MÉXICO $50 • US $10.95 • ISSN 1405-7913
33 AÑOS
CUARTOSCURO • REVISTA DE FOTÓGRAFOS n DIRECTOR: PEDRO VALTIERRA n AÑO XXV n NÚMERO 155 n FEBRERO–MARZO 2019 n CUARTOSCURO.COM.MX
R E V I S T A D E F O T Ó G R A F O S n D I R E C T O R : P E D R O VA LT I E R R A n A Ñ O X X V n N Ú M E R O 15 5 n F E B R E R O – M A R Z O 2 019 n C U A R T O S C U R O . C O M . M X
RAFAEL DONIZ n FERNANDO ÓSCAR MARTÍN n NURIA LÓPEZ TORRES n FRANCISCO MARTÍN n MARÍA TERESA DE LANDA n MARTÍN ZETINA n SAÚL LÓPEZ n GRACIELA ITURBIDE n
TEXTOS DE CAROLINA ROMERO n ANA LUIS ANZA n BLANCA RUIZ n MARTHA PATRICIA MONTERO n REBECA MONROY NASR
n R E V I S T A D E F O T Ó G R A F O S n D I R E C T O R : P E D R O V A LT I ER R A n A Ñ O X X V n N Ú M E R O 1 5 5 n F E B R E R O - M A R Z O 2 0 1 9
33 AÑOS n W E B w w w. c u a r t o s c u r o . c o m . m x n F A C E B O O K c u a r t o s c u r o n T W I T T E R @ c u a r t o s c u r o m e x n I N S TA G R A M @ c u a r t o s c u r o m e x
Director y editor responsable PEDRO ANTONIO VALTIERRA RUVALCABA
Coordinadora editorial ANA LUISA ANZA
Administración / Publicidad
De ese encuentro místico, mágico, único que tuvo en la comunidad de Miraflores, de sus frecuentes viajes por desentrañar la sabiduría del pueblo cora,
RAFAEL DONIZ deja
VIRIDIANA SANDOVAL
constancia en imágenes de un México profundo que se ha ido difuminando a través de
CAROLINA ROMERO
los años hacia un presente triste y cruel 6
FERNANDO RODRÍGUEZ
mueve al ritmo de las espadas, persigue a ambos bandos en esta escenificación eterna
publicidad@cuartoscuro.com Página electrónica y redes sociales revista@cuartoscuro.com Diseño editorial Archivo Cuartoscuro/Pedro Valtierra LUCÍA CUEVAS JIMÉNEZ
archivo@cuartoscuro.com archivopedrovaltierra@cuartoscuro.com Fotógrafos MOISÉS PABLO (editor), ISAAC ESQUIVEL, PEDRO ANZA, MARIO JASSO, GALO CAÑAS, MISAEL VALTIERRA
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COMERCIALIZADORA GBN, SA DE CV, Calzada de Tlalpan, 572 C302 colonia Moderna; delegación Benito Juárez; 03510 Ciudad de México. suscripciones@cuartoscuro.com
Cuartoscuro / Revista de fotógrafos, año xxv; núm. 155; febrero-marzo 2019. Es una publicación bimestral editada por Cuartoscuro, sa de cv; Juan Escutia, 55; colonia Condesa; 06140 Ciudad de México. Teléfonos: 5211 2607, 5211 3197, 5211 2913. Registrado ante la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, con el Certificado de Licitud de Título y Contenido núm. 16712. Registrado ante la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública, con certificado de reserva de derechos al uso exclusivo del título núm. 04-2006-072811555900-102. Certificado de circulación pagada, cobertura geográfica y estudio sobre perfil de lectores núm. ACGM-81-16 en la Secretaría de Gobernación: www.gobernacion.gob.mx. Precio del ejemplar: $50 mn en la República Mexicana y $10.95 us dlls. en el extranjero. Impreso en Preprensa Digital, sa de cv; Caravaggio, 30; colonia Mixcoac; 03910 Ciudad de México. Cuartoscuro no asume responsabilidad por textos y fotos no solicitados. El contenido de los artículos es responsabilidad de sus autores y el de la publicidad de los anunciantes. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido por cualquier medio sin permiso expreso de los editores. Los derechos de todas las fotografías publicadas están reservados por sus respectivos propietarios y se indican con el símbolo ©. CERTIFICACIÓN DE CIRCULACIÓN PAGADA, COBERTURA GEOGRÁFICA Y ESTUDIO SOBRE EL PERFIL DE LECTORES POR AGENCIA CERTIFICADORA Y GESTORA DE MEDIOS S.C. REGISTRO ACGM-81-16
FERNANDO ÓSCAR MARTÍN se
entre los moros y los cristianos salpicada del sincretismo agregado a las formas de evan gelización en un poblado de Tenango del Valle 24 Allá van, tras la elaboración del traje típico que forma parte del ceremonial colectivo en el Istmo de Tehuantepec, tras el trajín de meses para buscar las telas, tras delinear una a una las flores: son los muxes que la fotógrafa española
NURIA LÓPEZ TORRES propone para formar parte de su ensayo
sobre la identidad de género en diversas culturas y países 38 Lo que inició como una simple curiosidad, la de saber dónde estaban y quiénes eran los mayas modernos, se con
FRANCISCO MARTÍN documentara a esos habitantes del siglo xxi, portadores de una cosmogonía ancestral 54 Del concurso LOS RETRA TOS DE FRESNILLO presentamos los resultados que enriquecen el acervo histórico del municipio zacatecano 68 Felicitamos a dos colaboradores, SAÚL LÓPEZ y MARTÍN ZETINA, quienes obtuvieron los premios Walter Reuter y Heineken, virtió en el pivote para que
respectivamente, por su labor como fotorreporteros 70 EN PERSPECTIVA muestra cómo dos fotos –de una mujer coronada como Señorita México en 1928 y un año más tarde, ella misma, pero de elegante luto y acusada de homicidio por matar a su marido– produjeron un impacto visual que derivó en una investigación y, luego un libro de la historiadora Rebeca Monroy Nasr 76 EN EXPOSICIÓN presenta la muestra compuesta por 270 fotografías divididas en 20 módulos que abarcan 50 años de anécdotas, viajes y momentos captados por
GRACIELA ITURBIDE, reunidos en una exhibición imperdible en el Palacio de
Iturbide de la Ciudad de México 80 CUADROSCURO ofrece información sobre exposiciones, libros y noticias de interés para el mundo de la imagen. 82 P ortada : De la serie Náyari Cora [detalle]. © RAFAEL DONIZ n
C UART OSCURO Y L A F UNDACIÓN P ED RO VA LT IERR A CONVOCAN AL CONCURSO NACIONAL DE FOTOGRAFÍA CUARTOSCURO 2019
© PEDRO VALTIERRRA
UN PUÑO DE TIERRA
L
a muerte es un hecho ineludible y la mortalidad, una condición intrínseca de la existencia hu mana. Nacer y morir. Los árboles, las plantas, los microorganismos, los animales, los astros y los humanos aparecen y desaparecen. Surgen y se van. La muerte se ha representado a través de la historia y las culturas de muchas maneras. En la forma de ritos, ceremonias, fábulas, historias, mitos, leyendas, supersticiones y ciencia se han creado un sin fin de representaciones sobre ésta. Se le han puesto mil y un disfraces y máscaras. Ha sido personificada: ha sido masculina, ha sido femenina. Le han compuesto himnos, ha sido innombrable, glorificada, poetiza da, heroica, cobarde, justa, injusta, deseada y temida. La muerte nos angustia, nos entristece, nos intriga y nos asombra. En México, desde la antigüedad, ha sido una figura central en nuestra cosmogonía, ex presada en cuentos y leyendas, con sus deidades re presentativas y complejas ceremonias. Ha jugado un rol central en nuestro entramado mitológico y sim bólico, así como en el devenir histórico de estas tierras. Con el Concurso Nacional de Fotografía Cuartoscuro 2019 Un puño de tierra, se busca generar una reflexión a través de la imagen en la que los fotógrafos se den a la tarea de expresar y comunicar su noción, su sentir y pensar sobre la muerte, así como comunicar la visión de grupos, pueblos, etnias y tradiciones sobre ella. Cuartoscuro invita a retratar lo inasible, tarea que requiere del impulso creativo y el riesgo de buscar fotografías innovadoras y originales. ¿Se encuentra la muerte sólo en hospitales, callejones oscuros y cementerios o acaso aflora, destella y nos guiña un ojo desde detrás de las piedras en el camino, los ár boles, las sombras, las flores y los momentos más bellos y lúcidos de la cotidianidad?
