Grimorio Año I N°6

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Grimorio Año I – Núm. 6 JULIO 2016

iNDEPENDENCIA


Independencia Casi siempre, el término independencia se relaciona con fenómenos políticos, entendida como la posibilidad que tiene un país, una región o una comunidad cualquiera para autogobernarse y dejar de lado así cualquier dominio que pueda provenir de otro ente político. Las luchas por la independencia han marcado la historia humana desde los tiempos más antiguos justamente porque al existir la noción de dominio y sometimiento también existe la de independencia. Sin embargo, su significado no es exclusivamente político y en muchos casos también puede ser entendido como una cualidad aplicable sobre una persona, sobre una institución, hasta sobre un animal. La independencia es la formación o la restauración después de la separación de otro del que sólo se formaba parte. Podemos decir, entonces, que tiene que ver con la capacidad para valerse por sí mismo y no estar sometido así a la tutela de un algo superior. Nacer, aprender a caminar, formar una familia o vivir solos, enfrentar el mundo es independencia. La independencia es, en otras palabras, la no dependencia. Así entendida, significa la posibilidad de tomar decisiones de manera autónoma y libre. Por eso, se vincula profundamente con la libertad, por lo cual se vuelve uno de los elementos más importantes y esenciales para la vida humana. 2


Cuestiones económicas, sociales, laborales o emocionales asfixian, atan, ciñen, ahogando los propios deseos, la tranquilidad, el bienestar, en definitiva, la felicidad cotidiana. Cualquiera de estos encadenamientos extravían el ser en el hacer y luego en el tener, para lograr el parecer. Llenan de cosas, temores, de estrategias, de ansiedades hasta que se decide abrir la jaula y enfrentar. Pero hasta las aves que escapan del encierro no extienden las alas en el primer momento. Tiemblan, salen lento, temerosas, porque quizá intuyen que no volverá a haber cobijo ni alimento seguros; y sin mirar atrás, emprenden su vuelo. El desapego no es fácil. El estado emocional y mental de vinculación compulsiva a una persona, cosa o estado y la independencia de eso mismo hace sentir de nuevo el vacío, la inseguridad, la angustia y el miedo. Miedo a lo desconocido, miedo al arrepentimiento, miedo a la responsabilidad por uno mismo. Independizarse es soltar las anclas, renunciar al equipaje, dejarlo atrás; romper los hábitos consumistas que esclavizan, comenzar a desacoplar, irnos y dejar ir, a romper paradigmas y creencias internas condicionantes, no cargar con la vida de nadie; y un buen día descubrir con una sonrisa que nos hemos hecho cargo de ser algo distinto de lo que formábamos parte. Vanesa Téllez JULIO 2016

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Editorial Independencia Un columnista, un invitado, un conocido 96. Mi Primer Acto Psicomágico. Juan Ignacio Giménez 351. Texto inédito. Juan Ignacio Giménez La generación de los pájaros (o las Hidras pajaripolifonicéfalas). Florencia Leyes Escritos de un viejo indecente. Charles Bukoswki

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Con todas las letras La Lira Argentina. Anales de la poesía del Río de la Plata XLVIII. Por el juramento de la Independencia Pedro Luis Barcia

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Índice

En foco Hablar de Independencia. Arq. Carlos Campodónico

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De lápices y de pinceles Lola Mora. El precio de la Independencia. Prof. Vanesa Téllez 26 El Laprida de Lola Mora 36 Los frisos de la Independencia 39

Dirección editorial Vanesa Téllez Colaboran en esta entrega Carlos Campodónico Juan Ignacio Giménez Florencia Leyes Editada en San Juan - Argentina

Grimorio es una publicación cultural mensual de carácter gratuito. Los colaboradores son responsables de sus opiniones y de los contenidos de sus aportaciones, conservando los derechos de autor sobre los mismos. Los contenidos de autor se encuentran referenciados.

Contacto: revistagrimorio2016@gmail.com

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UN COLUMNISTA,UN INVITADO, UN CONOCIDO 96.

