El Cruce - Mayo 2014

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REVISTA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA

Aテ前 6 I Nツコ36 I Mayo-Junio 2014

PERIODISMO DIGITAL Y PERIODISMO EN PAPEL

La pelea del siglo El juego de la Copa

Decime quテゥ comテゥs

Rock de protesta

Selva ALMADA Marcelo ARIAS Mariana CARBAJAL Ariel OLIVETTI


Publicación mensual de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora

Sumario

Director: Daniel Miguez

Consejo de Redacción: Jorge Benedetti Leonardo Castillo Germán Ferrari Gustavo Naón Pablo Romano Leonardo Torresi Eduardo Videla Martín Voogd

3

Editorial

4

Fotomérides: Jauretche

6

Periodismo ¿en papel o digital?

12

Soberanía alimentaria

18

Las noticias en la tele

22

El Menguele de Franco

24

Dibuje, maestro: Ariel Olivetti

28

Brasil 2014: el juego de la Copa

30

¿Argentina puede?

Pamela Royo

34

La increíble excursión por Italia del 34

Contratapa y retiración:

38

Vida Crónica: Iemanjá

40

Entrevista a Selva Almada

44

Rock de protesta

www.auno.org.ar

48

Mambo

Contacto:

50

Cocina de autor: Mariana Carbajal

Escriben en este número: Marcelo Arias Gabriela Cabezón Cámara Mariana Carbajal Alejandra Fernández Guida Yanina Fuggetta Rocío Magnani María Gabriela Naso Fernando Núñez Flavio Ogrizovic Matías Quercia Juan Relmucao Pablo Sieira Lais Vázquez

Ilustraciones: Reinaldo Cortés

Diseño:

Rubén Ortiz

Fotografía: Télam

Servicio periodístico: Agencia Universitaria de Noticias y Opinión

elcruce@auno.org.ar TE: 4282-8172 /6006 Dirección: Camino de Cintura y Juan XXIII, Llavallol, provincia de Buenos Aires (CP: 1836) ISSN, en trámite Derechos de propiedad intelectual, en trámite.

Corrección: En el número anterior de El Cruce, en la nota titulada Próceres del fútbol, se omitió por error los nombres de tres clubes: Rivadavia (Junín), Mariano Moreno (Junín) y Huracán Las Heras (Mendoza).


EDITORIAL Por Daniel Miguez

Seguridad y equidad, dos almas gemelas Está demostrado que, en materia de seguridad, la idea de tolerancia cero es menos efectiva que la de exclusión cero. Abundan los estudios estadísticos que indican que cuanta más igualdad hay en una sociedad, menos delincuencia hay. No importa si un país es rico y capitalista, como Suecia, o pobre y socialista, como Cuba, sino que lo mucho o poco que tenga se distribuya de una manera razonable, tendiendo a la equidad. Si un país tiene un alto desarrollo económico, teóricamente habrá menos tensión para lograr una distribución justa de la riqueza, como ocurre en los países escandinavos, pero ante todo depende de decisiones políticas y de una sociedad bien informada, para que esa información le permita alcanzar un consenso: buscar la equidad, ya sea por una posición ética humanista o, simplemente, en defensa propia. Si los empresarios resignan parte de su rentabilidad, si todos pagan sus impuestos, y lo que más ganan más pagan, y el Estado lo distribuye acertadamente, habrá menos delincuencia y toda la sociedad ganará en seguridad y tranquilidad. Parece una explicación demasiado simple en su formulación, pero no es tan sencillo de aplicar. Sólo basta recordar lo que ocurrió en la Argentina cuando se quiso encarar una medida redistributiva moderada como era la movilidad del porcentaje de los derechos de exportación de las oleaginosas. La medida –conocida como resolución 125- ideada por el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, pretendía que cuando se exportaran más granos el Estado retuviera un porcentaje mayor y cuando se exportaran menos, un porcentaje menor. Era una decisión razonable, pero despertó una reacción furibunda. Una sociedad puede optar, pero debe tener la información adecuada. Porque si no se produce un fenómeno incongruente, como rechazar la 125 y reclamar seguridad. Es una cosa o la otra. Las dos juntas, no.

Claro que no se trata de un problema exclusivamente argentino. Esto ocurre en la mayoría de los países, incluso en los que endurecieron las penas a los delincuentes hasta llegar a la pena de muerte, y aún así la inseguridad no merma. En todos estos países se discute desde hace años el problema de “la puerta giratoria” en la cárceles. En Estados Unidos, por ejemplo, se están replanteando el tema a partir de que dos tercios de los excarcelados vuelven a reincidir. Una de las leyes producto de este incipiente cambio es la “ley de segunda oportunidad”, para contener, asegurar trabajo con buen sueldo y facilidades para estudiar a quienes salen de la cárcel. Análogamente, en la Argentina, de los presos que estudiaron carreras universitarias en prisión, sólo volvió a delinquir el 3 por ciento. Las estadísticas del todo el mundo, en un sentido y en otro, no dejan dudas de cuál es el camino. Muchos que acuerdan que la fórmula de equidad e inclusión es la más exitosa, sostienen a la vez que algo hay qué hacer mientras se consigue ese objetivo. Seguramente hay algunos paliativos, como la conducción política de las policías y una reforma judicial (que ya fue desaprobada en el Congreso). También se puede complementar esto con medidas que quizá generen en parte de la sociedad una ilusión de disuasión a las conductas delictivas, como más patrulleros, más cámaras, condenas más duras, entre otras. Pero la solución de fondo está muy lejos. Si bien, por suerte, en la actualidad nos alejamos bastante de los niveles delictivos que alcanzamos entre 2002 y 2004, los argentinos seguimos añorando las épocas en las que había menos delincuencia, que, otra vez, no casualmente eran las épocas de mayor equidad en la distribución de la riqueza. Según datos de las Naciones Unidas, la Argentina era uno de los países capitalistas más equitativos del mundo en 1974. Hoy estamos en el puesto 110º entre 160 países relevados. Tomando como parámetro el coeficiente

de Gini, que es el universalmente aceptado para medir la equidad en una sociedad, y según el cual 0 es la igualdad absoluta y 1 es la desigualdad absoluta, veamos cómo fue variando en la Argentina los criterios de justicia social en los últimos 40 años. Cuando el peronismo ganó las elecciones en 1973 el índice era de 0,367 y al ser derrocado en 1976 lo había mejorado a 0,350. La dictadura, con su política económica liberal, lo empeoró tremendamente y se lo dejó a Raúl Alfonsín en 0,419. Después de sus primeros 14 meses de gobierno con tendencia distribucionista, Alfonsín volvió a las recetas ortodoxas y lo llevó a 0,459. Carlos Menem con su impronta ultra liberal produjo la gran tragedia. A pesar del enorme ingreso de dinero al Estado por las privatizaciones la injusticia siguió creciendo y le dejó a Fernando De la Rúa un índice de 0,504. De la Rúa persistió con la convertibilidad y le dio un empujón más: 0,510. Eduardo Duhalde recibió la peor crisis de la historia argentina y no pudo impedir que siga creciendo la desigualdad. Néstor Kirchner recibió un índice de 0,551, cuando había una decena de secuestros por día y la tasa más alta de homicidios de nuestra historia. A partir de 2003 la equidad comenzó a ser restaurada lentamente, hasta llegar a 0,411 de 2012, de cuando datan los últimos datos publicados por la ONU. A los números fríos hay que agregarle el componente social de generaciones ajenas a la cultura del trabajo que dejaron los dramáticos gobiernos de Menem y De la Rúa. Siempre se dijo que lo que se destruyó en los 10 años que fueron de 1991 a 2001 podría llevar cuatro décadas en ser reconstruido. Recién va una década. Si los próximos gobiernos persisten -y en lo posible profundizan- en las políticas distributivas, viviremos en un país más seguro. Es el camino más largo y menos facilista, pero el único efectivo.


FOTOMERIDES 40 AÑOS SIN JAURETCHE

Hacha y tiza LINCOLN.

MANZI.

PRESO.

FORJA.

Arturo Martín Jauretche nació en Lincoln, provincia de Buenos Aires, el 13 de noviembre de 1901. Luego vivió en General Pintos y Chivilcoy. En esa ciudad fue delegado estudiantil y en ese rol conoció al presidente Hipólito Yrigoyen. Por entonces Arturo era conservador como su padre. Al revés de muchos, el empezó militando en la derecha y terminó en la izquierda.

En Buenos Aires se instaló en una pensión cerca de Congreso. Trabajó de sereno de una línea de colectivos en Constitución, donde comenzó a leer con avidez. Luego fue mozo en un bar de Corrientes y Billinghurst y separador de lana en una barraca al lado del Riachuelo. Empezó a estudiar abogacía y allí conoció a quien sería su gran amigo y guía ideológica: Homero Manzi.

Cuando en 1930, se produce el primer golpe militar de nuestra historia que derroca a Yrigoyen, él participa del alzamiento armado que encabezan los coroneles rebeldes Roberto Bosch y Gregorio Pomar en Paso de los Libres. Cae preso y en la cárcel escribe su primer libro, “El paso de los libres”, con prólogo de Borges, de quien se distanciaría por diferencias ideológicas cuando surge el peronismo.

En 1939, cuando ya militaba en la UCR, junto a Manzi, Raúl Scalabrini Ortiz y Manuel Ortiz Pereyra, entre otros, fundan Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA). Cuando emerge la figura de Perón, el grupo adhiere a las ideas del coronel. Cuando Perón llega a la Presidencia en 1946, el gobernador Domingo Mercante, lo nombra presidente del Banco Provincia.


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RESISTENCIA.

MEDIOS.

25 DE MAYO.

Durante los años de proscripción del peronismo escribió prolíficamente y fue un gran polemista tanto en diarios como en programas de radio y televisión. Sus libros “El medio pelo en la sociedad argentina” y “Manual de zonceras argentinas” son una radiografía aguda de una gran parte de la clase media que busca parecerse a la clase alta en sus modismos y su forma de ver la vida.

También fue un profundo observador de cómo los medios hegemónicos del siglo XX iban construyendo sentido común a favor del establishment y transformaba zonceras en verdades que su audiencia repetía. Además, Jauretche dejó una huella como revisionista de la historia que había construido Bartolomé Mitre.

Se alegró con el regreso de Perón a la Argentina y el triunfo del peronismo. Criticaba a los jóvenes que habían tomado el camino de la violencia, y a la vez era mirado como izquierdista por la Triple A. Luego de la masacre de Ezeiza y del asesinato de Rucci, entró en un estado depresivo. Murió el Día de la Patria de un año contradictorio, el 25 de mayo de 1974.

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EL AVANCE DIGITAL EN LOS MEDIOS GRÁFICOS

Papeles que se lleva el viento Por Pablo Sieira Ilustraciones: Reinaldo Cortés

¿El futuro llegó? Bueno: está en eso. Leer noticias en el teléfono es normal para todos, pero para la industria de la prensa gráfica es un desafío con final incierto ¿Desaparecerán los diarios de papel? La pregunta aún no tiene una respuesta infalible. Con el público arrojado a la redes, algunos gigantes ya se volcaron sólo a las ediciones digitales y otros dicen que van en el mismo camino. Entre la incertidumbre por el futuro del oficio, especialistas analizan para El Cruce el cambio de paradigma y la crisis de un modelo de negocios que duró 100 años. Paren las rotativas. El diario de hoy ya es viejo. Casi todas las noticias impresas en esas páginas ya fueron leídas ayer por millones de personas desde sus computadoras o teléfonos celulares. Y esto, que para la mayoría ya es algo “normal”, para la industria de la prensa gráfica es un enorme desafío que la obliga a encarar cambios drásticos para sobrevivir. El siglo XXI parió un estilo de vida online, donde el acceso a internet (portales, redes sociales, chats multimedia.) es masivo. Ya ni siquiera se necesita una computadora, gracias a la proliferación de los smartphones y a la expansión de redes wi-fi a casi

todo el espacio público. Así, la posibilidad de acceder a la información va guardada en el bolsillo, al alcance de la mano en cualquier momento y lugar. En un contexto como este, los diarios tradicionales se ven en jaque: se encuentran obligados a contar con un portal de internet para no perder influencia, para mantener su “chapa” y no desaparecer. Pero tampoco alcanza. Es necesario tener presencia también en las redes sociales, protagonistas estelares del vertiginoso cambio de paradigma de la prensa escrita. Mientras algunos diarios ya descartaron la versión impresa, otros se mantienen con

un pie en cada baldosa, haciendo equilibrio entre el papel y lo digital. Pero ninguno escapa a la masividad de Twitter y Facebook. Desde el momento en que un usuario “x” tuvo la idea de subir a su muro o a su timeline el link una nota periodística, la industria de la noticia comprendió que allí se encuentra una infinita cantidad de lectores y descubrió, además, el poder de la viralización, que hace que una noticia se reproduzca (con posibilidades planetarias) a una velocidad hasta ahora inimaginable. La situación que atraviesa la prensa escrita a partir de esta (r)evolución digital lleva a preguntarse si vale la pena mantener la edición en papel. Los medios gráficos empiezan a replantearse el sentido de la noticia impresa, así como el modelo informativo y de negocios sobre el que funcionaron durante los últimos 100 años.

Imprimir o no imprimir Frente a esta situación, la pregunta se impone por sí sola: ¿los diarios en papel están condenados a la desaparición? No hay por el momento una única respuesta a esta pregunta, pero sí varias hipótesis y análisis. Tres especialistas consultados por El Cruce ofrecieron su punto de vista.


Para algunos de ellos, los diarios no dejarán de imprimirse pero sí cambiarán su rol en el sistema informativo. Roberto Guareschi fue uno de los creadores de Clarín.com, dirigió la redacción del diario desde 1990 hasta 2003 y actualmente lleva adelante el blog “PostPeriodismo”. “Todavía está lejos, pero creo que los diarios en papel van a desaparecer o a quedar como una especie de reliquia”, dice Guareschi. “En algún momento se creía que el diario en papel iba a quedar para los sectores de más bajos recursos”, explica Guareschi. Eso iba a garantizar su permanencia en el tiempo. Pero “lo más probable es que no sea así, porque desde hace unos cuantos años el consumo de información a través de los celulares crece a una velocidad que tiene que ver con la expansión de esos teléfonos”. En efecto, los celulares son cada vez más avanzados tecnológicamente, al punto de que incluso algunos de los más básicos en cuanto a prestaciones entran en la categoría de los smartphones. Además, se venden a montones. Es conocido el cálculo de que sólo en la Argentina hay 1,5 celulares por habitante, aproximadamente. Esta “expansión” es la que eventualmente provocará la desaparición de los diarios y

revistas en papel, según Guareschi. Y se agrega como dato que casi todos los portales de los diarios más importantes del país y del mundo están adaptados para su visualización desde los celulares. En cambio, el doctor en Ciencias de la Información e investigador del CONICET Martín Becerra considera que “es muy difícil hacer pronósticos, pero hasta el momento se constata que el diario papel sobrevive en circunstancias que son críticas”. Becerra subraya que “en países donde la conexión a internet de banda ancha es buena, con alta velocidad, es cierto que la circulación de la prensa impresa ha disminuido”. El columnista de Página 12 y doctor en Comunicación Washington Uranga cree que el avance del modo online no hará desaparecer a los diarios sino que genera “un cambio en el uso” que se les da habitualmente. Porque “está claro que salvo excepciones, el diario no ofrece hoy la noticia, porque los mismos portales de los diarios compiten contra ellos”. “En el diario se lee algo que ya sabés, en cuanto noticia; entonces probablemente no vas a buscar la noticia ahí sino elementos de análisis, cosas que te ayuden a comprender la noticia desde distintas perspectivas”, evaluó el periodista.

Sección El bar -El diario británico “The Guardian” combinó café y periodismo en el bar #GuardianCoffe, en el Shoreditch, al este de Londres. Lo presentó como una forma de abrir la redacción a los ciudadanos. -El canadiense “Winnipeg Free Press” lleva adelante el “News Café”, donde realiza charlas sobre arte y periodismo. Pero también los periodistas se instalan allí para trabajar y tienen contacto directo con el público. -La revista “Orsai”, una de las publicaciones más interesantes del último tiempo, hizo su experiencia con un

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bar en de San Telmo, donde la revista -publicada en Argentina y España- se vendía (ya no sale) en medio de eventos artísticos, pizzas y cervezas.

A esta idea de que la evolución al online implicaría, más que una extinción, un cambio de rol de los diarios impresos, Becerra agrega que el formato online “no respeta exactamente, ni en términos de línea editorial ni de contenido periodístico, el contrato de lectura que proponía el medio en papel; por ejemplo Lanación. com no propone la misma dieta informativa que La Nación papel”.

Botones de muestra En la Argentina los cambios que trae la era de la conectividad a los diarios y revistas todavía son subterráneos. Es decir, no están a la vista de los lectores pero empiezan a generarse puertas adentro de cada diario o revista. El diario Clarín unificó las redacciones del PuntoCom y de la edición en papel. La Nación rediseñó su portal con una estética más dinámica, en la que predominan las fotos y la bajada de la nota se visualiza sobre ellas, al apoyar el cursor. El diario Perfil tiene casi listo un edificio en el barrio porteño de Barracas, donde funcionará una redacción mejor adaptada para el trabajo online. Son síntomas del cambio de paradigma que se empieza a gestar. Sin embargo, los efectos del avance digital empiezan a sentirse en la caída de la circulación. Según el último informe del portal especializado Diario Sobre Diarios, Clarín vendió, en 2013, 250 mil ejemplares diarios y se ubicó por debajo de la circulación que tuvo en 1959, que era hasta el momento el peor año de ventas del matutino. La Nación vendió 5 mil ejemplares menos que en 2012. Perfil vio caer sus ventas dominicales de 44 mil a 41 mil y Diario Popular cayó por segundo año consecutivo al vender menos de 90 mil ejemplares. En otras regiones del mundo el cambio ya es bien visible y sirve como un panorama de los primeros alcances que puede tener la revolución digital. La revista “Newsweek”, que durante casi 80 años


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fue una de las más importantes de Estados Unidos y una de las más conocidas del mundo, publicó su última edición en papel el 31 de diciembre de 2012 y pasó a ser un medio enteramente digital integrado al portal “The Daily Beast”, del mismo grupo editorial. Las ventas de la revista habían caído un 35% con respecto a las de 2010, mientras que las visitas a “The Daily Beast” habían crecido, según sus directivos, un 70% en tan sólo un año. Algo similar ocurrió con el “Jornal do Brasil”, que publicó su última edición en papel en 2010 y se convirtió en un diario digital. Hasta 2007 había vendido 100 mil ejemplares por día, pero para su último año como medio impreso esa cantidad se

redujo a 20.400. A diferencia de “Newsweek”, la última portada del “Jornal do Brasil” no dio la noticia sobre la desaparición de su edición impresa. No hubo ningún mensaje especial para sus lectores ni mención alguna sobre su centenaria historia. Tal vez fue una manera de no transmitir la idea de un “cierre” sino de una “transición natural” para los tiempos que corren. La palabra “transición” parece ser clave para algunas publicaciones. Particularmente las de mayor importancia. Por ejemplo, el “New York Times” mantiene su edición en papel pero su presidente, Arthur Sulzberger, ya anunció que dejará de imprimirse “en algún momento del

futuro” para volcar todos sus recursos a su versión online; mientras que el Washington Post fue comprado recientemente por la corporación digital Amazon.com, manifestando un síntoma de la época.

