Revista Número 14: Espacio Interestelar

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Revista literaria · N° 14 · Agosto 28 · 2016

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Revista literaria Demencia Año 1, N° 14, Agosto de 2016, es una publicación mensual editada por el equipo editorial de Demencia. Santander de Quilichao, Cauca, Colombia. www.revistademencia.wordpress.com Directora y editora responsable: Daniela Cadavid Libreros. Todos los textos e imágenes usados en esta revista se han usado bajo licencia de los creadores, bajo licencia Creative Commons zero o Creative Commons with attribution. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de la editora de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Revista Demencia o de los respectivos autores.


SUMARIO

Demencia N° 14 · Agosto 2016

Contenido textual

Ana Larraz Gale Bea Gurutzarri Carlos Rasero Rodríguez Daniela Cadavid Libreros Daniela Than Dionisio López Ramos Isaac Oré Jessica Castro López José Luis Acosta Marian Cañibano Natalia Vega Pilar Gonzalez Navarro Rita Gardellini Temoltzin Santillan Padilla

Dirección y edición

Daniela Cadavid Libreros

Corrección de estilo Amelia Nyan.

Diseño y diagramación

08 La Inmaculada Letras que suenan como la música de las esferas. Por: Ana Larraz Gale y Bea Gurutzarri Vicente.

14 Art Brut Un rincón donde el sabio titiritero hace danzar una por una las palabras. En esta edición: Daniela Than.

Daniela Cadavid Libreros

22 Kaleidoscopic Cats Si la ciencia ficción nos fluyera por nuestro cuerpo al igual que la vida de estos gatos. En esta edición: Isaac Oré y Carlos Rasero Rodríguez.

30 En el ínterin Un lugar donde todo tipo de magia puede suceder. En esta edición: José Luis Acosta.

34 El jardín del poeta Nuevos poetas que abren de a poco su lienzo hacia el mundo. En esta edición: Marian Cañibano y Pilar González Navarro.

40 El Telón de la luna Entrevista a Ana Larraz Galé, “La Fotografía. Historia de un soldado”. Por: Daniela Cadavid Libreros.

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Portada y Contraportada: Daniela Cadavid Libreros. http://eltelondelaluna.com

44 Postales Mensajeros Dementes que viajan entre olas fluorescentes. En esta edición: Jessica Castro López y Dionisio López Ramos.

50 La caja oblonga Un mundo donde los cuentos pueden cambiar la realidad. En esta edición: Rita Gardellini y Temotzitlan Santillan Padilla.

56 El juego lúgubre Para los curiosos que andan en busca de nuevo material, o para los despiados critcos de la ciudad. En esta edición: Natalia Vega.


Colaboradores Ana Larraz Gale. Zaragoza (España) Orgullosa de sus orígenes en su novela “La Fotografía. Historia de un soldado 1936-1937” narra las aventuras y desventuras de un joven agricultor aragonés desde que es movilizado por el ejército nacional; tal y como las cuenta en sus cartas. Bea Gurutzarri Vicente. Pamplona (España) 24.4.1969 Nació a los nueve meses. Párvulos, colegio, balonmano, conservatorio, instituto, arte dramático, madre, payasa, madre, cuentista, madre, malabarista de la palabra y en total y por no extenderme, madre a cuatro bandas. Multidisciplinar: lo mismo vale p’a un roto, que p’a un... Carlos Rasero Rodriguez. Sevilla (España) 1983 Su nacimiento poético es un poco nubloso, es parte de esa música infartada que la ciudad desprende, de esos intentos de mejorar sus pasos de baile en esta danza que es la poesía. Escribe porque decidió escribir y contar historias le hace libre. Daniela Cadavid Libreros. Santander de Quilichao (Colombia) Diseñadora gráfica, editora en jefe de revista Demencia, Telonera de la Luna, poeta y soñadora de tiempo completo. En los ratos libres imagina monstruos en las aceras e inventa imposibilidades. Número de la suerte: 21. Daniela Thann. Desde los confines de Internet. Líder suprema de una secta, vaga profesional y crítica literaria en La pluma insolente. Entre sus habilidades está escribir chorradas, invocar peña extradimensional la hostia de loca y autodenominarse cosas sin tener ni puta idea de lo que son, como por ejemplo artista conceptual.

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Dionisio López Ramos (España) Escritor aficionado, se identifica con los relatos cortos y los micros. Le gustan los piropos, dichos, refranes y reflexiones. Escribe en varias páginas relacionadas con la literatura en facebook; siendo una de ellas París Poesía Artes y Letras la más activa, la cual le concedió la participación en la Semana Internacional de Poesía. Isaac Oré, Lima (Perú) Nació un año nuevo del 89, escribe poesía y cuentos. No ha publicado ningún libro. Viajó por toda Europa durante medio año. Sus cuentos han sido publicados en El Comercio de Lima y diversas revistas extranjeras. Jessica Castro López (Distrito Federal, 1988). México D. F. Diseñadora independiente. Ha publicado varios cuentos en revistas y antologías. Todos en formato digital y algunos bajo seudónimo. Sus cuentos han obtenido menciones honoríficas como en La feria del libro del palacio de minería, el concurso de San Valentín de la revista Pandora magazine, y el concurso anual de editorial caligrama. José Luis Acosta Fernández (España) 42 años Electrónico e informático. Trabajó cinco años como periodista gastronómico para la revista La Sidra y ha publicado multitud de microrrelatos y poesías en diversas editoriales españolas. Actualmente está inmerso en un proyecto de novela que aúna el realismo sucio, el terror, y la ciencia ficción. Marian Cañibano. Natural de Portugalete, Bizkaia (España) Apasionada de la lectura desde que tiene uso de razón, compagina su trabajo por cuenta propia con el placer de escribir.

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Natalia Vega. San Juan (Puerto Rico) 27 años Hace cuatro años se mudó a la Florida con la esperanza de una vida mejor. Trabaja en seguridad, tiene varios pasatiempos, pero su favorito es escribir, dejar fluir esos sentimientos que tiene por dentro. La mayoría de las cosas que escribe son relacionadas al romance y son experiencias que ha vivido. Pilar González Navarro. Granada (España) 46 años. Diplomada en magisterio y funcionaria en Granada. Escribo prosa lírica, realismo mágico y verso libre. Declamar es otra de mis actividades y lo acompaño de vídeos. En YouTube pueden verlos. Rita Gardellini. (Argentina) Escritora Argentina, docente investigadora y directora de escuela primaria estatal. Autora de las novelas “Después de comer perdices o por qué las mujeres son boludas e insisten en enamorarse” (2011), y “No dejes que muera (2009).” Temoltzin Santillan Padilla. (México) 35 años Estudio Letras Modernas ( Italianas) en la facultad de filosofía y letras de la UNAM, influencias principales Fernando Pessoa, Leopoldo María Panero, Xavier Villaurrutia, Luis Cernuda entre otros; la literatura y poesía son algo fundamental en su vida, cree en la libre creación, importa más el contenido que la forma.

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La inmaculada

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“…nada me retiene ya, y me complazco en permitirme el furor sagrado, y asaltar insolente a los mortales con la franca confesión de haber hurtado los cálices áureos de los egipcios, para construir con ellos el tabernáculo de mi Dios lejos de los confines de Egipto. “

Johannes. Las armonías del mundo, libro V, Proemio.

