Grimorio I N°2

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Grimorio Año I – Núm. 2 Febrero 2016

Lugares


Lugares Pareciera que las palabras que usamos con mayor frecuencia son las más dificultosas de definir. Amor, vida, muerte, tiempo, lugares. Como si lo cotidiano fuese muchas veces lo más difícil de poner en palabras. Siempre un lugar nos remite a una porción del espacio donde se sitúa algo. ¿Qué hay, pues, de los lugares imaginarios? Diremos que ese espacio localizado puede ser real o figurado. Y qué hay de los “lugares de preferencia”, entonces . Se pone engorroso saber si la situación o posición, real o figurada, que corresponde a una persona por su función, importancia o estado es también un lugar. Si los lugares son una parcela de espacio Podríamos definirlo en relación a la velocidad y el tiempo. Y si el tiempo es un eterno presente… Creo que me perdí.

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Por eso más que definir los lugares, me gustan esos que nos definen. Aquellos de la niñez que se encontraban dentro de un ropero o más allá de un espejo, aquellos donde hemos permanecido tantas horas de nuestras vidas y aquellos donde no deberíamos haber estado, los bulliciosos, los del silencio, los solitarios, los compartidos, a los que se vuelve siempre y a los que no habría que regresar, porque no se vuelve a los lugares donde se ha sido feliz. De todos hay uno del que no podremos escapar, que nos acompaña antes de nacer y, quizá, nos siga en próximas existencias, el que mejor nos define: nuestro mundo interior. Vanesa Téllez Febrero 2016

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Índice Editorial Lugares

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Lo nuestro Jorge Leónidas Escudero Referencias La cruz de palo

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Casablanca. Un lugar de película

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Chalet Campodónico. Lugares que conquistan sueños, por Arq. Carlos Campodónico

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En pantalla

En foco

Con todas las letras Macondo. El lugar de todas las cosas Macondo en Cien años de Soledad Macondo en La Hojarasca 4

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La parte del todo Un lugar en el mundo Soluciones

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Dirección editorial Foto de portada Vanesa Téllez Colaboran en esta entrega Carlos Campodónico Susana Fabrega Editada en San Juan - Argentina

Grimorio es una publicación cultural mensual de carácter gratuito. Los colaboradores son responsables de sus opiniones y de los contenidos de sus aportaciones, conservando los derechos de autor sobre los mismos. Los contenidos de autor se encuentran referenciados.

Fotografía: Carlos Campodónico

De lápices y de pinceles Fernando Fader El paisaje como lugar de la Patria

Contacto: revistagrimorio2016@gmail.com 5


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Jorge Leónidas Escudero El poeta hacia la Eternidad Hay lugares que se ocupan de una vez y para siempre, pero cuando se abandonan no hay manera de llenar el vacío que dejan En la vida y en la nada la idea de vacío agobia. Inquieta porque no se sabe ni cuándo ni dónde finaliza, si acaso es que termina. El vacío incomoda, porque antes de ser vacío era un espacio ocupado por deseos, sentimientos, objetos, con palabras dichas o talvez calladas, por cualquier seña que nos relaciona con los significados de ese ser humano. El vacío es desasosiego porque a pesar de que carece de sustancia y de límites, es, en sí mismo, una zona difícil de definir, con fronteras difusas, pero, finalmente, aunque no tenga contenido, es un lugar. Para quien nos deja, el vacío ya no es problema. El problema es de los vivos, de quienes quedamos, de quienes vivimos, con razón o sin ella, ese vacío tan dilatado que es la ausencia.

El pasado 10 de febrero dejó su existencia física una de las más brillantes plumas nacidas en nuestra provincia, Jorge Leónidas Escudero. Nacido en San Juan, en septiembre de 1920, había escrito desde joven más por impulso que por oficio. En Mendoza siguió la carrera de Agronomía, que abandonó para dedicarse a trabajar y a jugar, a la ruleta, obvio. El juego fue uno de los ejes de su vida que desarrolló en él la intuición por sobre otras percepciones. Su experiencia decisiva fue el trabajo como minero, al que le dedicó años en la zona de Calingasta. Gran parte de su producción llevará esta marca de lo telúrico: La raíz en la roca (1970), Piedra sensible (1984), Basamento cristalino (1989), entre otros títulos. Chiquito, como era llamado por sus amigos, estaba hecho de su propia tierra, era la montaña a la que había abierto su alma y éstas habían cedido sus entrañas al pirquinero. Sus 7


