Revista Número 13: Cartas anónimas

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Revista literaria · N° 13 · Julio 30 · 2016

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Revista literaria Demencia Año 1, N° 13, Julio de 2016, es una publicación mensual editada por el equipo editorial de Demencia. Santander de Quilichao, Cauca, Colombia. www.revistademencia.wordpress.com Directora y editora responsable: Daniela Cadavid Libreros. Todos los textos e imágenes usados en esta revista se han usado bajo licencia de los creadores, bajo licencia Creative Commons zero o Creative Commons with attribution. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de la editora de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Revista Demencia o de los respectivos autores.


SUMARIO

Demencia N° 13 · Julio 2016

Contenido textual

Alberto Bejarano Ana Larraz Gale Artza Bastard Bea Gurutzarri Carlos Fernando Imbachi Daniela Cadavid Libreros Esther Santana Francesc Barrio Julio Francisco Barata Jennifer Fernández Serramito José Luis Acosta Leandro Murciego Lessil Cristina Morillo Luigi Steven Ortiz Gómez Manuel Gris Pilar Gonzalez Navarro Rick de las Casas Rita Gardellini Rodrigo Velázquez Temoltzin Santillan Padilla

08 La Inmaculada Letras que suenan como la música de las esferas. Por: Artza Bastard, Manuel Gris y Leandro Murciego.

16 Art Brut

Dirección y edición

Un rincón donde el sabio titiritero hace danzar una por una las palabras. En esta edición: Alberto Bejarano y Rick de las Casas.

Corrección de estilo

22 El jardín del poeta

Daniela Cadavid Libreros

Amelia Nyan.

Diseño y diagramación Daniela Cadavid Libreros

Nuevos poetas que abren de a poco su lienzo hacia el mundo. En esta edición: Luigi Steven Ortiz, Temoltzin Santillan y Pilar González Navarro.

30 En el ínterin Un lugar donde todo tipo de magia puede suceder. En esta edición: Carlos Fernando Imachi Gamba y Francisco Barata.

38 El Telón de la luna Entrevista a Ana Larraz Galé, “La Fotografía. Historia de un soldado”. Por: Daniela Cadavid Libreros.

46 Postales Mensajeros Dementes que viajan entre olas fluorescentes. En esta edición: Jennifer Fernández, Bea Gurutzarri y Ana Larraz Galé.

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Portada y Contraportada: Daniela Cadavid Libreros. http://eltelondelaluna.com

56 La caja oblonga Un mundo donde los cuentos pueden cambiar la realidad. En esta edición: Rita Gardellini y José Luis Acosta.

64 El juego lúgubre Para los curiosos que andan en busca de nuevo material, o para los despiados critcos de la ciudad. En esta edición: Esther Santana y Rodrigo Velázquez.

72 Kaleidoscopic Cats Si la ciencia ficción nos fluyera por nuestro cuerpo al igual que la vida de estos gatos. En esta edición: Lessil Cristina Morillo y Francesc Barrio.


Colaboradores Artza Bastard. (España) No soy más que un bastardo demente escribiendo aberraciones desde su cárcel mental. Me mueven el odio y la ira y mi única aspiración es salpicar con mi mierda a todo el mundo.Solo soy un hombre que come, caga, bebe, fuma, duerme, trabaja y muere día a día. Como todos. Lo que haya o no estudiado, en qué consiste mi trabajo o las cosas que haya o no hecho en mi sucia vida no importan un carajo. Con un poco de suerte, moriré el año que viene y formaré parte del Club del 27. Ana Larraz Gale. Zaragoza (España) Orgullosa de sus orígenes en su novela “La Fotografía. Historia de un soldado 1936-1937” narra las aventuras y desventuras de un joven agricultor aragonés desde que es movilizado por el ejército nacional; tal y como las cuenta en sus cartas. Alberto Bejarano. Bogotá (Colombia) Escritor de ficciones. Ha publicado dos libros de cuentos, en Argentina y Colombia (“Litchis de Madagascar” y “la jaula se ha vuelto pájaro”. Doctor en filosofía de la universidad París 8. Investigador en literatura comparada en el instituto caro y cuervo. Bea Gurutzarri Vicente. Pamplona (España) 24.4.1969 Nació a los nueve meses. Párvulos, colegio, balonmano, conservatorio, instituto, arte dramático, madre, payasa, madre, cuentista, madre, malabarista de la palabra y en total y por no extenderme, madre a cuatro bandas. Multidisciplinar: lo mismo vale p’a un roto, que p’a un... Carlos Fernando Imbachi Gamba. Santander de Quilichao (Colombia) Escritor de versos y cuentos químicamente alterados. En su tiempo libre dibuja sonrisas, crea sueños, toca el cello y la guitarra y usa bata blanca de científico loco. Tiene un blog propio llamado Tobogán de ideas y escribe para cartas en un sombrero. ~4~


Daniela Cadavid Libreros. Santander de Quilichao (Colombia) Diseñadora gráfica, editora en jefe de revista Demencia, Telonera de la Luna, poeta y soñadora de tiempo completo. En los ratos libres imagina monstruos en las aceras e inventa imposibilidades. Número de la suerte: 21. Esther Santana Correa (Las Palmas de Gran Canaria 1956) Estudió Psicología en la Universidad de La Laguna. En la actualidad, retirada de la vida laboral, sigue orientando a jóvenes y adolescentes y dedica su tiempo a la literatura infantil y juvenil, bajo el sol y la luz de su isla natal. “Odraude, la luz” es su primera novela publicada. Francesc Barrio Julio. Estudiaba Física en la U.A.B., pero pasaba más tiempo en el bar que en las clases. Ha sido editor de juegos de rol y redactor de revistas de juegos pero, finalmente, ha descubierto su vocación de escritor. Actualmente, trabaja de redactor de contenidos para un estudio de diseño”. Francisco Juan Barata Bausach. Valencia (España) 63 Economista. En el año de la corrupción (2014), le da por empezar a escribir. Escribe por gusto y para demostrar a esta sociedad en la que los empresarios y las instituciones han decidido condenarlo a la jubilación, que no acepta la condena. Ha conseguido 3 primeros premios, un segundo premio y tres terceros premios. Jenny Fernández Serramito. Escritora imparable, no porque no haya fracasado nunca, sino porque siempre sigue adelante. A sus 19 años todavía cree en el amor y aunque no crea en las historias de amor, vive en una cada día. Tiene la misma memoria que Dori en “Buscando a Nemo” por eso escribe y fotografía cada momento. Muchos afirman que está loca.”

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José Luis Acosta Fernández (España) 42 años Electrónico e informático. Trabajó cinco años como periodista gastronómico para la revista La Sidra y ha publicado multitud de microrrelatos y poesías en diversas editoriales españolas. Actualmente está inmerso en un proyecto de novela que aúna el realismo sucio, el terror, y la ciencia ficción. Leandro Murciego, Buenos Aires (Argentina) Periodista desde hace más de 20 años, y trabaja en el diario LA NACIÓN de Buenos Aires, desde 1996. Se desempeñó en el área de prensa y comunicación del Banco Provincia y de Amnistía Internacional en la Argentina. Escribe poesía y cuentos desde los 16. Lessil Cristina Morillo Quintero, Cali (Colombia) 25 Años Costurera de poesías, amante y estudiante del arte y la naturaleza, imaginologa profesional, nómada del Valle, viene a descubrir el mundo de lo invisible, fotógrafa en proceso. Luigi Steven Ortiz Gómez (Bogotá, Colombia) Estudiante de ingeniería. Amante de matemática, física, filosofía y psicología. La literatura ha sido su escape, pasión y sueño. Piensa en la infinidad del universo expresada en términos matemáticos. Está seguro que “no hay lado oscuro en la luna, de hecho todo es oscuro” (Pink Floyd). Manuel Gris. Barcelona (Poble9) 1982 Loco de las palabras y de escribir desde que tiene uso de razón, y sabe que si alguna vez le cortasen los dedos aprendería a usar los de los pies o la nariz con tal de seguir llenando folios y folios. Soñador y amante de la noche y de su inspiración. Y del Suchard. Y de la cerveza. azacel669.wix.com/manuescribe Pilar González Navarro. Granada (España) 46 años. Diplomada en magisterio y funcionaria en Granada. Escribo prosa lírica, realismo mágico y verso libre. Declamar es otra de mis actividades y lo acompaño de vídeos. En YouTube pueden verlos.

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Ricardo de las Casas Pérez. Provincia de Sevilla (España) Licenciado en Filología Inglesa, adicto a la intriga, al thriller y enemigo acérrimo de los tópicos en literatura. Escritor en ciernes. Lo más importante en literatura son los personajes: un gran personaje hace buena la historia más mediocre y viceversa. Rita Gardellini. (Argentina) Escritora Argentina, docente investigadora y directora de escuela primaria estatal. Autora de las novelas “Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse” (2011), y “No dejes que muera (2009).” Rodrigo Velázquez (México) Diplomado en Creación Literaria (INBA México), Certificado en Educación Artística (CENART), Constancia en La Crónica Como Antídoto (CCU), Ingeniería en Electrónica (TESE), Fotógrafo. Profesor de Física y Matemática en la Escuela Nacional de Artes Gráficas. Publicaciones en las revistas: Temoltzin Santillan Padilla. (México) 35 años Estudio Letras Modernas ( Italianas) en la facultad de filosofía y letras de la UNAM, influencias principales Fernando Pessoa, Leopoldo María Panero, Xavier Villaurrutia, Luis Cernuda entre otros; la literatura y poesía son algo fundamental en su vida, cree en la libre creación, importa más el contenido que la forma.

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La inmaculada

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“…nada me retiene ya, y me complazco en permitirme el furor sagrado, y asaltar insolente a los mortales con la franca confesión de haber hurtado los cálices áureos de los egipcios, para construir con ellos el tabernáculo de mi Dios lejos de los confines de Egipto. “

Johannes. Las armonías del mundo, libro V, Proemio.

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Fotografía por Christopher Campbell

Sodoma, 32 de agosto de 2016

Querido coño de la Abelarda Artza Bastard

O

h! ¡Mi amor! Tú que me haces sentir indescriptibles emociones cuando te posas sobre mí con tus magníficos labios deformes, cubriendo con tu flujo mi cara de jodido bastardo, absorbiendo hacia tus entrañas con la mayor delicadeza mi granulado nardo y pasando generosamente por alto el detalle de que yo no sea más que un puto cardo. Tú que cuando te abres iluminas mi existencia con tu mágico calor, que me conquistas con tu sucio amor y me embaucas con tu goloso olor, sabes también cómo hacerme sufrir con mi horror, cuando sin previo aviso decides cerrarte y sumir así a mi alma en la mayor oscuridad por

no poder penetrarte. He decidido escribirte esta carta porque me hallo desesperado y diciendo disparatadas sandeces, y te la escribo a ti y no a la persona a la que perteneces, por una simple razón, que me estremece: tu dueña es una dama maligna que convierte en mierda todo lo que toca, que asesina esperanzas y mutila pasiones con solo abrir la boca, como un farlopero que no encuentra la susodicha farlopa. Muchas veces ha deseado ver mi escuálido cuello de sifilítico cisne apretado por una horca, quedándome sin vida al ritmo de enérgicas convulsiones mientras ella grita como una loca. Tú, en cambio, mi preciosa flor húmeda, nunca me has ~10~


juzgado, con tu delicado clítoris hecho de seda, que es mejor que cualquier paraíso sangriento soñado, y aunque tu abundante pelo púbico en mi boca se enreda, me encanta verte cuando te pones todo mojado.

sobra extensa, ya que estudiamos y anal-izamos con suma profundidad las materias del campo del fornicio rectal reiterado, proyectando las depravadas fantasías propias de mi mente de degenerado.

Podría pasar sin las riñas, trifulcas y discusiones, también sin la monogamia, los celos y demás aberraciones, pero inevitablemente siento que algo me toca los cojones. Y es que nos hayan separado así sin más, sin podernos despedir ni abrazar, sabiendo que no nos volveremos a ver jamás, ni nuestros labios volverse a acariciar, convirtiéndome en un sucio pajillero como los demás, uno de esos que da gusto matar.

Y dicha toda esta mierda, me gustaría hacer mi alegato final, para acabar ya esta carta puñetera, recordándote que mi decadencia va en aumento en una imparable espiral, en gran parte por mi adicción zakutera, y que seguramente acabaré pronto y muy mal, porque siempre he querido vivir a mi manera, como un sucio y monstruoso animal. Me gustaría que al menos echáramos un último polvo que fuera mi puta apoteosis, antes de que mi derrumbado organismo sucumba ante la cirrosis.

Sin ti me siento perdido, abatido, jodido, como la polla arrancada y fileteada de un pervertido; decaído, dividido, herido, como una infame y despiadada bestia a la que le han pegado un tiro. He llegado a un punto en el que no se qué ostias hacer, cosa que con esta carta tu misma puedes ver, ya que ansío desesperadamente follar, penetrar o joder, deliciosos jugos vaginales beber o al menos alguna a cuatro patas poner. Y aunque sé que nada voy a conseguir, también sé que por intentarlo no me voy a morir.

Se acabó, estoy hasta los cojones de escribir, de rimar, de sufrir, de suplicar, morir y agonizar. Ahí te quedas, ¡que te den por culo!

