Cactus #21

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#21 enero / febrero urtarrila / otsaila 2017 Gratis Doan

Arquitectura UNA NUEVA ARQUITECTURA ANDINA

Música / Libros LA RUTA DEL BAKALAO

Cómic ALEX ROBINSON

Cómic MIGUEL ÁNGEL MARTÍN

Animación BILL PLYMPTON

Cómic / ilustración

Libros LA MEMORIA DE ANNIE ERNAUX

Amanda Baeza



Hola! ¿Debe utilizarse el arte como arma de compromiso social? Amanda Baeza, la joven ilustradora chileno-portuguesa autora de nuestra portada, sale de los bajos fondos del underground para demostrarnos que sí. Haciendo gala de una deslumbrante forma de activismo visual, Baeza concibe una obra ecléctica llena de fuerza. Annie Ernaux es ya una veterana, pero entre su multitud de libros jamás había hablado tanto de ella misma y de manera tan cruda como hasta ahora en Memoria de chica, donde rememora su primer encuentro sexual en 1958, un recuerdo que no ha conseguido olvidar. Precisamente el sexo es una de las obsesiones del dibujante leonés Miguel Ángel Martín, casi tanto como la violencia. Lleva 30 años provocando con su línea clara y colores pálidos, y ahora podemos ver una muestra de su trabajo en Azkuna Zentroa,

donde se exponen ilustraciones que ha diseñado para una reedición de El Quijote. Alex Robinson también se mueve a gusto en el cómic alternativo. En ese ámbito ha creado obras corales que tratan el paso a la edad adulta o la paternidad. El cine de animación estadounidense es blando, cobarde y complaciente, por eso se agradece la presencia de Bill Plympton, que se ha labrado una carrera al margen de los estudios, como su última Revengeance, que presentó en el Festival de cine de Gijón, donde pudimos entrevistarle. Y hablando de underground, también tratamos dos fenómenos culturales surgidos desde abajo, desde el pueblo, por lo que tardaron en ser aceptados por la sociedad, cuando no criticados. La ruta del bacalao surgió en Valencia en los 80 y revolucionó el panorama musical, ¡pero no todo fueron Chimo Bayo y drogas! Los cholets son edificios de un lujo, colorido, altura y arrojo formal en contraste total con la arquitectura habitual de El Alto, la segunda ciudad más poblada de Bolivia. O la amas, o la odias.

Un proyecto de Sandro Gomato, Koldo Gutiérrez, Elizabeth Casillas NÚMERO 21 ENERO / FEBRERO 2017 www.revistacactus.com @revistacactus

La cabecera de la revista es obra de Cristina Daura Han colaborado en este número José Blázquez, Borja Crespo, Yahvé M. de la Cavada, Laura Lazcano, Arrate Hidalgo, Mikel Gil, Roberta Vázquez. Contacto info@revistacactus.com Publicidad publicidad@revistacactus.com

Edita

Gomagula S. Coop. Pequeña

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L A E S T R AT O S F E R A

El poliamor, el neoliberalismo y otras postmierdas prefijadas Por José Blázquez

¿Te has dado cuenta, insistí, de que cuando me lo

has explicado, has usado ni-sé-las-veces, la palabra libertad, como si ambos términos, poliamor y libertad, fueran sinónimos? Libertad, sí, esa es la palabra, me contestó, ¿te molesta o qué? No, no. La que se molestó, más todavía, fue ella cuando le dije que su discurso sobre el poliamor había tenido un tufillo moralista, por dar por hecha la superioridad de su elección frente a la mía, que había tachado de convencional. Y aquí la cosa empezó a ponerse fea. Hasta ese momento habíamos estado desnudos sobre la cama, relajados, con la confianza que tienen dos cuerpos después de haber follado. Le dije también que la libertad es el término favorito del neoliberalismo, cuyos devotos, paradójicamente, la tienen apresada como a una esclava sexual a la que recurren cada vez que tienen que justificar su ideario político, algo que me ha recordado, señalé, a lo que tú me has dicho cuando has hablado del poliamor. Ella me miró mal, directamente, y se encendió, y mientras se tapaba con la sábana me dijo que yo hablaba por hablar, porque ella se consideraba, aseguró, una mujer feminista y de izquierdas: ¡de neoliberal, nada! Aprovechó que me quedé pensativo para atacarme con el argumento de que yo estaba imbuido en el modelo burgués de relación de pareja, el modelo esclavista, subrayó, y repitió así: es-cla-vis-ta, acusación a la que yo le respondí que tenía razón. Estaba haciendo tiempo en el diseño de un contraataque. Y contraataqué. Hay un matiz que se te escapa en tu ideario happyflowerista. ¿Happyflowerista?, tú estás chalado, tío. Puede ser, pero tú has querido escapar de la jaula burguesa y has terminado dejándote encerrar en la prisión neoliberal. Se incorporó y empezó a vestirse. Un modelo carcelario, el tuyo, que fomenta, justamente, que los afectos individuales se propaguen hacia los estados más avanzados que ansía conquistar el capitalismo. ¡Y una mierda, chaval!, me cortó, mientras se ataba el sujetador. Lo que tú propugnas es la aniquilación del conflicto en la transacción del deseo que siempre va a ser correspondido; respaldas la exaltación de los cuerpos que ya no sufren, que se

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@balazkez

equilibran entre sí sin que el otro sea ningún tipo de carga, y en…, y terminó ella la frase, ...en un argumento tan desquiciante que no te lo crees ni tú. Fue a por mi ropa y me la tiró encima de mala manera. Ahora mismo te vistes y si puedes, te callas, jodido tarado de los cojones. Empecé a vestirme, sí, pero no callé. ¡Si quieres hablamos de las aplicaciones tecnológicas que usamos para follar...! No quiero, por supuesto que no. En las que somos mercancías, nos colocamos el cartel de disponible y al tema... ¡Mercancías, eh!, y se marchó a la cocina: ¡flipante! Piénsalo; esta tecnología que propicia múltiples encuentros sexuales en un mercado donde el deseo circula ya sin fricción alguna es el sueño neoliberal de la mercancía moviéndose libremente; libre, de libertad, ¿te suena la palabra? El deseo ya es la moneda de cambio del capitalismo sentimental, puro consumismo. ¡Cuando te vistas, márchate, por favor! Estaba con los calcetines. No hay dolor en el consumismo de la misma forma que no hay dolor en el poliamor, y de la misma manera que no lo hay en los encuentros fortuitos en los que media nuestra tecnología para que nos desfoguemos con la mayor celeridad posible, como acabamos de hacer tú y yo, esta noche, sobre esta cama. Aplaudió desde la cocina: ¡ole, tío, vete a la mierda ya!, ¡de-u-na-pu-ta-vez! El capitalismo nos ha puesto a funcionar y no lo cuestionamos porque nos hace disfrutar, vivir, emocionarnos, al tiempo que ponemos nuestros cuerpos a pleno rendimiento, sacándole el máximo beneficio, a través de los distintos placeres. Se acabó; y me abrió la puerta de su apartamento. Da lo mismo que se nos ponga a correr o que nos ponga a que nos corramos, la cosa es que nuestros cuerpos devenidos en máquinas no decaigan en su producción incesante de deseo, y, como máquinas deseantes de consumir, lo cierto es que nuestras vidas ya están entregadas a esa lógica capitalista de la extenuación. Y me fui. Pensando en que uno empieza a decir lo que piensa y luego pasa lo que pasa. En fin.


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F L A N C O N N A PA L M

Cereales con Jagërmeister Por Borja Crespo

Caminaba un viernes por la noche por el centro de Madrid, en dirección a la sala de conciertos donde actuaban Crystal Castles. Música electrónica oscura para elevar el alma y expandir el espíritu. O al revés. Había mucha gente para entrar en el recinto. Matando el tiempo de espera paseando por los alrededores, huyendo de asumir el papel del último de la fila, observo un local decorado en madera, lo que se lleva ahora para parecer moderno (en otros lugares ya demodé), con una notable cola de veinteañeros en la puerta, pasando frío al aire libre, dando vuelta a la manzana. Sin entrar en más detalles sobre uno de mis temas favoritos, la obsesión del ser humano por hacer cola como algo natural que se lleva en los genes, mi curiosidad me llevó a acercarme al solicitado garito para ver de qué palo iba. Me encontré un negocio superpoblado, dedicado enteramente a servir cereales, más de cien variedades, con toppings de todos los colores y sabores, leche de soja, de arroz, de avena y a saber de qué más. La imagen me resultó tan dantesca como sintómatica, porque el espectáculo, digno de un publirreportaje de Kellog´s, es un signo más de nuestro tiempo. Me imagino al dueño del restaurante (?) frotándose las manos. Quizás al realizar el estudio de mercado, antes de abrir el sitio tope cool, pensó que llenaría las arcas por las mañanas gracias a los desayunos, o a media tarde a la hora de la merienda, pero… ¿un viernes por la noche? ¿Antes de salir de fiesta te zampas unos cheerios con una barrita de chocolate flotando en algo desnatado? ¿Antes de la cerveza, los chupitos y el copazo? Ver a tanta juventud esperando para entrar a esas horas y deleitar sus papilas gustativas con unos choco krispies, en pleno bullir del fin de semana, con el estruendo de Crystal Castles cerca, me dejó loco. ¿Por qué? Inmediatamente reflexioné: ¿hay cocineros? La persona que está manipulando el bol, el brick y las cajas de cereales que con tanta pasión consumen los jóvenes de hoy, en vez de estar de botellón, ¿puede ser considerado un genio de la gastronomía? ¿Cocina o prepara? De inmediato busqué información en la red vía móvil, porque todos sabemos que en Internet está todo lo que necesitamos. Encontré blogs de moda que recomendaban el sitio, cuyo nombre no voy a citar por no hacer publicidad, argumentando que cenando en el concurrido espacio “te sentías como en Nueva York”. Señalado como uno de sus sitios

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@ElTioCreespy

favoritos de Madrid por una instagrammer con pinta de mear colonia, me quedé francamente preocupado. Respiré hondo y me eché a reír, suponiendo que algún día tan innovadora cafetería del siglo XXI inspiraría uno de mis gruñidos escritos. Y aquí estoy con el cuchillo, y la cuchara a un lado. Si fuera padre tendría un enorme dilema. ¿Es mejor sorprender a tu hijo coqueteando con las drogas o haciendo cola con los amigos para cenar cereales, como si fuera el rancho del recreo del colegio? ¿Mejor unos porros a tiempo que unos corn flakes a deshoras? Mejor que se bañen en los esputos de Eskorbuto, que escuchen sus letras ácidas y sucias, antes que pillarlos bailando en su habitación al ritmo de Maluma, ese hombre perfecto para marujas teenagers. Una lluvia de Chocos, distribuidos por una multinacional como si fuera una marca blanca, que caen empapados de algún batido light sobre un grupo de viejóvenes que cantan canciones de amor escritas por un papanatas que no vocaliza y únicamente piensa en meterla en caliente a toda costa, las 24 horas del día, es lo más cercano que se me ocurre al concepto de purgatorio, porque bañarse en una jacuzzi de leche de alpiste con Jorge Cremades, completamente desnudo, es el infierno directamente. El horror pre y post-adolescente. Ahora, cada mañana, cuando miro a ese increíble horizonte que no se ve desde mi ventana, me doy cuenta, mientras me desayuno unos Special K, que quizás por algo se llaman así, como esa droga para caballos que vuelve loco a los humanos en las noches sin fin en las discotecas, y me veo mayor, por no decir viejo, mientras abro las páginas del periódico en papel, otro problema de mi edad, y acaricio lo analógico con devoción lectora hasta que me topo con una entrevista a un supuesto joven emprendedor inconformista que, en realidad, es un pijo de derechas casi cuarentón tatuado hasta debajo de los testículos con dibujos obvios que presume de ser un gran runner, cuya presunta rebeldía se queda en cuatro ideas extraídas de un manual trillado de autoayuda capaces de sonrojar al mismísimo Anticristo, léase Paulo Coelho. Con este escenario a uno se le atragantan los cereales, le salen 1.537 canas de golpe y le da por escribir teorías que no van a ningún sitio sobre la estupidez humana.