BA SE S n Podrán participar fotógrafos mexicanos —aun que vivan en otra parte— y extranjeros que residan en el país y presenten trabajos sobre México. n Se podrá participar con una fotografía o una serie de hasta seis imágenes, tomadas o realizadas en los últimos tres años y hasta la fecha del cierre de la convocatoria. n Está permitida cualquier técnica fotográfica: aná loga, digital, estenopeica, procesos antiguos en color o blanco y negro, y fotografías realizadas con celular, siempre y cuando cumplan con los requisitos técnicos señalados más adelante. n Las imágenes no deben ser alteradas mediante collage, fotomontaje o ilustración digital, así como tampoco se podrán agregar o quitar elementos de la toma original. Los fotógrafos deberán presentar el archivo original sin edición de sus imágenes inscritas, para demostrar la autoría de las mismas, las cuales serán revisadas por especialistas y se corroborará su fecha de creación. n Los archivos originales de las imágenes deben tener un tamaño no menor a 3000 pixeles del lado más corto y 300 pixeles por pulgada de resolución. RE C EP C I ÓN n Cada participante depositará una cuota de recu peración de 100 pesos (cien pesos pesos 00/100 m.n.) por cada foto individual o por serie. La cuota será de 7 dólares usd para los residentes en otros países. El depósito debe hacerse a la cuen ta de la Fundación Pedro Valtierra, a.c., de Ban comer, número 0165488729, clave interbancaria 012930001654887299. Es importante conservar la ficha de depósito o el comprobante de la transfe rencia, pues deberá adjuntarse a los requisitos de inscripción. Una vez realizado el depósito, ingre sar a www.cuartoscuro.com/unpunodetierra para registrar el trabajo: • Adjuntar, digitalizado, el comprobante de pago. • Llenar los campos designados con su informa ción personal: nombre completo, edad, correo electrónico, teléfono y ciudad. • Subir las imágenes participantes, cada una de las cuales debe llevar el título de la foto o de la serie, con un tamaño de 150 dpi de resolución por mil pixeles del lado más corto, en formato jpg. (El tamaño especificado en este apartado es sólo para su fácil envío por correo electrónico y evaluación del jurado.)
• Incluir una descripción de hasta mil caracteres en el campo designado. • Los trabajos que no cumplan con estos requisi tos quedarán automáticamente descalificados. • No hay restricción de participación, pero por cada una se debe pagar la cuota pertinente; así, por ejemplo: para inscribir dos series y una foto individual, se depositarán 300 pesos, ya sea en un único pago o separado, y se adjuntará el comprobante en cada registro. La convocatoria estará abierta a partir de su publicación y hasta el viernes 22 de febrero de 2019. Al participar los fotógrafos manifiestan su conformidad con estas bases y autorizan a los organizadores el uso de sus imágenes con fines de promoción y exhibición, sin afectar sus derechos de autor. EL J U R A D O Estará integrado por profesionales de la fotografía, quienes valorarán la calidad conceptual y técnica de la imagen. Su decisión será inapelable. Cualquier asunto no previsto en la presente convocatoria, que dará a criterio de los organizadores y miembros del jurado. P REM I OS primer lugar: 75 mil pesos, una cámara Nikon
d750 y lente 24-120mm y publicación en la re vista Cuartoscuro. segundo lugar: 50 mil pesos, una cámara Nikon d610 y lente 24-85mm y publicación en la revis ta Cuartoscuro. tercer lugar: 30 mil pesos, una cámara Nikon d7200 y lente 18-140mm y publicación en la revista Cuartoscuro. Además, todas las imágenes seleccionadas formarán parte de la exposición Un puño de tierra, que se inau gurará en la Fototeca de Zacatecas, y de la edición 156 de la revista Cuartoscuro, abril-mayo de 2019. Los resultados se darán a conocer el 1º de abril de 2019 en www.cuartoscuro.com y en la revista impresa. La premiación se realizará el jueves 11 de abril a las 20:00 hrs. en la Fototeca, en el marco de la entrega del Premio a la Trayectoria Cuartoscuro 2019 y la inauguración de la exposición. I n f o r mes : concurso@cuartoscuro.com
luzPétrea Una niña en el “Festival Cultural de Las Abejas” realizado para conmemorar el 21 aniversario de la masacre de Acteal. Chenalhó, Chiapas. Diciembre 21, 2018. © PEDRO VALTIERRA 4
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Rafael Doniz
AQUEL TERRITORIO DE CORAS Carolina Romero
Página opuesta: De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
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n 1976, Rafael Doniz tuvo un encuentro muy intenso con un mundo místico-mágico que permanecía oculto en las montañas más altas de la sierra nayarita. Como si se hubiera tras ladado a un lugar sin tiempo, caminó por los campos de Santa Teresa de Miraflores, mientras lo inundaba una inexplicable sensación de familiari dad y un creciente vínculo con la cotidianidad de una cultura indígena de la cual creía recordar re miniscencias de una vida pasada. Ya había estado antes en territorio cora, como parte de una encomienda encabezada por la fotó grafa Mariana Yampolsky para la Secretaría de Educación Pública. Pisó primero el asentamiento de Jesús María, donde radica el supremo gobierno de esa comunidad indígena, y después conoció la Me sa del Nayar. Ambos le parecieron lugares hoscos, de una suerte fantasmal, en donde la gente era ruda y poco amable. El ambiente árido y de abandono lo hacía sentir tenso, incómodo y a la expectativa de llegar a la montaña más alta para saber qué le esperaba. Sin embargo, en la Mesa del Nayar tuvo una vivencia que lo acercó mucho a los coras. Bajo un árbol, Rafael esperaba la avioneta que lo llevaría a Santa Teresa. Recuerda que en el horizon te aparecieron tres coras de piel sumamente oscura y vestimenta muy blanca. El sudor los había cubier to y parecía que brillaban bajo la luz del sol. No pudo apartarles la mirada, hasta que vio cómo lle
garon a una pequeña casa en donde dos policías judiciales comenzaron a agredirlos. —¡Déjenlos!—, protestó, y sintió como si hubiera defendido a sus propios hermanos. El joven fotógrafo salió de aquel pueblo con un sentimiento de fuego en el pecho, el cual se acrecen tó cuando llegó a Santa Teresa y las escenas que presenció llenaron sus ojos de gozo. Lo maravillaron las vestimentas y sus bordados; la perfección y detalle con la que estaban labrados los cuchillos de los hombres; los tradicionales som breros; los niños que arreaban chivos y borregos negros; la belleza de las mujeres que caminaban por los campos y que parecían moverse como flores vivas. Entendió por qué aquel sitio se llamaba Santa Teresa de Miraflores. La primera choza que estaba junto a la pista era la casa de Don José, un hombre de pelo cano y edad avanzada, de manos y pies fuertes, aunque agrieta dos por la rudeza del lugar. Don José tenía un hijo, se llamaba Albino. El guía le presentó a Doniz y Don José lo examinó de pies a cabeza. Después le mandó pedir agua. Para Rafael todas esas acciones parecían no tener tiempo. Tras una larga plática, el fotógrafo sintió cómo crecía su vínculo con aquel anciano: “Ahí pude hacer lo que no había logrado en las otras dos comunidades: tuve que parar mi mente, olvidarme del reloj y entrar en un ambiente meditativo”, co menta.
