El reinado de los clásicos
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Editorial
El reinado de los clásicos
La literatura no se genera de forma espontánea. Por el contrario, se construye sobre la base de la tradición; en ocasiones, como una continuación; en ocasiones, como una ruptura, pero siempre en relación con ella. Este mes hemos decidido dedicar nuestro número de Lee+ a los clásicos de distintas épocas y latitudes. No hemos hablado de “canon”, pues por fortuna esa idea va diluyéndose en nuestros días. A aquellos referentes casi divinos que idolatraban algunos críticos hoy les hemos sumado autoras mujeres, autores y autoras de los cinco continentes, y autores y autoras de las minorías sociales que antes no habían sido reconocidos.
En este número, Elik Troconis dialoga con nosotros sobre lo que ha hecho clásicos a los clásicos. Ximena Hutton desarrolla reflexiones sobre dos escritoras que se convirtieron en clásicos por sus personajes femeninos: Jane Austen y Louisa May Alcott. José Nava, conocedor de la cultura grecorromana, nos muestra el lado más cómico de Marco Tulio Cicerón.
Además, este mes estrenamos una nueva sección: Quejas y sugerencias. Nunca supusimos que sería el mismísimo Frankenstein (perdón, la criatura del doctor Frankenstein) quien nos escribiría con una amarga queja.
Por otro lado, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de diciembre pasado, entrevistamos a destacados autores y ahora compartimos sus palabras contigo. Verás una conversación con Gioconda Belli sobre su nuevo libro Un silencio lleno de murmullos. Venidas desde España, Dolores Redondo nos habla sobre Las que no duermen; Belén Martínez, sobre su Placeres Mortales; y May R. Ayamonte, sobre su trilogía protagonizada por Jimena Cruz. En el terreno de la fantasía, C. S. Pacat habla acerca de su serie del Príncipe Cautivo y Victoria Aveyard nos comparte el proceso creativo detrás de su nueva trilogía Realm Breaker
En el terreno nacional, María de Alva nos revela detalles de Todo lo que no sabemos, novela que presenta una víctima de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Por su lado, Sabina Berman platica acerca de La historia de la democracia, contada por una mujer ciega y una cocinera (y dos obras más). Por último, David Bak Geler reflexiona con nosotros a partir de su libro Gramática de la frivolidad
En el terreno de la no ficción encontrarás una plática con la psicóloga Ramani Durvasula en torno al narcisismo y otra con Agustín Laje sobre su libro Globalismo. Ingeniería social y control total en el siglo xxi.
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Desde el librero
Así, comenzamos el 2025 con este diálogo entre clásicos y contemporáneos. La mesa está servida para disfrutar de todos ellos a lo largo del año y seguir aumentado nuestra larga (¿eterna?) lista de pendientes por leer. ¡Que sea un muy próspero y muy lector 2025 para todos nuestros lectores! +
Yara Vidal
Directora general
Revista Lee+ de Librerías Gandhi
Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Calle Comunal No.7, Col. Agricola Chimalistac, C.P. 01050, Alcaldía Álvaro Obregón CDMX. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Fotolitográfica Argo, Bolivar 838, Col. Postal. Alcaldía Benito Juárez, C.P. 03410, CDMX. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones correspondientes. El contenido de los artículos
Índice
El reinado de los clásicos
6 ¿Qué es un clásico?
Elik G. Troconis
10 Quejas y sugerencias
12 Consularis stand-up
José Nava
16 Eternas y valientes: Jane Austen, Louisa May Alcott y las heroínas que trascienden el tiempo
Ximena Hutton
Reseña
19 Mónica Borda: Sin miedo y con huevos
Entrevistas
24 Entender el narcisismo: herramientas para sanar y protegerte de relaciones tóxicas
Yara Vidal
26 Belén Martínez: Redescubriendo historias olvidadas
27 C.S Pacat: Construyendo mundos complejos y personajes memorables
28 “El teatro es una educación brutal para un escritor” Entrevista con Sabina Berman
29 Una palabra, siete usos distintos: Entrevista con David Bak Geler
José Luis Trueba
30 Gioconda Belli: Un silencio lleno de murmullos ¿Las revoluciones devoran a sus hijos?
31 Dolores Redondo: la psicóloga de la muerte
32 May R. Ayamonte: Los bebés robados en el Franquismo
Elik G. Troconis
33 María de Alva: Una víctima de la Liga Comunista 23 de septiembre
34 Victoria Aveyard: De Red Queen a Realm Breaker
36 Agustín Laje: Una conversación sobre Globalismo. Ingeniería social y control total en el siglo XX I José Luis Trueba
Directorio
Directora general y editora Yara Vidal yara@revistaleemas.mx
Directora de mercadotecnia Karen Achar Galindo
Directora de Difusión cultural Beatriz Vidal De Alba beatriz@revistaleemas.mx
Coeditor Elik G. Troconis editorial@revistaleemas.mx
Director de arte y editor audiovisual
Edwin Reyes Maya edwin@revistaleemas.mx
Asesor editorial
José Luis Trueba Lara
Coordinadoras editoriales
Mariana Aguilar Mejía Carina Vallejo Fuentes
Ximena Hutton
Ilustrador
Rodrigo Rojas
Coordinador de redes Victor Ruiz
Consejo editorial
José Achar
Alberto Achar
Mario Nawy
Alejandro Magallanes
Mercedes Alvarado
¿Qué es un clásico
Debo a los clásicos de la literatura universal mis mayores momentos de emoción y mis mayores aprendizajes vitales. Los primeros libros que leí yo mismo (ya sin la ayuda de mi papá) pertenecían a series de clásicos ilustrados; eran versiones adaptadas y abreviadas (imagínese en unas 30 paginitas). Más tarde mis manos sujetaron las versiones origina les de esos libros. Y desde hace un tiempo, muy buena parte de lo que es cribo está firmemente enraizado en aquellos gigantes sobre cuyos hombros somos enanos, como decía Bernard de Chartres.
Elik G. Troconis
El Quijote ha sido traducido a más de 140 lenguas, con lo que se ha convertido en uno de los libros más traducidos de la historia. Enca-beza la lista de traducciones de la literatura en español.
Como todo lector, tengo mi lista y mi bonche de libros por leer: la mayoría de ellos son clásicos. Me apremia morir sin haber leído las grandes joyas de la literatura. Me gustan tanto estos libros, les debo tanto y trabajo tanto con ellos, que constantemente estoy reflexionando en torno a su naturaleza, lo que son y lo que no son, lo que los distingue de otros, lo que los ha hecho llegar a nuestro tiempo.
Hay que comenzar por decir que como un clásico. Esta no es una cualidad intrínseca de los libros, sino una conferida por los lectores. Requiere, por supuesto, que el libro tenga cierto valor que lo vuel va atractivo a los ojos de los lectores, pero son estos los que le darán a aquel el título de “clásico”. Y es que un se convierte en clásico cuando trasciende la generación que lo vio nacer. Resulta medianamente sencillo que un libro guste a sus contemporáneos, que despierte en ellos sentimientos e incluso reflexiones. A todo ello ayudan los esfuerzos del propio autor y la editorial, quienes apro vechan el carácter de “novedad” para darle el mayor empuje posible tan pronto como sale de imprenta. Pero lo nuevo está condenado a volverse viejo y quedar en terrado entre “nuevas novedades” que luego también serán viejas. Por eso, lo realmente difícil es que un libro sigo gustando y causando algún impacto después de ese periodo inicial y, muy especialmente, con el cambio de generación. Si así sucede, si el libro trasciende su propia época, entonces estamos ante un clásico.
Ahora bien, podemos hablar de que una obra trascien de a otra época no solo porque siga siendo leída, sino también (y quizá especialmente) porque su contenido se vuelve parte de la cultura: sus referentes, sus valores, incluso algunas de sus frases. ¿Quién no ha dicho alguna
un clásico?
vez “Elemental, mi querido Watson”? ¿O ha llamado “Sherlock” a alguien que pretende ser muy inteligente?
Más todavía, los clásicos tienen tanta fuerza que muchos de ellos entran hasta “la cocina” de la vida diaria: la lengua. Ser un donjuán, estar hecho un Frankenstein, medir lo mismo que un liliputiense, tener apariencia dantesca, firmar pactos hacerla de celestina, fingir como lazarillo, ser el patito negro comunidad, sufrir la fragilidad de un talón de Aquiles, vivir una decer la burocracia kafkiana
En ese sentido, leer un clásico es entender mejor el presente, la sociedad de la que uno forma parte y, en consecuencia, a uno mismo. Aún recuerdo mi sorpresa cuando La vuelta al mundo en 80 días llegué al fragmento en que el narra dor describe el sol naciente como una moneda de oro, un símil que antes le había escuchado a mi papá (agudo lector del buen Jules Verne)
Pedro Páramo ha tenido cuatro adaptaciones al cine: una en 1967, otra en 1978, otra más en 1981 y la más reciente de 2024.
Por supuesto, los clásicos siempre son clásicos por una razón objetiva. Porque inauguran un género (el en sayo con los textos de Montaigne o Los crímenes de la de Poe), una corriente (el realismo mágico con ) o un estilo (el negro con los cuentos de Hemingway), o porque cambian algo de su funcionamiento o aportan otra visión. Porque usan por primera vez alguna técnica narrativa (el estilo indirecto libre Madame Bovary) o porque la explotan con mayor fuerza (la pro fundidad psicológica de ). Porque visibilizan per sonajes que antes no habían sido tratados (las mujeres como prota gonistas absolutos de Jane Austen) y también temas particulares (la doble discriminación a las mujeres indígenas que señaló Rosario Castellanos). Sin embargo, dado que se mueven a lo largo de los eslabones del los clásicos son históricos; es decir que están sujetos a las permanencias y los cambios que ocurren en las sociedades. época es distinta: su mirada y sus valores cambian más rápido de lo que los historiadores podemos apreciar. Y, como los seres huma nos siempre estamos mirando hacia fuera desde nuestros propios ojos (condicionados por aquellos valores), siempre apreciamos el mundo de forma distinta; y, así, un mismo objeto puede sugerir ideas distintas en cada sociedad. Para algunas generaciones, los relatos de Homero fueron referentes incuestionables; pero para los primeros historiadores, como Heródoto, fueron la fantasía que
El reinado de los clásicos
El título completo del famoso clásico es LasaventurasdeAliciaenelpaísdelasmaravillas y el verdadero nombre de su autor es Charles Lutwidge Dodgson.
había que combatir con investigación metódica. Así pues, los clásicos dicen algo distinto a cada sociedad porque cada sociedad es distinta y lee de forma distinta. En ese sentido, la cualidad de clásico es alienable pues se da el caso de que una obra deja de decirle a una sociedad cosas que a esta le resultan impor tantes. Y, de esa manera, el libro deja de ser un clásico. Aunque también es cierto que un libro puede ser y a la vez no ser un clásico. El Qui jote fue casi olvidado en España cuando los románticos alemanes lo convirtieron en uno de sus referentes más importantes. Dicho en otras palabras, en una misma época, una obra puede ser clásica para una sociedad y no para otra.
Mientras lo son, los clásicos se convier ten en modelos de excelencia artística para los creadores y en estándares para los lectores. Quienes escriben constantemente tienen en la cabeza grandes referentes. ¿Cuántos no han soñado con escribir “la Ilíada de nuestros tiempos”? ¿O describir con tanta exactitud el zigzag que siguen los pensamientos humanos como lo hizo Virginia Woolf? ¿O ser tan clarividentes en el desarrollo científico como lo fue Isaac Asimov? Y, a su vez, ¿cuántos lectores no han arrojado al suelo 50 sombras de Gray pensando que no le llega ni a los talones a 9 semanas y media? Hablando de estos vínculos entre obras, parecerá una perogrullada (otro clásico), pero todo clásico viene después de otros y antes de otros más. Todos juntos forman, como lo llama Italo Calvino, una genealogía. En ese sentido, para comprender el desarrollo cultural de las sociedades, es útil rastrear y relacionar clásicos. Porque (aunque la cosa no sea tan fácil como hablar de causas y consecuencias directas) un clásico no se entiende sin todos los que le precedieron. Algunos autores no lo hacen patente, pero otros sí. Ahí tenemos a Mary Shelley poniendo a la temible criatura de su libro a leer. Y lee nada menos que El paraíso perdido, de Milton; las Vidas paralelas, de Plutarco; y Las cuitas del joven Werther, de Goethe. Frankenstein es descendiente de aquellas otras obras y con el tiempo se volvió antecesor de toda la ciencia ficción.
Por cuanto hemos dicho, por lo inmersos que están los clásicos en la cultura, no hace falta leerlos para conocerlos. Pero también es cierto que, cuanto más escuchamos sobre un clásico, mayor es la sorpresa que nos llevamos al conocerlo de primera mano. ¡Dichoso el que aún no ha leído un clásico! ¡Ojalá yo no hubiera leído aún La vuelta al mundo en 80 días para desvelarme hasta saber si Mister Fogg llegará a tiempo! Los clásicos aguardan pacientes a sus lectores y estos pueden estar orgullosos tanto de los que han leído como de los que están por leer.
