Revista El Cruce - Julio 2013

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Junio 2013 REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA

AÑO 5 - Nº30

ENTREVISTA Mario Della Rocca

Kirchnerismo y peronismo

TECNOLOGIA E INCLUSION

Hecho en la escuela

Los devaluadores atacan de nuevo

JUVENILES AL EXTERIOR

El Gobierno resiste las presiones de algunos grupos económicos y de los medios de comunicación opositores para devaluar el peso. Hasta ahora tuvo éxito y logró evitar una medida que históricamente perjudicó a las clases media y baja.

Fútbol precoz

A 30 AÑOS DE LA RECUPERACIÓN DE LA DEMOCRACIA

ELSA OESTERHELD

“El odio es estúpido”

ASESINATOS EN 1983

Los últimos disparos

TICS DE LA DICTADURA

Herencia indeseable

ADEMAS: María Fernanda Berti y la violencia de los márgenes I Entrevista a Vanina Kosteki I Vivir sin gluten I Baghdad Messi I Ley de revistas culturales I Graciela Borges recomienda.


Sumario

Publicación mensual de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora

Editorial Pag. 3 Director: Daniel Miguez

Consejo de Redacción: Leonardo Castillo Adrián Figueroa Díaz Gustavo Naón Pablo Romano Eduardo Videla Martín Voogd

Escriben en este número: Jennifer Almendras Horacio Raúl Campos Cecilia Díaz Belén Escobar Germán Ferrari Alejandro Giuffrida Rocío Magnani Matías Quercia Marcelo Rielo Pablo Sieira Martín Silles Pablo Tallón Leonardo Torresi Lais Vázquez

El relato devaluacionista

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Entrevista a Mario Della Rocca

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Los últimos disparos

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Entrevista a Elsa Oesterheld Pag. 18 La herencia indeseable

Pag. 22

Entrevista a Vanina Kosteki Pag. 26

Pag. 28

Fútbol precoz

Entrevista a María Fernanda Berti Pag. 32

Diseño: Pamela Royo

Tecnología para la inclusión

Pag. 36

Una vida sin gluten

Pag. 38

Ley para revistas culturales

Pag. 42

Baghdad Messi

Pag. 44

Inmigración y literatura (Parte IV)

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Contratapa y retiración: Rubén Ortiz

Fotografía: Télam Esteban Díaz

Servicio periodístico: Agencia Universitaria de Noticias y Opinión www.auno.org.ar

Contacto: elcruce@auno.org.ar TE: 4282-8172 /6006 Dirección: Camino de Cintura y Juan XXIII, Llavallol, provincia de Buenos Aires (CP: 1836) ISSN, en trámite Derechos de propiedad intelectual, en trámite.

El lector insolvente

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Graciela Borges recomienda

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Otra historia

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EDITORIAL Por Daniel Miguez

Los candidatos sin partido, las alianzas sin proyecto Hay leyes que ayudan a cambiar conductas en la sociedad y otras que deben esperar procesos de cambios más lentos para que se vean materializadas en la realidad. La reforma política llevada a adelante por el kirchnerismo tenía como uno de sus objetivos centrales el fortalecimiento de los partidos políticos, que comenzaron a debilitarse durante el menemismo y se despedazaron durante la crisis de 2001. Algunas de las novedades que trajo la reforma significaron un avance en ese sentido, como el piso del 1,5% en las PASO para poder competir en la elección general o la distribución de publicidad equitativa para cada partido. Pero en lo profundo, buena parte de la dirigencia política no se dispuso a trabajar para potenciar los partidos, sino para todo lo contrario: las elecciones legislativas de este año prometen una vez más un escenario de candidatos sin partidos y alianzas sin proyectos claros. Es probable que el proceso de borroneo de las identidades partidarias haya comenzado cuando, durante el menemismo, el Partido Justicialista se travistió de liberal. Otro paso en la pendiente lo dieron el Frepaso y el UCR al formar la Alianza –con marcadas diferencias ideológicas en su interior- con el único objetivo de ganarle al peronismo. Allí los proyectos políticos de cada sector que la integraban pasaron a un segundo plano con un fin electoral, pero colisionaron una vez en el gobierno. Finalmente, con la

crisis de 2001 comenzó la tendencia a que muchos dirigentes se fueran de sus partidos para fundar una fuerza política propia, casi sin afiliados. Una muestra se dio en las elecciones de 2003, cuando tres de los candidatos a presidente provenían del PJ y otros tres, de la UCR. Esa deformación de partidos unipersonales, de dirigentes cuentapropistas, persiste en gran medida hasta estos días. En todos los casos le puede deparar al candidato una banca de diputado o senador, pero de ninguna manera le alcanza para constituirse en una opción de poder. La contrapartida a candidatos “sin partido”, y por lo tanto sin proyecto colectivo detrás, es hoy el kirchnerismo. Quizás radique allí, por detrás de los méritos de su gestión, una de las claves de sus éxitos electorales. En cambio, la mayoría de los dirigentes opositores al Gobierno siguen actuando con la lógica de 2001, la del desprestigio de la política y de los grandes partidos. Pero no sólo se trata de dirigentes que no emergen de un proyecto colectivo, sino que muchos deambulan como posibles candidatos de distintas fuerzas, como si cualquier ideología les viniera bien. El ex ministro kirchnerista y padre de la 125, Martín Lousteau, estuvo hasta último momento negociando para ver si era candidato de Mauricio Macri o de Rodolfo Terragno. Otro ex ministro de Economía del kirch-

nerismo, Roberto Lavagna, que ya fue candidato por el radicalismo, estuvo indeciso entre ser candidato de Macri, de De la Sota o de Gerónimo Venegas. Graciela Ocaña, ex mano de derecha de Carrió y ex ministra del kirchnerismo, luego de lograr una banca de la mano de Francisco De Narváez, estudió ofertas para ser candidata de Lavagna o de Pino Solanas. Sergio Massa (ex director de la Anses, ex jefe de Gabinete de Cristina y actual intendente de Tigre, también por el kirchnerismo), se debatió entre ser candidato del oficialismo, ser candidato de la oposición o no ser candidato pero presentar una lista propia por afuera del kirchnerismo y la oposición. La lista podría seguir con Victoria Donda, que supuestamente es de izquierda y va en la lista con un candidato de la derecha como Adolfo Prat Gay; y Pino Solanas, que se presentaba también como un dirigente de izquierda y ahora se alió con Carrió. De un tener un proyecto de país más o menos parecido, casi nada; de cohesión ideológica, menos todavía. Esto no quiere decir que no vayan a conseguir réditos personales –lugares en las cámaras- porque, como se sabe, en las elecciones legislativas el voto se dispersa y casi todos ganan algo. Pero a 30 años de la recuperación de la democracia, ya es tiempo de empezar a restituir también la importancia de los proyectos por encima de los candidatos.


POLITICAS ECONOMICAS

Las contradicciones del relato devaluacionista Pag. 4 -

Por Alejandro Giuffrida


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Los reclamos por una brusca variación del tipo de cambio volvieron a estar en el eje del debate, no casualmente cuando se acercan las elecciones legislativas. Qué se esconde detrás de esta jugada y qué margen de maniobra tiene el Gobierno es una discusión que no es nueva, pero que ahora debe ser analizada a la luz de una realidad económica más compleja que la de años anteriores, con la competitividad industrial, el real brasileño y el papel de los medios como variables de presión.

La fiebre azul por el dólar ilegal, recalentada por los medios de comunicación, parece aplacarse luego de una intervención intermitente y no siempre clara por parte del kirchnerismo. En el fondo, la estrategia especulativa ocultó una jugada política tendiente a forzar una devaluación brusca que hubiese beneficiado a los grupos económicos en contraposición de los intereses del sector asalariado. No pocos actores políticos y analistas económicos daban ya por hecho que el dólar oficial avanzaría ciegamente hasta alcanzar la cotización paralela, lo que implicaba una devaluación próxima al 70 u 80 ciento. Para fines de abril o comienzos de mayo

de este año la brecha entre el dólar ilegal y el oficial prácticamente se había duplicado. El crecimiento de la cotización paralela en las llamadas “cuevas” de la city porteña comenzó a registrarse ya muy tímidamente allá por noviembre de 2011, cuando el Gobierno nacional avanzó en la restricción de la venta de dólares para atesoramiento, y se profundizó durante los períodos vacacionales, por la creciente demanda. Una devaluación brusca como la que se sugería elípticamente hubiese generado una redistribución del ingreso fuertemente regresiva, es decir una transferen-


cia de ingresos desde el sector trabajador a aquellos con mayor capacidad de ahorro en moneda extranjera. Cuando se impulsa un ajuste cambiario de esa profundidad se produce un inevitable aumento de precios. Esa es una de las tantas contradicciones del relato devaluacionista: porque hay que recordar que aquellos que más hicieron de la inflación su bandera en contra del kirchnerismo para ganar en el centimetraje electoral, son los mismos que después reclaman una variación dramática del tipo de cambio que produciría justamente un incremento en

los precios internos.

El real en Brasil y el Brasil real Se ha instalado en el sentido común que Brasil tiene la política típicamente industrialista de Latinoamérica y que la Argentina, por sus restricciones al dólar y su administración del comercio, integra el grupo de los que -si no frustran- aletargan el crecimiento del sector en la región. Y si hay una variable que otorga competitividad a la industria argentina, en desmedro de la posición de un retraso cam-

biario, es justamente la evolución del tipo de cambio en la economía brasileña. Es un factor que casi nunca se considera a la hora de hablar del supuesto atraso del peso argentino, pero que es determinante porque Brasil se ha consolidado como el principal socio comercial, incidiendo en sectores bastante diversos. En concreto, si Brasil devaluara su moneda la industria argentina se vería sensiblemente afectada, primero porque al país vecino le resultaría más costoso comprar al exterior, pero además porque sus propias industrias se tornarían competi-

ALFREDO ZAIAT, PERIODISTA ESPECIALIZADO EN ECONONOMÍA

“Una brusca devaluación provocaría una fuerte transferencia de recursos” -En las últimas semanas, algunos sectores políticos y empresariales lanzaron una campaña mediática para instalar la necesidad de una devaluación pronunciada. Incluso, desde algunos partidos sugirieron un ajuste del 40%. ¿Qué efectos podría implicar esto para la economía argentina? -Se generaría una profunda inestabilidad. Una devaluación del 40 por ciento impactaría fuertemente en los precios y en la caída del salario real. Desde hace bastante que se ejerce una presión fuerte para aplicar una devaluación brusca. En la Argentina, la política económica tiene como estrategia una devaluación del tipo de cambio con pequeños ajustes. Esto quiere decir que la Argentina sí devalúa su moneda, pero hay sectores vinculados con ramas de exportaciones, por ejemplo, que están buscando una brusca devaluación, lo que provocaría una fuerte transferencia de recursos.

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- En tu último libro se detallan las operaciones especulativas y de fuga de divisas por parte de los grandes actores económicos. ¿Esta última jugada con el tema del dólar blue y la presión devaluacionista se enmarca dentro de esa serie? - Sin dudas. Ha habido desde julio de 2007 una constante presión sobre el mercado cambiario a través de la fuga de capitales con pérdida de reservas, que se mantuvo hasta fines de octubre de 2011, que es cuando se puso un límite al financiamiento de la fuga de capitales. Son comportamientos que se van retroalimentando, no es que existe una reunión secreta de cinco o seis grandes grupos. - Pero más allá de la especulación, ¿te parece que el tipo de cambio está atrasado? - No, no está atrasado. Para medir el atraso cambiario hay

que tomar varias variables, no sólo la evolución de los precios. Sigue manteniendo competitividad, principalmente en relación con lo que ha pasado con otros tipos de cambios en estos años. La cuestión es mucho más compleja que la relación tipo de cambio–precios domésticos. La competitividad se puede medir tanto por tipo de cambio bilateral como multilateral, o por salarios, por costo laboral, en relación con el sector externo, por la balanza comercial o la cuenta corriente, o a partir del monto de la deuda externa en manos privadas o por el nivel de reservas. Hay muchas variables que indican que no hay hoy un atraso cambiario. - De todas formas, la economía argentina parece estar ahora en una etapa diferente, con una disminución de las reservas, un superávit comercial más angosto y cierta dificultad en la creación de empleos privados. - Siempre se está en etapas en la economía, y entonces hay que analizarlo en ese marco. Yo no pienso en la inevitabilidad de la crisis, que es ese gran atractivo que tienen los supuestos economistas de saberes neutrales, aquellos que plantean los escenarios de una situación preocupante. La clave para analizar esas variables es el efecto que provoca centralmente el déficit energético. Es lo que explica la situación externa, tanto en la balanza comercial como en la cuenta corriente. Sumado a la pérdida de reservas vinculada con esta situación particular. Ahora, ¿esto implica necesariamente una crisis? No. Hay que observar lo que se está haciendo para superar la restricción. - ¿Y ahí aparece la apuesta a YPF? - Exacto. YPF es clave en ese sentido.


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doras más activas para las fábricas de la Argentina (en aquellos sectores no complementarios cuanto menos). Sin embargo, no es eso lo que viene sucediendo. Por hacer un corte arbitrario, en Brasil el 21 de mayo de 2003 eran necesarios 3,01 reales para comprar 1 dólar; mientras que el 21 de mayo de 2013, una década más tarde, apenas 2,03 reales alcanzan para adquirir un billete verde. Este dato es analizable desde diferentes ópticas. Ante todo tira por tierra que las administraciones de Lula y Dilma Rousseff hayan sido más industrialistas (desde la política cambiaria) que el kirchnerismo durante estos 10 años, sino todo lo contrario: los industriales de San Pablo suelen denunciar repetidamente que su economía se reprimariza y que las fábricas pelean por mantener terreno. Además, da la pauta de que Brasil (más allá de todos los avances que logró) se sigue manejando con metas de inflación en su Banco Central y administrando su tipo cambiario con los ojos puestos sobre la variación de precios como principal objetivo de la política monetaria. Y, por último, la revaluación del real explica también los aires de competitividad que muchas veces recibe la Argentina indirectamente, permitiendo a la administración kirchnerista sortear una depreciación pronunciada del peso. Evidentemente, el manejo cambiario tiene muchas puntas desde donde enfocarse y el real brasileño es sólo una de ellas, aunque no menor. Se podría mencionar también la decisión ideológica-política del kirchnerismo de mantener la devaluación del peso a una tasa menor de lo que se puede ganar en una actividad productiva promedio, para que la valorización financiera no sea una apuesta viable, sino que los fondos privados se vuelquen a la economía real. De todas formas, la tendencia argentina de adquirir dólares no se logró revertir durante esta década y la prueba más acabada de esto es la ira que despertó en la clase media la restricción de ventas de dólares con fines de atesoramiento. No casualmente la Argentina integra el po-

dio de los países con mayor cantidad de dólares por habitante en todo el mundo después de Estados Unidos.

Competitividad vs. Medios Otro mito que hay que derrumbar es que la Argentina no devalúa su moneda, sino que cada minuto que pasa implica un centímetro más en el atraso cambiario. La política monetaria que el país mantiene desde que asumió el kirchnerismo es la de administrar los ajustes cambiarios progresiva y lentamente. En mayo último, el dólar avanzó durante el mes un 1,85%, con un cierre en la última jornada a $5,29 para la venta. Ahora, bien saben los dirigentes que una devaluación no se anuncia nunca. Se aplica y ya. Porque la especulación que el solo adelanto puede provocar es inma-

nejable, sobre todo en una nación adicta al dólar como la nuestra. En este caso es el Estado nacional el que les está proponiendo a los inversores una planificación de rentabilidad a largo plazo, con ganancias relativamente coherentes con el ritmo de la economía, dejando de lado las especulaciones de lo que podría llegar a ganarse apostando al dólar blue. Porque hay que señalar que cuando los grupos mediáticos aconsejaban a los ahorristas volcarse al dólar paralelo (que nunca está de más recordar que es ilegal) lo hacían sólo a los efectos de torcer la política del kirchnerismo, aún a pesar de las pérdidas que luego generaron. Dado que así como el oficial avanzó durante mayo, si un inversor compró dólar en una cueva el 30 de abril de 2013, al 30 de mayo tenía en sus manos 60 centavos


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menos por cada dólar que adquirió; es decir, una pérdida del 6,4% en apenas un mes (proyectado a un año, daría una caída de casi el 75% en la rentabilidad). A fines de abril, el diario Clarín publicaba en sus artículos reflexiones como esta: “El dólar blue parece haberse estacionado unos días. ¿Cuánto podría durar este precario descanso? Difícil saberlo. Con tasas de interés bajas y una expansión monetaria que no da señales de moderarse, los economistas entienden que están dadas las condiciones para que el dólar paralelo siga trepando”. Ese es el primer párrafo de una nota que lleva por título “Dólar oficial vs. blue: todo indica que la brecha seguirá abriéndose”. De ilegal, el blue pasó a llamarse “dólar libre” y para muchos analistas (incluso funcionarios de países vecinos) se trataba de una “devaluación técnica”. Como si el Gobierno nacional hubiera llevado la cotización a 10 pesos en las cuevas para adelantar la política cambiaria. El 4 de mayo de 2013, con el dólar paralelo próximo a los 10 pesos, el matutino de Herrera de Noble publicó un artículo titulado “La duda es si habrá cambios antes o después de octubre”; con una foto de Domingo Cavallo que tuvo como epígrafe “Un bloguero activo. Mingo ayer hizo tres comentarios en su blog”. ¿Qué pudo haber comentado Mingo? El mismo concepto que una semana atrás había publicado el diario La Nación, con la firma de Rafael Mathus Ruiz, en una nota que arrancaba así: “NUEVA YORK.Más que si habrá o no una devaluación, el tema es cuándo ocurrirá. Esa idea dejó ayer el economista jefe de FIEL, Daniel Artana, durante una exposición sobre la economía argentina en el Consejo de las Américas”. Y fue por esa fecha que el presidente del Banco Ciudad y posible candidato del PRO a Diputado, Federico Sturzenegger, salió en televisión a advertir que “el tipo de cambio hoy está tremendamente apreciado” por lo que recomendaba “devaluar un 30 o 40%”. En esta oleada (por usar un término excesivamente benévolo) se prendieron unos

cuantos. El mediático periodista económico Tomás Bulat escribió en su columna de El Cronista del 30 de abril: “Durante reuniones o encuentros que tengo, una de las preguntas más frecuentes es: ¿hasta cuándo aguanta esto? O la otra forma de preguntarlo: ¿cuándo explota? A esta altura el sentido común te muestra que seguir dejando el dólar oficial atrasado, poner congelamientos de precios, restricciones cambiarias, inversiones que se van y reservas que caen forman un cocktail que hace recordar a otros tiempos. La respuesta que surge es que se viene una devaluación del tipo de cambio oficial, pero no se sabe cuándo ni de cuánto”. Así arranca la nota, pero ya para el cierre del artículo parece que sí obtuvo una aproximación al cuánto: “ya está descontada la devaluación a 9 (pesos) o a un valor parecido”. La selección de artículos es, desde ya, arbitraria. Pero la cantidad de notas que se publicaron por esos días adelantando una devaluación tan brusca como inminente favoreció la arbitrariedad de esta selección. No es cuestión de identificar detrás de cada nota una intención oscura o maquiavélica, pero sí es necesario incluir en el análisis el papel que los medios de comunicación y los economistas más reconocidos juegan en este tipo de procesos y tensiones.

