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VIDA SALUDABLE
BUENOS HÁBITOS
y equilibrio para vivir mejor
POR MTRA. PAULINA ELIZABETH OCHOA
Profesora de Ciencias de la Salud
Fiestas y eventos no nos faltan en el año, pretextos ideales para descuidar los buenos hábitos que tratamos de llevar —a veces con gran esfuerzo— durante los días normales. Después nos arrepentimos de haber roto la dieta o de abandonar el ejercicio. No hay que alarmarnos ni enojarnos con nosotros mismos, mejor busquemos un equilibrio en nuestras actividades.
Cuando queremos mejorar es común cometer errores, como someternos a un plan de alimentación extremo para bajar rápidamente los kilos ganados, o bien empezar una dieta de moda o tomar alguna otra conducta que ponga en peligro nuestra salud. Es mejor buscar el equilibrio y empezar de nuevo, aunque la idea inicial es nunca abandonar ese plan de equilibrio.
A continuación, comparto con ustedes un conjunto de buenos hábitos que nos ayudarán a tener una salud óptima. Son conductas o actitudes permanentes, no se trata de dietas o buenos deseos. Hay que ser constantes, y al cabo de cierto tiempo se convertirán en formas naturales de conducirnos, sin pensar que se trata de imposiciones incómodas o difíciles.
LOS SIGUIENTES HÁBITOS TE AYUDARÁN A MEJORAR TU SALUD. ¡APLÍCALOS EN TU VIDA DIARIA!
1. ACUDIR CON UN NUTRIÓLOGO Un especialista nos ayudará a trazar un plan de alimentación acorde a nuestras necesidades.
2. CONSUMIR ALIMENTOS NATURALES Debemos reducir el consumo de productos procesados y ultraprocesados, y ser equilibrados en el consumo de frutas, verduras, leguminosas, lácteos, alimentos de origen animal y grasas.
3. TENER UNA CORRECTA DISCIPLINA DEL SUEÑO Es necesario establecer un horario regular para irse a dormir y despertarse; evitar la ingestión excesiva de alcohol cuatro horas antes de acostarse, y no fumar. También hay que evitar la cafeína seis horas antes de acostarse; esto incluye café y algunos tipos de té.
Otros puntos para mejorar la estabilidad del sueño son: buscar una temperatura adecuada en la habitación y eliminar la mayor cantidad de luz posible; esto es porque existen hormonas que se secretan por la noche, en la oscuridad, y por eso es importante para los adultos dormir de 6 a 8 horas al día para tener un descanso adecuado. No es lo mismo decir: “Me fui a dormir, pero no descansé”, a decir: “Dormí y descansé”.
4. REALIZAR ACTIVIDAD FÍSICA Las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud sobre actividad física y hábitos sedentarios en 2021 establecen que los adultos deben acumular a lo largo de la semana un mínimo de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o bien un mínimo de entre 75 y 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa, o una combinación equivalente de actividades de intensidad moderada y vigorosa.
Los adultos también deben realizar actividades de fortalecimiento muscular de intensidad moderada o más elevada para trabajar todos los grandes grupos musculares, dos o más días a la semana. 5. HIDRATARSE Es recomendable consumir de 1.5 a 2 litros diarios de agua, aproximadamente. Sin embargo, esto varía también en gran medida por el peso y la cantidad de calorías que consumimos en el día, entre otros factores.
6. SALUD MENTAL Aquí se incluye el bienestar psicológico, emocional y social, que va de la mano con la reducción del estrés, porque este genera cambios importantes en el organismo que afectan tanto nuestra salud como nuestra nutrición.
Es fundamental realizar actividades de ocio como bailar, cantar, escuchar música, pintar, salir a caminar, conocer lugares y personas nuevas, además de las ya mencionadas. Una actitud positiva y resiliente frente a las situaciones cotidianas es otro punto clave para mantener una salud mental equilibrada.
Por último, recuerda que es muy importante no solo nutrir el cuerpo, sino también el alma.
ALMA MATER 40
Por Ivette Flores
Psicóloga de la Dirección de Asistencia Social UAG
LA IMPORTANCIA DEL VÍNCULO MATERNO
Los seres humanos somos los únicos que nacemos en desamparo; es decir, que recién nacidos no podemos valernos por nosotros mismos, necesitamos un “otro” que nos ayude a sobrevivir. Sin el cuidado materno, no habría un infante; el bebé sobrevive porque la madre o quien funge como madre lo desea y lo cuida. La madre hace de sostén del niño, literalmente lo sostiene, lo carga, lo arrulla en sus brazos, lo ayuda a sentarse, a pararse y dar sus primeros pasos. Sostener implica mantener firme, dar un respaldo, contenerlo en sí y a sus emociones.
Sostener al niño en un primer momento implica sentirlo, escuchar su llanto, hablar por él cuando aún no puede, y ayudarlo a que de a poco vaya adaptándose a aquello que lo rodea. La madre cuida al niño sosteniendo su cuerpo, tomándolo de las manos, guiándolo, ofreciéndole alimento, mostrándole cómo son y cómo funcionan las cosas, poniendo su cuerpo para protegerlo. Y luego, habrá que ayudarlo a levantarse y caminar, para luego soltarlo poco a poco, dejar de hablar por él para permitirle hablar, dudar, sentir y reconocer el mundo por sí mismo.
Es este amor con el que se dan los cuidados lo que facilita que el niño se levante, se eche a andar y a vivir; en un principio se sintió cuidado, de tal modo que luego podrá cuidar de sí mismo. Este vínculo con la madre o con quien funge como tal es complejo, porque va de un apego grande, donde el bebé depende de la madre, para luego ser autónomo. Y es esencial, porque es este vínculo el que provee la seguridad y las herramientas para la vida, para constituirse como persona.
Y por supuesto, en esta ecuación hay un tercero, el padre o quien hace esta función, que forma parte de la familia y tiene un papel fundamental en la crianza y los cuidados esenciales de un niño.
El vínculo con la madre es algo único, y tiene de fondo un montón de emociones, de cercanía, enseñanzas, experiencias de vida y tropezones, lo que implica un recorrido de la dependencia a la independencia, un recorrido de uno mismo desde el punto vulnerable cuando no podíamos sostenernos y queríamos estar pegaditos con mamá, hasta el punto en que podemos movernos por nosotros mismos, habiendo evolucionado la relación, donde ya no somos dependientes, y decidimos estar cerca, por el amor que hubo y que habrá.