Con vista al horizonte Se abren dos interrogantes: cuál será el modelo de negocios que adoptarán los medios impresos para subsanar la crisis del modelo actual y cuál será el futuro del periodismo en la nueva era. Para ambas preguntas hay casos testigo que ofrecen respuestas posibles, pero no definitivas. Tanto el “Jornal do Brasil” como el “New York Times” comenzaron a explorar la


alternativa de cobrar un abono mensual para acceder a todos los contenidos de la edición online. Esto, a priori, tiene una ventaja para el lector, que paga por mes un monto inferior al que pagaría comprando el diario todos los días (cada ejemplar del Jornal costaba unos 20 dólares, mientras que el abono es de 5,5) y le ofrece al medio una forma de compensar la caída de las ventas. Pero ¿por qué pagar por información en la web que acostum-

Virtual y de papel

bra a ser gratuita? Uranga es escéptico respecto de la posibilidad de reemplazar el esquema de negocios actual por un sistema de abono mensual. “Creo que no es un modelo que pueda ser rentable en la Argentina, como tampoco lo son las suscripciones. Es un sistema que nunca fue eficaz”, afirma el editorialista. Además, indica que el sustento que implica la publicidad sigue siendo difícil de superar y “sigue estando en gran medida en el soporte del papel”. En cambio, Guareschi afirma que este modelo de negocios puede ser exitoso y que al “New York Times” le está yendo muy bien con el cobro mensual. A su entender, en la Argentina el avance de estas opciones todavía no descolló debido a la situación política. En este sentido, pronosticó que “una vez que termine la crisis con el Gobierno, “Clarín” y La Nación” van a encontrar la manera de cobrar algunos contenidos online”.

Trabajadores online Cae la venta de los diarios, la crisis del paradigma de modelo de negocios ya es noticia madura, y las empresas buscan la vuelta para que sus versiones online generen plata. Pero ¿Hay alguien que se anima con una idea de relanzar de forma original las publicaciones en papel? Bueno, sí, los suecos, con “Magazines News” y su máquina expendedora de diarios de revistas ¿Qué tiene de novedoso esto? Que los productos están disponibles en archivos digitales, así que estos quioscos virtuales pueden estar en cualquier parte del mundo. Claro, es web y a la vez papel, porque el material se imprime ahí mismo y en dos minutos. El lector se puede armar una revista completa o comprar páginas sueltas. Se compra lo que se lee, es ecológico y todo. Como los quioscos están on line, los contenidos de los medios pueden modificarse. Es decir que uno puede comprar una página ahora y la misma (pero con cambios) un rato más tarde. Las primeras pruebas de esta modalidad se hicieron en el aeropuerto de Estocolmo.

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La era digital también impone un debate acerca del futuro del periodismo como oficio y de los periodistas como trabajadores. En los países donde el avance del modelo online ya se hace sentir, se registra una reducción notable del empleo. Entre 2007 y 2009, “Newsweek” redujo un 33 por ciento su personal, según el Centro de Investigación Pew sobre Periodismo de la Universidad de Columbia (Pew Research Center’s Journalism Project). En tanto, el “Jornal do Brasil” entró en una ola de despidos hasta dejar una redacción de 150 periodistas. En la Argentina, hay algunos atisbos: al retiro voluntario que ofrece el diario “Clarín”, se suma el despido de trabajadores en editorial Perfil. Martín Becerra señala que este problema es difícil de evitar porque “en general lo que ocurre es que hay una especie de mudanza de los oficios requeridos para hacer el producto final”. Es decir, “si un diario decide restringir o directamente eliminar la versión impresa para dedicarse al online, muy probablemente requie-

Chau, chau, adiós El Jornal do Brasil salió 119 años en papel, hasta que un día no salió más. Esta tapa igual a otras (del 31 de agosto de 2010) fue la última. En la web, donde se siguió publicando el diario, primó el argumento económico: “En el primer año de la versión digital las áreas forestales preservadas corresponderán a 1.200 (estadios) Maracanás”. Ahí está: #LASTPRINTISSUE. Hashtag catástrofe para despedirse desde la tapa. En 2013, la revista estadounidense Newsweek –una leyenda de 80 añospasó a ser exclusivamente digital. El argumento, económico: los lectores se pasaban a los contenidos gratuitos en internet y la publicación había perdido 35 millones de dólares. Así que todo a la red y con cambio de nombre. Global Newsweek. No es difícil leer lo que los periodistas de Liberation pusieron en buen francés en la propia tapa. ”Somos un diario”. Y no un centro cultural, ni un restaurant, ni un laboratorio de medios, como pretendían los accionistas, alegando cuestiones de sostenimiento. Los trabajadores del diario fundado por Jean-Paul Sartre en 1973 se opusieron al cambio de modelo ¿Quedó claro?

ra más infógrafos o más programadores, otro tipo de oficios a los que requiere la edición impresa”. Este proceso guarda relación con otro problema a resolver: el descenso de la ca-


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lidad periodística en el online. “Si se mide el estándar online con el periodismo del papel, hay una merma en la calidad, pero también es cierto que el lector no le pide al online el mismo estándar que al medio impreso, se valora más la velocidad y no necesariamente el rigor informativo a la vieja usanza”, afirma Becerra. Guareschi coincide con esta visión y afirma que “van a caer cada vez más los puestos de trabajo y consecuentemente la calidad periodística en general, algo que ya se empieza a ver más afuera que en la Argentina”. Y es que la velocidad con la que circula la información a través de la web muchas veces genera que los medios se repitan entre sí sin demasiado chequeo de datos y con una redacción apurada. Los medios online no cuentan con el mismo tiempo para producir que tiene un medio impreso. “Hay que preguntarse cuál es el lugar de los periodistas profesionales cuando cualquiera puede emitir un twit o levantar una nota”, reflexionó Washington Uranga. En este punto es útil recordar que, por ejemplo, la captura de Muamar Kadafi en Libia se conoció a través de un video subido a

You Tube por un rebelde libio. No fue un periodista quien dio la noticia. “Yo soy de los que cree que deberíamos pensar en producir algún medio, que debería ser impreso, donde todo lo que se pueda aportar sea investigación y contextualización de los temas. Pero eso tendría un costo que hoy el mercado no sé si resiste, porque

hay que pensar en equipos de investigación y porque no es un producto que tenga soporte publicitario”, evalúa. Pese a todo esto, la opción de los periodistas no está entre rendirse a la falta de rigor o cambiar de oficio, así como la opción de los lectores no es consumir noticias de forma apresurada y carente de calidad. La revolución digital, como todo, tiene sus pro y sus contra y ofrece un abanico lleno de posibilidades para ambos actores. Cada vez más periodistas se agrupan en medios autogestivos de formato online, donde pueden desarrollar un periodismo de calidad sin la presión de la línea editorial/empresarial. Abundan también los blogs especializados, aunque todavía queda mucho por pensar para encontrar la manera de vivir de la profesión en ese contexto. Aparecen también los proyectos que integran actividades lucrativas (como puede ser un bar con contenidos culturales) y medios gráficos de distribución paga o gratuita. Se puede decir que el avance de la era digital sobre la prensa escrita tiene un enorme potencial cuyo desarrollo requiere, también de soluciones a los problemas que plantea cualquier reconversión. ¿El futuro llegó? Está en eso.

¿Acá está la síntesis? Lo que ven en la foto es el papel digital, el “ePaper”. Un dispositivo similar a un reader, con la pantalla opaca, bien delgado y flexible, puro efecto del diario de papel. Para los que extrañan. Fue presentado en el reciente Simposio Internacional para el Periodismo en Línea, que se hizo este 2014. Cuentan que el aparatito no es muy caro y que además se carga con energía solar. Ahora, lo importante: se usa para recibir y leer noticias, que se actualizan automáticamente a primeras horas de la mañana. Un diario, el “Helsingin Sanomat”, el más leído de Fin-

landia se interesó al punto que repartió 300 de estos dispositivos entre su lectores, para ver cómo les va con la experiencia.


SOBERANÍA ALIMENTARIA

Decime qué comés… Por Rocío Magnani

Pag. 12


Pag. 13 Política

En la Argentina, durante las últimas décadas, el consumo de alimentos procesados aumentó, los pequeños productores fueron desplazados por el negocio de la siembra y la cría intensivas y la vorágine urbana dilapidó la cultura de la comida casera. El resultado: miles de muertes por enfermedades con gran incidencia de la mala alimentación. Anemia, colesterol alto, sobrepeso y problemas en el crecimiento, estrellitas en el fast food time.

2015. Marty McFly viaja para salvar el futuro y aprende: 1- No hay tiempo. Los autos vuelan y la ropa se ajusta automáticamente al cuerpo. 2- La publicidad, adaptada a una sociedad de hiperconsumo y a un capitalismo feroz, ataca desde las marquesinas en forma de gigantescos hologramas. 3- Hay tantas pantallas que asusta. ¡Bienvenida Era hight tech! ¡Los televisores robóticos ya reemplazan a los trabajadores en los fast food! ¡Pero calma! El protagonista de “Volver al futuro II” destapa su Pepsi. Por suerte, hay dos cosas que sí son familiares: las marcas y la comida. En su casa Siglo XXI, el ritual de la alimentación es poco más que un trámite. La familia se sienta a la mesa, mientras la abuela mete al microondas una pizzeta de copetín que en 5 segundos se hidrata hasta tomar el tamaño tradicional de ocho porciones. Todos comen como autómatas una rica muzza con lo que parecen tomates recién inflados, sin parar de

hacer otras cosas. Corría 1989 y la segunda parte de la saga producida por Steven Spielberg se convirtió, como su antecesora, en una de las más taquilleras de Estados Unidos. También en nuestro país, la película tuvo un gran impacto. La industria cultural enseñaba un mundo de comodidad, delicia e instantaneidad que no se había colado aún en estos confines. Tampoco estábamos hundidos en la prehistoria. Ya teníamos nuestros primeros Mc Donald’s -la primera sucursal abrió aquí en 1986- y hacía décadas los argentinos nos veníamos entregando al dulce y refrescante placer de la Coca Cola. Subsistía, no obstante, una pequeña cuota de virginidad. Por ejemplo, mientras en Norteamérica se vendían pizzas congeladas desde mediados de siglo pasado, la mesa local no conoció nada similar hasta la llegada de la Sibarita en el 2000. En la Argentina, los últimos veinticinco años marcan un quiebre antropológico que apenas presentimos: la radicalización

de la producción industrial de los alimentos, el retroceso exponencial de la agroganadería tradicional y la transformación definitiva de cómo percibimos lo que nos llevamos a la boca. El de la comida es hoy un mercado luminoso, de productos bellamente empaquetados, de alimentos procesados para su disfrute inmediato, de frutas que se ven mejor de lo que saben, de pollos gordos, hinchados de hormonas y bañados en medicamentos; y de deliciosos brebajes endulzados con derivados de veneno. Un mercado lindo y amigable. Un mercado para cada paladar: light, verde y sano, explícitamente graso o cool. Un mercado berreta e omnipresente para una sociedad gorda y enferma. Esta trasformación del modo en que nuestra sociedad se alimenta –menos dieta casera, frutas y verduras, y más productos procesados en la era de la reproductibilidad técnica de los comestibles— son causa de lo que los especialistas llaman “transición nutricional”. ¿Sus costos? Una combinación de malnutrición


por la falta de propiedades en los alimentos, como son la anemia y la baja talla –la adaptación del cuerpo a compensar con la altura el bajo nivel de nutrientes, que de otro modo se reflejaría en una extrema delgadez– y la otra malnutrición, por el aumento desmedido de grasas, sal y azúcar: el sobrepeso, que afecta a la mitad de los argentinos. Los datos sobre la situación alimentaria y nutricional de nuestro país son alarmantes. La obesidad afecta al 18 por ciento de la población nacional; la diabetes, a casi uno de cada diez y el colesterol alto, al 25 por ciento. En hipertensión, principal causa de muertes en la Argentina, le ganamos a Estados Unidos, con una prevalencia de enfermos que alcanza el 30 por ciento, de acuerdo con la Segunda Encuesta Nacional de Factores de Riesgo para Enfermedades No Transmisibles 2011, del

Ministerio de Salud de la Nación. En niños de 6 meses a 2 años, la anemia alcanza al 34,1 por ciento y en embarazadas, el 30,5 por ciento, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2007, realizada por la misma cartera. Al contrario de lo que reflejan los multimedios monopólicos de comunicación, la subalimentación, es decir, la falta de alimentos o hambre viene en declarado retroceso: menor al 5 por ciento, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Lo que trastoca nuestra dieta en mayor medida es la falta de acceso y uso de alimentos sanos y variados. Es decir, estamos saciados, el tema es con qué. La alimentación inadecuada, el tabaquismo y la inactividad física son los principales factores de riesgo de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ENCT)

Soberanía alimentaria -La Soberanía Alimentaria es un principio, una visión y un legado construido por los Pueblos Indígenas, campesinos, agricultores familiares, pescadores artesanales, mujeres, afrodescendientes, jóvenes y trabajadores rurales, que se ha convertido en una plataforma aglutinadora y en una propuesta para la sociedad en su conjunto. -Es el Derecho de los pueblos a controlar sus propias semillas, tierras, agua y la producción de alimentos, garantizando, a través de una producción local, autónoma (participativa, comunitaria y compartida) y culturalmente apropiada, en armonía y complementación con la Madre Tierra, el acceso de los pueblos a alimentos suficientes, variados y nutritivos, profundizando la producción de cada nación y pueblo. -Requiere valorar y promover a la Agroecología como único modo de producir alimentos de alta calidad, respetando los ecosistemas y reconociendo los conocimientos de mujeres y hombres campesinos, indígenas, agricultores familiares, pescadores artesanales y pastores. -Rechaza enérgicamente la generación, desarrollo y uso de agrocombustibles y toda la generación de energía a través de la biomasa, tal como viene siendo promovida por gobiernos, corporaciones, agencias de ayuda, las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales y demás agentes interesados en su producción a gran escala y en su comercio internacional. -Del mismo modo, rechaza al desarrollo e imposición de organismos genéticamente modificados que, acompañados de un paquete tecnológico basado en agrotóxicos, vuelven cada vez más precaria y dependiente la vida de los Pueblos. -Sostiene que la denominada “Economía Verde” significa la comercialización global del aire, los mares, las tierras, territorios y demás bienes naturales. * Fragmentos de la declaración de la III Conferencia Especial para la Soberanía Alimentaria por los Derechos y la Vida (marzo de 2012).

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–como enfermedades cardiovasculares, tumores, enfermedades respiratorias y diabetes– que constituyen la principal causa de muerte en el mundo: el 62, 4 por ciento de los decesos del planeta. En la Argentina, la epidemia es mayor: ocho de cada diez personas mueren por estas enfermedades. Esto es, nos morimos en un 79,4 por ciento de los casos por del estilo de vida que llevamos. ¿Qué comemos? ¿Por qué elegimos los alimentos? ¿Qué deberíamos comer para escapar?

Queremos ya La historia viene así. Desde fines de la Segunda Guerra Mundial -cuando al fin la ciencia y la técnica se hicieron tiempo para otras cosas además de armas-, se viene desarrollando y concentrando esta industria alimentaria, en la que hoy sólo diez empresas transnacionales dominan el 90 por ciento de la producción de alimentos en el planeta: Coca Cola, Nestlé, Pepsico, Kellog’s, entre ellas. Exploración fructífera, si las hubo. Nacen el jugo Tang, los comestibles deshidratados, los platos congelados y los cereales azucarados, se masifica el consumo de alimentos procesados como las hamburguesas y se transforma en 180 grados tanto el modo de producción de las frutas, cereales y verduras, como el de la cría de animales. Se experimenta en planos de genética y venenos. Los ritmos de vida también cambian, explica María Elena Boschi, directora de la carrera de Nutrición de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa). “Antes, en la estructura social había más mujeres que no trabajaban, la industria alimenticia estaba menos desarrollada, hacíamos bastante actividad física, los alimentos elaborados no eran tan caros y, por lo general, vivíamos en la zona donde habíamos nacido”. Desde la década de 1970, continúa la especialista en nutrición comunitaria, el creciente ingreso de la mujer al mercado laboral y la consolidación de la migración a las ciudades -en la actualidad, más


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del 90 por ciento de la población vive en ciudades- orientan a la industria de los alimentos hacia la vida urbana. “Se empieza a comer más comida elaborada, más comida prefabricada y hay mucha menos actividad física. Esto implica que la ingesta de carbohidratos, azúcar, sal y grasas es mucho más grande, pero la actividad es menor. Y en esto, hay que contemplar todas las variables. Por ejemplo, que los chicos estén aproximadamente seis horas frente a una pantalla”. En ese contexto de fuertes cambios, las empresas trasnacionales se fueron adaptando a la necesidad de cada época. Y, por supuesto, aprovechando las crisis como sólo el neoliberalismo sabe…

La metamorfosis Mientras “Volver al futuro II” rompía taquillas en el mundo con sus pizzas instantáneas, la Argentina vivía los últimos

manotazos de ahogado de Alfonsín en el proceso de hiperinflación. Miryam Gorbán, jefa de la cátedra de Soberanía Alimentaria de la Carrera de Nutrición de la UBA, observaba con horror cómo la crisis transformaba los comedores escolares en un “genocidio”. El mercado había salido con una solución fantástica, cuenta: “Aparecieron en el país las empresas de comidas rápidas con sus comidas deshidratadas: guisos, cazuelas y locros deshidratados mucho más caros que los alimentos frescos, pero con la gran ventaja de que no se necesitaba mano de obra. Con un poco de agua caliente ya estaba. El problema es que ese tipo de comida significa dejar de comer alimentos frescos y aparte el agregado de sodio y del benzato de sodio como conservantes, y de aditivos que dan sabor y color, que están asociados a la hiperactividad de los chicos, es decir que actúa sobre su aparato cognositivo”.