Crisis y devaluaciones en la historia argentina La historia argentina está repleta de devaluaciones dramáticas que llegaron como respuesta frecuente a crisis económicas provocadas por una restricción externa y faltante de divisas. La primera de este tipo de crisis de la que se tenga registro fue en 1890. Cinco años atrás se había abandonado la Caja de Conversión y desde entonces se venía aplicando una serie de devaluaciones sucesivas. Cuando las condiciones internacionales se movieron en desmedro de la posición argentina, la situación terminó de estallar, se declaró el default de la deuda pública y se limitaron los depósitos

bancarios. El PBI cayó más del 13% entre 1890-91 y la tensión social se transformó en la recordada Revolución del Parque. El siguiente episodio llegó con el comienzo de la Primera Guerra Mundial y el brutal desplome de la economía argentina que se extendió hasta 1917. Una espectacular salida de capitales acompañada por una corrida bancaria obligó al Gobierno a limitar por completo la exportación de oro y abandonar bruscamente la convertibilidad que ya llevaba 15 años. La próxima crisis, naturalmente, llegó con la caída del ´29 en Estados Unidos, que aquí se desarrolló entre 1930-32. El comercio externo se desplomó, la Argentina debió suspender sus pagos de deuda y, nuevamente, devaluar bruscamente la moneda (en diciembre del ´29: el golpe fue 10 meses después). El cuarto caso de este tipo de crisis estalló entre 1980 y 1982, aunque el Rodrigazo con su devaluación de 1975 podría entrar dentro de este núcleo. Aquí también un endeudamiento brutal y una serie de devaluaciones sucesivas y preanunciadas terminaron con una crisis financiera y productiva inédita y una transferencia de recursos del sector asalariado a las grandes corporaciones que sólo pudo ser defendido con la mano sangrienta de la dictadura. Los últimos dos casos están mucho más vivos en la memoria colectiva. La crisis de la hiperinflación, de 1988-1990, que se llevó puesto al gobierno de Raúl Alfonsín; y el derrumbe de 2001, que se enmarca en una crisis que va desde 1998 a 2002, cuando se produce la devaluación y el fin de la convertibilidad de Cavallo. En este último caso, el PBI cayó en esos cuatro años 20 puntos porcentuales, lo que consagra a esta crisis como la más grave de la historia económica del país, junto con la de 1914. Aunque cada caso responde a una lógica propia y merece un análisis diferenciado, es inobjetable -tan sólo a partir de las fechas- que estas crisis representaron quiebres en la historia argentina. La revolución de 1890 terminó con el Gobierno de Miguel Ángel Juárez Celman y dio pie


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al nacimiento de la UCR al año siguiente. La de 1914-17 generó una bisagra en el sistema político argentino, que por primera vez en 1916 eligió en voto secreto a un líder de corte mucho más popular, como lo fue Hipólito Yrigoyen, dejando atrás el imperio de un tipo de gobierno estrechamente vinculado a los sectores agroexportadores. La de 1930 vino acompañada por el golpe de José Félix Uriburu, en una especie de restauración aristocrática. La debacle de 1980-82 terminó por hundir la dictadura, que no conforme con el daño que ya había hecho intentó im-

provisar una respuesta con la Guerra de Malvinas. La hiperinflación del ´89 (que fue un auténtico cimbronazo propiciado por los mercados) frustró el sueño radical y sentó las bases para que la Argentina se convenciera que su moneda equivalía a la de Estados Unidos. Y, finalmente, la crisis de 2001 generó una de las cesaciones de pagos más contundentes de la historia del capitalismo, con las consecuencias sociales que ya todos conocen. Bajo este prisma histórico, el análisis de las presiones cambiarias de estos últimos años adquiere sin dudas otros matices. La

brutal fuga de capitales registrada desde 2007, las continuas corridas bancarias, los reclamos por mega devaluaciones y la puja distributiva que se traduce en aumentos de precios constantes no son necesariamente una respuesta a supuestos desequilibrios macroeconómicos, como señalan muchos economistas (algunos verdaderamente convencidos de ello). Aunque los desequilibrios pueden existir, despojar a este análisis de su dimensión histórico-político sería, cuanto menos, pecar de ingenuo. Y acá ingenuos quedan pocos.


MARIO DELLA ROCCA Y SU ANALISIS GRAMSCIANO DE LA ARGENTINA ACTUAL

“El kirchnerismo es la etapa superior del peronismo” Por Eduardo Videla

El historiador, integrante de Carta Abierta, sostiene que a partir de las políticas del Gobierno se está conformando un bloque histórico que será el motor de las transformaciones sociales que se iniciaron hace diez años. En diálogo con El Cruce, plantea, desde una perspectiva de izquierda, cuáles son los desafíos del kirchnerismo para los próximos años

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“Si puede haber otra década para la profundización del modelo, en lo primero que hay que pensar es en los jóvenes”, dice Mario Della Rocca, historiador, cientista político e integrante de Carta Abierta. En su reciente libro Gramsci en la Argentina. Los desafíos del kirchnerismo, analiza el actual proceso político desde la óptica del pensador y militante marxista italiano. Y su alusión a los jóvenes tiene que ver con el protagonismo decisivo de ese sector en la conformación de lo que Antonio Gramsci definió como “bloque histórico”, el sujeto protagonista de la transformación de una sociedad. En ese bloque, dice Della Rocca, el sindicalismo ya no es la columna vertebral, como ocurrió en las mejores épocas del peronismo. “Pero tiene que ser una parte importante de este bloque histórico y social. No creo en un kirchnerismo “de cuello blanco”, sin trabajadores.”, dice. Proveniente de la izquierda, sin haber sido nunca peronista acompaña desde el campo intelectual el proceso iniciado en 2003 porque, sostiene, Néstor Kirchner y Cristina Fernández lograron, “a partir de medidas de gobierno, generar una revolución desde abajo, no en sentido revolucionario clásico, sino de reformas a cuestiones que estaban instaladas en la sociedad”. -¿Cuál es el aporte que la teoría de Gramsci puede hacer para un análisis de la realidad argentina actual? -Gramsci es un clásico y, entre otras condiciones, los clásicos sirven para interpretar la realidad del momento histórico y político de determinada sociedad. Gramsci, más allá de los conceptos que ya son parte de la teoría política universal, como el de hegemonía o el de bloque histórico, tiene vigencia para la Argentina porque hay un reverdecer de la sociedad que lleva a

discusiones que tienen que ver con una batalla cultural, a partir de determinadas políticas implementadas por el gobierno. Por ejemplo, la seguridad democrática versus el meter preso, el meter bala; la inflación y el control de precios. -¿Cómo se conforma aquí ese bloque histórico del que habla Gramsci y que sería el motor de la transformación social? - Gramsci transforma el concepto de clase social de Marx llevándolo a lo que es un bloque histórico que se mueve conjuntamente sobre la base de determinados valores, ideas y creencias, que comprende la historia pasada. En el caso de Argentina, lo que fue el menemismo, el 2001, la dictadura y se va manifestando a través de la juventud, de los intelectuales. Hoy en la Argentina el bloque histórico estaría constituido por los trabajadores, los intelectuales, la juventud, el movimiento de derechos humanos y una categoría conformada por aquella gente que esta en un país que ha recuperado muchas cosas, que no está muy politizada pero que siente que el apoyo al gobierno en sus grandes rasgos la lleva a vivir una vida mejor. Eso se ve en el 54 por ciento en las elecciones, en la plaza del 25 de Mayo. Se ven sectores que provienen de la clase media. -Según su análisis, ese bloque histórico aparece entonces con el kirchnerismo. -En Argentina, la teoría de Gramsci engarza en distintos momentos históricos. En un primer momento, con la primavera democrática del alfonsinismo. Después es impensable que Gramsci engarzara con una sociedad anómica como en la época de Menem. Y hoy, a partir de lo que yo llamo una revolución o una reforma desde arriba, desde el Estado, instalada por Néstor Kirchner, empezó hace tres o cuatro años una revolución desde


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Fotos: Esteban Díaz

abajo, no en sentido revolucionario clásico, sino de reformas a cuestiones instaladas en la sociedad, como el tema de la justicia, de los medios, del papel de las grandes corporaciones. Todas esas cosas pasan a estar en debate y hay una sociedad activa. Así logramos que Gramsci ingrese con sus conceptos y sus modelos políticos engarcen con la realidad argentina. -Desde la izquierda se discutió siempre si el peronismo fue un movimiento revolucionario o un freno al socialismo. Esta crítica también se extiende al kirchnerismo. ¿Como lo ve? -Yo nací en una familia “evitista”. Eran peronistas pero diferenciaban a Perón de Evita. Se discutía si Perón era el bueno o el malo y fui comprendiendo con el tiempo que es inútil tratar al peronismo de manera meramente ideológica. Con el peronismo, con Perón, con el kirchnerismo, con Kirchner y Cristina, además de analizar su trabajo como gobierno, lo más importante es lo que han desencadenado. Creo que Kirchner incluso ha sido más osado y audaz que Perón en la transformación de la realidad social argentina. Perón, Kirchner y Cristina han desencadenado fenómenos sociales que pasan a ser superiores a sus figuras individuales y entonces generan momentos históricos con cierta perdurabilidad en el tiempo. Como dijo la Presidenta el 25 de Mayo, es dable pensar en un proceso evolutivo que lleve a un tiempo más en que el kirchnerismo se siga expresando en la sociedad argentina más allá del presidente. Puede ser que el presidente sea otro pero el liderazgo sea el mismo. El peronismo sobrevivió en el tiempo porque no depende únicamente de un liderazgo sino de los fenómenos sociales que desencadena con sus políticas, que logran tener perdurabilidad en el tiempo. -¿Cree que el kirchnerismo es una fase superior del peronismo?

-Sí. Yo iba a titular el libro de esa manera. Creo sinceramente que el kirchnerismo es una fase superior del peronismo. La discusión que está dándose es si el peronismo va a ser una parte del kirchnerismo o el kirchnerismo va a terminar siendo una parte del peronismo. Esto es un concepto que por supuesto abarca las luchas electorales: si es Massa, si es Scioli, si es otro. Como se manejarían Scioli y Massa con respecto a lo que fue el kirchnerismo en esta década. Es un debate abierto, y muchos esperamos que el peronismo sea una parte importante del kirchnerismo. Pero el kirchnerismo tiene que ir mucho más allá del peronismo. No fui partidario de que Kirchner armara una transversalidad que superara al Partido Justicialista, sino que contemplara desde el peronismo abrirse a otros sectores sociales. Creo que en parte Kirchner lo logró y Cristina lo está logrando también en parte, tanto que sectores que nunca fuimos peronistas estamos acompañando este gobierno desde una postura de la izquierda democrática. -Una diferencia con el peronismo anterior es que el kirchnerismo no está estructurado en base a la columna vertebral del sindicalismo. ¿Como interpreta eso? -En efecto, el sindicalismo no es la columna vertebral del kirchnerismo. Pero el sindicalismo tiene que ser una parte importante de este bloque histórico y social. No creo en un kirchnerismo “de cuello blanco”, sin trabajadores. Yo pasé por la experiencia del Frepaso y de la Alianza, que es muy aleccionadora: no hay movimiento transformador sin los trabajadores organizados. El sindicalismo tiene que sufrir una serie de reformas importantes. No sé si provendrán desde políticas de Estado, desde su mismo seno, de las nuevas generaciones, a partir de las nuevas con-


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diciones productivas, que generen nuevos cuadros sindicales. Pero debe ser una parte importante de este bloque histórico que hoy está gestándose. -La ley de medios y su aplicación, ¿son parte de que Gramsci llama la “batalla cultural”? - La ley de medios audiovisuales es fundamental para que el relato histórico que trata de instalar el kirchnerismo se vaya instalando lentamente en la sociedad. La aplicación es todavía lenta por los frenos de los grandes grupos hegemónicos. Está demostrando la gran fuerza que tienen los medios de comunicación concentrados y aún hegemónicos. La gran fuerza que tienen en los poderes del Estado, en la justicia. Gramsci habla de lo que es el Estado ampliado. El Estado no son sólo sus instituciones sino aquellas entidades privadas que ejercen un poder sobre él. Vemos desde hace décadas que los grandes medios de comunicación son parte de ese Estado ampliado, porque ejercen una gran influencia, como si fueran un aparato paraestatal, sobre las instituciones. La ley de medios va abriendo caminos a discutir determinadas cosas que antes no se discutían. También en los sectores que no acompañan este proceso se abre una posibilidad de debatir un montón de cosas gracias a la apertura que dio esta ley. Como tantas otras reformas desde el gobierno, permitieron que se blanquearan algunas situaciones , como el matrimonio igualitario, que dio lugar a una apertura social, de expansión de derechos. Esa expansión ha motivado un gran avance en la cultura política, que durante el menemismo y la Alianza estaba absolutamente adormecida. -Desde los medios hegemónicos se cuestiona justamente esta búsqueda de hegemonía y se la tilda de “pensamiento único”, de autoritarismo. -Hegemónicos quieren ser todos los gobiernos. Alfonsín, cuando quiso armar el Tercer Movimiento Histórico, planteaba un proyecto hegemónico. En ese tiempo incluso estaba asesorado por algunos gramscianos, los del Centro de Cultura Socialista, con Juan Carlos Portantiero, José Aricó y Beatriz Sarlo, que le planteaban a Alfonsín ejercer una hegemonía democrática. Por supuesto, la hegemonía peronista o kirchnerista tiene otras características. -¿Cuáles son esas diferencias? -La gran diferencia es la concepción del poder. El peronismo tiene una concepción del poder como una herramienta transformadora. El radicalismo tiene una concepción consensual, de intentar que la sociedad comparta determinados valores, pero llegado el momento de ejercer el poder, no lo hace. Está el debate histórico sobre si Alfonsín quiso, pudo, no pudo o no quiso. Creo que hubo dos momentos en la historia en que, si en vez de Alfonsín hubiera gobernado el peronismo, hubiera sido distinto: la economía de guerra, donde una opción era la moratoria de la deuda externa, y en Semana Santa, cuando había amenaza de sacar los tanques a la calle, bombardear a la gente, cosas que eran impensables. El peronismo hubiera movilizado para que no tuviéramos la rendición que tuvo Alfonsín ante Rico y los cara-

pintadas, que nos llevó después a la obediencia debida. -Usted critica a Sarlo porque se presenta como una intelectual independiente siendo que trabaja para un medio dominante. ¿Esa crítica se extiende a los intelectuales independientes que aparecen como no alineados con el proyecto, como Feinmann? ¿Cuál es el lugar entonces de los intelectuales críticos? -Cuando José Pablo Feinmann se diferencia de los intelectuales orgánicos hace cierta parcialización de lo que ellos son. Los intelectuales orgánicos no pierden la característica fundamental del ser intelectual que es la reflexión y la crítica, pero priorizan cuáles son aquellas cosas que son materia de debate. Mientras hay un proceso en marcha, relativizan las cuestiones menores pero a la vez son críticos hacia adentro de la organización, sin que esto tome un cariz público. Hay intelectuales orgánicos obsecuentes absolutamente al poder que van perdiendo sus rasgos críticos; hay intelectuales orgánicos que sin perder la reflexión y la crítica se dan cuenta de que deben acompañar un proyecto político (Kirchner, que le había dado a Feinmann la tarea de armar lo que después fue Carta Abierta, cuando él lo rechaza, le manda un mail donde le dice: “Tenés miedo de comprometerte”); y después están los intelectuales “independientes”: son muy pocos los que se pueden mantener absolutamente independientes tratando cuestiones políticas, tal vez Feinmann pueda ser uno, pero en general todo intelectual tiende a comprometerse con determinadas posturas políticas e ideológicas. Como hoy hay dos posturas político-ideológicas muy polarizadas, es muy difícil mantenerse en el medio. Tal vez Feinmann lo haga. La que sí no lo hace es Sarlo, que está plenamente identificada con la postura de las grandes corporaciones. -El kirchnerismo ha logrado conformar un núcleo importante de intelectuales que respaldan el modelo. -Es una novedad la relación intelectuales-peronismo-kirchnerismo. Gramsci considera a los intelectuales en sentido amplio, no sólo los académicos sino los periodistas, los docentes, todos los que ejercen una función educativa y de difusión. -¿Cuáles son las disyuntivas que se le presentan al kirchnerismo con vistas a 2015 o a los diez años que planteó la Presidenta? -Avanzar en la constitución del bloque histórico social. La reforma en el sindicalismo. Si puede haber otra década o algo más, en lo primero que hay que pensar es en los jóvenes. Es importante la cantidad de jóvenes consustanciados con este proyecto. Esos jóvenes están dando muestras de participación política y social como en la tragedia de La Plata. Pero también conozco algunas críticas a ciertos sectores de la juventud kirchnerista, que tendrá que tener un aprendizaje y veremos cómo evoluciona en el tiempo. La juventud, naturalmente, por tener un pensamiento más esquemático, es más bien sectaria, como fuimos todos a los 20 años. Hay que ver si ese aprendizaje logra plasmarse en el tiempo. Otras reformas pendientes son los cambios drásticos en el sistema de salud, que requiere una intervención estatal fuerte; en educación se ha avanzado pero hay materias pendientes; una reforma impositiva más profunda que la actual. Son todas


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cosas que están en la cabeza del gobierno, pero hay momentos para cada cosa. -En su libro, usted habla de profundizar los cambios hacia formas socializantes. ¿A qué se refiere? -Ya hay formas socializantes. La Asignación Universal por Hijo es una forma socializante. Para no hablar de modelos. Creo que hoy la discusión entre capitalismo y socialismo no es necesario darla. Hoy hay capitalismos como en Estados Unidos y capitalismos como Canadá o Suecia que son absolutamente distintos. Son capitalistas, pero son distintos. También hay diversas formas de democracias avanzadas socialmente a las que podríamos llamar socialismos. Algunos que se definen más, como Venezuela, un socialismo siglo XXI, y algunos que se definen menos, pero que en sus políticas tienen formas socializantes. Sin duda que el pensamiento de Lula, de Mujica, de Evo Morales, sin duda contempla un avance desde el capitalismo hacia formas de socialismo que en el futuro se verá si sobreviven y dan forma a un nuevo concepto. Aquí hay una convivencia de modelos que tal vez durará un tiempo pero hay medidas como la Asignación Universal por Hijo, el lugar que le da el kirchnerismo a la participación popular en la elección de los miembros de la Magistratura, en los que la soberanía popular influye fuertemente en el sistema político. -Desde un sector de la izquierda se ve al kirchnerismo como un movimiento reformista que no puede transformar la sociedad hacia lo que sería el socialismo. ¿Qué responde a eso? -Gramsci siempre tuvo un gran debate con lo que él llamaba los maximalistas. Lenin también, en El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, da claras líneas de debate con estas posturas de izquierda dogmática que hoy en la Argentina tienen poca influencia en la política real. Los grupos trotskistas son los que sobreviven. Yo estuve en Izquierda Unida y conviví, en los 90, cuando el MAS rompe ese frente, cuando estaba creciendo. Hoy esas posturas maximalistas son testimoniales. Colaboran en mostrar los perjuicios que causa en toda sociedad el capitalismo pero no tienen política de poder ni de ejercicio de gobierno. Han demostrado que no tienen política de masas porque desde el 83 ya van 30 años y no han tenido una inserción, acá ni en América latina. En Brasil fueron expulsados del PT. -Si el kirchnerismo no profundiza el modelo, ¿esa bandera puede ser tomada por el centroizquierda no kirchnerista? -El centroizquierda también tiene dificultades en la inserción de masas. La CTA, que fue en un momento una central alternativa muy importante, que estaba en condiciones de generar una política de masas, con el modelo que tenía De Gennaro, de partido de los trabajadores, hace diez o quince años, no lo logró. Hoy tienen muy poca inserción de masas y se ven entrampados por esta polarización de los modelos. Sinceramente, creo que para la Argentina hoy no hay más que dos modelos en esencia. El modelo que está en marcha y el neoliberal que hoy encarnan Macri y De la Sota. O sea volver al menemismo. Que es un modelo todavía vigente en muchas partes del mundo, como en

Europa, donde incluso ha cooptado a la socialdemocracia. Y el socialismo siempre tuvo dificultades para la inserción de masas, no es de ahora. -En Santa Fe ganaron una gobernación. -Sí, pero ellos están más preocupados por su estructura partidaria que por su inserción de masas. Siempre fueron así. Y ahora Binner muestra su apoyo a Capriles en Venezuela y dice que los hechos de violencia que se generan en las sociedades son promovidos por los gobiernos progresistas. -¿Cree que Kirchner pensó en Gramsci al hacer su armado político? -No sé si Kirchner pensó en Gramsci. Si lo leyó, no lo sé. Gramsci no es solamente el de los Cuadernos de la cárcel, también es el del activismo político anterior. Si vemos a ese Gramsci completo, yo aquí hago una comparación con John William Cooke, que en lo teórico y político fue lo más cercano a Gramsci. Después tuvo mucho que ver con el Che, en términos del “hombre nuevo”. Porque Gramsci creía, a diferencia de la izquierda dogmática, que había que generar un hombre nuevo, para ir transformando a la sociedad no solamente mediante una revolución sino a través de un proceso. Y Kirchner tuvo mucho de esa idea de generar una sociedad, personas con una característica de nuevos ideales. Lo muestra palmariamente su política de derechos humanos. El tenía ideales, no era un ultra pragmático. Si no, no hubiera planteado el matrimonio igualitario. Si a Chacho Alvarez le decían “vamos por el matrimonio igualitario”, hacía una encuesta, le daba 70 a 30 en contra, no lo hacía. En cambio Kirchner no hizo esa lectura. Pensó que esto en el tiempo iba a ganar adhesión. Tuvo la audacia de jugarse. Y el resultado ha sido una reforma muy productiva en materia social y de expansión de derechos.