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“ Las tetas se caen, los pelos se aclaran, el agua se

“ Cada quien abre la puerta que desea y el mundo es un espejo

ensucia, la gente muere dice Jodorowsky. El hombre compara entonces su manía con la ciudad. Huye así hacia la cocina para distraer los ruidos habituales con los provenientes de las bisagras de las alacenas o el de los fluorescentes que chirrean al prenderse. Y los autos, ahora los autos le traen, le recuerdan esa idea de ciudad que tenía de chico. Y salvo por eso, que lo mantiene encerradito en esta parcela y no en otra, es que su mundo se reclina hacia la situación actual: un hombre que mira el borde de la mesada a las tres de la mañana, que piensa para sus adentros quien es detrás del que lo induce a llevar sus pensamientos hacia un lado y no hacia otro. Se abstrae. Recuerda ahora que la tetera está por sonar, el agua por hervir, él por leer. Y que los autos, solo los autos le traen, le recuerdan esa idea de ciudad que tenía de chico. Esa misma que le destruye el cerebro diciéndole como quien dice cualquier tontera, que la quietud de todo lo que circula de la calle, da cuenta de la quietud de los muebles, del vacío de su mundo.

cada quien busca su luz y su modo y eso lo abre a ver el mundo maravilloso como es Diría Cabral: no hay muerte, hay mudanza Entonces qué nos preguntamos tanto No hay independencia porque no hay jaula. No se precisa soltar nada.“ Texto inédito

Texto extraído del libro PRIMER ACTO PSICOMÁGICO, 2015.

JUAN IGNACIO GIMENEZ 30 Abril 1991 San Juan, Arg. 6


FLORENCIA LEYES 2 Noviembre 1991 San Juan, Arg.


Hay amor, fama y muerte “ Se sienta afuera de mi ventana

como una vieja que va al mercado; se sienta y me observa, suda nerviosamente por entre alambre y niebla y ladrido-perro hasta cuando inesperadamente golpeo la pantalla con un periódico como manoteando una mosca y usted pudiera escuchar el grito en esta ordinaria ciudad, y entonces salió. la manera de terminar un poema como este es quedarse de pronto callado.“ Textos extraídos del libro ESCRITOS DE UN VIEJO INDECENTE, 1978.

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Los mejores de la raza “ No hay nada que discutir no hay nada que recordar no hay nada que olvidar es triste y no es triste parece que la cosa más sensata que una persona puede hacer es estar sentada con una copa en la mano“

Textos extraídos del libro ESCRITOS DE UN VIEJO INDECENTE, 1978.



La Lira Argentina Anales de la poesía del Río de la Plata El proceso de independencia argentino originó una notable producción literaria de carácter patriótico que fue recopilada por primera vez en 1824 y puede considerarse como el primer tomo de los anales de la poesía del Río de la Plata, con el título de La lira argentina o Colección de las piezas poéticas dadas a luz en Buenos Ayres durante la guerra de su independencia. El Portal de la Academia Argentina de Letras ofrece el facsímil de dicha edición y una edición modernizada a cargo de Pedro Luis Barcia. 10


La primera sugerencia para realizar una compilación del material poético referente a la guerra de la independencia argentina le pertenece al sacerdote chileno fray Camilo Henríquez, de señalada actuación como publicista en la ciudad porteña Bonaria, como la llamó en su «Himno». Precisamente, en una nota a esta composición suya -no incluida en La Lira Argentina- es donde figura esa propuesta a la que aludimos: Es de desear que varias composiciones poéticas que se han escrito estos días, se imprimiesen en un cuerpo. Los papeles públicos rara vez admiten su inserción. Del mismo modo, fuera de desear que se imprimiese una colección de los himnos patrióticos escritos desde el principio de nuestra guerra de libertad. Todas las naciones libres poseen colecciones de este género.