Jodidamente jodido por ti Ricardo el Bastardo

Antes de que se me olvide, saluda también de mi parte a ese dulce agujero negro que te acompaña desde la retaguardia, que aunque su postura siempre fue más firme, prieta y tensa, mi relación con ella fue de ~11~


FotografĂ­a por Nabeel Syed

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Una carta escrita con el corazón -de N a SManuel Gris

A

veces estar esperando un tren es más divertido de lo que muchos cree. Mirar cómo la gente viene y va, como se explican cosas que van a hacer o harán en breve, es una de las cosas más plenas que puede hacerse en la vida. Y no me llaméis voyeur, ni pervertido, no lo hago por eso, sino porque solo cuando la gente no sabe que la observas es de verdad ella misma. A veces son amigos que van de camino al trabajo, otras veces familias enteras que tienen un destino que, por la forma de actuar de los niños, fue elegido por los padres, y otras, como la que tengo delante, es mucho más enigmática.

Más profunda. Un chico y una chica, ambos hablando sin parar, están cargados con bolsas de playa y visten desenfadadamente. Se nota por cómo se ríen y bromean el uno con el otro que son buenos amigos, inseparables, de esos que no pueden pasar un día sin hablar entre ellos de cualquier cosa. De la que sea, porque el solo hecho de hablarse ya hace que brillen sus ojos. Están esperando a que llegue el siguiente tren, y cuando lo hace y se abre la puerta, el chico se coloca a la espalda la bolsa y, con ese pequeño golpe, una hoja cae de un bolsillo lateral y acaba estrellándose contra el suelo. Tardo, lo juro, apenas 3 segundos en ~13~

reaccionar. Cuando me agacho y cojo el papel para devolvérselo, la puerta se ha cerrado y el túnel se traga a aquellas dos personas junto con el resto del pasaje. Me vuelvo a sentar, y tengo una duda, ¿debo leer la nota? La intimidad de cada uno es lo más respetable del mundo, pero si me resisto a leerlo no sabré si han perdido algo importante, algo que necesitan al final de su viaje. Quizá sea la reserva de un hotel o el alquiler de un coche. Quizá haya algún nombre y pueda llamarlos y avisarles. Me decido, desdoblo la hoja y, sin más, leo lo que hay escrito, a ordenador, en ella.


Por qué eres la persona a la que más quiero:

tranquilidad juntos viendo series y pelis

Me haces sentir mejor persona

Nuestras cenas con cariño

Me comprendes y escuchas, me alegras con tu maravillosa sonrisa.

Nuestras experiencias en los viajes

personas se quieran más que a nada en el mundo, tanto como para querer escribirle una carta de amor a su alma gemela.

Vuelvo a doblar la hoja, y me la guardo en el Porque este primer año bolsillo, prometiéndome casados que volveré a esta Me contagias de tu ha sido de los mejores de estación, a este banco, alegría mi vida. todo el tiempo que sea Me valoras posible con tal de volver a Y el chico firma. verles. Con tal de volver a Eres mi psicóloga ser testigo de un amor tan particular sincero y eterno. No es envidia lo que Eres la parte de cordura De ese tipo de amor que, hace que mis ojos lloren, que le falta a mi locura de ningún modo, podría ni tampoco el hecho de describirse en una carta que ese chico, de inicial Me siento más unido a ti porque no hay letras cada día q paso a su lado N, no vaya a darle esta suficientes, porque no hay nota a ese amor de su Quiero envejecer junto a ti vida. Lloro de felicidad frases capaces de dibujar la sonrisa y los besos que porque estoy seguro Eres un seguro de ella nacerán al leerlas. compañero en el buceo y de que ella, sin leer esta rival perfecta en las palas carta, sabe lo que hay Y entonces, sonrío, descrito. Lo sé porque, playeras tratando de imitarles en esos pocos segundos pero, ¿quién es capaz de Eres mi remedio casero que les he visto juntos, imitar algo tan puro? contra la ansiedad que he compartido mi vida de algún modo con Vivencias de momentos ellos, he sido testigo de y lugares, y cosas que Se os quiere esa forma de comportarse adoro hacer contigo : que tenían, y que en M.G.L un principio parecía Dormir abrazados en 17/07/2015 solamente de mejores postura 44 con nuestras amigos, y pienso en que gatas. eso, justo esa definición Compartir los amigos de amistad irrompible, es lo que hace que dos Disfrutar de la ~14~


Carta de un Marido al que le secuestraron a su mujer, durante plena dictadura militar Argentina Leandro Murciego

H

ola, cómo estás? tanto tiempo. Imagino casi a diario que bien. Mi pregunta casi que no busca otra respuesta que no sea esa. Me cuesta saberte lejos y silenciosa. Desde que partiste o te partieron dejé de temerle a la soledad y descubrí que estás siempre a mi lado. Pero igual nos extraño…

tenido tiempo de salir de mí para buscar a alguno de ellos.

Recuerdo con una sonrisa algunos de los mediodías que le logramos robar al trabajo para atrincherarnos en casa y resistir del mundo a fuerza de caricias y besos. Recuerdo algunos almuerzos, aunque cada vez me acuerdo de menos e imagino mucho Creo que va ya para dos o más de todo aquello. tres meses; la verdad que Poco a poco el deseo le va ganando al recuerdo no lo sé, desde que no iluminas mi vida el tiempo y voy pariendo nuevos se paró; sí, se paró sólo momentos que ya no para mí. Sé que hay otras logro distinguir entre los que vivimos juntos y los personas que pasan por lo mismo pero aún no he que he moldeado luego. ~15~

Que voy a decirte que vos no sepas, ¿justo yo te diré ahora a ti que el mundo ha cambiado? Desde que no estás o te fueron, las ventanas de las casas donde entro están siempre cerradas, los ambientes por los que transito se han puesto húmedos y cada vez que me topo con un espejo me saltan diez mil agujas heladas que se me clavan por todo el cuerpo. Y de pronto entiendo que anochecí de golpe y que no sé si mañana amaneceré de nuevo…


Art Brut “El arte se dirige a la mente, y no a los ojos. Siempre ha sido considerada de esta manera por pueblos primitivos, y ellos tienen razón. El arte es un idioma, el instrumento del conocimiento, el instrumento de la comunicación”

Jean Dubuffet

pintor y escultor francés

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Carta a un olvido Aquiles Cuervo

D

e aquel río, de esos montes con barrancos sin flores, de aquel mar picado, de esas olas borboteando babas grises, de esas tardes en que esperaba que el tendero disfrazado de cartero me trajera carta tuya, me fueron quedando sólo las migajas de tiempo que ya no tengo donde guardar. Por eso, quizá, te escribo primero. Si supiera dónde estás te enviaría esta carta ahora mismo, pero debo esperar. Lo último que supe de ti venía de una isla. Digamos que era una isla más o menos encantada (para no ahondar mucho más en eso por ahora). En tu última carta, sin sello postal, traída casi por azar por un amigo en común que la vio sobre tu escritorio, y al ver mi nombre en el sobre y al saberte ausente desde hacía tantos días,

se atrevió a dármela, sin leerla, sin sospechar que ese nombre no era el mío es decir, si era el mío, pero no era yo y entonces vine a enterarme (in) directamente de lo que estabas por contarme detalladamente cuando vinieras -y aquí te sigo esperando claro- y después de ahogar un poco mi asombro con un par de rones añejos rebosados, y de recordar la última noche en el hotel colonial, aquella en que sin hablar de ríos, montes, mares, olas ni de las tardes que estaban por venir, cuando no sabíamos que nos veíamos por última vez, nos pusimos a hablar de quienes éramos, y no de quienes queríamos ser, como buenos amantes, y fumábamos y reíamos mientras afuera llovía tímidamente como caricias para nosotros, y sin embriagarnos, -¿recuerdas que nunca ~17~


Fotografía por Micah. H

nos pasó eso?, es raro, ¿cierto?, porque lo que vino después ha sido en caída libre-, blasfemamos y lanzábamos diatribas contra moros y cristianos, y como reíamos, ah, cómo recuerdo tus carcajadas, casi estridentes, y trataba de no dejarte salir del cuarto, y con mi cabeza al lado de tus pies, jugaba con tus dedos y los masajeaba con ron, con esta misma botella que tengo ahorita, casi el mismo sabor, pero menos añejo, y tú, con tu cuerpo extendido, lacio, sin lazos, apretado a la cama como si fuéramos una de estas canoas que estoy viendo ahora en este muelle afantasmado del que ya no sale ni llega nadie, y como estirabas tu cabeza hacia atrás y gemías de vez en cuando, mientras yo jugaba con tu cuerpo como una telaraña, nuestros roles invertidos, siendo tu la telaraña, siendo tu la seda y los punzones, y yo, perdido en esa risa, y en tu movimiento que

hacía temblar el dormitorio. Ese cuarto improvisado que olía a eucalipto, ¿recuerdas? Pero ahora, esta carta tuya, que no es mía, en la que cuentas cosas parecidas, pero no conmigo y anuncias que no volverás a verme a mí,...y todo lo que leímos juntos, esas novelas de Tomás González que hablaban de un mar en tierra firme como en el que estoy ahora y de esta resacadesierta y los poemas que venían de memoria, por trozos, desmenuzados, revueltos, y tú, dibujando partes de mi cuerpo, perfiles, un par de trazos, detalles de mis manos o de mi cara y yo, tomándole fotos a la niebla de afuera sin atreverme a hacer una sólo foto tuya ni siquiera a escondidas, y nosotros, a cielo abierto brindábamos.

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Cartas desde Canadá Rick de las Casas

E

ra el día de su décimo cumpleaños, y a pesar de la algarabía que le rodeaba y de la pila de cajas de regalos que se amontonaba a su lado, Josué no recordaba haberse sentido nunca tan solo. Pensaba en su madre, a la que no veía desde hacía un mes, y recordaba las palabras que su abuela le repetía cada noche: “mamá volverá pronto”. Josué levantó la mirada del plato vacío de tarta cuando escuchó la voz de la abuela que lo llamaba desde la entrada del salón. Apoyada en el marco de la puerta, sostenía en su mano un sobre blanco rectangular, y miraba a su nieto por encima de las cabezas de los niños que correteaban y gritaban. Josué leyó en sus labios la palabra “mamá”, se levantó de un salto y corrió hacia ella. Al llegar a su altura le arrebató la carta de las manos y rasgó el sobre. Luego miró a los ojos a la abuela y le entregó la carta, para que se la leyera. Ambos se alejaron del bullicio y entraron en la cocina. La abuela cerró la puerta y comenzó a leer: “Hijo, siento no haberte escrito antes. Tuve que irme sin avisar porque tu tío Félix ha enfermado de gravedad y aquí en Canadá no tiene a nadie que se ocupe de él. Te prometo que en cuanto

esté mejor volveré a casa. Te echo mucho de menos, cariño. La abuela cuidará de ti mientras yo no esté. Hazle caso en todo. Te quiero.” Al acabar, extrajo del sobre una fotografía de su hija, en la que llevaba un gorro verde de lana y sonreía, con unas montañas nevadas al fondo. Se la entregó a Josué y éste la besó varias veces y se la guardó en el bolsillo. Después abrazó a la abuela, que lo apretó contra su cuerpo, y ambos lloraron. Cuando cuatro años después su abuela enfermó de algo que a Josué le costaba mucho pronunciar, pero que al parecer consistía en que no se acordaba ni de su nombre, el tío Larry se mudó a casa y se ocupó de ellos. A Josué no le gustaba el tío Larry. Cocinaba peor que la abuela y gritaba mucho, olía siempre a tabaco y a sudor, y cuando se enfadaba le llamaba “retrasado” o “cromosoma inútil". Algunas noches el tío Larry entraba en el cuarto de Josué, se sentaba en la cama y se inclinaba sobre él, como si quisiera olerle el pelo. Josué se hacía el dormido y aguantaba la respiración, porque no soportaba aquel olor a vino. Oía al tío Larry jadear durante un rato y luego salía del cuarto. ~19~