poemas son su propio lugar en el mundo porque consigue unir las montañas con la gramática. En una pirueta que causa asombro, nos hace apreciar la caligrafía del paisaje. El poder condensador de la palabra, más fuerte que lo que describe, comprime cientos de millones de años en una pocas páginas. Para él, como para la inmensa mayoría de los montañeros, el atractivo de las montañas tiene más que ver con la belleza que con el riesgo, con el júbilo que con el miedo, con la maravilla que con el dolor, con el trabajo más que con el inacción, y muchísimo más con la vida que con la muerte. Hay un gozo en la experiencia sensorial, una dicha contemplativa. Andar las montaña se convierte no sólo en

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una excursión en el espacio, sino también un viajar hacia atrás en el tiempo, retrocediendo en el pasado hasta cuando el granito deambulaba por ahí en gránulos, el basalto soltaba burbujas, las capas de caliza se doblaban como si fueran mantas. El dejar conocer su obra le llegó tardío. Publicó su primer libro a los cincuenta años, por eso la vida le regaló 95 primaveras para que su producción fuera extensa. Sin embargo, su obra circuló durante mucho tiempo en ediciones de autor, con escasa distribución fuera de San Juan; recién a partir de la antología A otro hablar (2001), cuando comenzó a ser publicado en Buenos Aires por Ediciones en Danza, sus libros tuvieron una


mejor difusión, lo que posibilitó su valoración como uno de los autores más importantes en la nueva tradición poética argentina. En 2010 reunió veinte libros en Poesía completa, y continuó escribiendo. Chiquito desconcertó por su formación y sus opiniones poco convencionales. Revalorizaba concepciones anacrónicas como la inspiración.

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Referencias

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l tatarabuelo por lado de mi papá salió de La Rioja hace cuándo en una sequía grande y ¡Ea! ¡Quiá! ¡Ea! con sus animales por delante fue a dar a El balde, en San Luis. Tuvo allí descendencia hasta que mi padre dio un saltito a Mendoza, dobló hacia el norte y acampó aquí. Ya estamos en San Juan, pues. Entonces fue que Leonidas casó con la Margarita y aparecí yo en escena. Nací en calle Santa Fe a pasitos de Alem, junto al taller de don Manuel Trías, mi tío, donde una vez me quemé en la fragua pero no aprendí la lección ya que en otros asuntos me he quemado siempre. Después con mi abuelito por parte de madre fui a la finca del Médano de Oro, y ya se sabe que todavía ando con olor a pájarobobo y pichana.

Escudero, Jorge Leónidas. Umbral de salida. Buenos Aires, Ediciones en Danza, 2011, pág. 193

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La cruz de palo A unos cerros del sur de Calingasta fui a buscar lo que todavía no hallo cuando vi una cruz de palo tirada en el camino. Ya iba pasando de largo y pensé que es mala seña ver algo así cuando uno anda buscando riquezas minerales. Me volví pues y le dije: Vos ¿qué andás haciendo aquí? La cruz se quedó callada. Entonces agregué: Sos propia de un cementerio y vaya a saber cómo

apareciste ‘n la huella; pero ahora te invito, con todo respeto, acompañarme a unos mates. Vos como leña al fuego y ahí conversamos. Así fue. Y al escuchar en el silencio cordillerano su crepitar en las llamas le dije a ver si me decís algo del más allá porque en eso supuesto sos muy entendida. Y ahí empezó la cruz a chisporrotear cosas de muertos mientras llegó la noche oscura y me dio miedo.

http://lisarda.blogspot.com.ar/2014/12/jorge-leonidas-escudero-la-cruz-de-palo.html

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Casablanca Un lugar de película Oscuridad, luces amarillas, el sonido del mar y la brisa dan al ambiente una mítica increíble que parece expandir los espacios hasta el infinito. "A casa branca" decían los portugueses en los tiempos de la colonia, y así fue que nació el nombre de esta urbe, gracias a una pequeña casa pintada a la cal situada sobre la colina de Anfa, usada como referencia por los naveganes, donde en 1515 construyeron un fuerte. Casablanca fue una parte de España hasta 1755, cuando un terremoto destruyó la ciudad y los europeos abandonaron el área completamente. Luego, los franceses se hicieron cargo de Casablanca en 1907 pero su control no se formalizó hasta 1910. Con una población de más de cerca de cinco millones de personas, es la ciudad más grande de Marruecos. Conectada al resto del país por excelentes carreteras y ferrocarriles. Es también el hogar de uno de los puertos artificiales más grandes del mundo.

