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tiene que ver con esa situación. Es decir, a estas alturas los poemas, la poesía y los poetas se ven colocados en un mapa ordenado por los así llamados estudios culturales que comprenden la poesía como un nicho tan mercantilizable como cualquier otro. El problema, claro, es que la poesía no resiste mucho ese tipo de situaciones pues en ella opera, para bien o para mal, esa fuerza que empuja al poeta a encontrar y articular formas nuevas para llegar a territorios nuevos. Pero es precisamente esa fuerza, por su desorden, su carácter subversivo en un nivel elemental como es el lenguaje, la que se resiste a ser clasificada e incluida dentro de la sacrosanta economía contemporánea que tiende a domesticar cuanto toca, asignándole un espacio glamorosamente preparado. «¿Cuándo se acabarán los cientos de poetas que tomen tal gesto por poesía?», preguntaba George Oppen. Bueno, William Rowe se empeña en dar algunas respuestas. Pero no es una cuestión fácil de digerir porque nos demanda ver desde afuera cómo operan cuestiones sumamente abstractas y con las que vivimos a diario. La fantasmagoría que es la base de la fetichización de los elementos o agentes culturales involucra nuestro lenguaje como herramienta generadora de discursos, y esa es una trampa que la poesía a la que Rowe se ha dedicado intenta romper y hacer evidente. Por lo tanto, se trata de un asunto urgente porque es un intento de ver la
PRESENTACIÓN
realidad a través de nuevas formas de percepción, evidenciando las capas de supuestos que se van anquilosando entre las cosas y los hechos que nos rodean y nos definen. Serie lírica (de La Tierra ha sido destruida, 2009) 8 ese colapso en el que elementos sobrepuestos pueden suceder de tal manera más allá de la adivinación erosiona los portales no son envenenados pero dejan de funcionar entonces masacraron a los inmigrantes el desastre nunca sucedió apenas unos cuantos murieron un claro cielo sin nubes rápidamente el miedo fue un aliado en las calles y en los cafés no sucedió nada Kurt Folch es poeta y traductor, y hoy secretario académico de la Escuela de Literatura Creativa UDP. Estudió literatura inglesa en la Universidad de Chile y Creative Writing en la Universidad de Melbourne.