A mí me gusta decir, además, que los clásicos son garantía y eso se debe a que han pasado el mayor de los filtros: el tiempo. Se trata de obras que han “cruzado
océanos de tiempo” (como se dice en una de las películas de Drácula comercial de su época, las modas, las polémicas y algunos hasta la censura. Si han llegado a otro tiempo, es porque algo tienen. Esto es como decir que los clásicos son una selección de lo mejor de todos los tiempos. pintaron centenas de obras, pero solo las más destacadas siguen siendo referentes hoy. La música disco de los años 70 y 80 produjo una inmensidad de piezas, pero solo las mejores se siguen bailando hoy en toda boda.
Por supuesto que e que no haya grandes obras que se han quedado fuera de la categoría de los clásicos (ya hemos dicho que el Quijote no lo fue durante muchos años). Las persecuciones políticas, las guerras, la discriminación, el ma chismo, los intereses comerciales y la arrolladora fuerza de los oligopolios editoriales han impedido que muchas grandes obras tengan la proyección que merecen. Pero ahí también el tiempo es el aliado del valor artístico: poco a poco hemos recuperado creadores y títulos que durmieron el sueño del olvido. Como hemos dicho, estas obras surcan las aguas del tiem po y se vuelven compañeros de otras generaciones, por los clásicos son espe cialmente proclives a la adaptación. Se hacen nuevas ediciones: abreviadas para lectores jóvenes, ilustradas para lectores apasionados, anotadas para lectores eruditos. Se llevan al cine o a las series y hasta se hacen videojuegos. Y, en ocasiones, nuevos auto res toman a los viejos personajes para dar vida a nuevas historias o mirar la historia de siempre con otros
La canción de , de Madeline Miller, es una vuelta Ilíada desde los ojos de Patroclo. En este punto, me siento obligado a plantear
una pregunta difícil: a todo esto, ¿de qué hablan los clásicos para convertirse en clásicos? ¿O cómo hablan? Para librarse del aprieto, cualquiera diría simplemente: “Hablan de la condición humana”. Pero siempre que yo escucho algo así me pregunto qué será exactamente eso de “la condición humana”. ¿Existe tal cosa? ¿Existe como un ente inmutable? ¿Es igual en todos los tiempos y todos los espacios? Prefiero la riqueza de los clásicos yace en que sus personajes (retratados con tanta profundidad que lucen como personas vivas) enfrentan situaciones, encrucijadas o preguntas que todos los seres humanos vivimos al menos una vez en la y Macbeth se preguntan si existe el destino; Rojo y negro hablan de sentirse superior a otros y, por lo tanto, habilitado a hacer lo que el resto no tiene permitido; Lo que resta del día expone el vacío de la vida que se vive para otros; la poesía de Pizarnik retrata la desesperación de la soledad no buscada. Los clásicos dan en el blanco en sentimientos y cuestionamientos compartidos por muchos; a causa de eso generan un importante grado de identificación entre el lector y los personajes. Eso es lo que causa que los lectores sientan que un libro estaba escrito para ellos, que el autor les hablaba directamente. Por eso los libros se convierten en tesoros.
Esto también me lleva a pensar que cada lector construye sus propios clásicos. Dentro del alma, las etapas vitales son como las generaciones de la historia humana. Un libro que nos acompaña más allá de una de nuestras etapas se vuelve un clásico para nosotros. Y esos (digan lo que digan los críticos) son los más importantes. Porque a un libro podrán colgarle las mil medallas de la inmortalidad, pero si a uno como lector no le gusta, no hay nada
Apunto al cierre de estas reflexiones con una más que es consecuencia de todas las anteriores. Antes he dicho que el hecho de que una obra se vuelva un clásico depende más de cada sociedad que de la obra misma. Pero eso puede ser demasiado abstracto. ¿Cómo es que una sociedad un clásico? Sigue leyéndolo, sigue editándolo. Lo adapta a nuevas versiones y formatos. Sigue citando sus frases y aludiendo a sus personajes. Sigue presentándoselo a sus hijos, a sus sobrinos, a sus nietos. Así, son los lectores y también los no lectores que han sido influidos por la obra quienes mantienen vivo a un clásico. Eso es un derecho, sí, pero pienso que también una responsabilidad: en nosotros, amigos lectores, yace parte de la responsabilidad de que las grandes obras de todos los tiempos sigan siendo clásicos.+
A todos los lectores y no lectores:
¿Qué sentiría un Jaime si lo llamáramos Pedro? ¿Una María si la llamáramos Lupita? Nada bonito, ¿cierto? ¿Y si lo hiciéramos una segunda vez? ¿Una tercera y una cuarta? ¿Y si persistiéramos una vida entera y hasta un par de siglos? Dejen ustedes “qué sentiría”: ¿con cuántas groserías nos respondería?
Pues yo estoy cansado de que la gente me ponga un nombre que no tengo. “Frankenstein” por aquí y “Frankenstein” por allá. Que si aquel feo parece “Frankenstein”, que si aquella mezcolanza quedó como un “Frankens tein”. ¡Pues no, señoras y señores! ¡Yo no soy Frankenstein! Ni me llamo así ni encon trarán jamás un acta de nacimiento mía con ese nombre. Si hubieran leído con atención la novela, se habrían dado cuenta de que Victor Frankenstein es el nombre del inconsciente que infundió vida a los trozos de ca dáver de los que estoy hecho. Y yo… yo en cambio ni siquiera recibí un nombre.
En mis tiempos no existía eso de que toda criatura tiene derecho a un nombre. Entre aquella circunstancia y el grito de miedo que pegó aquel cuando yo nací, me quedé sin una sola palabra que me de finiera. Y ahí me tienen, va gando de un lugar a otro sin saber siquiera a qué nombre responder. Quizá se debiera a eso que, cuando la gente me veía, no me preguntara quién era, sino qué era.
Pero no piensen que escribo esta queja a la revista para recla mar que me den un nombre. No, yo he leído hasta la última palabra de lo que escribió Mary y sé que no tener nombre es parte de la historia. Soy el ángel caído, la criatura, el demonio. Mi creador me abandonó a mi suerte, me dejó indefenso ante la crueldad del mundo. No se hizo responsable de su creación y más tarde se vio forzado a sufrir las consecuencias de ello. Acepto no tener nombre, pero lo que pido es que no me llamen como ese perro de las ciencias que quiso restaurar la vida donde Dios la había quitado. No me llamen como ese canalla que se hizo a un lado cuando yo lo necesitaba. No me llamen como quien dejó morir a tantos a su alrededor. Antes prefiero ser “el demonio”, pero nunca, nunca, Frankenstein.+
La primera vez que se publicó Frankenstein (en 1818) el libro no llevaba la firma de nadie.
El reinado de los clásicos
Consularis stand-up
Podría parecer improbable que el latín más puro, aquel que llamamos “clásico”, tuviera entre sus curadores al “más infame bromista de la antigüedad” (Mary Beard), a un incitador de la risa y del humor, como lo fue, según testimonios propios y ajenos, Marco Tulio Cicerón.
José Nava
Nuestro hombre, aquel gran clásico de clásicos, fue un estadista, abogado, erudito y escritor romano, co nocido por intentar salvar la República romana antes de su transformación en imperio tras las guerras civiles. Sus escritos incluyen discursos, cartas y tra tados filosóficos y políticos. Es bien sabido que sus discursos contenían un arsenal retórico que hasta la fecha sigue siendo modelo y paradigma en cortes y juicios, pero que la sátira y la risa fueran parte de su arte no deja de sorprendernos. Vale la pena decir que su influencia no fue para nada menor: la mitad del siglo de oro de la literatura latina recibe el nom bre de Periodo ciceroniano.
Mi primer acercamiento a él fue a través de La co lumna de hierro, una novela bastante reciente, donde es presentado como un modelo de seriedad y respon sabilidad. Sin embargo, para autores como Plutarco, más cercanos a su época, Cicerón fue un amante de la risa, al punto de ser apodado consularis scurra así como “el cónsul del stand-up”.
Contamos con una serie de anécdotas acerca de él, muchas de las cuales parecen dignas de ser llevadas a una caricatura. Por ejemplo, un día Cicerón escuchó en la calle a un político de medio pelo en campaña cuyo padre era un cocinero muy reconocido en un sitio público. Cicerón no dudó en interrumpir el dis curso político del hombre para decir: “Por un asado, ¡seguro te doy mi voto!”.
En otra ocasión, durante un juicio en un caso de asesinato, uno de los testigos aportaba pruebas poco convincentes. Contra ello, Cicerón comentó en tono irónico: “Es tan persuasivo que podría convencerme de que el sol sale por la tarde”. Esta broma no solo hizo reír a la audiencia, sino que también debilitó el testimonio del testigo.
También sabemos de cierto juicio por parricidio en que la parte acusadora alegó que el mismo padre le había dado motivos a su vástago para matarlo. Cicerón resopló con las siguientes palabras: “Los romanos se aferran tanto a la justicia que ni siquiera un hombre muerto puede escapar de ser acusado de un crimen”.
Según Plutarco, a menudo Cicerón se dejaba llevar por su gusto por los chistes, lo que lo metía en problemas, ya que el humor, cuando se hace a expensas de otros, puede volverse en contra del que lo emite. Por eso el bromista debe ser como Jano, el dios de los dos rostros, que mira al mismo tiempo hacia delante y hacia atrás. El humor es un
arma y, como cualquier otra, puede ser peligrosa. ¿Será que este humor desenfrenado de Cicerón fue uno de los factores que contribuyeron a su trágico final?
Para hablar de esos reveses, debemos saber que en la actualidad se considera que, junto con el de otros pocos (como el mismísimo Julio César), el latín de Cicerón es el más clásico (si cabe este término), donde dicha lengua encontró su mejor expresión. En él, una manera elegante y elevada de escribir o de pronunciar un discurso implicaba colocar el verbo principal hasta el final de la oración. Así, era posible que el interlocutor escuchara y escuchara sin estar seguro de cuál era la idea, herramienta retórica que podía aumentar la intriga… o tener otro efecto. Con ese motivo circulaba el chiste de que alguna vez un senador llegó quince minutos tarde a la sesión. Vio a Cicerón de pie en medio de la sala dando un discurso, así que se apresuró a ocupar su lugar. Una vez ahí, le preguntó en voz baja al senador que estaba su lado: “Oye, ¿de qué está hablando Cicerón?”. Aquel simplemente se encogió de hombros y respondió: “No sé, todavía no ha llegado al verbo”.
Al
El reinado de los clásicos
Una última broma contra nuestro orador. Se decía que a Cicerón le costaba trabajo ceder la palabra y, cuando fue cónsul, también las decisiones. Recordemos que en Roma había dos personas que ocupaban este cargo, algo así como dos presidentes. Pues en los años en los que Cicerón ocupó uno de estos puestos, se decía que en Roma gobernaba un día Marco y otro Tulio, es decir, él solo.
Ahora bien, Cicerón sabía que el humor es un recurso multifacético que puede adoptar una gran variedad de formas, dependiendo de lo que se busque lograr con su uso. Puede ser una herramienta poderosa para aliviar tensiones o, por el contrario, para intensificar una confrontación. En su libro El orador, Cicerón comparte que la clave está en cómo se emplea el humor y en qué contexto, ya que puede ser utilizado tanto para construir como para destruir. Declara que es una parte de la comunicación humana que puede llevar a reacciones tan diversas como la risa, la incomodidad e incluso el enfado.
Asimismo, dice que uno de los aspectos más fascinantes del humor es su capacidad para adaptarse a diferentes situaciones y propósitos. Si se busca mantener el respeto y la cordialidad en un debate o una confrontación, lo más adecuado es un humor ligero y agradable, que no implique ninguna agresión ni humillación. En este caso, el humor no debe tener la intención de menospreciar al oponente, sino de suavizar el tono del discurso, haciéndolo más ameno y accesible. Este tipo de humor crea un ambiente en el que las personas pueden estar de acuerdo en su desacuerdo sin que la conversación se torne hostil. Este tipo de humor favorece la buena disposición del público, despierta la admiración por la agudeza de la mente y puede suavizar la dureza de un enfrentamiento. Según explica, la risa se produce cuando se genera una expectativa en el oyente, pero esta se rompe con una respuesta inesperada. Esta forma de sorpresa es la base de muchas manifestaciones humorísticas, desde chistes sencillos hasta los recursos más sofisticados de la retórica.
Sin embargo, el humor también puede ser usado de manera agresiva cuando la intención es derrotar a un adversario, ridiculizarlo o descalificarlo. En estos casos, se recurre a un humor más ácido, a menudo con un tono sarcástico o mordaz, que no busca hacer reír, sino poner al otro en evidencia y así destruir su credibilidad. Esta forma de humor puede ser devastadora, pero su eficacia depende de cuán bien se maneje el arte de la palabra y del contexto en el que se aplique.
