37 minute read

Conceptos, voces y planos, en los libros de Runo Rímac

Por: Orlando de J. Flórez Rodríguez

Relato introductorio. Inmemoriam: Luis Ospina, escritor y director de cine, y José Manuel Fréidel, escritor y director de teatro.

Advertisement

“Intillay, killallay ama sak’ewaychu, karurak’mi rinay tutayallaymanmi”1

¿Me Muevo, o… no me Muevo? ¿Doy o no el paso? ¿Aparezco… o desaparezco? ¿Aparezco desapareciendo o… desaparezco apareciendo? Suspensivo e inquieto, observo y siento mi cuerpo: lo percibo sin forma, en retornante organización-desorganización- organización…; un hervidero en perenne circulación, un planeta en recalentamiento, una fuerza que fluye, pulsa y se repliega para volver a coger impulso y escapar. Suspendido en una ciénaga de Lotos, como una flor amenazada por la guerra o por la peste, sin lugar para moverse, ni Estado para es-

1. “¡Oh Sol, oh Luna, alumbra mi camino! / No bajes tan temprano Sol, alumbra todavía. / Tarda un poco, Luna, / es lejos mi destino, tengo miedo a la sombra”. Primera estrofa de la canción: Cilili waita (Cilili, hermosa flor). Arguedas, José María. Canto Kechwa. Con un ensayo sobre la capacidad de creación artística del pueblo indio y mestizo. Editorial Horizonte: Lima, Perú. 1989. Página 29. tablecerse. No tengo tiempo-territorio y el tiempo- territorio tampoco me tiene a mí. Sin dejar de ser, ni decididito aún a dar el paso. Pero acaso, ¿soy el vacío que se piensa así mismo? Con convicción digo que no, agenciado por un olfato animal, aprendido de Espinosa, Nietzsche y Deleuze; soy una acumulación de diferencias que se repiten; un eterno retorno de la diferencia, un campo de recomposición de la vida natural y cultural en otro ser.

Pero ahora, soy el arco de mi anonimato; la flecha del acontista León de Greif que no se atreve a disparar al blanco, para sentir, con su especial afecto y efecto, su pulsión. Un personaje suspendido en otra inmanencia Deleuzeana: En otra vida; hecha sólo de virtualidades, potencialidades, en un plano que le otorga su propia realidad, su propia vivencia, objetiva y

subjetiva2 . Soy la bacteria que pone a prueba la evolución. La angustia nómada que lleva por dentro toda actual emigración o nuevo éxodo. El poema de Pessoa donde, en cada de uno de nosotros, duerme el sueño de todos. La hoja verde que cambia a color amarillo y palidece al encuentro con el sol. La luz blanca de los ojos de los pájaros que se topan frente a frente antes de comer. El vestido invisible del espesor de la madera, ante la lluvia que acaba de caer.

Entonces, retorno, vuelvo a escribir: “La luz está sembrada”.

¿Cosechará tinieblas? O ¿será la fuente del vapor que mantendrá la humedad necesaria para hacer posible la vida en el verano seco por venir? Ni lo uno ni lo otro. El verdadero retorno no se da más que sin volver; apenas va a llegar,

2. Inmanencia con Gilles Deleuze. Dos regímenes de locos. Textos y entrevistas (1975-1995). Ed. Pre-textos, Valencia, España, 2007.Páginas 347-351 y 237-239. inmediatamente se va; sin poder decir… aquí estuve, ni mucho menos, no me esperen más. Excepto, si lo hago sólo en hojas de papel, o en palabras de un canónico poeta de labios de marfil, cosidas por el sol, las piedras, los fósiles, los barrancos, las terrazas, los potreros y la voz sedienta del ayer. Volveré a ser nada de lo mismo; puercoespín de mis presencias ausentes; Kikirikí de las lunas heladas que se comunican entre sí, aunque no conteste nadie. Un tumultuoso sentir debajo del vientre, que sube por el pecho, hasta querer expandirse en letras e imágenes. Ser el rio que comunica la nada con la inmensidad. Ni presencia ni ausencia humana. Polvo, cráter, nada más.

Muchos no llegaron hasta este aquí-no aquí, ni lo desearon. Otros se aislaron en la ausencia de su ser. Pero muchos otros han llegado y dieron otro paso: Unos fueron a dar a sus imaginados cielos; otros, a los quintos infiernos. Otros, prefirieron dejar escapar su pensamiento, y a veces contra su propio cuerpo, vivir, solamente, en un cuerpo de pensamiento poético, o filosófico, o poético-filosófico (“¿Quién soy?

¿De dónde vengo? Soy Antonin Artaud y apenas yo lo diga como sé decirlo inmediatamente verán mi cuerpo actual estallar y recogerse bajo diez mil aspectos notorios un cuerpo nuevo en el que ustedes no podrán nunca jamás olvidarme”3). Otros se fueron con todo su cuerpo a investigar, aprehender y aplicar, a sus vidas, las mejores enseñanzas de las más antiguas civilizaciones africanas o amerindias, o de los más grandes

3. Inmanencia con El pesa-nervios, de Antonin Artaud: “Nada de obras, nada de lengua, ninguna palabra, nada de espíritu, nada. Nada, sólo un hermoso Pesa-nervios. Una especie de zona incomprensible y bien erecta en el centro de todo el espíritu”. Confrontar en: Antonin Artaud. El ombligo de los limbos. Colección de poesía. El Blues del Murciélago Editores. Abril de 2018. Colombia. Página 44.

personajes de la historia. Otros, decidieron ir al mar, aislarse en una barca y flotar, sintiendo las caricias del sol, o las ventiscas de sal, que vienen en todas las direcciones, hasta quedar en medio de la noche, como un espejo más del diverso mundo de las estrellas. Otros, escogieron viajar a lo más alto de los cielos, y desde allí, lanzarse al vacío sin el paracaídas abierto, para crear poéticamente, mientras sienten el vértigo de la veloz caída hacia un campo de trigo; y otros, para simplemente sentir, el cuerpo que algún día fue, como un pequeño pájaro dinosaurio, o como un gran pez de algún océano antediluviano, aun así, supieran que el volar es sólo para los pájaros. Otros, prefirieron dar sus vidas (y hasta sus muertes) para transformar la sociedad humana de sus naciones, por otra más digna, justa, amable, compartida, solidaria, y armoniosa, entre los humanos, y entre estos y la naturaleza toda. No faltó el que luchó y propuso seguir todas las

instancias pacíficas con el objetivo de armar un parlamento mundial donde se pudiera debatir y escoger la mejor orientación de los modos de vida contra la tiranía de la reproducción social del modo capitalista.