Desde que la abuela había muerto, mamá no había vuelto a escribirle. Josué se sentaba cada mañana en la puerta de casa y esperaba al cartero, pero él nunca tenía nada para entregarle. Entonces volvía a su habitación y releía las decenas de cartas que su madre le había escrito durante aquellos años. Al día siguiente volvía a esperar el correo, miraba el buzón por las tardes, pero no volvió a recibir cartas de mamá. Un día, al levantarse, el tío Larry lo esperaba en el salón junto a dos hombres que vestían batas blancas. Los tres le sonrieron, pero a Josué no le gustó cómo le miraban. Tampoco le gustó escuchar a su tío decirles “éste es el chico”, y no entendía por qué su tío les entregó una maleta mientras decía “aquí están sus cosas”. Se llevaron a Josué a vivir a otro sitio, era un lugar agradable con jardines, donde había otros chicos parecidos a él y todo era de colores y cada día pintaban, cantaban y tenían clases. Josué supo que todos tenían el mismo problema médico, pero no le importó. Le gustaba aquello, mucho más que vivir con el tío Larry, aunque echaba de menos a la abuela y seguía sin recibir cartas de mamá. Josué pronto aprendió a leer y a escribir, y decidió que escribiría una carta a mamá y le pediría que volviese. Le contó todo lo que había ocurrido durante aquellos años en su ausencia, la enfermedad y la muerte de la abuela, la llegada del tío Larry, y su vida actual

en el centro de acogida. También le contó que tenía un síndrome de nombre muy raro, y que ojalá que no le dejara de querer por eso. Josué metió la carta en un sobre y se la entregó al señor Andrew, uno de los cuidadores. Le explicó que su madre vivía en Canadá desde hacía muchos años porque cuidaba de su tío Félix, que estaba muy enfermo, y que ahora que ya sabía leer y escribir, quería mandarle aquella carta. El señor Andrew miró el sobre sin sello y sin dirección, vio la sonrisa esperanzada y los ojos centelleantes de Josué, y le dijo: -Yo me encargaré, Josué. Seguro que mamá te contesta muy pronto. Y entonces mamá volvió a escribirle, y ahora que él podía contestarle, le escribía cada semana, y siempre recibía contestación de ella a través del señor Andrew, que además era muy amable con él y le preguntaba mucho por su madre, por cómo era su abuela y por la vida que había llevado hasta antes de entrar en el centro de acogida. Y Josué sabía que mamá siempre lo querría, porque nunca dejaba de contestarle a una sola de las cartas que él le enviaba, y se puso triste cuando supo que ella tenía que quedarse en Canadá a vivir para siempre porque su tío Félix nunca se recuperaría del todo, pero ella le pidió que no la olvidara nunca, y que cada noche pensase en ella antes de dormir, porque ella no dejaba de pensar en su hijito ni un minuto de su vida. ~20~


FotografĂ­a por Mag Pole

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El jardin del poeta PoesĂ­a que se esparce sobre el lienzo


“Los pescadores saben que el mar es peligroso y la tormenta, terrible. Pero eso no les impide hacerse a la mar� Vincent Van Gogh 1853- 1890


Luciérnaga Luigi Steven Ortiz Gómez

Fotografía por Chen YiChun

M

i pequeña luciérnaga! ¿Cómo has estado? Hace mucho no me escribes; debes estar muy ocupada con… todo. Por cierto, sé que odias que te llame así, pero sabes que nunca dejaré de hacerlo. »No sé si aún podrías estar enojada conmigo. Lo digo porque la última vez que me escribiste me dijiste que era un idiota; sé que siempre me dices que soy un tonto, pero esa vez parecía que los creías de verdad. Además, recuerdo que en el tiempo que me escribiste esa

carta te enojaste por ya ni recuerdo qué. Me acuerdo que tenía que ver con un chico… ¡pues el tal Danilo! Ya, ya recuerdo: tú querías estar con ese muchacho y yo no sé qué, pero él era un mal hombre. Sí, sí. Pues, ¿sabes? Si aún estás enojada, podrás contentarte: ¡Ahora tiene toda mi aprobación! Sí, como lees. Pensé bien en todo eso hace unos días y fui un prejuicioso. Tal vez un poco tarde… ¡Como lamento ser tan tonto a veces! Quisiera que pudieras traerlo a casa la próxima vez que vengas, lo recibiría como a un hijo; pero no se puede ahora. Ya no visitarás ~24~


a este viejo loco. »¿Qué te cuento de nuevo? Aquí todo sigue igual: tu madre te extraña mucho (pero no tanto como yo), tus amigos aún están tristes por no verte todos los días y así. ¿Recuerdas a Juliana Arango? La muchacha con quien venías a casa y, a veces, se quedaban hasta tarde. Eso era cuando eran más niñas. El caso es que la muchachita ha venido y ha estado unas tardes con tu mamá. Parece que se han hecho buenas amigas. » ¡Tú y tu mamá siempre fueron tan parecidas! A tus tíos les parecía gracioso ver como se entendían con las mismas personas, hacían los mismos gestos y tenían casi los mismos gustos y disgustos. Eso sí, nunca las pude poner de acuerdo cuando hablábamos de las mascotas. Tu madre siempre fue muy terca y decía que nunca podríamos cuidar a un perrito o cualquier mascota; tú tampoco fuiste muy condescendiente. ¡Fue un gran triunfo cuando logramos que ella amara a Jade, tu gatica! Ese animal siempre ha sido un como otra hija en esta casa. Al inició recuerdo que le sacó canas a tu mamá cuando rasguñaba los muebles, pero se acostumbró y terminó queriéndola. Qué bella época esa, como cuando trajiste a Jade por primera vez acá. Esa bola de pelos cuando bebé era hermosa, más que ahora. Dicen que cualquier animal, incluyendo a los humanos, cuando son bebés, siempre son lindos. Eso es

cierto, como tú cuando naciste. Eras la personificación de lo más lindo que uno pueda imaginar… »Mejor no recuerdo cuando eras bebé, que me pongo a llorar escribiendo esta carta. Aunque ahora que estás lejos, muy lejos, casi cualquier recuerdo me hace llorar. ¿Sabes cuál no? Esa vez que fuimos al mar y tomamos jugo de mandarina en una cabaña de la playa. Esa vez todo estaba tan calmado y todo era tan chévere que no puedo sino sonreír al recordarlo, sobretodo porque tú aún estabas con nosotros. »Antes de ir a donde estás tú, debemos ir con tu mamá al mar de nuevo y tomar otra vez un frio jugo de mandarina. Es lo único que me hace falta aquí. Luego podré verte de nuevo, mi luciérnaga. » ¿Alguna vez te conté porque te digo así? Pues si no, cuando leas esto lo sabrás. Tu madre y yo siempre fuimos muy viajeros, aun cuando tú llegaste, ¿lo recuerdas? Recorrimos muchos lugares cuando tú aún no habías nacido y muchos otros cuando estabas aquí. Siendo tú una chiquilla aún, fuimos a una finca con tus abuelos y unos primos tuyos; era un lugar hermoso: una piscina cristalina, un campo lleno de árboles de mango, una casa blanca (algo casi celestial) y todo tan silencioso que casi parecía que fuera otro planeta para nosotros solos. Una noche, tus abuelos se llevaron a tus primos a dar una vuelta en un pueblo cercano; tu mamá, tú y yo nos ~25~


quedamos para estar en la piscina. Tú ya nadabas como un pez y nosotros estábamos recostados en unas hamacas cuidándote. Mamá decía que ese era un momento perfecto, estando la familia junta tan en paz, todos felices y todos unidos. Yo le dije que así era y la abracé. En ese justo momento, empezaron a alumbrar pequeñas luces sobre ti, mamá te vio y se asustó, ya sabes cómo le dan miedo los insectos, entonces quiso ir para apartarlos de ti. Yo la detuve y le dije que no lo hiciera, pues las luciérnagas eran inofensivas. Luego de pensar por un momento, le dije a tu mamá: “¿No te parece raro que nunca hayamos visto una luciérnaga antes? Son animalitos hermosos”. Ella, no sé por qué, me respondió: “No me gustaría que la piquen y se convierta en una luciérnaga”. Ambos nos reímos, pero luego pensé que podrías ser casi como una: llegaste a nuestra vida y creaste tu luz, nuestra luz.

Al escribir la última frase, el autor se llevó la mano temblorosa a la cara para secar la lágrima que quería caer de su mejilla. Luego de parar el fruto de la melancolía, se puso de pie. Con las hojas en las manos, buscó entre sus cajones un encendedor. Al hallarlo, fue a su ventana y tomó con una mano las hojas y con la otra, de un movimiento de muñeca, abrió el encendedor, para luego hacer con él fuego. Con ambas manos fuera de la ventana, hizo de las hojas una llama creciente. Las cenizas fueron arrastradas por el ligero viento que soplaba, mientras el humo de la combustión fue hacia el cielo. El autor siguió con la mirada la nube gris que había creado hasta que más pudo. Luego, cerró su ventana. “Sé que la leerás, pues los ángeles hacen de cenizas palabras y del humo sentimientos. Tú sabrás como hacerlo, luciérnaga, en cualquier parte que estés del cielo”, pensó.

»Mejor ya me despido, luciérnaga. Debes creer que soy un viejo cursi, pero es porque te amo. Es porque no estás aquí ¿sabes? Perderte me hizo darme cuenta cuanto te amaba… Pero bueno, ahora estás en el mejor lugar de todos. Ahora no te molesto más, debes estar muy ocupada. »Tu mamá y yo te mandamos muchos besos y abrazos, luciérnaga. Donde quiera que estés, siempre te amaremos tan intensamente como una luciérnaga ama su luz». ~26~


De ser posible, leer con la canción de fondo How to disappear completely de Radiohead.

Para quien me conoció y para quien tiene la fortuna de no hacerlo Temoltzin Santillan Padilla

F

racasado, es la palabra para definirme mejor;

un fracasado en la familia: mal hijo, mal hermano, mal nieto, mal primo;

fracasado en asuntos del amor,mal, novio, mala pareja, mal amante, sin escuchar, sin sensibilidad, nada comprensivo; fracasado en el estudio : en los números, en las letras, mal compañero, mal alumno; Fracasado como ciudadano; molesto, incompetente, sin iniciativa, critico; como trabajador: explotado, sin aspiración, sin dignidad, como amigo, como

persona. He sucumbido ante los miedos y los dedos que señalan, ante la afilada espada de la inquisición social, ahora estoy listo para pedir disculpas a todos, a ti por lo que te hice sentir y decir, esas palabras finales tan fulminantes, juro que intente hacer lo mejor para complacer, siempre me he equivocado, he tomado malas decisiones,

ni dinero, ni insaciabilidad, solo oscuridad y vacío. El mundo es un lugar bello, maravilloso, radiante, con la naturaleza que no abraza cada día, lleno de cosas y personas tan diferentes. de bondad y maldad, lleno de oportunidades para quien las sabe detectar y tomar, cada día te ofrece un nuevo comienzo, para quien sabe tomar la decisión adecuada;

creo que esta será la única cedo mi lugar, será mejor correcta, partir, aprovechado. a donde no haya deseos, ni sentimientos, dolor, alegría, desilusión, lastima o misericordia, ~27~

ente exiliado, El mundo no es un lugar para mí, no es lugar para un fracasado.


La carta más bonita del mundo Pilar González Navarro

Q

uisiera escribirte la carta más bonita del mundo. Una carta para ti, por si quieres hacerla tuya. Tengo que decirte que la estoy escribiendo llorando, porque se desata un huracán cada noche mayor en mi alma. Alma que te ama, que te extraña y que te desea con la misma fuerza que el viento levanta los tejados y las ventanas. Una carta de ésas que todos quisiéramos recibir, donde te dicen “te amo”. Sí, donde te dicen “TE AMO”, con la certeza que dan los años, con la pasión similar a la de un fuego joven pero que controla las llamas para no arder, ni acabar pronto en brasas. .Una carta que tiene borrones de tinta por las lágrimas que están cayendo sobre las líneas

escritas, como gritos en medio de una noche callada en que, a pesar del silencio, no se escucha nada. Un carta tan bonita que, al leerla, broten al instante lágrimas de hombre que tanta falta me hacen. Lágrimas de hombre que llora porque al leer mis palabras sé que tu corazón se parte porque quieres venir corriendo a salvarme del bravío oleaje y de las aguas turbias. Una carta que te escribo de madrugada porque el día no me bastó para demostrarte lo que eres ya en mi alma. Y eres para mi alma la paz, la serenidad, el consuelo, la ternura, el amor, el deseo, la constancia, la admiración, el respeto, el salero, la figura, el talento y la esperanza. Una carta muy bonita, con el más grande y certero “te quiero” que jamás te ~28~

hayan dicho. Con palabras que te suban por los pies y recorran escalofríos por todo tu cuerpo, como cuando escuchas música y se te eriza la piel y el vello de la nuca. Palabras que son: “te quiero como jamás he querido”, “te quiero y este amor es para siempre”. Sí, porque te amo, como se aman dos personas que de tanto dar, quedan vacías y, como afluentes de un río, se unen, justo cuando una gran crecida llena sus cauces de agua límpida, clara y sin pedregal. Y así es como ahora somos un imparable rio de vida que morirá en el mar, mezcladas tu agua y la mía, y empapándonos de su sal. De la sal de la vida... ¡De la vida que tú me das! La fotografía de la derecha fue tomada por Alex Blăjan


Vive de otra forma esta encantadora carta al darle click a la imagen

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En el interin


Ella (Pt. 2): Bella Rossa Carlos Fernando Imbachi Gamba

Fotografía por Léa Dubedout

B

ella Rossa, no sé si te escribo a ti o a la mujer que creía que eras. Debo reconocer a qué me enfrentaba con la velocidad que ocurrieron las cosas, al fin y al cabo y como dicen por ahí, lo que fácil viene, fácil se va; y quizá esta última aventura pudo durar un poco más, pero una barrera de indiferencia fue la que finalmente nos separó, ésta fue una llena de fantasmas del pasado y temores del futuro. Si se hubiera presentado la oportunidad, hubiera cambiado cada

beso que te di por un instante más a tu lado, con tus historias y profundas reflexiones rodeadas del aroma a café recién hecho. Antes de irme, quisiera regresarte con estas letras, esos detalles que quedaron marcados en mi ser, los que me llevaron a sentir que tenía los pies en un plano para nada terrenal; realmente no tardé mucho en hacer la lista, pero si varias noches en encontrar las palabras adecuadas para describir cada uno de ellos. No puedo empezar sino es por tu sonrisa, es la que invade mi mente. ~32~


Ella me llevaba al cielo, mientras que tu mirada contrastaba un lujurioso camino al infierno. Podría decirse que mientras caminabas frente a mí, me encontraba en el purgatorio. Puede que tú hayas visitado muchísimos paisajes que yo, pero definitivamente ninguno se compara con el que se presentaba ante mí en las mañanas al verte despertar. Lastimosamente ahora en mi lista de lugares por visitar, borré el que era junto a ti. Y es que uno no recuerda a las personas por las cosas que le gusta o datos que lo identifican, para las fechas especiales está el calendario y para los gustos están las listas que uno mismo puede escribir. Las personas se conocen en viajes, en experiencias y en los momentos más críticos. Son esos detalles que nacen de dichas situaciones que quedan en la retina de la mente y no se oxidan pese al paso del tiempo y de cualquier clima.

refuerza con cada decisión y cada paso que se da. Quisiera rescatar finalmente tu impredecible personalidad, forjada por experiencias pasadas. Ahora me siento vacío. No entiendo por qué no puedo continuar con estas letras. No sé si finalmente estoy asimilando esa partida y mi mente está borrando poco a poco cada cosa que recuerdo de ti, o son las letras que con esta tinta plasman todo el sentimiento que aún vive en mí después de tu paso por mi vida. Debo despedirme, y como de costumbre, no encuentro las palabras para hacerlo. Por lo que solo diré que el tiempo es el mejor amigo para un alma en pena, que tu ausencia realmente ha reforzado este ser y que deseo que nuestro efímero encuentro haya alegrado un rato tu existencia.

