ISSN 2389-8275
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REVISTA ESTUDIANTIL CIENCIAS SOCIALES
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3 íNDICE
pág. 16
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Plaza
pág. 9
La editorial
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El papel de los medios de comunicación en la construcción de memoria en Colombia. Orientalismo: el desencanto que propagan los medios de comunicación. Una nación que se escucha en la radio. Las sufragistas se toman los periódicos y la movilización Retos de las ciencias sociales y medios de comunicación en la educación superior Ideas para los cientificos sociales sobre los medios de comunicacioón.
pág. 12
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Cháchara Medios de comunicación y audiencias.
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pág. 34
pág. 28
Hostal Luces, cámaras, ciencias sociales. Papel de los medios de comunicacion en la tragedia del equipo Chapecohense. Investigación en entornos virtuales: un nuevo entorno antropológio.
Crítica
6
pág. 36
Tesos
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El sentido de informar. ¿Cómo re-inventar el sentido en los medios de comunicación? La filosofía y los medios.
pág. 44
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Paradas Iniciativas Uniandes.
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pág. 47
Video
5 pág.
Viento raspado y agua molida.
9
54
Septimazo Las 10 de la Parada. Eventos la Parada.
pág. 53
Meneito Taller de té
11
pág. 54
Referencias bibliográficas
POS GRA DOS
Antropología
Ciencia Política
Psicología
FACU LTA D D E C I E N C I AS S O C I A L ES
Estudios Internacionales
Filosofía
Geografía
6
ES CU E L A D E P OS G R A D OS
Estudios Culturales
Historia
9 PROGRAMAS DE MAESTRÍA Y 5 PROGRAMAS DE DOCTORADO Psicología Clínica y de la Salud
I E R R E D E I N S CCRIIEPRC DIEO NAES B R24I LD EDAEB 2 R EI O D ENIES N S C24 RIPC R I0 L17 Más información: http://faciso.uniandes.edu.co • faciso@uniandes.edu.co @facisouniandes
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Universidad de los Andes | Vigilada Mineducación Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964 Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia
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24 de abril
Universidad de los Andes Edificio Franco, tercer piso, oficina G-332 / Carrera 1 No. 18A-12 Tel. +57 (1) 339-4949 Ext. 2525,5598. http://paz.uniandes.edu.co paz@uniandes.edu.co Bogotá, Colombia Universidad de los Andes | Vigilada Mineducación Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964 Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 Minjusticia
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LENGUAS Y CULTURA
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la
comité editorial: Luisa Cardona Aristizabal, Sergio Carvajal Gallego, Santiago Fernández González, Mateo Londoño Gonzáles, Felipe Pinilla Torres, Andrés Salazar Ávila. gráficos: María Camila Rodríguez Barragán, María Paula Herrera. Contacto: laparadaciso@gmail.com
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la editorial L
tenía que ver precisamente con la relación que hay entre medios de comunicación, poder y opinión pública.
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a presente edición de la Revista La Parada ha sido el producto de distintas reflexiones que germinaron en un campo de desconcierto e incertidumbre. El segundo semestre de 2016 el país se vio sumergido en una gran polarización alrededor del plebiscito por la paz del 2 de octubre. Los distintos medios de comunicación –nuevos y tradicionales– jugaron un papel fundamental en la discusión sobre el tema y en la opinión que la ciudadanía se formó sobre él. Como pocas veces antes, fuimos testigos de un importante debate que copó la mayoría de espacios y escenarios de nuestra vida cotidiana. Opositores al proceso de paz denunciaron el descarado sesgo pro-gobierno que adoptaron la mayoría de los medios masivos de comunicación. Defensores del proceso denunciaron, por su parte, las deplorables técnicas que utilizaron quienes se oponían a él para que la gente asociara la implementación del mismo con un verdadero colapso de la sociedad. En ambos casos, se acusó a los medios de prestarse para manipular la conciencia de la gente en función de los intereses de los grupos en disputa. Así pues, uno de los interrogantes principales que buscamos formular en esta edición
Desde la aparición de la imprenta en el siglo XV, el control sobre la circulación de la información y el conocimiento ha sido atractivo para los poderosos. No es de extrañar que, en muchos casos, los grandes del poder político y económico sean los mismos que controlan la información que circula en los medios sobre los procesos históricos que tienen lugar. La industria de la información es quizás, una de las más grandes y poderosas hoy, y su estructura enormemente concentrada, es dominada por grandes conglomerados de medios tanto a nivel nacional, como a nivel global. Esta asociación entre medios y poder está a la base de las concepciones que retratan a los medios de comunicación como titiriteros todopoderosos: entes unitarios con la capacidad de manipular las mentes de sus espectadores en función de los intereses privados de los círculos que los controlan. Y aunque parece ser cierto que los medios tienen una enorme influencia sobre lo que es perceptible o no –sobre lo que es noticia o no–, la relación entre medios y opinión pública parece ser mucho más compleja. Algunos de los textos que se encuentran a lo largo de esta edición profundizan en estas complejidades y reflexionan sobre los distintos elementos que intervienen en esta relación: desde la movilización de ciertos tipos de memoria que son claves a la hora de tomar decisiones políticas, hasta la construcción de imaginarios sociales sobre culturas diferentes. Otro interrogante que buscamos poner
sobre la mesa en esta edición, se refiere a la manera en que los desarrollos tecnológicos de las últimas décadas han alterado la circulación de la información. Teléfonos inteligentes, redes sociales e internet han dado a los ciudadanos la capacidad de comunicar lo que pasa con enorme velocidad, quitándole a los medios tradicionales el monopolio sobre el flujo de la información. Cada persona puede ser un reportero en tiempo real a través de Twitter o Facebook. Por un lado, estos desarrollos han abierto espacios para que medios alternativos de comunicación ofrezcan miradas diferentes sobre lo que ocurre. Por otro lado, se han configurado potentes burbujas virtuales en las que los algoritmos de las redes dan visibilidad únicamente a las cosas que para el usuario son agradables. ¿Cuáles pueden ser los efectos de estas dinámicas en la formación de la opinión pública? A pesar de que el interrogante permanezca abierto, nos enfrentamos cada vez con mayor fuerza a estos efectos. La velocidad en la difusión de la información que permiten estos desarrollos tecnológicos han tenido a su vez un gran impacto en los contenidos. En las redes sociales, los medios se compiten los clics a través de titulares llamativos que los usuarios comparten sin haber leído el contenido. Con consumidores conectados las veinticuatro horas demandando mayor inmediatez en la transmisión de la información, los medios tradicionales se han preocupado por elaborar notas breves que suprimen cualquier desarrollo analítico. En consecuencia, los debates públicos son cada vez más dinámicos y quizás menos
profundos, pues tan pronto como empieza su desarrollo, aparece un nuevo tema en la agenda que acapara la atención de consumidores y analistas. Aunque hablar de los medios de comunicación en general suponga siempre el riesgo de ser impreciso, para esta edición quisimos dejar la pregunta abierta pensando en que las cuestiones más concretas o particulares pudieran ser abordadas desde las distintas disciplinas de las ciencias sociales. A pesar de que nos llegaron valiosísimas contribuciones de distintos estudiantes (con los que estamos enormemente agradecidos), nos hubiera gustado que el tema generara mayor entusiasmo y que eso se reflejara, por ejemplo, en una mayor asistencia a los eventos que organizamos. La responsabilidad, en parte, la asumimos nosotros. De pronto una pregunta más cerrada, hubiera funcionado mejor. Finalmente, las preguntas formuladas siguen abiertas y deben revisitarse en el escenario actual. El plebiscito ya pasó, pero nos encontramos próximos a unas elecciones presidenciales que prometen ser particularmente agitadas. Con tantos intereses en juego, el papel de los medios de comunicación nuevamente será fundamental, y la comprensión crítica de este papel también lo será. Así pues, esperamos que en esta revista los lectores encuentren algunos insumos para las reflexiones que vienen.
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72%
60%
Alejandro Santo Domingo
38% 40%
Carlos Ardila Lülle
Luis Carlos Sarmiento Angulo
Familias Gómez y Hernández, Familia Lloreda y Familia Galvis
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Luis Carlos Sarmiento Angulo
Tipo de medio de comunicación
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Felipe López Caballer
7% Sistema de medios públicos
tv
Caracol televisión
RCN televisión
pren
City TV
Canal uno, señal Colombia
ADN, el tiepo
Q’hubo
Revista semana
e z ro
medios de comunicación y audiencias 23% Familia Char
10% Familias Manotas, Pumarejo y Fernández
22% Familia Polanco:
Carlos Ardila Lülle
4%
6% Alejandro Santo Domingo
Alejandro Santo Domingo
nsa
a a
21%
4%
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Ministerio de Defensa
radio A través de Al día
El espectador
Olimpica estereo, la reina
Caracol Radio, W Radio
La F.m , RCN Radio, La Cariñosa , Fantástica.
Blu Radio
Radio Policía Nacional
Dc oat o s e n p e r s p e c t i va m pa r a da : los medios de c o m u n i c ac i ó n e n e l m u n d o, A m é r i c a L at i n a y C o l o m b i a
TEMAS PRINCIPALES DE TELEVISIÓN Y RADIO 1 . s o c i a l y l e g a l
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COLOMBIA AMÉRICA GLOBAL L AT I N A 1 2 3 4
33 20 16 15
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estereotipos de género
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27 24 14 13
2. política y gobierno 3. economía 4. crímen y violencia
noticias que lo cuestionan
global l.a colombia
4% 5% 7%
noticias que lorefuerzan
global l.a colombia
80% 87% 92%
25% global américa latina 29% SUjeTO DE NOTICIA colombia 25%
mujeres
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PRINCIPALES TEMAS EN LOS QUE PROBABLEMENTE APARECERÁN LAS MUEJRES
1. Concursos de belleza, modelos, moda, cirugía estética 2. Relaciones familiares, conflictos intergeneracionales, padres. 3. Control de natalidad, fertilidad, esterilización, terminación del embarazo. 4. Políticas, candidatas a puestos de elección. 5. Otras noticias sobre ciencia. 6. Participación de las mujeres en el proceso económico. 7. Movimientos femeninos, activismo, eventos. 8. Legislación sobre familias, códigos familiares, leyes sobre propiedad, herencia. 9. Violencia de género por razones culturales, familiares, relaciones interpersonales; feminicidio, acoso, violación, ataques sexuales, trata de personas, mutilación genital. 10. Derechos humanos, derechos de las mujeres, derechos de las minorías sexuales, derechos de las minorías religiosas.
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PRINCIPALES TEMAS EN LOS QUE APARECen las mujeres
1. Violencia de género perpetrada por el Estado. 2. Defensa nacional, gastos militares, seguridad interna. 3. Deportes, eventos, jugadores, instalaciones, entrenamientos, financiamiento. 4. Otros aspectos de política nacional, gobierno. 5. Paz, negociaciones, tratados. 6. Otros temas de desarrollo, sostenibilidad. 7. Crisis económica, rescate de empresas por parte del Estado, adquisición de empresas y fusiones. 8. Otras notas sobre política. 9. Guerra, guerra civil, terrorismo, otra violencia ejercida por el Estado. 10. Otros temas laborales (huelgas, sindicatos, etc.).
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el papel de los medios de comunicación
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en la construcción de memoria en colombia
s común encontrar análisis críticos de los medios de comunicación que denuncian la manipulación de la información que transmiten. La mayoría de estos análisis se basan en una concepción marxista a partir de la cual los medios de comunicación se conciben como un instrumento de clase. Dicho instrumento es fundamental para presentar los hechos de acuerdo con los intereses de la clase dominante. En este sentido, los medios de comunicación ejercen una función ideológica y el análisis crítico pregunta por los grupos que están detrás de la manipulación de la información. Si bien considero que este tipo de análisis es clave a la hora de enfrentarse críticamente con los medios de comunicación, hay todo un espectro de preguntas que no puede o no le interesa plantear. En este sentido, me interesa abordar la relación entre los medios de comunicación y la construcción de memoria en Colombia tomando como referencia al filósofo alemán Walter Benjamin.