¡Por fin, he decidido dar el paso No más discursos, sin curso, recursos ni títulos. ¡Aparezco Para ver y dejarme ver. Para integrarme al juego de la vida. Ni tan lejos ni tan cerca para poder comunicarme con el sol y con la luna.

Doy el Paso a… un más allá…a un Runo Rímac Habitante del

afuera…a un cuerpo de fuerzas en relaciones fluctuantes y con intensidades diferenciadas, que habita en un afuera, en otra realidad natural, social y cultural, compuesta y movida por fuerzas intrínsecas y extrínsecas variantes, cuya temporalidad es irrepresentable, pues sólo puede sentirse como un ‘lapso’ de tiempo que está entre los ‘ahoras’ , entre los latidos que acompasan su ritmo, pero nunca coincide con ellos, y en el que la actividad inconsciente sintetiza, intempestivamente o heterocrónomamente, lo que deviene, y se anticipa, enfocándose en aquella parte del acontecimiento que no se agota en su realización temporal como hecho histórico, en aquella parte de la acción que no se confunde con sus consecuencias en el orden de las causalidades históricas, que insiste y resiste como residuo no histórico ni historizable, y, por tanto, irreductible al recuerdo de un presente antiguo o a la imagen de un presente por venir4 .

Desde abril de 2017, con la publicación del primer libro sobre las transcursividades de Runo Rímac , La película que vendrá, la escritura literaria se abrió… indefinidamente… a otro cielo; dicho, mucho mejor, con conceptos de 5 Gilles Deleuze , se abrió otro plano de composición; el universo de las artes fue abierto al mundo de la escritura y de la imagen juntos, en un solo cielo compacto, el de la escritura cinemática”. Sus personajes – que son alma, esencia, o pulsión principal de la escritura “imaginaria” – ahora navegan,

4. Inmanencia con la concepción del tiempo de Gilles Deleuze, sintetizada por José Luis Pardo en “Inversión y fuga. Apuntes para un retrato filosófico de Deleuze”. Introducción al libro: Gilles Deleuze. Dos regímenes de locos. Obra citada, páginas 13-28 5. Sauvagnargues, Anne. “Deleuze. Del animal al arte”. Ed. Amorrortu, Buenos aires,2006, páginas 46-47 nomadizan, percolan virtualmente, en formatos de guión, sin control, sin final; rodando y rodando, por entre el insensible camino de sus partículas metálicas; habitando y recorriendo la infinitud de un mundo de imágenes y sonidos en movimiento; a través un mundo de palabras, enunciados y signos de puntuación, conllevan, comunican, cuentan, hablan, cantan… y cineman… una historia.

Flaubert y Manet han hecho existir, en el arte mismo, los libros y las telas, enunció y publicó Foucault, en 1970, por toda Europa occidental y oriental: Cada uno pinta, cada uno escribe, según la sensación fundamental con la que ha sido pintado, con la que ha sido escrito; con lo que de la pintura y con lo que de la escritura permanece indefinidamente abierto; su arte se edifica donde se forma el archivo. Cada uno de sus cuadros pertenece en adelante a la gran superficie cuadriculada de la pintura; cada una de sus obras literarias pertenece al murmullo indefinido de la escritura 6 .

Aquí, en este libro, hoy, abril 23 de 2020, hay, un complemento a lo enunciado por Foucault: Lumiere, Griffith y Eisenstein, filman, según una sensación fundamental con la imagen, en la bisagra del siglo XIX al XX. Cada una de sus películas, empiezan a pertenecer al mundo indefinido de las imágenes, al mundo indefinido del cine; cada una de ellas, abren el ciclo de las imágenes fotográficas y pictóricas, al cielo del cine, al cielo del arte de la imagen en movimiento.

6. Inmanencia con Foucault, Michel. “Sin título”. Publicado en: Foucault, Michel. Entre filosofía y literatura. Obras esenciales Volumen I. Editorial Paidós Ibérica, S.A, Barcelona, España, 1999. Página 221.

En su primer libro, La película que vendrá, Runo Rímac apareció como un “embrión” de una realidad virtual, de un “campo deconsistencia” deleuziana7, en forma de una imagen antrópica, de una película del reconocido director alemán, Werner Herzog:

8 “Aguirre, la ira de Dios”

Era la imagen virtual de Bruno Gimac, el traductor y comunicador entre los incas y el gran precursor y símbolo de los dictadores americanos, Lope de Aguirre, uno de los más sanguinarios milicianos del virreinato castellano del Perú, durante su segundo viaje por el rio amazonas, en busca del dorado, al mando de Pedro de Ursúa.

