su ir y venir entre el Norte y el Sur, entre el nuevo y el viejo Occidente. En palabras de Frédéric Paul, curador de la muestra: ‘‘Esta problemática está en el centro de las preocupaciones de Milhazes, ya que su trabajo ha tenido que ganar reconocimiento en el extranjero para salir del aislamiento en el que la artista, como pintora adepta a los colores desprejuiciados, se sentía confinada en su país. Una de las grandes virtudes de su trabajo es justamente fusionar las fuentes populares con la lección de Matisse y Mondrian’’. Brasil la reconoce hoy como una de sus mayores artistas. La exposición reúne trabajos de los últimos diez años: la mayoría viene de Brasil y Estados Unidos, donde sus obras integran las colecciones de museos como el Museum of Modern Art (MoMA), el Solomon R. Guggenheim Museum y el Metropolitan Museum of Art (Met) de Nueva York, entre otros. Desde 1989, Milhazes utiliza una técnica de prórrogas sucesivas, donde cada motivo y cada capa de color intervienen, uno detrás de otro, de manera calculadísima, para conferirles a los cuadros su estructura, su sintaxis, y su vibración particular.

‘Naturalizar al hombre, humanizar a la naturaleza, o energía vegetal’, 1977.

Víctor Grippo. Homenaje. Fecha: 27 de julio al 22 de octubre. Lugar: Malba - Fundación Costantini. Av. Figueroa Alcorta 3415 Panamericano. Beatriz Milhazes. Pinturas 1999-2012. Fecha: 14 de setiembre al 19 de noviembre. Más información en: www.malba.org.ar Beatriz Milhazes,‘Love’, 2007.

Foto: gentileza Malba.

Cézanne, su posterior relación con el cubismo, el descubrimiento del arte africano en 1926, y sus últimas y monumentales obras realizadas en Nueva York. Una línea de tiempo que permite apreciar las diversas disciplinas que Giacometti experimenta a lo largo de su carrera (escultura, pintura, dibujo, grabado, arte decorativo), hasta lograr esa marca definitiva que deja en el arte del siglo veinte, revolucionando los preceptos de la práctica escultórica. El conjunto, seleccionado especialmente por Véronique Wiesinger para su itinerario latinoamericano, pertenece a la Fundación Alberto y Annette Giacometti, con sede en París. Alberto Giacometti. Colección de la Fundación Alberto y Annette Giacometti, París. Fecha: 13 de octubre al 9 de enero 2013. Lugar: Fundación Proa. Av. Pedro de Mendoza 1929. Más información en: www.proa.org Foto: gentileza PROA.

Inv. 1994-0017 © Succession Giacometti / SAVA, 2012.

Grippo y Panamericano

Alberto Giacometti,‘Le Nez’, 1947 (versión de 1949). bronce, 80,9 x 70,5 x 40,6 cm, Collection Fondation Giacometti, París.

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DOSSIER EVENTOS

José Pelayo en el Museo Zorrilla José Pelayo expuso una selección de obras vinculadas con el arte latinoamericano, piezas realizadas en madera policromada, con elementos encontrados y papeles reciclados.

Mercedes Amaro, Christine Augsberger.

José Pelayo, Sylvia Arrozés, Hugo Estrázulas.

Raquel Descalzi de Risso, Matilde Pisano de Rebagliatti.

Nada se interpone en el camino de la Sprinter Mercedes-Benz

Maridajes en Terramar

En las instalaciones de Autolíder se lanzó el nuevo modelo de la línea Sprinter Mercedes-Benz. Con un moderno diseño y una calidad irrefutable, propia de la marca de la estrella, la nueva Sprinter se presentó con varias innovaciones.

Terramar Real Estate compar tió con clientes y amigos una cata de Vinos del Mundo.

Diego Roel, Marieta Espiga.

Wernel Schaal, Andre Perandi, Carlos Bustin, Mathias Barth, Gustavo Quartino.

Álvaro Landriel, Patricia Capdepon, Diego Mainero.

Jimmy Fowler, Cecilia James, José Amato, Cecilia Demartini.