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El niño que viajó al cielo Ana Larraz Gale

Fotografía por Eder Pozo Pérez

23 de Julio de 1973

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o tengo un amigo. Su mamá me ha regalado este diario porque pronto va a ser mi cumpleaños. Voy a hacer nueve. Me dijo, que tengo que escribir las cosas importantes que me pasen. Mi amigo se ha puesto muy contento porque me ha gustado mucho. A él, lo que le gusta, es la luna y las estrellas. Cuando sea mayor va a ser astronauta y me llevará con él al espacio. Dice, que como yo cuento muy bien las historias, tendré que aprender a ser escritora. Siempre vamos juntos a todas partes. Le gusta mucho ir en bicicleta y a mí también y es, el que mejor nada de toda la clase. A veces, se sube a la tapia de su corral y camina por encima para presumir delante de mí y dice que, si se tirara, podría volar y se iría hasta la luna. Quiere que los Reyes Magos

le traigan un traje espacial y les va a pedir otro para mí. Es muy valiente. Un día, le picarón un montón de avispas, pero casi no lloró. Le pusieron barro por todo el cuerpo para no le doliera, parecía una momia. Me dijo que no le dieron miedo, que cuando las vio, se imaginó que eran naves espaciales atacándole. Siempre está hablando del espacio y de marcianos…

24 de Julio de 1973 Hoy no he visto a mi amigo. Mi mamá me ha dicho que no podía salir a jugar, que está malito. Le duele mucho la cabeza y no puede mover un brazo. Me ha preguntado si ayer se cayó. Yo le he dicho que no. Me ha prometido que, si mañana no está mejor, iremos a verle. ~10~


25 de Julio de 1973 Mi abuela me ha dicho que rece por mi amigo.

26 de Julio de 1973 Hoy mi mamá ha venido a despertarme. Es mi santo. Yo creía que me quería felicitarme la primera, pero estaba llorando. Me ha dicho que ya no volveré a ver a mi amigo. Que se ha ido al cielo. Mis papás me han llevado a verle. Está tumbado en su cama. Lleva un pijama blanco con cohetes pequeños de color rojo. Yo sé que era su favorito, se lo regaló su abuelo por su cumpleaños.

La mamá de mi amigo me ha dado un beso y me ha preguntado si quería acercarme a despedirme. Me ha cogido de la mano y hemos ido a su lado. Parecía que estaba dormido. Me he puesto a llorar y entonces su mamá me ha dicho: «Él estará bien. Seguro que ahora está viendo el cielo y las estrellas. Cuando le eches de menos, piensa que es una de ellas.»

27 de Julio de 1973 Ya no voy a usar más en este diario. No tengo nada que escribir. Mi amigo está en el cielo. Lo importante, se lo contaré a él. Fotografía por Teddy Kelley

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FotografĂ­a por thomas shellberg

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La lluvia alegre Bea Gurutzarri

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staba el cielo tan especial aquella noche, que alargué el brazo y pude coger una estrella. Estaba ahí, en la palma de mi mano; fríamente cálida y resplandeciente. No aumentó de tamaño en la cercanía, era como una perla con cinco puntas extraña y fascinante. Después de mirarla unos instantes, cerré la mano y los ojos y me la llevé al corazón. Respiré hondo y a continuación de unos minutos imposibles de describir con palabras, volví a alargar el brazo hacia el cielo y aflojé el puño hasta abrir la mano por completo. Con cada pálpito de mi corazón, una lluvia de pequeñas estrellas evanescentes surgía volátil de ella para esparcirse lentamente por el aire como si fuesen pompas de jabón. Era un espectáculo tan... Ni siquiera encuentro la palabra. En setenta golpes de corazón una neblina estrellada y luminiscente se desplazaba flotando y adquiriendo curiosas formas. Como los bancos de peces plateados que recorren océanos y mares. No sé cuánto tiempo pasé inmersa en esa ensoñación palpable... Desperté en medio de una duna, al sentir la lengua de un camello recorrer mi cara. Casi me muero del susto. Luego me dio un ataque de risa, y por fin llegó la inexplicable calma.

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Art Brut “El arte se dirige a la mente, y no a los ojos. Siempre ha sido considerada de esta manera por pueblos primitivos, y ellos tienen razón. El arte es un idioma, el instrumento del conocimiento, el instrumento de la comunicación”

Jean Dubuffet

pintor y escultor francés

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La gota que colma el vaso Daniela Than

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iete días” había dicho el mensajero elfo, que en aquel momento, a pocas horas de que expirara el plazo, se hurgaba distraídamente entre los dientes como si todo aquello no fuera con él, a pesar de que, como ya había dejado claro un par de veces, no estaba allí únicamente en calidad de mensajero. Lynkas dedujo que su falta de nerviosismo solo podía significar dos cosas: o bien era un auténtico maestro a la hora de esconder sus emociones durante las negociaciones (cosa que no sería de extrañar, si le habían enviado a él por algo sería), o bien tenía un margen de tiempo mucho mayor que los siete días que les había dado. Por mucho daño que pudieran hacer a los campos que les alimentaban, eran los elfos los que tendrían más que perder en caso de guerra, y si no se llegaba a un acuerdo tenían motivos para estar más nerviosos que ellos. Las negociaciones no habían avanzado nada. Cada intervención del Rey provocaba un silencioso bochorno general, metafóricas palmadas en la frente de todos los integrantes del

consejo real, y una airada contestación por parte del elfo, siempre sarcástico, pero visiblemente ofendido por la ignorancia, pero sobre todo por la falta de interés en aprender sobre su pueblo, que el monarca exhibía cada vez que abría que la boca. Pero lo que más le preocupaba a Lynkas de todo aquello es que percibía que el Rey cada vez acogía con mayor simpatía las propuestas que el Conde Filargyros le cuchicheaba entre reuniones. Todo apuntaba a que el estúpido monarca declararía una guerra antes que entregar al muchacho de los Fos, porque el muy idiota temía más el desprestigio social de la corte a una guerra que seguramente percibía como un simple pequeño disturbio en las comodidades de su día a día. Debía hacer algo, si sus suposiciones eran ciertas el elfo no rechazaría la oportunidad de una reunión a solas con los magos. Ahora solo debía buscar una buena excusa paras interrumpir aquella pantomima, y al posar la mirada sobre Sarlatanos encontró una perfecta. Desde la llegada del elfo, el viejo parecía completamente ausente. ~15~