“Pese que fue una medida de emergencia, los alimentos deshidratados habían llegado para quedarse. Por ejemplo, en Corrientes se usan muchísimo. Sin distinción de clase social, hoy se ven muchos chicos medicalizados porque no pueden quedarse quietos. Y esto viene de la escuela, el lugar desde donde los chicos deberían recibir una dieta saludable.” Por esos mismos años, la periodista Soledad Barruti experimentaba en su casa la metamorfosis de los alimentos. La autora de “Malcomidos. Cómo la industria alimentaria argentina nos está matando” (Planeta, 2013) se comenzó a hacer una pregunta, que con los años se transformó en una obsesión familiar. “La producción de los alimentos se transformó radicalmente desde los 80. Apareció en nuestro país cada vez más fuerte la industrialización de la producción del pollo y, junto a la idea de que lo que venía de afuera era mejor, se estableció una noción de comida muy diferente: más empaquetada, más servida, una idea publicitaria de la comida.” La Argentina produce 600 millones de pollos al año, según investiga la autora. Se trata de una raza nueva, creada por la ciencia estadounidense post guerras mundiales e introducida al país por aquellos años. Los nuevos pollos están bañados en hormonas para aumentar el crecimiento, llenos de fármacos para resistir el hacinamiento en corrales infestados de su propia inmundicia, sin espacio para correr y con los picos serruchados para que no se maten entre sí. Mientras los pollos de antes tardaban 80 días y 6 kilos de alimento en llegar a los 2 kilos, los nuevos pollos tardan 50 días y mucho menos alimento en adquirir 2 kilos y medio. ¿Los resultados? El pollo industrial tiene un 18 por ciento más de grasas, 5 por ciento más de calorías, 6 por ciento menos de proteínas, 9 por ciento más de residuos minerales y 30 por ciento menos de calcio, que el pollo que vivía en el campo. En cuanto a su consumo anual en el país, mientras en los 80 no llegaba a los


diez kilos, hoy el promedio es de 33. Por otra parte, aún están en estudio las consecuencias del (ab)uso de antibióticos en su producción, que, se considera, crea bacterias aún más resistentes, “como pasa con los pesticidas y las cucarachas”, describe Barruti. En Estados Unidos, donde se utilizan 13 mil toneladas de fármacos para producir diferentes carnes, los costos en salud que trae intentar combatir estas bacterias resistentes fue en 2009 de entre 16 y 26 billones de dólares, apunta en Malcomidos. Un círculo perfecto para la industria farmacéutica. La metamorfosis es tal, que según Gorbán los nutricionistas deberían “tirar y volver a estudiar la composición química de los alimentos”. La leche, las harinas, el huevo, el pollo, la carne vacuna, todo ha cambiado su contenido producto de la transformación en la producción.

El problema de la obesidad Falta un año y seis meses para que Marty llegue al futuro, pero podemos ir adelan-

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tando en qué situación nutricional está el planeta gracias a la transnacionalización de la industria de los alimentos. La obesidad afecta en el mundo a más personas que el hambre: 1.500 millones contra 1.000 millones, respectivamente. Según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2013 de la FAO, 47 millones de personas padecen hambre en América Latina y el Caribe --cifra que está en retroceso--, mientras “la otra carga de malnutrición que afecta a la región, el sobrepeso y la obesidad, se extiende como una pandemia, afectando a un 23% de los adultos y a un 7% de los niños en edad preescolar”. Para Gorbán, la solución está en la agroecología: “Volver con técnicas nuevas a un modo de producción sin tóxicos. No tiene nada que ver con la nueva moda de productos verdes. Se trata de recuperar la soberanía alimentaria, que es un concepto eminentemente político. El país no consume lo que necesita, porque tampoco lo produce. Se produce de cara a la exportación únicamente lo que da lucro.”

“Así es como los pools de siembra están cultivando un 60 por ciento de nuestras tierras fértiles con soja, obligando a que se concentre la cría de animales en los feedlot y que, por ejemplo, mientras antes cultivábamos el 30 por ciento de las tierras con trigo para el pan, ahora sólo destinemos el 11 por ciento. El resultado es que sube el valor de la tierra y desaparecen la producción a pequeña escala y cooperativa.” En esa línea, la coordinadora de la cátedra de Soberanía Alimentaria (UBA) plantea que es urgente “desmontar la sojización” y parar la especulación de la industria alimenticia, que hoy “tiene sus vínculos económicos en otros planos, como el inmobiliario, el farmacéutico, el de la producción de combustibles y de alimentos para animales, y juega con la inflación para controlar la economía”. No se trata sólo de la soja. “Lo que se debate desde los sectores críticos es el monocultivo”, señala Boschi. “Donde antes se hacía la rotación de soja-maíz-sojasorgo, ahora se planta soja tras soja y más


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soja, que es un cultivo que demanda muchos nutrientes de la tierra y, producto del desgaste, precisa del uso de agroquímicos que resultan nocivos para la salud.” “El corrimiento de fronteras agropecuarias para el cultivo de soja –profundiza la directora de Nutrición de la UNLa-- resultó en que se perdieran miles de hectáreas de plantaciones de árboles, con un impacto terrible en comunidades indígenas que fueron desterradas de sus tierras ancestrales, de sus montes y de su principal producción, pero también con enormes consecuencias para el medio ambiente, porque los caudales de agua que antes absorbían los árboles ahora terminan en inundaciones como las que vemos en el NEA y NOA. No es gratuito todo esto.” Sin embargo, el Plan Estratégico Alimentario 2010-2020 (PEA) planifica elevar la producción de granos de 100 a 157 millones de toneladas (60 por ciento más), lo que requerirá del aumento de la superficie sembrada de 32 millones de hectáreas

a 41 millones (27 por ciento más). En cuanto a la soja, pretende aumentar su producción unas 20 millones de toneladas, de 52 a 71 millones de toneladas. El Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata ha declarado al respecto que el PEA “tendrá un profundo y negativo impacto en el complejo sistema productivo de nuestro país, al consolidar el modelo de país agroexportador basado en la agricultura industrial, pools de siembra, agrotóxicos, monocultivos, despoblamiento rural y enormes ciudades insustentables”, en lo que representa “un modelo de agricultura sin agricultores”. De todos modos, para Boschi, el éxito del Plan depende de que “se establezcan políticas agropecuarias, como beneficios o incentivos, que orienten a los agricultores o a los productores ganaderos a que dejen de sembrar soja y se dediquen a la ganadería, al trigo, a la leche, a cítricos o a cultivos no tradicionales”. De otro modo,

Latinoamérica, entre el sobrepeso y el hambre Según la FAO, “la Seguridad Alimentaria requiere del ‘enfoque de doble vía’, un amplio espectro de políticas públicas para enfrentar situaciones sociales complejas de forma inmediata (como) programas de transferencias condicionadas y de alimentación escolar y enfrentar cambios estructurales en un horizonte de más largo plazo: apoyo a la agricultura familiar y mejorar los estándares del empleo asalariado en las zonas rurales de la región”. El Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2013 analiza las principales variables de esta compleja temática. Algunos de los resultados: -47 millones de personas sufren hambre en América Latina y el Caribe, 3 millones menos que en 2008-2010 -16 países de la región han cumplido el primer Objetivos del Milenio, meta de “reducir a la mitad el porcentaje de personas que padecen hambre”. -El sobrepeso afecta a un 23% de los adultos y a un 7% de los niños en edad preescolar. -La región logró avances importantes en la reducción de la pobreza y la indigencia: en 1990 pobreza afectaba al 48,4% y la indigencia a al 22,6% de la población; hoy se han reducido a 28,8% y 11,4%, respectivamente. -América Latina y el Caribe producen más alimentos de los que requieren para el consumo de su población. Ningún país de la región carece de disponibilidad calórica suficiente para los requerimientos mínimos diarios por persona. -El ciclo de crecimiento económico de los años 2000 permitió aumentar el empleo y los ingresos; sin embargo, el crecimiento en sí mismo no ha logrado resolver las grandes carencias y desigualdades características de la región.

los productores no cambiarán por otra producción. “Es importante destacar que Argentina es uno de los pocos países en América Latina que tiene un Pan Nacional de Seguridad Alimentaria (2003) por ley, que brinda una cantidad de prestaciones enorme: desde apoyos a comedores infantiles, huertas comunitarias a la atención integral de la salud. Este plan, sumado a políticas trasversales como la de Precios Cuidados y la Asignación Universal por Hijo, contribuye a garantizar el acceso a los alimentos. Sin embargo queda muchísimo por hacer.” En esa línea, hay que trabajar en dos planos, opina la periodista Soledad Barruti. “El fin de todo es que vos compres tu comida hecha en una caja y la metas al microondas. La solución sólo puede estar en que la comida sea hecha por personas y no por empresas. Pero aunque lo hagas, vas a estar expuesto a recibir la manipulación de los procesos productivos, a que le hayan puesto mucho plaguicida al tomate, a que la carne venga de un feedlot y no de un campo. Y eso, en el segundo nivel, nos está diciendo que tenemos que volvernos políticamente responsables para requerirle al Estado un cambio en función del cuidado de la salud.” Una cosa es segura: no tenemos un DeLorean para regresar a la década del 1980. Aunque pudiéramos retroceder el contador e impedir la avanzada sobre los pequeños productores, no se puede ignorar que el modo en que comemos está atado a los nuevos ritmos de vida, la globalización del mercado y la concentración de poder político-económico de las trasnacionales. Ir al super y distinguir qué productos son comida y cuáles una idea publicitaria de belleza, comodidad o sabor es la punta del iceberg. El verdadero desafío será encaminar la producción, acceso y uso hacia modelos más saludables para la población y generaciones posteriores. Malas noticias: abrir la bolsa, hervir y tragar, no es comer.


LA NOTICIA POR TV

El relato del mercado Por Marcelo Arias

La legendaria distinción entre naturaleza y cultura habilita la discusión sobre los vínculos que sostenemos con los lenguajes audiovisuales. El paradigma de la TV comercial. La “exclusividad”. La “transparencia”. La “objetividad”. Marcelo Arias, autor de La

noticia televisiva, docente de Análisis del Discurso en nuestra Facultad, pone el ojo sobre lo que dicen “mostrar” las noticias en la pantalla.

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Los hechos ocurrieron en una universidad australiana. Ante las autoridades, los bibliotecarios presentaron una queja muy específica: afirmaban que los estudiantes que provenían de países orientales tenían un comportamiento sumamente descortés. Jamás agradecían, por ejemplo, cuando se les entregaba el libro que habían solicitado. Perplejas, las autoridades ordenaron una investigación al cabo de la cual se comprobó que, en verdad, en las culturas orientales sólo se expresa agradecimiento cuando se recibe un auténtico favor, y no cuando alguien realiza una actividad laboral. La anécdota evoca, a su modo, la legendaria distinción entre naturaleza y cultura: conocedores tan sólo de las propias determinaciones culturales, los bibliotecarios habían “naturalizado” lo que, en definitiva, no era más que “un” modo particular de ejercer la cortesía. A partir de este fenómeno podemos reflexionar sobre nuestro vínculo con los lenguajes audiovisuales. Tomemos nuestro modo de concebir, por ejemplo, ese objeto complejo y cotidiano que es la noticia televisiva. La determinación cultural

que organiza nuestra percepción, en este caso, emana de un paradigma puntual, por demás extendido, inapelablemente hegemónico: a saber, el que despliega la televisión comercial. Durante décadas, sucesivas generaciones de argentinos hemos incorporado la modalidad narrativa y enunciativa que presenta la televisión comercial como la manera de ejercer el periodismo televisivo de información. Sin embargo, es oportuno reparar en determinadas premisas sobre las que se asienta este paradigma. Por cierto, la efectiva implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual habilita la perspectiva de ejercicio de otras modalidades informativas que —enhorabuena— hoy asoman en el escenario social de la lucha por el sentido. Señalemos, por ejemplo, la conflictiva articulación entre el relato noticioso y la dimensión temporal. Si bien lo novedoso, lo reciente y la siempre escurridiza actualidad son valores inherentes al discurso del periodismo de información, esta vocación de apremio suele encarnar en un principio del que frecuentemente se debate, tan sólo, el modo en que se lo

practica. Nos referimos a la persecución de la primicia, ese polémico ingrediente de la praxis periodística del que, sin embargo, en general no se cuestiona tanto su validez o mera aceptación, sino más bien su ‘mal uso’. Es sabido que la persecución de la primicia se orienta hacia la búsqueda de anticipación y exclusividad. En tal sentido, bueno sería preguntarse: ¿de dónde proviene la entronización de estos valores? ¿Por qué se suele impartir tempranamente, en los estudiantes de Periodismo, la presunta necesidad profesional de tender a la anticipación? ¿Cómo se configura el criterio informativo que pondera a la exclusividad como una meta deseable, un horizonte a perseguir? Es necesario advertir que la ‘naturalizada’ conformidad para con este modelo se inscribe en la lógica del discurso empresarial. Es allí donde, digamos, la exclusividad ‘garpa’ (valgan las distintas acepciones de este lexema); es allí donde la competencia promueve la impostergable necesidad de anticiparse, de primerear, de imponerse y, consecuentemente, hegemonizar.


La impronta de este paradigma sobre la labor del periodismo televisivo de información cubre una amplia gama de desajustes, que van del remediable traspié narrativo durante una emisión ‘en vivo’, por ejemplo, a la escandalosa necesidad de desmentir la prematura difusión de ciertas noticias, a veces especialmente dramáticas. Tengamos en cuenta que,

muchas veces, la búsqueda de anticipación se orienta hacia la notificación de lo inminente (es decir, de lo que todavía no ocurrió). De tal modo, si no hace mucho se informó la muerte de Juan Alberto Badía varias horas antes de que se produjera (para estupor de su familia, que miraba televisión en la clínica mientras el famoso conductor aún peleaba contra su

“No es un chico, es un delincuente” (*) “El jueves 12 de abril de 2007, el programa periodístico de información “Entrelíneas”, emitido por el canal América, envió un móvil de exteriores para cubrir en vivo el intento de asalto de una farmacia. En su relato desde “el lugar de los hechos”, la cronista hacía referencia a uno de los asaltantes con expresiones como “un “chico” de no más de doce años…”, “este “chico” se atrincheró y mantiene a varios rehenes…”, “ha llegado al lugar la madre del “chico”…”. Al respecto, nos interesa destacar el modo prolijo, esmerado, implacable en que las palabras de la movilera eran sistemáticamente corregidas por el conductor del ciclo (el periodista Antonio Laje), quien interrumpía una y otra vez la alocución de la cronista para rectificar, mediante el siguiente enunciado, la designación que en ese relato recibía quien era considerado su personaje protagónico: “No es un chico. Es un delincuente”. Visiblemente se despliega, en estas palabras, la organización enunciativa que caracteriza la construcción de la noticia en el marco de la televisión comercial: De NOSOTROS “para” USTEDES “sobre” ELLOS. (...) La sustitución nominal practicada por el periodista Antonio Laje (“un “delincuente” ” por “un “chico””), de fervorosa matriz estigmatizante, habilita efectos performativos de insondable alcance. ¿A qué nos referimos? Retomando las categorías acuñadas por el filósofo británico John Austin (1962) en el marco de la teoría de los actos de habla, podríamos observar que todo enunciado “constatativo” comporta, en mayor o menor medida, cierto grado de “performatividad”. Esto es: las emisiones lingüísticas que en principio tan sólo describen (constatan) un estado de cosas, en verdad promueven con ello algún tipo de acción extralingüística. En otras palabras: el “decir” involucra un “hacer”. Se impone, entonces, una pregunta crucial: ¿qué tipo de hacer promueve el “decir” periodístico? (…). Las citadas palabras del conductor televisivo, de pretendida naturaleza descriptiva, trascienden ampliamente ese estatuto. Por lo pronto certifican, por parte del emisor, un elocuente posicionamiento ideológico en el que preferimos no detenernos. En todo caso nos interesa enfatizar que, lejos de remitirse a la “adición” de su “etiqueta” de bautismo, el periodista procede a una extrema operación de “sustitución” nominal. Es decir: el relato noticioso emitido por Antonio Laje no enuncia que, además de un chico, el individuo en cuestión es también un delincuente. Muy por el contrario, propone que la presunta corroboración de lo segundo (“es un delincuente”) anula brutalmente lo primero (“no es un chico)”. (*) Fragmento de La noticia televisiva/ Resplandor de un discurso inquietante, de Marcelo Arias, editorial Biblos, 2014

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enfermedad), en otra ocasión finalmente se especificó que, en realidad, se hallaba en terapia intensiva el policía del que ya se había informado su deceso, provocado por los disturbios ocurridos en un estadio de fútbol.

¿Todo eso que verías si la realidad fuese transparente? Una apelación que el discurso periodístico formula con insistencia es su pretensión de objetividad. Aun considerando el histórico desfasaje entre los discursos mediáticos y el pensamiento teórico (desfasaje que, en cierta medida, en la Argentina hoy tiende a ser mitigado), sorprende la extrema liviandad con la que asiduamente se esgrime un valor cuya irrestricta admisión no resiste el menor debate. “Una cosa son los hechos y


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otra las opiniones”, sentencian, una y otra vez, destacados representantes de la prensa televisiva. Al respecto, debemos preguntarnos: ¿puede acaso un “hecho” ser referido periodísticamente sin que, durante esa actividad discursiva, intervenga en alguna medida un componente de “opinión”? Al igual que ocurre con la persecución de la primicia, la valoración otorgada al principio de objetividad también podemos remitirla a un paradigma específico. El investigador catalán Miquel Rodrigo Alsina señala que la objetividad es un elemento a través del cual se expresa “la ideología que sostiene el modelo liberal de la prensa”. Justamente, es el vigente paradigma de la prensa “liberal” el que mayormente configura el imaginario profesional del periodismo televisivo argentino. Otros autores advierten que, en la recurrente apelación al valor de la objetividad, se retoma la lejana pretensión de articular el trabajo periodístico con el pensamiento positivista del siglo XIX. Este último acercamiento emparenta la labor informativa con el pretendido rigor metodológico de la ciencia positiva, del que surge la presunta posibilidad de practicar la objetividad informativa. No en vano, al ser consultados sobre algún acontecimiento social o suceso digno de ser noticiado, frecuentemente se les solicita a los analistas televisivos que emitan su “diagnóstico”. Una muy curiosa manifestación de esta suerte de retórica “clínica” (a través de la cual se enarbolan principios de la ciencia positiva que, en verdad, se vienen desmoronando desde fines del siglo XIX), es el muy curioso eslogan a través del cual se anuncia el programa periodístico televisivo El juego limpio, al que nos hemos referido en otro trabajo. Ese eslogan declara: “Nelson Castro te muestra todo eso que verías si la realidad fuese transparente”. En esta extravagante pieza discursiva no resulta ociosa la mención del conductor del ciclo. Observemos que, más allá de sus ‘capacidades’ allí referidas (que por cierto rayan lo sobrenatural, tornándolo

una suerte de Superhéroe del Mostrar), la construcción de su figura pública reúne su vigente actividad periodística con su abandonada condición de profesional de la medicina. De tal modo, para vastos sectores del imaginario social argentino, garantiza la declarada ‘limpieza’ y ‘transparencia’ de su “juego” la labor aséptica de quien podría lucir, de hecho, el legitimante guardapolvo blanco de cuyo bolsillo asoma un estetoscopio. Por otro lado, el pintoresco eslogan habilita una simple reflexión poco menos que inquietante: se afirma que el periodista me muestra lo que yo vería si la realidad fuese transparente. Muy bien. Pero resulta que —lamentable o afortunadamente— la realidad no es transparente (cosa que, por cierto, el propio eslogan advierte cuando anuncia lo que ocurriría si lo fuese). De tal modo, esa auspiciosa actividad periodística que se pretende reveladora queda en una especie de limbo referencial: si de hecho se acepta que la realidad no es transparente, ¿pues entonces qué es lo que, finalmente, ese periodista me muestra?

