Cactus #40

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Doan Gratis Free

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Cactus

Un nuevo mundo de influencers virtuales DIVAS DE LA VULNERABILIDAD Céline Sciamma + Kentucky Route Zero + Sci-fem + La01 escritura como diálogo + La Cólera + Eclectic Reactions


CONCURSO DE BANDAS Y ARTISTAS MUSICALES SALA BBK MUSIKA-TALDE ETA ARTISTEN LEHIAKETA

IZENA EMATEKO EPEA: OTSAILAREN 1ETIK APIRILAREN 10ERA ARTE. PLAZO DE INSCRIPCIÓN: DEL 1 DE FEBRERO AL 10 DE ABRIL.

ROCK POP SOUL R&B HIP HOP TRAP ELECTRÓNICA SURF GARAJE FOLK, METAL...

E V I L K B OB A B L E I T B R A K P A E U L IRABAZ IAN HARTUKO D JAIALD


Parece que la mujer de la portada es una invención de la ilustradora Laura Pérez, pero en realidad es una combinación de tres divas del pop actual que muestran su vulnerabilidad sin tapujos: Grimes, FKA Twigs y Sevdaliza. La directora Céline Sciamma se ha especializado en mostrar precisamente mujeres fuertes y reales, como en su reciente Retrato de una mujer en llamas. Como en su cine, la ciencia ficción feminista también apuesta por mundos sin hombres ideados por autoras como Ursula K. Le Guin, Joanna Russ o Jessica Campbell. La Iliada no es precisamente una historia feminista, pero Santiago García y Javier Olivares le han dado una vuelta a la famosa epopeya de Homero en La Cólera para convertirla en un llamamiento a la insurrección de la mujer. Los escritores clásicos tampoco eran muy exhibicionistas, pero la tendencia actual ha provocado que autoras como Joyce Carol Oates, Mary Beard o Chimamanda Ngozi compartan su trabajo en redes sociales para acercarse a sus lectores. El videojuego Kentucky Route Zero también emplea recursos literarios tradicionales pero con un toque moderno que lo acerca más al teatro o el videoarte, y han tardado casi una década en terminarlo. La mitad de tiempo se ha tomado Kevin Parker para lanzar el nuevo disco de Tame Impala, The Slow Rush, que como indica su título, ha ido con calma. Eclectic Reactions lleva un ritmo más frenético: veintiocho discos publicados desde 2014. Claro que ellos son, entre otras cosas, un sello discográfico centrado en música electrónica y experimental made in Euskadi. Todo esto y más encontrarás si pasas las páginas.

Cactus #40 Marzo/abril 2020

Diseño Querida Duska,

Contacto info@revistacactus.com

Un proyecto de Sandro Gomato, Koldo Gutiérrez, Elizabeth Casillas

Imprime Another Press

Publicidad publicidad@revistacactus.com

Han colaborado en este número José Blázquez, Roberta Vázquez, Janire Goikoetxea, Ana Llurba Alba Cid, Yahvé M. de la Cavada, Mikel Gil, Eva Cid, Laura Pérez, Klari Moreno, Rebeca Gracia Lara.

Depósito legal BI-669-2013

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@revistacactus Cactus no se hace necesariamente responsable de las opiniones de sus colaboradores, aunque les arropará con una mantita si algún día la necesitan. Ningún contenido de esta publicación puede ser reproducida por ningún medio sin el permiso previo del editor. © de textos e imágenes: sus autores

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La (muerte) innombrable

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JOSÉ BLÁZQUEZ

HACE UNOS DÍAS MURIÓ la madre de un amigo y cuando este me contó cómo los médicos le habían comunicado a la familia el fallecimiento me acordé de Historia de la muerte en Occidente, un ensayo de Philippe Ariès donde se retrata el proceso paulatino de invisibilización de la muerte desde la Edad Media hasta nuestros días, es decir, desde aquellos días en los que la muerte nos era familiar hasta estos en los que nuestra relación con ella se sostiene a partir del rechazo, del miedo y de la angustia. La muerte es ya la Gran Apestada de Occidente. Definitivamente ha sido expulsada de nuestros hogares –que ya podemos declarar, felizmente, como espacios libres de óbitos– y ha sido arrojada a los hospitales, donde, convertida en un marrón, el personal sanitario la gestiona como buenamente puede. Está bien eso de que la traten otros, a la muerte, porque nosotros, a fuerza de hacerla invisible, cuando llega ya no sabemos qué hacer con ella (saludos, Albert Plá). Y ahí no acaba todo –¡o sí?, perdón por el chiste–; luego el hospital se lavará igualmente las manos y le endosará el muerto a otros gestores del marrón, que lo colocarán para ser visto y no visto a través de un cristal que separará el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, marcándonos con claridad dónde está el espacio de la vida y dónde el de la muerte. Porque en Occidente, la vida y la muerte ya no pueden compartir espacio. Está terminantemente prohibido. El resultado de esta amputación de la muerte en el cuerpo de la vida es que

en Occidente, literalmente, ya no morimos. Ni nos dejan morirnos ni tampoco nosotros estamos dispuestos a hacerlo. Entre todos hemos matado a la muerte, la nuestra y la de todo cuanto nos rodea –¿dónde habrá quedado sepultada la frase de Hegel que dice que «todo lo que existe merece perecer»?–. Como consumidores insaciables de ficciones, nuestra vida se ha convertido ya en la mayor de las ficciones; hemos transformado nuestra existencia antes orgánica, contingente y mortal en lo que es ahora, una esencia sintética, aséptica y perpetua donde los conflictos inherentes a la vida misma han sido debidamente liquidados. ¿Y con qué derecho –nos preguntamos cuando, aun después de toda nuestra resistencia activa, llega la muerte y se lleva a un ser querido– nos destruye, con qué derecho llega ella para sentenciar que estar muerto es estar definitivamente muerto, sin la opción de reiniciar la acción de la vida igual que si fuera el final de una partida en un videojuego, aniquilando cruelmente todos nuestros sueños de inmortalidad? Preguntas así formuladas –propias de cada vez más occidentales que vivimos en un parque temático de Disney World– solamente se explican si la muerte ha sido forzada y desplazada, empujada hacia el fuera de campo, obligada a existir en el gueto, y evidencian que acto seguido de la irrupción de la muerte deba aparecer, de forma cruenta, el trauma. Pero como estamos a todas, también el trauma, como efecto, llevará el mismo camino que su causa, y será químicamente 04

destruido mediante el bombardeo sistemático de los antidepresivos que cada vez se recetan más para combatir la tristeza provocada por el fallecimiento de un ser querido. Como vemos, es incesante nuestra lucha contra la muerte y contra todos los sufrimientos con los que nos subyuga y conmueve, padecimientos que ya se nos antojan insoportables, a nosotros, que queremos proclamar la vida como un espacio libre de dolores. Y es una lucha que, por lo visto, cada vez concierne a más gente, también a los propios médicos, y digo esto en vista de que cuando el médico le comunicó a mi amigo y a su familia que la madre había fallecido, lo hizo sin nombrar a la muerte, ni en su forma sustantiva ni en ni ninguna de sus formas verbales, señal de que ya incluso sus testigos y gestores en el lugar donde acontece, en los hospitales, empiezan a tener problemas para nombrarla. Negarle el nombre, hacerla innombrable, es despojarle de la única y escueta representación que todavía nos quedaba de ella, que era la palabra misma. Ariès dice en su libro que «habrá que esperar hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX, para que la muerte dé miedo verdaderamente, y entonces dejará de ser representada», a lo que podemos añadir que la progresión dramática del relato sigue su curso en los siglos XX y XXI, puesto que la muerte, después de haber sido desterrada de las imágenes, ya está iniciando su último viaje errático que le llevará a los confines que hay más allá de nuestras palabras.


MARTXOKO ETA APIRILEKO KULTUR PROGRAMAZIOA PROGRAMACIÓN CULTURAL DE MARZO Y ABRIL 2020

Aitor Saraiba

Autobiografías. Marrazketa eta idazketa tailerra / Taller de dibujo y escritura MARZO 11, 12 MARTXOA

Asteazkena eta osteguna / Miércoles y jueves

17:30 - 20:30. Mediateka1 Helduentzat / Público adulto

Posy Simmonds Ilustrazioaren eta komikiaren inguruko topaketa / Encuentro sobre ilustración y cómic MARZO 16 MARTXOA

Astelehena / Lunes

19:00. Bastida Aretoa / Sala Bastida2

Gutun Zuria Bilboko Letren Nazioarteko Jaialdia / Festival Internacional de las Letras de Bilbao

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MARTXOA MARZO

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APIRILA ABRIL

Sarrerak Az Infon eta helbide honetan / Entradas en Az Info y en:

azkunazentroa.eus Jarrai gaitzazu / Síguenos en:

20€ [15€ Az Txartelarekin / Con Tarjeta Az] Sarrera dohainik gonbidapenarekin (jaso Az Infon), leku guztiak bete arte / Entrada libre con invitación (recoger en Az Info) hasta completar aforo 1)

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Los salones fugaces del mundo

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ALBA CID

1. LLEGUÉ AL ESPACIO que el museo había reservado para la instalación un poco tarde, cansada. Me había detenido lánguidamente en los bordados de la dinastía Qing, seda e hilo dorado sobre raso de seda, y en ellos, la imagen de una bordadora a lomos de un dragón, capaz de incidir en los afectos humanos a través de los diseños que creaba, nada menos. No faltaba mucho más de media hora para que el Victoria & Albert cerrase sus puertas, y supongo que si mis pies me arrastraron hasta la entrada de la instalación no fue más que por una combinación de azar y curiosidad: el aura modernista de la tipografía de Filthy Lucre; aquel amasijo de oscuridad y brillos; el propio nombre: ¿a qué vil moneda, a qué lucro hacían referencia? 2. Muy pronto, en cuanto traspasé el umbral de aquel cubículo, supe que había valido la pena. Ante mí palpitaba una sala rectangular que parecía a punto de devorarse a sí misma, llevándonos, de paso, a quienes quiera que estuviésemos dentro. Aquel interior era una sucesión de estímulos, una cajita de resonancias ensimismada en dorado y verde ultramar: por todos lados, metros y metros — guirnaldas, diría— de estanterías maltrechas, torcidas, maderas estalladas; una estructura que se intuía diseñada para albergar diferentes piezas de porcelana, y que de algún modo aún lo hacía, aunque buena parte de los jarrones y ánforas formaban, hechos añicos, un reguero de cerámica por las esquinas. A

mi derecha, una chimenea coronada por un retrato de cuerpo completo en el que no se reconocía rostro. Me sorprendí acercándome y separándome de los estantes, haciendo recuento de las motitas o goterones dorados en el suelo. 3. Y sí, intuyo que en aquella percepción también influía la luz tenue, las sombras movedizas del resto de visitantes que vagaban por la sala y alzaban sus móviles en silencio, la boca entreabierta. Como si nuestras bocas pudiesen exhalar un aro de humo iridiscente acorde al tono de aquel interior (emulando a la Oruga azul de Alicia), o al menos, qué sé yo, un tenue vaho de sorpresa. Acallando aún más nuestros pasos, un acompañamiento sonoro de violonchelo, susurros, pequeñas estridencias. 4. Avancé contando enormes postigos entreabiertos, también decorados en pan de oro, la parte superior de mi cuerpo habitó fugazmente un espejo. Avancé pensando que, si tuviésemos que declarar un punctum de la sala, una desembocadura, no quedaría otra que referirse al fondo de la habitación, a aquel mural que lo dominaba todo: la escena de dos pavos reales enfrentados, que parecían extraer del pecho del otro una víscera o un hilo dorado. Sus colas desplegadas en abanico, finalizando en una especie de escamas y deltas, casi hojas de ginkgo. Todo en amarillo sobre azul y verde ultramar, y por debajo de ellos, una pared que se desconcha en pan de 06

oro, chorretones o estalactitas en pan de oro, también dorado el manchurrón que repta por el suelo. 5. La instalación de Darren Waterson pretende ser una reinterpretación de una obra maestra del interiorismo, conocida como Harmony in Blue and Gold: The Peacock Room, la sala que James Abott McNeill Whistler decoró para un magnate británico, excediéndose en extravagancia y presupuesto. Este último, Leyland, se negó a pagar la suma, y todo acabó en una encendida disputa pública. Un choque entre arte y dinero, libertad artística y mecenazgo. 6. Cuando salí ya había anochecido. No me quedó otra que atravesar Kensington Gardens en dirección a Notting Hill Gate en una oscuridad densa. Continué por la cuidada zona residencial que discurre en paralelo, apurando el paso. ¿Qué me había impactado de aquel gesto, aparentemente tan sencillo, de reinterpretar un interior icónico de forma decadente, haciendo que ciertas tensiones tomasen cuerpo? 7. Seguramente no importe la respuesta, no haya mensaje ni certeza, pensé más tarde: sí una torcedura, una muesca más en la historia, otro salón que fue un campo de juegos.