Casablanca tuvo un papel clave en la Segunda Guerra Mundial. Era el sitio de una base aérea estadounidense que fue vital para los Estados Unidos en sus operaciones europeas. La ciudad ganó renombre gracias a la película dirigida por Michael Curtiz que lleva su nombre, que puso de relieve su condición colonial y para la que, paradójicamente, no se filmó ni una escena en el país africano.

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En Casablanca se cumplen las palabras del Corán que rezan: “Y su trono se construirá sobre las olas”, fueron las que inspiraron al monarca Hassan-II de Marruecos, para la elección del lugar donde debería edificarse la mezquita. La idea de erigir la obra fue tomada por el rey en el año 1986. El templo, realizado por el arquitecto francés Michel Pinsau, fue inaugurado en 1993 el día del nacimiento del profeta Mohammed. La designación de Casablanca como sitio de construcción fue decidida por el rey Hassan II, ya que, según sus palabras, la capital del poder económico debía de poseer un emblema que la distinguiera sobre las demás poblaciones del país. Es la segunda mezquita más grande del mundo, después de la Meca. El exterior de la mezquita ocupa cerca de treinta mil metros cuadrados. A una altura de 210 m, su minarete es el más alto del mundo y puede verse desde kilómetros a la redonda. El pavimento está realizado con mármol y granito. Las puertas de entrada al templo son de cobre y estaño, y las fachadas están cubiertas de mármol esculpido, pulimentado y mosaicos. El edificio, ubicado grandiosamente sobre un promontorio que se alza sobre el Atlántico, gracias a sus pisos vidriados, permite ver el movimiento de las olas debajo mientras se la recorre. Puede albergar hasta 90.000 personas (cuatro veces más que el Luna Park de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Es uno de los pocos templos que pueden ser recorridos por personas que no profesan el Islam.

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C

uando hablamos de cine clásico, hablamos de Casablanca. Todos conocemos algo de la trama, la hayamos visto o no. Una película que, si bien tuvo un sólido inicio, fue ganando popularidad con los años y es hoy uno de los films más admirados y valorados del cine. Obra maestra, surgida de forma espontánea, plena de frases lapidarias y afiladas, con un final de los que se calificarían como de poco comerciales pero que es un mito del séptimo arte. En 1940, el dramaturgo Murray Burnett colaboró con Joan Alison en la obra de Everybody comes to Rick’s que nunca se realizó. Meses más tarde la productora Warner Bros. compró los derechos. En la ciudad marroquí de Casablanca, Rick Blaine (Humphrey Bogart), un ciudadano americano que ha sido expatriado, lleva el negocio del "Café de Rick", en el que se reúnen los apátridas, los exiliados de la Francia ocupada por los nazis, gente corriente, oficiales del III Reich y ladrones. Un día, Ugarte, un timador conocido por Rick, se presenta en su bar llevando unos valiosos documentos que resultan ser salvoconductos, 16

con los que cualquier persona podría llegar a Lisboa, el único puerto neutral durante la guerra. Antes de poder venderlos es detenido por la policía, que manda Louis Renault, un oficial comprado a los nazis. Antes de desaparecer, Ugarte confía los documentos a Rick. La situación de Rick se complica en Casablanca al aparecer por su bar una antigua amante llamada Ilsa (Ingrid Bergman), quien le dejó en París por su marido, Victor Laszlo (Paul Henreid), que le acompaña en la ciudad. Laszlo resulta ser un líder de la resistencia checa que, conociendo que Rick tiene los salvoconductos, pretende hacerse con los dos. Cuando Louis detiene a Victor por un delito menor, Rick, jugando a dos bandas, le dice que le puede dejar libre por ese hurto, para así detenerle por tráfico de salvoconductos. Cuando Louis va a arrestar a Victor, Rick le apunta con una pistola, destapando su coartada. La película termina en un aeródromo, donde están Louis, Rick, Ilsa y Victor. Ilsa y Victor acaban subiendo al avión que los llevará lejos de Casablanca, en uno de los finales más recordados del cine. Como en toda leyenda, entorno a Casablanca existe un velo de verdades no dichas, mentiras a medias y contradicciones que realzan aún más su magnificencia.