Viene a mi mente tu sonrisa rodeada por las dos comillas que se forman en tus mejillas, como dijo alguien más, forman mi frase favorita, la que solo se puede leer al contacto con tus labios. Tu rostro lo terminaban de adornar miles de punticos claros y tu rojiza cabellera, sinónimo de lo arriesgada y decidida que eres. Que no temes a los retos ni tampoco sufres por la presión de la sociedad ni las críticas de otros, es eso lo que más me gusta de ti y no encontré nunca en mí: La libertad que solo uno mismo se puede dar, y que se ~33~


“Nunca la podrás leer” Francisco Barata

D

e tanto sufrir, tanta frustración, no me queda más que escribir esta carta que nunca podrás leer. Mi amor siento tan imposible que me aterra pensar cual será mi destino sin poder tenerte nunca mi lado. Cundo te veo tiembla todo mi ser, me cuesta ocultar mi desazón para que no te des cuenta de mi terrible malestar. Y es que es imposible que no te vea a cada momento, porque cuando no te tengo delante, te presiento. Cuando oigo tu voz, me suena belleza, me levanta el vello de todo el cuerpo, si me diriges la palabra, contestarte es balbuceo sin sentido que te llevan a preguntar si me encuentro bien, y yo corazón, tengo que sobreponerme, decir que toda está bien, que es malestar pasajero, pero

me cuesta tanto esfuerzo fingir que cuando estoy solo poco falta para gritar, soltar la tensión que acumulo, porque tal es mi dolor cuando te tengo cerca que mi vida es un suplicio que a nadie puedo contar. Mi humor se torna iracundo cuando no estás, pero en nada es comparable cuando teniéndote cerca, no te puedo abrazar. Intenté durante años, luchar contra lo que es imposible pelear, porque al nacer mi amor, cuando me di cuenta de lo que sentía por ti, lo que debía ser alegría se tornó desespero, porque nunca podría decirte todo lo que estaba empezando a sentir, y eso mi amor, me estaba doliendo ya tanto, que no podía imaginar la vida lejos de ti. Ese sentimiento tan puro, se estaba convirtiendo ~34~

día a día en lujuria incontenible. Mi amor se estaba convirtiendo en cruz demasiado pesada y no había hecho más que comenzar. Intenté con todas mis fuerzas quitarte de mi cabeza, pero cada vez que te veía, mi esfuerzo de olvidarte se convertía en dolor, porque al verte crecía lo que deseaba extinguir. Y no era fácil dejar de verte, las razones las sabes, pero nadie, nunca las conocerá, mi amor es tan imposible, que me hace enloquecer. Pude dejar de verte cuando comenzaste un master en Madrid, entonces intenté contener mis sentimientos, olvidar mis impulsos. Y creía que por fin todo quedaría en quimera, pero en mis sueños tu figura, tus andares, tu apariencia volvía a mi memoria como si te tuviera delante, como si pudiera tocarte y no tenía más remedio que


masturbarme para que mis pensamientos no se tornaran en lujuria hasta hacerme enloquecer. Se acercaba el fin del curso, el verano aparecía después de avisar su llegada con una agitada primavera que no me dejó descansar. Me olvidaba por un momento de ti, y al rato al contemplar a una muchacha, rubios cabellos, figura moldeada, me recordaba a ti, y lo que durante alguna horas conseguí disipar de mi mente, irrumpía con fuerza, furia espantosa, acerado cuchillo que se hundía en lo más profundo del corazón, atravesando mis defensas, dejándome inerme ante lo que sentía por ti. El tormento me volvía a martirizar, porque amor, cariño, ternura y lujuria contenida volvía inútil mi resistencia, la vencía y me dejaba ante un amor imposible, rendido, de rodillas ante tu recuerdo. Recuerdo como si lo viviera ahora, porque recuerdo cada momento de tus ausencias, cada instante de tu presencia.

Fotografía por Annie Spratt

Es algo que me acompaña día y noche, que me impide llevar vida normal, porque sin tenerte, nada será nunca igual. Volviste de tus estudios, al verme con alegría te lanzaste a mis brazos celebrando el encuentro. Tu abrazo arropado de cariño para mi fue un infierno, porque verte, olerte, tenerte en mis brazos me hizo comprobar hasta que punto mis sentimientos ocultos pugnaban por salir, por continuar tu abrazo, por apretarte junto a mi, por besarte cada rincón de tu cara, tocarte cada centímetro ~35~

de piel y seguir y seguir, porque mi amor convertido en lujuria pugnaba por hacerse notar y el esfuerzo que hice por no demostrar mi dolor por no poder tenerte a mi lado cuando estabas en mis brazos, no tiene comparación con el más horrible castigo que hombre alguno podía sufrir. Quizás notaste que me resistía a soltarme de ti, a dejar de estar en tus brazos aunque fuera un solo momento más. Cuando te separaste comprendí que mi alma se estaba consumiendo en un fuego creciente que me convertía en un ser indefenso, rendido


ante tu amor y que no podía más que dejar de abrazarte, y ver como seguías saludando a todos los demás, sin notar mi desconsuelo, sin sospechar mi desolación porque tenerte y perderte era horrible sensación que me desgarraba mientras tu no sospechas lo que por ti me atormentaba.

mujer quedó sorprendida, me miró con temor, pensaría que estaba loco y así era, estaba loco de amor. Pagué, sin mirarla, con el alma mas sucia que antes y sin quitarte de mi pensamiento volvía a casa, calmada la lujuria y encendida mi culpa por tan estúpida conducta. Mi deseo nacía de amor por ti, y sin ti, lo que me hacía sentir es sucio por mancillar tu recuerdo con aquella mujer que me vendió su cuerpo pero no negociaba con el amor.

escritorio, saqué papel, me puse a escribir esta carta que nunca leerás, porque cuando la termine, cuando plasme en ella todo mi dolor, mientras tomo las pastillas que acabaran para siempre mi sufrir, cuando sienta los síntomas de que mi tortura se acaba, la quemaré porque tu mi amor, María, hermana, nunca debes saber que Esa misma noche, mi amor de hermano con corrompido por el tiempo se convirtió en remordimientos, una pasión desmedida, inflamado de pasión no amor sin limites que pude más que hacerte me consume, porque el amor sin tenerte junto Volví a casa, sin saber sabía que tu no sentías a mí. La locura en lujuria que hacer, mañana lo mismo, te hubieras convertida me hizo salir te volvería a ver y no horrorizado por mis de casa, buscando como estaba seguro de poderlo sentimientos, de lo que calmar mi incesante dolor. aguantar. Comprendí tu hermano mayor desde Reclamaba mujeres, que mi amor cada vez hace tanto tiempo siente buscaba putas para iba en aumento y nunca por ti y prefiero dejarlo calmar mi desdicha, pero podría ser, porque aunque todo antes que hacerte sabía que por mucho tuviera los arrestos para sufrir. que lo intentara nada ni confesarte mi amor, tú nadie podría contener me mirarías con sorpresa, Ya me mareo, tengo que mis dolencias, porque espantada por mi quemar la carta, expresé un amor como el mío no confesión, odiándome todo mi dolor… nadie se puede sustituir por por expresarte debe saberlo, me siento nada. Esa noche lo intenté mis sentimientos y débil, hermana…herma… con putas, las traté con tratándome de loco. perdón, pierdo el sentido, despecho, cuando llegué No tenía otra opción, quemar la carta, debo al orgasmo, asqueado algo que sabía que al quemar, debo… hermana, grité incontenible que fin llegaría. Me senté amor, la carta…la car… aquello no era mi amor. La más tranquilo, abrí mi herma…. ~36~


~37~


S

abes hacia dĂłnde voy? ÂżMe conoces? Vivo tras el alfeizar de la luna radiante y cada noche rescato un fragmento de su luz para dibujar atardeceres.


el telon de la luna


Una tarde con Ana Larraz Gale Daniela Cadavid Libreros

P

ara mí ha sido un inmenso placer poder conocer a Ana Larraz a través de cada uno de sus escritos. Es una mujer apasionada que un día se animó a buscar en el pasado de su familia sin sospechar que terminaría engendrando un maravilloso libro, el cual poco a poco va viendo la luz. Les invito a que la conozcan un poco más y se animen a leerla. ¡No se arrepentirán! ¿En qué momento nace la idea de recopilar las cartas de tu abuelo y darle luz a un libro? Yo conocía la existencia de esas cartas desde siempre, pero es en el año 2012, cuando fallece mi abuela cuando mi madre me las da y yo

las leo. Pero la idea de escribir un libro, tardó un poco más. Fue cuando después de escarbar en todos los archivos históricos buscando información sobre lo que le paso a mi abuelo. Llego un momento en que me encuentre con muchísimas documentación, con datos que nadie sabía y entonces sentí la necesidad de darlos a conocer y se me ocurrió que la mejor forma de hacerlo era mediante una novela.

toda mi vida. Siempre ha estado en el lugar más importante de la casa de mis padres y mirándola, viendo al padre con la foto de su hija, se entiende perfectamente lo que sentía el protagonista de mi novela. Ese retrato, tiene mucha historia como os iré contando en el libro, pero os aseguro que todo lo que digo sobre ella, es rigurosamente cierto. Aparece varias veces en la novela y es protagonista de alguno de sus capítulos.

¿Porque la fotografía? ¿De qué forma se desarrolla esta idea a lo largo de la novela?

¿Cómo fue el trabajo de investigación y recopilación de información para darle forma a esta maravillosa historia?

Pues porque esa fotografía, la que está en la portada, me ha acompañado durante ~40~

Fue bastante complicado porque yo vivo en Las


~41~


Palmas y los archivos físicos estaban en Zaragoza, Lérida y Barcelona, pero fue mucho más sencillo de lo que yo esperaba poder acceder a ellos. Los trámites burocráticos se han reducido mucho y la documentación esta accesible para cualquiera. Cada vez que tenía vacaciones: semana santa, verano, navidad, programaba una visita a los archivos y a los lugares donde sucedieron los hechos: Quinto, Bujaraloz, Lérida. Allí conocí a gente que me ayudó muchísimo en mi investigación porque conocían de viva voz, lo que había sucedido en sus localidades. ¿En algún momento en la narración llegan a mezclarse la realidad y la ficción? ¿Hay trozos de ti en algún personaje? Realmente mi novela es una historia real, la única ficción son los detalles. Mi libro se divide en tres partes. La primera es el día a día de los soldados y para contarlos tenía en mi poder 142 cartas en las

mucho. Yo me siento muy identificada con mi abuela, tenemos un carácter bastante parecido así que el personaje que menos trabajo me ha dado es el suyo, solo tenía que dejarme llevar por mis pensamientos para imaginar lo que ella sentía. Algunos mencionan que el Brexit puede traer no solo consecuencias económicas sino también conflictos que mi abuelo le cuenta a políticos en toda su esposa como es su vida Europa hasta el punto que pueda desatarse allí. La segunda parte, una guerra. ¿Cuál es tu describe como fue la batalla. Para esa parte, he mirada de la situación política de la España de contado con la ayuda de historiadores y de amigos hoy? especialistas que por Yo no creo que la sangre desarrollarse los hechos llegue al río. Pienso que en sus pueblos, conocen esto es una cuestión los detalles por las económica simplemente. personas que lo vivieron A Europa no le va a pasar en primera persona. Y en nada porque un miembro la tercera, cuento lo que que nunca ha estado les sucedió después y plenamente integrado se para eso me he apoyado vaya. Estoy segura de que en toda la documentación como es un problema que he encontrado en básicamente de dinero los archivos. Por eso digo, y para eso si saben que solo son ficticios los ponerse de acuerdo detalles, lo básico es real. los que nos gobiernan, Si lo que me preguntas es cuánto hay de mí, pues ~42~

encontrarán una solución para que el Reino Unido,


no quede demasiado alejado del resto. Siendo Arquitecta técnica... ¿Cómo terminaste involucrada en la escritura? Es cierto que toda mi formación es técnica, pero a mí me encanta la lectura. Es mi mayor pasión. No recuerdo un solo día en la que no haya tenido un libro en las manos y además, me entusiasma la historia y más la española. Por otra parte, siempre me ha gustado escribir. Lo hacía desde niña y lo deje al empezar a trabajar. Así que cuando quise encontrar un modo de transmitir lo que había descubierto me pareció la forma natural de hacerlo. Ya que tu pasión por la escritura se desarrolló lejos de la academia ¿Que autores puedes decir que forman parte del estilo de Ana Larraz? Todos los que he leído a lo largo de mi vida. No sabría decirte quien me ha influido más. A mí me encanta Ken Follet, Julia Navarro, Noah Gordon,