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GIZA ESKUBIDEEN ZINEMALDIA FESTIVAL DE CINE Y DERECHOS HUMANOS HUMAN RIGHTS FILM FESTIVAL DONOSTIA / SAN SEBASTIÁN / 2020 23 - 30 apirila / abril / April

www.zinemaetagizaeskubideak.eus www.cineyderechoshumanos.eus argazkia / foto / photo: SISU 360º Jotta Zubiría & Uxue Montero

Antolatzaileak / Organizan / Organizers

Babesleak / Patrocinan / Sponsors


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Como pescar en una pecera

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YAHVÉ M. DE LA CAVADA

DON’T BELIEVE THE HYPE, cantaba el gran Chuck D en 1988, informándonos de que no teníamos que creernos cualquier basura que oyésemos en las noticias o en cualquier otro sitio de audiencia masiva y apariencia fiable. Aunque Chuck se refería principalmente a lo que entonces se estaba diciendo aquí y allá sobre él y su banda, tres décadas más tarde este lema está más vigente que nunca, y abarca la práctica totalidad de la cultura de masas. Se supone que hoy hay más opciones que nunca y que tenemos en nuestras manos la posibilidad de elegir cientos de cosas tradicionalmente teledirigidas por los grandes medios, la televisión, la radio o la publicidad; sin embargo, la mayor parte de la cultura y el ocio que consumimos se reduce a un puñado de productos universalmente aclamados como lo que hay que ver, leer o escuchar. Por eso, en aras de la pura supervivencia intelectual y cultural, lo último que uno debería hacer hoy es creerse cualquier hype, al menos de forma preventiva. Luego ya se verá. En aquel 1988 que ahora parece tan lejano y entrañable, en nuestro país la televisión aún tenía solo dos canales, y lo que llegaba a los ciudadanos por la pequeña pantalla era poco y concentrado, generando siempre un impacto masivo. Ahora mi televisión tiene tantos canales que no soy capaz de recordarlos, aunque en casi todos echen lo mismo una y otra vez, además de los innumerables contenidos que alberga ese monstruoso canal de televisión a la carta llamado

YouTube, o las plataformas de streaming que acaparan hoy la mayoría de nuestra atención. Hay cientos de contenidos en ellas, pero en general todos vemos las mismas cosas, aquellas que todos comentan en las redes cuando así lo disponen los hilos que tiran de nosotros. No sé cuántas películas llegaron a estrenarse el año pasado, seguro que miles en todo el mundo, pero está claro cuáles son las pelis del año. Esas de las que todos hablan obsesivamente y de las que se dice con una ligereza insultante que son obras maestras, siempre en compañía del polo opuesto, una minoría que goza, ante todo, siendo minoría, y clama que son mierdas sobrevaloradas. La cuestión no es si son tan buenas o tan malas, o si la gente habla o no de ellas. La cuestión es que son las mismas putas cuatro películas que ha visto todo el mundo. Las que tienes que ver para no ser tratado como un cavernícola por quienes te rodean. Prácticamente las únicas, y aquí radica el problema, que mucha gente verá de entre las estrenadas ese año. Lo mismo ocurre con los libros, y un poco menos, quizá, con la música, que parece algo más atomizada. Pero uno siente verdaderos mareos hojeando algunos de los “libros del año”. No porque sean malos, que algunos lo son con verdadera alevosía, sino por el consenso que generan a su alrededor las redes y la asunción por el grueso del público de que ese es el libro que hay que leer; de que ese puto libro te va a cambiar la vida, aunque sea obvio desde tres kilómetros de distancia 08

que esa editorial, ese autor o autora, ese diseño y campaña que lo envuelve, todo eso, no es más que una enorme ristra de patrañas envueltas en celofán de estereotipo cultural. Se suponía que a estas alturas deberíamos ser algo menos propensos a caer en cada mínima estrategia de marketing y, sin embargo, ya no somos solo consumidores fáciles e irreflexivos, también somos herramientas gratuitas de publicidad. La pregunta, entonces, sería: ¿por qué te gusta lo que te gusta? O también: ¿Las cosas que te gustan te gustan, o es más que no han llegado a ti otras con el suficiente empuje como para captar tu atención en ese diminuto espejo de tu cerebro que es la pantalla de tu móvil? ¿No notas un cosquilleo extraño y sorprendente cuando disfrutas, por casualidad, de algo de lo que no habías oído hablar nunca? Algo que no sea de Marvel, de Netflix, de esa editorial de moda que saca libros clónicos producidos para reforzar tu anhelo de independencia y activismo. ¿Y no es llamativo cuando lo compartes y nadie te hace ni puto caso, porque nadie repara en nada que no flote en la reducida pecera de los temas del momento? Piénsalo un momento: ¿cuántas estrenos y/o libros publicados el año pasado has consumido y promocionado? ¿Y cuáles? Y, lo más importante: ¿por qué esos, y no otros?


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Roberta Vázquez presenta

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Una sección hecha por los editores de la revista y un invitado distinto cada número, totalmente subjetiva y que no atiende a razones temporales ni de género. Recomendaciones a gogó. Solo buena mierda.

Por E L I Z A B E T H C A S I L L A S Un cómic D E VA S TAC I Ó N

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Julia Gfrörer (Alpha Cómic, 2020) Acostumbradas como estamos a la calidad de la editorial Alpha Decay, no esperábamos menos de su recién estrenada colección Alpha Cómic. Devastación, de la dibujante estadounidense Julia Gfrörer, ha sido la obra elegida para esta apertura y, sin duda, parece toda una declaración de intenciones. Gfrörer nos traslada a una aldea arrasada por la peste donde Agnès, la protagonista, sobrevive sin tener muy claro si seguir con vida es realmente sobrevivir. Los cadáveres se van apropiando del pueblo y el día que acude a la fosa común para arrojar allí a su hermana se encuentra con Giles. A partir de ese momento, comparten juntos su dolor y sus miedos sobre este particular fin del mundo. Con un dibujo rudo y oscuro, Gfrörer nos lleva al extremo de la desesperanza, tan adictiva como dolorosa que puede recordar a los imaginarios de Mariana Enríquez o Kristen Roupenian.

Por K O L D O G U T I É R R E Z Una miniserie LA CHICA DEL TAMBOR

Un cómic ANNEMARIE

Park Chan-wook (BBC, 2018)

Susanna Martín y María Castrejón (Norma Editorial, 2019) Periodista, fotógrafa, lesbiana, novelista, viajera, morfinómana, enferma mental, doctora en filosofía… Annemarie fue una mujer fascinante que recorrió el período de entreguerras atravesando todas sus tempestades, ya fueran políticas, sociales o culturales y bajo su nombre Susanna Martín y María Castrejón han firmado un cómic biográfico que se adentra en todas las caras de este poliédrico personaje. Más allá del morbo o la frivolidad que producía ser una mujer libre, que quizás fuese su cara más conocida hasta ahora, las autoras nos muestran a una Annemarie trabajadora llena de luces y sombras. Tras casi una década de trabajo, Susanna Martín ha conseguido crear una obra visualmente portentosa e impactante, sobre todo a la hora de retratar los momentos de descenso a la locura, a la morfina, a la ira y a la depresión.

Basada en la famosa novela de John le Carré que ya fue llevada al cine, el director de Old Boy y La doncella hace totalmente suya una compleja trama de espías en plena Guerra Fría donde una joven actriz es captada por el Mossad para infiltrarse en una célula terrorista palestina. El autor coreano parte de los esquemas estéticos apuntalados por Spielberg en Múnich para llevar la historia a su terreno visual y narrativo al diseñar un thriller complejo y minucioso que remite a los clásicos pero mirando al futuro mientras lanza un mensaje crítico y contemporáneo que desgraciadamente sigue vigente. Seis capítulos redondos e hipnóticos que se ven como un tiro.

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Un libro L A Ú LT I M A MUJER DE LA MANCHA Enerio Dima (Cerbero, 2019) Enerio Dima es una de las grandes promesas nacionales en el terreno de la ciencia ficción y el terror, autora de títulos como Micosis o Tarantella. En La última mujer de La Mancha tira por el estilo castizo y terrenal para dar lugar a una historia postapocalíptica manchega que encandilaría al mismísimo Almodóvar. Leo va al hospital a una revisión rutinaria para asegurarse de que su cáncer no ha regresado, pero en la consulta del médico no hay nadie. Como al comienzo de Soy Leyenda y 28 días después, la protagonista se encuentra de pronto sola con las calles vacías. Comienza así un recorrido vital a bordo de su Renault Laguna donde tendrá tiempo de recordar su pasada e investigar qué diantres ha ocurrido.


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Por S A N D R O G O M A T O Un libro GRAN HISTORIA VISUAL DE LA FILOSOFÍA Masato Tanaka (Blackie Books, 2020) Este fantástico libro condensa más de 2000 años de pensamiento occidental en una práctica guía que puede leerse en orden cronológico para ir aprendiendo poco a poco o usarse como guía en un momento puntual para una consulta, ya que está ordenado por conceptos clave y por autores. Todo ello recogido en forma esquemática, con descripciones breves y relacionadas, y con sencillas ilustraciones conceptuales para entender todas las claves. No es el compendio más profundo y completo sobre filosofía, pero tampoco lo pretende. Es, sin embargo, una excelente forma de aproximarse a las bases de los estudios filosóficos, desde Anaximandro y la escuela de Mileto hasta la actualidad , todo concentrado en una cuidada edición en agradables tonos fucsia (incluido Schopenhauer).

Un disco DOLO Somos la herencia (Humo, 2020) Oscuros, poderosos y con eco de misa importante, los madrileños Somos la herencia debutan con este artefacto musical que funciona como un agujero negro: cuando lo escuchas, todo lo demás desaparece absorbido por el estruendo de sonidos industriales y dark ambient. Producido por Olivier Arson, alma máter del proyecto Territoire, Dolo es una ilusionante muestra de underground con tintes de electrónica experimental que se ha encontrado con Humo, uno de los más interesantes sellos discográficos del momento en el panorama estatal. Y eso merece un brindis en forma de escucha en bucle, por lo menos.

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Por E C L E C T I C R E A C T I O N S (sello de electrónica) Un ensayo RUIDOS. E N S AYO S O B R E Otro ensayo LA ECONOMÍA DEEP POLÍTICA DE LA LISTENING. MÚSICA UNA PRÁCTICA PARA LA ‌Jacques Attali COMPOSICIÓN (Ibérica de Ediciones y SONORA Publicaciones, 1977) Una obra vanguardista y fresca que se erige como el único ensayo referencial sobre la economía política de la música, cuyo acercamiento hacia la materia se desarrolla desde una irrepetible cosmovisión filosófica, sociológica, histórica y antropológica. No solo ofrece un certero y genial análisis, sino también unas conclusiones irrefutables e inapelables sobre el significado y el papel de la música en las sociedades capitalistas, su trascendencia y la capacidad de reflejar en su contenido y continente un vaticinio de hacia dónde se encamina la humanidad. La visión más completa, lúcida, visionaria y vigente que cualquier otra que haya podido leer sobre el papel de la música y el sonido para el ser humano.

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Pauline Oliveros (EdictOràlia Llibres i Publicacions, 2019) Reciente edición en castellano de una obra fundamental dentro del panorama sonoro contemporáneo donde Pauline Oliveros, pionera de la música electrónica, compositora, profesora y una de las artistas más influyentes en la música desde mediados del siglo XX esboza y redefine a modo de ritual una nueva conciencia de escucha de lo que nos rodea para entender e interpretar nuestra realidad, dotando al ruido y al objeto sonoro de un papel trascendental en una línea semiacusmática donde los paisajes sonoros cobran una vital importancia, de la mano de la meditación y en forma de partituras sonoras a modo de ejercicios, praxis y reflexión. Una lectura arrolladora.

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BOCADILLOS DE CACTUS #02

Cada mes, la redacción de Cactus se pasa por 'La hora del bocadillo', de Radio 3, para charlar junto a su directora Laura Barrachina sobre las últimas novedades de cómic infantil y juvenil. Ahora, lo mejor de esa sección también podéis disfrutarla en papel.

Félix y Calcita de Artur Laperla (Beascoa, 2020) Es de noche y hace tiempo que Félix debería estar dormido, pero está despierto, muy despierto. ¡Y huele fatal! Un trol se ha colado en su habitación. Rectificamos. UNA trol acaba de salir del baúl de los juguetes, pero ¿cómo ha llegado hasta allí? Calcita, la pequeña trol, se escondió en un árbol huyendo de unos gnomos y apareció allí. Ahora, Félix volverá con ella al país de los troles e intentará que reine la paz entre gnomos y troles. ¿Lo conseguirá? Artur Laperla, autor de ese superventas y supercómic que es Superpatata, comienza esta nueva serie y nosotros estamos deseando vivir más aventuras con Félix y Calcita. Además, en abril tendremos una nueva entrega. ¡Yuhu! A partir de 6 años.

2 La búsqueda de Colette DE Isabelle Arsenault (La casita roja, 2019) Colette acaba de llegar a un nuevo barrio y entre las cajas ha desaparecido su mascota, una periquita llamada Maria Antonieta. En su búsqueda, se encuentra con Tom y Albert, que se unen a la aventura y juntos llegan hasta Lili, quien tiene unos prismáticos enormes. Ella les lleva al comedero de Scott, y este al jardín de Maya, quien a su vez les invita a ir a la casa de Berthe. Pero, ¡un momento! ¿Cómo es que Colette busca a su periquita si su madre no le deja tener mascotas? ¿Y qué es eso de que el pajarillo solo habla francés y sabe hacer surf? Una divertida historia sobre el poder de la imaginación y la necesidad de vivir aventuras, aunque sea sin salir de nuestros barrios. A partir de 7 años.

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El fantasma de Anya de Vera Brosgol (Norma editorial, 2013)

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4 El camino perdido de Amélie Fléchais (Kraken, 2019) Amélie Fléchais ha hecho un trabajo fantástico para contarnos la historia de Elliot, Charlie y Arthur, tres niños que jugando en un campamento a la búsqueda del tesoro… se pierden. ¿Y dónde van a parar? ¡A un bosque encantado! Con la ayuda de un mapa, los tres amigos están seguros de que serán los ganadores. Solo tienen que tomar un atajo, pero… ¿Es normal que haya un zorro con abrigo? ¿Y una bicicleta que anda sola? ¿Por qué los puercoespines no paran de bailar? ¿Y, sobre todo, quién ese ese ogro gigante cubierto de ramas? El camino perdido tiene ese aire de cuento clásico, un poco Donde viven los monstruos, de Maurice Sendak. Las páginas a todo color se van alternando con páginas a blanco y negro. A partir de 8 años.