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Página opuesta: De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
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Día con día, Rafael se convertía en un testigo con curiosidades de antropólogo. Tenía que cumplir su encomienda, pero también había en él la necesidad de hacer algo más que las fotografías obligatorias. Una vez concluido el proyecto, Santa Teresa de Miraflores lo vio volver al menos unas 20 veces a lo largo de los años. “Yo no regresé a ninguno de los otros dos lugares, ni a Jesús María ni a la Mesa del Nayar. Para mí, San ta Teresa era un lugar idílico”, dice. Muchas veces no hizo fotos. Sólo miraba, porque en sus ojos se quedaron un sinfín de imágenes con las que no llenó el rollo de su cámara, pero sí su alma. En una ocasión, asistió a un mitote con Albino, un cora de quien se hizo amigo. Era una fiesta por
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el ciclo de la agricultura. Las personas comenzaron a reunirse en un espacio internado en el bosque. En el centro del lugar instalaron troncos para hacer un tapanco, donde colocaron maíz, frijol, atole, velas y flores. Poco a poco, la claridad del cielo se difuminó entre la bruma de la noche y en el ambiente resona ba una música muy particular que incitaba la men te al trance, recuerda Rafael. Mientras unos hombres encendían una fogata, otros se descalzaban para comenzar a bailar. Todos atendían al fuego y le cantaban, porque así ofrendaban al sol. —Ellos son los protectores del fuego y el invitado principal está ahí—, le explicó Albino, mientras se ñalaba la fogata.
De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
—¿Qué significan los cantos?—, cuestionó Rafael. —Ah, no. Ahí sí no sé. Son los cantos antiguos y son las cosas sagradas. —¿Por qué se quitan los huaraches para bailar? —¡Ah! Porque como la fiesta es para el sol, con sus pies están acariciando a la tierra para que no se encele. “¡Qué maravilla!”, menciona Doniz. Entonces se dio cuenta de que sus esfuerzos por comprender todo eran infructuosos. Entendió que su papel era el de un testigo, que al ver y participar de su vida cotidiana podría descubrir y desentrañar la magia, la sabiduría y el misticismo que envolvían a los coras. Presenció fiestas y tributos que se ofrendaban a los dioses, supo del camino de pureza que se debía
recorrer para recolectar agua de la laguna sagrada y de cómo se presentaba a los niños ante el monte, considerado el gran abuelo. En cada uno de esos ritos, Rafael encontró amor, respeto y valores que no había visto ni aprendido en otra parte. “¿¡Cómo no me iba a maravillar e identificar con una cultura en la que todo era sagrado!? Soñé con irme a vivir ahí”, dice. El vínculo estaba sellado. Con el paso de los años, Rafael logró convertirse en un niguara más, que significa amigo… hermano. En cada oportunidad que tuvo, Rafael vio la ma nera de devolverles algo como agradecimiento a lo que ellos le habían enseñado. En una ocasión vendió sus fotos para comprar herramienta, volver a Santa
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Doble página: De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
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Doble página: De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
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Doble página: De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
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Teresa e instalar un taller de carpintería, también consiguió la donación de dos toneladas de maíz cuando la cosecha no les sonrió a los coras. Su sueño era hacer un libro con las imágenes que había tomado en Santa Teresa, venderlo y destinar el dinero a la construcción de un albergue para niños, con talleres diversos y en donde se rescataran las tradiciones orales, la cultura y las enseñanzas gene racionales. Sin embargo, Casa Paz del Nayar —nombrada así en honor a Octavio Paz—permaneció como una me ta lejana por muchos años, al igual que el libro de Rafael, quien vio pasar oportunidades que se con virtieron en intentos fallidos para publicar sus fotos. En una ocasión logró conversar con autoridades de Nayarit, quienes organizaron una visita a Santa Teresa. Cuando llegaron, Rafael no daba crédito a lo que veía. El lugar era otro. Habían desarrollado un progra ma de beneficios con la construcción de 10 casas con fotoceldas, boiler, sala, chimenea, amplias recámaras y la promoción del ecoturismo. “Ellos [los coras] estaban contentísimos, pero para mí estaba claro: la gente que iba a quedarse [como parte del programa de ecoturismo] iba a bajar droga, porque ahí se siembra amapola. Las casas eran de ellos [de los coras], pero no podían habitar las, sino que tenían que limpiarlas para que ahí se quedaran otras personas. Estaban destruyendo Santa Teresa”, narra Rafael. El fotógrafo sabía que su libro no se iba a realizar y tampoco quería la ayuda de un gobierno que es taba lastimando de tal forma su amada tierra indí gena. Decepcionado, se resignó a guardar el proyecto de su vida en un cajón hasta 2014, cuando la Univer sidad Autónoma Metropolitana publicó el libro Náyari Cora como parte de las celebraciones por su 40 aniversario. Al fin, las fotografías de su encuentro místico-mágico vieron la luz.
Página opuesta: De la serie Náyari Cora. © RAFAEL DONIZ
Pasaron seis años desde la última vez que Rafael había estado en Santa Teresa, cuando regresó con sus niguaras a presentarles el libro… El lugar que amó estaba destruido. “La tierra sagrada se convirtió en basurero. Prác ticamente quedaba un solo cora que conservaba su vestimenta típica. Las chozas se habían extinguido para darle paso a unas casas de concreto cuadradas. Imperaba la violencia. Los caballos ya no eran el medio de transporte, sino las camionetas pick up, y los jóvenes portaban armas largas…”, lamenta. Santa Teresa había sido rentada a la mafia de la droga, asegura Rafael, y “los coras estaban involu crados en el cultivo e, incluso, en el consumo de estu pefacientes. Verlo fue como una puñalada. La mafia llegó a talar la madera y encontró un tesoro más grande. Como ellos siembran la amapola, tienen una derrama económica. Todos están metidos en eso”. —¡Aniceto!—, buscó Doniz al hijo de don José, quien salió radiante de la vieja casa de su padre. —¡Niguara! ¿Todavía aquí? —Un rato, vine a cumplir mi promesa. Rafael le entregó el libro y le dijo que llamara a su mujer, cuyo retrato había sido impreso en el ejem plar, pero ella ya no estaba. Una camioneta pasó por casa de Aniceto y la mataron. “No podía creerlo. Me llené de rabia y no pude evitar regañarlos”, dice. Los invitó a defender sus raíces y a hacer algo para cambiar lo que estaba pasando. Así, se fue con el corazón roto y un dolor que aún lo acompaña. ¿Fotografiar aquello? No podría. Las fotos que realizó Doniz en sus primeras visitas a los coras plasmaron un estilo de vida que Guiller mo Bonfil Batalla llamaría del “México profundo”. Con cada viaje y cada día, Rafael vivió la intensidad de un pueblo aislado con costumbres de una inmen sa sabiduría que le despertaron un profundo nacio nalismo y amor por los pueblos indígenas. “Carlos Castañeda dice en sus libros que si una persona toma el camino del conocimiento y es im pecable, en el momento de la muerte podrá trans portarse al lugar que quiera para realizar su última danza sobre la Tierra”, añora Doniz. Y así volverá él a ese mundo cora que le cambió la vida. n
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Fernando Óscar Martín
LA DERROTA DE LOS MOROS Ana Luisa Anza
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l redoble de los tambores anuncia el inicio. Dan ganas de cuadrarse ante el paso tan marcial. Como encimando el sonido, comien za el tañido de las campanas. De la explana da de la delegación municipal y hacia la iglesia salen dos estandartes: la bandera de México y la Virgen de Guadalupe, esa, la que seguramente los moros verdaderos, los que ocuparon España, ni siquiera imaginaron. Afuera del arco, entre el verde, blanco y rojo que parece dominarlo todo, logra apreciarse a los ene migos. Los delatan sus adornos de la cabeza –esa doble luna islámica sobre un turbante– por los que podemos identificar a los moros que lucharán contra los cristianos que defienden su religión, con sus trajes cubiertos de motivos guadalupanos, algunos con la cruz roja de los Cruzados, los que simulan cabalgar sobre un minúsculo caballo de madera amarrado a la cintura. Sí, es una importación de la península ibérica en su celebración de la derrota de los musulmanes que la ocuparon durante 800 años. Esas batallas simbó licas convertidas en ritos totalmente ligados a los procesos de evangelización. Sólo que acá, en San Bartolomé Atlatlahuca, en Tenango del Valle, Estado de México, todo va aderezado en forma de un sin cretismo que le da carácter único.