El privilegio y el marco de la ventana Un valioso aporte a la reflexión sobre las prácticas periodísticas (y, en particular, sobre el conflictivo estatuto teórico de la noción de objetividad) lo proporciona la teoría del framing, cuyos antecedentes se remontan a la década de 1950. Si bien no podremos detenernos aquí en la consideración de esta corriente teórica, retomaremos el espíritu que la alienta a través de la siguiente afirmación: no hay mirada que no sea parcial. Todo observador percibe el mundo a través de un “marco” que forzosamente recorta su percepción. En este sentido, ningún observador (ningún periodista) podrá ofrecer de la realidad más que una versión. Una versión siempre parcial, sesgada, inevitablemente oblicua, sometida a múltiples y diversos condicionamientos. Sin embargo, un nutrido conjunto de pro-

Marcelo Arias

El autor -licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y magíster en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Nacional de Quilmes- es profesor regular de Análisis del Discurso y de Semiología en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y dicta cursos de posgrado en la Maestría en Comunicación. Se desempeña como investigador en la UBA y en la carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Moreno. También es conductor de radio y ha publicado artículos periodísticos en Página 12 y textos especializados en revistas de ciencias sociales nacionales e internacionales.

fesionales del periodismo (quienes, nada casualmente, una y otra vez porfían su indeclinable vocación de objetividad) hoy procuran deslegitimar la mirada que sobre ‘la realidad’ proyectan aquellos a quienes acusan de construir un “relato”. Como si no fuera también un “relato” (siempre sesgado, recortado, incluso de a ratos deshonesto) el de quienes elaboran y despliegan el operativo hegemónico por antonomasia: la trampa discursiva inmemorial que consiste en revestir la propia voz dominante con los ropajes de la objetividad, a la vez que se desacredita el valor de la palabra que pronuncia, indispensable, quien atenta contra el mantenimiento de una posición privilegiada.


ANTONIO VALLEJO NÁGERA

El Mengele de Franco Por Leonardo Castillo

La España falangista tuvo entre sus figuras a este médico que se dedicó a indagar en los prisioneros en busca del “gen rojo”. Fue el ideólogo de la apropiación de bebés, luego aplicada por las dictaduras latinoamericanas. El nazismo y el fascismo, como parte de un falso positivismo, utilizaron desde sus orígenes todo un arsenal de teorías pseudocientíficas para justificar la supremacía de una nacionalidad o etnia destinada a imponerse por sobre las otras. La eugenesia, una práctica que consistió en clasificar “a las razas humanas en función de su pureza”, en una escala en la que los germanos y nórdicos ocupaban los estándares más elevados, y los africanos, gitanos y judíos los más bajos, constituyó el principio rector con el que se construyó la idea de superioridad racial. La España de Francisco Franco abrazó también estas concepciones, de la mano de Antonio Vallejo Nágera, un psiquiatra que acuñó la idea de que “el marxismo era una tara que afectaba a las personas menos inteligentes”. Médico y militar con grado de coronel del Pag. 22

Ejército español, Vallejo Nágeradesarrolló sus teorías en base a experimentos que realizó con prisioneros de guerra republicanos y miembros de las brigadas internacionales detenidos en las cárceles franquistas tras la Guerra Civil (1936-39). Sus indagaciones procuraron establecer una relación “entre las condiciones biofísicas del sujeto y su fanatismo comunista democrático”. O sea determinar si se hacía marxista “en función de informaciones falaces” o si existía una predisposición genética en los sujetos que los llevaba a adherir a esta ideología. Médico graduado en la Universidad de Valladolid, cuando era un joven oficial fue enviado como agregado a Alemania, en 1917, y tomó contacto con los tratamientos que recibían los heridos de guerra en los hospitales castrenses. Allí, sobre fina-

les de la Primera Guerra Mundial, se interesó por los tratamientos que se impartían en los centros psiquiátricos alemanes y decidió dedicarse a esta especialidad. De regreso a España, dirigió los Servicios Psiquiátricos del Ejército español, y en 1935, un año antes de la Guerra Civil, elaboró su teoría sobre “la degradación de la raza hispana” que, según su criterio, había sucedido en los años de la Segunda República. Adherente al nazismo, convenció a Franco de crear un gabinete de estudios de la conducta humana similar a los existentes en Alemania con el propósito de probar que “el marxismo era una enfermedad”. “La perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores”, sostenía en un estudio titulado “Biopsiquismo del fanático marxista”. El objetivo entonces de todas sus indagaciones se orientaron a encontrar “el gen rojo” que residía en el alma de todas las personas de clases bajas. Quizá por eso,


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catalanes y vascos resultaron fuentes de investigaciones en las que prestó especial atención, ya que en ellos encontraba reunidos el activismo revolucionario y el antiespañolismo. “La parte del problema racial de España era que había demasiados Sanchos Panzas (físico redondeados ventrudo, sensual y arribista), pocos Don Quijotes (casto, austero, sobrio e idealista), personajes imbuidos en un militarismo que es la máxima expresión de la raza superior”, sostenía uno de sus escritos, recogido por Enrique González Duro en su libro “Los psiquiatras de Franco. Los rojos no estaban locos”. El médico falangista proponía entonces volver a la Santa Inquisición, como método para identificar y erradicar el gen rojo. ¿Y cómo se evitaba la propagación de esta supuesta infección roja? Militarizando la sociedad en todos sus aspectos. La escuela, el taller, el café, el teatro y todos los ámbitos sociales debían ser sometidos al orden castrense, fuente inspiradora de la mejora de la raza. En consecuencia, los republicanos debían ser encerrados en las más duras condiciones y sometidos a los trabajos más forzados”.

“La debilidad de la mujer” La participación de la mujer en las filas de la República concitó un especial interés para el psiquiatra. Consideraba que “la debilidad en el equilibrio mental de la mujer la torna menos resistente a los influjos ambientales. Es insegura a la hora de controlar su personalidad”. Recomendaba entonces la imposición de las estrictas normas de la Iglesia Católica para refrenar “el impulso animal que anidaba en el espíritu femenino”. “Cuando desaparecen los frenos, se despierta en el instinto femenino, la crueldad y el crimen. No es más que una forma de satisfacer las apetencias sexuales del alma”, postulaba. Desde su visión, la única función social que podía cumplir la mujer era criar a los hijos, y si no estaba prepara para ello, el Estado español debía actuar en consecuencia. De esta forma, justificó el robo de niños que el franquismo perpetró tras la Guerra Civil. Había que separar a los niños de las madres para “impedir que el gen rojo germinara en esas almas inocentes”. Los infantes debían recibir “la educación cu-

rativa”, de los vencedores portadores de la hispanidad. Y en este punto, pueden rastrearse los antecedentes de la apropiación de recién nacidos que los agentes del terrorismo de Estado llevaron a cabo en Argentina entre 1976 y 1983. Los españoles que tras la Guerra Civil padecieron el encierro fueron víctimas esta suerte de Josef Mengele del franquismo, que escribió más de 30 libros (traducidos a varios idiomas) en los que desarrolló sus teorías eugenésicas de la España católica y absolutista. La doctrina de Vallejo Nágerano quedó dentro de las fronteras españolas: es probable que en América latina, los partidarios de la doctrina de la seguridad nacional hayan accedido a sus teorías y aplicado sus concepciones en el marco de los procesos represivos que se sucedieron en la región a partir de la segunda mitad del siglo XX. Titular de varias cátedras de Psiquiatría y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina, Vallejo Nágeramurió en 1960, orgulloso de haber contribuido a la causa de una hispanidad basada en el racismo y las crueldades más abyectas.


ARIEL OLIVETTI

Un superhéroe hecho en casa Por Fernando Núñez

El chico que se fascinaba por el arte griego mientras hacía algunos dibujos procaces, pegó fuerte en la liga norteamericana. Y fue protagonista de la mística rebelde de “Cazador”, publicación de culto que marcó los ‘90. Quizás a alguien que vivió la adolescencia en los ´90 le pasó que en la escuela secundaria le hayan acercado un ejemplar de “Cazador”. La intención no era el mero intercambio de comics: yo te paso uno del hombre de acero y vos me prestás alguna de mutantes. Era más que eso. Con “Cazador” se generaba una mística de travesura, hasta de rebeldía, si se quiere. Podía ser que el motivo estuviera en las puteadas del protagonista cuando defendía los colores del “glorioso racin clú”; o en los pedos que se tiraba cuando enfrentaba algún peligro; en las mujeres con tetas al mejor estilo Milo Manara. Quién sabe por qué, pero lo cierto es que “Cazador” se volvió una revista de culto. Y seguro que no fue por esos detalles casi tontitos, sino porque estaba dibujada de

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una manera excelente por Mauro Cascioli, Jorge Lucas, y varios artistas más. Entre ellos, Ariel Olivetti. Ariel Olivetti y los demás dibujantes armaban las páginas de “Cazador” de manera lúdica, a veces con una técnica parecida a la del “cadáver exquisito”: uno ilustraba el torso hasta que se aburría, otro continuaba con las extremidades, y alguien terminaba la cabeza. Antes que eso, Olivetti había hecho ilustraciones para la vieja revista “Fierro”, y después de eso para el mercado norteamericano, al que ingresó hace veinte años, con mucho éxito. Su primera obra en el país del norte fue “La última aventura de Los Vengadores”, una de superhéroes que desata su trama a partir de esta declaración: “Los villanos se ocultan, los

héroes no; los villanos traman, los héroes esperan. Villanos 1, héroes 0.” El artista comentó en una entrevista al blog “Ahora critico yo” que esa fue la obra a la que le puso “más pasión” al momento de realizarla. Tanta entrega no tuvo el fruto esperado, ya que en la editorial estadounidense “Marvel” escanearon los originales de manera poco eficiente y por eso “en algunas viñetas se ven tramas de papel y los colores no son los reales”. “Creo que lo más importante no es trabajar para compañías grandes” señala Olivetti, porque el pago en las editoriales de segunda no es mucho más bajo. “Al fin y al cabo si trabajás de lo que te gusta, podés ganar dinero y disfrutar al mismo tiempo”. No quiere decir que no lo haga, claro. Olivetti trabaja para Marvel, que es de la


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Del boceto a la obra

“Life and Artwork”

Disney y para DC, el otro gigante, que pertenece a la Warner. Y para Dark Horse, la editora de la tercera vía. Además de ser un grande del dibujo (y diseñador gráfico de carrera), Olivetti también enseña: Es profesor en la escuela “La Ola”, donde dicta un curso para estudiantes avanzados. Y con unos amigos lleva adelante una editorial que se especializa en obras específicas para dibujantes. La pasión nació cuando era muy chico y ya admiraba el arte griego y la obra de Leonardo Da Vinci. “Lo más difícil es dibujar el cuerpo humano”, ya pensaba entonces, pero hacía el esfuerzo con la ayuda de un libro que se había comprado. Confiesa que en esa época había creado una especie de comic porno con sus primos. Todo es experiencia.

Una biografía y la recopilación de todas las etapas creativas del artista están volcadas en Ariel “Olivetti: Life and Artwork”. El libro fue publicado por Dícese, una editorial pensada para lanzar libros para ilustradores y dibujantes a precios razonables. En el libro de Olivetti hay una selección enfocada no tanto “en los fanáticos lectores” como para la gente del oficio. Se pueden encontrar cosas que no le salieron tan bien, por ejemplo. Una forma de aprender de los errores. La idea fue mostrar una especie de “reportaje de la cocina” de los dibujos: bajar a los dibujantes consagrados del Olimpo donde son ubicados por sus admiradores, para que puedan darse cuenta de que los objetivos se logran, principalmente, con trabajo.


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Dibuje, maestro


Ariel Olivetti


EL BRASIL QUE RECIBE AL MUNDIAL

El “jogo bonito” de la política Por Jorge Benedetti

Los brasileños aguardan ansiosos y expectantes el desarrollo de la Copa del Mundo, a pesar de los anuncios de manifestaciones por parte de sectores que se oponen al torneo. La posible reelección de Dilma, en los comicios de octubre próximo, es un hecho político aún lejano para el interés de los pentacampeones. Atrás quedaron las imágenes de Luiz Inácio Lula da Silva llorando de emoción ante las cámaras al enterarse de que Brasil había sido elegida para organizar el campeonato mundial de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Eran tiempos en los que, sentado en los foros de los países más poderosos del planeta, el país era un ejemplo de cómo combatir el hambre sin salirse del buen trato a los grandes centros financieros y sus intereses locales y externos. Todo cambió con la llegada de Dilma Rousseff. No porque haya habido un giro determinante en las políticas de gobierno, sino, precisamente, porque llegaba el tiempo de profundizar los cambios sociaPag. 28

les y, encima, con variables macroeconómicas más difíciles que las de años atrás.

Una protesta con olor a primavera A mediados de 2013, miles de personas marcharon por las principales ciudades del país para demandar mejoras en el transporte público. En San Pablo, la ciudad industrial más poderosa de la región, quienes se movilizaron fueron jóvenes y estudiantes que le dieron ese perfume a “primavera árabe” que tanto les gusta a los dueños del pensamiento occidental. A esas protestas, denostadas en un primer momento por los medios hegemónicos y

en poco menos de 24 horas reivindicadas como “indignación de los jóvenes”, se le sumó el reclamo por los gastos que el Estado estaba asumiendo para la preparación de los estadios y las sedes para el Mundial 2014. Las concentraciones multitudinarias y la violenta represión de las fuerzas de seguridad paulistas –el estado es gobernado por el centroderechista Geraldo Alckmi– dejaron decenas de muertos, entre ellos el camarógrafo Santiago Andrade, de la Rede Bandeirantes, mientras cubría las protestas, al caerle en la cabeza un petardo lanzado al parecer por un manifestante contra la policía. La respuesta de Dilma no se hizo esperar: “La energía que viene de las calles es mayor que cualquier obstáculo. No tenemos por qué permanecer inertes, incómodos o divididos. Por eso, traigo propuestas concretas y disposición política para que discutamos al menos cinco pactos”. La mandataria anunció la propuesta de organizar un plebiscito en el marco de un gran pacto nacional sobre el sistema político, la salud, la educación y el transporte. Dilma tomó la iniciativa y frenó las protestas, pero no pudo evitar que el Mun-


EL JUEGO DE LA COPA

dial quedara en el centro de los cuestionamientos y, sobre todo, no logró sobrellevar las presiones que le piden “mano dura” y “extremas medidas de seguridad” para evitar las protestas durante el encuentro deportivo. A dos días de la muerte del camarógrafo, el senador oficialista Jorge Viana, del Partido de los Trabajadores, propuso al Parlamento una Ley Antiterrorista que todavía se está discutiendo. En ese contexto, fuerzas militares asumieron el control de 15 favelas en Río de Janeiro y lo mantendrán durante el mes que dure el Mundial. La FIFA, por su parte, cambió aquella cara de satisfacción porque el campeonato se realizara en Brasil y comenzó a cuestionar las demoras en las obras en algunas de las sedes, pero se alegró por los anuncios sobre mayor control social para evitar que el negocio que seguirán millones de personas se vea empañado por ese cóctel extraño de cuestionamientos que provienen, en gran medida, de los sectores medios y medios altos y no de los pobres, que esperan con ansiedad el inicio del Mundial. “Las protestas que no son pacíficas involucran a personas que sólo quieren crear problemas, que se enfrentan a la autoridad, y la única forma de desactivarlas es utilizar a la policía para tener a estas personas bajo control”, dijo el secretario general de la FIFA, Gerome Valcke, en una conferencia de prensa en Río.

Por su parte, una organización civil que tiene representación en varias ciudades del país es la encargada de promover las protestas y de mantener en vilo a la política con su llamado a no dejar las calles. “Ni la violencia policial ni el discurso de descalificación nos deben impedir de ejercer el derecho constitucional de protestar, en especial contra una Copa viciada –en elitismo, represión, sexismo, pérdida de soberanía, despilfarro y corrupción– como la que se avecina. Entonces, que en 2014 hagamos de las calles y avenidas de la ciudad las auténticas gradas del país”, señala en su página web el “Comitê Popular de la Copa de São Paulo”.

Fútbol y política, una eterna pareja A pesar de las protestas y de que Brasil dejó de ser un posible aliado de los centros financieros porque amenaza con cerrar filas con los otros miembros del BRIC –bloque de países que integra junto a Rusia, India, China y Sudáfrica–, la Presidenta sigue siendo gran candidata para ser reelecta en las elecciones del 5 de octubre próximo. Con casi el 50 por ciento de las preferencias y una intención de voto directa, según la última encuesta de la empresa Ibope, del 25 por ciento, Rousseff juega sus cartas más fuertes en estos días en los que el

fútbol detiene al mundo. Aunque mantiene los logros alcanzados en la continuidad del gobierno de Lula, enfrenta dificultades macroeconómicas por la crisis internacional. Pero espera, como tantas veces vimos en el mundo, que la alegría deportiva cambie los humores de la ciudadanía y la deje bien posicionada para octubre. Mientras tanto, la FIFA, que continúa con sus reclamos de represión de las protestas y cuestiona las demoras en la organización del Mundial, ya vendió casi tres millones de entradas.


LAS CHANCES DE ARGENTINA

Volveremos,

¿volveremos? Por Matías Quercia

La Selección buscará su tercera Copa del Mundo, otra vez con Lionel Messi como as de espadas. ¿Por qué llevamos 28 años sin alegrías? ¿Será posible dar el golpe y provocar otro Maracanazo? Preguntas que encontrarán su respuesta después del 13 de julio, pero que El Cruce, ayudado por la experiencia de seis mundialistas, intenta desentrañar en las vísperas de Brasil 2014.

