Marzo 2013 REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA
AÑO 5 - Nº27
A 40 AÑOS DEL 11 DE MARZO DE 1973
Primavera camporista
Chávez, con el corazón mirando al Sur El líder venezolano plantó la semilla de la unidad latinoamericana. Fue un abanderado de las luchas por los derechos de los humildes y contra los abusos de los poderosos. Los desafíos de la región ante su fallecimiento. ELECCIONES 2013
VELEZ
Mayorías en juego
Un club modelo
SALUD MENTAL
Puertas abiertas ENTREVISTA ALEJANDRO GRIMSON “Caemos fácilmente en el binarismo”
Malí, en conflicto I Cultura travesti I Canal Mapuche I Literatura inédita I Entrevista al Padre Pepe Di Paola I Garaycochea recomienda.
ADEMAS:
Publicación mensual de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora
Sumario
Director: Daniel Miguez
Consejo de Redacción: Jorge Benedetti Leonardo Castillo Adrián Figueroa Díaz Gustavo Naón Pablo Romano Eduardo Videla Martín Voogd
Escriben en este número: Guillermo M. Batista Horacio Raúl Campos Cecilia Díaz Belén Escobar Alejandra Fernández Guida Germán Ferrari Ernesto Gaidolfi Gisella Gatta Matías Quercia Pablo Riha Julieta Romero Pablo Sieira Pablo Tallón Leonardo Torresi Lais Vázquez Pablo Adrián Vázquez
Editorial
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Primavera camporista
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La muerte de Hugo Chavez
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A desmanicomializar
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Cultura travesti
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Elecciones bisagra
Conflicto en Malí
Entrevista a Alejandro Grimson
Pag. 30
Televisión mapuche
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Entrevista al Padre Pepe
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El modelo Vélez
Pag. 36
Textos inéditos
Pag. 42
Inmigración y literatura
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Pag. 48
Garaycochea recomienda
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Otra historia
Pag. 50
Diseño: Pamela Royo
Contratapa y retiración: Rubén Ortiz
Fotografía: Esteban Díaz Romina Santarelli Télam
Servicio periodístico: Agencia Universitaria de Noticias y Opinión www.auno.org.ar
Contacto: elcruce@auno.org.ar TE: 4282-8172 /6006 Dirección: Camino de Cintura y Juan XXIII, Llavallol, provincia de Buenos Aires (CP: 1836) ISSN, en trámite Derechos de propiedad intelectual, en trámite.
El lector insolvente
EDITORIAL Por Daniel Miguez
Chávez, ese venezolano peronista Hugo Chávez se fue dejando tras de sí un surco profundo en su Venezuela. Cuando llegó al Gobierno la mayoría de sus compatriotas vivían en la miseria, había muchísimos analfabetos, se alimentaban mal y padecían múltiples enfermedades de la pobreza. Hoy miles y miles de adultos aprendieron a leer y escribir gracias a Chávez. Gran parte de los venezolanos comieron carne por primera vez en su vida gracias a Chávez. Los chicos fueron vacunados por primera vez gracias a Chávez. Cualquiera de esos tres hechos es más potente que no haberle renovado la concesión de una frecuencia de TV que se había vencido a una empresa de comunicación o haber expropiado una compañía pagando por ella el precio justo. Por estos hechos, absolutamente legales, recibió las críticas más duras de los grandes medios de comunicación. Estaba haciendo uso de las leyes y lo acusaban de dictador, el único dictador que se sometía a elecciones con el sistema democrático liberal, y encima ganaba. Pero no sólo distribuyó con más sensibilidad social la renta petrole-
ra, sino que pensó en un país mejor, más sustentable. Por eso buscó diversificar su economía. A los argentinos nos pidió maquinaria agrícola para dejar de importar comida; nos pidió que les enseñemos métodos de siembra; nos pidió vacas y el conocimiento de cómo aumentar la producción láctea. No sólo vivía del presente, pensaba en el futuro aunque él no estuviera para verlo, como lo hacen los grandes estadistas. También dejó un surco en el continente. Con Lula Da Silva y Néstor Kirchner fueron los impulsores de la Unasur. Cuando nuestro país necesitó combustible, porque no teníamos ya una petrolera estatal y las privadas complicaban la situación de los argentinos, Kirchner se lo solicitó e inmediatamente llegó el combustible venezolano. Cuando Argentina necesitó financiamiento, porque nadie quería comprar nuestros bonos luego de lo que habían hecho Fernando De la Rúa y Domingo Cavallo, más el default de Adolfo Rodríguez Saá, inmediatamente Venezuela nos compró los bonos. Chávez junto a Lula y Dilma Rousseff y Kirchner y Cristina, eran to-
dos para uno y uno para todos. Más tarde se fueron sumando Rafael Correa, Evo Morales y José Mujica. Por eso resulta incomprensible que haya argentinos que querían a Chávez (o a Lula) y no adhieren al actual modelo socioeconómico de la Argentina. El propio Chávez no lo entendía; mejor dicho los entendía y les desconfiaba. Él, que se declaraba bolivariano, sanmartiniano y peronista, y lo demostraba con hechos. Así como Kirchner se fue pero dejó sembrado el futuro para un país más humanitario, ahora Chávez siguió ese camino. Nuestro continente pierde líderes en una etapa de la historia de la que se encuentran antecedentes sólo 200 años atrás. Pero hay otros dirigentes valiosos que siguen en pie. Son líderes heterodoxos. No son marxistas ni liberales, la mayoría de ellos cree en Dios, sin embargo tienen por lo menos dos ejes en común: quieren que la mayoría de sus compatriotas vivan mejor y más felices y creen que la unión del continente fortalece a cada uno de sus países. No es poco frente a la opción de los que buscan lo contrario. Por eso Chávez entró en la historia de nuestra América.
CAMINO A LAS URNAS
Elecciones bisagra Por Pablo Sieira
Los comicios legislativos de octubre servirán para orientar la discusión política en el Congreso con la mira puesta en las presidenciales que se celebrarán dentro de dos años. Mientras el kirchnerismo buscará reforzarse con la intención de continuar el modelo más allá de 2015, el variopinto arco opositor procurará acercarse en los números luego de la
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estrepitosa derrota de 2011. Las elecciones legislativas de octubre serán clave para el esquema político de los próximos años. Mientras el kirchnerismo competirá con la esperanza de garantizar la continuidad del modelo de gobierno más allá de 2015, la oposición irá a las urnas con el objetivo de impedirlo. Además, este año vencen los mandatos de las principales figuras del Congreso, legisladores con peso propio en el ambiente político que tendrán que ponerle el cuerpo a una contienda decisiva. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner carece actualmente de la posibilidad de ir en busca de un tercer mandato en 2015 y esto es ni más ni menos que un límite para el modelo de gobierno en curso desde 2003 y para el movimiento político que lo lleva adelante, que aún no
logró encontrar a un sucesor de la jefa de Estado para tomar el timón. Sin embargo, este límite -como todos- puede ser franqueado. El kirchnerismo tiene dos caminos para cruzar la frontera de 2015: encontrar a un candidato competitivo que goce del respaldo de la Presidenta -aunque siga siendo ella la conductora del movimiento- o ganar en estas elecciones la cantidad de bancas suficientes en el Congreso para impulsar una reforma constitucional que le permita a la mandataria ir por una nueva reelección. Por eso, del resultado que arrojen los comicios de octubre podría comenzar a definirse la continuidad del kirchnerismo en el Gobierno. Es cierto que la Presidenta jamás sugirió en público tener intenciones de competir por otro
mandato. Por el contrario, las ocasiones en las que aludió al tema habló de “pasar la posta a las nuevas generaciones” y afirmó que “nadie es eterno”. No obstante, deja que los dirigentes de su partido alienten la reforma constitucional y no los desmiente. Es una actitud lógica y necesaria para llegar políticamente firme al final de su mandato, porque cuando el líder de un gobierno anticipa su retirada con dos años de gestión por delante, inevitablemente se desata una puja interna para la sucesión que termina por licuar su poder. Es el llamado “síndrome del pato rengo”. El oficialismo queda así obligado a tener una performance destacada en las legislativas, alcanzar o al menos acercarse a los dos tercios necesarios en cada cámara y tener la reforma constitucional al alcance de la mano, aunque la Presidenta pueda desestimarla luego. De esa manera evitaría una discusión interna anticipada por la sucesión, con dos años de Gobierno por delante.
Las elecciones en el Senado Las provincias de Tierra del Fuego, Chaco, Santiago del Estero, Salta, Río Negro, Neuquén, Entre Ríos y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires elegirán 24 senadores nacionales (tres por distrito) para re-
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novar 24 de las 72 bancas que componen la Cámara. En este contexto, el oficialismo pone en juego mucho más que la oposición dado que de esos 24 escaños, 17 pertenecen al Frente para la Victoria y partidos aliados, poco menos que la mitad de los 38 que ostenta actualmente. Una de las figuras clave que debe someterse nuevamente a la decisión del electorado es el presidente del bloque oficialista, Miguel Ángel Pichetto, senador por Río Negro y soldado de mil batallas del Partido Justicialista en el Congreso. Apegado siempre a las jerarquías partidarias, ha manejado los tiempos de cada discusión parlamentaria sin despegarse de las instrucciones de la Casa Rosada desde 2003, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner le encomendó la jefatura del bloque del Frente para la Victoria. Logró empatar la crítica votación de la Resolución 125, que fue definida negativamente por el entonces vicepresidente, Julio Cobos, a quien Pichetto le reprochó en duros términos el haber votado en contra de una medida del Gobierno que integraba. Además de su labor en el Senado, Pichetto es uno de los dirigentes más gravitantes de Río Negro, donde recientemente encabezó la avanzada del Gobierno nacional contra el intendente de Bariloche, Omar
Goye, por considerarlo responsable de los saqueos que se registraron en diciembre de 2012 y que tuvieron su origen en esa ciudad. A principios de este año, el senador rionegrino confirmó que la Presidenta le manifestó su “respaldo político” para ser candidato nuevamente a la reelección, por lo que podría convertirse en el principal contendiente del kirchnerismo en esa provincia. Otra banca estratégica que el oficialismo pondrá en juego es la del neuquino Marcelo Fuentes, uno de los kirchneristas históricos, compañero del matrimonio Kirchner desde sus años de militancia universitaria. Preside la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, un ámbito de discusión por donde pasan algunas de las leyes más trascendentes y a la vez polémicas, antes de ser sancionadas. Fuentes se destacó como uno de los más combativos del oficialismo en los debates del Senado. Y es además el representante de mayor peso que tiene el kirchnerismo actualmente en el Consejo de la Magistratura y es uno de los protagonistas de la discusión con el Poder Judicial por la resolución de la causa iniciada por el Grupo Clarín contra la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Entre los 17 lugares del Senado que el Go-
bierno pondrá en juego también está el de Daniel Filmus, ex ministro de Educación del gobierno de Kirchner y ex candidato a jefe de Gobierno porteño. En caso de ir por otro mandato como senador, Filmus tendrá por delante una elección reñida en un distrito que siempre le ha sido esquivo al kirchnerismo y donde el PRO de Mauricio Macri ha logrado afianzarse. Junto con la de Filmus, el oficialismo también arriesgará la banca de Samuel Cabanchik, uno de los aliados circunstanciales del bloque que preside Pichetto. Los tres senadores por Tierra del Fuego responden actualmente al oficialismo, dado que Mario Jorge Colazo es del Frente para la Victoria, mientras que Rosa Díaz y Osvaldo López abandonaron el partido provincial de la gobernadora Fabiana Ríos para alistarse en Nuevo Encuentro, la fuerza aliada al kirchnerismo que lidera el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella. Así, las elecciones en la provincia más austral cobran un valor destacado, a pesar de ser uno de los distritos de menor peso electoral. Ríos es una gobernadora que mantiene buenas relaciones con la Presidenta pero que no se encuadra en el oficialismo, por lo tanto, si decide impulsar candidatos propios podría quedarse con las dos bancas de mayoría y relegar a Nuevo Encuentro o al Frente para la Victoria a la banca de minoría. Habrá que ver luego si instruye a sus senadores para que jueguen a favor del kirchnerismo o si marcará diferencias. En principio, el horizonte no se presenta tan complicado para la oposición. Al menos en el Senado, donde sólo tendrá que renovar siete bancas. Una de ellas pertenece a María Eugenia Estenssoro, de la Coalición Cívica, aunque su intención es renovar su mandato de la mano del Frente Amplio Progresista (FAP), que conduce Hermes Binner. De no poder ser reelecta, el variopinto arco opositor del Senado perdería a la legisladora que suele tomar la posta en las discusiones referidas a la política de medios del Gobierno. Las otras dos figuras opositoras que se juegan su continuidad son los salteños Juan Carlos Romero y Sonia Escudero, del Peronismo Federal. Escudero es una de las principales oradoras de la oposición
en el recinto y la más meticulosa en el análisis de los proyectos, particularmente los que introducen modificaciones en los códigos Penal y Civil.
La compleja trama de Diputados La Cámara de Diputados renovará este año 127 bancas, casi la mitad del cuerpo. Sin embargo, aquí el panorama es más adverso para la oposición, dado que el oficialismo sólo debe renovar 37 escaños de su bloque de 116, mientras que los otros 90 lugares corresponden a las bancadas opositoras. Y a diferencia de lo que ocurre en el Senado, aquí tanto el oficialismo como la oposición ponen en juego a sus figuras más destacadas. Todas las provincias tendrán que elegir diputados nacionales en octubre, lo que
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Cuántos diputados se eligen: Buenos Aires: 35 Ciudad de Buenos Aires: 13 Córdoba: 9 Santa Fe: 9 Catamarca: 3 Chaco: 4 Chubut: 2 Corrientes: 3 Entre Ríos: 5 Formosa: 2 Jujuy: 3 La Pampa: 3 La Rioja: 2 Mendoza: 5 Misiones: 3 Neuquén: 3 Río Negro: 2 Salta: 3 San Juan: 3 San Luis: 3 Santa Cruz: 3 Santiago del Estero: 3 Tierra del Fuego: 2 Tucumán: 4
convierte a esta elección en una competencia nacional en la que los partidos miden sus fortalezas y debilidades distrito por distrito. Aunque la balanza suele inclinarse -con cierto margen de error- hacia la fuerza política gobernante en cada Estado. Por ello el kirchnerismo lleva la ventaja en gran parte del país, excepto en la Ciudad de Buenos Aires (donde gobierna el PRO), Santa Fe (bastión del socialismo) y Córdoba (reducto del peronista opositor Juan Manuel de la Sota), donde podría tener las contiendas más complicadas. No obstante, será la provincia de Buenos Aires la que concentrará todas las miradas y especulaciones, y no sólo por ser la de mayor peso electoral. Allí, la relación tensa que mantienen el kirchnerismo y el gobernador Daniel Scioli podría ser un factor determinante para el reparto de las 35 bancas que elige el Estado bonaerense: será de una manera si el mandatario provincial lleva una lista propia por priorizar sus aspiraciones presidenciales y de otra manera si la nómina de candidatos es consensuada con la Presidenta. En este distrito, el Frente para la Victoria se juega 11 bancas, algunas de ellas ocupadas actualmente por figuras importantes del oficialismo, como Juliana Di Tullio, la vicepresidenta del bloque.
En varias ocasiones Di Tullio se encargó personalmente de llevar el conteo de los votos para los proyectos que desvelaban a la Casa Rosada, con la disciplina necesaria para no llevarse una sorpresa desagradable en el recinto. También vencen los mandatos de Carlos Kunkel, uno de los llamados “kirchneristas puros” y vehemente defensor del modelo, y de Diana Conti, presidenta de la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara baja. Otra de las bancas en juego en Buenos Aires es la de Carlos “Cuto” Moreno, quien al igual que Fuentes, fue compañero de militancia de los Kirchner en la Universidad de La Plata e integra actualmente el Consejo de la Magistratura como representante del bloque oficialista de diputados. La oposición no pone menos riesgo en esta provincia, dado que el diputado radical y ex candidato a presidente por la UCR, Ricardo Alfonsín, también tendrá que competir en estas elecciones si quiere retener su banca. Se trata de un desafío importante para el radicalismo, dado que Alfonsín estará obligado a tener un buen desempeño electoral para no perder terreno de cara a 2015, en caso de que su partido vuelva a proponerlo para la Presidencia. En una posición similar se encuentra el
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Figuras principales de la elección
peronista disidente Francisco de Narváez, que a pesar de no haber tenido un desempeño destacado en la Cámara de Diputados, se convirtió en una figura central de la oposición en la provincia de Buenos Aires tras haberle ganado en las legislativas de 2009 al ex presidente Néstor Kirchner. No obstante, luego de esa victoria perdió por mucho margen las elecciones a gobernador en 2011 y su capital político se diluyó. Actualmente, busca -sin éxito- acercarse a Scioli a la espera de que el gobernador rompa con el kirchnerismo. Otra banca importante de la provincia de Buenos Aires que deberá renovarse es la de Omar Plaini, el titular del gremio de canillitas, que integró el bloque oficialista hasta que el secretario general de la “CGT Azopardo”, Hugo Moyano, se enfrentó a la Presidenta. Es posible que Moyano busque conservar ese espacio, ya sea con Plaini o con otro dirigente, para no perder presencia en el Congreso y mantener un canal de diálogo con la oposición. En Santa Fe, el oficialismo arriesga la banca del presidente del bloque, Agustín Rossi, cuyo rol en la Cámara baja ha sido tan importante para el kirchnerismo como el de Pichetto en el recinto vecino. Rossi viene de perder la elección a gobernador de esa provincia con el socialista Antonio Bonfatti y si busca renovar su mandato en estos comicios, tendrá una dura contienda con ese partido. Más aún si debe competir con el ex gobernador y ex candidato presidencial Hermes Binner, que coquetea con una postulación para diputado. El desafío más importante para la oposición estará en la Ciudad de Buenos Aires, donde se renovarán 13 de las 25 bancas que corresponden a ese distrito. En la Capital Federal la oposición pone mucho en juego y el PRO es el partido que más arriesga. Al partido de Macri se le vencen los mandatos de Gabriela Michetti, Paula Bertol, Jorge Triaca, Laura Alonso y Julián Obiglio, más de la mitad de su bloque. Nuevamente, la entrada de Michetti a la contienda electoral es la gran apuesta del macrismo para no perder espacios en la ciudad que gobierna desde 2007. Sin em-
Miguel Ángel Pichetto: fue electo senador en 2001 y reelecto por otro período en 2007. Preside el bloque oficialista. Agustín Rossi: fue electo diputado en 2005 y reelecto en 2009. Encabeza el bloque oficialista. Ricardo Alfonsín: ingresó a la Cámara de Diputados en 2009. Fue el candidato presidencial de la UCR en 2011 y es uno de los referentes del partido. Marcelo Fuentes: electo senador en 2007. Preside la Comisión de Asuntos Constitucionales e integra el Consejo de la Magistratura. Daniel Filmus: fue electo senador en 2007. Ex ministro de Educación de Néstor Kirchner y dos veces candidato a jefe de Gobierno porteño. Elisa Carrió: electa diputada por la Ciudad en 2009. Ex líder de la Coalición Cívica. Tres veces candidata a presidenta. En 2011 sólo obtuvo el 1,84 por ciento de los votos. Francisco de Narváez: electo diputado en 2009. Le ganó por poco margen en esas elecciones a Néstor Kirchner. Ex candidato a gobernador bonaerense. Gabriela Michetti: electa diputada en 2009. Ex vicejefa de Gobierno porteño. Vicepresidenta del PRO a nivel nacional. bargo, en el PRO evalúan que la diputada y ex vicejefa de Gobierno porteño no vaya por la reelección sino por una banca en el Senado, donde el partido de Macri no cuenta con representación. Si bien el kirchnerismo parece en principio débil en la Capital Federal, el PRO tendrá que lidiar con otros dirigentes de la oposición que pueden darle batalla, como el líder de Proyecto Sur, Fernando “Pino” Solanas, cuyo mandato de diputado también vence este año y, en lugar de ir por la reelección lanzó su candidatura a senador nacional. Podría darse entonces un segundo episodio de la competencia que libraron en 2009 Michetti y Solanas -cuyo peso electoral en la Ciudad no es poco-, cuando la dirigente macrista se impuso por apenas ocho puntos sobre el cineasta. Otra figura cuyo mandato como diputada por la Ciudad vence este año es la dirigente de la Coalición Cívica Elisa Carrió, quien podría ir por la reelección a pesar de la estrepitosa derrota que sufrió en los comicios presidenciales de 2011 y que la dejó con un pie afuera del partido que lideró hasta ese entonces. La Coalición Cívica también pone en juego la banca de su presidente de bloque, Alfonso Prat Gay, que ingresó a la Cámara en 2009 de la mano de Carrió. En tanto, la UCR también deberá renovar la banca que actualmente ocupa el titular de su bloque, Ricardo Gil Lavedra.
