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PRIMER MEDICO NATURISTA

El primer médico naturista germano DOCTOR LAHMANN

Lahmann signifi có un hito dentro del desarrollo naturista germano, por cuanto prácticamente todos los naturistas de cierta fama anteriores a él no habían puesto nunca los pies en una facultad de medicina. Priessnitz era un campesino, Kneipp un sacerdote rural, Rikli un licenciado en química y Gustav Schlieckeyssen un fotógrafo, por no citar al célebre Luis Kuhne, que ejercía de albañil antes de empezar a curar enfermos. Lahmann por el contrario, fue el primer naturista alemán que trató de igualar los conocimientos de la herencia naturista anterior con algunos postulados de la medicina ofi cial para defender al naturismo. Intentó esencialmente llevar a término una síntesis teórica de aquel cuerpo de conocimientos desarrollados por naturistas laicos, por su consistencia científi ca. Datos biográfi cos Enrique Lahmann nació en 1860, en el seno de una familia de clase media en la ciudad germana de Bremen. En su infancia fue un niño débil y enfermizo, que llegó a la pubertad con una gran dosis de suerte, ya que a los cinco años una dift eria hizo temer por su vida. Si bien sus padres no poseían grandes patrimonios, parientes adinerados fi nanciaron sus estudios universitarios. En principio Lahmann deseaba ser ingeniero, pero luego, tras unos años de carrera en dicha especialidad y viendo sus problemas personales de salud y los de su familia, se decidió por los estudios de Medicina. En los años posteriores a su doctorado, aprovechó el formidable sistema universitario interdisciplinario germano para adquirir conocimientos en los más diversos campos. Sus conocimientos sobre botánica, zoología y física fueron muy sólidos, pero también en literatura y fi lología germanas su saber era respetable. Poco a poco fue entrando en contacto a través de la Liga Vegetariana germana con el ambiente naturista centroeuropeo de la época. A los 26 años empezó a emanciparse dietéticamente de los alimentos que imponía la civilización. Al mismo tiempo fue devorando toda la literatura naturista germana de interés; con seguridad las obras en torno a Priessnitz, Schroth, Kneipp, Hahn y otros. Un hito en su formación fue la visita que efectuó al sanatorio naturista de Arnold Rikli en los Alpes Julianos; las conversaciones con aquel genio naturista, pionero de las curaciones por luz y sol, y los resultados favorables de sus terapias, convencieron a nuestro joven médico de la importancia de la fi sioterapia. Las últimas obras que cayeron en sus manos fueron los escritos de Bircher-Benner y Gustav Schlieckeyssen; libros que iban a ser decisivos para su desarrollo intelectual. En 1888 abre un centro con 20 pacientes, y los mismos, al poco, lo bautizan con el nombre de su impulsor. “El sanatorio del Dr. Lahmann” empezó con unas instalaciones precarias que se ampliaron y modernizaron año tras año. A principios de siglo trabajaban en él 30 ó 40 personas, entre médicos y fi sioterapeutas, y los pacientes llegaron a ascender a cinco o seis mil en un año. No se dio por satisfecho el joven médico con aquel proyecto. En 1895 construyó, no lejos del sanatorio, un laboratorio de trabajo dedicado exclusivamente a la fundamentación teórica de los resultados prácticos que se obtenían en el centro a través de los métodos naturistas. Físicamente Lahmann era un hombre menudo y de constitución quebradiza, pero su energía personal parecía inagotable. No se limitaba a su sanatorio o a su laboratorio, sino que solía impartir conferencias por doquier y era asiduo colaborador de las revistas médicas de la época, tanto ofi ciales como naturistas. Fue el primer médico que determinó y calculó el peso ideal, según edad y altura, y destacó la importancia del mismo como factor de diagnóstico. Parte de su popularidad en los ambientes naturistas y médicos se la proporcionó su famosa polémica contra Koch. Si, salvando las distancias, podemos indicar que Koch era el Pasteur centroeuropeo, sin exageración podemos ver en Lahmann al Claude Bernard francés. Sus argumentos contra Koch los publicó en un libro que tuvo fuerte repercusión en los ambientes médicos de la época, titulado “Crítica Sistemática de los descubrimientos de Koch y su fi losofía médica”. Este libro fue la causa de que la medicina ofi cial le condenase al ostracismo y le cerrase las puertas de la facultad. De todos los aspectos que los naturistas germanos habían desarrollado, el de la dieta le pareció a Lahmann el más esencial y se aplicó en él. La importancia de la dieta en la prevención y terapia de las enfermedades era precisamente un tema que se hallaba todavía en elaboración. Apoyándose en la teoría hipocrática de los humores, los naturistas teutones argumentaban que una alimentación incorrecta, rica en proteínas animales y pobre en frutas y verduras, conducía a la acumulación de sustancias extrañas o tóxicas en el organismo, las cuales terminaban por desencadenar las más diversas enfermedades. Sólo un médico inglés, Haig, un lejano seguidor de Svdenham, había investigado mucho antes que Lahmann la relación físico-química entre la composición de la sangre y los alimentos ingeridos. En los estudios de Haig halló Lahmann un precedente con el que iniciar su investigación. Desde la admiración, pero también desde una dura crítica, nació el concepto clave para comprender los trabajos de Lahmann: Disemia. El concepto de Disemia El concepto de “Disemia” signifi ca mezcla incorrecta o composición no armónica de los elementos que forman el plasma sanguíneo, lo que origina una acidifi cación de la sangre. La disemia puede aparecer como resultado de una mala higiene, por motivos genéticos, por inquietudes psíquicas o por un alejamiento en general de los elementos naturales. Sin embargo, el factor principal en su desencadenamiento son los alimentos. En primer lugar por seguir una dieta demasiado rica en proteínas, en especial de carne, pescado y abuso de cereales; la forma de cocinar los alimentos o el consumo de sal tienen también una infl uencia notable en la aparición de la disemia. En segundo lugar Lahmann no sólo critica la dieta industrializada de la época y con ello la “Teoría Calorífi ca” vigente, sino que inicia por primera vez una crítica aguda contra los vegetarianos europeos de principio de siglo, quienes solían alimentarse básicamente con dietas en exceso cerealista. Lahmann fue el pionero en la tradición naturista en formular la teoría de la acidifi cación de la sangre, postulado de gran repercusión en el naturismo moderno. La acidifi cación de la sangre, “la disemia” y la mala composición de la misma son causa de un gran número de enfermedades de nuestro tiempo. Es un concepto clave para entender la patología europea a partir del Renacimiento: reuma, artrosis, nefritis, tuberculosis, diabetes, enfermedades del aparato circulatorio, cáncer, hepatitis, cirrosis, enfermedades del sistema nervioso y mu-