Cuando se trata de atacar a alguien que ya está en una situación completamente degradada, el humor puede adquirir un carácter destructivo y se torna así en una herramienta de crueldad. En tales circunstancias, la risa que se provoca es muy lejana a la primera que mencionamos (la amable); por el contrario, es una muestra de desdén y humillación. Este tipo de humor puede llegar a ser legítimo en ciertos contextos, cuando se busca subrayar la completa caída o el fracaso de alguien, pero su uso plantea serias cuestiones éticas y morales, ya que puede destruir por completo la imagen de la persona atacada.
En el ámbito de la oratoria pública, de acuerdo con Cicerón el humor debe servir para ilustrar el argumento o para aliviar el tono del discurso, pero no debe rebajar al orador ni confundir su rol con el de un payaso. El humor tiene que ser un medio, una herramienta y no un fin en sí mismo, y debe subordinarse a la seriedad de la situación. Cuando el orador se convierte en un simple imitador o se dedica a hacer gestos exagerados, corre el riesgo de perder la credibilidad y la autoridad que necesita para que su mensaje sea tomado en serio.
Pero podemos tomarnos la licencia de volver a citar a Jano para hablar de las dos caras de Cicerón (o la cara de Marco y la de Tulio), pues este tenía una profunda admiración por las representaciones teatrales de su tiempo, en particular los espectáculos de los mimógrafos, es decir, los mimos de la Roma antigua, que eran más parecidos a comediantes de sketches de calle, satíricos y entregados a las audiencias de romanos comunes. Las representaciones cómicas y las actuaciones de los mimos le proporcionaban a Cicerón un respiro en sus días llenos de obligaciones y le permitían disfrutar de la capacidad humana para reírse de las dificultades de la vida.
Nuestro orador también valoró la presencia de actrices en los espectáculos públicos, un fenómeno que en su época fue relativamente reciente. Aunque la sociedad romana era muy conservadora en muchos aspectos, la inclusión de mujeres en el escenario fue vista por Cicerón como un nuevo modo de expresión y una fuente de reflexión. A través de la sátira social de los mimos, se podía experimentar una forma de humor que no solo era entretenida, sino que además tenía un componente intelectual.
Quizá estos espectáculos hayan influido demasiado en su propia forma de usar el humor. Ya hemos dicho antes que Cicerón fue apodado “consularis scurra” por algunos de sus contemporáneos. Podrá parecer una ocurrencia graciosa, pero no deja de reflejar cierta crítica a su uso del humor en la carrera política que construyó.
Hoy nos quedan obras suyas como las Disputas tusculanas, Sobre la naturaleza de los dioses y otras obras clásicas repetidamente apreciadas y emuladas a través del tiempo. Yo no puedo evitar pensar qué enriquecedor habría sido que este autor nos hubiera regalado un guion de sketch o de stand-up escrito en el más clásico de los latines.+
Eternas y valientes:
Jane Austen, Louisa May Alcott
y las heroínas que trascienden el tiempo
“I want to do something splendid... something heroic or wonderful that won't be forgotten after I'm dead. I don't know what, but I'm on the watch for it and mean to astonish you all someday.” — Louisa May Alcott
Cuando pensamos en clásicos literarios, los nombres de Jane Austen y Louisa May Alcott suelen aparecer como estrellas inamovibles en el firmamento de la literatura. Ambas escritoras, separadas por el Atlántico pero unidas por una visión audaz, crearon mundos literarios donde las mujeres no eran simples accesorios de las vidas de los hombres, sino protagonistas de sus propias historias. Austen y Alcott nos dejaron no solo relatos inolvidables, sino también heroínas cuya fuerza, inteligencia y determinación siguen resonando en nosotras siglos después.
Ximena Hutton
El término clásico no se otorga con ligereza. Ser un clásico implica trascender el tiempo, romper las barreras culturales y seguir dialogando con nuevas generaciones. Escribir un clásico no es solo una cuestión de estilo literario, sino de crear obras que aborden temas universales y eternamente relevantes. Austen y Alcott lograron esto al enfocar sus historias en las complejidades de la condición humana, especialmente a través de la perspectiva de las mujeres. En un mundo donde la narrativa predominante solía excluirlas o relegarlas al trasfondo, estas autoras hicieron que sus heroínas ocuparan el centro del escenario, desafiando las expectativas y abriendo caminos literarios. Crear un clásico, en este sentido, es también un acto de rebeldía contra la efimeridad: es escribir para que el alma de la obra respire más allá de su propio tiempo. Incluir personajes femeninos fuertes y valientes en el canon
literario no solo es un acto de justicia histórica, sino también una herramienta crucial para equilibrar nuestra percepción del pasado. La inclusión de voces como las de Austen y Alcott en lo que consideramos literatura universal nos recuerda que las mujeres han sido creadoras, visionarias y revolucionarias desde siempre. Y es a través de sus heroínas que encontramos las semillas de movimientos posteriores que se atrevieron a demandar más: derechos, representación, respeto. Sin estas figuras literarias que rompieron moldes, el camino hacia la equidad en la cultura habría sido aún más largo. Jane Austen, nacida en Inglaterra en 1775, vivió en una época en la que las opciones para las mujeres eran limitadas y el matrimonio era considerado el único camino a la seguridad. Sin embargo, Austen se atrevió a cuestionar estas normas con su ironía refinada y su aguda observación social. En Orgullo y prejuicio nos presenta a Elizabeth Bennet, una joven que no solo desafía las expectativas de su tiempo, sino que también exige respeto e igualdad en sus relaciones.
Elizabeth no se conforma con menos que un amor verdadero, mostrando una valentía que no era solo ficticia, sino también un reflejo de la propia Austen. En cada palabra que Austen escribió, existe una clara intención de mostrar que el pensamiento independiente y la autodeterminación son virtudes, no defectos, incluso en una sociedad que insistía en lo contrario. Del otro lado del Atlántico, Louisa May Alcott escribió Mujercitas en 1868, una novela que también desafió las expectativas de género de su tiempo. Jo March, la intrépida protagonista, es una joven escritora que rechaza los ideales convencionales de feminidad, priorizando su independencia y su pasión por la literatura. Jo fue una extensión de la propia Alcott, quien trabajó como enfermera, escritora y defensora de los derechos de las mujeres, demostrando que las mujeres podían ser mucho más que lo que la sociedad de la época dictaba. Alcott no sólo escribió una historia entrañable sobre hermanas que enfrentan la vida juntas: también creó una plataforma para explorar cómo las mujeres podían ser agentes de su propio destino. Lo que hace que las obras de Austen y Alcott sean eternas es su habilidad para crear heroínas complejas y realistas que trascienden las barreras de tiempo y espacio. Elizabeth Bennet y Jo March son mujeres con defectos y virtudes, pero también con un profundo sentido de su propio valor. Estas heroínas desafiaron las estructuras patriarcales de sus épocas, convirtiéndose en modelos
Tanto Alcott como Austen firmaron libros con otros nombres. La primera usó los seudónimos “Flora Fairfield” y “A.M. Barnard”, y Austen simplemente utilizó “a lady”.
Valientes
El reinado de los clásicos
a seguir para generaciones de lectoras que han encontrado en ellas un espejo de sus propias luchas. Su presencia en el imaginario colectivo no se debe simplemente a su carisma, sino a la verdad emocional y humana que transmiten.
En Elizabeth vemos la importancia de cuestionar nuestros propios prejuicios, mientras que Jo nos enseña a abrazar nuestra ambición y a no disculparnos por ser quienes somos. La humanidad de estas heroínas, lejos de hacerlas menos admirables, las vuelve universales. Con sus historias, Austen y Alcott mostraron que la fuerza femenina no siempre se mide en actos heroicos grandiosos, sino en la valentía cotidiana de vivir fiel a una misma. Cada decisión de estas heroínas de no conformarse con el status quo resonó no solo con sus contemporáneas, sino con mujeres y hombres que siglos después leen sus historias.
El canon literario, ese conjunto de obras consideradas como esenciales o representativas de una cultura, ha estado dominado históricamente por hombres. Sin embargo, la inclusión de autoras como Austen y Alcott no solo enriquece este canon, sino que también redefine lo que significa ser un clásico. En un momento en el que las mujeres a menudo eran silenciadas o ignoradas, estas autoras encontraron maneras de alzar su voz y dejar un legado. Austen y Alcott no escribieron con la intención de crear clásicos, pero su habilidad para capturar los matices de la condición humana aseguró que sus obras trascendieran su época.
Las heroínas de ambas autoras nos recuerdan que el poder de la literatura radica en su capacidad para desafiar las narrativas dominantes. Al representar a mujeres complejas que exigen más de la vida, Austen y Alcott plantaron las semillas de un cambio cultural que aún sigue germinando. Cada relectura de Orgullo y prejuicio o Mujercitas es un acto de resistencia contra las fuerzas que alguna vez intentaron relegar las voces femeninas al silencio. Además, al leer sus obras hoy, también reimaginamos lo que puede y debe ser considerado como “universal”. En un mundo donde las mujeres siguen enfrentando barreras, las obras de nuestras autoras permanecen como recordatorios poderosos de lo que significa ser valiente y fiel a una misma. Cada relectura de sus no-
velas es una oportunidad para reflexionar sobre cómo han cambiado las cosas y cuánto queda por hacer. Sus heroínas, con sus triunfos y fracasos, nos invitan a soñar en grande, a desafiar las normas injustas y a exigir un lugar en el mundo que sea verdaderamente nuestro. Estas narrativas nos recuerdan que la literatura puede ser un espejo, pero también una linterna, iluminando los pasos que quedan por delante.
Al cerrar las páginas de Orgullo y prejuicio o Mujercitas, no estamos simplemente dejando atrás una historia; estamos llevando con nosotras un legado de valentía y esperanza. Austen y Alcott nos enseñaron que ser mujer no significa aceptar un papel secundario, sino tomar el protagonismo y escribir nuestras propias historias. Y por eso, sus obras no solo son clásicos literarios, sino también clásicos del corazón humano.
La relevancia de Austen y Alcott nos recuerda que los clásicos no son estáticos ni inmutables; evolucionan con quienes los leen y los reinterpretan. Siglos después, sus heroínas siguen siendo faros de inspiración, guiándonos en la búsqueda de igualdad, amor propio y justicia. Su lugar en el canon literario no es solo merecido, sino esencial para comprender la riqueza y complejidad de la experiencia humana a través de los tiempos. Con cada nueva generación de lectores, el legado de Austen y Alcott se expande, recordándonos que la literatura no solo refleja el mundo, sino que también lo transforma.+
Algunos de los personajes de los libros de Virginia Woolf se basan en personajes reales, como la protagonista de Orlando, inspirada en Vita Sackville-West, también escritora y amante de Woolf.
Sin miedo y con huevos, de Mónica Borda
Carmen A. Castillo
No es la primera vez que Mónica Borda nos recuerda que, para lograr nuestras metas y desarrollar la mejor versión de nosotros, hay que hacer todo en nuestra vida “con huevos”. Esta autora es una psicóloga, conferencista y neuropsicoeducadora especializada en la neurosicoeducación y el neuroliderazgo, que previamente ha escrito sobre el potencial humano.
El miedo es una de las emociones humanas más poderosas y universales. Puede protegernos de peligros reales, pero también puede convertirse en una fuerza que limita nuestro potencial, distorsiona nuestra percepción de la realidad y nos paraliza. En su próximo libro, Sin miedo y con huevos, Mónica Borda se adentra en el fascinante y complejo mundo del miedo. Enfatizando temas de sus libros anteriores, en esta obra nos propone una guía para cambiar nuestra relación con el miedo y aprender a vivir con mayor plenitud y claridad.
La autora aborda el miedo desde una perspectiva integradora, describiéndolo como una emoción inevitable que tiene un impacto profundo en nuestras decisiones y en nuestra calidad de vida. Este libro parte de la siguiente premisa: cuando el miedo se convierte en un compañero constante, empieza a controlar nuestra vida. Pero lejos de presentar el miedo como un enemigo que debemos erradicar, la autora lo reinterpreta como una señal que puede guiarnos hacia un camino de crecimiento personal y desde su actitud positiva nos enseña a aprovecharnos de este.
En Sin miedo y con huevos podemos encontrar la importancia de no tomar decisiones dictadas por el miedo. Nos plantea que, a menudo, nos encontramos evitando riesgos o situaciones que podrían llevarnos al fracaso, todo para mantenernos en una zona de aparente seguridad. Sin embargo, este enfoque puede llevarnos a una vida limitada, llena de oportunidades perdidas, por lo que nos invita a darle una nueva perspectiva al fracaso, abrazarlo y verlo como una posibilidad de aprendizaje y crecimiento. Así, el miedo se transforma en una especie de indicador de que estamos avanzando por el camino correcto: tener miedo sobre una decisión nos deja saber que es la decisión correcta, pues es la que nos reta y nos impulsa hacia nuestra mejor versión.