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HARM(ONICS)

No, no es tu opinión, y además estás equivocado Por Yahvé M. de la Cavada

Aunque parezca difícil de creer , se puede uno avergonzar de que hablen bien de él. Incluso se debe, según de dónde venga, tanto en la crítica musical como en el tan extendido proselitismo disfrazado de especialización que se ha vuelto omnipresente a cuenta de internet (en internet puede uno decir que es analista político, apicultor experimentado o crítico musical sin dudarlo, independientemente de las características sobre las que se sustente esa autoproclamación). Total, si el consumidor está dispuesto comerse lo que le den en la televisión, la radio o la prensa, por qué vamos a ponernos puntillosos por lo que se publique en una página de crítica literaria en la que dicen que Joyce y Proust molan y eso, pero que son un poco pesados y escriben libros muy gordos que no se entienden. Esa osadía, fomentada por una falsa –aunque muy bien promocionada– democracia online, provoca que mucha gente enarbole el “es mi opinión” como si eso significase algo. Pero, para que una opinión –y aquí estamos todos incluidos– tenga valor, es necesario que tenga unas bases: de dónde sale, en qué fuentes se basa y mediante qué razonamiento se desarrolla. Uno puede tener una idea, un parecer, un gusto; pero una opinión debe tener sustancia: debe tener un por qué. Dicho de otra forma: a mí me gusta el vino, pero no podría ofrecer el juicio de un sumiller. También adoro a Renoir, a Seurat y a muchos otros impresionistas, pero no podría emitir una opinión formada sobre pintura. Porque me gusta, sí, pero eso no es suficiente. No lo es. No nos olvidemos del muy cacareado argumento de que uno debe ser músico para escribir sobre música, que es como decir que uno debe de ser cocinero para ser crítico gastronómico o director de cine o escultor para escribir sobre cine o escultura. La perspectiva crítica se obtiene a partir de la exposición, que debe ser amplia y abarcar todo lo posible, no a la práctica de una doctrina concreta. Al mismo tiempo, uno puede ser un genio de la pintura, pero si no ha visitado más de tres museos en su vida, no debería ser crítico de arte. Entonces, cuando alguien se abalanza a opinar como un profesional cuando, en todo caso, sólo se cuenta con el gusto personal –a veces ni siquiera eso–, llegan los disgustos. Y esto

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@YahveMC

pasa mucho aquí, no crean, desde los blogs cutres disfrazados de página especializada hasta los grandes medios de este país, en los que se pueden escuchar y leer auténticas sandeces, lanzadas inmisericordemente a un receptor que, si le dicen que algo vergonzoso es buenísimo o viceversa, no encuentra ningún motivo para dudar de ello. Si lo dicen en la tele o en este periódico tan serio, será verdad. Y luego están los artistas, que por lo general solo tienen ojos para las buenas críticas, aunque las firme un auténtico cabestro o una publicación mierdera. Cuando después ven que la misma fuente alaba un montón de basura con la misma efusividad que la suya, es cuando tienen que decidir qué clase de exposición quieren tener. La exclusivamente promocional cuesta una pasta, y la basada en la crítica y la difusión cultural es una lotería, porque no hay casi espacios y muchos de ellos están cubiertos por verdaderos indocumentados. Yo tal vez preferiría que no se hablase de mi obra, ni siquiera bien, en muchas publicaciones de este país; pero hay demasiada gente dispuesta a enlazar una crítica de su obra se haya publicado donde se haya publicado. La historia de siempre, crítica o promoción. Nadie quiere lo primero, pero lo segundo, según de donde venga... Uf. No sé, si ponen mi disco como el mejor del año y el segundo es el de Melendi y el tercero el de Gemeliers... ¿Realmente quiero utilizar ese primer puesto de forma promocional? Ahí está la decisión del músico, el espectador e incluso la del periodista: el primero debe decidir si es mejor que no se publique nada sobre su música antes que lo que se publique sea en medios sin conocimiento, criterio ni escrúpulos; el segundo debe decidir dónde informarse, de quién se puede fiar y de quién no; el tercero, debe decidir si realmente está haciendo un trabajo a la altura de las circunstancias y del medio en el que trabaje. Son decisiones duras, y la tentación es muy fuerte: es tan gratificante que hablen de uno bien como subirse a la palestra para enarbolar gustos y vaguedades como si fuesen opiniones contrastadas y trabajadas. Pero, repito: que algo te guste no quiere decir que puedas contextualizarlo de forma valorativa. Y que hablen bien de ti, según de dónde venga, no tiene por qué ser algo positivo en absoluto.


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Por

Por

Koldo Gutiérrez Un podcast:

RADIO AMBULANTE RADIOAMBULANTE.ORG

Radio ambulante lleva años contando crónicas latinoamericanas en formato podcast y a través de SoundCloud, pero muchos acabamos de descubrir el programa ahora que ha aumentado su difusión. Cada martes, un nuevo episodio nos trae historias de la comunidad latinoamericana ya sea en su país o EEUU. Sucesos y anécdotas curiosas que no se oyen en ninguna otra parte y que pueden conmover o divertir, como el robo de una primera edición de Cien Años de Soledad en un festival sobre García Márquez, la escritora Gabriela Wiener explicando por qué no se siente guapa o la kafkiana pelea virtual entre el creador de una página de Facebook y el presidente de Ecuador.

Un videojuego:

HYPER LIGHT DRIFTER HEART MACHINE (2016)

Uno de los mejores juegos del año, en el mejor año de la historia de los videojuegos. Bajo su apariencia de sincero homenaje a los RPGs de 16 bits con aspecto ligero se halla un arrebatador juego de acción que coge las bases de Zelda, la críptica narrativa de los Souls y le mete un espléndido sistema de combate a base de disparos y espadazos a la altura de Bayonetta. Todo ello con un delicioso estilo artístico y una prodigiosa BSO obra de Disasterpeace, compositor también de FEZ, otro espejo en el que se mira Hyper Light Drifter, pues sus puzles y universo parecen extraídos de la misma mente enfermiza. Una joya.

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Elizabeth Casillas Un ensayo:

MALA FEMINISTA ROXANE GAY (CAPITÁN SWING, 2016)

«¿Cómo conciliar las imperfecciones del feminismo con todo el bien que puede hacer?» A través de este compendio de ensayos, la escritora y profesora Roxane Gay analiza las cuestiones de género y sexualidad a través de la cultura de masas. Pero, quizás lo más interesante de esta recopilación sea su apertura a la perspectiva política y de raza. Del lenguaje negligente de la violencia sexual a los derechos alienables de las mujeres pasando por la política de la respetabilidad –esa que consiste en imitar la cultura dominante–, Gay provoca y, en muchas ocasiones, mete el dedo en la llaga.

Un libro:

KUBRICK EN LA LUNA

HÉCTOR SÁNCHEZ Y DAVID SÁNCHEZ (ERRATA NATURAE, 2016)

Hay quien dice que Walt Disney nació en Mojácar, que fue fruto de un amor prohibido y que su madre, Isabel Zamora, emigró a Chicago con el fin de criar a su hijo, José Guirao Zamora, al que finalmente dió en adopción a la familia Disney. También cuentan que una japonesa llamada Takako Konishi murió buscando el dinero que Steve Buscemi enterró bajo la nieve en Fargo. Héctor Sánchez ha recopilado más de una treintena de anécdotas y leyendas urbanas del cine y David Sánchez ha hecho una nueva demostración de su talento como ilustrador acompañando cada historia con una imagen. ¡Ah! Por cierto, no. En El mago de Oz no se ahorcó ningún enano, aunque sí que causaron estragos durante el rodaje.


Una sección hecha por los editores de la revista y un invitado distinto cada número, totalmente subjetiva y que no atiende a razones temporales ni de género. Recomendaciones a gogó. Sólo buena mierda.

Por

Sandro Gomato Un videojuego:

INSIDE

PLAYDEAD (2016)

Quizá lo primero que llame la atención de Inside (sin ningún pudor, uno de los mejores videojuegos de 2016) sea la similitud estética con Limbo, la anterior y reivindicadísima obra de este estudio danés. Sucede que lo que podría parecer una falta de ideas o un intento de explotación del éxito pasado se convierte a medida que jugamos en la confirmación de que estamos realmente ante la reafirmación de un estilo propio. Inside es todo lo complejo, rompedor, incisivo, divertido, político, variado y sorprendente que tal vez no llegó a ser nunca Limbo. Por si fuera poco, también es más abrumador en su apartado gráfico. Da la sensación de que en Playdead han subido tanto el listón que no sabemos ya qué será lo próximo que nos ofrezcan.

Un libro:

LAS COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO

Por

Arrate Hidalgo Un disco:

AWAKEN, MY LOVE! CHILDISH GAMBINO (2016)

Hace un par de años que Donald Glover, actor, productor, cómico, guionista, cantante y fuente general de excelencia nos rompió el corazón anunciando el fin de su etapa musical como Childish Gambino. Afortunadamente, Awaken, My Love! marcó el pasado diciembre su regreso apoteósico con la extrema lucidez musical que lo caracteriza. Incorporando un nuevo falseto y una producción impecable, el disco se aleja del rap de Because the Internet (2013), en el que Glover nunca buscó encasillarse, estrechando lazos con el funk en sonido y estética.

MARIANA ENRÍQUEZ (ANAGRAMA, 2016)

Una serie:

Las cosas que perdimos en el fuego no es un libro de relatos de terror más. Sus historias apelan a un horror palpable, de ese que suele estar entre nosotros y que proviene de las diversas formas de violencia, de la pobreza, de nuestros miedos cotidianos. Mariana Enríquez está considerada una de las escritoras más prometedoras de Latinoamérica. Es argentina. Como Borges, como Cortázar, autores con los que comparte bastante más que la nacionalidad. Algunos de sus relatos son capaces de provocarnos escalofríos sin tener que recurrir a ningún tono épico, sino desde la más absoluta naturalidad narrativa. Cuentos para no dormir en los que el terror transita de lo mundano hasta lo sobrenatural llegando incluso, en algún caso, hasta lo lovecraftiano.

JANE THE VIRGIN (2014-)

La inseminación artificial por error de Jane Villanueva (Gina Rodriguez), una joven camarera y aspirante a novelista de Miami que se reservaba para el matrimonio, marca el inicio de este culebrón satírico con corazón en el que todos y cada uno de los tropos de las telenovelas (gemelos secretos, comas, malas pécoras, madres a la fuga, triángulos amorosos) alcanzan niveles de gamberrismo metatextual. Imprescindibles las ganas de abanicarse y llevarse las manos a la cabeza en cada cliffhanger.

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y s e n jó v e

s a m e f s a bl 1.¿QUIÉN ERES?

Roberta Marrero

2.¿QUÉ HACES? Escribo y dibujo sobre fotos, hago ilustraciones y collages. Acabo de publicar con Lunwerg El bebé verde. Infancia, transexualidad y héroes del Pop, una novela gráfica autobiográfica sobre mi infancia y primera adolescencia como niña transexual.

3. ¿CÓMO DEFINIRÍAIS TU TRABAJO?

Escritura automática.

4. ¿QUÉ TE INSPIRA O IMPULSA A HACE RLO? Difícil pregunta, una necesidad de comunicar, supongo…

AJO? 5. ¿QUÉ FUTURO LE IMAGINAS A TU TRAB

Nunca pienso en el futuro, arruina el presente.

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6. ¿POR QUÉ HAY QUE SER SIEMPRE JOVEN Y BLASFEMA? También se puede ser mayor y bruja, el paso lógico y refinado de las jóvenes blasfemas.

7. ¿ALGUNA JOVEN Y BLASFEMA A LA QUE DEBAMOS CONOCER? Víctor Mora Gaspar. Seguramente ya le conocéis por su indispensable ensayo Al margen de la naturaleza, un texto brillante sobre la persecución de la homosexualidad durante el Franquismo. Víctor es filósofo, feminista, pensador y especialista en género, por eso que estará encantado de que lo cite como joven blasfema.

8. ALGO QUE QUIERAS GRITAR:

SHUT THE FUCK UP! (A toda esa gente tan pesada que intenta rebatir a las personas que creemos en los derechos humanos y la igualdad)

PROPÓN

UNOS LIBROS/COMICS/FANZINES UNA PLAYLIST

El funcionario desnudo, de Quentin Crisp

Heroes, de David Bowie

El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde

Chameleon Queen, de Cat´s eyes

Teoría King Kong, de Virginie Despentes

Evening in Space de Daphne Guinnes You think you are a man, de Divine

ALGO AUDIOVISUAL

Wig in a box, de la BSO de Hedwig and the angry inch 2012, de Gossip

Una serie: The Fall

Superheated, de New order

Una película: Una chica vuelve sola a casa de noche

Common people, de Pulp Into a swan, de Siouxsie Sioux Sing Sing, de Ultra Orange

Youtube lo recomiendo totalmente como archivo de imágenes. La biblioteca de Alejandría del Siglo XXI.

Death, de White Lies

CONTACTO: www.lafiambrera.net robertamarrero@yahoo.es < 11


ENTREVISTA

Bill Plympton Texto Laura Lazcano

Bill Plympton repite en el Festival de cine de Gijón (ya fue invitado dos años atrás al mismo certamen con motivo de un monográfico dedicado a su filmografía y una retrospectiva sobre su obra) aunque en esta ocasión para presentar su último largometraje. Revengeance, una divertida road movie con numerosos guiños a la política norteamericana que codirige junto a Jim Lujan. Aprovechamos para hablar con él sobre su carrera, el estado de la industria, su manera de trabajar y las características de su obra.

«Las grandes distribuidoras tienen miedo de que la animación para adultos pueda ofender a alguien. Creen que la animación debe ser un juguete bonito para niños» 14 >


The loneliest stoplight (2015) Cheatin (2014)

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ill Plympton (Portland, 1946) es uno de los dibujantes y animadores más prolíficos del panorama actual. Más de setenta obras hasta la fecha y numerosos premios avalan una trayectoria que se decantó por la senda independiente hace muchos años. Así consiguió labrarse unas señas de identidad bastante reconocibles y un estilo caracterizado por un humor mordaz, formas líquidas y fluidas, un trazo del lápiz evidente. Todo ello regado con situaciones extremas que rozan el absurdo o el desastre. La autofinanciación y el concepto de autor casi podrían considerarse características inherentes a su obra. La cara visible de la animación más irreverente nos cuenta de qué va el dogma de Plympton, necesario para triunfar. Consideras que el humor debería tener límites? ¿Hay algún tema que evites cuando trabajas? No puedo hablar por otras personas pero yo sí tengo límites aunque Hitler’s Folly (2016) en concreto es bastante extremo. No me gusta hacer cosas sobre aborto o violaciones, no sé, sí pongo límites en mi humor. Por otra parte, sí me gusta usar la violencia, creo que puede ser muy divertida, de hecho, Hollywood usa la violencia todo el rato y a la gente le gusta verlo; a la gente le gusta ir a ver combates de boxeo o de lucha libre. También creo que hay bastante humor en el

«No pienso en todo momento en jugar con un perrito o botar una pelota cantando canciones alegres; pienso en conceptos como lujuria, venganza, pasión, celos o romance»

sexo porque hay algo muy íntimo y pasional sobre ello, y cuando tienes sentimientos tan fuertes sobre algo, sabes que va a haber humor en ello. Me gusta hacer eso. Hay muchos festivales que no quieren incluir películas en su programación que son divertidas porque prefieren películas serias sobre cine social o política pero yo creo que el humor es muy importante y más en este mundo que nos ha tocado vivir donde hay tantos miedos, hacia el terrorismo, la crisis económica o la inmigración. Necesitamos el humor para sobrevivir cada día y creo que el humor te hace disfrutar de la vida y amarla, y por eso hago estas películas cómicas. Creo que debería haber un premio Nobel del humor, sería bueno para la humanidad. Por eso me encanta hacer reír a la gente. Mi padre era banquero, cosa que suena bastante aburrida pero era una persona realmente divertida, iba a fiestas y enseguida la gente formaba un corrillo a su alrededor para escucharle y yo sentía celos y pensaba: «ojalá yo pudiese hacer eso». ¿Es más difícil llegar al espectador a través de la animación para adultos en lugar de la infantil? Oh, sí, es muy difícil. No tanto en España, Francia o Alemania pero en Estados Unidos es muy difícil. Las grandes distribuidoras tienen miedo de que la animación para adultos