“Munankichu yachaykuyta maymantachus kani chayta, jhak’ay chimpay

7. Inmanencia con Sauvagnargues, Anne. Obra citada, paginas 46-47. 8. Ver tráiler en español y en idioma original: https://www.youtube.com/watch?v=yn4rIx_ piHs ; https://www.youtube.com/watch?v=CFWsfq9Ux8Y&list=PL3TziLgJy4bf3g6hHKsTkM0Jrjz3Fkno-&index=14

huertamantan rosas waytapa chaupinmantam clavelinaspa chaupinmantam”9

De aquel mundo virtual, sin saber cómo ni porqué, fue a caer acostado bocabajo, en una de las orillas del mar caribe, muy cerca de una montaña y una gran ciudad, a vivir el pliegue del tiempo en la turbulencia de su cuerpo. Una mañana, despertó y reconoció la playa; cantó y danzó un rito de adoración al sol, y luego se desplazó sin rumbo fijo por la montaña; luego, por la gran ciudad, en busca de lo que no se le ha perdido, el amor.

Tenía la opción de despedirme; de corromper el adiós y el hasta luego. Tenía la opción de acompañarte; de subvertir las últimas energías de la noche; de suspirar frente a la niebla; de estremecerme con la blanca fragancia de tus

9. “Qué tanto me preguntas/ de dónde vengo, de dónde soy. / Mira esa huerta, en la ladera. / Allí he nacido, / entre rosas y clavelinas/ y entre flores he vivido.” Tercera estrofa de la canción: Carnaval taki. Arguedas, José María. Canto Kechwa. Obra citada, página 39. pétalos. Y me fui; atraído, desesperado, hacia el afuera; a buscarte entre la carcajada de la calle, la conversa, y la lengua de la oscuridad. Vela taciturna de la aurora. Lucha amorosa de los contrarios del mañana. Pero volví, desilusionado, al mar.

Al final, no se supo cómo fue salvado de las aguas, por un negro cantor, cuando intentó sumergirse en el mar, y, así, regresar a su mundo virtual, después de observar y experimentar la vida real de los humanos, para volver a ser Bruno Gimac, en vez de Runo Rímac, “el hombre hablador”, en lengua materna.

Allí, en aquella vida virtual, se crió; allí vivió como una partícula atómica excitada10, en busca de

10. En las nuevas teorías de la Física, se dice que un átomo se encuentra en estado excitado, cuando alguno de sus electrones, gozando de una mayor energía, salta de la órbita que ocupaba en estado fundamental a una órbita exterior, más alejada del núcleo. Ver en: https:// es.wikipedia.org/wiki/Estado_excitado

una nueva vida en medio de una energía oscura, desconocida, olfateando y saboreando el tiempo y la imagen de los personajes virtuales, plásticos, elásticos y fílmicos, la vida de las marionetas sin alma, siguiendo un guión circular de luces, escenarios y gestos, de un director individual o colectivo.

Allí quiero volver, como un ángel resurgido, en busca del perdón y la reparación que requieren nuestros pueblos indígenas, debidas a la invasión, usurpación, catástrofe y hecatombe ocasionadas por la monarquía castellana, y en busca de comida, techo, cama, amistad y amor, para sus comunidades. Allí volveré, a recuperar mi cuerpo de partículas metálicas, en vez de un cuerpo que tiende a la monstruosidad humana. Allí viviré con las partículas del tiempo, haluro de plata, aluminio, carbonato, acrílico, coltan, o cuarzo; pero esta vez, escapando del tiempo circular y conviviendo con los microbios, los micro-bytes y los mega-bytes; revivido con el soplo de un ojo biónico sobre la pasta de un disco, sobre la superficie de una materia mineral y de una imaginación artística. Existiré como gravitón, fotón, protón, electrón, nitrilo, o X17, en un eterno movimiento per…colado entre las luces del tiempo Serresiano. Allí viviré el viaje de Lope de Aguirre, en su última travesía hasta el Catatumbo, en el nororiente de Colombia… hasta verlo sucumbir, con la cabeza expuesta en una cima, víctima de su propia tropa. A su lado, volveré a ser comunicador de marionetas macabras con fotogramas orgánicos e indígenas. Allí volveré a ver a Luna, mi mujer, y a mis hijos; buscaré el mejor momento para conversar con Aguirre, Urzúa y su mujer, y los convenceré de pedir perdón y reparación, por la usurpación de nuestras tierras, y la masacre de nuestros pueblos, como un acontecer simbólico, en representación de todos los invasores.

Runo ya sabe que deviene de una película, de la que ha escapado para ser una imagen viva, en movimiento, y distinta; en su transcursar por el mar, la montaña y la gran ciudad, le llegan relámpagos de los momentos que vivió, y lo pulsan a volver allí, sin ser completamente consciente de cómo ni cuándo, pero con un claro por qué y para qué.

En una cima fría, animado de calor, suave, tierno amor, precipité las aguas, solté amarras, vertí lágrimas, corrí despacio, esquivé fauces, aspiré neblina, aporqué pensamientos y plateé dudas siempre vivas, fumigué rencores, envaré besos gigantes y, empecinado, acariciando cartuchos, promesas sílfides, vuelvo en mí.

Como los poetas incas, de la mitad del segundo milenio de nuestra era, miro las nubes de la tarde, y transcurso en ellas sus espacios, sus vacíos, sus continuidades discontinuas, sus formas y su ritmo lento y suave; entre caminantes dormidos, Vicuñas, Llamas y Alpacas soñolientas, en medio del plano azul celeste, intento volver a colarme entre la tenue luz que se mueve lentamente y da a luz series de imágenes, en las que se ve a Lope de Aguirre, la ira de Dios, con su hija agonizando, dulce y tranquila, entre sus brazos, atravesada por un dardo.

Inesperadamente, sin desearlo, ni intuirlo, la tenue luminosidad del sol se expande por una región hacia el Suroeste. Entre la nubosidad de luz resplandeciente, se teje una penumbra de sueños limbos, tras-

portados por algodones de nubes, neblinas sin prisa ni rumbo. Penetro en el vacío de la luz dispersa, recorro la velocidad del viento, en la que encuentro la pro…vocación a la palabra, que danza con su corona de rosas, y puedo ver el manantial rostro de Nastassja Kinski, expresando su ultimo suspiro en brazos de su padre, Klaus.