Todo por verse Si bien las elecciones legislativas suelen resolverse a favor del partido que gobierna en cada provincia, realizar un pronóstico de los resultados a esta altura del año sería al menos imprudente, sin importar cuántas encuestas se tengan a la vista. No sólo porque muchos de los legisladores que finalizan sus mandatos aún no confirmaron si irán por la reelección, sino también porque el horizonte de 2015 convierte a estos comicios en un entramado demasiado complejo en cuanto a las alianzas, las rupturas y, lo que es más importante aún, las exigencias políticas de los ciudadanos que irán a las urnas. Si el kirchnerismo no consigue un resultado óptimo que lo posicione cerca de los dos tercios en cada cámara, estará obligado a buscar un sucesor para darle continuidad a su modelo de gobierno. Y si lo consigue, quedará fortalecido para 2015 pero no por ello eximido de la búsqueda de un depositario del poder que actualmente posee la Presidenta, dado que es ella quien decidirá si impulsa o no una reforma constitucional que la habilite a un tercer mandato. Ya vista la importancia política de estas elecciones legislativas y ya conocidos los perfiles de sus protagonistas, nada está definido y todo está por verse.
A CUARENTA AÑOS DEL TRIUNFO DE CAMPORA
Días de ilusión Producción y textos: Pablo Riha, Ernesto Gaidolfi , Belén Escobar y Pablo Tallón.
El 11 de marzo de 1973, el Frejuli se impuso en las elecciones presidenciales que consagraron la fórmula del Frente Justicialista de Liberación encabezada por Héctor Cámpora. El delegado de Perón, se convirtió en el referente de la izquierda peronista, que pugnaba por la patria socialista. Pero las tensiones internas del partido fueron más fuertes y debió renunciar después de 49
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días de mandato. Casi dos décadas habían pasado desde el derrocamiento de Juan Domingo Perón, perpetrado por la autodenominada Revolución Libertadora. Dieciocho años de proscripción del peronismo, de persecución, cárcel y muerte de militantes populares, de exilio y de más golpes militares. La dictadura, en su agonía, había convocado a elecciones para el 11 de marzo de 1973 y permitido el regreso del líder justicialista. Ese día, Héctor Cámpora logró obtener la presidencia, luego de que el radical Ricardo Balbín reconociera la victoria del Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) y evitara así una nueva derrota en el ballotage. El peronismo volvía al poder. Pocos meses atrás, el 17 de noviembre
de 1972, Perón había regresado por primera vez de su exilio en España, desde donde observaba con atención el panorama político del país. Había desafiado así la cláusula de residencia que le había impuesto el dictador Alejandro Agustín Lanusse: había levantado la proscripción del peronismo y permitido el regreso de su líder, pero decretó que los candidatos tenían que estar radicados en la Argentina antes del 25 de agosto de ese año. “No le da el cuero para volver”, llegó a decir Lanusse. Perón volvió, pero cuando quiso. En 1973, la película Juan Moreira, de Leonardo Favio, se convertía en un éxito de taquilla. Por Canal 13 se emitía Papá corazón, un teleteatro con Andrea
del Boca, y en Canal 9, Alberto Olmedo y Jorge Porcel eran Fresco y Batata. Ese año, Luis Alberto Spinetta lanzó dos discos de Pescado Rabioso, Pescado 2 y Artaud. Y Huracán, dirigido por César Luis Menotti, se consagró campeón del Torneo Metropolitano. En lo político, crecía el entusiasmo por una nueva oportunidad democrática. Fue una “seudo campaña electoral”, como definió Perón en una carta pública en enero de ese año, pero si la ciudadanía argentina quería librarse de “una dictadura militar que azota al país hace dieciocho años”, debería “intentar, como sea, tomar el gobierno”. Y ese “como sea” no era otra cosa que votar al Frejuli: el grito “Cámpora al gobierno, Perón al poder” era la consigna explícita. Perón necesitaba alguien de confianza que le allanara el camino para su vuelta definitiva, y ese hombre no era otro que el Tío. “Cámpora era símbolo de lealtad a Perón, pero no sólo era leal sino que era obediente”, explicó a El Cruce Alicia Pierini, militante de la Tendencia Revolucionaria del peronismo en esos años, actual defensora del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Los candidatos son Cámpora, Antonio Benítez y Jorge Taiana –recordó el em-
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presario Jorge Antonio en Lo pasado pensado, de Felipe Pigna, acerca de la consulta hecha por Perón-. El mejor de todos es Taiana, pero el consuegro de él es un general (en referencia a Julio Alzogaray), entonces va a ser un dominado; el otro es Benítez, un correntino taimado que después se va a querer quedar. Entonces queda Cámpora.” El Tío, había desplazado a Jorge Daniel Paladino, en 1971, como delegado personal de Perón en la Argentina. A partir de ese desempeño, el líder sabía que seguiría al pie de la letra sus órdenes. A pesar de las contradicciones internas del peronismo entre aquellos que habían visto nacer el movimiento y los jóvenes que se sumaron en las décadas de proscripción, ambos sectores coincidían en que la cualidad destacable de Cámpora era la fidelidad incondicional hacia su líder. “Para quienes lo conocimos, sabíamos que no era precisamente un estadista, pero era de la cuna del movimiento y eso bastaba”, contó a esta revista Pierini, quien años después fue defensora de presos políticos y durante la dictadura militar integró el Movimiento Ecuménico por los Derechos
Humanos. Juan Carlos Dante Gullo, dirigente de la JP y uno de los organizadores de la campaña electoral del Frejuli, describió al efímero presidente como “un hombre que supo comprender el momento histórico”. Odontólogo afincado en San Andrés de Giles, Cámpora comenzó su carrera política como comisionado municipal en la década del 40, fue electo diputado en 1946 y llegó a presidir la Cámara baja hasta 1952. Después del Golpe del 55 estuvo preso en Río Gallegos, de donde se fugó junto a otros presos políticos. Reapareció en escena en 1971, cuando Perón lo designó como delegado personal y hombre de confianza. Con su fidelidad al caudillo supo capturar el corazón de los más jóvenes, a pesar de que no pudo obtener el apoyo total de los seguidores más antiguos. “Supo escuchar a la juventud”, destaca Gullo, quien había encabezado la campaña ‘Luche y vuelve’ para el retorno de Juan Domingo Perón, tras 18 años de exilio. Esos pibes de pelos largos fueron los que gritaron el cántico “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, los que imprimieron y repartieron los vo-
lantes con consignas como “Liberación o dependencia”, con ilustraciones del artista plástico Ricardo Carpani. En ese contexto, el país volvía a las urnas, diez años después de la última elección en la que ganara el radical Arturo Illia. El sillón de Rivadavia sería disputado por nueve fuerzas políticas, pero los principales candidatos eran el Frejuli, con la fórmula que encabezaba Cámpora, acompañado por Vicente Solano Lima, del Partido Conservador Popular, y la Unión Cívica Radical, con el dúo Ricardo BalbínEduardo Gamond. Para esos comicios se introdujo por primera vez el requisito de ‘la mitad más uno’, es decir que la presidencia quedaría en manos de quien superara el 50 por ciento de los votos; de no ser así, se realizaría una segunda vuelta. Los militares sabían que el peronismo era mayoría pero confiaban en que, si no reunía la mitad de los votos, podría ser vencido luego en la segunda instancia. Ante la expectativa generalizada, la jornada electoral en la que participarían por primera vez cientos de miles de jóvenes de entre 18 y 27 años se llevó a
cabo con total normalidad. “Ya sólo debe preocuparnos el futuro. Mañana puede ganarse o perderse todo”, había afirmado en cadena nacional el dictador Lanus-
se, para finalizar su mensaje de manera contundente: ”En la hora de la verdad, cada uno de ustedes –con su voto- será el que decida. Sólo ustedes. Nada más
OPINIÓN
Cámpora: mito y realidad Por Pablo Adrián Vázquez*
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Dentista; militante conservador; comisionado en San Andrés de Giles; peronista de la primera hora; presidente de la Cámara de Diputados; convencional constituyente en 1949; hombre del círculo íntimo de Evita; preso político pos 1955; fugado del penal de Río Gallegos con John W. Cooke, Guillermo Patricio Kelly, Jorge Antonio y otros; delegado personal de Perón; presidente constitucional; exiliado político en México…un compañero leal al General. Acompañó el proyecto revolucionario, fue consecuente con los proyectos del Ejecutivo, y un convencional constituyente que juró la renovada Carta Magna el 11 de marzo de 1949. Casualmente, en la misma fecha, pero casi un cuarto de siglo después fue la cabeza del triunfo en las elecciones que marcaron el fin de la proscripción del peronismo. Luego el mito de Cámpora: equiparado a Salvador Allende, con sus 40 y pico de días revolucionarios, fallidos por las intrigas de la ortodoxia peronista contra el proyecto de la “juventud maravillosa” y el camporismo. Elegido por Perón a fines de 1971, delegado primero y candidato a presidente por el Frejuli ante la proscripción a la candidatura del líder justicialista por parte de la reforma electoral y cuasi constitucional (trucha) que hizo el dictador Lanusse, a instancias de los radicales Arturo Mor Roig y Jorge Vanossi. El Tío, llamado así por la JP, tuvo el cargo por azar, como pudieron ser nombrados Taiana, Benítez, Licastro, Matera o Cafiero. Sin restarle mérito, ante la coyuntura se necesitaba alguien leal y sin dobleces. En el juego entre Perón, el PJ, la CGT y los Montoneros –de mutua colaboración y conveniencia– la designación de Cámpora generó sorpresas, pero fueron los últimos quienes mejor aprovecharon la ocasión dando un fuerte respaldo y esperando ocupar lugares privilegiados en el próximo gobierno. La presencia de Allende y Dorticós, la JP en Plaza de Mayo, el Devotazo, el Pacto Social, el plan Gelbard, la posición del embajador Vázquez en la ONU, las palabras de Righi ante la policía, la juventud esperanzada y la primavera revolucionaria. También la ocupación de edificios públicos, la presión de Montoneros, el ERP atacando a las FFAA, la ortodoxia sindical mirando de reojo a la JTP, y López Rega no auguraron un buen destino. El retorno definitivo de Perón el 20 de junio de 1973 marcó a sangre y fuego la experiencia camporista. Los hechos fueron analizados en textos de sus protagonistas (Bonasso, Labaké, Urriza, Cafiero, Caravallo, González, Leyba, Llambí, Perdía, Vaca Narvaja, etc.); en investigaciones sobre los ‘70 (Seoane, De Riz, Caballero, Larraquy, Reato, Anguita, etc.); y hasta en las patéticas memorias del propio Cámpora en su exilio mexicano. Hoy su nombre resuena en la agrupación juvenil insignia del kirchnerismo como homenaje póstumo y es el anatema de los personeros reaccionarios de los multimedios. Aún queda mucho por debatir sobre Héctor J Cámpora de cara a este proyecto nacional y popular. * Politólogo; Docente UNLZ y UCES, Miembro de los Institutos Nacionales Eva Perón, Rosas y Manuel Dorrego.
que ustedes”. Tras largas horas de recuento de votos, la cifra fue arrasadora: 49,56 por ciento del electorado optó por la fórmula del Frejuli, mientras que un 21,29 por ciento eligió a la UCR. Pese a la magnitud de la diferencia, los números indicaban que sería necesario recurrir a un ballotage que dirimiera la elección. Pero Balbín, quien encabezaba la lista radical, reconoció de inmediato la victoria peronista y renunció a la segunda vuelta. Las cartas ya estaban echadas En esa elección, el centro izquierda estuvo representado por la fórmula Oscar Alende (ex gobernador bonaerense por el radicalismo intransigente) y Horacio Sueldo (de una fracción progresista de la Democracia Cristiana), que recibió el apoyo del Partido Comunista y se ubicó en cuarto lugar, con el 7,4 por ciento de los votos. El trotskismo, representado por el Partido Socialista de los Trabajadores, presentó la fórmula Juan Carlos Coral-Nora Ciaponni. La derecha también tuvo su oferta electoral con distintos experimentos: el más decoroso fue el que encabezó Francisco Manrique, un ex funcionario de la dictadura, que unió su Partido Federal con el Demócrata Progresista de Rafael Martínez Raymonda, y obtuvo el tercer lugar con el 14,9 por ciento; otros fueron un rotundo fracaso, como el del economista ultraliberal Alvaro Alsogaray, que creó la Nueva Fuerza y llevó como candidato al empresario Julio Chamizo (1,9 %); y el del dictador Lanusse, que integró una fórmula con el brigadier Ezequiel Martínez y el conservador sanjuanino Leopoldo Bravo (2,9 %). “La ciudadanía volvió a ser protagonista y pudo reencontrarse con la democracia en uno de los días más felices”, rememoró Gullo en diálogo con El Cruce. Por su parte, Pierini, quien festejó el triunfo en Plaza de Mayo, recordó que se vivió “una euforia maravillosa” en los alrededores de la Casa Rosada, que amanecería con la frase “Casa Montonera” pintada en una de las fachadas laterales. Dos meses después de la victoria peronista en las urnas, Cámpora asumió el 25 de
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mayo de 1973. Las presencias en la ceremonia de asunción eran todo un símbolo de las expectativas: asistieron como invitados los presidentes de Chile, Salvador Allende (quien sería derrocado tres meses y medio después), y el de Cuba, Osvaldo Dorticós. Sería un gobierno de transición que tendría como principal objetivo la vuelta definitiva del General. Pero nadie sabía cuánto duraría esa etapa. Ese día, mientras Cámpora caminaba sonriendo, luciendo su fino bigote recto por los pasillos de la Casa de Gobierno, en Plaza de Mayo se producían algunos disturbios entre jóvenes peronistas y las fuerzas de seguridad, ya que los manifestantes repudiaron e impidieron el desfile militar. Como primera medida de gobierno, Cámpora firmó el decreto de amnistía de los presos políticos, militantes populares que inmediatamente fueron liberados de la cárcel de Villa Devoto, en medio de una multitud. Así comenzaba la primavera camporista, con tensiones desde la asunción que se prolongaron hasta el final –anticipado- del corto mandato para dejar paso a la tercera presidencia de Juan Domingo Perón.
Otro peronismo El paso del tiempo y los acontecimientos sucedidos a lo largo de los 18 años de proscripción le habían dado una nueva conformación a la base electoral del peronismo. Así, dejaba de ser un partido basado mayoritariamente en los trabaja-
dores y los sindicatos: la juventud entraba en el juego político. Y, la incorporación de este nuevo actor de peso, llevó a que se produjeran fricciones internas que se vieron reflejadas en aquel 1973: desde la elección del gabinete hasta las palabras pronunciadas en los actos. En el discurso que pronunció ante el Congreso Nacional el día de su asunción, Cám-
pora sostuvo: “No queremos una juventud obsecuente. La queremos, por el contrario, consciente, tenaz y protagonista de la Reconstrucción Nacional”. Ese guiño, dado por un hombre de 64 años, a los jóvenes que formaban parte de la Tendencia Revolucionaria tendría una aclaración, pocos minutos después: “Quienes se suman hoy a nuestra marcha tienen que
aceptar que el ritmo, el procedimiento y los objetivos, los fijamos nosotros, los que conocemos el punto de partida y las acechanzas del camino”. Hombres de la derecha peronista, como José López Rega, quien asumió como ministro de Bienestar Social, convivieron dentro del efímero mandato camporista con jóvenes cuadros ligados a la izquierda, como Esteban Righi, elegido para ocupar el Ministerio del Interior. Righi impulsó la eliminación del Departamento de Informaciones Policiales Antidemocráticas (DIPA), y la destrucción del material archivado que daba cuenta de posibles “acciones subersivas”. El 5 de junio de 1973 Righi brindó un memorable discurso en el microcine del Departamento Central de Policía ante un auditorio repleto de oficiales a los cuales
les indicó que el “sometimiento que el pueblo” había padecido en los años anteriores había “alejado” a los uniformados de la población. Si bien los señaló como “guardianes del orden” y les pidió que continuaran con esa tarea, les marcó que lo que había “cambiado profundamente” era “el orden que guardaban”. Al respecto, ordenó que la tortura y la represión debían ser parte de un pasado que no podía, ni debía, repetirse: “El pueblo ya no es el enemigo, sino el gran protagonista. Esa es nuestra convicción y nuestra mejor garantía. Seamos dignos de ella”, manifestó. El empresario José Ber Gelbard, fundador de la Confederación General Económica, fue el ministro de Economía que promovió el Pacto Social, entre la CGT y esa central empresaria, que contemplaba un aumen-
to salarial de un 15 por ciento y el congelamiento de precios. Y Jorge Taiana fue el ministro de Educación. “Desgraciadamente, muchas contradicciones del movimiento generaron una serie de enfrentamientos que debilitaron al Gobierno”, lamentó Gullo, quien en esa gestión fue asesor en Asuntos de Juventud. Cámpora renunció el 13 de julio de 1973, en medio de presiones del sindicalismo y la derecha peronista. A lo largo de sus 49 días como presidente, debió manejar la tensión entre ambos sectores. Perón ya vivía en la Argentina, en su residencia de la calle Gaspar Campos, en Vicente López. Había regresado el 20 de junio, cuando el masivo recibimiento que se había preparado terminó en una masacre: el coronel Jorge Osinde y la dirigente Norma Kennedy, del sector lopezrreguista, coparon
OPINIÓN
El ‘73
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Por Guillermo M. Batista *
Beccar es una localidad del conurbano bonaerense, ubicada en la zona norte del Gran Buenos Aires. Pasé allí toda mi infancia y juventud (ubicadas temporalmente en las décadas del ’60 y del ’70), en un barrio que había crecido al calor del plan de viviendas Eva Perón; los típicos chalecitos californianos con techo de tejas jardín adelante y atrás. La inmensa mayoría de los vecinos provenían de las fábricas textiles de la zona, como mis viejos, obreros y peronistas. Estábamos exactamente a 18 cuadras de la estación de tren homónima, es decir, en pleno centro geográfico de esta ciudad-pueblo, a mitad de camino de la Panamericana y la avenida principal que corría paralela a la vía del tren, Centenario. El paisaje se completaba con talleres metalúrgicos, papeleras, herrerías, y grandes fábricas como Alpargatas y Eveready; un barrio típico de los que soñó el peronismo para sus trabajadores. Crecí en un ambiente, donde era inevitable escuchar hablar en voz baja de “el que te dije” o “el hombre” mientras los consejos maternos trataban de ponerle límites a mis once, doce años, para que no hablara tanto de política con mis amiguitos y esto produjera vaya a saber uno qué abismos insondables con algunas familias contreras, o simplemente apolíticas. La cultura del trabajo era también marca indeleble de la zona: por donde uno caminara, de lunes a sábado, se veían las chimeneas humeantes o se escuchaban los ruidos de la maza y la cantera, del martillo y del hierro; y donde no faltaban, además, las parroquias
como San José Obrero, a pocas cuadras de mi casa, con patio de tierra para el fútbol del sábado a la tarde y curas piolas que le guiñaban “los dos ojos” al peronismo. En el colegio no tardé y no tardamos en ver a los 11 años, en sexto grado, a la figura de Mariano Moreno como más simpática que la de Saavedra, o a reconocer a Rosas a los 13 como un tipo que se había enfrentado a los gringos, y a discutir con la profesora de Educación Democrática sobre la Reforma de la Constitución del año 1949 a la cual ella le negaba existencia. Y en los recreos, responder a preguntas de compañeros del curso que nos apretaban a los peronistas con un “¿Y vos? ¿Sos peronista con o sin Perón?”, y naturalmente la respuesta era “¡Con Perón!” Fue inevitable el abrazo en medio de los recreos con compañeros del cole cuando regresó el General, el 17 de noviembre de 1972, o “el sacate ese escudito (el peronista claro) de la solapa” que mi celadora nerviosa me ordenaba porque “estaban prohibidos escudos partidarios o de fútbol”. Y no podía faltar la discusión con los militantes de agrupaciones de izquierda antes, durante y después de su regreso (del General), acerca de la Revolución posible, mientras organizábamos el Centro de Estudiantes, llamando a elecciones por curso para nutrirlo y darle contenido. Mientras en el barrio nos acercábamos a la Unidad Básica “Ramón Cesaris”, cuyo nombre homenajeaba a un compañero asesinado en 1971 por la policía bonaerense en William Morris, cuando se recordaba en un acto la caída de los compañeros Fernando
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el palco levantado en Ezeiza y desde allí reprimieron a los sectores de la izquierda. Junto con Cámpora dimitió su vice, Solano Lima. El vicepresidente del Senado, Alejandro Díaz Bialet, segundo en la línea sucesoria, pidió licencia y la presidencia quedó entonces en manos de Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados y yerno de López Rega. Héctor Cámpora quedó en la historia como un peronista leal a su líder. Su breve mandato es símbolo del final de una época de tristeza que había incluido la dictadura, la persecución política, la heroica resistencia militante y la proscripción del movimiento peronista. Durante los 49 días de su gobierno, el Tío mantuvo vivo el sueño de miles de jóvenes que no dejarían de reivindicar la primavera camporista, ni siquiera cuatro décadas después.
