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La etapa invernal en la crianza y el manejo genético

Mario Briones Luengo Profesor Asociado Departamento de Ciencias Pecuarias Fac. Medicina Veterinaria UdeC Master of Science mabrione@udec.cl

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La etapa invernal en la crianza de bovinos de carne tiene una gran importancia desde muchos puntos de vista. Es el periodo donde la adaptación de los vientres a las características forrajeras y ambientales del predio cobra especial importancia, quedando de manifiesto que son las vacas más adaptadas y rústicas las que reflejan una mejor mantención de la condición corporal durante el periodo y que, por lo tanto, llegarán a la parición con un grado de reservas. Esta mayor disponibilidad de reservas corporales de las vacas reducirá el riesgo de presentación de problemas reproductivos y permitirá la rápida reanudación de la ciclicidad en el post parto.

Desde el punto de vista genético, hay varios factores que inciden sobre la adaptabilidad y rusticidad del rebaño de vientres y que se manifiestan durante este periodo. El más importante es el peso maduro de los vientres, que durante los dos primeros tercios de la gestación es el principal factor que determina las necesidades de consumo de las vacas. Ya está claro para muchos ganaderos que las razas británicas y sus cruzas tienen, en su tamaño moderado a bajo, una gran ventaja sobre vacas continentales de mayor peso, en lo que se refiere a costo de mantención. Mantener un peso maduro de las vacas en un nivel ajustado a los recursos forrajeros invernales del predio, debe ser entonces una preocupación o uno de los objetivos principales cuando se toman decisiones de compra de material genético. Los valores de cría para el peso maduro cuando se compran dosis de semen congelado son muy importantes de considerar, ya que esta característica está asociada genéticamente con mayores pesos de destete, mayores valores de crecimiento y mayores valores de canal. Por eso, un énfasis excesivo en estas últimas características para la selección de toros, puede resultar en un aumento del peso maduro promedio del rebaño de vacas, en el mediano a largo plazo. Como las asociaciones entre características dependen de la correlación genética entre caracteres, es decir, de la cantidad de genes comunes que tienen esas dos características, las asociaciones no son absolutas. Las correlaciones genéticas dejan margen para que se pueda encontrar reproductores que tienen valores atractivos de peso destete y de peso al año, asociados con pesos maduros moderados para los vientres. Todo rebaño que genere sus propios reemplazos debe observar rigurosamente esta asociación, para evitar el aumento de peso de las vacas en el futuro, con el consiguiente aumento de gastos de mantención.

En catálogos en inglés, la abreviatura para indicar los valores genéticos de peso maduro de los toros es MW (o MAT Wt en catálogos australianos) y se expresa en libras. Es decir un valor de cría de +80 para esta característica indica que la expectativa de peso maduro de las hijas del toro es de 80 libras por sobre el promedio de la base genética utilizada como referencia.

Una manera más compleja y completa de evaluar el gasto energético de las vacas durante el ciclo completo de producción se puede encontrar en el valor del índice para gasto energético, que se calcula en algunas razas. Este valor aparece en los catálogos como $EN y consisten en un índice que incorpora las ganancias generadas por productos de origen genético de las vacas y los costos asociados a los inputs requeridos. Por lo tanto el valor $EN expresa en dólares las diferencias en ahorro por costo energía de mantención por vaca por año, entre reproductores. Como es lógico, no sólo considerar los costos asociados al gasto energético en la manten ción de la vaca sino que también en los costos generados por el gasto energético utilizado en la producción de leche de las vacas. En la práctica, valores positivos y mayores implican mayor ahorro energético en el ciclo productivo de las hijas de un toro determinado. U n a medición que permite evaluar la adaptabilidad que tiene el rebaño de vientres es medir la condición corporal en varios momentos durante el año, especialmente durante el invierno. Esa información, como promedio de rebaño, es informativa sobre la disponibilidad de alimento del rebaño y, a nivel individual, permite identificar vacas que durante el invierno tienen disminuciones de condición mayores que el promedio y que pueden estar asociadas a un menor grado de adaptabilidad (descontando la presencia de enfermedades). Una situación ideal implica la mantención sin cambios de la condición corporal de los vientres durante el invierno o la reducción de no más de un grado de condición, siempre que el grado de condición final no sea inferior a 2.5, en una escala de 1 a 5.

Otros factores importantes del manejo genético para mejorar la adaptabilidad del rebaño al ambiente y a los recursos disponibles, es la eliminación de los vientres no preñados y de los vientres con baja productividad, antes del invierno. Al momento de efectuar el diagnóstico de preñez de las vacas, en el otoño, debe también calcularse el peso ajustado de destete de las vacas, de manera de poder efectuar una selección rigurosa en ese momento. Es decir, debe usarse la información del peso ajustado de destete y el resultado de preñez para tomar decisiones de eliminación de las vacas secas y las menos productivas. Esa selección va a mejorar la producción por selección en el mediano a largo plazo y, en el corto plazo, aumentará los recursos de alimentación invernal para las vacas más productivas que permanecen en el rebaño.

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