Este libro resalta la importancia de conocer nuestro miedo y enfrentarlo cara a cara, lo que puede resultar complejo, ya que con esta emoción también viene un terror a enfrentarnos a lo que nos asusta. Para lograr identificar el miedo, la autora propone ejercicios prácticos, incluyendo tests para reconocer los miedos específicos que nos afectan y así saber cómo se manifiestan en nuestra vida para modificarlos. Como nos explica, este autoconocimiento resulta fundamental para desactivar el poder paralizante del miedo y empezar a construir una relación más saludable con esta emoción.
Sabemos que el miedo tiene un propósito evolutivo y esto es algo que la autora también comenta, recordándonos que esta emoción existe para asegurar nuestra supervivencia. Nos protege de amenazas y nos impulsa a actuar con precaución en situaciones potencialmente peligrosas. Sin embargo, cuando el miedo se activa de manera irracional o excesiva, puede tener consecuencias negativas como generar trastornos de ansiedad o paranoia y alejarnos de las personas que podrían ofrecernos ayuda. Es por esto que hay que aprender a manejar esta emoción.
La autora ofrece señales y herramientas para identificar cómo el miedo distorsiona nuestra percepción de la realidad. A menudo, nuestras preocupaciones y temores no reflejan fielmente la situación en la que nos encontramos, sino que son proyecciones de inseguridades o experiencias pasadas. Para ayudar al lector a superar estas distorsiones, el libro incluye varias señales del miedo y ejemplos de situaciones comunes en las que este puede aparecer, así como estrategias para enfrentar estas señales. También ofrece notas y reflexiones a lo largo del texto, diseñadas para invitar a la introspección y para inspirar una nueva forma de relacionarnos con el miedo.
En un mundo donde el miedo a menudo se convierte en una barrera para el cambio y el crecimiento personal, Sin miedo y con huevos es una invitación a reevaluar nuestra relación con esta emoción que nunca desaparecerá, por lo
que hay que decidir cómo vivimos con ella. Al igual que con su libro anterior, nos recuerda que nuestra vida no se trata de lo que nos sucede, sino de lo que hacemos con lo que nos sucede. En esta nueva obra podemos explorar el miedo como algo distinto a un obstáculo y verlo como fuente de inspiración y oportunidad. Puede ser una fuerza que nos empuje hacia adelante, siempre y cuando aprendamos a reconocerlo, enfrentarlo y usarlo a nuestro favor. Una vez más, Mónica Borda nos provee una serie de herramientas para comprender mejor el miedo, desafiar tus límites y vivir una vida más plena y audaz, pero sobre todo para conocernos mejor a nosotros mismos siempre que desaprendamos a vivir bajo el mandamiento del miedo y aprendamos a emplearlo en nuestras vidas como mejor nos convenga.+
clásico deberías de leer?
¿Qué
¿Cómo prefieres enfrentar los desafíos?
Pregunta 1:
A. Con una planificación meticulosa y una visión clara de mis objetivos. B. Con determinación, pero siempre cuestionando las normas y desafiando las expectativas. C. Luchando con todo lo que tengo, incluso si eso significa enfrentarme a grandes adversarios.
D. Reflexionando sobre mis decisiones y buscando entender las consecuencias, incluso cuando son difíciles.
¿Qué tipo de protagonista te atrae más?
A. Un aventurero valiente que desafía las convenciones para lograr lo que se propone. B. Una persona que se enfrenta a convencionalismos, pero que no tiene miedo de ser fiel a sí misma.
C. Un héroe épico que lucha contra fuerzas superiores en defensa de su honor. D. Un ser introspectivo, en busca de respuestas y cuestionando la naturaleza humana.
¿Cómo describirías tu visión del amor?
Pregunta 2: Pregunta 3:
A. El amor es una aventura y estoy dispuesto a recorrer el mundo para encontrarlo. B. El amor es complicado, lleno de malentendidos, pero vale la pena luchar por él. C. El amor puede ser una guerra, una lucha por proteger lo que más valoras. D. El amor es profundo y complejo, a veces llega a ser destructivo y lleno de sacrificios.
¿Qué escenario prefieres para una gran historia?
A. Un viaje largo y lleno de peligros por diferentes países y culturas.
B. Una historia ambientada en la sociedad inglesa del siglo XIX, con un romance complicado.
C. Una antigua guerra donde los dioses y los héroes se enfrentan en un conflicto épico.
D. Un escenario oscuro y gótico, donde la moral y la ciencia se entrelazan en busca de la verdad.
Si tuvieras que elegir una característica personal que resaltar, ¿cuál sería?
A. Mi sentido de la aventura y la disposición para explorar lo desconocido.
B. Mi sentido de la justicia y mi tendencia a cuestionar las convenciones sociales.
C. Mi valentía y mi disposición para luchar por lo que creo correcto, incluso cuando se requiere sacrificio.
D. Mi capacidad de reflexión y la tendencia a cuestionar los límites de la ciencia y la ética.
Mayoría de D: Frankenstein
Mayoría de C: La Ilíada
Mayoría de B: Orgullo y prejuicio
Mayoría de A: La vuelta al mundo en 80 días
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¿Cómo podemos vivir mejor? Sabemos que unos buenos hábitos nos permiten mejorar significativamente nuestra vida, pero con frecuencia nos desviamos del camino: dejamos de hacer ejercicio, comemos mal, dormimos poco, despilfarramos. ¿Por qué es tan fácil caer en los malos hábitos y tan complicado seguir los buenos?
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La evidencia científica muestra que los traumas pueden ser heredados. Mark Wolynn, fundador y director del Instituto de Constelaciones Familiares y pionero en el estudio de los traumas familiares heredados, presenta un enfoque transformador que permite resolver problemas crónicos que no han podido ser aliviados mediante la terapia tradicional, los medicamentos u otras medidas.
EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO
Viktor E. Frankl HERDER
El doctor Frankl, psiquiatra y escritor explica la experiencia que le llevó al descubrimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, en los desalmados campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. Las palabras del doctor Frankl alcanzan un temple sorprendentemente esperanzador sobre la capacidad humana de trascender sus dificultades.
DEJA DE SER TÚ
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El conocimiento tolteca surge de la misma unidad esencial de la verdad de la que parten todas las tradiciones esotéricas sagradas del mundo. Respeta a todos los maestros espirituales que han enseñado en la tierra, y si bien abraza el espíritu, resulta más preciso describirlo como una manera de vivir que se distingue por su fácil acceso a la felicidad y el amor.
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Este es un libro muy diferente. Está escrito para los soñadores de este mundo —las personas que saben que algo diferente es posible— pero que nunca antes tuvieron las herramientas. ¿Y si te dijera que las herramientas existen? ¡Las posibilidades sobre las que siempre soñaste, son posibles! Este libro te proveerá de un conjunto de herramientas prácticas y dinámicas y procesos que te dan el poder para saber lo que es verdad para ti y lo que en verdad tú eres.
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No es fácil ser la mala del cuento.
En un pueblo de pescadores de Munchkinland nace Elphaba, un bebé de piel verde y dientes de tiburón con los que arranca los dedos a la comadrona. Elphaba crecerá para convertirse en la Malvada Bruja del Oeste, una persona ingeniosa, irritable y poco comprendida que pone en tela de juicio todas nuestras nociones preconcebidas sobre la naturaleza del bien y del mal.
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Cuando alguien nos hiere, superar la rabia y la desilusión no es nada fácil. Tienes derecho a sentirte triste y dolida, a explorar estas emociones sin juzgarte. Hacerlo es un paso importante para sanar. A veces, esto puede parecernos algo imposible y ansiamos que alguien venga a salvarnos, pero recuerda: tras la tormenta, siempre llega la calma. Este libro te escuchará y te abrazará sin condiciones.
EL PRINCIPITO
Antoine de Saint-Exupéry EDICIONES GANDHI
EL LIBRO SALVAJE
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DESCUBRE A LOS MEJORES AMIGOS
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Los mejores amigos de los héroes de las películas de Disney y Pixar están listos para ser descubiertos sólo con llenarlos de color. Cada lámina esconde un buen amigo que encantará con su simpatía y genialidad.
MINI ANTIESTRÉS / EL PODER DE LAS CHICAS
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Las figuras femeninas de Disney tienen una gran relevancia en las historias de las películas gracias a su encanto y simpatía. Aunque su papel no siempre es el de heroínas o villanas, todas ellas gozan de gran inteligencia y capacidad para resolver sus propios retos. Esta es la personalidad que se imprime en las maravillosas láminas de este libro.
COCINOLOGÍA
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Descubre con Cocinología los conceptos fundamentales de la cocina revelados junto con prácticos consejos y técnicas paso a paso, que harán de tu cocina un auténtico laboratorio. Encuentra las respuestas a las preguntas que hasta ahora no tenían solución con capítulos dedicados a los principales alimentos y preparaciones: carnes, aves, pescados, legumbres y cereales o vegetales entre otros.
DESCUBRE LA MAGIA DE SER EXTRAORDINARIA
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Descubre a las heroínas de las películas Disney coloreando los dibujos en los que, a simple vista, no se puede saber quién aparecerá. Esta actividad, además de ser recreativa, dará grandes beneficios de relajación, bienestar y hará que se olviden las situaciones de estrés del día.
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GRAVITY FALLS. DIARIO 3
Disney PLANETA INFANTIL
DIARIO DE GREG 1 UN RENACUAJO
Jeff Kinney MOLINO
Entender el narcisismo: herramientas para sanar y protegerte
de relaciones tóxicas
La doctora Ramani Suryakantham Durvasula, reconocida psicóloga clínica, profesora y autora, se ha convertido en una de las principales voces en el estudio del narcisismo y el abuso emocional. Autora de cinco libros, su obra más reciente, No eres tú. Identifica y sana tu relación con un narcisista (OCEANO), ofrece una guía profunda y práctica para enfrentar estas complejas dinámicas. En esta entrevista, la doctora Durvasula comparte claves para identificar, entender y manejar relaciones marcadas por el narcisismo, así como herramientas esenciales para la sanación personal.
Yara Vidal
Para empezar, para las personas que no conocen la diferencia entre el narcisismo y el trastorno de la personalidad, comienzas el libro explicándola. ¿Puedes explicarnos cómo podemos identificarlo y cómo llegaste a este mundo?
Creo que es algo bastante complicado porque hay casi tres niveles en esa conversación. El primer problema es que mucha gente escucha la palabra narcisismo y piensa inmediatamente en el mito donde hay alguien que se ama a sí mismo y quiere mirarse en el espejo. Pero eso no es exacto. O van inmediatamente a la idea del trastorno de la personalidad, el trastorno narcisista de la personalidad, que tampoco es del todo exacta.
Quería hacer esa distinción porque muchas veces la gente dice: “Bueno, no me siento cómodo usando esta palabra”. Si se trata de un diagnóstico, ¿no debería esta persona ser vista por un profesional de la salud mental? Ahora, aunque hay un diagnóstico de trastorno narcisista de la personalidad, muchas personas no siempre lo reciben porque este es un grupo de personas que a menudo no busca terapia. Estas personas con personalidades narcisistas o trastorno de la personalidad piensan que no son responsables de nada. Culpan a los demás y a menudo se mueven por el mundo de manera bastante grandiosa y arrogante, creyendo que son increíbles y que necesitan mucha atención. Como dije, estas no son personas que normalmente llaman a un terapeuta a menos que las cosas en su vida no estén yendo como ellos creen que deberían.
La razón por la que hago esa distinción tan claramente es que mucha gente decía: “Bueno, no van a ir a ver
a un terapeuta. ¿Eso significa que nunca puedo pensar que son narcisistas?”. El narcisismo es un estilo de personalidad y es una forma de ser, un estilo que no es el más saludable. Es bastante desadaptativo. Una persona que tiene este estilo de personalidad a menudo pone sus necesidades por delante de las de otras personas. Se caracteriza por ciertos patrones como poca empatía, sentido de derecho, grandiosidad, arrogancia, patología, egoísmo extremo, y una necesidad constante y exagerada de admiración y elogios. Estas son personas que a menudo son muy superficiales y solo se enfocan en cosas superficiales. Así que las relaciones no son muy profundas. A menudo son relaciones caracterizadas por la manipulación o la traición. Ese es el estilo de personalidad, y la personalidad en todos nosotros es algo difícil de cambiar. Pero este estilo de personalidad en particular es prácticamente imposible de cambiar lo suficiente como para que se modifique el comportamiento, porque ese es realmente el problema: la personalidad es la personalidad. Son los rasgos de una persona, pero eso se convierte en comportamientos que causan problemas reales en las relaciones. Luego tenemos otro problema, que es que mucha gente está abusando de esta palabra. Están usando la palabra narcisismo para llamar a una persona que es egoísta o para referirse a alguien que está mucho en las redes sociales. Estamos tomando esta palabra que en realidad es bastante compleja y tiene muchas características diferentes; la usamos de esta manera tan simplificada. Abusar de ella causa que la gente ponga los ojos en blanco y luego las personas que realmente están en relaciones con personas
narcisistas comienzan a dudar de sí mismas, diciendo: “Bueno, todos dicen que estamos usando esta palabra demasiado, así que tal vez yo la estoy usando demasiado también”.