Érase una vez dos princesas de Katie O'Neill (La Cúpula, 2019)

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Esta es una historia de princesas, ¡pero no son dos princesas cualquiera! Sadie y Amira, las protagonistas, están aquí para romper los clichés de los cuentos. Aunque pueda sonar a inicio clásico, «Érase una vez una princesa llamada Sadie que vivía prisionera en la torre de un castillo…» ¡Será Amira quien esté dispuesta a salvarla! Cuando Amira rescata a la dulce Sadie de la torre, la vida de ambas da un giro de 180º. ¿Por qué seguir las normas establecidas? Juntas se dan cuenta que pueden afrontar sus miedos, aprender a aceptarse a sí mismas y llegar a ser el tipo de princesa que realmente querrían ser. Y, además, ayudar a otros a que no sean los príncipes u ogros que se supone que deben ser. Fuera clichés de género, arriba la diversidad sexual y un nuevo final para ese “felices para siempre”. Katie O'Neill, la autora de La sociedad de los dragones de té y Bahía Acuicornio, lo ha vuelto a hacer y nosotros estamos encantados. A partir de 8 años.

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Cuentos de fantasmas del abuelo DE James Flora(Blackie Books, 2019) Todos sabemos que no hay mejor noche para una historia de terror que un día de lluvia, cuando los relámpagos iluminan el salón y la madera del suelo chirría. Además, ¿qué haríamos en mitad de un bosque bajo una tremenda tormenta? Refugiados de la lluvia y el viento, nada mejor que sentarse junto al abuelo a escucharle aquella vez que, bajo una tormenta similar a esta, corrió por el bosque hasta refugiarse en una casa donde un esqueleto gigante habitaba. ¡Y eso fue solo el principio! Brujas con verrugas, arañas gigantes, fantasmas sin manos… Blackie Books ha rescatado este clásico de los cuentos de terror ilustrados que no puede pasar desapercibido. ¿Sabéis que Pixar incluyó un homenaje a Flora en Monstruos S.A.? ¡No nos extraña! Su obra nos ha cautivado (y dado un poco de miedo).

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¿Alguna vez te has preguntado qué harías si tu mejor amiga fuese un fantasma? Anya tampoco, hasta ahora. Ella no es la chica más popular del instituto: tiene un apellido ruso impronunciable, las tradiciones familiares no terminan de encajar del todo con la vida que Anya quiere llevar, el chico que le gusta no le hace caso y, para colmo, ¡ha terminado en un pozo con un esqueleto! Es el cadáver de Emily, una niña fantasma que se convierte en su mejor amiga y le ayuda a Anya a triunfar en el instituto. Aunque todo tiene un precio y puede que Emily no tenga unas intenciones buenas precisamente. El fantasma de Anya está maravillosamente escrito y dibujado, una historia sobre la aceptación personal, las raíces y el despojo de complejos. A partir de 12 años.


Cactus La Cólera

El triunfal equipo de Las Meninas vuelve a reunirse para aportar una visión moderna de La Ilíada, al relacionarla con la actualidad sociopolítica de Europa.

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Texto KOLDO GUTIÉRREZ

Santiago García y Javier Olivares

Astiberri, 2020

LA SANGRE DE LA QUE NACIÓ EUROPA una escena que no fue narrada por Homero (ni por la infame película protagonizada por Brad Pitt, claro), pero que fue recogida por varias fuentes posteriores. Para mantener a Aquiles alejado de la guerra, le escondieron en un paraíso idílico rodeado de doncellas donde se hacía pasar por una de ellas. Las mujeres dedicaban su tiempo a bailar, cantar y recoger flores hasta que Ulises le encontró y le animó a unirse a la campaña de Troya, pese a que reconoce que «era feliz siendo una niña». Este breve flashback sirve a los autores de excusa para aportar una brillante relectura al mito de Aquiles en clave actual y social. La Cólera sigue al pie de la letra la historia original con un lenguaje moderno, pero tira del hilo de ese suceso desconocido por la mayoría para aportar un mensaje contundente. El título alude a la rabia de Aquiles, uno de los temas centrales de La Ilíada. «No son hijos de tu vientre, sino de tu cólera», le espeta un personaje. Y de esa ira nacerá Europa, tal y como la conocemos. El guionista y el dibujante trazan paralelismos con la sociedad contemporánea de manera evidente a través de un sorprendente giro (en sentido metafórico y también literal, ya que nos obliga a leer el cómic del revés) que traslada la acción al futuro. Esa visión nos muestra una realidad no muy diferente a la actual, donde el abuso de poder, el machismo y el odio a los desfavorecidos siguen tan vigentes como siempre. Por si fuera

¿OTRA VERSIÓN DE LA ILÍADA? Al guionista Santiago García le encanta adaptar obras populares a su manera. Beowulf era una fiel revisión del poema clásico, pasada por el visceral tamiz de David Rubín. En La Tempestad daba un par de vueltas al trabajo de Shakespeare mientras Las Meninas, su obra más conocida, era una reflexión postmoderna del famoso cuadro de Velázquez. Ahora el autor se remonta aún más en el tiempo para reinterpretar la célebre epopeya de Homero y el resultado es mucho más que eso. La Cólera vuelve a reunir al equipo que obtuvo el Premio Nacional del Cómic por Las Meninas: García y Javier Olivares, cuyo dibujo oscuro y sombrío ilustra a la perfección la decadencia de la guerra de Troya y se asemeja a la pintura grecorromana. El tebeo comienza con Aquiles liderando al ejército griego en su batalla contra los troyanos, a quienes disfruta acribillando. Sin embargo, tras diez años de lucha, el héroe empieza a estar cansado, cuestiona a sus superiores y afirma no sentir antipatía por sus supuestos enemigos. Decide retirarse a su campamento a tocar la lira y disfrutar los placeres de la vida, así que su viejo amigo Ulises se ve obligado a convencerle para que vuelva al campo de batalla, donde la peste está acabando con sus soldados. Aquiles está harto y no se deja engatusar por los argumentos de su compatriota: «No mato por la gloria, mato porque el cuerpo me lo pide», sentencia. Entonces rememora 16


poco, incluso ponen en boca de uno de los rivales del (la) protagonista el mantra neoliberal acuñado por Margaret Thatcher y que tan bien conocemos hoy día: «No hay alternativa». Ese manido There Is No Alternative que lo mismo sirve para justificar los despidos y los recortes que las medidas contra los inmigrantes. La Cólera es una llamada a la insurrección femenina, una reivindicación de la sensibilidad de las mujeres a la hora de luchar por los derechos y hacer política, sin necesidad de ejercer la violencia como los hombres solemos hacer en nuestro día a día. «Creen que no nos deben nada» es otra frase que se repite en el cómic y que sirve de detonante a la revolución que está por llegar. Aquiles está

destinado a la lucha, pero quizá no como todos (ni él mismo) esperábamos, por eso asume el liderazgo de la revuelta a su manera, sin lanza ni escudo, por defender a su pueblo. El atormentado protagonista reflexiona al comienzo del cómic con su amado Patroclo sobre el paso del tiempo. «Dicen que hubo una edad de oro y una edad de plata. Y que ahora vivimos la era de los héroes». Cuando su amante le replica que Héctor, el defensor de Troya, lucha por proteger a su familia al ser atacados por ellos, profetiza: «Su memoria quedará asociada a la responsabilidad y la tuya, a la cólera». El (anti) héroe le responde: «No. Esta es la era de los héroes, no de los villanos». Esa conversación es uno de los puntos de inflexión del protagonista, consciente de su papel en la guerra al saberse utilizado por su pueblo, motivo por el cual cree que la Historia, en mayúsculas, se olvidará de él. Santiago García y Javier Olivares aprovechan el mito fundacional europeo, la gran epopeya épica, para crear su propio caballo de Troya en el que introducir ideas y conceptos actuales con la potencia de Aquiles y la inteligencia de Ulises. Una obra poliédrica y con muchas capas que oculta más de lo que parece y que exige una segunda lectura. Ahí radica la habilidad de los autores y la fuerza de los mitos, que más de 2500 años después aún permite extraer nuevas interpretaciones con las que el propio Homero estaría seguramente de acuerdo. @

UNA LLAMADA A LA INSURRECCIÓN FEMENINA, UNA REIVINDICACIÓN DE LA SENSIBILIDAD DE LAS MUJERES A LA HORA DE LUCHAR POR LOS DERECHOS Y HACER POLÍTICA. 17

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Cactus The Slow Rush

Tame Impala

Modular Recordings, 2020

LA LENTA ISLA DE KEVIN PARKER

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Tame Impala se ha tomado su tiempo para sacar The Slow Rush (2020), donde, al igual que en los anteriores, el aroma retro se junta con las más inhóspitas sonoridades, y el músico australiano aprovecha para expiar algunos demonios internos.

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Cuando Zaratustra cumplió los treinta años, dejó su patria y el lago de su patria y se marchó a las montañas. Aquí disfrutó de su mente y de su soledad y no se cansó de ambas en diez años.

Texto MIKEL GIL

o las de su propia mente imaginando música. En realidad, la irrupción de Tame Impala hace una década supone una oposición al rock de estadio que históricamente manufacturaba el país oceánico: AC/DC como precursores y, ya en los dosmiles, bandas que tuvieron su gran momento como Jet o Wolfmother. Aunque Lonerism pretenda ser una secuela a la introspección del anterior álbum, las diferencias musicales son evidentes. Innerspeaker es un disco de sentada, de esos en los que las canciones son, nunca mejor dicho, cortes. En cambio, en el segundo disco, Parker se permitió la licencia de producir temas como Feels Like We Only Go Backwards, fundamentada en un estribillo, a pesar de seguir explorando la psicodelia en su cualidad más expansiva y experimental. El boom de los australianos en 2013 y su establecimiento como banda internacional consolidó el proyecto como fenómeno popular; desde entonces, Kevin Parker no ha podido dejar el contacto con el público ni con otros artistas, especialmente como productor. Podrá buscar el aislamiento; más difícilmente la soledad.

Finalmente, sin embargo, su corazón se transformó, y una mañana se levantó con la luz del alba, se colocó frente al sol y le dijo: —¡Gran astro! ¡Cuál sería tu suerte, si no tuvieras a quienes alumbras! QUE KEVIN PARKER DISFRUTA de la soledad no es algo desconocido. Los dos primeros discos de Tame Impala, ese proyecto de habitación con cacharros por el suelo convertido en superbanda para coachellos, se llaman Innerspeaker (2010) y Lonerism (2012). En el primero resuenan los versos «Company is okay / Solitude is bliss / There’s a party in my head and no one is invited». El segundo muestra en portada un parque parisino atiborrado de gente, pero la foto —tomada por el mismo Parker— está sacada desde el otro lado de la verja, revelando una marginalidad en la que el artista se recrea. Con un enfoque determinista, podría decirse que en un país como Australia es sencillo lanzarse a la búsqueda de la liminalidad. Kevin Parker podía dejar Perth y buscar el frescor al sur de la vasta región occidental de la isla, para meterse en una estancia alejada de cualquier onda que no fueran las marinas

SU IRRUPCIÓN HACE UNA DÉCADA SUPUSO UNA OPOSICIÓN AL ROCK DE ESTADIO QUE HISTÓRICAMENTE MANUFACTURABA AUSTRALIA. 18


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—¿Y qué hace el santo en los bosques? — preguntó Zaratustra. El santo le respondió: —Hago canciones y las canto, y cuando hago canciones, río, lloro y gruño: así glorifico a Dios. (…) Pero cuando Zaratustra estuvo solo, habló también a su corazón: —¡Será acaso posible! ¡Este viejo santón no ha oído nada en su bosque de que Dios ha muerto!

3.

“¡No son vuestros pecados, es vuestra moderación la que clama al cielo! “¿Dónde está el rayo que os lama con su lengua? ¿Dónde está la locura con la que debéis ser inoculados? “Ved, os predico el sobrehumano: ¡él es ese rayo, él es esa locura!”

«Todo lo que soy ahora está en este disco. Me quedo vacío con cada uno de ellos». El padre de Kevin Parker murió en tiempos de la grabación del primer Para cuando Tame Impala editó su tercer largo, disco de Tame Impala. Ya en Lonerism dedicó las Currents (2015), muchas cosas habían cambiado. Para últimas palabras del disco —en Sun’s Coming Up— a empezar, las guitarras habían perdido protagonismo esta cuestión, que le sigue removiendo la conciencia que le cedían a los sintes. Esto tenía una explicación desde entonces. El resultado de la reflexión es práctica: el nuevo disco había sido compuesto en Posthumous Forgiveness, tercer single del disco gran parte mientras el grupo se hallaba de gira, y los nuevo y uno que solo el Kevin actual, cargado de instrumentos pesados viajaban en compartimentos la más serena sinceridad, podría haber escrito. apartados de los músicos. Por lo tanto, Parker no tenía La canción arranca duramente, con el cantante más que algunos cacharritos con teclas para trastear. recriminando el egoísmo de alguien en quien había Currents es un disco de cambios: temáticamente trata depositado muchas esperanzas. Parker es más una ruptura amorosa de su creador, que, en vez de explícito al confesar su frustración después de regodearse en la miseria, aprende a fluir en la corriente que su padre se fuera a la tumba sin haber pedido hacia delante. Cabe pensar de nuevo en el matiz que perdón una sola vez. El estribillo, «Did you think diferencia el aislamiento de la soledad. Este álbum I’d never know? / Never wise up as I grow?», parece versa sobre lo segundo. A diferencia de los anteriores, querer dejar claro que la madurez le ha vuelto más está pergeñado con Parker siendo una superestrella, inteligente emocionalmente, más consciente de las loado por los ases del hip hop y versionado por una excusas de su padre. diva del R&B como Rihanna —New Person, Same Old Sin embargo, a mitad de canción, esta se rompe. Mistakes. Por eso mismo, es el primero de todos los que Cambia abruptamente de ritmo, y, mediante un falsete vendrán después. vocal melódico y ligero, Kevin perdona a Jerry. Se solidariza con él y con sus errores. Al final, lo que queda es el lamento de THE SLOW RUSH EXPANDE LOS no poder mostrarle todo lo que ha MUNDOS SÓNICOS DE CURRENTS A conseguido como artista: sus canciones, GÉNEROS COMO EL ADULT-ORIENTED su vida de estrella del rock, contarle aquella vez que habló con Mick Jagger ROCK CALIFORNIANO DE LOS 70 O por teléfono. Según ha declarado en LAS BASES TONTUNAS DEL HIP HOP entrevistas, el consejo que le había dado DE LOS 90. su padre siempre fue que no se dedicara profesionalmente a la música. Para él, «Todo artista necesita su disco de Los Ángeles», era imposible mantener la pasión por algo que iba a dijo Parker en una entrevista con Zane Lowe. hacer que le llegara comida a la mesa. Ese disco es The Slow Rush, que sale cinco años La mayor ilusión de Parker sería poder hacerle ver después de su antecesor, habiendo estado además a su padre que, después de todo este tiempo, estaba prácticamente finiquitado desde hace muchos meses. equivocado. Esa es la lenta prisa: la que experimenta Parker al Con cortes así, no se puede limitar la sentir el deseo de publicar discos cada año, pero transformación de Tame Impala en grupo festivalero la necesidad de trabajarlos con el más absoluto y multicolor a una simple deriva musical hedonista y meticuloso perfeccionismo. The Slow Rush expande leve. Kevin Parker se aisló en busca de su verdad, se los mundos sónicos de Currents a géneros como el fundió con el público cuando fue reclamado por él, adult-oriented rock californiano de los setenta — y, pese a estar integrado en el estrellato angelino, Borderline— o las bases tontunas del hip hop de los predica su música manufacturada bajo los mismos noventa —Breathe Deeper, canción para la que Parker principios de siempre: control total de la producción, cogió inspiración con el mundano acto de ir fumado prohibición total de escuchar música ajena en el al supermercado—, que por su frecuente uso de proceso, y una pequeña isla espaciotemporal en la samples, siempre resultan un poco atemporales. que asentarse para dejarlo ocurrir. @ 19

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DIVAS DE LA VULNERABILIDAD

A través de sus obras de arte total discuten sus vulnerabilidades con otros en un momento catártico entre artista y audiencia. Una cuidadosa navegación de la estética audiovisual con escenografías distópicas narradas con valentía abre el camino a un pop que borra toda falsa apariencia del género.