Kirchner y el bastón de Cámpora El 28 de diciembre de 2006, el entonces presidente Néstor Kirchner recibió los atributos presidenciales que pertenecieron a Héctor Cámpora. Los mismos fueron cedidos por sus familiares y Kirchner le reconoció al “Tío” su “honestidad política y lealtad”, a las que consideró “dos cualidades muy difíciles de encontrar en estos tiempos”. “Son valores que las nuevas generaciones deben tener muy en claro. Trabajé en esa campaña electoral, participé activamente y acompañé al doctor Cámpora junto a otros a Neuquén, con la Juventud Peronista, donde militaba, y vivencié lo que sentía el pueblo argentino”, refirió el ex presidente. Kirchner recordó los inicios de la primavera camporista: “Nosotros vivíamos, como dijo Gandhi, con una profunda y tremenda esperanza de que empezara el cambio en la Argentina. Tanto el retorno y la vuelta del general Perón, que era lo que quería el pueblo argentino, y el esfuerzo que hizo Cámpora quedaron fuertemente grabados en nuestra memoria”, indicó. “Estuve en esa plaza del 25 de marzo del 73 con tantos miles –recordó--. Nunca en mi vida soñé tener en mis manos el bastón y la banda de tan digno hombre. Estas manos también son las manos de miles que no están y lo miraban al lado mío también y soñaban como yo. Seguramente ninguno de nosotros soñábamos que un día íbamos a estar acá.”
Abal Medina y Gustavo Ramus, fundadores de Montoneros. De esta organización vagamente había oído hablar en una fiesta familiar y sobre ella y el suceso del caso Aramburu, y escuchar discutir acaloradamente a mi viejo en la cocina de aquel lugar con otros comensales. Tenía 11 años, corría el año 1970. Estas, y las que vengo comentando, fueron mis fotos de época. Mi incorporación a la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) como delegado electo de mi curso y luego del colegio en general fue natural. Concurrir a la Plaza de Mayo el 25 de mayo de aquél año fue parte de la vida cotidiana, lo cual no implicaba desconocer la ruptura que ambas fechas produjeron tras 18 años (no de silencio porque se resistió), sino con un status quo que, pensamos en aquellos días-meses, nunca más se volvería a producir. Todavía retumba aquel eco lejano “Se van, se van, y nunca volverán” a la tarde noche del 25 de mayo, en clara referencia a los milicos salientes encabezados por el entonces general Alejandro A. Lanusse. El sueño estaba en marcha, y ver a los presidentes del Chile socialista, Salvador Allende y de Cuba, Osvaldo Dorticós, en el balcón junto al Tío Cámpora (porque Padre hay uno sólo) y una multitud estimada en casi 200 mil personas gritar “Chile-Cuba el Pueblo te saluda” o “Perón, Evita, La Patria Socialista” corroboraba esa sensación de sueño cumplido al cual solo el faltaba el General, quien pronto vendría a comandar la Revolución en marcha. Porque en cada colegio, fábrica, facultad, barrio, parroquia, organismo estatal, la Revolución para muchos había empezado; para ser muy simple y tomando la visión de mis 14 años, en aquel ’73, por derecha o por izquierda, dentro o fuera de ese gigante de masas que era (y es) el peronismo, la Revolución había dado sus primeros pasos y no había podido esperar al General. La Historia hoy habla de la “Primavera Camporista”, de aquellos
49 días durante los cuales la Juventud fue la protagonista, junto a una clase obrera que en algunos sectores no esperaba directivas de la tradicional CGT. Todo o casi todo era el hacer sin esperar el resultado, se hacía porque se confiaba ciegamente en que estaba bien lo hecho. Aun en los debates políticos con propios y extraños, se hacía. En las movilizaciones casi cotidianas, en las canchas de fútbol cantando la Marchita, en las aulas, y hasta en los recreos se hacía política; y aún nos quedaba tiempo para enamorarnos o escuchar a Sui Generis. El ’73, para miles de pibes y pibas pre o adolescentes fue mucho más que una Primavera, sobre todo para quienes proveníamos de familias peronistas. Fue el reencuentro con un hilo conductor que nació el 17 de octubre de 1945, que se prolongó en la Resistencia y se volvió carne ese año hasta el regreso y la asunción del General, el 12 de octubre. Después las fiestas, el brindis y la canción de moda en la tele: ”Contagiate mi alegría y reíte como yo, que hoy es tiempo de esperanzas…”, que entonamos alrededor de una mesa larga de madera con un montón de vecinos celebrando el nuevo año… Pero ésta ya es otra Historia. El ’73, como había llegado, partía y sin saberlo obviamente, la Primavera empezaba a enfriarse muy despacito. No obstante me quedo con la memoria intacta y recuperada de un pueblo nuevamente feliz, con su identidad, reconociéndose; en la Plaza, cantando, riendo, trayendo al peronismo al gobierno y al General al poder. Esas imágenes son una “danza dialéctica” que no se puede detener y mucho menos borrar. * Docente de Historia 1 y 2. Universidad Nacional de Lomas de Zamora
LA MUERTE DE HUGO CHAVEZ
Dolor en la Patria Grande Por Horacio Raúl Campos
Tenaz promotor de la unidad latinoamericana, fue un aliado clave e incondicional de la Argentina y de Brasil. Su discurso y sus políticas pusieron en el centro de la escena la lucha contra las desigualdades internas y externas ante los abusos de los poderosos. Nicolás Maduro, su más probable sucesor, tendrá el desafío de continuar en la misma senda.
América Latina no será igual después de Hugo Chávez. Pese al mandato trunco por su fallecimiento, su gestión de 14 años deja una impronta difícil de borrar. Aliado de los gobiernos progresistas del continente, desafiante ante los Estados Unidos, defensor incondicional de los pueblos agredidos y, sobre todo, con la energía política puesta al servicio de los venezolanos pobres, el bolivariano se convirtió en un líder de la Patria Grande. Y hasta sus adversarios mostraron respeto el día de su muerte. Al momento de mostrar su gratitud a la mejor Argentina podía citar a Juan Domingo Perón y a Jorge Luis Borges en un mismo acto; y a partir de allí enfrascarse en una iniciativa tendiente a que su hermana Colombia lograse la paz interna mediante un diálogo entre las FARC y el gobierno de ese país. La política exterior hacia los diversos países latinoamericanos implicaba por un lado expandir su influencia y por otro consolidar la unidad regional. En el primero de los casos se concretó con acuerdos de ayuda comercial a las naciones de la región del Caribe y en el segundo se pueden anotar las relaciones con los más grandes del continente: Brasil y Argentina. Con relación a la Argentina, las administraciones de Néstor Kirchner y Cristina
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respecto de la Argentina, mientras que los opositores argentinos decían que los Kirchner tenían una ‘Chávez dependencia’ y otros, más extremos, aun el mismo día del fallecimiento del presidente venezolano, alertaban que Cristina estaba llevando a cabo una “chavización”. Una vez consolidada la relación entre ambos países, el vínculo casi se podría resumir de la siguiente manera: energía venezolana para la Argentina y maquinaria agrícola, vacas y métodos de siembra y de producción láctea para Venezuela, aunque también se incluyó la construcción de embarcaciones para ese país. Otra etapa de las relaciones, aún en plena vigencia, se registró después de la recuperación de YPF. Ocurre que a mediados del año pasado funcionarios de ambos países se reunieron en Venezuela para acordar un vínculo de envergadura a través de la petrolera nacional argentina y la venezolana PDVSA con el propósito de la explotación de los yacimientos de la Faja del Orinoco, considerados entre los más ricos del mundo. Una mini tensión se quiso ver entre ambos países en 2009, cuando Chávez había decidido estatizar a algunas de las empresas del grupo Techint y esta multinacional había pedido que Cristina intercediera para impedir esa decisión soberana de Venezuela, que al final terminó con beneficios para el grupo económico, que cobró 400 millones de dólares por la estatización y los depositó en un país europeo. Fernández de Kirchner tuvieron una alianza sin fisuras con el venezolano, tanto en la unidad política regional como en los intercambios comerciales. Aunque ello no significara que ambas gestiones se pareciesen y que otros razonables proyectos quedaran por ahora diluidos, como los gasoductos y el Banco del Sur. Cuando asumió Kirchner, el 25 de mayo de 2003, la Argentina era un país a la deriva en todos los frentes a raíz de la sobredosis de neoliberalismo y de la asfixia del poder financiero internacional, los llamados mercados de capitales u organismos multilaterales de crédito.
En ese contexto, Kirchner le pidió ayuda a Venezuela con la famosa compra de bonos por casi seis mil millones de dólares cuando el nuevo gobierno argentino apenas cumplía dos años y sin que la administración chavista le reclamara a la Argentina hacer ajustes, como exigía el poder financiero internacional a los países que pedían ayuda. Las críticas de los voceros del sistema financiero nativo e internacional hacían hincapié en las tasas fijadas en los compromisos con Venezuela. Hasta no hace mucho tiempo la oposición en Venezuela le decía a Chávez que llevaba a la práctica una política de sumisión
Una biografía que remite a Bolívar Chávez asumió por primera vez la Presidencia de Venezuela en 1999, después de un largo proceso neoliberal cuya cara más visible era el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. Llegó por el voto popular al poder en un país donde abundaba el petróleo, pero donde se importaban hasta la lechuga y los tomates. Llevó a cabo un programa que, entre otros aspectos, incluyó la alfabetización de casi tres millones de niños y niñas que hasta hacía muy
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poco hasta andaban descalzos; planes de viviendas, centros de salud y emprendimientos agroindustriales. Como presidente, hincó sus raíces en los viejos y frescos ideales de construir una Patria Grande, que también es el título de un libro del gran Manuel Ugarte. Nacido en Sabaneta, ubicada en el oeste de Venezuela, en 1954, Chávez ingresó al Ejército en 1971. El joven cadete había observado durante los ‘70 que América latina estaba gobernada por dictaduras y que la Argentina era la última en caer en manos del terrorismo de Estado. En 1982 fundó el Movimiento Bolivariano dentro de las fuerzas armadas. Ese año se había cumplido el bicentenario del nacimiento de Bolívar. Una década después, Chávez encabezó un intento de golpe de Estado contra Pérez y fue preso, pero el presidente Rafael Caldera lo indultó. Después de ello, llegó a la política de lleno por medio de un movimiento al que llamó Quinta República. En 1999, Chávez fue electo con más del 56 por ciento de los votos, en un frente que contaba con respaldo de partidos de izquierda, sectores empobrecidos del país y otras agrupaciones populares. Una vez en el Gobierno, impulsó profundas reformas institucionales, sociales, laborales y econó-
micas que fueron las causas para enamorar a la mayoría del pueblo venezolano. Como todo movimiento nacional y popular que empieza por cambiar viejas estructuras diseñadas para generar países dependientes, en Venezuela, el frente bolivariano tuvo que afrontar inicialmente la ausencia total de cuadros políticos y técnicos para llevar a los hechos las medidas que tenía planificadas. Los convenios con otros países, del área que fueren, no daban abasto para solucionar esas falencias que son decisivas al momento de hacer realidad los cambios. Así fue como en 2002, cuando las bases chavistas ya estaban organizadas, sectores de derecha intentaron desplazarlo. Pero la sublevación duró apenas tres días. La oposición, descontrolada ante el liderazgo cada más fuerte de Chávez, intentó boicotear las elecciones de renovación parlamentaria de 2005 y en los comicios de un año de después, en que logró la reelección. Después llegó el momento de la fundación del Partido Socialista Unido de Venezuela, que generó infinitas crisis en las agrupaciones que hasta ese momento mantenían sus formas y características mediante la adhesión en alianzas electorales. Lector de Perón y de los principales políticos e intelectuales de la “izquierda na-
cional” de la Argentina (como el caso de Jorge Abelardo Ramos), a partir de 2004 Chávez lanzó el ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas) con la participación de Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, Ecuador, Honduras, Mancomunidad de Dominica, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda. Después del golpe contra Manuel Zelaya, Honduras fue retirada del ALBA por el gobierno de facto. Los viejos ideales de unidad latinoamericana comenzaron a tomar cuerpo mediante firmas de acuerdos comerciales, acercamientos políticos y otros gestos de unidad con Argentina, Brasil, Ecuador y su incipiente ingreso al Mercosur a la vez que quedaban también morigeradas las diferencias con las administraciones derechistas de Colombia, con la que se evitó una guerra merced a la gestión de Kirchner, como secretario general de Unasur, en 2010. La casi segura elección de Nicolás Maduro como nuevo presidente en las próximas elecciones muy probablemente implique el reinicio y la profundización de las relaciones en la región. Tanto con los países del ALBA, como la Unasur y la Celac. Claro, será con un presidente venezolano con otra formación y otro estilo, pero con el Sur muy claro.
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IMPERIALISMO DEL SIGLO XXI
Francia y su nuevo rol colonial
Por Leonardo Castillo
Con la excusa de combatir el terrorismo, el gobierno de François Hollande lleva a cabo una operación militar en Malí, un país del Norte de África extremadamente rico en recursos minerales. Una intervención sin un final claro y que puede desestabilizar a toda la región. Aun cuando se presente como “intervención humanitaria o una acción preventiva contra el terrorismo”, la guerra sigue siendo una buena manera de resolver crisis internas, asegurar recursos y ganar nuevos mercados. Así, en pleno siglo XXI, las aventuras bélicas en el tercer mundo son un instrumento válido al que las potencias centrales suelen echar mano cuando es necesario expandir intereses y cohesionar el frente interno de una sociedad sacudida por una crisis. Y en el comienzo de 2013, Francia, una antigua nación de tradición colonial, se muestra decidida a emplear esta metodología para reafirmar su presencia en el Norte del África, una zona que supo dominar hasta bien entrada la segunda mitad de la pasada centuria. Dentro de este contexto puede leerse la acción que el gobierno del socialista François Hollande emprendió en Malí, con
el pretexto de sofocar la rebelión islámica que, según afirman desde París, pone en riesgo la integridad territorial de esta nación africana. ¿Pero se trata de un proyecto únicamente francés que se circunscribe a un remoto país situado al Sur del Sahara o es más bien un plan de dominación que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y Gran Bretaña para controlar otras regiones del continente? Las motivaciones y los antecedentes que esta operación militar deja entrever hacen que la segunda opción se configure como la más factible. La pertenencia de Hollande a la French American Foundation, una entidad ariete de los intereses estadounidenses en la nación gala, y las adhesiones que cosechó la aplicación de la operación ‘Serval’ en Malí por parte de la OTAN sugieren que esta intervención es apenas la punta de lan-
za de una amplia iniciativa que persigue poner los recursos primarios de África a disposición de los intereses occidentales. Ya en 1997, el teórico y académico estadounidense Zbigniew Brzezinski – asesor del presidente Jimmy Carter que supo anticipar el derrumbe del bloque soviético a fines de los años ’70—sostuvo en su libro “El Tablero de Ajedrez”, que el dominio de Eurasia y su periferia, África, es vital para garantizar la supervivencia del Imperio anglosajón, que debe evitar que otras potencias, como bien podrían ser hoy Rusia o China, extiendan su influencia en la zona. África es en el marco de la doctrina Brzezinski una región subordinada, pero vital en función de su potencialidad y sus reservas minerales. Y en el suelo de Malí yacen oro, coltan, uranio, gas y petróleo. Es un territorio mediterráneo pero con fronteras con Mauritania, Argelia, Senegal, Costa de Marfil y Níger, país donde Francia ya tiene desplegado un contingente militar de fuerzas especiales y en el que opera la transnacional gala Areva, la mayor proveedora de uranio en el mundo. En definitiva, Malí sería un capítulo más de una historia que occidente ya escribió en Afganistán, Irak y más recientemente
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en Libia. La metodología es clara: se invocan razones humanitarias para derrocar a crueles tiranos o peligrosas organizaciones integristas que amparan al terrorismo, cuando en verdad lo que se persigue es asegurar la extracción y el control de estratégicos recursos económicos. Los pretextos para una aventura Durante ocho siglos, Malí fue el centro de un imperio que dominó el buena parte del Oeste de África. A mediados del siglo XIX, el país cayó bajo el dominio colonial francés y alcanzó su independencia en 1960. Tras casi tres décadas de inestabilidad política que comprendió la sucesión de gobiernos despóticos y autoritarios, se inició en 1992 una etapa de pluralismo democrático que concluyó abruptamente en marzo del año pasado, al ser derrocado el presidente Amadou Touré. El golpe estuvo encabezado por el capitán Amadou Sanogo, un militar instruido por Estados Unidos en tácticas contrainsurgentes. El motivo esgrimido para justificar la ruptura del orden constitucional se basó en el escaso apoyo que Touré le daba al ejército de Malí en la lucha contra la revuelta de los combatientes musulmanes de la etnia Tuareg, que se desarrollaba en el Norte del territorio. Sin embargo, un mes después de la asonada, los rebeldes redoblaron su
ofensiva, extendieron sus dominios y declararon la formación de un estado islámico en la región de Azawad. Impusieron la Shaira –una legislación religiosa basada en el Corán, el texto sagrado de los seguidores de Mahoma—y declararon “la Yihad (Guerra Santa) en África occidental. Los combates recrudecieron y la junta militar conducida por Sanogo, que prohibió los partidos políticos y perpetró sistemáticas violaciones a los derechos humanos desde que tomó el poder, se mostró impotente a la hora de sofocar el levantamiento integrista. La consecuencia es una guerra civil que causó 800 mil refugiados, alojados en la vecina Burkina Faso, donde llegaron huyendo de los combates y la
hambruna. Ante el avance de los rebeldes de Azawad, Francia decide intervenir militarmente en Malí con un contingente de 4 mil efectivos, que encabezan una fuerza multinacional que incluyó la participación de soldados provenientes de varios países africanos como Togo, Níger, Nigeria y Guinea. Al cabo de dos meses, las tropas envidas por Hollande lograron reconquistar las ciudades del Norte en poder de los islamistas. No obstante, la situación está lejos de estabilizarse, ya que los rebeldes lograron replegarse hacia Argelia, desde donde planean continuar una lucha que incluso amenaza con extenderse hacia otros países de la región.
Amadou Sanogo, líder del golpe militar.
François Hollande, presidente de Francia.
Amadou Toure, presidente derrocado en 2012.
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La posible extensión del conflicto Mientras la operación Serval daba sus primeros pasos en los desiertos del norte de Malí, un confuso episodio tuvo lugar en la vecina Argelia, una ex colonia francesa que pagó con millón de muertos en los años ’50 y ’60 un alto costo en su lucha por lograr la independencia. Un grupo comando perteneciente a la brigada Khaled Abu Al- Abbas, un grupo ligado a Al Qaeda tomó por asalto la planta de gas de Amenas, en el Sur. El ataque provocó 66 muertos entre los que había trabajadores argelinos y contratistas extranjeros. Tras el luctuoso saldo que arrojó el hecho, el director del Observatorio Geopolítico de Paris, Charles Saint Pro, cuestionó la eficacia de las fuerzas de seguridad argelinas. “¿Cómo es posible que 40 personas hayan tomado una planta con la dimensión de Amenas. Eso nos demuestra que el estado de Argelia no está preparado para llevar a cabo un combate eficaz contra el terrorismo”, fustigó el experto francés. En cambio, para el periodista Thierry Meyssan, autor de varios trabajos sobre la política de Medio Oriente, sostiene que una acción terrorista como la de Amenas sólo sirve para desestabilizar Argelia, sobre todo si la presencia de grupos ligados a la red Al Qaeda multiplican sus acciones. Con la reserva gasífera más grande de África, el régimen argelino cedió a las presiones francesas y respaldó la presencia de su antigua metrópoli en la vecina Malí, al punto de autorizar vuelos de vigilancia sobre su territorio. Hollande, que visitó Argelia a fines de 2012 sin formular un pedido de perdón por los crímenes que Francia cometió durante la guerra de independencia, aseguró que la presencia militar en Malí tiene por objeto “combatir al terrorismo donde se presente” y anunció que durará “todo lo que sea necesario”. Palabras que recuerdan la retórica belicista del ex presidente estadounidense George W. Bush, impulsor de las guerras en Irak y Afganistán que llevan más de una década sin que exista aún una solución clara para ambos conflictos.