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EL JUEGO DE LA COPA

“Mis sueños son dos. Mi primer sueño es jugar en el Mundial. Y el segundo es salir campeón”. La frase, repetida infinidad de veces, fue premonitoria para aquel joven y enrulado Maradona en blanco y negro. Tras quedarse afuera de Argentina 1978, donde podría haber cumplido los dos sueños en forma inmediata, Diego debió esperar hasta España 1982 para hacer realidad el primer deseo y recién en México 1986 completó el combo. Desde entonces, Argentina nunca más pudo gritar campeón. Estuvo cerca en Italia 1990, con un Maradona maltrecho y la suerte en las manos de Goyco. En Estados Unidos 94 nos cortaron las piernas y se acabó la historia en octavos. En Francia 98, el holandés Bergkamp nos

amargó en cuartos. Peor nos fue en CoreaJapón 2002, donde llegamos para llevarnos a todos puestos y fuimos los primeros en volver. Alemania fue el tope en 2006, cuando fue anfitrión, y en 2010, en Sudáfrica. Las dos veces en cuartos de final, aunque con distinto trámite. Primero fue el machete de Lehmann para acertar los penales y dejar afuera a los Pekerman Boys, mientras que hace cuatro años nos dieron un baile de novela, con Maradona, el de los dos sueños, sin rulos, con barba y en colores, dando órdenes desde el banco. La gran duda, a semanas del inicio del Mundial de Brasil 2014, pasa por saber si Lionel Messi y sus compañeros serán capaces de romper el maleficio de 28

años y hacer pata ancha en Brasil. La Pulga tiene los mismos sueños que Maradona y el resto de los argentinos. ¿Por qué la Selección lleva tanto tiempo sin poder llegar siquiera a la gran final? ¿Se vendrá el tricampeonato con Maracanazo incluido? Preguntas que El Cruce intentará desentrañar a través de las reflexiones de futbolistas que desde 1986 hasta 2010 formaron parte de los planteles mundialistas. Allí surgen las voces de la experiencia de Jorge Burruchaga (1986 y 1990), Pedro Troglio (1990), Roberto Sensini (1990, 1994 y 1998), Carlos Roa (1998), Claudio López (1998 y 2002) y Maximiliano Rodríguez (2006 y 2010). El sueño está otra vez en marcha...

JORGE BURRUCHAGA (MÉXICO ‘86 E ITALIA ‘90)

“Creo que se puede dar en Brasil” “Me siento un privilegiado ante la oportunidad que me brindó la carrera de jugar dos Mundiales y llegar a la final en ambos. La realidad es que es lo máximo que puede tener por delante un futbolista, y contar con la chance de disputar los siete partidos de un campeonato de este estilo, en dos ocasiones, es muy difícil de vivir, y por suerte a mí me tocó. Todo lo que pasé, tanto en México, en 1986 como en Italia cuatro años después, fue una experiencia única que no se puede olvidar. Es lo que desea cada uno cuando comienza a jugar. Tener esa chance no se paga con nada. Ahora bien, ¿cómo hicimos en ambos torneos para llegar a la final? Tuvimos en los planteles mucha actitud y sacrificio, que son dos de los pilares clave para tener un buen papel. La verdad es que un seleccionado lo componen los jugadores que están mejor en un determinado momento. Y está en la astucia del técnico saber complementar las distintas virtudes para llegar lo más lejos posible. Creo que eso lo consiguió Bilardo.

En el 86 contábamos con un grupo fuerte, que había atravesado una eliminatoria complicada, pero que, ya en el Mundial, se supo amoldar a lo que se requería. Además, había jugadores de mucha jerarquía, de peso, pero, fundamentalmente, tener a disposición al mejor Diego nos dio todos los argumentos necesarios como para dar la vuelta olímpica. Todavía se mantiene vigente el gol que hice contra Alemania que definió el partido en la final. Ese recuerdo es imborrable. Es imposible sacarlo de la cabeza, y cada vez que viene un Mundial, ese momento está latente, pero ojalá aparezca otro que nos dé un nuevo título. Creo que se puede dar en Brasil. Es cierto que no parece fácil, pero la Argentina es una gran candidata por su peso específico y la trascendencia de la mayoría de sus figuras. Para mí, la Selección, en principio, está obligada a llegar a semifinales, entre los cuatro mejores, y ya ahí pensar en poder ganar la Copa. Si se va con la responsabilidad mayor desde el arranque, se puede volver en contra.


PEDRO TROGLIO (ITALIA ‘90)

“Hay muchas chances de ganar el título” Estar en un Mundial fue fascinante. Parece increíble pero vivís todas las emociones juntas en un par de semanas. En un puñado de partidos pasás de la alegría a la tristeza y al revés. Y eso, más allá de la carrera que tenga cada futbolista, es infinitamente superior en un campeonato de este estilo. Nosotros, en 1990, fuimos con el objetivo concreto de ser campeones otra vez, como había sucedido cuatro años atrás. Sabíamos que era realmente muy complicado, porque había rivales que habían crecido mucho, pero teníamos únicamente en la cabeza traernos la Copa. Sin embargo, el camino empezó muy complicado al perder en el debut con Camerún y hubo que mostrar mucho amor propio y agallas. Por suerte pudimos sacar adelante esa fase de grupos y hasta convertí el primer gol de Argentina en el Mundial. Fue un desahogo ese festejo contra la Unión Soviética. Es algo que es difícil de explicar porque en el momento del partido uno no se da cuenta sino que cae después. Sinceramente es lo mejor que te puede pasar. La verdad que me saqué un peso

enorme de encima y me brindó la confianza necesaria para el resto del torneo. Después, en octavos, nos tocó Brasil y por esas cosas del fútbol que no tienen lógica, pasamos de ronda en un partido que creo fue de los bailes más grandes que padecí en mi carrera. Tuvimos mucha suerte y lo disfrutamos al máximo. En las siguientes fases con Yugoslavia e Italia contamos con el aporte de Goyco en los penales y llegamos a la final contra Alemania, donde nos encontramos con un rival que estaba mejor, con sus jugadores en un alto nivel y nosotros un tanto diezmados por lesiones y el cansancio mental de las rondas previas. Pero más allá de la derrota y el dolor por estar a un paso del título, estar en un torneo de esta trascendencia significa tocar el cielo con las manos para un futbolista. Tengo en mi mente toda la previa y el camino que hicimos. E incluso la importancia del gol que convertí. Es impresionante todo. Con respecto a la Selección actual, todos sabemos que tenemos un plantel que es muy valorado a nivel internacional, con ju-

gadores en los mejores clubes del mundo. Y hay muchas chances de ganar el título. Además, al ser en Brasil, el Mundial se va a vivir con una efervescencia aún mayor a la habitual. Y ahí es donde veo que Argentina puede sacar más hombría para superar todos los obstáculos.

CARLOS ROA (FRANCIA ‘98)

“Hay expectativa porque tenemos el mejor jugador del mundo”

Es difícil de transmitir la sensación de lo que significa disputar un mundial. Creo que ocupar un puesto en su Selección, para un jugador es muy especial. Lo llena a uno de orgullo. Es indescriptible porque creo que para todo futbolista es a lo máximo a lo que puede aspirar en su carrera. Yo tuve

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esa oportunidad en 1998 y me siento un privilegiado porque son muy pocos lo que pueden cumplir ese objetivo. Particularmente lo viví al máximo, de intensidad y de nervios, para bien y para mal. Lleno de sensaciones, de fe. Fue maravilloso. Ese campeonato para mí fue un salto de calidad increíble, especialmente por la tanda de penales en los octavos de final. El hecho de haber pasado de fase, de haber dejado a un rival histórico para Argentina en el camino como es Inglaterra, y haber tenido una actuación aceptable, me permitió que después generara la mayoría de mis logros a nivel profesional. Eso que sucedió conmigo es invalorable si ocurre en la Selección. Porque un jugador que está en la plenitud de su carrera siempre está a la expectativa de que lo convoquen, que tenga un espacio en el equipo. Esa es una de las metas más grandes mientras vas creciendo al lado de una pelota. Siempre está a la espera de estas fechas previas, en el año del Mundial, porque sabe que se pueden abrir las puertas y llegar esa posibilidad. Y por suerte me tocó. ¿Cómo veo al plantel actual? Seguramen-

te está entre los cuatro o cinco favoritos, y veremos si realmente llega a las finales. Hay expectativa porque tenemos el mejor jugador del mundo. Creo que hay una gran ilusión, como todo argentino, y tenemos todas las mejores intenciones para que le vaya fantástico a este cuerpo técnico y a un grupo de jugadores espectacular. Y esperemos que el director técnico, que tiene mucha experiencia, le pueda transmitir al plantel toda esa sabiduría que tiene para que se puedan cumplir los objetivos. Con respecto al problema del arquero, es un tema que tiene que manejar el entrenador, y creo que ya lo tiene absolutamente definido, con Sergio Romero como titular. La base de este puesto, como todo jugador en la cancha, es la competencia constante. Todos sabemos, por boca de Chiquito, que se está entrenando mucho y bien, pero no es lo mismo que saltar al campo para jugar un partido. Si Sabella tiene confianza en él, y el propio arquero se tiene muchísima confianza, no hay que dudar en eso y habrá que esperar los resultados. Tiene una muy buena forma, es hábil y suma experiencia. Será cuestión de verlo en el arco.


EL JUEGO DE LA COPA ROBERTO SENSINI (ITALIA ‘90, ESTADOS UNIDOS ‘94 Y FRANCIA ‘98)

“Lo importante es estar bien de la cabeza” Es fantástico vivir en carne propia lo que es un Mundial. Gracias a Dios tuve la suerte de estar en varios y cada uno tiene su importancia más allá de los resultados. Viví cada partido con una gran intensidad. Se mezcla la felicidad por tener la oportunidad de decir presente en un torneo así, y, a su vez, la responsabilidad de hacer las cosas bien representando a tu país. En mi caso, cada torneo tiene su historia, ya sea en Italia 1990, en Estados Unidos 1994 o en Francia 1998. Uno cuando integra un plantel está lleno de ilusión, sabe que puede quedar en el recuerdo de todos. Por ejemplo, en el 94 íbamos como grandes favoritos pese a los vaivenes en las Eliminatorias. Y demostramos un buen

nivel hasta el golpe que significó la salida de Diego. Lo psicológico juega mucho en el fútbol, y la preparación no es la misma si estás bien de la cabeza o no. Para nosotros fue un golpe duro, muy difícil de asimilar. Y esa importancia de estar bien desde la cabeza está en primer plano siempre. Justamente, el equipo actual tiene un buen funcionamiento, sabe a lo que juega, y cuenta, especialmente, con una fortaleza mental importante a partir de la jerarquía de sus jugadores. La realidad es que, al tener a disposición a futbolistas de prestigio internacional, ni que hablar al mejor del mundo como es Messi, la confianza está en alza. Será cuestión de demostrarlo al momento de la competencia.

CLAUDIO LÓPEZ (FRANCIA ‘98 y COREA-JAPÓN 2002)

“Tener los colores de tu bandera en la camiseta es algo único” La diferencia entre jugar para un club y una selección es total. Representar a tu país es lo máximo a lo que se puede aspirar. Es una simple cuestión de sensaciones, de vivencias. Tener los colores de tu bandera en la camiseta es algo único e irrepetible. Recuerdo que cuando empecé a jugar fútbol de lo único que me hablaban era de estar en un Mundial. Tuve la suerte de poder disfrutar eso y sin lugar a dudas es lo mejor que me pudo pasar. Mis vivencias en los dos mundiales que disputé fueron muy distintas. En 1998, en Francia, llegamos hasta los cuartos de final. Fuimos creciendo a medida que pasaban los partidos. Eramos efectivos arriba y muy sólidos atrás. Pero lo que hay que

destacar era el grupo, la importancia de tomarnos como tal. En 2002, en CoreaJapón, los resultados no nos acompañaron y otra fue la historia. Fue un mazazo que nadie esperaba. Tuvimos unas Eliminatorias muy buenas, que nos dejaron llegar al Mundial con comodidad, por eso, sabiendo que éramos candidatos, es difícil de entender lo que pasó. De los recuerdos que más vivos tengo todavía está el gol a Holanda en el 98. Pese a que después quedamos eliminados, y de poco sirvió, personalmente fue algo impagable. Fue muy lindo; una de las experiencias más grandes que me tocó vivir dentro de una cancha, porque, además, ese día cumplía años mi viejo y se tornó aún más especial.

MAXIMILIANO RODRÍGUEZ (ALEMANIA ‘06 Y SUDÁFRICA ‘10)

“El equipo está consolidado” Estar en un Mundial es algo espectacular. Un orgullo que no se paga con nada en el mundo. En esta carrera, un torneo de esta magnitud es todo. Los momentos que a mí me tocaron vivir en Alemania, en 2006, y en Sudáfrica, hace cuatro años, fueron invalorables, donde cada partido se vivía con mucha euforia. La exigencia es completa, y no hay lugar a dudas, porque, como nos sucedió en ambos certámenes, cada error se paga muy caro. Las dos eliminaciones en cuartos de final con Alemania significaron un dolor muy grande, porque nos sentíamos capacitados para llegar más lejos. No se nos dio, y el golpe se sintió. Pero, por suerte, tengo el recuerdo increíble del gol contra México en 2006. En esos octa-

vos de final que se nos estaba complicando, se me dio de convertir y lo disfruté muchísimo con mis compañeros. Fue lo más maravilloso que me pudo pasar. No hay cómo explicar lo que se siente. Se festejó de una forma única. Pero ahora estoy mentalizado para lo que viene y confío en llegar de la mejor manera físicamente y contar con una nueva oportunidad. La verdad que es imposible negar que quiera estar en Brasil. Tuve la suerte de estar en varios momentos de las Eliminatorias en este proceso, y espero que se me dé la chance. El equipo está consolidado, sabe lo que pretende dentro de la cancha, y esperemos que a la hora de jugar por los puntos se nos den las cosas para poder dar la vuelta olímpica.


A 80 AÑOS DE LA INSOLITA PARTICIPACION DE ARGENTINA EN UN MUNDIAL

Fueron, vieron

y perdieron Por Martín Voogd @mvoogd

La actuación de la Selección en Italia 1934 duró 90 minutos. Fue debut y despedida luego de perder 3-2 con Suecia, en los octavos de final de un torneo que debía ganar sí o sí la Italia de Mussolini. Antes y después de aquel partido contra los nórdicos todo fue digno de una película de Fellini.

La Italia de Benito Mussolini deseaba mostrarle, en realidad, imponerle al mundo que las camisas negras eran la mejor pilcha para avanzar como sociedad moderna (destructiva, segregadora y los adjetivos descalificativos siguen). Así fue como logró seducir a la FIFA, una curiosa ONG que desde los anales de los tiempos hace el bien sin mirar a quien, para organizar el Mundial de 1934. Las artimañas a las que recurrió el Duce sin ponerse colorado (justo, ¿no?) para que la Azzurra se quedara, costara lo que costara, con la copa, fueron innumerables. Pero ése no el tema que nos convoca. Sí interesa contar la participación de una Selección argentina fantasma que fue, vio y perdió luego de jugar apenas un partido (en realidad, Pag. 34

fueron dos) al cabo de una larga e increíble odisea de casi dos meses. ***** ¿Un director técnico extranjero? No, acá, en la Argentina, no. Pero en 1934 sí era posible… El dirigente Ernesto Malbec, médico pionero de la cirugía plástica, pero también ex jugador y presidente de Racing y más tarde titular de la AFA (creada unos meses después), convocó al italiano Filippo Pascucci para ser el entrenador de un seleccionado que participó de la Copa del Mundo casi sin quererlo y después de un sinnúmero de desencuentros. Como consecuencia del recién parido profesionalismo, la Liga Argentina, en la

que Boca, River, San Lorenzo, Racing e Independiente asomaban como grandes animadores, no contaba con la bendición de la FIFA, algo que sí tenía la Asociación Argentina de Football, que seguía con la determinación, al menos en sus intenciones, de no tentarse ante el vil metal. De ahí que tras muchas deliberaciones sobre si convenía o no participar de la cita, ganó el sí y Malbec llamó a las apuradas a Pascucci -en realidad era preparador físicopara que armara un equipo que reuniera a los mejores valores aficionados. Así fue como el entrenador de Sportivo Barracas, con pasado en Estudiantil Porteño y River Plate, reclutó las joyas de la liga amateur y las amalgamó, luego de un casting propio de Ricardo Caruso Lombardi, con algunos talentos que provenían del Interior. El 27 de marzo quedó conformada la lista de 18 en la que se mezclaron jugadores de Estudiantil Porteño (Juan Pedevilla y Alfredo De Vincenzi); Sportivo Alsina (Angel Grippa); Defensores de Belgrano (Ernesto Bellis y Luis Izzeta); Barracas Central (Enrique Chimento y Alfonso Lorenzo); Sportivo Buenos Aires (Ernesto Albarracín y Arcadio López); Almagro (Francisco Pérez); y Dock Sud (Francisco Rúa) con players de Sarmiento de Resistencia (Héctor Freschi);