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Texto JANIRE GOIKOETXEA Ilustraciones LAURA PÉREZ

Una nueva corriente de artistas ha dado un paso adelante en la historia del pop. Mujeres de otro mundo que intentan encajar en este nos hablan con honestidad sobre lo más frágil de la naturaleza humana.


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L a vulnerabilidad es un riesgo integral de la profesión del artista. Con la creación de un personaje que las proteja de una extrema exposición, estas mujeres eligen abrirse al público y mostrar su interior mientras son objetos de escrutinio, elogios y críticas. Una actividad solitaria y masoquista, sobre todo en una época en la que tanto el rendimiento en los directos como la presencia off-stage se han convertido casi en un deporte olímpico en su obsesiva necesidad de perfección y la competitividad general de la profesión. Surgen entonces estos casos de criaturas excepcionales y muy diferentes entre sí que comparten la misma visión de un ego que utiliza el arte para desdoblarse y escapar de lo terrible. Sus personajes las guardan mientras ellas reflexionan sobre un presente desgarrador, ambientado en un futuro profundamente estético y de aura alienígena. Armadas con tecnología y fusionadas con organismos nunca antes vistos, estas jóvenes coinciden en hacer de sus alter egos un icono de vulnerabilidad desde el que crean y exploran su identidad. La vulnerabilidad surge al abrir las heridas biográficas de estas artistas tal y como se presentan al público y siendo su vida privada tan pública como puedan permitirse. Se relacionan con relatos de abuso de sustancias, problemas personales y depresión, que las alejan de la industria para conectarlas consigo mismas a

Cactus través de un ritual inevitable. La difusión de esta vulnerabilidad ha creado un código respaldado y amplificado por aspectos de producción, interpretación vocal e imágenes que encuentran sus orígenes en proto-divas alternativas como Björk, madre del expresionismo audiovisual que abrió el camino con las identidades transhumanistas de sus personajes y su amor por la naturaleza y la tecnología.

GRIMES And you never get sad and you never get sick and you never get weak in the belly of the beat. Belly of the Beat (2015).

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l ver la personalidad salvaje de Grimes sobre el escenario, cuesta creer que Claire Bucher nunca quisiera ser una estrella. La autora del single Oblivion, que convirtió el horror en una melodía dulce y bailable, llegó a la cima del art-pop por una cuestión de azar. Mientras estudiaba Electroacústica y

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culminó en el éxito de su álbum Visions (2012), por el cual Grimes se convirtió repentinamente en uno de los ejes de la nueva cultura, símbolo de la mujer en la industria musical y el estandarte de una nueva estética de princesa de internet. Desde entonces nunca ha ocultado su miedo escénico, hasta el punto de plantearse girar con hologramas que le libraran de ese sufrimiento. Para sobrellevar esto, ha terminado imponiéndose fachadas públicas y pasando de Claire a Grimes a través del baile o la moda. Su obsesión por la expresión instintiva la obliga a estar en constante cambio, tanto emocional como profesionalmente. Su último álbum, Miss Antropocene (2020), presenta al personaje

GRIMES ESTÁ LISTA PARA SER HONESTA CON EL PÚBLICO TRAS EL AGOTAMIENTO DE FINGIR QUE SU PASADO NUNCA HABÍA EXISTIDO. experimentaba con las reacciones cerebrales a los sonidos, Grimes se convirtió en productora musical. Pero su voz no entró en juego hasta que un amigo le pidiera ayuda con unas vocales para un proyecto. Su ceceo y voz aguda y aniñada era todo lo contrario a lo que sus libros llamaban “un sonido placentero para los oídos”, y su belleza no convencional le dejaba fuera de la catalogación de objeto de deseo popular. Lo que nació como una exploración de los propios límites,

que en esta ocasión encarna el concepto de cambio climático. El nombre crea un juego de palabras entre misantropía y antropoceno, la era geológica definida por los impactos irrevocables de la humanidad en el planeta, y apunta directamente a los medios de comunicación que afrontan el problema ecológico actual desde la culpa y la exigencia de una redención inmediata. Así como en la cultura griega o la hindú existen dioses que representan conceptos abstractos y terroríficos, Miss

Antropocene se define como una deidad que desea el fin del mundo y se regocija en lo hermoso del desastre por macabro que sea. El álbum fue escrito durante un periodo de intensa reflexión y tras una tragedia personal, cuando algunos de sus amigos más cercanos habían perdido la vida a manos de las drogas. Pero la artista lanza este trabajo explorando nuevos aspectos de la feminidad, a la espera de su primer hijo junto a Elon Musk. Después de ser víctima de la industria con contratos abusivos que la llevaron a crear trabajos que aunque aclamados por la crítica, se niega a volver a escuchar, y tras librar sus propias luchas con las sustancias, Grimes está lista para ser honesta con el público tras el agotamiento de fingir que su pasado nunca había existido. Indefectiblemente honesta consigo misma, ha llegado a ser su peor crítica. Tras el bloqueo provocado por la presión de tener que ser un buen modelo a seguir, los tiempos del auto-boicot han terminado. Grimes ha aprendido a abrazar su fragilidad y cada paso de su viaje la ha acercado al punto de liberación en el que una vez más consigue hacernos bailar con nuestras más complejas desgracias humanas.

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erakusketa / exposición mar 13 - api 8 / 13 mar - 8 abr

DAMARIS PAN «ADARRAK BISTARA» «CUERNOS A LA VISTA»

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Fundación BilbaoArte Fundazioa Urazurrutia 32, 48003 - Bilbao www.bilbaoarte.eus


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FKA TWIGS Why won't you do it for me When all I do is for you? Cellophane (2019).

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ahliah Debrett Barnett, británica de ascendencia jamaicana y española, encarna sus propias contradicciones bajo el nombre de FKA TWIGS. La fusión en las últimas décadas del hip hop en el pop ha hecho que la música negra lance grandes nombres a la historia de las divas contemporáneas. Aún muy vinculadas a una sexualidad antes inexplorada para las mujeres negras, nadie pensó que un discurso casi extraterrestre como el de TWIGS pudiera colarse en esta narrativa. Su sexualidad se presenta desde un lugar de vulnerabilidad, en contraste con su imponente sofisticación que la lleva de lo sumiso hasta lo humanamente inalcanzable. En su último álbum, Magdalene (2019), vemos la culminación de la vulnerabilidad radical a la que su carrera músical la ha llevado. Tras pasar por una dolorosa ruptura con Robert Pattinson y una enfermedad que afectaría para siempre a su capacidad reproductiva y que le haría cuestionarse como mujer, el renacimiento de una FKA

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visiblemente castigada trae también consigo su imagen más potente. Sus artes performativas son siempre innovadoras y en ellas muestra a partes iguales sus dimensiones, intelectuales, espirituales y corporales. Desde el aprendizaje y prácticamente dominación

TRAS UNA DOLOROSA RUPTURA Y UNA ENFERMEDAD QUE AFECTA A SU CAPACIDAD REPRODUCTIVA, FKA TWIGS HA RENACIDO MÁS CASTIGADA Y FUERTE. del pole dancing, a la lucha china con espadas, la dirección audiovisual, y tantos estilos de baile como su formación paralela como soprano le deje aprender, su carrera siempre ha sido fiel a esta visión progresista del músico como autor y la construcción de su propia fuerza y talento como una misión última del artista. El intimismo e instrumenta­ ción enigmática de sus canciones

DALIZA I am sweat, flaws I am veins, scars I am human Nothing more than human Human (2016).

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velan un profundo anhelo por una forma de autoexpresión que es mucho más salvaje, robusta y poderosa que simplemente poseer u ofrecer su sexualidad y que hace de sus directos una experiencia extraterrenal para el público. Ella es algo más que una mujer, es un ser que se expande hacia todas las direcciones posibles dentro de su naturaleza humana, y fuera de esta, si la tecnología se lo permite.

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evda Alizadeh nació en Irán y reside en los Países Bajos. Conocida como Sevdaliza, aúna la belleza de la cultura persa con la sofisticación de la electrónica holandesa, ocupando un espacio único entre el vanguardismo y la tradición. Cinco años de proceso creativo trajeron al mundo ISON (2017), el álbum clave para entender


LA SOLA PRESENCIA DE SEVDALIZA TRANSFORMA LA DEBILIDAD DE SUS LETRAS EN UN CANTO DE SIRENA VIOLENTO. a la mujer detrás de Sevdaliza, la importancia de la independencia y el poder paradójico de la vulnerabilidad extrema. ISON es una inmersión profunda en algunos pro­ blemas e inquietudes muy personales como el desamor, las brechas entre lo que se necesita y se obtiene, y el acto de asumir roles que no necesariamente coinciden con la imagen de uno mismo. La escultura de la portada, creada por Sarah Sitkin, pretende representar a Sevdaliza como una madre para sí misma y sus vidas pasadas. A medida que Sevdaliza se abre, también lo hacen sus ideas sobre la vulnerabilidad y la feminidad. Su sonido es futurista, puro y crudo. Sus videos musicales tienden a provocar nuevas perspectivas sobre el significado de sus canciones, que pueden llegar a ser tremendamente sinceras y le dan esa dimensión de una desconocida vulnerabilidad sobrehumana. Su lienzo es visual, musical y oscuro, con referencias complejas pero mínimas, que no agoten las posibilidades de su significado. Existe además un componente indiscutible de ciencia ficción y sexualidad oscurantista y tan poderosa que parece destruir con su sensualidad todo lo que toca, al estilo de Scarlet Johanson en Under the Skin. La sola presencia de Sevdaliza transforma la debilidad de sus letras en un canto de sirena violento. Usando continuamente su identidad visible como un lienzo artístico, otro elemento de gran importancia para Sevdaliza es el cuerpo. En el misterioso vídeo de Human, donde aparece transformada en un centauro, se acentúan características que la sociedad no considera atractivas o femeninas. Fascinada por los culturistas femeninos, la anatomía de los cuerpos andróginos y la idea del dolor fantasma, la extensión del cuerpo de Sevdaliza subraya exactamente las características vulnerables que tuvo dificultades para aceptar en su pasado. Ella tiene el poder de fetichizar su propio cuerpo y hacer terapia de la tortura.

Fuera de romantizar estas fisuras del ser humano, esta corriente pone de relieve los procesos reales a través de los cuales se hace frente a la existencia más miserable y natural, y surge como la contestación de un público que pide iconos con los que identificarse a nivel emocional. Las divas de la vulnerabilidad están ganando terreno al pop que se dirige al público con mensajes reciclados sobre un deseo, amor o desamor manufacturado. La industria se ha rendido al fin a la vulnerabilidad real de unas mujeres que abrazan sus posibles “yos”, y que apoyadas por la tecnología están creando su propio hábitat, las fortalezas artísticas desde las que ya no pueden ser heridas. @


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Las chicas en llamas de Céline Sciamma Texto REBECA GRACIA LARA

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El mundo del cine volvió a ignorar a las mujeres cuando llegó el momento de celebrar su trabajo en la recta final de esta pasada temporada de premios, así que repasamos la filmografía de una de las cineastas que se quedaron fuera de la carrera: la francesa Céline Sciamma.