EXPERIENCIAS DE SALUD MENTAL CONTRA EL ENCIERRO
Derribando muros Por Belén Escobar y Gisella Gatta
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Pequeños emprendimientos económicos, talleres de producción o reciclado, experiencias artísticas o comunicacionales, constituyen distintas opciones que profesionales de la salud mental ponen en práctica como alternativa al encierro de pacientes. Es manera de promover la cura a través de la integración en la comunidad, estrategias en el camino a la desmanicomialización. El Cruce recorrió cuatro de esas experiencias.
Locos, insanos, colifas, pirados, dementes, chiflados son algunas de las maneras con las que en el lenguaje cotidiano se denomina a las personas que padecen de sufrimiento mental. Pero a pesar de que estos conceptos estén instalados en la sociedad desde hace siglos, hay algunos que intentan cambiar la historia: trabajan a diario para que esta percepción peyorativa cambie poco a poco y el tabú de la locura desaparezca. Tales son los casos de los coordinadores de empresas sociales que proponen un cambio de paradigma. Es que, avanzado el siglo XXI, todavía prevalece la idea de que estas personas estén encerradas en instituciones, convertidas muchas veces en sitios de depósito
y abandono. Allí, la reinserción social se convierte en un objetivo cada vez más inalcanzable. En la vereda opuesta se encuentran los innovadores, que proponen que la “locura” no debe ser sinónimo de exclusión, y que las personas se pueden recuperar, justamente, en contacto con la sociedad. “No hablamos de ‘pacientes’, porque ese es un término médico. Son usuarios del sistema de salud”, sostiene Federico Bejarano, psicólogo social, impulsor de un café que es la primera empresa social donde trabajan, justamente, usuarios del sistema salud mental, que funciona por fuera del hospital en el barrio de Abasto. “Acá también los llamamos socios y tra-
bajadores”, aclara. Lo que esta nueva generación de promotores de la salud mental propone es desterrar los prejuicios de la locura. “Cuanto más apartadas y ocultas estén las personas internadas, más siniestro va a ser el imaginario colectivo respecto de ellas”, explica Alberto Sava, el coordinador general del Frente de Artistas del hospital psiquiátrico José Tiburcio Borda, quien además propone realizar los tratamientos en hospitales generales, y no en psiquiátricos. “Un manicomio es un campo de concentración que viola los derechos humanos. Allí las personas están internadas científicamente, detenidas legalmente y des-
aparecidas socialmente”, argumenta el psicólogo social.
Un café, un taller de eco bolsas, un emprendimiento artístico y una empresa que
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¿Qué es la desmanicomialización? Son veinte letras que le declaran la guerra a todos los dogmas existentes sobre el tratamiento del sufrimiento mental. En 1404, los “locos” fueron encerrados en hospitales psiquiátricos por primera vez. Desde ese entonces, los manicomios se instalaron en España y se expandieron virósicamente a nivel mundial. Los cimientos del movimiento desmanicomializador están construidos, principalmente, a partir del rechazo medular a la internación y el aislamiento de los pacientes, por un largo e indefinido plazo, en los hospitales psiquiátricos. Según los profesionales del nuevo paradigma de la salud mental, una internación corta es suficiente para que la persona luego pueda seguir su tratamiento de modo externo y ambulatorio. “Un desequilibrio psíquico-físico no permite que alguien pueda sostenerse por sí mismo, entonces requiere del apoyo de profesionales, y quizás de medicación que permita nivelar ese desequilibrio. Pero con doce o quince días de internación es suficiente”, contó Alberto Sava, director del Frente de Artistas del Borda. La corriente desinstitucionalizadora también propone sustituir los hospitales psiquiátricos por hospitales generales, ya que quien tiene un padecimiento mental debería poder ser tratado en cualquier lugar. “La existencia de un manicomio no tiene razón de ser. Una internación corta se puede realizar en cualquier hospital general que tenga un servicio de salud mental y cuando la persona supere la situación de crisis, se va”, aseguró Sava. Uno de los fundamentos que han permanecido a lo largo del tiempo, con respecto a la necesidad de hospitales especializados en salud mental, está ligado a la posibilidad de que la persona que sufre algún tipo de trastorno se lastime a sí misma o a alguien más. En referencia a esta idea, el psicólogo social argumentó: “En el momento de brote la persona pierde la capacidad de pensar, hacer y sentir. Por eso se pueden producir situaciones graves en las que pueda romper un televisor, pegarle a alguien o, incluso, suicidarse. En general se llega al manicomio cuando la crisis está desatada. Pero con una buena atención, en un corto plazo, eso se soluciona”. Además, destacó que “la desmanicomialización no implica negar las internaciones porque, como quien tiene un infarto, el paciente no puede ser atendido en su casa”, pero insistió en que “una vez que el paciente esté estable, puede volver a su hogar”. Según los partidarios de la desmanicomialización, uno de los puntos fundamentales por el que los hospitales psiquiátricos (tanto públicos como privados) deben ser sólo de paso, y por ende, modificar su modo de funcionar, está relacionado con la baja calidad de vida que tienen quienes están internados allí. “Todos los manicomios suelen ser perversos porque se lucra con la salud y se comercializa mucho con la medicación. Una persona internada en un manicomio consume un 60 y hasta 70 por ciento más que si estuviera con una medicación personalizada”, denuncia Sava, quien además se queja: “El presupuesto para el 2013 es de 20 mil pesos mensuales por paciente. Con esa plata se podría hacer una gran reforma desmanicomializadora, aunque es muy probable que esos números estén dibujados”. El ejercicio de la actividad privada dentro de los hospitales públicos es una realidad innegable. La comida, la seguridad, la limpieza y los laboratorios, todas dependen de empresas privadas. Esta manera de funcionamiento mixto aqueja y preocupa a aquellos que quieren desinstitucionalizar el sufrimiento mental: “Como dice un pensador, la medicación no sólo tranquiliza a los pacientes, sino también, a los laboratorios porque dejarían de percibir millones de dólares al año si se cierran los manicomios”.
recicla muebles son algunas de las alternativas al encierro, que tímidamente aparecieron, y que con el paso del tiempo, se afirman con la aspiración de un cambio profundo en la sociedad.
Un café que no es tan al paso A tan sólo dos cuadras de un foco de consumo y entretenimiento típico del sistema capitalista, como es el shopping Abasto, se encuentra en un centro cultural, una cafetería peculiar. El Café Basaglia está pensado con una lógica que persigue un objetivo muy definido: incluir y capacitar a una persona que por padecer sufrimiento mental suele ser etiquetado como “disfuncional” a un sistema laboral que cada día se torna más exigente. El impulsor de este emprendimiento, Federico Bejarano, sostiene que las personas, al estar encerradas, “tienen un deterioro por la falta de intercambio y poseen una perdida sistemática de derechos” porque cuando se está aislado en una sala, al no haber contacto con el exterior “se pierde la capacidad autogestiva y de comunicarse con otros”. El equipo de trabajo, compuesto por usuarios del sistema de salud, está conformado como en cualquier bar: hay bacheros, cocineros y mozos, que fueron y son capacitados para poder llevar sus tareas a cabo profesionalmente. Los integrantes del staff no tienen que provenir exclusivamente de un hospital público o privado, debido al funcionamiento independiente con la que se maneja el café. “No es importante el tipo de padecimiento que se tenga, ya sea físico o mental. Lo principal en el usuario es que tenga ganas de trabajar y que le guste. Tiene que asumir un compromiso y adquirir un hábito”, cuenta Bejarano. El equipo del lugar suele ser rotativo. Algunos deciden dejar de asistir, otros toman la experiencia como plataforma de despegue hacia otros rumbos, y hay quienes, al tener una presencia más constante, trabajan allí desde que abrió el local, hace un año.
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Esta empresa social, ubicada en la calle Humahuaca, tiene un funcionamiento mixto ya que, según el período, se articula con los gobiernos porteño y nacional, con universidades, y con algunas asociaciones que apoyan el emprendimiento. “El sustento viene, por una parte, de las ventas, y el resto, del Estado y la Ciudad, que nos brindan becas y subsidios. Buscamos diferentes fuentes de sostenimiento, aunque lo mejor sería no depender de nada, sólo de las ganancias que dé el comercio”, explica Bejarano. Claudia López Mosteiro, una psicóloga social que trabaja ad honorem en el café, detalla que en la actualidad los usuarios “sólo reciben 450 pesos mensuales de las becas del Ministerio de Trabajo de la Nación” y aclara que el trabajo de los promotores y de los pasantes, que provienen de universidades, “es voluntario”. El emblema de esta pequeña empresa es Franco Basaglia, un psiquiatra italiano que impulsó una reforma de salud mental muy importante a nivel mundial, con una estrategia que se centró en la inclusión socio-laboral de aquellos que padecían sufrimiento mental. “Inspirados en Basaglia, nosotros hemos podido revertir la condición de insanía, a partir de demostrar que una persona tiene condición de
trabajador y puede manejarse por sí mismo”, fundamenta Bejarano.
Una alternativa embolsada Dentro de las actividades que pueden servir como un “escape” al encierro, se encuentra el taller de eco-bolsas que funciona en el Borda, pero que es abierto a la comunidad. Son entre doce y quince personas las que suelen trabajar en la producción: desde la selección del papel hasta la colocación de las manijas. Todo el proceso se realiza en una sala dentro del hospital, que sólo se limita a brindar el espacio. María Elena Colabelli, psicóloga y coordinadora de Los Embolsados, tal como es denominada la empresa social, explica que allí “se trabaja con lo cognitivo, con la atención y con la concentración”, además de brindar la posibilidad de aprender un oficio redituable, ya que la cantidad de bolsas que produce el paciente es proporcional a lo que vaya a cobrar por la venta. En el taller, los profesionales pueden detectar diferentes casos en los usuarios a través del modo en qué trabajan. “Hace poco una persona pensaba en su pasado y tenía enojos que no podía olvidar. Me di cuenta de que estaba pensando en eso
mientras pegaba las manijas. Le llamé la atención y me dijo que estaba distraído. Yo le respondí que no era así. Que estaba atento, pero a otra cosa”, dice la impulsora del emprendimiento. Ya son cuatro años que este espacio creativo –que se sustenta con las ventas- funciona con el objetivo de la reinserción social y con la lógica de un entrenamiento terapéutico, que estimula el pensamiento, y a su vez, ayuda a que los pacientes puedan anticiparse a problemas cotidianos que se pueden convertir en grandes escollos, que incluso, los pueden alterar. “Si alguien está de alta, puede seguir viniendo. Todo aquel que venga puede hacer su labor en su casa o durante el servicio. La idea de esto es que se amplíe y los trabajadores se lleven un rédito económico”, relata Colabelli. En este espacio terapéutico-laboral subyacen múltiples historias. Tal como en una novela, aparecen Juan Carlos y Viviana en escena. Además de encontrar apoyo –tanto psicológico como emocional- y un oficio, ambos hallaron el amor. Están juntos hace doce años y ambos son parte de Los Embolsados. “La conocí en un taller del hospital. No podemos estar peleados porque en seguida nos llamamos”, cuenta Juan Carlos a El Cruce, con mucho entusiasmo.
El usuario, que ya no asiste con tanta frecuencia al taller, porque se entusiasmó más con la cocina y está incursionando en ese rubro, enfatiza: “Dicen que este hospital es para locos y yo no me siento loco”. También expresa alegría por encontrar opciones de talleres como el de las eco-bolsas y hace hincapié en que en Los Embolsados se puede encontrar más que papel y pegamento: “Me hice de muchos compañeros. Aprendí muchas cosas y ahora yo puedo ayudar a otra gente. A veces organizo paseos con grupos de acá y los guío”.
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Un movimiento artístico que va al frente Desde 1984 funciona un espacio artístico que cada año crece un poco más. Se trata del Frente de Artistas del Borda (FAB), integrado por artistas (internos y externos al hospital) y psicólogos que conforman la nueva generación de aquellos que ven al sufrimiento mental desde otra perspectiva. Son trece los talleres que llevan a cabo actividades variadas: diez son de arte, dos son de periodismo y comunicación y otro es teórico, centrado en la desmanicomialización. Todos están coordinados por artistas y psicólogos, quienes tienen la intención de brindar elementos técnicos y conceptuales de la producción artística para que luego se pueda mostrar fuera del hospital. Dentro de los colaboradores, también hay estudiantes de psicología, sociología, y de arte, entre otros. El director de esta organización independiente, Alberto Sava, en diálogo con El Cruce sostiene que “el Frente ha elaborado una especie de conciencia social del arte en el campo de la salud mental, transformando los sentimientos y los pensamientos dentro y fuera del hospital”. Según cuenta Sava, este movimiento surgió en una época en la que la presidencia del país estaba a cargo de Raúl Alfonsín y en este entonces, “se propuso abolir la idea de los manicomios para sustituirlos por dispositivos comunitarios con tratamientos ambulatorios, aunque ese objetivo aún no se logró llevar a cabo”. Pero
la frustración que se pudo haber generado a raíz de eso, no significa que haya sido un motivo para detener las ganas de generar un cambio que cale hondo en la sociedad. “En todo hospital psiquiátrico hay maltrato físico y psicológico, porque en un lugar así, las libertades, sociales e individuales de las personas están violentadas diariamente”, opina Sava. “Los talleres del Frente buscan que los usuarios de la salud recuperen lo que pierden cuando están internados para que en vez de ser un proyecto de muerte, sean un proyecto de vida”, enfatiza. El galpón en donde funciona este em-
prendimiento es enorme, y en él entra la esperanza de cada uno de los integrantes del Frente, desde talleristas (aquellos que van a aprender) hasta los profesionales a cargo. Todos llevan cada jornada un puñado de ideas y sueños que son exteriorizadas de una manera muy saludable: el arte. La necesidad de compartir aquello que se realiza en el taller es muy grande y, por ese motivo, el arduo trabajo del Frente no sólo se expone en obras de teatro y exhibiciones, sino que llegó al plano radial. “En 2007 las Madres de Plaza de Mayo le dieron un espacio de una hora gratis en AM 530 para que se lleven
Una ley para abrir puertas y promover derechos La salud mental formó parte del entramado de cambios sociales y políticos que se gestaron en los últimos tiempos en Argentina. Si bien en este campo se avanzó notablemente, aún resta definir algunos aspectos. Uno de ellos es la reglamentación de la primera ley nacional de salud mental, que en enero cumplió dos años de haber sido sancionada y promulgada. La psicóloga social Claudia López Mosteiro, impulsora de Café Basaglia, una empresa social en donde se capacitan y trabajan personas que padecen sufrimiento mental, explicó que la Ley Nacional de Salud Mental y Adicciones “tiene la intención de promover los procesos de desinstitucionalización y desmanicomialización, que implica que la salud mental no pase sólo por los manicomios o las internaciones, sino que el tratamiento de trastornos mentales severos se funden en la posibilidad de generar espacios de inserción social”. La promoción de centros de capacitación sociolaboral, de talleres protegidos y de emprendimientos sociales como método para reemplazar a los manicomios dio su primer paso en la provincia de Río Negro, en 1885, y llegó a la Ciudad de Buenos Aires con la sanción de la Ley Nº 448, de Salud Mental, a mediados del 2000. Pero trece años después aún no se pudieron erradicar las internaciones permanentes como única solución concreta para la “locura”. Según Mosteiro “la Ley Nacional no llegó de una manera convencional, porque fue impulsada por organizaciones de Derechos Humanos más que por los profesionales del área de salud mental, que suelen tener esquemas muy conservadores, y es por eso que todavía les resulta difícil pensar en cambios estructurales”. La Ley Nº 26.657 pone límites a la internación de personas contra su voluntad y apunta al reemplazo de los hospitales neuropsiquiátricos por la atención de la salud mental en el marco de la comunidad. En términos prácticos, está relacionado con “promover el desarrollo de dispositivos tales como consultas ambulatorias, servicios de inclusión social y laboral para personas después del alta institucional, atención domiciliaria supervisada y apoyo a las personas y grupos familiares y comunitarios”, lo cual se especifica en el artículo 11. “Uno de los paradigmas de esta ley tiene que ver con la presunción de capacidad, de dar vuelta el hecho de pensar que alguien que tiene problemas mentales es incapaz de todo. Cualquier persona es capaz, solo hay que ver de qué y cómo, y ayudarla a desarrollar sus capacidades”, señaló la promotora de la confitería.
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los contenidos realizados en los talleres, y desde ese entonces, la producción artística se vuelca radialmente”, contó Jairo Straccia, el coordinador del programa “Comiomani” (manicomio al revés) que en breve, aunque sin fecha definida, comenzará su ciclo 2013. “La idea es superar el encierro desde el mundo de la radio. Los talleristas pueden leer sus poesías, hacer radioteatro, e interpretar los temas que hacen en las clases de música, al aire”, cuenta Straccia. Teatro participativo, marionetas, desmanicomialización, circo, plástica, música, expresión corporal y danza, letras, fotografía, mimo, periodismo y comunicación. Varias actividades, pero un solo objetivo: transformar el modo de sentir, de pensar y de vivir en los que están dentro y fuera del hospital psiquiátrico.
El camino bajo La Huella El nombre del emprendimiento de carpintería del hospital Borda no tiene ni una astilla de azar. Los hombres y mujeres, que confeccionan y reciclan muebles de todo tipo en un pabellón del neuropsiquiátrico bautizaron su pequeña empresa como La Huella, una palabra que, al igual que una mesa de las que producen “resulta bella y de largo alcance, permanece en el tiempo y deja una marca”. Así lo define Oscar Ferraro, un ex usuario del Borda, quien ahora coordina junto al psicólogo social Federico Bejarano la empresa social. El objeto de cada uno de los emprendimientos de salud mental que levantan la bandera de la desmanicomialización está claro y expreso: que el usuario vuelva a sentirse útil, que encuentre su oficio y que se reinserte natural y corrientemente en el esquema laboral. La Huella se propuso no sólo capacitar y motivar a sus trabajadores sino convertirse poco a poco en una verdadera fuente de trabajo que se autosustente a través de la comercialización profesional de sus productos. La empresa social se inició en el cuarto piso del Borda en 2006, donde sus integrantes se dedicaban a tareas básicas, como armados de marcos. Pero en 2008,
el hospital les abrió las puertas de un pabellón en remodelación mucho más grande y aquello bastó como envión para convertirse en un emprendimiento más pretencioso. A partir de donaciones, o incluso elementos que se encuentran en la calle, los muchachos fabrican muebles y ponen en práctica técnicas modernas de carpintería combinadas estratégicamente con arte, que dan como resultado productos totalmente conceptuales, como los que se ven en las vidrieras chic de Palermo Soho o San Telmo. Como todo trabajo hecho a pulmón, los escollos en el camino nunca faltan. El principal problema de los carpinteros del Borda es que no cuentan con un vehículo para transportar las grandes y pesadas materias primas y manufacturas. Respecto a este inconveniente, la terapista ocupacional Adriana Pérez, quien lleva un año de trabajo en el emprendimiento cuenta que “hay que llevarlas en alzas o pagar un flete”. Con 52 años, Oscar Ferraro se definió como el miembro más viejo de La Huella, y por eso es uno de los coordinadores. El artesano detalló que la empresa tiene una asamblea, compuesta por todos los trabajadores y equipo de profesionales, que discute y organiza las tareas. El 60 por ciento de las ganancias mensuales se divide en partes iguales a todos los empleados, y el otro 40 por ciento, conforma el fondo fijo del que se toma el dinero para
reinvertir en recursos y financiar todo lo que se necesite. “A veces la ganancia es muy chica porque, al depender de la mano de obra de una población particular, como la del hospital Borda, se manejan diferentes tiempos de producción”, cuenta Ferraro. Es por eso que el volumen productivo se ajusta al ánimo, las dificultades que se pueden presentar, o cualquier otra variable de este tipo. El capital inicial, que fue el motor de la empresa social, está conformado por un dinero que les otorgó una fundación italiana. Durante tres años se comprometía a financiar los materiales que necesitaran, a capacitar a los usuarios y a pagar una suerte de sueldos a cada uno de ellos. Una vez concluido ese beneficio, el taller comenzó a recibir un subsidio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que paga a cada trabajador un plan social que respalda a las empresas sociales de salud mental. El 2012 fue un año muy fructífero para La Huella, ya que ganaron más visibilidad e incluso lograron que dos vidrieras de San Telmo exhibieran sus muebles. Pero el comienzo de un nuevo año los llevó a perseguir más metas: “Vamos a ir con todo para comercializar de una forma más contundente”, subraya Ferraro. Para ellos, el objetivo de 2013 es “afianzarse en el mercado como una empresa fuerte, diferente e innovadora”.