¿Crees que ahora es más fácil identificar este problema y enseñarle a la gente sobre él? ¿Cómo ha sido tu proceso personal al respecto? Además, ¿cuántos años llevas lidiando con este tema?
Llevo más de 20 años trabajando en este tema. Creo que ahora hay una conversación más amplia sobre el asunto. La gente está empezando a reconocer cómo se conectan estos aspectos y a decir cosas como: “Esto no es saludable”. Más importante aún, están entendiendo que probablemente este problema no cambiará y que, definitivamente, no es culpa de quien lo sufre. Es decir, no eres tú. No soy yo. ¿Verdad? En gran medida, siento que las personas están progresando en su entendimiento. Una diferencia notable que me alegra mucho es que más jóvenes están comenzando a comprenderlo. Esto está influyendo, por ejemplo, en cómo enfrentan las citas o en cómo toman decisiones sobre relaciones a largo plazo.
Sin embargo, siempre ha habido resistencia a esta conversación, y creo que siempre la habrá. A veces, las personas consideran que este enfoque es derrotista o despectivo, y reaccionan diciendo cosas como: “Bueno, nadie es perfecto”. Pero la cuestión no es la perfección, sino el daño que ciertas conductas pueden causar. No se trata solo de alguien que comete un error y automáticamente etiquetarlo como narcisista. A menudo, quienes sufren en estas relaciones son cuestionados por los demás, escuchando comentarios como: “Quizá esperas demasiado” o “Tal vez estás pidiendo demasiado”. Esto complica más las cosas, ya que esas personas ya están lidiando con un gran sufrimiento. Aunque hemos avanzado, no hay duda de que el progreso ha sido lento.
Como sabes, hay una teoría de que estamos a 25 personas de distancia de conocer a todo el mundo. ¿A cuántos grados crees que estamos de una persona narcisista o con trastorno de personalidad narcisista?
Creo que cada uno de nosotro s tiene al menos a una persona narcisista en su vida. Según las estimaciones, probablemente una de cada diez personas sea narcisista. Para algunas personas, las relaciones afectadas por el narcisismo son centrales en su vida, como un padre o un cónyuge. En otros casos, puede ser alguien menos relevante, como un familiar distante, un vecino o incluso un compañero de trabajo. Sin importar quién sea, creo que todos estamos expuestos a interactuar con alguien con este tipo de personalidad.
Siempre me sorprende cuando alguien dice: “No creo haber conocido a nadie así antes”. Mi reacción suele ser: a) eres muy afortunado o b) tienes un mundo social muy pequeño. Aunque todos probablemente tengamos al menos a una persona narcisista en nuestra vida, el impacto que tiene en nosotros depende de la relevancia de la relación. Por ejemplo, si la persona narcisista no tiene mucho poder sobre tu vida, puedes considerarla más como una molestia que como una fuente de sufrimiento. Sin embargo, si se trata de una relación de la que no puedes escapar o que te marcó profundamente, como en la infancia, entonces el impacto puede ser mucho más significativo.
He seguido tu trabajo y quiero agradecerte porque tus videos y libros me han ayudado mucho. Entendí que, si creces en un entorno con una persona narcisista, es más probable que normalices esas dinámicas. ¿Es común que esto te lleve a adaptarte automáticamente a relaciones o ambientes similares, incluso con personas que tienen mucho poder sobre ti, como un jefe?
Lo que describes se relaciona con lo que llamamos patrones intergeneracionales. No es inusual que alguien que creció en un entorno con estas dinámicas termine replicándolas en otras relaciones, como en un matrimonio, en el trabajo o en su círculo social. Cuando estas relaciones se repiten, pueden llegar a sentirse como una “nueva normalidad”. No significa que te guste o que no te afecte, pero puede llevarte a cuestionarte constantemente: ¿Tal vez estoy pidiendo demasiado? ¿Estoy siendo demasiado
exigente o sensible? Esto puede hacer que aceptes relaciones dañinas al pensar que así son las cosas. Los patrones intergeneracionales hacen que estas dinámicas parezcan inevitables, especialmente si crecimos viéndolas como parte de nuestra vida cotidiana. En consecuencia, cuando las encontramos en la adultez, es menos probable que las cuestionemos o reconozcamos como dañinas.
Para mí, tener tu libro cerca es como contar con una guía, como si nos acompañara en el proceso y nos dijeras: “Está bien, pasarás por esto y aquello, y todo estará bien”. ¿Podrías compartir algunas de esas herramientas que pueden ayudar a las personas?
Una de las herramientas clave es la educación: entender que estas dinámicas son patrones. Reconocerlos es el primer paso para manejarlos. La segunda herramienta es la aceptación radical. Aunque no a todos les gusta este término, se refiere a aceptar que estos patrones no cambiarán y que el comportamiento de la otra persona no es tu culpa. Este ajuste puede ayudarte a tener expectativas más realistas y evitar la sorpresa constante por su conducta. Aceptar esto no elimina el dolor, pero reduce la sensación de culpa y frustración al enfrentarte repetidamente a lo mismo. Llegar a este punto puede ser doloroso, porque implica renunciar a la idea de que estas relaciones serán como esperabas. Esto te lleva a un cruce de caminos, donde no siempre puedes alejarte físicamente de estas personas, ya sea por lazos familiares, culturales o económicos. Sin embargo, puedes aprender a desconectarte emocionalmente, establecer límites y controlar lo que compartes con ellos. Por ejemplo, comparte tus buenas noticias primero con personas sanas y evita confiar en alguien narcisista con tus problemas, ya que suelen ser fuentes de invalidación. Un paso esencial para sanar es fortalecer tus apoyos sociales. Muchas veces, dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo y energía a intentar agradar a las personas más narcisistas de nuestras vidas, aunque nunca sea suficiente. Cambiar este enfoque y priorizar relaciones saludables puede tener un impacto positivo en tu bienestar. Si decides dejar una de estas relaciones, es importante prepararte, ya que la
Para conocer más sobre la autora puedes consultar
persona narcisista puede reaccionar de manera hostil. La preparación no elimina las dificultades, pero te ayuda a tomar decisiones más conscientes para protegerte. Finalmente, la verdadera sanación radica en redescubrir quién eres fuera de estas dinámicas. Estas relaciones tienden a definirte según las expectativas de la persona narcisista, pero el trabajo profundo consiste en reconectar con tus valores, intereses y propósito. Incluso si no puedes alejarte físicamente, puedes explorar tu identidad y desarrollar una versión más auténtica de ti mismo.
Recuerda que no es tu culpa. El comportamiento narcisista es suyo, y tú no puedes asumir la responsabilidad por ello. El libro No eres tú subraya precisamente esta idea: entender que no tienes que cargar con esta responsabilidad es parte fundamental del proceso de sanación.+
Redescubriendo historias olvidadas: Belén Martínez nos cuenta sobre su novela Placeres Mortales
Con una imaginación desbordante y una pluma que da vida al pasado, la autora de Placeres Mortales nos invita a explorar los intrincados mundos de poder, am bición y resistencia en las dinastías asiáticas. En esta entrevista, nos revela los secretos detrás de su proceso creativo, la inspiración inesperada que dio inicio a la historia y su misión de rescatar las voces olvidadas de la historia.
Ximena Hutton
¿De dónde salió la necesidad o la idea de hacer una novela histórica y por qué específicamente esta historia?
Fue algo curioso. Un día estaba en Instagram, viendo historias, y de repente vi una imagen de un juego donde aparecían dos chicas con hanfu chino entrando al Palacio Imperial para conquistar al Emperador. Esa imagen se quedó en mi cabeza por mucho tiempo.
Investigando, descubrí que era un juego sobre una concubina que debía escalar posiciones para estar con el emperador. Me di cuenta de que era un mundo del que por lo menos en mi país no se hablaba mucho, al menos no por escritores nacionales. Pensé que esto es un tesoro oculto lleno de historias y temas fascinantes, similares pero diferentes a los nuestros. Así empezó mi exploración de este universo donde me encontré con muchas cosas interesantes, muchas vidas que no conocíamos y que se tenían que sacar a la luz.
¿Cómo fue el proceso de investigación para esta historia?
Sabía algo de la historia de China porque mi madre siempre ha estado fascinada por Asia, especialmente por este país. Aunque yo solía interesarme más por Japón, había visto películas y leído algunos libros, lo que me dio una base para empezar a investigar.
Me enfoqué en las dinastías Ming y Qing y encontré libros
que resumían las vidas de emperatri ces, concubinas y emperadores a lo largo de la historia asiática. Conforme fui profundizando en mi investiga ción, me encontré con un par de li bros que narraban la vida de todas las concubinas, emperadores y emperatrices de manera muy breve. Fue muy impactante leer esos relatos. Después de leerlos, me di cuenta de que Cixi era quien tenía más información, así que decidí centrarme en su historia. Comencé a leer tanto libros de ficción como históricos sobre su vida, y también utilicé recursos en YouTube. Además, estudié la historia de otras regiones, como la dinastía Joseon de Corea, el período Edo de Japón y la dinastía Lê de Vietnam.
Supongo que fue muy impactante descubrir todo esto, como un choque cultural, ¿verdad?
No lo viví tanto como un choque cultural,creo que al final nos parecemos mucho. Creo que conozco más de cortes europeas y occidentales, pero al final todas hicieron barbaridades para sobrevivir. Lo vi más como una oportunidad para dar voz a historias que habían sido olvidadas o poco exploradas. Tenemos muchas historias sobre figuras como Ana Bolena, pero muy pocas sobre mujeres como Cixi, a pesar de lo fascinantes que son sus vidas. Sentí la responsabilidad de contar esas historias y resaltar su importancia.
¿Hubo algún momento en la escritura donde te encontraste particularmente conectada con la lucha de Cixi o sus emociones?
Creo que a lo largo de toda la historia, desde el principio sentí una profunda conexión con ella, a pesar de que nuestras personalidades son muy distintas. Sin embargo, me identifiqué tanto
con su evolución que todo fluyó de manera natural. A medida que Cixi crecía, me descubrí pensando de forma similar. Nunca me sentí desconectada; al contrario, con el tiempo me vi cada vez más reflejada en ella y esa conexión se hizo aún más fuerte.
En varios momentos de la historia, el poder y la ambición aparecen como fuerzas destructivas. ¿Qué mensaje querías transmitir con estos temas?
Quise mostrar que, sin importar cuán poderoso sea un individuo, imperio u organización, siempre hay maneras de enfrentarlos. En mi libro, quería reflejar que incluso desde una posición aparentemente insignificante, una persona puede crecer y desafiar aquello que parece inalcanzable. Mi intención fue dar voz a esas figuras anónimas que luchan y triunfan, mostrando que somos más fuertes de lo que creemos.
El final de Placeres Mortales ha dejado a muchos lectores sorprendidos. ¿Cómo planeaste ese desenlace y qué aspectos de la trama te ayudaron a llevar la historia hacia ese final tan impactante?
Al escribir, tenía dos opciones: un final más compasivo o uno más cruel. Al principio, pensé en ser más piadosa con cierto personaje, pero mientras la historia avanzaba, me di cuenta de que un final más duro era el adecuado para Cixi y para la trama en general.
Fue un desenlace difícil de decidir, pero estoy convencida de que era el correcto. Cixi, en un momento, se pregunta si todo lo que ha hecho vale la pena, y su respuesta es un rotundo "sí". Me siento igual. Estoy muy contenta y orgullosa del resultado final.+
C.S. Pacat:
Construyendo mundos complejos y personajes memorables
en Príncipe Cautivo
Ximena Hutton
Tuvimos la oportunidad de conversar con C. S. Pacat, autora de la aclamada trilogía Príncipe Cautivo, durante su visita a FIL Guadalajara. En esta entrevista, la escritora comparte sus reflexiones sobre los temas complejos de su obra, su proceso creativo y las inspiraciones detrás de su fascinante historia.
Las acciones de Laurent son a menudo enigmáticas, impulsadas por un pasado complejo. ¿Cómo abordaste la escritura de sus motivaciones y cuánto de su historia de fondo planeaste antes de comenzar la serie?
Planeé todo antes de empezar, porque es la única forma en que puedo escribir. Necesito saber cómo termina la historia desde el principio, y dediqué mucho tiempo a planificar cada detalle. En mi opinión, especialmente en géneros como la fantasía, y quizás también en el romance, es esencial tener claro hacia dónde te diriges antes de comenzar. Toda la trilogía fue planeada de principio a fin antes de escribir una sola palabra.
