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QUESO Y CERVEZA, ESE BINOMIO PERFECTO PERO DESCONOCIDO Desde tiempos inmemoriales, el queso y el vino han sido inseparables. Siempre hemos oído que el mejor maridaje para un buen queso es un buen vino. Habrá veces en las que sea cierto, pero otras muchas en las que no. Tenemos que abrir la mente y lanzarnos a probar combinaciones que no conocemos pero que seguro nos sorprenderán. Si decimos que el mejor acompañante del queso es la cerveza y no el vino los más puretas se echarán las manos a la cabeza. Habrá quien pase la página tildándonos de locos, pero los afortunados que se animen a curiosear con estos dos productos, seguro que se sorprenderán gratamente. Históricamente, la cerveza y el queso también han estado muy unidos. No son pocos los monasterios que se dedicaban a elaborar cerveza y queso en sus instalaciones como forma de vida. En países de gran cultura cervecera ya conocen las bondades de esta pareja desde hace muchos años pero, aquí, la cultura del vino siempre ha sido la dominante. Por suerte, con la explosión y expansión de la cerveza craft, también llamada artesana, desde hace unos años hemos ido descubriendo nuevos sabores, aromas y características más allá la clásica lager aburrida, para encontrarnos un amplio mundo de sensaciones organolépticas que nos dan muchas posibilidades a la hora de jugar con otros productos, en este caso, el queso. Aunque mucha gente sólo conoce las típicas “rubia”, “tostada” y “trigo”, existen más de 100 estilos de cerveza diferentes, cada uno con características específicas que los hacen singulares. Podríamos hablar largo y tendido sobre cervezas tan curiosas como las lambics, las oud bruin, las barley wine, y un sinfín de ejemplos más desconocidos para el gran público, pero entonces dejaríamos de lado el tema que nos atañe: la conjunción queso-cerveza. Ya hemos dicho que existen un centenar de estilos de cerveza. Ahora, la pregunta es: ¿Os imagináis la de combinaciones que pueden existir si los probamos con las más de 2.000 variedades de queso que
existen? No hay que ser un gran matemático para deducir que las posibilidades son casi infinitas... Metámonos en vereda y veamos cómo podemos disfrutar lo mejor posible de las combinaciones que nos brindan estos dos maravillosos mundos. Lo primero que hay que tener en cuenta es la versatilidad que nos otorga la cerveza a la hora de maridar un queso. Los diferentes estilos de cerveza abarcan una gran variedad de aromas y sabores, que, además, si acertamos con la elección, el queso resalta y amplifica. Hay muchas formas de maridaje, pero, en este caso, intentaremos respetar el principio de intensidad-complejidad. Esto quiere decir que, a mayor complejidad o intensidad de uno de los dos elementos, mayor complejidad-intensidad tendrá que tener el otro. Eso sí, jamás deberemos dejar de lado la experimentación, ya que, gracias a ella, podremos descubrir grandes combinaciones con las que disfrutaremos enormemente. Como dicen los expertos, el secreto de un buen maridaje es conseguir que los sabores y aromas armonicen y no se solapen. En MANNEKEN BEER llevamos ya muchos años trabajando con estos dos productos. El queso hasta ahora había sido un mero acompañamiento, aunque, después de realizar varias catas y talleres, nos hemos dado cuenta de que el público está ávido