La iniciativa de Henríquez estaba suscitada, en esas fechas, por la floración poética que provocara el triunfo de San Martín en Chacabuco; varios textos líricos habían sido publicados en los periódicos de la época, y algunos, de considerable extensión, como la Oda a la victoria de Chacabuco de Esteban de Luca o A la victoria de los Andes de Juan Ramón Rojas, alcanzaron la edición en folleto. La moción antedicha no cuajó en obra entonces, pero la idea será recogida, cinco años más tarde, en un decreto gubernamental de Martín Rodríguez y de su ministro Bernardino Rivadavia, motivado por el sexto aniversario de la declaración de la independencia. Los considerandos que fundamentaban la resolución revelaban una definida y convincente claridad de propósito: Todo hecho como todo suceso grande por la influencia en la independencia de este país, ha producido siempre en esta capital un efecto que ha debido ser notado, mas que no ha podido ser apreciado justamente. Tal es el número y el mérito de producciones poéticas que han salido a la luz en tales ocasiones. El presentarlas todas bajo un punto de vista, no solo contribuirá a elevar el espíritu público, sino a hacer constar

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el grado de buen gusto en literatura a que este país ha llegado en época tan temprana; la armoniosa energía con que ha sentido la dignidad a que subía; y lo que debe esperarse de la disposición de sus habitantes, empleando los medios que han empezado a conocerse y adoptarse. Una colección, pues, de todos los rasgos poéticos, que desde 1810 hasta el presente el honor y el amor a la patria han inspirado, es sin duda un monumento de los más propios a celebrar el aniversario de la declaración de nuestra triunfante independencia tan enérgicamente pronunciada, como hábilmente concebida por el Congreso de las Provincias en 9 de Julio de 1816. A este efecto, el Gobierno ha acordado y decreta: Art. 1.º. Queda facultado el Ministro Secretario de Gobierno para encargar la colección de todas las producciones poéticas dignas de la luz pública que han sido compuestas en esta Capital y en todas las Provincias de la Unión desde el 25 de Mayo de 1810 hasta el presente. 2.º. La colección será oportunamente 12

elevada a la consideración del Gobierno. 3.º. Aprobada que sea la referida colección se hará de ella una impresión distinguida. 4.º. Los gastos de la impresión serán abonados al fondo reservado del Gobierno. 5.º. El Ministro Secretario de Gobierno queda encargado de la ejecución de este decreto. Era significativo el detalle de cargar los gastos de impresión de la colección con los poemas que cantaron las gestas de la epopeya de la emancipación al «fondo reservado», que era el saldo del «fondo de guerra» de la independencia.

La Lira Argentina, o colección de las piezas poéticas dadas a luz en Buenos Aires durante la guerra de la independencia, editada en la capital argentina, en 1824, fue impresa en París. Ya no se discute que el compilador, editor y sufragante económico de Lira fue don Ramón Díaz. De La Lira Argentina se tiraron 2000 ejemplares. No trae constancia de impresor, ni colofón, ni mención de editor


XLVIII Por el juramento de la Independencia CANTO No canto las proezas victoriosas de grandes reyes, y conquistadores que aterraron al mundo con horrores de acciones belicosas. Canto la independencia americana de la nación hispana; para esto, oh, Ninfa del castalio coro, tu voz, tu plectro, tu favor imploro. Asunto tan sublime y excelente conozco que cantar yo no debiera, digno de que un Milton le transmitiera a la futura gente, mas si la Ninfa cede a mi lamento su dorado instrumento, entonces sí que con estilos tersos haré que el mismo Apolo oiga mis versos. Y tú, jefe supremo, en cuya frente el valor, la equidad, la fe se mira: descansa un rato, y oye de mi lira

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(…) Ya no hubo patria, ni hubo heroicidad, todo fue ceguedad, destierros, sacrificios, exacciones, impurezas, maldades y facciones.

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La lívida Discordia en su despecho gime furiosa, y su pesar lamenta; atiza acá y allá; en vano intenta seducir nuestro pecho. Huye entonces con hórrido sollozo al Orco pavoroso y el Congreso con sólida aquiescencia promulga la solemne independencia.

Sin ningún tino, ni cordura España hostilizaba nuestro movimiento, y con capcioso y duro tratamiento excitó nuestra saña; siendo su rey más bárbaro y tirano contra el americano, hostigado a defender su suelo a fuer de patria y natural recelo.

Buenos Aires la jura transportado con tan grata, y solemne majestad, que llamar debe su solemnidad verdadero dechado. Todo ha sido esplendor, todo armonía, unión y bizarría. El magistrado, el clero, el militar, el pueblo todo concurrió a la par.