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pueda ofender a alguien y creen que la animación debe ser un juguete bonito para niños. Yo intento cambiar eso. He estado intentando cambiarlo durante veinte años y creo que estoy empezando a hacer algún progreso. De hecho, la película La fiesta de las salchichas escrita por Seth Rogen ha sido un gran éxito en taquilla, ha recaudado mucho dinero. Creo que ahora las distribuidoras americanas han empezado a darse cuenta de que hay un público para este tipo de filmes, que mucha gente quiere ver animación con ideas adultas, humor adulto, situaciones adultas, emociones adultas, y por eso sigo dedicándome a ello. No puedo competir con Pixar o con Disney, tienen demasiado dinero y a los mejores artistas y una gran distribución. Intento hacer algo diferente, algo único que la gente no haya visto antes. Y para mí, eso es importante, es muy especial. ¿Desde tus inicios como dibujante planeabas ser un creador independiente o soñabas con trabajar para empresas como Disney o Pixar? Francamente, no [risas]. Cuando era pequeño y estaba en el instituto pensaba: “Wow, quiero trabajar para Disney, ser un animador ahí, es lo mejor en que me puedo convertir”. Pero cuando empecé a hacer mis propias películas me di cuenta de que prefería hacer películas que no fuesen para niños. Empecé como ilustrador haciendo dibujos y tiras políticas, y mis ideas siempre eran ideas adultas sobre humor adulto. Trabajé para Playboy, Penthouse e incluso Screw. Estaba contento trabajando con esos conceptos adultos porque esas son las

cocina alcahueta

san francisco, 1 (bilbao la vieja) // 944 360 190 16 abierto todos los días de 11:00 a 1:00

cosas que pienso cada día. No pienso en todo momento en jugar con un perrito o botar una pelota cantando canciones alegres; pienso en conceptos como lujuria, venganza, pasión, celos o romance. Por este motivo, para mí tenía sentido incluir esas ideas en mis películas. Así que cuando empecé a hacer películas me di cuenta de que debía ceñirme a eso porque de eso va mi vida. Y me di cuenta de que trabajar para Disney o Pixar no era mi futuro, que probablemente terminaría haciendo dibujos extraños en los márgenes de lo que realmente debería estar dibujando y me despedirían. Así que creo que es mejor que haga mis propias películas. Desde el momento en que se te ocurre una idea hasta que terminas tu película, ¿cómo es tu proceso de trabajo? Es bastante clásico: hago un esquema con diferentes ideas que

«Tardo alrededor de un año en animar una película, son aproximadamente 30.000 dibujos y hago unos 100 al día»

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«Hay bastante humor en el sexo porque, cuando tienes sentimientos tan fuertes sobre algo, sabes que va a haber humor en ello»

Revengeance (2016)

quiero incluir en la película, en el orden que quiero incluirlas. Después hago un guión gráfico (storyboard) que es como de doscientas páginas de dibujos, se llama “layouts” y esto son dibujos más grandes. Para mí, la parte más importante es el storyboard. Si tienes uno sólido, la película tendrá éxito. Así que hago los layouts y a continuación me dispongo a hacer la animación. Tardo alrededor de un año en animar una película, son aproximadamente 30.000 dibujos, hago unos 100 al día. Una vez tengo los dibujos, se los doy a mi productora, Wendy, y ella hace que los terminen, que se coloreen, que se compongan para la película, etc. Y la película está terminada. En el caso de Revengeance, mientras yo hacía todo esto, Jim [Lujan, codirector de la película] se encargaba de las voces. Son realmente increíbles las voces que ha hecho para los personajes del filme. La mayoría de tus obras no tiene diálogos. ¿Es más fácil para ti crear escenas con o sin diálogos? Definitivamente sin diálogos. Sí, porque hacer que la voz coincida con el movimiento de los labios es muy difícil. Los personajes se mueven y luego hablan, y es muy complicado hacer toda esa animación. Y si no hay diálogo, no me tengo que preocupar de hacer que todo lo anterior coincida y así fluye solo. Es más poético, a veces es más poderoso no tener diálogo. Tú te ganas la vida con las palabras e igual no estás de acuerdo conmigo [risas] pero a mí me gusta la poesía de lo visual, la música en la escena para contar la historia. Ofreces gratis algunas de tus películas en internet. ¿Qué opinión tienes sobre las descargas ilegales? A cualquier sitio que voy es lo que ocurre. Los DVDs de mis películas solían venderse mucho pero ya nadie compra porque son gratis en internet. Así que sí, es un problema porque me gusta sacar algo de dinero de mis películas pero al mismo

SAN FRANCISCO, 9 [BILBAO]


Revengeance (2016)

tiempo resulta que soy bastante famoso (quizás porque la gente me conoce a través de internet). Puedo ir a Moscú y la gente me conoce a mí y a mi obra y pienso «¿cómo es posible?», porque mis filmes no llegan allí, no gano dinero con mi filmografía en Rusia. Y llego a la conclusión de que es por la piratería, la gente se descarga las películas, los cortos. Así que es una situación difícil, no hay nada que pueda hacer al respecto. Así es la vida. ¿Puedes hablar de alguna influencia en tu obra? Sí, tengo muchas. Por supuesto Walt Disney sería la más grande. También Tex Avery, Bob Clampett o Winsor McCay, uno de los pioneros de la animación que comenzó en 1910; un dibujante brillante. También Goya, me encantan sus cuadros, muy poderosos, atrevidos, provocadores. Tengo muchas influencias, hasta de directores de cine como Tarantino, Frank Capra, que no tienen nada que ver entre sí. Pero Capra tenía sentido del humor, hacía historias con muchos personajes y resulta que todos eran bastante originales y seductores. No sé cómo hacía eso, fue un genio. Por último, Elia Kazan, los hermanos Coen y Billy Wilder, que era capaz de extraer humor del tema sexual. La representación de tus cortometrajes es breve pero al mismo tiempo encierra un contenido bastante valioso. ¿Cuáles son las dificultades de sintetizar este contenido en un lapso de tiempo tan reducido? Lo cierto es que esto no constituye un problema para mí porque mis cortometrajes contienen ideas muy simples. Por ejemplo, acabo de terminar un cortometraje titulado The loneliest Stoplight sobre un semáforo ubicado en tierra de nadie cuya vida es muy triste. En América a la gente no le gustan los cortometrajes, creen que solo sirven para conseguir un contrato en Hollywood o hacer un largometraje. A mí me encantan, es posible tener historias buenas en un corto e incluso ganar dinero con ellos haciendo dos o tres al año. ¿Con qué formato te sientes más cómodo: cortos o largos? Definitivamente con los largometrajes. Aunque los cortos son

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divertidos también. Puede darse el caso de que haga un largo, me canse porque supone trabajar durante un año haciendo dibujos y después me apetezca más hacer un cortometraje porque es algo más fácil y breve. Me toma menos tiempo pero también menos dinero. Tengo una cosa llamada “el dogma de Plympton” que es para animadores jóvenes o artistas que quieran hacer películas. Son tres reglas para tener éxito. La primera regla es hacer una película corta de cinco minutos o menos; no hagas algo de veinte minutos o más, nadie quiere comprar eso. La segunda regla es hazlo barato, mantén el presupuesto bajo. Por eso hago yo todo: la historia, el diálogo, el color, la animación; de esa manera no es caro. Y la tercera regla es hazlo divertido. Si haces una película divertida todo el mundo va a querer verla, será muy popular. Si sigues estas tres reglas, todo irá bien. Tus cortometrajes retratan un mundo ambiguo entre la realidad y la pesadilla. ¿Cómo lo percibes tú? Cuando empecé a ilustrar, descubrí que el surrealismo era una manera maravillosa de conseguir la atención de la gente y para contar una historia. Así que llené mis películas de surrealismo y elementos grotescos, de anarquía y locura como el espejo de todo lo que tenemos en la cabeza. Me gusta que mis obras contengan visiones de imágenes bizarras y por eso la animación es una forma perfecta porque si estuviese haciendo películas de acción o música no podría expresar estas ideas surrealistas. Por ese motivo Terry Gilliam es otro de mis héroes. Algunas de las situaciones que representas en tu obra parecen sacadas de obsesiones personales, como la de un patinador cuyo cuerpo se va desintegrando en el asfalto. Esto parece una visión bastante personal del desastre. ¿Cuánto hay de tus obsesiones y deseos en tu obra? Pues no muchas, realmente tengo muchas fantasías pero tampoco me considero un exhibicionista, no muestro mi vida privada. Me gusta contar historias sobre cosas que me rondan la cabeza, sobre temas adultos. Mi preocupación es hacer reír a la gente, sentirme bien sobre la vida. @


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De bacalao a bakalao Texto Mikel Gil

Juergas que duran desde el jueves hasta el lunes. Discotecas que sólo cierran media hora para pasar la fregona y reabrían para matinales eternas. Miles de chavales se desplazan por la provincia valenciana en busca de bacanales y de ¿buena música? Recorremos en la máquina del tiempo todos los años de música de baile en Valencia, desde la génesis del movimiento hasta su declive a mediados de los noventa, en el libro de Luis Costa ¡Bacalao!

Los platos de las cabinas de las discotecas estaban manejados por nombres de lo más castizo, como Juanito ‘Torpedo’ o Toni ‘el Gitano’ 20 >


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ace veinte años que la Ruta del bacalao valenciana se extinguió. Tras marcar época como explosiva forma de ocio de la juventud de entonces, el poso que dejó en la memoria colectiva no es el más halagüeño. La palabra bacalao evoca hoy parkings polvorientos donde los bafles emergen de los capós abiertos, suena música maquineta y una turba hiperexcitada ejecuta coreografías similares a las de espadachines con armas invisibles. En realidad, esa imagen patibularia y poligonera es bastante certera si se compara con la que surgió entrados los años 90, en plena decadencia del ocio nocturno valenciano. Pero aquélla no fue sino la época más sinsorga de un movimiento que en los quince años anteriores había situado Valencia en la vanguardia de la música de baile; no tanto como creadora, pero sí al menos como oyente. Y para reivindicarlo está ¡Bacalao! Historia oral de la música de baile en Valencia (Contra, 2016), un libro en el que Luis Costa aglutina las voces de todos los disc-jockeys que jalonaron el recorrido temporal de una provincia con ganas de salir y divertirse. Porque no todo fue capó abierto, ya que desde el posfranquismo al Mascachapas y los Pitufos Makineros hubo un largo camino que recorrer. Lo que se encontraron los DJs de primera generación en los albores de los años ochenta fueron unas salas de baile anodinas, donde se diferenciaba la música blanca de la negra y donde había minutos para la rumba y también para el lento, o sea, para bailar agarrao. Lo normal es que, en aquellos tiempos, los platos de las cabinas de las discotecas estuviesen manejados por nombres de lo más castizo, como Juanito ‘Torpedo’ o Toni ‘el Gitano’. Pero si en algo destacó Valencia en los 80 fue en poner la música anglosajona más actual y rupturista. El punk del 77, la new wave de Ultravox y Joy Division, el goth rock de Bauhaus o The Sisters of Mercy... todo aquello lo pinchaban desde los locales de la capital del Turia hasta los garitos más cochambrosos de los pueblecitos valencianos. Para el disc-jockey que quería tomar la delantera a sus colegas, los viajes a Londres y las horas invertidas en tiendas especializadas en música de importación lo eran todo. Por aquel entonces, el criterio del DJ imperaba sobre las demandas de los oyentes, por lo que la osadía estaba permitida. De hecho, si uno de los temas pinchados en las salas llegaba a tener éxito comercial, DJs como Carlos Simó lo “mataban”, es decir, destrozaban el single frente a las quejas de todos los asistentes de la discoteca. Porque si una canción había echado a volar por las ondas radiofónicas, pincharla en aquella Valencia carecía de sentido.