Ese anhelo de volver a ver el rostro de la hija de Aguirre, interpretada por el manantial rostro de la hija de Kinski, en algún teatro o festival de cine, le hizo comprender hasta dónde lo había llevado el amor por aquella imagen que provenía de otro tiempo.

Con…vencido, de tener que seguir viviendo en este tiempo, desengañado por no poder volver al tiempo de sus ancestros, al tiempo de la película “Aguirre, la ira de Dios”, retornó a la circularidad de sus imagen-acciones, y reflexiones…al despliegue de su personaje, y decidió, mejor, colarse en el tiempo de la película “El Piano”, del director polaco Roman Polanski.

Desborgear, volver a las ruinas olvidadas y circulares de Borges, amadas y olvidadas tiendas vitrinas de los espejos. Contemplar “El piano” es volver al fuego, la canalla y la bala; volver al odio, el oro y el petróleo; volver sediento, a escuchar la misma risa del llanto, la misma misa del campanario, y a tragar la misma pastilla de agua con limón. Contemplar a Polanski es venir del des-cierto, heridos, chamuscados, atravesados y alumbrados por sombras del pasado, torpedos y cantos de sirena, de misiles y llantos de miles y miles, para encontrarnos, espejo frente a espejo; espejo y despojo; despegando, urdiendo, volviendo al escombro. Hemos aguantado las carcajadas de la soberbia sobre unos pueblos impotentes, impávidos, imprevistos. Volvemos al cerco y reímos como ayer, esperando, la lluvia, la tempestad, volver a ver caer; lejana, cercana, sin más marcha que la del paso del viento humedecido, ennegrecido y enceguecido por su propio cerco.

Volver a Polanski es volver al destierro, al tercer excluido, al vértigo del oído, al correteo del poder y al esquivo feeling del huir, pillo, pirro y esbirro. Roerás de nuevo al oído de la memoria-tiempo-sujeto y te encontrarás con él, frente a los espejos, en el lago de cronos, esquivando y recorriendo laberintos sin salida ni alternativa. Intrépida ocasión, para volver al cerco11 .

11. La imagen siguiente es una Copia digital de una obra original Titulada El abrazo del Jaguar, que contó con la autorización de su autora, Maestra en Artes de la Universidad Nacional Sede Medellín, Clara Inés Restrepo Gómez.

En el segundo libro, El jaguar de la casa de Elena y otros aconte-

cimientos del afuera, de entrada, comprendemos por qué deviene de un campo de consistencia virtual, en forma de una imagen de un tiempo y un mundo virtual, que, ahora, ha variado a un plano de consistencia real, presente y recurrente, como un humano más, de carne y hueso. De entrada, confiesa que viene de un Afuera, el cual apenas puede relacionarlo con una espacialidad y un tiempo indiscernibles, desconocidos e incognoscibles; y del cual sólo se sabealgo, cuando se manifiesta o acontece en alguna superficie material o energética, que permita captarlo o registrarlo.

Así me habló... sólo el afuera. Soy la irrupción de lo viviente... La intempestiva desconfiguración de lo sujeto...El arrebatado acontecimiento del lenguaje. Vengo de un devenir que no tiene principio, ni causa, ni fin. Vengo de un espacio de navegación que no tiene delimitaciones ni figuraciones.

Aparezco sin pensar, sin llamados, evocaciones o caprichos. Sin que nadie me lo ordene o me lo pida. Simplemente, aparezco. El secreto está...en intuir... en no saber... cuándo y dónde voy a aparecer... y visibilizarme en ese instante... porque no hay otro instante. Navego, divago, simplemente, transcurso. Nunca existo más de una vez. Existo sin tiempo ni espacio. Mi espacio y mi tiempo no son tu espacio ni tu tiempo. Son el espacio-tiempo de un pensar que se esfuma o se despluma, mientras acontece o transcursa.

Soy el morar de un imaginar sin maqueta, de un espacio y un tiempo sin historiografía, cronograma ni escopeta. Soy una canción... sin partitura... que nace subiendo las escalas o arrojando las anclas. Y, sin embargo, soy todos los tiempos al mismo tiempo, y todos los espacios en el mismo espacio. El secreto está en captarme cual soy, sin espacio ni tiempo, y en ese arte de distinguirme del espacio-tiempo de aquél que me capta y me retoma, me esculpe, me describe, me pinta o me degusta.

Runo sabe que proviene de esta zona o universo misterioso, y que percibe y siente una extraña comunicación con ella o él, y se dedica a registrar aquellos acontecimientos que transcursan por su mente y su cuerpo, y los va contando en cuatro momentos discontinuos, a los que llama “Acontecimientos del Afuera”. Ya sabe, que, más que un sujeto de una fuerza impredecible, de la cual, en cualquier momento, puede recibir el afecto y el efecto de una transformación, es un signo, sin concepto o significado, pero con sentidos provocados por los azares de dicha fuerza.

En el afuera, las imágenes y los sonidos caen entre las palabras,

como la tristeza, la alegría, el amor, y en ese momento, resplandores resonantes de letras y fonemas agitan el viento, las olas, la mar, y aparece un nuevo fulgor de imágenes y sonidos que inmediatamente se desvanecen. Nunca representan lo que son: Acontecimientos puros del afuera, donde nada existe por una causa. Como derretidas por un sol, se desfiguran y dan el turno a lo que tú no esperas. El caos que tú eres, devendrá en voluntad, y con la sapiencia que hayas atesorado para enredarlo entre espejos y cristales, se precipitará en aguaceros y nubes, que dirán lo que en ti pulsa.