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chas otras más tienen su punto de partida en una sangre acidifi cada, viscosa, pobre en sales minerales, fruto de la dieta del hombre de la sociedad industrial.

La dieta correcta y la prevención y tratamiento de la Disemia Lahmann siguió dos criterios para hallar una terapia efectiva contra la disemia y una prevención efi caz contra ella. Por un lado, independientemente de los resultados empíricos, intentó hallar un punto deductivo a priori sobre la dieta correcta a seguir por el ser humano. Pocos años antes, Schlieckeyssen había creído hallar un criterio en la constitución del aparato digestivo humano (concepto ya expuesto anteriormente por Cuvier, el padre de la paleontología). La longitud y la constitución del intestino probaban el origen frugívoro del hombre. La dieta correcta, pues, debía estar fundamentada en alimentos ricos en sales, como frutas, verduras y tubérculos, y debía huirse del abuso de la sal en la cocina para evitar la hidremia (dilución) sanguínea. Lahmann vio claramente que las sales minerales no sólo escasean por una dieta incorrecta, sino por una preparación y cocción de los alimentos errónea. Este hecho le llevó a predicar una reforma culinaria de gran envergadura. Dicha reforma comenzaba en primer lugar por la necesidad de introducir el crudivorismo en la cocina. Grandes cantidades de alimentos debería consumirse crudos. En segundo lugar por una cocción al vapor y a fuego lento, con objeto de conservar y no destruir las sales minerales de las verduras. Lahmann no sólo dirigía su crítica contra la dieta industrial de la época, sino que apuntaba también a la sociedad vegetariana centroeuropea. El vegetariano que se alimentaba con grandes cantidades de cereales, es decir tortas de maíz, panes integrales, arroces y tortilla, no se libraba de las enfermedades de la civilización industrial; a lo sumo reducía posibilidades de enfermar. Este error servía de crítica dietética incluso para los vegetalianos estrictos, que se abstenían de tomar huevos o productos lácteos y basaban a veces su dieta en grandes cantidades de cereales. El camino correcto para evitar la disemia radica en cambiar la proporción entre las féculas que ingerimos y las ensaladas y frutas. Lahmann consideraba fundamental alimentarse con un 75% de alimentos crudos, y sin féculas, es decir, grandes cantidades de frutas y verduras. El pan o el arroz y los alimentos acidifi cantes, o la misma soja, tan alabada por sus proteínas, deberían constituir sólo el 25% de los ágapes. De aquí la gran valoración que tuvo la papa en la tradición naturista germana, ya que representaba un alimento feculoso, que además no era acidifi cante como el cereal sino basifi cante.