Jean M. Auel, José María Zabala…Como veras todas son autores de novela histórica. Ahora mismo voy a empezar El manuscrito de Gaspar de Montiel, de José Manuel Sánchez Chapela, que también lo es y el anterior fue La Chata de María José Rubio, la biografía de una infanta de España, así que son muchos y muy distintos mis autores favoritos. Por medio de un video hemos podido conocer tu espacio de trabajo pero ¿Cuál es tu ritual de escritura? Yo solo tengo tiempo para escribir los fines de semana, asi que entonces ~43~

me lo tomo con ímpetu. Me levanto temprano y puedo pasarme más de diez horas seguidas trabajando. . Me gusta estar sola y siempre tengo música puesta, aunque si me preguntas que estoy oyendo, la mayor parte de las veces no lo sé. Antes de sentarme delante del ordenador, normalmente tengo una idea sobre lo que quiero escribir, pero no sé el final, lo voy desarrollando mientras escribo. A veces, el resultado no se parece en nada a lo que tenía previsto antes de comenzar. Normalmente escribo de un tirón y corrijo después, esa es la parte más tediosa de


todo, la que menos me gusta y la más necesaria. ¿Qué les dirías a los jóvenes que quieren hacer literatura? Que empiecen y que no lo dejen. Que es una de las experiencias más gratificantes que existen. Que la sensación de ponerle el punto final a un relato y volver a leerlo y asombrarte de que lo has leído lo has escrito tú, no se puede comparar con nada. Puedes contarnos un poco del nuevo libro que desarrollaste de la mano de Purificación Estarli y Esther Santana… ¿Es difícil escribir a tres manos?

Ha sido fantástico. Comenzamos como un juego, un reto. Esther escribió un cuento, Puri lo siguió y lo público. Y entonces yo pregunte: ¿pero cómo acaba? Y me contestaron: dínoslo tú. Y así lo hice. Nos gustó tanto y nos pareció tan divertido que seguimos haciéndolo y el resultado fue genial.

Y una última pregunta ¿Has dejado alguna vez una carta en el tintero? Una de esas que siempre quisimos escribir pero preferimos lanzarla al mar del olvido.

Luego, decidimos darlo a conocer, pero se nos ocurrió otra idea para que fuera más especial. ¿Por qué no añadir a los relatos a tres manos otros hechos por cada una de nosotras? Eso nos pareció interesante, pero para que fuera aún más especial, decidimos que cada una debía desarrollar el relato que había empezado cundo lo escribimos entre las tres. Así, tenía la oportunidad de decir exactamente lo que quería cuando lo inicio, antes de que las otras dos, le llevaran su cuento por otros derroteros en los que seguro ella nunca hubiera pensado. Te aseguro que ha salido un libro sorprendente que va a gustar a todo el mundo

Muchas gracias Ana por tu tiempo y por ser una constante colaboradora en nuestra Revista. Esperamos seguir leyéndote en nuestros números. ¡Mucha suerte con este nuevo libro!

~44~

Si, varias. Unas porque duelen incluso al escribirlas y otras porque harían daño al que las recibiera.


Âż ? leerĂĄs

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Postales



FotografĂ­a por Jennifer Studios

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(QU)HERIDO AMOR Jennifer Fernández Serramito

E

mpezaría esta carta diciendo algo coherente pero — para no variar— no sé por dónde empezar.

Supongo que el motivo de esta carta está muy claro; y es que para qué engañarnos, quiero pedirte un favor. O varios. Por favor, no te precipites y sigue leyendo hacia abajo, lo que quiero pedirte es algo muy sencillo y si mis argumentos son convincentes — que creo firmemente que lo son— no te costará mucho trabajo. Verás querido y herido amor, lo primero que te pediré en esta carta antes de continuar leyendo es que la cierres un segundo y pongas nuestra canción — tranquilo no sufras, yo tampoco tengo muy claro cuál es “nuestra canción”, porque hace ya tiempo que todas me hablan de ti—. Bien, seguramente hayas escogido Uncover, de Zara Larsson. Buena elección. Aunque en realidad cualquiera de las que nos han hecho el coro a nuestros gemidos hubiera valido. Ahora atento, me gustaría pedirte algo que creo tan imprescindible que te lo haré en forma de orden: Quiérete. Sí, quiérete, por y sin favor. Quiérete como

te quiero yo. Ama cada parte de ti igual que amas cada una de mí. Olvida. Olvida todo aquello que no valga la alegría. Quédate con las lecciones, los errores y las buenas decisiones, pero no con los dolores los reproches. Olvida todo aquello que te fue dicho sin fundamento. Olvida mentiras y verdades a medias. Olvida promesas que no fueron cumplidas porque en realidad nunca fueron prometidas. Olvida los rechazos que te hicieron creer que no eras para tanto. Bueno, aquí rectifico; no eras ni eres para tanto. Eres para más. Para mucho más. Cree. En ti lo primero. Que nada ni nadie te haga pensar en la estúpida idea que te metieron en la cabeza. Ninguna de esas ideas. Te aseguro que carecen de sensatez, veracidad, honestidad, credibilidad, seguridad, y de cientos de cosas más —al igual que quien fue capaz de perder tanta dignidad—. Cree en aquello que te rompieron porque tienes —tenemos— el mejor pegamento que puede existir. Amor. Y es que como siempre te digo, ojalá pudieras verte como te veo yo. ~49~


Creo que de vez en cuando todos necesitamos salir de nuestro cuerpo y vernos desde fuera porque por mucho que nos lo digan nunca será lo mismo verlo con nuestros propios ojos, así que es lo último que te pido, —al menos por hoy—. Sal un segundo y mírate. Pero mírate bien. Mírate a los ojos y dime que ves. Son preciosos, ¿eh? Te lo dije, siempre lo hago. Te juro que esa mirada es mi perdición desde que conseguí ganarte esa lucha sin reír. Bueno, sin reír no pero tú ya me entiendes. Mira, mira ahora tu sonrisa. Sonrisa infinita con curvas de vértigo y carcajadas que son como un soplo de aire fresco. Fíjate en tus labios un segundo, no sé cómo no te dan ganas de besarte a ti mismo. No te los humedezcas que me derrito. Tu pelo. Aunque siempre te quejas nunca sale de su sitio, y aun cuando sale es bonito. Entre tú y yo, te confieso que adoro acariciarlo igual que adoro acariciar tu piel siempre perfumada. ¿Pero sabes qué adoro de verdad? Bueno, más bien es que lo admiro… Tu corazón. No existe un corazón más noble y bondadoso que el que tú llevas latiendo ahí dentro, y eso es lo que te hace verdaderamente grande.

hecho añicos, te volveré a esperar en todas y cada una de mis próximas vidas. Porque no vales una, las vales todas, así que por si acaso dime donde nos encontramos. Y ahora, por favor, dame un abrazo de esos que solo tú puedes dar y me rompen los miedos. Taládrame el alma de nuevo, y déjame decirte… que te quiero.

Lo cierto es que aunque tardaste en aparecer, y lo hiciste completamente roto a pedacitos —ambos nos encontramos así—, no te guardo ningún rencor, porque a tu lado siempre es verano. Y te juro que, aún ~50~


La última carta Bea Gurutzarri Vicente

Fotografía por Patrick Pilz

Q

uerida familia. En estas, mis últimas horas, el único pensamiento es para vosotros. Ha venido el Páter por si quería que me diera la extremaunción. Le he contestado que no me asusta el infierno. De todas formas, he charlado un rato con él. A pesar de todo parecía buena persona. En realidad, esto va a ser un descanso para mí. No digo que lo esté deseando, pero no. No tengo miedo a la muerte. Si es así como tengo que pagar mis fallos, que así sea, lo único que os pido es que os queráis y os cuidéis, ya

que la familia y los amigos son lo más importante en la vida. Lástima darme cuenta tan tarde. Pero bueno. Me voy con la cabeza alta porque muero por ser fiel a la única bandera en la que creo, que es la de la libertad por encima de dogmas y credos. Así que no penéis por mí. No les deis el gusto de veros llorar. Os quiere y no os olvida. Papá. PD. Cuidad los animales y la huerta. Ellos os darán lo que necesitéis. Y sed libres. Sólo de esa forma, mi sacrificio no habrá sido en vano. Os quiero, hijos. Siempre estaré con vosotros ~51~


13 de Agosto de 1936, en Las Palmas de Gran Canaria

Las cartas de mi abuela Ana Larraz Gale

H

ola queridos amigos! Esta mañana me he sentado a escribir con el firme propósito de hacer un relato sobre cartas, pero no he podido. ¡Ya!, supongo que estaréis pensando: ¡Qué tontería! ¡Si es un tema como cualquier otro!, pero da la casualidad de que para mí no lo es y ahora os voy a contar por qué. Yo, he tenido la suerte de criarme en una familia de las de antes. De esas en las que tambien había abuelos que pasaban muchos ratos hablando con sus nietos. En mi caso, era la madre de la mía, la que pasaba infinidad de tiempo conmigo. Las dos habíamos nacido el mismo día, solo que con cincuenta y tres años de diferencia y teníamos un carácter muy parecido. Mi abuela, era una mujer muy especial. Con veintiséis años se quedó viuda y a cargo de una hija de nueve meses de la

que nunca se separó (hasta su muerte, siempre vivió con nosotros) y eso condiciono toda su vida. En todos mis recuerdos siempre aparece vestida de negro y con una sonrisa muy triste en su cara. A pesar de no haber tenido una vida fácil, no fue una mujer amargada. Le gustaba mucho hablar y contar historias de cuando ella era niña y en mí encontraba una oyente magnifica; yo no me cansaba de oír sus historias. A veces, también me hablaba de su marido y entonces sus ojos se iluminaban y sin que nadie nos viera, me llevaba a su habitación y muy orgullosa me enseñaba los cuadernos que guardaba de cuando mi abuelo iba al colegio. —Mira que letra más bonita tenia —me decía sin poder evitar un atisbo de orgullo—. No te puedes imaginar lo listo que era. Todo el mundo decía que si no lo hubieran matado habría llegado muy lejos. ~52~


Entonces, yo era muy pequeña para poder entender el significado de sus palabras, pero sí veía, como se emocionaba al decirlo. Rápidamente, antes de que las lágrimas aparecieran en sus ojos, volvía a guardar sus tesoros en el cajón, al lado de fajo de sobres azules atados con una cinta roja. Nunca le pregunté qué era ese montoncito que hacia compañía a los cuadernos, pero muchas veces, cuando la buscaba por mi casa para jugar con ella, la encontraba ensimismada sentada en su cama, rodeada de esos sobres y leyendo unas cuartillas muy dobladas, tambien de color azul. Jamás al verla así me atreví a molestarla. Al contrario, muy despacio para que ella no me viera, iba en busca de mi madre y le contaba lo que ocurría. —No te preocupes cariño —me tranquilizaba ella—. Son las cartas que mi padre le escribió cuando estaba en

la guerra. Tu abuela le echa mucho de menos y leyendo lo que él le decía, le siente más cercano. Tampoco entendía mucho lo que mi madre me quería decir, pero para mí estaba claro, que esos momentos eran solo de mi abuela y que al igual que sus cartas, no los quería compartir con nadie. Aprendí que cuando ella desaparecía, no era porque no quisiera estar conmigo, solo me sustituía un ratito por la compañía de su esposo ausente. Cuando luego volvía a mi lado, lo hacía más feliz que cuando se había ido, así que dejo de preocuparme las desapariciones de mi abuela, aunque aumento la curiosidad por saber que decían esas páginas y sobre todo por conocer cómo había sido esa guerra que tanto daño había hecho a mi familia. Pasaron los años. Mi abuela poco a poco, fue perdiendo la cabeza y al ~53~