EL JUEGO DE LA COPA

Colón de Santa Fe (Ramón Astudillo); Desamparados de San Juan (José Eduardo Nehín), Godoy Cruz de Mendoza (Constantino Urbieta Sosa); Unión de Santa Fe (Alberto Galateo y Federico Wilde); y Gimnasia de Mendoza (Roberto Irañeta). Ojo, la historia no oficial cuenta que la Argentina podría haber alineado a los profesionales, más allá de su ‘clandestinidad’. Desde la Embajada de Italia prometían hacer la vista gorda y permitir que viajaran los cracks de la época, con Carlos Peucelle a la cabeza, para que los mejores estén en Italia. Sin embargo, la Liga prefirió cuidar su capital y se negó a ceder a los jugadores por quienes los clubes habían invertido mucho dinero. De hecho, a diferencia de lo que sucede ahora y como si nada pasara, la pelota siguió rodando mientras la Selección realizaba su periplo por Italia. ***** Todo esto y todavía no zarpamos de la Argentina... El libro Así Jugamos: los 25 partidos más trascendentes de la Argentina en

los Mundiales, de Diego Borinsky y Pablo Vignone, reconstruye paso a paso la aventura de los “chacareros” (ver recuadro) del genovés Pascucci, a quien habían intimado sin éxito para que se nacionalizara argentino antes de viajar y no sólo nunca cumplió, sino que jamás volvió al país. El hombre, dato al pasar, murió en diciembre de 1966, a los 59 años, cuando volvía en avión desde Croacia luego de un partido disputado por su equipo de ¡waterpolo! No comments, diría el Coco Basile… Pero hay que volver a 1934. El 31 de marzo, una vez conformado el plantel, la Selección disputó su primer y único amistoso en la Argentina. Fue un auspicioso 4-1 sobre Nacional de Rosario (ahora, Argentino de Rosario) en la cancha de Almagro de Parque Chas y ante unos diez mil espectadores. Pese a mandar la inscripción al torneo en forma tardía, la FIFA aceptó la participación de la Selección y ordenó que debía disputar una eliminatoria contra Chile, que ya se creía dentro de la fase final de la competencia por la demora argentina. Se pactó un partido para el 27 de abril,

pero los trasandinos, en señal de protesta y con razón, no se presentaron a jugar. ¡Y se quedaron afuera! Los organizadores preferían que viajara el equipo subcampeón mundial (Uruguay 1930) y olímpico (Amsterdam 1928), dado que le daría mayor prestigio a la competencia. ***** El plantel salió el 29 de abril rumbo a Italia a bordo del vapor Neptunia. No iban los mejores, pero los valientes discípulos del profesor Pascucci se tenían toda la fe del mundo. Luego de la escala en Santos, Brasil, donde aprovecharon para pisar tierra firme e improvisar un exigente amistoso ¡contra la tripulación del barco!, la delegación llegó a la costa de Nápoles el 16 de mayo. Apenas desembarcó, uno de los dirigentes de la comitiva, Juan Robirosa, le envió un telegrama a Mussolini: “Al tocar la tierra italiana, los jugadores argentinos saludamos con mucho respeto al jefe del gobierno que dirige perfectamente los destinos de la Italia renacien-


te”. No hacía falta, aunque no hay que olvidar que nuestro país era gobernado por el general Agustín Pedro Justo, el infame sucesor del primer golpista del siglo XX, José Félix Uriburu. ***** Faltaban once días para el debut mundialista contra Suecia, de la que se conocía difusamente la fortaleza física de sus jugadores (muchos de ellos participaban de la liga italiana) y no mucho más. En el medio, antes del compromiso en el Stadio del Littoriale (actual Renato Dall’Ara) de Bolonia, la delegación argentina continuó con desventuras que le harían poner los pelos de punta a obsesivos del detalle como Carlos Bilardo y Marcelo Bielsa. Pero en aquellos ya no tan locos años 30 eran moneda corriente. Cuando se bajaron del barco, los jugadores aprovecharon lo que quedaba de la jornada para recorrer las ruinas de Pompeya. Al otro día viajaron en tren a Bolonia, donde esperaron el debut, por los octavos de final (se decidió evitar la fase de grupos, como en Uruguay 1930, y jugar directamente los mano a mano: el que gana sigue, el que pierde se marcha). Hubo entrenamientos a puertas cerradas, un par de cambios de hospedaje –al parecer, los suecos ya tenían reservado el lugar donde pararon transitoriamente los argentinos–, declaraciones colmadas de optimismo de Pascucci y hasta otro amistoso de preparación contra el débil Casalecchia, un equipo de aficionados de las

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afueras de la ciudad. ***** ¿Cómo fue el partido? La crónica fechada en Bolonia y publicada al día siguiente por el diario español Mundo Deportivo, “Una difícil victoria de Suecia sobre Argentina por 3 a 2”, detalla: “Indiscutible espectación (sic) había despertado el encuentro entre Argentina y Suecia de octavo de final de Copa del Mundo disputado esta tarde en esta ciudad. Aun cuando se reconocía que la presentación por parte de los argentinos de un equipo amateur amenguaba en bastante sus posibilidades de victoria, el haber sido catalogados como cabeza de serie por el comité organizador del torneo y habida cuenta del nivel general del fútbol sudamericano, se pronosticaba el match como favorable a los platenses (sic). El resultado, empero, ha venido a volcar los pronósticos, ya que Suecia con un entusiasmo y un ardor sin límites ha logrado salvar el difícil escollo y apuntarse una victoria mínima pero indiscutiblemente merecida (…) En conjunto han realizado un juego más espectacular y más técnico los sudamericanos pero Suecia ha logrado imponerse por potencia

física, llegando al final de match con plenitud de condiciones mientras sus adversarios aflojaban visiblemente”. Los once elegidos por Pascucci fueron Freschi; Pedevilla, Belis; Nehín, Urbieta Sosa, López; Rua, Wilde, De Vincenzi, Galateo e Irañeta. El cronista del diario catalán omitió contar que Belis, por entonces en Defensores de Belgrano y que más tarde defendería los colores de Platense, abrió la cuenta a los tres minutos de juego. La alegría duró poco porque Sven Jonasson empardó antes de los 10 minutos para los suecos. Ya en la segunda parte, otra vez bien tempranito, Galateo, que como profesional pasó por Huracán, Chacarita y Racing, estableció el 2-1 parcial que conducía a los argentinos a jugar los cuartos de final contra Alemania. Sin embargo, Jonasson volvió a aparecer para poner el 2-2, a los 22 minutos del complemento, y Knut Kroon (no Kohn, como dice la crónica) nos terminó de amargar a falta de 12 para el final. 3-2 abajo y a llorar a la iglesia. Tampoco cuenta la crónica que el gol de la derrota llegó después de un grosero error de Freschi, que ya había tenido responsabilidad en la segunda igualdad de los escandinavos. El diario italiano La Stampa desnuda con crueldad las fallas del arquero argentino: “Mientras que el sueco Rydberg ha estado impecable y paró todo lo que podía parar, Freschi alternó atajadas discretas con tres o cuatro pifias, dos de los cuales costaron dos goles y otra estuvo a punto de costar un tercero. No es admisible que el arquero de un equipo nacional, y en especial el de la Argentina, cometa errores dignos


EL JUEGO DE LA COPA sido invitado la noche anterior a cenar con el futuro socio de Adolf Hitler. ****

de un equipo infantil. Hay que pensar que se trataba de la emoción (…)”. El remate de Kroon fue muy débil, pero la pelota increíblemente se le escurrió entre las piernas al uno de Sarmiento de Resistencia. Sí, todas las miradas y apuntaron al pobre Freschi, que además de ser arquero vocacional practicaba atletismo y siguió su vida como maestro y más tarde como director de escuela. ***** La bronca por la derrota prematura alteró los ánimos de la prensa argentina, que tuvo la cobertura en vivo y en directo de tres medios gráficos, además de la voz de Luis Elías Sojit, que transmitió el torneo por la radio. “No es de ellos la culpa de que el vicecampeón del mundo en dos oportunidades haya sido eliminado en el primer match. La culpa es de quienes no midieron su propia

responsabilidad y resolvieron jugarse una carta como si el riesgo no existiese para ellos”, decía El Gráfico con la mira puesta en la dirigencia. Para colmo de males, el periplo se estiró más de lo deseado. La Federación Italiana y la Asociación Argentina de Football habían acordado un amistoso una vez finalizado el torneo para reparar la inversión que significó para los dueños de casa subsidiar parte del viaje y estadía del plantel nacional. Pascucci aprovechó la volada para perderse en Italia, mientras que nuestros jugadores fueron testigos a la fuerza de la coronación de la Azzurra, con los argentinos Monti, Orsi, Guaita y Demaría como titulares, que superó a la elegante Checoslovaquia 2-1. Todo con Mussolini sentado en el palco junto al mandamás de la FIFA, Jules Rimet. Y con el sueco Ivan Eklind como árbitro, el mismo que había dirigido (o inclinado la cancha) en la semifinales contra los austríacos luego de haber

Cuatro días más tarde de la gran final, el 14 de junio, mientras el Duce se entrevistaba por primera vez con el Führer en Venecia para empezar a cranear el eje del mal, la Argentina cumplió con su palabra y jugó el amistoso pactado. Sin embargo, como no podía ser de otro modo, Italia no presentó a sus flamantes campeones del mundo ni a su entrenador, Vittorio Pozzo, sino a una formación alternativa denominada sfocata rappresentativa federale italiana (escuadra representativa federal italiana), que usó camiseta negra. La Selección le ganó 2-0, en la Arena de Milán, con un par de goles de De Vincenzi y sin Freschi en el arco –fue reemplazado por Grippa-. Luego sí llegó, por fin, el momento de retornar a Buenos Aires. Sin gloria y ante una indiferencia que no tuvieron los regresos de otras selecciones que padecieron a Suecia en mundiales posteriores. Pero esas son otras historias… Fuentes: - La Argentina en los Mundiales, de Daniel Arcucci y Juan Sasturain, Editorial El Ateneo - Así Jugamos: los 25 partidos más trascendentes de la Argentina en los Mundiales, de Diego Borinsky y Pablo Vignone, Editorial Sudamericana. - Archivo revista El Gráfico. - Archivo diario La Stampa, de Italia, - Archivo diario Mundo Deportivo, de España.

Historias cruzadas De los 18 elegidos por Pascucci muchos terminaron jugando, y con suceso, como profesionales. Otros, como De Vincenzi, ya habían tenido su experiencia en la liga rentada y hasta habían defendido la celeste y blanca en copas internacionales. Sin embargo, cansado de las exigencias de los clubes, el hombre había decidido volver a jugar sólo por el amor a la pelota en Estudiantil Porteño. De Vincenzi era el capitán del equipo, pero perdió la cinta por indisciplinado, aunque conservó su lugar en el once titular. Ya en Italia se escapó de la

concentración para visitar a unos parientes que no habían venido a hacerse la América. Es más, tras la Copa, se quedó en Europa y jugó para Ambrossiana-Inter de Milán y hasta integró el seleccionado B de la Azzurra, antes de pegar la vuelta en 1936 y sumarse a San Lorenzo. La capitanía recayó en Nehín, sanjuanino de pura cepa, que llegó desde Sportivo Desamparados y cuando volvió a su provincia tras participar del Mundial decidió colgar los botines al considerar que su carrera había llegado a su cúspide luego de haber jugado un solo partido

oficial con la Argentina. Nehín protagonizó otro hecho saliente del periplo albiceleste. Luego de zarpar desde el puerto de Buenos Aires a bordo del Neptunia, el futuro capitán envió una desafiante carta al diario Tribuna y a la afición sanjuanina, según relata el libro La Argentina en los Mundiales, de Daniel Arcucci y Juan Sasturain, mientras el barco hacía escala técnica en Brasil. “Nosotros, los chacareros, les vamos a demostrar a los profesionales en el torneo de Roma que también somos argentinos”, lanzó un envalentonado Nehín.


LA VIDA CRONICA

DE AFRICA A URUGUAY

La reina del mar Por Alejandra Fernández Guida

Todos los 2 de febrero, en las costas del Atlántico Sur, se le rinde tributo a Iemanjá, una orishá o divinidad de la religión africanista, protectora de todo lo que tiene que ver con el mar. Entre devotos, curiosos y escépticos, El Cruce asistió a la celebración en la montevideana Playa Ramírez.

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La mañana del 2 de febrero llovía. Todo lo que tiene de atractiva la lluvia cuando sorprende en la rutina, se vuelve desventura si toca en vacaciones. El agua ya se había llevado puesta la Fiesta Gaucha de Tacuarembó, la elección de la reina de Pocitos y el Festival del Canto y la Jineteada de India Muerta. En una Montevideo acuática, la celebración de Iemanjá, la reina del mar, parecía correr el mismo destino. Pero el mediodía de aquel domingo, después de una semana, salió el sol. Playa Ramírez, una Bristol a escala bañada por aguas platenses, el templo elegido para una celebración pagana que desde hace años le compite, en color y asistencia, a los tradiciones desfiles de las Llamadas o a los populares tablados. La recepción de la fiesta: la feria del Parque Rodó, transformada ese día en un gran santuario. La diosa de pelo negro ondulado y vestido celeste, tallado sobre un cuerpo de curvas morenas, es Iemanjá. Esta reina osada para ser virgen es la madre de todos los orishás, santos de la religión africanista;


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protectora de los mares, los peces que los habitan, los pescadores que se sumergen en sus aguas, los barcos sobre los que navegan y las familias que quedan. Sin despegar los pies de la arena, los umbandistas -ellas, con sus ropas blancas; ellos, con sus túnicas coloridas- se balancean de un lado para el otro; giran sobre su eje; rezan oraciones con el sonido de fondo de unos tambores que abrazan entre sus piernas; entran en trance. Sobre la playa, los manteros. Una competencia de ofrendas a esa diosa bien alimentada en las que hay frutas caladas, perfumes, flores y hasta bijouterie. “La Mai” da la orden para que los regalos se coloquen en barquitos con forma de féretros de telgopor que son llevados, como en un cortejo fúnebre, río adentro. Todo es observado por los espectadores de la platea costanera. Los más desprejuiciados bajan al escenario y se cuelan en la fiesta. “Quiero limpiar mi aura”, dice una piba de no más de 20 y se mete una fila que termina con un señor de túnica turquesa que pin-

cela el cuerpo de las personas con sus manos dotadas para liquidar de una caricia los monstruos que nos habitan. Desilusionados porque el sacrificio de gallinas nunca llega, la pullman se empieza a vaciar. Estar ahí no es una pérdida de tiempo, tampoco la usurpación de un rito ajeno. Iemanjá resulta cool para el turista-morbo y redituable, desde la desacralización, para el que la practica. De alguna forma, los “extranjeros” de esa religión entienden poco lo que ven, pero sienten que el golpe de vista los embiste de una cuota de paganismo exótico. Parte de la celebración es hacer pocitos. Dentro de esos cientos de baches multiplicados en una calle de arena, las velas. Velas celestes y blancas como el vestido de la anfitriona. De día los pocitos son como minas antipersonas que hay que esquivar con finita precisión; de noche, son veladores que devuelven luz a esa habitación con dos capas de pintura gris. Todos tienen sus fueguitos. Yo quiero mi fueguito. Quiero uno, compro dos. Encien-

do dos velas y me siento con las piernas rodeando mi pocito velador. Miro alrededor para ver qué hacen los otros. Me pregunto si ahora van a persignarse, a rezar un Padre Nuestro o a bailar una suerte de carnavalito rodeando el hoyo. No pasa nada de eso. Algunos se quedan mirando fijo su fueguito; la mayoría se va y lo deja consumir; otros usan el pocito para tirar la yerba usada. Me quedo unos minutos sentada. Pido a una mujer que pasa que me saque una foto. Como si se tratara de una torta de cumpleaños, la fotógrafa de asalto me pregunta si ya pedí los deseos. Le respondo con un “no” cerrado que anula la conversación. No tengo antecedentes en el pedido de deseos, pienso. Mi racionalidad me impide creer que si pido un amor, el amor se va a aparecer ahí, adelante de mi pocito, con una flor en el ojal; o que si pido que se termine con el hambre mundial, van a llover panes del cielo. Me resigno. Mi fe no está en los deseos, tampoco en lo que veo, mi fe está en los sueños.


SELVA ALMADA

Un mundo propio y universal Por Yanina Fuggetta

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La autora de El viento que arrasa y Ladrilleros se destaca en una camada de escritores que pisa fuerte. En sus relatos “del interior”, el paisaje no es un simple fondo y la violencia puede ser un acto poético. Traducida en Francia y Holanda, el 2014 es un gran año para ella. Estuvo en el Salón del Libro de París e incursionó en la no-ficción. “El reconocimiento, como llega se va. Hay que trabajar y escribir lo que uno tiene ganas, no hay otra manera”, sostuvo en una charla con El Cruce.

“Trae el viento la sed de todos estos años. Trae el viento, el hambre de todos los inviernos. Trae el viento el clamor de las cañadas, el campo, el desierto. Trae el viento el grito de las mujeres y los hombres hartos de las sobras de los patrones. Viene el viento con la fuerza de los nuevos tiempos”. El viento que arrasa (editorial Mar Dulce, 2012) vaticina una tormenta y marca el momento de unión para los protagonistas de la historia. El calor sofocante se apaga por un instante en algún pueblo del Chaco, mientras la joven Leny y su padre, el reverendo Pearson, deambulan por ciudades para peregrinar y acercar la palabra de Dios a los más necesitados. Pearson busca una promesa, un aliento. Un ser maleable y sensible de cambio. Conocerán al tímido Tapioca y al Gringo Brahuer, dueño y trabajador de su tallercito mecánico, adonde llega Pearson para arreglar el auto. Selva Almada no sospechaba que con esta novela se acercaría a una multiplicidad de públicos: fue uno de los libros más vendidos del 2012 en la Feria del Libro. Hoy cuenta con ediciones en Holanda, España y Francia Nacida en Entre Ríos en 1973, sus primeras producciones literarias surgieron cuando estudiaba Comunicación en la universidad. El taller de escritura creativa

y sus leit motiv disparadores la animaron a escribir sus propios relatos. El profesorado de literatura la entusiasmó mucho más y se mudó de Entre Ríos a Buenos Aires. Empezó con una serie de cuentos, poemas y novelas cortas: Mal de Muñecas (2003), Niños (2005) y Una chica de provincia (2007). Su biografía expone que fue becaria del Fondo Nacional de las Artes y una de las caras organizadoras de “Carne Argentina”, un ciclo de lecturas con escritores locales.

“La vuelta al mundo quedó vacía, sin embargo las sillas siguen balanceándose despacito, será el aire del amanecer. A Pajarito Tamai, echado en el suelo, boca arriba, le parece que la rueda gigante sigue moviéndose: Pero no puede ser porque música no se oye. No escucha nada, tiene la cabeza llena de ruido blanco. Blanco como el cielo contra el que se recorta un fragmento de la máquina, un pedacito, desenfocado, que es todo lo que la vista puede abarcar”.

Paisaje interior La narrativa realista de Selva se potencia con universos que orillan la ruralidad y los vínculos que de allí nacen; de vivencias


mínimas transformadas en máximas. En Ladrilleros, (Mar Dulce, 2013) el núcleo está centrado en la rivalidad entre dos familias de humildes trabajadores de los hornos, que desencadena una tragedia. El Chaco caliente oficia de escenario para una trama que comienza por el final y que empieza a desglosarse a medida que

OPINIÓN

Una nueva forma de hacer tragedia

transcurre la lectura. Pajarito Tamai y Marciano Miranda se la tenían jurada. Entre cuchillas, barro, y un parque de diversiones que llega un pueblo donde no sucede nada, la violencia y el rencor hacen de las suyas. Y el amor entre dos hombres, también. “Mis relatos están ambientados en lugares que conozco muy bien, siempre en el interior del país. Es el universo que me interesa explorar ahora: sus personajes, su lenguaje y sus paisajes. Mi narrativa es muy visual y el paisaje nunca es un simple escenario sino que es, en cierto modo, un personaje más en la historia. No es estático, es un organismo vivo”, ponderó.