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https://www.youtube.com/watch?v=7vThuwa5RZU

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Como aquella famosa frase de “Tócala de nuevo, Sam” nunca pronunciada en la película, ni en la original ni en la doblada. Lo que en realidad el personaje de Ingrid (Ilsa) dice al pianista es: “Tócala” (Play it once) y “Tócala, Sam” (Play it, Sam), refiriéndose a una canción que solía interpretar en París, donde ella conoció al protagonista y al propio Sam. La frase se hizo famosa gracias a la película de 1972 Sueños de un seductor, cuyo título original es precisamen-

te Play It Again, Sam, basada en una obra homónima de Woody Allen y llevada a la pantalla por el director Herbert Ross. Contrario a la creencia, el tema “As Time Goes By” que inmortalizara esta película no fue creado para el film. Era una canción casi desconocida de hacía diez años antes que el compositor se negó a incorporar por creer que era una melodía simple y vulgar. Uno de los productores se enamoró de dicha canción y pidió


que fuese incluida. Después sería la canción de fondo y tema principal de la película. Hubieron muchas cosas del rodaje de Casablanca desconocidas para los espectadores como aquella plataforma de aproximadamente 30 centímetros que debió usar Bogart en todas las escenas en las que aparece con Ingrid, ya que ella medía cerca de 1,80 m. y Humphrey sólo 1,60m. Otra fue la peripecia del guión. Cuando se comenzó el rodaje, aún no se había decidido cuál sería el final. El director Michael Curtiz declaró más adelante: "El triunfo de Casablanca es aún más valioso porque el guión fue escrito en estudios día a día, y cuando comenzó el rodaje, el desenlace de la trama era aún desconocido para los actores tanto como lo es para el espectador“. Sin embargo, hay quienes dicen que existía un guión muy definido escrito por Julius e Irving Epstein, en cuyo único final Bogart sacrificaba su amor para permitir al 19


matrimonio Laszlo escapar de la persecución nazi. Curtiz habría simulado no saberlo con el objeto de que los actores tuvieran el mismo desconcierto que sus personajes en cuanto al destino que les esperaba. Sólo Bogart lo sabía dado que su contrato de gran estrella le daba el derecho de aprobar el guión. Cuando empezamos, no teníamos un guión terminado. Ingrid Bergman se acercó y me dijo: “¿A qué hombre debería amar más … ? ‘” Yo le dije: “No lo sé … a ambos por igual”. Ya ves que no teníamos un final, así que no sabía lo que iba a suceder. Howard Koch

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La gran farsa fue que la película se filmó íntegramente en Hollywood, en escenarios construidos con este fin. A pesar de ello todo el mundo jura que se filmó en Marruecos, tanto es así, que los turistas al llegar a la ciudad buscaban tomar un trago en el bar de Rick, que no existía. Es por eso que el municipio construyó dos bares frente a la plaza: el bar de Rick, y el “Blue Parrot”, y todos satisfechos. Más allá de las pequeñas anécdotas, Casablanca en 1989, fue seleccionada por el National Film Registry para ser preservada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ser “cultural, histórica y estéticamente significativa.


parte

La del todo

Un lugar en el mundo El siguiente es un fragmento de una obra de un pintor que nació en Buenos Aires, el 12 de agosto de 1896. En 1899 su madre lo lleva a Italia junto a uno de sus hermanos para visitar a la familia en San Sebastiano Curone y Roverazza. De regreso a Buenos Aires, en 1902, inicia sus estudios. Luego de una primera formación industrial, al tiempo que trabaja en diversos empleos, en 1915 ingresa en la Academia Nacional de Bellas Artes. Allí tiene como compañeros a Héctor Basaldúa, Aquiles Badi, Horacio Butler y Alfredo Bigatti. Egresa en 1917 con el título de Profesor Nacional de Dibujo. En 1919 comienza a enviar obras a los salones nacionales y en 1921 se instala en la provincia de San Juan, donde realiza su primera exposición individual. En 1922 obtiene el Primer Premio de Grabado en el Salón Nacional. Durante esos años un viaje por el noroeste argentino inspira la temática de sus obras de entonces. Regresa a Buenos Aires en 1924