La Providencia que miraba atenta nuestros desastres, y que el fiero ibero contra sus hijos el sañudo acero con rencores ostenta; inspira grata en nuestros corazones unidad de opiniones, y las tribus del sudamericano proclaman un congreso soberano.

Los pueblos griegos en su siglo de oro celebraban famosas olimpiadas, que han sido diestramente decantadas en métrico sonoro. Los griegos dedicaban sus afanes al dios de los Titanes; pero nosotros a la Libertad celebramos, y al Dios de la verdad.


La brillantez y orden del paseo, que numerosos concurrió a la jura; inspiraba la emoción más pura al más voraz deseo. Jurose la feliz independencia con tierna complacencia, y los vivas, y dulces instrumentos convirtieron en música los vientos. Siguieron loas, máscaras, festines, fuegos artificiales, luminarias, carros triunfales y comedias varias, salvas y danzarines; repiques, toros, arcos y festones, variedad de alusiones, sin que faltasen métricas cadencias, que embriagasen del alma las potencias. El justo y respetable ayuntamiento modelo de virtud y de lealtad, ha realzado la solemnidad con bello lucimiento. De la patria el emblema misterioso se vio rico y vistoso: dos mil faroles con su simetría formaban de la noche claro día.

Apoderado el pueblo americano de un grato e inefable sentimiento ante las aras con sagrado acento cumple como cristiano; y un ministro en la cátedra divina con mística doctrina enseña, y fervoroso pide al cielo bendiga eternamente el patrio suelo. Continuaba la fiesta lisonjera los seis días señalados discurriendo, pero la tempestad sobreviniendo, enrojeció la esfera, reduciendo a tres soles naturales nuestros ceremoniales, los elementos como que esperaran que al Dios de la natura celebraran. Antonio José Valdez http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-lira-argentina-ocoleccion-de-las-piezas-poeticas-dadas-a-luz-en-buenos-aires-durantela-guerra-de-su-independencia--0/html/ffbcfbfa-82b1-11df-acc7002185ce6064_47.html#I_2_

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Pedro Luis Barcia Ha nacido en Gualeguaychú, Entre Ríos, en 1939. Es doctor en Letras por la Universidad Nacional de La Plata. Es doctor honoris causa por la Universidad Ricardo Palma (Perú), y por la Universidad Nacional de Tucumán, Universidad Católica de Salta, Universidad de Morón y Universidad de Concepción del Uruguay. Es profesor emérito de la Universidad Austral y profesor honorario de la Universidad de Montevideo. Fue Presidente de la Academia Argentina de Letras entre 2001 y 2013, y es Presidente de la Academia Nacional de Educación desde el 2012. Es investigador del Conicet. Obtuvo distinciones como el Premio "Domingo F. Sarmiento" del Senado de la Nación, Palmas Sanmartinianas y Premio Cincuentenario de la AAL. Es autor de más de cincuenta libros. Entre ellos figuran Historia de la historiografía literaria argentina, Fray Mocho desconocido, Escritos dispersos de Rubén Darío, Pedro Henríquez Ureña y la Argentina, Ortega y su lectura de la pampa, Léxico del mate, Los diccionarios del español de la Argentina, Shakespeare en la Argentina, Diccionario de argentinismos del siglo XIX, La lengua 16

en las nuevas tecnologías, La literatura antártica argentina. En coautoría, No seamos ingenuos. Manual para la lectura inteligente de los medios, Los caminos de la lectura. Las bibliotecas del Libertador, El camino en la literatura, etc. Ha coordinado el Manual para la lectura inteligente de los medios y, junto con Gabriela Pauer, ha escrito el Diccionario fraseológico del habla argentina (Emecé, 2010) y el Refranero de uso argentino (Emecé, 2013). También es autor, junto con Josefina Raffo, del Cancionero de las Invasiones Inglesas (Emecé, 2010). Los libros publicados por la Academia Argentina de Letras han sido Los diccionarios del español de la Argentina (2004); Un inédito "Diccionario de argentinismos" del siglo XIX (2006); Léxico del mate (2007); Hacia un "Diccionario de gentilicios argentinos (DiGA)" (2010); La Biblioteca Popular de Buenos Aires (1878-1883), en coautoría con Adela Di Bucchianico (2012), entre otros. Resaltando La Lira Argentina. Edición crítica, estudio y notas por Pedro Luis Barcia (1982). http://www.aal.edu.ar/BID/indice_autores.html#biobarcia