final, con cien años falleció. Cuando después del entierro, mi madre y yo nos pusimos a arreglar sus cosas, al abrir el cajón donde guardaba los documentos importantes, nos volvimos a encontrar con el montón de sobres azules. Las dos nos quedamos un poco sorprendidas, yo hacía muchos, muchos años que no había vuelto a pensar en ellas. —¿Qué hacemos con estas cartas? ¿Quieres que las leamos? —me propuso después de pensárselo un rato. —Pero, ¿es que tú nunca lo has hecho? —le pregunte yo sorprendida. —No, tu abuela nunca me las dio y yo, no se las pedí. —Pues creó que ha llegado el momento mama —le dije. Las dos nos sentamos y en la misma cama en que lo hacia mi abuela e igual que ella, empezamos por la más lejana en el tiempo, la que tenia fecha de siete de agosto de 1936. No pudimos de dejar de leer hasta que terminamos las ciento cuarenta y dos cartas que componían el paquete. Allí estaban reflejados todos los sentimientos de un hombre que durante trece meses, estuvo en el frente de batalla. Hablaba de sus compañeros, de sus amigos, de la comida, de cómo celebraban las fiestas, de las miserias de la guerra y

de la esperanza de que todo acabara pronto, del enemigo, al que en muchos casos conocía porque eran de su mismo pueblo, de los piojos que les comían y de cómo cantaba jotas por la noche para alegrar a sus amigos y hacer enfadar al contrario; lo tenían tan cerca, que se podían escuchar los unos a otros. Mi madre, estaba emocionada. Leía por primera vez las palabras que su padre le había dedicado hacía más de setenta años. No había ni una sola carta, en la que él no le preguntara a su mujer por la niña. Cuando se tuvo que marchar a la guerra, su hija tenía tres meses y solo la volvió a ver, en los pocos permisos que tuvo y en las ocasiones en que mi abuela, sin importarle las bombas que caían sobre el tren, cogía a su hija y la llevaba al frente a ver a su padre. Cada día dieciséis, él la felicitaba por su cumple mes y en el de mayo, por su cumpleaños. Incluso le mandó ese día una carta a su nombre que ella nunca vio. Yo fui la primera en terminar y cuando leí la última, dije: «Ya está mama. Acaban el día 23 de Agosto de 1937» Ella levanto la cabeza muy sorprendida: «Esa es del día antes de que comenzara la batalla, desde entonces, no sabemos dónde está» me dijo. Entonces volví a leer la carta, esperando encontrar alguna premonición, algo que me indicara que él sabía lo que iba ~54~


a suceder, pero no fue así. Se despedía como siempre sin saber que nunca más volvería a contactar con su familia, que esa era la última vez en que podría preguntar por su hija o reñirle a su mujer porque todos los que la veían le decían lo delgada que estaba. Mi madre y yo, nos quedamos un poco conmocionadas después de la lectura de esas cuartillas. Ella, acababa de conocer a su padre. Dejo de ser aquel ser del que todos le hablaban para a través de sus cartas, presentarse él mismo. Después de tanto tiempo, por fin había tenido la ocasión de encontrarse con él.

envió y en el que por fin les puedo contar lo que ellas nunca supieron. Por eso he comenzado diciéndoles que yo con este tema no podía hacer un relato al uso. He preferido decirles todo lo que un puñado de cartas significó para mi abuela, para mi madre y por supuesto para mí. Así que, sin nada más que decirles, me despido esperando que esta carta, haya servido para ello. Atentamente: Ana Larraz Galé

Yo entonces pensé en mi abuela. No acababa de entender porque nunca le enseño esas cartas a su hija, pero por otro lado, entiendo que eran lo único que conservaba de él y respeto lo que hizo. Tuvo que ser muy duro, no saber qué había sucedido con su marido desde ese día; haberlo buscado durante muchos años y no haber conseguido nada. Mi abuela no inscribió a su marido como difunto hasta el año 1964, durante todos los anteriores figuró como desaparecido. Desde ese momento, me propuse tomarle el relvo y a pesar de que siempre había estado recopilando información, empecé a hacerlo de una manera más intensa. Con toda esta información he escrito un libro. Se llama “La Fotografía. Historia de un soldado”. Es una novela dedicada a mi madre y a mi abuela, basada en las cartas que mi abuelo les ~55~


Fragmento de “La Caja Oblonga” de Edgar Allan Poe

“He dicho que la caja en cuestión era oblonga. Tendría unos seis pies de largo por dos y medio de ancho. La observé atentamente, y además me gusta ser preciso. Ahora bien, su forma era peculiar y, tan pronto la hube contemplado en detalle, me felicité por lo acertado de mis conjeturas... A juzgar por su forma, sólo podía servir para guardar una copia de La última cena de Leonardo; no ignoraba, además, que una copia de esa pintura, ejecutada en Florencia por Rubini el joven, había estado cierto tiempo en posesión de Nicolino. “

La caja Oblonga Donde los cuentos cambian la realidad que nos rodea

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Diatriba del hartazgo Rita María Gardellini

C

arta iracunda a los mediocres, cobardes, abusivos, impunes y similares que jamás comprenderán que envidiar la felicidad del otro les resultará en un trabajo eterno; y asimismo: ¡vayan notificándose!, ese desgaste verdoso que viven cotidiano no es percibido porque un original poco puede advertir su facilidad de ser él mismo. (¿Comprenden?, ustedes pulen su bilis y el otro ni se entera y aunque un día la pus les reviente y les griten su odio, el susodicho responsable de sus décadas de miserable resentimiento, quedará perplejo tratando de pensar porque no invirtió ese tiempo en lograr lo que tanto quería en vez de pudrirse deseando lo ajeno.) Inicia aquí el listado de los destinatarios, sin asomo de irónica meritocracia que intente siquiera un orden jerárquico o causal, si de hecho, puede encontrarse, no ha sido intencional:

A los desagradecidos conscientes que con maquinada alevosía omiten cualquier desliz de gracias que los lleve a un indicio del reconocimiento de la ayuda, información, idea o lo que

han birlado o recibido ajeno y que jamás les será en autenticidad propio porque vayan sabiendo que las copias nunca son originales, no importa lo que logren aparentar, la ponzoña se les acumula y no encontrarán alfombra para barrerla por más oropeles conquistados, no inviertan en aromatizantes: las pútridas heces no son inodoras. A los bobos insolutos que no contemplan ni una minúscula puntita de empatía : ¿tan arduo es ver un poco más allá de lo que permite el olfato?, ¿hay que pasar hambre para no tirar comida, tener que aguardar que llueva para bañarse y comprender que la potabilización para una metrópoli no es hacer un pozo, o demorar veinte salarios y tres cambios de economías para valorar y no destruir? (Las películas del anglo norte y sus despilfarros hostigan nuestras finanzas tercermundistas pero Demolition, aniquila la más encumbrada paciencia… y que no se confunda, no es una adoración visceral de lo material es sólo un poco de no “escupir tanto al techo” en especial cuando les cobrarán / caerán los escupitajos a otros.) ~58~


A los cobardes mezquinos que quitan, aniquilan, humillan o defenestran cualquier posible sospecha de brillo que deje en evidencia su opacidad recalcitrante, su miedo y ese informe claustro que construyen destruyendo lo que no pueden tener, desde el misógino que impide a la mujer al espurio ignorante que escribió una escultura. El abanico de espectros que contemplan a los resentidos es tan amplio y nutrido que agotaríamos de tinta al mundo. Entiendan: cualquier imbécil puede encender una cerilla –en especial porque ya estaba inventada- pero se necesitaron siglos para crear un bosque, diseñar una puerta, pintar un muro. A los cómodos viperinos que perciben al mundo desde su ombligo y asumen que la vida les debe y su egoísmo no les alcanza ni para parodiar una intentona de esfuerzo decente e inician su queja matutina paralizándose en responsabilizar a cualquiera que les resulte útil siempre y cuando no sea rábano de su huerta; sin olvidar incluir a los momificados altaneros emocionales que eluden su chatura adjudicando con impunidad falaces coartadas y endilgan a términos como “discriminación”, “violencia de género” o los demorados “derechos humanos”, un uso abusivo y manipulador que trasparenta su vileza acumulada.

favorecidos y también a esos crápulas analfabetos éticos que se embeben en la intimidación y la desidia y fomentan la miseria y la ignorancia: sepan, que producir ese abusivo generador del odio y la estupidez de las masas es un boomerang porque pensar que vivir con privilegios los escatima del destino de cualquiera que enfrenta a un arma del incipiente y hambriento ladrón, génesis del infortunio de las miles de fábricas que cerraron por avaricia, evidencia lo simplón que puede ser cualquiera que no ve más allá de su lustroso zapato. A los morbosos dueños del poder mandar que se envalentonan déspotas, consideren que lo difícil es poder hacer. La historia está regada de aleatorios inútiles que el azar prodigó de tiranos poderes. En resumen: a todos los reverendos viles hijoeputas extremos que inundan su perfidia hasta con una guerra porque son sólo un resentido, envidioso y maldito infeliz. PD: Estos infelices fastidios no son mayoría y si tanto irrumpen es porque el resto de la humanidad que son muchísimo más, de seguro están muy ocupados sin saber que realizan todo lo que los anteriores envidian.

A los molestos sátrapas que entorpecen cualquier avance, beneficio o bienestar que no los genere como ~59~


(Leer con precaución, artículo de marcado carácter político)

SUPRAESCLAVITUD, “TERCERA VÍA” , RATIOS Y DEMÁS EXCRECENCIAS NEOLIBERALES José Luis Acosta

E

xistir es una fuerza que se apodera del sobrevivir y que al mismo tiempo se adueña del valor necesario, para comprender que no todo lo que sucede es real, fantasía o utopía de verdades y mentiras. Indudablemente es el coraje y los deseos que le dejamos al aire y a los testimonios para que impidan que un presente borre el pasado en un futuro existencial, aunque eso no nos exime de vez en cuando temer por lluvias torrenciales.

ofrecidas. Les adjunto uno de los motivos. Abajo se puede ver una tabla laboral de ocho horas al día con un contrato mercantil, sin seguro y con un sueldo de…0 euros. Me dejó consternado comprobar como a pesar de ser una empresa del norte de Europa los métodos son igual de viles que en España, con una patronal tirana

A la empresa de seguros: Muy Sres. míos (y Sras.) me apena comunicarles que voy a rechazar su oferta de trabajo dadas las penosas condiciones ~60~

y con unos sindicatos vendidos al mejor postor. El neoliberalismo es global, y golpea con más fuerza a los eslabones más débiles, entre ellos este país. Es un trabajo de esclavo, porque puedes trabajar días enteros sin cobrar hasta que consigas un cliente. No es este último punto el culmen del horror del capitalismo extremo. Algunos dirigentes de la patronal,


hijos de su padre y de su madre, y engendrados en el mismísimo averno ya hablan de que los trabajadores deben de ser los que abonen la formación de la empresa, o sea, pagar por ser esclavo: una práctica que se podría definir como “supraesclavitud”. La empresa aseguradora me dio formación gratis, faltaría más y además de calidad, fue lo único positivo que saqué de tan…ofensiva experiencia. ¿Quieren ustedes mi sangre? ¿Mis órganos? ¿Algo más?

conservadores gobiernan en la mayor parte de Europa. Los casos más flagrantes son los de Reino Unido y España, donde a pesar de los recortes en libertad y sociales, los gobiernos repiten victoria. Como diría el divino John Steinbeck: “La izquierda no triunfa porque los trabajadores se creen ricos temporalmente fuera de servicio”. O como dijo ese filósofo: “Es más fácil engañar a alguien que convencerle de que le engañan”. Bingo.

Yo en el caso de Uds. lo que yo haría sería La derecha lo ha conseguido, ha engañado quemar los contactos de a la clase trabajadora y los los posibles trabajadores

Joan Rosell, presidente de la CEOE. Huele a azufre. ~61~

hasta acabarlos y que pase el siguiente. Oh que ingenuo. ¡Si es eso lo que hacen! Para hacernos creer que el proceso es natural y que hay interés, nos hacen pasar varias pruebas de selección, que no tienen ningún valor, ya que lo único que les interesa son las agendas de contactos abultadas como la mía. Podría haber picado, esperando un contrato que nunca hubiese llegado, o confiando en el famoso ratio neoliberal. ¿Qué es esta cosa del ratio? Es una teoría que afirma que si consigues –en esta caso- tres entrevistas al día con posibles clientes llegarías al mínimo para la facturación que son 4.000 €. Las entrevistas serían de tres cuartos de hora o una hora. Recapitulemos. Tengo que conseguir quitar de su tiempo una hora a tres personas para vender un bien intangible como es un plan de ahorro…¡Ja! Pero si en otra correduría de seguros me dijeron que como mucho tenemos dos minutos para convencer…


Debo agradecerles la formación, muy profesional, pero impartida por personas incultas. “Nos diferenciamos de los animales en que tenemos sentimientos y capacidad de razonar y ellos no”. Pues nada, que según estos lumbreras un perro no siente ira, ni miedo ni pena ni alegría, y este video de abajo es una manipulación:

fluida”. Menudos eruditos. Por lo demás hacían gracias con mi “lenguaje refinado” y mis “cosas de escritor”. Uds. también son muy graciosos, para que negarlo, y es que la ignorancia es algo innato, pero la necedad no, y de eso van sobrados me temo.

https://www. youtube.com/ watch?v=1uM4qn6P2v0 Video de un chimpancé memorizando números. ¿Cómo es un soldado neoliberal? Eficiente, trabajador, inculto pero implacable en el cumplimiento de las órdenes del amo. Ah, pero hubo más. Se asombraron de que utilizase la palabra asertividad, que consideraron de moda. ¿Qué tal si la asimilan y se unen a la moda? Otra cosa que me llamó la atención es que una de las personas que impartían el curso (la más preparada en teoría) no entendía la expresión “comunicación

Mónica Oriol, expresidenta del Círculo de Empresarios. Es dueña del famoso vino Marqués de Riscal ¿Seguro que queréis comprarlo?