Solución en la página 32

¿De qué autor se trata? ¿A qué obra pertenece esta parte del todo? 21


EN

FOCO

Chalet Campodónico Lugares que conquistan sueños

Grimorio me lleva a escribir y pensar en qué pueden ser lugares, aunque también se habla de los no lugares. Pueden ser, pueden no ser y pueden o no formar parte de algo. Cuando uno define los lugares sus aseveraciones geográficas pueden ser muy vastas hasta ilimitadas. Los lugares son como la amistad, uno puede tener muchos amigos, y uno sabe con cuales se siente más ameno, más cómodo y participativo. Los paisajes o con los lugares suceden de igual forma. Hay un paisaje con el cual te identificas para siempre, al igual que con un amigo, ese amigo único y especial que forma parte del mejor paisaje de tu vida. 22


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Me quedo con aquello que se asemeja al “lugar de encuentro de un objeto frente a lo que lo rodea”… y frente a ello aquel hecho arquitectónico que se funde en el paisaje generando un paisaje cultural que puede ser representativo según diversos hechos o circunstancias, sean históricas, urbanísticas o simplemente arquitectónica. Según la Arq. María de las Nieves Arias Incollá, el término “paisaje cultural” es muy abarcador, incluye una diversidad de manifestaciones producto de la interacción entre el hombre y su ambiente natural. Además de conjugar lo cultural, los paisajes se diferencian de los demás bienes. San Juan es una provincia muy rica a la hora de analizar cuáles pueden ser sus paisajes culturales. Ellos han sido identificados en su mayoría a espacios o lugares geográficos de gran valor paleontológico, histórico, antropológico, y hasta arqueológico, pero la mayoría de estos deja de lado a los paisajes culturales que se nutren de elementos evolutivos y asociativos como son las obras de arquitectura e ingeniería. Si hay un lugar mágico en San Juan es el


mítico cerro Pie de Palo, este lugar, famosa estribación de las Sierras Pampeanas es un paisaje cultural que contiene todas las clasificaciones posibles. No sólo por ser telón de fondo de varios departamentos, sino que en sus alrededores se concentra esa lucha de misterios, acontecimientos, sucesos que marcaron la historia provincial . En Angaco, departamento de la provincia de San Juan, de espaldas al imponente Cerro a 500 metros de calle El Bosque y por calle Campodónico se encuentra el Chalet Campodónico Lértora, maravillosa fortaleza mezcla entre medieval y renacentista que seduce el entorno modificando el paisaje cultural del oasis angaquero, siendo un paisaje modificado y evolutivo. Las historias, las tradiciones, los conflictos bélicos, el poder, el amor y la pasión, los viajes interminables, las hazañas, la derrota, los deportes, aquellos bailes y el glamour de época, los autos y los bueyes, los niños creciendo, los partidos de polo, los sueños…tantos sueños allí vividos en ese gigante herido de piedra. Todo eso formando parte de los lugares, esos lugares de la memoria.

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En 1920, Francesco Campodónico comenzó la construcción de un importante chalet en las cercanías del Cerro Pie de Palo en el departamento de Angaco Norte. Dicho proyecto fue realizado por el Arq. Juan Buschiazzo y su finalización fue en 1923. El proyecto data de 1915, siendo Campodónico Intendente de Angaco Norte. Buschiazzo había visitado la provincia de San Juan en 1910 y conocido la propiedad donde se implantaría dicha casa. El destino de la misma era una vivienda de fin de semana de estilo campestre que reflejara en su impronta el estilo de estas de la Liguria italiana. Francesco Campodónico Solari Genovés nacido en Chiavari, Italia, el 24 de septiembre de 1873, hijo del astillero Paolo Campodónico y Albina Solari. Llegó a San Juan en 1888 con tan solo 15 años, acompañado por Fortunato Devoto e inmediatamente siendo niño se incorporó a trabajar en la firma Cayetano Devoto. Con el tiempo se convirtió en uno de los principales bodegueros de San Juan y fue dueño de una de las tres fortunas más acaudaladas de la provincia en el primer tercio del siglo XX. 26