Si no fuera con el gesto pétreo, completamente en tensión, que mantenía desde aquel día, Lynkas pensaría que la vejez había empezado a pasarle factura a la portentosa mente de su colega de profesión. No era cansancio, no era aburrimiento, ni un divagar placentero; desde luego era difícil saber exactamente qué tipo de emoción era, pero no era de las buenas. – Disculpad todos, creo que deberíamos tomarnos un respiro, llevamos demasiadas horas aquí metidos, no nos vendría mal despejarnos – Dijo Lynkas interrumpiendo la discusión general. – ¿Ahora? ¿A pocas horas de la salida del sol? No tenemos tiempo para eso, Lynkas – Replicó Ble Chrysos algo ofendido porque hubiera decidido corta abruptamente su turno de palabra. – Insisto, señor Chrysos, algunos de los integrantes del consejo parecen algo... indispuestos – miró directamente a Sarlatanos, que no hizo ningún signo de estar escuchando – solo serán unos minutos. Todos miraron en dirección al anciano, e intercambiaron algún que otro gesto como indicando que estaban de acuerdo. – Es cierto, Sarlatanos, tienes una cara horrible, deberían examinarte, tal vez estés enfermo – Intervino otro de los

magos ancianos – Créeme, a nuestra edad no estamos para pasar por alto estas cosas, compañero... Sarlatanos, asintió con desgana, no sabía muy bien a que venía todo aquello, pero le daba lo mismo, Lynkas parecía saber lo que hacía con aquel asunto, si quería usarle de excusa para zanjar la reunión en aquel preciso instante sus motivos tendría. Él estaba a otras cosas. Los magos más veteranos acompañaron a Sarlatanos a la salida, le siguieron algunas personas más de las allí reunidas entre ellas Lynkas y el elfo mensajero. Un simple roce había bastado para que este último entendiera que querían hablar con él a solas. Ahora lo más difícil era conseguirlo sin llamar excesivamente la atención. – Creo que yo podría echar una mano. Conozco algún caso con síntomas parecidos ¿Le suena que su compañero haya estado trasteando con bayas grajoverde últimamente, Lynkas? – Oh, sí, podría ser, recuerdo que me preguntó no hace mucho por ellas, debería haberle avisado de sus efectos, el viejo Sarlatanos es bueno en muchas cosas, pero la botánica no es una de sus ciencias favoritas. – En ese caso creo que puedo ayudar con el antídoto, si os fiais de un mensajero enemigo, claro está – añadió con malicia. Lynkas sonrió con ~16~


incomodidad, se suponía que debía hacerle las cosas fáciles... – Bueno, confío en que respetéis el cese de hostilidades dentro de las negociaciones, como hemos hecho hasta ahora. No puedo más que presuponer buena voluntad por su parte ¿no es así? – Dijo con el tono más conciliador que pudo. – ¡Por supuesto, por supuesto! Solo era una broma. Después de todo sería una estupidez por mi parte exponerme a represalias, claro. Hasta yo tengo un límite a la hora de tomarles por gallinas que corretean en círculos sin saber que hacer – La cara de Lynkas se contorsionó, no daba crédito a aquel atrevimiento, allí, delante de todos. El elfo miró complacido su reacción justo antes de soltar una risotada – ¡Era otra broma! Ya conoce el sentido del humor de mi gente, camarada, no hace falta estar tan serio todo el tiempo – suspiró – ¡Caray! Debe ser taaaan agotador ser humano. Todooo el día preocupado, tomándose las cosas demasiado en serio para, total, acabar sin saber qué decisión tomar ¡Qué horrible forma de perder el TIEMPO! – Remarcó con insolencia esa última palabra – si me permiten la observación, claro, no quiero ofender a su gente por nada del mundo. Todos les miraban atónitos, no entendían a qué venía todo aquel despliegue de puñaladas traperas. Lynkas miró nervioso a Sarlatanos y los viejos magos que se alejaban.

Debía cortar de raíz y hacer que el testarudo elfo accediera de una vez a venir con ellos. Y de repente entendió que estaba pasando: ¡El cabronazo estaba marcando los límites antes de negociar! Toda aquella bravuconada era para dejar claro quien tenía las de ganar, intentaba desmoralizar, como había hecho todo el tiempo. Sin duda era un farol, ¿o no? ¿Tendría algún otro as en la manga del que no se habían percatado? Lynkas carraspeó y trató de mantener la calma. – Lagoshar, lamento interrumpirle, pero si tiene razón en lo de las bayas grajoverde creo que mi camarada Sarlatanos no puede esperar mucho más – concluyó con la esperanza de dar por terminada la discusión. El elfo asintió. – Discúlpeme, estaré encantado de echar una mano si vuestro Rey me lo permite. Filargyros abrió la boca para decir algo al respecto, pero el Rey fue más rápido que él. – ¡Claro que sí! ¿Que hacéis ahí parados? Venga, venga, no puedo quedarme sin ese viejo gruñón ahora ¿Quién lo diría? A esa edad experimentando con drogas del bosque ¡Jajajajaja! – rio buscando una complicidad en los presentes que no pasó de alguna que otra sonrisa incómoda. ~17~


Lynkas respiró aliviado, había conseguido apartar al mensajero sin levantar demasiado revuelo, aunque sabía muy bien que los nobles se habían quedado con la mosca detrás de la oreja, pero no era momento para preocuparse por ello. Guio a Lagoshar hasta la botica, donde se habían reunido todos. El propio elfo fue quien cerró la puerta con un efusivo empujón. – Bien, sin rodeos, ¿Qué tienen que decirme estos HONORABLES magos que no puedan escuchar el resto de sus camaradas? A Lynkas aquello no le gustó. De nuevo el elfo trataba de imponerse. Iba a replicar, pero Sarlatanos, que había espabilado de repente, tomó la palabra. – No son nuestros “camaradas”, los magos vamos por libre, Lagoshar, como tu gente bien sabe. De hecho ha sido una completa estupidez venir aquí de esta manera, podríais haber tratado con nosotros antes de montar semejante escena. – Creía que habíais dicho que no teníamos demasiado tiempo, Lynkas – Dijo el elfo ignorando al anciano – ¿Es acaso momento para tirarnos cosas en cara? Intento ir al grano como he deducido que queríais por vuestra insistencia. – Bien, dadnos más tiempo – Sentenció Lynkas. No le hacía ninguna gracia

desacreditar a Sarlatanos, pero el elfo tenía razón, el tiempo corría y no estaban para discutir sobre cosas que ya no tenían solución. – Imposible. – ¿Qué lo imposibilita? – Las órdenes ya están dadas, y no tengo tiempo de dar el aviso para revocarlas. – No te creo, Lagoshar – Empezó Sarlatanos – no actuáis así ¿siete días? ¿Los elfos? ¿Desde cuándo os corre tanta prisa? – No estás muy mayor para esto, Sarlatanos? De hecho te creía muerto, amigo. Deberías aprovechar tus últimos días para disfrutar en paz y dejarle el relevo a otros. Sarlatanos escupió en el suelo, un tic de su antigua vida que disgustaba sobremanera a sus refinados compañeros. – Más te gustaría, sinvergüenza, tener que negociar solo con magos inexpertos y nobles estúpidos. ¿Tienes miedo de este perro viejo, eh? Porque te conozco y conozco a tu gente. Deja de hacerte el gallo y asustar chiquillos, ¿Queréis al joven? Lo tendréis, pero dinos el plazo real de una vez. Una pequeña punzada de ira recorrió a Lynkas al escuchar lo de “mago inexperto” pero no tardó en desecharla fríamente, estaba ~18~


pasando algo más importante: Por el color rojo de su cara y la mueca de disgusto, podía ver que el elfo estaba intentando no tener que negociar con Sarlatanos. Le fastidiaba mucho la idea, pero tendría que apartar su ego a un lado y dejar que el anciano manejara aquello, ya ajustaría cuentas después. – No sé de qué hablas, la edad te afecta, anciano. El plazo eran siete días, y quedan horas para que expire, así que ya podéis daros prisa en entregar al chico, montáoslo como queráis con esos idiotas, pero más os vale que no me tenga que ir de aquí sin él. – No entiendo nada – empezó otro de los magos, uno de los más jóvenes – ¿Vuestra gente quiere entrar en guerra de verdad? Lynkas lo fulminó con la mirada, pero Sarlatanos respondió al chico sin dejar de clavar su mirada en el elfo. – No, no quieren una guerra, claro que no, lo que pasa es que este idiota realmente se cree que puede asustarnos lo suficiente como para ganar la negociación y de paso llevarse algún tratado ventajoso para su gente ¿verdad? ¿Es eso? Te han enviado para ver si puedes rascar un poco más. El elfo no contestó. – Te voy a contar todo lo que tu élfica arrogancia no te ha dejado ver – continuó el anciano – Realmente crees que esos cabeza huecas son lo suficientemente estúpidos como para