La pulsión que más se agite y prorrumpa en la superficie del afuera, hilvanará con el hilo invisible de tu estilo, es decir, de tu asociación palábrica o pafrásica más querida, un encantador o estremecedor susurro de frases, proposiciones, versos, prosas, enunciados y sentidos, con fragancias, sentimientos y colores; de tu asociación de trazos, luces y armonía, emergerá el relieve más inesperado, los labios más amados; o de tu asociación de notas, escalas y ritmos, la melodía más conmovedora, la canción más amotinada; o de tu asociación de barro, piedra y estructura, la escultura más sublime, más devota.

La primera vez que el Afuera apareció ante Runo Rímac, fue en una noche misteriosa, fantasmática, en la que llegó en forma de mujer-serpiente, mujer-medusa, y se enroscó alrededor de sus pechos hasta quedar cara a cara para criticarlo dignamente.

Al despertar a la mañana siguiente, traté de reconocerme, las piernas, las manos y el resto del cuerpo, y no vi más que una multitud de fragmentos, una multitud de fantasmas desfigurándose permanentemente, pero sentí y comprendí que soy un caudal de fuerzas, que estoy en todas mis partes, en cada una de ellas, y a la vez, aunque no logre sentir y distinguir qué cosa soy en cada una, y en todas a la vez. Sólo al concentrarme en una parte, en cualquiera de esos fantasmas desfigurándose, puedo intuir y sentir esa realidad que ahora soy... simples evanescencias poéticas...en unos espacios muy delimitados y en unos instantes del tiempo muy especiales y variados.

Rumian, rumian, rumian... las palabras... Rumian, rumian, rubias e insurrectas. Hasta ahora, nos ha gobernado la más voraz semántica. Es ya la hora de la más voraz contemporánea; fulminante incendio nacerá de las lucernas de tu boca: aparecerá bailando muy adentro de tus cuerdas, para animar la música que llevan tus palabras, y enternecer los fríos pechos que te escuchan más allá de las montañas.

Inmerso entre estas evanescencias y la carga que lleva su fuerza, en chorro emergen las ilusiones de Runo Rímac, y los fantasmas que deambulan por dentro. Piensa que puede sumergirse en el fondo de la espantosa atracción del Afuera: Un profundo río se mezcla con la superficie del cuerpo, para hacerle sentir la tentadora tibieza del calor del desierto.

Exploro entre los rumores, los runrunes violentos de las lluvias y el agua, y suspiro de nuevo los embriagados versos de León de Greif, que también vienen del río, la arena, las raíces y las piedras blancas. Me acuesto a dormir sobre las piedras más grandes y a soñar con las cúspides blancas y el paso libertario de mis ancestros indígenas bajando por sus espaldas.

Sueño, y en su película veo, que camino sobre la nieve, el agua, y luego, sobre la arena blanca, acompañado de un cortejo de pescadores de mantarrayas y aguamalas, con las que iluminan mi andar, en medio de un cielo lleno de estrellas, mientras me alejo de los humanos, siguiendo el camino que la marea deja entre la tierra y el agua.

Así se le vio aparecer en el primer capítulo, pero en el se-

gundo, el Afuera se le aparece en forma de una mujer de la tercera edad, frente a un espejo en forma de media luna, al lado de una cama con almohadas y sábanas blancas, hablando sola, mientras espera un extraño amante que acaba de conocer en su oficina de trabajo.

Desde que lo vi, sueño cada noche con la imagen de su boca abierta y sus brazos desnudos, apretándome la espalda, mientras los dedos de mi mano izquierda rozan tiernamente sus labios, limpiando, con una mota de algodón, la blancura de sus dientes, después de la colocación, en sus caries, de la ultima amalgama. No puedo olvidar su lengua, erguida y flotante, enroscándose muy adentro de mi mano, ni sus cuerdas vocales, erizadas como cuernos, sintiendo un extraño deseo de besar suavemente su boca, introducir mi lengua, asomarme a ese abismo de su garganta que baja por el laberinto de su esófago, hasta observar el mar abierto de su estómago.

Pero Runo comprende que el afuera puede aparecer como un fugaz encuentro de amor, y terminar en un acontecimiento fatal. Sobre el cuerpo de su víctima, la mujer de la tercera edad, respirando todavía agitada, y anclada en él como una asta, maúlla y murmura, enmarcada en el espejo.

Estoy absorta, amor, después de volver a ‘tomar aire,’ encaramada en el tejado de tus labios; resguardando, en el tálamo de tu tiempo, mis fuerzas, mis ansias y mis desvelos. Ahí, en medio del fuego, oscilante de las estrellas, ardida de fiebre, encrespada de amor, y ávida, ahora sí, de libertad.

Fuimos lo que fuimos: dromedarios. Un pozo seco en el desierto. La oscura primavera, que alguna vez se da. Quisimos ser normales para esta sociedad, pero preferimos que llegase el día, a partir del cual, la oscura primavera jamás retornará. Fuimos el alcance del otro: La atracción fatal, de algunos de los planetas. Fuimos galaxia mar y tierra: Estrellas fugaces, olas sin playa, y nómadas.

Sin alcanzar a reflexionar en cómo ni en por qué le llegan estas formas del afuera, saca su lapicero, y captura en su libreta, o en cualquier papel que a su paso se atraviese, el inmaterial e insonoro fluido de palabras, con la ayuda de un condescendiente conector de gramáticas y de signos de puntuación. Así le llegó, en varios instantes discontinuos, un extraño personaje, cuando habitaba, invisible, en un pequeño bosque de flores y pájaros, de un altiplano cercano a la gran ciudad.

La primera vez que alguien vio al jaguar en La casa de Elena, lo vio raudo, solo, entre la noche, como un fantasma más de toda esta historia. En medio del cielo azul, silente, tranquilo, iba entre los céudos, acompañados por su rey, comandados por la virgen de los cristianos y protegidos por el ángel de la guerra y la libertad.