En cuanto a Laurent, invertí mucho tiempo desarrollando su personaje y su trasfondo. Como lo conocemos a través de los ojos de Damon, el otro protagonista, cuyo punto de vista es muy sesgado, tuve que planificar dos aspectos clave: primero, las acciones y motivaciones de Laurent, y segundo, cómo serían percibidas por Damon. Fue un proceso meticuloso de planificación para asegurar que ambos elementos encajaran perfectamente desde el inicio.
Abordas temas difíciles como la esclavitud, el abuso y la violencia sin glorificarlos. ¿Cómo manejaste estos temas para asegurarte de que invitaran a la reflexión en lugar de simplemente impactar?
Lo primero que diré es que crecí en un hogar muy violento. Y cuando eres un niño y te encuentras en un entorno así, deseas escapar. Pero no puedes escapar porque eres un niño. Entonces, la única forma de hacerlo es metiéndote en tu mente o en un libro. Para mí, los libros de fantasía se convirtieron en ese lugar al que podía escapar.
El tipo de historias que simplemente mostraban la vida cotidiana o que decían: "Oh, si
eres una buena persona, te pasa rán cosas buenas", no me resona ban en absoluto. No conectaba con esas historias porque no reflejaban mi experiencia ni lo que estaba vi viendo. En cambio, las historias de fantasía más oscuras, aunque parecie ran contradictorias, me resultaban recon fortantes, porque podía conectar con mis propias vivencias.
Supongo que por eso fue natural para mí escribir un libro con esos temas. Si solo leía un libro feliz, sentía ganas de romper la cuarta pared y decir: "Pero también pasan cosas malas, ¿no? Están ocurriendo cosas malas". Las historias realistas y cotidianas, aquellas que promovían la idea de que si eres bueno, te sucederán cosas buenas, simplemente no reflejaban mi realidad. Por eso, con las historias de fantasía más oscuras, me sentía mucho más identificada.
oprimía a las personas de la comunidad.
Esto transmitía el mensaje de que ser queer significaba estar oprimido, sin importar el contexto, incluso en una fantasía. Quería crear un mundo que se sintiera normativo para las personas queer, uno donde no existiera el mismo tipo de prejuicio.
Al final, no creo que el arte deba transmitir siempre un mensaje moral. Algunas formas de arte, como las fábulas o los cuentos de hadas, sí lo hacen, pero otras veces el propósito del arte es simplemente hacerte sentir algo. Hay arte que está hecho para impactar, para provocar emociones intensas, y creo que eso también es válido.
Eso no quiere decir que era exactamente lo que buscaba con esta historia, pero tengo una actitud bastante abierta hacia los libros y el contenido. Creo que hay espacio para diferentes enfoques, y todos son igual de valiosos.
Akielos y Vere son sociedades muy diferentes. ¿Qué mensaje querías transmitir al contrastar estas dos culturas, especialmente en sus actitudes hacia la esclavitud y el honor?
En primer lugar, no se trata solo de la esclavitud, sino de una idea más general. Crecí leyendo mucha fantasía y soy una persona queer. Especialmente en los 90 y principios de los 2000, las estructuras morales de la fantasía solían reflejar nuestras propias estructuras morales, particularmente en relación con las personas LGBTQ. En mi vida real, las personas LGBTQ eran oprimidas, y luego leía
En cuanto a la esclavitud, quería asegurarme de que las dos culturas representadas no se redujeran a una "buena" y otra "mala". Ambas tienen aspectos positivos y otros absolutamente terribles, como ocurre con cualquier cultura. Era importante para mí no crear un país villano y uno heroico; ambos tienen problemas.
Además, creo que ambos personajes principales crecen inmersos en sus respectivas culturas, viéndolas como normales. Pero es cuando se conocen que empiezan a ver su propia cultura desde otra perspectiva. A través de esa interacción, descubren que hay aspectos de ellos mismos y de sus culturas que podrían mejorar si cambiaran.+
“El teatro es una educación brutal para un escritor”
Entrevista con Sabina Berman
José Luis Trueba Lara
Hace tan solo unas semanas, el Fondo de Cultura Económica publicó La historia de la democracia, contada por una mujer ciega y una cocinera (y dos obras más), donde el teatro se muestra como un contrapunto que observa algo de lo que ocurre en el país. En la FIL Guadalajara conversamos con su autora.
Lee+: Hay algo que resulta sorprendente en La historia de la democracia, contada por una mujer ciega y una cocinera: la posibilidad de leer tus obras como si fueran novelas escritas a partir de conversaciones. ¿Qué características tiene tu trabajo que permite esta dualidad?
Sabina Berman: sé, eso tendría que ser analizado por un crí tico. Lo que sí sé es que son narraciones continuas en las que no hay miste rio, que cuando las lees rápido funcionan como una novela. De hecho, creo que son mejores que las novelas: hablan, sonríen, van directo a los diálogos y a las situaciones. Además, sus “capítulos” son muy cortos; duran más o menos tres o cuatro minutos. Sin embargo, el trabajo más impactante de un dramaturgo ocurre fuera de la página. El teatro es una edu cación brutal para un escritor: tienes que captar la trama central en cinco minu tos o el público se va. No podemos permitirnos cinco páginas de charlas filosóficas.
Lee+: En cosas que llaman la atención: una íntima y otra pública. En lo íntimo, mencionas que su prota gonista es un personaje autobiográfico y además hablas de una crisis moral.
Sabina Berman: Él es el intelectual que opina sobre su país, pero el narco derribó a esa clase intelectual. El narco no se había contemplado en la evolución de México y tampoco está claro qué hacer con él. El narco son nuestros vecinos. Y eso es lo que retrata la obra. Ahora, no es que haya pensado en lo que le pasó a la clase intelectual… solo reflejo lo que me pasó. Ese personaje deprimido
¿Es posible imaginar la democracia sin mujeres?
Sabina Berman: No, por supuesto que no es posible. Una democracia que no incluyó a los esclavos y las mujeres es una pantomima. Creo que la democracia aún no incluye a todos y mucho menos abarca toda la vida. Aún estamos en una democracia en la que solo elegimos personas. La verdadera democracia es la que lleva pan, mantequilla y leche
¿Cómo lograr que el feminismo idealista y el feminismo práctico, como tú lo
Una palabra, siete usos distintos: Entrevista con David Bak Geler
Acaba de publicarse un nuevo libro de David Bak Geler, que ya desde su título nos transmite cierta curiosidad: Gramática de la frivolidad él, la lingüística adquiere una apariencia distinta a la habitual y por eso conversamos con su autor.
José Luis Trueba Lara
Lee+: En Gramática de la frivolidad continúas tus investigaciones sobre el discurso político de nuestro país. ¿Cómo te convertirte en patólogo las palabras?
David Bak Geler: Me encanta la idea de ser lingüista. Creo que mi perspectiva se enfoca en el lenguaje cotidiano desde un punto de vista que otras perspectivas pasan por alto, especialmente la académica. A mí me interesa el lenguaje que se habla en la calle, en los mercados, en las redes sociales. Un lenguaje que se toma a la ligera y yo tomo muy en serio. Cada uno de mis libros es una exploración de los vocabularios que me parecen fundamentales para entender quiénes somos y qué estamos haciendo. Por eso es que me adentro en el lenguaje popular. En este último libro, la palabra que me vino a la mente —y que considero crucial— es frivolidad Lee+: Si bien es cierto que el uso de la frivoli dad es común, ¿cuáles son las diferencias y cómo varían sus usos en la política?
David Bak Geler: Todo el libro trata ese tema. Aun que frivolidad parece una palabra única, yo veo que sus usos son realmente variados y diversos. Un personaje como Vargas Llosa la utiliza para criticar la cultura posmoderna, mien tras que otro personaje —como López Obrador— la emplea para criticar la política neoliberal. Estos son solo dos de sus usos, pero yo analizo siete en el libro para mostrar una dramatización del lenguaje. Las palabras no son tan unívocas como creíamos, y los hablantes no se entienden tan bien como pensábamos. Por eso me interesaba mucho retratar este drama de palabras.
Lee+: ¿La frivolidad es un arma política?
David Bak Geler: La frivolidad, como cualquier palabra, puede usarse como arma política de diferentes maneras. En el libro, la frivolidad también se reivindica: en una de sus gramáticas —en la que un escritor queer o gay defiende su derecho a ser frívolo— descubrimos que esta voz permite oponerse a lo patriarcal. Cualquier palabra puede usarse como arma política desde diferentes trincheras, ya sea como arma de ataque o de resistencia.+
Entrevista Gioconda Belli: Un silencio lleno de murmullos
¿Las revoluciones devoran a sus hijos?
José Luis Trueba Lara
Gioconda Belli es una figura indispensable en las letras latinoamericanas. Salman Rushdie no exageró al calificarla como “una de las grandes escritoras de la literatura en español”. Su nueva novela —intitulada Un silencio lleno de murmullos— era una invitación para conversar con ella durante la FIL de Guadalajara.
Lee+: Mientras leía Un silencio lleno de murmullos, había una idea que me perseguía: todas las revoluciones terminan devorando a sus hijos. Cuando sus líderes toman el poder, se convierten en dictadores. ¿Tu novela es un exorcismo, una autobiografía o una representación del horror ante la revolución nicaragüense?
Gioconda Belli: Es una mezcla de autobiografía y el hablar sobre cómo un sueño se convirtió en pesadilla; pero también es una afirmación acerca de que, si algo termina mal, esto no significa que todo se acabe. Si piensas en la Revolución Francesa, después de ella llegaron el terror, Napoleón, la reforma y volvieron los reyes. La historia es un camino largo y solo la vivimos por un ratito. En ese sentido, creo que la novela no es la historia de un fracaso, sino la historia de cómo
No quería escribir una novela sobre política ni sobre tristeza, quería escribir una novela realista. No quería hacer una novela aburrida sobre política. Hablo de ciertas cosas sobre la revolución a través de los hechos que protagonizaron la madre durante esos años y la hija en las protestas contra Daniel Ortega. Hay dos extremos, dos generaciones. También quería hablar del feminismo: a una mujer como Valeria se le critica, pero en el caso de un hombre los mismos hechos se verían como algo normal: en el hecho de que ellos vayan a la guerra no hay censura.
Lee+: Que la madre del protagonista de tu libro se haya entregado a la revolución me lleva a hacerte tres preguntas entrelazadas. ¿Cómo viviste esa experiencia?, ¿cuál fue el destino de las mujeres que se rindieron a la causa?, ¿sienten culpa y la sufren?
Muchos teníamos un sentimiento de culpa. En el caso de esta novela, hay muchas reflexiones que están relacionadas con mi experiencia. No es autobiográfica, no es mi historia, pero hay ciertas cosas que saco de mi propia experiencia. Cuando por primera vez me fui al exilio en 1975, el padre de mis hijas las dejó con los abuelos y desapareció. Me sentía culpable por muchas mujeres, pero para eso no hace falta ser una revolucionaria. La cantidad de mujeres que tienen que decidir entre el trabajo y sus carreras, y que deben regresar a trabajar después de tener un bebé son desgarradoras. Un silencio lleno de murmullos aborda estos asuntos, pero también tiene una atmósfera mágica porque, como ocurre durante la pandemia y ella se queda sola en esa casa, me abrió la posibilidad de reflexionar sobre lo que sucede cuando alguien muere. Por eso hay un
silencio lleno de murmullos. La novela también tiene una carga poética y se adentra en las relaciones de pareja. Yo soy feminista, pero también estoy convencida del valor del cuerpo, del placer que nos proporciona. Sin embargo, yo debía tratar todo esto con suavidad, nunca con vulgaridad, pues me doy cuenta de que ahora se habla de sexo y todo se dice con vulgaridad.
Lee+: Aunque Un silencio lleno de murmullos es una novela marcada por la historia y la política, no podemos pensar que se limita a estos hechos. Tu trabajo es más que un manifiesto. ¿Cómo la miras sin tener en cuenta aquellos factores?
Gioconda Belli: Yo la veo como el resultado de los esfuerzos que comenzaron en Nicaragua y terminaron en Madrid. Para mí es absolutamente simbólico haberla terminado en el exilio. No solo esto: Un silencio lleno de murmullos es parte de una trilogía. La mujer habitada es la historia de cómo alguien se involucra en la revolución. El país bajo mi piel narra cómo la revolución comenzó a irse de mis manos y cómo dejé Nicaragua. Un silencio lleno de murmullos es el cierre que responde una pregunta: ¿cómo encuentro sentido a todo lo que pasó?
Lee+:¿Es posible seguir desencantado ante la política?
Gioconda Belli: Creo que no es muy útil desilusionarse de la política. Nadie es ajeno a ella y si la transformamos en un lugar sombrío le cedemos espacio a la oscuridad. El mundo no lo cambiará nadie más que nosotros. Leí a alguien que dijo: “Ahora todo el mundo está escribiendo novelas distópicas, ¿no sería mejor pensar con otra imaginación?”.+
Dolores Redondo: la psicóloga de la muerte
José Luis Trueba Lara
Las novelas de Dolores Redondo han tenido un éxito indiscutible, su mystic noir —como le llama al género que practica— no solo se ha ganado un lugar en los libros, sino también en el cine y las series. Actualmente, La cara norte del corazón está en desarrollo como una serie en Hollywood. La publicación de Las que no duermen obligaba a adentrarnos en una historia donde lo real y lo maravilloso, el crimen y la psicología forense, se unen sin estorbos.
Lee+: ¿Qué te llevó a escribir Las que no duermen? ¿Cómo fue que te decidiste a tratar el tema que la anima?
Dolores Redondo: Las que no duermen tiene una base real. La historia con la que comienza es la de un grupo que va a las montañas buscando lugares relacionados con leyendas, especialmente las de brujería. Por esta causa entran a una cueva y, en el fondo, no encuentra una bruja. Ahí descubren un cadáver casi reciente. Es el cuerpo de una joven que desapareció y por ese delito ya hay una persona en prisión. Esta es una historia real: en 2016, una antropóloga forense bajó a esa cueva con la intención de desmitificar una leyenda. Se decía que ahí habían tirado brujas a lo largo de la historia y que la más reciente había sufrido este castigo en 1936. No estamos hablando de hace cuatro siglos: son los primeros días de la Guerra Civil española. En esa época se cometieron muchos asesinatos por motivos que nada tenían que ver con la guerra: la gente aprovechó los primeros días del conflicto para darle rienda suelta a la venganza, y esto parece ser lo que le pasó a esta mujer. La antropóloga también halló un cadáver reciente: el de un joven que llevaba unos años desaparecido. Posteriormente siguió cavando y encontró huesos de niños y los de una madre. Lo más sorprendente es que probablemente este crimen se cometió por la sospecha de que esa mujer era una bruja. Los lugareños la odiaban y le tenían miedo.
Lee+: Dentro de la novela, mezclas elementos de ensueño y hechos reales. ¿Cómo lograste su equilibrio sin perder el hilo de la historia?
Dolores Redondo: Creo que esto se debe al lugar donde situé la novela. En ese escenario, como en la vida real, hay elementos mágicos que trascienden y se integran en la realidad, como en el caso
de esta mujer, o en los otros casos que han inspirado algunas de mis novelas que se han desarrollado en este mismo lugar. Es un lugar con una gran tradición mágica, de brujería, y por eso muchas veces los crímenes que se han cometido en la zona tienen ese toque mágico en sus raí ces o sus motivaciones.
Lee+: es muy sugerente. ¿Qué simbolismo tie ne y cómo se relaciona con la esencia de la historia?
Dolores Redondo: es un homenaje a la mujer, a la inquie tud femenina que ha costado vidas a lo largo de los siglos. Se dice que en la Edad Media a las mujeres no se les permitía estar despiertas por la noche. Si se desperta ban antes del amane cer, tenían que rezar hasta quedarse dormidas. Se pen saba que el diablo podía entrar más fácilmente en ellas y lo mismo sucedía con los espíritus malignos de la noche. Sin embargo, lo que realmente estaba prohibido para las mujeres era pensar. Las que no duermen rinde homenaje a ese espíritu y a la sororidad.
La protagonista de la novela actúa de una manera muy parecida a lo que ocurrió en la historia real. Ella se muda a esa po blación y tiene que integrarse para llevar a cabo la investigación. Una investigación que, además de todo, espero que los lec tores encuentren original. Para mí lo es porque ella no es policía. Es una psicó loga forense, una profesora, y la manera en que lleva a cabo la investigación no tiene nada que ver con la forma en que lo haría una policía. De hecho, hay un momento al principio de la novela donde ella misma acepta que no es policía, que no puede llegar la casa de alguien y obligarlo a hablar con ella; no puede llevarlo a una comisaría ni forzarlo de ninguna
manera. Pero, lo que en verdad la hace original, es que se transforma en la psicóloga de una muerta. Ella se adentra en su mente y lo hace a través de todas las cosas que dejó esa niña:
Los bebés robados en el Franquismo, tema de la trilogía de May R. Ayamonte
Elik G. Troconis
Con ocasión de su visita a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2024, entrevistamos a May R. Ayamonte, autora española que a sus 28 años tiene más de una decena de libros publicados.
May, empezaste a escribir a una edad muy temprana. ¿Cómo fue tu infancia en tu entorno y en la literatura, y cómo te influyó para decidirte a escribir? Bueno, vengo de una familia de superlectores. Nadie en mi familia escribe, pero mis padres siempre han sido unos ávidos lectores. Y desde que era niña, me inculcaron esa pasión por la literatura. Y empecé a escribir, no sé por qué, ni cómo, ni cuándo. Empecé a escribir historias, me anoté en concursos Nunca gané ninguno, pero me lancé a todo y descubrí que realmente me encantaba escribir. Y terminé mi primera novela a los 12 años y ya estaba escribiendo historias. Y fueron mis padres, justo ellos, los que vieron ese documento y me dijeron: “May, esto tiene 180 páginas, es bastante largo, parece un libro”. Y así empecé a escribir libros.
Hoy en día, pasas mucho tiempo promoviendo la lectura. ¿Qué situación ves entre los niños y jóvenes en España? Primero, veo que los jóvenes leen, que las nuevas generaciones siguen leyendo, aunque nos digan lo contrario, y que las redes sociales juegan un papel fundamental en esto. También veo que, cuando hablamos de literatura infantil, los peques leen mucho más que los adolescentes. Y cuando hablamos de España en particular, creo que hay un tema en el sistema educativo. Porque casi todos los niños de una clase, en el último año de colegio, leen. En primero de bachillerato, cuando cambian, en la adolescencia, prácticamente nadie lee. Creo que hay un problema en nuestro sistema educativo, que es no saber cómo fomentar la lectura.
Muy bien. Ahora háblanos de tu trilogía, que tiene como protagonista a Jimena Cruz.
Sí, la trilogía empieza con chicas salvajes, sigue con aguas sagradas y termina con niños malditos. Vamos a seguir a una periodista que se mete en el mundo de la investigación a raíz de un crimen cometido contra una persona que para ella es como su segunda madre.
¿Cómo surgió la idea de la trilogía? Bueno, en realidad, soy una autora que siempre ha escrito sobre temas políticos y sociales. Me apasiona mucho la literatura que tiene una función social y que es crítica con la sociedad. En la trilogía de Ximena Cruz, quería hablar del tema de los bebés robados, que fue algo que pasó en España durante el Franquismo y que también continuó después de la transición a la democracia hasta los años 90. De hecho, los bebés fueron robados hasta 1995. Quería hablar de la memoria histórica, del derecho a hacer justicia, a recuperar a nuestros muertos de las cunetas y muchas otras cosas que todavía son relevantes en nuestro país y que creo que podemos llevar a todas partes del mundo. Ese derecho a tener memoria y a hacer justicia.
ese patrimonio.
May, ¿en qué nueva historia estás trabajando ahora?
Bueno, en este momento estoy trabajando en una novela que se publica el año que viene, el 20 de marzo en España. Se llama Lo que esconde la noche y es una novela negra, muy distinta a esta trilogía, que se desarrolla entre Granada y Cuba. Es una novela inspirada en un caso real que ocurrió en Granada, y me conecta un poco con el tema del santuario cubano y otras cosas.
¿Algo más que quieras compartir con tus lectores mexicanos?
La historia de Ximena Cruz transcurre en Granada. ¿Por qué elegiste esta ciudad como escenario y qué papel juega en la historia?
Bueno, Granada es una protagonista más de la trilogía, sin duda. Es un personaje más. Porque además es una trilogía que se desarrolla en todos los lugares con historia que tiene Granada, que es una ciudad con mucho patrimonio. Sobre todo por el patrimonio que tiene Andalucía de la época de los árabes. Así que tenía claro que quería que fuera la protagonista, pero también tenía claro que mi narrativa tenía que tener un toque andaluz. Soy andaluza y, en España, Andalucía no es el epicentro de la cultura. Quería poner a Andalucía en el centro y que mi narrativa tuviera un toque andaluz. Y para eso tuve que elegir un sitio en Andalucía, y Granada es la ciudad en la que vivo desde hace muchos años, mi madre es
Solo que, si os gusta la novela negra y las historias con un enfoque social y político, donde las protagonistas son mujeres y son el centro de la trama, esta trilogía es para vosotras y para vosotros.+
Una víctima de la Liga Comunista 23 de septiembre en la nueva novela de María de Alva
Elik G. Troconis
Ya está en librerías Todo lo que no sabemos y nosotros no podíamos perder la oportunidad de entrevistar a su autora para conocer todos los detalles.
María de Alva, cuéntanos sobre este nuevo libro.
Es una novela que trata sobre la pérdida de un padre que muere asesinado, pero está narrado de una forma diferente a lo usual, porque los hijos de la víctima son quienes están tratando de entender lo que está pasando, porque los adultos no les dan toda la información. Por otro lado, hay una parte de la novela que está escrita como thriller policiaco, porque hay un detective que está haciendo toda la investigación, y es un caso político, dado que este señor muere víctima de la Liga Comunista 23 de septiembre, que era un grupo guerrillero que operaba en el país, especialmente aquí en Guadalajara (donde también hubo un asesinato de Fernando Aranguren), en Monterrey y en la Ciudad de México. Y hay otra narradora que es una de las hijas del hombre asesinado y que, desde el presente, se está enfrentando a un diagnóstico de cáncer. Esta mujer, ya en edad adulta, confrontada por su propia mortalidad, empieza a recordar la vida del padre.
Desde la contraportada del libro se menciona la “urgente necesidad de nombrar”. ¿Qué crees que cambia cuando nuestra historia, sobre todo la más dolorosa, se pone en palabras?
Mira, creo que es muy importante hablar de esta época en México porque se ha hecho poco. Muchos, sobre todo los jóvenes, ubican muy bien el 68, pero no saben nada de lo que pasó en los 70, donde hubo todos estos enfrentamientos y grupos guerrilleros que implosionaron en el país, y eso es lo que verdaderamente hace que en los 80 se formen nuevos partidos políticos y empecemos a democratizar el país. Y, por otra parte, está la vida privada. Me gusta repetir la frase de Balzac que dice que la novela es la historia privada de las naciones, lo que no ocurrió, pero sí sucedió. Y entonces, pensándolo de esa manera, vemos cómo la vida pública con este asesinato incide en la vida de los niños, en las familias de clase media en Monterrey, y cómo se enfrentan ellos a una pérdida por asesinato. Es muy complicado lidiar con ese duelo.
Dentro del texto, encontramos personajes como Eugenio Garza Sada y la Liga Comunista del 23 de septiembre. ¿Qué te llevó a elegir este contexto para tu historia? Bueno, hay un hecho de realidad en nuestra familia. Te nemos un tío que fue asesinado de esa forma. Aunque la novela está ficcionalizada, está basada en ese caso. Y todo lo que conllevó para nuestra familia lidiar con eso, so bre todo, claro, para mis primos y mi tía. Yo lo observaba más desde afuera. Aunque éra mos muy pequeños, nos dábamos cuen ta de que era algo súper impactante. Este caso, al con trario del de Fer nando Aranguren en Guadalajara, o el de Garza Sada, está documentado solo en la prensa. El expediente poli cial se perdió. No se investigó. Y en el país de injusticia, nunca se resolvió el caso. Nunca.
¿Cuál fue la voz más difícil de construir para ti dentro de la novela?
Me pareció importante que los niños hablaran, porque muchas veces nadie los escucha. Pero también fueron víctimas de la situación y tienen derecho a expresar lo que ellos están sintiendo. Creo que mucho de lo que rodea a un asesinato en una fami lia, o al menos esa fue mi experiencia, es el silencio y el secreto. Cómo una muerte tan violenta despierta tantas suspicacias y chismes, y, no sé, morbosidad. Se esconde mucho y no se habla abiertamente de lo que sucedió. El secreto, el silencio, quizás hasta de la vergüenza.
Y finalmente, María, ¿qué es lo que más te emociona de la fil?
Lo más esperanzador de la fil siempre es ver a la gran cantidad de gente haciendo fila con autores, comprando libros… ¿Por qué? Porque te da la esperanza de la viveza del libro. Es maravilloso todo el cartel de presentaciones que tenemos; sin embargo, yo me quedo, sobre todo, con la esperanza de que la gente lee, de que la gente compra libros, de que, a pesar de la tecnología, y de que dicen que las redes te distraen, la gente sí lee. Y eso, para mí, es lo más esperanzador.+
Victoria Aveyard, autora de la aclamada serie Red Queen, nos comparte el proceso creativo detrás de su nueva trilogía, Realm Breaker. Desde lecciones aprendidas hasta desafíos superados, Aveyard revela cómo su experiencia previa moldeó estas historias que consolidan su lugar como una de las narradoras más cautivadoras de la fantasía contemporánea. En esta entrevista, exploramos el desarrollo de sus personajes, su evolución como escritora y las decisiones clave que dieron vida a estas trilogías inolvidables.