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EN

FOCO

Hablar de Independencia a casi tres meses de su celebración no es sólo referirnos a la Independencia de un pueblo, es hablar sobre la libertad de pensamiento de uno como ser frente a las diversas situaciones de la vida. Ser Independiente, ser libre, ser único y celebrar la libertad de expresarse es establecer parámetros de felicidad que perduran eternamente en la mente del individuo. Ese individuo que camina, baila, corre, ama, sueña, sufre, trabaja y conquista cosas en la vida. Cuántas veces hemos deseado ser libres de algo que nos ata o nos une, o ser libres e independientes de cualquier situación, desde un amor tóxico hasta de pensamientos lúgubres de sentirnos atados a algo y muchas veces atados a no saber a qué. Ser Independientes de la felicidad y el sufrimiento, del dolor y la muerte, de la alegría y el orden; de todo eso deberíamos ser independientes. De poder elegir con quien estar, de amar y descartar lo malo, o elegir lo bueno, de poder ser accionistas de nuestras propias inversiones de la vida. 18


Y en cierto modo, todos sabremos a que nos referimos con la palabra Independencia. Un País no nace libre, nace bajo los designios de un fundador, de un descubridor, de un ser que elije o impone un destino, pero son los que vendrán quienes elegirán el camino de libertad. Independencia de ataduras, de decisiones, de creencias, de utopías y eufemismos. ¿Quién puede poner freno a la libre elección de un ser ante una decisión? ¿Quién es el verdugo? ¿Habrá chances de poder construir caminos y senderos que guíen las ideas nuevas, frente a las imposiciones de la vida y los mecanismos que nos digan qué decir y qué hacer? ¿Cómo no ser Independientes a la hora de elegir a quien amar? ¿Cómo no poder luchar por amor? ¿Cómo se puede romper las cadenas gruesas de los designios de la tristeza frente a un amor destrozado? ¿Quién no puede luchar por un amor independiente?

Se puede! a pesar de años y años de construir libertades que siguen imponiendo el por qué y él no se puede. 19


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Y la Independencia se encuentra en todo, desde una serie de fotografĂ­as que plasman sueĂąos o limites, hasta las manos llenas de amor de cualquier ser humano que elige poder amar, de una madre que amamanta a su hijo con amor, hasta la mirada y sonrisa de un niĂąo que aprende a dar sus primeros pasos.

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Quién puede negar el derecho de ser independiente ante el momento de elegir qué ser, qué comprar, qué sentir, qué mirar, qué vestir, qué comer, qué escuchar. Todo es ser y forma parte del ser Independiente. Y la Independencia es como un amor que elige ser libre y va caminando hacia la construcción de la identidad del propio momento de éxtasis. Son esos brazos abiertos al cobijar cada momento de la vida del ser humano, es la Independencia propia de la fe.

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Y si tienes que elegir definir Independencia a doscientos años de un camino de libertad es un poco de todo esto y un poco de todo aquello que construyas como tu propio camino de Independencia, más allá de los problemas y obstáculos que te encuentres en cada paso de la vida.

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Para nadie fue fácil construir la Independencia, si para lograr la Independencia de un país se necesitaron años y años de luchas de diferentes maneras, basta mirar atrás y repensar como queremos construir nuestra propia Independencia. Repetir Independencia es afianzar nuestros ideales.