Torpe, y ya sin fuerzas, el jaguar regresa al sofá de los sueños (que también duerme al frente de la boca del infierno), y ronca como un viejo, entre las muñecas de trapo y lana, cobijadas con un dulce abrigo de Elena, que trajo la ultima vez de Puno, Quito, Otavalo, Lima, Tumbes, Silvia o Trujillo. Luego de sumergirse en la danza de las llamas de la chimenea, despierta, se des-espereza, se mira en el espejo de las aguas del mar, o en el de las nubes del cielo; vuelve a quedar semidormido entre las muñecas, y sueña: Me convertiré en laguna azul, en reflejo vivo de las almas de esos rostros que flotan en las escalas del infierno de la casa de Elena; venimos siendo por mucho tiempo lo mismo, seres de cristal,

pero, ahora, pasamos a ser vapores, nubes, ríos, gotas de lluvia, abismos del lenguaje en el agua.12

Y ahora, en el presente y tercer libro, Runo Rímac, se reafirma en que no es, ni puede ser, un humano de carne y hueso, sino una materia virtual, siempre en potencia de cambiar, a la forma de un ser humano fallecido que, al contacto con el mar, traspasa la membrana de los sueños, para habitar con sus seres más amados, tal como le sucedió a Hary, la esposa del científico Kris, en la película Solaris, del maestro Andrei Tarkovski, basada en la novela del escritor Stanislaw Lem; siempre en potencia de cambiar, a la forma del El hombre que cayó a la tierra, el personaje del escritor Walter Tevis, interpretado por David Bowie, en la película de Nicolás Roeg 13; siempre en potencia de cambiar, a la forma deTom Baxter, el personaje de la película La Rosa Purpura del Cairo, de Woody Allen.

Runo, en este nuevo libro, con un destino incierto y sometido a los pliegues del tiempo sobre su cuerpo, y, sobre todo, después de revelar en su segundo libro de dónde viene, de qué mundo incognoscible, y a qué pensamiento le debe su existencia, se da cuenta que nadie lo entiende; que los amigos conocedores de su historia no se la creen, ni les interesa.

Entonces, vuelve a su biblioteca y se concentra, con sus dos pe-

12. La siguiente fotografía fue tomada por Jaime Vargas Tisnés en “La casa de Elena”. 13. La foto siguiente es tomada de : https:// www.google.com/search?q=el+hombre+que+cay%C3%B3+a+la+tierra+pelicula+co mpleta+subtitulada&tbm=isch&source=univ&sa=X&ved=2ahUKEwi8x9TE- 5LnAhXSjVkKHXjOCJsQsA rros, Cipión y Berganza, ya semi transformados en dos seres humanos, a buscar, entre artistas y filósofos de su contemporaneidad, una repotenciación de su escritura; le sorprendió que sus propios perros, con su superior olfato, fueron los que más le ayudaron a rastrear sus buscados argumentos. Encontró que las distintas cosmovisiones, que han existido históricamente en los cielos de la religión, la filosofía y el arte, han consistido en un juego, muy serio. “Ponerse serios, valga decir filosóficos, no es dejar de jugar, es caer en la cuenta de que, si bien se trata de algo tan ligero como un juego, para poder jugarlo hay que comprometerse, hay que participar, hay que tomarlo en serio (… ) como si fuera un niño o también como si fuera un místico, pero ya no se hace ilusiones, está tranquilo, sabe que es apenas un juego y tal conciencia no lo lleva al desconsuelo, no cae en la angustia de haber descubierto la vaciedad de un sentido real de la existencia (…); a diferencia de los niños, ya no arma pataleta cuando pierde, ni, a diferencia de los místicos o de los dogmáticos, cree que haya que matar a todos los que quieran jugar otros juegos, ni se desploma ante la evidencia de que no hay un sentido del juego más allá del juego mismo.” 14

Pero la sorpresa más estremecedora que encontró, fue cuando vio a los perros jugando con un libro en un rincón de la biblioteca; recogió una parte de las hojas que yacían despedazadas en el suelo para saber de qué libro se trataba, y empezó a leer: “La conciencia, dice Nietzsche, no pertenece en el fondo a la existencia individual del hombre…,

14. Inmanencia con Adolfo León Grisales Vargas, en: Hegel y el pluralismo estético contemporáneo. Revista colombiana de pensamiento estético e historia del arte. Edición número 1 / julio - diciembre de 2014, páginas 113-114 el pensamiento que deviene consciente no es más que una ínfima parte de nosotros mismos, la más superficial, la más mediocre, por la sencilla razón de que sólo se actualiza en la palabra, en los signos comunicables a otros y porque todas las tomas de ciencia, incluso de nuestras impresiones, la capacidad de fijarlas y de situarlas por así decir fuera de nosotros, no se han desarrollado sutilmente más que desde el punto de vista de la utilidad gregaria y comunitaria, y cada uno de nosotros, necesariamente a despecho de la mejor voluntad del mundo por comprenderse todo lo individualmente que sea posible, nunca hará, sin embargo, otra cosa que llevar del no-individual a su conciencia lo que hay de más ‘medio’…Nuestros actos, en el fondo, son íntegramente, incomparablemente personales, pero tan pronto como son retraducidos en la conciencia, cesan de parecerlo”.

