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CAFE CREAM Dardos y cervezas… Claro está que el CAFÉ CREAM es un local de referencia para varias generaciones. Para la revista también lo es ya que aquí celebramos una de las fiestas de aniversario más divertidas que hemos tenido hasta la fecha (conga incluida) y también aquí expusimos nuestras primeras portadas y personajes. Aprovechando que hace poco el CREAM ha renovado su carta pasamos por allí para hablar con ISAAC y CHARLY. Empezasteis en abril de 2014, lleváis más de siete años ya pero podría decirse que la esencia del CREAM sigue intacta. Eso es, la esencia sigue siendo la misma. Sigue el mismo ambiente desde que abrimos: cerveceo y exposiciones de artistas locales. El público sigue siendo un público mixto, 18 a 80 años, viene gente joven, vecinos del barrio, universitarios, de otros barrios… Aunque igual sí que después del confinamiento viene más gente joven que antes. Lo que sí ha cambiado un poco es la carta. Sí, ha cambiado. La carta actual es más variada que la que teníamos, queríamos darle una vuelta y añadir productos nuevos: más tostadas, más ensaladas y bravas con salsa casera. Lo que mejor está funcionando, tal vez por la novedad, son las bravas, están gustando mucho, la salsa tiene un toque de ajo y sriracha, un picante tailandés. Están teniendo muy buena aceptación, le han comido terreno a los nachos, que tampoco están nada mal. Ahora tenemos los “Nachos Cream” con chili, carne y jalapeños. También hemos aprovechado para ampliar los ingredientes para los nachos. En resumen, ahora podemos ofrecer más opciones que antes.
¿Qué nos contáis de las cervezas? Seguimos trabajando con Ámbar. Tenemos la caña a 1€ y la jarra a 2€. La Ámbar Export (tostada de 7º) funciona también muy bien. También tenemos en botellín Estrella Galicia y Franziskaner. Aquí lo que más se demanda son cañas, para beber ipas y otro tipo de cervezas ya están otro tipo de locales especializados. ¿Cómo tenéis ahora el tema de los dardos? En su momento estuvimos súper a tope, tenemos muchas ganas de volver a jugar cuando vuelva la normalidad. Ese ambiente dardero nos gusta mucho, pero ahora, con las limitaciones de espacio, toca esperar.