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Textos y fotografías: Arq. Carlos Campodónico



L

a vida de Lola Mora refleja un complicado rompecabezas. Su gran talento artístico la llevó a Buenos Aires y más tarde a Roma. Era menuda y sensual. No pocos sucumbían al encanto de su piel cetrina y los ojos de sombra de esta argentina “peinada por el viento”, como la llamaba Rodin. El príncipe de Mónaco, un marqués y un esgrimista estuvieron a punto de convencerla de abandonar la soltería. Pero sólo a punto. Con su melena enmarañada, Lola prefería relaciones sin compromisos y trabajar en lo suyo, aunque no se entendiera cómo podía ser mujer sin casarse y tener hijos. De regreso, comenzó los proyectos de una obra para la Plaza de Mayo, cuya ubicación fue rechazada por lo inapropiado del conjunto de desnudos “a veinte metros de la Catedral”. Se sugirió el barrio de Mataderos, por ser zona prácticamente despoblada, pero terminó imponiéndose el Paseo de Julio, en donde hoy se cruzan Alem y Perón, en la Ciudad de Buenos Aires. “El Bajo”, como se conocía, era considerado el sitio más popular de la ciudad, gozaba con la gritería de los 26


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organillos chillones, los pregoneros de remates, de las campanillas de los espectáculos, de las blasfemias lunfardas. Era atrayente, porque allí se podía palpar la inmigración que se mostraba sin tapujos en una ciudad que no quería verse, como las nereidas, al desnudo. Lola Mora se instaló a poca distancia de la Casa Rosada cincel en mano, usando pantalones que le facilitaran el movimiento entre los andamios, lo que fue considerado también como un agravio a la moral, haciendo construir una cerca de madera que rodeara el improvisado taller. Por fin, el 21 de mayo de 1903, tuvo lugar la ansiada inauguración. La prensa fue unánime al comentar la pobre recepción oficial, en contraste al entusiasmo de la población que, en gran número, ovacionó a la escultora.

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Tres grandes conchas de mĂĄrmol contienen el nacimiento de Venus. En cuyo centro, de un rĂşstico bloque de travertino de TĂ­voli salen a escape en tres direcciones otros tantos potros que encabritados chapotean en el agua.

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C

on fiero coraje los animales son detenidos en plena carrera, encorvĂĄndoles el cuello, atlĂŠticos tritones que a Su paso sacan del agua a medias el cuerpo vigoroso y muscular.


Retorcidas con arte en torno del coronamiento del bloque, un par de nereidas sustentan en sus brazos con esfuerzo una gran valva, en cuyo borde caprichoso está sentada Venus. Copia relampagueante de Lola, sentada, desafiante en la cornisa de la vida y de los tiempos. Cuerpo que se vuelve ingrávido en comunión con el espíritu, delicado, medio torcido para poder asomarse al espejo narcisista del agua, con la naturalidad absoluta del genial atrevimiento de aquella ubicación tan novedosa como arriesgada. Eran ambas, gotas de un mismo mar: primorosas, esbeltas y dueñas de una gracia llena de nobleza.

http://3.bp.blogspot.com/-3X2EjblXmkM/TdCf6NcQhOI/AAAAAAAAJP8/81vGc_5USFI/s1600/Lola%2BMora%2BFuente%2BNereidas%2BCostanera%2BSur%2Bfebrero%2B2011%2BPD%2B%25285%2529.JPG


Y, aunque Lola Mora había llevado a cabo su trabajo sin percibir por él más que el gasto de la compra de los materiales, de algún modo, su creación quedó opacada por su privilegiada relación con el poder. Le encomendaron algunas estatuas para el Congreso de la Nación, pero al fallecer Roca, su más fervoroso defensor, los mármoles de los próceres también iniciaron un peregrinaje. Así, Laprida llegó a San Juan para erigirse actualmente en la Plaza de Jáchal. La gloria la había abandonado y esto no es decir poco. En mejores épocas, había acaparado los encargos oficiales, había vivido en un exclusivo barrio romano, recibiendo una constante atención de la prensa y la visita de las reinas Elena y Margarita. Había sido protegida de Mitre e íntima de Roca. Se dio el lujo de viajar, de vivir sola, de casarse con un joven 17 años menor que ella y de tomar las decisiones que se le antojaron. Pero, sobre todo, se dio el gusto de erigir contra todo repudio la única gran obra que aunque en la base dijese “Fuente de las Nereidas”, el pueblo la conoció siempre, desde su inauguración hasta hoy, como Fuente de Lola Mora.