La casa presenta un desarrollo muy claro en cuanto al espacio y morfología: tres plantas o niveles que jerarquizan las funciones de la misma. La planta inferior semi elevada y a la vez a nivel de subsuelo estaba destinada en el proyecto original como caballerizas y depósitos; función que luego se revirtió y se destinó a habitaciones para los empleados y los hombres de la familia. La planta siguiente poseía una cocina de apoyo y baño, además de contar con seis habitaciones distribuidas tres de cada lado y con ingresos desde el exterior, las cuales se comunicaban Juan Antonio Buschiazzo Nació en el Piamonte italiano, en 1845. Llegó a la Argentina desde Italia a los 4 años de edad. Se recibió de arquitecto en 1878, convirtiéndose en el segundo diplomado del país. Vinculó su nombre al embellecimiento de Buenos Aires, como director del Departamento de Obras Públicas de la Municipalidad, desde donde planeó reformas y construcciones de diversos edificios públicos, iglesias, parques, bancos, etc.; además de proyectar la Avenida de Mayo, cementerios, y barrios 27


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entre sí con las de adelante de manera estratégica. Debajo de la losa puede evidenciarse las instalaciones cloacales ya que los caños utilizados eran ingleses al igual que el tanque de agua. La planta estructural es de hierro y el sistema de vigas de hormigón armado que se utilizaba ya en algunos edificios de la provincia como sistema de avanzada y de resistencia a los sismo. La planta o nivel intermedio era denominado como la “planta nubile” a la que se llegaba a través de la gran escalinata de acceso. Se ingresaba a un hall recibidor, donde en el piso y mediante mosaicos venecianos en bordó y blanco

aún se lee la inscripción “CL”, Campodónico – Lértora. Desde este sitio se ingresaba a un gran comedor que abarcaba toda la longitud de la vivienda y a sus costados se encontraba el dormitorio matrimonial, otros cuatro dormitorios, un gran baño, la cocina principal y la galería. Desde la galería, más rústica que el estilo de toda la vivienda, se subía a la terraza mediante una escalera. Desde allí se dominaba todo el paisaje, vistas hacia el Pie de Palo y la cancha de polo. Frente a la vivienda y al gran jardín de la entrada, se encontraba la cancha de polo. El equipo familiar se llamaba “Los Tábanos” y lo conformaban en los primeros años del siglo XX: Umberto Campodónico, José Tascheret, Enrique Lértora y Domingo Driollet, todos primos entre sí.


La fachada principal está ornamentada con molduras y relieves sobre el arco de tres puntos y en su cornisa poseía un cartel que decía “Campodónico Lértora 1923” el cual fue demolido en el año 2000. El estilo del chalet es italianizante con influencias de la arquitectura genovesa mediante el revestimiento de piedras, en particular las extraídas del Pie de Palo debido a su proximidad. Los pisos son todos de granito en placas de grandes dimensiones cuyo pulido persiste en impecable estado y con guardas en los laterales realizados con mosaicos venecianos de colores. Un detalle curioso está en el centro del otrora dormitorio de Francesco, el mismo posee pintada sobre el piso la famosa estrella identificadora del partido bloquista creado por el ex Gobernador Dr. Federico Cantoni, enemigo político de Francesco. Dicha insignia fue mandada a pintar cuando el chalet pasó al fisco como parte del embargo a las propiedades de la firma Campodónico Ltda.

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Don Francesco Campod贸nico junto a hijos, nueras y nietos en la entrada de su chalet (c. 1930). Montaje fotogr谩fico

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Luego de ser expropiado el Chalet, como parte de pago por ser entidad deudora, pasó a pertenecer a diferentes Bancos, firmas privadas, hasta que cambió su destino como Escuela Pública denominada en un principio “Escuela Nacional” y luego escuela “Juan Pascual Pringles. Mientras hoy se debate entre haber sido y ser, entre la fortaleza de piedra hija del Pie de Palo y la flojedad de la desidia, entre la permanencia en el tiempo y el olvido.

Texto: Fotografías:

Arq. Carlos Campodónico Arq. Carlos Campodónico Susana Fabrega

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parte

La del todo

Soluciones El autor es Lino Enea Spilimbergo, la obra se llama Paisaje de San Juan

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Macondo El lugar de todas las cosas En el diccionario de la Real Academia Española figura como un árbol semejante a la ceiba, pero en el mundo literario es sinónimo de Caribe, de mariposas amarillas y de realismo mágico. Cuando ese nombre sonoro saltó a la palestra de la literatura universal, muchas personas se interesaron en viajar a Colombia para recorrer sus calles polvorientas y beber ron al son de la música vallenata. Algo imposible, si se tiene en cuenta que Macondo no figura en los mapas, pero al mismo tiempo perfectamente viable, pues Macondo puede ser cualquier pueblo del norte colombiano. Se cree que Macondo estuvo inspirado en Aracataca, un municipio del departamento de Magdalena donde Gabriel García Márquez nació en 1927. Allí alimentó su mente infantil con relatos fantásticos que fueron la génesis de muchas vivencias de la familia