AMANECER DE MESCALINA

Además de la bravura musical, el otro ingrediente que propició el auge de las discotecas fue el aprovecharse de la anomia que había en las entonces novísimas comunidades autónomas. La muy escasa regulación institucional del ocio nocturno permitía a los locales abrir casi con horario ilimitado, exceptuando paripés como cerrar durante un par de horas para limpiar el recinto. A las pinchadas se les añadían numerosos conciertos de música en directo, organizados muchas veces por Toni ‘el Gitano’ en las discotecas para las que trabajaba. El primer bolo de Soft Cell en España fue en 1981 cuando actuaron en Éxtasis, una discoteca de Llombay, pueblo de 2.000 habitantes. En los años siguientes, grupos como los Stone Roses estarían deseosos de actuar en Valencia, no sólo por conocer su singular escena musical, sino también las célebres pastillas verdes que rondaban por allí, que los rumores las definían como el llameante motor que hacía carburar las interminables noches valencianas. Parece claro que la mescalina que circulaba por Valencia entre los años 82 y 85 no era mescalina de verdad, esto es, peyote, aunque alguno de los entrevistados por Luis Costa así lo insinúe. Casi todos coinciden en que la mescalina es la mejor droga que han probado en su vida, que la sustancia no tenía bajón y que en su momento consumirla enaltecía la valencianidad tanto como tomarse una horchata o una paella en fallas. Probablemente, la fugacidad con la que la droga animó las noches levantinas influyó en el recuerdo desmesurado de sus vivaces consumidores. Los expertos apuntan a que las cápsulas verdes, manufacturadas por algún químico catalán que jugaba a ser Walter White, contenían MDA de alta pureza: una sustancia parecida al MDMA de moda ahora, pero tal vez ligeramente más psicodélica. Tal era la fiebre que su escasez causaba, que los músicos extranjeros, conocedores de sus afrodisíacas dotes, la pedían a toda costa. Bez, el bailarín y animador de los Happy Mondays, fue desde Ibiza hasta la tienda de

Existen disparidad de opiniones sobre el origen del término “bacalao” asociado a este movimiento musical y cultural < 21


discos Radical Records de Valencia para preguntar dónde podía conseguir un buena provisión de mescalinas para disfrutar de la isla balear como ellos querían. Es interesante que en un libro donde cincuenta personas recuerdan su experiencia al alimón surgen contradicciones, rencillas y «eso fui yo el primero que lo hizo». Por ejemplo, pese a que el texto de Costa se titula ¡Bacalao!, el origen del popular término no queda esclarecido. El DJ y comerciante Juan Santamaría dice que un buen día un tío entró a su tienda de discos Zic-Zac y al escuchar un single se puso a exclamar «¡esto es bacalao, esto es bacalao de Bilbao!» en señal de máximo agrado. En adelante, Zic-Zac utilizaría como gancho la venta de bacalao de primera calidad. Así que bacalao, a mediados de los ochenta, eran New Order y The Smiths, ni más ni menos. Otras voces discordantes sugieren que bacalao era un hiperónimo de fiesta, ambiente, gentío y otras metáforas sexuales poco sutiles. Cómo no, las mentes más obtusas enseguida asociaron la palabra bacalao con un nombre en clave para sustancias psicotrópicas. CON K DE BAKALAO

Durante la primera mitad de los ochenta, en Valencia —y demás sitios— se pinchaba al corte, tema tras tema. Más tarde llegó una segunda generación de DJs, más técnicos, con equipos más sofisticados, cuyo pionero y máximo exponente fue Fran Lenaers. Era hijo de un belga que trabajaba como director de una gran agencia de viajes. Durante el tardofranquismo, Lenaers sería probablemente de los pocos niños que podían recibir cacharritos caros como regalo. A partir de 1984, sus conocimientos de electrónica le permitieron hacer mezclas a tres platos durante sus pinchadas entre las tinieblas de Spook Factory. Canciones rock con ritmos y bases electrónicos. Así es como la música de baile comenzó a corromper el rock y a mutar a lo que sería después. Son tres los elementos que contribuyeron a la definitiva transformación —y decadencia— de las discotecas de la ruta. El primero: la pusilanimidad de algunos disc-jockeys de los garitos más pijos, que comenzaron a poner la música más comercial, fácil y obvia que el público les demandaba. El segundo, más indirecto pero también más determinante: la decisión de Margaret Thatcher de revalorizar la libra esterlina a finales de los 80. Importar música de Londres ya

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¡Bacalao! Historia oral de la música de baile en Valencia está escrito por el periodista y DJ profesional Luis Costa, y publicado por la editorial Contra.


Hasta que el cuerpo aguante, el estigma puesto por los medios sobre la Ruta era imborrable. Periodistas con ánimos de hacer algo entre gonzo y amarillo aparecían en las discotecas valencianas y preguntaban al DJ de turno si sabía quién les podría pasar “tema” por allí, por si picaban el anzuelo.

Después de reportajes como el de 1993 de Canal Plus, titulado Hasta que el cuerpo aguante, el estigma puesto por los medios sobre la Ruta era imborrable

CONTRA CHIMO BAYO

no salía a cuenta, por lo que los DJs valencianos tenían que buscarse las habichuelas en otro lado. A saber, el eurobeat, el house y el italodisco de Alemania, Holanda y demás países continentales. Y el último elemento: la sustitución de la desaparecida mescalina por nuevas drogas de moda como la cocaína o el speed, que exigían a la música más energía, más rapidez, más todo —excepto melodía, la cual estaba en peligro de extinción—. Llegaron los años noventa, y las guitarras habían desaparecido para siempre de las discotecas. El bakalao, con esa k que hacía torcer el gesto en señal de rechazo a los interpelados por Luis Costa, era ya imparable.

Con la música convertida en una píldora de placer pasajero, como Porcupine Tree la describe en su The Sound of Muzak, era la oportunidad de oro para que DJs con escaso talento musical pudiesen tener su momento creativo de gloria. Entre el océano de house anodino, hay quien supo poner más cara y más fachada para llevarse el gato al agua. A partir de Así me gusta a mí, Chimo Bayo fue el único nombre de la escena valenciana que logró trascendencia a nivel estatal —incluso más allá, llegando a actuar en Japón—. Pero Bayo no cae en gracia entre sus colegas de profesión: en el libro, varios lo acusan de ser un DJ mediocre que pinchaba funky trasnochado mientras ellos ponían cremita buena. De todos ellos, quien más conocimiento de causa tiene es Germán Bou, que produjo y compuso Así me gusta mí, una canción en la que el genio creativo de Bayo no alcanzó ni para escribir toda la letra. Aun así, el DJ no dudó en ponerse de uñas ante la querella de Bou debida a los derechos de autor del single.

La parte del libro que habla del ocaso de la escena valenciana y que Costa llama «Bajón» —bastante más breve que la de «Subidón»— va dejando poco a poco de lado la música para hablar, sobre todo, de la gente. De aquellos que iban de todas partes de la península para conocer la farra valenciana. De aquellos que pasaban de entrar a las discotecas para montarse la juerga en el parking. De aquellos que se dejaban la vida en una curva tras volver de ruta. De las niñas de Alcàsser. Con todos ellos, el circo mediático de entonces ya tenía reunido todo su show de monstruosidades, así que pusieron todos los focos en lo que se cocía en los fines de semana de Valencia.

Sea como fuere, el de Chimo Bayo es el único nombre que sobrevivió a toda aquella movida, y su ausencia entre los entrevistados —no porque Luis Costa no lo intentase, puesto que aquél acabó por darle largas— es notoria, más aún cuando otros protagonistas lo están poniendo a caldo y el lector no puede conocer su versión de los hechos. Pese a que los entrevistados son desconocidos para el gran público, resulta fácil encariñarse con ellos tras leer sus testimonios repletos de lenguaje oral. Todos esos DJs y empresarios son, al fin y al cabo, quienes vivieron aquellos locos años valencianos desde dentro.

Hay quien dice que la Ruta del Bakalao la inventó el PP, tras los tejemanejes de Eduardo Zaplana junto al diario conservador Las Provincias, puesto que todas las licencias de discotecas del extrarradio eran parte de la legislación socialista, mientras que los locales de Valencia ciudad, gestionados y frecuentados por señoritos, estaban vacíos. Después de reportajes como el de 1993 de Canal Plus, titulado

A modo de coda, el autor añade entrevistas a otras tres personas que de manera asidua recorrieron las discotecas de la Ruta en su día. Estas conversaciones, que versan sobre el desenfreno y la diversión de aquellos días, son menos interesantes que las del resto del libro, en las que sí cobra importancia aquello de lo que durante una época Valencia estuvo orgullosa: la música que allí se escuchaba. @

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CO < 23 ALAMEDA DE URKIJO, 37, BILBAO


Miguel Ángel Martín:

Sadomasoquismo emocional

Texto Koldo Gutiérrez

El autor leonés lleva tres décadas poniendo imágenes y diálogos a las perversiones más retorcidas del ser humano: violaciones, pedofilia, violencia, amputaciones, drogas de diseño… Su universo personal se alimenta de Cronenberg, Ballard, tecnología, pornografía y música electrónica, todo ello mezclado en una turmix mental que ha dado lugar a obras como Brian the Brain, Psychopathia Sexualis o Playlove. Donde las calles no tienen nombre. Ahora expone en Azkuna Zentroa varias de las ilustraciones que ha creado para una nueva versión de El Quijote.

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áscaras, drogas, violencia, porno y tecnología. Esos son los principales elementos de la amplia obra de Miguel Ángel Martín (León, 1960), el prolífico y transgresor autor de cómics que lleva unos 30 años metiendo el dedo en la llaga, mostrando las perversiones humanas y desnudando las vergüenzas de la sociedad en títulos esenciales como Brian the Brain, RubberFlesh o Anal Core. Como tantos otros, Martín se fogueó en las revistas de cómics que en los 80 abundaban en los quioscos nacionales. Fue en la mítica Zona 84 donde publicó entre 1987 y 1988 The Space Between, una historieta de ciencia ficción con altas dosis de sexo y violencia que provocó grandes protestas de muchos lectores. Un par de años antes había empezado a colaborar con un par de periódicos de su ciudad, El Diario de León y La Crónica de León. Había comenzado a estudiar Derecho, pero abandonó la carrera para tratar los crímenes de una manera muy diferente: para uno de esos diarios se dedicó a ilustrar la crónica de sucesos. Lo que podría parecer un encargo aburrido acabó resultando un tema recurrente en su obra. Para esos periódicos creó también una tira, Keibol Black, donde siguió dando muestras de su particular mundo interior, a base de algunos de sus principales referentes, como el cine de serie B, la imaginería sadomasoquista y, claro, más violencia explícita. Eso hizo que la serie fuera sustituida por otra del autor, Kyrie, Nuevo Europeo, que fue adaptada al teatro en 2004. A principios de los 90 llegó su consagración definitiva gracias a su trabajo en varias revistas como Makoki, Krazy Comics, Tótem y El Víbora. Allí publicó tebeos como Atolladero-Texas, RubberFlesh y otros dos que darían mucho que hablar: Brian the Brain y Psychopathia Sexualis. El primero es su obra más conocida y en ella cuenta la historia de un niño con el cerebro a flor de piel y poderes telepáticos y telequinéticos, y forma parte de una trilogía con amor y terrorismo junto a Motor Lab Monqi (2012) y Out of my Brain (2014). Lo de Psychopathia Sexualis es más peliagudo, pues combina sexo y violencia extrema con su habitual humor ácido como pocas veces se ha visto. Tanto es así que la edición italiana fue secuestrada en 1995 después de que el impresor fuera al juzgado con varios ejemplares bajo el brazo a denunciar tal aberración. Le acusaron de inducción al suicidio, homicidio y pedofilia, y todo por minucias como extirpaciones de pene y otras delicatessen. El editor sufrió un kafkiano proceso de cinco años, pero finalmente fue absuelto.

Borja Crespo: «No había visto nada similar antes. Tenía una fuerza espectacular. Era algo diferente, salvaje y a la vez lírico» < 25


«No había visto nada similar antes. Tenía una fuerza espectacular. Era algo diferente, salvaje y a la vez lírico», rememora Borja Crespo, autor de cómics y divulgador cultural, «me impresionó a todos los niveles. Entendí enseguida el humor de Martín, su visión negra de lo cotidiano y su interés por lo excéntrico». Para él, leer Psychopathia Sexualis fue «como visitar Disneylandia y descubrir que bajo los cimientos del castillo de la Bella Durmiente había enterrados un montón de cadáveres mutilados».

ESTÉTICA FRÍA, COLOR PÁLIDO

Pero, ¿qué hace tan especial al autor leonés? Daniel Ausente, especialista en cultura pop, lo tiene claro: «Es uno de esos casos en los que el estilo está presente desde el primer día, con esa estética fría, colores pálidos y línea clara donde la inocencia de trazo contrasta con la dureza del contenido». Y es que su dibujo limpio resulta cautivador desde la primera viñeta, con sus personajes aniñados. El impacto inicial que provoca ver esas bellas ilustraciones dando lugar a todas esas atrocidades y perversiones es difícil de olvidar, como saben las autoridades italianas. Martín siempre ha declarado que sus influencias definitivas son la ciencia, la tecnología y la pornografía (no necesariamente en ese orden). En cuanto a autores, sus referentes son escritores como J. G. Ballard, William S. Burroughs, Alvin Toffler, Emil Cioran, Marvin Harris y el director David Cronenberg, padre de la Nueva Carne, y que ya adaptó a Ballard en una de sus películas más icónicas, Crash. Martín, sin embargo, dota de mayor humor a sus historias, por extraño que pueda parecer en esas situaciones, y de un delicioso toque pop gracias a su característico uso del color. «A ese placer visual se une un tratamiento radical de la violencia y, lo que es más, una visión de la sociedad contemporánea en su momento pionera y precursora»,

Carlos Galán: «La primera impresión, y que se ha mantenido a día de hoy, es la de fascinación absoluta»

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Brian the Brain es, quizá, su obra más conocida


señala Ausente, «nos habla de un futuro inminente desde lo real, y lleno de sustancia a múltiples niveles. Afín a su tiempo pero radicalmente moderno». El dibujante combina con gran habilidad ciencia ficción y terror, como explica el periodista Rubén Lardín, que prologó una de sus obras: «Lo que me resulta estimulante en Martín, además de la dulzura eficaz y envenenada de su dibujo, es que incluso cuando maneja presupuestos de scifi está haciendo horror, está trabajando esa parcela de la ficción que considero ajena a cualquier restricción, la única capaz de sobrepasar en respuestas y clarividencias a todas las filosofías». Miguel Ángel Martín disfruta diseccionando al ser humano, mostrando nuestras miserias y enfrentándonos ante el espejo de nuestro propio patetismo, y lo hace mediante imágenes incómodas e historias inquietantes que provocan auténtica fascinación. Es un provocador que pasa de la corrección política y al que eso de los límites del humor le suena a oxímoron. Su mensaje subversivo penetra por los poros de los lectores y sus afiladas páginas nos rasgan los ojos como en Un perro andaluz. Por todos esos motivos, y muchos más, el propio Borja Crespo adaptó en 2002 uno de sus tebeos al formato del cortometraje en Snuff 2000. El director captó magistralmente la particular imaginería del autor y su estética aséptica para tratar temas tan escabrosos como el de las películas snuff: violaciones, embarazadas, fetos, incesto… Cualquier cosa puede pasar en el universo de Martín, y eso es lo que atrajo a Crespo. «Me obsesiona el comportamientos humano, lo irracionales que somos, lo brutos que podemos llegar a ser; tiene mucho humor y a la vez es terrible, quería no dejar indiferente al espectador, como la propia obra de Martín», cuenta, «es bastante experimental, no existe planteamiento-nudo-desenlace. Es una propuesta que rompe esquemas y propone una estética diferente que ayuda a enfatizar el mensaje».