Retratos de chicas en llamas. El salto al ámbito de la dirección de largometrajes está rodeado habitualmente de un halo de duda sobre la validez y la legitimidad de quienes van a liderar los proyectos. Sobre todo, si son mujeres. Sin embargo, al inicio de su carrera Sciamma no podía cuestionarse a sí misma si quería que Water lilies saliese adelante: no había dirigido nada con anterioridad, ni siquiera cortometrajes y, a excepción de Adèle Haenel, las actrices tampoco tenían experiencia, así que primó la necesidad de descubrir todo lo que conlleva el proceso de realización de películas a base de llevarlo a cabo y confiar las unas en las otras. Siempre ha creído que su filmografía se benefició de esa actitud llena de inocencia y de su deseo incontrolable por contar la historia del despertar sexual de una adolescente lesbiana, en lugar de torturarse pensando en si era digna o no de convertirse en directora. Por suerte, Water lilies acabó siendo un éxito en el Festival de Cannes, donde ganó el Premio Louis Delluc a la Mejor ópera prima, y a raíz de ahí Sciamma entró a formar parte de un nuevo cine europeo centrado en las experiencias de las jóvenes contemporáneas que seguiría con Tomboy y Girlhood, configurando una suerte de trilogía coming-of-age que se adentra en los recovecos de la performatividad de género y de las limitaciones sociales a las que se enfrentan las mujeres. Todas funcionan a modo de retratos y giran en torno a un personaje femenino que quiere pertenecer a un grupo intentando fortalecerse y que observa e imita la vida a su alrededor porque necesita adaptarse para sobrevivir. Sciamma refleja

U

n año más, el mundo del cine ha ignorado a las mujeres en la recta final de su temporada de premios. El histórico 10,6% de proyectos dirigidos por mujeres incluidos en el Top 100 de las películas más taquilleras del 2019 y el entusiasmo mostrado hacia los largometrajes de, entre otras, Greta Gerwig, Marielle Heller, Lorene Scafaria, Céline Sciamma, Lulu Wang y Olivia Wilde parecían indicar hace unos meses que quizá algo estaba cambiando en el sector cinematográfico. Sin embargo, ni el mayor número de realizadoras ni el consenso general acerca de la calidad de sus obras han importado cuando ha llegado el momento de legitimarlas públicamente: todas han quedado fuera de las nominaciones a los Oscar, a los Globos de Oro y a innumerables premios internacionales, y también los relatos protagonizados por mujeres han sido prácticamente apartados en su totalidad. Así, se ha terminado proyectando una imagen masculinizada de uno de los años cinematográficos más prometedores en lo tocante a la representación femenina y se nos ha vuelto a dejar claro que la industria no considera que las creaciones de las mujeres estén a la altura de las de sus compañeros. Por eso resulta necesario que sigamos reivindicando su trabajo como una parte esencial del tejido cultural internacional, para 27

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que no perdamos un sinfín de perspectivas fílmicas, vivencias e historias que deberían estar ya integradas en nuestro imaginario colectivo. Esa es precisamente la visión de la cineasta francesa Céline Sciamma, que con Retrato de una mujer en llamas ha querido redefinir la figura de las mujeres en el arte y nuestra manera de entender su participación en la creación artística. Además, Sciamma es una de las fundadoras del movimiento 5050x2020 en favor de la igualdad de género en el sector cinematográfico y durante sus apariciones públicas suele apelar al poder de la cultura como medio para cambiar el mundo. Su concepción del cine como una vía para generar un futuro mejor se respira en toda su filmografía y Water lilies (2007), Tomboy (2011), Girlhood (2014) y la reciente Retrato de una mujer en llamas nos introducen en el complicado viaje que supone ser una mujer en la sociedad patriarcal, buscando que experimentemos las diversas amenazas a las que se enfrentan sus personajes femeninos en una constante lucha por sobrevivir.


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Water lilies (2007)

Tomboy (2011)

Girlhood (2014)

SU FILMOGRAFÍA SE BENEFICIÓ DE SU ACTITUD INOCENTE Y UN DESEO INCONTROLABLE POR CONTAR LA HISTORIA DEL DESPERTAR SEXUAL DE UNA ADOLESCENTE LESBIANA.

Retrato de una mujer en llamas (2019)

en estos largometrajes la adolescencia de las mujeres como punto de contienda social y remueve y prende fuego a lo que sus protagonistas tienen dentro pero todavía no han llegado a entender. Allí las vemos sintiendo una infinidad de cosas que aún no han logrado procesar mientras son amenazadas por unos entornos en los que los estereotipos, los constructos sociales y las expectativas de cuantos las rodean constriñen la que tendría que ser una búsqueda natural de respuestas y autoconocimiento. Ha sido en su película más reciente, Retrato de una mujer en llamas, donde ha aparcado estas temáticas más relacionadas con la adolescencia y la juventud para construir un relato sobre el inicio del amor entre sus dos personajes femeninos protagonistas, tratando de inspirar en nosotras la importancia de sentir que un mundo mejor es —o debería ser— posible para todas estas mujeres. Ellas, como las demás protagonistas del cine de Sciamma, siguen peleando con cuanto está en su mano contra la definición de sus vidas en base a su género, entretejiendo una red de relaciones igualitarias entre mujeres profundamente dispares entre sí que comparten experiencias en una sociedad que no deja de oprimirlas y de dictaminar si merecen o no ser libres y cómo tienen que ser ellas, sus matrimonios y su sexualidad.

miedo de tomarla. Así como también es una decisión ideológica el relegarlas a los márgenes o anularlas al impedir que participen en las historias, como ha sido tradición en el cine mayoritario con el que se ha normalizado solo la visión masculina. De esta manera, con la intención de obligarnos a identificarnos directamente con sus protagonistas femeninas y con su viaje personal, los hombres casi no aparecen en las películas de Sciamma y cuando lo hacen son puros arquetipos. No son quienes nos interesan porque no necesitamos verlos para comprender el poder que ostentan o ansían ostentar sobre estas mujeres y ella no pretende convertirlos en meros antagonistas. Lo que quiere es que empaticemos con sus personajes femeninos de una forma intrínsecamente personal para que lidiemos con lo que están sintiendo y que no tengamos otra alternativa, que no podamos escapar de esa intimidad situándonos en el punto de vista de nadie más. Debemos estar dentro de los cuerpos y las mentes de estas mujeres. Son precisamente esos cuerpos y esas mentes los que se ven amenazados de forma constante en sus películas. El tema de la sexualidad femenina como campo de batalla para la sociedad patriarcal y heteronormativa puede verse a lo largo de toda su filmografía, desde la culpabilización y el control del deseo femenino adolescente de Water lilies y Girlhood hasta la mercantilización de las mujeres por medio del matrimonio de Retrato de una mujer en llamas y su deconstrucción a través de la reconfiguración de la propia imagen y la expresión del amor y el deseo.

Sobrevivir a ser una chica. Como la propia Sciamma ha afirmado en numerosas entrevistas: tal y como están las cosas es una decisión ideológica situar a las mujeres en el epicentro de una película, y ella no tiene 28


Además, la concepción que la sociedad tiene de cómo debería ser y cómo deberían experimentar estas mujeres su sexualidad, materializada contra ellas por medio del slutshaming, de la violencia, del acoso o de la manipulación de sus afectos influye por completo en cómo se ven a sí mismas, generándoles toda una serie de ansiedades y llevándolas, incluso, a performar una identidad que no les satisface pero es la única con la que en ese momento sienten que podrán seguir adelante. De ahí, también, que la mayor parte de las tensiones románticas y sexuales en la obra de Sciamma tengan que ver más con el autodescubrimiento que se va produciendo en sus protagonistas, con la revelación de los secretos y las necesidades que guardan dentro, y no tanto con un deseo real hacia la otra persona. Ha sido ya en Retrato de una mujer en llamas donde la relación sana e igualitaria de las dos protagonistas, aunque breve, vertebra por completo la narrativa, pues no se trataba de contar una historia de amor trágica e imposible en la que la sociedad del siglo XVIII les pusiera trabas por una cuestión de homofobia sino que quería mostrarle al público que esa realidad en la que las mujeres pueden explorar y disfrutar de su amor y su sexualidad debería ser perfectamente factible.

SCIAMMA AFIRMA QUE, TAL Y COMO ESTÁN LAS COSAS, ES UNA DECISIÓN IDEOLÓGICA SITUAR A LAS MUJERES EN EL EPICENTRO DE UNA PELÍCULA, Y ELLA NO TIENE MIEDO DE TOMARLA. A través de los intentos desesperados de sus personajes femeninos por sobrevivir en un mundo donde se ven limitadas por su género, Sciamma expone los nocivos mecanismos con los que la sociedad ha determinado que tienen que construirse las identidades y las vidas de las mujeres. Nos llevan a reflexionar sobre la complejidad de la configuración del género mientras las vemos adaptando sus deseos, su imagen y su comportamiento a partir de aquello que observan a su alrededor: ya sea por medio de la hiperfeminización, de la hipersexualización o de la exploración de la violencia y de la identidad tradicionalmente entendida como masculina, dependiendo de lo que la situación requiere o, como en el caso de Tomboy, para rebelarse ante aquello que no reconocen como propio. Y a pesar de que los espectadores no terminamos de saber cómo les gustaría ser en realidad, al final de todas estas películas Sciamma se encarga de que comprendamos que, en ese constante y confuso viaje vital donde están inmersas, van a tratar una y otra vez de encontrar su verdadera identidad y el mundo no va a poder detenerlas. @


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ONÍRICO

UN VIAJE

A LAS

KENTUCKY ENTRAÑAS

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DE

ROUTE

AMÉRICA

ZERO Texto KOLDO GUTIÉRREZ

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intuía una reflexión sobre las consecuencias de la crisis económica y los desfavorecidos, pero cada entrega ha ido apuntalando aún más sus críticas a un sistema roto que va dejando cadáveres (reales y metafóricos) en el armario. Una obra como esta, con tantas implicaciones políticas y sociales, no podría venir de desarrolladores al uso. Sus artífices son dos artistas que habían hecho sus pinitos en el panorama independiente, pero provenientes del arte performativo y el videoarte; unos outsiders ajenos a las convenciones del videojuego que han llegado a dinamitar sus rancias normas y arcaicos esquemas para aportar una visión personal y vanguardista. Curiosamente, lo han hecho partiendo de la base de uno de los géneros más clásicos del videojuego, la aventura gráfica. Tanto es así que incluso se inspiran en la primera aventura de texto, Colossal Cave Adventure, donde también había que explorar la famosa Cueva del Mamut que existe realmente en Kentucky. La ópera prima de Cardboard Computer comienza con Conway llegando a una gasolinera en la Interestatal 65. Lleva tiempo dando vueltas buscando la dirección a la que le han enviado, así que se detiene

n viejo camionero en su último reparto de una tienda de antigüedades a punto de quebrar. Una chica que se dedica a reparar televisiones de tubo. Un huérfano que vive solo en el bosque acompañado por un águila gigante a la que considera su hermano. Una pareja de músicos robot que actúa en tugurios de mala muerte. Esos son algunos de los protagonistas de Kentucky Route Zero; personajes en los márgenes de la sociedad, inadaptados e ignorados por la mayoría. Una road movie (o road game) donde una familia improvisada y disfuncional recorre la carretera de Kentucky por diversos motivos. Pero este juego es mucho más que eso. Kentucky Route Zero es un proyecto atípico desde su nacimiento. Financiado gracias al crowdfunding en 2011, sus creadores prometieron «una aventura de realismo mágico sobre una autopista secreta y las misteriosas personas que la cruzan». El primer capítulo fue lanzado en enero de 2013 y ahora acaban de concluir su largo viaje con el quinto episodio que da cierre a su intimista historia. Mucho ha cambiado el mundo en estos años, y no precisamente a mejor. En sus primeros pasos ya se

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TRAS UN DESARROLLO DE CASI DIEZ AÑOS, AL FIN CONCLUYE UNA DE LAS EXPERIENCIAS MÁS ÚNICAS DE LOS VIDEOJUEGOS QUE COMBINA UNA HISTORIA DE REALISMO MÁGICO Y GÓTICO SUREÑO CON TEATRO, CINE CONTEMPLATIVO Y VIDEOARTE.


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KENTUCKY ROUTE ZERO

CARDBOARD COMPUTER (2013-2020)

UNA AVENTURA DE REALISMO MÁGICO SOBRE UNA AUTOPISTA SECRETA Y LAS MISTERIOSAS PERSONAS QUE LA CRUZAN.

a preguntar y un empleado le cuenta que la única manera de llegar allí es a través de la misteriosa Ruta Cero. Al seguir sus indicaciones empezaremos a conocer personajes atípicos que se unirán a nuestro viaje mientras nos adentramos en las profundidades de la zona y vamos recorriendo un fantasmagórico mapa por donde es muy fácil perderse si no prestamos atención. Aquí no tenemos GPS ni Google Maps, tan solo algunas pistas que vamos anotando en un cuaderno de nuestro inventario. Lo primero que llama la atención de Kentucky Route Zero es su apabullante estilo visual con gráficos vectoriales totalmente alejado del genérico diseño mostrado en su Kickstarter original. Su aspecto de paisajes y figuras recortables le confiere un estilo único y encaja plenamente con la historia que pretende contar. Todo ello da lugar a una atmósfera inquietante y onírica, con tonos oscuros y crepusculares ya que (casi) toda la aventura transcurre de noche. Sus autores no ocultan la influencia de David Lynch, tanto visual como narrativa. El tono surrealista de la historia remite al famoso cineasta y se toma su tiempo para avanzar, pese a que el conjunto del juego apenas supere las diez horas. Ese ritmo lento también remite al cine contemplativo, otra de sus inspiraciones reconocidas. Sin embargo, como buenos artistas, beben de diversas fuentes y disciplinas. La principal de ellas no es muy habitual en los videojuegos: el teatro.

