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Reviviendo el medioevo

A 100 kilómetros de París se encuentra una de las ciudades más fantásticas y magníficas de Francia. Conocida como un lugar tradicional de peregrinaje, Chartres promete trasladarte a la época medieval tras conocer sus calles.

EscribE claudia martEns

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Al hablar de turismo en Francia, lo primero que se le viene a la cabeza a millones de visitantes alrededor del mundo es conocer la Torre Eiffel y el Museo de Louvre. Sin embargo, Francia es un país maravilloso que ofrece tesoros muy valorados en lo que corresponde a su impresionante arquitectura de catedrales y sus sublimes pinturas, esculturas y obras de arte.

Chartres es una ciudad peculiar que inspira aires del medioevo, época suma- mente importante en el desarrollo e historia de Europa y del mundo. Podemos comenzar por la primera locación más interesante de la ciudad francesa que es el río Eure. Justamente, este cruza por la Rue du Massacre (Calle de la masacre) que era llamada así porque, en las aguas de aquel río, solía haber mataderos y sacrificios de animales para utilizar sus pieles como materia prima.

Muchas de las calles de Chartres conservan aún su diseño medieval, por lo que el hecho de solo recorrerlas te brindará una experiencia diferente. De hecho, el nombre que se escogió para las distintas calles se debe a que ciudadanos de cierta profesión vivían en ese lugar. En ellas también podrás encontrar restos de viejos molinos y la antigua muralla que protegía a sus habitantes.

Si quieres conocer más de la historia del medioevo y la ciudad en sí, te recomendamos visitar el Museo de Bellas Artes de Chartres que fue nombra- do como Monumento Histórico en 1906. Este lugar se distingue por su impresionante colección de pinturas y esculturas francesas, que incluye obras de maestros como Teniers, Zurbaran, Rigaud y Corot. En específico, cuenta con una extensa colección de arte que abarca desde la Edad Media hasta el siglo XX, y está dentro de un edificio histórico que originalmente fue un seminario y que fue construido en el siglo XVII. También podrás observar colecciones de muebles antiguos de los siglos XVII y XVIII, e instrumentos musicales.

Otra de las locaciones únicas que puedes encontrar en Chartres son los murales «Les Fresques del Bel Air». Estos son edificios en los cuales se pintaron diferentes motivos coloridos para evitar el color gris en la ciudad francesa. Cada espacio tiene su propio tema de pintura que representa la identidad de la región: El río Eure, La Beauce, la catedral de Chartres y los perfumes. Las pinturas hechas son impresionantes y brindan un sentimiento de alegría al espectador.

Mientras recorres todos estos lugares puede ser que te dé un poco de hambre. En la plaza del centro de Chartres puedes encontrar diversidad de restaurantes en los que podrás degustar tanto menús americanos como comida típica francesa. Pero, debido a que te encuentras en esta ciudad —y supongo que quieres probar algo fuera de lo común— recomendamos probar el famoso paté de Chartres. Se trata de un un paté con corteza hecho con carne de caza, principalmente de perdigón y de faisán. Otro de las delicias típicas de la región es Dreux, un queso decorado con una hoja de castaño, por lo que se lo conoce como la hoja de Dreux. Acompañados de pan y vino francés, te darán una experiencia exquisita.

Ahora, revisemos la locación que no te puedes perder. Estamos hablando de La Catedral de Chartres, una de las mejor conservadas de Francia, la cual supuso la consagración del arte gótico. Esta fue erigida a partir de 1194 en tres décadas de construcción; y posee vidrieras y estatuas que reúnen a casi 10 mil personajes que encarnan la revolución ojival del gótico. De hecho, la apuesta por la luz se debía al pensamiento de San Agustín: «elevar el color en la iglesia, equivale a rechazar las tinieblas en beneficio de Dios».

La catedral mantiene dos torres principales: la del Sur llamada Campanario Viejo, de 103 m de altura y dos niveles octogonales; y la del Norte o Nueva, de 115 m y remate más tardío. Esta posee una nave con una anchura impresionante que es bienvenida a través del Pórtico Real de esculturas coronadas de los reyes de Judea; mezclada con visiones proféticas del Apocalipsis y alegorías de las artes liberales.

Al recorrer sus espacios, se puede apreciar también el curioso laberinto. De noche, la catedral es iluminada por la manifestación de «Chartres en lumiéres», en el que luces y música brindan un espectáculo increíble para toda la familia. Anímate a visitar la ciudad de Chartres en tu próximo viaje a Francia y volver en el tiempo con su impactante historia y arquitectura. //

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