Ximena Hutton
Tu serie Red Queen dejó una marca significativa en los lectores con sus temas de poder, traición y resiliencia. ¿Cómo influyó tu experiencia escribiendo esa serie en Realm Breaker y Fate Breaker? ¿Hubo elementos específicos de Red Queen que intencionalmente incorporaste en esta nueva serie o cosas que decidiste abordar de manera diferente?
Una de las maravillas, y también uno de los desafíos más grandes de ser artista, especialmente autora, es el deseo constante de superar tu trabajo anterior. Mientras escribía Red Queen, pensaba: "Estoy dando lo mejor de mí, usando mis mejores habilidades." Sin embargo, cuando comencé Realm Breaker y miré hacia atrás, me encontré reflexionando: "Dios mío, ahora veo cómo podría haberlo hecho mejor." Así que siento que cada libro ha sido una oportunidad para expandir, y espero mejorar, tanto mis habilidades como mi talento como escritora. Siempre esperas que tu obra más reciente sea mejor que la anterior, aunque inevitablemente, con el tiempo, puedas mirar atrás y notar cosas que podrías haber cambiado. Pero incluso en esos casos, aprendes algo valioso de cada experiencia.
En cuanto a lecciones específicas, creo que la más importante es ser más meticulosa y estratégica al construir las historias. Cuando reviso Red Queen, puedo identificar momentos en los que quizá cometí errores en la creación del mundo, fui demasiado general o no acerté en algunos detalles. Ahora trato de aprovechar esa perspectiva al escribir Realm Breaker y cualquier nueva obra en la que esté trabajando. Es difícil señalar lecciones concretas porque el proceso de aprendizaje es continuo; cada libro es un peldaño sobre el cual construyes el siguiente.
Con tantos personajes e hilos narra tivos, ¿cómo decidiste qué arcos priorizar en Fate Breaker ¿Hubo tramas que tuviste que cortar o condensar? No, realmente no hubo tramas que se elimi naran por completo en Fate Breaker. Una de las lecciones que aprendí al escribir Red Queen fue la importancia de ser muy intencional desde el principio en la construcción de Realm Breaker.
Desde el inicio, sabía que estaba escribiendo una trilogía y que estaba contando historias específicas, así que siempre tuve claro cuáles eran las piezas clave y cómo encajaban.
En Fate Breaker, sí hubo momentos en los que mi edi tor me señaló que ciertas esce nas eran demasiado extensas o que necesitaban ajustes, y en esos casos, las condensé o las trabajé más. Pero no hubo una trama completa que tuviera que descartar. Para cuando llegué al tercer libro, ya tenía todas las piezas del rompecabezas listas.
Ve la entrevista en mascultura.mx
fluido, como si cada pieza supiera exactamente dónde debía estar.
El viaje de Corayne ha sido central desde el principio. ¿Cuáles fueron los aspectos más importantes de su desarrollo como personaje que quisiste destacar en Fate Breaker?
Corayne inicia como una persona profundamente cínica, alguien que no se embarca en esta misión para salvar el mundo porque crea en ello o porque se vea a sí misma como una elegida. Para ella, es simplemente un medio para un fin: una forma de escapar de su pequeño pueblo y explorar el mundo que su madre le ha prohibido conocer.
Sin embargo, al final de la serie, Corayne se convierte en alguien completamente distinta. Se transforma en una persona que cree en las razones heroicas detrás de su misión y está genuinamente comprometida con salvar el mundo. Su viaje es, en gran medida, una transición del cinismo hacia una visión más colectiva, aprendiendo también a aceptar la ayuda de otros.
A lo largo de la serie, vemos cómo forma su propia familia elegida, un grupo de aliados que se convierte en su sostén emocional y estratégico. Pero al final del segundo libro, esta familia le es arrebatada, dejándola nuevamente sola. Esto plantea una pregunta fundamental: ¿cómo reaccionará cuando todo lo que ha construido le sea quitado?
De hecho, me gusta pensar en el proceso como un juego de dominó: voy colocando cada pieza en su lugar a lo largo de la historia, y en el último acto o libro, llega el momento de derribarlas todas. Sé que hice bien mi trabajo cuando, al llegar a ese punto, todo encaja y se siente
Esa dinámica es algo que siempre me ha fascinado al contar historias: llevar a un personaje por un arco de crecimiento, permitirle construir algo valioso y luego despojarlo de ello. Es un ejercicio poderoso para explorar quiénes son realmente los personajes sin las cosas que los han definido.+
Agustín Laje: Una conversación sobre Globalismo.
Ingeniería social y control total en el siglo XXI
Los libros de Agustín Laje siempre provocan polémicas. La aparición de Globalismo. Ingeniería social y control total en el siglo xxi es una invitación a discutir sus ideas. Platicar con él nos permite asomarnos a su obra y, por supuesto, detectar algunas de sus señas de identidad.
José Luis Trueba Lara
Lee+: Al adentrarse en Globalismo. Ingeniería social y control total en el siglo xxi pronto se descubre que en él te enfrentas a dos problemas cruciales, un clásico y otro moderno. El clásico es una suerte de arqueología de la ingeniería social, mientras que el moderno se refiere al papel que esta ingeniería tiene en nuestros días. Cuando estaba leyendo tu libro recordé los días en que durante mi estancia en la universidad creíamos que la ingeniería social nos iba a salvar: si la sociedad tenía un problema, los ingenieros sociales elegirían la mejor solución. Sin embargo, este proyecto fracasó por completo…
Agustín Laje: Fracasó porque el hombre tiene libertad. A pesar de esto, la idea de la ingeniería social es tratar al hombre como si fuera una máquina programable para hacer una tarea concreta, para comportarse de una forma determinada, para pensar de una manera específica, pero el hombre no es una máquina y el conocimiento de la ingeniería social siempre es limitado. A pesar de esto, la ingeniería social se revela como un mapa mental que muestra cómo debería ser la gente, cómo debería comportarse, cómo debería intercambiar, cómo debería producir, qué debería creer, qué debería pensar, por quién debería votar.
La ingeniería social sueña con la posibilidad de tratar al hombre como si fuera un conjunto de circuitos, cables e incluso como un código de computadora. De hecho, la idea de ingeniería social es un concepto único y particular en el mundo industrial donde el ingeniero es el fabricante de máquinas. En nuestro mundo postindustrial,
podríamos hablar de un programador social o de un creador de algoritmos en el ámbito de la vida social.
Sin embargo, la ingeniería social falla o el programador social falla porque la información que puede tenerse no es capaz de mostrar todos los datos sobre los comportamientos, los pensamientos y la cultura de las personas. Esto es muy peligroso, pues cuanto más falla la ingeniería social, más se convence la gente de que está fallando por falta de poder, por falta de coerción. Esto provoca que los mecanismos represivos de los Estados para tratar de moldear la sociedad se vuelvan más duros y terribles.
La idea de la ingeniería social en su versión más extrema son los totalitarismo del siglo xx, que también fracasaron: el único lugar donde la ingeniería social existía como un producto exitoso para lograr el control total sobre el ser humano fueron los campos de concentración. Estos eran los únicos lugares donde la libertad podía ser tan aplastada que el hombre se convertía en un número y perdía su identidad y todos sus derechos. Solo en ellos se podía generar el efecto que el líder del campo de concentración predefinía.
Lee+: Cuando miramos el mundo del globalismo nos encontramos con una realidad escalofriante: muchos se han olvidado de que la humanidad existe y, tal vez por esto, empezaron a aparecer grupos tribales muy violentos. A veces pienso que estamos en los albores de un nuevo totalitarismo que está en manos de las minorías que solo buscan vengarse.
Agustín Laje: Me gusta la palabra tribal porque contrasta con la palabra popular. El totalitarismo del siglo xx
siempre apelaba a la idea de un pueblo monolítico, ya fuera en términos de clase social, de raza o incluso de una nación. Ahora, los riesgos totalitarios del siglo xxi ya no provienen de mayorías homogéneas, sino de minorías ultravictimizadas que forman grupos tribales que empiezan a exigir una serie de tratos desiguales ante la ley para reparar los daños reales o imaginarios que han padecido a lo largo de la historia.
Hay grupos tribales para todos los gustos, pero también existe un fenómeno actual que es muy peligroso. Me refiero al que da título a este libro: el globalismo hoy campea en el planeta. El globalismo no es otra cosa más que una forma de control político que no corre por cuenta del Estado, sino por entidades supranacionales. Estamos hablando de cuerpos supraestatales que aumentan sus atribuciones, que crean agendas para las naciones cuyos ciudadanos no discuten ni definen. Es más, ni siquiera las votan o las aprueban, sino que simplemente les son impuestas. Estos organismos internacionales avanzan a tal velocidad que en las Naciones Unidas —cuando se presentó la Agenda 2045— se exigió un decremento de soberanía a las naciones para fortalecer la gobernanza global. Incluso se propuso la creación de un sistema de impuestos global para financiar a los organismos internacionales, además de los nacionales. Este es un nuevo contexto, es un contexto donde ya no hay un pueblo, sino minorías, hay grupos tribales, y ya no hay un Estado opresor, sino que aparece otra bota que aplasta aún más gracias a los organismos supranacionales.
Lee+: Durante muchos años aprendimos y repetimos una idea de la Ilustración: un Estado es la suma perfecta de un territorio, unas leyes y una población. Incluso aprendimos que su principal valor es la soberanía, pero hoy nos enfrentamos a una criatura absolutamente distinta.
Agustín Laje:
La idea del Estadonación que aprendimos en la escuela se refiere a un ente vivo que tiene una fecha de nacimiento y, además, puede tener una fecha de caducidad. El nacimiento del Estado moderno estaba caracterizado por una serie de ideas precisas: en el Leviatán, Hobbes le atribuía un alma que se llamaba “soberanía”. Este concepto va de la mano con el desarrollo del Estado moderno a lo largo de los siglos. Todos los filósofos políticos la abordaron desde diferentes ángulos. Hobbes estaba convencido de la soberanía absoluta. Locke buscaba conducirla por el camino del liberalismo clásico y alejarla de la vida, la libertad y los bienes privados de los ciudadanos. Rousseau la entregó al pueblo. Efectivamente, la soberanía acompañó la vida de esta criatura llamada “Estado moderno”.
El problema es que esa soberanía dependía de un territorio bien definido para saber hasta dónde llegaba el poder de esa autoridad estatal y también dependía de la presencia de un grupo humano unido en lo que llamamos una “nación”. Pero hoy todo esto está en crisis: el tema de las fronteras, el asunto del derecho internacional público (el cual se ha colocado por encima del derecho nacional) el crecimiento y el aumento del poder de los tribunales internacionales son algunas de las nuevas señas de identidad. Hoy esperamos el veredicto la Corte Penal Internacional de la onu sobre los conflictos en Oriente Medio y en nuestro continente esperamos las palabras de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Todos estamos a la espera de lo que se deci-
da en las instancias supranacionales. Estamos en un punto de inflexión, estamos dejando atrás la estructura de gobierno del Estado para pasar a una nueva forma de gobierno: una gobernanza global, que es el tema de mi libro. El problema es que nuestros mecanismos para limitar el poder parten de la premisa de que uno está siendo gobernado por un Estado moderno. Un ejemplo muy claro es la Organización Mundial de la Salud. Esta fue la que marcó las pautas sobre cómo enfrentar la pandemia de Covid-19. Y, en este momento, esa misma organización ha propuesto un tratado internacional sobre las pandemias para que, en los eventos del futuro, los países soberanos le cedan su poder con tal de que tenga más atribuciones políticas sobre los pueblos. No es que ya exista un gobierno global en este momento, el problema es otro: hoy se están creando las bases para que el poder salga de las manos del Estado nacional y se fusione con las élites globales.
Una cosa es la globalización (entendida como la aceleración de los intercambios comerciales sobre todo entre los pueblos) y otra cosa es el
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globalismo como una concentración de atributos políticos. La globalización es un bien para todos en la medida que genera un contacto entre los pueblos. Kant soñaba con esto, pero cuando las decisiones de tu nación quedan en manos de burócratas internacionales, la democracia se convierte en una pantomima, se vuelve una ilusión. Yo separaría esas dos dimensiones: una cosa es estar económicamente integrado, y otra muy diferente es estar políticamente integrado, cediendo derechos democráticos a los organismos internacionales que al final definen tu destino.
Yo espero que el nacionalismo del siglo xxi sea un freno para los apetitos de las potencias supranacionales. El pueblo no puede perder el control de su destino, eso es absolutamente antidemocrático. Pero también espero que el nacionalismo entienda que está en un contexto de globalización y que este contexto le da la oportunidad de reafirmarse como nación en un intercambio pacífico con otros países.+