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Editorial
Prefiera lo nuestro
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Con la firma de distintos tratados de libre comercio, Chile comenzó a abrirse al mundo globalizado para llevar su producción al mundo; esencialmente frutas, productos del mar, salmón y todos los derivados de la industria forestal. En contraparte , comenzó a recibir una amplia gama de productos importados: electrónicos, textiles, automotrices, alimentarios y todo tipo de adelantos tecnológicos. Este intercambio con arancel preferencial fue el motor de nuestro desarrollo en los últimos 30 años, pero a su vez dejó rezagados a grandes sectores de nuestra economía.
La actividad agrícola, con excepción de la fruticultura y la industria semillera, sufrió con la apertura de estos mercados, (especialmente del Mercosur), y comenzó un lento retroceso productivo de sectores estratégicos para la seguridad alimentaria del país.
Así, los cereales, las oleaginosas, el azúcar, la industria láctea, la producción de carne y otros de menor importancia, fueron cediendo espacio a productos importados con la excusa que bajaría el precio al consumidor final.Es sabido que en Chile debido a nuestra escasa y limitada superficie de terrenos aptos para la agricultura, nuestra producción alimentaria tiene costos quizás más elevados, pero es sabido también que la agricultura genera más de 800.000 empleos y con ello, una cierta independencia alimentaria que la autoridad política debiera considerar y promover. Importante también es considerar que la ganadería nacional se encuentra en su gran mayoría en manos de pequeños productores y desde ahí se produce todo el encadenamiento productivo (transporte, facilitadores, plantas de faena, etc) hasta llegar al consumidor final.
Hoy, con la pandemia que afecta al mundo entero y que sin duda dejará profundas huellas en la economía mundial, pareciera que el único sector relevante que no va a declinar es el Agroalimentario. Hoy nadie está pensando en televisores más grandes o teléfonos más sofisticados; hoy la población prioriza tener asegurada su alimentación, en cantidad, en diversidad y a valores que le permitan acceder a ella. Cuando elegimos productos de origen nacional, estamos ayudando al eslabón primario y también a toda la cadena de elaboración y distribución. Cuando elegimos carne de origen chilena, sea en la carnicería del barrio o en el supermercado, estamos generando un estímulo que llegará hasta el productor primario,
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Carlos Smith Croxatto Presidente APROCARNE Ñuble
aquel que produce el novillo gordo, pero también para aquel que produce el ternero o el novillo para engorda, esa es la importancia de los encadenamientos productivos y esa es la importancia que al momento de elegir carne, prefiera “Carne producida en Chile.”
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