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Ciencia de la meditación parte II

LA CIENCIA DE LA MEDITACIÓN

PARTE II

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Textos: Alice A. Bailey

¿ C ómo puede el hombre descubrir su alma o probar el hecho de la existencia de la misma? ¿Cómo puede él reajustarse a las condiciones de la vida del Alma y empezar a actuar consciente y simultáneamente como Alma y como hombre? ¿Qué debe hacer él para alcanzar la unión entre el Alma y su instrumente? La voz experimentada de la sabiduría oriental nos contesta con una sola palabra: MEDITACIÓN. La pregunta surge naturalmente: ¿Eso es todo? Y la contestación es afirmativa. Si se practica correctamente la meditación y si la perseverancia es la tónica de la vida, se establece creciente contacto con el Alma. La meditación en sentido oriental es, según veremos, un proceso estrictamente mental que conduce al conocimiento y a la iluminación. Por lo tanto el primer paso es el dominio de la mente. Esto implica el poder de que la mente haga lo que uno quiera; que piense en lo que uno decida; que formule ideas y pensamientos consecutivos bajo dirección. La función de la mente en la mayoría de los casos es en primer lugar, recibir mensajes del mundo externo por conducto de los cinco sentidos y transmitidos por el cerebro. Para el filósofo oriental “mente” es simplemente una palabra que representa un aspecto del hombre que puede responder en dos direcciones, es decir, al mundo externo de los hechos y también al mundo interno o de las energías sutiles.

• ETAPASYRESULTADOS DE LA MEDITACIÓN Patanjali define la CONCENTRACIÓN como el mantenimiento de la conciencia perceptora en una cierta región; y la MEDITACIÓN como el mantenimiento prolongado de la conciencia perceptora en una cierta región. Esto implica meramente una diferencia en el factor tiempo y parece hacer de ambas cosas una cuestión de control. La elección de una palabra o de una frase como tema de la meditación establece un círculo limitador y, si la meditación se conduce bien, la mente nunca abandona la consideración del objeto elegido, además no se le permite a la mente hacer lo que le plazca con el objeto o pensamiento básico. El pensamiento básico se elige con un propósito; sea por su efecto sobre quien medita, o por su efecto en servicio de otra persona, o en relación con alguna obra espiritual, o con alguna frase de la búsqueda de la sabiduría. Si el proceso tiene éxito se produce poca o ninguna reacción en quien medita sea de placer o de ausencia de placer. Las reacciones emotivas son trascendidas y la mente queda, por lo tanto, libre para actuar por derecho propio. El resultado es una claridad de pensamiento nunca logrado antes, porque la mente, en la actividad ordinaria, está siempre asociada con, o afectada por, alguna especie de deseo. En este estado de conciencia el deseo es superado, de la misma manera que más tarde en la contemplación se trasciende el pensamiento. Existen cuatro etapas que constituyen lo que se llama “meditación conciente”, las cuales compendiamos como sigue:

1° Meditación sobre la NATURALEZA de una forma particular. 2° Meditación sobre la CUALIDAD de la una forma. 3° Meditación sobre el OBJETO de la forma. 4° Meditación sobre la VIDA QUE ANIMA a dicha forma.

Todas las formas son símbolos de una vida que las habita y es por la meditación conciente que llegamos a conocer esa vida que mora en la forma.

Un símbolo es susceptible de tres interpretaciones:

1° La interpretación exotérica que está basada principalmente en la utilidad objetiva del mismo y en el carácter de la forma. Lo exotérico y sustancial tiene por objetivo limitar, confinar y aprisionar la idea y así adaptarla al grado de evolución que el hombre ha alcanzado. 2° La interpretación subjetiva revela la idea subyacente en la manifestación objetiva. Esta idea incorpórea en sí misma, se hace aparente una vez que el estudiante ha entrado en la meditación, de la misma manera que la forma exotérica es todo lo que ve el hombre que está justamente principiando. 3° La interpretación espiritual es lo que está detrás del sentido subjetivo y lo que está velado por la idea o el pensamiento; de la misma manera que la idea está velada por la forma que ella asume de manifestación exotérica. Este significado espiritual puede considerarse como el propósito que anima la idea y que lleva a la manifestación en el mundo de las formas. Es la energía dinámica central, responsable de la actividad subjetiva.

En el proceso descripto hemos penetrado en el mundo de las causas, y así el verdadero estudiante puede deslizarse a un estado de identificación consciente con la Realidad Espiritual, o a lo que llamamos el Alma Divina.

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