EL TEJE, LA REVISTA DE LA COMUNIDAD TRANS
Cultura travesti en letras de molde Por Belén Escobar y Julieta Romero
Desde mucho antes de lograr reconocimientos como la ley de identidad de género, un grupo de personas resolvió enfrentar la marginalidad en la que se encuentran con la creación de una publicación y una cooperativa de trabajo. Allí se capacitan para
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que la prostitución no sea su único destino.
La estigmatización y la discriminación son algunos de los principales escollos que deben superar tanto travestis como transexuales. Si bien hoy esas problemáticas están adquiriendo visibilización y hay un mayor compromiso de los representantes políticos, estos sectores todavía tienen dificultades para poder satisfacer necesidades básicas, como el empleo, la salud y la educación. A partir de esa realidad, que sólo promueve la marginalidad y alimenta la prostitución, un grupo de travestis comenzó a colaborar entre sí para intentar cambiar, desde su lugar, las injusticias y las inequidades que padecían y que aún las afectan. Es así, como crearon una revista, con el fin de dar a conocer el mundo travesti, y formaron una cooperativa para aprender y enseñar oficios y, de ese modo, tener más posibilidades de poder insertarse en un mercado laboral que cada vez es más exigente. Hace cinco años que dieron el primer paso, decidieron exteriorizar sus reclamos y compartir sus historias de vida. “Por primera vez, con estas publicaciones, hay un registro escrito en primera persona sobre nuestra cultura, que antes era transmitida de manera oral, de gene-
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ración en generación”, relata a El Cruce, Marlene Wayar, la directora de El Teje, la primera revista hecha por y para travestis en América latina. El primer ejemplar de la revista salió a la luz en 2007 en el Centro Cultural Ricardo Rojas, de la UBA, a través de la realización de un taller de escritura de crónicas periodísticas e investigaciones, impulsado por la activista feminista Paula Viturro, que en ese entonces trabajaba en el área de tecnología de género de ese espacio. Las publicaciones propuestas por las travestis que forman parte de El Teje son semestrales. “En un principio, los chicos y las chicas pensaban que a nadie le iba a importar leer experiencias travestis, pero yo les decía que tenía fe en que mucha gente estuviera interesada porque conozco la oralidad de las travas: de la nada te hacen una ficción perfecta”, destaca la pionera de la idea. El Teje cuenta con docentes que capacitan a todas aquellas travestis que desean formar parte de la iniciativa y, además de abordar temas vinculados al movimiento trans, también escriben notas de sociedad con una mirada feminista. “El surgimiento de este proyecto viene por confabulación
y amistad. A Paula (Viturro) la conocía de espacios militantes. Le había hablado sobre un proyecto de lenguajes expresivos como teatro, canto, danza para chicas trans porque veía que imitaban a la perfección a Cristina Aguilera y a Britney Spears, pero yo quería un lugar en donde pudiéramos hablar sobre nuestras realidades para que en vez de copiar, pudiéramos generar una identidad”, explica Marlene. En los principios, de lo que empezó como un espacio cultural travesti y terminó siendo una revista, hubo algunos contratiempos. El equipo de profesores que participaba del joven proyecto tuvo que viajar a Europa, debido a que ellos integraban un elenco de teatro que, en ese momento, no paraba de cosechar premios y reconocimientos. La situación se volvía difícil ya que sin docentes las actividades no se podrían seguir llevando a cabo, y la sensación que predominaba era la de abatimiento. Fue en ese entonces cuando Wayar jugó su última carta: “Hablamos con la periodista María Moreno, que estaba dentro del área de Comunicación del (Centro Cultural) Rojas y nos dijo algo impensado. Sugirió que le diéramos una vuelta de tuerca a la idea
de El Teje, que en vez de actividades meramente culturales, escribiéramos artículos periodísticos porque sería importante que no quedara en una cuestión pedagógica, sino que se tradujera a una revista impresa, y a partir de ahí nos largamos”. Marlene, que es psicóloga social, subrayó que tanto ella como sus compañeras, sentían que tenían que enfrentar determinadas instituciones. “Nos teníamos que plantar frente a la Justicia, por no dejarnos ser libres; a la medicina, porque nos consideraba enfermas, y a la Iglesia, porque nos tomaba como demoníacas. Teníamos que enfrentarnos a esos discursos hegemónicos, duros y cerrados. Por eso, cuando salió el primer número de El Teje sentimos que estábamos haciendo algo histórico”, enfatiza. El término “Teje” es utilizado por las travestis como un código interno. No tiene un significado específico. La connotación va a depender del contexto en el que se diga y de las personas que estén en esa situación. En palabras de Marlene: “El término pertenece al ‘Carrinche’, que es el lenguaje ‘marica’ y es paralelo al lunfardo”. Según manifiesta, ese vocabulario
permite que “el otro” no entienda sobre lo que se habla. “Ni los carceleros, ni los chorros, ni los clientes”, detalló. “Por supuesto que lo usamos especialmente por los policías, que son de los que más nos tenemos que cuidar”. Los significados de esa palabra son realmente variados, puede ser una peluca corrida, un pedazo de comida entre los dientes, la plata del cliente o la droga.
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Cooperativas, una alternativa El colectivo transexual sufre una gran exclusión a la hora de conseguir un empleo digno, por lo que ven en la prostitución la salida más próxima para autoabastecerse y solventar el activismo. El primer quiebre se produce desde el plano educativo, ya que muchas personas trans abandonan sus estudios al ser discriminadas en las escuelas por sus compañeros y compañeras ante la temprana manifestación de su orientación sexual (que suele despertar entre los 8 y los 13 años). A esta situación conflictiva, como si fuera poco, se le suma la falta de intervención de los docentes y autoridades de las instituciones para la contención de la víctima de maltratos. Ese mismo rechazo que la travesti acarrea del sistema educativo, la acompaña en su intento por insertarse en el mercado laboral, donde la estigmatización que sufre termina por marginarla y recluirla al ámbito de la prostitución, como única alternativa de subsistencia. A partir de esto, muchas jóvenes militan para salir de esa realidad, y la publicación El Teje es un claro ejemplo de ello. Pero además de la revista, han formado uniones entre ellas para capacitarse, ayudarse y brindar otra alternativa a la comercialización de su cuerpo: las cooperativas. La activista trans Lohana Berkins fundó en junio de 2008 la Escuela Cooperativa de Trabajo llamada “Nadia Echazú” en honor a una militante travesti fallecida en 2004 que luchaba por los derechos de ese colectivo. Se trata del primer emprendimiento laboral gestionado y administrado por y para travestis y transexuales. En él
aprenden técnicas de confección textil, fabrican y venden productos como sábanas, guardapolvos, bolsas y remeras. “Se ha generado una imagen de nosotras de que sólo tenemos que estar para la pros-
titución. Nos tocó romper con el estereotipo de que sólo podemos ser prostitutas y demostrar que podemos ser mucho más que eso. Generar espacios de inclusión, trabajo y de acceso a la ciudadanía para
Para volver a las aulas Hace algún tiempo que las políticas en torno a la inclusión de las personas trans han avanzado y cada vez hay menos obstáculos para que puedan alcanzar una vida como la del resto de las personas. La falta de educación es una de las principales problemáticas a las que se deben enfrentar. A raíz de esa dificultad, hace un año comenzó a funcionar un bachillerato especialmente dirigido a personas travestis, transexuales, transgénero, mujeres y varones trans, que se quieran instruir, debido a que no pudieron terminar sus estudios por no sentirse contenidas en el espacio educativo tradicional. Este secundario abierto a toda la comunidad se lleva a cabo en la Fundación Diversidad Divino Tesoro, de Chacarita, y tiene una duración de tres años. Cuenta con más de una decena de docentes y con un gabinete pedagógico (compuesto por un sociólogo, un psicólogo y un trabajador social), que se propone como objetivo tratar las vulnerabilidades por las que atraviesan los alumnos y alumnas. “Se trabaja a partir de la historicidad de cada una de las personas que asisten”, cuenta Luciano Ciccolella, licenciado en trabajo social y uno de los integrantes del equipo pedagógico del bachillerato. Además, explica que se busca articular el espacio educativo con diferentes proyectos e instituciones “para promover la inclusión”. El secundario, que abre sus puertas de lunes a jueves desde el mediodía hasta la tarde, también posee una biblioteca que funciona los viernes. El bachillerato se llama “Mocha Celis” y fue bautizado así como homenaje a una activista trans tucumana, que trabajaba en Flores y que, luego de estar varios días desaparecida, fue encontrada muerta con tres tiros en un hospital. Según sostienen las travestis que trabajaban en la misma zona que ella, un sargento de una comisaría cercana la amenazaba habitualmente con asesinarla. Lo concreto es que el caso nunca fue aclarado y Mocha, quien no sabía ni leer ni escribir, es una leyenda en el mundo travesti y es recordada por cada alumno y alumna del establecimiento.
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Diferentes identidades de género En la actualidad, es frecuente que se utilicen estos términos como sinónimos, para referirse a las travestis. Pero si bien pueden relacionarse, no significan lo mismo. “La transexualidad es una manifestación que puede ser masculina o femenina”, explicó a El Cruce la activista travesti líder del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), Diana Sacayán, aunque sostuvo que “cada uno se define a sí mismo”. Tanto las transexuales como las travestis se basan en una “construcción de la femineidad”, con la diferencia de que en el primer caso se “necesita una intervención quirúrgica”. Transexual también puede ser alguien que busca construir su masculinidad. La transgeneridad, en cambio, implica algo mucho más complejo. La activista trans explicó que “va más allá de la construcción binaria dada por la genitalidad”. Además, contó que “puede darse en personas heterosexuales que rompieron con lo social y no siguieron con los mandatos de la heterosexualidad. Una persona transgénero es quien rompe con los roles sociales”. Entonces, se trata de las personas que transgredieron y derribaron su propio género. “Yo sé quién soy, sé que soy travesti porque construyo mi femineidad y no reniego de mi miembro, pero cada persona tiene su propia construcción identitaria que es más compleja que el colectivo al que pertenece”, enfatizó Diana. Lohana Berkins
las compañeras travestis es una larga y difícil tarea”, asegura Berkins a El Cruce. Otra activista comprometida con la ampliación de derechos para el colectivo trans es la líder del Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), Diana Sacayán. Ella ha construido en su espacio de militancia, en el distrito de La Matanza, la cooperativa Sylvia Rivera, orientada a la gastronomía y al servicio de cattering. La idea de Sacayán es que “90 compañeras puedan tomar un curso de formación profesional y, una vez capacitadas, se le entregue una contraprestación económica y la posibilidad de que puedan presentar un proyecto y tener la oportunidad de empezar a trabajar”. Asimismo, aclaró que están fomentando una solución que “no es la mejor”, pero que como micro emprendimiento ayuda a que “accedan a un trabajo que les es restringido” y pueda significarles “menos días en la prostitución”. Sacayán, que es candidata a defensora del Pueblo de La Matanza, destacó que lo que necesita esta comunidad es “generar educación” en igualdad.
Marginalidad en cifras La activista trans Lohana Berkins, junto a la antropóloga Josefina Fernández, recopiló los datos recogidos por la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Transexual (Alitt) en el libro “La gesta del nombre
Por su parte, Marlene Wayar, la directora de la revista El Teje, subrayó que “las etiquetas nunca son buenas” y que es “innecesario catalogar a la gente”. Pero, a su vez, aclaró que “para entender la transexualidad hay que saber que el cuerpo es transformado radicalmente, tanto que se llega a una vaginoplastía o una faloplastía”, y que, en cambio, la travesti “sólo posee rasgos sexuales secundarios”.
propio”, publicado por la editorial Madres de Plaza de Mayo en 2005. Al ser un estudio previo a la sanción de la ley de Identidad de Género, el libro se basa en la puja del colectivo por poder ser llamadas por el nombre que eligieron, y que mejor expresa su identidad. No obstante, en él se detallan algunas estadísticas que visibilizan las problemáticas, muchas de las cuales las siguen afectando siete años después. La principal causa de mortalidad en la población trans es VIH sida, ya que el 62 por ciento de las encuestadas falleció a causa de esta enfermedad. Este grupo tiene un período de vida bastante corto, puesto que de ese 62 por ciento, el 35 tenía apenas entre 22 y 31 años, y el 34 por ciento, entre 32 a 41 años. Es decir, el promedio de vida de las travestis, debido a cuestiones biológicas, es inferior a los 40 años, mientras que otro 17 por ciento sucumben asesinadas. Esto tiene una relación directa con los riesgos de la prostitución, ya que el 80 por ciento comercializa su cuerpo para tener un ingreso. Por otra parte, de las 302 travestis encuestadas, más del 85 por ciento sufrió algún tipo de abuso policial, generalmente debido a su condición trans y a su trabajo. A
diferencia de las situaciones de violencia, a mayor edad aumenta la proporción de víctimas de abusos policiales, ya sea por medio del cobro de coimas, detención o abusos de autoridad. En 2007 se publicó otro estudio, a modo de continuación de “La gesta del nombre propio”. en el libro “Cumbia copeteos y lágrimas”, también recopilado por Lohana Berkins. En esa publicación se detalla la situación de las trans en el interior del país mientras que en el primero, las encuestadas pertenecían a Capital Federal, al Gran Buenos Aires y a Mar del Plata. Allí se detalla que el 14,8 por ciento de las entrevistadas pudo salir de la prostitución y desempeñarse en trabajos como peluquería, costura, depilación o actividades esotéricas, un 3,1 por ciento recibe ayuda del Estado a través de planes sociales y el 1,2 por ciento vive del ingreso de su pareja. Con respecto al acceso de la población trans a la educación, el Ministerio de Salud realizó un informe en el que explica que el 64 por ciento no terminó sus estudios primarios, el 84 por ciento no llegó a la secundaria y solo el tres por ciento llevó a cabo el nivel terciario.
ENTREVISTA A ALEJANDRO GRIMSON
“Hay sectores que no toleran el avance de la igualdad” Por Leonardo Castillo
La idea de que Argentina estaba mejor a principios de siglo XX que ahora, de que nos hubiera ido mejor como colonia británica, de que descendemos de los barcos, entre otros lugares comunes, son algunos de los mitos que el antropólogo e investigador se propone revisar en “Mitomanías”, su último libro. “Tenemos que derribar los preconceptos que nos impiden construir una sociedad más
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justa”, afirmó a El Cruce. Echarle la culpa al país de que el tren se detenga, el colectivo llegue tarde, los aviones no salgan a horario y los servicios públicos no funcionen de forma correcta es una costumbre típica de los argentinos, que parecen estar constantemente ensañados con el lugar en el que viven. Y ese malestar hacia el terruño propio se percibe claramente en el habla cotidiana de la gente de a pie, dando lugar a la construcción de prejuicios, preconceptos y falsas creencias que impiden, en definitiva, una cabal comprensión de la realidad y de las herramientas que deberían emplearse para modificarla. “La necesidad de derribar los mitos que dificultan comprender quiénes somos fue lo que me llevó a escribir este libro”, sostiene el antropólogo e investigador Alejandro Grimson, autor de ‘Mitomanías’, un trabajo que se propone explicar por qué los argentinos se sienten habitantes de una nación europea insertada en América latina; evocan un pasado glorioso que no fue tal y perciben al Estado como un enemigo, en vez de proponerse defenderlo como un instrumento que permita corregir las inequidades sociales. “Pasamos del exitismo al derrotismo sin escalas, y me parece que debemos encontrar grises, matices para no vivir en los extremos”, señaló
Grimson, en un diálogo con El Cruce. -¿El propósito de “Mitomanías” pasa por poner en cuestión el imaginario colectivo de los argentinos? - La idea es analizar los mitos que circulan en la sociedad y dan una versión errónea de lo que somos y de dónde venimos. Me propongo derribar ciertos preconceptos para entendernos mejor y no equivocarnos a la hora de encarar las soluciones que necesitamos. En diversas investigaciones que realicé anteriormente noté que hay algo muy llamativo en el lenguaje que empleamos los argentinos cuando nos referimos a nosotros mismos, y me propuse entonces en este libro ahondar sobre eso. Me llamaba siempre la atención esa costumbre bien nuestra de endilgarle al país esas vicisitudes cotidianas que nos afectan a diario. Por ejemplo, cuando llega tarde el tren o el subte, lo primero que aparece es un latiguillo típico: “Qué país de mierda”, una frase que está siempre muy presente y muestra una tendencia a hablar en tercera persona cuando las cosas no salen cómo las esperábamos. En cambio, cuando algo sale bien o es exitoso, empleamos la primera persona del plural para destacarlo, reconocernos en ello. Por ejemplo, eso pasa mucho con el fútbol y el deporte en general. Cuando un equipo gana, ganamos todos, pero frente una derrota, el DT es un inútil que hizo todo mal y no entiende nada. Eso, luego se traslada al denuesto del país en general. -¿Argentina es una sociedad que se va a los extremos? -Es otra de las cosas que trato de desandar. Desde 2001 y 2002, en plena crisis, se instaló una idea que sostiene algo así como que todo tiempo pasado fue mejor, y no creo que eso sea cierto. Nos cuesta entender que ahora hay cosas que son mejores que en el pasado. Por caso, cito lo de la Corte Suprema, nunca tuvimos un máximo tribunal con esa calidad y ese prestigio. Así con algunas otras cosas, como el presupuesto educativo. En la actualidad, el sistema público recibe el 6 por ciento del PBI, es algo que nunca antes se había conseguido. Algunos añoran un pasado esplendoroso, que es el de la Argentina de principios del Siglo XX y al que deberíamos intentar volver de alguna forma. - Y ese país se terminó con la llegada del peronismo… - Ese es otro de los mitos, el de percibir a Perón como un tirano. Hasta el 17 de octubre de 1945, amplios sectores de la
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población estaban excluidos de derechos sociales e incluso políticos, sin embargo, ese país marcado por el fraude es descripto como una especie de república modélica que se hizo trizas con la llegada del peronismo, un movimiento que muchas veces es descripto como una tiranía, pero llegó al poder por elecciones que fueron transparentes y democráticas. - ¿Los que difunden esa noción son los mismos que sostienen que Argentina pudo ser como Australia y Canadá y que eso se frustró por la aplicación de un proyecto populista a mediados del Siglo XX? - Exactamente, cuando en realidad la historia muestra que las cosas fueron bien distintas desde el principio. Tanto Canadá como Australia tuvieron desde el vamos proyectos nacionales muy distintos a los que la generación del ’80 aplicó aquí. Tomemos el caso de Canadá, hace 100 años estableció aranceles altos para la importación y se preocuparon de establecer fuertes regulaciones a la concentración de la tierra; limitaron el latifundio. En cuanto al ferrocarril, se preocuparon siempre de evitar que tuviese un tendido centralizado hacia las regiones portuarias y buscaron extenderlo hacia las áreas más remotas. En Argentina de fines del Siglo XIX y comienzos del XX se hizo todo lo contrario, entonces, ¿cómo íbamos a ser como Canadá y Australia? Pero hay un mito que incluso se remonta hacia más atrás, y es ese que sostiene que el problema de nuestros pesares está relacionado con haber echado a los ingleses en 1806 y 1807. Quienes afirman eso creen que si hubiéramos sido colonia británica en vez de española nos hubiera ido mejor. Ignoran que la India, Pakistán o Sudáfrica también fueron dominios de la corona británica. ¿Están mejor que nosotros? - ¿Eso tiene que ver con que muchos argentinos aún se consideran que son una nación europea? -Es así. Y estoy convencido de que la noción de europeísmo, muy arraigada en sectores medios y altos, ha sido muy perjudicial a la hora de entender dónde estamos situados en términos históricos y culturales. No somos un país europeo, somos latinoamericanos, no es cierto que descendamos de los barcos. Esa noción es hija del lema “Civilización o Barbarie”, que difundió la cultura de mirar hacia afuera, de valorar lo que viene de Europa como una forma de diferenciarnos de lo nuestro, que se asocia con el atraso. - ¿Porqué se suele relacionar el nacionalismo con el autorita-
rismo? - Creo que eso es un triunfo de la dictadura, que llevó a cabo una explotación exacerbada de los símbolos patrios. Pareciera que la patria es algo que expropiaron los militares, por eso, lo nacional se percibe muchas veces como “nazional”. Lo que debemos asimilar es que sin soberanía no hay democracia. Por eso, debemos dar una pelea cultural para recuperar la Nación y redefinirla en términos plurales. - ¿El racismo es uno de los mitos más difíciles de desarmar? - Uno de los grandes problemas que tenemos en Argentina es que negamos la existencia del racismo. Somos un Apis heterogéneo desde nuestra conformación, pero negamos la variedad que tenemos. El grave problema que aparece con el racismo es cuando atraviesa el discurso político, es decir cuando se utiliza para crear una imagen de antipopulismo, o bien puede usarse para censurar ciertas críticas, que se consideran como miradas discriminatorias. A veces pasa eso con los dirigentes sindicales, que se defienden de algunas acusaciones con el argumento de que les pegan porque son morochos. - En el libro se habla sobre “igualar hacia arriba”, una noción que atribuye al falso igualitarismo. ¿En qué consiste? - Es que es muy difícil igualar hacia arriba, ¿cómo se hace? Si se trata de igualar habría que hacerlo hacia el medio o los costados. Creo que hay en nuestra sociedad sectores que no toleran el avance de la igualdad. Eso es lo que molesta a los integrantes de las clases medias y altas. Consideran que Argentina es una organización subalterna, en la que los subalternos pueden estabilizarse si no cuestionan la autoridad moral de quien ejerce el poder. Cuando esa idea se revisa, se discute, surge el mito, como un resguardo, un estereotipo. Es entonces cuando se pronuncian expresiones como “los negros no quieren laburar o pagamos impuestos para mantener vagos”. Lo negativo es que de esta forma se impide la generación de debates que necesitamos. Hoy discutimos que no puede haber impuestos al salario cuando en realidad los altos ingresos tributan en muchos de los países que se toman como ejemplo. El debate que tendríamos que dar debería pasar por lanzar una reforma impositiva integral. - ¿Qué otras cosas los argentinos se niegan a discutir? - Tenemos ciertos tabúes con respecto a nuestra memoria económica. Por ejemplo, en las crisis de 1975, 1989 y 2001, se produjeron grandes transferencias desde los sectores asalariados hacia los sociales privilegiados, pero también hubo injusticias horizontales, gente de sectores medios que se benefició porque tuvo el dato de que se venía la devaluación o el corralito, y eso es algo que no revisamos. - ¿Argentina es una sociedad dividida? - Los argentinos caemos muy fácilmente en el binarismo y eso es perjudicial para la construcción de una sociedad más justa. De ahí la necesidad de derribar el mito para saber quién somos y alejarnos de tentaciones autoritarias y excluyentes.