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Adornados estandartes –la Virgen y el apóstol Bartolomé son protagonistas–, cornetas mezcladas con tambores y trombones, incienso, canastos de flores, moros entre la multitud, efigies de santos diversos cargados en andas, réplicas de iglesias en madera, mantas que agrupan a las diversas peregri naciones, el sacerdote impartiendo agua bendita a todo aquello y todos aquellos que cruzan el portal de una iglesia rebosante de adornos florales y feli greses que abarrotan el templo. Ya afuera, los venados desafían al “viejito” y al ca zador que danzan al ritmo de esa flauta que no habrá de parar de sonar; los concheros adornados con pe nachos de plumas que emulan a ancestros que jamás vieron otro continente, el pueblo completo –paso para un lado y para el otro, vuelta, y de nuevo pasos para acá y para allá–; niños al son de que marca un personaje siniestro; animales que brincan… y enton ces los vemos ahí: los moros con sus máscaras de madera y los cristianos que “cabalgan” mientras relu cen las vistosas capas de satín adornadas con lente juelas e imágenes de dioses de influencia prehispá nica –concretamente de las culturas teotihuacana, matlazinca y azteca, que se asentaron en ese lugar– y la Virgen Morena. El combate comienza: resuena el golpe acerado de las espadas. Allá va Fernando Óscar Martín, un
Página opuesta: De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 24, 2014. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN
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Página opuesta: De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 28, 2017. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN
De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 29, 2011. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN
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De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 24, 2014. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN 28
Doble página: De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 24, 2014. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN
año tras otro, a documentar los tres días que dura la fiesta patronal que es tradi ción desde hace 200 años en Atlatlahuca, una danza que se transmite de una ge neración a otra: los padres enseñan los pasos y el manejo de las espadas a sus hijos, las madres elaboran los trajes, los artesanos hacen las máscaras. La comu nidad íntegra se suma a la celebración. La gente se apresta a ver la lucha entre moros y cristianos, la que terminará sólo cuando el rey de los cristianos derrote al líder de los musulmanes con un castigo que, aunque humillante, resume el “triun fo” del catolicismo: el monarca de los moros tendrá que transformarse a la re ligión vencedora. El fotógrafo descubre el andar de los santiagueros entre la milpa, la investidu ra de un moro –otro, no ese que insólita mente porta la bandera tricolor en una 30
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Página opuesta: De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 22, 2015. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN
De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 24, 2015. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN
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De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 24, 2014. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN 35
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Doble página: De la serie Danza de moros y cristianos. Atlatlahuca, Tenango del Valle, Estado de México. Agosto 24, 2014. © FERNANDO ÓSCAR MARTÍN
confusión de símbolos que aceptamos gustosos–, el dolor por la derrota de un cristiano en la acera donde yace abando nado el jamelgo escondido bajo el som brero del jinete, o la media luna, sola y única, que descansa junto a la máscara en un muro para permitir al musulmán, quizá ya vencido, disfrutar de las viandas preparadas para la ocasión. La fiesta está en su esplendor. Huele a pan, ese que se horneó con las siete tone ladas de harina y con el que se convida a los visitantes, y a la pólvora quemada del castillo que hace los honores al feste jo. Ése para el que deberemos dejar pasar un año más para que ellos afilen sus es padas y machetes y para que Fernando Óscar Martín capture imágenes de una fiesta que, sin duda, se ha ido transfor mando –poco a poco, quizá impercepti blemente– a lo largo de dos siglos. n 37
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Nuria López Torres
EL CAMINO DE HOLANES Blanca Ruiz
Lo que un día dije de las tehuanas y juchitecas que caminaban en verso, que su andar era la poesía del movimiento, me lo sugirió ella… Andrés Henestrosa, Retrato de mi madre
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uenta Andrés Henestrosa que su madre, Martina, vistió de niña la indumentaria re presentada en el barro de ídolos zapotecas, el que después sólo usaban las ancianas, un sencillo huipil oaxaqueño con el cual ella conoció las primeras lecciones de belleza: los cantos de aves y las flores silvestres. Mi propia madre, Romelia, en lejanos cantos de pájaros, alguno azul, tal vez llevada por la curiosidad, también vistió de tehua na. A su natal Comitán, Chiapas, llevaron trajes del Istmo y mi madre posó ante un fotógrafo anó nimo con su serena juventud junto a un árbol fron doso. Sus manos apenas alzaban el vuelo. Ciertamente, era otro el tiempo, otra la actitud ante la fotografía. Ahora, aquí, en estas páginas de Cuartoscuro, Nuria López Torres comparte las imá genes de Kazandra, Fernanda, Estrella, Alondra, Marisol, Naomy, Gala, quienes lucen el traje más cercano al que pintó Saturnino Herrán. Al que eter nizó Frida Khalo. Posan ante la fotógrafa española como las mismas dos Fridas del trópico. Sólo que a diferencia del famoso autorrretrato de la pintora, toman de la mano a su propia madre, en una imagen
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Retrato de Kazandra junto al altar de la familia en casa de su madre. De la serie Muxes, flores de guiechachi. © NURIA LÓPEZ TORRES
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Una vecina mira el vestido de Kazandra, mientras ésta juega con los volantes de la falda. De la serie Muxes, flores de guiechachi. © NURIA LÓPEZ TORRES 40
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Retrato de Kazandra con su madre. De la serie Muxes, flores de guiechachi. © NURIA LÓPEZ TORRES 42
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Marisol en el mercado de Juchitán de Zaragoza. Marisol tiene 42 años y es dueña de una cantina a las afueras del pueblo. Va al mercado a comprar algunos productos para poder hacer las botanas que sirven gratuitamente junto con el consumo de cerveza o tequila. De la serie Muxes, flores de guiechachi. © NURIA LÓPEZ TORRES
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Retrato de Marisol junto al altar que tiene en su cantina, antes de ir a la iglesia. De la serie Muxes, flores de guiechachi. © NURIA LÓPEZ TORRES
que resignifica su relación afectiva: el amor familiar vestido de tehuana. En las casas de Juchitán, como también en otras viviendas del Istmo de Tehuatepec, elaborar el traje típico forma parte del ceremonial colectivo. Es un trajín de meses, de buscar telas, terciopelo, chantú, raso; hilos preciados de seda; hay que medir, cortar, pedalear duro las máquinas, entre bromas de costu reras y bordadoras, quienes hacen magia con el di seño que siguen rigorosamente las agujas. Cuánto esmero para delinear una a una, rosas rojas, rosas, amarillas, crisantemos y otras tantas flores.
Cuando, al fin, el cuerpo recibe el traje recién hecho, surge el contento: los ojos brillan, la emoción fluye, la fiesta inicia. ¿Por qué, qué es un cuerpo desvestido, desnudo? Un cuerpo abierto por com pleto al sol y a la mirada del otro. En la desnudez, de alguna manera, todos somos iguales. Todos so mos piel. Desde luego, está la cuestión de la edad. La ansiedad juvenil que palpita por cada uno de nuestros poros. La madurez que transpira por la experiencia. Y al vestirnos, no sólo nos protegemos del calor o del viento, también damos sentido a una forma de ser, pensar, actuar. Asumimos pública
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Retrato de Alondra, de 14 años, en Playa Azul. Ella trabaja como dependienta en un puesto de ropa del mercado porque dejó los estudios de forma prematura. Ahora ha empezado un curso sobre maquillaje. De la serie Muxes, flores de guiechachi. © NURIA LÓPEZ TORRES
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Naomy se maquilla mientras su gato la mira. Naomy está estudiando Ingeniería en la única universidad que hay en Juchitán de Zaragoza. Ella es también una activista por los derechos de la comunidad LGTBI. De la serie Muxes, flores de guiechachi.