creer que tú y los cuatro gatos de tu tribu pueden hacer suficiente daño a las cosechas de todo el reino sin poner en peligro vuestros malditos bosques como si tuvierais suficiente poder para poner una barrera mágica contra el fuego en todas las lindes ¿no es así? – como el elfo seguía sin contestar, Sarlatanos continuó – Y en parte tienes razón, son realmente incultos y estúpidos; pero subestimas su crueldad, Lagoshar ¿Acaso crees que les importáis un pimiento tú, tu gente y la plebe que se quedaría sin comer? ¿Crees que aquí en palacio no tendríamos una reserva para que el rey y sus lameculos pudieran seguir cebándose a gusto? ¿Crees que temen a la turba hambrienta? ¿A esa manga de pobres gentes conformistas que ya viven en la miseria? Se matarían y comerían entre ellos antes de intentar asaltar esta morada – dijo con amargura el anciano mago – Pero ni siquiera eso podríais hacerles. Así que te diré que va a pasar si continuas con tu terquedad. Os van a declarar la guerra, fin. El sinvergüenza del Conde ya está contando los beneficios que va a sacar de las minas y forjas que se usarán para abastecer al ejército que va a ir a arrasaros, y a los terratenientes ya les han prometido unas buenas compensaciones por los campos perdidos. Tú y tu gente tenéis suerte de que los magos aun tengamos mano en la corte para pararlo, así que danos de una maldita vez un plazo razonable para que podamos arreglar ~19~


este desastre y te prometo, no porque lo hayas pedido tú, sino porque es lo justo, mejores condiciones para nuestro antiguo trato. – “Porque es justo” – repitió el elfo con un deje de indignación – ¿Y dónde estaba esa justicia antes, mago? Ha hecho falta que un maldito mocoso nos escupiera a la cara en nuestra propia casa para que nos dierais esa justicia ¡Que buenos que sois los magos, que nos ayudáis por voluntad propia! ¡Que bellas personas! Dime, Sarlatanos, ¿qué ha cambiado ahora que hace que podáis por fin darnos esos favores que merecemos y por lo que no habéis movido un dedo antes? No son las vuestras las únicas injusticias que nos rodean, Lagoshar... Entiendo, los vuestros primero ¿verdad? Pues por lo que he visto por el camino, Sarlatanos, permíteme que desconfíe de vuestras capacidades. Lynkas había tenido suficiente de aquel drama, tomó la palabra carraspeando, como de costumbre.

embaucadores con túnicas me han atraído con malas artes hasta un cuarto oscuro para hacer tratos a sus espaldas? – Solo diles que amplias el plazo y ya – Dijo Sarlatanos. – ¿Y mostrar debilidad? Jamás. – Ya nos ocuparemos de que no se lleven esa impresión. El elfo soltó una desagradable risotada. – ¿Pero por quien me tomáis? Lo haremos así, me suplicareis aumentar el plazo, así quedamos en igualdad de condiciones. Te lo pediremos tres veces reduciendo el tiempo solicitado cada vez, nada de súplicas, y accederás a la tercera a cambio de poder irte sin represalias a informar de la ampliación. Lagoshar asintió de mala gana. – Ahora dinos el verdadero plazo. – Cuarenta días, ni uno más.

Como bien ha dicho antes, Lagoshar, no es momento de tirarnos cosas en cara. Dadnos más tiempo y todos saldremos ganando. Ya ha escuchado a Sarlatanos. – ¿Y qué se supone que debo decir ahora en la reunión, que cedemos? ¿Que ya no son siete días? ¿Que se salen con la suya porque sí? ¿O les explico que una manga de ~20~


FotografĂ­a por Jonny Clow ~21~


Kaleidoscopic Cats Donde la realidad y la imaginaciรณn se vuelven arte

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FotografĂ­a por Denys Nevozhai

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Desde los tiempos de Messier Isaac Oré

I

ntentamos sobre todas las cosas la miserable agonía en la constelación de Leo. Intentamos desatarnos a la posibilidad de ser dos estrellas en la Luhman 16. Hazte famosa. Inventa la historia de la historia de nuestra historia. Blanca Varela es Agosto como Wei es a los ojos pardos de Dios o Borges que es tan grande como la constelación de Lyra, porque en amarillos volarán hasta ginebra: los espacios vacíos y exactos del gran Borges. Intenta ser feliz. Atrapa el ala exacta de la similitud. Constantemente invisible o como dicen los gringos Act a fool. More money more problems. Por eso algunos viven su vida como si fuera el último día de cualquiera, como si nuestro día durara la eternidad en tres mares lunares.

instancia de mi mirada con la mirada de cualquiera

Esto no es poesía, es mirada de gato en hoja canábica

Lánzala

Siempre a última hora, siempre en infinitas partes como cristales diminutos que se pierden en el celeste escarcha que es este mar en el cielo Ravi Dos intentos de ser feliz y la última

Sólo intento agregar la intensidad amarilla a esta vida Infinitamente – mente – como Borges el memorioso Y las sílabas están en Ginebra – Cementerio de los Reyes para ser más exactos. Con una carta y una sensación de equilibrio. Quizá, quizá, quizá el destiempo entre todas las cosas. Estrella de Antares y la estrella de Hadar Inventa otra historia, todos los días Escríbela, imagínala, dibújala, cópiala y lánzala Sobre todo eso

Al espacio A1689-zD1 a 12 mil millones de años luz, siempre entre todos los tiempos Lima es ahora un extraño lugar donde mi cuerpo necesita regresar. Cleveland ~25~


B.L, Uno y Primo de Uno. Carlos Rasero Rodríguez

Fotografía por freestocks.org

B

.L inseminó con una jeringa de aluminio algo de infosulfato light de inforodio en una pequeña rebanada de pan tostado, y sin apenas ganas, sorbió una décima parte de su porción diaria de sucedáneo de café. Inició sesión en el infodiario de la mañana y recolectó noticias raras (único pasatiempo que aún mantenía de sus días en la Tierra) y las inyectó en el chip visual de sus

lentes corticales. Todo ello antes de emprender el anodino camino desde su “Estancia” a la oficina, o mejor podría decirse, desde su habitación a su despacho, en la misma casa. Se solía decir a sí mismo “Al menos no tengo ni que vestirme para ir al curro”. Aquellas reflexiones banales le hacían sonreír, por dentro, muy adentro, tanto que casi no había ocurrido. Otros asesinos a sueldo preferían vivir en las ~26~

cómodas Estancias del Edificio Estrella, pero no eran muchos los que podían pagar los altos cargos virales que ello conllevaba, ni mucho menos los servicios robóticos de limpieza, ni las tostadas de mantequilla glacial, y ni se hable del infopan de melaza. Pensaba a menudo que el oficio de sicario estaba en declive, sobre todo para aquellos que no eran muy buenos y


