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SALUD LABORAL EN EL CAMPO

En los últimos años ha crecido en todo el mundo la conciencia de la importancia de la salud y la seguridad en el sector agropecuario, y México no ha sido la excepción. Aunque queda mucho por hacer, hay intentos por mejorar las condiciones de salud y seguridad de los trabajadores del sector.

El Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo, publicado en 2014 y vigente desde 2015, la NOM-007-STPS-2000, y el proyecto de Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-003-STPS-2016, sobre las condiciones de seguridad y salud en el trabajo en actividades agrícolas, entre otras normas oficiales mexicanas aplicables a todo centro de trabajo, obligan al patrón a documentar los peligros derivados de las actividades y los lugares en donde estas se llevan a cabo, como riesgos con la operación de maquinaria y equipo, trabajos en alturas o espacios confinados, exposición a sustancias químicas peligrosas, riesgos ergonómicos dado el manejo manual de cargas, riesgos ambientales como ruido, vibraciones, temperaturas, radiación solar, etcétera, condiciones extremas como descargas eléctricas atmosféricas, fauna nociva, polvos y otros riesgos más, tanto físicos, químicos, biológicos, ergonómicos y psicosociales.

De acuerdo con su presencia o ausencia, documentada en un diagnóstico situacional, se integra un programa preventivo con las acciones necesarias para prever daños a la salud. Ambas son herramientas puntuales básicas para identificar y atender estos riesgos; sin embargo, un gran número de patrones en el sector no lo tienen, o está incompleto y sin implementación.

La NOM-035-STPS-2018 sobre los factores de riesgo psicosocial en el trabajo, entorno organizacional favorable y la no violencia laboral también rige en este sector, y aunque se ha observado lentitud en el proceso de su puesta en marcha, existen empresas agroindustriales que dan ejemplo de aplicación adecuada, con beneficios tanto para la empresa como para los trabajadores.

Específicamente en el rubro de vigilancia a la salud de los trabajadores del sector se encuentra un nicho de oportunidad clave desde dos perspectivas fundamentales: por un lado, por el poco interés de algunos patrones en su implementación y, por el otro, por la deficiente disponibilidad local de médicos capacitados en medicina del trabajo para aplicar un programa eficaz; esto, aunado a que con frecuencia es imposible el acceso al personal, el equipo y los insumos necesarios para los exámenes de laboratorio, gabinete y pruebas ambientales necesarias, incrementa los costos y disuade de su instauración.

Otro factor que debe preocuparnos es la participación de trabajadores vulnerables, como menores de edad, embarazadas, migrantes y mayores de 60 años, así como personal con algún tipo de discapacidad, porque en general no se consideran adecuaciones técnicas y administrativas para brindarles un trabajo seguro. Las malas condiciones de higiene, deficiente abastecimiento de agua potable, vivienda y educación se suman a los condicionantes que impactan directamente en la salud de los trabajadores.

El desarrollo tecnológico y de los medios de comunicación nos permite tomar acción para mejorar las condiciones de salud y seguridad, considerando incluso la telesalud y telemedicina como herramientas eficaces para brindar asesoría, orientación, capacitación y supervisión a distancia, salvando con ello una de las principales barreras que encontramos con frecuencia: la distancia.

Si bien la normatividad vigente abarca aspectos importantes, debemos preocuparnos por ir más allá del simple cumplimiento legal. La responsabilidad social de los patrones trasciende a niveles incluso espirituales. Debemos reflexionar sobre la participación de estos en la realización, como seres humanos, de los trabajadores. No basta con preocuparse de cubrir las necesidades básicas, tomando al trabajador como un insumo más en la cadena de producción y explotarlo, hay que ser conscientes del ser humano que forma parte del universo de trabajo, y generar acciones individuales para desarrollar a ese ser humano como persona enmarcada en un grupo étnico específico, integrando acciones para su desarrollo físico, psicológico, social y espiritual.

Si se encuentran y alinean los actores clave en este proceso y se establece sinergia entre ellos, se logrará el desarrollo integral de la empresa, los trabajadores y la sociedad. Tomar esta responsabilidad y actuar es el liderazgo que buscamos, que necesitamos. <

Es importante que los empresarios agropecuarios tomen las medidas necesarias para cuidar a sus trabajadores, que hasta hoy han estado muy desprotegidos.

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