Hay una oración que repiten representantes tanto de la izquierda como de la derecha, e incluso personas sin filiación política clara: Colombia es un país sin memoria. Frase lapidaria que denuncia una existencia casi animal de los colombianos, que supuestamente viviríamos en un eterno presente que no se halla condicionado por nuestro pasado. Pero ¿esto es realmente así? ¿realmente vivimos en un país sin memoria? Considero que la votación mayoritaria por el “No” en el plebiscito es una muestra clara de que Colombia no es un país sin memoria. Me atrevería de decir que Colombia adolece de un ex-
ceso de memoria. Si bien es cierto que una ausencia de memoria es problemática porque no permite afrontar el presente con un sentido histórico; considero que un exceso de memoria también puede ser problemático porque nos ancla a un pasado que aparentemente no puede ser superado. No obstante, ¿cuál es la relación de los medios de comunicación con todo esto? ¿en qué medida intervienen en este exceso de memoria que estoy denunciando? En un texto titulado El narrador, Walter Benjamin aborda brevemente la relación entre memoria y medios de comunicación. Denuncia que el arte de narrar se ha vuelto cada vez más escaso a partir del desarrollo de los medios de comunicación. Según Benjamin, los medios de comunicación tienen como propósito transmitir el puro “en sí”. Lo anterior quiere decir que los medios no pretenden darle forma al hecho sino que quieren comunicarlo “tal y como este ha sucedido”. Se trata del viejo prejuicio moderno de la objetividad: si queremos la verdad de un hecho, debemos presentarlo tal y como es. Esto es, evitando intervenir para que no se arruine su presunta objetividad. En este sentido, el elemento fundamental de los medios de comunicación es la inmediatez. El hecho debe permanecer sin mediación con el fin de transmitir su verdadero ser o su puro “en sí”. El hecho permanece en una relación de exterioridad con respecto al público que la consume. En otras palabras, no hay una apropiación del suceso por parte de quien recibe la información, se trata de una relación meramente pasiva. ¿Cuáles son las consecuencias de este extrañamiento producido por los medios de comunicación? Considero que dicho extrañamiento produce un público meramente pasivo que es incapaz tomar una posición propia con respecto a lo que es
transmitido a través de los medios. Retornando al contexto colombiano, es posible afirmar que los medios de comunicación producen un tipo especial de memoria que ancla a los actores en posiciones fijas que no son cuestionadas por la audiencia. Delimitando nuestra reflexión al papel de los medios en el conflicto armado, es posible afirmar que estos han contribuido a fijar un pasado que permanece incuestionado. Con su precisión en cada detalle (puro en sí), con su afán por ser neutral (inmediatez), los medios de comunicación han promovido una memoria que nos ancla al pasado y nos impide continuar. Los victimarios siempre serán victimarios y su reinserción en la sociedad algo imposible. En un contexto como el colombiano, en el cual hemos logrado un pos-acuerdo, se hace preciso una transformación en el rol de los medios de comunicación. Debemos cuestionar el supuesto de que debe transmitirse el puro “en sí” de los hechos, así como el rol pasivo del público. Precisamos de más sujetos que se apropien activamente de su historia y menos espectadores pasivos que sean incapaces de cuestionar su pasado. Tal vez el elemento más importante en de los procesos de justicia transicional sea la capacidad de reinterpretar el pasado con el fin de abrir la posibilidad de un nuevo devenir.
german aristizábal estudiante del doctorado en filosofía
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mo
Orientalis el desencanto que propagan los medios de comunicación
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Los medios de comunicación nos dejan un espacio limitado, que se enfoca en destacar los grupos terroristas y las víctimas de la guerra, como lo son niños, mujeres y civiles que mueren día a día en el enfrentamiento. Así bien, nos dejan sin alternativa para analizar posibles acciones humanitarias, de desarrollo y capital humano que posiblemente se estén gestando en el territorio y con los cuales podamos generar una perspectiva más amplia sobre lo que significa vivir en estos países y tener una mejor comprensión de las circunstancias.
Cuando se piensa en las guerras que se están dando en el Medio Oriente y cómo se nos presentan en las noticias, eventualmente se logran identificar dos actores típicos ejerciendo roles que impactan profundamente en el orden internacional: un país agresor y otro que se dispone a ser su redentor o salvador. No obstante, lo interesante es que el país salvador se encuentra comúnmente en la región occidental, lo cual hace que se mantenga el status quo que proclama el orientalismo.
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E
l orientalismo se considera una visión política que destaca la superioridad del mundo occidental, es decir del “nosotros”, menospreciando así la existencia de la cultura oriental, que difiere en lo político, económico, y social. De esta manera, se construye un muro infranqueable que sitúa a Occidente en control del otro y deja vulnerable a este con respecto a la recepción y trasmisión de conocimiento y desarrollo. Así bien, esta ideología se ve potenciada en nuestro entorno a través de los medios de comunicación que constantemente nos bombardean con imágenes de guerra y opresión femenina.
Con esta dicotomía se nos muestra al “árabe”o “musulmán” como una persona consumida por la violencia, incluso salvaje, que considera el combate como la única salida, es decir, lo contrario a los valores que profesa la sociedad occidental donde el orden y el bienestar económico predominan como “valores reales”. Sin embargo, nos preguntamos ¿cuáles son esos valores o principios “correctos” por los cuales una sociedad debería regirse? (considerando que fuera admisible la universalidad de los mismos). Es posible cuestionar a la sociedad occidental y los supuestos valores que proclama cuando nos encontramos con escenarios de matanzas y guerras promovidas por estos
actores en territorios ajenos como la historia nos lo ha enseñado una y otra vez. Con cifras más exactas, se ha demostrado la participación inminente en combates de Estados Unidos, una de las potencias más grandes del mundo y claro representante del eje occidental, cuya participación se ha extendido a más de 200 operaciones armadas desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial en aproximadamente 153 zonas del planeta1. Así bien, volvemos al Orientalismo cuando revisamos las investigaciones en crímenes estadounidenses o europeos que nos presentan las noticias, donde los presuntos victimarios pertenecen a grupos terroristas, son musulmanes o tienen alguna conexión con estos. Por otro lado, debemos mencionar la posición de la mujer musulmana y cómo se transmite su postura a nuestra sociedad. Con los medios se expone el emplazamiento opresivo de la mujer con su vestimenta tradicional y ésta rodeada de un ambiente machista, haciéndonos creer que su potencial está restringido. Estas ideas entran en disputa con el imaginario occidental que dice proclamar la equidad de la mujer pero que a su vez desconoce las situaciones de maltrato y abuso que se presentan en la cotidianidad de un ambiente “liberal”. De esta forma, cuando se nos vende en los medios de comunicación la sublimidad de la mujer musulmana como un individuo incapaz de desarrollar sus habilidades, se nos niega la posibilidad de explorar y generar nuestro propio cuestionamiento ya que nos sugestionan constantemente con la generalización o falacia sobre la opresión femenina. Si bien, el Medio Oriente está caracterizado por la tradición y cómo esta genera división sexual de trabajo, debemos considerar que para algunas mujeres esto es visto como algo positivo y es parte de su identi-
dad, por lo anterior no debemos desconocer el valor de su cultura tan solo porque difiere de la nuestra. Una vez manifestada esta inquietud a la cual nos dirigimos, consideramos pertinente impulsar tanto en los medios masivos de comunicación, como en la sociedad, una interpretación más crítica de la información. De igual manera, la comunicación debe suscitar un análisis más complejo en lo que respecta a las relaciones de poder que promueven el Orientalismo y que se encuentran vigentes en el sistema internacional, ya que actualmente se conduce a la transmisión de información parcializada y tergiversada, lo que conlleva a la malinterpretación de lo que ocurre realmente.
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Ana María Chalela Estudiante de Ciencia Política Paloma Acevedo Estudiante de Economía y Derecho
una nación que se es R
ecuerdo que cuando estaba todavía en el colegio, hace unos años, nuestra relación con los medios de comunicación era bastante peculiar. Durante los tiempos del más generalizado y recalcitrante uribismo, en los que críticos y opositores a las políticas gubernamentales difícilmente aparecían en las emisiones de los noticieros o en los titulares de prensa, no era extraña una cierta precaución, un tanto inocente y poco reflexiva, frente a las –más bien pocas– noticias que consumíamos. Por ejemplo, las noticias de RCN eran las noticias de la “Radio Casa Nacional” o dela–más célebre aún– “Radio Cadena Narcoparamilitar”, una lectura de siglas cuya procedencia nunca fue clara, pero que caló y fue recurrente en la forma en la que un grupo de jóvenes estudiantes debachillerato hablábamos.
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Si bien referirnos a RCN de tal modo no se tradujo en reflexiones acerca de la naturaleza de los medios informativos en el país, había ya en esas “inocenets” formas discursivas una matriz de comprensión que es igualmente recurrente en las discusiones de nuestros jóvenes adultos universitarios: “los Medios” –así, en mayúscula–, en la medida en la que violan o desconocen los parámetros de rigurosidad, imparcialidad y veracidad periodísticas que deberían regir su oficio, son corporaciones amañadas por los intereses económicos y políticos de los poderosos a los que se han vendido. En consecuencia, parece ser el razonamiento, “los Medios” resultan ser, para nuestra generación, un grupo homogéneamente instrumentalizado, un pistolero disparando desde y hacia todas las direcciones que se le ordene, productores de noticias en las que poco o nada se puede confiar como fuente de información acerca de la realidad. Aquí no quiero entrar a cuestionar la va-
lidez de una matriz de comprensión tal— pues, ¿quién se atrevería a decir que no hay algo de válido en ella? Antes bien, quiero invitarlos a que nos detengamos un momento y examinemos el “meme”, el lugar común que muchas veces pasamos por alto, con el que cotidianamente analizamos los medios de comunicación y nuestra relación con ellos. En últimas, a que nos ubiquemos dentro de una tradición que establece cómose piensan y experimentan los medios y las dinámicas informativas, escapando a la agencia individual, pero siendo ella misma dicha agencia. Justamente, la tradición a la que me refiero, como lo sugerí antes, es aquella que se concentra en los medios de comunicación en tanto que son “los Medios”, es decir, en tanto que fenómeno social y cultural cerrado y homogéneo, pero de operación omnipresente. En otras palabras, la consideración habitual de los medios de comunicación cuenta, en su propia concepción, con un sesgo metodológico de corte “trascendentista”: o que reproducimos en nuestra experiencia de los medios de comunicación es una aproximación que no toma como punto de partida los casos concretos, sino que se concentra en la exploración de las condiciones de posibilidad de “los Medios” hacia una ética de la responsabilidad que se enfrenta al ejercicio periodístico normativamente, como intentando controlar al Prometeo desencadenado en el que se han convertido los medios de comunicación. Detengámonos unas líneas en lo que acabo presentarles: lo que sale a la luz es que acostumbramos experimentar los medios de comunicación como un proceso tecnológico en la medida en la que los consideramos un aparato cuya capacidad de configurar la realidad que habitamos se encuentra en constante reinvención
scucha en la radio bajo la presión de un sistema económico y político históicamente establecido. Los medios de comunicación son una tecnología, y lo son en tanto que extensión de una capacidad humana –comunicar–que altera nuestra compleja interacción con el mundo y en absoluto pueden reducirse a simple “tramitador” pasivo y neutro entre dimensiones preestablecidas. Pero, ¿qué otras posibilidades caben dentro de esta historia? Partamos de un ejemplo concreto: la Radio Nacional de Colombia, la emisora pública del país, actualmente operada por RTVC y heredera de la otrora Radiodifusora Nacional de Colombia, durante algún tiempo también conocida como Señal Radio Colombia. Hace un par de años soy fiel oyente de la estación: disfruto sus programas y especiales, sé quiénes son sus presentadores y los contenidos producidos en sus seis estudios descentralizados, transmitidos a través de sus 51 frecuencias a nivel nacional, me han acompañado en varios viajes alrededor del país. Y así, viviéndola, he empezado a experimentar cómo sucede algo que constantemente desafía la matriz de comprensión a través de la cual cotidianamente procesaba la naturaleza de “los Medios” imagino, mientras escucho la Radio Nacional, que hago parte de una comunidad, y no cualquiera, sino una que responde a su carácter público, una que es plural e incluyente, una que logra ser el escenario de un diálogo que empieza en Leticia y llega hasta San Andrés, que va y viene entre Puerto Asís y San José del Guaviare, que triangula entre Zipacón, Istmina y Génova, que se detiene en Ituango, Lebrija o el Carmen de Bolívar. A fin de cuentas, mientras comparto sintonía y [me] reconozco [en] las voces de mis pares en Mitú, Cumaral, Garzón, o cualquier otro territorio, imagino que hago parte de una nación
que comparte preocupaciones, intereses, propósitos y necesidades, imagino que con esas personas comparto una vida en común y no sólo la “pasión por la camiseta”. Y esta es una experiencia muy poderosa. Para mí, ha significado entender que las tecnologías particulares, como en este caso de la Radio Nacional, no siempre responden a la manera en la que pensamos “la tecnología” ; que lo que se pone aquí en juego es una experiencia en la que este medio de comunicación cuenta con un papel definitivamente importante como mediador en el entrelazamiento que modela nuestras experiencias, nuestras prácticas y nuestras interpretaciones de la realidad. Es, pues, un mediador que nos desafía a nosotros, “los criticos y libre pensadores”, a dejarnos de pensar separadamente de ellos, “los Medios”. Más bien, es una invitación a abordar activamente las redes de relaciones que propiamente constituyen la praxis humana, la acción de nuestro mundo vivido. Tal vez, si logramos profundizar el trabajo de la radio pública, apoyándola con una actitud crítica que mantenga siempre presente el cuestionamiento sobre el significado de su carácter “público” , podamos contar con un medio de comunicación que, en su funcionamiento, logre tramitar y abordar públicamente los intereses de las oligarquías económicas y políticas, uno que sirva al conjunto de la sociedad y que contribuya efectivamente a la construcción de una nación que se reconozca en la pluralidad de sus integrantes, invisiblemente interconectados por un proyecto de país justo y democrático.