Su criterio naturista Lahmann afi rmaba que toda enfermedad debía tratarse con agentes naturales (sol, agua, tierra a diversas temperaturas), y fundamentalmente por un cambio en la forma de vida y en la dieta. Se interesó mucho por la psique de sus pacientes, y en su sanatorio introdujo hacia fi nales de siglo las sesiones hipnóticas y las charlas psicoterapéuticas entre pacientes y médicos. La cirugía debía de aplicarse como último recurso. La medicina ofi cial de aquellos tiempos, como en los actuales, afi rmaba que “lo viviente” se comprende mejor desde el microscopio. La ayuda a la fuerza vital del paciente se realiza con más efectividad si se lleva a cabo a nivel microscópico, es decir, a través de la quimioterapia y el bisturí. Por el contrario, Lahmann sostenía que la fuerza vital del enfermo era correctamente apoyada y potenciada cuando se trataba al “ser vivo” desde su tamaño normal de actuación, es decir, el macroscópico, por medio de agentes naturales, ejercicios y cambio de vida. De hecho, las tesis de Lahmann invertían el criterio médico de la época; los médicos ofi ciales o escolásticos no rechazaban una mejor alimentación, ni una envoltura determinada, pero

Ecología & Desarrollo siempre las tenían como medidas complementarias. En su sanatorio Lahmann actuaba al revés. La medicina de la época tenía una visión positivista y materialista de la Vida; partía del criterio, como hoy, de que la fuerza vital puede ser en parte casi reconstruida y potenciada a través de manipulaciones en sus procesos de origen microscópico. Lahmann partía, por el contrario, de una concepción vitalista de la Vida. Pueden reconstruirse por supuesto muchos procesos de los vivientes, pero no puede reconstruirse, ni potenciarse por medio del nivel microscópico, la subjetividad, y precisamente la subjetividad de la fuerza vital de curación es lo más esencial; a través de ella, y sólo por ella, se desatan los procesos curativos y las crisis benefactoras del organismo. La mayoría de las veces, por muy dosifi cada que esté la quimioterapia, se daña a esta fuerza subjetiva vital, que para el médico positivista no existe de facto. Lo viviente debe curarse correctamente en el nivel en que actúa esta fuerza, y ése es el “macroscópico”.

Consideraciones en torno a su obra La crítica de Lahmann no se detuvo en los límites estrictos de la medicina. En sus últimos años de actividad, implicó de hecho a toda la sociedad germana en sus tesis críticas. Lahmann llegó a propugnar no sólo una reforma médica y sanitaria, sino, como indicábamos, una reforma culinaria; luego una reforma del vestir, para terminar con una reforma en la arquitectura y en la agricultura. Fue uno de los primeros en comprender las nefastas consecuencias que tenía el sistema de abono nitrogenado para el contenido en sales de los vegetales. En sus obras se advirtió de hecho contra toda la organización de la sociedad industrial. Hay que retener ese elemento de crítica cultural a la sociedad de su época cuando sopesemos el destino de su obra. Los resultados de varios años de investigación, fi nanciadas a través de las plusvalías del sanatorio, fueron puestas ya en vida de Lahmann a disposición de la medicina ofi cial para que emitiese juicio. Más adelante, ya muerto Lahmann y dirigiendo el laboratorio Ragnar Berg, se realizó otro intento de aproximación a través de las nuevas tablas de composición de los alimentos. La acogida que se dispensó a sus tesis fue negativa. Sus libros fueron vetados en las bibliotecas de medicina de su época. El caso del Dr. Lahmann prueba que el rechazo o aceptación de una teoría científi ca no sólo acontece en virtud de su consistencia y fuerza para enfrentarse a la realidad, sino que intereses económicos y sociales infl uyen decisivamente en su adopción o en su paso al ostracismo. La obra de Lahmann, perduró a pesar de todo en el panorama del naturismo germano. Lahmann formó, entre su laboratorio y su sanatorio y en sus boletines de investigación, un cuantioso y animoso equipo de médicos y fi - sioterapeutas, que en el futuro iba a ser un vivero de fi guras naturista. De entre los jóvenes químicos que trabajaron en el laboratorio de Lahmann, y que simpatizaban con el vegetarianismo, el más célebre fue Ragnar Berg. Él sistematizó y corrigió la obra de Lahmann y editó más adelante, ya en pleno descubrimiento de las vitaminas, un espléndido libro en torno al higienismo y a la alimentación. Del mismo sanatorio salieron médicos de gran tradición en el movimiento higienista germano, quizá el más conocido haya sido Alfred Brauchle, discípulo a su vez de un discípulo de Lahmann. La tesis de Lahmann, sus ponencias sobre la acidifi cación y basifi cación de la sangre según los alimentos, sus estudios sobre la leche materna y docenas de otras ideas forman parte ya de la doctrina naturista mundial. Todo médico joven, recién salido de la facultad, tiene una cita ineludible con los libros de Lahmann.

Octavio Piulats (Integral N° 54) INTEGRAL

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