Por Gabriela Cabezón Cámara (*)

Romper todo Selva Almada no apareció gradualmente en la escena de la literatura nacional: irrumpió, arrasó como, casi proféticamente, enuncia el título de su primera novela, “El viento que arrasa”, publicada hace apenas dos años. “Ladrilleros”, el año pasado, confirmó y acrecentó la fuerza de su irrupción que ya no es sólo local; está siendo traducida a muchas lenguas, del francés al holandés. ¿Qué es lo que hace Selva para generar tanto deslumbramiento en sus lectores? Crea un mundo propio en el que uno se mete inmediatamente: le bastan dos o tres párrafos para atraparnos en la red de su lengua y sus tramas. Su lengua, para empezar: mezcla rara de argot orillero de provincia y de castellano del más castizo; puede mezclar “concha” y “rabillo” en la misma oración. La consistencia de sus personajes es otro de los fenómenos Almada: también aquí atrapa con poco, a las dos o tres líneas de su presentación uno ya siente que comprende ese psiquismo. Sus tramas se concentran en lo pequeño; la tensión de un pastor y un mecánico durante una noche en un lugar perdido en medio de la selva litoraleña que se construye con pocas palabras y con la descripción de una tormenta que comienza a cernirse tan abrumadora y poco ruidosa como los antagonistas. El odio de dos familias que se troca amor para dos de sus miembros dando lugar a un Romeo y Julieta que en vez de castillos y blasones tiene la asquerosa arcilla con que se hacen los ladrillos, los baños sucios, las motos abolladas de 50 CC. Selva hace eso, atrapa y arrasa tanto por las palabras como por los silencios de sus libros. Algunos hablan de realismo cuando hablan de su obra. Están equivocados. Con un mecánico y un pastor o con dos muchachos que cogen en un boliche de cumbia enamorados contra todo y contra todos, Selva hace tragedia, y la hace con la misma austeridad que los clásicos. Selva inventó una forma de hacer tragedia contemporánea, litoraleña. Y universal, claro. (*) Gabriela Cabezón Cámara es escritora. Su novela más reciente es El romance de la negra rubia (Eterna Cadencia).

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En una mirada hacia atrás, Selva confiesa que el uruguayo Juan Carlos Onetti iluminó durante años su camino para ser escritora. “Descubrí a Daniel Moyano, a Haroldo Conti, a Juan L. Ortiz. Más acá, a los norteamericanos del sur”. Los cuentos de Flanery O´ Connor, John McGhern y William Faulkner configuran influencias para una Selva Almada”. Así, muestra lo que sucede en las pequeñas ciudades del interior: cada una con su lógica, con sus lenguajes y ritmos. - Tenés una manera de relatar muy accesible a los lectores y a la vez muy bien trabajada, ¿Cómo llegas a esa forma de escribir? -En la escritura a todo se llega con mucho trabajo y mucha exploración. Mi escritura fue cambiando con el tiempo: primero aprendí a escribir “muy bien” para después poder volver, romper todo y escribir como quiero. -¿Y cómo lo definirías? -Que el narrador omnisciente se contamine de las formas de habla de los personajes, por ejemplo; que las escenas sexuales se narren sin subterfugios, sin metáforas, pero que al mismo tiempo tengan su música propia; que la violencia pura y dura resuene como un acto poético. -¿Imaginabas el reconocimiento que recibiste desde “El viento que arrasa”? -No. Estaba conforme con El viento..., pero nunca pensé que gustara tanto y a lectores tan distintos. Ladrilleros es, para mí, una novela más lograda, escribiéndola encontré por dónde quiero ir en la ficción. También le está yendo muy bien a esta novela, aunque no tiene el mismo público que la anterior. No creo que un escritor escriba pensando o suponiendo que va a tener reconocimiento. El reconocimiento llega o no. También como llega se va. Hay que trabajar y escribir lo que uno tiene ganas, no hay otra manera.


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LOS ELEGIDOS Horacio Quiroga

Gerbrand Bakker

“Como Daniel Moyano y Juan L. Ortiz, fue una inspiración fuerte. Me interesan los relatos que se corren a la periferia”.

“Es un escritor holandés. Recomiendo “Todo está tranquilo ahora”, una historia sencilla, sin pretensiones, profundamente humana”.

París 2014 Luego de su paso por el Salón del Libro de París en marzo, junto a un grupo de escritores locales, la agencia alemana DPA, indicó que Argentina en materia literaria, pisaba cada vez más fuerte en Europa a través de un conjunto de autores emergentes: Leandro Avalos Blacha, Samanta Schweblin, y Selva Almada, claro. Más allá de Cortázar, Borges y Arlt, Francia mostró un particular interés por descubrir esta camada de escritores contemporáneos que participaron en talleres, debates y firmas de ejemplares en este encuentro cultural. El viento que arrasa contó con una tirada francesa de 6.000 libros, frente a los 1.500 argentinos. Para la fecha de la salida de esta revista ya estará en la calle su primera incursión en la no ficción y la crónica, publicada, en este caso, por una editorial comercial: Pengüin Random House. Chicas muertas relata tres femicidios impunes que sucedieron –y acá no hay cambios- en el interior argentino. ¿Cuándo arrancó ese proyecto? En 2009. Pero el recorrido empezó veinte años atrás cuando tomé contacto con un caso que se produjo en una ciudad cercana a mi pueblo. No digo que haya sido una obsesión porque sería exagerado, pero sí que escribí este libro de crónicas por ese caso, fundamentalmente. Hace unos años presenté un proyecto y tuve una beca del Fondo Nacional de las Artes que me permitió arrancar con la investigación y el trabajo de campo en general. Pasaron unos tres años más hasta que una editorial se interesó por el proyecto y pude escribirlo”.

Muestra gratis “En cinco años fui y vine cientos de veces sin pagar boleto. Hacer dedo era la manera más barata de trasladarse y a veces hasta era interesante. Se conocía gente. Se charlaba. Se escuchaba, la mayoría de la veces; sobre todo los camioneros, cansados de la soledad de su trabajo, nos confiaban vidas enteras mientras les cebábamos mate. De vez en cuando había algún episodio incómodo. Una vez un camionero mendocino mientras me contaba sus cuitas me dijo que había algunas estudiantes que se acostaban con él para hacerse unos pesos, que a él no le parecía mal, que así pagaban los estudios y ayudaban a los padres. La cosa no pasó de esa insinuación, pero los kilómetros que faltaban para bajarme me sentí bastante inquieta. Cada vez que me subía a un auto lo primero que miraba era dónde estaba la traba de la puerta. Creo que ese día me corrí hasta pegarme a la ventanilla y directamente me agarré de la manija de la puerta por si debía pegar un salto. Otra vez un tipo joven, en un coche caro y que manejaba a gran velocidad, me dijo que era ginecólogo y empezó a hablarme de los controles que un mujer debía hacerse periódicamente, de la importancia de detectar tumores, de pescar el cáncer a tiempo. Me preguntó si yo me controlaba. Le dije que sí, claro, todos los años, aunque no era verdad. Y mientras siguió hablando y manejando estiró un brazo y empezó a toquetearme las tetas. Me quedé dura, el cinturón de seguridad atravesándome el pecho. Sin apartar la vista de la ruta, el tipo me dijo: vos sola podés detectar cualquier bultito sospechoso que tengas, tocándote así, ves.” (De “Chicas muertas”, Selva Almada, 2014)


ROCK NACIONAL Y PROTESTA SOCIAL

“Y si puedes

haz callar a nuestra voz” Por María Gabriela Naso y Flavio Ogrizovic

Nació inconformista, reacio a adaptarse a una sociedad que le imponía censura y represión. Varias décadas después, no pocos se preguntan si el rock aún mantiene su capacidad crítica o se transformó en una pieza más del mercado de la cultura. El rock hecho en la Argentina se convirtió en una marca registrada desde sus comienzos, en la segunda mitad de la década de 1960. A partir de entonces, sus letras acompañaron en mayor o menor medida los procesos políticos y sociales que se vivieron en estas tierras. Sin embargo, en los últimos años, un debate comenzó a extenderse por encima del pentagrama con no pocos interrogantes. ¿El rock de protesta aún existe? ¿Todo tema de rock debe ser contestatario? Componer ese tipo de canciones, ¿es una virtud de un puñado de músicos privilegiados que interpretan lo que ocurre en la sociedad? “No puedo ver tanta mentira organizada”, cuestionaban Miguel Cantilo y Jorge Durietz en 1970; “Nunca me gustó la sociedad”, confesaban Charly García y Nito Mestre en 1974; en 1978, León Gieco nos hizo reflexionar sobre la guerra y pedir por la paz frente a “un monstruo grande” que pisa “fuerte”; en 1998, Gustavo Cordera predecía el “estallido”. En la última década se sumó al debate la cuestión del rock militante y más preguntas se agolparon: ¿Es posible hacer rock de protesta y expresar adhesión a un proyecto político? Pag. 44

¿Se modifica la imagen y la credibilidad de un músico que toca en un acto partidario? ¿Puede una persona por cuestiones políticas dejar se seguir a un cantante, porque éste se pasó al “otro bando”? El músico Miguel Cantilo considera que el rótulo “rock de protesta” es anacrónico. El ex integrante del dúo Pedro y Pablo muchas veces es encasillado en “ese estilo”, por ser el de sus primeros pasos en la música (en 1970 grabó La marcha de la bronca, un clásico del género) y por recurrir a él, de vez en cuando, como forma de expresión. “Todo lo relacionado con ‘la lucha’ genera una tensión intelectual que resulta, a mi modo de ver, improductiva”, señala Cantilo, para quien “cierto tipo de rap” ocupa hoy ese lugar inconformista. “Es indudable que la protesta perteneció a una época y a una generación que surgió en los 60 en muchas partes del mundo, pero cumplió su cometido en su tiempo y hoy es un recuerdo”, subraya. Para el cantante y guitarrista de La Tolva, Diego Boris, se trata de una etiqueta que, al igual que otras, sólo sirve para testimoniar determinado momento. Boris prefiere hablar en términos de “canción social”.

“Durante años nos hicieron creer que cuanto más tenés más valés, que todo tiempo pasado fue mejor, que salvarse sólo era la solución. Durante años nos hicieron pensar que el consumo es igual a felicidad. Si hablamos el idioma del conquistador, va a ser difícil ganar la discusión. Y otra vez hay que esperar lo nuevo. Y otra vez…”, advierte el tema “Durante años” de La Tolva. “Creo que la canción social va a existir siempre, aunque a veces está bueno lo de la canción urgente, pero tiene que tener claro que esa canción es urgente y que después va a perder las condiciones por las cuales se hizo”, explica Boris. El impulso de unir una realidad social con la letra de una canción, según su opinión, existe desde que se empezaron a componer canciones y va a seguir existiendo, porque “el lenguaje de cada época es lo que permite canalizar el espíritu de esa época”. Por su parte, el baterista de Jauría, Raymundo “Ray” Fajardo, remarca que el término “de protesta” está pasado de moda y se opone a utilizarlo, al igual que “de la lucha”, ya que considera que “la lucha es la pelea, la pelea es la agresión y la


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Los 60 “Cambien las armas por el amor” (Los Beatniks, “Rebelde”)

agresión es la destrucción”. “Depende de la circunstancia y de quién seas, una estupidez puede ser una queja muy relevante o tomar demisiones que no tiene, o lo contrario, por eso lo importante es ir a la acción positiva, a la acción útil, respetando a los demás”, sintetiza Fajardo. El tema Alta definición, que forma parte del segundo álbum de Jauría, “Libre o Muerto”, hace referencia a las fumigaciones con agrotóxicos sobre los campos cercanos a poblaciones y las consecuencias fatales de esas prácticas: “Naturaleza muerta hoy al fin, tormentas asesinas vi caer. Sobre los campos riegan su maldad, los pueblos fumigados sin piedad. No sé qué mierda haces viendo la televisión, si pasa en el patio de tu casa y en alta definición (…) Bienvenidos al reino de la manipulación, tus hijos nacen sin latidos, sienten transgénico”. Allí aparecen las voces de mujeres del barrio Ituzaingó de Córdoba, uno de los tantos sitios afectados.

Yo denuncio, nosotros denunciamos Al comparar las letras actuales con las de décadas atrás surgen diferencias eviden-

A mediados de la década de 1960, en un clima de inestabilidad política por la alternancia de gobiernos civiles y militares, surgió un movimiento social sin precedentes en la historia del país. Pelo largo, valores nuevos e ideas revolucionarias caracterizaban a una generación de jóvenes que, influenciados por el boom de los Beatles y la cultura hippie, comenzó a tejer los primeros hilos del rock nacional. En 1966, año del golpe de Onganía, se forjó el grupo Los Beatniks, con Moris y Pajarito Zaguri entre sus integrantes. La banda grabó el simple El rebelde, con un estribillo categórico: “Rebelde me llama la gente, rebelde es mi corazón, soy libre y quieren hacerme esclavo de una tradición”. Estos versos guardan los postulados fundamentales del rock nacional en cuanto a su rol contracultural. Cantilo recuerda que en los 60 los músicos tenían “un margen de libertad abierto por la novedad que significaba abordar un género hasta el momento inexistente dentro de la música popular, a excepción de algunas canciones folklóricas”. Mauricio “Moris” Birabent fue, sin duda alguna, uno de los pioneros del rock de resistencia. Sus canciones cuestionaban sin tapujos la idiosincrasia burguesa y ciertas costumbres que se consideraban “normales”. En Pato trabaja en una carnicería cantaba: “Sos el burgués más corrompido que existe y te engañas pensando que sos un hippie, vos explotás a todos y no das nada, y eso es ser el peor capitalista, vivís de arriba, qué asco me das”. Otras letras paradigmáticas cantadas por Moris son las de Ayer nomás y De nada sirve. Para Rosso, los primeros rockeros argentinos, entre quienes destaca a Los Beatniks, Manal, Tango, Litto Nebbia y Spinetta, exhiben en sus letras y en su postura ante el mundo “el intento de crear una identidad propia para el individuo, separada de lo que tenían destinado para él las generaciones previas, representadas por padres, maestros y demás figuras de autoridad”. Y explica: “El joven con pensamiento propio de los años 60 no quería que le dijeran qué carrera seguir o cómo disponer de su cuerpo y de su mente, no quería ser una réplica de nadie, sabía que su vida era única e irrepetible y obra en consecuencia”.

tes. Las situaciones socio-políticas son muy distintas. Pareciera que cada vez son menos los temas que dan cuenta de la realidad social. Bandas como Bersuit Vergarabat pasaron de interpretar Se viene el estallido a Bomba loca. Sin embargo, aunque la esencia del rock de protesta no siempre aparezca con facilidad, el que busca encuentra. Fajardo asegura que la función de la música no es sólo entretener, sino poner en conocimiento de las personas, en especial de los jóvenes, ciertas causas o situaciones reales de las que no se habla en los medios de comunicación. “Es una toma de conciencia desde tu lugar, activa y compartida, en la cual nosotros, siendo músicos, aprovechamos nuestro canal para ayudar a las causas que lo necesiten desde nuestro lugar”, sostiene el baterista de Jauría.

Las Pastillas del Abuelo, una banda que pasó de tocar en boliches del conurbano a llenar el Luna Park en muy poco tiempo, tiene algunas letras donde se pueden rastrear huellas del viejo rock de resistencia. En Gobiernos procaces señala: “Son los que ratifican leyes mineras, llevan tatuado ‘Barrick Gold’ en la piel (…) Cortan el presupuesto de los maestros, nombran ministro a un funcionario represor, manejan la ciudad como un club de fútbol, confunden represión con educación”. Sin embargo, Boris descarta que los músicos deban tener una misión de “despertadores de conciencia”, ya que, a su parecer, eso implicaría que se consideran superiores al resto de las personas. “Lo que uno puede hacer es marcar una visión, expresar un sentimiento que uno ve que le parece que es injusto”, explica el cantante de La Tolva.


Las bandas que eligen señalar la injusticia y las contradicciones en las que vivimos son difíciles de encontrar en estos tiempos donde el arte queda subordinado al éxito comercial. Pero esta vertiente del rock se las ingenia para transgredir las modas y lo que “garpa”. Es el caso de La Beriso, una banda fundada hacia finales de los 90, que en canciones como Argentina, denuncia: “El pueblo sigue enfrentado y ellos nos siguen robando. La justicia está de franco hace más de veinte años”.

A militar, mi amor El baterista de Jauría considera que el tema de la militancia es una cuestión personal y que alinearse a una idea política, a un partido o a determinada persona implica un riesgo mucho mayor para los músicos. “Está bien decir: ‘No hacemos política, porque somos multipartidistas’ o

‘hacemos tal tipo de política’, llamándole política a un accionar, lo que no está bien es escaparse y decir ‘no creo en nada’, porque ya haciendo eso uno está haciendo política”, sostiene Fajardo. Según Cantilo, “todo se puede desde la música, inclusive militar”. “Creo que en ciertos casos se está al borde del panfleto y el desafío es dignificar la expresión con buena música y buena lírica”, enfatiza. Y Boris sostiene que quienes desean cambiar la realidad deben relacionarse con las instituciones del tiempo que le tocó vivir, por lo que no le parece mal que haya músicos relacionados con la actividad política partidaria, siempre y cuando sea sincera y esté al servicio del bien común y no de lo individual. “Una cosa es el músico al lado del político por beneficio individual, que en lo personal no me parece que está bien, y otra cosa es el músico al lado de un político para

un beneficio colectivo, cosa que suscribo, porque es atreverse a jugar un prestigio personal que fue construido en otro ámbito, como la música, a favor de un logro colectivo”, argumenta.