B.L no es que fuera una estrella. ¿Normalito? Si, ¿Bueno? Ni siquiera él lo creía. Además estaba su falta de juicio, actuaba a veces por instinto, y su instinto era de segunda fila, digamos que no era un experto en analizar situaciones. Lo único que se le daba realmente bien era quedarse ensimismado durante largos segundos con cara de tonto. Cualquier estupidez merecía un tiempo reflexivo de “No existencia temporal” y, como solía ocurrir, era la única manera de ocultar las pesadas piedras de su devenir mundano durante un rato al menos. Por todo esto, tenía la oficina en su propia casa, y obviamente, ningún robot de servicio. Su larga vida en la Tierra no había sido muy diferente. Pensó que un cambio de aires le vendría bien, al menos laboralmente, ya que en un mundo donde convivían humanos, simios inteligentes, Mamuts oficinistas y delfines corredores de bolsa, entre otras especies, un tipo como él

tendría algún huequito. Se equivoca de pleno, tan de pleno que la palabra “pleno” adquirió tintes dramáticos. Entonces, tras acabar un desayuno barato y espantoso, sentado en su incómoda silla aerostática y leer algunas noticias graciosas sobre malogrados alunizajes, la presencia de un ser con la frente estrecha y huidiza, con unas cejas precediendo a una nariz ancha y una dentadura amplia, que parecía precipitarse al vacío, le hizo sentir una leve mezcla de asombro y calma al mostrarse ante él un rostro que necesita largas horas de ensimismamiento. Habría que recalcar que los Neandertales no eran muy famosos por su cara bonita, pero sí por su mal genio, por ello B.L no se sorprendió de sus ya famosos rugidos entre dientes. Pero no tardó en preguntarse “¿cómo demonios ha entrado este tío en mi despacho?” Recordó en ese momento dos de las premisas de ~27~

su larga lista de “Cosas pendientes”: Comprar un timbre para la puerta y, como no podía ser menos, comprar una puerta. Su primer trabajo en InfoTierra V6 fue liquidar a un delfín agua-fóbico que se acostaba con la mujer de un Mamuts miope huérfano de lentes de precisión. Recordó con desazón cómo quizás, solo quizás, muy quizás se lamentaba a reconocer, mató al delfín equivocado ante la muy posible mala identificación del semental en cuestión por aquel peludo y cegato elefante. Un sinfín de malogrados trabajos y las facturas de reubicación espacial le habían mantenido despierto demasiadas noches. Se serenó e intentó volver al espacio real de su despacho, ante esa mole pequeña de rasgos primitivos, delicatesen de la clonación genética en el ancho y vasto Imperio Terrestre. El Neandertal empezó a hablar con ese curioso acento de hombre de las cavernas.


– Tú matar a Primo de Uno, Primo de Uno debe morir.

dentro de un día hacia atrás.

– ¿Así que Primo es su Ante tan transcendente e verdadero nombre? Qué curioso… ¿y es su primo inexplicable afirmación, B.L intentó dejar su mente de verdad? en blanco y responder en – Eso no importar ¿tú iguales condiciones. matar o no? Yo pagar bien. Si Primo muere, –… vale, vamos a ver… Primera Luna venir ¿primo de “Uno” tiene conmigo y hacer más nombre? A no ser que hijos de Uno y no de se llame Primo, cosa que Primo. sería la mar de curiosa. – Primo de Uno no haber nacido aún, tú matar antes de nacimiento. Se abría ante B.L un amplio escenario de conjeturas y respuestas aún más raras que sus lapsus cerebrales. – Bien… veo que está la cosa difícil. Dígame amigo, si no ha nacido aún… ¿cómo lo voy a matar? Yo matar mato, créame que yo mato a quien sea, pero liquidar a alguien que aún no existen lo veo complicado.

– Déjeme que apunte todos los nombres, que se me van y luego no los recuerdo, no quiera Dios que me pase como con el delfín agua-fóbico. – Tú apuntar, hacer bien. Primo nacer dentro de un día hacia atrás.

– ¿Un día hacia tras es como decir ayer? Recapitulemos…entiendo que se está beneficiando a la mujer de un primo suyo que curiosamente se llama Primo, pero que ni siquiera ha nacido o, en un caso más extraño si cabe, ha nacido ayer – Primera Luna ser mujer pero aún no ha nacido en de Primo, yo amar a mujer términos prácticos. Hasta de Primo, ella no venir ahí llego querido amigo, conmigo hasta que Primo avancemos desde aquí. no muera. Primo nacer ~28~

– Uno no querer decir exactamente eso, tú no entender bien. Uno no saber que querer decir con “beneficiarse”. Podría haberse tomado unos minutos de descanso explicando al Neandertal lo que había querido decir con “beneficiarse”, e incluso podría haber escenificado alguna que otra postura, pero habría sido tan surrealista…y la verdad, pensar en el acto carnal por dos seres del pleistoceno… no le apetecía, que diablos. Prefirió aburrirse sanamente intentando comprender una situación que ya de por sí era bastante extraña. – Quizás debería haber venido usted ayer, o mañana, pero hoy por hoy Primo no existe. ¿Comprende usted que no puedo matar aquello que no existe? Salvo que haya usted abierto un agujero en el tejido temporal y controle las diferentes dimensiones del tiempo, cosa que sería alucinante, ciertamente. – ¡No, tú no entender!


¡Tú poder! Uno estar aquí y Primo también. Yo ser Primo a la vez que Uno. Primo es mi mala conciencia, mi maldad. Uno es la bondad. Primera Luna no quiere a Primo conmigo. – ¡Ah! Mira tú que curioso pero… ¿entonces por qué dice que Primo nacerá dentro de un día hacia atrás? Si es su maldad, la habrá tenido siempre. – Primo estar en constante nacimiento, hacia atrás es todo el tiempo al ser herencia de tatarabuelo, abuelo, padre e incluso gran Dios Sol, pero también es hacia delante, descendientes de Uno y Primo. Primera Luna querer que Uno no sea también Primo. Ella es pura y Uno no querer mancharla con Primo. – Ya veo, ahora lo entiendo perfectamente señor Uno. Quizás sea más práctico “matar” a Primo con la ayuda de una atractiva infopsicoanalista, ya sabe, ese rollo de la terapia mental. Le saldrá más caro pero evitará las consecuencias prácticas

de recibir una ráfaga láser. – Uno quiere que mate a Primo ¡¡Ya!! ¡¡Ahora!! Tú matar a Primo ¡¡Ahora!! Quizás por ello, entre otras cosas, B.L seguía siendo un sicario de segunda fila, no era capaz de contenerse y pensar. Sacó su pistola de rayos láser de la mesita del escritorio en el que reposaban sus rechonchos codos y fulminó al grandullón e inocente Neanderthal de una sola ráfaga, dejando un más que oscuro y oloroso carbón de ceniza. Pensó más tarde que, al desintegrar a Primo, por motivos obvios, también había acabado con Uno, cosa que, para una pequeña mente del paleolítico medio, parecía ser demasiado complejo. Al parecer, la no división del cuerpo y el alma, no se estudiaba en el colegio de los Neandertales. B.L guardó su arma en el cajón del escritorio y se afirmó duramente a sí mismo que si el señor Uno estaba muerto nadie iba a pagarle por ~29~

sus servicios. Se enfadó por su torpeza e intentó serenarse bebiendo los pozos del horrible sucedáneo de café. La lectura de un artículo en la infogaceta sobre la asombrosa historia del primer mono en el Congreso de Ganimedes, tampoco pudo hacer nada para apartar a su mente de dicha reflexión, reflexión que había mutuado en una revelación. Una revelación tan tonta y profunda, tanto, aconteció tan adentro, que quizás nunca ocurrió. En esta ocasión no le hizo sonreír pero, el desconocido y magnífico sabor del infopan de melaza, enturbió los siguientes siete segundos del proceso cerebral de B.L, con una ligera y boba sonrisa dibujada en la cara… …un corto tiempo interrumpido por la estruendosa entrada al despacho de un enfadado Mamut miope, bastante insatisfecho con B.L y los servicios prestados.