Martín Migues, Giesella Maggiolo, Joaquín Ramos. 112 DD 112

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Diferentes actividades en la Universidad de la Empresa (UDE) Desayuno de Miembros de Honor

Conferencia magistral sobre ‘Evaluación y acreditación, un sistema probado de aseguramiento de la calidad para los estudios superiores’

Cr. Alfredo Secondi, Dr. Julio María Sanguinetti, Dr. Luis Alberto Lacalle, Ing. Juan José Valcarce, Arq. Franca Rosi, Dra. Lissette Canavesi, Ing. Agr. Javier Durán, Mag. Claudio Williman, Lic. Graciela Boces, Mag. Daniel Jenci, Dr. Rubén Correa Freitas, Dr. Jorge Batlle, Dr. Horacio O´Donnell, Dr. Rodolfo Nin Novoa.

Cr. Raúl Correa, Ing. Agr. Claudio Williman, Lic. Rony Corbo, Ing. Agr. Álvaro Díaz Maynard, Mag. Néstor Pan.

Presentación del libro del Dr. Claudio Rama en la Universidad de la Empresa (UDE) La presentación de La nueva fase de la educación superior privada en América Latina’ estuvo a cargo del senador Dr. José Amorín Batlle, ‘ Dr. Pablo Mieres y el Soc. Eduardo de León. Soc. Eduardo De León, D. Jorge Abuchalja, Dr. José Amorín Batlle, Dr. Claudio Rama, Dr. Pablo Mieres, Dr. Enrique Martínez Larrechea.

Elena Caja en el Museo Zorrilla En el Museo Zorrilla se llevó a cabo la exposición Los fantasmas de la memoria, de la artista Elena Caja con la curaduría y diseño de montaje de Alfredo Torres.

Virginia Supervielle, Natalia Mezzera, Carina Zerbino.

Stella Mattos de Calvo, María Teresa Blanco de Crisci, Josefina Guichón de Zorrilla.

Betete Brugnini, Diego Silva, Ana Curotto de Basso, Diego Pozzi. D 113

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DOSSIER EVENTOS Beat Art de Ballantine’s Se realizó el lanzamiento de la nueva campaña de Ballantine’s en una fiesta en Casablanca donde se disfrutó la propuesta del músico Luciano Supervielle y un show de percusión a cargo de Latasónica.

Josefina Nogueira, Nayla Curi.

Luciana Beltrán, Luciano Supervielle, Paola Kogan.

Jimena Carrasco, Agustina de Freitas, Florencia Damiani, Silvina Berenger.

Muestra de fotografías polaroid Jacqueline Lacasa en SOA Arte de Fernanda Montoro Contemporáneo En la galería Art Büro se inauguró Lovearoid, una exposición que presenta la obra fotográfica de Fernanda Montoro, creada únicamente por medio de cámaras analógicas y con el trabajo audiovisual de Agustín Ferrando.

Ana Inés Maiorano, Juan Burgos.

Ikebanas del Plata se titula la muestra, curada por Diego Focaccio, que Lacasa presentó en SOA.

Diego Focaccio, Jacqueline Lacasa, Ernesto Vila.

Fernanda Montoro; Andrea Menache; Silvana Bergson, directora de Art Büro.

Dalila Bartfeld, Vivian Honigsberg.

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DOSSIER EVENTOS Galería Jacksonville inauguró muestra de pintura y escultura de artistas locales

La exposición 11 artistas nacionales se instaló en el Espacio Dinetto de Plaza Jacksonville con trabajos de Claudia Anselmi, Ana Baxter, Carmen Brugnini, Yvonne D’Acosta, Lacy Duarte, Martha Escondeur, Pilar González, Linda Kohen, Martha Langona, Adela Neffa y Analía Sandleris.

Rosa Blanco, Ana Pérez, Élida Izetta, Adela Blanco.

Vivian y Dann Wilson, Viviana Escondeur.

Silvia Rubino, Analía Sandleris, Claudia Anselmi.

Carmen Brugnini, Martha Escondeur, Marta Langone, Carlos Mari, Linda Kohen.

Avant première de Valiente, para clientes SEMM

El BHU presentó el sello conmemorativo por sus 120 años

En el marco del programa de relacionamiento y fidelización de clientes, SEMM invitó a una avant première para los más chicos.