A principios de los 90 llegó su consagración definitiva gracias a su trabajo en varias revistas como Makoki, Krazy Comics, Tótem y El Víbora

Las portadas de Playlove. Donde las calles no tienen nombre y Los 120 días de Sodoma.

la magia de nuestras flores n Particular de Indautxu, 2. Bilbao.

944 < 27394 915 www.naseistore.com


DEVIL CAME TO ME

El corto cosechó un puñado de premios y recientemente el autor y el cineasta fueron invitados a Japón a la inauguración de una exposición de Martín, donde aprovecharon para proyectarlo. Es fácil imaginar al público nipón como devoto de la obra del dibujante leonés, por su mezcla de gore y fetichismo, algo tan típico del país como el ramen y las geishas. Su obra llegó hace tiempo allí gracias al grupo de powertronics WhiteHouse, famoso por sus letras e imágenes controvertidas. Martín es admirador de la banda británica y de la música industrial en general, como puede apreciarse en sus historias. Por eso a finales de los 90 empezó a colaborar con la discográfica independiente más importante de España: Subterfuge Records, para quienes diseñó su logotipo, su imagen corporativa y portadas de discos del grupo Sexy Sadie. Carlos Galán, fundador del mítico sello, asegura que fue un sueño contar con él. «La primera impresión, y que se ha mantenido a día de hoy, es la de fascinación absoluta. Nadie puede dar una dimensión igual a una viñeta», describe, «siempre he sido muy de línea clara, y Martín le ha dado una vuelta a este concepto. La gama cromática que utiliza le da a todo una personalidad desbordante». Ese fue el comienzo de una gran amistad que dura hasta hoy: «Tras conocerle en persona, empezó a colaborar y a partir del primer volumen del Stereoparty, se convirtió en el padre de la imagen corporativa de la compañía y de la que tan orgullosos estamos». En aquella época diseñó también los carteles de las películas La lengua asesina, Killer Barbys y Un paraíso bajo las estrellas. En los últimos tiempos ha dedicado parte de su trabajo a la ilustración, con puntuales incursiones en el mundo del cómic. La más reseñable tuvo lugar en 2008 con su obra más extensa y que comenzó como un guión cinematográfico: Playlove. Donde las calles no tienen nombre. El título es una referencia a la versión que Pet Shop Boys hizo de la canción de U2 y sirve para expresar el momento vital de la protagonista, que acaba de ser despedida del trabajo y abandonada por su novio. Un thriller romántico con el retorcido estilo marca de la casa pero sin la violencia habitual. Aquí la tensión es soterrada, hay elipsis y muchos huecos que el lector debe rellenar con su imaginación, aunque no sea tan oscura como la de Martín. Con los temas recurrentes de su obra, no sorprende que el autor ilustrara en 2012 al mismísimo Marqués de Sade en Los 120 días de Sodoma. Martín, que reconoce que no suele leer cómics y que pasa del boom de los tebeos autobiográficos, encontró en la depravación del mítico escritor francés el material perfecto para dar rienda suelta a sus intereses. Con la

Su libre adaptación gráfica de El Quijote se podrá ver en Azkuna Zentroa hasta el 28 de febrero.

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En los 90 empezó a colaborar con Subterfuge Records, para quienes diseñó su logotipo, su imagen corporativa y portadas de discos


misma editorial, Reino de Cordelia, lanzó a finales de 2015 una ambiciosa reedición de El Quijote, para conmemorar el 400 aniversario de la publicación de la segunda parte de la gran novela de Cerbantes (así, con “B”) y el 400 aniversario de la muerte de este autor, que se celebró al año siguiente. El texto ha sido totalmente revisado y corregido, y los dos tomos cuentan con 150 dibujos a color (pastel) de Martín. Aunque a simple vista pueda parecer que su estilo no encaja con el de la novela, eso no es cierto: Martín conoce bien La Mancha, El Quijote tiene más humor del que la gente cree y su historia está repleta de violencia y escatología. Además, el autor ha llevado el universo de Cerbantes a su propio terreno, manteniendo sus característicos tonos pálidos y dotándole de una gran influencia por el spaghetti western, más cercano al de Bud Spencer y Terence Hill que al de Sergio Leone. Hasta el 28 de febrero Azkuna Zentroa acoge en Bilbao una muestra con 80 de las ilustraciones que el autor ha realizado para este Quijote del siglo XXI.

Klari Moreno: «Leer a M. A. Martín es una declaración de masoquismo emocional»

Pese a moverse siempre en el underground, Miguel Ángel Martín se ha convertido en un autor reconocido. En 1999 logró el Premio Yellow Kid al mejor autor extranjero en Roma y, aún más importante, cuenta con un fiel grupo de admiradores, como la joven dibujante Klari Moreno, para quien leerle es «una declaración de masoquismo emocional. A mí personalmente me afecta mucho, pero eso es un signo de que tengo sentimientos. Su estilo de línea clara, limpia...Su dibujo tan fino y su reconocible y maravillosa paleta me reblandece el corazoncillo». El dibujante ha calado también entre las generaciones más jóvenes. Es posible ver ciertos rasgos de su estilo en autores nacionales recientes como David Sánchez, Joan Cornellá e incluso en el humor negrísimo de Alberto González Vázquez. Sin embargo, pese a su amplia trayectoria, su nombre no goza del prestigio y la fama de otros en nuestro país. ¿Por qué? Rubén Lardín da en el clavo: «Imagínate que a Martín le dan un premio nacional, ¡nos lo derrumban! Los grandes premios son para quienes los merecen, para los obedientes. La obra de Martín no puede aspirar a ventas millonarias o a galardones institucionales porque se pretende subversiva en todo momento, y ese es para mí su mérito más grande». Miguel Ángel Martín lleva 30 años dibujando y escribiendo lo que le da la gana, no existe autor que ejerza su labor con mayor libertad en toda España. Ese es el mayor galardón que puede obtener jamás un creador. @

José Manuel Aizpúrua. Izenbururik gabe / Sin título, c. 1931 | Irudia / Imagen: Museo Universidad de Navarra

1925-1936

MODERNITATE BAKAN BAT “ARTE BERRIA”, DONOSTIAREN INGURUAN

UNA MODERNIDAD SINGULAR “ARTE NUEVO” ALREDEDOR DE SAN SEBASTIÁN 2016KO AZAROAREN 5ETIK 2017KO OTSAILAREN 5ERA DEL 5 NOVIEMBRE 2016 AL 5 FEBRERO 2017

< 29 San Telmo Museoa. Zuloaga Plaza, 1. | 20003 Donostia / San Sebastián | T. 943 481 580 | www.santelmomuseoa.eus | #STMmodernitatea


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Annie Ernaux, un ser literario Texto Elizabeth Casillas

Annie Ernaux ha firmado una de las más gratas sorpresas del pasado año: Memoria de chica, una novela autobiográfica en la que se enfrenta a aquella Annie del verano de 1958. Una joven que dejó en ella un vestigio indeleble que, por más que ha querido olvidar, no ha conseguido.

«Que sea yo la única que me acuerde, como así creo que es, me encanta»

H

an tenido que pasar casi seis décadas para que Annie Ernaux, una de las mayores exponentes de la literatura de autoficción francesa, se enfrente a un yo pasado que lleva años intentando olvidar. La escritora ha querido ajustar cuentas con aquella chica que fue (y que hoy no comprende) en el verano de 1958, cuando pasó su primera noche con un hombre en la colonia de S., en el departamento bajo normando de Orne, hecho que dejó una huella indeleble en su memoria y que le perseguiría hasta hoy. Y lo ha hecho como sólo ella sabe, con su lenguaje directo y franco, a través de las poco menos de doscientas páginas que conforman Memoria de chica (Cabaret Voltaire, 2016), un trabajo de reconstrucción de la memoria para el que Ernaux se ayudó además de viejas fotografías y de la correspondencia mantenida con antiguas amistades. Una de las más gratas sorpresas en el ámbito literario del pasado año que pasó, como sucede demasiadas veces, casi desapercibido. Es hora de resarcirse.

«He querido olvidar a aquella chica. Olvidarla de verdad, es decir no querer escribir más sobre ella. No pensar más que debo escribir sobre ella, sobre su deseo, su locura, su estupidez y su orgullo, su hambre y su sangre cortada. Nunca lo he conseguido.»

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ara comprender a aquella Annie del verano del 58 es necesario conocer a la Annie que nace en 1940 en un pequeño pueblo de la Alta Normandía. Hija única, mimada tras el fallecimiento de una hermana mayor a la que nunca llega a conocer, pasa su infancia en la trastienda del pequeño comercio de alimentación y cantina que regentan sus padres. Sus años de colegio transcurren en un internado gestionado por unas monjas. Una vez, con catorce años, su padre la lleva de excursión a Lourdes. Aquel verano que Annie acude como monitora a las colonias de S. su madre la acompañará en el tren. Será la primera vez que se separe de sus padres. ¿Comenzará a vivir aquí la joven Annie como si un día debieran escribirse?

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Memoria de chica está editado en castellano por Cabaret Voltaire.

«La gran memoria de la vergüenza, más minuciosa, más intratable que cualquier otra. Esa memoria que es en suma el don de la vergüenza»

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uando la Annie que ha dedicado su vida a la enseñanza como profesora y catedrática de letras modernas se enfrenta a la joven Annie D., siente vergüenza y dolor. Sus casi veinte títulos publicados con anterioridad a Memoria de chica, a pesar de dominar el tono autobiográfico e intimista, no le sirven de coraza para este duelo cuerpo a cuerpo. Los numerosos galardones recibidos, tampoco. Annie Ernaux tiene que hacer frente al hecho que definió, aún sin saberlo, su carácter venidero. La primera noche que Annie pasa en la colonia de S. permanece en vela. La tercera noche la pasaría con H., el monitor jefe. Inocente, ve nacer el sentimiento de culpa. Después llegaría la humillación. Lee La condición humana, de André Malraux. Ese mismo año otra mujer escribiría un ensayo con el mismo nombre. Hannah Arendt hablaría de un mundo estable y de las relaciones que el individuo puede construir con los objetos y fenómenos producidos. Hablaría de «volver a casa», de cómo las personas no pueden sentirse en casa en un mundo en constante cambio. La Annie del verano del 58 no quiere volver a casa. No volverá: estudiará en Rouen, se irá a Londres.

«Cada día y en cualquier parte del mundo hay hombres en círculo alrededor de una mujer, listos para tirarle la primera piedra»

N

uestra Annie del presente se pregunta si debería juzgar a la Annie del pasado desde el punto de vista de la sociedad de 1958, que estimaba el valor de una chica por su «conducta», o desde el tiempo presente. Decidir si da pena por su inocencia e ingenuidad y hacerle cargar a ella con toda la responsabilidad o no. A pesar de los más de cincuenta años de diferencia entre la sociedad de la joven e inexperta monitora y de la consagrada y avezada escritora hay cosas que se mantienen invariables en la sociedad. Ellas, las que mantienen relaciones

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sexuales con otros hombres, seguirán siendo unas putas. Ellos, los que mantienen relaciones sexuales con numerosas mujeres, seguirán siendo unos auténticos conquistadores. En cualquier parte del mundo sigue habiendo un hombre alrededor de una mujer dispuesto a lanzarle la primera piedra. La joven Annie lee El segundo sexo de Simone de Beauvoir.

«Para qué escribir si no es para desenterrar cosas, hasta una sola, irreductible a explicaciones de toda suerte»

L

a literatura franco-belga ha dado a dos autoras que abordan esencialmente la literatura autobiográfica, pero con grandes diferencias entre sí; una suerte de dos polos de un mismo espectro. Mientras que en Amélie Nothomb impera un carácter burgués, osado y visceral, Annie Ernaux no renuncia a su pasado rural –la hija de la tendera– ni a la crudeza de los detalles. Ernaux es directa y su lenguaje es natural, franco. Rehúsa de jugar con metáforas o florituras excesivas que puedan ampliar o amainar los hechos que relata. La escritora francesa busca, en cierto modo, la quimera de la objetividad, aunque resulte difícil ser imparcial cuando una habla de sí misma. Escribe Ernaux que lo que cuenta no es lo que sucede, es lo que se hace con lo que sucede.

«Me pregunto qué significa que una mujer rememore una y otra vez esas escenas viejas de más de cincuenta años a las que su memoria no puede añadir nada nuevo»

L

a vieja Annie puede responder hoy preguntas que se hace la joven Annie: «¿cuándo volveré a ser normal? ¿cuándo dejaré de ser así?». Sin embargo, no servirá para nada. Los errores de juventud sirven para forjarse

La escritora francesa busca, en cierto modo, la quimera de la objetividad, aunque resulte difícil ser imparcial cuando una habla de sí misma Ernaux habla de ser joven y cometer errores, de solventarlos, de buscar un sitio en el que encajar

y hacerse más fuerte. De la habitación de H. a la abortera de la Rue Cardinet hay más de una lección de vida aprehendida. Conocer el futuro, las respuestas a todas las preguntas, no sería más que una excusa para relajarse, adormilarse, rendirse. Memoria de chica no es un relato sobre la nostalgia. Tampoco un relato generacional ni una mujer escribiendo desde su contemporaneidad. Es un viaje. Ernaux habla de ser joven y cometer errores, de solventarlos, de buscar un sitio en el que encajar. Puede que ahora exista una mayor libertad para las mujeres o un camino menos marcado, con más bifurcaciones, pero en el fondo estas memorias podrían ser las memorias de cualquier chica, en cualquier época. @

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Nueva arquitectura andina: visiones de un futuro indígena Texto Arrate Hidalgo

Cruces andinas deconstruidas, Transformers, serpientes y platillos volantes. Un nuevo movimiento arquitectónico impulsado por el boliviano Freddy Mamani Silvestre está generando una fascinación inaudita por la ciudad de El Alto y sus habitantes. Una mirada más detenida nos revela la relevancia de este movimiento más allá de sus espectaculares fachadas. 34 >


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a llaman El Alto por algo. Extendiéndose como una marea de adobe y ladrillo visto a una media de 4.070 metros sobre el nivel del mar, la segunda ciudad más poblada de Bolivia es también la más joven: con treinta y un años de existencia independiente de La Paz, El Alto es una explosión urbanística que tomó en olas migratorias las lomas occidentales de la sede del gobierno —la capital es Sucre; pregunta del Trivial— y que hasta hace poco no recibía visitas extranjeras excepto como ubicación del aeropuerto. Pero las cosas han cambiado. Un nuevo movimiento arquitectónico, mal que les pese a muchos, se ha apoderado del imaginario urbano de El Alto y ha acaparado la atención mediática de medio mundo, la BBC incluida. Hablamos de los cholets, edificios de un lujo, colorido, altura y arrojo formal en contraste absoluto con el pardo de las polvorientas calles alteñas; un fenómeno indígena que por su inmediatez y constantes mutaciones aún recibe una nomenclatura flexible a la que contribuyen tanto sus detractores como sus fans más entusiastas. Se la ha llamado arquitectura cohetillo, transformer, chola, emergente; en inglés se la suele denominar New Andean. Freddy Mamani Silvestre, arquitecto original y principal promotor del fenómeno con unos ochenta edificios firmados, define el estilo como nueva arquitectura andina.