Página opuesta: Retrato de Naomy con su padre en el salón de su casa. Ella se siente muy apoyada y tiene una magnífica relación con su padre. De la serie Muxes, flores de guiechachi. © NURIA LÓPEZ TORRES
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mente gustos, preferencias, identidades. Los muxes lo saben bien. Vestidas de tehuanas enfrentan el desafío. La naturaleza humana se libera al ritmo de Las Velas. Cada quien toma su luna del espejo para pintar su rostro cual lienzo, a unos pasos del altar, de la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo, de los retratos de los abuelos. Estrella, quien es el sustento de su casa gracias a sus labores como diseñadora de bordados y clases de baile a niños de primaria, se arregla junto con su madre para ir al cumpleaños de otra muxe. Naomy, quien estudia Ingeniería en la
única universidad de Juchitán, posa junto con su padre y sale a la calle portando el llamado resplan dor alrededor de la cabeza. No podía haber nombre más acertado para ese halo níveo que acentúa los rasgos faciales y corona el mismo traje. Más allá de las festividades, Gala, quien trabajaba como cama rera, posa en un manantial de agua. Y Alondra pre fiere el mar tranquilo de Playa Azul. Con una mirada que repara en los gestos, los detalles, el entorno personal fuera o dentro de su casa, y especialmente, los férreos lazos familiares; la cámara de Nuria realiza logradas composiciones
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Naomy junto a otras muxes participa en “La Regada”, un desfile por todo el pueblo donde –desde unas carrozas– se entregan regalos a las personas del pueblo que ven pasar el desfile. Al final, se termina en la iglesia de San Vicente Ferrer, donde se hace entrega de unas ofrendas. Todos estos actos están dentro de las festividades de la Vela de las Muxes en noviembre. De la serie Muxes, flores de guiechachi. 51
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Retrato de Kazandra, de 20 años, en la casa que le dejó su tía en herencia. De la serie Muxes, flores de guiechachi.
Página opuesta: Fiesta de La Recalentada en casa de la muxe mayordomo de las velas de ese año. De la serie Muxes, flores de guiechachi.
© NURIA LÓPEZ TORRES
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que acentúan en el colorido que los rodea, como el mismo ambiente natural. Sus imágenes se inscriben dentro de una importante iconografía donde en cuentra ciertos ambientes, ciertos rasgos que mues tran la doble tradición, de los trajes y de los muxes mismos, que se mantienen en resistencia, porque finalmente, no todo es color de rosa. La vida, con sus múltiples caminos, puede ser como un carrusel de algodón, donde los holanes de la falda de Kazandra giran sobre sus enormes taco nes negros, ante la mirada de azoro de una niña
vecina, sentada en el piso. Tal vez, ese cuerpo infan til aún no se ha cubierto de la suavidad del tercio pelo, de las flores bordadas, pero a su corta edad conoce cómo portan ese traje que engalana a su ciudad, Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. n
El proyecto Muxes, Flores de Guiechachi pertenece a un ensayo fotográfico que la autora de estas imágenes realiza desde hace 10 años sobre la identidad de género en diferentes países y culturas del mundo: México, Cuba, Brasil, España, Turquía…
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Túunben Maya
LOS MAYAS DEL SIGLO XXI Martha Patricia Montero
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ucateco por nacimiento, fotoperiodista y artista de la lente por vocación, con el amplio ensayo Túunben Maya Francisco Martín encontró la oportunidad de vincular ambos atributos. Con su familia, recorría diferentes lugares del estado, conviviendo con los mayas y aprendiendo de sus festividades. Años después, como fotorrepor tero, colaboró para varias agencias internacionales, hasta que la pregunta de un primo lo conmocionó. Quería saber “dónde habían quedado los mayas”, aquéllos que atraen como imán a turistas y acadé micos, pero que al parecer han sido invisibilizados por la inercia de ubicarlos en ese pasado mítico. El cuestionamiento se convirtió en un pivote para que, a partir de 2002, Francisco iniciara un registro de los mayas contemporáneos, los que habitan este siglo xxi como portadores de una cosmogonía an cestral, que continúa nutriéndose con las experien cias que los afectan. “Quizá porque son parte de nuestro entorno diario ya no los vemos”, aventura a decir Francisco. Lo cierto es que este amoroso trabajo fotográfico los saca a la luz, enfatizando su presencia donde ésta se manifiesta: el hogar, las celebraciones, el reclamo, el alimento, el trabajo, la cárcel e, incluso, en su con tacto con la muerte. En ocasiones solo y en otras con la guía del etnó logo Harry Thomas, fue recobrando uno a uno los paisajes y rostros de su infancia, en una labor de
Página opuesta: Presos del penal de la capital yucateca se alistan para la inauguración de las Olimpiadas del Cereso, las cuales se organizan para rehabilitar a los internos puesto que, dado el hacinamiento, es la única manera de convivir. De la serie Túunben maya, 2015. © FRANCISCO MARTÍN
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construcción de imágenes, porque para él no se trata de ir a “tomar fotos” –como hoy hace práctica mente todo el mundo– sino de pensar lo que quiere preservar, “además de que todo tu bagaje se ve re flejado ahí, en cuestión de segundos”. Demostrar que “el maya moderno no es una es tatua” ha derivado para Francisco en la conforma ción de un acervo visual que sólo en una muestra ha logrado exponer en Berlín y Mérida. En paralelo, está terminando un libro, Túunben Maya en el que, además de la participación esencial de Harry Thomas, cuenta con ensayos de las acadé micas mayas Yazmín Novelo y Deyra Jiménez, quienes aportan una visión desde el corazón de la propia cultura. Así, Túunben Maya constituye un manifiesto visual que parece gritar “Aquí estamos, somos los mayas del siglo xxi y también tenemos un valioso hacer y un valioso decir para existir, compartir y legar a las próximas generaciones”. En honor a estos mayas contemporáneos, la es tructura del libro está inspirada en su cosmogonía, la cual otorga diferentes valores a los cuatro puntos cardinales mientras que el centro está estrechamen te relacionado con la ritualidad, la vida terrenal y la naturaleza. Cabe subrayar que Francisco ha logrado combinar este proyecto de largo aliento con otros intereses, como la fotografía abstracta, pero reconoce que Túunben Maya “es para toda la vida”, además de que
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Doble página anterior: La fiesta en honor a Santa Inés en el municipio de Dzitás, en Yucatán, tiene su parte prehispánica más importante en el “sacrificio” de pavos en la plaza. Estos animales alimentan a la población durante la fiesta y, al ser degollados, se hace referencia a la santa, que murió de la misma manera. Al día siguiente la comida lleva una muñeca que simboliza a la santa, a la que le piden ayuda para aliviar sus necesidades. De la serie Túunben maya, 2013. © FRANCISCO MARTÍN
Página opuesta, abajo: Convivencia familiar con muertos en Pomuch, Campeche. Práctica acostumbrada es la de limpiar los huesos de los fallecidos en el cementerio local, lo que revive el espíritu de los finados y consuela al recuerdo de los vivos. De la serie Túunben maya, 2006. © FRANCISCO MARTÍN
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Desde inicios del nuevo siglo, niños y adultos participan en una celebración en la capital yucateca llamada “El paseo de las ánimas”; en alusión a la muerte, las velas y el silencio son los principales invitados en una marcha repleta en las calles del Centro Histórico. De la serie Túunben maya, 2012. © FRANCISCO MARTÍN
le ha permitido sensibilizarse sobre la realidad del pueblo maya actual “y poner los pies sobre la tierra”. Las facetas que ha captado con su cámara son, en conjunto, un abanico de emociones genuinas, porque al mantener esta cercanía como una constante, su presencia no inoportuna a las comunidades, sino que las abraza. Gracias a su mirada podemos ingresar a una casa maya para expresar respeto y dolor al migrante que falleció lejos de su natal Maní. O apreciar otro tipo de tristeza, la que se aloja en los semblantes de hom bres jóvenes apresados en una cárcel de la entidad.