felipe antonio pinilla torres estudiante de filosofía e historia
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Las sufragistas se toman los periódicos y la movilización
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n medio de fotografías en las cuales se exaltaban mujeres uniformadas, conglomeradas en espacios públicos y con el brazo levantado con un puño de victoria, El Tiempo exaltó en el titular de su suplemento literario: “ciudadanas de una nueva república “1. Aquel titular era muestra de un momento significativo para la historia del país: por primera vez, las mujeres tenían derecho al sufragio. ¡Y qué voto! Nada más y nada menos que ponerle fin a la única dictadura del siglo XX colombiano. Sin embargo, más allá de evaluar y analizar este hecho histórico, quisiera pensar, a partir de la acción política de las sufragistas en los cincuenta, cómo la prensa contribuyó – para este caso– y puede contribuir a una movilización social más coordinada y con más impacto hacia la sociedad. Esto, sin necesidad de limitarse a punta de alaridos, a decir que “Parcol” y “Radio Casa de Nariño” son los únicos responsables de la invisibilidad de la movilización política en la actualidad. Aquí vamos. La familiaridad en los discursos dominantes sobre las mujeres. Sí, ese quizá sea un buen punto de partida para esta breve reflexión. En los grandes periódicos de difusión comoEl Tiempo, El Espectador o El Colombiano, las mujeres eran protagonistas de las pautas publicitarias de todo tipo: desde la
promoción de marcas de cigarrillo hasta imágenes donde ellas usaban sutilmente los electrodomésticos más sofisticados. La crítica dominante de las feministas afirma que los medios y puntualmente, la prensa de amplia difusión ha ayudado a consolidar los preceptos dominantes de la mujer como un sujeto subordinado a espacios restringidos como el hogar. Hasta aquí se podría pensar que tiene sentido. No obstante, ¿no sería acaso también provechoso que las mujeres usaran estas pautas para construir valores compartidos hacia una gran audiencia femenina? Mi respuesta apunta a que la réplica de estas pautas –”patriarcales” si se quieren llamar así– también creaba unos valores en común por los cuales se deberían unir, así como irse construyendo como un sujeto público: pues si la lucha es con el marido o con la escoba, los logros de las sufragistas hubieran sido limitados. A partir de acá, de este rol protagónico de las mujeres en la prensa por medio de las pautas, las sufragistas se empezaron a tomar cada día otros espacios de la prensa como las editoriales o los espacios culturales de los periódicos. El lenguaje. Ese es un segundo punto clave para el análisis sobre el protagonismo de las sufragistas en la consecución de sus derechos políticos y sociales. Las sufragistas, muchas de ellas ligadas a las élites políticas del país, no se conformaron con hacer pública en las calles sus demandas alrededor de su condición como ciudadanas. Las imágenes de Doña Evita –aquel ícono del peronismo en Argentina– copaban media página de los espacios femeninos en la prensa, ya fueran en las secciones de publicidad o cultura. Lo interesante es que esta figura, al igual que otras mujeres de gran impacto político en el país y América Latina, se mostraba en su sentido más fresco. A veces era protago-
nista de cuentos y fábulas en las cuales se instruía a las niñas a ser heroínas de la patria mediante el servicio; en otras ocasiones, se exaltaban sus gestos y sombreros como símbolos de grandeza. En fin, la prensa se recreaba con nuevos formatos sobre historias de mujeres y ellas empleaban otros tipos de lenguajes que no se limitaban a la denuncia política o al llamado a la movilización; el uso del entretenimiento y un lenguaje recreativo fue muy útil para los intereses de las sufragistas. Tercer y último punto de este pequeño análisis: la posición de las sufragistas con respecto al Estado y la clase dirigente. Y sí, quien dijo que la prensa solamente servía para denunciar al heteropatriarcado o a los partidos tradicionales. ¿Acaso no se pueden plantear posiciones que permitan una negociación más estratégica en los medios de comunicación entre el establecimiento y las organizaciones civiles? Sí, esa quizá fue la mayor fortaleza del movimiento de mujeres sufragistas en Colombia. El panorama de los periódicos para los años cincuenta era bastante restrictivo. Por un lado, a nivel regional y local, los partidos tradicionales se tomaban los titulares y acusaban a su enemigo –liberal o conservador– de ser perjudiciales. Por otro lado, se dio una fuerte censura a los medios de comunicación de amplia difusión, a tal punto que la prensa de difusión nacional se vio afectada hasta en sus formas; por ejemplo, El Tiempo, que tuvo de cambiar de nombre –a Intermedio– para poder seguir circulando. Sin embargo, las mujeres se mostraron estratégicamente a favor de los valores promovidos por Rojas Pinilla –por ejemplo, creando empatía con La Generala, nuestra “Evita” colombiana e hija del General– y aprovecharon para ganar más espacios públicos en vista del carácter populista
que tenía el régimen militar. Esto permitió que, además del uso creativo del lenguaje y la exposición experiencial femenina de manera explícita, las sufragistas fueran sutiles en el uso de la prensa denunciando a la clase dirigente –dominada por hombres– y defendiendo su condición de nuevas ciudadanas dignas para recibir, además del derecho al voto, las oportunidades para educarse y trabajar en otras labores que no fueran las de lavar y planchar. Seguramente, usted como lector me podrá juzgar por echarle este cuento que se lo pueden decir en una clase de historia, uno que, posteriormente, se invisibilizó en la historiografía colombiana. Al fin y al cabo, hablar de una dictadura en un país en el cual hasta los científicos sociales –no todos– se jactan de defender su tradición democrática, pierde relevancia. Pero, en el fondo, lo que quiero hacer es plantear, a partir de estos tres puntos de análisis sobre el caso de las sufragistas, que la prensa no necesariamente ha sido enemiga de nuestras palabras y de la movilización social a lo largo de la historia: los periódicos también pueden incentivar la participación política y ser parte de ésta. Hay que dejar de pensar que los medios de comunicación y la prensa escrita han sido la únicos que han creado a sus heroínas. Los movimientos ciudadanos como las sufragistas en plena mitad del siglo XX, pudieron recrear, con su imaginación y la tinta, las Evitasque renuevan el discurso público dominante, ese que día a día se limita a quejarse del establecimiento o de los grandes medios.
Andrés felipe salazar ávila politólogo y estudiante de historia universidad de los andes
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RETOS DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR 24
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A dónde va la academia y sus proyecciones educativas técnico-instrumentales? ¿Es algo que debería preocupar a las ciencias sociales? ¿Qué papel juegan las ciencias sociales en este tema? Y, ¿por qué el papel de los medios de comunicación es relevante para pensar, compartir y problematizar la realidad educativa colombiana? Estas y otras preguntas me han surgido a lo largo de mi paso por la Universidad, en la que puedo percibir ciertas tensiones que se reflejan en algunas prácticas dentro de ella. Algunas de estas tensiones son la lucha permanente entre estudios universalistas y particularistas, la subordinación de la investigación cualitativa frente a la cuantitativa, el imaginario de la superioridad de las ciencias naturales sobre las ciencias sociales y humanas, la tecnificación del pensamiento y la humanización del mismo, la funcionalidad, en términos de mercado, de estudios universitarios, y la utilidad, en términos
de crecimiento humano, de dichos estudios. Estas dicotomías construidas en la academia son en todo problemáticas, pues muestran visiones que aparentemente son contrarias, que no pueden tener un diálogo y que se repelen entre sí. Lo preocupante de esto es que tales dicotomías rigen en gran medida el sistema educativo. El balance que he podido hacer hasta ahora es que hay una fuerte tendencia por priorizar la técnica, la funcionalidad educativa para el mercado, la instrumentalización del pensamiento y la superioridad de la ciencia estadístico-matemática, la cual es supuestamente más válida y precisa que cualquier otra ciencia. ¿No es este un sistema educativo que amerita una discusión rigurosa y seria? Aquí las ciencias sociales tienen mucho que decir y aportar al respecto, ya que por sus preocupaciones de estudio no resulta factible limitar su alcance al ámbito cuantitativo. Para lograr establecer
un posible espacio de aparición en donde la acción y el discurso –plural y heterogéneo– logren articular la igualdad y la diferencia para cuestionar el rol ‘poco relevante’ que la sociedad le da a los estudios de las ciencias sociales, éstas deben enfrentarse al individualismo e intentar construir un espacio en comunidad que les permita entenderse y problematizarse, con la intención de desdibujar lo más posible las dicotomías creadas y mostrar la relevancia de entender un mundo más allá de aquellas divisiones contrapuestas, propias de la herencia intelectual occidental. Un posible camino para desdibujar esos paradigmas intelectuales y re-pensarlos, consiste en establecer lazos comunicativos entre agentes de la academia interesados en problematizar aquello que se da por sentado, dado que puede llegar a ser violento en la medida en que visibiliza y prioriza ciertas formas de conocimiento sobre otras. En este sentido, los medios de comunicación tienen un rol relevante en la generación de espacios de aparición donde se discuta y dialogue aquello que nos preocupa como comunidad académica, y se propongan alternativas que vayan más allá de lo normativo y naturalizado. Entre estos temas podemos nombrar el de la sistematización de la educación y la complejidad de esto para una sociedad que busca una transición hacia donde la violencia no sea el primer recurso de participación política y social. Ciertamente, una sociedad basada en la técnica, la individualización, y la sistematización y mercantilización de la vida y las relaciones sociales, es preocupante porque no aporta a la transición que Colombia necesita; más bien, puede ser generadora de espacios de violencia y de luchas. Sin un espacio de aparición en el que estas preocupaciones puedan ser expuestas, pensadas, discutidas y cuestionadas en comunidad, es probable que las
ciencias sociales y humanas pierdan aún más el valor de su labor en la sociedad colombiana. Aquí se puede pensar como primer paso, para lograr una comunidad política activa que piensa lo social más allá de las ganancias individuales, el uso crítico de los medios de comunicación. A partir de éstos se pueden problematizar temas como el impacto de la imposibilidad de financiar estudios provenientes de las ciencias sociales o humanas por parte de Colciencias, debido a este imaginario de la supremacía de las ingenierías sobre otras ciencias, o esta idea de sobreponer los estudios cuantitativos en las ciencias sociales y subordinar los estudios cualitativos, o la obsesión, que se muestra como necesidad, de interpretar fenómenos sociales al convertir las personas en números, estadísticas y porcentajes. Esto es un asunto fundamental para las ciencias sociales; un tema que si no es expuesto, cuestionado y compartido por la comunidad, resultará en la eliminación del carácter social de estas ciencias en unos años. En conclusión, los distintos medios de comunicación son una oportunidad para que, quienes asuman el reto de las ciencias sociales, trasciendan del plano académico y lleguen al plano de despertar la curiosidad de quienes acceden a estos medios y de la sociedad en general.
damaris paola rozo lópez estudiante de Lenguajes y estudios socioculturales y ciencia política
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5 cinco
i deas para los científicos sociales sobre los medios de comunicación
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C
ada vez me convenzo más de que la academia se ha dedicado a producir conocimiento que solo se queda en las élites. Aunque las ciencias sociales y el periodismo trabajen con información, pocas veces se articulan diálogos entre ambas disciplinas. Pienso que es hora de cambiar la mirada para romper algunas barreras implícitas en el quehacer de lado y lado, que impiden la circulación plena de la información. Para comenzar, los medios de comunicación se presentan como plataformas de difusión de información que es de interés para la opinión pública. La radio, la televisión, la prensa escrita o digital, son los canales a través de los cuales se distribuyen las historias que día a día transcurren en los escenarios de un país, o una ciudad. A diferencia del periodismo, los libros y los reportes institucionales suelen ser los vehículos
para difundir la producción de conocimiento de las ciencias sociales. Desafortunadamente, para un país que en promedio lee un libro por año, la lectura extensa no resulta ser el medio apropiado para comunicar la información. Se prefieren los formatos cortos, sustanciosos, e inmediatos, que entretengan al la sociedad en especial cuando tratan temas que atañen la cotidianidad de quien los consume. Las investigaciones quedan relegadas a un último puesto en las prioridades de quien las consuma. A continuación, sugiero cinco ideas inspiradas en los medios de comunicación, pero específicamente enunciados desde el periodismo, que podrían aportar a un desempeño de las ciencias sociales más cercano al público:
01
03 Escriba pensando en su lector. Piense que sus trabajos tienen una audiencia, y que entre más claro pueda plasmar sus ideas será más fácil que su mensaje llegue a las personas. Inspírese, atrévase, juegue con las palabras.
02
En Colombia, el periodismo, al ser un oficio y no una profesión, no es excluyente. Participe e intervenga en espacios de los medios de comunicación. No descarte la posibilidad de tener un espacio en una columna de un periódico, colaborar en la reportería de los periodistas con su información, etc.
En cuanto a la divulgación científica, utilice los medios de comunicación para visibilizar su trabajo. Si las noticias son informativas, y su investigación es información, seguramente podría interesarle a la opinión pública.
Palabras más, palabras menos, la clave está en pensarse más allá de un científico social. Aceptar el estereotipo de ser inteligibles es aceptar la derrota. Hace falta reconocer que todo profesional en ciencias sociales es un escritor, y como dice el antropólogo Wade Davis “Todo odo escritor debe tener algo para explicar, que el mundo tiene que oír”. De ahí que quiera compartir estas cortas ideas con ustedes, y dejarles en sus manos el resto de trabajo que sigue. Para concluir, quisiera dejarles una idea más, y para eso retomo una perspectiva del periodismo de paz de Johannes Gal-
05
04
Los medios de comunicación no son enemigos de las ciencias sociales. La elasticidad del lenguaje de los medios y las recientes tecnologías multimedia permiten que cualquier contenido sea más versátil, los cuales logran desintegrar información densa en palabras e ideas claras, accesibles para cualquier persona.
En cuanto al orden de su escrito: jerarquice los datos más relevantes de su investigación. Siga la estructura de la pirámide invertida que se usa para escribir noticias o ‘story news’. Comience por el más llamativo, y procure mantener la atención de su lector en el texto.
tung. Esta sugiere que la imagen, que una persona tiene del entorno en que vive, está fuertemente influenciada por la información que consuma de los medios de comunicación. De ahí que surja la necesidad de lograr más incidencia de las Ciencias Sociales en los medios, -por ejemplo, en la forma en que son abordados los contenidos. La mirada crítica de la academia podría servir a analizar de una manera más comprehensiva- cualquier contexto del que se deba hablar; entre otras cosas que dejo a la imaginación y experiencia de ustedes.
diana zerda antropológa y periodista
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LUCES, CÁMARA, CIENCIAS SOCIALES Una aproximación a la relación entre el cine y las ciencias sociales.
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L
a relación entre las ciencias sociales y los medios de comunicación esta particularizada por la función que le asigne el científico social (CS) a los medios de comunicación (MC). El CS puede asignar a los MC dos funciones, a saber: la de fuente de datos y la de difundir preceptos científicos en la sociedad. Estas dos funciones están caracterizadas por el tipo de MC que utilice el CS. Esta caracterización pueda darse tanto por la forma del MC como por su contenido. Por ejemplo, la cantidad de películas, programas radiales o libros que se imprimen son distintos. Esta distinción de cantidad ya es un indicador social del grupo que el CS se encuentre estudiando. De manera particular también sabemos que en distintos grupos sociales no se encuentran los mismos MC, ya sea por razones políticas o tecnológicas, esto también es un indicador social. En lo que sigue expondré brevemente la relación del Cine como MC con las ciencias sociales.
En tanto fuente de información el cine está restringido temporalmente al siglo XX y lo corrido del XXI. Pero esta restricción solo se da a nivel temporal. En términos de contenido y de dispersión geográfica el cine brinda un gran abanico de posibilidades al investigador social. Por ejemplo, desde la producción del cine el CS puede preguntarse si el cine que se produce en alguna región está sujeto a políticas públicas o privadas, en el caso de las políticas públicas también se puede preguntar si dichas políticas son restrictivas o permisivas. Bajo el actual régimen de Kim Jong-un en Corea del Norte toda producción cinematográfica debe contar con el permiso del Gobierno y ser a fin a la ideología del mismo. Este es un indicador de libertad política en muchas sociedades. El cine también es una fuente de información por su contenido. Si se graban más películas de acción o de drama esto es un indicador del tipo de discusiones que se dan en la sociedad. El muy conocido ejemplo de Luis Buñuel esUn perro andaluz (Un chien
andalou) de 1929. Inaugurando el surrealismo cinematográfico el cinematográ fico, el autor permite interpretaciones feministas muy interesantes. También se puede ver en el mismo director un espectro de concepciones sobre las distintas capas de la sociedad. En el Ángel Exterminador (1962) nos presenta una sociedad burguesa capaz de exponer comportamientos socialmente inapropiados. Y en Viridiana (1961) muestra su concepción negativa sobre el estrato más bajo sociedad. Palabras e imágenes mostradas en las películas permiten entender las concepciones de los artistas, ellos mismos como productos sociales. En tanto medio de divulgación científica el cine, como cualquier otro MC, puede tener dos intenciones. La primera, el de enseñar conceptos científicos a una gran cantidad de personas; la segunda, impactar desde una teoría social un aspecto concreto de la sociedad. Sin lugar a duda el género cinematográfico favorito de los CS para realizar cualquiera de estas dos tareas es el documental. Son los documentales históricos los más producidos y los más conocidos. Esto quizá porque la narración histórica se facilita mucho en lo audiovisual, al permitir exponer con imágenes y sonidos. Hoy en día también se pueden reconocer una serie de presentaciones audiovisuales de algunos conceptos de psicología, especialmente sobre toma de decisiones. Replicando de manera bastante sesgada y sin contexto ciertos experimentos psicológicos. Es importante reconocer que no ha habido una divulgación de los conceptos de las ciencias sociales tan importante como de otras ciencias desde lo cinematográfico. Esta es una falencia que se debe a la demanda de los contenidos por parte del público, a la dificultad que implica reducir complejas
teorías sociales a productos audiovisuales de una o dos horas, pero más importante aún a la falta de motivación de los CS para mostrarle al gran público la importancia y relevancia practica que tienen las teorías sociales sobre la sociedad. Cuando los científicos apelan al documental para impactar algún aspecto de la sociedad reconocen el poder de las teorías y de sus posiciones como científicos. Basta nombrar el magnífico trabajo de Jill Bauer y Ronna Gradu en Hot Girls Wanted (2015). Donde denuncian la violencia de genero implicada en la pornografía amateur. La manera en que las Ciencias Sociales utilizan el cine es un indicador de cómoson en sí mismas las ciencias sociales. Dar un énfasis en los aspectos técnicos o artísticos del cine ya habla de las ciencias sociales. Finalmente es importante que las Ciencias Sociales se muestren más para que ganen más relevancia y legitimidad a nivel social.
ERICK CÁRDENAS ESTUDIANTE DE PSICOLOGÍA UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
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equipo chapecohense ¿ 30
Quiénes fueron? ¿Qué hicieron? ¿Por qué recordarlos como héroes? Quizás estas fueron unas de las preguntas que rondó la mente de algunas personas mientras la radio, la televisión y todos los medios de comunicación bombardeaban con imágenes sobre la gran tragedia del equipo Chapecoense, ocurrida el 28 de noviembre del 2016, en horas de la noche, donde el avión que los transportaba sufrió un accidente fatal al dirigirse hacia Medellín para disputar la Copa Suramericana en el partido de ida. Los comunicados, los discursos, los homenajes y todas aquellas actividades que se empezaron a gestar como forma de demostración de solidaridad hacia el equipo, fueron algunas de las cosas que los medios se encargaron de transmitir. Sin embargo, las versiones no fueron del todo verdaderas: los comunicados de lo ocurrido no fueron oficiales ni aprobados; la gran tergiversación de la información que algunos medios de comunicación tienen como “valor fundamental” no se dejó de lado. Primero las imágenes de los restos del avión, luego los videos del rescate de los cuerpos y de los seis sobrevivientes, después los aparentes mensajes
de las familias, de los clubes de fútbol nacionales e internacionales, junto a los homenajes, terminando con las aparentes donaciones de dinero y hasta de jugadores por parte de otros equipos, fueron las cosas que más se encargaron de mostrar en los diferentes medios por más de dos semanas consecutivas sin tener certeza de estos hechos. No obstante, más allá de lo que se ha visto en pantalla y escuchado en parlante, hay varias cosas que muchos no entienden, como por ejemplo, por qué esto fue un hecho que movió a miles de personas, clubes, ciudades y demás a rendir homenaje a un grupo de individuos del cual muchos no tenían idea de su existencia o simplemente no fueron sobresalientes sino simplemente en su ciudad natal. Pues bien, se habla de un equipo chico, pero grande en pasión, que construyó una linda pero corta historia en el fútbol de Chapecó -su ciudad-, que llenó de amor y alegría a sus seguidores, que unió a la gente, que hizo familias en torno al fútbol, que a pesar de las derrotas siguieron saliendo adelante hasta llegar a ser finalistas de la gran Copa Sura-
“Siempre serán más que once personas detrás de un balón”
Papel de los medios de comunicación en la tragedia del
mericana. Puede hablarse entonces, de la gran cohesión social que varios teóricos de la sociología han mencionado y por medio de la cual un grupo de personas se mueve en torno a algo que le da sentido a sus vidas, ilusión, esperanza, algo que los apasiona y les permite salir adelante, cosa que en este caso es el fútbol, y para Chapecó era su equipo: el Chapecoense. Por esto se conmovió el mundo, por la solidaridad que se genera en torno al fútbol, al pensar que pudieron ser ellos, sus equipos, o aquello que les da sentido a su vida, familias, hijos, o simplemente un balón. A muchos no les queda claro cómo unas cuantas personas vestidas con uniformes de determinado color y que corren por 90 minutos más un extra tiempo detrás de una pelota pueda causar conmoción cuando algo les ocurre. Por esto, ese desentendimiento del sentido que otorga un equipo a determinado grupo de personas, hace problemático el uso de un lenguaje que responde a imaginarios moralmente correctos, tal como la acción del «héroe» que implica un reconocimiento del acto afirmativo, voluntad de serlo o bien que involuntariamente -a través de un acto afirmativo-es convertido en «héroe». Claramente, para este caso, se ha valorado menos el ascenso deportivo de los futbolistas desde el año 2009, cuando pertenecían a la Serie D, que el suceso involuntario de la muerte –acto negativo-. Con base en esto, puede hacerse una reflexión sobre el papel de los medios de comunicación masivos en torno a la reproducción de imaginarios sociales pero, aún más, a la creación de los mismos, es decir, de los referentes ideales que se imponen a través del presupuesto de veracidad y autoridad para comunicar que dichos medios tienen, compartidos por quienes acceden a ellos: esto configura los «lugares comunes»
en los que se desenvuelve la relación social «temática» -la que supone un contacto entre voluntades humanas alrededor de temas que gozan de una reproducción protagónica- y evidencia la necesidad de crear herramientas de lectura y asimilación discursiva -criticidad- que pueden elaborarse desde las disciplinas de las ciencias sociales, brindando elementos de contenido ético, sociológico, epistemológico -inclusopara una mejor lectura frente a los intereses de los medios a la hora de crear referentes sociales. El caso descrito anteriormente constituye un ejemplo de la necesidad de intervenir con prácticas pedagógicas y replanteamientos culturales explícitos las formas de «leer noticias» y valorar de manera diferente la información que determina las posiciones sociales frente a sus lugares comunes, esto posibilitaría una ampliación del contenido de las ciencias sociales fuera de la academia que muchas veces se reserva el conocimiento especializado, y la reproducción de datos siempre puestos en entredicho, propiciando el contenido y el pensamiento críticos. ¿Cómo lee la sociedad su realidad propia e inmediata? Es, además, la pregunta sugerida. “Siempre serán más que 11 personas detrás de un balón”(Anónimo).
Michelle castro q. harold pascagoza estudiantes de sociología universidad nacional de colombia
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investigación en entorn
UN N
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ste artículo hace parte de un trabajo de investigación más amplio cuyo propósito consistió en caracterizar las comunidades virtuales que surgen a partir de video juegos multijugador online y la construcción de conocimientos compartidos a partir de las mismas. Como parte fundamental de dicha investigación fue necesario desarrollar una discusión en torno a la validez de la investigación antropológica en entornos virtuales, este texto contiene parte de dicho trabajo. Así como el desarrollo de la escritura, la radio, la televisión y hasta el teléfono significaron para la sociedad un cambio en las maneras de comunicarse y en sí de interactuar. Internet ha generado una gran cantidad de cambios en los mismos ámbitos, pues incluye en su estructura partes de cada uno de los desarrollos tecnológicos ya mencionados. Como medio de comunicación masivo ha logrado transportar diferentes espacios de interacción a su interior, irrumpiendo en la vida cotidiana de las personas sin importar el lugar donde se encuentren, pues con la emergencia de nuevos dispositivos electrónicos las posibilidades de acceso se han multiplicado. El universo online que se ha venido construyendo incluso desde antes de que se anunciara la World Wild Web en 1991 y su posterior evolución en la Web 2.0, se ha expandido a niveles inimaginables. Contribuyendo al cambio en la forma en la que jugamos, es-
tudiamos, trabajamos y sociabilizamos. Generando nuevos espacios de interacción. Permitiendo a las personas conocerse de manera virtual y, quizás, interactuar en el mundo físico o viceversa. Convirtiendo al ciberespacio en punto de encuentro, lo cual lo dota de importancia dentro de la vida social de los usuarios. Así, el universo online de internet ha venido creciendo y generando diversos espacios de interacción que gracias a que permiten la existencia individual y colectiva de actividad humana adquieren importancia, pues es esta la que le otorga el carácter de lugar a dicho entorno y no un lugar cualquiera sino un lugar antropológico, pues la actividad humana lo dota de significados accesibles al ejercicio del antropólogo/investigador (Ruiz, 2004). Es aquí donde el investigador social tiene la posibilidad de adentrarse a estos espacios virtuales para descubrir todo aquello que los convierte en parte importante de la vida de los usuarios y formular preguntas que permitan controvertir el papel que juega el universo online, imposible de ignorar hasta en las más pequeñas ciudades. La etnografía como método de investigación permite recoger datos de primera mano, sin embargo, existe una larga discusión sobre la validez de la investigación en el medio virtual. Para algunos investigadores el medio virtual constituye un lugar valido de practica cultural y como tal puede ser abordado des-
nos virtuales:
NUEVO ENTORNO ATROPOLÓGICO de las distintas ramas de la investigación social (Boellstroff, Nardi, Pearce & Taylor, 2012). Para otros, las nuevas tecnologías deberían ser utilizadas tan solo como herramientas complementarias a la investigación y no como objeto de estudio de la misma (M. Urraco, 2008). Quienes se oponen suelen considerar la investigación de los fenómenos online tan solo como un refugio para aquellos que no quieren enfrentar las dificultades del mundo offline (actual, físico o real, como lo queramos llamar). Critican la metodología utilizada y la asemejan a aquellos investigadores, que en los inicios de la antropología, utilizaban la información recolectada por personas que, sin conocimientos de carácter académico, escribían lo que veían en sus viajes como mercaderes, viajeros u oficiales de la colonia (Boellstroff, Nardi, Pearce & Taylor, 2012:25). Así mismo, asumen que quienes investigan a través de su computador no establecen una distinción entre el campo y la casa y por lo tanto no existe un retorno real de parte del investigador y mucho menos un viaje (M. Urraco 2008, Beaulieu, 2004). Sin embargo, desde los años ochenta antropólogos y sociólogos se han aventurado a ampliar el capo de estudio y acercarse a las nuevas tecnologías (Estrella, 2011:30). El ser humano transforma la tecnología a través del uso que le da. La combinación de este elemento con la posibilidad de inmersión en los espacios virtuales genera-
dos por el universo online, permite que el espacio virtual se convierta en el reflejo de su contexto sociocultural y por lo tanto da paso a la aparición del otro exótico, eso sí, mediado computacionalmente. Lo que a la vez genera nuevas dificultades para la utilización y puesta en práctica de los métodos etnográficos y de investigación social (Estrella, 2011:35). Así, la etnografía como producto de una paleta de métodos y la antropología, se ponen a prueba al acercarse a los mundos virtuales como campo y parte del objeto de estudio, controvirtiendo elementos característicos de la metodología en los que la interacción cara a cara se ha constituido como el estandarte de la investigación antropológica. Por otra parte, los trabajos desarrollados en torno a nuevas tecnologías contribuyen a la formulación de debates importantes que ponen en evidencia y caracterizan problemáticas culturales acerca de la tecnología y la sociedad.
Gabriel S. Jurado González antropológo universidad nacional de colombia
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el sentido
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DE INFORMAR S
i el periodismo consiste en el arte de informar e investigar para producir la noticia (Banco de la República, 2015), podríamos decir que Colombia es un lugar prometedor para dicho oficio, ya que a diario suceden aquí cientos de cosas interesantes e impactantes para documentar y transmitir. Ahora bien, más allá de informar, el periodismo también representa unos determinados códigos deontológicos, de manera que la complejidad social colombiana representa más allá de una oportunidad para la práctica periodística, un desafío moral (Singer, 1995). Lo anterior significa que el periodismo, incluso con independencia del lugar del que se trate, debería informar de la mejor manera posible sobre lo que es, con lo cual se identifica la responsabilidad ética con la ontológica, en una perspectiva similar a la planteada por Barry & Born en términos interdisciplinares (2013, pp. 1-56). Con esto, el acto de informar no puede ser solamente un asunto descriptivo, sino que demanda más bien un esfuerzo comprensivo por parte del comunicador, porque
el solo deber moral de informar implicaría la necesidad de pensar lo que se está informando, y por otra parte, la casi que obligación ética de asumir una postura crítica frente a aquello que se informa junto con su fin, es decir, su sentido teleológico. ¿Es necesario demandar del periodismo estos criterios de acción? Para responder esto es necesario tener en cuenta que un contexto social, político, económico y culturalmente complejo como el colombiano, impone naturalmente serios desafíos al ejercicio profesional de informar. Me pregunto si de manera universal no pudiera asumirse que el arte de informar tiene una inmensa responsabilidad respecto al modo en que como sociedad podemos observarnos, evaluarnos, y en suma, comprendernos. Esto cuestiona si el sentido de informar no tiene un telos o fin más allá de hacerlo. Con razón escribía Karl Kraus a principios del siglo XX antes de la “gran guerra”: “(...) en esta época seria, que se ha muerto de risa ante laposibilidad de que la cosa vaya en serio; que sorprendida por su aspecto trágico, anhela diversión, y encontrándose a sí misma con las manos en la masa, busca palabras; en esta época ruidosa, que etumba con la escalofriante sinfonía de hechos que provocan noticias y de noticias que tienen la culpa de los hechos (...) (1914, p. 1)”. En la crítica de Kraus se manifiesta la idea del periodismo como un asunto de oferta y demanda con repercusiones de índole social y política.
Cuando afirmo que la cuestión acerca de si no habrá un sentido más allá de informar en el oficio del periodismo, me estoy refiriendo a las tensiones entre el qué, el quien y el cómo de la noticia, y la defensa de principios democráticos como el respeto, la dignidad, la igualdad, la justica, la paz y la prevalencia del interés general. ¿Qué implicaciones tiene ello en el sentido de informar? Para responder a esto, observemos qué dice el Código de Ética de los periodistas según el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB, 2006). Si bien en su preámbulo el Código expresa que ser informado es un derecho, éste no parece quedar reducido al simple hecho de recibir una u otra información. Antes bien, es posible que en términos deontológicos la cuestión por el sentido de informar sea de mayor alcance. En el artículo primero, numeral 1, se afirma: “El contenido de la noticia y de las opiniones, debe ser exacto en sus hechos y en su contexto”, lo cual supone un primer desafío para el periodismo dado el estado de cosas que evidenciamos a diario, y es si la alta demanda de información diaria y casi que las 24 horas del día deja alguna posibilidad a los periodistas de garantizar su obrar bajo el criterio anterior. Por esta vía, el activismo informativo remite al tráfico de información atractiva a variados intereses, cuyas intenciones en algunos de los casos son cuestionables moralmente. Esto indica que ante noticias que provocan incluso el morbo por parte de los televidentes, al parecer algunos medios buscan precisamente alimentarlo. Al respecto el Código de Ética de la CPB afirma en su artículo séptimo: “El sensacionalismo es una deformación interesada de la noticia, implica tergiversación, manipulación y engaño y, por lo tanto, atenta contra la credibilidad del medio periodístico y burla
la buena fe de la sociedad”. Asumir que al televidente o radioescucha le interesa uno u otro contenido significa que el medio previamente ha estudiado las creencias, el comportamiento y el valor de consumo mediático de los ciudadanos, encontrando grandes dosis de morbo en el tipo de mensajes, fotografías o videos que buscan, ante lo cual difícilmente cabe alguna objetividad o verdad en la medida que el fin está dado por el rating y el impacto mediático. Esta crítica cobra relevancia si se tiene en cuenta que el mencionado Código en el mismo artículo, numeral segundo, afirma que es deber de todo comunicador: “Abstenerse de explotar la morbosidad del público y la curiosidad malsana”. ¿A eso llamamos informar? Bajo la idea frenética de mover información en una u otra dirección de acuerdo con intereses divergentes, ¿podríamos afirmar nuestro derecho a ser informados en el suelo seguro del periodismo profesional? Ya decía Kraus: “La humanidad es clientela”. (2009, p. 40) Asumir que al televidente o radioescucha le interesa uno u otro contenido significa que el medio previamente ha estudiado las creencias, el comportamiento y el valor de consumo mediático de los ciudadanos, encontrando grandes dosis de morbo en el tipo de mensajes, fotografías o videos que buscan, ante lo cual difícilmente cabe alguna objetividad o verdad en la medida que el fin está dado por el rating y el impacto mediático. Esta crítica cobra relevancia si se tiene en cuenta que el mencionado Código en el mismo artículo, numeral segundo, afirma que es deber de todo comunicador: “Abstenerse de explotar la morbosidad del público y la curiosidad malsana”. ¿A eso llamamos informar? Bajo la idea frenética de mover información en una u otra dirección de acuerdo con
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intereses divergentes, ¿podríamos afirmar nuestro derecho a ser informados en el suelo seguro del periodismo profesional? Ya decía Kraus: “La humanidad es clientela”. (2009, p. 40) En conclusión, recurrir al argumento de que los medios de comunicación están sólo para informar, y por ende, únicamente pueden ser juzgados por la calidad de la información que transmiten sería una falacia de falsa generalización, o de tomar lo particular por lo absoluto. Así pues, el sentido de informar no es simplemente hacerlo, sino todo un conjunto de preguntas previas como ¿cuál es la importancia y pertinencia de la noticia?; ¿a quiénes afecta positiva o negativamente?; ¿Cuál es la veracidad o fundamento de las fuentes?; según las necesidades educativas, sociales y políticas del país, ¿qué tipo de noticias es preciso
transmitir? El sentido de informar implica amplias reflexiones que van más allá de lo meramente comercial y publicitario. Aunque es entendible que los medios requieran financiación, es del todo desafortunado que esa misma necesidad conlleve una pérdida de independencia y objetividad, la misma que debe ponderar por encima de todo el bien común, la verdad, la justica, la ética y en todo caso la democracia. Cuando un medio de comunicación debe renunciar a este sentido de informar (significado y finalidad) por aspectos meramente económicos y plutocráticos, inmediatamente debemos poner entre paréntesis la expectativa por el cumplimiento de ese conjunto de principios del Código de Ética del periodismo, e incluso, de la democracia misma.
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ALEXANDER RESTREPO RAMÍREZ doctorado en ciencias sociales y humananas universidad nacional de colombia
¿Cómo re-inventar el sentido en los medios de comunicación?
E
n el capítulo 1º. de La supervivencia de las luciérnagas (2012), Didi Huberman recuerda el lugar que quiso Dante reservar a la pequeña luz, a los gusanos relucientes que, en medio de la noche, enterrados en los más profundo de la tierra, aún brillan. Dante recuerda la luciérnaga que brilla como una estrella, pero su luz no está atada a ningún cielo celestial lleno de privilegios y comodidades, la pequeña luz, la luciérnaga, brilla en la oscuridad, en la desgracia, y por eso brilla con más fuerza, brilla con más potencia porque “ sufre en su propio cuerpo una eterna y mezquina quemazón” (Huberman, 2012: 9). Inicio esta corta reflexión sobre medios de comunicación en Colombia con la pequeña luz porque considero que este segundo semestre de 2016 fueron ellas, las pequeñas luces y, dejémonos de metáforas, las familias víctimas de violencia en Bojayá que sufrieron la masacre el dos de mayo de 2002, las familias indígenas y afrodescendientes de Caloto, Cauca, que durante años han vivido el despojo de tierras,
las comunidades pobres del Putumayo que fueron masacradas y desplazadas en 1991 por los paramilitares, o los habitantes de Montes de María que en medio de las sombras y territorios desgastados aún cantan por una nueva vida, fueron ellas, las que han vivido la guerra con sus cuerpos y rostros cansados, con su sufrimiento y miradas de incertidumbre, las que nos llamaron a pensar en el funcionamiento de una lógica de la información que opera hoy en los medios de comunicación en el país. ¿En qué consiste esta lógica? Por un lado, se trata de una selección de imágenes, voces, rostros y cuerpos de aquello que contará como realidad. Es claro que para los grandes medios hegemónicos (Caracol, RCN,etc.) fue mucho más rentable y más efectivo en términos ideológicos entrevistar a una figura como Álvaro Uribe cada vez que se hablaba de los avances o retrocesos del proceso de paz, que entrevistar a las víctimas que han avanzado en procesos de re-ordenamiento social y territorial después de la guerra. Siempre los
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mismos actores en las cámaras, la puesta en escena de los mismos rostros y discursos de aquellos que negociaron en La Habana y de aquellos opositores incisivos en seguir con la guerra. El Formatted: Centered punto es que, cuando seleccionamos unas voces y no otras, cuando hacemos aparecer en los medios de comunicación unos rostros y no otros, unas historias y no otras, excluimos de entrada en esta presentación otras experiencias y otros nombres que también hacen parte de esta historia compleja en la que habitamos. Podríamos decir que se trata de una “ redistribución de lo que se toma en cuenta: un modo de información es una manera de seleccionar las imágenes que valen por todas las otras” (Rancière, 2008: 74), y cuando se asume sin más que unas imágenes valen por las otras, cuando en los medios de comunicación unas vidas valen por las otras, se impone violentamente un sentido sobre otro1. Si las voces que llaman a la prolongación de la guerra sustituyen a aquellos que la han vivido, el sentido dominante no será solamente un rostro, sino los modos de vivir y actuar de aquellos que prefieren la prolongación de la guerra.
de la guerra se considera también como parte de la materialidad de la guerra o qué pasa si decimos que “ las cámaras y sus imágenes son parte de esa materialidad extendida (Butler, 2011:35). El asunto es entonces reconocer que hay una materialidad vivida de la guerra, aquella realidad que viven las víctimas del conflicto, el paramilitarismo, el desplazamiento forzado, etc.; pero, a su vez, se agrega una materialidad que hace parte del marco de la guerra y de su modo de presentación: imágenes, noticias, voces, opiniones y que se refiere a la manera específica en la que los medios modulan los modos de sentir la guerra. Esto quiere decir que además de identificarnos con algún suceso de guerra, o con una noticia u opinión, lo que hacemos es “ construir cierta realidad mediante nuestro propio acto de recepción pasiva, ya que se nos solicita que aceptemos cierto marco de la realidad, tanto por lo que hace a su constricción como a su interpretación” (Butler, 2011: 36). Los medios de comunicación, así, no sólo construyen una representación de la guerra sino su propia materialidad: su sentido común y la manera como este sentido se reproduce en nuestras acciones.
Por otro lado, además de la sustitución e imposición de un sentido, se trata de reconocer la relación que hay entre la materialidad de la guerra tal y como se da los territorios y regiones del país, con la materialidad de las imágenes y sonidos que despliegan los medios de comunicación. Generalmente, cuando pensamos en los medios de comunicación como instrumentos materiales de guerra, suponemos que ellos no hacen la guerra porque todos sabemos que la realidad de la guerra es aquella que viven las personas y no las imágenes o las noticias. Sin embargo, ¿qué ocurre si pensamos que ese marco de realidad que se nospresenta como una representación
Decía al inicio que las comunidades que han sufrido la guerra nos hicieron pensar en el funcionamiento de esta lógica de la información porque si pensamos en las elecciones del pasado dos de octubre en las que el pueblo colombiano decidía si apoyar o no el Acuerdo Final Para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, las comunidades y regiones que más violencia han vivido en el país, que más dolor llevan a cuestas, en sus miradas, en sus manos, en sus rostros cansados de vivir la guerra, votaron por el sí a los acuerdos. Este día las pequeñas luces sí supieron ver una nueva posibilidad de vivir fuera de la guerra y no porque hayan
superado ya ese dolor, no porque son fuertes y porque olvidaron qué pasó, sino porque es justamente ese dolor el que los mantiene vivos y fue ese dolor el que los hizo votar por el sí. Ellos no querían más guerra porque esa ha sido su historia, su experiencia, su forma de vivir. Que hayan votado por el sí significó un doble exceso de la lógica de la información que la hizo estallar y, más que la sorpresa de los resultados, lo que significó todo un acontecimiento fue este llamado a la transformación de las comunidades que “ pese a todo” preferían transformar sus vidas que seguir en una guerra de nunca acabar. Expliquemos mejor este doble exceso y la re-invención del sentido en los medios de comunicación con este acontecimiento. De un lado, aunque los medios no les dieron a estas comunidades voz ni nombre en las campañas, ellos no multiplicaron ni un sentido ni una sensibilidad que los invitaba a votar por el no. Como luciérnagas prefirieron brillar con un sí antes que ajustarse a los modos dominantes de presentación de una realidad. De otro lado, su materialidad sufrida y vivida de la guerra contaba más para ellos que la presentación material de la guerra en las imágenes y noticias que se alejaba de su propia realidad. No se dejaron, como muchos otros, orientar por imágenes engañosas y falsos discursos. En este doble exceso, las comunidades que sufrieron la guerra y votaron por el sí pusieron en escena una potencia en sus acciones que desdibujó la lógica de la información. Así, la potencia de brillar en medio de la guerra era aún más importante que ajustarse como receptores pasivos ante un marco de realidad ya dada.
v Finalmente, si queremos surcar, quebrar, desestablilizar esta lógica de la información que opera hoy en el doble sentido que hemos señalado, habrá que dar lugar en los medios de comunicación dominantes o en los medios de comunicación alternativos a la cantidad de historias y pequeñas luces que brillan en medio de la guerra: con su materialidad, con sus recuerdos, con sus formas de resistencia y con su relación con el territorio, con su pasado, con sus hábitos. No hablemos más de los mismos, no multipliquemos los mismos nombres, ni las mismas historias de unos actores dominantes que han configurado nuestros marcos de realidad durante años. Las fuerzas de las pequeñas luces son excesivas si aprendemos a verlas. Pensemos en Montes de María, por poner un ejemplo. En este territorio se siembran hoy nuevos tejidos sociales y nuevas formas de organización y defensa de la tierra que evidencian que sí es posible recrear otras formas de vida y de comunidad al margen de la guerra. Montes de María hoy es un escenario de paz no porque allí no se haya vivido la guerra, justamente allí se vivió el horror de la masacre de El Salado en el año 2000, sino porque allí los habitantes se han cansado de la guerra, porque allí se han re-inventado otras formas de vivir el territorio y porque allí hoy cantan los juglares2. Los habitantes de Montes de María son hoy un ejemplo de la pequeña luz que brilla en medio de la oscuridad y así hay miles de historias y movimientos sociales que se invisibilizan en los medios de comunicación, en nuestras discusiones y en nuestros modos de concebir lo que contará como real.
emilse Galvis ESTUDIANTE DE doctorado en filosofía UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
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la filosofía y los
medios »
« La perspicuidad implica original y propiamente transparencia, como aquella que le atribuimos
al aire, al vidrio, al agua o a cualquier otro medio a través del cual los objetos materiales son vistos. Este sentido original y propio ha de ser aplicado metafóricamente al lenguaje, siendo éeste, como es, el medio a través del cual percibimos las nociones y sentimientos de un hablante. Ahora bien, en lo que concierne a las cosas corporales, si el medio a través del cual miramos un objeto es perfectamente transparente, toda nuestra atención se fijará en el objeto; rara vez seremos sensibles al hecho de que hay un medio que interviene, y a duras penas podremos decir que lo percibimos. Mas si hubiese una falla en el medio, si pudiésemos ver a través de él pero de manera difusa, si el objeto estuviera imperfectamente representado, o si supiéramos que está representado de manera inadecuada, nuestra atención ya no se enfocaría en el objeto, sino en el medio.» George Campbell, The Philosophy of Rhetoric
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a perspicuidad ha sido continuamente anhelada en la filosofía. Las palabras, decía Locke aunque consciente de la imposibilidad de tal cosa, debían ser transparentes a las ideas. Debían ser lo más exactas posibles para que no hubiese fallas en la transferencia de éstas.. Cuando la comunicación falla, el medio se vuelve indeseadamente visible, como en el caso de un vidrio empañado que no permite ver claramente un objeto a través de él. Este empañamiento nos hace enfocarnos más en el medio que en el objeto, y vuelve opaca nuestra relación con él. No en vano, en el ámbito filosófico se ha aspirado a la transparencia del medio, con el fin de que la transmisión posibilite la comunicación más inmediata posible entre subjetividades. La opacidad de los medios fue enemiga de la razón y de la verdad, para muchos filósofos, al menos hasta el siglo XIX. En el siglo XX, sin embargo, con el auge de los medios masivos de comunicación y, posteriormente, de los medios digitales, se hizo material la imposibilidad de la perspicuidad y la constante presencia de
un tertium, ubicado inevitablemente entre nosotros y el mundo, que configura la manera en que los fenómenos se nos manifiestan. En esta nueva era, se logra la “ conquista de la ubicuidad’, como lo anticipa Paul Valéry en 1928. Como el agua y la energía se suministran a domicilio, la realidad sensible, cualquier objeto, suceso o dato comienza también a ser suministrado a domicilio, puede ser restituido en cualquier punto del globo, en cualquier momento y para cualquier sujeto. Esta ubicuidad alteró nuestra relación con la materia, el tiempo y el espacio. Se hizo posible presenciar sin estar presentes, ser testigos sin estar ahí, salir al espacio desde la comodidad del estar de televisión. De ahí en adelante, al sujeto no se le hará necesario acomodarse a los tiempos, espacios y programas de los datos sensibles, pues puede acomodarlos a sus tiempos, espacios, según su humor. Con la omnipresencia de los medios y la ubicuidad conquistada se hizo manifiesto el lmundo sensible se da ya siempre a través de algo más; algo más que lo co-
difica y lo transmite. Lo que sabemos del mundo en el que vivimos, lo que sabemos de nuestra cultura y sociedad lo sabemos, valga la redundancia, por medio de los medios. Esta afirmación entorpece la posibilidad de una relación inmediata entre el sujeto y el objeto, o de la inmediación de cualquier tipo de conocimiento. Pero conviene hacer un alto en el camino y pensar qué implica esa imposibilidad de la perspicuidad hoy en día tan ampliamente aceptada. ¿Cuáles son las consecuencias de habitar un entorno saturado de mediación, especialmente si consideramos que la palabra del año, según el OED, es “ post-truth” ? Esta palabra define la época en que los hechos, los matters offacts han perdido su poder de probar, y pueden ser tratados como simples matters of belief o como matters of faith. Es la época en que aquellos que están en el poder pueden afirmar, como Trump, que “ el concepto de cambio climático es una invención de los chinos para debilitar la industria americana” , y desmentir, sin más, hechos que han sido aprobados por consenso científico. Con la nueva palabra se quiere poner en evidencia que la esfera pública parece no estar siendo tocada por los hechos sino por las creencias, y hay quienes han sabido usar esto para su provecho. La saturación de la mediación hace que cada vez sea más difícil ubicarse en el mundo, fiarse de expertos y tener confianza ontológica en lo que es. Hay un exceso de especulación, que está yendo en detrimento del mundo material. Por lo tanto, los efectos de la mediación deben ser, hoy más que nunca, problematizados. No con los útiles conceptuales de antaño, sino con nuevos. Los medios de transmisión masiva tradicionales (prensa, televisión, radio) se han vuelto obsoletos. No están calando tan hondo en la opinión pública, como sí lo están haciendo los memes que circulan en re-
des sociales y los videos de YouTube. Estos medios son más eficaces en transmitir efectos que apelan más a las emociones y a los sentimientos, que a la razón. Su efectismo y rapidez hace que los receptores no se detengan a indagar sobre lo implicado en el mensaje. Se les demanda solamente que ayuden a correr la voz o, como se diría en el léxico actual, a viralizar. En su libro Novum Organum (1620) Francis Bacon reflexiona sobre cómo con la imprenta se superó el efecto seductor de la retórica, apoyada en el habla viva. Para Bacon, la imprenta tenía posibilidades subversivas porque permitía un nuevo público, más reacio a dejarse seducir por las técnicas de la retórica. Esta última sacaba partido del miedo y de la ignorancia, y tenía en su audiencia un gran poder de seducción. La palabra permitía la introspección del lector, haciéndole posible concentrarse en lo importante de las palabras y no ser superado por la melodiosa palabra viva. Quizás por la imprenta fue posible la Ilustración un siglo más tarde. Esta reflexión baconiana puede ayudarnos a entender las maneras en que se está haciendo ingeniería de la opinión pública actualmente, en un juego conjunto de imagen, video y texto que, por su rapidez, no da tregua al receptor. ¿Qué hacer si hoy en día lo que está compensando la absoluta distancia entre una mente y la otra son medios de comunicación que están haciendo de los emisores y los receptores unos simples seres que, seducidos por la inmediatez, comparten, corren la voz, y ya no se interesan siquiera por confrontar la información? Está ocurriendo algo similar a la manera en que se explotaba el miedo, la ignorancia y la creencia en épocas de otros medios. Los efectos de la mediación deben ser, por lo tanto, hoy más que nunca problematizados.
ANDREA LEHNER PROFESORA DE CÁTEDRA DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA univeridad de los andes
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INICIATIVAS // Clase a la calle //
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En medio de la polarización del debate, atizado por el plebiscito del pasado 2 de octubre, varios estudiantes y profesores de distintas carreras y universidades de Bogot á pensamos que tal debate contrastaba con el abstencionismo que había prevalecido en las elecciones, al cual buscamos contrarrestar a través de estrategias pedagógicas que involucraran al grueso de la comunidad capitalina. Así surge Historias para lo que viene, un espacio en el cual confluyen tres proyectos que involucran la realización de talleres populares, el desarrollo de material multimedia de carácter pedagógico y la coordinación de clases en espacios públicos. Clase a la Calle responde a este último objetivo en el cual durante un mes, aproximadamente, se realizaron 25 clases en las más diversas áreas (historia, psicología, derecho, física y arte) contando con la participación de docentes de diferentes universidades (Los Andes, la Universidad Nacional y El Rosario). Asimismo, el proyecto reunió la activa participación de estudiantes quienes contribuyeron administrando la logística, así como la presencia de voluntarios en la organización de las clases que garantizarían el buen desarrollo de las sesiones en lugares
públicos (principalmente en la Plaza de Bolívar, la Biblioteca Luis Ángel Arango y el Museo Nacional), lo cual permitió la inclusión de una población heterogénea compuesta por transeúntes de diferentes regiones, diversos núcleos sociales, así como nivel de escolaridad, etc. Teniendo en cuenta el entusiasmo inicial que despertó esta propuesta, para este semestre queremos retomar este espacio, el cual fue recibido positivamente entre el público, las universidades, las redes sociales y los medios de comunicación. La idea es desarrollar las sesiones de Clase a la Calle bajo un esquema intensivo durante el mes de marzo y extenderlo invitando a otras universidades en ciudades como Bucaramanga y Cali, ampliando la oferta pedagógica a otras disciplinas como la ingeniería y la medicina, a fin de que estudiantes y personas que no estén directamente asociadas a la Academia puedan dictar clases. Si está interesado en conocer sobre las clases que se darán o participar en esta iniciativa, nos puede buscar en Facebook como Historias para lo que viene o en Twitter como @clasealacalle.
UN
S
NIANDES // No se haga el bobo con la paz // No se haga el bobo con La Paz surgió como un colectivo de estudiantes de las maestrías y doctorados en Construcción de Paz, Ciencia política, Historia y en Estudios Interdisciplinarios sobre el Desarrollo, interesados en promover espacios de discusión francos y constructivos que permitieran un debate político que relacionara a los estudiantes de la Universidad de los Andes con su entorno, con la situación colombiana, y con el desafío histórico del proceso de paz con las FARC, sus dificultades, retos, y el apoyo que requería desde sectores diversos de la sociedad civil. Este semestre y, dada la coyuntura política actual de implementación del Acuerdo de Paz con las FARC y el inicio de diá-
logos de paz con el ELN, es fundamental para nosotros alcanzar nuevos y mejores espacios de participación. En esa línea, vamos a concentrar nuestros esfuerzos en dos frentes; el primero, un ciclo de conversatorios que estamos organizando con el apoyo de la Maestría en Construcción de Paz, al que hemos decidido llamar “Participación, poder local y construcción de paz”, y el segundo, nuestra participación como colectivo en una serie de clases sobre los mismos temas, que sirvan como escenarios de intercambio y discusión sobre las mismas cuestiones.
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// PAZIEMPRE: movimiento estudiantil //
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El pasado dos de octubre, los colombianos recibieron una de las noticias políticas más inesperadas y sorpresivas del 2016. En las urnas, el país decidió, por un estrecho margen, una de las decisiones que marcaría el devenir del país para los próximos años: decirle NO a la posibilidad de apoyar popularmente el Acuerdo Final entre el gobierno y la guerrilla de las FARC-EP. Entre el estupor y la confusión, decidimos con un grupo de estudiantes de distintas universidades públicas y privadas crear Paziempre; un movimiento estudiantil que surgió como una voz decidida a dejar atrás la polarización del proceso plebiscitario y brindar aliento a un posible escenario de re-negociación del Acuerdo Final. Con estos ánimos, convocamos una marcha el cinco de octubre de 2016 bajo el nombre de “tercera marcha del silencio”, haciendo alusión a las marchas precedentes de Gaitán en 1948 y la de la Séptima Papeleta en 1989. Hacía ya bastante tiempo que la plaza de Bolívar de Bogotá no escuchaba un grito tan vigoroso con una proclama que sonaba al unísono: ¡Queremos Paz! Por esta razón seguimos trabajando: por despertar a la ciudadanía y sembrarle esa semilla de esperanza, por contribuir a esa sociedad que todos queremos, por construir un país en Paz.
// Sinestesia ONG // Sinestesia ONG es una organización fundada en el 2014 con el objetivo de adelantar proyectos de construcción de paz y formación en DDHH con niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ) afectados por el conflicto armado interno. Desde su creación ha trabajado en Bogotá, en el colegio Benposta Nación de Muchachos, con NNAJ en situación de riesgo por causa del conflicto, en Buenaventura en un proyecto de prevención de reclutamiento infantil a través de procesos de memoria y producción audiovisual y en Chaparral con jóvenes de la etnia Pijao en un programa de teatro y construcción de paz. Luego de los resultados del plebiscito del 2 de octubre, Sinestesia y su red de jóvenes investigadores, vertieron sus esfuerzos en apoyar y organizar movilizaciones ciudadanas para, en un primer momento, exigir la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno nacional y las FARC-EP y, en segundo momento, hacerle veeduría a la refrendación e implementación de lo acordado en el Congreso. Sumando esfuerzos con otras iniciativas ciudadanas como Acuerdo Ya, Paziempre y Paz a la Calle, Sinestesia ONG, creó el grupo Ojo a la Paz en el que convergen movimientos, movilizaciones y organizaciones sociales comprometidas con hacerle seguimiento a la implementación de los acuerdos, a la instalación de los diálogos entre gobierno y el ELN y, en general, a la etapa de posconflicto en la que entra el país.
l as m anos de anadel i na vac c a
Vie n to r a s pa d o y agua m olida crรณnicas
an ad el i n a vac c a
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E
n Somondoco ya casi no quedan jóvenes. Los más viejos, aferrados a su tierra, viven en soledad y enfermos. ¿Por qué se van los jóvenes? ¿Cómo viven los viejos? En Somondoco se vive una de las crisis del campo colombiano. Parado sobre el piso de tierra de la cocina de Reynalda Torres veo un grupo de moscas bailando en círculos en medio de la habitación. Por una ventana entra la luz de la mañana y alumbra el humo de la estufa de leña que perezosamente cubre toda la cocina en busca de una salida. Mientras tanto, Reynalda toma un poco de cilantro con su mano derecha y lo echa en el caldo al tiempo que mueve el brazo siguiendo la forma de una cruz y murmura unas palabras que no logro entender. Reynalda Torres tiene 83 años y vive sola en la vereda de San Sebastián, parte del municipio de Somondoco, Boyacá.
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Las papas del caldo las sacamos de una plantación detrás de la casa en la que también hay maíz y arracacha. Reynalda Torres hace parte del 77% de los somondocanos que cultivan exclusivamente para consumo propio. Mientras la acompaño a desenterrar la papa la señora me cuenta que se casó de 22 años con un hombre de 63 porque estaba cansada de la orfandad (fue huérfana desde los 4 años) y de tener una vida algo incierta. “ Le tuve mucho miedo” dice sobre su marido mientras limpia una papa y la tira al balde. Para un momento, toma aire y dice: “ Era un hombre machista, que en paz descanse, pero me aporriaba. De sobremesa siempre me insultaba. Y una vez me arrastró de las mechas desde allá arriba” dice, señalando hacia donde están las vacas. Reynalda no tiene teléfono fijo ni celular. Las noticias sobre los cinco hijos y más de veinte nietos que tiene en Bogotá le llegan con su hija Carmen —una de las dos que aún viven en Somondoco y quien ordeña las dos vacas
de su madre cada mañana—. Además de la leche y de lo que produce el sembrado, Reynalda se alimenta de los huevos que le dan las gallinas. El resto lo compra con la plata que le mandan sus hijos desde Bogotá. Se cubre el pelo blanco con un sombrero de fieltro color café desteñido del que sobresale una pluma roja a un costado. Luego de volver del sembrado, se sienta en una butaca de madera y se soba las pantorrillas de arriba a abajo hasta llegar a los tobillos: los zapatos son de un color azul oscuro embarrado. —¿Qué le pasa en las piernas, Doña Reynalda? —pregunta Daniella Díaz, una estudiante de Ingeniería Biomédica de la Universidad de los Andes que me acompaña. —Ay, mijita. La tarde anterior subimos la colina frente a la casa de Reynalda para alimentar a las vacas: está apunto de oscurecer y el viento empieza a soplar con fuerza mientras los animales se impacientan esperando las tusas de las mazorcas, las cascaras de las papas y las auyamas, y la piel espinosa de las guatilas. Todas las tardes sube la colina para alimentar las dos vacas y el ternero con los sobrados del almuerzo. Negro, Valiente y Rebeca comen de lo mismo. Cada cinco o diez pasos Reynalda para, toma aire y a descansa las piernas. Hace un par de años le hicieron un trasplante de rodillas. Mientras el ternero corre de un lado a otro de la colina Carmen llega a saludar a su madre. Venía a pie desde la cabecera municipal por un camino que los locales llaman el desecho. A paso bogotano deben ser unas 3 horas hasta la casa de Reynalda. Los locales tardan la mitad. Después de que todas las vacas han comido y mientras tomamos café con leche y nata, Carmen sale de la
cocina y se para mirando hacia el cerro de Somondoco, la montaña detrás de la colina: —¿Qué dijo, Carmen? —le pregunta Reynalda. Carmen, sin dejar de mirar hacia afuera, dice que se tiene que ir. —No se vaya —responde arrastrando la voz. La hija insiste porque no ha ido a la casa y su hijo —uno de los 30 nietos que tiene Reynalda y el único de los hijos de Carmen que aún vive en Somondoco— ya debió haber vuelto del colegio. —Ay, china. Ahí verá si se come un bocaito. Carmen se voltea y se para bajo el marco de la puerta de la cocina e insiste en que ya almorzó y en que debe ir a casa. La hija de Reynalda también lleva un sombrero café y, en vez de zapatos embarrados, calza botas pantaneras. Debe tener unos 50 años. Reynalda le hace prometer que va a volver más tarde. Carmen le dice que mañana. —Ay no, hoy —se queja Reynalda— y conversamos aquí un ratito. Dos horas más tarde Carmen vuelve a tomar agua de panela.Ahora somos cuatro en la cocina de Reynalda. También están con nosotros un gato, un perro y una lora.
Dos meses después vuelvo. Somondoco: Ciudad esmeralda del valle de Tenza. Ese es el letrero que da la bienvenida al municipio. Sin embargo de las esmeraldas parece no haber rastro. Cuándo se pregunta qué es lo típico del municipio solo se habla de dos temas: el chicharrón de cuajada y el pescado
que venden en el Restaurante Los Lagos. Esta vez me quedo en la casa de Pedro Vacca, un campesino de 51 años y bigote rojo. Para llegar a Somondoco desde Bogotá hay que desviar a la altura de la represa del Sisga, tomando la ruta que lleva a Guateque. Desde allí lo mejor es preguntar ya que casi no hay señales que indiquen cómo llegar a Somondoco. A las diez de la noche de un viernes llego a la casa en la que Pedro vive con su madre, Bárbara González. Nos reciben con envueltos, caldo de gallina, y nos quedamos hablando hasta la medianoche. A la mañana siguiente Pedro me acompaña a visitar a algunos de los viejos de la vereda de San Sebastián. Bajamos en medio de cultivos de mazorca y mora hasta la casa de Benjamín Vacca, un hombre de 74 años que prefiere andar descalzo a menos de que vaya al pueblo. Sus pies son del mismo color de la tierra sobre la que está parado y lleva puesto un saco de lana que abotona con un alambre. Benjamín viste un pantalón beige que sostiene sobre su cintura con un cordón. Nos cuenta que tiene 3 hijos, dos hombres y una mujer de los que dice que “ ni se valen, ni me valgo” . Le pregunto si recibe dinero de ellos y me dice: “ no, no, yo me toca rebuscarme. Me gusta cuidar mis gallinas y entonces vendo los pollos, vendo las gallinas, así” . También cuenta que hay días que en los que trabaja: —Me sale por ahí un jornal a rajar leña. Cada dos meses llega la platica del subsidio. —Son 80.000 pesos ¿Cierto? — pregunta Laura Celis, una estudiante de Antropología que me acompaña. — Sí, pero eso qué. Hoy debía como 15.000 de mercado de hacía como dos meses y el mercado de ayer se fueron 25.000. Llegué con 40 —Benjamín para un momento y rien-
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do dice— Y aguantando hasta enero, eso está grave.
Desde lo alto del cerro empieza a bajar una nube gris y el viento se enfría. Entonces Benjamín nos dice que debe irse. Así que nos despedimos y empezamos a bajar con Laura y Pedro por una colina en medio de flores moradas, luego cruzamos debajo de un alambrado y seguimos caminando hasta llegar a un campo abierto: al fondo se ve una casa y un caballo. Cuando llegamos a la casa, Pedro saluda y nosotros lo imitamos. Una señora responde mientras se acerca al pórtico y, mientras mira al cielo, pregunta quiénes somos. Pedro dice su nombre, espera un momento y dice “ pino” . La señora reconoce el apodo así que Laura y yo nos presentamos. Anadelia le dice a su hijo que nos ofrezca un guarapo.
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Ella está vestida de rojo y blanco, pero su ropa y sus zapatos están llenos de tierra. Nos cuenta que se casó a los 15 años y 9 meses. Ahora, casi a los noventa, Anadelia sufre de artritis. Mientras me cuenta saca de su bolsillo una caja de cartón blanco con una línea roja que dice diclofenaco. Vive con Víctor Manuel, uno de sus hijos y quien cuida de su madre. A sus 40 años, Víctor no sabe leer y, quienes lo conocen, dicen que no sabe de plata. Es alto, usa sombrero y le brillan los labios después de cada sorbo de guarapo. Mientras hablamos, Anadelia manda a Víctor Manuel a buscar la reserva de diclofenaco —el remedio para la artritis— que tiene en el cuarto. Luego de varios minutos, Víctor vuelve con una bolsa negra y se la pasa a Anadelia: ella siente la bolsa, toca uno por uno los objetos que están adentro y finalmente saca una caja blanca con una línea amarilla.
— Es ésta —dice Anadelia —No, esa no es —responde Víctor. —Ésta. —No, esa no es. —Esa dice diclofenaco —dice Laura. —La que sacó mamita es una amarillita —dice Víctor. —Dice diclofenaco sódico —repite Laura. —Esa es la misma que la otra —digo yo. —Que no es —dice Víctor. —Quién sabe dónde se caería —responde la señora. Anadelia es ciega desde hace dos años y necesita de la ayuda de Víctor Manuel para casi todo. Desde hace 65 años vive en la misma casa que construyó con su esposo. Durante el día se entretiene con su camándula y, agarrada de la baranda del pórtico, camina de un extremo al otro de la casa mientras reza. De vez en cuando le echa maíz a las gallinas. Mientras Anadelia nos cuenta de la última vez que fue a la catedral de Chiquinquirá, Víctor se acaba el guarapo de un sorbo y prende el radio. ¿Han ido allá? ¿A Chiquinquirá? —pregunta Anadelia —Sí, yo fui pero hace mucho. No me acuerdo bien, era chiquito —le digo. —¿Cuántos años tiene? —me pregunta. —Ahora tengo veintitrés, pero cuando fui tenía unos ocho años.
—¡Ay qué joven! Y todavía está joven de veintitrés años. —Sí, claro. —La santísima virgen los ampare y los favorezca de todo mal peligro. Yo sé los encomiendo a Dios y a la santísima virgen. ¿No? —Gracias, muchas gracias —respondemos al tiempo. —Eso es así. Gracias por la visita. Bendito sea Dios, bendito su santo nombre, bendito el nombre de María santísima virgen madre de Dios. ¿Sí?
Son las 5 de la tarde, pero está oscuro. Ahora estamos en la sala de Martina, otra vecina de la vereda. Mientras me cuenta que todos sus nietos viven en Bogotá, y mientras las tazas de tinto chocan con los platos, vuelve a llover. De pronto entra un señor con un bastón y una gorra negra de las fuerzas militares. La gorra le hace sombra justo en los ojos. Es Blas Vacca, el dueño de la única tienda en la vereda y donde los campesinos y obreros van a tomar cerveza. Desde hace 10 años vende cerveza y desde hace 35 años es ciego. Blas es famoso en la vereda por no equivocarse al contar dinero y porque se mueve por la vereda guiado únicamente por su memoria y su instinto. Le preguntamos cómo es su vida diaria y nos dice que no tiene problemas para cocinar e invitar a alguien a “ un bocadito” , tampoco tiene problemas para moverse hasta Guateque cuando tiene una cita médica y que casi todas las tardes le hace visita a Martina. Blas aprovecha un momento de silencio para preguntarle a Pedro si mató gallina para recibirnos. Pedro miente y Blas le responde que al siguiente
día, cuando mate la gallina para despedirnos, lo invite. De vez en cuando, Martina le dice al oído a Laura que Blas es muy chistoso. Y que casi no se calla. Somondoco es un municipio de 2800 habitantes en el que ya casi no quedan jóvenes. El 32% de la población tiene entre 15 y 44 años, ese mismo rango de edad en Bogotá corresponde al 47%. Somondoco es un municipio en el que los adultos mayores son muchos: el 27% de la población tiene más de 60 años. En Bogotá, los mayores de 60 años solo son el 11%. Y la mayoría de los viejos de Somondoco viven solos, casi todos sus hijos han venido a Bogotá. Cuando le pregunto a Blas qué opina sobre la falta de jóvenes en Somondoco me dice: —En la ciudad se amontona la gente. Unos a robar y otros a la droga, se acaba el campo y el campo ya no hay quién lo trabaje. El gobierno que le ponga más cuidado al campo, más que todo. Tanto a las vías y a los niños y jóvenes para que tengan un estudio más... Por ejemplo que sean técnicos en la agricultura. Según un artículo del 3 de agosto de este año publicado en El Colombiano, la agronomía hace parte de los cinco núcleos básicos menos estudiados en el país. La lista la completan nutrición y dietética, optometría, antropología y artes liberales. Además, según el Observatorio Laboral de Educación del Ministerio de Educación, entre el 2009 y el 2013 se graduaron en Colombia 1229 estudiantes del núcleo básico de la agronomía. Blas no conoce ninguna persona que haya vuelto a Somondoco luego de haber estudiado algo relacionado con agronomía. El tema nos lleva a hablar del TLC, del paro agrario del 2013, de los precios de los abonos y de la gasolina, de lo que cuesta un jornal, y del contrabando de leche y de ganado. Blas
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dice que los políticos usan a los campesinos como escalera y los convencen —nos convencen, dice Blas— con un pedazo de carne y una cerveza. Según él, después de que los políticos suben al poder, para el campesino lo único que queda es “ viento raspado y agua molida” . Entonces le pregunto cómo cree que es la vida de los jóvenes que se van a Bogotá: —¿Cómo se están en el campo? ¿En el campo cómo me estoy? ¿De qué le llega un peso?
Luego de unos segundos de silencio le pregunto a Blas cómo aprendió a usar el celular. —Uno se equivoca, pero Blas no —dice el hijo de Martina— lo llama a uno cualquier persona y uno sin saber y Blas sí dice: tal es. —Toca aprender a uno a todo. Y si no qué, estamos jodidos. Toca aprender así sea a porrazos. A las 8 de la mañana del día siguiente salgo de vuelta a Bogotá. Luego de casi una hora esquivando huecos y charcos veo un letrero que indica cuántos kilómetros faltan para llegar a Santa Fe de Bogotá.
Andrés Jiménez Crónicas y reportajes
desayuno
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Reynelada torres cocinando el
El comentario hace que Blas y uno de los hijos de Martina comiencen a hablar sobre la corrupción en el municipio, sobre el único tractor del pueblo, las elecciones, la labor del personero y del cura de Somondoco. Justo cuando el hijo de Martina toca el tema del cura, una voz electrónica dice:
—La hora es: seis horas treinta y seis minutos.
Dónde: Calle 60A no. 3A-38. Cuándo: Los fines de semana de 10 am a 8 pm o los jueves si quiere asistir a uno de los eventos. Lo que le recomendamos: Tomarse un Misticismo Tropical, infusión afrutada, mientras lee un buen libro.
Retomando el escenario social de la hora del té, al mejor estilo del este de Londres o de la calurosa India, este lugar es perfecto para una tarde lluviosa en la que se quiera recordar el pasado o pensar en el futuro. Con una paleta de colores cálida, usted po senoisufni ,sét ed nífnis nu ed raturfsid árdherbales y chai, que idealmente deberá acompañar con algún producto de su gama de saludables que revitalizan mente, alma y cuerpo. El espacio sirve como centro de reunión cultural, especialmente
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los jueves, en los que se dictan desde cursos para principiantes en preparación de té, hasta charlas de concientización sobre alimentación saluda-ble en coordinación con el proyecto “Como como”. Además, en Taller de Té, la edad nun-ca será una barrera para socializar, pues jóvenes y viejos se encuentran para conversar y aprender a tejer o grabar en cerámica. No tema ir con sus mascotas, los peludos aquí siempre serán bienvenidos.
Imagining la Chica Moderna: Women, Nation, and Visual Culture in Mexico Joanne Hershfield (1917 - 1936)
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l libro Imaginando la chica moderna genera una serie de reflexiones que enmarcan el rol de la mujer dentro de procesos políticos y culturales del México post-revolucionario, en el cual se busca irrumpir la imagen tradicional que la historiografía le ha dado a la mujer como un sujeto subordinado y “ victima” de las dinámicas sociales patriarcales. En este sentido, la propuesta de Hershfield más que victimizar o glorificar a la mujer, analiza cómo las mujeres, en la década de los veinte, se abren espacios en la opinión pública mexicana, configurando ideales de una mujer moderna—de la vanguardia europea de la época—que empieza a consumir productos femeninos como las máquinas de coser e implementos de cocina, pero que ratifica los atributos indígenas y tradicionales a partir de vestimentas típicas como sobreros coloridos, al igual que su rol en la preparación de platillos típicos como las tortillas. Metodológicamente, es un libro que propone la imagen como fuente central
de los estudios históricos sobre procesos sociopolíticos. Esto es novedoso dentro de la literatura sobre la historia mexicana y la prensa, pues, ante la vigencia de los archivos escritos y orales, así como de las versiones estatales, los análisis de medios de comunicación en América Latina se pueden nutrir con la mirada hacia otros actores y otro tipo de fuentes desde una perspectiva histórica. Para concluir, este libro matiza los análisis de prensa que caen en discursos polarizantes, como aquellos que juzgan una exclusión absoluta de la mujer en la escritura, o quienes pretenden impulsar una liberalización sin tener en cuenta las condiciones históricas.
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LAS
Spotlight
DE LA PARADA
Frost Nixon
The revolution will not be televised
Natural born killers
Nightkiller
Citizen Kane
The people vs. Larry Flynt
TambiĂŠn la lluvia
Videocrazy
Meet John Doe
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eventos la parada
C
omo ya es costumbre, La Parada organizó conjuntamente con el grupo estudiantil Notas de Cine un cine foro en el cual, en esta ocasión, se proyectó la película Network (1976) del reconocido director estadounidense Sidney Lumet. La trama del largometraje tiene lugar en la cadena de televisión UBS, más específicamente alrededor de la historia de Howard Bale, el presentador predilecto del informativo de la cadena. Cuando Bale es despedido del informativo por la dramática caída en la audiencia del mismo, decide anunciar al aire, en una de sus últimas presentaciones, que se suicidará en vivo durante la próxima emisión. Ante esta situación, las directivas del canal deciden despedirlo inmediatamente, permitiéndole despedirse dignamente de su público por pedido del propio Bale. Sin embargo, en dicha emisión, el presentador realiza un sorprendente monólogo en el que exterioriza todas las frustraciones, decepciones y resentimientos que siente sobre su propia vida y sobre el contexto de su país en general. Inusitadamente, esto resulta ser un éxito entre los espectadores, quienes se sintieron plenamente identificados con la postura
de Bale. De esta manera, ante el vertiginoso aumento del rating del programa, las directivas lo mantienen al aire, a pesar de las constantes muestras de que Bale parece padecer alguna afección psiquiátrica, incluso sin importar que arremeta contra la propia empresa durante sus alocuciones. La reflexión colectiva que se generó entonces, una vez finalizada la proyección, giró alrededor de algunos cuestionamientos acerca de, por ejemplo, la intencionalidad del director en evidenciar una cierta despolitización de la opinión pública en general a través de la aceptación de los discursos incendiarios y fatalistas de Bale, así como de esa cambiante pero siempre conflictiva relación entre los medios masivos y el televidente, personificada en una relación amorosa que ocurre durante la trama.
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revista estudiantes ciencias sociales
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LA FAMILIA CONVOCATORIA
¿Cómo la familia articula nuestras relaciones con nosotros y con los demás?
máximo de 800 palabras plazo hasta el 21 de abril laparadaciso@gmail.com
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LA LA
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