DEL ALTIPLANO RURAL A LAS CALLES ALTEÑAS

Todo apunta a que, al menos entre los vecinos del barrio de Villa Adela, cuna de este nuevo modo de ocupar el espacio urbano, seguirán llamándose cholets, un neologismo que pese a lo peyorativo de su origen va cobrando fuerza frente a los haters: surge de combinar “chalet” con “cholo” o “chola”, el apelativo que recibe la población aymara de los países andinos y concretamente la que habita las áreas urbanas —la cual, en el caso de El Alto, conforma tres cuartas partes de su casi millón de habitantes— y que tal vez encuentre su representación más icónica en la mujer de pollera, cuya creciente visibilidad, prestigio y poder adquisitivo simbolizan el nuevo estatus social de partes de la población aymara. Mucha gente interesada en este resurgir lo atribuye en parte, como hace la socióloga Yolanda Salazar en su libro Arquitectura emergente: Una nueva forma de construir imaginarios urbanos en El Alto, a la elección en 2006 de Evo Morales como primer presidente indígena de Bolivia.

El libro La arquitectura de Freddy Mamani Silvestre, de Elisabetta Andreoli y Ligia D’Andrea, recopila la fascinante obra de este arquitecto andino y está ilustrado con fotografías de Alfredo Zeballos.

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El orgullo conferido por la declaración del país como estado plurinacional y el abaratamiento de las materias primas alrededor de la elección de Morales dio impulso a una sociedad como la alteña que ya partía de unos sólidos cimientos de cooperación social frente a unas élites que la ignoran. Salazar recuerda que el desarrollo de El Alto ha sido siempre «acelerado y desordenado», donde el pavimento brilla por su ausencia y al alcantarillado aún se lo espera, y, sin embargo, su población ha dado lecciones magistrales de organización popular a lo largo de los años por medio de su federación de juntas vecinales, clubes de mujeres, sindicatos estudiantiles y gremios, todos ellos expresiones de la tradición asociativa de la cultura andina, apuntan Elisabetta Andreoli y Ligia D’Andrea en Arquitectura andina de Bolivia: la obra de Freddy Mamani Silvestre.

Este nuevo movimiento arquitectónico se ha apoderado del imaginario urbano de El Alto y ha acaparado la atención mediática de medio mundo Y es que es precisamente el movimiento del altiplano rural a la ciudad lo que explica, para muchos, esta suerte de caos organizado: pueblos enteros habrían migrado de una región a distritos concretos de El Alto por medio de lazos familiares o locales, manteniendo así más o menos intacto su tejido sociocultural original, y adaptándose a las exigencias de la nueva existencia urbana sin por ello abandonar principios centrales como el de ayuda mutua, o ayni, y que según Salazar hoy alcanza su máxima expresión en las fiestas que riegan de cerveza los salones de eventos, el corazón de los palacios que el arquitecto Freddy Mamani construye para quienes pueden permitírselos. Porque el poder de la lucha popular no significa que todo el mundo en el barrio tenga el medio millón de dólares que pueden llegar a costar estos verdaderos complejos inmobiliarios, cuyas fachadas fosforescentes de geometrías futuristas están inspiradas, según Mamani, en la antigua iconografía tiwanacota, cultura de la que desciende el pueblo aymara y de la que el ingeniero y arquitecto toma prestados el círculo o la llamada “cruz andina”, cuyo simbolismo dentro de la cosmovisión aymara sigue siendo objeto de debate. COMERCIANTES AIMARAS DEL SIGLO XXI

Lo que sí es innegable es que esta nueva burguesía aymara está en alza gracias a una pericia comercial en negocios que las élites paceñas no habrían tocado con un palo (del cual el 85% en la ciudad pertenece a la denominada “economía informal”, como la venta ambulante o el comercio con productos de imitación, textiles, móviles, enaguas y más). Con El Alto como puerto de tierra de este país sin salida al mar, estos «comerciantes aymaras del siglo XXI», como Salazar propone llamarlos, han alcanzado cierto control de los mercados con Paraguay, EE.UU. y, muy especialmente, China.

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Salazar menciona la estética de los palacios del país asiático como fuente de inspiración para muchos de los clientes de Mamani, y la ingente cantidad de materiales chinos que se utilizan en las decoración (leds que cambian de color por control remoto, lámparas de araña de cientos de piezas, cristales espejados para los ventanales) dan fe de este intercambio. Sin embargo, la periodista argentina Carolina Muzi advierte de que semejantes alteraciones del espacio alteño no pueden leerse como un simple cruce entre China y Bolivia: «se trata de una manifestación que hay que ir leyendo por capas, como cuando se aprecia un textil». Y es que el cromatismo de opuestos —que no es solo deliberado en la fachada misma, sino también entre edificios colindantes— recuerda por encima de todo al principio básico del awayo, el textil andino multiusos con colores en contraste que probablemente compraste en tu viaje a Perú.

Freddy Mamani, arquitecto original y principal promotor del fenómeno, define el estilo como “nueva arquitectura andina” Estas capas de las que habla Muzi reúnen significados que, lejos de quedarse en la ambiciosa visión renovadora de Mamani, incluyen muy especialmente los recuerdos y aspiraciones de sus clientes y la asociación de diversas imágenes a estos recuerdos. Así es como nos encontramos con una fachada en forma de cabeza de Optimus Prime, del que tanto el propietario Osvaldo Carpio como sus hijos son fans, y que se transforma en un símbolo de herencia familiar de una originalidad semiótica irrefutable. Al fin y al cabo, los edificios impactan «no solo desde sí, sino inmersos en el contexto de ese paisaje tremendo: el altiplano, a su vez metido en una nueva megalópolis», recuerda Muzi. El cóndor o la serpiente, o los picos nevados del Illimani, visible desde las terrazas con parrilla de los chalets unifamiliares que coronan cada edificio de Mamani, abandonan un significado quizá impuesto sobre una correlación falsa de lo natural/indígena y se adueñan de imaginaciones urbanas una vez pasan a ser símbolos decorativos de una familia concreta a la que le interesa especialmente cómo hacerse notar en el barrio. Pues vale la pena recalcar que las fortunas de estas familias aymaras amasadas por medios con los que «se horrorizan las

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clases medias de aspiración liberal de allá y de acá», como dice Muzi, se quedan en el barrio y se utilizan para fardar en el barrio, ajenas a las opiniones de aquellos que, con los ojos puestos en Europa, rechazan todo aquello relacionado con la nueva riqueza (y con “lo indígena”). Así, los aymaras plantan sus cholets en las mismas calles donde siempre han vivido: muchos de los comerciantes aymaras de El Alto son hijos y nietos de migrantes rurales, y sus vidas son vidas urbanas tan arraigadas en las redes culturales de sus ancestros como en las necesidades de la existencia contemporánea de una persona con pasta: los edificios de Mamani buscan ser, en última instancia, edificios vivos, y en estos tiempos que corren eso significa que tienen que generar dinero. ICONOGRAFÍA ANDINA, HERENCIA Y FUTURO

El plan para tal fin es inmejorable: una planta baja con varias lonjas para alquilar a negocios de todo tipo, ya sean tiendas de recuerdos o de bebidas y refrigerios para los días de fiesta. En el primer y segundo piso, Mamani, previa conversación con el dueño o la dueña, da rienda suelta a la forma, el color y el potencial de nuevos materiales importados en la decoración del alma del edificio: el salón de eventos que se alquila para bodas, cumpleaños, desfiles de belleza y todo tipo de festejos; con espacio para que varias bandas toquen de forma simultánea, un almacén expresamente diseñado para la cerveza que presentan los invitados, suelos de cerámica antideslizante y balcones para observar la actividad. En el siguiente par de pisos pueden encontrarse desde apartamentos para familiares del propietario o para alquilar hasta piscinas, saunas y canchas de fútbol sala con césped sintético. Finalmente, en la cumbre, un chalet con tejado a dos aguas da cobijo al propietario y su familia; de tamaño más reducido pero igualmente lujoso, busca la luz del sol y la eficiencia energética en el frío del altiplano. Dado el macrocontexto sociocultural del fenómeno, tal vez no sea tan sorprendente que Mamani recibiera al inicio de su actividad allá por 2005 lo que llama “críticas destructivas” más a menudo que las de otra clase, particularmente dentro de Bolivia. Frente a quienes reniegan de utilizar la palabra “arquitectura” para describir el trabajo de Mamani, este defiende que «no es tan exótica como la denominan»; lo que hace es transmitir identidad, recuperar la esencia andina y llenar un vacío que existía en una sociedad que no se identificaba con la arquitectura contemporánea u “occidental”. Todos ellos conceptos —identidad, esencia andina, occidental—

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muy resbaladizos, ante los que es crucial desnudar la mirada de velos coloniales y admitir la necesidad de una perspectiva que, en palabras de Salazar, no idealice a los comerciantes aymaras alteños «ni como condensaciones de ancestralidad, reciprocidad, telurismo new age ni como evidencia irrefutable de procesos de modernización, globalización, capitalismo y otras transgresiones a una supuesta aymaritud virginal».

Los edificios de Mamani lanzan un mensaje inequívoco de lo que significa para algunos ser indígena, urbano y futurista: se trata de ser visible

Entre los cholets, podemos encontrar las referencias más variopintas, como este con la forma de la cabeza de Optimus Prime.

En este afán resulta indispensable acudir a Silvia Rivera Cusicanqui, pensadora boliviana de la oralidad andina y, en ocasiones, sochóloga —entre “chola” y “socióloga”—, término que le arrojaron y que ella cazó al vuelo. A vueltas con lo exótico, como señala Verónica Gago en su artículo para Revista Anfibia, Rivera Cusicanqui suele ser etiquetada de antropóloga; ella en respuesta se define como «objeto étnico no identificado». Este rehuir y rehacer categorías es esencial en el proceso de deshilachar las dualidades entre pasado y futuro, revisar los cortes limpios entre lo “indígena” y lo “occidental”, tendencias que anclan una identidad indígena a una nebulosa de cosmologías atractivamente envueltas en ecos a pureza milenaria para consumo europeo, ya sea en forma de turismo o de observación académica. «Si vas a pensar en una etnicidad de museo, te vas a perder el 99 por ciento de los indios que realmente existen», cita Muzi a Rivera Cusicanqui en su estupendo artículo Las casas de la cima del mundo. Los edificios de Mamani lanzan un mensaje inequívoco de lo que significa para algunos ser indígena, urbano y futurista: se trata de ser visible. Cruces andinas deconstruidas, Transformers, serpientes y platillos volantes comparten espacio en forma de apliques de alocubest o de yeso pintado a mano o con la intención última de sobresalir y diferenciarse, de reivindicar un lugar social que cuenta entre sus efectos secundarios el desbaratar lo que las élites consideran valioso, preferible, salvable. El activismo indígena —cuya expresión reciente más popular ha sido el movimiento de Standing Rock contra el oleoducto Dakota Access, en EE.UU.— es esencial para preservar no solo la existencia de los pueblos indígenas, sino las condiciones básicas de la permanencia humana en el mundo, y como tal forma parte, más allá de debates sobre el cómo y el porqué de las protestas, de una visión de lo indígena que no entra en conflicto con ideas coloniales de lo originario como permanente y estático. La nueva arquitectura andina de Freddy Mamani se lleva todo eso por delante. Afirmaba una joven mujer de pollera, candidata a “cholita predilecta” de El Alto, que la ciudad mira al futuro. Los efectos de esa mirada llevan diez años tomando formas triunfales, y Freddy Mamani y sus aprendices —que ya han exportado su arquitectura andina a Perú, Argentina, Brasil y, como no podía ser de otra manera, Las Vegas— están demostrando que el mundo quiere escuchar. @