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http://4.bp.blogspot.com/-ZQLAzEESaEY/TcvaYAG2NjI/AAAAAAAAA7g/294eaA0mEfw/s1600/La%2BJusticia%2B%2528escultura%2Bde%2BLola%2BMora.jpg


Pero una cadena de abandonos dio por terminada su carrera: la destrucción a martillazos de algunas obras, el fin de su matrimonio y el traslado de la fuente. La hipocresía, que suele ejercer poderes más disuasivos que el sentido común, obligó en 1918 a que tuviese su emplazamiento actual en la Costanera Sur, cuando en ese paseo se daban cita prostitutas y marineros, para ver si marginándola como a Lola se la olvidaba también. Participó como contratista en el tendido de las vías del Ferrocarril Transandino del Norte o Tren de las Nubes, realizó el trazado de las calles en San Salvador de Jujuy y en Salta estuvo segura que descubriría petróleo, pero fracasó y quedó en la miseria. Envejecida y agobiada por las deudas, retornó a Buenos Aires. No volvió a pintar ni a esculpir y vivió en un departamento en extrema pobreza, hasta que poco antes de su muerte se le aprobó una pensión que no pudo disfrutar. En el final de su vida, devastada por la locura, hay quienes decían haberla visto en los días de lluvia caminar hasta la costanera y secar afanosa los rostros perfectos de las estatuas que ella misma había esculpido. Postrada en cama luego de sufrir dos ataques, Lola Mora murió, a los 69 años, el 7 de junio de 1936. http://img.lagaceta.com.ar/fotos/notas/2016/06/05/684890_201606041946100000001.jpg

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Pagรณ muy caro haber sido mujer, hermosa, inteligente, y libre, sobre todo libre.

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Pero autora y fuente son inseparables en el imaginario colectivo. La obra de mármol de Carrara había sido admirada, criticada y finalmente desamparada a su suerte como su creadora. Para algunos, ambas fueron sinónimo de lujo, gastos y conflictos. Otros en cambio, las defendían como necesarias para los paseos públicos de una Buenos Aires que aspiraba a ser una ciudad moderna y refinada. El pueblo, que mucho no sabe de cánones, mitología y técnicas depuradas, desde el principio las aceptó con orgullo, tal cual eran, porque cada persona elige su vida y sólo ella supo por qué escogió así, pero eligió vivir en libertad. Texto: Prof. Vanesa Téllez

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El Monumento a Francisco Narciso Laprida de la escultora Lola Mora es una obra realizada en mármol blanco de Carrara ubicada en la ciudad de San José de Jáchal en la Provincia de San Juan. La obra representa a Francisco Narciso Laprida, patriota sanjuanino que durante el Congreso de Tucumán de 1816 que proclamó la independencia argentina presidió las sesiones. Reproduce a Laprida en su juventud, sin el bigote que luciría años después, y tiene un gran nivel de detalles, pudiendo apreciarse incluso los pliegues de sus medias. La obra fue esculpida aproximadamente entre 1906 y 1907 como parte de una obra denominada Conjunto Cuatro Presidentes que

pretendía homenajear a Facundo Zuviría, Carlos María de Alvear, Mariano Fragueiro y a Francisco Narciso Laprida. Fue colocada en el hoy denominado "Salón de los Pasos Perdidos" del edificio del Congreso de la Nación Argentina en el año 1907. Durante este periodo la artista sufrió persecuciones por parte de los gobernantes de turno y fue criticada por oponerse a la moral imperante en su época. Estas persecuciones dieron lugar a que la obra fuera trasladada a un depósito municipal en 1915 junto con otras obras de la artista que se exponían en el Congreso. Luego se separó el conjunto y se entregaron sus partes por separado a las provincias de las cuales eran oriundos los presidentes homenajeados en la misma. La escultura llegó a la Provincia de San Juan en 1930 y fue colocada en el Parque de Mayo. Sobrevivió al Terremoto de San Juan de 1944 y fue conservada en un depósito municipal. En 1951 y con motivo del aniversario de la fundación de la ciudad de San José de Jachal se trasladó a la plaza central de la mencionada ciudad.