La inspiración sobre Macondo le llegó a García Márquez cuando a los 15 años volvió con su madre a Aracataca para vender la casa de sus abuelos y ahí vivenció el contraste entre las imágenes idealizadas de su infancia y la realidad de un pueblo que le resultó triste y quedado en el tiempo. Macondo fue el lugar de lo imposible, el lugar de todas las cosas, de los santos y los demonios, de la condena y la resurrección, del amor y el desamor, de la espera, de la locura, y de ser lugar pasó a ser adjetivo, saltándose de un solo brinco la opción de ser gentilicio. Y fue adjetivo sin calificativos, un poco como su creador. Se decía, se dijo y se dirá macondiano, y esa sola palabra entrañará magia, fulgor, luz, sombra, o en últimas, lo imposible. Macondianos fueron los hombres y sus delirios. Macondianos fueron la lluvia sin fin y el sol opaco. Macondiano fue dios. Maconiano Gabo y el realismo mágico 33


Macondo en Cien años de Soledad

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“José Arcadio Buendía, que era el hombre más emprendedor que se vería jamás en la aldea, había dispuesto de tal modo la posición de las casas, que desde todas podía llegarse al río y abastecerse de agua, con igual esfuerzo, y trazó las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor. En pocos años, Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto (…). La primera vez que llegó la tribu de Melquíades vendiendo bolas de vidrio para el dolor de cabeza, todo el mundo se sorprendió de que hubieran podido encontrar aquella aldea perdida en el sopor de la ciénaga, y los gitanos confesaron que se habían orientado por el canto de los pájaros. Aquel espíritu de iniciativa social desapareció en poco tiempo, arrastrado por la fiebre de los imanes, los cálculos astronómicos, los sueños de transmutación y las ansias de conocer las

maravillas del mundo. De emprendedor y limpio, José Arcadio Buendía se convirtió en un hombre de aspecto holgazán, descuidado en el vestir, con una barba salvaje que Úrsula lograba cuadrar a duras penas con un cuchillo de cocina. No faltó quien lo considerara víctima de algún extraño sortilegio. Pero hasta los más convencidos de su locura abandonaron trabajo y familias para seguirlo, cuando se echó al hombro sus herramientas de desmontar y pidió el concurso de todos para abrir una trocha que pusiera a Macondo en contacto con los grandes Inventos.”

Garcia Márquez, Gabriel. Cien años de Soledad. Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1964


Macondo en La Hojarasca “Allí vinieron, confundidos con la hojarasca humana, arrastrados por su impetuosa fuerza, los desperdicios de los almacenes, de los hospitales, de los salones de diversión, de las plantas eléctricas; desperdicios de mujeres solas y de hombres que amarraban la mula en un horcón del hotel, trayendo como un único equipaje un baúl de madera o un atadillo de ropa, y a los pocos meses tenían casa propia, dos concubinas y el título militar que les quedaron debiendo por haber llegado tarde a la guerra. Hasta los des perdicios del amor triste de las ciudades nos llegaron en la hojarasca y construyeron pequeñas ca-

sas de madera, e hicieron primero un rincón donde medio catre era el sombrío hogar para una noche, y después una ruidosa calle clandestina, y después todo un pueblo de tolerancia dentro del pueblo. En medio de aquel ventisquero, de aquella tempestad de caras desconocidas, de toldos en la vía pública, de hombres cambiándose de ropa en la calle, de mujeres sentadas en los baúles con los paraguas abiertos, y de mulas y mulas abandonadas, muriéndose de hambre en la cuadra del hotel, los primeros éramos los últimos; nosotros éramos los forasteros; los advenedizos. Después de la guerra, cuando vinimos a Macondo y apreciamos la calidad de su suelo, sabíamos que la hojarasca había de venir alguna vez, pero no contábamos con su ímpetu. Así que cuando sentimos llegar la avalancha lo único que pudimos hacer fue poner el plato con el tenedor y el cuchillo detrás de la puerta y sentarnos pacientemente a esperar que nos conocieran los recién llegados. Entonces pitó el tren por primera vez. La hojarasca volteó y salió a verlo y con la vuelta perdió el impulso…” Garcia Márquez, Gabriel. La Hojarasca. 6ta. Ed., Barcelona, Plaza y Janes, 1979 35