A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA

EL TERROR HASTA EL FINAL DE LA DICTADURA

Los últimos disparos Por Rocío Magnani

Enrique “Cachito” Fukman, ex detenido desaparecido, ejerce memoria sobre el secuestro y la tortura como instrumentos de dominación, el impacto de los asesinatos de Cambiaos y Pereyra Rossi en 1983, en pleno contexto preelectoral y de

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regreso a la democracia. Una historia subjetiva.

La piba de Intransigencia y Movilización Peronista estaba pálida, todavía con el tubo del teléfono en la mano. Cachito no recuerda su nombre, pero cómo olvidar esa expresión de horror. -Mataron a Pereyra Rossi, lo mataron también a Cambiasso-- dijo. “Estábamos en una reunión de juventudes políticas con militantes peronistas, radicales, comunistas, intransigentes, trotskistas. Era un intento de reflotar lo que habían sido los intercambios entre jóvenes en los sesenta y setenta”, recuerda Enrique “Cachito” Fukman, que estuvo secuestrado en la ESMA entre 1978 y 1980, e integra desde 1985 la Asociación de ex DetenidosDesaparecidos. Corría 1983, año de “euforia por la vuelta a la democracia, pero también de tensión porque si bien habíamos dejado atrás los años más duros de la dictadura, que fueron el ´76 y el ´77, los militares seguían operando y la amenaza era una realidad”. Muchos compañeros habían sufrido la pérdida de familiares y amigos, o todavía no se recomponían de las heridas en car-


El 16 de mayo de 2008, fue colocada una placa en Zárate en memoria de Cambiasso y Pereyra Rossi, al cumplirse 25 años de su asesinato.

ne propia. Cada uno rearmaba su vida de la forma en que podía. Hubo quienes al poco tiempo de salir ya estaban militando; otros, a los que les llevó más tiempo ese proceso. También gente que no pudo volver a meterse en un partido nunca más. Para Cacho, no había retorno. Había que seguir luchando para que no creciera el monstruo del aparato represivo. Así que en el `83 se afilió al justicialismo en la Unidad Básica de su barrio, Villa Crespo, y participaba activamente de los proyectos de ese espacio: desde cursos de historia para los vecinos a debates con otros locales de la zona. No fue el único. Para sorpresa de muchos, la gente se afilió ese año en forma masiva a los partidos políticos para permitir que fuesen definidas las candidaturas presidenciales. “Los niveles de afiliación fueron altos al punto de que el PJ pasó a ser el segundo partido en Occidente después del Partido Comunista Italiano con mayor cantidad de afiliados (con más de 3 millones), la UCR el tercero y el MAS era el partido trotskista más grande del mundo”.

Pero de golpe, alguien le pasa el teléfono a la compañera del IMP y por dos segundos el mundo se da vuelta. La mayoría de los militantes reunidos aquel día estaban al tanto del secuestro que había ocurrido dos días antes de la reunión, el sábado 14 de mayo de 1983. A los captores no les importó actuar frente a media docena de testigos que vieron cómo un grupo de tareas ingresaba al bar Magnum de Rosario en el que estaban conversando los militantes peronistas Osvaldo Agustín Cambiasso y Eduardo Daniel Pereyra Rossi. Según los relatos de los presentes, los sacaron a la rastra, de cara al suelo, con la boca amordazada y los metieron en una camioneta. Hecho esto, festejaron a los gritos y abrazos. Tres días después, el Ministerio del Interior se vio en la obligación de dar alguna información y argumentó que habían sido “abatidos en un enfrentamiento” con efectivos de la Unidad Regional de Tigre. Sin embargo, los peritajes sobre sus cuerpos -que habían sido arrojados en Lima, partido de Zárate- demostrarían que ha-

bían sido golpeados y torturados antes de ser rematados a balazos. Había moretones, rastros de picana eléctrica y muestras de pólvora sobre el antebrazo izquierdo de Pereyra Rossi originadas por un disparo a quemarropa. Cambiasso había atravesado la dictadura como preso político en varios penales del país. Había sufrido un accidente, era hipertenso y tenía afecciones cardíacas, pero logró sobrevivir. Gracias al reclamo constante de su familia, fue liberado en 1982 tras apelar en Roma a Amnistía Internacional. Cuando salió tenía 42 años, pero parecía mucho mayor. Pereyra Rossi había formado parte de la conducción nacional de Montoneros, recuerda Cachito, que precisamente por su actividad en ese grupo había sido chupado en el `78. Al terminar la Guerra de Malvinas, muchos de los miembros de las organizaciones guerrilleras volvieron al país. Pereyra Rossi fue uno de ellos. “Actuaba de forma clandestina -explica Cachito-, pero sabíamos que él había sido el responsable de organizar el acto de In-

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A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA


A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA

transigencia y Movilización Peronista por los diez años del triunfo de Cámpora. Fue el 11 de marzo de ese año en la cancha de Atlanta y se calcula que hubo más de 10 mil personas”. “En esos meses, los militares salen a plantear en declaraciones a los medios que IMP era el brazo juvenil de Montoneros, lo que para nosotros era la antesala de que empezaran a chupar a todo el mundo de nuevo. Por eso, muchos dirigentes peronistas salieron a respaldar al movimiento, como diciendo `si tocan a uno, nos tocan a todos’. Creo que ese respaldo fue lo que salvó que no hubiera un gran acto de genocidio como hubiera sido el aniquila-

miento de la intransigencia peronista. Había una gran movilización popular y todos teníamos una sola certeza que era que la dictadura se caía”. En ese contexto, el fusilamiento de los dirigentes peronistas fue un golpe duro. “Todos los que estábamos en esa reunión sabíamos que había que seguir. Que teníamos que hacer la marcha por la liberación de los presos políticos, que teníamos que seguir caminando el barrio. Pero cuando llega esa llamada, a uno se le vuelven todas las imágenes para atrás. En dos segundos tenés el mapeo absoluto de la ESMA en tu cabeza. Tenés el secuestro, la capucha, los compañeros, todo”. No

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La memoria Enrique “Cachito” Fukman, ex detenido-desaparecido de la Esma (legajo 4687 de la Conadep), integra desde 1985 la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos. Declaró como testigo en el Juicio a las Juntas en 1985, atestiguó en 1997 ante el juez Baltazar Garzón, fue querellante en la causa Esma II y por su caso fueron condenados los represores Raúl Scheller y Adolfo Donda Tigel. Actualmente es querellante en la causa Esma III. -¿Qué es la memoria? - Es darle sentido a un elemento que te quedaron grabados en función de lo que querés construir. Es una construcción que hacemos en el presente y mirando hacia el futuro. Por eso, hay tantas memorias como proyectos políticos y de vida. Hay un supuesto intento de los historiadores a acercarse a la verdad, ¿pero cuál? ¿La verdad del pueblo o la verdad de los poderosos? La verdad es una verdad parcial, que ha sido socialmente aceptada. -¿Y cuál es esa verdad hoy? -Hoy sucede algo interesante que es que por primera vez en la historia de nuestro país, luego de cometerse un genocidio, la historia no está escrita. Porque cuando se cometió el genocidio los pueblos originarios en la Campaña al Desierto, como le llamó Roca, podemos discutir si la historia la escribieron el día después o el día antes. Pero hoy la historia está en disputa en muchos sentidos. -No nos quedamos con la teoría de los dos demonios… -Es que no pudieron cristalizar la historia en ese relato oficial, como pasó con la mayoría de las dictaduras de la época. Entender que no hubo dos grupos que estaban locos y se mataron entre sí, sino que fue un exterminio, nos permite dar otros debates. -¿Qué debates? -Empezar a plantear que acá lo que pasó fue que los grupos financieros internacionales y la oligarquía y burguesía propia decidieron exterminar toda forma de organización de nuestro pueblo, para a partir de ese exterminio cambiar todas las condiciones socio-culturales de nuestro país y poder imponer el modelo neoliberal. Posibilitaron las políticas de vaciamiento de nuestro país.

quedaba otra que pelear contra los propios recuerdos. Cachito había sido secuestrado, junto a dos compañeros y su hijo, el 18 de noviembre de 1978. Tenía 22 años y vivía en clandestinidad por su participación en Montoneros. Lo subieron a un auto y lo llevaron hasta el playón de estacionamiento del Casino de Oficiales en la Escuela Mecánica de la Armada. Allí lo bajaron encapuchado, con las manos detrás de la espalda, y lo empujaron hacia el sótano por una escalera que luego sería tapiada. Lo guiaron a los empujones y le ordenaron que avanzara solo y en línea recta por “La avenida de la felicidad”, como le decían a la golpiza perpetrada por dos hileras de milicos. Al final de ese pasillo humano lo esperaba la picana. Mientras lo torturaban a golpes y descargas eléctricas, Cachito escuchaba los gritos sus compañeros, Liliana y su novio, Víctor. Como Víctor no hablaba, le había puesto al bebé en el pecho mientras le soltaban descargas. En el resto del sótano, funcionaba una sala de partos, una imprenta donde se falsificaban documentos de identidad, un taller de diagramación y un laboratorio fotográfico. Para salir al exterior, además de la escalera, estaba la puerta por donde salían los vuelos de la muerte. Alrededor de 5 mil desaparecidos fueron drogados y arrojados al Río de la Plata desde allí. A veces, mientras los secuestrados eran sometidos a violentos interrogatorios, los oficiales festejaban casamientos o bautismos en el piso superior al sótano, en un salón que conocían como “El Dorado”. Al salir de la sala de tormentos, la cosa no mejoraba. Todos dormían con la capucha puesta. Estaban obligados a permanecer horas tirados en el piso. Cada vez que una mujer quería ir al baño, era abusada sexualmente. Y para Cachito también estuvo “La Pecera”, un cubículo donde los secuestrados eran obligados a trabajar en informes sobre las noticias que salían en diarios. Desde junio del `79, lo explotaron guardando diarios y notas periodísticas. Los vigilaban como a peces. Lo largaron el 18 de febrero de 1980 con la advertencia de que no volviera a me-


terse en política. Dijeron que estaba “recuperado”. “El asesinato de Pereyra Rossi y Cambiasso fue una forma de decirnos ‘ojo que seguimos estando’”, reflexiona Cachito a 30 años de ese crimen que conmovió a la Argentina. Que cacheteó a esa sociedad que empezaba a sentirse más segura, que veía cercano el retorno a la democracia y al estado de garantía de derechos que esto implicaba. Fue uno de los últimos tiros con el que se despedían los represores. Pero no sería la última advertencia. “Para que lo entiendan todos –afirma el ex detenido-desparecido-. Esos asesinatos fueron como cuando secuestraron a Julio López”, testigo en los juicios de lesa humanidad que fue desaparecido en 2006. “Pasaron seis años y yo no sé si la palabra

para describir lo que sentimos es miedo. Es diferente. Es ponerte en forma brutal la monstruosidad de lo que son capaces aún hoy”. La primera marcha que se hace por la aparición de López fue bajo una lluvia torrencial, recuerda Cachito, que iba adelante, llevando la bandera junto a la ex diputada nacional Patricia Walsh. -¿Patricia estás escuchando lo mismo que yo? Estamos volviendo al `83. -Sí, Cacho. No puede ser. “Ahora, ahora, resulta indispensable, aparición con vida y castigo a los culpables”. La causa por los secuestros, torturas y fusilamientos de los militantes peronistas se encuentra abierta. El juez federal Carlos Villafuerte Ruzo procesó el año pasado a nueve represores, entre ellos al dictador

Reynaldo Bignone, al ex policía Luis Abelardo Patti, al ex jefe del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, coronel Pascual Guerrieri y a su segundo, teniente coronel Luis Américo Muñoz, el único que sigue libre. La apertura de la investigación fue posible gracias a la resistencia de organismos de Derechos Humanos y a la declaración de nulidad de las leyes de impunidad en 2003. En 1983, el juez Juan Carlos Marchetti había ordenado detener a los policías implicados, pero luego se desdijo y dictó un sobreseimiento provisorio que se hizo definitivo el mismo día que se sancionó la ley de Obediencia Debida. Sus familiares esperan ahora que se haga justicia.

Actos de homenaje a Cambiasso y Pereyra Rossi en el bar Magnum de de Rosario, donde fueron secuestrados en 1983.

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A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA


A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA

ENTREVISTA A ELSA SANCHEZ DE OESTERHELD

“No hay nada más estúpido que el odio” Por Marcelo Rielo

La viuda del creador de El Eternauta es la protagonista de una vida de lucha y dolor desde que la última dictadura militar le arrancó a su marido y a sus cuatro hijas. Recuperó a dos de sus nietos y tiene un bisnieto, pero sigue buscando a sus otros dos nietos, nacidos en un centro clandestino de detención. A los 86 años y de la mano del kirchnerismo, siente que ahora el país se parece más al que

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soñaba Oesterheld.

“Yo adoraba mis plantas, mis árboles y los caracoles me los comía. Entonces había que matar los caracoles, que eran plaga, y él sufría porque tenía que ponerles veneno. Me decía: ‘Pobrecitos, tienen derecho a vivir’”. Esa situación resultó premonitoria de todo lo que vendría. La voz de ella es firme, tenaz, conserva la valentía de la juventud. Contiene sentimiento puro. Se exalta, exclama, pero también se quiebra. Aparecen los silencios. Tropieza, pero siempre se vuelve a poner de pie. Son 36 años los que pasaron desde aquel 27 de abril de 1977, cuando ella, Elsa Sánchez de Oesterheld, lo perdió a él, Héctor Germán Oesterheld, guionista y escritor, maestro de varias generaciones, principalmente a partir de la creación de El Eternauta. El genocidio perpetrado por el Estado durante la última dictadura cívico-militar, autodenominada “Proceso de Reorganización Nacional”, lo convirtió, así como a sus cuatro hijas, dos yernos y dos nietos, en uno de los más de 30 mil desaparecidos. Torturado y desaparecido. Y a ella, a Elsa, le puso sobre su alma una mochila pesada y repleta de dolor. “No hay método para sobrellevar el sufrimiento. Yo estaba aislada. En realidad, hay que tener el coraje de decidir servir para algo con alegría mientras todavía me queda un poco de vida”, afirma Elsa Oesterheld en una entrevista concedida a El Cruce, en la que no pasa por alto


la actualidad política, su desesperanza y posterior esperanza, ni el legado de su marido y de su obra. -¿Por qué eligió este momento histórico para sumarse a una participación tan concreta en lo social, cultural y político? -Yo no buscaba. Me equivoqué durante años. Estaba viviendo prácticamente en el engaño. Empecé hace muchos años, no de una manera muy activa, porque justamente quería evitar al periodismo y todo eso que a mí no me hizo muy feliz nunca. Trataba de evitar el conocimiento público de tanta cosa horrible que me había pasado a mí. Fue Néstor (Kirchner) el que me sacó, con Cristina (Fernández de Kirchner) y todos los que acompañan. Fueron todos juntos. Consiguieron que yo pudiera presentarme después de todo lo que me había pasado. -¿Cómo fue ese proceso? -Creía que una historia como la mía tenía que tener una consecuencia buena, que no podía ser un asesinato y nada más. Lo creí y ahora lo entiendo. Llegamos hasta acá, y ellos, los que dieron la vida, buscaban esto, algo mejor. -¿Se parece más al país que soñaron aquellas generaciones? -Desde hace unos años veo que el país empezó a andar. El momento que vivimos tiene una gran dificultad que creo que es la oposición incapaz. Teníamos un país destruido, destruido por

la dictadura y su violencia, su odio, gobiernos posteriores con modelos que lo condenaron a la miseria, y en este tiempo se trata de salir adelante. Pero tengo confianza en la gente que acompañó a Néstor y va a seguir acompañando a Cristina. No entiendo cómo algunos no reconocen lo que hizo Néstor. Siempre dio lo mejor por el pueblo. Creo en lo que se siente, en el sentimiento que se tiene. Si no hay sentimiento no puede haber éxito ni nada. Y ahí están los jóvenes, que hay que acompañarlos, porque están trabajando con fuerza por el bien de este país. Héctor y Elsa pasaron de ser antiperonistas a acercarse al movimiento. Lo hicieron de diferentes modos y en distintos tiempos y épocas. Pasaron muchas cosas. Pasó la nieve asesina. La nieve se fue. Llegaron tiempos nuevos y comprensiones reveladoras. Diferencias con Héctor. Y reconciliaciones. “Hablar me ayudó a comprender. La comprendí a Evita. Hoy veo las fotografías de Evita poniendo el voto, con esa sonrisa increíble, y me emociono. No quería ser más una persona que tenía que esconderse, que tenía que callarse todo lo que sentía. Me acuerdo de ella con sentimiento de culpa: no fuimos valientes y nos dejamos usar”, asegura con voz temblorosa. Sánchez de Oesterheld pasó el 25 de mayo de 2006 cobijada por

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A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA


A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA el entonces presidente Kirchner, ante una multitud en la que vio reflejadas a sus hijas. Y también pasó el 5 de octubre de 2010, cuando acompañó a la presidenta Kirchner en la inauguración de la Feria del Libro de Frankfurt. “Yo que creí estar muerta y hoy vuelvo a tener esperanzas”, afirmó esa tarde, con el dolor que la acompañará siempre. -¿Cómo sobrellevó todo lo que le ocurrió durante estos años? -Me hago esa pregunta en todo momento. No hay método para sobrellevar el sufrimiento. En realidad, hay que tener el coraje de decidir servir para algo mientras todavía me queda un poco de vida. Tenés que encontrar la manera de soportar vivir de la manera que vas a tener que vivir porque eso no se te va nunca más. Yo no puedo olvidar a mis hijas. No puedo. -¿Y el miedo? -No tuve miedo. Lo enfrenté. Yo sabía que para no arruinarle la vida a lo poquito que me quedó tenía que salvarlo y tenía que salvarlo con alegría. Eso creo que fue lo que me salvó. La parte positiva fue la que yo puse con un dolor del alma que también me hace llorar mucho. Sola, para colmo, lo hice sola. No tengo recetas, tengo dolor y no quiero que nadie lo tenga nunca más. Me da miedo eso, que la gente no se dé cuenta de que está corriendo riesgos estúpidos. El odio, no hay nada más estúpido que el odio. -Usted afirmó que no sabía fehacientemente de la militancia de sus hijas. ¿Hubiera reaccionado de modo diferente? -No tengo el coraje de decir: “Sí, si yo tengo un hijo y sé que está en peligro de muerte porque está metido en algo que lo va

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Él y Elsa “A Héctor lo conocí en un club. Yo había perdido la única hermana que tenía –que se murió a los 15 años por una hepatitis C. Yo era un poco más chica, de manera que no tuve la oportunidad de tener una relación especial con ella. Fue terrible, quedamos muy solos. Mis padres, por supuesto, quedaron destruidos. Llegó un momento en que yo estaba sola, sola. De esta manera, me fui criando como pude. Mis padres tenían amigos que tenían hijos varones e iban a un club, un club en Núñez, que era donde vivíamos. Ellos le decían a mi mamá que me llevaran a un club para que tuviera amigos. Mis padres se decidieron, aunque mucho no les hacía feliz, pero al final accedieron. Y bueno, ahí lo conocí en el club Obras Sanitarias”. “Lo que me enamoró fue él, porque no era buen mozo. Era un tipo que era narigón, pero tenía una conversación que no la tenía nadie. Había varios muchachos y todos me andaban revoloteando, pero a mí, que estaba todavía muy shockeada con todo lo que nos había pasado cuando era muy chica y que tenía una percepción de la vida completamente diferente del común de los chicos, me convenció él. Yo era muy jovencita cuando él me conoció. Él no era mucho más mayor que yo, pero era un tipo que ya tenía una experiencia, una vida y una cultura”.

a llevar a eso, me vuelvo loca y no lo permito”. ¿Cómo se condena? Al mismo tiempo me asombra que mucha gente me admire. Yo no tengo ninguna admiración por mí. Porque no actué bien. Él estaba metido en todo eso y yo, con lo poco que entendía, tampoco podía pretender que les prohibiera a las chicas. Entonces me conformé aceptando que ellas vivieran con esa fe de que estaban haciendo el bien. Hacer lo que se hizo con la juventud no tiene perdón de nadie. -La presencia de los nietos la ayudó mucho. -Totalmente. Yo los idolatro. Los nietos que tengo ahora son los nietos que nos da la vida por lo que hicimos. Y los adoro. Me los traería a todos a mi casa. Me devuelven la vida. Por eso tampoco los puedo olvidar a los míos, porque yo sé que están y que, a lo mejor, hay un mundo para cuando tenemos que irnos. Quiero aceptarlo. Elsa tiene dos nietos, Martín y Fernando, y un bisnieto hijo de Martín. Todavía espera por la identidad robada de otros dos nietos, propios de los embarazos de sus hijas Marina y Diana. Son 107 los nietos herederos de la “generación diezmada” que el propio Kirchner mencionó en aquel histórico primer discurso de su mandato. El Eternauta, que ante la ausencia forzada de su padre continúa su legado y vigencia, es símbolo y depositario de esa generación, la de héroes tan anónimos como unidos que luchan junto a sus amigos. “En la obra de mi marido está la exaltación del derecho de los hombres a vivir con libertad. Ahora, estoy viviendo la felicidad de ver que su sueño ha llegado mucho más lejos. Hay reconocimiento oficial de su trabajo, comienzo a recoger un poco la esperanza que él tenía y, por otro lado, la satisfacción de pensar que, si es verdad que en algún lado está, tenga la alegría de ver que se logró lo que él aspiraba: que su obra esté al alcance de todo el mundo. Él creía que se podía hacer mucho con la historieta como metodología educativa”, afirmó Elsa en agosto de 2007 en una entrevista al Instituto de Estudios del Paraná. -¿Qué sintió cuando leyó por primera vez El Eternauta? -Siempre lo valoré por intuición. Yo dije: “Éste no es un librito de ciencia ficción”. No me gustaba la ciencia ficción, para nada. Nunca, nunca me gustó. Pero me gustaba la de él y yo le decía: “A los chicos les gusta porque tiene toda una acción de cosas que pasan”. Eso era lo que yo, que ya estaba de novia con él, no era. No era una nena, pero tampoco era una persona grande, mayor. “Es muy bueno tu libro”, le decía. Los chicos, así, golpeaban la puerta de casa diciendo “Héctor, no salió la revista, ¿cuándo sale el nuevo número?”. Y eso lo viví yo. -Y en estos tiempos, ¿qué significa? A El Eternauta, él (Oesterheld) lo tenía dedicado, sin saberlo, al pueblo. Él hubiera querido que participara en todo. Y por fin consiguió que se lo publicaran. Después se lo prohibieron. Todo fue así. El Eternauta eran personajes muy raros para los chicos, porque eran extraños. Trataban de ser, pero ¿qué eran? La idea de que existe lo bueno, pero también lo malo. Lo preparado para un fin y lo que no está preparado. Están todos los personajes humanos ahí. Él renunció a todo lo que tenía en su vida, incluso a la ciencia ficción. Dijo: “Nunca más ciencia ficción” y quiso hacer El Eternauta para la historia. Y ahora, cuando vi que le ponían el nombre ´El Eternauta´ a Néstor, casi me muero. El humorista gráfico Miguel Rep, durante el acto por el Día de la


A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA Historieta -justamente porque se conmemora la primera salida de El Eternauta- el 4 de septiembre de 2012 puso palabras al sentimiento de Elsa Oesterheld, que estuvo a su lado en aquella velada. “Hoy cuando se está avanzando en los juicios por quienes se llevaron a Héctor Oesterheld y sus hijas, vemos una nueva embestida represiva, la derecha le tiene miedo a ese mensaje de lucha y resistencia. Que algunos dibujos de El Eternauta lleven la cara de Néstor Kirchner, es bienvenido porque fue quien derogó los indultos y permitió que los asesinos de los jóvenes sean hoy juzgados y condenados”. -¿Quién fue Oesterheld? -Tenía un marido que prometía y ya se veía que iba a ser lo que hubiera sido si lo hubieran permitido: es decir, un gran escritor. Todo lo que hizo, no le servía para nada. Es decir, él era un estudioso de alma. Era muy científico. La prueba está en las cosas que eligió para estudiar, como geología, por ejemplo. Era un tipo que tenía pasión por el misterio de la ciencia. Tengo la conciencia de haber tenido la oportunidad de quererlo mucho. Además, tenía una cultura fenomenal, era un hombre que sabía cuatro idiomas, y todo lo que tenía que saber lo sabía. La suya era una búsqueda permanente, pero él veía que la gente no era toda igual, que había diferencias. Entonces empezó la búsqueda de los más humildes. Y ahí empezaron los problemas. Entonces él empezó a mezclarse, a vincularse con todo lo que peleaba por vivir. Creo que eso fue lo que a él lo marcó. La clase alta no quiere saber nada con esas cosas, eso ya se sabe. -¿Por qué cree que hubo ese ensañamiento de no sólo secuestrarlo y asesinarlo a él y a sus hijas? -A Héctor lo despidieron dándole la fotografía de los cuatro cadáveres de las chicas. No podía seguir viviendo. No hubiera podido jamás. Se hubiera dejado matar. Por eso yo creo que se entregó. Él descubrió que durante la dictadura estábamos viviendo la mentira y la hipocresía más grande que había. Y lo empezamos a comprender muchos, no sólo él. Ahora, él tenía la maravilla de poder expresarlo y de poder hacer una invención que no era invención. -Si no es invención, es realidad. -Un historiador, eso también fue Héctor. Y empezó a aplicar su método al ser humano. La excusa era la ciencia ficción pero se trataba de la historia argentina. La historia que ibas a oír.


A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA

LA MUERTE DE VIDELA Y EL LEGADO DE LA DICTADURA

La herencia indeseable Por Pablo Sieira

Entre los efectos más nefastos que inoculó la dictadura en la sociedad argentina, figura el culto al dólar. También dejó un campo minado con la abultada deuda externa, la flexibilización laboral y el poder de algunas corporaciones privadas, tres

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males que se fueron revirtiendo en los últimos diez años.


La muerte del dictador Jorge Rafael Videla propone una reflexión acerca de lo que heredó la Argentina de ese período sangriento. La mayor parte de los vicios de la última dictadura se suponen desterrados, pero el plan económico, político y social del gobierno de facto dejó algunas esquirlas en la democracia que alumbra desde hace casi 30 años. Una de las más potentes y aún no reparadas es el culto al dólar. Otras están siendo desactivadas con mucho esfuerzo, como la deuda externa, la destrucción del aparato productivo y la erosión de los salarios. La desaparición y el asesinato de 30 mil personas fue también la eliminación (premeditada) de un discurso, de un modo de entender a la Argentina que se potenció en la década del ‘90. La propaganda del régimen militar impuso costumbres y construyó creencias que fueron propicias para la posterior adopción de una economía neoliberal en la que la inversión extranjera entró casi sin filtros ni regulación alguna que protegiera a la producción nacional, y en la que el

empleo se flexibilizó sin que los trabajadores pudieran hacer frente a los abusos patronales. Y es que el enorme peso del capital corporativo local también es una de las herencias de la dictadura. Por el contrario, ciertos legados que la democracia heredó de la dictadura pudieron ser desterrados. Basta mencionar la reapertura de las negociaciones paritarias como instrumento de lucha de los trabajadores y la instauración de un modelo económico más proteccionista, la abolición de leyes de flexibilización laboral en la última década y el plan de desendeudamiento externo del actual gobierno.

Los importados y el dólar Una de las propagandas del gobierno militar exhibía a un hombre que se sentaba en una silla de industria nacional y ésta se rompía inmediatamente. “Teníamos productos buenos, pero muchas veces el consumidor debía conformarse con lo que había sin poder comparar”, relataba una voz en off mientras el protagonista se iba al

suelo. Luego, aparecían varias sillas más con carteles que decían “made in”, en alusión a la industria foránea y se escuchaba: “Ahora tiene para elegir, además de productos nacionales, los importados”. El machacar constante sobre esta idea generó una desconfianza hacia los artículos producidos en el país que predominó durante más de 20 años y que todavía se mantiene en algunos sectores de la sociedad. A pesar del fortalecimiento de la industria vernácula en el último tiempo, sobrevive una tendencia a creer que los artículos importados son mejores que los nacionales. Según el historiador Marcos Novaro, “la dictadura le puso un cierre a un ciclo de economía cerrada” pero “no decidió una nueva forma de insertarse en el contexto económico internacional que fuera aceptada por el conjunto de la sociedad” y así “la economía autárquica se destruyó”. Esto fue acompañado por “una apertura económica que terminó siendo salvaje”, explica Novaro a El Cruce, al tiempo que vincula dicho proceso con la dolarización

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A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA de la economía. Y es que, para el historiador, “lo más significativo en términos de conductas que la democracia heredó de la dictadura es la idea de que no se puede ahorrar en pesos”. Novaro subraya que durante el oscuro período castrense fue “la primera vez que el gobierno mintió con el valor del peso”, cuando el ministro Lorenzo Sigaut lanzó, en 1981, su célebre “el que apuesta al dólar pierde” antes de una devaluación. El historiador sostiene también que “la dolarización, en parte fue el resultado de esa mentira y el efecto de una apertura económica que terminó siendo salvaje y de la que

después fue muy difícil despegarse”. “Hasta ese momento la economía no estuvo tan dolarizada. Es un proceso que arrancó aproximadamente en 1979 y después no cambió nunca más, más allá de los esfuerzos por desdolarizar por parte de varios gobiernos. Todos prometieron ‘vamos a tener una moneda’, pero fracasaron. Alfonsín fracasó con el austral y el kirchnerismo tuvo también un intento de desdolarización”, analiza Novaro. Gonzalo Sans Cerbino, historiador de la UBA e investigador del CONICET, afirma que tanto “la hiperinflación en el gobierno de (Raúl) Alfonsín” como “la flexibi-

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La lucha por la deuda Entre todas las cosas que la dictadura nos legó, posiblemente la más constante y difícil de erradicar es la deuda externa. A pesar de tener su origen antes del golpe de Estado de 1976, las obligaciones con los organismos de crédito internacional crecieron exponencialmente durante el régimen militar y durante mucho tiempo condicionaron a los a los gobiernos democráticos. Éstos, lejos de cancelar las deudas contraídas, las engordaron hasta la declaración del default en diciembre de 2001 por el entonces presidente interino Adolfo Rodríguez Saá. El gobierno de Néstor Kirchner dio inicio a un proceso de desendeudamiento pero la Argentina todavía tiene cuentas por saldar. Poco antes de que las Fuerzas Armadas, con Videla a la cabeza, derrocaran al gobierno de Isabel Martínez de Perón, la deuda externa total del país era de unos 8 mil millones de dólares. En 1983, cuando los militares entregaron el gobierno, esa cifra había aumentado a 45 mil millones. Para ponerlo en perspectiva: en siete años, cada argentino pasó de deber aproximadamente 320 dólares a deber unos 1.500. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín esa deuda creció a 62 mil millones y el menemismo casi la duplicó, llevándola a 121.877 millones de dólares. La gestión de Fernando de la Rúa le agregó otro tanto y la dejó en 144 mil millones. Para 2003, la deuda era de 189 mil millones de dólares. El gobierno de Kirchner tuvo como uno de sus hitos la cancelación total de las obligaciones contraídas con el FMI, con el pago de 10 mil millones de dólares, y sobre, todo el canje de los bonos con una quita del 75%. No obstante, la deuda pública informada por el Ministerio de Economía al 30 de junio del año pasado era de 192 mil millones de dólares. El historiador y especialista en la materia, Alejandro Olmos Gaona, asegura que la deuda externa es un legado de la dictadura con el que los gobiernos democráticos todavía tienen que lidiar. “Hay un error sustancial en este tema porque hay quienes hablan de deuda vieja y deuda nueva. La vieja sería la de la dictadura y la nueva la contraída en los 90. Pero esta probado que la deuda que se está pagando aún hoy es la deuda de la dictadura, tiene origen en esa deuda que ha sido convalidada por todos los gobierno de la democracia”, afirma, en diálogo con El Cruce. Es por este motivo que Olmos Gaona cuestiona los pagos de la deuda externa que, a su criterio, “es ilegal, debido a que el grueso del monto adeudado se originó en un gobierno inconstitucional”. En este sentido, el historiador propone que se realice “una auditoría como la que convocó en 2008 el presidente de Ecuador, Rafael Correa.

lización laboral y la caída de los salarios reales, son parte de la herencia de la dictadura, son el resultado de esos años”. En diálogo con El Cruce, Sans Cerbino explica que “la flexibilización es menos perceptible hoy, pero existe, por ejemplo, en los empleos por contrato temporal”. Respecto de la caída del salario real, el historiador recordó que “en los 70, el salario de un trabajador mantenía a una familia, permitía que los hijos estudiaran en la universidad y hasta se podía comprar una casa”. “Detrás del golpe militar había una trama de intereses económicos que a partir de una profunda crisis de acumulación buscaba aumentar la productividad, es decir, que cada obrero produzca más por el mismo o menor salario. Eso quedó demostrado con el Rodrigazo”, afirma el académico, en alusión al ajuste que implementó el ex ministro de Economía Celestino Rodrigo, en 1975. Tras las protestas desatadas por esa medida, esos sectores económicos “se dieron cuenta de que sus intereses no iban a imponerse si no había un disciplinamiento”, según Sans Cerbino.

La “patria contratista” La historia es ni más ni menos que un relato. Es una construcción narrativa a partir de hechos ocurridos en el pasado que se presume “verídica”, es decir, que retrata lo que objetivamente pasó. Lo que ocurre es que, como cualquier otro relato, sólo aparenta ser objetivo, pero no lo es. No puede serlo. Por eso suelen haber visiones diferentes sobre un mismo episodio, personaje o período de la historia. Esos dobleces de la historia (o mejor, del relato de la historia) ofrecen múltiples lecturas de un mismo hecho. Así, se puede afirmar que la apertura total al capital extranjero propiciado por la dictadura perjudicó a la industria nacional, pero al mismo tiempo se puede remarcar que algunos actores de la economía nacional “supieron hacer negocios y sobrevivir a la dictadura”, según Sans Cerbino. Para él, “hay una mistificación de la dictadura” en ese sentido, porque “es cierto que muchas empresas, fábricas y productores fundieron con el modelo neoliberal, pero el capital nacional también supo hacer negocios”. A partir de lo actuado por el régimen de facto algunos “sectores de la industria nacional han sabido construir


el modelo opuesto”, dijo, en referencia a la llamada “patria contratista”, de gran crecimiento en esa época: los grupos Macri, Pérez Companc, Fortabat, Techint y Soldati, entre otros. Y el nacimiento de un monopolio: Papel Prensa. La reducción del protagonismo del Estado, que se notó durante la década del ‘80 y se patentó en los ‘90, fue otro de los elementos más señalados como legado del gobierno militar. Novaro sostiene que la dictadura “tuvo un discurso antiestatal” que apuntó principalmente contra las funciones de protección social, pero afirma que eso “estuvo entramado con otros planteos más proestatales, por ejemplo, el hecho de que el empleo en el Estado no se redujo, sino que aumentó”. El historiador precisa que la dictadura “tuvo un discurso antiestatal feroz contra el gasto social pero, en paralelo, a partir de 1981 aumentó el empleo estatal, especialmente en el escalafón provincial”. De la misma manera en que puede afirmarse que la reducción de la participación del Estado en la asistencia social y en los servicios públicos fue heredada por la democracia en sus primeros 20 años, podría decirse que el rol del Estado como gran empleador fue, también, par-

te de esa herencia. Novaro señala que “los militares le tenían miedo al desempleo porque lo creían causante principal de las protestas sociales, por eso cuando ese índice empezó a crecer, se aumentó el empleo provincial, algo que se continuó con Alfonsín y luego con Menem se redujo”. Por ello “al principio del gobierno de Néstor Kirchner el empleo provincial era bajo y después tuvo una disparada impresionante, porque todavía se lo considera una forma efectiva de combatir el desempleo”.

Cosa del pasado Si hay algo seguro a esta altura de la historia es que de todos los esquemas y estilos de acción política y económica que la dictadura pudo haber instalado, se desterró definitivamente el más importante: la acción represiva como implacable forma de avanzar hacia los objetivos, sea cuales fueren. Tanto la represión física de la violencia desmedida que pueden ejercer las fuerzas de seguridad como la represión intelectual de la censura han sido dejadas atrás. Sin embargo, quedaron nichos en algunas fuerzas de seguridad, y los casos de gatillo fácil, de torturas en comisarías

y maltratos en cárceles son testimonio de esa herencia, que motivaron denuncias de organismos de derechos humanos y sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. “La violencia está desterrada porque hay muy baja tolerancia hacia ella, sobre todo a la violencia política”, coincide Novaro. “No fue así en Brasil, por ejemplo, donde los militares instalaron una violencia que luego se siguió viendo, porque se legitimó eso de matar a cualquier delincuentes en la calle. Acá existe todavía algo de eso, pero está muy mal visto”. En efecto, aún pueden verse hechos de represión como el que protagonizó la Policía Metropolitana en el hospital neuropsiquiátrico Borda -donde resultaron heridos internos, trabajadores y periodistas por balas de goma- o las fuerzas de seguridad de Formosa y Chaco contra los Qom. Pero en todos los casos, el repudio es generalizado. “La violencia política, en los pocos intentos que hubo de usarla, desde los ‘batatas’ de Menem a los piqueteros del campo con escopeta, estuvo pésimamente visto. Y que la política tenga prohibido hacer uso de la violencia es siempre algo bueno”, concluye Novaro.

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A 30 AÑOS DE LA RECUPERACION DE LA DEMOCRACIA


ENTREVISTA A VANINA KOSTEKI, A 11 AÑOS DEL ASESINATO DE SU HERMANO MAXIMILIANO

“Todavía hay responsables sueltos” Por Belén Escobar

El 26 de junio de 2002 perdió a su hermano Maximiliano, asesinado junto a Darío Santillán en la estación Avellaneda. Los dos autores de ese crimen están condenados a prisión perpetua. Pero ella sostiene que hubo responsables

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políticos y reclama su juzgamiento. Once años se cumplen este 26 de junio del día en que la estación ferroviaria de Avellaneda fue escenario de una sangrienta represión policial que se llevó dos vidas y dejó 33 heridos. Ese día, Maximiliano Kosteki y Darío Santillán salieron de sus casas para reclamar junto con una multitud, pero en vez de eso, se transformaron en los protagonistas de uno de los capítulos más oscuros de la democracia argentina: la Masacre de Avellaneda. Unos días antes, el entonces jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, había advertido que el Gobierno nacional, encabezado por Eduardo Duhalde, iba a usar “todos los mecanismos para hacer cumplir la ley”, ante el anuncio de la movilización pautada en el Puente Pueyrredón. ”Pasó más de una década y siento que no avanzamos. Aún hay responsables políticos sueltos y algunos fallos fueron muy leves para la gravedad del tema”, cuenta a El Cruce, Vanina Kosteki, hermana mayor de Maximiliano. Desde aquel momento le tocó atravesar momentos difíciles: poco tiempo después del crimen de Maxi, falleció su mamá por

mala praxis. Antes, y durante el juicio, la amenazaron de muerte, le robaron documentación de su casa y, para mayor tranquilidad, se la incendiaron. Pasaron los años, y cuando parecía que su vida se normalizaba, perdió todas sus pertenencias en el temporal que azotó a La Plata, en mayo. Caer y levantarse. De eso se trata la vida de Vanina. -¿Cómo vivís este nuevo aniversario? -Con el tema de la inundación no me di cuenta del tiempo que había pasado. Me agarró con otro ánimo. Me preguntaron qué íbamos a hacer este año con el acto. Lo único que pude responder fue: “No sé muchachos, encárguense ustedes”. Entró un metro y medio de agua a mi casa. No me quedó nada. No tuve tiempo de procesar las cosas. Creo que ya perdí todos los miedos. ¿Cómo era Maxi en la vida cotidiana? -Teníamos una relación muy estrecha. Le llevaba dos años. No le gustaba la violencia ni la agresividad. Éramos el agua y el aceite. Él era tranquilo, y yo todo lo contrario. Me acuerdo que la última vez que hablamos me dijo: “Quiero ser como vos, pero no puedo. Estoy cansado de ser el chico tranquilo”. -Uno de tus hijos lleva el nombre de tu hermano, ¿no? -Sí. Mi hijo Maximiliano nació en un momento muy difícil. Primero se murió mi hermano, después mi vieja. Pero después de la muerte viene la vida. Tiene varias cuestiones parecidas a mi hermano: es tierno y tranquilo. Le gusta la música y dibujar, como a su tío. Ninguno en mi familia tiene nombre de un muerto, sólo él. -Dijiste que Maxi era tranquilo, ¿cómo empezó su militancia? -Un día se encontró en el tren que con unos chicos de la Anibal Verón, que iban a una manifestación. Lo invitaron a un co-


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medor que tenían en Guernica. Maxi vivía cerca, en Glew, y empezó a enseñar dibujo a los chicos allá. Luego lo invitaron a la marcha del 1º de mayo, a la que yo también asistí con la misma agrupación. -¿Cómo recordás ese 26 de junio de 2002? -Estábamos almorzando mientras mirábamos el noticiero. Vimos que había empezado la represión. No sabía que Maxi estaba ahí. “¿A cuántos van a matar?”, me preguntaba. A las dos de la tarde dijeron que había dos muertos. “¡Pobre la familia de esos dos pibes”, pensé. Al rato les pedí a mis nenas que pusieran el noticiero para ver cómo iba todo. En ese momento, una de mis hijas dijo: “Mamá hay una señora que nombra al tío Maxi en la tele”. Fue entonces cuando leí, “Maximiliano Kosteki muerto”. -¿Cómo reaccionaste? -Puse otro noticiero, y justo pasaban la primera imagen en la que tiraban a Maxi a una camioneta. Hablé con mi hermana y luego con mi mamá. Ella no sabía nada y le dije: “Sentate. Escuchame con atención: Maxi fue al puente”, le conté. “Si estuviese preso ya me hubiera llamado la policía”, me contestó. “No mamá. La policía no lo arrestó, lo mató”, le respondí. -Pocas horas después se publicó una fotografía en la que el oficial Quevedo se ríe mientras Maxi agonizaba al lado de él, ¿qué pensaste al verla? -Durante el proceso judicial, Quevedo se justificó y dijo que no estaba riendo, que su cara era así. Traté de volcar la bronca en general, no en el individualismo. El comisario Franchiotti y (el cabo) Alejandro Acosta, (condenados a prisión perpetua) hirieron y mataron a Maxi, pero Quevedo ayudó a asesinarlos, y sin embargo, tiene una de las condenas más bajas de todas. Quevedo, más allá de esa foto con el trofeo de guerra, le levantó los

pies a Maxi para que se muriera rápido. Hubo otro chico que recibió un disparo en el mismo lugar del pecho que mi hermano y sobrevivió. -Hay versiones de que Darío fue a ayudarlo a Maxi cuando estaba herido, a pesar de no conocerlo y ahí es cuando lo matan, ¿crees que esto fue así? -Se dicen muchas cosas. Darío era un militante desde la adolescencia. Maxi era un chico que recién comenzaba. Lo raro es que en una secuencia de fotos se ve que Darío no estaba solo, que había otro pibe. Entonces, me pregunto por qué le dieron tiempo al otro chico para que se fuera. Supuestamente, a Darío, como cabeza de la organización, lo tenían fichado y lo mataron a Maxi porque se lo confundieron con Darío. -¿En tu familia cómo repercutió la muerte inesperada de Maxi? -Al día siguiente fui a verlos y me querían comer cruda porque por culpa mía habían matado a Maxi (dice con tono irónico). Ellos decían que yo le había llenado la cabeza con ideas locas. Yo tenía 22 años, en ese entonces. Nunca más hablamos del tema. -Tu mamá murió un tiempo después de lo de Maxi… -Sí. El día que la operaron, antes de entrar al quirófano, me dijo que no hiciera quilombo. Estuvo un mes en coma en el hospital. Pero le cumplí la promesa. Murió porque le reventaron una piedra de la vesícula y le ocasionaron una pancreatitis. Todo el mundo decía que no había aguantado la operación por la tristeza, pero no fue así. -¿Cómo fue el período anterior al juicio? -El día anterior a empezar el juicio me amenazaron de muerte en la calle. “Si querés matarme, matame. No me voy callar la boca”, le dije al que me amenazó. -Además de las amenazas, ¿utilizaron otros medios para amedrentarte? -Sí. Un día me llamaron diciendo que habían robado mi casa. Faltaban cosas importantes de la causa. Días después me llamó una vecina para contarme que me habían prendido fuego la casa. Hubo una secuencia de robos durante quince días. Lo que buscaban, en mi casa no lo tenía. Después de reconstruirla volvimos. Para un fin de año entraron también. Al lado de la mesa había un monedero con el sueldo. Se robaron el televisor y los papeles. Se llevaron la tele para decir: “Bueno, robamos”. La puerta estaba intacta, cerrada con llave. -¿Cuál es el balance luego de once años? -Faltan dos instancias legales todavía. Diez años más para seguir esperando. Pasaron seis, siete años desde que se terminó el juicio y seguimos luchando para que se haga justicia. Recién en diez años puede haber una condena firme, cuando tenga unos 45 años. Los trabajadores seguimos siendo atacados y teniendo muertos. La forma de represión cambió. Antes salían las fuerzas armadas a matar, ahora salen las patotas sindicales. No denuncio sólo la muerte de Maxi, sino un montón que hubo en los últimos diez años. Pasó más de una década y no avanzamos. Aún hay responsables políticos sueltos, y algunos fallos fueron muy leves para la gravedad del tema. Estamos estancados.


LA VENTA AL EXTERIOR DE JUGADORES MUY JOVENES

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Por Matías Quercia


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La prisa por encontrar la salvación económica mediante una transferencia al exterior acelera los procesos de formación y se convierte en un agente dañino para el fútbol argentino y para los propios futbolistas, que se ven obligados a barajar y dar de nuevo, a veces sin fortuna, para rehacer sus carreras deportivas.

Jugar. El verbo lo dice todo. Y al fútbol se juega. De ahí la admiración y fanatismo que despierta el deporte en miles de millones de personas alrededor del mundo. A todos les gustaría jugar como ellos. Y no sólo jugar. También ganar dinero (mucho en algunos casos), en vez de juntar unos mangos para alquilar una canchita y despuntar el vicio con amigos. Sin embargo, el aspecto lúdico no lo es tal para los profesionales. La posibilidad de tener la pelota bajo la suela también acarrea responsabilidades y presiones. Llegar a Primera no es simplemente jugar con la camiseta que uno siempre soñó. También es firmar el primer contrato y maximizar la esperanza de encauzar el rumbo económico de una familia. La misma premisa tienen los dirigentes, que se desesperan por vender sus manufacturas –porque el futbolista deja de ser una persona para convertirse en un bien- para sanear las maltrechas economías de los clubes. Entonces, los procesos se acortan peligrosamente. Ya no se espera que el futbolista termine de formarse en las divisiones inferiores y dé, sin prisa, sus pasos iniciales en Primera. Se acelera el debut y bastan un par de buenas actuaciones para que los pibes, todavía adolescentes, comiencen a cotizar en el mercado. Y no sólo lo presionan los directivos de las instituciones. También la familia busca la salvación inmediata con una transferencia al exterior, que implica suculentos contratos en dólares o en euros. Sin embargo, el sueño de hacerse la Europa no es apto para todo público. Muchos deben volver con una mano atrás y otra adelante por la falta de adaptación o por la escasez de oportunidades –la mayoría se va sin haber

sido pedido por un entrenador, sino como parte de un negocio entre representantes, manejadores y dirigentes-. Y, para colmo, sus partidas prematuras redundan en una sangría incesante para el campeonato local. Y el juego, al fin y al cabo el origen de la cuestión, se resiente por partida doble. Vale entonces cuestionarse si el éxito en el fútbol es este camino, modelado por los condicionamientos de la economía de capital, en el que sólo importa debutar para emigrar lo antes posible sin importan dónde y cuánto jugarán. El Cruce tomó la palabra de varios protagonistas para tratar de entender el porqué de este ideario y la necesidad de barajar y dar de nuevo en pos de un beneficio para la (buena) salud del fútbol argentino.

Entrar por la puerta chica “El fútbol se transformó en un deporte de puro vértigo. Pero no por lo que sucede dentro de la cancha, donde la velocidad es la premisa, sino por lo que ocurre a su alrededor. Las presiones que rodean al jugador golpean de lleno, especialmente, a las generaciones que están arrancando sus carreras”. La voz autorizada es de Mauro Camoranesi, uno de los máximos exponentes del lote de futbolistas que lograron triunfar del otro lado del Océano Atlántico. Camoranesi, oriundo de Tandil, dio sus primeros pasos en Aldosivi de Mar del Plata. De allí, sin pasar por la gran vidriera del fútbol de Primera, se marchó a Santos Laguna de México. No le fue mal, pero su carrera siguió en el Wanderers uruguayo y más tarde llegó a Banfield, donde bri-

lló en la Primera B Nacional. Desde el Sur del Gran Buenos Aires reimpulsó su carrera. Volvió a México y la rompió en Cruz Azul. Desde allí desembarcó en el Chievo Verona y luego tocó el cielo con las manos al arribar a Juventus. Gracias a su notable producción en la Vecchia Signora, llamó la atención del seleccionado azzurro y se afirmó como pieza clave del equipo que se coronó campeón mundial en Alemania 2006. El tandilense, que años después recaló en Stuttgart y al toque pegó la vuelta para vestir las casacas de Lanús y Racing, supo absorber todas las presiones. Estuvo en lo más alto y en lo más bajo y a fuerza de las vicisitudes formó su familia y diseñó su vida, con el deporte como aliado. Hoy, a casi 20 años de su silencioso debut en Primera, pone sobre la mesa las dificultades que afronta un futbolista que recién arranca a la hora de alejarse de su entorno familiar. “Si uno no se asienta, es muy difícil poder explotar la virtudes que tiene. Un jugador puede mostrar una innumerable cantidad de habilidades, pero si no tiene tranquilidad para exponerlas, todo se hace cuesta arriba”, puntualiza.

Retroceder en el casillero Y allí está la trama central: saber esperar, ser paciente. Así como Camoranesi debió buscar distintos rumbos hasta que halló la calma en Juventus, otros apuran los trámites y terminan sufriendo los avatares de un panorama que en la realidad dista enormemente de las promesas de intermediarios. “La adaptación en otro país es


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un tema central para poder explotar tus condiciones”, asegura Lautaro Acosta. Con apenas 19 años, aquel juvenil que había mostrado sus atributos en Lanús, ya tenía el boleto para ir a triunfar a Sevilla con apenas un puñado de partidos en Primera. Pero una vez en España, jaqueado por una seguidilla de lesiones, el “Laucha” no consiguió exponer en el terreno todas sus condiciones. “Hay que entender cuáles son los momentos, qué hace falta para responder a las exigencias que aparecen en el camino”, remarca. Hoy, con apenas 25 años, el delantero volvió al país en busca de una nueva oportunidad, ahora con la camiseta de Boca. Según el jugador, la idea es poder “reencontrarse” con su nivel, ése que supo hacer disfrutar en sus inicios y que con su ida a Europa se perdió de vista. Ahí surge otro de los inconvenientes para los pibes que emigran en forma compulsiva en busca de hacerse la Europa. Perderse en la nebulosa en ligas de segundo o tercer nivel, donde el único incentivo pasa por cobrar sueldos en moneda comunitaria. Rusia, Ucrania, Turquía y Portugal, entre otros países, aparecen como habitual destino para las joyitas del fútbol local. Muy lejos de las exigencias que certifican las ligas de España, Italia, Inglaterra, Alemania y hasta Francia, los chicos no sólo sufren el desarraigo, sino que también quedan lejos de las principales luminarias, sin posibilidad de mostrarse para pegar el salto de calidad. Un caso que explica estas instancias es el de Maximiliano Moralez. El volante debutó en 2005 en Racing y rápidamente se transformó en su figura. La necesidad del club para contar dinero fresco hizo que se lo vendiera a FC Moscú. Pero en Rusia sólo disputó ocho partidos y pidió volver a la Argentina. Así fue cómo retornó a Racing y más tarde desembarcó en Vélez, donde recuperó su nivel superlativo y obtuvo un par de títulos. Más afianzado, con un mayor grado de madurez, a “Frasquito” se le presentó una nueva oportunidad de triunfar en Europa, donde desde hace dos temporada muestra su fútbol con continuidad en el Atalanta de Italia. “Los apuros propios de un jugador que sabe que su carrera es corta y necesita el éxito, y los de un club que requiere del dinero de las transferencias para sostenerse, arman una combinación que repercute en el nivel del futbolista y de los equipos en general”, resume José “Turu” Flores, ayudante de Ricardo Gareca en Vélez, el lugar

“Las presiones que rodean al jugador golpean de lleno, especialmente, a las generaciones que están arrancando sus carreras” (Mauro Camoranesi)

“Hay que entender cuáles son los momentos, qué hace falta para responder a las exigencias que aparecen en el camino” (Lautaro Acosta)

donde Moralez logró refundar su carrera deportiva tras haber dado el mal paso. “A mi entender es un problema cultural. Está bien que un futbolista quiera llegar a lo más alto. Es algo más que obvio. Pero el drama es más grande si no se lo persuade de que todo tiene sus tiempos y su determinado desarrollo y que se necesita de un aprendizaje para arribar a la cúspide”, afirma el “Turu”. Y agrega: “La dificultad es proporcional. Mientras más rápido se vayan los chicos en busca de la gloria en el exterior, menos posibilidades hay de encontrar futuros cracks en las inferiores, porque las presiones aumentan y la obligación de sacarlos con menos tiempo de preparación atentan contra su desempeño en Primera”. El análisis complementa el argumento. Los chicos se van, el lógico recambio se resiente y las grietas se visibilizan en el juego semana a semana. “Desde que empiezan en las divisiones inferiores, cada uno sabe hasta dónde pueden dar el salto que hace falta para triunfar. Pero cuando el salto se da antes de tiempo, el futbolista es proclive a un retroceso en su desarrollo”, enfatiza el Turu, dejó su huella en Europa como atacante de lujo en el Deportivo La Coruña, club en el que se transformó en ídolo a fuerza de su potencia para dejar rivales en el camino tras un breve paso por Las Palmas. Sin embargo, para tocar el cielo con las manos, transitó seis temporadas con Vélez, club que lo vio nacer y con el que ganó prácticamente todo lo que jugó a nivel local e internacional de la mano de Carlos Bianchi. Es

decir, apareció en Europa con una vasta experiencia.

Paso a paso “Hay aprendizajes que no se pueden saltear ni evadir. Si le das dedicación, perseverancia y coherencia, se materializan a la hora de salir a la cancha”, sigue el hilo conductor Iván Moreno y Fabianesi, español de nacimiento, argentino por adopción, que certificó un camino opuesto al de la mayoría de los protagonistas, aunque con el mismo resultado. Es que el “Torero” comenzó su carrera en Rosario Central antes de los 20 años. Y rápidamente fue cedido a Villarreal, de su país natal. Fue en 2001. Pero no halló su lugar en el mundo y tras pasar por el Porto de Portugal, sin éxito, retornó a Argentina, donde sí encontró la regularidad que requería, en un puñado de elencos. Hoy, en Colón, es figura. Y cuando remarca sobre su situación entre el fútbol doméstico y el europeo, aclara: “Allá no tuve la continuidad que esperaba”. Eso, sin lugar a dudas, impacta en el rendimiento. “El jugador que sabe que tiene un espacio seguro, se desempeña levantando su nivel, pero el que tiene que esperar su oportunidad sufre la expectativa. Es algo habitual. Hay un caudal tan grande de jugadores en Europa, que los equipos acumulan plantilla pero no consolidan a sus futbolistas más allá de sus titulares indiscutidos”, sentencia, despejando las dudas sobre el por qué es difícil triunfar del otro lado del Atlántico. En ese sentido, son para elegidos la configuración como estrella. La lista, detrás de


entre distintas cuestiones dejó entrever un inconveniente que creció hasta la actualidad. “A los pibes se los hace madurar cada vez más rápido”, se explayó sin preámbulos. A cinco años de aquella idea, y luego de pasar por los bancos de Newell’s y Colón, Sensini no modifica su postura y profundiza el concepto. “Si la velocidad con la que se prepara a los jóvenes aumenta, inevitablemente se pierden herramientas en el camino de su formación, y no se recuperan por más que en Europa apliquen una excelente disciplina de trabajo”, remarca. ¿Y dónde está la clave para que los jugadores triunfen en el Viejo Continente? “Voluntad, ganas, capacidad en su fútbol, mucho dinamismo y algo de suerte”, abre la tanda de respuestas Lautaro Acosta. Para Flores hay que agregar la “versatilidad”. “Hoy el fútbol tiene una multiplicidad de funciones que exponen al jugador para que las conozca más allá de ser especialista en su puesto. El que mejor se adapte logra el objetivo”, enfatiza el “Turu”. Para Camoranesi la adaptación es vital, pero no sólo dentro del campo sino también fuera. “Sentirse cómodo con los compañeros, con el país en el que estás, que tiene muchas costumbres distintas a las propias”, indica, teniendo en cuenta, por caso, la problemática del idioma. En ese sentido se exponen otras vertientes, abanicos que el mercado del fútbol abre y que son difíciles de contener. En los últimos años, por ejemplo, se habilitó la llegada de un enorme caudal de jugadores argentinos a la liga de Rusia. Así como

Moralez no se adaptó, sí lo hizo Héctor Bracamonte, de larga carrera por esos lares, que ya con sus últimos cartuchos optó por volver al país y, tras un mal paso por Rosario Central, continúa en la Primera B Nacional con la casaca de Sarmiento de Junín. “Yo siempre soy el mismo en cualquier lugar, sea acá, en Rusia o en España –vistió la camiseta del Badajoz-. Tenés que estar mentalizado, concentrado al cien por ciento para no caer en un bajón anímico, ya que no es lindo tener a la familia lejos”, aclara. Hacerse la Europa no es una meta sencilla. La idea de triunfar en las ligas mayores es un sueño que cotiza en bolsa y sacude la ambición de todos: desde los futbolistas de elite, que entienden que se allana su camino para potenciar su juego, y también para aquellos que optan por recorrer el planeta en pos de un golpe de suerte que les permita parar la olla gracias al negocio global. Mientras tanto, la sangría en el fútbol argentino no se detiene. Es evidente que el juego se resiente. Entre el éxodo masivo y las malas administraciones, la pelota pasa más tiempo fuera que dentro de la cancha. Habrá que buscar un equilibrio y bajar revoluciones. No saltar etapas formativas, buscar ideas para contener y retener jugadores, como, por ejemplo, tratan de hacer Vélez y Lanús. Quizá, con paciencia, todos terminen ganando: el fútbol y los futbolistas. Tal vez alcance con entender, más allá de las urgencias económicas, que veces es muy temprano para partir y después es demasiado tarde para volver a empezar.

“Todo tiene sus tiempos y su determinado desarrollo y se necesita de un aprendizaje para arribar a la cúspide” (José “Turu” Flores)

“Hay aprendizajes que no se pueden saltear ni evadir. Con perseverancia y coherencia, se materializan a la hora de salir a la cancha” (Iván Moreno y Fabianesi)

“Si la velocidad con la que se prepara a los jóvenes aumenta, inevitablemente se pierden herramientas en el camino de su formación, y no se recuperan (Roberto Sensini)

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Leonel Messi, la integran Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Carlos Tevez o Javier Mascherano, entre otros. Después, los demás, luchan día a día para reafirmar su estadía en las mejores ligas, a fuerza de exigencia, mentalidad ganadora y firmeza de convicciones. “Cada vez es más el mercado que mueve el fútbol, y eso incide en la personalidad de un jugador, que sabe que si llega a la cima se le facilitan un montón de cosas que, de otra manera, se tornaría imposible”, comenta el mediocampista. Camoranesi está en consonancia: “Para quien lo practica, este deporte es un estilo de vida, dentro y fuera de la cancha. Impacta decisivamente en el estatus que adquiere. Y, como no puede ser de otra manera, todos quieren llegar a lo más alto lo más rápido posible”. La declaración refuerza la idea que había especificado Flores. Aun así, el Turu lo simplifica con el juego en sí: “Quien es realmente bueno en esta actividad, va a estar entre los mejores, sin lugar a dudas. Pero el problema es cómo y cuándo llegar. Y ahí los apuros y las necesidades se ven en su máximo esplendor”. Roberto Sensini tomó las riendas en Estudiantes de La Plata, en 2008. Venía de una dilatada trayectoria en Italia. Desde 1989 hasta 2005 jugó, en diferentes instancias, en Udinese, Parma y Lazio, mientras que hizo su debut como entrenador al año siguiente en el primero de los conjuntos que componen esa trilogía. Cuando apareció con su semblante en el Pincha, había forjado su mentalidad con el tinte europeo y en declaraciones periodísticas,


ENTREVISTA A MARIA FERNANDA BERTI

“La violencia está encadenada” Por Leonardo Castillo

Berti es docente y escribió “La Violencia de los Márgenes” junto con el sociólogo Javier Auyero. Se trata de una investigación que describe los usos y las formas de la violencia en un barrio carenciado del Sur del Gran Buenos Aires a través

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de la mirada de chicos de seis a diez años que van a la escuela.


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Un día de visita a una madre presa; una chica con una herida de bala propinada por un hombre que quiso violarla y no pudo; un hermano muerto por un transa; un vecino acuchillado en una pelea; o el pibe lastimado a golpes por un policía que le pidió peaje… Son los relatos que conforman la cotidianeidad de Arquitecto Tucci, un barrio real de la zona Sur del conurbano bonaerense con un nombre imaginario donde María Fernanda Berti trabaja como maestra de grado desde 2007. Eran las vivencias que sus alumnos, de entre seis y diez años, le narraban a diario y no dejaban de conmoverla. Comprendió que debía hacer algo con todas esas historias. Había que condensar esos relatos que se reproducían oralmente en las aulas. Decidió contactarse con el sociólogo Javier Auyero, un argentino residente en Austin, Texas, donde se desempaña como profesor universitario. Y juntos le dieron vida a “La Violencia en los Márgenes”, una investigación sobre los usos y las formas de la violencia entre los pobres urbanos del Gran Buenos Aires. “No busqué estas historias, pero las encontré todas juntas y sentí que debía ordenarlas en papel como una forma de contestarle al sufrimiento que me compartían los pibes. Esa es la intención de este trabajo”, señaló, en una charla con El Cruce, María Fernanda, la seño que durante años le puso el oído y el corazón a las confesiones de sus estudiantes, víctimas de una realidad cruda que deja heridas profundas en sus subjetividades.

-¿Cómo decidiste contactarte con Auyero para empezar a delinear este trabajo de investigación? -Desde que empecé a trabajar en esta escuela, las historias de violencia se convirtieron en una constante. Eran relatos que aparecían en el trato habitual, cotidiano entre los pibes y yo. Por ejemplo, dando clases veía que un pibe se dormía y le preguntaba por qué tenía sueño. Me contestaba que había estado en vela toda a la noche porque en la cuadra en la que vivía “estuvieron de tiroteo toda la noche”. O la historia de una nena herida de bala por un tipo que había intentado violarla o un chico que trajo la tarea sin hacer un lunes porque tuvo que ir a visitar a su mamá a la cárcel... Eran las historias que surgían naturalmente, de manera habitual. Decidí entonces que debía hacer algo con eso, que estaba frente a un material que podía abordarse desde una perspectiva académica. Así fue como le escribí a Javier (Auyero), que en los ’80 había militado en este barrio que decidimos denominar Arquitecto Tucci, como una forma de preservar a los protagonistas de todas estas situaciones que reflejamos. -¿El objetivo primario fue hacer un libro sobre la violencia o eso también resultó algo que se impuso a medida que avanzaron en la investigación? -Javier estaba interesado en retratar la violencia y el sufrimiento ambiental, que era una problemática que él había desarrollado


en una investigación que hizo sobre Villa Inflamable, en Avellaneda. Les pedimos a los chicos del colegio en el que trabajo que hicieran una actividad contando las cosas que no les gustaban. Y si bien el tema ambiental está muy presente en un barrio como el Tucci, donde los desagües a cielo abierto son una constante y hay muchas calles de tierra, el tema de una violencia que se daba de forma encadenada se hizo presente con mucha fuerza. -¿Cómo es eso? -Es un fenómeno que no llega a ser comprendido del todo por las ciencias sociales, que por lo general analizan las violencias de forma escindida. Los académicos estudian la violencia como si hubiera una de género, otra familiar, otra escolar y una institucional. Lo que sucede acá es que todo se da en un mismo plano. La violencia está encadenada. Cada situación está relacionada con otra y otra más. Por ejemplo, la agresión de un marido contra su esposa en una familia desemboca en un tiro que un hijo le da un día a su padre golpeador; ese pibe se escapa y luego puede enfrentarse con la policía o sufrir una agresión por estar en la calle solo. Es una continuidad. -Ustedes insisten en dejar en claro que las principales víctimas de la violencia son los habitantes del barrio. -Sí, y hacemos hincapié en ello porque para el discurso dominante difundido por los medios, las víctimas son los sectores medios y altos, en tanto que los padecimientos de la gente de los barrios se ocultan. En rigor, los principales receptores de la inseguridad y el miedo son los sectores populares, que conviven con esas problemáticas a diario. Muchas veces, en el imaginario social hegemónico se construye que la gente de los barrios sale a robar y matar afuera. Los habitantes del Tucci son descriptos como victimarios, cuando en realidad son víctimas de un fenómeno larvado que lo atraviesa todo.

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-¿Cómo son percibidas la fuerzas de seguridad por los vecinos del barrio? -La Gendarmería es vista con respeto y también con temor por su rigurosidad. Así y todo te encontrás con pibes que te dicen que les gustaría ser gendarmes en un futuro. La Policía, en cambio, es considerada como parte del problema en función de sus complicidades e intereses. Aun así, hay madres que van a la comisaría a denunciar a sus hijos para que los detengan y los mantengan alejados de la adicción al paco por al menos unos días. Todos sabemos que eso no soluciona nada. -¿Ahí donde aparece esa visión de “Condón Urbano” a la que ustedes aluden? -De esa forma buscamos graficar de forma metafórica lo que significa un poco la presencia de las fuerzas de seguridad como Gendarmería en un barrio. Es entender el Conurbano como si fuera un condón que permite marcar una distancia con algo que es indeseado.

-¿De qué forma podría hacerse presente el Estado? -El Estado tiene que dar respuestas más efectivas. Por ejemplo, en el tema de las adicciones, el centro más cercano para tratarlas está a más de 50 cuadras, hay que tomar desde el Tucci varios colectivos para llegar y eso es muy difícil para una madre que quiere sacar a un hijo del consumo de drogas. De todos modos, no se puede decir que el Estado esté ausente. Existe una presencia que se da por medio de planes asistenciales y con la Asignación Universal por Hijo y desde luego de forma punitiva a través de las fuerzas de seguridad. El problema es que las políticas públicas están balcanizadas, no se produce una presencia articulada del Estado. -¿La cárcel es otra de las formas bajo las cuales el Estado marca presencia? Sí y de forma muy fuerte. La cárcel se convierte en una instancia de articulación más en la vida de muchas familias. Muchos de los chicos que concurren al colegio tienen un familiar detenido al que de tanto en tanto deben ir a visitar. Es un lugar por el que muchos pasaron y otros van a pasar, y deja marcas muy profundas. Los pibes que entran a una cárcel salen, después de cinco o seis años, convertidos en hombres que soportaron un nivel de violencia muy grande. Y es que el sistema penitenciario es un continuo reproductor de marginalidad. Los sectores medios creen que encarcelando a los pobres se resuelve el problema del delito pero es una visión errada. Desde 1985, en Argentina la tasa de detenciones y condenas en las cárceles aumentaron casi un 400 por ciento, ¿sirvió de algo? -¿Cuál es el impacto real que tiene la Asignación Universal por Hijo en la gente del barrio? -La asignación fue muy importante para asegurar la presencia de más chicos en la escuela y recortar la influencia de los punteros. De todos modos, lo que resulta significativo es que a pesar de todo, los sectores populares, con o sin asignación, siguen a apostando a la escolaridad. Ese es un rasgo muy positivo. -¿Y qué se puede hacer desde la escuela ante un contexto tan violento? -La escuela debe seguir recibiendo a los pibes y darles toda la contención que sea posible. Pero no se le puede pedir que se convierta en el articulador de las políticas públicas en el territorio. No está preparada, no puede. -¿Creés que la situación que se vive en Arquitecto Tucci es similar a la que se da en otros barrios periféricos del Gran Buenos Aires y de Rosario? -Estimo que es muy probable, pero como no trabajamos en otros territorios no podemos afirmarlo de manera taxativa. Lo que sucede en Tucci está muy ligado a la feria de ropa instalada en el barrio desde hace años. Es un gran mercado en el que se mueve mucha cantidad de dinero en efectivo y eso potencia las


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situaciones de violencia en todos los niveles. Esa es una de las particularidades que tiene este territorio por sobre otros. -¿Qué rol juega ese mercado de ropa en la vida cotidiana de los vecinos? -Es un gran articulador laboral y social en función de los volúmenes económicos que mueve. Para muchos chicos que terminan el nivel primario es una oportunidad de encontrar trabajo y otras cosas. La feria es un lugar en el que se producen muchos delitos de oportunidad, que son los que se comenten de forma rápida y por montos pequeños. Así y todo, los chicos, los adolescentes no perciben a este mercado como una oportunidad de ascenso social, lo ven como un lugar en el que pueden encontrar algunas oportunidades. -¿Los habitantes del Tucci identifican algún momento en particular a partir del cual la vida se tornó violenta para ellos? -Todos dicen que hace 20 años se vivía de otra manera, que se podía andar por la calle o salir a bailar un sábado por la noche sin temor a sufrir un robo, o una agresión. Muchos identifican los ’90 como el inicio de toda esta realidad, cuando “mucha gente se quedó sin laburo”. Otros, simplemente, acotan que el problema es que “en el barrio vive mucha gente”. También está muy difundida la cuestión de la droga. En los ’80, los que consumían eran algunos cuantos pibes que se juntaban en una esquina a fumarse unos porros. Ahora, en cambio, el paco está muy presente y su consumo muy extendido entre los jóvenes. -¿Entre los relatos que recabaste hay alguno que por algún motivo que te haya llamado mucho la atención? -Casi todos están teñidos por la misma problemática. Pero existe uno que es muy ilustrativo. Un día de marzo, poco después de que recomenzaran las clases, noté que una chica tenía una herida de bala en un brazo. Le pregunté qué le había pasado y me contó que un vecino había intentado propasarse con ella en la víspera de Noche Buena, pero que logró escapársele y avisarles a sus familiares lo que había pasado. Fueron todos a la casa en la que vivía este tipo y le dieron una golpiza tremenda y estuvieron cerca de matarlo. Después, a la noche, cuando la familia se encontraba brindando, el agresor empezó a los tiros contra ellos y le pegó uno a mi alumna, a quien antes había intentado violar. Obvio que lo agarraron de nuevo, y bue… Pero esas son las situaciones a las cuales se expones los chicos. Esa es la violencia encadenada que sufren . -¿En las historias que te transmitieron tus alumnos en todos estos años hay algún dato esperanzador? -Me gustaría decir que sí, que pasó algo reconfortante. Que hubo pibes que pudieron cambiar sus vidas… Y eso es algo que me lo había marcado Javier cuando comencé a trans-

mitirle estos relatos. “Ojalá tuvieras algo lindo que contarme alguna vez”, me decía al principio de la investigación. Ocho chicos que fueron mis alumnos están muertos por distintos hechos de violencia. Contar lo que pasa es una forma de construir consciencia y empezar a dar pasos para que las cosas puedan cambiar algún día. -¿Por eso seguís enseñando en Arquitecto Tucci? -Sí, debe ser por eso. Además no creo en la victimización del docente, un vicio muy común en nuestro gremio. Nosotros, al terminar el día, nos vamos. Volvemos a vivir nuestras vidas en lugares de clase media en los cuales salir, hacer las compras y andar en bicicleta es parte de lo cotidiano, no andamos esquivando tiros o esperando allanamientos. Mis alumnos, en cambio, se quedan ahí aprendiendo una violencia que les dejará marcas con las que van a tener que convivir por siempre.


ARTICULOS PARA DISCAPACITADOS

Tecnología para la inclusión Por Martín Silles

El INTI se ocupa de desarrollar elementos para personas con necesidades especiales y de promover la producción de artículos a bajo costo. Y a través del Ministerio de Educación, los alumnos de escuelas técnicas los fabrican. También participan

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las escuelas de educación especial y los municipios. Una iniciativa del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) ha desencadenado un círculo virtuoso por el cual, mediante la participación de escuelas de educación técnica, gobiernos municipales del interior, escuelas de educación especial y la Comisión Asesora para la Integración de Personas con Discapacidad se producen a bajo costo elementos para el uso de personas con discapacidades o se desarrollan artículos que el mercado no produce por no ser rentables. Rafael Kohanoff, director del Centro de Tecnologías para la Salud y Discapacidad del INTI, explica que el organismo “es un generador de transferencia de tecnología”. El centro que dirige, detalla, “trata de informarse, de determinar problemas y necesidades en las áreas de la salud y de las personas con necesidades especiales

que no se resuelven de manera fácil en el mercado”. Debido a las reglas de la economía, explica, muchas veces “las personas con menores ingresos, con mayores dificultades económicas y que tienen alguna discapacidad no cuentan con posibilidades de utilizar elementos para mejorar sus vidas, pero al mismo tiempo el Estado tampoco tiene los recursos para hacerse cargo de satisfacer sus necesidades” sostiene Kohanoff. Tomando en cuenta esa situación, desde el área que dirige Kohanoff apuntan a determinas cuáles son los mayores requerimientos, pensando de manera principal, en las necesidades insatisfechas. En el área motriz se dieron cuenta que había una decena de dispositivos que eran fundamentales para algunas per-

sonas, como bastones, trípodes, muletas, andadores, una silla postural y otra de ruedas, agarraderas para sujetarse en la bañadera, entre otros elementos. La primera idea fue que, con la ayuda del INTI, pequeñas y medianas empresas construyan esos elementos. “Pero cuando me puse a hablar con los empresarios para que se hagan cargo de los emprendimientos y se pongan a fabricar estos elementos, recibí una respuesta dura pero realista: ‘Para una obra social, que si paga, paga tarde, o para personas sin recursos, no es negocio’”, relata Kohanoff. Como ex empresario, el funcionario entiende esta postura, y aunque no la comparte, en lugar de enojarse decidió encarar el tema desde otro punto de vista. “Lo que resolvimos fue articular estas cosas con organismos del Estado y decidimos que lo más apto eran las escuelas técnicas, porque hay 1.500 en todo el país, con lo que se resolverían los problemas de fabricación, de distribución geográfica y de la atención personalizada de quien lo va a usar”. “Por eso hicimos un convenio con el Instituto Nacional de Educación Técnica (INET) y los elementos se empezaron a fabricar en las escuelas técnicas. El INTI diseña y


Uno los dispositivos fabricados en las escuelas técnicas.

asesora, la escuelas técnicas fabrican y la gente lo puede usar”, expresa el funcionario. “Se empezó con mucho entusiasmo, pero surgieron problemas como el de los insumos –reconoce-, porque nosotros mandábamos los planos, los costos, decíamos con qué había que hacerlo, pero en el interior no se conseguían algunos materiales y además los elementos eran mucho más caros”. Tampoco estaba desarrollada la costumbre de que quien necesita el elemento lo solicite a la escuela técnica, porque los hospitales ya tenían sus proveedores habituales. Según Kohanoff “, el Ministro de Educación de la Nación tuvo una actitud bastante valiente y corajuda y se dirigió a las escuelas especiales donde van los chicos que necesitan estos elementos y les consultó a las directoras qué necesitan sus alumnos”. En total respondieron 400 escuelas, que hicieron unos 5 mil pedidos. “Después de esto empezamos con lo que yo llamo `Hermanar a la Escuela Técnica con la Especial´”, explica el ingeniero. La financiación es otro problema para estas áreas de trabajo y aunque la Comisión Nacional de Discapacidad financia este programa, los mecanismos para lograr la financiación del Estado son complejos. “Por ejemplo, exigen varios presupues-

El ministro de Educación Alberto Sileoni y el ingeniero Rafael Kohanoff, del INTI, en el encuentro nacional “Solidaridad Tecnológica para Personas con Discapacidad”.

tos pero las escuelas técnicas no están acostumbradas a pedir tres presupuestos cuando necesitan algo, y además, en algunos lugares no conseguían ciertos materiales o cuando los precios llegaban a Buenos Aires y se aprobaban ya eran viejos”, relata Kohanoff. Por eso, ante los problemas para un funcionamiento fluido, el INTI sugirió que se concentraran las compras en cada localidad con el apoyo los intendentes, los Rotary Club, las Cámaras de Comercio y otras entidades con lo que el sistema comenzó a funcionar. Desde el INTI también se trabaja con emprendedores que pueden desarrollar elementos novedosos, “que no están en el mercado y que pueden fabricarse a bajo costo, porque la idea no es que los elementos sean caros, más allá de que quien lo hace quiera ganar dinero” señala Kohanoff. El funcionario destaca, además, el trabajo con los municipios. “Yo recorrí más de setenta, con mucho beneplácito de los intendentes y la sociedad civil. El problema es que aunque la gente se entusiasma, una vez que nos vamos, a las autoridades y a las organizaciones, que están tapadas de trabajo, se les hace difícil encarar nuevos emprendimientos”. También visitan instituciones donde se

pueden plantear demandas de elementos para mejorar la calidad de vida. “A veces nos plantean cosas de fácil resolución, pero si las podemos resolver, no encontramos manera de que lleguen a quienes las necesitan”. Kohanoff pone un ejemplo: “Un día llegamos a un hogar de ancianos y cuando les preguntamos qué cosas podían necesitar, una abuela nos dice que sería bueno tener algo para que los bastones no se caigan al piso cuando están apoyados en la pared. Cuando volví al Instituto —continúa—un integrante del equipo viene con un cuadrado de goma eva que usábamos para otra cosa, con un agujero en el centro en el que entraba un bastón. Lo probamos y anduvo bárbaro: hasta ahí tema solucionado, con un costo muy bajo. Pero el problema fue hacer que alguien lo fabricara, porque es algo de muy bajo costo. Y la verdad es que todavía no conseguimos que nadie lo haga”. El INTI también desarrolló un cartel para la detección de problemas oftalmológicos, que se baja desde el sitio web del instituto “Es una buena herramienta para detectar problemas de vista, solo hay que imprimirlo, armarlo y ponerlo a tres metros de la persona, si no se ven bien las letras chiquitas, hay que ir al oftalmólogo”, resume el director.


SALUD

Una vida sin gluten Por Jennifer Almendras

Hay un antes y un después para una familia que descubre que uno de sus integrantes es celíaco. El cambio de dieta y los cuidados extremos en la preparación de las comidas obligan a generar una nueva rutina para hacer frente a los trastornos en

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la salud.

“Yo hago puchero, ella hace puchero. Yo hago ravioles, ella hace ravioles”, decía una indignada China Zorrilla, con un elegante vestido rojo y 30 años menos. Elvira hacía catarsis, en el medio de la sala de la casa con todos los hijos y nueras de Mamá Cora, de la que no se sabía su paradero. Gritaba que su vecina era una envidiosa que la imitaba en todo, pero no se percataba de que el teléfono no se había cortado. Momento épico del cine argentino, que entre otras cosas revela nuestras costumbres y hábitos alimenticios. Ravioles o fideos son comidas tradicionales de un almuerzo del domingo y el aroma del tuco con queso de rallar fresco sale de las ventanas e impregna la ropa de todo valiente que pase por la vereda. Sin embargo, está situación no se repite en unos 500 mil hogares del país, en que alguno de los integrantes de la familia padece celiaquía. Las cosas allí son diferentes. La familia entera debe adecuarse a una dieta libre de gluten. Una dieta libre de TACC, el código del celíaco que esconde trigo, avena, cebada y centeno. El organismo de los celíacos


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no tolera las pastas dominicales, por más que la televisión sí tolere que se continúe repitiendo Esperando la carroza. Un pastel de papas representaba una comida ideal para compartir en familia. Se pelan las cáscaras, se hierven las papas y luego se hace el puré. Por otro lado se prepara el relleno de carne. Parece simple la preparación, que luego se lleva al horno. Cualquier programa de cocina con chef de acento neutro que se ve por cable podría hacer lo mismo siendo cuidadoso con la preparación. En muchas ocasiones utilizan los mismos cubiertos para probar varios alimentos. Pero esa libertad sería contraproducente, peligrosa, en la casa de celíacos. Allí, los cuidados son extremos, ya que debe evitarse el contacto de los alimentos y cubiertos que se utilizan para cocinar, no deben ni rozarse con ningún otro que pudo ser usado para cortar rodajas de pan o si le cayeron restos de algún alimento que contenía gluten. Este es uno de los almuerzos que se realiza en la casa de Melina López, de 22 años. Que es celíaca. Ella descubrió este padecimiento, que

puede afectar a personas de todas las edades, antes de ser operada por un tumor en un ovario. En los chequeos previos le diagnosticaron una deficiencia de hierro. Buscaron el motivo. Después de un mes de tratamiento, continuaba igual. “Me tuvieron que hacer una transfusión y pude ser operada. Después por varios meses seguía con la misma deficiencia. Yendo de un médico a otro, fui con el gastroenterólogo, que después de varios estudios descubrió que soy celíaca”, comenta Melina, con algo de alivio de que no fuera otra enfermedad. Melina vive en Banfield Oeste. Es muy tranquila: ante las múltiples obligaciones que tiene una joven de su edad, no pierde la calma en ningún momento. Estudia en el Instituto Nacional Joaquín V. González, de la Ciudad de Buenos Airesl, en el Profesorado de Matemática, y trabaja de lunes a viernes como telefonista en una distribuidora de gaseosas a pocas cuadras de su casa, mientras que los domingos atiende un locutorio. El doble empleo tiene su motivo. La comida especial para celíacos es costosa.

Cuando va a los supermercados, entre góndolas a la vista, encuentra productos libres de gluten. Algunos de ellos, como la fécula de maíz o harina de arroz, que utiliza para preparar la vianda o cocinar torta fritas. “Compro la comida en Disco. Solía comprarla en las dietéticas. Cada paquete de harina de medio kilo sale entre 10 y 14 pesos. El kilo está a más de 20 pesos”, sostiene Melina, que abre los ojos y muestra su descontento, porque la harina común cuesta 15 pesos menos. El alto precio de la alimentación con productos que no alteren los síntomas a los celíacos impacta en su economía y representa entre 300 y 600 pesos más por mes, sólo en alimentos sin TACC. Con un ligero reggae de fondo, algunos días prepara la vianda que se lleva al trabajo. En su casa suena muy temprano la banda Dancing Mood. Varios alimentos son cuidadosamente guardados para que no tengan contaminación cruzada, además de estar libres de gluten. Si verduras como las zanahorias son cortadas con un mismo cuchillo que antes se usaba para cortar pan y no fue lavado ade-


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cuadamente, puede contagiar de gluten al alimento que no lo tenga. Es por eso que su familia guarda separadamente los alimentos de la dieta. “El tratamiento para los celíacos es de por vida. La celiaquía implica una deficiencia en las vellosidades del intestino, una especie de pelitos para decirlo en criollo, que absorben todos nuestros nutrientes. Cuando los celíacos ingerimos un alimento con TACC, estos pelitos se aplanan y no se absorben los nutrientes”, explica Melina, con pleno conocimiento y aceptación la dieta que la acompañará toda su vida. Todos los días muchos jóvenes pueden freír milanesas y preparar sandwiches por la mañana que comerán en el momento del almuerzo. Luego van a la mochila y su día comienza. Ella, desde hace 5 años, prepara religiosamente el menú que la dieta le permite muy temprano por la mañana. A veces puede llevarse un huevo duro con verduras hervidas y otras, una porción de carne de ternera a la plancha, sin grasa, con arroz. Comidas como estas podría pedirlas en la rotisería, cerca de su trabajo, pero al no saber cómo es preparado debe llevarse su propio táper. Pueden utilizar el mismo aceite o los mismos cuchillos. Por eso en su mochila, entre apuntes, resaltadores y lapiceras hay un espacio especial destinado a su vianda, además de algunas galletas chocoarroz o 24 horas de Kapak que come a media tarde. La dieta no elimina la enfermedad pero controla sus síntomas. Antes de tener el diagnóstico y de conocer los cuidados que requería, comía todo tipo de comidas. “Tuve varios síntomas, uno de ellos fue el bajo peso durante la adolescencia. Siempre fui de pequeña contextura, porque perdía nutrientes pero no sabía por qué”, comenta Melina. Su celiaquía se manifestó de forma asintomática, latente y potencial. Es decir, no tuvo síntomas, sólo bajo peso, se desarrolló el padecimiento en la adolescencia, sobre todo al tener una predisposición genética. “Por ésta intolerancia al gluten, toda mi familia tuvo que hacerse estudios para ver si eran celíacos porque es una enfermedad

hereditaria. Descubrieron que mi mamá también la padecía y que la heredé de ella.” La mateada familiar de las tardes no cambia. Los papás, sus hermanos y su sobrina toman juntos unos amargos con unas tortas fritas particulares. Su mamá las prepara con medio kilo de una premezcla de fécula de maíz, con agua, sal y mucho huevo. Los huevos ablandan la

fécula. que es pesada. Estira la masa y después las pone a freír como si fueran de harina. El aceite que se usaba no debe ser el mismo que se utiliza para preparar otros alimentos que contengan gluten. Muchos celíacos tienen colesterol alto porque usan mucho huevo y aceite. Luego toman mate con torta fritas de fécula en el pequeño patio delantero. Más tarde, Melina va al kiosco del barrio,

Ley celíaca, avances y dificultades Quesos, leche, manteca, papas fritas o aceites de primeras marcas coinciden en llevar impresos en sus envases la leyenda “sin TACC”, debajo de una espiga de trigo. Estas siglas indican que esos alimentos no contienen trigo, avena, cebada o centeno. De esa manera, en las góndolas de los supermercados y pequeños comercios, tal como lo indica la ley, los productos aptos para celíacos deben exhibir el logo de que son libres de gluten, la proteína a la que son intolerantes los celíacos. A partir de la aprobación de la Ley Celíaca, hace 4 años, la situación que padecen 400 mil argentinos comenzó a cambiar, o al menos eso parece. Las empresas alimenticias del país empezaron a señalar los productos libres de gluten para adecuarse a la norma, incentivados por el beneficio económico que recibirán luego de la adecuada certificación de laboratorios oficiales y los correspondientes rotulados. No es una obsesión. La Dieta Libre de Gluten (DLG) es la base del tratamiento de los enfermos celíacos, ya que es un padecimiento que los acompañara por el resto de su vida. La celiaquía es una enfermedad intestinal crónica que afecta la absorción adecuada de nutrientes. Quienes la padecen deben realizar una estricta dieta sin TACC para recuperar el funcionamiento intestinal y evitar complicaciones derivadas del consumo de proteínas tóxicas. No es un capricho. En la Argentina se estima que 1 de cada 100 personas padece la enfermedad, aunque unos 25 mil desconocen su condición. La Ley Celíaca Argentina, que fue sancionada en 2009, posee un apartado complejo que compete a las entidades de salud privadas. El artículo 9 dispone que “las obras sociales, las entidades de medicina prepaga y así como también todos aquellos agentes que brinden servicios médicos asistenciales a sus afiliados independientemente de la figura jurídica que posean, deben brindar cobertura asistencial a las personas con celiaquía, incluyendo el tratamiento de la misma, con las harinas y premezclas libre de gluten, cuya cobertura determinará la autoridad de aplicación”. Las obras sociales y prepagas deben mitigar los gastos con el pago de 215 pesos mensuales para una DLG. La complicación se centra por un lado, en que el subsidio que recibe el paciente es mínimo, teniendo en cuenta los altos costos de alimentos sin TACC. Sumado a ello, muchas prepagas y obras sociales se niegan a la cobertura de los alimentos como harinas y premezclas libres de gluten que cuestan el 300 por ciento más que una harina común. Pese a ello, la Ley Celíaca Nacional no quedó cajoneada. A tal punto que la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidieron aprobar su propia ley. En el territorio bonaerense, la Ley 10.499 se adelantó al resto a mediados de 2012 al obligar a restaurantes a brindar un menú apto para celíacos, cuyos ingredientes deben ser manipulados con utensilios libres de alimentos con TACC. Otro caso se da en Rosario. Allí, la comuna prefirió adherirse a la Ley Celíaca y se comprometió a legislar que todos los comercios y supermercados oferten alimentos aptos para el consumo de celíacos.


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Brasil, el paraíso perdido

que queda a la vuelta de su casa. Pide un chocolate. La kiosquera la conoce y la deja revisar la envoltura. Ella comprueba que no contenga gluten, ni agregados. La mayoría de los alimentos permitidos tiene que tener un símbolo de una espiga de trigo tachada o una leyenda que dice “sin TACC”. En los kioscos tiene que revisar los productos para comprobar que son aptos. A veces tiene dificultades cuando quiere comer una golosina cerca del Instituto. Debe explicar a los kiosqueros su condición de celíaca, y es ahí cuando le permiten ver que el símbolo está presente. Existen alimentos dudosos que pueden contener o no gluten según la marca de elaboración, como chocolates, papas fritas, golosinas o helados envasados. Para ello, debe revisar la lista de productos envasados aptos que periódicamente actualizan la Asociación Celíaca Argentina (ACA) y la Asistencia al Celíaco de la Argentina (ACELA). ¿Qué pasa si no cumple con la alimentación adecuada? Podrían sufrir vómitos, cefaleas, dolor abdominal, hepatitis y, en casos peores derivaría en cuadros de epilepsia o cáncer digestivo. Por eso, no es cuestión de correr riesgos: la alimentación debe ser a conciencia. Todo el día y todos los días.

Los celíacos brasileños hablan maravillas de su sistema de control de los alimentos sin TACC porque está todo rotulado y en el envase se indica si el producto contiene gluten o no. Luego, indican la complejidad del sistema argentino que lleva a tener menos productos. El sistema en Brasil funciona “de buena fe”, sin análisis, y sujeto a la lectura de los ingredientes del formulado. En este no se tienen en cuenta posibles contaminaciones durante la manufactura, o posibles materias primas contaminadas. Frente al dudoso panorama, el doctor Rafael Plaza da Silva publicó una tesis en 2010 para su maestría en la Universidad de San Pablo. Allí con los métodos aprobados por el Codex Alimentarius, los mismos que se usan en nuestro país, comprobó la alta tasa de contaminación de los alimentos. Plaza da Silva seleccionó alimentos y los dividió en tres grupos. En el primero, seleccionó 115 productos industrializados específicos para celíacos, que por supuesto estaban además identificados como libres de gluten. En el segundo, 86 productos industrializados naturalmente libres de gluten. Es decir, productos de consumo de la población general, que en sus envases dicen no contener gluten y en los que el listado de ingredientes no nos hace sospechar que pudiera haberlo. Y en el último, 12 productos industrializados naturalmente libres de gluten, pero que en sus envases tienen la advertencia de que contienen gluten. Los métodos de análisis utilizados parecen inobjetables, y las muestras que dieron positivo, se enviaron a España para volver a ser testeadas allí por otros métodos, que confirmaron los hallazgos de Brasil en un 95 por ciento de los casos. Los resultados indicaron que en el primer grupo, el 13 por ciento de los productos dio más de 20 ppm de gluten. En el segundo, el 9,3 por ciento de los productos dio más de 20 ppm. Por último, en el tercer grupo el 16,7 por ciento de los productos dio más de 20 ppm. Ante ello, el Grupo Promotor de la Ley Celíaca (GPLC) en Argentina sostuvo que “no importa lo que digan las etiquetas”, que no se dice la verdad sobre alimentos que pueden enfermar a los celíacos brasileños. “Estamos orgullosos de la legislación lograda en nuestro país, que establece claramente un límite y un método de medición para considerar alimentos libres de gluten. Que es verificable, y que si bien hoy por hoy puede limitar un poco la cantidad de productos Sin TACC disponibles en el mercado, podemos afirmar que nos abre camino a un futuro seguro y prometedor, que conlleva además a un liderazgo en el mercado de los alimentos aptos para celíacos en Latinoamérica”, afirmó el GPLC.


MEDIOS DE AUTOGESTION

Una ley para revistas culturales Por Cecilia Díaz

Editores de más de 250 publicaciones se unieron y lograron el apoyo de legisladores para llevar al Congreso un proyecto para fomentar y proteger las producciones autogestivas. La iniciativa, que involucra a medios gráficos y on line, contempla

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beneficios impositivos y pauta publicitaria oficial.

Sur. El escarabajo de oro. Crisis. Pelo. Contorno. Cerdos & Peces. Las revistas culturales hicieron historia y acunaron a quienes luego serían personalidades de la literatura, el arte y el pensamiento. Hoy, según un registro del Gobierno nacional, circulan –al menos- unas 259 revistas culturales que tratan temas vinculados a la música, filosofía, literatura, teatro, cine, diseño y los medios. Cada una tiene, como es lógico, algo que las hace particulares pero lo que las une es el reclamo de una ley que las proteja. Por ello, la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA) impulsó el Proyecto de Ley de Fomento para la Producción Autogestiva de Comunicación Social por Medios Gráficos y de Internet. El proyecto declara “patrimonio cultural argentino” al sector de revistas culturales y tiene como objeto a las “empresas sociales” de comunicación de “producción independiente y autogestiva”, excluyendo a las vinculadas a grupos económicos nacionales o extranjeros. Así, se busca fortalecer a este sector “fomentándolo, protegiéndolo e impulsándolo”.


Los diputados kirchneristas Edgardo De Petri, Remo Carlotto, Mara Brawer y Jorge Rivas al presentar el proyecto de ley para fomentar las revistas culturales.

Desde AReCIA, enfatizan que “la finalidad del proyecto se centra en el desarrollo integrado, equitativo y eficiente de la estructura productiva”. Ese desarrollo debe sostenerse, dicen, en cuatro patas fundamentales: un tratamiento impositivo más justo para con el sector, un sustento económico de parte del Estado destinado a redistribuir los recursos destinados a los medios de comunicación, el acceso prioritario a licitaciones y concursos, y el acercamiento de los mecanismos de difusión y circulación estatales a través de sus instituciones (bibliotecas y correo, entre otros)”. Es decir, se busca mantener la pluralidad de voces y que la pauta oficial no condicione a las diferentes líneas editoriales que hasta hoy se mantienen. Además, plantea la necesidad de beneficios impositivos por tratarse de “empresas sociales” y lograr, así, un mejor financiamiento. Los números globales del Producto Interno Bruto (PIB) parecieran generar un buen panorama porque la cultura aporta 3,8 puntos -cuando la construcción, industria más poderosa, lo hace con 8 puntos; y la minería genera a penas 2 puntos. Dentro de ese gran paquete que es la

cultura, están incluidas las producciones musicales, teatrales, audiovisuales, editoriales y periodísticas. Según el Sistema de Información Cultural de la Argentina (Sinca)que depende del Gobierno nacional y es conocido como el “Indec cultural”, si bien la era digital irrumpió -e influyó- en todos los gestores culturales, las reacciones de los consumidores no fueron las mismas: el MP3 descargado de internet provocó una caída en las ventas de discos, pero el ebook no logró derrotar a los libros papel y las ventas subieron, mientras que en todo el país creció la cantidad de radios y diarios locales (aunque en su mayoría online). Las revistas culturales, en papel y on line, crecen día tras día y, según se estima, llegan a manos de 1.400.000 lectores. Esto es significativo y obliga a plantearse cómo avanzar. Los periodistas, como bien dejaron en claro, están dispuestos a luchar por la supervivencia de las letras y la regularización de los trabajadores que las escriben todos los meses. A partir de ello nace este proyecto “protector” de las revistas culturales que será tratado en el Congreso.

“Más allá de su importancia cultural, el sector ocupa a una gran cantidad de periodistas y comunicadores que han elegido caminos alternativos a los grandes medios comerciales. La ley podría ayudar a la consolidación de los medios culturales ya existentes y facilitar el nacimiento de otros nuevos”, reconoció Jorge Rivas, diputado nacional por el Frente para la Victoria. En esa línea explicó que “en la medida en que se mantenga la situación actual, las posibilidades de trabajo en los medios para nuevos periodistas jóvenes está muy restringida. Su futuro está más ligado a la diversificación y a la posibilidad de crear sus propios medios. Esta ley debería contribuir a ampliar esas posibilidades”. Rivas, quien presentó el proyecto ante la Cámara de Diputados, consideró que, de alguna forma, complementa a la nueva Ley de Medios, dedicada exclusivamente a la radio y televisión. Por su parte, la diputada nacional – también por el FpV- María del Carmen Bianchi, aseguró que respaldó el ingreso del proyecto al Congreso porque “en los últimos años hemos asistido a la creación y difusión de una gran cantidad de medios gráficos que consiguieron organizarse de acuerdo a un modelo cooperativo”. La opinión de la legisladora es importante porque antes de asumir su banca trabajó en la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip) y recorrió las provincias para conocer tanto a los espacios como a los lectores. Desde la Comisión de Cultura en la Cámara Baja, Bianchi consideró que el surgimiento de nuevas publicaciones se debe a “la necesidad de aportar una voz independiente a los timbres monocordes del mercado” y que “a través de una normativa como ésta se garantizará que jamás sean silenciados”. La presentación oficial en Diputados se realizó los primeros días de mayo y contó con las firmas tanto de Rivas y Bianchi, como de Agustín Rossi, Héctor Recalde, Mara Brawer, Adriana Puiggrós, Liliana Ríos, Remo Carlotto, Juan Carlos Junio, Carlos Heller, Silvina García Larraburu, Edgardo Depetri y Omar Plaini. La iniciativa cuenta, también, con el respaldo de las carreras de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Nacional de Quilmes (UNQUI) y la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).

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El apoyo legislativo


UN DOCUMENTAL SOBRE LA ESPERANZA

Baghdad Messi Por Pablo Tallón

Es el título de un documental iraquí sobre un niño al que le falta una pierna, ama el fútbol y tienen a Lionel Messi como su máximo ídolo. El director del film, Sahim Omar Kalifa, habla de

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su obra y del pequeño protagonista, Ali Raad Al-Zaidawy. Documentales sobre su vida, como Maradona por Kusturica, recopilaciones de sus mejores momentos dentro de una cancha y ficciones en las que la trama giró alrededor de su figura, como El camino de San Diego: producciones cinematográficas que tuvieron a Diego Maradona como tema y deleitaron a millones de fanáticos en el mundo. Pero ahora es la hora del celuloide para Lionel Messi, y el puntapié inicial lo dio el director iraquí Sahim Omar Kalifa con su cortometraje Baghdad Messi, en el que el fanatismo de un niño por el 10 del Barcelona debe convivir y superar la violencia cotidiana de Irak. Kalifa dice que fue “la magia del fútbol” la que lo llevó a filmar la pieza que, en tan sólo 19 minutos, lanza un potente mensaje esperanzador y antibélico: Hamoudi, un niño iraquí de 10 años que perdió su pierna izquierda idolatra al futbolista rosarino en un pueblo en que las aguas están dividi-

das entre los que están con Messi y los que apoyan al portugués Cristiano Ronaldo. Pocos días antes de que Barcelona y Manchester United se enfrentaran en la final de la Champions League ’09, el televisor de la casa de Hamoudi se rompe, por lo que él y sus amigos temen perderse aquel acontecimiento deportivo. Así, la necesidad de ver el partido y la violencia en Irak se conjugan en la vida de un grupo de niños que tienen en el fútbol una válvula de escape de una realidad cruenta. “Cuando era chico, el fútbol era mi sueño, esperanza y felicidad. En el momento en que jugaba a la pelota me sentía el más feliz de la Tierra”, recordó Kalifa durante una entrevista con la Agencia Universitaria de Noticias y Opinión de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (AUNO) El Cruce, desde su casa en Bélgica. Nacido en 1980 en la región kurda de Irak, el autor de este cortometraje estudió con-

taduría, ya que no había escuelas de cine. A los 21 años emigró a Europa para escapar de la situación violenta que se había cobrado la vida de dos de sus hermanos y poder lograr su sueño de convertirse en lo que es: un director de cine. El día que decidió escapar de su país se subió a un camión con otros siete kurdos y pasó una semana encerrado ahí con destino a Bruselas, en lo que fue un viaje marcado por la falta de agua y comida. Una vez en Bélgica, Kalifa se instaló en un pequeño departamento con algunos familiares que habían escapado antes que él y consiguió trabajo como traductor. Más tarde se presentó en la escuela de cine de la Universidad de Arte y Diseño San Lucas, donde fue aceptado en el programa de desarrollo de Artes Visuales. Con su cortometraje de graduación, llamado Nan, logró un premio de 60 mil euros y pudo así realizar su primera incursión profesional: Land of heroes (Tierra de héroes), situada en 1988, narra la historia de dos hermanos que quieren ver dibujos animados en la televisión, en medio de un territorio devastado por la guerra, y sólo encuentran imágenes del aparato propagandístico de Saddam Hussein. Con cien festivales internacionales de cine


mediante, Land of heroes cosechó 21 galardones, entre ellos la mención del jurado como Mejor Cortometraje en la Berlinale de 2011. Siguiendo la misma senda autobiográfica de una infancia marcada por la guerra, Kalifa busca superarse y para ello estará presentando en diferentes competencias cinematográficas a Baghdad Messi, en la que el pequeño actor Ali Raad Al-Zaidawy interpreta lo que miles de niños como él viven cotidianamente. Pero para sintetizar su mensaje antibélico y esperanzador en un corto, no fue tarea sencilla. Más de cinco meses de búsqueda determinaron que Ali era el indicado: “Fue amado al instante por todos”. Y en la vida real, la esperanza es lo último que se pierde. Gracias a la difusión de la película, una organización británica (http:// www.justgiving.com/HelpAmeer) está juntando fondos para financiar la operación de Alí y ponerle una prótesis que lo ayudaría a recuperar la movilidad que perdió en un accidente de tránsito que hizo que le amputaran la pierna. Messi deslumbra en cada partido luciendo su zurda magistral. Hamoudi, el personaje del cortometraje, no puede hacer lo mismo por la sencilla razón de que no tiene su pierna izquierda. Acerca de este detalle, Kalifa contó a AUNO “No fue una coincidencia, es aspecto elegido a propósito para así mostrar cuán importante es la

esperanza. Él sabe que con una pierna es imposible convertirse en una estrella, pero no se resigna. Nadie espera ver a Messi parado como arquero, pero en la película todo es posible y esa es parte de la magia del cine: verás un montón de cosas que no habías percibido antes en tu vida”. En Irak, los más chicos son vapuleados por un contexto bélico y de pobreza. Sin embargo, “el corto muestra cómo la violencia nunca logró destruir la pasión que los niños iraquíes tienen por el fútbol”, aseguró el cineasta que plasmó un ejemplo de resiliencia en el celuloide: “No te rindas,

harás posible tus sueños”. Maradona logró ser uno de los pocos personajes reconocidos en cada rincón del planeta. El rosarino va por el mismo camino. “Messi es el mayor ídolo futbolístico para los hinchas del mundo, especialmente en Oriente Medio. No sólo le gusta a la gente por sus habilidades dentro de la cancha, sino porque también es un tipo modesto y amigable”, consideró Kalifa.

Él creció viendo a Maradona y ahora, al igual que millones en el mundo, queda deslumbrado con cada gambeta de Lio. “Pensábamos que nunca veríamos a un jugador tan bueno como Maradona, pero ahora Messi no deja de confirmar que será uno de los mejores futbolistas de la historia.” A modo de homenaje al 10 de Barcelona y, tal vez, para desentrañar viejos fantasmas de su infancia, Sahim Omar Kalifa estará rodando por el mundo, como una pelota de fútbol en una cancha, de festival en festival: “Es un camino que recién comienza, ya que todavía estamos presentándonos en diferentes festivales para no sólo tratar de ganar premios, sino también difundir la película”. Baghdad Messi es la primera película de ficción que tiene como tema al rosarino. El cineasta kurdo está seguro de que la “Pulga” seguirá el mismo camino que Diego, en cuanto a la cantidad de títulos que los tomen como protagonistas directos o indirectos, y tiene el “gran honor” de ser el iniciador de esta nueva era que rendirá culto a la figura de Messi. Aún no tuvo la oportunidad de pisar suelo argentino, pero, ansioso, espera poder presentarla en algún festival de cine en la nación que gozó y goza con Diego y Lio. “Probablemente, sea el año que viene”, dice. 2014, mundial, Brasil: Hamoudi no es el único que sueña con Lionel…


INMIGRACION Y LITERATURA (IV)

Los rezagos de los otros Por Horacio Raúl Campos

La clase patricia de finales del Siglo XIX se opone en forma decidida a la llegada de inmigrantes al país. Así lo demuestra el escritor Antonio Argerich en su libro “¿Inocentes o culpables?”, en el que

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como otros autores animaliza al extranjero, al que considera inferior y un peligro para la sociedad. “En mi obra, me opongo franca y decididamente a la inmigración inferior europea, que reputo desastrosa para los destinos a que legítimamente puede y debe aspirar la República Argentina”, escribe Antonio Argerich en su libro “¿Inocentes o culpables?”, editado por primera vez en 1884 (*). Ese libro merece estar puntero absoluto en la tabla de los textos henchidos de odio y discriminación que dio la literatura argentina escritos por señoritos patricios del siglo XIX, que pretendían mejorar a las personas como si fuesen razas vacunas. Entre los procedimientos básicos usados en la novela para segregar figuran la salubridad (la higiene social), la economía del país, la animalización de los personajes, la misoginia, el estado mental y la ilegitimidad. El texto es un reclamo al Estado para poner freno a una inmigración catalogada como “inferior” y que llega para “desordenar la sociedad”. Argerich, definido como el precursor de la novela naturalista en la Argentina y admirador de Emilio Zola, era europeísta como los de toda su generación. Específicamente afrancesado, mitrista (y a raíz de la historia de éste lo era además rivadaviano), positivista y opositor a las elecciones libres. Ese escritor pertenecía a una familia de médicos con sólidos vínculos con el poder.

“Nadie ignora que esos rústicos y desolados inmigrantes italianos, españoles o judíos sufrieron durante décadas una marcada segregación por parte de los sectores tradicionales de la sociedad argentina, que los ridiculizó, los hizo objeto de su desdén y hasta de su aversión”, dice el prólogo a cargo de la editorial de la edición de 1985. El positivismo, por aquellos años ya estaba haciendo estragos por estas partes de América Latina y lo seguiría haciendo en las primeras décadas del XX. “He estudiado una familia de inmigrantes italianos. Y los resultados a que llego no son excepciones, sino casos generales; los cuales pueden ser constatados por cualquier observador desapasionado”, escribe Argerich para darle pretensión científica a su libro. El procedimiento favorito para descalificar y justificar así ulteriores represiones, no obstante, es la deshumanización de los “otros”’, de lo que la literatura occidental está colmado. “Tenemos, pues, este hecho contraproducente, por un lado, y además, otro muchísimo más grave: para mejorar los ganados, nuestros hacendados gastan sumas fabulosas trayendo tipos escogidos; y para aumentar la población argentina traemos una inmigración inferior. ¿Cómo, pues, de padres mal conformados y de frente deprimida, puede surgir una

generación inteligente y apta para la libertad? Creo que la descendencia de esta inmigración inferior no es una raza fuerte para la lucha, ni dará jamás el hombre que necesita el país”, escribe Argerich. Las razas vacunas, un ideario tan caro a la oligarquía pastoril, aquí se toman como ejemplo del reclamo para mejorar ‘la raza humana’ que llega de Europa. El pedido apunta al Estado roquista. Los personajes centrales de la novela son José Dagiore y Dorotea, que se casan, mejoran su economía doméstica y tienen tres hijos. Pero todo terminará muy mal. De Dagiore dice que “al salir del Hotel de Inmigrantes se juntó con una manada de compañeros que seguían la vía pública por mitad de la calle. Había hecho relación con estos sus paisanos y todos a la vez buscaban trabajo”.

La animalidad descarnada del avaro El espanto ante el aluvión de indeseables no es un invento de Borges. En el prólogo, Argerich expresa su escozor y tristeza por las cifras de inmigrantes llegados al país y en particular a la provincia de Buenos Aires. Los inmigrantes, en la novela, son perturbadores de la sociedad, locos, ilegítimos, suicidas, malformados e inferiores; y son


“rezagos fisiológicos de la vieja Europa”. Dagiore, el objeto de estudio para el narrador, es el peor: “débil, afeminado y perezoso; rudo, con pocas necesidades, sin estudios de ninguna clase y acepta cualquier trabajo”. Anda en “manada y se alimenta con pan y agua en el conventillo”, junto a otros inmigrantes. Al principio, Dagiore vaga por las plazas con un cajoncito de lustrabotas, “tenía una expresión de idiota y no sabía el castellano”. Una obviedad. Después trabaja de peón albañil: “Pensaba afiebrado en el dinero y su hambre de oro no expresaba ningún deseo; era la animalidad descarnada del avaro”. “Ahorraba sobre su hambre y su sed, a despecho de su salud y de la higiene de su cuerpo”, señala después. Pero como tenía poca vocación de albañil, con los ahorros se convierte en vendedor de tortillas, frutas y masitas. Voceaba con “voz incomprensible”. Después, se asocia con Petrelli para poner una fonda. Este es otro inmigrante que se emborracha todos los días y como era cocinero, a raíz del calor de la cocina -dice el narrador-, más el vino de poca monta que tomaba, se vuelve “loco”. Así es como Dagiore comienza a manejar solo la fonda porque disuelve la sociedad con Petrelli y se casa con Dorotea, hija de inmigrantes y varios años menor que él. Dorotea, piensa Dagiore, es “un trozo de

carne”, una posible “sierva” para el hogar. Los padres la entregan a los brazos de Dagiore, que tiene “un largo bigote cerdoso” que se mancha cada vez que toma unos vinos. “Dorotea sentía repugnancia instintiva por Dagiore y estaba aturdida; era una novia improvisada y sin amor”, escribe. La fiesta de casamiento se hace en la fonda misma, comen ravioles y toman mucho vino. “Las risas en la fiesta son idiotas” y las sonrisas de “bestias”. La sobrecarga de características negativas de Dagiore, preparación doctrinaria para ulteriores represiones, continúa: “Repelente fauno, de piernas peludas, camisa burda; es un fantasma lascivo y grosero” que en la primera noche con Dorotea comete “estupro legal a la senos de nieve”. El esposo tiene en la cama matrimonial “carne fresca y juvenil”. Para el narrador, en ocasión de quedar encinta Dorotea, “la mujer embarazada es una pobre enferma, tal vez una loca”. El personaje femenino ante la nueva situación planea el suicidio, pero no lo hace. Dagiore es descripto también con “hocico”, pero además es “reptil”, “escuerzo” y de “cerebro atrofiado” porque “pertenece a una raza cretina de alma vulgar”.

Aullidos de loba Dorotea es un personaje singular. En el

contexto discursivo de la novela a veces parece que se la visualiza de manera ambivalente pero tendrá su condena. Frente a Dagiore, animalizado hasta el hartazgo y feo, tenemos a Dorotea que es bella y joven, pero esas cualidades no son obstáculos para escapar a la calumnia literaria. Ella no es sumisa, todo lo contrario, se resiste a tener sexo con su marido en la primera noche, no se quiere sacar la ropa, aunque termina consumando muy a su pesar. Después se resiste a trabajar en la fonda porque siente vergüenza de ser fondera, pide hacer otro tipo de trabajos, reclama que le compre ropa cara y se quiere mudar de la habitación que está en la misma fonda. Pretende que el esposo compre una casa en otro barrio o que alquile una en las cercanías de la fonda y apunta a relacionarse socialmente con la incipiente clase media del lugar. Quiere ascenso social e incluso logra que el esposo le contrate una niñera. Aunque Dorotea lleva a cabo acciones tendientes a la autonomía, no escapa a la animalización porque cuando está por dar a luz se comporta “como una loba herida” y lanza “aullidos”. Y en otro ocasión la mujer “es una gata que esconde sus uñas”. Después, ante las exigencias, Dagiore, cansado, castiga a Dorotea, casi la estrangula y va preso. Y después tirotea a sus hijas. Termina en un manicomio. En medio de la novela, Dorotea le pone los cuernos con un comisario que la había salvado cuando Dagiore la estaba estrangulando en la casa. Ante la declinación económica de la familia, la pretensión de ascenso social está definitivamente cerrada para Dorotea y sus hijos. Todos vuelven a trabajar en la fonda de Dagiore, ahora internado en un hospicio. El hijo José no encuentra trabajo, fracasa en sus estudios, la novia lo deja, sale de juerga, se contagia de sífilis y se suicida. La tesis hereditaria positivista, la ideología que informa el libro de Argerich, se cumple: “Dorotea asustada y Dagiore rendido por la fatiga, al darle la vida a José, le transmitieron la debilidad del momento funcional agregada a la debilidad congénita de sus cerebros toscos”.

(*) Argerich, Antonio, ¿Inocentes o culpables?, Hyspamérica, Madrid, 1985. La primera edición: Buenos Aires, Imprenta del Courrier de la Plata, 1884.

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Antonio Argerich, según la caricatura de José María Cao en la revista Caras y Caretas.


El lector insolvente

Por leotorresi

Todos mis ademanes me parecen falsos “Si no soy Proust, paciencia.” S.B.

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“Llego a la playa y la tarea de bajar la sombrilla y la colchoneta me distrae de mi pesadumbre. Con la sombrilla sobre el hombro y los brazos cargados camino lentamente hacia el lugar donde, por lo general, suelo plantar mi campamento. Me instalo, saco de mi bolsón de paja una crema para broncearme sin que la piel se reseque demasiado. Me miro obrar como si fuera otra. Todos mis ademanes me parecen falsos y deprimentes; todos subrayan los cuarenta y nueve años, que acabo de cumplir.” Hace unos meses que empezaron a aparecer en los cajones de usados, me acordé de los libros de Silvina Bullrich que estaban en el modular de la casa de mi mamá. Fui y siguen ahí. Entre otros está Mañana digo basta, el diario veraniego de un mujer sola, que transcurre en La Paloma, Uruguay. Cuando salió esta novela, cuenta muy bien la escritora María Moreno, en la sección de cultura de la revista Primera Plana celebraron el título como un anuncio. Y festejaron con aplausos. La autora no les dio el gusto y escribió como veinticinco libros más, casi todos éxitos comerciales y de repercusión popular. “Con el tiempo le encontré a Silvina Bullrich ciertos méritos -se interpone M.M. en una entrevista con “la gran burguesa” de la literatura nacional-. Había en su obra un ademán que podría definirse como una conquista del territorio público y que se expresaba también topográficamente: la plaza, el comité, el banco”. Con un discreto sarpullido de humedad

pero menos sucia que el lomo -más expuesto a la tierra que voló todos estos años por la casa-, la tapa tiene como ilustración una valija con una paloma atrapada. Si uno mira con un poco más de atención, es un recorte de cielo: hay una nube adentro del bicho. Es un libro de edición del Círculo de Lectores que habla de La Paloma; que todos estos años habló (con nadie) de La Paloma ahí apretado en el placard entre un clásico de Von Daniken sobre los extraterrestres y Senderos, de Liv Ullman.

“Qué complicada resulta la vida de un persona sola. Una se la pasa discutiendo consigo misma, se da consejos que no sigue, toma resoluciones que no cumple, está a la disposición del primer venido que ve luz en su ventana, no tiene nunca el pretexto cuando vacila entre dos propuestas o dos objetos de decir que va a consultarlo con el otro”. Yo quisiera decir que todos estos años fui unas cuántas veces a La Paloma sin prestarle atención al libro este; es decir, sin saber nada de la coincidencia. La Paloma no avanzó mucho tampoco desde que yo voy, pero se ve que no es la misma que era a principios de los ‘70 cuando una mujer de cuarenta y nueve años, aparentemente la misma autora, con la edad un poco corrida pero el mis-

mo pedigrí, se fue a la playa a “aprender la soledad”. No sin algún suspenso estival, pero no crean que tampoco tanto.

“Quizá un baño me permita sacudir mis ideas negras. Me pongo la gorra, ya no puedo permitirme andar con el pelo empapado y echado hacia atrás ¿Pero qué mierda puede permitirse una mujer que envejece? Me pregunto con rabia. El agua está casi tibia, me recuerda a Acapulco. Todo me recuerda algo. Parezco una caja registradora del pasado”.


Pag. 49 - Cultura

Tres cineastas imperdibles *Por Graciela Borges (*) Quiero mencionar a tres directores de cine de los cuales aprendí realmente. Si bien hay varios importantes, Ingmar Bergman, Luchino Visconti y Federico Fellini me parecen imperdibles porque sus filmografías cuentan una historia feroz, maravillosa, del cine. Son obras de arte. Resumen calidad fílmica, belleza estética y profundidad de tema. Fellini contó, por ejemplo, en “Ocho y medio” o en “La dolce vita”, la historia apasionante del mundo del siglo XX, de la vida en Italia, de manera avasallante, con personajes diversos de distintas clases sociales. Visconti es el máximo en belleza estética. Hizo una película maravillosa, imperdible, que se llama “El gatopardo”, con Burt Lancaster y Claudia Cardinale. El gatopardismo decía que en la historia había que hacer cambios para que todo vuelva a ser lo que era, por eso me parecen que son muy interesantes sus films, son fantásticos. Y Bergman es la profundidad del espíritu. Es el alma humana con su complicación con la sexualidad y el amor. Tres directores que no se pueden dejar de ver. *Actriz. Una de las reconocidas actrices argentinas. Protagonizó 50 películas, entre las que se destacan “Viudas”, “Dos hermanos”, La

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ciénaga”, “El jefe”, “Pubis angelical” “El dependiente” “Crónica de una señora”, “El Infierno tan temido “y “Piel de Verano”.

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Los posibles de Santiago Mitre y Juan Onofro Barbato.

Negar todo de Roberto Fontanarrosa Lo que nació como un proyecto social en un Centro de Día de González Catán y culminó como espectáculo de danza que se presentó en distintos escenarios, fue redescubierto por los directores, que llevaron esa experiencia al cine y convirtieron la obra en una sinfonía de cuerpos, movimientos, luces y sombras. Todo se desarrolla en lo que parece ser un depósito abandonado y no es otra cosa que el subsuelo del Teatro Argentino de La Plata. En la Sala Lugones, Corrientes 1551, a partir del 12 de junio.

El último libro de cuentos del genial Roberto Fontanarrosa, que se había mantenido inédito por una disputa legal sobre los derechos después de su muerte, ocurrida en 2007. Contiene 24 cuentos donde el escritor rosarino puso en juego por última vez su profunda capacidad de observación y su sorprendente humor para desnudar una vez más el alma humana. Hay al menos cinco cuentos que merecen integrar su mejor antología, en especial “El último árbol” Ediciones De la Flor. 2013.

Arlt en dos Un recorrido interactivo por la vida y la obra de Roberto Arlt. Una de ellas, titulada “Locópolis”, está dedicada a Los siete locos y Los lanzallamas. A través de juegos de espejos y máscaras, el espectador deja de serlo para identificarse con algunos de los personajes de la ficción y maquetas donde se reproducen escenas. La otra, Cross a la mandíbula, es una reunión de objetos que representan el mundo artliano. En el Museo del libro y de la lengua, Las Heras 2555, de martes a domingo, de 14 a 19. Gratis.


OTRA HISTORIA

Por Germán Ferrari

Pag. 50 -

Banfield: de cuadros, cuadritos y cuadrazos El escritor y periodista Pablo Rojas Paz acuñó un seudónimo que se popularizó en el ambiente futbolístico: El Negro de la tribuna. Así firmaba sus notas en el momento de esplendor de Crítica, el vespertino de Natalio Botana, en las décadas de 1920 y 1930, y luego en otros medios gráficos. Los estudiosos afirman que fue quien definió por primera vez como La 12 a la hinchada de Boca Juniors. En 1947, la editorial Nogal publicó El fútbol argentino, un compendio sobre la historia de ese deporte en la Argentina y de los clubes de Primera División. La dirección y realización de la obra estuvo a cargo de Alfonso Rey y el prólogo y las glosas sobre cada equipo surgieron de la creatividad de El Negro de la tribuna. En aquel año, Banfield retornó a la máxima categoría después de dos temporadas y por esa condición accedió a integrar las páginas del libro. “Hay cuadros heroicos que viven peligrosamente”. Con estas seis palabras Rojas Paz invita al lector a descubrir a El Taladro y, de inmediato, sorprende con su saber literario aplicado a cuestiones –en apariencia– poco intelectuales: “Cuando las mujeres de Florencia veían pasar al Dante, se decían entre ellas: ‘Este hombre tiene la cara morena porque va y viene del infierno cuando le da la gana’. Algo parecido se puede decir de Banfield, ‘que se va a segunda y vuelve a primera cada vez que le da la gana’”. Y el tiempo ratificó esa condición: Banfield es el equipo con más descensos a la B (siete), después de Quilmes (diez, al cierre de esta edición). El Negro de la tribuna lleva atado el ingenio: “Los equipos de fútbol se dividen en cuadros, cuadritos y cuadrazos. Cuadro es un equipo de fútbol

cualquiera; cuadrazo, aquellos cuyos jugadores dicen: ‘Aquí estamos nosotros y basta’. Cuadrito, así, en tono cariñoso, son los equipos que son la gloria y el amor de un barrio o de un pueblo, que cuando se van lejos a discutir laureles los acompaña el corazón de sus partidarios. Y eso es también Banfield. Para que el cuadro vaya para arriba cada uno pone sus esperanzas, sus entusiasmos y se sacrifica. Cada partido es para Banfield una prueba de fuego. Juega con tal cuadro y empata, y la gente se dice: ‘Ahora veremos lo que da cuando el domingo próximo se enfrente con Boca’. Y viene el domingo y Banfield sale otra vez a la cancha a batirse heroicamente”.

En ese panorama, se detiene en “la proeza más extraordinaria”, “sin igual en la historia del fútbol”, cuando Banfield en 1940 evitó el descenso a pesar de sufrir el descuento de dieciséis puntos por quedar involucrado en un escándalo por sobornos. De esta manera, “conquistó el título de poderoso” y se convirtió en “una permanente sorpresa en el círculo privilegiado. Y ahora, en 1947, Banfield regresa a primera para repetir aquellas proezas realizadas en años anteriores”. Cuatro temporadas después sorprendió con una hazaña impensada: alcanzar la cima del torneo y disputar dos partidos finales para determinar al campeón. El Banfield del ’51 pasó de “cuadrito” a “cuadrazo”.




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