En el interin


Tantas estrellas y tan lejos Jose Luis Acosta

Fotografía por Ludovic Gauthier

E

stán ahí, lejanas y brillantes, nuestra única salida de este mundo superpoblado y sucio, que se muere lentamente por la preponderancia de nuestra especie. Hace décadas soñábamos con planetas lejanos y habitables, pensando en que no podía quedar mucho para conquistar el firmamento y expandirnos. Todo fue un error. Nos basta con que un tipo salte de la estratósfera (snif) para congratularnos y darnos palmaditas en la espalda, con el patrocinio inestimable de una bebida energética. También tenemos el

turismo espacial, por cortesía de Virgin. En realidad es muy triste. Saltos desde el borde del espacio y bonitas vistas de la tierra, pero ni siquiera hemos pisado Marte. No sale rentable buscar otros sitios para vivir, sigamos explotando esta alpargata usada que es la tierra. A mí me hubiese gustado ser un colono espacial y arriesgarme a encontrar formas de vida letales como en Alien o en Dead Space. Tampoco me hubiese importado ser explotado en el planeta rojo, igualito que en Desafío total. Ser esclavo aquí o en Marte…puestos a elegir…En Interestellar pudimos ver un ~32~


ejemplo de lo que va a pasar, cuando queramos reaccionar será tarde, y no habrá recursos ni infraestructura para largarse de aquí. El calentamiento global, la superpoblación, la escasez de agua o los supervirus mutantes hacen de la tierra un sitio con menos futuro ahora que en pleno apogeo de la tercera guerra mundial. Por no hablar de un presidente de los EE.UU como Trump, si finalmente sale elegido. Me refiero a darle el botón nuclear a un patán psicópata. La paradoja es que algunos de los causantes de este desastre pueden ser nuestros salvadores. Hablo de ellos, efectivamente, esos tipos cuya riqueza, ambición y codicia no tiene medida. Pues uno de esos tipos, el millonario filántropo dueño de Tesla habla de proyectos de terraformación para futuras colonias de humanos. Un ejemplo de terraformación sería hacer estallar una gran bomba nuclear en la superficie de Marte para cambiar el ecosistema del planeta y hacerlo habitable a largo plazo. Los gobiernos de la tierra están manejados por poderes financieros que impiden invertir en asuntos realmente importantes como son la exploración espacial y así nos luce el pelo. En 2008 tuvimos la oportunidad de tomar las riendas y meter a los responsables de la crisis en la cárcel (los banqueros). No solamente no hicimos eso sino que además los rescatamos con dinero público y los hicimos más ricos con

indemnizaciones millonarias. Hay dinero para mejorar las condiciones ambientales del planeta y buscar otros sitios habitables. Se demostrará en su día, cuando se quiera invertir y ya sea tarde. La superpoblación no es difícil de controlar, pero la codicia sí , aunque legalmente aún no se haya encontrado la fórmula. ¿Sabéis qué es lo más gracioso de todo? Que un tío como Donald Trump podría ser la solución, aunque parezca increíble. Este personaje, que parece que funciona por cortocircuitos cerebrales se le puede ir la cabeza –una vez más- y empeñarse en hacer una fuerte inversión en el espacio exterior. ¿Por qué? Porque este hombre funciona de forma autónoma, y parece inasequible al poder de los grupos de presión o al establishment. ¿Por qué no? Un día se levanta y dice: “¡Olvidémonos del muro con Méjico, nos vamos a Marte!”. A lo mejor la solución es votar a Trump, bien para sacarnos de esta, o bien para acabar cuanto antes, con su dedo índice apretando el botón rojo. No se me ocurre más que decir, salvo recordar al mayor Tom: https://www.youtube.com/ watch?v=cYMCLz5PQVw David Bowie (Space Oddity, 1969)

~33~


El jardin del poeta PoesĂ­a que se esparce sobre el lienzo


“Los pescadores saben que el mar es peligroso y la tormenta, terrible. Pero eso no les impide hacerse a la mar� Vincent Van Gogh 1853- 1890


FotografĂ­a por Samuel Castro ~36~


Ilargi Marian Cañibano

L

lora inmenso el firmamento

propio

la oscuridad estrellada, de un

y mismo cielo. Graba su huella clara sobre la edad del lienzo,

enorme sonrisa. Dos miradas, dos sentimientos de un propio y mismo cuento, sobre el mismo lienzo. Mismos surcos, mismo camino,

sobre los surcos marcados graba su huella clara arrebatados al tiempo. Moribundos remolinos, lamentos y frialdad, reflejos de aquel viejo espejo,

en la inmensidad del tiempo,

Sobre la percepción, aquel propio y mismo tiempo, en el recuerdo. Debe ser astro, estrella y agujero. Debe ser blanca, remolinos, calor. Debe ser alegría, energía y vida.

sonrisa ardiente,

Debe ser luna.

fuerza ante el espejo.

Debe ser una, debe ser misma.

Fluyen sus giros,

fluyen negativos

espacio y estrellas

en su espacio los huecos.

comparten sus huecos. Debe ser luna,

Reflejo eterno de un propio universo. Lienzo, edad y surcos,

Al otro lado,

la otra cara del mismo aunque él, esté en el cielo. cuento,

a tan solo un verso,

Debe ser clara

luce la luna altiva,

sobre la oscuridad del firmamento.

diminuta y llena, su

~37~

a tan sólo un verso, de dos miradas. A tan solo un paso, dos sentimientos.


Pregunto al cielo Pilar González Navarro

C

uántas veces he mirado al cielo intentando encontrar respuesta a mis preguntas, pero nunca me ha respondido ninguna estrella, pues aunque de fulgurante brillo, su titilar no me habla o seré yo quien no las entienda.

una de ellas desde más cerquita y por su nombre: la “Galaxia del sombrero, la Nebulosa del anillo, la de Cabeza de caballo y los Cúmulos gemelos de Perseo”, para preguntarles tanto como desconozco o no comprendo de la vida en mi planeta.