TELEVISION MAPUCHE
Una mirada originaria Por Cecilia Díaz
Wall Kintun, el primer canal de televisión gestionado por una comunidad originaria, está en el aire desde el 7 de diciembre. Fruto de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, su premisa ambiciosa: democratizar la palabra y crear un espacio intercultural. El Cruce estuvo en Bariloche y vio cómo trabajan
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en su señal de TV.
La carencia de cámaras profesionales parece no importarle mucho a la comunidad mapuche de Bariloche que puso en marcha el primer canal de televisión adjudicado a un pueblo originario. Porque Wall Kintun, que significa “buscar alrededor”, no tiene un fin comercial, ni mucho menos. El proyecto, se inició el 7 de diciembre, nació como fruto del artículo 151 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que establece el derecho de los pueblos originarios a acceder a radios AM y FM y un canal de televisión abierta. Algunos medios hablaron de la inversión millonaria que habían realizado dos empresarios de medios de comunicación y un funcionario del Ministerio de Desarrollo Social para levantar el canal. Pero la acusación sólo fue un título de diario. Al llegar a Bariloche, esa historia se cae a pedazos: el canal ocupa una pequeña oficina del centro administrativo provincial, cerca de El Alto (el barrio más pobre de la ciudad). Un espacio de pocos metros cuadrados donde, minutos antes de salir al aire por primera vez, se apilaban cajas
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Fotos: Romina Santarelli / Secretaría de Cultura de la Nación
con cables y se luchaba contra la tecnología disponible para que la señal pudiera emitirse como corresponde. El objetivo es “construir un canal intercultural, en el cual no sólo se trate la temática mapuche y de los pueblos originarios, sino que sea un espacio amplio, que aborde diversas temáticas, generalista y con fuerte contenido local e intercultural”, explica a El Cruce la encargada de la producción general de la señal, Inalén Antillanca. “La emisora –dice– será un vehículo para difundir la cultura, la realidad y la actualidad del pueblo mapuche, un vehículo para que muchos se reencuentren con su cultura y su idioma luego de que a través de generaciones, se fueran perdiendo”. El canal está organizado en una cooperativa donde trabajan unos 25 comunicadores. Por ahora, se puede ver sólo por canal de aire y en operadoras de cable locales. La idea es que el año próximo se incorpore a la Televisión Digital Abierta (TDA). Poco a poco, la comunidad se va abriendo al medio. Por ahora, cuentan con una
grilla de seis horas de contenido que se repite cuatro veces al día para mantener la señal arriba. Incluyen algunos programas del canal Encuentro que les parecieron interesantes. Arman, tranquilos, un proyecto ambicioso. Así, Wall Kintun TV pone en el aire el programa Visión Indígena, una producción de la Coordinadora de Comunicación Audiovisual Indígena Argentina que refleja la actualidad de las distintas comunidades originarias del país. La programación tiene además espacios para la política intercultural, entrevistas a personalidades de los pueblos originarios que relatan sus historias de vida. “Será de ayuda para la difusión de la cultura mapuche hacia adentro y afuera del pueblo, va a prestar servicios y también va a dedicar espacio al entretenimiento. Nosotros, gente mapuche nacida y criada en este lugar, la zona del gran lago Nahuel Huapi, queremos contar nuestra historia, con nuestras formas y maneras, con nuestros propios medios, con nuestra gente y desde nuestro lugar”, asegura la responsable.
Y subraya orgullosa: “Esto marca un antes y un después en la democratización de la palabra, para construir una sociedad más justa, con más voces. Todo esto pasa por comunicadores de pueblos originarios”. Los valores sobre el cuidado de la naturaleza y ese sentido de la no-propiedad que trasmiten como legado de generación en generación son algunos de los temas que se pueden ver en Wall Kintun. Claro está, si uno vive en Bariloche y sintoniza el canal 2. La CCAIA (Coordinadora de Comunicación Audiovisual Indígena de Argentina) lucha desde hace años por el derecho al acceso a los medios de comunicación por parte de los pueblos indígenas. Y esta oportunidad les resultó única. “Somos los primeros, no vamos a ser los únicos”, reza el eslogan de Wall Kintun. Por lo pronto, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) ya entregó 18 autorizaciones para distintas radios de pueblos originarios, y hay otras cincuenta en proceso de adjudicación. La historia queda abierta, micrófono en mano.
ENTREVISTA AL SACERDOTE PEPE DI PAOLA
“No es igual el caso de un chico de clase media que el de un barrio marginal” Por Cecilia Díaz
El cura villero debió abandonar la Villa 21-24 por amenazas de narcotraficantes y volvió de trabajar en Santiago del Estero para radicarse en Villa Fiorito. Allí, continúa con su lucha contra las adicciones y desarrolla un programa de inclusión para consumidores de paco. En diálogo con El Cruce, se manifiesta
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en contra de la despenalización del consumo de marihuana.
Se llama José María Di Paola, pero todos lo conocen como el Padre Pepe. Regresó de Santiago del Estero, donde llevó su misión pastoral después de que recibiera amenazas en la Villa 21-24, atribuidas a narcotraficantes, y se radicó en Villa Fiorito, partido de Lomas de Zamora. Allí se propone desarrollar el programa de inclusión de consumidores de paco que había fundado en la villa de Barracas y que ahora extendió su trabajo a Retiro y el Bajo Flores. Antes de la mudanza, Pepe recibe a El Cruce en una parroquia de Caballito. Está tranquilo, contento y expectante por su nuevo desafío, que implica no solo el
cambio de paisaje, sino también de problemáticas sociales, tal como le pasó hace dos años, cuando dejó la villa de Barracas, para ir a la diócesis de Añatuya. “Cuando llegué a Santiago, el primer impacto para mí fue la densidad de población: pasé de estar en 70 mil hectáreas, tener unos 40 mil feligreses, y con la bicicleta recorrer la villa todo el día, a vivir de pronto en la parroquia más grande de la diócesis de Añatuya, que es el pueblo de Campo Gallo y tenés 50 kilómetros al norte, otros 50 al sur, otros 50 al este y unos 100 al oeste. No me daba el tiempo, no sabía cómo marcarlo porque estaba más acostumbrado a la realidad urbana
y fue todo un desafío llegar a todos los rincones, hasta el último paraje, la última escuela rural”, cuenta el sacerdote. Desde una pequeña oficina que le prestan en la parroquia, el cura villero reflexiona sobre lo que le pasó en los últimos años. Ofrece algo fresco para tomar y pregunta a los cronistas antes de ser entrevistado. “Siempre me intereso por la persona que tengo adelante. Acepto todas los reportajes, pero me gusta saber de dónde son”, explica. Y relata una anécdota: “Una vez vino una chica, era de Perfil, hablamos sobre las amenazas y poco después me llamaron de la cárcel; eran unos chicos del barrio que estaban cumpliendo condena y estaban preocupados por saber qué me estaba pasando. Les pregunté cómo se habían enterado y me dijeron ‘Padre, lo leímos en la revista Hombre’. Yo pensé que era para el diario Perfil, pero se ve que me acomodaron la nota en esa revista”. Pese a todo, el cura manifiesta agradecimiento al periodismo, que siempre relató tanto su obra en Barracas como estos ataques de los narcotraficantes. Entonces se sienta y, ahora sí, espera las preguntas, que giran en torno al problema de las adicciones. Explica que si bien si bien en la droga in-
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Fotos: Esteban Díaz
gresó hasta en los más pequeños poblados del interior del país, las adicciones se sufren más intensamente en las grandes ciudades. “Siempre digo que Santiago, como las demás provincias, está a tiempo de prevenir y de enfrentar los problemas actuales con las drogas”, advierte Pepe. Sin embargo, subraya que esa provincia “ya no es un lugar de paso ( de las drogas) como se decía antes. Ninguna provincia es de paso. La droga está instalada en las grandes ciudades y lo vi también en casi todas las ciudades de Santiago: los docentes, autoridades municipales, empiezan a ver que en sus lugares comienza a haber droga y preguntan qué hacen con los chicos, que ya empezaron a consumir o para prevenir que caigan en la adicción.” Entonces, aclara, “todas esas dudas que tiene la gente las conversábamos”. “En ciudades como La Banda se me acercaban chicos que me preguntaban cómo salir de las drogas. O padres que vienen con angustias muy grandes”, destaca el cura. Pero recuerda que fue en la Villa 21 donde vivió los momentos más duros por el paco, que ingresó al barrio junto a la crisis de 2001. “Cuando uno trabaja en esta realidad sabe que es muy dura. A veces los logros pue-
den ser para uno… Recuerdo por ejemplo casos como el de Juan José, que me llamó el otro día y me dijo que se compró una camioneta, que está trabajando y se va a casar; el lleva muchos años en recuperación. Pero también conozco a otros que han vuelto a la droga. Y tenemos también otros ejemplos de chicos en los que realmente hemos soñado con que iba a salir y finalmente los mataron. Tenemos cosas muy lindas y momentos muy duros. Pero esto también nos hace pensar en que tenemos que seguir trabajando más: en vez de angustiarnos y bajar los brazos tenemos que seguir adelante”. Pepe es un militante. Aunque haya contado estas historias miles de veces a vecinos, feligreses, compañeros de la iglesia o a otros periodistas, se sigue emocionando. Y siempre levanta la bandera de los sectores más vulnerables. El sacerdote se mete de lleno en el debate sobre la despenalización de algunas sustancias. Allí aparecen sus convicciones: “No es momento para despenalizar el consumo de marihuana”, dice. “El alcoholismo es el ejemplo más claro: siendo legal y de uso corriente, abusivo, tenemos un montón de problemas, entonces me pregunto ¿por qué seguir agregando problemas?”.
“Es un tema fuera de contexto, en este momento –insiste–. No decimos que no haya que debatirlo, pero creemos que no se transitaron los momentos previos. Se necesita un trabajo serio en los hospitales. Por ejemplo, en Campo Gallo no hay un psiquiatra y si tenés un chico que se droga y necesita atención no la tiene. Entonces, ni el interior ni las grandes ciudades están cubiertas sanitariamente como corresponde, ni en otros temas ni en el de las adicciones”. Es un tema polémico, y él lo sabe. Cientos de opiniones se escucharon a favor de legalizar el cultivo para consumo personal, con la intención de darle un golpe al narcotráfico. También se exige la nocriminalización del adicto, quien debe ser atendido como un paciente más. Pero el cura sabe que para lograr todo ello se necesita tanto un refuerzo desde la educación como una correcta infraestructura sanitaria para atender, en especial, a los más pobres. Sostiene además que a la hora de debatir la problemática se deben tener en cuenta las distintas realidades sociales. “No es igual el caso de un chico de clase media que tiene a sus padres que lo contienen, que tienen la posibilidad de conseguirle un trabajo si es que lo perdió, que si no se recibió no importa, que el del pibe que tiene un hermano preso en Batán, con diez hermanos más, que la madre está sola para hacer todas las cosas, que van a un comedor por la mañana y otro a la tarde, que viven entre tiroteo. No es lo mismo”. “Hay adicciones que condicionan la vida de las personas”, sostiene.” Yo estuve en la villa y sé que el paco destruyó la vida de muchos. Hoy mismo estamos enterrando a una chica adicta. Entonces, siempre digo que un porro en un bolsillo de un chico de clase media alta tiene una dimensión; un porro en un chico de los barrios marginales tiene otro efecto y va a terminar siendo un tobogán del que pasará a drogas más pesadas y no va a tener la contención que el otro chico sí puede tener. Entonces, la mirada nuestra tiene que ver con ver el mismo problema pero desde los sectores más marginales”.
EL MODELO VELEZ
Un club como metáfora del éxito Por Matías Quercia
Con su último logro en el Torneo Inicial de fútbol, el Fortín corona un ciclo de dos décadas de trabajo, que comenzó con la conducción de Carlos Bianchi y continúa con el liderazgo de Ricardo Gareca. Figuras de ayer y de hoy analizan las claves de un trabajo silencioso, que apuesta a los jugadores surgidos de inferiores y a la promoción de sus figuras sin desmantelar el
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plantel.
Bajo la exitosa conducción técnica de Carlos Bianchi, Vélez Sarsfield inició hace 20 años un ciclo exitoso que le permitió ganarse un lugar en la elite del fútbol argentino y continental. Hoy, con Ricardo Gareca como DT y Cristian Bassedas como manager, el club se mantiene en una senda de triunfos y se presenta como un ejemplo para las entidades deportivas. La frase que pregona que “20 años no es nada”, acuñada por Carlos Gardel en su tango “Volver”, parece un tanto trillada. Sin embargo, muchas veces, esa sentencia cala hondo en el presente, lejos de la nostalgia aparente. Y el derrotero deportivo e institucional que transita Vélez desde hace dos décadas es una prueba de ello. Como el 2x4, el fútbol es una pasión arraigada, que con sus vaivenes marca el ritmo de la vida cotidiana en Argentina, le da sus condimentos para hacerla más sabrosa; la revoluciona con pequeños momentos que se insinúan imperceptibles pero que terminan siendo esenciales para el futuro. Para el Fortín, 1993 fue el instante en el que se trastrocó su vida tranquila. Allí co-
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menzó a forjar una era pletórica de éxitos que le permitieron transformarse en un club de elite a nivel nacional y continental. Las paradojas hicieron que, como el Zorzal, la figura que convulsionó a la entidad de Liniers también viniera de Francia. Con un intenso y largo recorrido como jugador, Carlos Bianchi estaba estampado en la mente de los hinchas velezanos como un implacable goleador, algo que le valió ganarse un lugar entre los máximos artilleros del fútbol mundial, con 385 tantos, y ser hoy el argentino mejor ubicado en esa tabla histórica, manteniendo en vigencia uno de los pocos récords que Lionel Messi aún no rompió. Pero en diciembre de 1992, el Virrey se convirtió en la apuesta dirigencial para ser el nuevo entrenador, cargo que había tenido en el país galo durante poco menos de diez años. Y Bianchi, aquel pibe que ayudaba a su padre repartiendo diarios antes de debutar en el fútbol, se convirtió en Vélez en una figura casi tan venerada como la de Gardel, algo que años después lograría en Boca. Es que, de su mano, el equipo halló un
funcionamiento ejemplar que, al buen juego habitual, le imprimió esa dosis de éxito necesaria para armar un plantel absolutamente ganador. Y el recorrido se llenó de estrellas en un abrir y cerrar de ojos. En apenas tres años, Vélez cambió el chip. De ser una institución acostumbrada a pelear en los primeros puestos, pero que no conseguía dar el salto de calidad, se tornó en el estandarte de una época. El Clausura 93 fue el empujón requerido para que la historia sea otra. Luego de 25 años sin títulos, Vélez inauguraba su instante de gloria, años dorados que cultivaron trofeos nacionales como el Apertura 95 y el Clausura 96, pero también con logros a nivel continental, como la Copa Libertadores, en 1994 –primera y hasta ahora única en su historia-, y su correspondiente Copa Intercontinental, al derrotar a Milan, en Japón. Además, ganó la Interamericana de 1996. Ese primer lustro de los ‘90 resulta incomparable. Quedó impregnado en la retina de los hinchas de la V azulada de forma indeleble. Es que en esos logros se cimentó la edificación de una estructura
para que el club no volviera a dar un paso atrás. Por eso, en la actualidad, ‘El Fortín’ no vive de los recuerdos, como podría afirmar el tango. Más bien se reinventa. Moldea, temporada tras temporada, un formato que se asemeja a los anteriores y se mantiene indemne, en lo más alto, aunque hayan pasado ya 20 años. El Gardel actual es Ricardo Gareca, mentor de un conjunto que sabe lo que quiere, entiende cuáles son sus virtudes, y las despliega en el terreno. En ese sentido, las estrellas en el escudo también avalan el transitar del Tigre, como lo hiciera el Virrey en su instante de gloria. Desde que se calzó el buzo de técnico en 2009, festejó el Clausura de ese año y el de 2011. A su vez, dio la vuelta olímpica en el Torneo Inicial, en el semestre pasado. Sí, en un puñado de años alzó a su equipo a la cima, una vez más. Con la explicación de los protagonistas que diseñaron este modelo Vélez, esta nota intenta describir las claves de la política que implementa la entidad de Villa Luro, convertida hoy en un modelo para
el fútbol argentino.
La receta del “largo plazo” “Lo fundamental pasa por tener los objetivos claros. Desde el momento en el que uno sabe lo que quiere, se le hace más fácil el camino para arribar a destino”. La palabra es de Cristian Bassedas, devenido en el manager del club y responsable de que Gareca apareciera en escena para habilitar un nuevo sendero luminoso de gloria. Compañero del Tigre dentro de la cancha, explica cuáles fueron las razones que lo motivaron a postularlo como entrenador de Vélez. “Tiene un auténtico perfil de conductor. Entiende cuáles son las necesidades de un plantel y busca respuestas de forma rápida y concisa. Era ideal que viniera con la premisa de un trabajo a largo plazo”, sostiene. En el fútbol acostumbrado a la velocidad de los resultados, culpables sin remedio de medir la confianza sobre un cuerpo técnico, la continuidad de los entrenadores se encuentra supeditada a los éxitos y fracasos que se cosechan con el correr de las jornadas. Esa premisa facilitadora no fue la que prefirió el mundo Vélez. “En el orden está la explicación de la tranquilidad que vivimos. Nuestra intención siempre fue la de escapar de la vorágine en la que está metido el fútbol argentino, y que se vislumbra en muchas partes del mundo. No significa que no existan los problemas, el tema es solucionarlos con calma e inteligencia”, subraya Bassedas.
seguros de lo que intentamos hacer y respetamos a rajatabla el proyecto que llevamos adelante”, asegura. “Vélez no se desestabilizó en ningún momento –enfatiza–. Tiene sus bases ordenadas y comprende que la prioridad va a estar continuamente en forjar sus equipos desde las divisiones inferiores, brindándoles los espacios que requieren”. Los nombres propios para avalar esa postura son ejemplo más que suficiente. El certamen que lo coronó el semestre pasado tuvo como referentes de la escuela velezana a Fernando Tobio, Iván Bella, Gino Peruzzi o Alejandro Cabral, cada uno, a su tiempo, con perfiles para vestir la camiseta de la Selección argentina. Pero la rúbrica puede irse un poco más
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Gareca tiene un auténtico perfil de conductor. Entiende cuáles son las necesidades de un plantel y busca respuestas de forma rápida y concisa. Bassedas En consonancia está Miguel Calello, el actual presidente de la institución. Sereno a la hora de dialogar, impone su parsimonia con la firmeza que le permite el trayecto recorrido en los últimos años. “Estamos
atrás y asemejar la trascendencia: Héctor Canteros y Ricardo Alvarez, ya estrellas en el firmamento de las ligas europeas; o Nicolás Otamendi, que jugó el último Mundial con la camiseta albiceleste.