Aunque están dispuestos a bailar en un festival anual, lo simbólico de su atuendo se muestra oprimido por la torre que los vigila. “Son como animales enjaula dos”, reafirma Francisco. En otras dos fotografías no es necesario toparnos con una mirada; es otra la composición que habla de la rudeza de las jornadas que inician cuando despunta el alba, de la pesadez de siglos, del cuerpo lastimado hasta lo imposible. En la primera un tra bajador trata de acomodar unas enormes pacas de henequén, el sudor brillando en su camiseta, las palmas curtidas entre las fibras rasposas; en la se
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Doble página anterior: Extinción del trabajo henequenero, como en el caso de Baca, Yucatán. Uno de los últimos practicantes de este oficio en el mundo moderno, empuja su carga, luego de su secado, para proceder al empacamiento y a su cada vez menor distribución. De la serie Túunben maya, 2004.
Templo de los mascarones en Kabah. La magnificencia e imponencia se hacen presentes en este sitio con los 250 mascarones tallados, conocidos como Codz Poop o alfombra enrollada, haciendo referencia a las narices de Chaac, dios de la lluvia. De la serie Túunben maya, 2007. © FRANCISCO MARTÍN
Página opuesta, arriba: Boda civil masiva en Muna, Yucatán. Aunque los mayas no acostumbran el beso para demostrar su afecto, la presión social influye para crear esta eterna escena atípica. De la serie Túunben maya, 2010. © FRANCISCO MARTÍN
Página opuesta, abajo: Funeral de un migrante en Xohuayán, Oxkutzcab, Yucatán. Un veinteañero asesinado por un xenofóbico en California, Estados Unidos, es velado en su pueblo natal, donde existe una gran tradición de migración al país vecino. De la serie Túunben maya, 2005. © FRANCISCO MARTÍN
© FRANCISCO MARTÍN
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Mujer chiapaneca en su interminable venta en Mérida, Yucatán. Luego de una cansada y larga jornada de trabajo, ella se retira a toda prisa con los productos que deberá ofrecer al día siguiente. De la serie Túunben maya, 2003. © FRANCISCO MARTÍN
Doble página anterior: Osos en el carnaval, tradición única en Nunkiní, Campeche. Los llamados “osos” –por la forma de sus disfraces– se visten de piel animal para salir a las calles y bailar al ritmo de la música y de sus cencerros cada día de la jornada dedicada a Momo. De la serie Túunben maya, 2016. © FRANCISCO MARTÍN
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Página opuesta: Con la sal a cuestas en Celestún, Yucatán. Montañas de sal que se confunden con la arena son las que produce este hombre que recolecta desde las 5:00 horas el producto que quema su piel y que extrae de las charcas y hasta el sol de las 10 de la mañana. De la serie Túunben maya, 2007. © FRANCISCO MARTÍN
gunda otro trabajador, en este caso de las charcas de sal de Celestún, con las plantas de los pies quemán dose por el escozor. Por eso a la muerte no se le teme y lo mismo se limpian cada año los huesos de los difuntos en Pomuch, que se prepara el Hanal Pixan para ofrendarles durante su visita. Y así se danza con ella, para bur larla este año y el otro, mientras se le susurran flores de cempasúchil. Veamos a un ejecutante de la tradicional danza de Osos de Nunkiní, que con la máscara levantada
comparte su sonrisa de satisfacción y el atuendo más original del carnaval del municipio de Calkiní, ya en territorio de Campeche: elaborado con costales, sabucán, piel de venado, reata y cencerros, espanta cualquier tristeza para dedicarse a celebrar. Bienvenido desde ahora el libro Túunben Maya, para conocer más de esta fuerza imparable de los mayas del siglo xxi que Francisco Martín pone a nuestro alcance. n
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conCurso
Fresnillo
RECUPERAR EL PASADO
M
argarita Estela Esparza Valdivia, de Guadalupe, Zacate cas, fue la ganadora del concurso Los Retratos de Fresnillo, convocado por la Fototeca de Zacatecas y la Fundación Pedro Valtierra a.c., en colaboración con Cuartoscuro. La convocatoria se lanzó con el objetivo de recuperar retratos de la historia social, cultural, paisajista, deportiva y arquitectó nica del municipio, y reconstruir la memoria de Fresnillo para formar un archivo histórico que sirva de consulta académica y de investigación. Presentamos los resultados.
Arriba: P rimer lugar . Vista estereoscópica de Fresnillo, Zacatecas, Hacienda de Proaño. Aspecto del beneficio de mineral con el sistema de Patio (que consistía en aplicar reactivos químicos al mineral extendido en el piso para producir una torta con las pisadas de animales de tiro o el uso de un metlapil), en las instalaciones de la mina Proaño, en la que se producía principalmente plata. 1885-1890. Autor no identificado. Albúmina, 8.7×17.5 cm. © COLECCIÓN MARGARITA ESTEL A ESPARZA VALDIVIA
Q uinto lugar . Vista panorámica, Fresnillo, Zacatecas, México. 1944-1948. Es de notar la estructura de edificios con su construcción original, como la techumbre del Mercado Benito Juárez, otras casas habitación y comercios que databan de los siglos XVIII y XIX y que actualmente ya no existen. © MÉXICO FOTOGRÁFICO . Plata/gelatina, 8.8×13.8 cm. COLECCIÓN BERNARDO DEL HOYO CALZADA 68
Arriba, izquierda: Tercer lugar . Terrenos agrícolas de la Finca Ortega, ubicados en las orillas de la ciudad de Fresnillo, Zacatecas. 1890-1895. Paisaje fresnillense con el cerro Proaño al fondo, aún sin horadar en su parte central, con el sistema de explotación Glory Hole, y la industrialización en el porfiriato representada por la finca al frente. Al costado derecho se puede notar entre los árboles la estructura del ex Colegio de Minería, actualmente Centro Cultural Ágora José González Echeverría. Autor no identificado. Albúmina, 8.6×8.5 cm.
Arriba, derecha: C uarto lugar . Vista del Mercado Benito Juárez, al fondo a la derecha, en plena construcción, tomada desde la actual calle Reforma. Gente transita habitualmente en primer plano, entre octubre y noviembre de 1905. Fotógrafo no identificado. Está impresa en formato de tarjeta postal que fue enviada el 8 de noviembre de 1905 a Francia, según el sello postal. Fresnillo, Zacatecas. Plata/gelatina, 8.6×13.6 cm.
© COLECCIÓN GUADALUPE DÁVALOS MACÍAS
© COLECCIÓN ERNESTO MIRANDA MÉNDEZ
S egundo lugar . Obreros al servicio de The Fresnillo Company que concurrieron al recuento con motivo de la huelga del Sindicato Minero que estalló el día 8 de junio de 1944. Fresnillo, Zacatecas. El gran Lente. Estudio Fotográfico, 15 de junio de1944. Plata/gelatina, 19×25 cm. © JOSÉ BUSTAMANTE. COLECCIÓN JOSÉ MANUEL MARTÍN ORNEL AS 69
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portaFolio
Martín Zetina|Saúl López
PREMIAN A FOTÓGRAFOS DE CUARTOSCURO Página opuesta: Víboras de cascabel y nauyacas merodean por el campamento. © MARTÍN ZETINA / CUARTOSCURO.COM
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os compañeros de la Agencia Cuartoscuro fueron premiados en las últimas semanas. Saúl López ganó el Premio Alemán de Periodismo 2018 Walter Reuter en la catego ría de Fotografía, cuyo tema anual fueron las elec ciones en México. En su foto, Confianza popular, en la que retrata a un hombre que está de espaldas a quien no hace falta identificar porque todos recono cen esa nuca de cabello blanco: Andrés Manuel López Obrador. También colaborador de esta agencia, el fotógrafo Martín Zetina obtuvo el primer lugar en la categoría
de Fotografía del Premio Heineken al Periodismo 2018 con su reportaje 200 días viviendo en el exilio. Durante cuatro días, Martín convivió con los des plazados guatemaltecos que huyeron de Laguna Larga, en el departamento de Petén, donde perma necieron desde 2001 hasta el 2 de junio de 2017. Los pobladores se enteraron de que la Policía Nacional Civil llevaría a cabo un operativo para desalojarlos y recuperar la zona, por lo que se trasladaron a los límites de la frontera con México, en Campeche. Felicidades a nuestros compañeros de parte de todo el equipo de Cuartoscuro.. n [ C A R O L I N A R O M E R O ]
Sin ir a la escuela y caminando descalzos entre casas de campaña, transcurren los días de los niños. © MARTÍN ZETINA
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Los desplazados subsisten principalmente de la pesca de mojarra en la laguna. © MARTÍN ZETINA / CUARTOSCURO.COM
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Vecinos de las colonias Alfredo del Mazo, Santa Bárbara y 20 de Noviembre bloquearon por más de ocho horas la autopista México-Puebla, para exigir a las autoridades que realicen trabajos de limpieza y desazolve de agua anegada. Junio 24, 2014. © SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM
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Página opuesta: Una pareja llora frente al cuerpo de una joven asesinada después de una balacera en la discoteca New’s Divine. Junio 20, 2008.