Interrogantes que en la noche acechan: “el ¿Cuántas estrellas habrá porqué de tu indiferencia, en el firmamento? qué es lo que nos está ¿Cuántas galaxias? pasando a nosotros los ¿Cuántos planetas? humanos o terrícolas, ¿Cuánta gente como yo, como nos llaman, que buscando su lucero del ya no convivimos, no alba? ¿Cuántos anhelos, nos escuchamos, no nos reproches, gemidos, comprometemos, nos lágrimas, suspiros y sentimos solos entre almas forman el polvo de cada vez más gente que estrellas? pisotea y descuida la tierra en que vivimos y Es mi imaginación un respiramos, destruyendo potente telescopio que en con nuestro egoísmo la mis noches de insomnio, naturaleza”. mira una por una a cada ~38~

Por eso a veces, he pensado que si pudiese pararía el mundo. Diría: “¡Oiga, pare usted Don Giros que yo me apeo!” Y bajarme sin más, aunque haya de pasar el resto de mi vida (que sería poca, imagino, dependiendo de la calidad de mi traje de astronauta), flotando ingrávida por el universo. O... no. ¿Quién sabe? Lo mismo. Te encuentro en otra galaxia, en otro planeta o esfera, menos cruel y más humana. Una con un nombre precioso y en la puerta de entrada, recibiéndome,… tus brazos amados. - Respira, “me dices”, y yo sonrío. La fotografía de la derecha fue tomada por Maarten van den Heuvel


Escucha la declamaciĂłn de este hermoso texto al darle click a la imagen

FotografĂ­a por Maarten van den Heuvel ~39~


S

abes hacia dĂłnde voy? ÂżMe conoces? Vivo tras el alfeizar de la luna radiante y cada noche rescato un fragmento de su luz para dibujar atardeceres.


el telon de la luna


Erasé una vez No muy

un día normal Daniela Cadavid Libreros

H

ay una historia que se remite a los tiempos recientes y se ha transmitido de humanoide en humanoide con el fin de llegar a la siguiente generación sin ningún inconveniente. Pero en realidad, quien la vivió fui yo y de lo anterior tengo muy poco, por eso es mi deber transmitírselas antes de que usted, mi humilde lector, cometa el mismo error. Dicen que Alicia cada mañana salía de “la madriguera del conejo”

o el mal llamado metro y se sumergía en el ruido de los autos y la polución. Daba brinquitos desesperados, inconstantes y hasta un poco lunáticos. Comía una torta de chilaquiles, se sentaba en un banco a observar a los citadinos y luego entraba al armazón de concreto el cual se asemejaba mucho a su segundo hogar. El ruido iba y venía, todos hacían lo que querían, entraban a horas diversas, conversaban, tomaban café y soñaban con salir tan pronto como les ~42~

fuera posible. Contaban los minutos, miraban sus laptops, escuchaban música y soñaban… soñaban con el exterior. En el mejor de sus días Alicia se entretenía con su trabajo y todo parecía ir a la velocidad de la luz, almorzaba y compartía sus historias en bares, cafés y restaurantes, crecía con la noche y se dejaba caer a la madrugada en su mullida cama llena de azulejos y flores y volvía a soñar paisajes asombrosos y era tan grande como las estrellas.


Decían también que Alicia en realidad era ciega y por eso soñaba casi todo el tiempo con aquellas cosas que solo podía escuchar y sentir, que era huérfana y vivía en las afueras, bajo el balcón de una anciana. Al parecer su mejor amigo era un perro de tres patas con líneas negras y un ojo que él, en su incesante ladrar, decía tener azul. También dicen que murió en la guerra civil española y que día tras día su fantasma ronda la oficina. En mi humilde opinión de perro citadino puedo

decirles con toda la seguridad que Alicia no era nada de eso, era una humilde aseadora que día tras día, antes de que saliera el sol, salía de su casa (No antes de haber dejado hecho el desayuno, almuerzo y cena para sus siete hijos y su esposo) para llegar a una oficina con amplios jardines y paredes de cristal. La conocí un día de invierno cuando ella –Medio dormida, medio despierta- camino más de lo debido por la línea rosa en la estación Tacubaya y se fue a soñar más allá de las estrellas. ~43~

Fotografía por Redd Angelo


Postales



FotografĂ­a por Justin Peterson

~46~


El viaje de Bernie e Isaac Jessica Castro López

E

mpezaría esta carta diciendo algo coherente pero — para no variar— no sé por dónde empezar.

¿En dónde está papá? ¿Por qué no puedo ver nada? Todo está muy oscuro y frío, y un montón de foquitos prenden y apagan a cada rato. Extraño a mi mamá. Seguro que ahorita está haciendo la comida, para que cuando volvamos mi papá y yo podamos sentarnos todos a la mesa y… Pero, si no sé en dónde está mi papá, ¿Cómo voy a poder volver a casa? No me sé el camino y él tampoco me deja agarrar el carro. ¿Será que puedo ir para allá en esta cosa? Tal vez, si aprieto varios botones pueda encontrar uno que me lleve y me deje cerca. Ya me imagino la cara de mamá, toda feliz porque ya sé manejar algo.

quietecito. En muy poco tiempo estarás en la tierra”. ¿Qué quiso decir con eso? Nosotros no vivimos ahí, y la maestra dijo el otro día que ese lugar está bien lejos de nuestro hogar. A muchos años, y que solo se puede llegar en una nave… ¡No! ¡No quiero irme de aquí! Tengo que ir a la escuela, y pasarles la tarea a mis amigos. Ir a comer a la casa del abuelo. ¡Mamá! ¡Papá! ¡Quiero volver! ¡Déjenme regresar con ustedes! ¡Les prometo que no volveré a rayar los papeles del cuarto de papá! ¡Me comeré todas mis verduras y dejaré de jalarle el cabello a Mónica! ¡Seré bueno! ¡De verdad! ¡Yo…! ¿Qué es ese ruido? ¿Hay alguien aquí? ¡No! ¡No me pegues! ¿Quién…?

Sí. Voy a hacer eso y en poco tiempo…

Un momento, ¿Bernie? ¿Qué haces aquí? Te dejamos en la casa, con mamá. Se supone que tú ibas a cuidar de ella mientras llegábamos, ¿Por qué viniste conmigo? ¿Ahora quien verá que se tome sus pastillas?

¿Un momento? Ahora que recuerdo, ¿Qué dijo mi papá cuando me dejó aquí? “No toques nada y quédate

Tengo mucho frío… Ven, Bernie, ¿Tú también tienes frío, verdad? Aunque tienes un montón de pelo, supongo ~47~


que a ustedes tampoco les gusta el espacio. Es oscuro y no hay nada que ver, más que las estrellas. Yo no sé porque les gustan tanto a mis papás, todas son iguales y no brillan tanto como las luces de la colonia. Dicen que porque están lejos, pero yo digo que son unas flojas. ¿Qué es esto que tienes en tu pata? ¿Qué…? ¡Es una carta! Solo había visto una como esta en el museo… ¡Es de papá!

podemos volver a la colonia, y papá me encargó que les llevara la carta a las personas de la tierra. Supongo que tenemos que obedecerle. ¿Te quedarás conmigo hasta que lleguemos? Seremos como el aventurero de la historia que nos leía la maestra, y cuando terminemos podremos volver a la colonia, con papá y mamá. ¿Qué dices Bernie? ¿Estás listo?