Suspiró profundo y, nervioso, se lanzó sobre el libro; lo sacó de las fauces de uno de los perros; buscó la portada y leyó: Pierre Klossowski. Tan funesto deseo. Versión castellana de Mauro Armiño, editorial Taurus,1980. Miró en el índice y se aseguró de que lo que había leído en la página156, era del capítulo VIII, titulado: Nietzsche, el politeísmo y la parodia. No se aguantó, y buscó qué reflexionaba aquel autor sobre lo que le había estremecido. Se interesó por la pregunta que éste se hacía: “Si el pensamiento consciente traiciona infaliblemente lo que tendríamos de más esencial, ¿cómo puede comunicarse a nosotros mismos solamente ese esencial?”. Lo cautivó que, para argumentar esa pregunta, afirmara: “Algo ríe o llora en nosotros que, para servirse de nosotros, se oculta” … “Por rela-

ción con ese motivo desconocido que me ocultan esas imágenes del exterior, no soy, en el sentido de Nietzsche, más que fragmento, enigma para mí mismo y horrífico azar”.

Amorfas y desenterradas verdades, excavan mi florecer de dientes para afuera, y mi aletear de mariposas para adentro, y acaban por salir a la superficie de esa dimensión del cuerpo o del cerebro que llaman conciencia. Según lo que acabamos de leer, lo que llaman pensar… es más que un fluir de imágenes, palabras y sonidos… que flotan en el aire de mi imaginación, o en el sótano de mi cerebro. Es el cenit, el techo o la alambrada, que cubre o condensa una parte de todo el fluir de vida que compone todo el cuerpo, en cada momento que escojamos para reconocerlo. Las llamadas “conciencia” e “inconciencia”, juntas, no expresan lo que ocurre en todo el cuerpo. Cuántas realidades hay, ocurren o funcionan, en todo el cuerpo, que no se pueden manifestar, mediante “eso” que llaman pensar, y que se expresan, cuando se expresan, con sentimientos, gestos, movimientos, suspiros, quejidos, que ni siquiera la llamada forma inconsciente de pensar es capaz de registrar o procesar. Esta “reflexión” no es nada nueva. Desde el tercer cuarto del siglo XVII, un artesano optómetra, excomerciante y exjudío, del norte de Europa, fruto de sus estudios, observaciones y reflexiones, autodidactas, llamado Spinoza, ya había empezado a elaborarla, pero es gracias a la contribución de la obra de Nietzsche, que hoy se ha evaluado, superado y generalizado, en todo el mundo filosófico, a través de la obra de Deleuze, Foucault, Blanchot, Klossowski, etc.

Ir a la filosofía… es más que ir a un archivo de fósiles, huellas, pergaminos o marcas del tiempo: es verter , invertir, subvertir, toda clase de saberes, informaciones, credos, mandamientos y sentimientos; es confrontarse el ser que nos esculpieron o tallaron los seres más queridos de la infancia, la escuela, el barrio y la familia; es descocerse, resquebrajarse, diluirse o evaporarse, mientras analizo, difiero y confronto los conceptos, las preguntas, los argumentos y las puestas en práctica, de los aportes de los filósofos, sin enarbolarlos o en…vara…asarlos, en un dogma, o en una creencia que queramos seguir o respetar… por amor o miedo… a nuestros padres.

Garrr…gurrr…! guau!… En éstas estaba Runo, cuando advirtió que los perros gemían extrañamente, y salían de la biblioteca mirándolo a los ojos. Una sombra larga y oscura, en forma de una enorme S, atravesó la entrada. Cerró el libro para recibir, de nuevo, a aquella mujer serpiente, la Mujer S, del final de su primer libro, la que le había permitido, por primera vez, saber de la existencia del Afuera. Fue ella, como habitante de ese mundo, quien le ayudó a revelar, mejor, en qué consiste, y cómo acontece, en la realidad o en el presente recurrente, ese pensar y ese imaginar…del mundo del Afuera.

Esa que te amó esa noche en la biblioteca del jardín, bajo un cielo iluminado de luciérnagas, en medio de un plano cinematográfico general oscuro, esa que te encontró, también, otra noche, en la Taberna de Irene, en un plano medio al cuerpo y claro oscuro, escribiendo exorcismos contra la acumulación capitalista y el terrorismo urbano, mientras te espiaba bailando al frente del mostrador, vestida con una máscara indígena y sosteniendo en el aire un par de maracas, esa que te visitó una noche en forma de serpiente y medusa, esa que tú buscas desde que te sirvió una encantada copa de besos, que te reta a actuar, a transcursar en múltiples formas, esa… es la que te espera en los hipogeos de Tierradentro del río Cauca. Sabrás encontrarme, en medio de los huesos y de las piedras de jade, de los líderes guerreros que dieron su vida con miles de compañeros, en la guerra contra los Bastidas, los Heredia, los Jiménez de Quesada, los Belalcázar, Aguirre, los Pizarro, y los demás asesinos invasores de Granada y Castilla.

“Chayrak’mi chayrak’mi chayaykamuchkani parachawampas wairachawampas 15contrastaykukuspay”

De esta mujer, Runo aprende cómo vivir expectante, para que acontezca en él, el mundo del afuera, a partir de los archivos de sus

descubridores.

Las primeras veces en las que los llamados humanos vieron aparecer el Afuera, fueron en aquel siglo XVIII en el que sintieron la “ausencia de Dios”, se auto pro-

15. “Con el viento he llegado/con la lluvia he venido, / con el granizo entro al pueblo/ ¡cantando / con la lluvia y con el viento”. Primera estrofa de la canción: Carnaval taki. Arguedas, José María. Canto Kechwa. Obra citada, página 39.

clamaron como tales, como humanos, y empezaron a buscar las leyes de su historia y del mundo, pero se les traspuso el Marqués de Sade, con su monólogo insistente, para proponerles, como una ley sin ley del mundo, la desnudez del deseo; luego, durante la mitad del siglo XIX, Nietzsche y Mallarmé, para detentar el derecho a la palabra, para desaparecer el sujeto que habla; luego, en la bisagra de la mitad del siglo XX, Artaud, para desatar el lenguaje discursivo en la violencia del cuerpo y del grito, transformar el pensamiento interior en energía material, sufrimiento de la carne, persecución y desgarramiento del sujeto, y Bataille, para que el pensamiento, en lugar de ser discurso de la contradicción o del inconsciente, transcurse en discurso del límite de la subjetividad quebrantada, de la transgresión; luego, durante la segunda mitad de este ultimo siglo, Klossowski, para que la experiencia del doble, de la exterioridad de los simulacros, de la multiplicación teatral y demente del Yo, sea posible; y más recientemente, Blanchot, el que tanto más representa para nosotros este pensamiento mismo16

Finalmente, lo reta a que cumpla en su próximo libro con su más grande anhelo: Volver al tiempo de la película de la que escapó, para que cumpla con hacer pedir perdón y reparación, a Aguirre y a Urzúa, como representantes de todos los “conquistadores” de América, por la barbarie, la hecatombe y la masacre contra las comunidades indígenas nativas.