Gente del club Los apellidos se acumulan y emanan prestigio. Tanto los que ayer marcaron a fuego su categoría a la hora de manejar la pelota como los que hoy se destacan a fuerza de calidad. Aun así, cada uno entiende cuál es el razonamiento que determinó que Villa Luro sea su lugar en el mundo, más allá que luego hayan debido emigrar a lugares distantes del planeta. Quien pone en su boca y representa esa sensación es Omar Asad, convertido en uno de los máximos
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ídolos de la institución, al vivir los años brillantes de la era Bianchi. “Vélez es una gran familia de la que cuesta despegarse; de la que no pretendés alejarte para nada”, sostiene el Turco. Su situación tiene particularidades. Un goleador nato, cuya carrera fue desbaratada por una grave lesión que le impidió continuar despuntando su juego dentro de las canchas. Por eso, su único club fue Vélez. La rotura de ligamentos que padeció a mediados de 1995 fue un cisma que modificó su andar por el deporte. Antes de ese choque desafortunado en un duelo con Ferro, Asad se había erigido como un emblema en su equipo, a tal punto que siempre se lo recuerda por el tanto que le anotó a Milan en la final Intercontinental, una jornada que quizá sea la más feliz en toda la historia de la institución. Además, fue artífice del tendal de títulos que cosechó el elenco comandado por el Virrey. Sin embargo, luego del desenlace, su físico no se recuperó pese a los constantes intentos. Fueron cinco años de arduo tratamiento, que contó, inclusive, con un viaje a Estados Unidos, donde le recomendaron bajar de peso para que su rodilla aguantara más el trajín de los partidos. Cumplió esa premisa pero no hubo caso y tras la lucha optó por abandonar el fútbol. Pero entonces apareció el ala protectora de Vélez, que cobijó a su ex jugador estrella y le permitió reinsertarse en la actividad. “Con la ayuda de dirigentes y compañeros me sentí protegido. Eso fue fundamen-
ron la chance de hacer su camino por las divisiones inferiores como su ídolo en las canteras. Eso fue hasta que al protagonista le surgió la chance de dirigir en Primera División. Godoy Cruz lo llamó en 2009 y él no dudó en sacar rédito de las enseñanzas aplicadas en Vélez. Raúl Cardozo, compañero de equipo, completó el binomio técnico para el Tomba. Para Asad, ese “ambiente familiar” que pregona hace de Vélez “la casa de la que uno no quiere alejarse más allá de las oportunidades que surjan”. Así fue como
Vélez tiene sus bases ordenadas y comprende que la prioridad va a estar continuamente en forjar sus equipos desde las divisiones inferiores. Calello tal para luchar y volver a jugar, y después para dedicar mi tiempo a enseñarles a los más chicos”, afirma. Sí, cuando ya no pudo correr en el terreno, sus conocimientos se trasladaron para facilitar el aprendizaje de los juveniles. Aquellos chicos que lo vieron al Turco festejar en Japón, en el momento máximo de gloria de la V azulada, tuvie-
siempre destacó su patente de velezano pese a su recorrido como entrenador en otros clubes –además del elenco mendocino, en dos oportunidades, también pasó por San Lorenzo y Emelec de Ecuador-. La sensación de Cardozo es similar. El Pacha es certero: “En Vélez sentís una comodidad que difícilmente encuentres
en otro lado”. Sus trece años en la institución y más de 400 partidos disputados avalan su sensación. “Para llegar a su máximo nivel, un jugador no sólo debe aprender los movimientos con o sin pelota; no es suficiente entenderse con cada uno de los compañeros que conforman el plantel; la prioridad pasa por, además de todo eso, encontrar un sitio en el mundo; y para eso Vélez tiene todas las condiciones”. Hallar un lugar en el planeta fútbol no es sencillo para quien practica el deporte profesionalmente. A algunos les resulta sencillo, a otros, una intensa vida de trotamundos. Actualmente hay en el club un estandarte que facilita la ecuación. Se trata de Fabián Cubero. El defensor es el fiel reflejo de lo que intenta construir Vélez. A excepción de un breve lapso entre 2007 y 2008, cuando vistió la camiseta de Tigres de México, ‘Poroto’ se instaló en la retina de los simpatizantes desde 1996 hasta el presente, actualidad que lo ve con la cinta de capitán en el brazo y un par de datos que lo dejan en la historia grande del equipo de sus amores. Al filo de los 500 compromisos disputados con esta casaca, se transformó al recorrer el
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semestre pasado en el jugador con más presencias en el ‘Fortín’, superando a un emblema como Pedro Larraquy. “Es un orgullo que me llena de forma constante. Disfruto cada instante en este lugar, y el reconocimiento de la gente lo percibo siempre”, asegura. Con una marca registrada explicita cuál es su firma como estandarte del equipo: “Yo soy Vélez. Nací acá y me siento fascinado con que las cosas se hayan dado así”. Es que así como tiene el secreto para mantenerse en vigencia a los 34 años tras un largo recorrido, también tiene detrás una estadística que especifica su contundencia: figura dentro de los 20 años de gloria, fue campeón en tres décadas distintas. Cinco fueron sus títulos: los Clausuras 98’, 05’, 09’, 11’ y el Torneo Inicial que concluyó en diciembre. “Hace cuatro años que estamos en los primeros planos, una vez más, en el marco nacional y en el internacional. Eso es de un enorme valor, aunque para mí no se le da el debido reconocimiento. La realidad es que con los resultados conseguidos obligamos a que se hable de Vélez”, advierte Cubero. Y agrega, consciente de la importancia de los logros: “Estamos en plena creación de una historia increíble de
Con la ayuda de dirigentes y compañeros me sentí protegido. Eso fue fundamental para volver a jugar y, después, para dedicar mi tiempo a enseñarle a los más chicos. Asad una institución prestigiosa y ganadora que no se quedó en los laureles después de la gloria de principios de los 90’”. Así como Cubero sentencia que los números obligan a ver a Vélez en el centro de la escena, ellos, dentro de la cancha, están obligados y expuestos a mantener en alto la vara que se impusieron. Esa es la tarea del modelo Vélez. “Es un trabajo difícil, muy complicado de conseguir, porque los hinchas están acostumbrados a ver a su equipo en lo más alto, siempre, y no es sencillo permanecer ahí. Sin embargo, con concentración y capacidad fuimos acentuando esa meta”, apuntó el capitán.
Ese gran anhelo copero Los objetivos se fueron cumpliendo para el Vélez actual, aunque queda una cuenta pendiente; un saldo a cubrir con el pasado reciente. Así como Bianchi sacó lustre de su pasaporte, rumbo a Asia, con la Libertadores bajo el brazo, la copa continental es la frutilla del postre que por el momento resulta esquiva, pese a que en los últimos años, a casi dos décadas de
aquella hazaña, se estuvo cerca de repetir. Por caso, en 2011 arribó a las semifinales del certamen y cayó, por gol de visitante, con Peñarol, de Uruguay. Este semestre venidero le dará a Gareca y compañía una nueva oportunidad para sellar en el firmamento otra estrella, de las más brillantes que pueden existir. Ya lo aclaró el propio Bassedas al sostener que “ganar la copa es lo que falta para redondear una etapa tan buena como la que se vivió en la década del ‘90”. “Vélez es un equipo grande, que merece lo que está pasando. Luego de muchos años de vaivenes, se asentó, encontró un rumbo y no se despegó de ese ideario. Con calma y mesura se cumplieron los objetivos. Ahora no hay por qué desesperarse. La intención es mantener el mismo ritmo y ver si se gana lo que tanto deseamos”, enfatiza.
Las tres patas El manager no impone la temática del juego en el césped, sino en el consenso con los escritorios de por medio. Para
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él, el ritmo lo marca “la buena predisposición” de las partes que conforman el club. Las tres patas habituales, tanto la dirigencial, como el cuerpo técnico y los jugadores, armando un trípode estable. Calello concuerda. “Desarrollar un estilo cuesta mucho trabajo, pero si se es coherente con él, es más probable cumplir con lo que se propone. En ese sentido, no desentonamos, aunque siempre existen vaivenes”. La estructura tripartita tiene basamentos en común que la mantienen indemne. Y el fútbol se comporta al unísono con esa cuestión. El presidente lo simplifica así: “Las gestiones se respetan no desarmando lo que ya funciona bien. Si el equipo tiene una identidad, lo esencial es no perderla. Por eso, es vital que en los mercados de pases no se vayan los futbolistas en masa. Es mejor vender de a piezas, y por una buena cantidad, algo que oxigena la economía del club sin perjudicar lo deportivo”. Los nombres propios allí vuelven a aparecer. Los casos de Ricky Alvarez al Inter de Italia o de Otamendi al Porto de Portugal son buenos ejemplos. ¿Por qué? Las salidas no dejaron al descubierto a Vélez. Jerarquizó a sus divisiones inferiores y mantuvo cierto porcentaje de los pases. En torno al defensor, el Fortín posee el 10 por ciento más otro 5 correspondiente a los derechos de formación. Eso además de los ocho millones de euros que valió la transferencia a Europa. “No desarticular al plantel sin cortarles la carrera a los futbolistas. Así se podría resumir la ecuación”, postula Bassedas. Como se fueron Otamendi o Alvarez se
diarios. Sí, a aquellos esquemas privados que se involucraron en el mercado del fútbol, Vélez los desestima. Así se hizo de los servicios, por ejemplo, de Maximiliano Moralez, a quien Racing vendió a Rusia de un primer envión y el elenco de Liniers lo repatrió, o de Facundo Ferreyra, delantero que venía de descender con Banfield y con Gareca se restableció para ser el goleador del conjunto campeón.
No es suficiente entenderse con cada uno de los compañeros; la prioridad pasa por encontrar un sitio en el mundo, y para eso Vélez tiene todas las condiciones. Cardozo quedaron otras figuras, sumando experiencia para un momento diferente en el que los números favorezcan. La otra arteria de constante fluido es la de comprar lo necesario y sin interme-
“Saber administrar es entender por dónde buscar cuando no se cuenta en nuestras filas con lo que requerimos. Ver a futuro a aquellos futbolistas que tienen condiciones para despegarse del mon-
tón”, afirma el manager. Con ese panorama, en Vélez no hubo complicaciones para desembolsar una suma millonaria al Taladro por el pase del juvenil atacante, que se consagró como máximo artillero del último campeonato.Cubero, referente actual en la cancha, entiende de esa cuestión. “Esta institución intenta proyectarse y crecer en todo momento. Para que eso ocurra debe tener un plan, y los ideales que persigue muestran que va por el buen camino. Espero que continúe así”, sentencia. Esa familia que pregona Asad y disfrutó en su hora también Cardozo, hoy cobija a Poroto y a un grupo de deportistas que son pilares de un club erigido en modelo para los demás. Vélez baila a su ritmo, el propio, lejos de las nostalgias del tango, aunque sobrio y certero como los pasos del 2x4, intuyendo que, a su manera, los últimos 20 años lo convirtieron en el Gardel del fútbol argentino.
TEXTOS INEDITOS
Papeles ocultos Por Alejandra Fernández Guida
Hace algunas semanas, el mundo de la literatura se sacudió con el hallazgo de dos poemas no conocidos de Mario Benedetti. Esto generó un halo de esperanzas, ya que la muerte de los autores parece no cerrar su productividad literaria. Y abrió otro capítulo en la controversia sobre la publicación de textos post mortem. Aquí un recorrido por historias de obras encontradas
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allí, donde habita el olvido.
Entre montones de papeles depositados en el cajón de una cómoda con destino de mercado de pulgas, aparece un cuaderno. La señora, ya anciana, toma esas hojas frágiles y amarillentas y las coloca sobre el mueble. No hay tiempo para leer, mañana es Navidad y hay que ponerse a cocinar. Ella descubre en esos escritos la letra de su gran amor que la dejó allá por 1984. De inmediato, revisa los papeles, son cientos, se reproducen. Se los lleva a un especialista en la obra de su fallecido marido. La mujer es Aurora Bernárdez, la viuda y albacea de Julio Cortázar. En esos papeles imprevistos había, nada más y nada menos, que fragmentos de Rayuela y de otras novelas del escritor, cuentos cortos, textos sueltos y apuntes. Cortázar ya no está, pero “el gran Cronopio”nunca se fue. La introducción con pinceladas de ficción abre la ventana a cientos de historias de hallazgos de escritos que, por algún motivo que nunca se conocerá, el autor decidió no publicar. Claro, en este repaso de descubrimientos de textos inéditos no todo está teñido con el romanticismo del relato cortazariano. Lo concreto es que detrás de estas publicaciones post mortem funciona
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una maquinaria de la industria póstuma, en la que el editor no pierde nunca. Es simple, si se trata de un autor reconocido y con una masa de lectores cautiva, todos sus escritos, aunque fueran textos inconclusos o narraciones que el escritor pidió explícitamente que nunca se publicaran, tienen un éxito de ventas asegurado. Se abren, entonces, algunos interrogantes que exceden la satisfacción del hallazgo. Se trata de pensar qué hacer con los textos de aquellos que, en vida, decidieron no mostrar públicamente y así lo manifestaron antes de morir. En 2010 se publicó El tercer Reich, el segundo libro póstumo de Roberto Bolaño, luego de 2666. Esta novela, que estaba corregida desde 1989, no vio la luz antes del fallecimiento del autor, en 2003, porque él no estaba conforme con la obra. Su deseo se volvió humo cuando cayó en manos de un editor que no dudó en publicarla. Sin aludir a cuestiones de dinero, donde parece estar el quid de la cuestión, Jorge Herralde, el editor de Anagrama que difundió los libros póstumos de Bolaño, explica por qué decidió lanzar a la venta este tipo de escritos: “Pienso que enriquecen el conocimiento del autor. Y te-
niendo muy en cuenta, claro, a los fans y a los estudiosos”. Tal vez la cuestión ética de publicar o no un libro póstumo se vuelve mucho más pantanosa en el caso de Vladimir Nabokov, el literato ruso que escribía en inglés. Ya enfermo, este excepcional novelista le expresó a su esposa que si moría antes de terminar la novela, que en 2010 salió a la venta como El original de Laura, no la publicase. Por amor o por respeto a la memoria de su compañero, su mujer guardó el original en una caja fuerte durante 32 años. Pero alguien desoyó al genial Nabokov, y ese fue su propio hijo. Dimitri Nabokov publicó estas 138 fichas en las que el autor había anotado, a modo de boceto, lo que iba a ser una gran obra maestra. Su propia sangre manchó la voluntad del autor de Lolita y reavivó la polémica sobre este tipo de obras. Esta vez, quien violó el deseo del autor fue su propio hijo, pero aquí se abre otro gran dilema: ¿Qué pasa cuando el heredero de esa obra maestra no es un familiar o alguien del círculo íntimo del escritor, sino un agente literario o un simple buscador de rarezas? Verán que en la búsqueda de una respuesta, todo se vuelve más turbio.
El que busca encuentra Y el que encuentra es como un buscador de oro al que le suena fuerte el detector de metales. Los hallazgos suelen ser éxitos de ventas asegurados: la firma avala cualquier escrito, que ya tiene un público latente. Y detrás de estos descubrimientos se esconden historias que, con la publicación del texto, salen de la oscuridad La más reciente es la que involucra a Mario Benedetti, el escritor Uruguayo fallecido en 2009. El hallazgo: dos poemas que una afortunada bibliotecaria encontró entre las páginas de Insomnios y duermevelas, libro publicado en 2002. El camino hacía el tesoro fue así: en 2006, el gran poeta uruguayo donó su biblioteca personal a la universidad española de Alicante, donde se encuentra el Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti. Desde ese día, responsables de la casa de estudios analizan meticulosamente cada una de las páginas de los 6 mil libros entregados. Fue durante ese rutinario trabajo de clasificación cuando Benedetti nuevamente acarició a todos con su prosa escurridiza. Miedo y coraje y Esperas, así se llaman los
dos poemas hallados en un libro que en 2002 viajó en manos del autor de La Tregua desde el museo Malba, hasta Montevideo, y que después fue a parar hasta su biblioteca personal. El largo periplo hasta llegar a las manos de la bibliotecaria tiene que ver con aquella oportuna donación. “Uno sigue esperando/ sin responder a nadie/ entre otras cosas porque/ las sombras no preguntan/ uno estira el silencio” dice parte de Esperas, como si aquellas líneas hubiesen aguardado pacientes allí, donde el poeta uruguayo dejó que descansen durante diez años.
Otros casos
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Jorge Luis Borges fue tan prolífico que no le alcanzó la vida para dar a luz a su extensa obra. Por eso no llama la atención que la cantidad de páginas publicadas luego de su fallecimiento, en 1986, superen las que se difundieron a lo largo de sus 87 años de vida. Y entre esos escritos hay algunas curiosidades que esos “buscadores de letras”encontraron en lugares recónditos. El autor de acá, de allá, y de más allá también, dejó anotaciones, cuentos, poemas, reflexiones y ensayos a cada paso. Tal vez fue su forma de sobrevivir a la muerte en el imaginario de sus lectores. Por eso, cada tanto aparece alguien que se pone de pie ante el mundo y muestra con orgullo algún tesoro borgeano.
Pasó hace poco, en 2010, que un escritor peruano buscó tanto que encontró. ¿El hallazgo? Los Rivero, un relato inédito que Borges hubiese etiquetado como crónica, pero que algunos especialistas catalogan como una incipiente novela. Apenas se conocieron cuatro páginas escritas en 1950 en un manuscrito enrarecido por la incipiente ceguera del escritor. “El hecho es que crónica, cuento y novela se ceden la palabra, convocando sus distintos registros, memorias y proyecciones, como si los hechos no pudieran ser narrados en un solo género y en torno a un solo sujeto”, explicó el afortunado descubridor, Julio Ortega, con la simpleza que da ser un experto de una prosa tan compleja como la de Borges. Este es un ejemplo chiquito, minúsculo, de los miles de relatos que rodean la obra del autor de El Aleph y que con gran recelo custodia su viuda, María Kodama que, lejos de atesorar las joyas de su marido, las pone todas a la venta- dice- “porque sus lectores se lo piden” Detrás del hallazgo de un poema de Pablo Neruda hay, quizás, una trama política de censura y persecución ideológica. Los argumentos de esta hipótesis históricoliteraria (con perdón por semejante presunción), están en las mismísimas líneas
de esta poesía de 1973, que el escritor chileno título Atención: “Sólo el hombre es miserable/sobre la tierra que le pertenece: le falta espacio, agua, cielo, luz/ techo, intimidad, felicidad/ Muchachos comunistas: a Uds. les toca arreglar este asunto: la vivienda: es decir la vida” Se entendió, a partir de estas últimas líneas, por qué el poema, que fue donado por un particular a la Fundación Neruda bajo la condición de ser publicado en 1997, recién vio la luz cinco años después. Veamos: Neruda escribió este texto a pedido de estudiantes de izquierda de la
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carrera de arquitectura de la Universidad de Chile, que le solicitaron que redactara, especialmente, algunas líneas para motivar la participación en las elecciones del centro de alumnos. El aventón comunista se lee literal en el escrito que se mantuvo oculto durante años, hasta que el donante, enojado porque no se cumplió con su designio, retiró el poema del lugar al que lo había llevado y lo publicó. La explicación de la fundación: “No tuvimos tiempo de hacerlo antes” …Y un día cualquiera la obra de Gabriela Mistral se duplicó. Durante años, Doris Dana, la guardiana del legado de la ganadora del Premio Nobel, se negó a enviar desde Estados Unidos a Chile, la tierra natal de la poeta, los originales de su obra. ¿El argumento? Creía que el país trasandino no había valorado lo suficiente la producción literaria de su gran amiga. Fue la sobrina de Doris la que, en 2007, permitió que un estudioso de la obra explorara aquel erario que su tía había vigilado durante más de medio siglo y que su muerte dejó huérfano. Entre la nostalgia por el tiempo perdido y la excitación por el hallazgo, anunció que a partir del descubrimiento, la obra de Mistral iba a estar mejor nutrida: entre las cajas que la sobrina de Doris desclasificó habían cien poemas no publicados, quinientas cartas,
fotografías, carpetas y notas desconocidas que dan vuelta la balanza de la producción de la escritora chilena. La maquinaria de historias póstumas sigue funcionando: en el rincón más oscuro de una casa abandonada, en el abismo de una cajonera, entre las páginas de un libro envejecido o, por qué no, en la carpeta mal
nombrada de una computadora personal pueden aparecer escritos inéditos. El valor de la vida está plasmado en la importancia de lo póstumo. Pero también está reflejado su sentido. Es ahí donde estos relatos, por momentos curiosos, por momentos simpáticos, se vuelven grandes tragedias en las que la traición a la voluntad del escritor camina por la cornisa.
Parece que sí, pero no “A la gilada ni cabida” reza un flyer que circula por internet y que lleva a la firma de Dalai Lama. La ironía apunta directo a la reflexión de millones de internautas que comparten compulsivamente frases, poemas, versos y todo tipo de comentarios que atribuyen a autores apócrifos. Así, el poema Muere lentamente, atribuido por error a Pablo Neruda, circula por internet y nadie detiene su avance. En un ejercicio de honestidad con el gran poeta chileno no estaría nada mal que cada uno que se tope con esas simples líneas que aseguran, con fuerte grado de literalidad que “muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo” haga un acto de justicia y deschave semejante sacrilegio. Pero Neruda no es la única víctima de la viralidad cibernética. Un falso Borges circula por las redes como autor del poema Instantes. Una poesía de metáfora chata con la que el autor de El Aleph se hubiese estremecido. Eso no es todo: Gabriel García Márquez es otro de los damnificados de la impunidad 2.0. Hace años los internautas se toparon con La marioneta, un manifiesto con el que Gabo supuestamente se despedía de sus amigos tras conocer que estaba enfermo de cáncer. “Lo que me puede matar es la vergüenza de que alguien crea que de verdad fui yo quien escribió una cosa tan cursi”, afirmó el ganador del Premio Nobel despejando dudas sobre la autoría. Pero claro, siempre hay algún “compartidor serial” que puede no saberlo.
INMIGRACION Y LITERATURA
La tierra prometida Por Horacio Raúl Campos
Desde la redacción de la constitución de 1853 se expresa la necesidad de poblar el país con inmigrantes europeos. El anhelo se transforma en realidad, de la mano de las políticas migratorias que, sobre todo, lograron superporblar la metrópolis. Y quedó plasmado en la literatura, en las primeras obras de Sarmiento y Alberdi, donde se expresa no sólo la política de la clase dominante sino su desilusión posterior por
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el resultado obtenido. Cuando se dicta la Constitución de 1853, la necesidad de un rápido aumento de la población adquiere categoría institucional y la invitación en ese sentido contenida en el Preámbulo se explicita en el artículo 25: “El Gobierno federal fomentará la inmigración europea y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir las ciencias y las artes”. Esa maravillosa ficción se transformó en realidad: de 1,3 millones de habitantes que se registraban en 1859 en el país se pasó a casi 8 millones en 1914. Los inmigrantes que, según Sarmiento y Alberdi, debían poblar el desierto y terminar con la barbarie de gauchos, indios y negros, se
concentraron en las ciudades. Sobre todo en Buenos Aires, que pasó de aldea a cosmópolis. Ello hizo reaccionar de manera violenta a los gobiernos oligárquicos y a sus voceros escritores. En el último tercio del siglo XIX y las primeras décadas del siguiente, el sistema oligárquico y cultural de la Argentina vivía la fiesta del país pastoril, producto de lo que se conoce como la división internacional del trabajo diseñada por Londres. Se construía así la Argentina chacra que conoceremos en el XX, aunque ello no significa que no haya habido intentos para dar por tierra con ese diseño globalizador exclusivo. A la llegada de los inmigrantes, la tierra ya tenía dueños. Había latifundios antiguos y los nuevos formados por las tierras arrebatadas a los indios por Roca. Y en las
ciudades residía la elite criolla dueña de esas tierras y del poder político y cultural. “Era una antigua agrupación de hombres vinculados por lazos étnicos, políticos, ideológicos, educacionales, familiares, económicos y, sobre todo, hermanados por el ejercicio hereditario de la conducción del país”, escribe Gladys Onega. Esa configuración rechazaba a España, a Rosas, a los gauchos, a los caudillos, a las Montoneras, a los indios y a los negros, que fueron vistos como la barbarie; y, en cambio, idolatraba a Francia y a Inglaterra, que para ellos representa la civilización. Ningún género discursivo quedó afuera ante el fenómeno inmigratorio.
Poblar el desierto De aquel programa de 1853, que se encontraba ya en la Generación del 37 y en el Facundo (1845), se pasó a la condena violenta, que no sólo quedaba reducida al campo de los discursos culturales, sino que se ejercía en los cuerpos desde el Estado con leyes, sablazos y balazos, a medida que fenecía el siglo XIX y en las primeras décadas del siguiente. “¿Hemos de cerrar voluntariamente la puerta a la inmigración europea que llama con golpes repetidos para poblar nuestros desiertos?”, se preguntaba Sarmiento en el Facundo. Claro que los desiertos no estaban desiertos y la inmigración tampoco
tina. No muy distinto de lo que ocurre con los inmigrantes en Europa en los albores del XXI o los discursos sobre quienes, en la segunda mitad del siglo XX, llegaron a la Argentina desde Paraguay, Bolivia y Perú. El violento nativismo norteamericano no recibió mejor a los inmigrantes europeos. Esa novela de Alberdi es casi contemporánea con el Martín Fierro (1872). Apenas unos años después aparece por entregas en el diario La Patria Argentina la novela Juan Moreira, entre noviembre de 1879 y enero de 1880. En ambos textos, los inmigrantes no quedan bien parados. Hernández ridiculiza al inmigrante y en el texto de Gutiérrez el causante de las desgracias del personaje es Sardetti, un inmigrante deudor de un hombre hasta entonces laborioso y sublimado hasta el hartazgo.
Leyes y ficciones Paralelo a ello se registra la reacción del Estado: el 6 de octubre de 1876 fue sancionada la ley 817 de Inmigración y Colonización (presidencia de Avellaneda) que es una norma puntillosamente reguladora y por ese motivo los que llegasen tenían que “acreditar moralidad y buena conducta”, un requisito indicado en varios artículos. Esa misma ley impedía que entrasen al país “enfermos de mal contagioso o de cualquier vicio orgánico que los haga inútiles para el trabajo; ni dementes, mendigos, presidiarios o criminales”. Habrás leyes más duras según el grado de pánico de la oligarquía gobernante ante el aluvión inmigratorio.
Bibliografía Onega, Gladys, La inmigración en la literatura argentina (1880-1910), Buenos Aires, CEAL, 1982, p. 13. Shunway, Nicolás, La invención de la Argentina. Historia de una idea, Buenos Aires, Emecé, 2005, p. 165 Alberdi, Juan Bautista, Peregrinación de Luz del Día o Viaje y aventuras de la Verdad en el Nuevo Mundo, Buenos Aires, CEAL, 1983, p. 132. Villanueva, Graciela, La imagen del inmigrante en la literatura argentina entre 1880 y 1910, Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 1, 2000.
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fue a parar a esos lugares, sino al espacio “civilizado” por excelencia: Buenos Aires. Nicolás Shungway pregunta: “¿Cuál era solución, entonces, para una población ‘maldita’ por la tradición española y la inadecuación racial? La solución cabía en una palabra: inmigración”. Ese investigador norteamericano quedó azorado al examinar el Facundo: “Qué ironía que un texto de tanta novedad en el campo del discurso literario deba denigrar a la Argentina autóctona y predicar una sumisión imitativa a modelos culturales extranjeros”. Sin embargo, el famoso lema de ‘gobernar es poblar’, los textos del ‘37 y los aportes para la Constitución del 53, como leímos, rápidamente entraron en crisis. Tanto Alberdi como Sarmiento escribieron, apenas dos décadas después, amargas páginas contra los inmigrantes. El primero, por ejemplo, en una novela que llamó Peregrinación de Luz del Día (1871), donde por medio de una alegoría ataca a Sarmiento. Y Sarmiento, en El Diario, se queja también de la inmigración que está llegando. Incluso Alberdi es el primero que refuta en forma contundente la fórmula de civilización y barbarie en la famosa polémica por medio de cartas que se registra entre ambos, posterior a la caída de Rosas. “A falta de salvajes de la América, desierta, los traeríamos de la Europa poblada”, le hace decir Alberdi a uno de los personajes de ese texto lleno de mordacidad. La reacción contra los inmigrantes es un fenómeno que se registra también en los Estados Unidos y en países de América La-
Así fue como se sancionó en noviembre de 1902 la Ley de Residencia, que permitió expulsar a inmigrantes sin juicio previo. La ley fue utilizada por sucesivos gobiernos argentinos para reprimir la organización sindical de trabajadores. Esa norma se había aprobado por pedido de la UIA. Otro ejemplo de ello es la Ley de Defensa Social del 28 de junio de 1910: su artículo primero tiene tres incisos pero el que importa es el segundo: “Queda prohibida la entrada y admisión en el territorio argentino de las siguientes clases de extranjeros: los anarquistas y demás personas que profesan o preconizan el ataque, por cualquier medio de fuerza o violencia, contra los funcionarios públicos o los gobiernos en general, o contra las instituciones de la sociedad”. El artículo 7 dice: “Queda prohibida toda asociación o reunión de personas que tengan por objeto la propagación de las doctrinas anarquistas o a la preparación e instigación a cometer hechos reprimidos por las leyes de la Nación, y la autoridad local procederá a la disolución de las que se hubiesen formado e impedirá sus reuniones”. En tanto, la investigadora Graciela Villanueva escribe que “en el período comprendido entre 1880 y 1910, las historias que la ficción argentina narra o pone en escena tienen que ver con la vida del extranjero en la tierra en la cual ha decidido instalarse, con sus éxitos y fracasos; con sus proyectos y sus relaciones, amistosas o conflictivas, con los nativos”. Los inmigrantes, sus organizaciones y sus formas de luchas seguirán en la mira del Estado, de la oligarquía nativa y del sistema cultural más allá de los gobiernos y del centenario. En el plano de la literatura, la reacción ante ese fenómeno no es homogénea: hay matices, estéticas simultáneas, rechazos brutales, aparece el famoso imaginario del “crisol de razas” y la figura del inmigrante en la tierra prometida.
El lector insolvente
Por leotorresi
Música de fondo para dejar puesta durante todo el libro
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De una tanda de Simenon y los Maigret, a nada; de nada a un manual español de tapa dura para armar los mejores circuitos de Scalextric (la próxima no me lo pierdo); un par de novelas melosas y ¡bien! unos volúmenes de la colección Capítulo, una leyenda editorial de una Argentina vibrante de libros económicos y de calidad. Entre ellos, un Viñas: Un dios cotidiano. ¿Una novela pornográfica (con dios en el título)? Eso –el paréntesis corre por cuenta nuestra- olió Silvina Ocampo cuando el autor le resumió el argumento. A Viñas le parecía que no: que podía ser que obscena, tal vez insolente -más si se tiene en cuenta la fecha de la publicación original: 1957-, pero ¿porno? Un dios… apareció como resultado de
un concurso que tuvo fallo dividido. Por eso la editorial Kraft resolvió agregar una advertencia en la tapa: la publicaban igual, aunque disentían con algunas escenas de la novela. ¿Cuándo llegan las escenas? ¿Página setenta, setentipico?¿La hermana del protagonista, el joven padre Ferré, que va al Colegio de la Cruz y le fuma adelante? ¿El padre Ferré que entra al dormitorio de los alumnos con otro padre y por unos dos párrafos no sabemos con qué objetivo? ... Busquenmé, me encontrarán, parece reclamar este librito que ahora les voy a decir desde uno de los estantes del costado de abajo del El Aleph, la librería básicamente de ofertas con sucursal en Laprida casi Alem. Hubo un tiempo en que estaba arriba de la mesa y llegó a haber una pilita. Para una próxima columna prometemos teoría improvisada sobre la distinción entre “cajón” y ”mesa de saldo”. Hoy, en este momento, hace calor. 41 grados de sensación térmica. El librito que les decía –pasillo izquierdo, abajo, adelante-- es La última mudanza de Felipe Carrillo, de Alfredo Bryce Echenique. Algo pasa, y es bienvenido, que en mesas y cajones abundan los libros de este señor limeño talentoso y más que didáctico cronista de los modos de la clase alta de su país, y por extensión de cualquiera de cualquier parte. Siempre aparece el voluminoso Un mundo para Julius (el del chico vaquerito en la tapa), o algún otro más, y este, el de Felipe Carrillo, un arquitecto en trío con la aristocrática Genoveva y el hijo de ella, Sebastián, y sus apodos: Bastioncito “en sus momentos de grandeza y serenidad”, Bastionito Ito, en sus momentos
de extrema fragilidad, y “mamá no puedo más, me largo, te ahorco, o vete a la mierda”. Por fin, Sebito, por lo fláccido y adiposo, el nombre prohibido que se le escapaba al padrastro, como una forma de matarlo sin matarlo. En eso se va parte de esta obra: en justificar y hacernos amigos a los lectores de un afán homicida. El comienzo es de los que uno después siempre se acuerda: el autor se mezcla con el narrador y detrás de una introducción de prosa suelta con incrustaciones de pedazos de boleros, en el capítulo dos avisa que no habrá capítulo uno, que nos quedemos con lo anterior, que era la música de fondo para dejar puesta durante todo el libro. No habrá literatura experimental, avisa: bastante laboratorio tiene con su mujer y el chico adiposo. Y con Eusebia, el “pimpollo del pueblo norperuano”, y Bastioncito nada, que se dice nada.
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Un espacio para el humor Por Carlos Garaycochea* Quiero recomendar el Museo del Humor que se inauguró el año pasado en Puerto Madero. Una parte de la muestra es fija, histórica, y la otra va cambiando. Por esa sala que es rotativa ya pasaron muchos grandes humoristas gráficos. Actualmente expone Mordillo, el mes que viene le toca a García Ferré, después a Quino y me tocó a mí hacerlo cuando se abrió el espacio en junio. De las presentaciones que hubo hasta ahora la que más me llamó la atención fue la de Carlos Nine, realmente me parece un dibujante fenomenal. Además, es un hombre admirado en Europa, ilustra para Estados Unidos y un montón de países. Tenemos que estar orgullosos por tener un genio como él en Argentina. Creo que las exposiciones que hay en este museo, la cantidad de obras que contiene y la forma en que la historia del humor está representada con dibujantes de la época de revistas como Caras y Caretas o El Mosquito, no tiene comparación con ninguna otra muestra que haya visto en otro momento.
*Humorista gráfico y artista plástico. Colaboró en las revistas El Gráfico, Billiken, Humor, Satiricón, entre otras, y en diarios entre los que se destacan La Nación, El Cronista Comercial y Tiempo Argentino.
Teatro Teatro
Música Película Película Música
Travelling
La chica del sur
Dirigida por Gerardo Hochman
Dirigida por José Luis García
El árbol y el colibrí Raúl Barboza El grupo La Arena propone una experiencia escénica que fusiona nuevo circo con video y danza, con un alto impacto visual. Durante una hora, los artistas brindan un intenso despliegue físico, en sketchs donde la acrobacia y los malabares se combinan en códigos de set de filmación, y las escenas avanzan y retroceden como imágenes grabadas, como para mostrar los difusos límites que, en la obra artística, hay entre lo humano y lo tecnológico.
No es un disco nuevo. Barboza, residente en Francia, lo grabó en 2009 en uno de sus viajes a Buenos Aires. Pero es un álbum difícil de hallar en las disquerías porteñas y El Cruce lo consiguió en uno de los conciertos que el acordeonista dio en febrero en Café Vinilo. Contiene clásicos como Alma guaraní, de Damasio Esquivel, y Los inundados, de Ariel Ramírez, pero sobre todo se destacan las exquisitas composiciones litoraleñas del intérprete, como Oración a la Luna y la tierra sin mal.
Se trata de un documental en primera persona. El director rescata grabaciones en VHS tomadas hace más de 20 años en un viaje a Corea del Norte, donde conoce a una joven coreana del sur que cruza la frontera para proclamar la unidad del país. Obsesionado con esa mujer, dos décadas después se lanza a la búsqueda de esa mujer. Y cuando le encuentra, hace lo imposible para convencerla de que le conceda un reportaje. Conclusión: un ejemplo más de cómo una secuencia real puede superar a la mejor ficción.
OTRA HISTORIA
Por Germán Ferrari
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Juventud, divino tesoro (II) La revista Somos estaba obsesionada con los jóvenes durante la dictadura. En agosto de 1982, un año después de su preocupación por si los muchachos y las muchachas eran new wave (ver El Cruce anterior), este semanario planteaba una nueva pregunta: “Los 5 millones de jóvenes ¿por quién van a votar?”. El general Reynaldo Bignone había asumido el 1° de julio con la promesa de ser el último presidente del régimen iniciado en 1976. Y la prensa escrita se adaptaba a los nuevos tiempos. Somos ofrecía una nota de producción con testimonios de jóvenes que votarían por primera vez y de adultos –el promedio de edad superaba con amplitud los 50–, enhebrados por el periodista Roberto Fernández Taboada. El artículo tranquilizaba al lector: los jóvenes del ’82 no eran como los del ’73, porque querían la democracia, se indignaban con la guerra de Malvinas y detestaban el “terrorismo”, que, según el lenguaje impuesto por las Fuerzas Armadas y sus ideólogos, y difundido por los medios de comunicación, era sinónimo de “subversión”. El terrorismo de Estado no aparecía ni esbozado en las cinco páginas dedicadas al tema. En síntesis, los jóvenes del ’82 “están ansiosos de verdades. No quieren palabreríos y seguramente no aceptarán propuestas políticas epilépticas. Son más reflexivos y menos impulsivos que los del ’73. Aquellos parecían convencidos de todo. Los de ahora asumen sus dudas. No quieren fierros. No insinúan nada de nihilismo. Tienen ganas de vivir”. No está escri-
to pero es evidente: para Somos, las “ganas de vivir” de los muchachos del ’82 contrastaba con las inexplicables “ganas de morir” de los muchachos del ’73. Pero algo en contra mostraba la nueva generación: “mucha falta de información”. Sin embargo, ese defecto terminaba convirtiéndose en un mérito, porque “al decir no sé (algo realmente poco frecuente en estas latitudes) han tenido la virtud de mostrar esta cara del problema argentino con naturalidad juvenil”. Somos dice que consultó a “más de un centenar de jóvenes” para realizar la nota y destaca que también encuestó a “los jóvenes de las provincias que en estos días trabajan en La Rural de Palermo”, en ocasión de la tradicional exposición anual de ganadería. Algunas de las opiniones seleccionadas: “Claro que me asustaría si volviera la guerrilla. Pero mucho más si vuelve con un gobierno democrático que permita canalizar las broncas”; “Yo hice el servicio militar en el ’76 y uno veía en la calle que el tema era difícil. Un enemigo solapado. Un enemigo sucio”; “Pienso que hay falta de inquietud. Pero últimamente, a raíz del problema de las Malvinas los jóvenes nos preocupamos más por el país y su futuro”; “En este momento me estoy preocupando, antes de ver las plataformas políticas, por conocer qué es lo que ocurrió en el pasado”; “Las elecciones son necesarias. Pero habría que pensar si realmente estamos preparados para ellas. Creo que no. Pienso que en la juventud falta conciencia en cuanto a estudio histórico y
político. Como falta esa conciencia no se hace política ni se sabe”. ¿Y qué adultos fueron consultados? El peronista Deolindo Bittel, el radical Conrado Storani, el desarrollista Oscar Camilión, el liberal Ricardo Balestra, el sociólogo José Miguens, el psiquiatra Arnaldo Rascovsky; el secretario general de la Comisión Nacional para la Prioridad Juventud, sacerdote Raúl Rossi; y la directora del Instituto de Orientación Vocacional de la UBA, Raquel Faletti. La nota ignora la militancia juvenil en partidos políticos, sindicatos u organismos defensores de los derechos humanos, que ya era creciente en esa etapa final de la dictadura y sería protagonista en la recuperación democrática de 1983, y, en cambio, exalta la participación en actividades convocadas por la iglesia católica. Mensajes como el transmitido por este artículo no hacían más que respaldar una ocurrencia que circulaba en el ambiente periodístico de la época y que se afianzaría durante el gobierno de Raúl Alfonsín, para rebautizar a la revista de la editorial Atlántida: “Somos el Proceso”.