Eh, pero tiene dos papeles adentro… ¿Será que puedo abrirlos?... No. Mejor no lo hago. Una si tiene mi nombre, pero la otra está bien pegada y tiene un dibujo en frente. Creo que es algo importante. … ¡No! ¡Quiero volver! ¡Tenemos que regresar, Bernie! ¡Papá y mamá están en problemas, y hay que ayudarlos! ¿Cómo muevo esta cosa?... No puedo. Ya apreté los botones y no deja de ir a la tierra. ¡¿Qué hago, Bernie?! ¡No quiero quedarme solo! Yo… Tengo sueño. … ¿Qué haremos ahora, Bernie? No ~48~


La puerta Dionisio López Ramos

Fotografía por Ashim D’Silva

N

o es la oscuridad lo que me da pavor. Tampoco sé el tiempo que llevo paralizado mirando la puerta. Es el miedo a sentir que mis propios temores ramifiquen en el exterior tras pedir permiso de paso al guardián de mi conciencia. Porque yo sé, que una vez traspase el límite... la claridad hará que mis más oscuros instintos afloren sin dar marcha atrás. ~49~


Fragmento de “La Caja Oblonga” de Edgar Allan Poe

“He dicho que la caja en cuestión era oblonga. Tendría unos seis pies de largo por dos y medio de ancho. La observé atentamente, y además me gusta ser preciso. Ahora bien, su forma era peculiar y, tan pronto la hube contemplado en detalle, me felicité por lo acertado de mis conjeturas... A juzgar por su forma, sólo podía servir para guardar una copia de La última cena de Leonardo; no ignoraba, además, que una copia de esa pintura, ejecutada en Florencia por Rubini el joven, había estado cierto tiempo en posesión de Nicolino. “

La caja Oblonga Donde los cuentos cambian la realidad que nos rodea

~50~



No dejes que muera Rita María Gardellini

Fotografía por Robyn Randolph

O

rillo las mansas aguas de tu mente. Son frondosas y calmas. Haces plateados dibujando senderos, en un índigo espejado y sumiso. Me siento en el borde, medio de costado, apoyada sobre una mano, con la otra diseño mimos con mis dedos; sin rozar esa marea puedo sentir tu seducción. Los detengo y dejo sólo uno, el mayor. Lo introduzco muy suave y lo alzo llevando una gota. Mi

boca se abre apenas y la chupo. La succiono varias veces, con cuidada dedicación, disfrutando ser observada. Esas entradas y salidas quiebran tu mansedumbre. Circundo con ella mis labios y asomo mi lengua, apenas. La acaricio en suavidades y la desprendo. Te devuelvo tu gota, dejándola caer. Se hunde y se devora. Reinicio pequeños surcos, con la yema del dedo insolente. Lo enclavo de nuevo y desprendo otra gota, más ~52~


densa, más golosa, más grande, en azul violáceo. Más lentamente aún — espiando tu goce—, la abandono en la lengua. La saboreo y dejo que se escurra en ella. Le permito que resbale y caiga. Se vicia entre mis pechos pero continúa desesperada hasta encontrar mi humedad. Mojada, se candela hasta ser bruma. “Agradable, casi rozando un cierto placer» me reconozco. Las aguas son púrpuras libertinas cuando reñejo mis pechos. Los acerco. Mis pezones te ordenan que los bebas. Bulle el perdido remanso. Sonrío. Relamo mis labios y continúo acercándolos. Ya casi llego. Ni sabes lo que sucede, cuando mi mano entra y de un tirón te arranca el corazón. Late en temblores, tímidos y sucios, aferrándose en mis dedos. Le sostengo un tiempo la mirada, hurgando tus miedos y desgarro con mis dientes el primer pedazo. ((Es dulce» pienso, como ya suponía. Dulzón de mentiras y engaños. El fraude es dulce, ahora lo confirmo. Trituro despacio, bien lento, descuartizando cada regalo, disfraz o quimera ofrecida. Cansada del mismo sabor. Lo escupo.

Me arrimo nuevamente a las aguas azabaches, azulejadas de muerte y te susurro: <<Te abstuviste de escuchar… sí es posible morir de amor. Te advertí, no toleraría otro simulado. Nunca debiste enojarme. Nunca». Me levanto con pereza. Los pedazos a medio deglutir se enroscan en lloriqueos, suplicando clemencia o tal vez una tardía disculpa. Difícil comprender esos gemidos hablantes, honestamente tampoco me esñ1erzo, no provocan ni siquiera el interés de mi curiosidad. Las voces de la tormenta me llaman cada vez más nítidas. Medito: “Tal vez, debería pisarlos, y terminar» sin embargo me doy cuenta que son repulsivos y nauseabundos. Desvestidos de falacias, su piel es pura inmundicia. Intentan angustiosamente unirse. No me molesto y los dejo retorciéndose. Sé que en pocos momentos no quedará nada. Mi tormenta me aguarda. Hambrientos marismas de nubosa lava se desordenan para atrapar mis sentidos. Camino tranquila, segura y deseosa, hacia ella.

En dos trozos más termino asqueada de lanzarlo todo. Sólo tres míseros pedazos. <<I-Ie destrozado corazones más interesantes que éste» me comento. ~53~


Universo Muerto Temotzilan Santillan Padilla

Y

llegó el espectro de la duda,

abriendo puertas y ventanas, marchitando todo con su infame toque; la luna menguante clavada con saña en el firmamento, mudo y bello testigo.

Llegó, huracán que devasta, con su mascota babeando Temo-r de sus fauces;

Y con un guiño borro todo nuestro universo: El significado de las letras, le quitó bondad a la palabra, otorgándole dolor; borró lo dicho y escrito, las miradas de ternura, de deseo, de admiración, de vicio,

las ausencias, los delfines, las sonrisas, los sentires, tu nombre escrito en la arena custodiado de la palabra amo, la incertidumbre,

de esperanza;

los mensajes,

los momentos de ansiedad y alegría,

las imágenes.

los vos, las canciones, los versos, la voz; las ilusiones,

~54~

Y dejó la huella de la decepción, del vacío, del olvido.


~55~



El juego lugubre

~57~


Como llegar a la luna Natalia Vega

L

as mujeres son seres divinos creados por Dios, evolucionaron del mono o lo que quieran creer. Las mujeres desde su existencia nos han brindado placer y nos han llevado a otra dimensión. Esa dimensión se puede llamar el mismo universo, la galaxia, el espacio sideral,etc. Las mujeres tienen la capacidad de hacernos perder la cabeza a tal punto de irnos fuera de este mundo y coexistir en otro. ¿A qué me refiero? A que por el amor de una mujer somos capaces de cualquier cosa y es ahí cuando viajamos a otra dimensión y dejamos este mundo. Por ejemplo, las bailarinas exóticas o “strippers” con sus sensuales movimientos son capaces de hacerte viajar por el universo entero sin tener que tomar un cohete. Cuando las ves bailar te pierdes en sus cuerpos y te olvidas que vives en el planeta Tierra. Solo sabes que quieres ser parte de ese viaje y llegar a Plutón si es necesario. Algunos dirán que esto pasa a través de engaños e interés, pero como culparnos del placer que nos provocan irnos con ellas y olvidarnos de problemas y

preocupaciones por un par de horas. Aunque este viaje es un tanto peligroso ya que podría volverse algo adictivo y no querer que nunca se acabe; y porque no quedarse eternamente viajando. Es como cuando tienes un sueño placentero y no te quieres despertar para no regresar a tu realidad. Ese estado inconsciente en el cual puedes hacer lo que quieras sin ser juzgado. Por ello si ella fuera mi novia no le bajaria el sol, ni la luna, ni las estrellas; me la llevaria de viaje al universo. Ya que dicen que en Marte tambien hay vida me la llevaria hasta alla y empezaria una nueva vida. Sin prejuicios, sin nadie que interfiera con nuestro amor; podriamos crear nuestro propio mundo. Si ella fuera mi novia me aduenaria del universo para regalarselo y ponerlo a sus pies. Si ella fuera mi novia le entregaria mi vida entera para hacerla feliz.

~58~


Âż ? leerĂĄs

e-mail: eltelolondelaluna@gmail.com https://www.facebook.com/revistademencia https://www.instagram.com/revistademencia/ https://twitter.com/revistademencia revistademencia.wordpress.com

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