16. Inmanencia con Michel Foucault, desde su libro: “El pensamiento del afuera”. Editorial Pre- textos, 5ª edición, Valencia, España, 2000. Páginas 18 - 22. Y para iniciarlo, o prepararlo,

para su próximo cuarto li-

bro, le revela cómo potenciarse para transcursar a los tiempos del Afuera:

De los llamados tiempos presentes, de esos únicos instantes vivos que mueren inmediatamente, y de los cuales sólo nos queda la virtual danza de los fantasmas, se vuelve a los tiempos pasados, con el objetivo de liderar futuros. Los personajes protagónicos o secundarios (incluidos, grupos y comunidades), van de sus vidas a sus recuerdos, para liderar sus luchas; y sus anhelos pueden ser aquellos mismos por los que lucharon en su pasado, o aquellos que los nuevos tiempos vienen arrojando.

Volver al pasado, pero sin la pretensión de vivirlo adecuadamente; pues el olvido - tal como quedó aclarado por los filósofos de la bisagra del siglo XX al XXI, como Deleuze y Blanchot - no depende de la represión de algún censor de la conciencia, como creía Freud, o de la falta de archivos, como creen los historiadores, o de la falta de voluntad científica, sino del simple hecho… de volver a repetirse, en otra forma. Por tanto, será inútil intentar instalarte en un pasado que, aunque pasó, nunca fue. ¿Cómo instalarte en un contratiempo, o en una contracorriente del tiempo, como si este fuera un remolino que forma su caudal borrascoso a partir de un nacimiento, y en el que es posible hacerse presente, agarrándome de un tronco, o de un barranco, fantasmagórico? En verdad, sólo podrás navegar… sin dirección… ni sentido…por un mundo inmaterial multiverso…movido por un deseo o sentimiento obsesivo, como en un sueño. Y como tú mismo… eres un espectro del tiempo… no olvides ver y sentir todas las películas de uno de los mejores exponente del tiempo, en el campo cinemático: Tarkovski17. El lenguaje que registra el acontecimiento del Afuera debe ajustarse a la función que cumple la cámara en sus películas; no centrarse en nada; nómada, por instantes cortos o largos, para mostrar los cuerpos, las cosas y los espacios; para corroerlos, esculpiendo el tiempo en sus superficies, y sentir sus latidos.

Esta misma mujer, acudiendo a su sapiensa, finaliza, reiterándole a Runo, que él sólo es, y será, un habitante del Afuera. Y, por tanto, que en su pensar y trasegar, no cabe ni existe ninguna voluntad humana o divina, como organizadora del acontecimiento y de la continuidad de las imágenes-sonidos.

Ten presente, ya por ultimo, ser consecuente con lo que has decidido; explorarte en el vacío, en los anaqueles de los archivos de la memoria escrita, sólo para asomarte a contemplar tu propio rostro informe, tu rostro de cicatrices imborrables, tu rostro de escaramuzas y conspiraciones descubiertas. Entre el vacío y las membranas del tiempo, buscarás refugio en las más incómodas verdades, para iluminar, encuadrar, los gestos, los gritos, los llantos, los estallidos, la respiración y los gruñidos de las fieras españolas en combate, y de los aborígenes en sus trincheras vengativas.

Dulce amigo, temible compañero, quiero, de esta manera, darte la entrada al Preludio de tu próximo libro: Llegó el sensor de tu exis-

17. Inmanencia con Carrera, Pilar. “Andrei Tarkovski: La imagen total”. Fondo de cultura económica de Argentina, Buenos aires, 2008.

tencia, el calor que da la vida, el clima del amor. Llegó parafrásico y textual, llegó, un tanto amargo, pero dulce, sin dolor. Pusilánime, fugaz y nómada. Sin saber por dónde ni a dónde vas; perdido y perseguido. Raudo… como la primera vez que entraste al jardín de la casa de Elena, a sus selvas y melenas, a su madriguera, y a su régimen de texturas y apariencias, para acontecer en forma de jaguar. Llegó la hora de cumplir tu papel, para el que nunca fuiste escogido, para volver a hacer realidad el Afuera de Runo Rímac, el de uno de los miles de indígenas de Colombia18 …

18. https://www.mincultura.gov.co/SiteAssets/documentos/editores/20658/PUEBLOS%20IND%C3%8DGENAS%20DE%20 COLOMBIA%2093%20MAPAS.pdf. La siguiente foto fue retomada de la página de Facebook perteneciente al Taller de viajes por la literatura Una lectura de mundos.

“Aisariway chutariway chikchischay paraschay maymi jamusk’anchis chayta chikchischay paraschay”19

19. ¡Llévame de aquí, jálame a nuestra querencia, / tormenta de agua y de nieve! / Es hora de volver ¡arrástrame ya ,/ viento de lluvia y de nieve.” Sexta estrofa de la canción: Chikchischay paraschay (tormenta de nieve…). Arguedas, José María. Canto Kechwa. Obra citada, página 52.

This article is from: