La Segunda

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ÍNDICE

4 Infografía histórica

Opinión estudiantil 8 Uniandinos: De frente a Monserrate de espaldas al país Patricia Ruan (1987)

10 Es que la pobreza les incomoda Catalina Giraldo

32 Iniciativas estudiantiles

Crónicas y vivencias 36 Entre rejas y patios

Silvia Catalina Quintero Torres

40 Viaje a la Ciudad Espiritual de Colombia Martín Rodríguez

12 Crítica a la observación Sergio Atehortua

14 Monit@s: ¿Comunidad a medias? Camila Rodas Hernández

18 La peligrosa cacofonía de las multitudes

42 Eventos

Mateo Pineda

20 La Universidad de los Andes: ¿aprender para aprender? Andrés Felipe Salazar Ávila

44 Cultura

22 Entre deberes y responsabilidades institucionales Nem Zhue

24 “La Universidad”

Felipe Guerra Baquero

26 Contradicciones en oposición María Luna Chaparro Martínez

Opinión expertos

Variedades 48 Lenguajes y Estudios Socioculturales: más allá de la perplejidad y el disgusto Alexandra Duarte Lucía Mesa María Alejandra Solano

50 El Elogio de la Conversación Luis Gabriel Galán

28 Uniandes es Comunidad

52 ¿Por qué sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de Uniandes?

30 La Universidad de los Andes y los desafíos de la complejidad

54 Mi socio, el que estudia la sociedad sin teoría social

Pablo Navas Sanz

Rodolfo Masías Núñez

Luis Javier Orjuela E.

Rafael David Nieto Bello


LA

COMITÉ EDITORIAL

Salomé Cohen Monroy Sergio Carvajal Gallego Catalina Giraldo Villamizar Felipe Moreno Moreno Laura Sánchez Torres Santiago Sánchez Ramírez (Gráfico)

Agradecimientos: Facultad de Ciencias Sociales Hugo Fazio Decanatura de Estudiantes Cada autor es responsable por el contenido de su artículo, el cual no refleja necesariamente la posición de La Parada ni compromete a los miembros de su consejo editorial, ni a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes.

Fuente infografía y artículo “De frente a Monserrate de espaldas al país”: Bell, Gustavo , Patricia Pinzón, Lorenzo Morales, y David Rojas. Historia de la Universidad de los Andes . Bogotá: Ediciones Uniandes, 2008. En la edición pasada se cometió un error frente a la autoría de la foto de la Mesa Amplia Estudiantil Uniandina. Por esta razón queremos ofrecerle disculpas a Gabriela Cordoba Vivas, autora de la fotografía.


A

l hablar de la Universidad de los Andes y el entorno, no solo hacemos referencia a la institución sino también a sus integrantes: los profesores, trabajadores, estudiantes, habitantes aledaños, etc… Hacemos alusión a ellos porque todos tenemos un efecto, ya sea como individuo o como agregado, en las acciones que realizamos en el día a día. Nuestras acciones conforman aquel espacio que llamamos Universidad y aquel entorno donde desarrollamos nuestras variadísimas actividades que conforman la vida estudiantil, profesional, recreacional y otras que al lector seguro se le ocurrirán. Y es por esta misma razón que debemos entender que la acción de los individuos tiene distintas formas de ser abordada. En este caso, lo caracterizaremos como la tensión entre el potencial libre y creador de la acción de cada individuo y, por otro lado, la estructura donde ésta se encuentra y que a su vez condiciona sus posibilidades de actuación. Esta tensión es lo que nos permite entender que la Universidad de los Andes es una estructura que condiciona el potencial de acción de todos los miembros dentro y fuera de esta; no solo como estructura sino también como actor institucional activo en nuestras vidas. Así pues, abordamos a los Andes como aquella institución académica, productora de profesionales y de investigación “científica” para el “progreso” del país; institución que tiene como principio “la apolítica”, “la laicidad” y su consigna más im1 portante “ir más allá del deber” . Bajo estas premisas, la Universidad de los Andes, basada en el modelo gringo de universidad, se ha convertido en el paradigma de la universidad privada en Colombia: la más boyante, el mejor ranking internacional y una gran producción investigativa. A su vez, es la

más alejada de la sociedad, la universidad de la “oligarquía” y la que está “de espaldas al país”. Esto hace a los Andes un espacio académico con enorme potencial de influencia, cuya producción científica tiene un mínimo alcance en las problemáticas de la sociedad. Así pues, y evidenciando uno de los grandes peligros de la academia, se encerró en sí misma y su producción se encuentra mayoritariamente estancada en las oficinas y salones de la Universidad; en las eternas discusiones cíclicas de sus académicos. Además, estas instalaciones están llenas mayoritariamente por estudiantes de la clase media-alta y alta del país; situación que se desprende de una matrícula exorbitante que segrega económicamente impidiendo la diversidad propia de una universidad. A su vez, los Andes busca manifestarse, como estructura dominante, hacia su entorno inmediato. Progresa Fenicia es un fiel reflejo de como los Andes impone un proyecto de desarrollo urbano; no permite que las comunidades ayuden en la creación del proyecto sino que tan solo invitan a aceptarlo. Jorge Eliecer Gaitán recalcó la lejanía entre el país político y el país nacional en Colombia; creemos nosotros que los Andes ha fomentado la creación de un nuevo país, el técnico, que dista en especial del nacional. Ahora bien, esta estructura es un centro de aprendizaje cargado de elementos políticos y sociales que moldean a los individuos que ahí crecemos y construimos nuestro proyecto de vida. No es extraño pensar que condiciona nuestro aprendizaje el estar rodeado de personas de la alta clase social, de estudiar en una universidad que segrega socialmente y que, con los torniquetes de entrada, está más encerrada en sí misma que abierta a los colombianos. Son

estos algunos elementos que condicionan nuestra forma de ver el mundo, el lenguaje, la vestimenta, las experiencias que vivimos en nuestra etapa universitaria. He aquí donde radica lo más interesante de los Andes. Si bien la estructura universitaria condiciona nuestras posibilidades de acción, esta no es absoluta, y permite aquella perspectiva Arendtiana de la acción creadora: “cabe esperarse de él lo inesperado, que es capaz de realizar lo que es infinita2 mente improbable” . Esa voluntad de la acción del individuo es la que no tiene una mayor expresión en los miembros de la Universidad de los Andes, en especial la de sus estudiantes. Ya sea por comodidad, individualismo o mera pereza, los estudiantes son en su gran mayoría ajenos al activismo, a los problemas de su propia universidad y del país. A pesar de que el 33% de los estudiantes recibe apoyo financiero para pagar su matrícula, no existen mayores reacciones frente al incremento de estas; y esto es referirse a problemas directos para ellos. ¿Qué pasara al tratar los problemas del país? La respuesta no es muy disímil. La participación de los estudiantes en marchas, colectivos u otras organizaciones que trabajan para solucionar estos problemas es bastante baja. Es preocupante cómo la estructura de la Universidad de los Andes es dominante en la constitución de sus estudiantes y egresados, pero más aún, que los estudiantes seamos pasivos y ajenos a hacer activa nuestra crítica ante los problemas que se generan a nuestro alrededor. Esto es una pequeña muestra de que la Universidad de los Andes, como estructura, no inculca ni fomenta “ir más allá del deber” y los estudiantes somos ajenos a cambiar esta situación.

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Ninguna comilla puesta en esta frase es producto del azar o de una crítica sin fundamento. Si prosigue a leer diversos elementos de la revista, entenderá porque planteamos la duda, como “buenos” científicos sociales, sobre dichos términos o aspectos.

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Arendt, Hannah. La Condición Humana. P. 236.

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FUNDACIÓN

1948 La Universidad de los Andes se funda en Nov. 16 de 1948 con la aprobación de la declaración de principios y Estatutos. Sus principios establecen una relación ajena al Estado, la religión y los partidos políticos. Se declara laica y privada.

29 de Marzo de 1949 Primer día de clases en la antigua correccional de mujeres y el convento del Buen Pastor.

1949 Primeras Facultades: Arquitectura, Economía, Química e Ingeniería Electrónica, Ingeniería Eléctrica,Matemáticas e Idiomas y el Colegio de Estudios Superiores (clases de humanidades paratoda la Universidad)

Primer Rector: Roberto Franco Franco, Secretario general, José María Chávez

1951 1954 Las fundaciones norteamericanas, Mario Laserna crea la Sección en especial la Ford y Rockefeller, Femenina, con treinta cursos impulsan a los Andes en el marco conducentes a un certificado del punto IV de la Doctrina Monroe o diploma. Las carreras profesionales el cual busca eliminar la amenaza siguen siendo limitadas a los hombres. comunista difundiendo las bondades de la libre empresa. Estas donan becas, laboratorios, elementos bibliotecarios, etc… Además, realizan una especial donación para la creación del Centro de Estudios sobre el Desarrollo Económico (CEDE).

REVUELTAS ESTUDIANTILES

1955-56 Creación de la Facultad de Filosofía y Letras y la Facultad de Artes y Ciencias

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1957 Creación de la Fundación de los Andes en Nueva York cuya función es la consecución de recursos. En 1958, el presidente Alberto Lleras comienza a promocionar en EEUU la inversión en educación para evitar la amenaza comunista.

1968 Se aprueba nuevamente alza de matrículas lo cual provoca el “escalerazo del 68” (reunión de estudiantes en las escaleras del Franco, antigua sede de la Rectoría)

1969 La matricula comienza a ser calculada a partir de la declaración de renta de Las familias de los estudiantes.

1962 Primer posgrado de los Andes en Economía. Se crea la Decanatura de Estudiantes. Creación voluntariado vacacional para estudiantes en los planes de las Juntas de Acción Comunal dirigidas por el Gobierno: primeras pruebas en el Espinal, Tolima y Soacha,Cundinamarca.

1969 Nelson Rockefeller visita Bogotá y los Andes. Los uniandinos celebran con él la apertura del edificio de Ingeniería (financiado por Ford, el BID y Rockefeller) mientras las universidades públicas marchan en contra.


1950 El fundador Gabriel Betancourt Mejía, ex secretario General de la ANDI (1947-1949), trabaja en conjunto con el Ministro de Educación, y segundo rector de los Andes, Eduardo Zuleta Angel, para la creación del ICETEX (Decreto 2586 de 1950) en aras de fomentar el programa de transferencias de estudiantes a universidades norteamericanas, proyecto bandera de los Andes. *El ICETEX administraba los recursos destinados a las transferencias de estudiantes de los Andes. 1954 Primera movilización estudiantil (8 de Junio) La Policía mata a varios estudiantes de la Universidad Nacional lo que lleva a los uniandinos a marchar en solidaridad con dicha universidad. Al llegar a la plaza, el Ejército descarga sus fusiles contra los estudiantes con un saldo de 10 muertos, ninguno de los Andes.

1963 Dada la fundación de la organización estudiantil de izquierda FUN (Federación Universitaria Nacional), los Andes comienza a plantear políticas para evitar el activismo contestatario. Creación Departamento de Ciencias Sociales: conformado por Historia, Ciencia Política y Antropología.

1954 Alberto Lleras Camargo fusiona la Facultad de Economía Industrial y Comercio del Gimnasio Moderno con la Facultad de Economía de los Andes. Posteriormente, dicha Facultad recibiría apoyo de la CEPAL.

1964 Se funda el primero periódico contestarío: “El Ariete” de la Facultad de Filosofía y Letras dirigido por Diego Otero, Luis Suarez, Manuel Begrun y Enrique Santos Calderón.

1970 Cierre de la Universidad Nacional el 24 de Febrero por una huelga de dos meses y medio. El movimiento estudiantil uniandino marcha en apoyo a la huelga el 28 de Febrero.Posteriormente, se reúne la Asamblea General de Estudiantes de los Andes que convoca una votación para apoyar un paro solidario de 24 horas. Votación: A favor 1132, En contra 1025, Abstenciones 989. Entran en paro y vuelven a marchar el 7 de Marzo con 800 estudiantes aprox.

1950 Primer Convenio Internacional de los Andes con la Universidad de Illinois para la transferencia de estudiantes. Comienza el sistema 3/2 de estudios: 3 años de estudio en los Andes y 2 años en el extranjero.

1955 Durante su rectoría, Alberto Lleras Camargo se pronuncia públicamente contra la Junta Militar lo cual causaríaque los Andes fuera sacada del Fondo del Ministerio de Educación para Universidades Privadas. Por su interés en la vida pública, Lleras saldrá de la rectoría en el mismo año.

1965-66 Los Andes experiencia dificultades económicas: se genera un aumento del 30% de la matrícula en promedio.

Se crea “El Senado” o “grupo de los 14” como órgano democrático profesoral no institucionalizado. Aparecen a su vez, los primeros consejos estudiantiles no institucionalizados apoyados por el Rector Gómez Otálora.


1971 Escalerazo y Asamblea General de Estudiantes por el cogobierno universitario. Votación: 80% afirmativo y 20% negativo (votaron 1047 de 3846 estudiantes)

La Universidad del Valle entre en huelga para sacar al Rector por lo cual el 26 de Febrero el Ejercito ocupa el campus y abre fuego contra los estudiantes en huelga, matando a un estudiante. Las protestas pasaron a los barrios populares donde hubo 15 muertos más. A raíz de esto, sindicatos, campesinos y obreros se unen a las protestas por lo cual el Gobierno declara el estado de sitio y retiene a varios líderes estudiantiles.

14 de Marzo, 1971 En Cali se firma El MUR (Movimiento Universitario “El Programa Mínimo de Reestructuración) nace como del Movimiento Estudiantil” contrapeso a los movimientos de izquierda, apoyando a las directivas y rechazando los concejos estudiantiles con “acento marxista”. Comienzan a haber choques violentos entre estudiantes.

1971 El Consejo Directivo pide la renuncia del Rector Otálora y asume Farías que busca poner fin a la agitación, obteniendo la facultad de expulsar estudiantes que impidan el funcionamiento de la Universidad, sin abandonar los diálogos con los estudiantes.

22 de Sept,1972 Se reúne la Asamblea General Estudiantil exigiendo el cogobierno universitario a lo cual las directivas aprueban el 28 la participación más no el cogobierno. Los estudiantes se declaran en paro indefinido. El 4 de Oct. , 16 estudiantes dialogan con el Consejo Académico mientras la población estudiantil espera afuera. Se llegan a diversos acuerdos pero al salir a ratificar estos con los estudiantes, varios no aceptan los términos y retienen al Consejo en el edificio por varias horas. La Universidad aprueba un nuevo reglamento con el que sancionan a 67 estudiantes. 1979 El ICFES aprueba un aumento de la matricula de 12,5% y se redujo el incremento salarial de los profesores en aras de hacer viable económicamente a los Andes. Las inscripciones bajaron y la crisis empeora.

1980 Debido a la crisis financiera de los Andes, Eduardo Wiesner gestiona un auxilio de 5 millones de pesos del Presupuesto Nacional para 1980.

1983 Se consolida el Comité Interdisciplinario como cuerpo representativo de los profesores para la interlocución con las directivas. Junto a los estudiantes, se crea el espacio “Sociedad de debates” como espacio de diálogo entre profesores y estudiantes.

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1984 Se reestructuran las Facultades creándose la de Ciencias y la de Humanidades y Ciencias Sociales. El ICFES es tomado como examen de admisión de los Andes.

1981 El gobierno Turbay expide varios Decretos extraordinarios que reforman la Educación Superior lo cual obliga a los Andes a entrar al Sistema Nacional de Educación Superior que genera mayor vigilancia estatal y diversas reformas internas. 1989 Eduardo Aldana, presidente del Consejo Directivo, promueve la reforma a los principios de los Andes para posibilitar a los miembros desarrollar proyectos políticos o actividades proselitistas. El Consejo Aprueba el proyecto.


4 de Marzo,1971 Paro en los Andes con 250 estudiantes. Hay enfrentamiento con la Policía de la Estación V de Germania. La Universidad decide suspender clases hasta el 9 de Marzo por lo que los estudiantes, al ver las puertas cerradas, deciden tomarse la Universidad.

1973 Renuncia el Rector Ortiz Méndez y lo reemplaza Eduardo Aldana.

1972 Renuncia el rector Álvaro Farías y se propone nombrar a Abelardo Forero. El Consejo Directivo consulta con el Ministro de Educación, Misael Pastrana Forero, que rechaza a Abelardo y por esto, es nombrado Jorge Ortiz Mendez.

CONSOLIDACIÓN

Consejo Académico expide Acta aclarando que se considera falta grave cualquier manifestación de solidaridad con el Movimiento Estudiantil Nacional. Esto debido a que el Gobierno estaba cerrando universidades por el Decreto 581 de 1971.

1971 Los Andes promulga la Resolución No. 1 imponiendo matrícula condicional a 8 estudiantes que participaron en la toma. Estos se manifiestan en contra y finalmente la Universidad decide, por petición del Rector, abrir el dialogo para la creación de mecanismos de participación y derogar la Resolución.

1974 Se crea el programa “Opción” que fomenta la interdisciplinariedad.

Huelga promovida (la más larga en la historia de los Andes) por el sindicato obrero SINTRAUNIANDES. Estos ocuparon las instalaciones del 29 de Abril al 10 de Junio cuando salen del campus (sin mayor resistencia) a petición del Ejército. Durante este, las clases se desarrollaron en casas,colegios, oficinas privadas y edificios gubernamentales de amigos de los Andes. 1990 Diversos estudiantes de los Andes, asesorados desde la Presidencia por los egresados Rafael Pardo y Manuel José Céspeda, participan en la creación de la Séptima Papeleta.

1992 Los Andes impulsa el sistema de a utoevaluación y acreditación en el Congreso. Dicho sistema queda plasmado en la ley 30 de 1992.

Se aprueba aumento del 15% general de las matriculas debido a un déficit de 7 millones de pesos.

1979 El Rector Juan Jacobo Muñoz renuncia para ser parte del Gobierno de Belisario Betancourt.

1982 Se crea el Centro de Consejería

1997 Se crea el sistema de matricula única, eliminando la matricula basada en la declaración de renta familiar, y se incrementan las matriculas (32% estudiantes nuevos, 21% estudiantes viejosy 30% matricula máxima). Los estudiantes hacen una protesta tomándose el edificio de la Rectoría exigiendo un aumento máximo del 18%.

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ntes que nada quisiera confesar mi hurto con respecto al título; fue tomado de una de las paredes de las calles de Bogotá, escrito como se sabe por medio de una modalidad marginal: el graffiti. No pretendo entrar a analizar las implicaciones de este tipo de escritura; sino remitirme a lo que allí se plantea. La Universidad de los Andes en su situación geográfica mirando a Monserrate, deleitándose con su vista; porque ciertamente es lo que hacemos, ya que nuestra Universidad goza de hermosos predios, como bien lo anoto el periódico El Tiempo, en una de sus ediciones sabatinas del mes de Marzo. No obstante allí hay mucho más, nos hablan de nuestra indolencia, de nuestro silencio como fuerza estudiantil, de nuestra

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ausencia en los grandes acontecimientos, bien sea a través de una simple actitud de protesta; que a la hora de la verdad no es tan simple, si cuestionamos la labor estudiantil realizada por estos sectores sociales en Europa y lo que implico en el caso de Francia, Mayo del 68, y las protestas y el trabajo de censura que efectuaron convirtiéndose así en un sector importante en el desenvolvimiento social. Para ellos como para cualquier estudiante europeo, la época universitaria implica muchas cosas, entre ellas haber asistido en alguna oportunidad a una marcha en pro de una propuesta o en rechazo de otra; pero nosotros estando ausentes en momentos en que se requirió un compromiso, nos constituimos en un espacio marginal, ya que a fuerza de


no ejercitar el derecho a la palabra y a la opinión hemos llegado a perder estos atributos, aunque espero que no dichas facultades. Brillamos por nuestra ausencia, como dice el refrán, entre injusticias cometidas contra ciudadanos que se encuentran en nuestra misma situación de estudiantes o ante el proceso político que vive el país; no estoy menospreciando la labor docente que realiza la Universidad empeñada en brindar una “educación integral”; pero dicha labor no es suficiente al igual que las actividades anexas, como conferencias de variados temas que sin duda muestran una preocupación sobre nuestro acontecer; pero el problema radica en la ínfima trascendencia con que cuentan estas actividades, que no van más allá de nuestro espacio. Así la Universidad se convierte en una productora de saberes, y nosotros los estudiantes en un recipiente al que se le introducen un sinfín de pociones que en el periodo de estudios deben ser asimiladas y a la vez adormecidas, pues nuestra hora aún no ha llegado. Poco a poco vamos convirtiéndonos en lo que somos, una fuerza silenciada, que debido al aprendizaje al que se nos ha sometido, podría no despertar jamás. Es de anotar también lo curioso de nuestra situación de joven estudiante, debido a que no somos ni los niños a los que se dirige totalmente – donde empieza el proceso de manipulación de consciencias-, ni los adultos a los que se les otorga pleno juicio y criterio; entonces nos constituimos en una masa informe, que carente de identidad no sabe como obrar. Este problema no ha sido generado únicamente por nosotros sino que se deprende de uno de esos modos de definir los cincos años de educación superior, como una época exenta de responsabilidades. Sin duda esto no es tan simple si contemplamos que la carencia de definición impide situarse responsablemente ante la sociedad, pues somos niños grandes que

jugamos a ser adultos debido a que para algunas cuestiones se nos exige nuestra máxima madurez, y para otras se nos respeta y pide nuestra faceta infantil; esto a lo que apunta es al proceso lúdico del cual somos participes. No pensamos en las implicaciones de nuestro diario acontecer y en las consecuencias de lo que estamos asimilando durante nuestra estancia en la Universidad, y menos aún sobre lo que perdurara después de esta enajenación académica. Es posible que seamos los perfectos ejemplares, pues respondemos adecuadamente a los que se espera de nosotros; estar prestos a reproducir fielmente un sistema. Es necesaria una revaloración de nuestro quehacer universitario, ya que más tarde será difícil o tal vez imposible, pues cuando hayamos ingresado al mundo de afuera y por ende, adquirido nuestra verdadera carta de ciudadanía, estaremos tan bien adiestrados para entonces, que ni siquiera nos plantearemos tal posibilidad. Tan poco seremos los uniandinos de espaldas al país, sino los ciudadanos en los que recaerá una labor de orientación de la nación. No hay que pensar en el planteamiento de estas cuestiones como el producto de un delirio pasajero de un periodo juvenil. Es simplemente que el mundo no está concluido porque nosotros nos encontramos aquí, y es obvio que la formación de 6,163 estudiantes tiene que tener algún sentido. No podemos dejar que se nos utilice como simples eslabones de la cadena, en la reproducción mecánica de un orden social. Iniciemos por no seguir dándole la espalda al país, con la falsa premisa de que lo que sucede no nos atañe.

Artículo de la estudiante uniandina Patricia Ruan, publicado en Hojalata Mayo 2 de 1987.

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a Universidad de los Andes asegura que su Programa Progresa Fenicia tiene una estrategia social incluyente, a partir de la cual se busca construir un futuro común de desarrollo y convivencia con los diferentes actores de la comunidad del Triángulo de Fenicia, ubicado en los alrededores del establecimiento. Además, esta institución afirma que busca el mantenimiento de la población residente, pues inclusive quiere desarrollar “proyectos productivos” que aumenten sus posibilidades de permanencia. Sin embargo, el discurso oficial manejado por la universidad contrasta con las perspectivas de diferentes actores que viven y/o trabajan por la zona, los cuales se muestran preocupados con respecto a la suerte que les espera ya que sienten una fuerte amenaza de desplazamiento. Desde hace aproximadamente tres años se viene realizando la fase previa del “Plan Parcial”, en la que se busca socializar el proyecto con la comunidad fomentando

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la participación activa de ésta en el diseño. La Universidad asegura que se han hecho varios esfuerzos por entrar en contacto con la comunidad, y critica la alta deserción en las actividades. En contra parte las diferentes personas del triangulo aseguran que esta socialización ha consistido en una mera presentación del proyecto, en la cual no se les permite una participación más decisiva, ni posibilidades reales de interactuar en el diseño del programa. Se evidencian procesos de negociación desiguales e intensificación de conflictos debido a los diferentes intereses de las partes y al poder que representa los Andes frente a las opiniones de la comunidad. Como me lo señalaba una mujer habitante del sector: “Nosotros estamos luchando contra un gran elefante y somos como una hormiguita”. Por ejemplo, la comunidad ha montado una fuerte resistencia frente a la idea de tener que abandonar sus casas de residencia. Aunque la universidad asegure que


ofrece una “vivienda de remplazo”, la cual en valores económicos debería ser más atractiva, las personas traen a colación el valor simbólico que tienen para ellos sus casas y el miedo que tienen a la destrucción del tejido social y de la memoria de los procesos históricos, que han construido a lo largo de los años en los barrios con sus vecinos. Inclusive, muchos residentes se han mostrado ofendidos debido a las evaluaciones que han hecho funcionarios de los Andes sobre sus casas, como lo asegura una propietaria del sector de Payán: “Yo no necesito un proyecto, yo ya vivo bien aquí, para ellos nosotros vivimos en un hueco y nuestros locales son un antro, es que la pobreza les incomoda”. Este proyecto asume de entrada que vivir en estratos bajos es problemático para la imagen que se desea proyectar del centro, en donde NO se quiere reflejar la pobreza y por ende inseguridad, suciedad, trabajo informal, entre otros. Pretenden hacer entonces del centro, y la zona que

rodea a la universidad, un paisaje “moderno y armónico”, con el que se pretenda esconder la realidad social que viven los otros actores de este espacio y del resto de la ciudad. Considero que, hasta el momento, Progresa Fenicia ha sido un proyecto impositivo, con un urbanismo excluyente y autoritario que no deja espacio para un dialogo justo. Hago una invitación a mantener una postura crítica ante lo que significa este proyecto, sobre todo para nosotros estudiantes de la Universidad de los Andes, ya que también somos actores involucrados. No olvidemos que este es el espacio donde vamos todos los días a estudiar y en el cual interactuamos con distintas personas, ante las que no podemos ser indiferentes.

Catalina Giraldo Estudiante de Antropología

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l entorno. Mi entorno. ¿Lo analizo? ¿Lo vivo? Creo que es tan difícil analizar el día a día con la cabeza, con la razón, positivizando lo que me rodea, que no vale la pena intentarlo de esa forma. Creo que los que nos hacemos llamar científicos sociales olvidamos que somos seres sintientes, que nos relacionamos con nuestro entorno, y además, lo construimos. Lo construimos a partir de nuestras percepciones subjetivas, de nuestros sentimientos de justicia e injusticia, de la absolutamente personal visión del deber ser de nuestra realidad. En una universidad con una relativa diversidad de pensamiento es absolutamente evidente que nuestras percepciones son subjetivas (incluso cabría pensar si son una minoría). Y es que a muchos nos han tratado de enseñar que hay que buscar ser profesional. De eso está hecho el mundo, de profesionales. ¿Cómo analizar a las personas y sus vidas atravesadas por relaciones sociales infinitas? ¿Será que son sociales las únicas relaciones que lo atraviesan? ¿Qué nos hace creer que todo es social? Creo que hemos sido educados – o mejor, entrenados. Ya ni siquiera cuestionamos las ideas que nos enseñan en clase. Las damos por sentadas, todo el mundo lo ha hecho. Para qué cuestionarlas. Nos facilita la vida no hacerlo. Nos asegura poder vivir en la academia sin mayores tropiezos. Pienso que tal vez si dejáramos de encasillar, de etiquetar, encontraríamos más respuestas. Creo que decirle a una persona que sus condiciones de existencia están dadas por una lista taxativa de fenómenos sociales, está dejando a un lado la complejidad de las dimensiones de los seres humanos. La gran

pregunta sería ¿cómo observar, analizar, o incluso vivir en la realidad inmediata a las puertas de los grandes edificios en los que pasamos el día? ¿Valdrá la pena intentarlo? Creo firmemente que analizar de manera racional nuestro entorno es vital para la construcción de la sociedad en la que vivimos. Fundamental para – especialmente – deconstruir nuestras percepciones del mundo y construir nuevas realidades. Esto, sin embargo, es un proceso muy lento – y en ocasiones aburrido – y requiere de mucho esfuerzo. Ahora, si nuestra realidad, nuestro entorno universitario, requiere ser analizado, ¿será que lo vamos a objetivizar? Espero que en el intento de construir un mejor Fenicia (sea lo que eso sea) no lo alienemos, no nos olvidemos que allí viven personas, que florecen negocios alimentados por nosotros mismos, que conviven árboles con el cemento y que todas estas características, son solo una dimensión de lo que podemos observar. Si vamos a observarlo, a “neutralizarlo” respecto de nuestros valores subjetivos, no podemos olvidar – y es la gran responsabilidad científico – que solo podemos observar una pequeña parte del mundo. Y que existen muchas otras maneras de analizarlo, más que la observación racional que nos proponen de manera ideal. A la razón, le hace falta entender muchas cosas.

Sergio Atehortua Estudiante de Ciencia Política

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am. Los vigilantes con sus Rottweilers ya rodean el perímetro de la Universidad de los Andes. El “Mono” ya trabaja. Los hombres de las “frutas de JP” ya parten naranjas y preparan cereales. Doña Inés ya anuncia, desde su carrito de chicles: “ buenos días amiguitos, ¿qué desean?”. Se oyen los “Buenos días monis, me regala unos chicles” o un “Hola monita, lo mismo de siempre, una arepa doble queso con un jugo de naranja pequeño”. “Monitos y monitas” son el apodo con que nosotros, estudiantes, nos referimos a estas personas y el sobrenombre con el que ellos (vigilante, vendedor, vecino de Germania) se refieren a nosotros. En un juego mutuo, todos somos, dentro de este perímetro universitario: monit@s. Hemos encontrado, consciente o inconscientemente, en este “alias” la forma más sencilla de establecer nuestras relaciones interpersonales. Relaciones que, además, tienen un carácter doble y a la vez ambiguo. Por un lado, podemos pensar que esta forma particular de nombrar nos une como comunidad y nos acerca a un trato afectivo con todos aquellos que nos rodean. Pero por otro lado, la palabra misma ya está cargada de lo que podemos imaginarnos que alguna vez se dijo, o se dice, en esta zona: “Los de los Andes son blancos, peliclaros, ojiverdes, tienen plata, son gomelos”. Ciertamente, “el mono” marcaba una diferencia entre aquellos que pertenecían a la Universidad de los Andes y aquellos que simplemente la rodeaban. El “mono” simbolizaba una clase social. Sabemos que hoy en día monito es cualquiera. Pero su carga semántica y política persigue todavía esta forma de referirnos a los otros. De cierta manera, este alias nos divide y nos une al mismo tiempo. Es decir, nos recuerda la unión profunda de clase y de poder que recubre nuestra fachada universitaria. Por otro lado, el apodo de monit@ nos hace, por lo menos en la enunciación y en el discurso, iguales. Hoy, me inquieta que esta falsa igualdad borre los nombres propios y las vidas indivi-

duales de esta colectividad. ¿En verdad nos importan estos sujetos con sus historias? O por el contrario, decimos monit@ para referirnos al otro de manera condescendiente y escondemos, bajo este alias formal, nuestra falta de interés por aquellos que nos rodean. Me pregunto, por último, si tal vez, esta manera en que nos referimos a ellos y ellos a nosotros es la condición, la posibilidad misma, de la convivencia de la zona uniandina. ¿Acaso este sobrenombre nos hace creer que pertenecemos (todos) a una comunidad solidaria y respetuosa, cuando en realidad somos una parcial, ficticia y a medias?

Camila Rodas Hernández Estudiante de Lenguajes y Estudios Socioculturales

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somos capaces de conocer de manera cercana a un máximo de 150 personas. Este es nuestro límite cognitivo, es el máximo número de individuos con los que cualquier persona puede mantener relaciones estables (Dunbar, 1998). Quizás por esto es que los habitantes adultos de Fenicia no necesiten Facebook, quizás es porque ya conocen a sus 150 significativos otros. Las redes sociales también han ayudado a estropear el significado que tenemos de interacción y conexión; ellas nos brindan la fantasía de sentirnos escuchados y acompañados. Pero pensar que ‘estar siempre conectados nos hace sentir menos solos’ nos pone en riesgo, porque la sensación de aislamiento es la que aparece cuando uno huye de la soledad. Una vez conocí a un Juan, – un Juan entre muchos – como a él le gusta decir, y le hice la siguiente pregunta: -¿Qué le recomendaría a los estudiantes de esta universidad? -”Que dejen la modita y la cosita por la tecnología, eso después de un rato se va. La vida hay que aprenderla a vivir es con uno mismo”

Mateo Pineda Estudiante de Psicología Juan

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urante los primeros tres semestres que estuve en la universidad fui fiel al almuerzo de Puerto Arepas de la primera (al frente del SD). Por alguna razón, allí adentro, siempre me he sentido como en casa. Quizás sea por mi debilidad ante una buena sopa casera o un jugo que sabe a fruta. A pesar de eso, creo que la verdadera razón por la que vuelvo por lo menos una vez a la semana (a veces a probar su frijolada), se debe más al cariño que le tengo a Doña Rubi, a Angelie, a Yenny y a Liliana, que a la sazón de su cocina. Me gusta pensar que eso mismo les pasa a muchos de ustedes con Don Jorge y sus tamales en Doña Blanca, o con Estela en las monas, o con Henry y sus empanadas de queso, o con Francisco y Gloria en el nuevo “Kaldivia” en el campito, o con Diana en el Centro Deportivo, o con Ángela, Lucía y Vivian en la fotocopiadora La Primera, o con Fernanda en el puesto de microondas, o con todos los que a nuestro alrededor nos ofrecen un servicio. Me gusta pensar que la gente toma sus servicios como muestra de gratitud por su aporte a nuestro pequeño ecosistema, pero no siempre es así. Desafortunadamente, vivimos en una economía monetaria que no fomenta la creación de vínculos cercanos, de conexión o de relaciones significativas. Hoy en día, si cualquiera de quienes cultivó nuestros alimentos, o hiló nuestra ropa, o construyó nuestra casa, llegasen a morir, ni siquiera nos enteraríamos. Sencillamente, les pagamos a otros por hacer el mismo trabajo. Si no nos gusta el profesor que dicta una materia, la retiramos, buscamos otro profesor o en el peor de los casos, lo aguantamos sin tener que hablarle jamás. Es muy difícil crear comunidad cuando nuestra sociedad promueve la idea de que no necesitamos el uno del otro. En las relaciones sociales, cantidad no es lo mismo que calidad. Es paradójico saber que en el transcurso de nuestra vida,

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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

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uando se piensa en la Universidad de los Andes, existen diversas formas de describirla. Unos la asocian con un club de relaciones contractuales; otros, con un espacio de alta formación académica. Estos son simplemente algunos de los casos que reflejan la variedad de prejuicios que hay sobre la universidad. Sin embargo, en este breve artículo quiero discrepar del interrogante ¿qué piensa de Los Andes?, y más bien, quiero responder en este pequeño número de palabras ¿para qué Los Andes?, desde mi perspectiva de estudiante de Ciencias Sociales. Un día, un compañero de clase cuestionó la manera como el Grupo de Memoria Histórica (GMH), en su informe sobre El Salado, hacía uso del lenguaje en el texto. El argumento que dio el estudiante fue que la minuciosa descripción de los acontecimientos tenía un carácter amarillista. En principio, él tenía razón, ya que el detalle de las atrocidades, por parte de los actores armados, construía una perspectiva similar a escenas de Rambo. Mi reflexión sobre el asunto fue que el estilo del informe hace que el lector se conmueva, pero sobre todo, se aproxime a la realidad del país y los actores que confluyen en ésta. Esta experiencia, que fue punto de discusión de una clase, la traigo a colación por lo siguiente. El fin es pensar la utilidad de la universidad. En ese sentido, si los estudiantes hacemos el ejercicio de mirar desde las terrazas del Edificio Santo Domingo o Mario Laserna, no solo nos damos cuenta de las precarias condiciones de algunos barrios situados alrededor del campus, sino de la burbuja en la que estamos inmersos. Las dinámicas internas que giran intrínsecamente en Los Andes hacen que el estudiante se enfoque en aprender. Pero la cuestión que surge en este proceso es ¿para qué aprender? Allí es donde este efecto burbuja aparece, y posiblemente las respuestas serían: para formar profesionales competitivos

que tengan altos ingresos o accedan a los programas de posgrado de alta calidad del mundo. No obstante, el problema estructural sigue latente. La conexión entre estudiantes y la realidad colombiana no está bien definida. A pesar de la gran formación profesional, y de las diferentes formas de conocimiento que en mi caso adquiero en mis clases de ciencia política e historia, como científico social tengo un compromiso mayor. La cuestión no es simplemente plantear qué diría un pensador sobre la coyuntura colombiana, o en el caso que referencié, del lenguaje del informe del GMH. El problema del uniandino y de los estudiantes en Colombia es que tienen como fin aprender. Sin embargo, la respuesta a la pregunta inicial no se puede limitar a la adquisición de información. Se debe ceñir a un lineamiento del “aprendizaje para el aprendizaje” en el cual, la Universidad de los Andes no forme simplemente a profesionales destacados, sino a personas que se introduzcan en la realidad, y que busquen reformarla. En esto, los científicos sociales deberíamos liderar la discusión, pues al fin y al cabo, estamos en un proceso de aprendizaje de nuestra realidad social.

Andrés Felipe Salazar Ávila Estudiante de Ciencia política e Historia

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institucionales

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a concordancia que puede tener un lema estatutario con el actuar de una institución se debe ver reflejado de una manera integral en la fuerza que une a la misma con el contexto en el que vive, incluyendo sus coyunturas y situaciones políticas. El caso colombiano resulta de la mezcla indistinta de intereses y teorías; la madeja cultural colombiana se complejiza a cada mirada. Y, aún con el acote más específico, la Universidad de los Andes, que, según identifica el QS World Ranking, se encuentra como uno de los 4 bastiones más importantes de la educación en América Latina, no refleja de manera clara cuáles son sus intereses en el contexto en que se inserta. Para brindar un cierto contexto, en nuestro país andino, desde el segundo mandato de Rafael Núñez hasta el primero de Alfonso López Pumarejo, la educación pública, en todos los niveles, era manejada por el clérigo, a manera de compensación por los exilios que históricamente se les habían impuesto desde la época del virreinato, decía Núñez. Con esta justificación el país se encontró con una recarga de funciones impuesta a la Universidad Nacional de Colombia, que debía manejarla en todo el territorio. Con esta coyuntura surgen las fundaciones, en un periodo de 20 años, de varias universidades privadas de carácter liberal, entre ellas la Universidad de Los Andes. Lo que de esta época resulta, ahora, es que esta se ha desarrollado de una manera increíble, logrando escalar a los puestos de mayor prestigio a nivel internacional, y de esto lo que resulta paradójico es que las otras universidades fundadas en este periodo y con propósitos similares no hayan obtenido tal alcance académico ni visibilidad, e igual de sorprendente es que sus desarrollos en materia de integración con la comunidad hayan sido contrarios a sus contribuciones académicas. Así, podemos inferir a primera vista que las intenciones de la Universidad de

los Andes se separan radicalmente de las que, en principio, le dieron origen. No se piensa como una institución de carácter reaccionario frente a las coyunturas, sino como un obelisco liberal en el panorama del desarrollo nacional. Busca desarrollar de manera unívoca el conocimiento y la investigación, en concordancia con su Declaración de principios fundadores. Lo que resulta de su lema de “más allá del deber” siempre arroja prácticas autónomas que parecen más preocupadas por la integridad de la institución que por su integración en la vida ciudadana. Un alejamiento programático de las realidades nacionales que busca establecer, por medio de méritos y de reconocimientos foráneos, un sistema educativo estandarizado, que satisface la nivelación del conocimiento en tanto demanda del mismo. Las utilizaciones de estas transcendencias pueden llegar inclusive a obnubilar los precedentes intelectuales de las iniciativas fundacionales, cosa que bajo ninguna circunstancia puede permitirse. Y son estos usos los que han llevado a la Universidad de los Andes a crecer de una manera tan desequilibrada frente a la realidad que no responde ni a sus costos ni a sus crecimientos vertiginosos. Una mirada más acortada, que no busque la trascendencia de los deberes, sino el cumplimiento cabalístico de los mismos pueden llevar a la conclusión concreta de mejores empresas. “Más allá del deber” se dice en la Universidad, “hay que entender por completo los deberes” parece gritar la realidad colombiana.

Nem Zhue Estudiante de Filosofía

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universidad

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ntiéndase por universidad un conjunto de personas que toman las decisiones en la Universidad sin dar muchas explicaciones. Al que se hace referencia en las conversaciones informales entre estudiantes, profesores o trabajadores, cuando los estudiantes hablan de la desigualdad de salarios de los monitores y asistentes graduados, o cuando los coordinadores hablan de los ahorros de energía en semana de inscripción de materias, y se preguntan por el proceso de toma de decisiones, se responden: “ fue ‘La Universidad’”. Ni idea cómo, cuándo, dónde, porqué ni para qué. En este artículo hablo de esa desconexión entre ‘La Universidad’ y su entorno más inmediato en el proceso de toma de decisiones: la comunidad universitaria. ‘La Universidad’ se planteó crecer bastante y cumplir con los estándares de calidad internacionales. Reflejo de ello es la renovación y construcción de edificios, la cual incluye el edificio de la policía y de varios de la cuadra con el proyecto ‘Progresa Fenicia’, para mejorar el entorno universitario. Entonces, gran parte del dinero de todos nuestros padres, y de todos aquellos que se financian la universidad con sus propios medios, se destina a la planta física. Lo paradójico es que hoy tenemos clases con un promedio de personas muy alto en el pregrado. Una buena parte de las clases que vi en Ciencia Política fueron de 60-85 estudiantes, en derecho éramos 50-60, en los CBU hay de 100-120, así como en algunas de las clases de ciclo básico de Ciencias Sociales. Entonces, pareciera que este plan de crecimiento masivo, el cual se ha financiado casi únicamente con nuestra matrícula, está en contravía con la realidad pedagógica que nosotros como estudiantes necesitamos. ¿De qué me sirve a mí una clase en donde el profesor no puede corregir y retroalimentar todos los exámenes y lo termina haciendo un monitor uno o dos semestres mayor que yo? ¿Dónde no pu-

ede solucionar las dudas de todos en clase porque con tantas sería imposible dictarla? Yo quiero que ‘La Universidad’ esté más pendiente de la realidad inmediata que soñando con una masificación educativa y más pendiente de la formación de los estudiantes, es decir, más pendiente de sacar lo mejor de cada uno. Sin embargo, gracias a personas como Pepe Toro, Vicerrector Académico de la Universidad, parece que esta desconexión puede comenzar a ser cosa del pasado, pues se le está consultando a los profesores para la elaboración del estatuto profesoral y se quiere contar con los estudiantes para procesos de mejoramiento de la calidad académica. No es que yo crea que ‘La Universidad’ son un grupo de ‘encorbatados’ que se roban nuestro dinero. Yo sé que sus planes son para crear una Universidad mejor y que han trabajado duro para construir lo que ellos creen mejor para los Andes. En términos metafóricos, ¿por qué el rey no sabía que el río era frío pero los del pueblo sí? Porque los reyes no nadaban en ese río. Eso de que “nosotros no consultamos porque somos los expertos, y los estudiantes no saben porque tienen visión corta”, es casi decir que no nos han enseñado nada y que la educación que nos han impartido no nos da ni para opinar en los asuntos que nos afectan. Y se supone que estamos en una Universidad liberal donde se nos enseña a ser autónomos, a definir los criterios que orientan nuestra acción… “No, no, no papito, vaya y eso ejerza su autonomía en otro lado”.

Felipe Guerra Baquero Estudiante de maestría en Ciencia Política Representante de maestría en Ciencia política

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er joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”, esta frase de Salvador Allende ha rondado por mi cabeza desde que un día, un querido profesor del colegio, nos habló sobre la historia chilena. Pero ¿qué significa esto? Revolucionario no significa ser mamerto, ni rebelde, hacerse piercings o tener el pelo largo – este tipo de estéticas ya no rompen esquemas, más bien siguen la lógica de la moda- los clichés están mandados a recoger. Revolucionario significa ser crítico, tener posturas propias frente a algo, generar sus propios criterios, pararse frente a lo que no se está de acuerdo y además, aportar ideas y acciones para cambiar eso que se cree que está mal, que no va en la lógica. Hemos vivido en una sociedad donde al revolucionario se le estigmatiza. Es

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una cuestión histórica, cultural y social; asociamos la revolución a la guerrilla, a ‘ los rojos’, entran en el panorama Cuba y hasta Rusia, si quieren. Es una cuestión de mentalidades. Sin embargo ser revolucionario no sólo implica llevar un programa político. Se puede ser revolucionario en pequeñas cosas ¿qué les parece en la universidad? Siempre oímos decir que los uniandinos no nos interesamos en nuestra sociedad, que “ de frente a Monserrate y de espaldas al país”. Bueno, ¿de dónde vienen estas ideas? Dentro de la universidad no se puede estigmatizar, hay variedades de estudiantes. Sin embargo, en mi tiempo dentro de la universidad – que es bastante- podría decir que hay personalidades que se destacan. No por algo hay un estigma sobre nosotros: lindas chicas y chicos


que viven en una burbuja, que puede ser de diferentes tamaños, a los cuales –afortunadamente- nunca les ha faltado nada, ni el amor de papá y mamá. ¿Será que viven (vivimos) en la burbuja porque no quieren ver, no les interesa, o simplemente no están enterados de las cosas que pasan en el mundo? Puede también ser mera comodidad. Estamos tan cómodos con los guardias y sus perros que no nos damos cuenta que la ciudad, el país y el mundo andan en una dinámica diferente, van a otro ritmo: “¿a dónde nos vamos de rumba este viernes?”, “¿ a dónde vamos a almorzar hoy?” -creo que ese es el mayor problema para los uniandinos-. Al final, esas no deberían ser nuestras mayores preocupaciones. ¿Dónde están los jóvenes revolucionarios? Aquellos que sueñan con cambiar al mundo, que se preguntan por

algún futuro (repito, no necesariamente mamerto). Es necesario un cambio de actitud, que nos importe cómo queremos el futuro y para dónde vamos. Surge la necesidad de más posturas críticas. Estudiantes, jóvenes, revolucionarios deberían ser sinónimos. Ser joven y no ser revolucionario es un desperdicio. ¿Cuándo en nuestras vidas podremos ir en contra de la corriente, enfrentarla, juzgar a la realidad; si no es cuando –como diría mi abuela- se es joven y bello y tenemos tiempo y energía para hacerlo?

María Luna Chaparro Estudiantes de Antropología

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no de los máximos desafíos que ha enfrentado la humanidad a lo largo de su historia es la vida en comunidad. El tipo de relaciones establecidas se ganan o se conquistan entre los miembros de un grupo y, a su vez, estos grupos plantean cuestionamientos permanentes sobre el comportamiento humano y sobre la relaciones de este con su entorno. Traída esta reflexión a la Universidad de los Andes, una comunidad académica, es importante señalar que los esfuerzos institucionales por establecer unas normas de vida en comunidad –políticas, reglamentos, directrices- se articulan alrededor de los principios de excelencia, tolerancia y compromiso social, como se puede ver en los principios fundacionales y en la misión

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de la Universidad. Esto es así porque el objetivo principal de la Universidad es formar buenos ciudadanos que sirvan al país. Conscientes de que para ello no bastan los reglamentos, actualmente queremos fortalecer aquellos valores que trascienden lo normativo y se acercan más a lo ético: la solidaridad, el respeto por el otro y, la solución inteligente de los conflictos. Por eso utilizo como título de este artículo el lema acuñado por el Consejo Estudiantil “Uniandes es Comunidad”. Ejemplos hay muchos: la masiva participación de estudiantes, profesores y funcionarios en actividades como el Fopre, que busca apoyar a estudiantes en necesidades cotidianas de su vida estudiantil. Iniciativas estudiantiles y de egresados a favor de comunidades desfavorecidas. Actividades institucionales de bienestar para toda la comunidad, los programas de apoyo educativo para empleados y para sus hijos. Una breve lista que con facilidad puede crecer si cada uno piensa en su propia relación con la Universidad y en las actividades que esta propicia. Esto no significa que vivamos en ausencia de conflictos. Ocurren y queremos que, más allá de las instancias establecidas para su trámite, exista la posibilidad de solucionarlos de manera alternativa. Para ello creamos un cargo pionero en las universidades de América Latina: el ombudsperson, cuya principal meta es contribuir a que todos los miembros de la comunidad uniandina puedan solucionar sus dificultades en la institución. Mirado este tema de las relaciones en otra escala, ya no interna, sino de la Universidad con su entorno, el eje es el mismo. La excelencia y el conocimiento puestos al servicio del entorno, con el parámetro indispensable de la calidad. Este es el pilar de Uniandes: la calidad de sus profesores y estudiantes. En el entorno inmediato su labor de docencia e investigación se concreta hoy en Progresa Fenicia: un proyecto con el cual la Universidad busca contribuir al

desarrollo humano en los alrededores del campus. Incluye capacitación, como la que ya están recibiendo algunos emprendedores del barrio, trabajo en el campus para algunos vendedores informales ubicados en las calles vecinas, asesorías y talleres para niños y adultos, y, a más largo plazo, un proyecto de renovación urbana, para el cual ya se tiene la viabilidad otorgada por las autoridades distritales. Este ha sido un esfuerzo de muchas mentes que, desde diversas disciplinas, han trabajado con la comunidad para beneficio de todos. La creación de centros de estudio focalizados en un tema pero abordados de manera interdisciplinar es otro ejemplo de cómo entiende Uniandes la relación con su entorno, en este caso, Colombia. El Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas, el Centro de Estudios de la Orinoquía, el Centro de Innovación en Tecnología y Educación, son algunos de ellos. Sus productos son puestos al servicio del país para contribuir a la solución de problemas, que van desde el narcotráfico hasta el uso de nuevas tecnologías en educación. El otro ejemplo que quisiera mencionar muestra además el compromiso de la Universidad con el futuro. Se trata de Quiero Estudiar, nuestro programa de becas. Ahora, además de apoyar a los jóvenes talentosos, quiere propiciar en ellos -más allá de un marco normativo- valores como la solidaridad y la reciprocidad. Este semestre, iniciaron sus carreras en Uniandes jóvenes que asumieron el compromiso de, una vez terminados sus estudios, apoyar a otros que, como ellos, necesiten un respaldo para desarrollar su talento. Ningún camino es fácil. Como miembros de esta Universidad lo sabemos. Si entre todos reconocemos el valor y el privilegio que significa ser miembro de la comunidad uniandina, será sencillo contribuir a su fortalecimiento para beneficio de otros.

Pablo Navas Sanz de Santamaría Rector de la Universidad de los Andes 29


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a universidad (cualquier universidad) como institución contemporánea, es una entidad que se asemeja mucho a un sistema social complejo luhmanniano. Así me la imagino y así creo que ha tendido a ser. Decir que es tal tipo de sistema equivale a aceptar que la universidad contemporánea no establece relaciones fáciles ni simples (y en ocasiones ni deseables) con su entorno, como tampoco relaciones unidireccionales ni de dependencia. Para los sistemas complejos, los entornos no son siempre determinantes, según Luhmann casi nunca lo son, es decir, no son las fuerzas decisivas de sus destinos. Estos sistemas, por el contrario, evolucionan y se expanden y toman sus cursos de acción de un modo autorreferencial y autopoiético. Lo primero significa que su punto de referencia para captar sus necesidades y metas es su propio pasado y presente, nada más; lo segundo, que satisfacen esas necesidades y metas reproduciéndose desde sí mismos. En el entorno de un sistema hay otros sistemas de la misma naturaleza o, para decirlo con otras palabras, con las mismas propensiones. De ser la realidad tal como la estoy concibiendo, más que solidaridad y cooperación entre sistemas, lo que abunda es el conflicto intersistémico o en su defecto la omisión sistémica (que es la prescindencia de los otros sistemas). Al tender cada sistema a su perpetuación (autoperpetuación) una lucha por la subsistencia es la que impera, como, en vez, si es el caso, la ignorancia del entorno. El gran problema con esta visión luhmanniana, que parece tan bien representar la situación de la universidad contemporánea, es que no provee un lugar suficiente para la voluntad y en consecuencia para el deseo humano en la explicación del acontecer. Es como si viviésemos en un mundo cibernético, gobernado por unas fuerzas anónimas e impersonales que, en algún momento, se le escaparon de las manos a nuestra especie. Es en

este punto del razonamiento donde, a mi entender, hay que hacer un desplazamiento radical, pues, de ser cierto que las cosas hayan tendido a ser así, no significa que no puedan ser de otra manera, ni que en esa transformación tenga un protagonismo no el sistema sino las personas. La Universidad de los Andes no escapa de estas tendencias, pero también es cierto que ha desarrollado ciertas relaciones con el entorno más allá de un origen como sistema complejo clausurado. Todo el proceso de institucionalización de la universidad, de esta última década, con su incremento de reglas y disposiciones frondosas, con el establecimiento de un régimen de actuación hacia futuro, creo que ha tenido como contrapartida una clausura o cierre mayor que el que se esperaría de una universidad enclavada en su sociedad. Sin embargo, veo también en sus autoridades y en toda su comunidad una mayor y autentica conciencia sobre otra relación con el entorno, más aun cuando la Universidad de los Andes, debido a su “evolución” incuestionable, ha pasado a ser un patrimonio nacional. Eso pesa mucho, porque significa una responsabilidad mayor, ahora con la sociedad colombiana. Empero, mi impresión es que se puede hacer mucho más. Mi impresión y mi deseo es que se debe hacer mucho más. Las tendencias, en la medida que sean más o menos deseables o indeseables, se pueden revertir con voluntad y convicción. Entre tanto, a diferencia de la visión luhmanniana, me imagino una universidad más abierta, con una concepción de solidaridad intersistémica, donde sus destinos estén en comunicación continua con el medio y donde se piense cada vez más de manera transinstitucional.

Rodolfo Masías Núñez Profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes 31


¿Un país de reinas y reinados?

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ara su 14ª edición, la revista Errántio plantea la Imagen como su tema editorial. Quiere proponer un espacio interdisciplinario para pensar la Imagen desde sus distintas formas de percepción, desde cómo se configura la mirada. Errántio reflexiona la percepción como una configuración que se da en el lenguaje; con palabras podemos hablar de imágenes, pero las imágenes hablan. ¿Cómo sabemos lo que dicen? ¿Es su contenido o más bien nuestra posición física y conceptual lo que les da sentido? ¿Que? vemos? ¿Cómo lo vemos? ¿Que? implicaciones tiene el acto de ver? La mirada y el acto de ver tienen un amplio espectro de análisis, interpretación y expresión: ver es una actitud, una intención. Así pues, Errántio quiere tener la intención de leer el mundo (que percibimos a través de imágenes) como un texto, preguntándose ¿que? vinculo hay entre la imagen y la palabra? El entender el universo como un texto puede radicar en reconocer que mirar es un verbo, que lo aprendemos y lo conjugamos. Si pensamos en él, tal vez el mundo (las imágenes que forman nuestra realidad) pueda ser también reescrito. Mirar no nos es necesariamente connatural: la imagen es texto, el texto es imagen. Pero, ¿es la imagen sólo texto? Con estas preguntas y bajo estas reflexiones es que la revista se aproxima a las problemáticas que planeta la imagen, y las expande en sus distintas actividades como los conversatorios La Imagen: entre subjetivo y colectivo con la profesora Alessandra Merlo, y Representación del cuerpo indígena (etc.) con el profesor David Solodkow, así como en los artículos, ensayos y textos que son publicados en la edición impresa.

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n Colombia los Reinados de Belleza se han convertido en instrumentos de poder profundamente significativos. Por eso, en esta edición del Etnógrafo quisimos ocuparnos de reflexionar sobre ellos. Regados por las regiones más recónditas de nuestro país, existen reinados de todo y para todo. El reinado de la panela, del acero, de la ganadería, de la cebolla o el del turismo, demuestran que nuestro apego al cuento de la cenicienta es incuestionable. De un lado, está la gente que mientras mitiga sus problemas y olvida sus dificultades sigue con fervor a sus candidatas. Del otro, están ellas, las reinas adiestradas para hablar, caminar, comer o pensar de acuerdo con un reglamento, y destinadas a convertirse en instrumento de promociones comerciales y de obras de caridad. Ellas desfilan sonrientes y triunfales mientras el imaginario colectivo las despoja de sus rasgos humanos, de sus imperfecciones y hasta de sus propios temores y dolores, para así proyectarse en ellas. Aproximarnos a los reinados de belleza nos permitió reflexionar acerca de la belleza, el género, la política, el poder, la participación popular, las regiones, entre otras categorías relevantes para la visión de la antropología. Por eso, El Etnógrafo se interesó en la complejidad de este fenómeno tan arraigado y determinante en la vida e idiosincrasia de los colombianos.Ahora los invitamos a compartir los artículos que publicaremos en nuestra próxima edición.


La Cicuta Revista se prepara para su Segunda Edición

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i bien La Cicuta Revista nace con el ánimo de integrar el resultado del quehacer filosófico, que aparece bastante fragmentario, no es nuestra intención hacer que los discursos de sus estudiantes conformen un sistema articulado; en últimas es acaso consecuente que, teniendo en cuenta los diferentes énfasis investigativos del departamento, el resultado de las investigaciones de sus estudiantes se destaque por su pluralidad. No obstante, una pluralidad que no da siquiera medio paso más allá de su diverso colorido queda culturalmente inerte. El no tener una posición doctrinal no tiene por qué significar asumir un relativismo absoluto, sobre todo en una comunidad en la que hay tanto por hacer, y en donde pasar de largo ante sus problemáticas, permisiva e indiferentemente, alimenta el desequilibrio social más que cualquier suerte de opresión. Para nuestra segunda edición hemos querido, por tanto, sugerir un debate sobre la educación en perspectiva filosófica, no solo porque aunque todas las instituciones del mundo se pronuncien al respecto nunca será un tema trillado, sino porque muchas de las propuestas parecen dejar de lado un examen adecuado y radical de lo que significa el ejercicio mismo de la educación y de la formación. Los invitamos a hacer parte de nuestra discusión para seguir enriqueciendo la actualidad del problema que nos reúne; esperamos sus aportes.

Crisis socio-política y recuento del 2do semestre colombiano

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l sinnúmero de acontecimientos, ocurridos en Colombia, durante el presente año, no representan más que el abrebocas ¿o la detonación? de una considerable amalgama de problemas sociales, políticos, económicos y hasta de carácter internacional, que deberían no ser de interés de unos pocos, sino de todos. Partiendo desde las montañas y el campo colombiano, explicando los distintos inconvenientes del sector del agro nacional, sus movilizaciones y paros, y la importancia que este detenta para el país, hasta las tierras insulares y desde ahí observar, con claridad, los cómos y porqués del pasado fallo de la CIJ y nuestra disputa marítima con Nicaragua, la presente edición de SinCorbata no se propone más que exponer apartes en torno a la coyuntural crisis socio-política colombiana y sus consecuencias. Los invitamos a continuar siendo parte esencial de nuestro proyecto y opinar, como gusten, acerca de nuestra labor. Sus críticas serán, como siempre, bien recibidas. Jules Almanya Gallego Dir. SinCorbata

lacicuta@uniandes.edu.co

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A los Andes en Bici es una iniciativa de estudiantes y profesores, que desde el 2010 decidimos acompañar a los Uniandinos a viajar en bicicleta hacia la Universidad, y así contribuir a generar ciclistas autónomos. Cuando empezaron las caravanas, no éramos más de 50 ciclistas entre estudiantes, profesores y personal administrativo. Hoy en día, gracias al interés de la Universidad por promover el uso de la bicicleta, se han creado iniciativas importantes para la práctica y el uso de la bicicleta por parte de la comunidad universitaria. Entre estas se encuentran: La Carrera de Modos, vídeos motivacionales y un constante apoyo al desarrollo sostenible. Estas iniciativas han hecho que hoy, 3 años después de haber pedaleado en la primera caravana, seamos más de 150 ciclistas los que le apostamos a una movilidad sana, limpia y económica en Bogotá. SOSAndes es una organización estudiantil que busca generar impacto social dentro y fuera de la universidad. Siguiendo el lema “educación para la educación”, la organización ofrece sesiones de repaso parciales y exámenes finales para los estudiantes uniandinos. El dinero recaudado en estas sesiones es utilizado, en su totalidad, en proyectos de inversión en educación en lugares vulnerable de Colombia. SOSAndes, de la mano de Students offering Suport Canada y con el aval de la universidad, ha trabajado durante 18 meses ayudando a más de 600 estudiantes con sus calificaciones, recaudando cerca de 21millones y llevando a cabo el proyecto de reconstrucción de la escuela más vieja de la Sierra Nevada de Santa Marta. Actualmente la organización está emprendiendo nuevos retos y está en busca de nuevos voluntarios. Para mayor información contactarse a: SOSAndes@uniandes.edu.co.

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Los estudiantes están, en teoría, educados para la resolución de problemas. Y son pocos los problemas que requieren solución para una sola persona, por lo cual generalmente son problemas de acción colectiva. No es un secreto para nadie que la sociedad colombiana está llena de problemas. ¿Pero realmente conocemos los problemas? ¿Podemos desarrollar una acción colectiva para resolverlos? Puede resultar un tanto irónico la desconexión en una misma sociedad entre un sinfín de problemas sociales y varias generaciones educadas para resolver problemas, sobre todo si aquellos educados para resolver problemas desconocen la naturaleza, existencia o funcionamiento de los mismos. El Colectivo Acción Andante surge en el seno universitario para construir conjuntamente agendas de visibilización de problemas sociales, así como una agenda de trabajo estructurado para entender su naturaleza y origen como para indagar y proponer soluciones. El Colectivo Acción Andante parte de la base del trabajo conjunto y articulado de sus miembros, es decir, de una acción colectiva estructurada en constante movimiento por el cambio. ¡Los invitamos a participar en nuestras actividades y si es de su interés, a vincularse al colectivo por un estudiantado menos apático y más crítico y participativo! Contacto: Felipe Guerra f.guerra97@uniandes.edu.co Laura Sánchez l.sanchez2419@uniandes.edu.co Felipe Moreno f.moreno419@uniandes.edu.co


¿Conoces cuál es la raíz de los problemas que aquejan a los animales? Conciencia Animal Uniandina trabaja para crear conciencia y actuar por los animales*, entendiendo que el principal problema a tratar es el especismo. El especismo es una forma de discriminación moral basada en la diferencia de especies, así como, por ejemplo, el racismo es la discriminación basada en la diferencia de razas. Vivimos en un mundo netamente especista, donde los animales son considerados objetos incluso por la Constitución Política de Colombia. Sumado a esto, herramientas modernas como la industrialización, los medios de comunicación y el consumismo han magnificado el más grande holocausto del planeta: la injusticia hacia los animales. Algunos temas que tratamos son tauromaquia, peleas de perros y de gallos, nutrición coherente, adopciones de animales sin hogar, entre otros. Eres bienvenid@ a ser la voz de los que no tienen voz. facebook: ConcienciaAnimalUniandia twitter: @CAUniandia Inscríbete a nuestros correos en: www.correoscau.tk “Enseñarle a un niño a no pisar una oruga es tan importante para el niño como para la oruga”. Bradley Millar *Aunque los humanos también somos animales, nos referimos solo a los animales no-humanos para hacerlo más sencillo.

Jorge Marulanda Integrante Conciencia Animal Uniandina Estudiante de Medicina X semestre

Pensamiento Alternativo, nos sugiere un pensar diferente, pero de allí surge la pregunta ¿diferente a qué? Pensamos diferente al favoritismo que atenta contra la soberanía y la democracia, y que ha desembocado en un aperturismo de carácter antinacional que lleva 20 años haciendo estragos. Creemos que la vía política es la solución contundente a esta coyuntura. Estamos para compartir, discutir y debatir la manera en que pensamos. Foros, proyecciones y conferencias son algunas de las actividades que hemos organizado. Tenemos una posición política frente a la realidad del país y de la misma manera le damos la cara. ¡Nunca de espaldas al país! pensamientoalternativo1@gmail.com “I started being really proud of the fact that I was gay even thought I wasn´t” Kurt Cobain Durante sus 7 años de existencia, el Círculo LGBT Uniandino se ha consolidado como un grupo inclusivo y de discusión, fundamentado en la ayuda mutua, la solidaridad y el respeto de la diversidad. Tiene 4 coordinaciones: académica, bienestar, activismo y social, las cuales trabajan con todo tipo de proyectos en la lucha contra la discriminación, en especial la fundada en sexo, género u orientación sexual. Es un grupo de amigxs, una familia que recibe a todo ser humano que busque un ambiente de diversión, esparcimiento, y creación de conocimiento en la lucha por una universidad y un país pluralista y libre de perjuicios. Contacto: lgbtysolidarios@uniandes.edu.co lgbt.uniandes.edu.co María Camila Bernal Caycedo Representante Círculo LGBT Uniandino

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Entre

Hacen falta cuando no vienen. Desde los Miércoles estamos todos: -Pilas que el viernes vienen, pilas que el viernes vienenJ.V. Interno patio Tercera Edad

Rejas y Patios

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e sorprenden las transformaciones de identidades, subjetividades y percepciones que me produce hacer parte de la investigación en cárceles. En mi caso, el estar activamente en un proyecto sobre condiciones de reclusión para internos con discapacidad, de la tercera edad y con VIH en la cárcel Modelo, y ser miembro del Grupo de Prisiones y Cárceles que trabaja en lo relacionado a beneficios administrativos y subrogados penales con internas en el Buen Pastor, me ha conducido un acercamiento totalmente distinto a los individuos que habitan esas paredes.

La Modelo

L

a entrada siempre es difícil. Viernes, usualmente llego a las 7 y media a “La Cocina”. Un tinto y un pan hacen mi desayuno. Me siento en la primera mesa, el tinto me permite imaginarme lo que pasará cada viernes: las conversaciones, el frío, las risas, los olores. Cruzando la calle una gran pared blanca reza en azul:

ESTABLECIMIENTO CARCELARIO “LA MODELO” Por entre la concertina, que se posa sobre la pared, se asoman algunas torres: el panóptico que describía Foucault, pensaría

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cualquiera, hasta que entra. Todos suelen llegar alrededor de las 8 am. Hay que esperar hasta las 8 y media que termina el conteo para empezar a llamar al funcionario del INPEC que nos tramita el permiso de entrada. Cédula, documento con foto, primer sello, primera requisa. Escaleras, maletas en el armario -¿no llevan dinero, celulares ni nada metálico?, cuadernos, Código de Procedimiento Penal. Detector de metal, segunda requisa, segundo sello, primera reja. Cédula, ficha, tercer sello. Pasillo, cuarto sello, segunda reja. A la izquierda una puerta azul marca la entrada a los patios 3, 3ª, 4 y 5. A la derecha una puerta igual marca la entrada a los patios 1, 1ª, 2, 2b, Nuevo Milenio. Ya se comienza a escuchar bochinche, algunos internos andan por ahí, pasando o hablando con los dragoneantes. Nosotros seguimos derecho. Un pasillo interminable nos guía hacia un espacio abierto. Hay que girar a la derecha, y luego de unos metros girar de nuevo. Usualmente internos dedicados a labores de ranchería nos saludan mientras descansan al sol. A veces no sé si nos saludan por amabilidad o es una especie de saludo libidinoso a las mujeres que vamos pasando. Una reja azul nos separa del pasillo que conduce a los patios, allí nos encontramos con los chicos. Entramos a Tercera Edad, el patio de internos mayores de sesenta años que, también, está conectado al patio Piloto, para internos con discapacidad. Mientras los internos nos organizan las mesas y sillas para atender, vamos saludando a quienes ya conocemos. Cada vez vienen menos a hacer consulticas rápidas sobre sus procesos, ya los hemos entrevistado y evacuado a casi todos. En el patio lo más común es que haga un frío que penetra hasta los huesos; así haga sol la cárcel siempre es fría. Tiene un olor muy particular, un compañero me dijo una vez que la cárcel huele a humedad con grasa humana, no he encontrado mejores palabras para describirlo así que robaré las suyas.

Las paredes, que debían estar pintadas de blanco, son infinitamente grises. Algunas tienen mensajes religiosos, supongo que el encierro en condiciones infrahumanas genera la necesidad de acudir a algo que dé apoyo. Cada viernes, luego de entregar los papeles que llevo, me siento a conversar con los chicos: los internos que me ayudan en la tesis, o con quienes he hablado ya varias veces. Algunos tienen discapacidad física, otros psicosocial, pero todos tienen muy claro que no quieren estar allí. Entre preguntas sobre si redimen pena, cómo es su diario vivir como internos con discapacidad y su relación con el entorno, se cuelan historias sobre su vida en la calle y entre las rejas: cómo cayeron2, los demás internos, su relación con las familias, con la guardia del INPEC, el consumo de bazuco y marihuana adentro, su pasado, los hechos que los llevaron a estar encanados. A veces me siento más como su psicóloga o amiga que como la estudiante de derecho que quiere aportar a que todos puedan acceder, en igualdad de condiciones, a los mecanismos de redención de pena. Usualmente un tinto o un jugo acompañan estas charlas que parecen interminables, los chicos no dejan escapar ningún detalle en sus relatos, por lo que percibo hasta los recuerdos más pequeños y lejanos cobran importancia en la reclusión. Por lo general estamos una hora, hora y media en el patio. Nos damos la mano –En ocho días nos vemos. Que me les vaya muy bien. Llega la hora de partir, volvemos a hacer el recorrido de vuelta, comentando sobre lo que vimos y escuchamos ese día en el patio. Nosotros podemos ver y vivir la calle, ellos se quedan. 1Por beneficios administrativos se entienden los permisos

otorgados por los establecimientos de reclusión a los internos o internas cuando se cumplan ciertos requisitos. Ejemplos de esto son: permisos de salida por 24, 72 horas. Subrogados penales son mecanismos que otorga el Juez de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad que reemplazan el cumplimiento de la pena intramural: prisión domiciliaria, vigilancia electrónica. 2

Caer, en el argot carcelario, significa ser capturado por las autoridades.

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El Buen Pastor

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sta vez fui un Viernes, pero se supone que entramos los lunes. Una inmensa puerta azul que marca el final de la carrera 47 es la entrada a la Reclusión de Mujeres El Buen Pastor. A la izquierda se encuentran las instalaciones de la Arquidiócesis de Bogotá y a la derecha la Escuela Militar. Aquí no hay restaurante en donde esperar, hay que sentarse en

el andén. Entramos a las 2 de la tarde. Dejamos las cosas en la casetica de Coca-Cola. –Buenas tardes teniente. Cédula, carnet, sello. Requisa, sello. Camino, dos sellos, segunda requisa con la silla detectora. Una puerta blanca. Caminamos derecho, pasamos una reja y a ambos lados del largo, y ancho, pasillo se asoman las internas desde las blancas rejas que separan sus patios. El Buen Pastor es abismalmente distinta a La Modelo. Las paredes son amarillo ocre, y tienen muchos carteles pintados con marcadores de colores y

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“letra timoteo”. No huele a nada. Muchas de las chicas están en uniforme: Café claro con naranja. Caminamos unos minutos por ese largo pasillo, aquí no nos saludan al pasar, excepto la primera vez que entramos, mientras pasábamos silbaron y chiflaron a los hombres que hacen parte del grupo. La Teniente nos ubica junto a la oficina de derechos humanos, frente al “parque de la 93” 3. Tenemos sillas y, algunos, mesas rimax. Comienzan a llegar las internas, veo cómo mis compañeras y compañeros las atienden mientras yo espero que me asignen a alguien. Sólo puedo pensar en lo diferente que es esto de mis visitas a La Modelo, dónde yo estoy en su espacio, en su patio. Aquí, estamos dentro de la reclusión pero ellas deben salir de su patio a éste, un sector medio neutro. Logré generar empatía con las chicas que atendí, entre las charlas sobre sus condiciones de reclusión y sus procesos se nos escapan risas conjuntas y, yo siento, genuinas. Mientras hablamos, logro ver a las chicas hacer fila para recoger su comida, son las cuatro de la tarde. Excesivamente temprano, pero esos son los tiempos en la cárcel. En el rato que estuve en la reclusión pude ver muchos de los pequeños, hijos de las mujeres, corriendo por ahí. Hermosas bebas con rizos saltando y hermosos nenes en jeans corriendo. No puedo evitar pensar si recordarán, al crecer, sus primeros años en la reclusión pues los dejan estar allí hasta los tres años. –No mi doc, es que eso es muy complicado. A una le toca tener mucha fuerza. Un par de lágrimas se asoman por los grandes ojos de la segunda mujer que atendí, mientras me cuenta sobre la calle y lo que dejó afuera. No sé qué decir, pienso que todo lo que salga de mi boca podrá ser estúpido así que solo musito: -Usted es una mujer fuerte, muy fuerte. Ella me agradece


por todo, me manda muchas bendiciones de su dios, en el cual no creo, y se va. Terminamos la visita. Todos atendieron entre 4 y 5 mujeres, yo atendí a dos. Creo que me quedé demasiado tiempo hablando con ellas. Ayudamos a ordenar las sillas y tomamos nuestro rumbo de vuelta a la calle. La capacidad de entender la situación infrahumana, de vulneración sistemática y permanente de los derechos de las personas privadas de la libertad, genera un cambio interesante en el chip: la posibilidad de separar la idea de comisión de delitos como signo de maldad como determinante de la identidad, y por ende de rechazo, de la condición de persona. El INPEC está lejos de ser el malo del paseo, los malos somos todos, que olvidamos el único rasgo que nos une a todos: la condición humana, y nos ponemos en una posición de superioridad sea rechazando o sintiendo lástima, en vez de ejercer acciones prácticas para mejorar la situación de estos y muchos otros individuos que lo requieren. Nunca he sido muy buena abogada, mi memoria es pésima y hasta octavo semestre retomé la primípara esperanza de generar un cambio a través de “la profesión”, antes de eso, solo pensaba en salir de la universidad, irme a vivir al campo y desentenderme de todo. Pero hoy no es así… probablemente por lo que me trae cada Viernes y muchos Lunes de mi vida.

Silvia Catalina Quintero Torres Estudiante de Derecho y Antropología

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Se le conoce como Parque de la 93 a la plazoleta donde las internas reciben sus visitas.

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Viaje a la

ciudad espiritual de Colombia

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espués de una caminada, de un poco más de una hora y de unas cuantas paradas para tomar agua durante la subida de algo más de 1200 escalones, estaba en la entrada de Ciudad Perdida. Al llegar uno se encuentra con un circulo de piedra que, como manifiesta el mamo Rumaldo, se le debe dar una vuelta, procurando olvidar todo interés material, para agradecer a la montaña, purificarse, y así poder entrar a la ciudad. La Sierra Nevada cuenta con varios complejos, construcciones y vestigios indígenas, pero solo la ciudad cuenta con el consentimiento indígena para el ingreso de turistas, el desarrollo de investigaciones y para que se ubique un pelotón del ejército. Los restantes vestigios son, además, de difícil acceso y están cubiertos por vegetación. Teyuna, denominada así por los indígenas Kogi, se construyó alrededor del siglo VII-VIII. Estuvo habitada hasta 1650. Fue descubierta en 1973 por guaqueros que durante 3 años saquearon el lugar. Sin embargo, tras una guerra entre los mismos guaqueros,

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en 1976 Franklin Rey reportó al ICANH el hallazgo. Ese mismo año inició la investigación y se abrió el Parque Arqueológico Ciudad Perdida. Pero a pesar de que en toda historia hay un protagonista, también incluye muchos actores que pasan desapercibidos. Y de esto se trata esta corta crónica. Ciudad Espiritual, que es lo que realmente quiere decir Teyuna, es solo un porcentaje de un largo viaje lleno de paisajes, política, historia y más importante aún, personas. El recorrido a Ciudad Perdida puede variar de 4 a 7 días, según el interés y presupuesto del turista. No obstante, cualquier sujeto que decida hacerlo, debe pasar por Machete Pelado. Esta es una vereda construida en medio de la sierra, a doce km. de la carretera principal que lleva a Riohacha, es la primera parada antes de iniciar el ascenso. Parece un pueblo inhabitado, que se ha construido a lo largo una sola vía que lleva a la entrada del parque. Esporádicamente se ve a la gente caminando o sentada en su mecedora escuchando vallenato en rockola y una cerveza en la mano. Parece más un lugar de rumba, pues contiene más bares y billares que viviendas. Los residentes son temporales, van y vienen de Santa Marta, principalmente para atender turistas, pues ofrecen almuerzos, bebidas y servicio de mulas para llevar las maletas. La única presencia estatal son un par de policías que improvisan su estación en un taller abandonado, hay un pequeño puesto de salud y una capilla al final de la única vía pavimentada. Acto seguido, se inicia la caminata por la sierra. Poco a poco se va divisando casas de colonos y campesinos que tienen sus cultivos y un par de cabezas de ganado. Los forasteros vamos fascinados con los paisajes de naturaleza y la vista al mar que acompaña durante una hora el recorrido. Pero los demás, los guías, los muleros, etc. parecen estar más interesados en saludarse, reencontrarse.

Todas las personas se conocen. Después de un día de caminatas se llega al resguardo Kogi. Es interesante que lo que determina el inicio del resguardo es la Ciudadela Mutanyi. Un complejo de casas destinado, supuestamente, a reuniones y eventos importantes para los indígenas, pero que transmite más la sensación de una atracción turística para los visitantes. Los Kogi no necesitan hacerse visibles en su territorio, según cuenta el mamo Rumaldo, por eso, durante el recorrido, no se vuelven a ver sus construcciones. El recorrido permite evidenciar variados paisajes paradisiacos. Arboles de 20-30 metros de alto y 2 o 3 metros de ancho. Piscinas naturales alimentadas por el río Buritaca y variadas especies de insectos y aves. La selva tropical está intacta. Las mujeres indígenas recogen sus cultivos y se mueven con gran agilidad entre el espeso bosque. No supe si los hombres también recogen alimentos, pero los niños si las ayudan. Trabajan descalzos y así recorren la sierra. Es un camino complicado y agreste. El calor sofoca y los mosquitos son abundantes. Después de 3 días de caminatas estaba frente a los primeros escalones de unos 1200 que me esperaban. Pero en ese momento comprendí que Ciudad Perdida, no son solo las ruinas Tayrona. Es ese recorrido de múltiples paisajes y personas, indígenas, colonos, forasteros y policías que cuentan una historia sobre esa ciudad y la montaña que la contiene. Entonces uniandino, si de ecoturismo se trata y está interesado en ensuciarse un poco, o mejor aún, si quiere conocer una de las múltiples caras de su país, nada mejor para empezar que viajar a Teyuna, en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Martín Rodríguez Estudiante de Antropología 41


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spacio no convencional abierto a propuestas creativas que contribuyen a ser más humanos. Nicho cultural donde sentir pensar y hacer es lo mismo porque en él toda esencia soñada desde el arte y la humanización va tomando la misma forma de sus creadores. Café abierto con productos orgánicos Todos los viernes por la noche alguna sorpresa artística Todos los domingos mercado de artes, artesanías, música, literatura, diseño y productos ecológico. Ensayo del grupo de capoeira todos los lunes de 6:30 a 8:30 pm Taller toltequidad. Pases mágicos. Martes y jueves de 7pm a 9pm. Inauguración de pintura de alumnos de la ASAB del 29 de Noviembre al 7 de diciembre. Encuentro mil y un artistas del 20 al 23 de Noviembre de 7 a 9 pm Próximamente Laboratorio artístico de todas las disciplinas. laaldeaarde@gmail.com Calle 17 No 2- 77, Las Aguas

Intercultural Hostels & Events Todos los viernes fiesta en vivo. Todos los sábados toque en vivo. Todos los domingos Jam de Jazz Abierto al público Carrera 2 No 12-48, Candelaria Centro, Bogotá 3106092782 – 7471848 info@masaya-experience.com www.masaya-experience.com 42


Burdel Poético Una vez al mes, en algún café de la ciudad, se une la poesía, el performance y las putas. Déjalos Seducirte... Ohhhhh.

Piedra Líquida Por Felipe Arturo Hasta Abril 2014 L-S 9 AM -7 PM D-F 10.30 AM - 5 PM

Entrada Libre Centro Cultura Gabriel García Márquez Cl. 11 5-60

Info: lianamar@rocketmail.com Jueves de Observación Astronómica Todos los jueves de 6-8 PM. Observaciones y explicaciones sencillas pero divertidas acerca del cielo nocturno. Planetario digital con capacidad para 30 personas así como telescopios de excelente calidad óptica. ENTRADA GRATUITA Previa Inscripción el mismo día de 7-10 AM en el teléfono 325 8181. 43


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LEELA BAKES

eela significa “juego divino” en Sánscrito. Y para Zarah Kravitz la cocina es un juego divino, no solo porque los alimentos son una ofrenda para Dios, la salud y el planeta, sino porque nunca sabes qué va a pasar, menos con una pastelería tan inusual como la vegana. Lo que es aún más inusual es encontrar una marca como Leela Bakes en un país donde todo plato típico-y no típico- viene con su buena porción de carne. Por eso, sea o no vegetariano, La Parada le recomienda probar las deliciosas tortas, galletas, barras, muffins hechos con ingredientes veganos y empacados en bolsas biodegradables que salen del horno del apartamento de Zarah y que van a parar en diferentes tiendas (lista al final).

Leela Bakes nace a raíz de una ofrenda de 6 galletas veganas que horneó y fueron un éxito entre sus amigos cuando no se conseguía prácticamente nada vegano, hace dos años a la llegada de Zarah a Colombia. De ahí, empieza a buscar ingredientes como harina de centeno, leche de almendras, nuez de nogal o uchuvas secas, preferiblemente orgánicos, a lo largo y ancho de Chapinero o en mercados campesinos. Estos ingredientes se convierten en materia de juego y experimentos en la cocina para que podamos encontrar una alternativa con más consciencia que la de las las dietas tradicionales. Si usted está buscando ser vegetariano y le ha quedado difícil porque no le gusta el tofu o no sabe qué comer, Zarah recomienda que se informe sobre cuál de los más de 100 restaurantes vegetarianos en Bogotá quedan cerca de usted, que aprenda recetas nuevas, juegue en la cocina y, claro, pruebe la pastelería de Leela Bakes. Consigue Leela Bakes en: Casita hOMe: Cr. 8 #65-99 Apto 301 / 347 1754 Taller de Té: Calle 60A No. 3A - 38 / 255 4128 Aurora Orgánica: Cr.13 #78-09 / 530 4447 Yoga Studio: Calle 79A # 8-82 / 256 4800 Sanaquesana: Calle 95 No. 11A-18 / 236 5372 Amrit: Calle 97 #40-10 / 256 5956 Pedidos: Zarah Kravitz 313 260 4771 leelabakes@gmail.com

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Die welle

Ghost world

If

La noche de los lápices

La revolución de los pingüinos


Mourir a trente ans

Persepolis

The breakfast club

Tlatelolco

SIEMBRA VIENTOS Y REOCGERÁS TEMPESTADES

Los educadores

PATRICIA LARA las generaciones que

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les seguimos, nos fue negado escucharlos.No solo no estuvimos presentes durante su existencia sino que los libros de historia escolares pasan por encima de ellos dando saltos de mariposa; la memoria inexistente de este país elude los exterminios y torturas por las que pasaron y la idiosincrasia moralista los tildó de terroristas. Tal vez a algunos les llegó el rumor de líderes políticos de avanzada, de intelectuales que decidieron tomar las armas para quitarle el poder a la élite del país. Pero, ¿quiénes eran? ¿qué pensaban? ¿cómo justificaban y planeaban sus arremetidas? En su libro, Patricia Lara le da voz a Jaime Bateman Cayón y a Iván Marino Ospina que, entre confidencias de sus vidas y del movimiento M-19, reflexionan sobre el país y sus problemas y sobre por qué, para ellos, la lucha armada era la única salida.

Lea este libro. No tiene que creerles, no tiene que estar de acuerdo pero vale la pena que llene vacíos y compare versiones. Indígnese con los medios ilegítimos usados, no por los guerrilleros, como siempre le dijeron, sino por los políticos, los militares y los policías. Imagínese, mientras lee las descripciones de las torturas, lo que sentían en la piel. Ríase de los imprevistos que sucedieron en la cotidianidad de los militantes. Re-piense la realidad del país que no es más que una herencia de esta que nos cuentan sus protagonistas, ya muertos, de quienes se heredó un proyecto hoy tambaleante. Eso, como estudiantes, es lo mínimo que le podemos ofrecer a los estudiantes de ese entonces.

Salomé Cohen Monroy Estudiante de Ciencia Política

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Documentales evento cultural Una tarde en el centro cultural L’Aldea, La Parada pasó de ser de papel a ser un espacio en donde proyectamos algunos cortos hechos por estudiantes de la Universidad y los discutimos. Estos fueron los cortos que vimos y todos tenían que ver con el tema de esta edición: Universidad de los Andes y su relación con su entorno. Al medio día, obreros de una obra cercana a la Universidad dejan todas las preocupaciones de un día laboral en el asfalto en un toque-toque de balón y fútbol callejero.

Sólo balón

En medio de la infinidad de mundos que coexisten en la cra. 7ma del centro, el ajedrez es uno que se toma la tarde de muchos y la vida de otros. Uniandinos como caballos urbanos: una visión limitada, siempre mirando hacia delante, tal como el paradigma del progreso lo indica.

Caballitos Uniandes

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Un catalizador de locos

¿Cuál es el costo del progreso? Una perspectiva crítica desde los habitantes al Programa Progresa Fenicia que transformará de forma definitiva el barrio circundante de la universidad.

Progresa Fenicia


驴Los Andes y su entorno? Septiembre 2013

Francisco Viveros G贸ngora Estudiante de Arte y de Maestr铆a en Periodismo, Ilustrador de la secci贸n Literaria del diario El Espectador Festivo viverosmailbox@gmail.com

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Lenguajes y Estudios Socioculturales:

“La acción de la Universidad es no solamente pionera en Colombia, sino que tendrá que hallar campos de estudio, de investigación, y de entrenamiento de personal que aún en los países avanzados no se ha logrado. (…) si hace veinte años nos tocaba resolver los problemas que otros habían resuelto treinta o cuarenta años atrás, actualmente nos toca estudiar los problemas que aún están sin resolver en cualquier parte del mundo”. Mario Laserna Pinzón en Disquisiciones en torno a la Universidad de los Andes, 1973.

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esde 1998 se adelanta en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, el proyecto de consolidación y el desarrollo del Programa de Lenguajes y Estudios Socioculturales. Lo anterior con la intención de articular la pedagogía de enseñanza en lenguas extranjeras y el pensamiento crítico desde los estudios culturales en un mismo currículo de pregrado. Si bien el nombre de la carrera despierta un sinnúmero de preguntas, descontentos, malentendidos y toda clase de infortunios, lo cierto es que pocos programas académicos personifican con más claridad esta frase de Mario Laserna en su deseo de fundar una universidad con “campos de estudio, de investigación y de entrenamiento de personal sin barreras disciplinarias.” El lector disculpará. La anterior afirmación no descalifica ni deja de reconocer los otros programas de la universidad como buscadores de campos de investigación invisibles en otros contextos. Sin embargo, si la intención de esta publicación es señalar posibles relaciones de los programas académicos con su entorno, es pertinente destacar que el proyecto político y social de la pedagogía dentro del programa y los estudios culturales es la interdisciplinariedad. La carrera se caracteriza por enfatizar una disposición integradora de la práctica pedagógica y diversas disciplinas como la antropología, historia, literatura, filosofía, ciencia política, sociología, economía, entre otras, para abrir espacios de análisis, reflexión, investigación y sobretodo, crítica de diversos aspectos de la vida social. Dentro de este concierto de disciplinas no pueden faltar otros contextos más plurales e incluso más pertinentes para el programa como Lady Gaga, novelas de RCN, series estadounidenses y otros, como lo llamamos nosotros, productos culturales. A través de los estudios culturales, estos productos encuentran un lugar dentro del análisis social. De la misma manera,

la pedagogía en lenguas extranjeras atravesada por las nociones críticas de los estudios culturales, integra y concreta la intención de agencia de la carrera, al incluir el estudio de estos y muchos otros fenómenos sociales en el aula de clase. De esta forma se logra en palabras del difunto fundador de la universidad un “entrenamiento de personal que aún en los países avanzados no se ha logrado.” Con lo anterior en mente se pone de manifiesto que el papel de la carrera en la facultad no puede estar más vigente, ni ser más relevante dentro del deseo de crear espacios integrales, que buscan enseñar a enseñar desde la interdisciplinariedad y el pensamiento crítico. ¿Existe acaso una inquietud más repetida e insistente dentro de las ciencias sociales en el momento?, ¿No nos estamos formulando acaso preguntas sobre “problemas que aún están sin resolver en cualquier parte del mundo”? Se nos quedan en el tintero muchas complejidades del programa. No nos descarte de su mapa en la facultad, aun cuando el nombre de la carrera le parezca problemático. Si este artículo existe en una publicación preocupada por la relación de los programas de la facultad de ciencias sociales con su entorno es porque en definitiva la carrera tiene una relación más profunda con los propósitos de la universidad que la perplejidad producida por su nombre.

Lucía Mesa María Alejandra Solano Edición: Alexandra Duarte Estudiantes de Lenguajes y Estudios Socioculturales

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e sido un coleccionista de conversaciones ilustres. Las he buscado incansablemente. Y no he sido defraudado con las del Dr. Johnson y James Boswell en los bares de Londres, o las conversaciones entre Bioy Casares y Borges en casa del primero. El estudio del movimiento de la información y de las distintas sociabilidades en el siglo XIX colombiano, me ha hecho aún más adicto. He seguido otros rastros, a veces en otros confines librescos. He descubierto la pasión hindú por la conversación en los bazares de Lahore; la francesa en los salones literarios y en los cafés de Paris. Swift y Wilde dedicaron espléndidos ensayos a la conversación. Porque la conversación, esto se olvida con frecuencia, es un arte, un arte alado que ahora es amenazado por tantos medios escritos digitales. He descubierto en mi investigación la temprana pasión colombiana por la conversación. En las tabernas, en las calles, en el famoso “Altozano”, o en las tertulias de José María Rojas Garrido, la segunda mitad del siglo XIX colombiano se revelaba como un siglo de la conversación. Y el arte importaba: la retórica era comentada, juzgada y elogiada en muchas memorias. A veces he sentido envidia por admirables conversadores y me rindo de rodillas antes sus encantos y simpatías. Pero la conversación no es sólo estética: es moral y es humana. Mi vida universitaria ha sido por fortuna una de conversación. La nostalgia es dulce compañera de la vida y en ella caben muchos diálogos que me han deparado enormes felicidades y descubrimientos de la vida humana. Por fortuna no he sido contagiado por el virus de “ lo Otro”, en lo intelectual y en lo moral, y he conversado con todo género de personas. Como los libros, conversar ha enriquecido mi vida con otras historias. Hay experiencias espirituales y experiencias físicas: las primeras nos hacen crecer interiormente y son las que importan; las demás son externas y se olvidan fácilmente. Las buenas conversaciones son de la primera clase; los facebook, los chats, los whatsap, son de la segunda clase. ¿Qué

nos quedará de ellos? Incluso la correspondencia meditada y amorosa tan practicada en los jóvenes del siglo XIX es tan poco practicada por nosotros. El diálogo en la universidad y en sus entornos me ha traído muchos dones: la revelación de la ignorancia y la intimidad de la amistad (la conversación puede ayudar a curar la primera y sólo a brindar la segunda). Algunas de las experiencias más capitales de mi vida han sido unas cuantas conversaciones. Ellos y ellas las recordarán tanto como yo. El ideal de conocimiento y la intimidad son dos cosas que considero importantes. Pero hay otro esencial. Y me hacía sonreír en las caminatas por la universidad, bajo las boscosas sombras del Bobo, o bajo los senderos de piedra que conducen a la biblioteca de arquitectura. Yo me daba cuenta que en lo alto de una terraza celeste, el famoso arquerito de las flechas, en cuanto percibía a un muchachito y una muchachita conversando cosas que sólo les importaba a ellos, soltaba su flechas desbocadas, y como decía el maestro del encanto R. L. Stevenson, “lo demás eran cosas de un momento”. Tantas cosas mágicas sobrevienen con las palabras aladas. Decir adiós a la universidad es decir adiós a algunas conversaciones; es despedirse de ciertas cosas que me han hecho amar la vida. Cuando nuestro cabello haya encanecido, espero que el destino nos encuentre a ti, lector, y a mí, como encontró a Socrates en un ocaso de Atenas: conversando dulcemente con sus amigos, antes de bajar a las orillas donde aguarda la barca de Caronte, que boga hacia el misterio más grande y liberador de la vida. Borges no podía imaginar el paraíso sino bajo la especie de una biblioteca. Comparto la fantasía. Pero, ¡qué triste y solitario sería que no hubiera nadie con quien conversar sobre sus tesoros!