Nieve cubrió a los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Marzo 16, 2015. © SAÚL LÓPEZ / CUARTOSCURO.COM
© SAÚL LÓPEZ / CUARTOSCURO.COM
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enPerspectiva
Dos fotografías, una historia
LA REINA QUE MATÓ Rebeca Monroy Nasr */ deh - inah
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l impacto visual de dos fotografías detonó una investigación: en la primera, una mujer coronada como señorita México en 1928 y un año más tarde, la misma mujer, de elegante luto y acusada de homici dio por matar a su marido. Este binomio fotográfico de imágenes gene ró la necesidad de trabajar al personaje y su historia; si bien Aurelio de los Reyes ya había trabajado a las autoviudas de los años veinte, era obligado reparar en ella y desentrañar la historia de antes y después del fatídico evento. Por ello se analizó el concurso, sus imágenes, las entrevistas a las candidatas tomadas por Enrique Díaz, Agustín Víctor Casasola, Eduar do Melhado, Martín Ortiz y Luis Santamaría, y las fotografías estructuraron el discurso his tórico. Los retratos de un mosaico de las mujeres que mostraban la nueva faz de la mujer mexi cana convencional y atrevida, nacional y cos mopolita es, no cabe duda, un retrato de época de esas mujeres en capullo. En un segundo momento, encontrar a María Teresa de Landa como la triunfadora del con curso y recuperar también con la historia gráfica los momentos en que fue investida con * Autora del libro María Teresa de Landa. Una Miss que no vio el universo. México, inah, 2018, 475 pp.
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Foto: Enrique Díaz Reyna. María Teresa de Landa el día que ganó el concurso Señorita México 1928. Subcaja 20/7, Fondo Díaz, Delgado y García, AGN.
POR DIGNIDAD
la banda, las fiestas, el recorrido por las cén tricas calles de la ciudad, los regalos que le dieron a la llamada “novia de la calle de Ma dero” que, a sus 16 años, se veía segura y con fiada con un futuro espléndido. Se fue al Concurso de Pulcritud y Belleza que se llevó a cabo en Galveston, Texas, donde quedó en un muy digno noveno lugar. Pero ella regresó para casarse. Ni de su boda civil ni religiosa hubo fotografías porque las realizó de manera clandestina. Sin embargo, Excélsior tuvo a bien mostrar una de sus fotos de la época del concurso y sacó una pequeña nota anunciando su boda con Moisés Vidal. A partir de ese momento se detonó el con flicto, pues la verdadera y real esposa de Moisés Vidal –llamada también María Teresa pero de apellido Herrejón–, esperó algunos meses para convencerlo de regresar con ella y con sus dos hijas; pero el general se negó y en ello selló su destino. María Teresa de Landa no supo nada hasta el domingo 26 de agosto –un día fatídico para su vida y la del general Vidal–, cuando leyó la noticia en el diario y supo que su marido era bígamo y que, por tanto, ambos serían encar celados. El enfado, el enojo, el engaño, la lle varon a tomar la pistola que el mismo Vidal le dejara en una mesita junto al diario y, después de pensar en el suicidio, disparó sobre el ge
Autor: Agustín Víctor Casasola. Ma. Teresa de Landa ¡ya liberada! poco después de salir de la cárcel de Belén. Diciembre, 1929. © Fondo Casasola [núm. inv.70077] Secretaría de Cultura/INAH/Sinafo, FN, México. Reproducción autorizada por el INAH. 77
neral toda la carga de la pistola; él mismo le había enseñado a disparar. Sólo seis tiros le dio y diez orificios lo dejaron sin vida: así se le ve en las fotos que publicó la prensa. Los diarios señalaron: “Una reina que mató por dignidad”. El calvario que siguió se documenta en el libro, así como el juicio junto las fotos que le tomara en la cárcel de Belén el fotógrafo Casa sola, con las fotos del día a día hasta que salió liberta, porque su abogado José María Lozano, con un discurso de 5 horas defendió su honor, su ser mujer moderna, su capacidad intelec tual, su deseo de ser alguien diferente, pero no de ser sobajada ni engañada. Ello conven ció al último jurado popular del siglo xx mexicano. Seducidos por su belleza, por su naturalidad y por su inteligencia, salió libre.
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Vencida, gastada, agotada se le ve en las fotos del día 1 de diciembre de 1929. Lo que siguió fue una vida importante, pues se convirtió en una gran catedrática de la unam, dio clases de historia, de ética, de francés, de música. Esa mujer preparada venció a un ge neral bígamo y al sistema para convertirse en una conferencista y coordinadora de secunda rias en el área de Historia, con una licenciatu ra en Biología, y maestría y doctorado en Letras cum laude. Este gran personaje pudo ser rescatado por la historia visual, la fotohistoria, el análisis de la intertextualidad con la hemerografía y la historia oral, la historia de género. El Dr. Luis de la Barreda nos da su testimonio amoroso de ella y de sus clases; el Dr. Aurelio de los Reyes encontró publicada su tesis doctoral de
Arriba: Fotografía de Ma. Teresa de Landa en la cárcel de Belén, realizada por AGUSTÍN VÍCTOR CASASOL A , 1929. © FONDO CASASOL A [NÚM. INV. 70088]/SECRETARÍA DE CULTURA,/INAH/SINAFO/FN , México.
Reproducción autorizada por el INAH. Página opuesta, izquierda, arriba:
FOTO: AGUSTÍN VÍCTOR CASASOL A .
Frente a frente las dos María Teresas: la verdadera y real viuda, y la autoviuda. © FONDO CASASOL A [NÚM. INV. 70107] SECRETARÍA DE CULTURA /INAH/SINAFO/ FN, México. Reproducción autorizada por el INAH.
Página opuesta, izquierda, arriba: FOTO: ENRIQUE DÍAZ REYNA , María Teresa de Landa en el juicio por haber asesinado a su esposo, el Gral. Moisés Vidal. Subcaja 20/7, FONDO DÍAZ, DELGADO Y GARCÍA, AGN. Página opuesta, izquierda, abajo: Portada de la que fuese su tesis doctoral en Letras convertida en libro de María Teresa de Landa, Charles Baudelaire, México, Ediciones Beatriz de Silva, 1947, 269 pp. Página opuesta, derecha, abajo: Dedicatoria de puño y letra de María Teresa de Landa al señor Raúl Beethoven Lomelí, de su libro Charles Baudelaire, con fecha de junio de 1947. Agradezco el encuentro y el obsequio por el Dr. Aurelio de los Reyes.
Charles Baudelaire, por ediciones Beatriz de Silva, en 1947. Ella es todo un personaje que ahora la fotografía muestra en su esplendor, en una edición que el inah ha producido bajo la mirada atenta de Adriana Konsevik y Ale jandra García. El binomio fotográfico de Ma ría Teresa de Landa ha dado un fruto de 475 páginas que recogen su historia de principio a fin. Ella murió un 4 de marzo de 1992 a los 81 años de edad y nos legó el deseo de conocer más de ella y de la vida de esas mujeres típi camente atípicas de los años veinte. Así de maravilloso es el entramado de esta historia para ver. n
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enExposición
“YO MISMA VEO A OTRA GRACIELA ITURBIDE” Carolina Romero
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sta es la exposición más bonita que he tenido”, dice Graciela Iturbide sobre Cuando habla la luz, que se exhibe en el Palacio de Cultura Citibanamex-Palacio de Iturbide, y que plantea una revisión de los trabajos y temas más importantes de la fotó grafa dejando atrás la cronología y presentan do las imágenes en un hilo discursivo basado en arquetipos. Es una visión completa de Graciela. Integrada por 270 fotografías y dividida en 20 módulos, la muestra abarca casi 50 años de anécdotas, viajes y momentos que “impresio naron” a Iturbide y que la motivaron a foto grafiar México y el mundo, desde finales de los años 70 hasta la actualidad, pues para la maestra, la cámara “siempre ha sido un pre texto para conocer el mundo”. Bajo la curaduría de Juan Rafael Coronel Rivera, Iturbide realizó una autoexploración de su archivo para seleccionar las imágenes de la muestra. De ahí salieron fotografías que realizó a través de varios viajes a Latinoamé rica, a Cuba y Panamá; en México, a Juchitán, Oaxaca; Alemania, India, Madagascar, Hun gría, Francia y Estados Unidos, entre otros países.