La “tercera vía” es el lobo con piel de cordero. Uno de sus precursores fue Tony Blair. Esta forma de hacer política consiste en alternar medidas sociales progresistas con otras medidas económicas conservadoras, que ~62~

aplican recortes sociales, por lo que todo vuelve al sitio que la derecha quiere. “La esperanza está en los proles” decía el protagonista de 1984. Pero los proles están tocados y hundidos, y lo que es peor, totalmente engañados sin saberlo. La derecha ha jugado la carta del miedo y ha ganado. El partido popular no hace más que acumular escaños en proporción directa con sus escándalos de corrupción. Es algo difícil de explicar, pero en estas segundas elecciones parecía que a medida que se descubrían escándalos la intención de voto subía, hasta llegar a los 134 escaños. Ya lo decían los escritores barrocos, y es que España es un país de pícaros. De este modo, en este país se practica y se consiente la corrupción, por lo que forma parte de nuestro ser. Goya tenía razón, y esta España es negra, negrísima, y los proles de Orwell tienen el corazón tan negro como sus amos. Atentamente, Winston Smith desatado


“Duelo a garrotazos” de Francisco de Goya

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El juego lugubre

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Destinatario: mi corazón Esther Santana

H

ola, soy Esther Santana, tu mataste mis ilusiones prepárate para……no te asustes, no vas a morir, si actuara igual que tú, me convertiría en lo que eres, un asesino de ilusiones. Pero me vas a permitir que por medio de esta carta, te diga todo lo que has conseguido, porque estúpida de mí, puse mi vida y mi felicidad en tus manos. A ti, que nunca distes un aplauso a mis pequeños logros. A ti, que me traicionaste sin avisar, te vi con el cuchillo en las manos, pero jamás pensé que me lo clavaras tan hondo que mi alma gritó de dolor. No puedo olvidarme de ti, querida “hermana”, que sin explicación, sin un por qué, me diste la espalda y me abandonaste.

Fotografía por Jennifer Studios

agradar a los demás, esperando con eso que me quisieran un poquito más, y he Hoy, por medio de esta carta, quiero tardado tiempo en darme cuenta de liberarme de lo que me duele, de que algunos te quieren sin necesidad todo aquello que se me ha quedado de darles nada a cambio, esos pocos encerrado en el corazón, de las ven en mi cómo soy realmente. Los desilusiones que han llenado mi alma de demás, los que se han aprovechado pena, de los rechazos, de las envidias, de de mis momentos de bondad, y no la intolerancia, de la incomprensión. han sabido decir un simple “gracias”, realmente no me querían, simplemente He intentado a lo largo de mi vida me necesitaban Y yo, con necesidad de ~66~


un abrazo que me rompiera los huesos, seguí esforzándome en ofrecer incluso lo que no tenía, pero lo rebuscaba con el único propósito de escuchar un “te quiero”. A ti, que no has sido capaz de ver la soledad en mis ojos, la tristeza en mi corazón, las sonrisas disimuladas en mi cara. Es verdad que tengo una coraza, no me quedó más remedio que ponérmela para demostrar que soy fuerte, que soy segura, que no le temo a los retos, pero era eso, una coraza, sin embargo estaba llena de pequeños agujeros por los que salían las emociones ocultas y entraban las palabras hirientes, los desafíos estúpidos, los rechazos regalados sin pedirlos. Soy Esther Santana, tu mataste mis ilusiones prepárate para…..te perdono, los perdono, a todos aquellos que a lo largo de mi vida me han puesto la zancadilla, a los que me hirieron queriendo y sin querer, a los que me utilizaron para poder conseguir sus objetivos, a los que me pisaron para llegar antes que yo a cualquier destino.

que lo que yo realmente quería. Le di más valor a las opiniones que sobre mí vertían, que a la que debía tener yo de mi misma. Me perdono, porque no supe valorar que a pesar de mis errores, siempre tengo una sonrisa amable para el que la necesita, un te quiero sin que me lo pidan, un abrazo nacido del corazón. Me perdono, porque no soy perfecta y no quiero serlo. Quiero seguir amando con mis virtudes y mis imperfecciones, quiero ser yo sin ocultar sentimientos, si quiero llorar, lloraré, si quiero reír, reiré hasta morir, si quiero gritar, gritaré. Ya no permitiré que nadie vuelva a mandar en mi vida, de ahora en adelante, mi felicidad estará en mis manos. Soy Esther Santana, y me envío esta carta, porque hoy he decidido que ya nadie volverá a matar mis ilusiones.

Pero principalmente, me perdono, porque esta carta está dirigida a mí. No puedo culpar a los demás de mis ilusiones rotas. No son los responsables de mi corazón hecho añicos, de mi alma en soledad, de mi grito acallado. Soy yo. Puse mis expectativas en sus manos, me preocupaba más lo que pensaban ~67~


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Fotografía por Stas Svechnikov

LA SEMEJANZA Rodrigo Velázquez

L

loró mucho sobre su cama, en brazos de algunos de ellos y sola. Los culpó y los odió por no poder alcanzar un orgasmo que había escuchado era como una enérgica dilatación, como una tensión arraigada en el centro de una violenta mirada, o en las fauces amarillas, rojas y azules de las explosiones del sol. Cuando Andrea lograba abandonar la depresión que la enterraba en su cuarto solía ir a contemplar el hermoso Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. Se quedaba sentada en una jardinera frente a el y se deleitaba contemplando la sutil y enorme arquitectura de aquel hermoso edificio que con acierto fue apodado como el Elefante de Mármol. Andrea se sabía negada e incapaz de escurrirse suave, dócil y transparente como el agua de un pozo o de una cañada. Y a pesar de que comprendía que otras mujeres antes que ella habían

sufrido la vergüenza y la incertidumbre de no poder tener entre sus piernas el coito anhelado, eso nunca fue consuelo que le ayudara a entender y aceptar el abandono de sus dos grandes amores que le reclamaron la razón de su impotencia hasta el hartazgo. Con su primer novio por ejemplo fingió durante nueve largos años ya que nunca se atrevió a confesárselo, y con el segundo, con el que idealizo como el elegido para derramarse lo intento durante cuatro años sin conseguir nada. En sus jóvenes años Andrea sufrió mucho esos gritos de reclamo y comenzó a buscar en vacíos lugares y ordinarias personas el flujo anhelado. Empezó a desnudarse y a entregar su cuerpo y su espíritu a cada rato, a dar señales por todos lados de que se había abandonado. Los hombres a su alrededor notaban que era fácil acercarse a ella, hacerla reír, llamar su atención, y que ella estaba dispuesta a recibirlos a todos ~69~


sin demasiadas preguntas. Dejó de exigir y de exigirse, se obsesiono con una idea que a mí me pareció absurda cuando la noté. Su incapacidad física se convirtió en pretexto, le daba casi lo mismo unas manos duras que unos ojos serenos, era casi igual para ella la curiosidad de acostarse con una persona obesa o un cuerpo muy alto. Y así se pasó muchos años de su vida, entregándose sin cuidar su corazón, fingiendo tener orgasmos, agotando posibilidades, concluyendo poco a poco una idea falsa. Creyó encontrar una felicidad plena en presumir y alardear sus aventuras no amorosas, sino sexuales, no con orgasmos, sino con especulaciones. Se aprendió a vender a bajo costo y se comenzó a confortar sintiendo en su boca los orgasmos de los demás, se perdió en la absurda idea de realizar una estadística de tamaños, tiempos, sabores y pesos. Fue entonces cuando yo la conocí. Cuando reconocí en ella muchos de los hábitos que me llevaron a separarme de mi esposa y mi hijo de cuatro años. Apunto en este diario lo que recuerdo. – Tú fuiste la que se presentó así. Yo no te conocía. Me diste a elegir. Me dijiste con claridad, “esto soy, lo tomas o lo dejas”. Y decidí dejarlo, y tú también decidiste alejarte. ¿No te fuiste con alguien más? ¿Por qué vienes ahora a insinuarme que quieres tener una relación “decente” conmigo? – Porque estoy cansada de ir de un lugar a otro, de estar sola, de buscar

gente, de prostituirme por internet y en mí trabajo. Creo que podemos tener algo honesto, estoy dispuesta a ello. Discúlpame, me pasé de pendeja, me creí muy lista, fui engreída, soberbia y vanidosa. Me acosté con muchos en mi pasado, es cierto. No me arrepiento. Te garantizo que hubo personas de una noche, de semanas, de meses… En fin, ni modo, así pasó. Contigo fui sincera, no soy una santa, pura, tierna. Contigo quería algo más, y quería empezar sin mentirte, diciéndote las cosas. Y más allá de eso me la jugué, te puse mi corazoncito para que lo tomaras, pero tampoco lo quisiste ¿recuerdas? Ofreciste ser mi amigonovio, y lo acepté porque yo sé jugar todo los juegos. – Cálmate, esto no es una competencia. Vi su hermoso rostro guardar silencio por un segundo. – Pero también es cierto que te tomé en serio, no solo como uno más de la lista, te di mi tiempo y puse mi mejor esfuerzo, y no me arrepiento. Al final no lo quisiste. Pues que me queda, seguir, por eso me fui con él. Pero mírame, aquí estoy. No me juzgues por mis experiencias pasadas. ¿El que haya estado con otras personas me impide que lo que siento por ti sea sincero? Yo nunca te he criticado por las cosas que hayas hecho bien o mal con tu ex-esposa. No me importa en realidad si soy una más en tu lista, eso solo tú lo sabes, si te importo o no eso solo tú lo sabes. Pero tú tampoco me has dejado pasar más allá de lo que sea que ~70~


teníamos, que querías que hiciera, no puedo dar más de lo que me permites, me haces pensar que no te importo. Sé que tienes miedo, que acabas de perder a tu familia, que así como soy no te agrado, que no soy suficiente para ti. Pero es que no tengo más, esto es lo que hay, esto es lo que soy y así quiero entregarme a ti. Yo te acepto como eres. Cada que intenté acercarme tú me bloqueaste el paso. ¿Cómo crees que se siente eso? ¿Saber que no llenas las expectativas de alguien? Que solo quiere coger contigo y ya, sin comprometerse. Tampoco es un aliciente para estar contigo, pero aun así te acepté. – No fue así, yo quise conocerte, pero tú te presentaste de mala manera, diciendo toda esa basura cuando desayunábamos, después de pasar nuestra primera noche juntos. – Lo siento, ¿querías una niña virgen, pura que solo ha tenido un novio, frágil? No soy esa. – Que tonta eres, eres patética, no se trata de eso.

– ¿Entonces de qué se trata?

– De que no te das cuenta de tu comportamiento, de tu forma de ser, de decir las cosas. De la manera en que te acercas con todos los hombres y de cómo has permitido que ellos se acerquen a ti. Tu idea no es la realidad. Me dices una cosa pero te comportas de otra. Adoptaste un concepto estúpido

en la mente desde hace años y eso es lo que me enoja. Tu psique tonta que hace que te actúes como una golfa sociable y amistosa, como una golfa desamparada que busca que la rescaten. Lamento decirte que yo no voy a ser tu bastón. No me interesa pasar ese viacrucis junto a ti. Voy a buscar a alguien más y se acabó. – Quiero mi despedida. – ¿Tú qué? – Mi despedida sexual. No pude hacer más que recordar una canción de la Sonora Santanera y sentir lástima por ella cuando escuché lo que me dijo. Vuelve ahí cabaretera vuelve a ser lo que antes eras en aquel pobre rincón, ahí quemaron tus alas mariposa equivocada las luces de New York. – No me interesa jugar a eso. – Porque eres tan dramático, vamos a coger y ya. Tú necesitas tener sexo, yo también. Vamos a tenerlo y ya. – No lo quiero, no quiero que me arrastres contigo, no me interesa, así que mejor ya vete, yo pago el café no te preocupes. – Eres un sentimental Alfredo. Adiós.

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Kaleidoscopic Cats Donde la realidad y la imaginaciรณn se vuelven arte

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¿Estás dispuesto apostar?

