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Madres rastreadoras y buscadoras en Sinaloa

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Editorial

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a ó n i c C r

valeria canales velasco licenciatUra en socioloGía Universidad aUtónoma de sinaloa

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a i c ó g o l c i o S a t e r l A a i s t v e R

Antecedente regional

México posee fama de inseguro y violento, especialmente en algunos estados o regiones; los últimos años se han elevado los índices de desapariciones forzadas: individuales y colectivas; por ejemplo, el caso de los estudiantes normalistas en Ayotzinapa. En este trabajo revisaremos un caso especial que se vive al norte del país. Históricamente, el estado de Sinaloa se conoce como un lugar peligroso; recientemente se han suscitado marchas, manifestaciones e incluso plantones a las afueras de instituciones tales como el Ayuntamiento Municipal, la Procuraduría General de Justicia del Estado y ciertos espacios del Palacio de Gobierno Estatal.

El texto expondrá un movimiento social gestado en el municipio de El Fuerte, Sinaloa, que, en los últimos años, ha tenido gran auge; lleva por nombre “Rastreadoras y buscadoras”,1 y es liderado por la señora Mirna Medina Quiñónez2 (madre de uno de tantos jóvenes desaparecidos), en respuesta a una serie de inconsistencias, inconformidades e ineficiencias por parte del poder legitimado.

1 Colectivo de carácter social, dedicado a la búsqueda de jóvenes desaparecidos, con origen en El Fuerte, Sinaloa; a lo largo del texto se va explicando la dinámica de este movimiento. 2 Madre de familia, fundadora y líder del movimiento social “Rastreadoras y buscadoras”.

El artE En los movimiEntos socialEs

Una breve semblanza del movimiento

La señora Mirna y su hijo Carlos se dedicaban al comercio en Mochicahui, Sinaloa. Un 14 de julio de 2014 el joven salió a vender sus mercancías, sin saber que ya no regresaría jamás. En su ausencia, ella preguntó a los vecinos del pueblo; lamentablemente, se enteró de que lo habían “levantado”.3 Posteriormente, acudió con las autoridades correspondientes; sin embargo, al igual que a muchas otras madres, se le dijo que sólo podían esperar a que él apareciera solo.

Mirna, inconforme con la respuesta obtenida, decidió emprender su propia búsqueda, junto a otras madres con un problema semejante. Organizó un grupo; se armaron con palas, picos, winomos, pinzas, guantes y pañoletas; entonces emprendieron una búsqueda en lugares inhóspitos, como campos, cerros, llanuras, entre otros lugares que consideraban que podrían ser una “fosa clandestina”. Ella, como líder del grupo, impulsó a otras mujeres para buscar a sus hijos desaparecidos. Muchas de ellas tuvieron éxito y encontraron, en aquellos lugares áridos y solitarios, los restos de sus hijos, por lo que se sintieron muy agradecidas al darles una digna sepultura y poder ofrecerles una plegaria.

Información y difusión del movimiento

En noviembre de 2016, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Sinaloa realizó un coloquio sobre violencia, donde otorgó un espacio al grupo de madres de familia “Rastreadoras y buscadoras”. Mirna compartió su experiencia, agregando que, hasta ese momento, tras años de búsqueda, aún no encontraba a su hijo. Además, explicó que diferentes organismos nacionales e internacionales le habían hecho invitaciones, reconocimientos y diferentes ovaciones, pero ella los rechazaba, pues el colectivo en cuestión estaba creado para brindar apoyo y respuesta a tantas madres sinaloenses con hijos desaparecidos, ya que generalmente el Estado hace caso omiso a las demandas de los familiares.

Afortunadamente, las “Rastreadoras y buscadoras” han recibido refuerzos y ayuda de otros colectivos, generando redes de solidaridad a través de eventos sociales y académicos; difunden información en redes sociales, así como notas de diarios digitales, entre otras actividades.

3 Las palabras “lo levantaron” se utilizan coloquialmente para referirse a que un grupo de personas desconocidas se llevan a otra persona en contra de su voluntad.

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Movimientos sociales y redes de apoyo desde una perspectiva sociológica

El autor Castells, en su libro Redes de indignación y esperanza, ofrece una perspectiva diferente para observar los movimientos sociales y su actual organización; si bien anteriormente se impulsaban de una manera que parecía obsoleta, fue así como se inició la sociedad red. En la actualidad, el uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación se ha posicionado por encima de las antiguas herramientas para la difusión, de manera que llega a ser muy remoto encontrar personas sin un dispositivo móvil para informarse o comunicarse, pues este medio permite estar conectados y conocer algún suceso aunque haya ocurrido al otro lado del mundo (movimientos muy alejados de nuestro entorno inmediato); es decir, la tecnología favorece la creación de redes de apoyo entre los diversos movimientos sociales.

Hoy en día, la sociedad se dispone a funcionar como una red, conectada e interconectada. Si existe un problema o hecho relevante/novedoso en redes sociales, las personas lo comparten: en el caso de personas desaparecidas, una imagen puede compartirse hasta que la persona sea encontrada; no obstante, en ciertos estados del país, como en el caso de Sinaloa, se observó que ni así los desaparecidos eran localizados.

De modo que se optó por impulsar, promover y difundir el grupo de madres “Rastreadoras y buscadoras”; fue como si en redes sociales el sentido de empatía y solidaridad creciera en las personas; esto es especialmente curioso porque en muchas ocasiones el receptor de información ni siquiera conoce al afectado. En conclusión, el movimiento liderado por Mirna Medina ha tomado gran importancia y fuerza, pues no sólo son redes de apoyo solidarias entre las mismas madres afectadas, sino por personas externas que pueden observar la causa, ser testigos y sumarse a la ayuda voluntaria. La sociedad red que explica Castells en el texto antes citado, expone un par de casos en los que los actores sociales se movilizan para dar respuestas a su trágico entorno inmediato y a la omisión que el poder ejerce al respecto de ciertos problemas en estratos sociales específicos. El grupo “Rastreadoras y buscadoras” es, sin duda, una gran muestra de ello.

Bibliografía

castells, M. (2012). Redes de indignación y esperanza. Madrid: Alianza.

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