Benares, India, 1997. © GRACIEL A ITURBIDE 80
Quibdoü, Colombia, 2015. © GRACIEL A ITURBIDE
Abajo: Suonare, Roma, Italia 2006. © GRACIEL A ITURBIDE
En el recorrido están sus icónicas fotografías: Nuestra señora de las iguanas, Mujer ángel, Inmaculada, Pescaditos de Oaxaca, Duelo en cementerio y El chorrillo, entre otras, además de sus pecu liares autorretratos. Están casi todas sus fotos, además de 30 inéditas. “Entre tantas exposiciones que he tenido en México y en el mundo, ésta me impresionó: yo misma veo a otra Graciela Iturbide. Estoy asombrada con mi obra. Me sorprendí porque de mis fotos estoy hasta el gorro. Es maravi lloso ver cómo transformaron mi obra”, co mentó. Coronel Rivera destacó que los arquetipos en el trabajo de Iturbide son la clave de la muestra, que es anacrónica y juega con los temas en los que Graciela ha puesto el ojo a lo largo de su vida. Cuando habla la luz estará abierta al público hasta el 21 de abril de 2019. n
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cuadrOscuro La exposición Lentejuelas en la noche. Bataclanas, rumberas y exóticas, 1920-1960 presenta 150 objetos, entre fotografías, vestuario, baúles, partituras, micrófonos y radios, así como tres escenografías que hacen referencia a la vida nocturna de la Ciudad de México a mediados del siglo XX. Las imágenes provienen en su mayoría del Sinafo, particularmente de la serie de Nacho López y Fondo Casasola. Abierta en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, ubicado en la calle de Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México, hasta marzo. © MELITÓN TAPIA / INAH
De la exposición Los mayas eternos. © PEDRO TEC . La muestra colectiva estará abierta está marzo en el Museo Fernando García Ponce (Macay) de Mérida, Yucatán. Plaza de Garibaldi, años 60. © FRED IHRT. La exposición Ciudad de México, caos, misterio y belleza, muestra colectiva de artistas del Salón de la Plástica Mexicana y que se expone en esa sede, evoca imágenes de ayer y de hoy que buscan descifran la ciudad. Abierta hasta febrero.
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cuadrOscuro EXPOSICIONES
Autorretrato. De la serie Flores. © OMAR GÁMEZ Con una serie de flores tomada al estilo bodegón y con un reportaje sobre el campo mexicano, Omar Gaméz y Oswaldo Ruiz, respectivamente, fueron ganadores de la XVIII Bienal de Fotografía. La exposición del certamen reúne cerca de 300 piezas de 24 artistas que fueron seleccionados por el jurado y permanecerá abierta en el Centro de la Imagen hasta marzo.
Hoz y sombrero. De la serie Nos han dado la tierra. Ganador de la XVIII Bienal de Fotografía. © OSWALDO RUIZ De la serie Blanco sobre negro, 98 minutos. Mención honorífica de la Bienal de Fotografía 2018. © ÓSCAR FARFÁN
EXPOSICIONES
Bienvenido señor Trump, 2017. © ANTONIO TUROK. Imagen de la exposición Reflexiones: entre la alegría y la desesperación, abierta en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de Oaxaca hasta el 4 marzo de 2019.
© Cineteca Nacional Carlos Bolado, Tatiana Huezo, Amat Escalante, Mitzi Vanessa Arreola y Guillermo del Toro, entre otros grandes cineastas, tienen algo en común además de haber ganado el Ariel: fueron fotografiados por Carlos Somonte. La exposición Dirigida por: directores y directoras ganadores del Ariel, en las rejas de la Cineteca Nacional, reúne 33 rostros de mexicanos galardonados por sus filmes.
Hombre saltando en la ciudad, 1960. © Héctor García. El Salón de la Plástica Mexicana presenta la muestra Héctor García, fotógrafo de la ciudad, en la que se exhiben 57 imágenes que dan cuenta de 50 años en los que el fotógrafo gastó suela por las calles de la ciudad para capturar nuevos rumbos, escenarios y personas. Permanecerá abierta hasta febrero. 84
cuadrOscuro NOTICIAS Derecha: Pinturas en cúpulas que se esconden para ser observadas únicamente desde arriba. © EDER MARTÍNEZ CASTILLO
MÉXICO EN UNA IMAGEN.
Presentamos una breve selección de las 50 imágenes ganadoras del concurso México en una imagen, convocado por Lo Hecho en México para “fortalecer la identidad y el arraigo cultural de México, acercarnos a la cultura y promover el cuidado del medio ambiente”.
En medio: Nevado de Toluca. Laguna en el cráter de un volcán. © GABRIEL MENDOZA OSORNO
Abajo: Acantilado al amanecer. Es el punto más elevado de la península de Yucatán, recibe cada mañana los primeros rayos del sol en nuestro país. © ROBERTO RENÉ FERNÁNDEZ RAMAYO
Siwa’ h Ne Tapayana. © GUSTAVO MARTÍNEZ HERNÁNDEZ
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cuadrOscuro
NOTICIAS
© MARICEU ERTHAL GARCÍA PROGRAMA DE TALENTO GLOBAL
Los fotógrafos mexicanos Yael Martinez y Mariceu Erthal García fueron seleccionados entre los seis talentos de la edición de América del Norte y Central del Programa de Talento Global 6×6 del World Press Photo. Los otros seleccionados son Dylan Hausthor (Estados Unidos), Ian Willms (Canadá), Nydia Blas (Estados Unidos) y Tomás Ayuso (Honduras). La labor de los talentos 6×6 se exhibirá en el 11º Festival de Fotografía de Yangon del 18 de febrero al 10 de marzo de 2019, también durante las presentaciones multimedia nocturnas del Miami Photo Fest del 27 de febrero al 3 de marzo de 2019.
© YAEL MARTÍNEZ © TOMÁS AYUSO
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cuadrOscuro EXPOSICIONES
Puerto de Da Nang, Vietnam. Noviembre, 1966. © JAVIER VALLEJO CORONEL
Como un homenaje por sus 30 años de trayectoria como fotoperiodista, la Fototeca de Zacatecas Pedro Valtierra presenta una muestra de la obra de Javier Vallejo Coronel. Las imágenes van desde el movimiento del 68, el programa espacial Apolo, la guerra de Vietnam y las múltiples giras presidenciales que fotografió. La exposición estará abierta hasta febrero.
LIBROS
¡Mirar! introduce de forma dinámica a los lectores al mundo de la fotografía. El fotógrafo Joel Meyerowitz es el guía de un viaje a través del poder y la magia de la imagen: su capacidad de congelar el tiempo, de contar una historia, de combinar varios niveles en un único encuadre y de registrar esos momentos de la vida fugaces y hermosos. El libro es editado por Gustavo Gili.
En casa con Pancho Cornejo, Jaistemay a la derecha, con guitarra. Autor no identificado. Tomada del libro Aquellos tiempos. La sierra huichol, comunidad de Santa Catarina Cuexcomatitlán, 1969-1989, escrito por Colette Lilly, y que reúne imágenes de John Lilly y del archivo Lilly sobre el misterio, la belleza y la profundidad de la cultura indígena de los huicholes. El ejemplar es editado por el Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde y el Museo Zacatecano.
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