El mejor tiempo es hoy El rock nacional se reinventa día a día. Atrás quedaron viejas fórmulas y mecanismos de difusión. Ahora los nuevos artistas divulgan su música por Internet o a través de pequeñas ediciones en formato físico, al margen del aparato convencional de la industria discográfica. Para algunos, el rock perdió su esencia y ya no es lo que era, mientras que para otros goza de buena salud y tiene deparado un gran porvenir. El periodista e investigador especializado en rock nacional Alfredo Rosso pertenece a ese segundo grupo. Asegura que exis-

Los 70 “Déjenme en paz, no quiero más, no hay esperanza en la ciudad” (La máquina de hacer pájaros, “Hipercandombe”) Durante la dictadura de Alejandro Lanusse, Cantilo denunció las torturas de estos tiempos en el tema Apremios ilegales (“Los perros homicidas mordiendo tus heridas y el puñetazo cruel te amordaza la piel. Apremios ilegales, enjuagues cerebrales, mecánica moderna de martirizar”). Con la restauración democrática y el regreso de Perón al Gobierno, el rock de protesta tuvo un breve paréntesis y resurgió con fuerza tras la muerte del Presidente y el enfrentamiento violento entre la izquierda peronista y la Triple A. “Antes de que la voltearan a Isabel ya me había ido a buscar trabajo en Latinoamérica, porque no podía presentarme en el país por la censura imperante durante el último gobierno que se decía peronista”, recuerda. Pedro y Pablo, Sui Generis, León Gieco y Raúl Porchetto, entre tantos otros, atravesaron aquellos años convulsionados y sus canciones son fieles reflejos de la sociedad de aquel entonces. Emblemático fue el disco de Sui Generis Pequeñas anécdotas sobre las instituciones (1974)

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que, con temas como Juan represión y Botas Locas, supo caracterizar con elocuencia la realidad de aquellos años. Una vez instalada la última dictadura militar en nuestro país, el panorama para el rock nacional empeoró. El gobierno de facto aplicó “un sesgo fascista anticomunista e intolerante”, señala Cantilo. Muchos músicos y compositores debieron exiliarse y fue tarea de quienes se quedaron registrar el terror de aquellos años. “En momentos como los del sangriento Proceso militar instaurado en marzo del ’76 era necesario adoptar eufemismos para poder retratar la realidad circundante”, destaca Rosso. Charly encontró un nuevo camino para desarrollar su genio artístico, sin olvidarse de lo que sucedía alrededor, primero en La Máquina de Hacer Pájaros, donde se preguntaba “¿qué se puede hacer salvo ver películas?, y luego en Serú Girán, donde afirmaba “no se banca más, la grasa de las capitales no se banca más”. Uno de los mayores retos del rock nacional fue evadir la censura. Esto puso a prueba

la habilidad de los artistas para dejar testimonios que logran traspasar el tiempo. Cuando García, en plena dictadura, componía y cantaba Canción de Alicia en el país, lograba traspasar las barreras de lo prohibido. Su gran sutileza le permitió expresar a gritos lo que ocurría en la Argentina, sin que los militares se percatasen de ello: “No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó. Ya no hay morsas ni tortugas. Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie juega cricket bajo la luna. Estamos en la tierra de nadie, pero es mía. Los inocentes son los culpables, dice su señoría, el Rey de espadas”. Por esos años, León Gieco escribió Solo le pido a Dios, que le concedió reconocimiento internacional. En el contexto de un probable conflicto bélico entre Chile y Argentina, Gieco imploraba: “Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente”. Luego, la guerra de Malvinas dio un espaldarazo no previsto a los músicos y bandas locales.


Pag. 47 Sociedad

Los 80 “Sobre un arco iris nace la esperanza” (Los Abuelos de la Nada, No se desesperen) El regreso de la democracia reavivó la llama del rock nacional. Las ilusiones de una sociedad que acababa de despertarse de la peor pesadilla fueron renovadas. Así lo reflejaron bandas como Los Abuelos de la Nada en su canción “No se desesperen”: “Sobre un arco iris nace tu esperanza, ya no tengas dudas, pronto brillarás”. O Los Twist con el LP La dicha en movimiento, lanzado sobre el final del régimen cívico-militar. Y otras estéticas se expendieron, con grupos como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Sumo. Muchos artistas, Cantilo entre ellos, vivieron ese momento como un desagravio ante tanto sufrimiento: “Por primera vez pude cantar todas las canciones que habían sido censuradas desde su salida, tuve realmente un panorama laboral digno en mi país y sentamos un precedente importante que hasta el día de hoy me permite seguir viviendo de mis canciones”.

te “una movida muy coherente y socialmente relevante”, que se encuentra en el “underground”. “Quizás sea más difícil rastrearlo ante la avalancha de programas de radio y TV que difunden otro tipo de música más adaptada o ‘cortesana’, pero hay de todos modos una gran oferta de música creativa y urticante, con letras al tono”, insiste. Para él, no se perdió “la brújula de una música quemante y socialmente relevante”. El periodista remarca que el presente es el mejor momento que le tocó vivir al rock nacional, porque cuenta con “todo el bagaje de experiencia de los músicos fundadores y cinco décadas de historia para afinar la puntería, tomar los elementos necesarios para crear una continuidad conceptual, y, al mismo tiempo, desarrollar un mensaje actual poderoso, emotivo y relevante”. Por su parte, Cantilo cree que el aspecto literario en el rock se diluyó con el tiempo, porque se perdió “el tratamiento poético que le dieron sus fundadores”. A su juicio, el mejor momento del rock nacional fue durante “la primera dictadura (en referencia al período 1966-1973), cuando todavía no operaba la censura y en el teatro, el cine y el canto popular había una búsqueda de libertad reivindicatoria muy espontánea” y agrega: “Luego todo tendió a masificarse para satisfacer proyectos capitalistas y desapareció la esencia con-

testataria; los músicos de hoy ya no están interesados en oponerse a las aberraciones del sistema, sino que prefieren dedicarse a vender discos y comprarse mejores instrumentos”. Según Cantilo, “siempre habrá diferencias

históricas que harán de aquellos años algo irrepetible, aunque no por eso mejor ni peor; simplemente distinto”. Si hoy tuviese que volver a escribir “La marcha de la bronca” –afirma–, lo impulsarían “desgraciadamente” los mismos temas, ya que no fue una canción escrita contra los militares, sino contra las minorías que concentran el poder económico y manejan medios, cultos, partidos políticos y persiguen la libertad de expresión. En palabras del autor: “La misma mentira organizada que permanece incólume desde hace cuarenta años”. El rock protesta, milita, adhiere, lucha. Está vivo y es parte de nuestra sociedad. Recurrimos a él para dejar constancia y crear conciencia, para alertar a quienes no saben lo que pasa, para señalar a quienes generan los males que agobian a nuestra sociedad y gritar que la pasividad no va más. “Y si puedes haz callar a nuestra voz”. Aquel desafío de Ataque 77 en Chicos y perros aún sigue vigente.

Los 90 “Y ya no hay ninguna duda. Se está pudriendo esta basura” (Las manos de Filippi/Bersuit Vergarabat, Se viene el estallido) En la década menemista no fue solamente el rock el que reflejó la crisis de un país apresado en el neoliberalismo. La denominada “cumbia villera”, que explotaría en la década siguiente. Fue el emergente de una realidad social marcada por la crisis económica, la pobreza, la corrupción y la impunidad. Yerba Brava, con su disco Cumbia villera, de 1999, bautizó un género en ebullición. Sin embargo, no faltaron grupos de rock que tomaron la bandera del rock de resistencia. “Se viene el estallido”, compuesto por Las Manos de Filippi y versionado por Bersuit Vergarabat, fue el tema que con más crudeza retrató el panorama del país en los 90. “No hablemos de pavadas, si son todos traficantes”; “Transan, venden, y es solo una figurita el que esté de presidente”, denunciaba “El Pelado” Cordera. Y agregaba con cierta resignación: “¿Y ahora qué? ¿Qué nos queda? Elección o reelección para mí es la misma mierda”. Otra canción de la banda con alto contenido social que tuvo resonancia fue Señor Cobranza. Y el descreimiento quedaba evidenciado en letras como Pagar o morir, de Ataque 77: “Los militares ya se fueron, dicen que hay libertad. Pero vos y yo sabemos que todo sigue igual. Pero vos y yo sabemos que todo sigue igual. Pagar o morir, injusticia social”. Una de las bandas que con más claridad retrató la década menemista fue Los Piojos, en su tema San Jauretche. “Gaucho indio y negro a quemarropa, fueron borrados de aquí. Yo le pido a San Jauretche que venga la buena leche. Sarmiento y Mitre entregados a las cadenas foráneas, el sillón y Rivadavia hoy encuentran sucesores”, era parte de una letra que sintetizaba la historia política y económica de la Argentina.


Para Enrique Rivas es dejar caer la enésima cintita de Viceroy sobre el suelo lleno de gan líos innecesarios. Para Toquelau, es mirarse en la luna de pestañas largas de Burza-

ENRIQUE RIVAS/DELGARASH

Podrías haber salido cualquier noche con él Por Lais Vázquez Cuando lees a Enrique Rivas la primera imagen que se te presenta es el barrio. Sus cuentos y términos grotescos están embarrados de Temperley. Sus escenarios son estaciones de trenes, plazas descuidadas y vírgenes para que no tiren basura en la esquina. Recorrés sus relatos y sentís que podrías haber salido cualquier noche con él. Rivas demuestra su onda under en lo que escribe y lo reafirma con sus actos. Los nietos del Carnicero. Cinco anécdotas que destruyen a patadas los estereotipos de inocencia, bondad y felicidad que rodean a la infancia.

En 2012 parió Delgarash, una humildísima editorial autogestiva. “Cuando inventé mi segundo libro, Los chicos quieren porno, en verdad el texto lo escribí en joda y no tenía ganas de llevarlo a ninguna editorial, donde te boludean. Hice 50 ejemplares y, como se vendieron todos, seguí haciendo y haciendo hasta ahora que me queda uno solo y tengo un par de pedidos”, contó el autor a “El Cruce”. Estas publicaciones son hechas completamente por Rivas. Todo casero. No hay cadena de embalaje, industria ni jefes grasosos que decidan el diseño de tapa con una capacidad increíble para eludir cualquier rasgo de sentido común. “Me inspiré un toque en la editorial Funesiana, con la que publiqué el primer libro de cuentos (Los nietos del carnicero) en 2011. El chabón de ahí me enseñó a encuadernar y ahora yo podría hacer lo mismo con Pag. 48

otros. Si cada uno aprende y le cabe, que se haga sus propios libros.” “Tampoco es que reniegue de las editoriales un poco más grandes -aclara Rivas -, pero es difícil acceder a ellas porque te tocan lo que escribís o quieren que pagues.” En 2014 un trabajo nuevo pisará la calle. Tenemos que salir de acá estará integrado por seis cuentos de terror de un estilo muy distinto al autobiográfico de su

medios para conseguir los ejemplares. Su obra está cargada de personajes brutos y maliciosos que crean una impresión contradictoria de ternura. Su prosa, rítmica y entretenida, es provocativa y te da la sensación de que no lo hace para forzar una postura. Rivas es un tipo sencillo y directo. Quizás te lo cruzaste en algún aula, porque estudia Letras en la Universidad lomense, donde participó en el primer

Los chicos quieren porno. Sexo explícito, malas palabras y humor vulgar condensados en ocho relatos para mayores de 18 años.

Tenemos que salir de acá. Lo próximo a conocer del autor, que decidió cambiar de temática y prometió ofrecer cuentos serios.

primera publicación y al porno/humor de la segunda. “Esto será inventar otro sello pero legal, porque lo quiero registrar para vender en librerías. Delgarash sería la parte ilegal.” Facebook, la dirección de mail delgarash@ gmail.com, lecturas que se organizan en Lomas y descargas en varios formatos son

concurso de relatos y lo ganó. “Yo pensaba que los concursos de cualquier índole eran todos arreglados, todo tongo. Participé sólo porque una compañera me jodía. No conozco a ningún jurado, aunque calculo que habrán sido profesores de mi carrera, y nadie me conoce a mí. Le di importancia, si lo gané por algo es.”

Muestra gratis “Andrés dice que las trompadas duelen más si apretás una llave. O varias monedas de veinticinco centavos, una encima de la otra. Cualquier porquería que aprietes con tu palma produce que al cerrar la mano el puño se te endurezca por la presión y cuando pegues (en la jeta, sobre todo debajo del ojo, el hueso malar), lo que mantengas apretado evita que los nudillos se te desarmen como podría desarmarse la mano de una nenita. Lo importante es que los huesos metacarpianos permanezcan firmes. Eso dice Andrés, que en Biología saca diez. Y en Historia. Y en Lengua. Y en Matemáticas. Andrés es de lo más inteligente que conocemos. Pero Andrés nunca le pegó una piña a nadie.” (De Manopla, Los nietos del Carnicero, Enrique Rivas)


papeles de su casa. Y diseñar y encuadernar sus propios libros, para que otros no haco. Y llegar al pop por acumulación. El ritual es distinto, el mambo casi el mismo.

TOQUELAU

Perfecto, hermoso, veloz, luminoso Por Juan Relmucao Alguien dice pop. Y la inercia del desprecio le arrastra una ceja hacia arriba. El joven contrae labio contra labio; piensa. Los Illia Kuryaki rapean ghetto, calle, barrio, wacho. Y no se puede flashar ghetto si sos monotributista categoría K, tiene razón. Piensa: Radio Pop. Busca: Wikipedia: Radio Pop: “El empresario Daniel Hadad decidió que la radio POP pase a ser líder y por esto tomó la decisión de mudar el programa ‘Bien Levantado’ conducido por Beto Casella de la radio Mega 98.3 a Radio POP. El programa era (y continúa siendo) el más escuchado de la FM y de esta manera le daría un buen impulso.” OK, pop, piensa. Pero Mambo dice pop: suena como libertad. Libertad de lotes vacíos del conurbano - con la luna se sienten los roces de perros corriendo entre el pasto que los supera en altura, en edad. Así es Burzaco y ahí vive Nicolás Domecq, en una casa apenas más nueva que La Escalera, el segundo disco editado por su elegante, armoniosa, pegadiza hasta el colapso nervioso banda: Toquelau. “Lisandro Aristimuño dijo que era horriblearranca Nicolás-. Era su cumpleaños y fue con su banda a un centro cultural medio cheto de Viedma. Empezó una zapada colectiva. Yo me mandé con el bajo y no le gustó. Estaba re copete, igual; le dimos el disco y lo dejó ahí. De golpe estábamos tocando y Diego (Ruiz - guitarra) me dice: ‘le voy a cagar el tema a Aristimuño’. Tocaban algo re meloso y este se mandó a la batería y empezó a hacer reggae. ‘No es así’, le decía el otro. Era un cumpleaños de vieja”.

Pero antes de la gira por la Patagonia cercana, hubo un proceso que resultó en un álbum melodioso y de estribillos indelebles, un disco magníficamente pop que, según Agustin Debesa (bajo) se destaca por “las melodías combinadas con las climas: una canción puede brillar por linda, pero también porque tiene un vuelo que acompaña esas melodías que están buenísimas”.

no termina de bocetar la escena en su cabeza, cuando ya está corriendo otra. “Es algo que se acumula – explica Nicolás-. Vos tenés cierta capacidad de crear. Y eso se va acumulando. Gotitas, gotitas, gotitas, y de repente cae. Cuando nos juntamos nos matamos para que eso caiga. Porque cuantas más canciones que haces, más canciones hacés.”

Y lo tiene. El sonido Toquelau no es sólo un pop rock que explota los recursos clásicos del género, sino que encuentra su vuelta de tuerca en guitarras oscuras y filosas que desgarran la textura de la canción con un dolor placentero, necesario. Más allá de la faz sonora, si fuera como las letras de Toquelau, el mundo sería un oscuro teatro de sombras chinescas, con secuencias poéticamente truncas esperando ser completadas por un oyente que

Mientras prometen un tercer disco con “más temas, más climas, un poco más arriba”, Julián (batería) no duda: “si sos una banda que cree que su producto puede romper cualquier barrera, tenés que tocar con cualquier banda. Y que guste. De hecho, ahora nos vamos a un festival punk en Gualeguaychú. Nos invitaron… ¡Va estar buenísimo! http://toquelau1.bandcamp.com/ track/arena


Romper el silencio Por Mariana Carbajal

La confesión de una mujer, que revela una pesadilla de doce años de maltratos y violencia en su pareja, fue el disparador de un libro destinado a prevenir males mayores. Podría decir que Maltratadas surgió como una necesidad. Hace más de una década que escribo en el diario Página/12 sobre casos de violencia de género. Es un tema que me moviliza particularmente. Mi madre, Marisú Devoto, fundó y dirige una fundación –Propuesta-- que desde hace unos veinte años ayuda a mujeres sobrevivientes de violencia machista en el sur del conurbano. Por esa razón, en mi hogar materno, primero, y luego por mi trabajo periodístico, vengo escuchando decenas, cientos, de testimonios de mujeres enredadas en ese tipo de vínculos y sobre las rutas críticas que tienen que atravesar para poder salir del círculo de la violencia; porque primero no toman conciencia de que son víctimas, porque después no saben a quién o dónde pedir ayuda, porque no se animan a realizar una denuncia, porque las respuestas de la policía o la justicia no son apropiadas para protegerlas, o porque el hombre que las maltrata no desiste en su actitud, aun cuando se separan. Es una realidad dolorosa. Porque a esas mujeres muchas veces se la va la salud, psíquica y física si no reciben la atención adecuada, y en los casos más extremos, se les va la vida: sus parejas o ex parejas terminan asesinándolas, al considerarlas como parte de sus posesiones. Ese escenario lo conozco hace tiempo. Pero hubo una historia que me motivó a aceptar la propuesta de la editorial de escribir el libro y fue la de una amiga, una profesional exitosa, con un muy buen pasar económico, que hace dos años me contó que su esposo y padre de sus dos hijos, hacía doce años, desde que se habían puesto de novios, la maltrataba física y psicológicamente. Yo no podía creer que ella hubiera soportado tantos años sin pedir ayuda, sin pedirme ayuda. Me dijo que le daba vergüenza que su familia y amistades supieran lo que vivía, que pensaba que él iba a cambiar, que ella con amor lo cambiaría, que si se separaba cuando sus hijos fueran más grandes

para ellos el sufrimiento sería menor … Situaciones similares a las que viven muchas mujeres en relaciones de pareja violentas. Y que les consumen la vida. Mi amiga, cuando decidió romper el silencio, contar lo que le pasaba y separarse, estaba ya muy afectada, con ataques de pánico, y otros problemas. Pensé que, tal vez, un libro que abordara los mitos sobre la violencia de género a partir de historias reales, de testimonios en primera persona, contando las dificultades que afrontan las mujeres, sus dudas, sus miedos, las trabas que encuentran cuando denuncian, que detallara el ciclo de la violencia, las características de ese tipo de relación, pero también los avances en la legislación, las respuestas de la justicia, y que incluyera voces de especialistas aconsejando cómo actuar, cuándo denunciar, adónde ir, podría servir a otras mujeres como mi amiga, a tomar antes la decisión de alejarse de un hombre violento. O tal vez, incluso, ayudaría a que sepan identificar antes los primeros signos de violencia, más sutiles, como las palabras hirientes, la denigración, la humillación, las expresiones de control, para evitar engancharse en una relación de pareja atravesada por el maltrato. Para escribir el libro volví a hacerme las preguntas más básicas en relación a la temática: ¿Por qué un hombre es violento con la mujer que dice amar? ¿Por qué hay mujeres a las que les cuesta tanto separarse en esas circunstancias? ¿Por qué un maltratador sigue maltratando a su ex pareja ya estando separados? Y tantas más… Me encantaría que el libro pudiera servir para prevenir los noviazgos violentos, particularmente entre adolescentes. Hay un capítulo dedicado a ese tema. Y que contribuyera a pensar estrategias y políticas más efectivas para proteger a las víctimas y ayudarlas a reconstruir sus vidas.

Mariana Carbajal Es licenciada en Periodismo egresada de la Universidad de Lomas de Zamora y trabaja en Página/12 desde 1991. Es autora de los libros La seducción permanente: verdades y mentiras de las cirugías estéticas (Sudamericana, 1999) y El aborto en debate, aportes para una discusión pendiente (Paidós, 2009). En 2010 recibió el Premio Lola Mora otorgado por la Dirección General de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires.

Cocina de autor




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