A

partir del año 2005 se emprendieron tareas de restauración, financiada por la empresa minera Barrick, ya que el mármol de la estatua había sido pintado en sucesivas oportunidades con esmalte sintético. La restauración fue encarada por la Universidad Nacional de San Juan, la Universidad de Tucumán y la Municipalidad de Jáchal. y fue financiada con capitales de empresas con explotaciones en la zona. Durante la restauración y limpieza también se efectuaron trabajos sobre el pedestal de la escultura para evitar riesgos durante los frecuentes sismos de la zona. La restauración estuvo a cargo de Beatriz Cazzaniga, una experta artista ítalo argentina que se especializó en restauraciones en el Instituto di Restauro, en Roma. Con quince años de trayectoria en la restauración del arte, Cazzaniga también se encargó de restaurar otras dos obras de Lola Mora que se encuentran en las provincias de Tucumán y en Jujuy.

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El gobierno de la Nación -por entonces bajo la segunda presidencia de Julio A. Roca- encargó en 1903 a la escultora tucumana tres obras relacionadas con la afirmación de la identidad nacional, como parte de la remodelación que por entonces se proyectaba en la Casa de la Independencia. De este modo, Lola Mora emprendió la realización de dos grandes relieves de bronce destinados a narrar y enaltecer los máximos acontecimientos patrios: “25 de Mayo de 1810” y “9 de

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Julio de 1816”, obras ubicadas actualmente en el Patio de los Homenajes de la Casa de Tucumán, y la erección de un monumento a la “Independencia”, luego llamado “Libertad”, figura alegórica con la que se pretendía reafirmar el papel real y simbólico de la ciudad de Tucumán en la gestación del proceso revolucionario. Por entonces radicada en Europa, a través de una beca del gobierno argentino, y perfeccionándose en Italia bajo la dirección del maestro-escultor Monteverde, Lola ejecutó los encargos con


un riguroso tratamiento formal, devenido de su filiación a un academicismo neoclasicista, teñido de visos románticos. Tanto el modelado de los grandes relieves (12 x 4 m) y su fundición en bronce, como el monumento de mármol, fueron realizados íntegramente en Italia. Elena Correa dice al respecto: “La escultora trabaja sin pausa. En su taller, se suceden los bocetos y los estudios de los personajes históricos que habrán de animar los momentos que quieren recrearse... Para los que había realizado un profundo trabajo de documentación” (Correa, 1981:3), seguramente considerando los testimonios que anteriormente había relevado Henri Stein, entre algunos tucumanos. Lola Mora muestra una intención de narrativa histórica, referida a los momentos culminantes de 1810 y 1816: la aclamación del pueblo frente al Cabildo de Buenos Aires por la constitución del primer gobierno patrio, y la proclamación de la Independencia en el amplio salón de la Casa. El extenso desarrollo horizontal del relieve está presidido, en uno de los extremos, por una mesa cubierta con un amplio mantel, detrás de la

cual se ubican las autoridades que presidían la sesión. A lo largo del relieve, se ubican las figuras de los distintos congresales, quienes a través de la gestualidad de sus brazos levantados dan conformidad al acto de liberación. Se trata de una especie de instantánea fotográfica que pretende eternizar el momento culminante de la Independencia. Las figuras son naturalistas, vestidas acorde a la moda de la época. Ocupan un espacio real, ambientado con muebles, pisos, aberturas y cortinados. Salvo el escudo con banderas, no hay en la escena elementos alegóricos, sino pura acción revolucionaria, visibilizada a través de los gestos encendidos y las posturas reverentes de los congresales. Diríase que hasta sus voces pueden escucharse. Sólo un “anacronismo”, como lo entienden Terán y Páez de la Torre, altera la realidad del conjunto. Como muchas veces hicieron los artistas del Renacimiento con sus comitentes, incluyó en una ubicación central, preferencial dentro del relieve, a la inconfundible figura del presidente Julio Argentino Roca con atuendo militar.

http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2016/08/01/opinion/OPIN-03.html 39


Prรณxima entrega agosto 2016

Luz


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