D

Lessil Cristina Morillo Quintero

e esas cartas que pretendes olvidar, que tienen magia de la pura pero finalmente las arrugas, porque decides que no vale la pena despertar. Sucedió en una noche de octubre, mientras él corría por el bosque, intentó alejarse de todo lo que a su parecer había hecho, amar en un ser como él, significaba destrucción total. Deseó con toda su alma olvidarse, anheló que su naturaleza no humana solo hospedara malignidad, no supo en qué momento se dejó cristalizar, no recordaba el instante en el que el amor fragmento su maldad. En el claroscuro del bosque se apresuraba a internarse, buscando el lugar donde el baúl fue enterrado; entre lágrimas y gotas de sangre, tomó sus escritos e intentó borrarlos, pero su deber era escribir, si quería que esta historia tuviera otro fin. Esto implicaría tocar sus recuerdos que en lo profundo de su ser una llaga dejaba, y que una vez la tinta empezara a correr e impregnar el papel, volverían las memorias, que un día fingió en el pasado dejar. De repente su ser sentía taquicardia, en la penumbra de la noche, luchaba en contra de sus fuerzas, esas que lo obligaban a garabatear insignias, no lo querían

soltar y poco a poco su memoria empezó a desdoblar. En voz alta recitó para dirigirse a los demonios y así fueran testigos de lo que hoy pensaba concluir: «estas cartas que hoy conjuro, son más que símbolos, letras y palabras, se abren en el camino para poder ser apostadas, para poder ser recordadas o simplemente su maldad ser alojada». Alguien me dijo que el protagonista de esta historia es solo un ser antinatural, con un pasado oscuro, un destino indefinido, que pide solamente una luz encontrar, que necesita las cartas nuevamente apostar, porque sabe que habrá de conjurar lo que su alma ya no puede soportar, y con el paso de las horas mientras algunas letras escribía, su naturaleza no humana logró transformar. Poco a poco él dejaba de existir, solo pensaba en poder transcribir, todo aquello que empezaba a recordar para así su magia poder traspasar. No reconocía como este sentimiento en su interior existía, aunque no podía evitarlo trataba de alejarlo, porque limitado tiempo tendría para terminar esas cartas, de las cuales dependía que ella siguiera latente en su existencia, lo que determinaba si podía traspasar ~74~


el mundo que ahora él empezaba a abandonar. Ella, a quien su nombre está prohibido nombrar, significaba para él fuente de benignidad, y esto se convertía en la más cruel tortura, pues tenía que encontrar la forma en que su esencia negriblanca aquí pudiera converger, y enfrentar las consecuencias de su mayor pecado, el que nunca pensó le iba a condenar, pero jamás imaginó que su pecado inmortal, ese trascendental sentimiento de amar, le iba otorgar la oportunidad de su espíritu conservar, solo si ella aceptaba, en oscuras aguas del submundo navegar, de su mano para siempre hasta lograr transmutar. Con su último suspiro y la poca fuerza que aún le quedaba, desvaneciendo de este mundo le entregó, en un baúl viejo y oxidado la única forma en la que el destino los podría juntar y pronunciando sus últimas palabras intenta en su mente penetrar para que el acertijo pueda ella descifrar. «Estas cartas esconden magia pura, de esa con la que puedes apostar, de esa con la que seguramente jamás perderás, y con la que si tú lo decides me podrás encontrar».… no tuvo fuerzas para su alma incorporar, fue arrojado lejos, donde los espíritus navegan, fue su último intento para poder revertir toda la mezcla de lujuria y maldad a la que ella, un ser pletórico había puesto fin, tal vez esa fue la razón por la que él, decidió ir en contra de su voluntad y revertir su naturaleza de vana frialdad y arriesgar a que ella lo quisiera seguir

para encontrar un lugar sin tiempo ni fin. Ella luchó con todas sus fuerzas para evitar abrir el baúl, no entendía como tanto dolor hospedaba dentro de sí, no sabía cómo su amor, lo hizo desvanecer, un mar de confusiones se refugiaba en todo su ser; pero se aferró a la esperanza de que allí estaban las respuesta que tanto anhelaba y dispuesta a correr el riesgo de encontrar mucho más de lo que podría soportar, se lanzó a abrirlo y su alma decidió entregar, eran más las ganas de ir tras él, aunque sintiera miedo del cielo no volver a ver. Tomó las extrañas cartas entre sus manos, sin entender su significado; observó una a una las alegorías que iban apareciendo, hasta que sus dedos empezaron a recordar lo que su mente un día se dispuso a bloquear, mientras más las veía solo sus dedos lo entendían, aquellos símbolos, palabras y letras extrañas, susurraban el pasado de lo que ella pensaba estaba desaparecido, esta mujer sin ningún halo especial, con su intuición estaba a punto de cruzar entre crueles destinos que poco a poco se iban a acomodando en ningún espacio en ningún lugar. Esas cartas que con tanto dolor escribió eran esa su fuente más pura de inspiración para rescatarla de este mundo o para llevarla hacia el submundo, solo debía descubrirlo, recordar en medio de lágrimas y suplicios, los hechizos de la luna azul que en época de incredulidad su alma empezó a conjurar. ~75~


Psycho Trap Francesc Barrio Julio

Fotografía por John Sting

A

la atención del Director de este periódico.

Sr. Director, me dirijo a usted porque no sé cómo escapar de este infierno. La verdad es que no sé a quién acudir y ésta es la única salida que se me ha ocurrido. Perdone mi falta de educación. Debería haber empezado por decirle quién soy. Darle mi nombre, mi filiación. Pero tengo un

problema. Es que mi nombre, mi nombre ya no lo recuerdo. Ya sé que no publican cartas anónimas aunque, a decir verdad, tampoco tengo la esperanza de que me publiquen. Lo único que espero es que alguien me escuche, que alguien sepa lo que ocurre aquí dentro y pueda ayudarme. De todas formas, lamento profundamente ser tan mal educado y no poder presentarme, pero a penas soy capaz de ~76~

recordar con claridad y, ya le digo, no sé a quién acudir. Simplemente espero que, al menos, ustedes puedan rastrear esta dirección de correo y puedan hacer algo. No sé cuánto tiempo llevo aquí encerrado. Mis recuerdos se hacen cada vez más confusos. Recuerdo todo lo que ha sucedido desde que llegué aquí. En cambio, a penas recuerdo de manera inconexa cómo era mi vida anterior,


cómo era todo aquello habitual y rutinario antes de acabar en el lugar en el que me encuentro ahora. No sólo soy incapaz de recordar mi nombre. Simplemente no sé quién soy, o quién era, o qué hacía en mi vida, dónde vivía, quiénes eran mis amigos, cómo era mi familia. No sé si tenía novia, ni sé cuantos años tengo. Soy bastante joven, debo tener veintitantos. Pero me veo incapacitado de reconocer cuál es mi color favorito o de qué equipo de fútbol soy. A lo mejor ni me gusta el fútbol. No lo sé. Me veo reflejado en una ventana y sólo veo a un tipo cetrino y ojeroso, moreno, despeinado, con el pelo grasiento. Miro esos ojos. Y no los reconozco. No sé quién es. Y me enfado, y le grito. Le pido que se vaya y me deje en paz. A veces le pido que me diga quién soy. A veces consigo recordar. Cosas sueltas. Momentos inconexos. A veces recuerdo que yo antes era un chaval más o menos normal…

Recuerdo que me gustaba el cine, los libros, los juegos de rol, los videojuegos, todas esas cosas, ya sabe. Y recuerdo que mi vida giraba un poco alrededor de mis aficiones. Bueno, creo que de hecho mi vida prácticamente sólo giraba alrededor de mis aficiones. Como le decía antes, lo que no consigo recordar es a mis amigos, ni a mi familia, ni recuerdo demasiadas cosas de cómo era el resto de mi existencia. No entiendo qué es lo qué ha pasado pero, simplemente, ya no están ahí, ya no están en mi mente. Recuerdo que, un día, alguien me dejó aquel juego, “Psycho Trap”. Eso es un dato. Seguro que lo podrían encontrar. ¡Búsquenlo! Es un juego de la Play. ¡Tiene que ser fácil de encontrar! En un principio no me llamó demasiado la atención. A mí me van más los juegos de acción, más violentos, simples pero contundentes. Pegar tiros en primera persona, juegos de lucha, ese rollo, ~77~

¿sabe? Pero alguien me dejó el “Psycho Trap”. No recuerdo quién fue. Supongo que ahora ya no importa. Era una especie de aventurilla gráfica de esas de ir investigando, resolviendo puzles y matando al consabido enemigo nefasto ocasional. No recuerdo cómo ni por qué, supongo que fue por aburrimiento o, simplemente, porque estaba ahí, y la adicción al mando de la consola era demasiado fuerte, pero finalmente, un día me decidí a probarlo. Era un poco lo de siempre: llevabas a un joven dinámico, valiente, un aventurero, un buscavidas. Aunque la verdad es que ya no recuerdo quién era realmente el personaje protagonista. Seguro que tendría un nombre pegadizo. El tipo debía introducirse en un psiquiátrico para encontrar a alguien y resolver el increíble enigma que guardaban sus oscuros recovecos…


Recuerdo la imponente imagen del edificio que albergaba el psiquiátrico. Las paredes eran grisáceas, manchadas por el tiempo. Ventanales con barrotes y con aire gótico. Creo…, creo que yo estaba fuera…, esperaba fuera, meditando mis acciones a seguir. Creo que era de noche. Y creo recordar que en uno de los ventanales se asomaba una cara, oscura como el carbón, con unos ojos que destacaban inquisitivos. Todo era muy silencioso. No recuerdo la puerta. Recuerdo sentir el miedo. Era palpable. ¿Sabe? Esa sensación que te eriza los pelos de la nuca. Después de eso, mis recuerdos, de nuevo, se vuelven confusos… Escenas que se entremezclan. Recuerdo haber recorrido interminables pasillos laberínticos. Cada puerta es un infierno enredado en mi memoria. Había una gran habitación con varias camas y en cada una de ellas yacía un durmiente con tubos de aspecto

orgánico que surgían de sus bocas y se perdían en unas máquinas adosadas a las paredes y que se asemejaban a bulbos cancerosos. También abrí una puerta en la que encontré un hombre gusano de tres metros, feliz porque estaba dando a luz. Me escondí de un personaje nauseabundo vestido con un traje ajado y que llevaba un saco de arpillera en la cabeza. Arrastraba a un desgraciado, desnudo, lo metía en una bañera llena de un lodo hediondo y tan solo le gritaba “¡Hazlo, hazlo!”. Crucé un gran comedor y me refugié en una cocina iluminada por una vela en una repisa. Era una estancia alargada y al final, en el suelo se abría una compuerta de la que manaba más luz. Una luz oscilante, rítmica. Y se oían ruidos, la presencia de alguien. Me acerqué sigilosamente. Al alcanzar la obertura, me arrodillé para poder espiar en el sótano. Asomé la cabeza y presencié una escena dantesca. Había ~78~

una especia de camilla destartalada en la que yacía una mujer casi desnuda, y cuyos ojos desorbitados me pedían ayuda. Un bocado entre sus dientes le impedía articular sonido alguno. Unos electrodos partían de su cabeza rapada hasta introducirse en una maquina operada por un extraño personaje. Era un hombre muy corpulento. Al menos debía pesar más de ciento cincuenta kilos. Tan solo vestía un mandil de carnicero, unos guantes negros de goma y unas gafas protectoras que le cubrían media cara. Su cuerpo estaba salpicado de manchas parduzcas. El hombre, trajinando la máquina, soltaba descargas que convulsionaban el cuerpo de la mujer. Después apuntaba algo en un cuaderno desastrado. De repente, el torturador se giró hacia mí, sin ánimo de moverse del sitio. Simplemente, con la cabeza, negaba. Salí corriendo y recorrí más pasadizos hasta sentirme otra vez seguro. Me encontraba en una


habitación iluminada por un único flexo que descansaba sobre una austera mesa de escritorio. Una bata blanca en un colgador, un estetoscopio en un estante, informes, diversos recipientes con pastillas de todos los colores. Me sentía incapaz de avanzar más, necesitaba descansar. Pasados unos instantes, escuché un sonido que me alarmó. Como el rozar de unos pasos pesados. Sin esperanza, me escondí bajo la mesa. La puerta se abrió y la luz mortecina iluminó una figura espectral. Era un hombre, vestido con andrajosas vestiduras oscuras. De su cuello nacía una ristra de agujas amenazantes. Sus manos, su cara, su cabeza rala, eran del negro más profundo que jamás hubiera visto. Tan sólo destacaban dos cosas. Sus ojos, con esa mirada penetrante que me atravesaba las entrañas. Y su boca, grande y repleta de una multitud de dientes afilados que mostraban una sonrisa, tierna, dirigida a mí. ¡Era

la cara en el ventanal! El Hombre de Negro se acercó a mi escondite, me acarició la mejilla y sentí cómo la calma me inundaba. Me acurruqué en una esquina y me quedé dormido. Ya no recuerdo a quién debía buscar cuando esperaba ante la fachada al principio del juego, ni de qué iba el increíble enigma, pero la realidad, la increíble realidad, es que llevo una eternidad viviendo en el psiquiátrico de este maldito juego y no consigo escapar…. ¡Señor Director, estoy encerrado en un videojuego y no sé cómo salir! No sé cuánto tiempo llevo aquí encerrado y no entiendo nada de lo que me rodea. El Dr. Dreissig, el director del centro asegura que padezco una esquizofrenia paranoide aguda, pero yo sé que no tiene razón, que entré en el videojuego y me atrapó… ¡Alguien debe manejar el joystick! ¡Espere! Por favor, se lo suplico, no deje de leer aún. No soy un simple ~79~

chalado que se ha colado en la consulta de su psiquiatra para hacer una travesura. Le juro que necesito ayuda. Me mantienen aquí encerrado contra mi voluntad y aquí suceden cosas muy extrañas. ¡Esto es una locura! ¡Y le juro que no es una broma! Por favor, tan solo le pido un poco de su tiempo. Repase mi historia, valore si estoy en mis cabales y si cree que estoy loco, simplemente tiene que borrar esta carta. Sólo habrá perdido unos minutos.



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