Fernando Fader

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http://www.mnba.gob.ar/img/coleccion/obra/alta/5884.jpg

Artista de colosal estatura creadora, Fader nació en Burdeos (Francia) en 1882. Pasó su niñez en Mendoza, donde se había instalado su padre, ingeniero naval que llevó adelante una empresa hidráulica. Despertada su vocación desde temprano, Fernando se trasladó a Munich, donde estudió pintura con Von Zügel, uno de los primeros maestros del impresionismo alemán. Ya entonces se destacó con significativas distinciones. De retorno a Mendoza entre 1904 y 1913, llevó adelante una labor de hallazgos plásticos que no sería exagerado calificar de inéditos para aquellos años en nuestro país. Justo es señalar que entre 1909 y 1913 debió hacerse cargo de la usina hidroeléctrica que dejó su padre y que hubo de terminar en la quiebra para fortuna de todos nosotros. En esa etapa mendocina se realizan algunas de sus tantas obras maestras; marcan dentro del arte de Fader un período bien definido por su paleta baja, de pinceladas amplias. Nos dicen de un creador parco en su lenguaje y penetrante en su captación de la naturaleza.


El paisaje como lugar de la Patria En 1916 le descubren un estado tuberculoso que lo lleva a residir en Córdoba, donde culminará la magnitud de su genio que todo lo abarca, desde el desnudo hasta composiciones como Las colchas . Para Fader, el arte es la patria. Representar los paisajes sobre la tela era una manera de expresar la esencia de la patria. Fader pinta los paisajes con colores claros, neutralizados por el gris y pone énfasis en la atmósfera. Él desea que la pintura sea el vehículo de los estados del alma. Desea transmitir en sus telas la soledad y el silencio del campo argentino. Gracias a la influencia ejercida por los grandes pintores impresionistas sobre los pintores argentinos, el paisaje luminoso se transforma en el centro de la pintura argentina, marcando de esta manera el comienzo de la pintura moderna en nuestro país. El paisaje es sin duda la preocupación más evidente en la vida de Fader. Como empresario, un paisaje que domina y organiza; como artista, un paisaje que es sentimiento.

Un paisaje que plantea en términos panteístas y que se expresa en su pintura sublimado gracias al uso de una paleta y una técnica pictórica que, si bien remite a ciertos códigos de representación de la pintura impresionista de pincelada corta y nerviosa, el uso de complementarios, refuerzan el sentido transfigurador de su pintura. A Fader no le interesan los reflejos de la luz en la superficie de las cosas, ni la vibración cromática por aproximación de tonos como fenómenos ópticos en sí mismos, le interesan en la medida en que estos recursos contribuyan a exaltar el sentimiento del artista. Dentro de su pensamiento estítico la cuestión sobre el "arte nacional" ocupó un lugar de importancia. El artista pensó el nacionalismo artístico vehiculizado por medio del paisaje argentino. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de la crítica por hacer de Fader el paradigma del sentimiento artístico nacional, es importante establecer los alcances y los límites de su propuesta.

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“En mí, toda idea nace bajo la emoción de un sentimiento de belleza... Todo tiene alma; una flor, una cabra, una montaña, un desierto, un mueble. (…) Siempre por encima de todo, me he dejado llevar por este propósito: hacer arte aquí, para mi patria, para los míos, prescindiendo de mi persona que nada supone en este caso. Si algo queda en beneficio de mi país, esa será mi mayor recompensa”. Fernando Fader en una entrevista en 1917 http://recogiendoletras.blogspot.com.ar/2012/05/ferna ndo-fader.html

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https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/68/Fernando_fader_portrait.JPG


http://www.diariodecultura.com.ar/cm/wp-content/uploads/2015/08/Fernando_Fader_-_Capilla_de_Ischil--n_-_Google_Art_Project.jpg

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En este sentido, dentro de su visión de mundo, la reflexión constante sobre el arte moderno y su preocupación por mantenerse vinculado a Europa se articulan con el nacionalismo de su pintura en una dialéctica compleja y difícil de reducir a explicaciones simplistas.


http://www.diariodecultura.com.ar/cm/wp-content/uploads/2015/08/Fernando_Fader_-_Caballos_-_Google_Art_Project.jpg

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Pr贸xima entrega marzo 2016

Volar


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