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Cactus & Mad Mansion

Dino Rising es la evolución de las escape room El creador de Mad Mansion, como toda una generación, quedó profundamente marcado por Alien y su secuela. Por eso, cuando visitó de pequeño el PIN en Bilbao y vio una atracción dedicada a la mítica saga, convenció a sus padres para que le permitieran entrar. Pero el resultado no fue el esperado. “Pensé que podríamos participar mucho más en la aventura”, rememora. Por eso ahora promete saldar esa deuda pendiente con su nueva sala de escape: Dino Rising. Tras más de dos de años de éxito con los dos primeros niveles de Mad Mansion, próximamente inaugurará un nuevo juego, bastante diferente a los anteriores. Cambiará la ambientación clásica de mansión misteriosa y la historia de la familia Crowell por una trama de ciencia ficción en un complejo futurista, cruce entre los oscuros pasillos de Aliens: El regreso y Doom. Las instalación de la corporación OMEGA está situado en un lejano planeta y de pronto algo falla, así que pide ayuda para que vayan a investigar. Dos equipos de rescate deciden acudir a la llamada de socorro, pero lo que se encuentran allí es muy distinto a lo que se esperaban. La inspiración más evidente es Dino Crisis, el videojuego de 1999 creado por el autor de Resident Evil. De esta forma, Dino Rising mezclará puzles totalmente nuevos y más ambiciosos que los de Mad Mansion, con la tensión propia de juegos de terror… ya que dentro del complejo no estaréis solos. No será un juego de miedo como tal, pero sí sentiremos más presión y angustia que en los anteriores. Y la innovación no queda sólo ahí: podrán participar dos equipos independientes a la vez, formados por cuatro personas cada uno. La misión no sólo consiste en escapar, sino que habrá diferentes objetivos que cumplir para descubrir qué ha pasado en el lugar. Por eso a la hora de finalizar

el juego ahora habrá un ranking para cada equipo, en base a lo bien (o mal) que haya actuado. Durante la aventura los jugadores podrán ser eliminados, aunque eso se les indicará al finalizar la aventura, para que ningún participante se sienta frustrado. Eso restará puntos al equipo en la puntuación final, así que están obligados a colaborar para sobrevivir; vivir juntos, morir solos. Dino Rising es una evolución del segundo nivel de Mad Mansion, mucho más ambicioso. El espacio contará con escenarios de película y es más grande, por eso ahora la partida durará más que los anteriores. Para facilitarnos un poco las cosas, habrá una Inteligencia Artificial que nos irá informando en todo momento, como GLaDOS en Portal. El camino de ambos equipos será distinto, lo que hace que sea mucho más rejugable, una idea similar a Resident Evil 2, donde los dos protagonistas vivían la historia a su manera y se cruzaban en ciertos momentos, aquí los participantes también en ocasiones se cruzarán pero cada equipo tendrá su propia misión. Al igual que en el juego de zombies, aquí también habrá un final secreto que solo podrán ver si se han completado los dos caminos. Quizá así acabemos descubriendo que, en el fondo, todo está conectado de alguna forma con la familia Crowell…

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Las viñetas corales de Alex Robinson Texto Koldo Gutiérrez

Con seis novelas gráficas y un puñado de premios, el neoyorquino Alex Robinson se ha convertido por derecho propio en uno de los mayores talentos del mundo de las viñetas. Sus historias corales con personajes entrañables y patéticos son un gran retrato de la sociedad norteamericana: la vida postuniversitaria de Malas Ventas, el fango de Estafados e incluso las diferentes maneras de afrontar la paternidad en el reciente Nuestro universo en expansión. El prestigioso autor pasó por el Salón del Cómic de Getxo y tuvimos la oportunidad de hablar con él sobre su carrera, sus inquietudes y personal estilo.

A

estas alturas, seguro que Alex Robinson (Nueva York, 1969) ha visto ya varias veces en el cine Rogue One, la última (es un decir) película de Star Wars. Lleva cinco años haciendo un podcast (casi) diario sobre la saga galáctica donde analiza con un amigo de manera exhaustiva un minuto de cada película. Cada capítulo se centra en uno, en orden cronológico, y se pueden pasar hasta hora y media sobreanalizando obsesivamente hasta el más pequeño detalle ideado por George Lucas. Robinson asistió en noviembre al Salón del Cómic de Getxo como artista invitado, aunque él mismo bromea diciendo que es más conocido como podcaster que como autor de cómics. Y eso es una pena, pues sus tebeos merecen bastante más la pena que la muerte de Han Solo y dónde coño está Luke Skywalker. Como él mismo reconoce, tuvo la suerte de darse a conocer justo en el momento que eclosionó el fenómeno de la novela gráfica. Pero eso no fue por simple azar. Estudió en la Escuela de Artes Visuales de su Nueva York natal, donde tuvo de maestros a ilustres veteranos del noveno arte como Will Eisner, Sal Amendola, Gahan Wilson y Carmine Infantino. Tras licenciarse empezó a trabajar en una librería, pero por las noches se dedicaba a lo que realmente le gustaba: hacer cómics. En octubre de 1996 empezó a publicar en la editorial independiente Antarctic Press su ópera prima: Box Office Poison (traducido en España como Malas Ventas). Afortunadamente el título no resultó

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profético y la serie tuvo éxito, lo que permitió publicarla en el año 2001 en tapa dura, recopilando sus más de 600 páginas. Y más importante aún: Robinson pudo al fin abandonar la librería para dejar de vender tebeos y seguir creándolos.

Viñetas de Malas Ventas (Astiberri, 2012)

Se le compara con Robert Altman, pero su mayor referente cinematográfico es Paul Thomas Anderson «Cuando escribo, es como si actuara, al meterme en la piel de cada personaje, para saber lo que sienten; tiene algo de psicología»

Malas Ventas sirvió de terapia a su autor para plasmar sus frustraciones y problemas existenciales, algo habitual en la incipiente novela gráfica de los 90. Pero, lejos de quedarse en un autobiografía, consiguió retratar a la perfección la angustia de esa generación X que no sabía qué hacer con su vida tras acabar la carrera y sólo conseguía trabajos de mierda no relacionados con su carrera. ¿Os suena? El novato artista empleó un recurso habitual de muchos autores: mostrarse a sí mismo en el cómic, pero dividido en dos personajes aparentemente contrapuestos. El protagonista es Sherman, que odia su trabajo en una librería pero no se atreve a dejarlo. Su mejor amigo es Ed, que aspira a ser autor de cómics y acaba trabajando para un viejo veterano de la industria. En la contraportada de casi todas sus obras suelen comparar el estilo de Robinson con el del director Robert Altman, por sus historias corales sin protagonista fijo y con tramas que se van entrelazando. Sin embargo, él no lo tiene tan claro: «Mi mayor influencia es Paul Thomas Anderson, heredero del estilo de Altman en películas como Boogie Nights o Magnolia». También se puede ver algo del primer Kevin Smith, especialmente de sus dos mejores filmes, Clerks y Persiguiendo a Amy, en los rasgos de ciertos personajes, las abundantes referencias a la cultura pop y la relevancia que el propio mundo del cómic tiene en el argumento. El autor confiesa que otra de sus grandes inspiraciones para acometer su primer trabajo fue Cerebus, el complejo cómic de Dave Sim, en parte por su uso del blanco y negro. En la vida de Sherman aparece de pronto Dorothy, una atractiva chica con la que empieza a salir y que es periodista en una revista muy cool (aunque no tanto como esta, claro). Bajo su aspecto sofisticado, se encuentra una personalidad desastrosa, tendente a los excesos y un tanto egoísta, lo que les genera no pocas discusiones. Él vive temporalmente con unos amigos que son pareja, Stephen y Jane, y parecen tener las ideas bastante más claras que los demás. Robinson concibió esa relación como lo que él consideraba «el ideal de una pareja adulta», aunque sean también veinteañeros. Los creadores de Cómo Conocí a Vuestra Madre se inspiraron probablemente en ellos para los personajes de Marshall y Lily, aunque el dibujante no haya visto jamás la serie. «Hablaré con mi abogado», bromea al mencionárselo. VIDAS CRUZADAS

Esta novela gráfica puso a Robinson en el mapa y recibió multitud de nominaciones. El joven autor mostró gran talento y sensibilidad al narrar historias cotidianas y costumbristas con un fino sentido del humor. Gracias a ello te encariñas de sus protagonistas geniales y patéticos al mismo tiempo. Personajes humanos y creíbles a los que toleras como a cualquier amigo imperfecto al que conoces desde el colegio. El propio artista debió de sentirlo también así, porque dos años después los retomó en breves historias con Más Malas Ventas. Hubo que

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esperar a 2005 para que publicara su siguiente tebeo, bastante más ambicioso: Estafados. Repitió el formato de vidas cruzadas, pero aquí no se trataba de un grupo de amigos buscando su sitio, sino de personas totalmente diferentes que no se conocen y cuyo destino acaba confluyendo en un genial clímax final. Ray Beam es una autodestructivo roquero, valga la redundancia, que está buscando inspiración para volver a componer. Nick trabaja en una tienda falsificando coleccionismo deportivo, pero lleva años haciendo creer a su mujer que es ejecutivo de una gran empresa. Phoebe es una ingenua adolescente de Nuevo México que viaja a la gran ciudad buscando a su padre. Steve es un obeso informático con problemas psiquiátricos y que acaba de ser despedido. Caprice es camarera y tiene un gusto terrible para los hombres… excepto aquella noche en la que se lió con Sherman, el protagonista de Malas Ventas. Pero esa es otra historia. Y esta comienza cuando Lily, una tímida joven, empieza a trabajar para Ray Beam. Robinson vuelve a dejar patente su habilidad con el slice of life, esas porciones de vida aparentemente mundanas que elige sabiamente para contar historias tiernas y crueles con las que es fácil empatizar. Nada de premisas superoriginales o sucesos llamativos; él prefiere tramas aparentemente sencillas que van creciendo en magnitud con el paso de las páginas, según vamos conociendo a los personajes. En el caso de Estafados, se le ocurrió la historia de la manera más sencilla del mundo: «Estaba comiendo en un diner y me empecé a fijar en la gente, pensé que cada persona era la protagonista de su propia vida, con sus problemas y su historia de fondo», explica. Se nota que Robinson comprende a sus personajes, conoce su origen y sabe hacia dónde van. «Cuando escribo, es como si actuara, al meterme en la piel de cada personaje, para saber lo que sienten; tiene algo de psicología», apunta. Además de psicólogo, se nota que es un gran observador. Sus obras están repletas de sutiles detalles que humanizan aún más a sus personajes, pequeños gestos, tics y frases que acaban siendo reconocibles por los lectores. Por eso nos resultan más amargas cuando alguno lo pasa mal. Y eso también puede resultar complicado para él como creador, como ocurrió con Inolvidable (Too cool to be forgotten), publicado en 2008. Allí abandonó su estilo habitual y se centró en un único protagonista, que venía a ser él mismo en el instituto gracias a un viaje en el tiempo inducido por la hipnosis para conseguir dejar de fumar. ¡Mejor que los chicles y los parches de nicotina!

En su último cómic habla sobre la paternidad, pese a que él no es padre, para tratar de entender a sus amigos con hijos

c/ Euskalduna, 8 c/ Libertad, 2 (Casco Viejo) 42 >

www.elalmacensecreto.com


El cuarentĂłn Andy se ve de pronto en el instituto en 1985, antes de probar su primer cigarro, donde le surgen dilemas morales como pedirle salir a la chica que siempre le gustĂł. El proceso creativo, durante dos aĂąos, fue mĂĄs difĂ­cil del habitual para Robinson. ÂŤAdemĂĄs de ser una historia muy emocional, al tratarse de un Ăşnico personaje tenĂ­a que permanecer siempre en ese estado mentalÂť, rememora. Por eso entre medias se tomĂł un descanso para hacer otra obra mĂĄs ligera, Lower Regions, no editada en EspaĂąa. Fue todo un reto para ĂŠl llevar a cabo Inolvidable, pues en sus anteriores novelas podĂ­a ir saltando de un personaje a otro cuando se cansaba o se aburrĂ­a, pero aquĂ­ estuvo atado durante 128 pĂĄginas al Ăşnico protagonista, otra nueva versiĂłn de sĂ­ mismo, que podrĂ­a ser el Sherman de Malas Ventas en sus aĂąos mozos. El autor emplea este tipo de personajes para exponerse y hablar de sĂ­ mismo con cierta distancia, pero hay un problema: ÂŤCuando vuelvo a leer esas historias, me avergĂźenzo de mostrar tanto mis sentimientos, aunque en su momento no me diera cuenta; ÂĄes como leer el diario de otra persona!Âť, confiesa. EL VENTRĂ?LOCUO

A lo que no le da importancia es a su habilidad para mezclar humor y drama con total naturalidad. ÂŤEs algo instintivo, gran parte de la escritura surge de manera inconsciente, sin darle muchas vueltas, para que todo fluyaÂť, seĂąala. AsĂ­ nacen tambiĂŠn sus precisos e ingeniosos diĂĄlogos, una tarea que suele resultar complicada para muchos autores, pero que Robinson explica ÂŤporque me gusta escuchar cĂłmo habla la gente, el ritmo que emplea, y eso me ayuda muchoÂť. Sin embargo, ĂŠl tiene la sensaciĂłn de que todos los personajes se expresan como lo hace ĂŠl, como si fuera un ventrĂ­locuo. Por eso le resulta extraĂąo cuando sus lectores alaban ese aspecto. ÂŤÂĄEl mĂŠrito es del traductor!Âť, bromea. QuizĂĄ la mayor muestra de su talento para ponerse en la piel de personajes totalmente diferentes a ĂŠl sea su Ăşltimo