Luís Gabriel Galán Estudiante de Historia y Ciencia Política

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a creación de un programa de estudios en sociología en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, se justifica por diversas razones. En primer lugar, la sociología ha sido, formalmente, una disciplina ausente en el espectro de la formación en ciencias sociales de la Facultad. Si al reciente programa de estudios en geografía, la Facultad agrega un programa de sociología, podría, entonces, ofrecer a los estudiantes un panorama completo de lo que, tradicionalmente, se considera como una formación amplia en ciencias sociales. En segundo lugar, desde hace más de una década la Facultad ha venido ofreciendo a los estudiantes de sus diversas carreras, mediante el año básico, diversos cursos generales de ciencias sociales. Ello ha permitido a los profesores acumular una experiencia docente que puede consolidarse mediante la creación del programa formal de estudios en sociología. Además, la Facultad cuenta, en sus diversos Departamentos, con profesores que tienen formación en sociología y realizan investigaciones en dicho campo. Y en tercer lugar, los temas de la sociología tales como la naturaleza de las relaciones y de las instituciones sociales, el conflicto social y sus causas, la modernización y sus tensiones, la naturaleza y dinámica del cambio social y de sus actores, así como las características y problemáticas de la vida rural y urbana, son aspectos que atraviesan

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los programas de estudio y de investigación de todos los Departamento de Facultad de Ciencias Sociales. Desde una perspectiva crítica e interdisciplinaria, un programa de estudios en sociología ofrecería una formación general en las teorías clásicas y contemporáneas de la disciplina, los métodos cuantitativos y cualitativos de investigación y una formación específica, mediante la concentración en los diversos subcampos de la sociología, lo cual permitiría a los estudiantes analizar los fenómenos sociales desde diversas dimensiones tales como la histórica, la cultural, la política, la jurídica, la demográfica, la rural y la urbana, la religiosa, entre otras. El estudio de la teoría sociológica clásica proveería a los estudiantes una introducción a los autores, conceptos y contextos del inicio del pensamiento social. La sociología moderna se originó, principalmente, en Europa, para el análisis de la transición de las sociedades agrarias a las sociedades industriales y de las profundas transformaciones sociales que ocurrieron debido al desarrollo del capitalismo y la expansión de los sistemas burocrático- estatales. Estas reflexiones y análisis, constituyeron los fundamentos de lo que, posteriormente, constituirían las diferentes disciplinas de las ciencias sociales, que aún hoy continúan proporcionando herramientas para comprender la sociedad con-


temporánea. Pero desde la segunda mitad del siglo XX se hicieron evidentes diversas tensiones y limitaciones de los enfoques tradicionalmente dominantes en las ciencias sociales. En este contexto aparece con frecuencia el término “crisis”, referido a múltiples campos de la praxis social, la política y el conocimiento, lo cual hace surgir nuevas vertientes de pensamiento social que buscan identificar y presentar alternativas y perspectivas críticas a las visiones heredada de la “modernidad clásica”, cuyo impulso y posibilidades se considera agotado, por algunos teóricos. Así que el estudio de las teorías sociales contemporáneas ofrece un nuevo y rico panorama, y ofrece elementos cruciales para comprender el debate social contemporáneo y la naturaleza de las relaciones sociales cada vez más complejas del mundo post-industrial, científico-tecnico y globalizado. Pero una de las razones más importantes por la que se debería crear un programa de sociología, es que, hoy por hoy, se requiere un análisis, más específico, de la configuración sociológica de Colombia, en relación con los problemas asociados a su transición de la sociedad agraria a la sociedad industrial, los características y problemas del desarrollo socioeconómico nacional, la transformación de sus estructuras familiares, de clase, de poder y demográfica; el carácter anómico y exclu-

yente de su relaciones sociales; así como de los problemas asociados a las transformaciones generadas por la inserción del país en el mundo globalizado. Adicionalmente, los estudiantes podrían beneficiarse en su formación académica, al concentrarse en las diversas áreas de la sociología, según sus intereses, y desde ellos establecer las relaciones de la sociología con otras disciplinas de las ciencias sociales, tales como la historia, la filosofía, la cultura, la política, el derecho, la vida urbana y rural, el trabajo y la religión, entre otras. Así, pues, que con la sociología los estudiantes adquirirían competencias más amplias y sólidas de investigación en las ciencias sociales y el conocimiento sobre sus debates epistemológicos. Fortalecerían, también, su conocimiento de los métodos cuantitativos y cualitativos de investigación; y generarían habilidades para identificar y plantear problemas y soluciones relevantes para el análisis tanto para la disciplina sociológica, como para los retos sociales que hoy enfrentan el país y el mundo.

Luis Javier Orjuela E. Profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes

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iscutiendo y tertuliando con amigos y conocidos, todos ellos compañeros y compañeras de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, habitualmente repasamos por temáticas nacionales, internacionales, filosóficas, deportivas, chismes e irrelevancias, como cualquier estudiante normal de nuestras carreras. No obstante ha sido una constante en la vida de mis círculos sociales, la discusión sobre nuestra formación académica, que a la final es nuestro gran cuestión en común. Hemos llegado a acalorados debates en los que se discute que bonito (o que feo en dados casos) fuera que existiera un nuevo departamento de Sociología en la Facultad.

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Es rumor de pasillo desde hace varios meses, que en la cúpula administrativa de la Facultad se ha discutido este tema, pero que sin embargo la oposición ha sido tan notable que ni siquiera el debate ha sido abierto a los estudiantes. Resulta indignante que en una facultad de sociales, aquellos grandes debates se lleven a puertas cerradas, de formas herméticas, que no permiten ni siquiera la socialización (quizá para ellos ‘vulgarización’) de una propuesta de tan alto calibre y que por supuesto nos compete a todos. La Facultad de Ciencias Sociales nuestra, que tiende a caminar al ritmo de los cantares de las universidades gringas, tiene


unos enfoques que deprecian, esconden o inutilizan la Teoría–. Ciencia Política tiene un área de Teoría Política que es opcional y de la que muchos pretenden prescindir ignorando que su realidad medida en daticos y regresiones tiene un bagaje teórico y simbólico al 100%. Antropología enfatiza en la producción de arqueólogos en detrimento de la antropología social estigmatizada por ‘indigenista’ e improductiva. Lenguajes y Estudios Socioculturales, aunque es fuerte en teoría lingüística y cultural, prioriza enfoques posmodernos sobre otros mas materiales, cerrando el océano de conocimiento a ciertos temas definidos y limitados. Psicología pretende producir profesionales útiles a los sectores productivos cuya formación behaviorista (conductista) tienda a no tener en cuenta la historia personal de los sujetos, no tienen en cuenta el psicoanálisis por seudocientífico y metafísico (no les es rentable) y se enfocan en las terapias de estímulo-respuesta muy propias del trabajo cuasiveterinario. Historia se concentra en temas coloniales generalmente, relega y deja de lado temáticas globales del tiempo presente, viendo pocas clases del tema, aparte que la formación teórica del historiador se confunde con la formación historiográfica siendo estas dos cosas muy distintas. Filosofía cuenta con una diversidad bellísima de aproximaciones pero en ocasiones peca por el exceso de filosofía lógica analítica, y su abstracción y mandarinismo intelectual con respecto a problemas sociales concretos sobre los que se debe incidir. Fijémonos en estos problemas que pretendo abordar de forma respetuosa pero crítica. La cuestión común a todos ellos es la real ausencia de teoría, pero sobre todo de Teoría Social. Los compañeros somos todos unos ‘socios’ que estudiamos la Sociedad pero sin Teoría Social. ¿no existe acaso una contradicción absurda en la anterior afirmación? –Yo creo que si–, no tenemos la suficiente formación teórica-social, y eso reconociendo la gran importancia de tener un año básico común.

Esa ausencia de Teoría Social, se debe muy seguramente a la inexistencia de un Departamento de Sociología en nuestra universidad. Ahora ¿por qué no existe? – Quizá porque hay fuertes prejuicios hacia el oficio del sociólogo y porque eso amenaza la economía de varios departamentos–. Creen en que los sociólogos serán los terroristas que tirarán los sparkies u ositos de felpa en las marchas del primero de mayo, los mamertos comunistas, terroristas de ‘la Far’; sin darse cuenta a qué estamos llegando y qué estamos perdiendo (o dejando de ganar) en ausencia de una sociología uniandina. La Facultad de Sociales no es la más productiva en términos de maximización de capital, puesto que mientras ‘ellos’ ingenian máquinas, manejan finanzas, defienden empresas en tribunales o construyen edificios, nosotros estudiamos las instituciones, asesoramos, hacemos crítica, recordamos el pasado, damos voz a quien no la tiene, pretendemos mejorar en algo esa parte de la sociedad en la que nos embarcamos para estudiar Invito a todos, estudiantes, profesores, investigadores, administrativos, y los que hayan tenido la oportunidad de tomarse un poco de su tiempo para leer este artículo para efectivamente abrir un gran debate que nos concierne fundamentalmente. Mas allá de respaldar explícitamente un proyecto para el futuro de muchos más, quiero que se incite a la reflexión porque a la final: ¿qué tan sociales son nuestros temas como para que pasemos por alto la iluminada tradición de la teoría social y partamos de supuestos y/o daticos empíricos sin un análisis más profundo sobre los conceptos y los marcos teóricos para ver el mundo de lo social sea desde su política, historia, individuos, prácticas, conductas, comunicación, cultura, etc.? ¡Ábrase el debate, por favor!

Rafael David Nieto Bello Estudiante de Ciencia Política e Historia y opción en Filosofía 55


M

Ministerio de Asuntos Sin Importancia

e enorgullece informarles en esta rendición de cuentas que nuevos asuntos sin importancia han llegado y se han logrado catalogar como tal. Entre más desprevenida sea la gente de los asuntos con importancia, más útil se hace nuestro trabajo. Contémplese, pues, a la poca importancia que le da la oposición, sobre todo la del trapo amarillo, al hecho de que Santos no gobierna solo. Es tal la sinimportancia, que podrían sostener que Santos manda solito, a pesar de que haya una bancada de senadores que llega al congreso y cada 4 de marzo dice “¡Mismos puestos!” porque ha logrado detentar el poder tres cuatrienios (como Mario Uribe, Miguel de la Espriella, Luis Humberto Gómez), 20 años (Ciro Ramírez), e inclusive desde los 70’s (como Miguel Pinedo). Lo podrían hacer inclusive frente a la existencia de feudos locales de terratenientes con bastante poder local, como Lafaurie, los cuales han frenado las fracasadas reformas agrarias desde 1936. O, ¿qué de los Señores de la Guerra que asesinaron medio Colombia cuando trataron de extraditarlos o que siguen ejerciendo poder desde las cárceles? ¿O de los gobernadores con clientelas en universidades públicas regionales a los que debe enfrentar la MANE? Si nada más Petro está bloqueado por un consejo con poder en Bogotá, ¿cómo será Juanman con un congreso con poder multiregional? Dejar sinimportancia tales hechos implica la transmisión de un mensaje electoral sin la intención de conscientizar sobre la debilidad estructural del Estado Colombiano, quien a veces no parece gozar de la autonomía relativa que nos cuenta el revisionismo marxista. Y nuestro gran (adjetívenlo como quieran), Juanman Saints Won (o Gvon), quiere ser el presidente de la Paz. Se va hasta el organismo que todo lo ve y nada hace, la ONU, el Dios terrestre, y les dice torpe pero audazmente: “La justicia penal no es el camino. Necesitamos soberanía para aplicar la justicia transicio-

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nal que permita la construcción de verdad, reparación y reconciliación”. Un aplauso para el maquinista porque sentarse en el banquillo opuesto al de “Monse Alejo” es un hecho reverenciable y de gran importancia que deja de ser mi jurisdicción. Pero donde entra el asunto desapercibido, seguramente por el camuflaje y las caras pintadas que todos usan, es en las dadas de baja de los Comandantes de las FARTS. Juanman, ¿cómo vamos a construir la verdad y a reparar a las víctimas si no hay quién las cuente ni quién los repare? Eso de pronto es producto de la misma ambigüedad de la gente, que ni sabe si quiere verdad o bala, pero bueno, dejen jugar al gomelo, el gomelo sí puede. Hoy “La universidad” está encaminándose a constituir los Andes como una universidad de investigación. Yo lo respaldo. Pero yo me pregunto, ¿investigación para qué? El criterio de medición de la calidad investigativa se mide en el número de publicaciones en revistas ISI, pero estas revistas son de un público norteamericano y, por consiguiente, exigen artículos en inglés y que les sean útiles a los estadounidenses. Nosotros como miembros de una sociedad colombiana llena de problemas significativos, ¿por qué estamos publicando en inglés si un muy bajo porcentaje de la sociedad está en la capacidad de entender ese idioma con tantos tecnicismos? ¿Qué le aporta a la sociedad colombiana que un círculo reducido de norteamericanos lean artículos para norteamericanos? El modelo de relación universidadsociedad (universidad-entorno) que hemos argumentado nosotros los estudiantes es: ni universidad de mercado ni universidad de academia por la academia (y mucho menos por la academia gringa), sino universidad al servicio de los problemas de Colombia.

*Recuérdese que el Min. De Sinimp es una cartera ficticia, por lo cual toda coincidencia con la realidad puede deberse a que usted sufre de paranoias, esquizofrenia o uribismo.


¿Qué es esta atracción turística? ¿Un Disneylandia de la memoria? Cracovia, Polonia Junio 2013

Salomé Cohen Monroy Estudiante de Ciencia política y Literatura

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Contacto: laparadaciso@gmail.com


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