Teatro interactivo. La puesta en escena se asemeja a una obra teatral y al ir incorporando más personajes al elenco, esa sensación va en aumento. Además, sus creadores deliberadamente denominan los capítulos “actos”, y a partir del segundo empezamos a percibir que las cosas no son como parecen. Al principio manejamos a Conway, pero después empezamos a controlar también otros personajes e incluso en ciertos momentos podemos elegir las respuestas de varios a la vez en una misma conversación. De esta forma se rompe la sensación de inmersión, ya que no estamos interpretando a un protagonista fijo, sino que vamos saltando de uno a otro según la obra (y nunca mejor dicho) lo requiera. Nosotros no somos Conway, sino todo el reparto. Kentucky Route Zero se atreve con estas y otras piruetas narrativas, como hacernos mover un personaje mientras un narrador describe el resultado de nuestras acciones, lo que genera sensaciones extrañas y desconcierto al sentirnos observados como si fuéramos el protagonista de El Show de Truman y un Christoff estuviera preveyendo lo que vamos a hacer a continuación. 32


La sombra de Gabriel García Márquez también orbita por las carreteras sinuosas de este oscuro Kentucky, desde el tono hasta un personaje apellidado como él. Pero si Kentucky Route Zero brilla con luz propia es por proponer una combinación más osada que las simples referencias a Macondo. El juego mezcla con gran habilidad dos géneros literarios tan aparentemente opuestos como el realismo mágico y el gótico sureño para dar lugar a una obra fascinante y compleja que recoge lo mejor de ambos estilos para hacerlo propio. La fantasía inocente del primero se fusiona con la sordidez del segundo para reflexionar sobre la recesión, capitalismo y marginación. Ya jugamos a algo parecido en el imprescindible A Night in the Woods, un título complementario a este que analizaba una situación similar en otro pueblo minero al sur de Estados Unidos bajo la apariencia de otra preciosista aventura gráfica tradicional. Cine, teatro y literatura suelen ser medios habituales que inspiran a creadores de videojuegos, pero Kentucky Route Zero también riza el rizo en este sentido. Entre cada acto hay un breve interludio que sirve para presentar algún nuevo personaje de manera sutil, conectar el argumento y presentar ideas más experimentales. Sus autores dejan patente sus orígenes en el mundo del arte y la performance al ofrecer cinco piezas jugables totalmente diferentes: una exposición en una galería, una obra de teatro ambientada en un bar de carretera, llamadas al contestador de una oficina, la grabación de un extraño programa de televisión local, cuyo resultado ha sido también filmado de manera real, y uno oculto donde vamos cambiando el dial de un televisor. Kentucky Route Zero combina todos esos elementos y algunos más, como una impresionante actuación musical que tiene lugar en el tercer acto, lo que da como resultado a un título inclasificable, que rehuye todas las etiquetas y lo acerca al videoarte.

TAMBIÉN, UNA REFLEXIÓN SOBRE LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS ECONÓMICA, EL CAPITALISMO Y LOS DESFAVORECIDOS. También la música es una parte fundamental de esta experiencia sensorial, como no podía ser de otra forma tratándose de una oscura historia sureña. El compositor Ben Babbitt se ocupa de una banda sonora electrónica y ambiental que mezcla varios estilos folk yanquis, en la mejor tradición de Robert Johnson o Woody Guthrie, especialmente bluegrass, country, jazz y blues. Este sonido característico nos traslada a la Ruta Cero como si estuviéramos al volante del camión, cruzando pueblos fantasmas y terrenos inhóspitos por los que vagaron Kerouac y Faulkner. Kentucky Route Zero es una obra única e irrepetible desde su concepción hasta su ejecución. Una historia mágica, trágica y emotiva sobre deudas y

personajes rotos que tratan de buscar su propia comunidad. Sus desarrolladores poco a poco van dejando de lado la trama principal e incluso al supuesto protagonista principal, pero da igual, ya que acabamos empatizando con el resto de esta peculiar troupe. Ellos mismos lo admiten: «No damos muchas pistas al jugador, queremos atraparlo de una manera poética». Una declaración de intenciones digna de su admirado Lynch. Lo que aquí importa, como en toda buena road movie, no es llegar al final, sino el viaje. Especialmente en uno que ha transcurrido por una carretera tan retorcida durante casi una década. @


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La ciencia ficción, el género en disputa #40 03–04_2020

Texto EVA CID

Amiga del extrañamiento y la transgresión, la ciencia ficción es un género especialmente proclive a la reflexión sobre nuestros límites, también en el ejercicio de la crítica social feminista.

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generar, entre otras cosas, conversaciones críticas con el presente. En estos términos, es inevitable constatar que las perspectivas feministas, como marco de análisis, pero también como voces creadoras de relatos y discursos sobre lo deseable, se han entremezclado con la ciencia ficción dando lugar a una notable cantidad de producciones desde las que se reflexiona, de un modo u otro, sobre las mujeres, el peso del género y su papel en el mundo. Dentro de la llamada ciencia ficción feminista se pueden rastrear varios lugares comunes y temas recurrentes. El feminismo analiza la realidad de la mujer en su contexto histórico y social, e inspecciona los espacios subalternos a los que ha sido relegada en diferentes contextos. Por tanto, uno de los lugares comunes en la ciencia ficción feminista lo ocupa el trazado de universos donde las mujeres ocupan otro tipo de espacios, otras posiciones en la jerarquía social. En este ejercicio, es inevitable imaginar universos con otras organizaciones de género: universos sin hombres, sociedades donde los hombres han sido desplazados a otras posiciones menos centrales, o aquellas en las que han sido despojados del poder social que ostentan.

a ciencia ficción nos permite explorar mundos improbables dentro de los límites cognitivos de lo posible. Casi desde su concepción, ya desde Luciano de Samósata, ha sido un género desde el que transgredir normas y convenciones, desde las convenciones de su propia fórmula. Es mediante la transgresión que podemos pensar y redibujar nuestros propios límites, los parámetros que configuran nuestra realidad. Según Darko Suvik en su Metamorfosis de la ciencia ficción, este género es resultado de diferentes tendencias en conflicto. Por un lado, la ciencia ficción está estrechamente relacionada con el surgimiento de clases sociales subversivas y las cogniciones que de ellas se derivan. Por otro lado, a menudo responde a un escapismo mistificador o catastrofista que también es fruto de esas mismas limitaciones sociales, con la ciencia como techo y horizonte limitador. Pero, sobre todo, para Suvik, la ciencia ficción es la literatura del extrañamiento. Fruto de la insatisfacción, la ciencia ficción ha caminado siempre de la mano de la esperanza de crear o recrear en lo desconocido universos ideales para ejercitar ese extrañamiento que posibilite 34


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FRUTO DE LA INSATISFACCIÓN, LA CIENCIA FICCIÓN HA CAMINADO SIEMPRE DE LA MANO DE LA ESPERANZA DE CREAR O RECREAR EN LO DESCONOCIDO UNIVERSOS IDEALES.

XTC69 (Astiberri, 2020)

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Sci-fem. La mano izquierda de la oscuridad (1969) de Ursula K. Le Guin y El hombre hembra (1970) de Joanna Russ, pueden considerarse como las dos obras fundacionales de la ciencia ficción escrita por mujeres que reflexiona, directa o indirectamente, sobre todos estos espacios asignados a mujeres y a hombres, XTC69 ES UN CÓMIC BREVE CON UNA y sobre sus implicaciones desde un punto de vista CRÍTICA SOCIAL FEMINISTA DESDE social, material o psicológico. Ambas novelas recrean LA CIENCIA FICCIÓN PULP Y EL sociedades en las que el género y el peso político HUMOR. que lleva asociado se ve desplazado de sus lugares habituales, difuminado o incluso borrado. En el caso de la novela de Le Guin, la carga ideológica de las asunciones de género se diluye gracias a que los guedenianos no tienen un sexo biológico estable, sino que van mutando de macho a hembra según la época, e incluso permaneciendo algunas semanas en un estado de sexo neutro. La mano izquierda de la oscuridad es fascinante sobre todo por las preguntas que suscita su lectura, más que por las afirmaciones que proporciona. Cómo sería una sociedad en la que no existe una categoría estable e inmutable que pueda favorecer el control de un género sobre el otro. Qué queda de la naturaleza humana cuando el sexo deja de ser una constante. Joanna Russ (1937-2011), desgraciadamente menos conocida dentro de las fronteras de nuestro país, fue una escritora, académica y feminista radical estadounidense. Desde 1966 enseñó literatura en diversas universidades y fue autora de más de cuarenta cuentos para varias revistas y LA MANO IZQUIERDA DE LA OSCURIDAD Y antologías de ciencia ficción. En el año 1972 EL HOMBRE HEMBRA SON LAS DOS OBRAS fue galardonada con el FUNDACIONALES DE LA CIENCIA FICCIÓN premio Nébula al mejor FEMINISTA. cuento, When it changed, y con el Hugo a mejor novela corta en 1983 por Alma. Su novela El hombre hembra, clásico de la protagonistas, donde mujeres y hombres conviven ciencia ficción ampliamente elogiado por la crítica ocupando espacios jerárquicamente distintos. Estos especializada, fue publicado por primera vez en encuentros, este cruce de realidades, finalmente España en el año 1978 por Bruguera, y su reedición sirven para que todas ellas reevalúen sus vidas y en nuestro país se espera para el próximo mes de den forma a sus ideas sobre lo que significa ser una mayo bajo el sello Nova. mujer. La novela narra fragmentos de la vida de El hombre hembra puede leerse como una novela tres mujeres, que pueden entenderse como tres de ciencia ficción sobre viajes entre distintas versiones diferentes de la misma mujer, viviendo realidades, pero es también es un potente e incisivo en universos paralelos. Whileaway, el mundo ensayo que nos muestra las desigualdades que se dan en el que reside Janet, es un hipotético mundo en sociedades donde los hombres ostentan poder futuro donde no existen los hombres después de sobre las mujeres. La novela aprovecha la capacidad que se extinguieran por una epidemia. Desde allí, potencial de la ciencia ficción para poner de relieve el Janet viaja a los universos de Jeannine y Joanna, contraste entre el mundo real, el nuestro, y un mundo y su perspectiva se emplea como voz crítica de imaginario que sirve para especular con el tipo de todas esas nociones asociadas al género en las vida que podríamos llevar en el contexto de otros sociedades binarias que habitan las otras dos condicionantes sociales. 36


Este marco desde el que inspeccionar los significados asociados a la realidad de las mujeres, este espacio que cede la ciencia ficción como engranaje para la crítica social desde un punto de vista feminista, ha seguido dando frutos hasta nuestros días. Jessica Campbell (1985), artista y humorista autora de Hot or Not: 20th-Century Male Artists (2016) acaba de publicar XTC69 (2020), editada en español por Astiberri, una novela gráfica breve con la que Campbell ejecuta una crítica social feminista desde la ciencia ficción pulp y el humor. La comandante Jessica Campbell y su tripulación emprenden un viaje desde L8DZN1T3, su planeta natal, en la búsqueda de otros mundos con la esperanza de encontrar hombres con los que poder reproducirse. Durante su viaje aterrizan en la Tierra, donde descubren al último ser humano superviviente dentro de una cámara de criogenización. Lamentablemente, este último superviviente es una mujer, con lo cual no sirve a sus propósitos, pero sí acaba por unirse a la tripulación para acompañarles en el resto de su viaje. XTC69 es un cómic de ciencia ficción con un estilo visual serie B, pero también es una crítica social feminista que, desde un sentido del humor que va de lo simple a lo incisivo, se afana en hacer sátira de los aspectos más machistas y misóginos de nuestra sociedad. El humor de la autora, no obstante, funciona mejor cuanto más sutil es, brilla más en aquellos segmentos menos obvios que en los que más abiertamente critican el machismo y la misoginia, pero el conjunto resulta fresco y divertido, con un punto de ternura implícito en la sencillez del dibujo. A pesar de la distancia formal y de enfoque, la obra de Campbell tiene algunos puntos en común con las citadas novelas de Ursula K. Le Guin y Joanna Russ. Concretamente, la concepción del género, que en XTC69 es fluido, como en la novela de Le Guin. Por otro lado, el planeta L8DZN1T3 es un mundo sin hombres, como la Whileaway de Joanna Russ, pero esta circunstancia se deriva directamente de la citada fluidez de género. Los habitantes del planeta imaginado por Campbell pueden elegir a su antojo ser hombres o mujeres, y en esa libre elección los hombres acabaron desapareciendo porque todo el mundo elegía ser una mujer. La de Campbell es una lectura ligera y desenfadada, aunque con un nivel considerable acidez y mala leche. No busca indagar de una forma particularmente profunda en cuestiones de género; su crítica social es más pop que sociológica, pero resulta una aportación refrescante por su estilo, por su sentido del humor y por su habilidad para jugar con los referentes a través del filtro naif desde el que se expresa. @


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Vita Sackville-West

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vir.woolf

La escritura como diálogo Texto ANA LLURBA

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¿Se imaginan a Virginia Woolf promocionando su editorial en Twitter o poniendo morritos con su amante en Instagram? Hablamos de varios libros y proyectos recientes que muestran el trabajo de los escritores históricamente como una tensión constante entre el oficio individual y el intercambio colectivo.

los practicantes del género cumbre del siglo XIX: la novela. Sin embargo, algunos autores y artistas utilizan los nuevos lenguajes de la era digital como campo de exploración, también literaria. Así lo hizo el poeta Kenneth Goldsmith, cuyo libro Escritura no creativa. La gestión del lenguaje en la era digital, ha sido reeditado recientemente por una de las editoriales punteras en ensayo contemporáneo: Caja negra. Una de las ideas principales de este autor es que el advenimiento de la era digital ha promovido las condiciones de emergencia de un nuevo lenguaje digital. Y este cambio implicaría nuevos retos para los escritores contemporáneos. Para formular su tesis, Goldsmith establece una analogía con el surgimiento de la fotografía, que forzó a que los pintores se cuestionaran su práctica. «Todos estábamos convencidos de que el mundo iba a convertirse en el imperio de lo visual, un lugar lleno de imágenes; pero si miramos a nuestro alrededor, lo único que vemos es gente que no para de escribir, leer y textear: vivimos inmersos en el lenguaje de un modo que jamás nadie se había atrevido a soñar», sentenció el autor en ese libro necesario para comprender los desafíos de la era digital en el ámbito de las 39

humanidades y las artes, a pesar de los augurios apocalípticos que invocaría esa bestia mitológica global, internet. El éxtasis de las influencias. En honor a aquella famosa anécdota de que el escritor Jorge Luis Borges se consideraba más orgulloso de lo que había leído que de lo que lo había escrito, otros escritores contemporáneos practican el oficio de la escritura haciendo honor a sus lecturas. Escritores como Rodrigo Fresán o la recientemente galardonada con el premio Herralde de novela, Mariana Enriquez, desde el periódico Página 12, al igual que la los españoles Laura Fernández en El País o Jorge Carrión en The New York Times en español realizan desde hace décadas una labor en la crítica literaria que parece rendir honor a esa afirmación borgeana, tanto por defecto profesional u obsesión personal. Estos escritores son creadores de mapas, de cartografías que nos dirigen a sus lectores no solo al encuentro con autores y obras desconocidas, en la necesaria mediación que ofrece la crítica. Su labor periodística nos anima a atravesar los puentes desde los que se ven las marcas, los rastros, las huellas de las operaciones de lectura que luego proyectan en sus libros. Sin ejercer el oficio

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n su célebre ensayo Fracasar mejor, publicado en 2007 en The Guardian, la escritora inglesa Zadie Smith parafraseaba la famosa frase de Samuel Beckett: «Fracasa de nuevo. Fracasa mejor». Aunque su uso y abuso como eslogan por los gurús del diseño y la jerga de los entrepreneurs la hayan deslucido un poco, el texto de la autora británica le restaura su sentido original. Al describir y analizar la continua sensación de impotencia ante la creación de “el libro perfecto”, Zadie recurrió a varios otros colegas de profesión, a quienes no nombra pero cuyas voces canalizan de manera coral sus ideas sobre esa tensión entre el oficio, es decir, la tradición y la comunidad, y el ego, la experiencia individual. Más allá de la necesaria soledad que implica el trabajo de leer y escribir, diferentes libros y proyectos recientes señalan a la creación literaria no solo como la verificación del cliché del ostracismo y el aislamiento del escritor sino también de una conversación con la tradición, con los lectores, con otros autores y, por supuesto, con la comunidad interplanetaria digital. En épocas donde el derrame constante de información, así como la crisis de la atención, pareciera que la cuesta es aún más empinada, sobre todo, para


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BIBLIOTECA Escritura no creativa. La gestión del lenguaje en la era digital. Kenneth Goldsmith

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del periodismo, pero encarnando ese amor por compartir, por contagiar las lecturas que fagocitan su escritura, en Impón tu suerte (Círculo de tiza, 2019) Enrique Vila-Matas nos lleva de la mano por aquellos nombres tan consagrados sobre los que parece que no hubiera nada más que decir. Borges, Cervantes, Duchamp, Flaubert, Joyce, Nabokov, Stevenson o Walser son invocados de una manera que contagia con entusiasmo su influencia en su propia obra.