ÂŤCuando vuelvo a leer esas historias, me avergĂźenzo de mostrar tanto mis sentimientos. ÂĄEs como leer el diario de otra persona!Âť

cĂłmic: Nuestro universo en expansiĂłn. En ĂŠl retoma la estructura coral con tres personajes que sobrepasan los 35 aĂąos. Uno acaba de ser padre, otro lo estĂĄ intentando y el otro no estĂĄ interesado lo mĂĄs mĂ­nimo en ello. Curiosamente, la personalidad de cada uno se asemeja a la de los mĂ­ticos personajes de Malas Ventas, pero quince aĂąos despuĂŠs: el responsable Stephen presume de su paternidad, el inseguro Sherman tiene dudas y el atolondrado Ed estĂĄ mĂĄs preocupado por otras cosas. Robinson, que no tiene hijos, muestra asĂ­ diferentes puntos de vista sobre un tema muy concreto, humano y universal. Tiene mĂŠrito entender las motivaciones tan diferentes e incluso opuestas de cada uno. ÂŤEn los Ăşltimos aĂąos varios amigos han tenido hijos, por lo que el grupo se ha ido disolviendo, y eso me dio pena, asĂ­ que intentĂŠ entender por quĂŠ de pronto me habĂ­an abandonado, querĂ­a comprenderlesÂť, reflexiona, ÂŤinicialmente iba a haber mĂĄs rabia en el cĂłmic, pero no es mi manera de trabajar, porque entiendo a mis personajes y sĂŠ que tienen razĂłnÂť. Y a ojos de quienes no tenemos hijos, ha conseguido su objetivo con creces, aunque alguno de sus amigos no opina lo mismo. ÂŤUno de ellos me dijo que no logrĂŠ transmitir correctamente lo difĂ­cil que es ser padre y cĂłmo eso afectĂł a nuestra amistad, asĂ­ que le dije: “Vale, que te jodan, ÂĄescribe tu propio libro!â€?Âť, suelta entre risas. La mayor carencia del tebeo es la escasa presencia femenina, al centrarse exclusivamente en los tres amigotes y mostrar a sus parejas sĂłlo en ciertas escenas, pese a que en sus anteriores obras el peso dramĂĄtico recaĂ­a en ambos sexos por igual. Por eso aquĂ­ se saca de la manga una escena muy original, narrada a modo de guiĂłn cinematogrĂĄfico con algunos dibujos, que transcurre en una reuniĂłn de mujeres, incluidas las esposas de los protagonistas. “Me sentĂ­a mal por no haberles dado mĂĄs voz, asĂ­ que decidĂ­ hacer ese capĂ­tulo asĂ­ para compensarlo y hacerlo diferente al resto del libro, aunque no estaba del todo seguro, pero a mi editor le gustĂł la ideaâ€?, recuerda. Aunque se le asocie a un estilo muy concreto, a Alex Robinson le gusta experimentar. Su siguiente trabajo va a ser muy diferente. SerĂĄ una historia mitolĂłgica, inspirada por uno de sus Ă­dolos, Jack Kirby, en quien estaba basado parcialmente uno de los mejores personajes de su primera novela grĂĄfica: el viejo gruùón que hacĂ­a cĂłmics durante la edad dorada para una gran editorial que ocultaba su labor como autor. Si el dibujante y guionista neoyorquino ha sido capaz de empatizar con quienes tienen hijos, lo de dioses o superhĂŠroes serĂĄ pan comido. @

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Ecléctica Texto Elizabeth Casillas

Amanda Baeza acaba de publicar Nubes de talco, una antología de historietas cortas en las que nos da el mechero para prender la llama del activismo visual. De lo cotidiano a lo particular, estos son los garabatos que saltan a tus ideas.

A

manda Baeza nació en Chile en 1990 y creció en Portugal, país en el que reside actualmente tras graduarse en Diseño Gráfico y hacer una estancia en Bilbao. Las consecuencias de esta pequeña aventura, la de cruzar el charco cuando apenas levantaba unos palmos del suelo, la cuenta en Los niños desvelan lo que los adultos esconden, una historieta corta basada en su experiencia al llegar a Portugal en la que intenta explicar el funcionamiento de los estereotipos haciendo un paralelismo con el ciclo de vida de los hongos y que es uno de los dieciséis relatos que se incluyen en su primer libro, Nubes de talco (Fulgencio Pimentel,2016). Este carácter confesional del relato, que veremos de nuevo en el cuento Bombas, donde narra su experiencia en una escuela católica donde fue excluida por pertenecer a una familia librepensadora, es en gran parte el hilo conductor de una antología que sirve para conocer mejor a una artista que desde hace unos años viene labrándose un nombre en los bajos fondos del fanzine. Esto es así gracias, sobre todo, a un estilo y una narrativa subversiva en la que la artista chilena utiliza el humor, juega con la ironía y desarrolla un discurso en el campo social y político que la propia autora ha decidido bautizar como activismo visual.

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Baeza


ÂŤEl espacio y el dibujo son universos distintos, pero la llama por explorar sus fronteras es la mismaÂť

Nubes de talco (Fulgencio Pimentel, 2016)


Activismo

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visual


Tengo que transformar esos valores en acción e introducirlos no tan solo en mi cotidiano, sino también en mi trabajo, y para eso intento crear personajes y cómics que hablen un poco de la vida de los otros, para que no exista apenas una historia». De esta forma, Baeza asegura que se enfrenta a la historia de siempre e intenta arrojar un poco de luz sobre ciertos temas que no son discutidos por la mayoría, y así dar voz a otras verdades. Es entonces, a través de pequeños experimentos visuales y narrativos, como Baeza va formando todo este compendio de pequeñas historias que no sólo le permiten practicar y explorar sus límites y capacidades artísticas sino que le sirven para retar al lector a comprender lo que pasa a su alrededor. Así sucede en El que comen en la mesa de otro, relato en el que nos muestra cómo las ideas son contagiosas y que aquí representa como una especie de pequeños monos que saltan de las bocas de unos hacia los oídos de otros afectando a sus pensamientos.

«Es muy importante que como artistas tengamos un papel activo y crítico sobre nuestro mundo»

B

aeza considera esencial tener un papel activo y crítico sobre nuestro mundo a través de su trabajo artístico, puesto que no basta aceptar las cosas, sino que se deben introducir en nuestro día a día, en nuestro lenguaje y, como creadores, también en las obras. «A mí, como artista, no me basta decir “apoyo a la comunidad LGBT+”, o “defiendo los derechos de los animales”.

En la obra de Baeza llama la atención cómo, a pesar de su juventud, toda su obra tiene asimilado un discurso armado y utiliza toda su fuerza estética en beneficio propio. Así, detectamos también fuertes críticas a discursos predominantes en el arte como el de la objetividad, que la creadora resuelve en las dos páginas que dura Dome. «Soy un poco alérgica a la obsesión por la objetividad, es imposible crear algo que todos lo interpretemos del mismo modo», nos asegura, y nos pone como ejemplo la obra de Banksy Sirens of the Lambs, en donde utilizó un camión cargado con animales de peluche para sensibilizar a la población de Nueva York sobre el tratamiento inhumano de los animales. «¿Funcionó? Mirando los videos, nos damos cuenta que la gente caminando por las calles parecen más divertidas y felices con el espectáculo que horrorizadas con su mensaje, por lo que seguramente responderíamos que no, que fue un fracaso, ¿cuánta gente habrá regresado a casa pensando en ello? Muy pocos. Pero esos pocos son gente, y su voz es valiosa», concluye.

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La

nueva L

a obra de Amanda Baeza forma parte de lo que podríamos denominar como la nueva vanguardia del cómic y que, dentro de nuestras fronteras, está abanderado también por otros artistas que recientemente han dado el salto de la autoedición a las editoriales como Conxita Herrero, Los Bravú, Martín López Lam o Begoña García-Alén. Grupo de artistas que por su técnica, contenido, idiosincrasia y referente han formado parte de la antología Hoodoo Voodoo de la microeditorial Fosfatina. Que este cómic de vanguardia pueda dar el salto más allá del circuito de edición independiente o autoedición demuestra que cada vez existe un mayor número de personas con una amplia cultura visual y un interés por acercarse al lado más experimental del cómic. «Aunque creo que por ahora muchos sean “cómics por artistas para artistas”, estoy segura que tienen potencial para alcanzar un público mayor gracias a internet», explica Baeza, quien, al plantearle el dilema de si

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este tipo de cómic pierde su esencia de cultura de masas para acercarse más a la alta cultura o una cultura más elitista e intelectual sentencia: «creo que este tipo de trabajo se hace por amor al arte, es el resultado de una de las características más fuertes del ser humano que es nuestro espíritu aventurero. Por eso mismo queremos ir a Marte. El espacio y el dibujo son universos distintos, pero la llama por explorar sus fronteras es la misma. Este tipo de cómic quizás sea absorbido por la cultura de masas en el futuro, del mismo modo que las obras de artistas malditos en su tiempo, como Vincent Van Gogh, están presentes hoy en día en el vocabulario de todos». @

«Soy un poco alérgica a la obsesión por la objetividad. Es imposible crear algo que todos lo interpretemos del mismo modo»

vanguardia


CONSUMIR PREFERENTEMENTE ANTES DE

CACTUS Nº 22

CHEETOS ROSCOS

¡Al fin te podrás comer un rosco!

P

ara mediados de los 90, Matutano había explorado ya todo tipo de formas en sus productos: desde las clásicas bolas, tiras, palos o patatas, hasta las más atrevidas basadas en iconos pop. Pero aún le quedaba un terreno por conquistar: el de los aros. Aunque a la compañía le iba genial, había algunos aperitivos de la competencia que le hacían sombra. Y uno de esos eran los deliciosos Triskys de Risi, que aún existen. Estos pequeños anillos con sabor a bacon rivalizaban con otros de Matutano en popularidad, así que la compañía decidió hacer lo habitual en estos casos: imitarlos. Así nacieron los Cheetos Roscos, una versión ampliada de los Triskys, tanto en el snack como en la enorme bolsa que los contenía. Por eso era de los paquetes “caros” en aquella época, ya que costaba 30 pesetas, un duro más de lo habitual. Estos, a diferencia de los originales, podíamos utilizarlos a modo de anillo para jugar y comerlos cual Gollum. Al menos en los dedos que teníamos con 12 años, claro. Su gran consistencia era una de sus señas de identidad, acostumbrados como estábamos a otros productos que se deshacían rápidamente en la boca. Los Roscos ofrecían cierta resistencia y nos llevábamos un premio gracias a su estupendo sabor a queso. Algunos gourmets incluso nos atrevíamos a experimentar y llegábamos a combinarlos con otros snacks. Introducir dentro un Stick o un Pelotazo y disfrutar de una explosión de sabores en un solo mordisco no tenía precio. No me mires así; tú también lo hiciste en una merendola.

No me tire, deposíteme sobre una mesa para que otros puedan disfrutarme. Gracias.

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Agenda

enero / febrero 2017 Bilbao

Cursos / Talleres / Encuentros ESPACIOAERRE

ZAWP Y hACERIA

Avda. de las Universidades, 2. Bilbao / 94 442 27 35 TALLERES DE ENCUADERNACIÓN Consultar calendario en www. facebook.com/Typeando/Eventos Para profundizar en la anatomía del libro, conocer herramientas y materiales, y aprender las diferentes técnicas de cosido para elaborar de manualmente y sin maquinaria ni procesos complejos tus propios álbumes de fotografía, libros, proyectos, libros de artista, cuadernos de viaje o tu portfolio.

Ribera de Deusto, 47. Bilbao

JOKER COMICS Euskalduna, 7. Bilbao JUE 19 ENE 19:00 - 20:30 CLUB DE LECTURA DE NOVELA GRÁFICA MI AMIGO DAHMER (DE DERF BACKDERF)

SÁB 7, 14, 21 Y 28 ENE 11:00-12:00 TALLER INFANTIL: MINI ACT NOW 7€ SÁB 7, 14, 21 Y 28 ENE 12:00-14:00 TALLER INFANTIL: MODANCE 35 €/MES (segundo hermano: 30 €) DOM 8, 15, 22 Y 29 ENE 17:00 TALLER Y ENCUENTRO MUSICAL: UKEDADA 5€ DOM 8, 15, 22 Y 29 ENE 17:00 MERCADO DE PRODUCTOS ECOLÓGICOS: EKOMERKA GRATIS

Conciertos / Exposiciones / Proyecciones... AGENDA RESIDENCE CAFÉ

AGENDA AMBIGÚ

Barrainkua, 1. Bilbao

San Vicente, 5. Bilbao. / 944 24 23 43

CADA MIÉRCOLES 21:00

IRISH FOLK SESSIONS

AGENDA ZAWP Y hACERIA Ribera de Deusto, 47. Bilbao VIE 13 ENE 21:00

VIE 13 ENE

GAUTXOS & MIKEL

VIE 20 ENE

GOIKO SEÑORES (LIVE ACOUSTIC +DJ SET)

SÁB 21 ENE

SOUL4REAL PRESENTS: RAT ON! WITH JON BARRASA (POWER RECORDS), JOSERRA RODRIGO (ROCANRODRILAND), ANDY TORNADO (RUTA66) Y ALEX SUBINAS(SOUL4REAL) MAMBA BEAT PRESENTA: NUEVO VÍDEO MAMBA BEAT + MAMBA BEAT CLUB DJ SET

CENAS FLAMENCAS 25€

SÁB 14 ENE 21:00

CONCIERTO: NI PA TI NI PA MI (SARA RAMOS) 10€

VIE 27 ENE

SÁB 21 ENE 21:00

LINDY-HOP + SWING PARTY 3€

SÁB 28 ENE

DOM 22 ENE 11:00-15:00 RECREA BILBAO GRATIS Recrea es una iniciativa que pretende difundir la cultura de consumo sostenible de la 3R: Reducción, Reutilización y Reciclaje. Pretende mostrar las múltiples posibilidades de estos objetos y materiales aplicándoles unas dosis de creatividad.

KULTUR LEIOA Plaza José Ramón Aketxe, 11. Leioa HASTA DOM 22 ENE PLANTAS, PLUMAS Y OTRAS INVASIONES Ilustraciones de ANE PIKAZA

JKBX

SÁB 14 ENE

LOZIO AKA DUBTOWN (ITA)

ESPACIOAERRE Avda. de las Universidades, 2. Bilbao / 94 442 27 35 HASTA EL 31 DE ENERO TRAS EL ERROR DE FABIÁN DI LUCIANO Generalmente borramos cuando cometemos un fallo. El desgaste de esos objetos que usamos para redimir nuestras equivocaciones es proporcional a las faltas cometidas. Las pequeñas construcciones con piezas fabricadas en los años 70 están dispuestas en un orden teatral, que no ocultan sus propios defectos.

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BIZIGARRIAK ZIRKUL AZIOA

E TA EU FORIA

ESTIMULANTES CIRCUL ACIร N

Y EUFO RIA

STIMULANTS

CIRCUL ATION

AND EU PHORIA

2017.02.17 2017.06.11 erakusketa | exposiciรณn | exhibition tabakalera.eu

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