Con una imagen representativa de su historia y sus objetivos, el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU) presentó, junto al Correo Uruguayo, el sello conmemorativo por sus 120 años de vida. Ambas instituciones anunciaron un acuerdo que redundará en importantes beneficios para los habitantes del interior del país.

Dra. Mabel González con sus nietos, Gonzalo Gambetta y Mikaela Sálice.

Presidenta del BHU, Ana María Salveraglio; ministro Francisco Beltrame; vicepresidenta de El Correo, Solange Moreira.

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DOSSIER EVENTOS BUENOS AIRES

1 ‘Barquito de papel’ de Gustavo Augsburger y Daniel Kosik (Rosario, Santa Fé)- Premio Arnet 2012.

2 Marta Minujin, Sara Facio, Leonor Benedetto.

1 - Premio Arnet a Cielo Abierto 2012 La obra Barquito de Papel de los rosarinos Gustavo Augsburger y Daniel Kosik obtuvo el 1º Premio Adquisición de la cuarta edición del Premio Arnet a Cielo Abierto. La Mención Especial del Jurado fue p a r a Reflejos de Ciudad de Ciro Radice. Los proyectos de las obras seleccionadas se expondrán en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRO) durante el mes de noviembre.

2 - Museo Nacional de Arte Decorativo Con gran afluencia de público se inauguró la muestra Meraviglie dalle Marche, 600 años de pintura italiana.Estuvieron presentes numerosos integrantes del mundo de la cultura nacional e internacional.

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2 Ángel Navarro, María Pimentel, Giovanni Morello, Alber to Bellucci.

Sara Facio, Juan José Sebreli.

3 - Joyas art-à-porter en Tienda Malba Se presentó la Colección Carnívora, una edición limitada de joyas creadas por la artista Paula Toto Blake y la diseñadora Yanina Faour. Asistieron a la inauguración más de 100 invitados del mundo del arte y la moda.

4 - Dulces Gigantes y de Picnic Entrelazando mundos fantásticos y reales, cargados de imágenes oníricas, se expusieron en los jardines del Museo Casa de Yrur t i a l a s expresivas esculturas de Camila Valdez.

3 5 - Homenaje a Raúl Soldi En la inauguración de la primera muestra temporaria de la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, titulada Maestros argentinos: Raúl Soldi, se presentó un conjunto de 70 obras que proceden de la Colección Fortabat y de la Fundación Soldi de Glew.

Yanina Faour, Paula Toto Blake, Nicolás García Uriburu, Miguel Harte, Cora Groppo.

4 Camila Valdez, Osvaldo Mastromauro

6 - Muestra antológica de fotografía En el marco del Festival de la Luz, el Centro Cultural Recoleta presentó la muestra de la fotógrafa argentina Sara Facio. Testigo de su tiempo, retrató a escritores como Borges, Cor tázar y García Márquez. Sus excepcionales fotografías dan testimonio de los últimos cincuenta años.

7 - El Florida Garden cumple 50 años Más de 40 ar tistas plásticos argentinos se reunieron en el tradicional bar de la esquina de Florida y Paraguay, lugar de encuentro de artistas e intelectuales, que adquirió fama en los años 60. Celebraron el 50 aniversario del café realizando una pintura mural colectiva.

5 Diego Soldi, Inés Lafuente, Daniel Soldi.

7 Florida Garden. Creando una pintura colectiva por su 50 aniversario.

Corresponsal en Buenos Aires: Patricia Ianniruberto. Agradecimientos: Arnet, Museo Nacional Arte Decorativo / Artifex, Centro Cultural Recoleta / María Mohorade Cardús, Tienda Malba / Paula Toto Blake, Museo Casa de Yrurtia, Florida Garden / Pedro Roth.

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DOSSIER / AÑO 6 / NÚMERO 34 /SETIEMBRE-OCTUBRE 2012

AÑO 6 / NÚMERO 34 / SETIEMBRE-OCTUBRE 2012 - URUGUAY $ 150 / ARGENTINA $ 35 / BRASIL R$ 19

Entrevista con la coreógrafa

Deborah Colker

Linda Kohen Una pintora metafísica

La droga en los tiempos del cine

Librerías anticuarias en Montevideo


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