Impón tu suerte. Enrique Vila-Matas

Y por mirarlo todo nada veía. Margo Glanz Las redes (casi) invisibles. En su ambiciosa biografía sobre Virginia Woolf, La vida por escrito (Taurus, 2015), Irene Chikiar Bauer afirmó que la autora británica escribía hasta siete (!) cartas al días. ¿Cómo habría Las redes invisibles. sido la vida de ‘Vicky’ en esta era de gente solitaria Sebastián Robles delante de las pantallas e innumerables redes sociales? ¿Se imaginan los perfiles de la escritora promocionando Hogarth Press, la editorial que dirigía junto a su marido, Leonard Woolf, en Twitter o Conversaciones sobre la escritura. haciendo morritos con su amante, la también escritora Ursula K. Le Guin Vita Sackville-West en Instagram? La necesidad (o no ) de promocionar su propio trabajo o animar las conversaciones y los intercambios con otros colegas o directamente con sus lectores. Contar es escuchar. Sobre la Un artículo reciente aparecido en El País plasmaba escritura, la lectura y la imaginación. la amplia variedad de escritores de diferentes latitudes Ursula K. Le Guin y generaciones que usan frecuentemente las redes sociales. Sobre todo Instagram y Twitter, donde autoras como Joyce Carol Oates o Mary Beard, comparten su trabajo, y en el caso ESCRITORES COMO RODRIGO FRESÁN, de la primera, su día a MARIANA ENRIQUEZ, LAURA FERNÁNDEZ O día. Chimamanda Ngozi JORGE CARRIÓN REALIZAN GRACIAS A SUS Adichie ha dejado en CRÍTICAS LITERARIAS CARTOGRAFÍAS PARA manos de sus sobrinas la promoción de sus LECTORES. estilismos en Instagram, como una manera de apoyar a la emergente industria de la moda nigeriana, francés/inglés donde a través de un vídeo-minuto país del que es originaria. O la escritora mexicana Margo invitan a un grupo de jóvenes escritores europeos Glanz, quien en Y por mirarlo todo nada veía (Sexto piso, emergentes a definir qué significa “escribir”. 2017) dio cuenta de los usos “creativos” que se le puede La proliferación de redes y plataformas para dar a la compulsión comunicativa en Twitter. comunidades, como las de escritores, fue certeramente Más allá del uso individual de las redes, los satirizada en Las redes invisibles (Momofoku, 2016) de escritores Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez Sebastián Robles. En este hilarante homenaje al clásico coordinan la plataforma #ECRIRW a través de la Las ciudades invisibles (1971) de Italo Calvino, Robles cual una serie de jóvenes escritores emergentes imagina una red social de escritores realistas. El acceso como Cristina Morales (premio Herralde y Premio a “Balzac” solo está permitido a través de un riguroso Nacional de Literatura en 2018), Elizabeth Duval formulario cuyo algoritmo excluye automáticamente o María Sánchez entre otras. Se trata de un nuevo a todo escritor que se adscriba a la influencia de punto de encuentro para la difusión de nuevas voces escritores tan disímiles como Gabriel García Márquez, de la literatura europea. Inspirados por Escribir Julio Cortázar o Stephen King, para mantener el de Marguerite Duras donde compartió su tesis de purismo de los principios con los que sus usuarios que «escribir es aullar sin ruido», ambos escritores rinden culto a la representación de experiencia comenzaron esta plataforma trilingüe castellano/ consensuada que llamamos “realidad”. 40


AUTORAS COMO JOYCE CAROL OATES, MARY BEARD O CHIMAMANDA NGOZI COMPARTEN SU TRABAJO EN REDES SOCIALES.

Craft Beer y Pikoteo

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La escritura como diálogo. En Conversaciones sobre la escritura (Alpha Decay, 2020), una sugestiva entrevista con el periodista David Naimon, Ursula K. Le Guin, «una realista de una realidad mayor», como ella misma se definiría, exploró los dilemas morales que acechan el oficio solitario de la escritura. A diferencia de otro libro sobre la escritura publicado recientemente en castellano, Contar es escuchar. Sobre la escritura, la lectura y la imaginación (Círculo de tiza, 2018) una compilación de ensayos escritos por la autora, este libro plantea un interesante abordaje de las posibilidades de la conversación como un género en sí misma. A medida que avanza la entrevista, Le Guin se deshace de clichés románticos, y anima a los escritores principiantes a leer a los grandes maestros e imitarlos. A esto debe sumarse la chispa con que explica la importancia de aspectos formales como la gramática y la sintaxis, a la que se refiere como el esqueleto de la escritura. Su reflexión se basa en la propia práctica pero ajena al narcisismo o la mitomanía, Le Guin y en el gesto de compartir la experiencia que ha recolectado (fiel a su propia teoría de la ficción opuesta a la ética narrativa de épica y la competencia) a lo largo de décadas; así como también los fracasos de sus comienzos, cuando pasó unos siete años en los que apenas le publicaron algunos textos. Así como de una larga conversación entre un periodista y una escritora emerge entre la arena de los géneros periodísticos, marcados por el ritmo frenético de la adicción a la novedad, el esqueleto olvidado de una especie de subgénero literario. Bajo la apariencia fosilizada de una entrevista emerge la forma dialógica, como en los diálogos platónicos, una de las formas más primitivas de comunicación e intercambio educativo. Allí es donde emerge el pasado como la huella, el rastro que, como en la obra de ficción de Le Guin, debamos seguir, la escritura dialógica como proyección hacia el futuro de esa eterna conversación que es la práctica de la literatura. De esta manera, todos esos títulos y proyectos recientes contribuyen a la idea de la escritura como conversación, explícita o implícita, donde, alejados del mito de la torre de marfil, los autores participan de un diálogo que extiende su obra más allá de su propio trabajo creando a través de internet o de la comunicación escrita un vínculo con una comunidad, una tradición o, directamente, con sus lectores. @


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Un ensayo escrito e ilustrado por KLARI MORENO

Inspirado en una performance de Mar Reykjavik

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s invierno y en la sala de exposiciones hace muchísimo frío. Hace tantísimo frío que las trabajadoras tenemos que ingerir litros de infusiones, que son muy sanas, muy diuréticas y conservan el calor del cuerpo hasta que tenemos que ir al baño y volvemos a dejar nuestros culos al frío. Así una y otra vez, vuelve a empezar. Hace tanto frío que tenemos una excusa buenísima para saber por qué la sala está vacía: hace más frío dentro que fuera al solecito, en la calle. No hay un alma en esta exposición de Arte Contemporáneo y, ay, el autoengaño. Cuando llega una persona, las trabajadoras entramos en un éxtasis socializador extraño y el visitante se da cuenta porque nos sobreexcitamos. Pasamos las horas deseosas de hablar con alguien distinto y cuando una persona entra nos agarramos a ella con una amabilidad pasmosa, la visitante en cuestión se asusta y se va. Las mediadoras culturales nos volvemos a quedar solas en la incertidumbre de la tarde, esperando trabajar un poco para que las horas pasen lo más rápido posible. Entonces ocurre algo extraordinario, una fantasía modesta, un menú del día delicioso y asequible, algo de lo que podrías vivir continuamente y que sin embargo pocas veces sucede: entra un grupito de adolescentes a la sala. Las mediadoras, deseosas de abarcar todo tipo de públicos, de acompañar en la exposición a toda clase de personas y compartir opiniones y un enorme abanico de charlas, mantenemos la compostura porque queremos hablar con la chavalada. No me malinterpreten, adoro realizar visitas a mis grupos de jubiladas, pero un buen grupo de adolescentes me pone los pies en la tierra. Es más, cuando me salió mi primera cana me compré un spinner. Lo que no podía imaginar es que accediesen a visitar un tramo de la exposición acompañadas de una adolescente con canas con una acreditación del Ministerio que la hace autoridad. Me pongo contentísima y vemos piezas, dialogamos, nos enfadamos y nos emocionamos con lo que conversamos. El pacto termina con dejarles su espacio durante 45 minutos para que se hagan una sesión de fotos en una instalación con leds de colores. Es un pacto justo a cambio de socializar/trabajar un rato. Si pienso en las primeras veces que visité por voluntad propia una sala de exposiciones, tendría que remontarme a cuando empecé a ser una pedante empedernida. No se me daba demasiado bien puesto que mi memoria es bastante limitada y mi capacidad de tirarme el pisto también, pero disfrutaba yendo a sitios sola, con mi hermana o con mi amiga Gema y

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El pueblo necesita photocalls públicos


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viendo cuadros en blanco, líneas, maquetas, vídeos de señoras haciendo cosas rarísimas. Había algo en esos paseos que me hacían sentirme fuerte y lista, dejando la china de un porrillo escondida en las verjas del museo para que no nos lo pillasen en Seguridad. Había algo de ese riesgo controlado que nos movía por dentro. Nos entusiasmaba pensar en lo alucinante que era poder comunicarnos con personas que estaban vivas o muertas, muy lejanas a nosotras a través de un objeto la mayoría de veces absurdo. Hay una magia en esa distancia entre artista y espectador que aunque mi amiga y yo fuésemos declaradamente ateas, la convertía en un acto religioso: hay ahí unos garabatos y nos tenemos que creer que eso es Arte. Y en efecto, nos lo creemos. El hecho de creer es terreno farragoso y por eso me entusiasma. Me gusta pensar en el acto de fe que supone tomarse el Arte Contemporáneo como algo que puede llegar a ser trascendental o todo lo contrario, algo cotidiano como hacer una visita a Hacienda o a la frutería. De hecho el Arte Contemporáneo a veces puede llegar a amargarte y otras incluso puedes ingerirlo. La torre de caramelos de Félix GonzálezTorres puede hacer todo eso y muchísimo más. La cosa está en creer que podemos ofrecerle de vuelta algo a la obra y al artista sin que nadie más se entere. Es un secreto material encerrado en los recovecos y los tiempos de una pieza y la adolescencia tiene muchísimos fervores que ofrecer. «Enseñar a no hacer nada». Qué frase tan sugerente, qué respiro. «Enseñar a no hacer nada» es un texto bellísimo de la educadora Victoria Gil-Delgado (CA2M) en el que narra una serie de encuentros con chavales de instituto en talleres de performance. Precisamente comienzan trabajando desde ese creerse artistas. Las educadoras dicen en alto «a partir de ahora sois artistas» y la chavalada se lo tiene que creer porque va a comenzar a hacer cosas rarísimas, explorando los límites éticos, físicos, espaciales propios y del instituto donde desarrollan las actividades. Desafían las lógicas productivistas de lo que imaginamos cuando pensamos en Arte y usan sus cuerpos, lo que llevan encima para explorar de una manera especial un lugar

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que habitan cotidianamente. En este taller conocían el trabajo de performers y reciclaban sus partituras, se convertían realmente en artistas y es precisamente esa “fe” la que daba realmente valor a lo que estaban haciendo. Enseñar a no hacer nada o más bien aprender Arte llevándolo a cabo. Del instituto volvemos a salir a la sala de exposiciones. Dos espacios que son autoridad, dos espacios destinados supuestamente para el aprendizaje y la reflexión, y que al mismo tiempo pueden ser lugares profundamente cotidianos. En la sala de exposiciones vemos cosas y a veces incluso las fotografiamos si nos llaman la atención algo y en otros casos, nos convertimos en sujeto de esa fotografía. Necesitamos llenar nuestro legado de imágenes donde aparecemos en miles de circunstancias distintas; si cambia el entorno, la ropa, mejor, si cambia la luz, espectacular.

Escultura de Elena Aitzkoa

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En mis intentos por ser algo snob intento no sacar el móvil en ciertas circunstancias para autoengañarme y demostrarme que yo no tengo esa necesidad de fotografiarlo todo, pero son intentos fallidos, por supuesto. Madurar también significa empezar a pasar de todo soberanamente. El grupo adolescente inquieto que atraviesa las puertas de la sala de exposiciones saca su cámara, como si fuese una ampliación de su propio cuerpo, y se deja fotografiar por todo lo que le llama la atención y siento envidia. «Si lo haces con naturalidad, nadie se va a fijar», pienso. Pero aún siento cierta culpabilidad millenial al realizar este ejercicio fotográfico con comodidad. Por navidades me regalaron una entrada para ir al Prado. Había muchas cosas que quería revisitar y quería trabajar un poco en lo que viene a ser mi proyecto más ambicioso: recoger imágenes de perros en obras de Arte. Saco el móvil, reconfiguro la composición de un cuadro, saco una foto, la almaceno. Tengo miles de instantáneas de cuadros de diferentes museos en los que aparecen perros. Me entusiasma el Arte de archivo, me desvivo por una instalación incómoda y me gusta desafiar los tiempos de una obra aburridísima e infumable. Pero cuando nadie mira, cojo el móvil y hago un zoom a un perro que come cebollas en un cuadro del Bosco. Entonces viene la de Seguridad, me regaña y me explica que si quiero ver esa imagen bien puedo encontrarla en la web con una calidad estupenda. Señora, usted no ha entendido nada. Usted está trabajando aquí, igual que yo he trabajado ahí, pero hay algo en mí que arde por dentro realizando fotos de mala calidad a un cuadro cuando usted no mira. Para mí, una adolescente con canas que nunca se atrevió a hacer un graffiti, esto es toda una proeza ilegal. Hacer fotos cuando no se puede es para mí llevar a cabo un pequeño ejercicio que mira de frente a la Klari adolescente y le dice: «¿Ves? Algún día tendrás valor para hacer algo medianamente antiautoritario». Pero nunca volvería al pasado a decirle nada a la Klari adolescente, odia la condescendencia y que le digan lo que tiene que hacer. Sacar fotos en exposiciones, selfies, creerse artista... Al final son estrategias para apropiarnos de esos artilugios, dispositivos, legados, lenguajes que los artistas llevan a cabo con todo el cariño del mundo. Pienso mucho en la adolescencia porque en el último mes he visto las series Sex Education y Big Mouth y leído el tebeo Laura Dean me ha vuelto a dejar. Reboso adolescencia en estos

Conmovedor 46


Pipas

momentos, me han salido un par de granos en la cara, incluso. Algo que me ha llamado la atención de estas series es la luminosidad de sus relatos, algo que para mí es completamente nuevo cuando se habla de adolescencia. Hay un optimismo bastante particular en la manera en la que se narra la amistad y la sexualidad, bastante pop incluso. Me quedo con esta sensación después de este empacho hormonal y cultural. En esta serie de idas y venidas entre la adolescencia y el presente, vuelvo a sentir el frío meterse por el forro polar, el invierno en la sala de exposiciones. Sigue entrando gente por goteo, rulan las manzanillas y las infusiones. Dejamos de lado por un momento las conversaciones sobre condiciones laborales porque entra otro grupito de adolescentes. Emoción, tensión. Podría haber demostrado en muy poco tiempo que podríamos hablar de Duchamp y terminar conectándolo con Cecilio G., hablar de tutoriales de maquillaje y videojuegos y terminar con Donna Haraway, racismo, ocultismo, pasando por hablar de nuestros perros... pero el grupo declina amablemente mi propuesta de pasear juntas por la exposición porque prefieren hacerlo de manera autónoma. Ya han oído hablar de la exposición, ya vienen preparadas, sacan sus cámaras de fotos y empieza la sesión. @

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I O N S

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ESTE PEQUEÑO SELLO DISCOGRÁFICO NACIÓ EN 2014 EN BILBAO CON EL PROPÓSITO DE CONTRIBUIR A APOYAR A LA ESCENA ELECTRÓNICA LOCAL. SEIS AÑOS Y VEINTIOCHO DISCOS DESPUÉS SIGUE FIRME EN LA LUCHA CON UN PODCAST Y UN FANZINE.

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Texto KOLDO GUTIÉRREZ

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Por amor a la electrónica

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on el secreto mejor guardado de la electrónica vasca, nuestros superhéroes de la música experimental; DJs de noche y editores de madrugada. Yeray y Jony, la identidad secreta bajo la que se ocultan Radithor y Nathan Church, llevan años involucrados en diversos proyectos musicales y en el ambiente de las raves. El primero fue uno de los fundadores de Distopia Club, un colectivo que anima las noches de Bilbao con electrónica de calidad, mientras su compañero se ocupa de We Love Dolce Vita (WLDC), donde da rienda suelta a su pasión por el Italo Disco, SynthPop y New Wave en sesiones en diversos garitos. Gracias

a su experiencia aquí y en otras ciudades son plenamente conscientes de los elementos necesarios para que eclosione una auténtica escena electrónica local: «Requiere salas, músicos, público, sellos y medios que hablen sobre ella», señala Yeray. Sin embargo, «aquí no había ningún sello dedicado a la electrónica», cuenta Jony. Dicho y hecho: en 2014 fundaron Eclectic Reactions, que acaba de lanzar su disco número 28. Su autora es Garazi Gorostiaga, una DJ vizcaína que ya había publicado con ellos su álbum debut a finales de 2017, Irauten, donde combinaba ambient, drone y noise. Al principio buscaron producto 48


nacional, pero poco a poco han ido centrándose en autoeditarse y ambos siguen lanzando sus propios el panorama vasco y yendo a un nicho muy concreto. discos en otros sellos independientes para que sean «Fuimos conociendo a músicos que se salían de la estos quienes apuesten por ellos. Yeray acaba de electrónica de club, más cercanos a lo experimental lanzar Al Aire con la burgalesa Crystal Mine mientras y vanguardista, con una visión más artística», Jony ha sacado ya dos con la italiana Giallo Disco. rememora Radithor. Así evolucionó su humilde Los fundadores de Eclectic Reactions denuncian la proyecto hacia un terreno más rompedor y original, endogamia inherente a esta escena, el postureo y la no apto para todos los oídos, donde dan cabida a necesidad de ciertos “padrinos” para medrar, aunque propuestas underground que no suenan en cualquier dejan claro el componente horizontal, abierto e sitio. Músicos como Triames, miembro del proyecto inclusivo de los músicos locales, lo que ha dado lugar de techno industrial Homoagent; Pepo Salazar, un a una gran fraternidad que fomenta las colaboraciones artista plástico de Vitoria; Enrike Hurtado, artista e entre artistas. investigador sonoro; Tzesne, Kakofunk y Minúsculo Por si no fuera suficiente con el sello, también o Fernando Carvalho, a quien sus editores califican tienen su propio podcast en el que cada mes invitan como «un gran DJ desde la sombra que no ha tenido a un DJ (no productor) nacional o internacional a el reconocimiento que se merece». Entre otros. grabar una sesión con una única premisa: Haz lo que Eclectic Reactions apuesta por la escena local más quieras. Y ya llevan 45 episodios con músicos como en los márgenes y por publicar lo que les gusta, más Ale M, The Zenobit3, Panduro DJs, Telmo Trenor, cercano a lo académico que a la música electrónica Miss Bihotza y ellos mismos. Otra manera sencilla de de pista. Son ellos quienes buscan activamente esas descubrir lo que se mueve en el panorama electrónico trufas aún por descubrir. «No somos partidarios que lleva a sus artífices a abrir uno de los grandes de recibir, preferimos dirigirnos a ellos y decirles: melones de este mundillo: «La dicotomía entre DJ o “Nos gusta lo que haces, queremos productor nos daría para sacarte algo”», explica Jony. Esas hablar durante horas», «UNA ESCENA colaboraciones surgen de manera sentencia Yeray. «Ahora REQUIERE SALAS, natural, al moverse en el ambiente y mismo a nivel europeo MÚSICOS, PÚBLICO, conocer a mucha gente en la escena. El existen muy pocos DJs resultado son ediciones limitadas en y productores puros SELLOS Y MEDIOS cassette, con tiradas de unas 50 copias QUE HABLEN SOBRE que no se encarguen de realizadas por ellos, con un espíritu ambas labores», remata ELLA». DIY. «Es un formato barato, sencillo, Jony. Por eso reivindican cómodo y democrático con el que la figura del clásico DJ hemos crecido», afirma Radithor. Puestos a hacerlo de electrónica de club que pincha in situ con los en un modo económico y artesanal, prefieren la vieja elementos de los que dispone y ofrecen su espacio en cinta que el CD, por eso regalan el álbum digital al el podcast para sesiones libres a la antigua usanza, comprarla. «Si sólo lo publicásemos en digital no nos algo que echan de menos en Bilbao actualmente. consideraríamos un sello, al no tener algo tangible», «Falta riesgo y sobra ego», critican. reflexionan. Por eso cuidan mucho las ediciones, El sello y el podcast contribuyen a rellenar los con un diseño elaborado en todos sus elementos: huecos necesarios para esa escena sólida que sus portadas de diversos artistas, caja y textos. Son creadores reclaman, pero faltaba otra parte más en el objetos de coleccionista, pequeños pedacitos de arte, conjunto: medios que estudien, analicen y reflexionen numerados a mano y con muchos detalles. sobre todo esto. Por eso Yeray montó junto al periodista Antton Iturbe el fanzine UHIN, que en mayo No autoedición. Las cintas están a la venta en su publicará su número 3. «Lo coordinamos juntos para web y también en ferias de autoedición, como el hacer una propuesta muy abierta en la que cualquiera BALA de Bilbao. Varias ediciones están ya agotadas, pueda escribir», mantiene. La filosofía es la misma aunque sus responsables reconocen que no buscan que en Eclectic Reactions: dar voz a los artistas en los un rédito económico, sólo ser autosuficientes para márgenes. Los editores de UHIN notaban la ausencia poder mantener el sello y seguir publicando a músicos de medios escritos en estos tiempos de inmediatez, emergentes. El proyecto hacer honor a su nombre, donde todo caduca rápido y nada perdura. Por eso ya que su selección es muy ecléctica tanto en lo reivindican la escucha atenta y un arte que suscite musical como en lo visual, con propuestas que van del reflexión. Su objetivo es documentar, en la medida ambient, al techno, pasando por el abstract o el drone. de lo posible, parte de lo que se hace en el terreno La iniciativa no podría ser más altruista, ya que pese electrónico vasco mediante artículos, entrevistas a dar cabida a multitud de creadores, ellos prefieren y reportajes de varios colaboradores en diferentes mantener sus proyectos musicales al margen. Tan sólo idiomas. Si de esta forma la escena local no se han publicado un disco de WLDV, porque no quieren mantiene, por Eclectic Reactions no será. @ 49

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Agenda Cactus MAR—ABR 2020

VÍA DE FUGA

RESIDENCE

LOUISE MICHEL LIBURUAK

Gordoniz, 5. Bilbao.

Barrainkua, 1. Bilbao

SÁB 14 MAR 22:00

CADA MIÉRCOLES 21:00

Teatro: Impro y punto

Irish Folk Sessions

SÁB 28 MAR 22:00

Concierto: Loida

BILBAOARTE

VIE 27 MAR 19:00

Presentación: El narco-oasis vasco con Ahoztar Zelaieta.

Urazurrutia, 32. VIE 13 MAR 19:30

AZKUNA ZENTROA ALHÓNDIGA BILBAO

Hasta el 8 de abril. VIE 27 MAR 19:00

11 Y 12 MAR 17:30 - 20:30

Presentación del documental LANAK, cambios de paradigma en las tipologías laborales, con Itsaso Díaz.

20 € (Socios: 15 €) HASTA 15 MAR

Instalación: Macho-Man

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Inauguración exposición Cuernos a la vista de Damaris Pan

Plaza Arriquibar, 4 Taller: Autobiografías, con Aitor Saraiba.

Espectáculo-instalación sobre violencia machista del dramaturgo Àlex Rigola / Heartbreak Hotel.

JUE 12 MAR 19:00

Presentación: El narco-oasis vasco con Ahoztar Zelaieta.

SÁB 21 MAR 22:00

Aperitivo italiano

Elkano, 27. Bilbao www.louisemichelliburuak.com

Serie documental cine y mujeres: Women Make Film: A New Road Movie Through Cinema de Mark Cousins Ciclo de cine. VOSE. Entrada libre LUN 9 MAR 19:00 Bloques 1 y 2

VIE 3 ABR 18:30

Presentación del juego de mesa ¡A la huelga!

KONPARTITU Pedro Eguillor Plaza, 2. Bilbao. www.konpartitu.com 10, 17 Y 24 MAR 11:45-13:00

Curso: Introducción al análisis armónico Imparte: Mariano Jiménez 75 € (Socios Konpartitu: 60 €)

LUN 16 MAR 19:00 Bloques 3 y 4

VIE 20 MAR 20:00

LUN 16 MAR 19:00

LUN 23 MAR 19:00 Bloques 5 y 6

Encuentro con Posy Simmonds.

LUN 30 MAR 19:00 Bloques 7 y 8

Inauguración exposición: Pinturas de Javier Urquijo (1939-2003)

31 MAR - 4 ABR

Gutun Zuria: Festival Internacional de las Letras de Bilbao.

LUN 6 ABR 19:00 Bloques 9 y 10 MAR 14 ABR 19:00 Bloques 11 y 12 LUN 20 ABR 19:00 Bloques 13 y 14

HASTA 26 ABR

Exposición: De la infancia a la vejez, y también viceversa De Tana Garrido y Alina Aguila. HASTA EL 10 MAY

Exposición: Steve Paxton: Drafting Interior Techniques

Retrospectiva de la obra y legado del coreógrafo norteamericano, creador de la técnica Contact Improvisation.

LIBRERÍA JOKER Euskalduna, 7. Bilbao

SÁB 21 MAR 20:00

Una tarde con Amigo Chino & Invitado Sorpresa (nuevos temas) 15 € (Socios Konpartitu: 12 €) SÁB 11 ABR 20:00

Una tarde con Dúo 15 €

JUE 23 ABR 19:00 VIE 6 MAR 18:30

Presentación de El Cineasta con Nadar. VIE 20 MAR 18:30

Presentación de Mata Hari con Marika Vila.

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Club de lectura: García Márquez canta un bolero con su autor, César Coca.


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