AÑO 8 NÚMERO 86 JULIO 2016
EL LIBRERO DE...
ROSA BELTRÁN
03
“La literatura es el mayor consuelo que yo encuentro en los momentos difíciles. Me ha ayudado a sobrevivir y superar muchas etapas”, dice la escritora mexicana Rosa Beltrán (Ciudad de México, 1960) cuando nos habla de su biblioteca. Autora de libros como La corte de los ilusos (1995), El paraíso que fuimos (2002), Alta infidelidad (2006), Efectos secundarios (2011) y El cuerpo expuesto (2013), considera que no tiene muchos libros. +
Valeria Moheno©
¿Cuántos libros tienes? No tengo muchos, serán aproximadamente unos seis mil volúmenes. Es muy difícil para mí deshacerme de algunos a pesar de que sé que es un problema verse envuelto entre ellos, verse ya no arropado sino verdaderamente invadido. ¿Cuál es el más nuevo? El más nuevo me lo acaban de regalar, me lo dio mi amiga Ana García Bergua, su más reciente libro de cuentos La tormenta hindú y otras historias. ¿Cuál es el libro más viejo? Tampoco tengo libros incunables, ésos prefiero consultarlos en las bibliotecas, pero tengo alguna versión antigua de la Odisea y otras del Quijote. Tengo una que no es antigua pero que a mí me gusta mucho, la primera edición de Cien años de soledad, y le tengo mucho, mucho cariño. ¿Cuál es tu favorito? Depende del día y de lo que esté haciendo. Por supuesto que tengo muchos a los que vuelvo continuamente, soy una lectora muy apasionada de la novela del siglo xix, pero me gusta mucho también la literatura de Europa oriental, la novela en particular, y desde luego la literatura latinoamericana. Acudo continuamente a Flaubert, a la novela rusa y a Las aventuras del soldado Schweik. Quizá mi literatura favorita sea la inglesa y sus autoras contemporáneas, como Lionel Shriver, Alice Munro, Margaret Atwood o Janet Winterson. ¿Qué libro no has leído aún? Son muchos, no sólo los libros que encuentro en las librerías o en los suplementos, no sólo los que no tengo, sino muchos de los libros que están en esta casa. Uno siempre tiene el sueño de que va a llegar a una edad en la que te vas a dar el tiempo de leer, sólo de leer, que todo esto que reuniste lo leerás alguna vez, y un día cumples cierta cantidad de años y te das cuenta de que no te va a dar la vida para leer todo lo que quieres. Espero seguir leyendo hasta el último día de mi vida.
¿Cuál es la joya de la corona del librero? Cien años de soledad, porque lo leí en una etapa muy importante de mi vida, a los catorce años, cuando mis padres me dijeron que se iban a divorciar. No lo leí por eso sino que coincidió. A los catorce años no se cuánto entendí pero me marcó, recuerdo las imágenes, ese mundo extraordinario construido con palabras. También Pedro Páramo, del que tengo muchas versiones, me sigue pareciendo la mejor novela escrita en México. ¿Qué libro has regalado? He regalado muchas veces la Antología de la crónica latinoamericana actual, compilada por Darío Jaramillo; también he regalado Crímenes, de Ferdinand von Schirach, autor alemán que es juez y escritor. Este libro está basado en algunos casos atípicos que se le presentaron. ¿Qué libro te falta? Me faltan muchos libros que no se pueden conseguir porque no se reeditan. Ahora que soy editora en la Dirección de Literatura de la unam tengo la oportunidad de saber que los libros no se reeditan sobre todo por cuestiones de derechos de autor. Por ejemplo, de Salvador Novo hay libros que sólo se pueden consultar en bibliotecas. ¿Cuál libro no has regresado? (es decir, que no es tuyo). Tuve muchos años un libro que no regresaba porque lo seguía consultando, un préstamo de la biblioteca de la unam, un libro que resellaba y resellaba. Terminé devolviéndolo. Tampoco pido muchos libros prestados, anoto los títulos y los compro. ¿Qué autor se repite más veces en el librero? Se repiten de dos maneras: algunas veces tengo varias ediciones de un mismo título, novelistas del xix y de la primera mitad del xx, las tengo en inglés y en español, porque algunas son mejores ediciones que otras. Algunos libros están repetidos pensando en que voy a regalarlos. Cuando un libro me gusta mucho no lo presto, no lo hago porque sé que no me lo van a devolver, y porque es muy difícil conseguirlo. Compro varios ejemplares y los voy regalando. +
If you think you are too old to rock and roll then you probably are. Lemmy Kilmister
EDITORIAL
CONTENIDO
El rock 'n' roll es como un personaje de novela: nadie sabe de dónde vino ni cuándo llegó. Como esos forasteros que un buen día atraviesan la frontera del pueblo, se instalan en cualquier sitio y luego van mostrando los conocimientos que esconden debajo del sombrero, maravillando a los testigos que de pronto los rodean, su aparición cimbró como pocos movimientos sociales y culturales la vida de los jóvenes estadounidenses que después de la Segunda Guerra Mundial no querían seguir bailando al son de las big bands, como sus padres.
EL LIBRERO DE… Rosa Beltrán
03
SUEÑOS, RUIDO Y ROCK & ROLL Niños a ¡leer!/ Karen Chacek
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PABLO CARBONELL Entrevista
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ROGELIO FLORES Entrevista
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ROCK 'N' ROLL
Una de las características del rock es que se trata de un no-género porque en realidad es una actitud. “El rock es el fundamento para comprender la historia reciente y los eventos actuales, donde la evolución de los jóvenes como sujetos sociales está unida al deseo de libertad, la intolerancia hacia la autoridad y un renovado interés hacia las culturas populares o esotéricas como “alternativas” al statu quo. El rock es la recuperación de la vida cotidiana vista a través de los ojos de diversas y asombrosas formas de expresión poco comunes”, dice Ernesto Assante en su libro Leyendas del rock. El debate sobre cuál fue la primera canción rock ‘n’ roll es muy añejo y no ha arrojado resultados convincentes. En el libro What Was the First Rock ‘N’ Roll Record?, de Jim Dawson y Steve Propers, cincuenta canciones compiten por el privilegio, en un periodo que va de 1944 a 1956. “Good Rockin’ Tonight”, de Roy Brown, interpretada por él mismo en 1947 pudiera ser la primera, pero hay quienes afirman que la célebre “Rock Around the Clock”, interpretada por Bill Halley y sus Cometas en 1954 —la canción alcanzó el número uno en las listas de popularidad tanto de Estados Unidos como en Gran Bretaña— catapultó al género hacia la fama convirtiéndose en un “antídoto contra el aburrimiento” como dice Bob Stanley en su libro Yeah! Yeah! Yeah! La historia del pop moderno. Canciones de Fats Domino, Chuck Berry y Little Richard también compiten por llevarse el oro. El rock se parece mucho a la literatura: hay libros que apenas se leen una vez, se disfrutan toda la vida, como las buenas canciones que pueblan nuestros soundtracks íntimos; hay escritores que como rockstars se escabullen de las muchedumbres que desean acercárseles para una selfie y un autógrafo. Cada uno de nosotros podría enumerar una lista de diez canciones y diez libros que nos llevaríamos a una isla desierta. Al igual que los libros, el rock es parte de nuestra vida. Por todo lo anterior Let´s rock y ¡que viva el rocanrol!
Ilustración original de Alejandro Magallanes
loquehacealejandromagallanes. blogspot.mx/
Directora general Yara “Bowie” Vidal yara@revistaleemas.mx
DEJE EN PAZ AL CHAMACO Fábulas del Tío Hoffs/ Antonio Malpica
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EL RINCÓN GOURMET
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OTRA FORMA DE ROCKEAR Jóvenes/ Raquel Castro
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CUATRO LECTURAS EXTRAORDINARIAS SOBRE GENTE COMÚN Paulina del Collado
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ÁRBOL GENEALÓGICO DEL ROCK
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YO NO TENGO RELIGIÓN, VIEJITO, TENGO EL ROCANROL Nerd Plus/ Bernardo Fernández-Bef
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WE'RE NOT GONNA TAKE IT! DeMente/ Yara Sánchez de la Barquera Vidal
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LA NARRATIVA (Y LA LITERATURA) DENTRO DEL ROCK PROGRESIVO Ricardo Otero LOS CLÁSICOS Mono-grafías/ F. G. Haghenbeck
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SOLEDAD Cuento/ Gabriel Rodríguez Liceaga EL PERFIL Sam Phillips
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LOS+VENDIDOS
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NO FICCIÓN
FICCIÓN YO ANTES DE TI Jojo Moyes SUMA DE LETRAS Lou Clark sabe muchas cosas. Sabe cuántos pasos hay entre la parada del autobús y su casa. Sabe que le gusta trabajar en el café Buttered Bun y sabe que quizá no quiera a su novio Patrick. Lo que Lou no sabe es que está a punto de perder su trabajo o que son sus pequeñas rutinas las que la mantienen en su sano juicio. Will Traynor sabe que un accidente de moto se llevó sus ganas de vivir.
LA CHICA DEL TREN Paula Hawkins PLANETA Cada mañana lo mismo: el mismo paisaje, las mismas casas y la misma parada en la señal roja. Son sólo unos segundos, pero le permiten observar a una pareja desayunando tranquilamente en su terraza. Siente que los conoce y se inventa unos nombres para ellos: Jess y Jason. Su vida es perfecta, no como la suya. Pero un día ve algo. Sucede muy deprisa, pero es suficiente.
EL AMASIATO Álvaro Delgado EDICIONES PROCESO
En 2006, poco antes de la celebración de los comicios presidenciales, tuvo lugar una minicumbre en cierto hotel de la Ciudad de México; ahí, el entonces gobernador Enrique Peña Nieto le garantizó una considerable cantidad de votos al candidato presidencial panista, Felipe Calderón, el mismo porcentaje con el que él fue declarado gobernador.
CÓMO GANAR AMIGOS E INFLUIR SOBRE LAS PERSONAS Dale Carnegie DEBOLSILLO El único propósito de este libro es ayudar al lector a que descubra, desarrolle y aproveche esos poderes latentes que no emplea. Algunos puntos importantes del contenido son: Técnicas fundamentales para tratar con el prójimo. Si quiere recoger miel, no dé puntapiés a la colmena. El gran secreto para tratar con la gente.
GRATITUD Oliver Sacks ANAGRAMA
EL DIARIO DE TITA Laura Esquivel SUMA DE LETRAS Veinticinco años después de la publicación de Como agua para chocolate y luego de haber conquistado a más de siete millones de lectores, Laura Esquivel vuelve con la segunda parte de esta maravillosa historia aderezada con las pasiones, la magia de la gastronomía y la búsqueda del amor. En estas páginas nos adentramos en el universo íntimo de Tita de la Garza a través de su diario.
CINCO ESQUINAS Mario Vargas Llosa ALFAGUARA La idea de esta novela comenzó con una imagen de dos amigas que de pronto una noche, de una manera impensada para ambas, viven una situación erótica. Luego se fue convirtiendo en una historia policial, casi en un thriller, y el thriller se fue transformando en una especie de mural de la sociedad peruana en los últimos meses o semanas de la dictadura de Fujimori y Montesinos.
En febrero de 2015, Oliver Sacks recibió la noticia de que el melanoma que le habían diagnosticado en el ojo diez años antes había hecho metástasis y ahora le afectaba al hígado. A los pocos días escribió el ensayo “De mi propia vida”, en el que expresaba su inmenso sentimiento de gratitud por haber tenido una existencia plena tanto en el plano vital como en el intelectual.
EL CAZADOR DE HISTORIAS Eduardo Galeano SIGLO XXI
En esta obra, que terminó un año antes de morir, Eduardo Galeano sale a cazar en esa jungla para mostrarnos con crudeza, con humor, con ternura el mundo en que vivimos, desnudando ciertas realidades que, pese a estar al alcance de la mano, no todos llegan a ver.
HISTORIA DE UN CANALLA Julia Navarro PLAZA & JANÉS
EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO Viktor Emil Frankl HERDER
Thomas Spencer sabe cómo conseguir todo lo que desea. Una salud delicada es el precio que ha pagado por su estilo de vida. Desde su último episodio cardiaco, una sensación se ha apoderado de él. En la soledad de su lujoso apartamento de Brooklyn no puede evitar preguntarse cómo habría sido la vida que conscientemente eligió no vivir.
Estremecedor relato en el que Viktor Frankl narra su experiencia en los campos de concentración. Él, que todo lo había perdido, que padeció hambre, frío y brutalidades, que tantas veces estuvo a punto de ser ejecutado, pudo reconocer que, pese a todo, la vida es digna de ser vivida y que la libertad interior y la dignidad humana son indestructibles.
JÓVENES UNO SIEMPRE CAMBIA AL AMOR DE SU VIDA Amalia Andrade PLANETA
ELEANOR & PARK Rainbow Rowell ALFAGUARA
FESTIVAL DE LA BLASFEMIA Dross TEMAS DE HOY
LA SELECCIÓN Kiera Cass ROCA EDITORIAL
CARTAS DE AMOR A LOS MUERTOS Ava Dellaira VERGARA Y RIBA EDITORAS
07
ELECTRÓNICOS
ARTE
YO ANTES DE TI Jojo Moyes SUMA DE LETRAS Lou Clark sabe muchas cosas. Sabe cuántos pasos hay entre la parada del autobús y su casa. Sabe que le gusta trabajar en el café Buttered Bun y sabe que quizá no quiera a su novio Patrick. Lo que Lou no sabe es que está a punto de perder su trabajo o que son sus pequeñas rutinas las que la mantienen en su sano juicio.
Véndele a la mente, no a la gente Jürgen Klaric Yopublico La neurociencia está invadiendo de manera positiva muchos sectores del mercado, trasformando con descubrimientos y tecnología clínica la forma de entender, mejorar, rentabilizar e innovar cómo operamos y hacemos nuestro trabajo.
DESPUÉS DE TI Jojo Moyes SUMA DE LETRAS La esperada segunda parte de Yo antes de ti. Lou Clark tiene muchas preguntas. Lo único que Lou sabe con certeza es que algo ha de cambiar. Y una noche sucede. Pero ¿y si la desconocida que llama a su puerta tiene incluso más preguntas y ninguna de las respuestas que ella busca? Si cierra la puerta, la vida continúa, sencilla, organizada, segura. Si la abre, lo arriesga todo de nuevo.
LA MAGIA DEL ORDEN Marie Kondo AGUILAR
KAHLO Gerry Souter NUMEN Detrás de los retratos de Frida Kahlo se ocultan tanto la historia de su vida como la de su obra. Es precisamente esta combinación la que atrae al espectador. La obra de Frida es un testimonio de su vida. Pocas veces se puede aprender tanto acerca de un artista con sólo contemplar lo que él inscribe dentro del marco de sus cuadros.
EL JARDÍN SECRETO Johanna Basford MTM Por fin tenemos aquí la esperadísima reimpresión de El jardín secreto, un éxito de ventas internacional que entusiasma a grandes y pequeños con sus fantásticas y minuciosas ilustraciones. Un imprescindible para los amantes de la naturaleza y la creatividad.
COLOREAR PARA RELAJARSE PARRAGON Colorea tu senda hacia la serenidad y la paz interior con este fantástico libro de dibujos relajantes. Pintar motiva la conciencia plena y reduce el estrés; es una actividad que relaja y, al mismo tiempo, estimula la creatividad. Olvida las preocupaciones del día a día y alcanza un estado mental zen simplemente pintado.
DISEÑOS MARAVILLOSOS ANIMAE
Marie Kondo te ayudará a acomodar tus espacios de una vez por todas con su sencillo método KonMari. La clave para mantener el orden exitosamente está en acomodar los objetos de tu casa, habitación, apartamento, estudio u oficina en forma correcta, manteniendo sólo lo que realmente amas y limpiándolo todo a la vez.
¡Coloree su camino a la serenidad! Este libro para colorear, lleno de hermosos y detallados patrones y diseños interactivos que rebosan creatividad, le proporcionará horas y horas de relajación y alivio del estrés. Saque sus colores, apague el celular, encuentre su página favorita ¡y dé rienda suelta a su imaginación!
FUERA DE SERIE. POR QUÉ UNAS PERSONAS TIENEN ÉXITO Y OTRAS NO Malcolm Gladwell TAURUS
EL BOSQUE ENCANTADO Johanna Basford MTM
¿Qué diferencia a quienes hacen algo especial en la vida de quienes no lo hacen? Fuera de serie explora las curiosas historias de los grandes jugadores de futbol; bucea en la peculiar infancia de Bill Gates; busca qué convirtió a Los Beatles en el mejor grupo de rock; y se pregunta qué distingue a los pilotos que estrellan aviones de los que no.
Johanna Basford vuelve a maravillarnos con su nuevo libro para colorear, un fabuloso bosque encantado que esconde en su espesura animales y objetos mágicos, y especiales símbolos que nos deparan fantásticas sorpresas. Una nueva explosión de belleza de la mano de la autora del best-seller internacional El jardín secreto.
NIÑOS EL DÍA QUE LOS CRAYONES RENUNCIARON Drew Daywalt/ Oliver Jeffers FCE
EL PRINCIPITO Antoine de Saint-Exupéry EMECÉ
EL DÍA QUE LOS CRAYONES REGRESARON A CASA Drew Daywalt/ Oliver Jeffers FCE
DESTROZA ESTE DIARIO Keri Smith PAIDÓS
EL LIBRO SALVAJE Juan Villoro FCE
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Portada del libro Gus y yo, de Keith Richards (Malpaso Ediciones)
Let’s rock, everybody, let’s rock! Elvis Presley
¿Se nace con un talento singular por designio divino? ¿Es que la lotería de la vida nos otorga un encanto único al combinarse el material genético de nuestros padres? ¿Será que eso llamado vocación es resultado de las circunstancias en las que transcurrieron nuestros primeros años de vida? Puede que todas las posibilidades citadas sean correctas o quizá ninguna lo sea. Pienso en Bruno Rayado, por ejemplo, a quien sus padres vieron muchas tardes bailar al ritmo de su música favorita, sin darle mayor importancia al asunto. En cambio la tía Gloria no dudó en ver un talento especial en su sobrino y un buen día, sin que fuese su cumpleaños ni nada, le mandó de regalo un instrumento musical de viento, de ésos con botones para producir diferentes sonidos y crear melodías —o eso pensaba Bruno que hacía al soplar con todas sus fuerzas—, porque sus padres y los padres de sus amigos opinaban otra cosa: ¡Por piedad, paren ese ruido! ¡Un niño con una trompeta es peor que diez niños ruidosos! A la pregunta de si la tía Gloria tuvo o no razón con respecto al talento de su sobrino, Un regalo para Bruno, de Katja von Mensing (fce), responde —y no— el interrogante. Lo que sí es seguro es que este libro lo que tiene de rayado lo tiene de divertido. Cuando medito sobre eso que llamamos talento y después observo a mis amigos que considero talentosos o leo las biografías de personajes reconocidos, confirmo una y otra vez la presencia de un elemento clave en la
historia personal de la mayoría: haber contado con el voto de confianza de alguien; un ser querido, un tutor, un experto, quizá un extraño, pero alguien que creyó sin titubeos en su potencial para crear algo significativo, aun en circunstancias adversas. Días de rock de garaje, de Jairo Buitrago (SM), nos habla de este asunto en primera persona y con la voz fresca y aguerrida de Juliana, quien a sus once años tiene claro cuáles son sus afectos y los defiende a todo volumen aunque no sean afectos comunes entre las demás chicas de su edad. Las cosas en su casa tampoco son muy sencillas: su padre se marchó para no volver, su madre trabaja el día entero, pero el dinero no les alcanza y su hermano… él la ve tal cual es. Ahí está la magia. Este libro construye a lo largo del relato una de las mejores definiciones de la palabra hermano que he leído. Así pues, bien acompañada en las buenas y en las muchas malas, Juliana descubre que alguien puede hacer una canción con su propio nombre, que ella misma puede producir música y, mejor aún, que hay otros en el mundo que se parecen a ella y aprecian el ímpetu que pone al rasgar las cuerdas de su guitarra vieja para hacerla sonar como un bajo. La historia te atrapa como esas buenas canciones que dan ganas de volver a escuchar. Además responde muchos interrogantes sobre los orígenes del rock 'n' roll y su deuda innegable con el blues y el jazz. Una chulada.
Bien, ahora la pregunta del millón: ¿bastará con tener talento y contar con apoyo moral para poder hacer vida de tu vocación? En algunos casos puede que sí. Pero acorde a lo que ha puesto en palabras uno de los mejores guitarristas de la Historia, al talento hay que sumarle paciencia y dedicación. Gus y yo, de Keith Richards (Malpaso Ediciones), publicado por primera vez en 2014 y escrito por el mismísimo Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones y abuelo de cinco nietos, es un tributo que Richards hace a su abuelo Gus. En el libro relata la sucesión de eventos afortunados de su infancia y adolescencia que lo llevaron a convertirse en el músico excepcional que es. Si bien todos en la familia de Richards llevaban una vida musical —su abuelo tocaba el violín, el saxo y la guitarra; su abuela tocaba el piano; su madre siempre tenía la radio puesta; su tía cantaba canciones de los Everly Brothers—, lo que Gus le enseñó a Richards fue primero a concebir un sueño, después a ser paciente hasta que llegara el momento propicio para echar a andar su consumación. Muchos adultos se contentan con repetirle a sus hijos o nietos la frase “Cuando seas más grande podrás hacerlo”, en cambio Gus tuvo una manera muy original de convencer a Richards de esperar. Así también reconoció el momento propicio para enunciar frente a su nieto las palabras mágicas que habrían de encaminarlo a convertirse en el personaje que hoy conocemos. (El libro incluye un CD.) +
Entrevista con Pablo Carbonell
Menudo reunió a más de cien mil personas en el estadio Azteca; hacia 1987, Emmanuel se presentó en la Plaza México y en el Zócalo. La oportunidad para el rock en español llegó de la mano del ibérico Miguel Ríos, al presentarse el 29 de abril de 1989 en la Plaza de Toros México. La presencia de este rockero español le abrió la puerta a otras bandas que habían crecido en el contexto de la “movida madrileña”, movimiento cultural surgido después de la muerte de Franco y durante la transición a la democracia. Entre ellos, Los Toreros Muertos, grupo de nombre polémico, que conjuntaba cierto grado de performance y una música que pretendía parodiar el rock, y cuyas composiciones hoy se siguen escuchando.
D
espués del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, celebrado en septiembre 1971, el rock nacional dejó la escena por la puerta de atrás. El gobierno no vio con buenos ojos que miles y miles de jóvenes se reunieran de improviso sólo para escuchar música. Y es que aún resonaban los ecos del conflicto estudiantil de 1968 y tres meses antes del Woodstock mexicano, el 10 de junio, había sucedido “el Halconazo”. Mediante una prohibición no escrita, el rock se convirtió en un movimiento clandestino, practicado en hoyos fonqui, siempre bajo el temor de que la policía irrumpiera y arrestara a todos los asistentes. El rock nacional sobrevivió como pudo, flotando como una sombra en las periferias, a la espera de mejores condiciones. Hasta la década de los ochenta las cosas comenzaron a cambiar. The Police, por ejemplo, se presentó en noviembre de 1980 en un salón del nunca terminado Hotel de México. Un año después, en octubre de 1981, el grupo inglés Queen tocó en las ciudades de Monterrey y Puebla, aunque en la angelópolis las cosas se salieron de control durante el primer concierto, al grado de que alguien lanzó al escenario una bolsa con tierra que se estrelló contra la guitarra de Brian May. Por su parte, Freddie Mercury esquivó un botellazo. El pop, sin querer, fue abriendo la posibilidad de conciertos masivos en la ciudad. En 1983 el grupo puertorriqueño
Mediante correo electrónico tuvimos la oportunidad de conversar con uno de sus fundadores: Pablo Carbonell, su vocalista, quien acaba de publicar un libro autobiográfico llamado El mundo de la tarántula, en el que narra buena parte de su vida, desde el niño que acudía a la escuela, hasta el padre de familia. Nacido en Cádiz en 1962, como buena estrella de rock, su energía aún no se apaga y continua haciendo no sólo música, también cine y televisión. ¿Cómo surge la idea de escribir tus de memorias? Yo había leído un libro titulado Cosas que los nietos deben saber, de Mark Oliver Everett, cantante de Eels, mi grupo favorito. El caso es que me gustó y mandé a través de Twitter un mensaje de felicitación a la editorial Blackie Books. Jan, su editor, se puso en contacto conmigo y me dijo que yo también tenía un libro que escribir. Conforme leemos el libro, nos vamos enterando de todas las actividades que realizaste, los trabajos que tuviste y que desembocarán en convertirte en cantante de un grupo de rock. ¿Todos esos años de formación previa son como las patas de una mesa: de haber faltado una, no habrías llegado a Los Toreros Muertos? Bueno, Los Toreros Muertos no son mi meta, o sólo lo son en lo que abarca mi interés por satirizar con los estilos musicales y mis ganas de divertirme convirtiéndome en una estrella del rock. Por otro lado disfruto mucho con la interpretación, las películas, reportajes, teatro o, como ahora, con la literatura. Estoy en deuda con una serie de cosas, mis padres, mis amigos, mi cuna, la gente que me ha enseñado el camino, los acontecimientos que me
han formado como persona o como artista. Empiezas a juntar y a juntar y te salen trescientas setenta páginas, que no son más porque la editorial, con acierto, me quitó el libro de las manos. La parte biográfica podría estar escribiéndola toda la vida, como es evidente. Por cierto, Jan me quitó el libro porque quería que fuera presentada en el día de los libros en Cataluña, el día de Sant Jordi, lo que no sabía es que ese día yo estaría con Los Toreros Muertos en México. Parece mentira que algunas canciones compuestas hace más de treinta años hoy serían condenadas por las buenas conciencias debido a su incorrección política, pero se supone que ahora somos más libres y civilizados. ¿Qué ha pasado? Que nos hemos ido quitando libertades nosotros mismos. Nos hemos olvidado de que todas las palabras deben ser pronunciadas y que la exposición de distintas actitudes no tiene por qué ser una incitación a las mismas. Muchas veces este juego de espejos que una canción proyecta nos muestra una imagen que nos provoca una reflexión. Reflexionar nunca ha sido malo y, salvo el insulto deliberado, o la falsedad, todo debe ser dicho. Es sano. La libertad de expresión es como la espita de las ollas exprés: si no se libera el vapor, la imaginación, la opinión, la olla explota, la sociedad se enferma. Una de las características del rock español, al menos el de las décadas de los ochenta y los noventa, es el sentido del humor de sus letras. Ahora todos, o casi todos los grupos, quieren “tirar netas”, como decimos en México, pontificar y hablar de todos los temas. ¿A qué atribuyes este rasgo humorístico en el rock ibérico? Yo creo que es una burla a todo lo anterior. Cuando España entró en democracia, hubo una explosión de júbilo y lo normal es que la temática de las canciones fuera divertida. Había que celebrar el regreso de las libertades y eso creó canciones lúdicas sobre hombres en la nevera, zombies, viajes imaginarios, esoterismo, romanticismo y demencia. ¿Cuáles fueron las influencias que inspiraron la música de Los Toreros Muertos? Nosotros somos un grupo muy ecléctico. A Many le gustaba Leonard Cohen, a mí Frank Zappa; Guillermo era más de B-52’s. Todos confluimos en Talking Heads. Yo arrastro fervor por Los Beatles pero a Guille y a mí nos trastornó La gran estafa del rocanrol, de los Sex Pistols. En mis últimas letras me dejo llevar por el rigor de la rima consonante para demostrar que nuestro idioma castellano tiene una fuerza que debemos aprovechar y
We will we will rock you, we will we will rock you. Queen
así, pasito a pasito, vamos formando una personalidad que se parece a un juguete ecléctico donde todo tiene sentido gracias a la sátira. Los ochenta fueron la última década en que se podía hacer el ridículo (entendido esto como rareza, extravagancia) en todos los aspectos de la vida, sin sufrir demasiadas burlas. Después las cosas se pusieron serias y la música popular perdió frescura y esa dosis de desfachatez. ¿En tu opinión qué fue lo que pasó? ¿El “sistema” terminó absorbiendo esa fuerza? ¿El sistema decimal? Creo que, al igual que Tiburón, de Steven Spielberg, cambió el panorama del cine; se acabaron los motores tranquilos y los desvaríos psicodélicos: había que hacer pasta. Las grandes multinacionales han creado una especie de señuelos con los grupos a los que apoyan. Grupos políticamente correctos, meláncolicos, o insustanciales, donde la forma es más importante que el fondo. Más que nada porque no hay fondo en lo que hacen. Estos grupos aglutinan las preferencias del gran público y las cifras que manejan se convierten en la zanahoria atada al palo que persigue el burro toda la vida. Tener personalidad parece que espanta. Desde hace ya mucho tiempo, de manera periódica, se decreta la muerte de muchas cosas: de la novela, del arte, etc. ¿Qué pasa con el rock? ¿También murió hace mucho y no nos hemos dado cuenta? Hay cierta desidia en los escritores que ven que la aparición de sus novelas no alteran a la sociedad. Es muy difícil cambiar un mundo que sabemos que podría ser mejor con literatura, o incluso con canciones. Estamos todos perdidos en nosotros mismos y asistimos embobados al discurrir de una pelota sobre un campo, o miramos televisión mientras nos roban identidad y la cartera si nos descuidamos. En El mundo de la tarántula cuentas de la primera visita de Los Toreros Muertos a la Ciudad de México. ¿Cómo fue la experiencia de esa primera visita a México y la más reciente cuando tocaron en el Vive Latino de este año? Muy emocionante. Tuvimos que pasar mas de veinticinco años sin volver para demostrar que lo que hacíamos no provocaba algaradas ni creaba psicópatas, drogadictos o enfermos mentales. México ha cambiado mucho. Posiblemente estén ustedes viviendo la explosión de optimismo y creatividad, de fuerza, que tuvimos nosotros en los ochenta. Cuídense. No den un paso atrás. Canciones como “Yo no me llamo Javier” o “Mi agüita amarilla” siguen cantándose en fiestas, coreadas por jóvenes que nacieron mucho tiempo después que Los Toreros Muertos. ¿A qué atribuyes que tu música haya atravesado con éxito varias generaciones? No encuentro otra explicación como no sea que el sentido del humor es un conservante similar a la sal o al frío. Nosotros hemos echado algo de barriga, perdido pelo,
pero las canciones siguen siendo jóvenes, y vigentes. Yo soy el primer sorprendido. A la distancia, ¿cómo ves el movimiento llamado “movida madrileña? Se llama así, pero a mí me parece que fue algo global. Hay cosas que me gustan mucho, la libertad sexual, sin ir más lejos, pero había otras cosas que no entendía. Había mucha superficialidad, se dio excesivo culto a la estética y en ese sentido Los Toreros Muertos, que enviamos una imagen desastrosa y anacrónica, desprejuiciada y multiforme, hicimos un buen trabajo de demolición. En la actualidad no llega mucha música española a México, al menos rock, como si ya no se estuvieran haciendo nuevas cosas, o como si el pop, entendido como mujeres solistas que cantan tonaditas con samplers o grupos de chicos guapos y bobos, se hubiera tragado todo. ¿Consideras que el rock en español atraviesa por una crisis? Si es así, yo digo, a río revuelto ganancia de pescadores. Una crisis creativa es una mala noticia, pero no para mí. Mis parámetros siguen intactos. Mi forma de hacer también, he sobrevivido en todas las épocas que me ha tocado vivir y si tienes claro qué es lo que quieres se puede derrumbar todo a tu alrededor y tú sigues de pie. ¿Qué músicas escuchas actualmente? El silencio es mi música favorita. ¿Qué libros has leído últimamente? Cosas que los nietos deberían saber, que ya cité antes, que es como el padre de El mundo de la tarántula, e Instrumental, de James Rhodes, el hermano de mi libro. Me gusta leer biografías artísticas. Debo haberme vuelto medio vampiro, me gusta vivir la vida que me cuentan los demás. +
Por Jorge Vázquez Ángeles
EL MUNDO DE LA TARÁNTULA Pablo Carbonell BLACKIE BOOKS
Entrevista con Rogelio Flores
Cuando uno es adolescente H
no pasa nada
ace veinticinco años comenzaba la década de los noventa. En términos históricos es un periodo breve, ya no digamos desde el punto de vista geológico: apenas un parpadeo. Sin embargo, hace veinticinco años la vida era distinta, veamos si no: el internet existía pero su uso no se había popularizado; las computadoras trabajaban con lentos procesadores que necesitaban de disquetes de arranque de 5 ¼ o de 3 ½; los vinilos perdían terreno frente al CD, nueva y cara tecnología, y quien no poseía un walkman estaba fuera de moda. Los casetes eran muy populares a pesar de su poca calidad y eran el equivalente a las apps que hoy permiten que miles de usuarios puedan buscar y disfrutar de prácticamente cualquier canción, en cualquier lugar del mundo. Aunque no fue exclusivo de esa década, grabar un casete con canciones escuchadas en la radio era una costumbre muy popular, eran las listas de reproducción actuales. Las transmisiones en la televisión comenzaban a las doce del día y terminaban a las doce de la noche, y se podía fumar en todos lados. Testigo presencial, el escritor mexicano Rogelio Flores escribió una novela que retrata los años noventa en la Ciudad de México. El libro se titula Un millón de gusanos, editado por Resistencia, que tuvo la buena fortuna de llevarse el Premio Literario Lipp La Brasserie 2015. Antes de hablar sobre sus motivaciones para escribir la novela, lo sometimos a una serie de preguntas sacadas al azar de un mazo de cartas. Cree que la inspiración sí existe, aunque uno debe trabajar las ideas. Entre su recuerdos más felices está el momento en que su madre le leía Las aventuras de Tom Sawyer, mientras él era un niño, acostado en su cama. Le habría gustado escribir El gran Gatsby por su brevedad, por la historia detrás de ese libro —se dice que Fitzgerald lo escribió en veinticinco días—, por su profundidad e
intensidad. Le da miedo la muerte: más que la suya, la de sus seres queridos. Le gusta una frase de Raymond Chandler, de su novela Payback: “Si no fuera duro no podría estar vivo, si no fuera tierno no merecería estarlo”. Un libro, un disco y una canción importantes en su vida: “Cuando era adolescente una de mis canciones favoritas era “Lobo hombre en París”. En la vieja Gandhi de Miguel Ángel de Quevedo encontré un libro llamado El lobo-hombre, de Boris Vian, ahí entendí que La Unión se había inspirado en ese libro para componer la canción. Recuerdo que cuando leí “El amor es ciego”, otro cuento de ese libro, pensé en que quería dedicarme a escribir”. Como muchos proyectos en la vida, comenzar una novela es una aventura incierta, que puede llegar a nada a pesar de los esfuerzos. Así recuerda Rogelio Flores los inicios de lo que con el tiempo se convertiría en Un millón de gusanos: “La novela tiene dos momentos: cuando empecé a escribir ficción a los veinte años, escribí un cuento en el que un personaje estaba en una fiesta y se robaba los calzones de la anfitriona. El cuento no era bueno pero el personaje me cayó bien, un chavo común y corriente, con ciertos delirios de elocuencia, hablaba con mucha verborrea y se llamaba Román. Ahí conocí al protagonista. Más adelante empecé a esbozar una historia, ideas sueltas, y una vez en un viaje a Guadalajara, en el camión pasaron Las reglas de la casa de la sidra, película basada en una novela de John Irving. En esta novela los personajes son médicos: uno joven que está en contra del aborto, y otro más viejo, a favor; es un conflicto moral. Se me hizo interesante que un personaje fuera médico, que tuviera ese conocimiento sobre el cuerpo humano y sobre la vida y la muerte. En esas épocas estaba muy entusiasmado con un poema de Pablo Neruda llamado “No tan alto”. Se fueron juntando estos cabos y empezó a cobrar cuerpo la idea y ya después el aterrizaje fue muy fácil al recrear anécdotas mías y de mis amigos. El personaje resultó un chico gótico I wanna rock! Twisted Sister
que estudia medicina y se me hizo divertido que fuera así, que en el día estuviera vestido con ropa blanca y una bata, y en la noche de ropa negra y abrigo, un positivo-negativo, jugar con la dualidad. Por eso decidí que tendría un hermano gemelo que todo el tiempo le está hablando, un gemelo ya muerto, un alter ego, una conciencia que lo acompaña todo el tiempo”. Rubén, el hermano muerto, es una esencia nutrida en las vivencias del autor: “Para bien o para mal me familiaricé con la muerte desde muy chico, mi padre murió cuando yo tenía seis años. Después supe que mi mamá perdió un bebé antes de que yo naciera. De haber nacido, ese hermano habría sido más cercano a mí por edad que mis dos hermanos mayores. Siempre pensé con cariño en este hermano que no tuve, tiempo después conocí a un amigo, Hugo, por quien empecé a ir al tianguis del Chopo, a escuchar música de The Cure y a familiarizarme con ciertas cosas del mundo underground. Su madre y la mía eran amigas, por lo que desde que yo nací estuvo muy presente en mi vida. Lo quería mucho. Se fue a vivir a Europa y un día mi madre me dijo que había muerto. Ésa fue la primera vez que se moría alguien de mi edad. El personaje de Rubén tiene partes de ese hermano que no tuve y partes de mi amigo que sí tuve y que murió. En la narrativa es muy difícil no hablar de la muerte, siempre está presente y la novela habla de cómo superar un duelo y cómo la muerte te marca”. Un millón de gusanos es una novela sobre la juventud, aunque en la mente de Rogelio Flores la idea de que había escrito, en cierto sentido, una novela juvenil tardó en aflorar: “Cuando comencé a escribir la novela, una vez que me di cuenta de que ya era algo real y que la iba a terminar, no tenía en mente a un lector en particular. Luego de las lecturas de la editorial, de amigos, de personas cercanas me dijeron que era una gran novela juvenil. Ahora que lo pienso creo que la novela puede conectar con dos tipos de lectores: con
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los que son jóvenes ahora, alrededor de veinte años, y con quienes fueron jóvenes en la época en la que ubico la novela. Cambian los códigos culturales, los símbolos, pero los jóvenes siempre son los mismos, buscan lo mismo, se conmueven con las mismas cosas y lo que no tienen de experiencia lo compensan con hambre y con ánimos de conocer el mundo y de vivir intensamente”. Esas ganas de vivir con intensidad, característica de los adolescentes, puede apreciarse muy bien en Berenice, la novia de Román, su “Glampiresa de la Anzures”: “Me gustan los adolescentes que son egoístas y que al serlo lastiman a la gente que está a su alrededor. Si no fueran así no harían las cosas, no se experimentarían a sí mismos. Berenice es una mezcla de las primeras novias que tuve, de mis amigas, de los amores de mi vida. Me interesa mucho explorar la naturaleza o la mente femenina, tratar de saber por qué actúan de la manera en que actúan. Ella me cae muy bien, en algún momento lastima a Román, pero él lo pide a gritos, por todas las chaquetas mentales con las que vive. Ella vive intensamente, me gustan esos personajes, y si lastiman a los otros personajes ni modo, la vida es así”. La novela no pude desligarse de la melomanía de Rogelio Flores, quien siempre tiene una referencia musical debajo de la manga, y que siendo adolescente, grabó infinidad de casetes con música para toda ocasión, como Román, quien atesora uno titulado Momentos que te rompen la madre, volumen 2: “Como cualquier persona a esa edad, yo también grababa casetes. Cuando querías quedar bien con una chica le regalabas uno que habías grabado con las canciones que te hacían recordarla, o eso le decías. Si no conocías a los Pixies, alguien que quería ser tu amigo y los conocía te regalaba un casete de ellos. Antes los CD eran caros y pocos, y la música se popularizaba a través de cintas, por lo general, mal grabadas. La
cinta como objeto análogo es algo nostálgico, si no tenías un walkman estabas en la orfandad porque todo mundo tenía uno, era como una muleta, una prótesis emocional”. “De los años que van de mi adolescencia a que cumplí veinte años, todo el tiempo escuchaba música. En esta reconstrucción que quise hacer sobre esta época la música era fundamental, era la música que yo escuchaba y era la música que escuchan estos personajes. Mis personajes, que son góticos y punks, no pueden escapar de escuchar alguna vez a José José o a Camilo Sesto, como sigue siendo, pues no vivimos en una burbuja, la cultura popular siempre está presente”.
ese sector es el rock, de ahí su arraigo y permanencia. Ha mutado en muchas cosas pero sigue siendo lo que escucha la gente o la gente que fue joven y se quedó con sus gustos. El rock sigue siendo una música que escucha la gente, admite de todo porque esa es su vocación, más que pureza musical lo que busca es el reventón. Me gusta pensar que el rock no tuvo reivindicaciones políticas en su nacimiento porque se trataba de bailar, de que los jóvenes se divirtieran, que en el fondo fue algo subversivo porque los emancipó de los códigos de conducta de las generaciones anteriores. Que ahora sepamos por documentales que la gente se horrorizaba por Elvis Presley nos parece ridículo, pero así fue”. + Por Jorge Vázquez Ángeles
El escenario donde se desarrolla la novela, la Ciudad de México, también era otra. Parte de la trama se desarrolla en sitios de la Roma, colonia que en los noventa, como dice el entrevistado, apenas se recuperaba de la cruda del terremoto de 1985: “Durante las cosas que pasaron entre el 1985 y el 1990, el terremoto, las elecciones de 1988, el fraude electoral, la Roma estaban llena de casas que se habían caído, sus parques públicos estaban llenos de basura, no había hipsterismo”. Rockero de corazón, antes de terminar la entrevista, le preguntamos a Rogelio Flores sobre su teoría acerca del origen del rock 'n' roll: “La idea hoy en día que se tiene sobre la juventud está muy arraigada en la cultura oficial y underground, pero hubo un momento que no era así. La gente terminaba de estudiar y se casaba, o quienes no seguían estudiando empezaban a trabajar a los dieciséis y ya eran señores. El término juventud no existía como tal, o los jóvenes como grupo social. Después de la Segunda Guerra Mundial, y ya que empieza a haber jóvenes que trabajan pero no se casan y que cuentan con recursos propios, ese sector se empodera y el primer género hecho para
UN MILLÓN DE GUSANOS Rogelio Flores RESISTENCIA Cinco canciones importantes en Un millón de gusanos: “Dios bendiga a los gusanos”, de Fobia “Querida”, de Juan Gabriel “Stop”, de Jane’s Addiction “Fui demasiado fácil”, de Dulce “Cuatro cirios”, de Javier Solís
Tortuga: Deje al chamaco en paz. Cambie el disco. Viva con ello. Aquiles: No puedo. No mientras no haya justicia en este mundo. Tortuga: Teclea como un verdadero frenético. Y le apuesto a que el escuincle ni lee los comentarios de su canal. Menos cuando hay... ¿389? ¿En verdad? ¿Y apenas publicó el video en la mañana? Aquiles: No hay justicia en este mundo. Tortuga: ¡Cuatro mil “megusta”! Y sólo tres “nomegusta”. Wow. Aquiles: Y los tres míos. Desde mi compu, mi celular y el suyo. Lo tomé prestado. Tortuga: Y doce mil reproducciones. Wow. Pues... de hecho, si lo piensa tantito... no es tan erróneo que el chamaco se compare a sí mismo con Elvis. Aquiles: No diga tonterías. Justo eso es lo que me tiene tan molesto. ¿A qué nos va a llevar esto? Si hoy reseñan libros vestidos como el rey del rock, mañana lo harán como el mismísimo Papa. No hay moral. Alguien tiene que pararlos. Tortuga: Oiga... no es mala idea. ¿Se imagina un video en donde Su Santidad, solideo y todo, reseñe la serie del Capitán Calzoncillos? Sería un bombazo. Aquiles: Ya deje de distraerme. Le estoy cantando unas cuantas a este hereje del rock. Tortuga: Súper Wow. Ya son cuatrocientos veinte comentarios. Su diatriba se va a perder en ese maremágnum de elogios. ¿Ya vio lo que le propone sexy_brittany09? Me pregunto si será legal. No creo que tengan edad ni para comprar cigarros. Aquiles: No se preocupe. Pienso trollear al “rey” en todas las redes. Ya hasta estoy aleccionando algunos bots. Tortuga: También habría que revisar su concepto de justicia, oiga. El chamaco firmó mil quinientos libros en la feria. Usted cuatro. ¿Cuál es el problema? Aquiles: Eran libros de otros autores. Tortuga: Ajá. ¿Cuál es el problema? Aquiles: A él le toma quince minutos reseñar un libro que a otra persona le tomó escribir dos años. Aquiles: Ajá y doble ajá. ¿Cuál es el problema? Tortuga: Okey. ¿Además del celo enfermizo y la envidia natural y las ganas de matar que produce esta falta de balance y mesura en el mundo editorial? Nada. Me cae gordo, pues. Aquiles: A mí no. Me hace reír. Tortuga: ¿O sea que es su seguidor? ¡Acabáramos! Aquiles: Y usted también, como buen hater. Tortuga: Antes para ser rockstar había que tocar o cantar. Acá el amigo no hace sonar ni un peine.
Aquiles: No es para tanto. Cuando al final de sus videos dice: “Let’s rock and roll” y hace como si golpeara una guitarra, le echa entonación. Tortuga: Deje de fangirlear. No le va. Aquiles: Piense en ese momento en el que Elvis, Scotty & Billy se atrevieron a tocar “That’s alright (Mama)” dándole ese toquecito diferente. Corría 1954 y la palabra rocanrol aún no estaba en la cabeza de nadie. Piense en aquel DJ de Memphis, Dewey Phillips, quien tuvo que tocar el single catorce veces seguidas en el transcurso de su programa al aire. ¡Catorce veces! ¿No le suena un poco como esos cuatro mil “megusta”? Espere. Ya son seis mil. Tortuga: No. Seis mil doscientos. Ay, mi úlcera... Aquiles: Aún faltaban dos años para “Blue Suede Shoes”. El rey tenía diecinueve y ya estaba sacudiendo la radio con su voz, con su ritmo. El que lo tiene, lo tiene. Tortuga: Maldita sea. Es cierto. Todo esto es inútil. Incluso había acariciado la posibilidad de que su fama lo llevara a un camino de decadencia autodestructiva, como suele ocurrir. Pero está muy lejos todavía de los veintisiete años. El mayor rockstar del país todavía está en la prepa y no sabe quién fue Chuck Berry. O Little Richard. O Bill Haley. ¿Sabe que se lo pregunté por Twitter y me respondió: “hable con mi agente”? Aquiles: Ánimo. Cuatro libros no está tan mal. Hay quien no firma ninguno. Tortuga: Tiene razón. Hay muchas formas de rocanrolear. “Escribir, por ejemplo...”. Aquiles: ¡Ése es el espíritu! Ahora que... si lo que quiere es fama... Tortuga: ¿…? Aquiles: ¿Nunca le he dicho que le da usted un aire al jefe de Estado del mismísimo Vaticano? +
She’s my rock’n’roll Ruby. Johnny Cash
THE ROLLING STONES TASCHEN El grupo más longevo del mundo toca rock 'n' roll. Medio siglo de carrera musical grabado en la memoria de millones de personas alrededor del mundo. Creadores de un rock con tintes de blues y con una potente presencia escénica, los Rolling redefinieron la música popular en la década de 1960 y allanaron el camino para el rock que conocemos en la actualidad. Quinientas páginas de fotografías de grandes artistas como David Bailey, Peter Beard, Cecil Beaton, Bob Bonis, Anton Corbijn, Annie Leibovitz, Gered Mankowitz, Helmut Newton, Bent Rej y Norman Parkinson.
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CASTRO Portada del libro Un millón de gusanos, de Rogelio Flores (Editorial Resistencia)
RAQUEL
Mi hermano era baterista de una banda gótica. Yo, como buena hermana mayor, lo acompañaba a sus tocadas con frecuencia y disfrutaba de los privilegios de estar en la lista de invitados: no pagar cover, no hacer fila… y ya, creo. Tampoco eran tantos privilegios. En cambio, tenía que quedarme hasta el final finalísimo de cada tocada, porque cuando ya se había ido toda la gente era que los músicos podían recoger su tinglado. Esa parte era bastante aburrida: ya había cerrado su changarro el DJ; ya no había con quién divertirse; los músicos estaban concentrados en no olvidar ni un cable ni una baqueta, y mi celular de entonces ni siquiera tenía el humilde juego de la viborita. Así que me dedicaba a mirar nomás. Y ahora que ya no tengo quién me ponga en las listas de invitados, a veces extraño esos días de rock tras bambalinas. Por suerte, los puedo visitar en la literatura: hay libros superbuenos sobre el tema. Uno de mis favoritos es ¿Todavía no me quieres?, de Jonathan Lethem (Mondadori). En esta novela hay una banda indie que lleva años tocando en la escena californiana y no parece que vaya a lograr nada. El protagonista tiene un secreto que involucra a un canguro del zoológico y Lucinda, la bajista, comienza a trabajar en un falso call center (en realidad, es una instalación en una galería, y la gente puede llamar para quejarse de lo que sea), donde traba amistad con un tipo de los que llaman. El hombre siempre dice frases ingeniosas y pegadoras y Lucinda comienza a usarlas para letras de sus canciones. ¿Es inspiración, es plagio? ¿Lograrán el estrellato con estas nuevas letras? De verdad es un libro divertido y lleno de referencias al rock y a la vida de los músicos. Otra opción: Un millón de gusanos, de Rogelio Flores (Resistencia). Esta novela, que ganó el año pasado el Premio Lipp, tiene como escenario la escena contracultural de la Ciudad de México en los noventa del siglo pasado. Pero no es una novela para viejitos nostálgicos, que conste: el lenguaje, el ritmo de la acción, la trama y los personajes se combinan para darnos una historia que ningún rockero de corazón, de la edad que sea, se puede perder. Porque cambian las tribus urbanas, pero el sentimiento permanece, ¿no creen? Y es que la música, cuando bien hecha, es poderosísima. Por algo hay gente que le dedica la vida entera. Como Alejandro Marcovich, quien recientemente sacó su libro Vida y música de Alejandro Marcovich (Ediciones B). Habrá quien busque en esta autobiografía de-
talles “jugosos” sobre las relaciones de amistad y odio que se dan en una banda, y más en una tan importante como fue en nuestro país Caifanes —de la que Marcovich fue guitarrista en tres de sus mejores álbumes—, pero si nos animamos a ir más allá del morbo encontraremos indicios de por qué el rock puede despertar tantas pasiones en quienes lo hacen, tanto en el escenario, como abajo de éste y hasta en una recámara a oscuras con los audífonos bien puestos y el iPod a todo volumen, sin importar edad, como decía hace un rato, pero tampoco sexo. Porque por ahí hay quienes creen que el rock es un asunto masculino y que las mujeres prefieren el pop. Habrá algunas que sí, claro, pero no todas. Y nada mejor para combatir ese mito que Sirenas al ataque, de Tere Estrada (Océano). Este libro hace un recuento detallado de las pioneras del rock mexicano desde los tiempos de Julissa y Baby Batiz hasta la actualidad. Y no sólo incluye cantantes: también habla de compositoras, arreglistas, productoras, comparsas, fans, periodistas, académicas, ingenieras, locutoras y mánagers. Como dice la propia autora, son “heroínas de una historia de lucha y pasión por la música que comienza a emerger”. Podríamos no terminar nunca. Nos falta hablar de novelas y libros de cuentos escritos por rockeros: me vienen a la mente Jessy Bulbo (Dark Doll, Ediciones B), Armando Vega Gil (entre muchos otros, Diario íntimo de un guacarróquer, Ediciones B) y Joselo Rangel (One hit wonder, Almadía); Bob Dylan y Morrissey; y también hay grandes ejemplos de libros de poesía escritos por músicos como Nick Cave, Leonard Cohen, Patti Smith o, en nuestro país, Jaime López o José Manuel Aguilera. Lo cierto es que la literatura y el rock están muy emparentados. Tanto, que ahora que termino de escribir siento menos nostalgia de no estar en esas listas de invitados especiales de las bandas. Pero eso sí: se me ocurre que me habría aburrido menos mientras mi hermano guardaba la bataca si hubiera llevado un libro. Total, si alguien me hubiera visto raro, le habría podido decir que, a veces, la literatura es otra forma de rockear. +
Do you remember rock’n’roll radio? RAMONES
El periodismo musical consiste en gente que no sabe escribir entrevistando a gente que no sabe hablar para gente que no sabe leer. Frank Zappa
de la piezas clave del festival Avandaro, quien nos brindó una sección que se llamó “Cacería de grupos”. Colaboré con México Canta y La Edad del Rock, bajo la dirección de Armando Blanco, y en Rock Poster, de José Luis Pluma, quien fundó la revista Conecte.
T
enemos la necesidad de crear lenguajes con los sonidos y las palabras para poder imaginar un movimiento y una intensidad creativos. Después del silencio lo que más se acerca a una expresión inefable es la música. Es el equivalente a algunas de las más decisivas pasiones del hombre. Tanto así que su capacidad se ha hecho extensiva a todas las demás artes para evocar experiencias. Walter Schmidt, quien ha mantenido un compromiso personal profundamente marcado por la acción artística y un discurso natural, sabe mantenerse vigente desde 1970. Músico, pionero del periodismo musical, bioexplorador y cómplice de los reptiles, director y editor de la mítica revista de música Sonido, inició escribiendo la sección “Cacería de grupos”, donde hacía reseñas de intérpretes de rock en oposición, krautrock o las vertientes de la música electrónica, mencionaba a músicos como Karlheinz Stockhausen o John Cage, algo poco común en México en ese tiempo. Por Radio Educación trasmitió por más de doce años ininterrumpidos el programa Música Marginal, entre los años ochenta y noventa. El inicio de su metamorfosis se dio con la creación y exploración musical de la banda Decibel. Inició la escena punk y techno pop con Size y Casino Shangai, grupos de culto en la escena del rock nacional. Considerado héroe de la llamada “otra música”, Walter tiene la satisfacción de ser considerado por científicos de la unam, Conabio y la Semarnat como uno de los principales expertos del género Abronia dentro de la conservación de lagartos, reptiles y anfibios de México. Esta afición lo ha llevado a leer durante más de treinta años todo sobre herpetología, colaborando en revistas científicas nacionales y extranjeras. Entre letras y música su camino no conoce interrupciones. Platicamos en su estudio, donde se percibe su sensibilidad y un aroma a reptil. ¿Cómo inicias tu gusto por el periodismo musical? Siempre traté de oír cosas que nadie oía en México, iba a las tocadas de Los Dugs Dugs y La Tinta Blanca en frontones en la del Valle, Narvarte o en la pista de hielo de Insurgentes. Compraba discos en Hip 70, donde conocí a Vivianne Klein, esposa del Carlos Hauptvogel, baterista de Three Souls in My Mind, y ella era periodista de rock. En ese tiempo yo era muy amigo de Humberto Álvarez (MCC, Casino Shangai, Sangre Azteca) y nos sugirió que fuéramos a ver a Armando Molina, una
Ulysses Avath©
¿A quiénes entrevistaste durante los años de Sonido? Tuve la oportunidad de estar un par de veces en Inglaterra y conocí a Peter Gabriel, él mismo me fue a ver al hotel para que lo entrevistara. También a Queen, Scorpions, Kiss, Def Leppard, muchos otros, pero recuerdo más a los artistas que me gustan. Fue maravilloso conocer a uno de mis héroes, Robert Wyatt, baterista de Soft Machine; él mismo me abrió la puerta de su casa y me estuvo sirviendo el té. Estuve con el compositor David Bedford, quien hizo la versión “The Orchestral Tubular Bells”, de Mike Oldfield; visité a David Vorhaus, pionero de la música electrónica en Inglaterra. Para mí era maravilloso estar en contacto con mis héroes y que ellos me platicaran cómo pensaban su música. Nunca he dejado de escribir y este año cumplo cuarenta y cinco años escribiendo. Háblanos de tus experiencias en la prensa. Algunas veces me invitan a Estados Unidos y fui a la presentación del disco de oro Parallel Lines, de Blondie, y platiqué con el grupo. Después les hicieron un coctel en una boutique muy famosa de Los Ángeles, a donde llegó el grupo en un tanque de guerra que rentaron para el acto. Saludé personalmente a Ray Manzarek de The Doors; Stiv Bators, de The Dead Boys y a Joan Jett & The Runaways. ¿A quién admirabas cuando estabas en Sonido? Indudablemente a John Peel, fue mi ejemplo; a mi nivel hacía lo mismo, porque él tenía su programa de radio, famoso por las “Peel Sessions”, y yo también tenía mi programa de radio. No fue por imitar. Pero en ese tiempo me ofreció hacer programa mi amigo Eduardo Ruiz Saviñón, director de teatro que era el director de programación en Radio unam. ¿Qué te gusta leer? Fui fan de la ciencia ficción, me devoraba los libros de Ray Bradbury, Isaac Asimov y Philip K. Dick; para finales de los sesenta era fan del terror de H. P. Lovecraft, aunque ahora lo leo y siento que tiene cierta ingenuidad, cierto romanticismo que se me hace divertido. En los setenta me influyeron mucho las lecturas de mi amigo Carlos Robledo, él tenía un afán por los escritores malditos como Rimbaud y Baudelaire y los escritores del surrealismo como André Breton, o el Manifiesto Dadá. Posteriormente me influyó mucho El nuevo mundo amoroso, de Charles Fourier, y la Teoría de los cuatro movimientos, te hablaba de todo un abanico de la sexualidad. También Nuestra Señora de las Flores, por Jean Genet; tuve la dicha de ver la obra en teatro con Lindsay Kemp Company, que es uno de los maestros del teatro del siglo xx. ¿Por qué medios te enterabas de lo que pasaba en la música? Había más publicaciones extranjeras, como las revistas inglesas New Musical Express o Melody Maker. Aunque llegaran dos meses atrasadas, traían toda la información musical. ¿Qué es lo que más recuerdas de ese tiempo? Estaba inmerso en la industria musical y me di a la tarea de escribirles directamente a las disqueras de Europa y Estados Unidos, ellos me mandaban la información, los discos y las fotos, era un proceso lento porque les mandaba las preguntas escritas y los músicos me contestaban personalmente por escrito. Era sensacional que recibieras una carta de The Residents o de Univers Zero. Aún tengo muchas cartas, como la correspondencia de Chris Cutler, fundador del sello británico Recommended Records. +
Por Ulysses Avath
Rock this town Stray Cats
TEATRÉALEE & ROCKÉALEE
SONÁMBULOS Una familia tiene que aprender a reencontrarse después de que un hecho traumático cambió sus vidas. Pero ¿qué sucede cuando uno de ellos decide publicar un libro sobre lo sucedido? Ahora más que nunca tendrán que celebrar la vida, ver el mundo como un museo, elegir la puerta correcta y asimilar que en el peor día de su vida, del otro lado del mundo, es el mejor día de alguien más. Sonámbulos es un encuentro de cinco personajes buscando ser felices, tratando de dar vuelta a la página en un mundo que ya lo ha hecho y donde ahora hay que escribir un nuevo capítulo, pero para poder hacerlo primero hay que despertar. Dónde: La Teatrería (Tabasco #152, Col. Roma, Del. Cuauhtémoc.) Tel: 5207 3234 Días y horarios: Lunes, 20:30 hrs Martes, 20:30 hrs
EN CASA EN EL ZOO Compuesta por una única escena, El cuento del zoológico narra el encuentro de dos personajes (Peter y Jerry) y su larga discusión sentados en una banca del Central Park. La pieza, que explora el aislamiento, la desigualdad social y la deshumanización dentro del mundo contemporáneo, fue el inicio del estadounidense como dramaturgo, quien luego se haría famoso en 1963 con la obra ¿Quién teme a Virginia Woolf?, transformándose en uno de los principales dramaturgos de la segunda mitad del siglo xx. El primer acto de la obra indaga en la vida íntima de Peter (Odiseo Bichir) con Anna (Itari Marta), su esposa. Ella, junto a Jerry (Bruno Bichir), serán los encargados de gatillar en Peter los cuestionamientos sobre la perfección de su vida. ¿Está acaso Peter encerrado en una jaula? Del 1 de julio al 21 de agosto en el foro principal del Foro Shakespeare. Viernes 20:30 hrs. sábados 20:00 hrs. y domingos 18:00 hrs.
Nadie, desde Stanislavski, había investigado el fenómeno de la actuación y su significado, la ciencia y naturaleza de sus procesos mentales, físicos y emocionales tan profunda y completamente como el polaco Jerzy Grotowski (1933-1999). Su teatro, al que llama laboratorio, no es un teatro en el sentido corriente de la palabra, sino más bien un instituto consagrado a la investigación del dominio del arte teatral y del arte del actor en particular. La educación del actor en el teatro de Grotowski no estriba en “enseñarle” algo; se trata de eliminar la resistencia del organismo a este proceso psíquico, el de actuar. Propone que el actor se libere y sus impulsos y reacciones exteriores se vuelvan uno: el cuerpo desaparece. Las producciones de Grotowski se convierten en una investigación detallada de la relación del actor con el espectador y Hacia un teatro pobre es un libro insuistituible para los protagonistas y amantes de esa disciplina.
HACIA UN TEATRO POBRE Jerzy Grotowski EDICIONES GANDHI
22 It’s been a long time since I rocked and rolled Led Zeppelin
R
ecordemos la canción de Pulp, “Common People”, en la que un chico proveniente de la osada clase media conoce a una niña rica que se pregunta cómo sería vivir como los demás. Él la lleva, como si se tratara de una visita al museo, a dar un paseo por el supermercado. Lo que empieza como una inocente situación de ligue termina con la voz de Jarvis Cocker cargada de escepticismo: ¿Estás segura de que quieres vivir como la gente común? Tendemos a pensar que el rockstar es perfecto porque es inalcanzable. No obstante, aquí les traemos cuatro lecturas que comprueban exactamente lo contario: las estrellas tienen mucho que decir sobre malos ratos. Si lo que quieren es tener un punto de partida sólido antes de enfrentarse cuerpo a cuerpo con las celebridades, es muy probable que Yeah! Yeah! Yeah! La historia del pop moderno, de Bob Stanley, les venga como anillo al dedo. Este libro es una revisión, fluida y a la vez exhaustiva, de la historia de la música popular moderna desde los cincuenta hasta el día de hoy. Lo valioso del libro es la red de relaciones que el autor traza entre géneros como el rhythm and blues y el country, o entre artistas como Beyonce y Mötorhead: “Si está impreso en una taza y se han vendido calendarios con sus logos, entonces tu banda favorita de trash metal también es resultado de la cultura pop”. La visión de Stanley es panorámica, persigue causalidades y nos revela que el universo del pop es tan cambiante como sus fanáticos. A veces no es suficiente con saber sobre bandas de rock, a veces no se pueden contener las ganas de formar una. ¿Qué harían si pudieran echarse un café con Janis Joplin para que les dijera cómo lograrlo? ¿Qué tal sería platicar con Paul McCartney desde la comodidad de su sillón favorito? Entonces Estrategias sobrenaturales para montar un grupo de rock, de Ian Svenonius, no es, para nada, el libro que han estado buscando. En efecto, el vocalista de la extinta banda de punk rock Nation of Ulysses propone un diálogo nunca antes visYEAH! YEAH! YEAH! LA HISTORIA DEL POP MODERNO Bob Stanley TURNER
cirse mucho de una persona o situación en un minuto. Pero sólo si se elige el minuto correcto”. De esta manera vemos desfilar por sus páginas a figuras como Lady Gaga, Nikki Sixx de Mötley Crue, Marilyn Manson, Jimmy Page, Ringo Starr, Julian Casablancas, los hermanos Gallagher, PJ Harvey, entre muchos otros. Este libro es, sin duda, uno de los acercamientos más íntimos y humanos a las celebridades que cualquier periodista ha logrado hacer en mucho tiempo.
to con los muertos más ilustres del rock —los rockeros vivos son demasiado envidiosos como para compartir la clave de su éxito, nos cuenta Svenonious— en un intento por desmentir y revelar el lado oscuro de la industria musical. Esta entrega de Blackie Books está plagada de versiones alternativas a la historia oficial del rock que llevamos replicando hasta la náusea los fanáticos del género. La verdad sobre este libro es que nunca sabrán si su autor, gran conocedor y parodista de la historia del rock, está hablando en serio o si sólo les está viendo la cara. Lo mejor es que no importa; su sentido del humor, la luz irónica que arroja sobre las cosas y la visón política que le añade a la cultura son suficientes para reír a carcajadas y preguntarse por las motivaciones detrás de la liberación y la rebeldía en el rock 'n' roll. Y si de motivaciones ocultas hablamos, tendremos entonces que hablar de Neil Strauss, el joven crítico que ha logrado convertirse en una leyenda del periodismo musical: Todos te quieren cuando estás muerto es una selección realizada con precisión quirúrgica por el mismo Strauss, que nos muestra una cara auténtica de las celebridades que aparecen en las más de tres mil entrevistas hechas a lo largo de décadas de trabajo en medios como la Rolling Stone, Spin y The New York Times. Lo interesante de este libro es su agilidad, ya que sólo tenemos acceso a un instante de estos encuentros, en palabras del mismo Strauss: “Puede de-
ESTRATEGIAS SOBRENATURALES PARA MONTAR UN GRUPO DE ROCK Ian Svenonius BLACKIE BOOKS
Si tienen problemas para darle crédito a un crítico musical sobre la vida personal de un rockstar, lo mejor será que lean algo de primera mano y, si es posible, algo que haya escrito un neoyorquino desequilibrado que lleva cuarenta y cinco años reventándonos los oídos con los zarpazos de su voz. Sí, Steven Tyler tiene una autobiografía. Lo mejor de ¿Acaso molesta el ruido que retumba en mi sesera? —memorias que el vocalista de Aerosmith escribió con el apoyo del mismísimo fundador de la Rolling Stone, David Dalton— es la desfachatez que impregna cada página: tengan claro que no estarán leyendo la vida de un santo. Después de una carrera plagada de excesos: veinte millones de dólares invertidos en drogas, un capítulo entero dedicado a aventuras sexuales y muchos comentarios empapados de sarcasmo sobre la corrupción de la industria, Steven Tyler se muestra honesto y orgulloso de sus errores, logra llevarnos vertiginosamente por su vida, desde su infancia en Nueva York y su fascinación por Janis Joplin y Los Beatles hasta la gestación de Aerosmith y los escándalos que llevaron a Brad Whitford y a John Perry a dejar la banda. No encontrarán a un Steven Tyler lúcido ni profundo, pero sí a uno juguetón y cínico que podrá ofrecerles cientos de historias sobre alguien que siempre ha vivido al límite. Afinen sus lámparas y separadores, este espectáculo está por comenzar. + Por Paulina del Collado
TODOS TE QUIEREN CUANDO ESTÁS MUERTO Neil Strauss CONTRA
¿ACASO MOLESTA EL RUIDO QUE RETUMBA EN MI SESERA? Steven Tyler MALPASO
FACTORY RECORDS
FENDER GIBSON GRETSCH
Woody Guthrie Pete Seeger Bob Dylan
Hank Williams Vernon Dalhart Jimmie Rodgers
Johnny Cash Neil Young The Mamas & the Papas Simon & Garfunkel Grateful Dead Bruce Springsteen Billy Joel Invasion Heart
RCA
Reggae Bob Marley and the Wailers Prince Buster
Rock 'n' Roll
SUN STUDIOS Sam Phillips
Gospel
y esclavismo estadounidense como parte de la receta.
Blues
Rosetta Tharpe Mahalia Jackson Pat Boone
Blues Brit.
Cream Eric Clapton Fleetwood Mac The Yardbirds
Elvis Presley Chuck Berry Jerry Lee Lewis Bill Haley Little Richard
R&B Ray Charles Bo Diddley Fats Domino Etta James MOWTOWN Quincy Jones
Ma Rainey Muddy Waters B. B. King Son House Robert Johnson
Rockabilly
Miles Davis Dizzy Gillespie Charlie Parker
Los Black Jeans Los Teen Tops Los Locos del Ritmo Javier Bátiz Carlos Santana
STUDIOS
Rock
The Beach Boys Air Supply Journey Hall & Oates
P. ROTHCHILD C. DAVIS
Doo Wop
The Penguins The Platters The Temptations
Funk
Enigma Toncho Pilatos Guillermo Briseño y el Séptimo Aire Nuevo México Decibel
Hea
Black Motör Judas Ronnie Iron M
Death Metal
Possessed
Death
Metal Alternativo
Godsmack NIN M Jane's Addiction
Hard Rock
ELECTRIC LADY STUDIOS
Afrobeat Fela Kuti Roy Ayers Randy Weston
New Wave
The Psychedelic Furs Talking Heads Ultravox OMD Gary Numan The Smiths The Police Erasure U2 Blondie Eurythmics
Pop/ Soft
Brit.
Aretha Franklin James Brown Al Green The Jackson 5
COLUMBIA CBS RECORDS
ISLAND RECORDS
ABBEY ROAD
Soul
Gene Vincent Eddie Cochran Stray Cats The Cramps Marvin Gaye Chaka Khan Stevie Wonder George Clinton Funkadelic
Three Souls in my Mind El Ritual Bandido Peace and Love Los Dug Dugs
P. SPECTOR G. MARTIN
The Beatles The Animals The Rolling Stones The Who The Kinks
STUDIOS
Musica africana
GLASTONBURY FEST
Folk Rock
Led Zeppelin MC5 Boston AC/DC Blue Oyster Cult Aerosmith Twisted Sister Alice Cooper Deep Purple Van Halen AV Scorpions Def Leppard Rock Grand Funk Railroad WOODSTOCK Guns n’ Roses psicodelico Rock The Jimi Hendrix Experience progresivo Hawkwind, 13th Floor Elevators Yes Pink Floyd The Doors The Moody Blues Genesis Janis Joplin Rock Magma King Crimson Sureno Glitter/Glam Rush Emerson Lake & Pa Lynyrd Skynyrd Rock/ Metal The Allman Brothers T-Rex The Runaways ZZ Top The New York Dolls Inclasifi Roxy Music Frank Zappa Da KISS Brian Eno Lo Elton John Queen Bjö Mötley Crüe Prince H.
Ska
Gloria Gaynor Barry White The Bee Gees ABBA Donna Summer Earth, Wind & Fire
Dangerous Rhythm Size Hospital X Chac Mool The High Fidelity Orchestra
Oxomaxoma Syntoma Casino Shanghái Artefacto Sangre Asteka
Prince Buster The Skatalites Madness
Rap
Pete DJ Jones Tupac Shakur Chuck D
Caifanes Bon y los Enemigos del Silencio Rockdrigo González Tex Tex La Maldita Vecindad
HANSA STUDIOS
DJ Koo Public Beastie
Arturo Meza Máquina Negra Real de Cator Charly Montta MCC
Stoner
Kyuss Sleep Fu manchú Queens of the Stone Age
avy Metal
Queensrÿche Sabbath Pantera rhead Thin Lizzy s Priest e James Dio Thrash Maiden Metal
Metallica Slayer Megadeth Anthrax Venom Sepultura
o
Metal Progresivo Dream Theater
VANDARO
Rock Alternativo
New Romantics Spandau Ballet Visage
JACK ENDINO
Duran Duran Depeche Mode
Punk
R.E.M Sonic Youth Pixies Radiohead The White Stripes Marilyn Manson
SUB POP
Grunge
RECORDS
Pearl Jam Mudhoney Alice in Chains Nirvana Soundgarden STP L7
Industrial Throbbing Gristle Cabaret Voltaire Einstürzende Neubauten Ministry
Dead Kennedys Bauhaus Bad Religion The Ramones Post Sisters of Mercy The Clash Sex Pistols Punk Generation X Buzzcocks Siouxsie and The Banshees Christian Death Patti Smith Public Image Ltd. Iggy Pop Killing Joke Television The Cure Crass DRI Joy Division Black Flag Hüsker Dü almer The Misfits Garage Bad Brains Ratos de Porao The Kingsmen The Sonics icables Los Saicos avid Bowie ou Reed Electronica örk Shoegaze Kraftwerk . Rollins Cocteau Twins Tangerine Dream Krautrock My Bloody Valentine Jean-Michel Jarre Can Slowdive Neu! Triphop Faust Portishead Massive Attack PJ Harvey ol Herc Enemy e Boys
a rce ana
Punk Hardcore
Luzbel Splash Los Rastrillos Botellita de Jeréz Cecilia Toussaint
Sangre Azteca Luis Pérez Al Universo Silueta Pálida Iconoclasta
Nathabisk Santa Sabina Fobia La Lupita Guillotina
Fugazi RHCP Smashing Pumpkins Weezer Rage Against the Machine Foo Fighters
Liars Motorama Savages Editors
Kenny y los Eléctricos Hocico Transmetal La Castañeda La Cuca
COACHELLA
Brit. Pop
Oasis Blur Travis James
Happy Punk
Green day The Offspring Blink 182
The Strokes The Killers Bloc Party The Arcade Fire Franz Ferdinand
Renacimiento Post Punk
LOLLAPALOOZA
Gothic Rock
d
Indie Rock
HELLFEST
The Stone Roses Suede Pulp
SIMBOLOGIA = Inventores, estudios y productores = Festivales Este árbol genealógico es una muestra representativa de todo lo derivado del rock ’n’ roll. Nos tomaría una vida completar la lista. Saca tu lápiz y complétalo a tu gusto.
La Banda Elástica La Barranca Ritmo Peligroso Resorte Café Tacvba
Ford Proco La Función de Repulsa El Personal Haragán y Cia Víctimas del Dr. Cerébro
Tijuana No! Zurdok Titán Jumbo Ultrasónicas Control Machete Plastilina Mosh Nortec Collective
26 FERNÁNDEZ
Yo no tengo religión, viejito, tengo el rocanrol —Do you have rock and roll? —pregunta en una tienda de partituras el mánager de Los Vaqueros de Leningrado en la cinta The Leningrad Cowboys Go America, de Aki Kaurismäki (1989). Me gustaría llegar a Gandhi y hacer la misma pregunta, a ver qué me ofrecen. En este mismo espacio he hablado ya de las biografías de Frank Zappa, Johnny Ramone y John Lydon de los Sex Pistols, publicadas todas por Malpaso en cuidadas ediciones. A ellos habría que añadir la autobiografía Pete Townshend, de The Who. No obstante la relación del rock y la literatura o los libros no es lo tersa que uno supondría. Alguna vez un editor me dijo que los libros sobre música no funcionaban porque el público rockero no era muy lector. Algo de razón tendrá: me parece notable que ninguna de las biografías de músicos enunciadas arriba fue escrita sólo por sus autores, invariablemente cuentan con la ayuda de un periodista. Lo anterior debe ser producto de la alta especialización que requiere la mente musical. Imagino que la habilidad musical (de la que lamentablemente carezco) ocupa tanto espacio cerebral que queda poco lugar para desarrollar otras competencias con tanto refinamiento. Por ello celebro la existencia de músicos que escriben, subespecie humana propia del Renacimiento, merecedora de mi más encendida envidia. Desde el ensayo (Cómo funciona la música, de David Byrne), la crónica testimonial (La canción de la bolsa para el mareo, de Nick Cave) hasta la literatura infantil (en la vasta obra narrativa de Armando Vega Gil, que trasciende lo escrito para niños y abarca varios géneros), los rockstars que blanden la pluma y aporrean el teclado son pocos pero contundentes. Sin duda tienen lo mejor de los dos mundos. Es el caso de Bruce Dickinson. El líder de Iron Maiden ha escrito un par de novelas, The Adventures
of Lord Iffy Boatrace y The Missionary Position, al parecer ambas inéditas en español. Lo mismo ha hecho Leonard Cohen y si bien el bardo de Montreal se ha distinguido como poeta, tiene una novela experimental, Beautiful Losers, que hasta donde pude averiguar tampoco se ha traducido a nuestro idioma. Mi amigo Joselo Rangel, guitarrista de Café Tacvba, publicó recientemente un volumen de cuentos, One Hit Wonder. En él se compilan una selección de algunos de los cuentos que publicó cada semana en su sitio textosmutantes.com. El libro sorprende por el oficio narrativo del autor, quien ya había publicado un libro recopilatorio de su columna hebdomadaria del periódico Excélsior, “Crócknicas marcianas”, que leo religiosamente todos los viernes. Joselo, por cierto es más frikinerd que rockstar. (Hubo, por cierto, una crítica al libro en la que el reseñista descalificaba la compilación entre otras cosas ¡porque Café Tacvba ya no toca como antes! Riesgos del oficio, supongo.) Siempre vinculado a la contracultura, el rocanrol fue también uno de los motores de la llamada literatura de la onda. No me detendré hoy en Gustavo Sáinz, José Agustín y Parménides García Saldaña. Hoy me interesa hablar de Gonzalo Martré, escritor de culto dentro de los autores alternativos de este país. De temperamento bronco, Martré jamás se detuvo a hacer relaciones públicas. Ello quizá le costó la fama que bien merecía. Nacido el mismo año que Carlos Fuentes y Jorge Ibargüengoitia, sobrevive a estos dos, siempre manteniendo una intachable actitud punk.
Portada del cómic The Umbrella Academy, de Gerard Way y Gabriel Bá.
BERNARDO
Personaje controversial, fue pionero de una narrativa desenfadada. Evidencia de ello es su legendaria novela Safari en la zona rosa, en la que el autor da cuenta del ambiente subterráneo de finales de los años sesenta, con fuertes dosis de música, sexo, drogas y reventón. En su día, Safari… fue descalificada como pornografía. Hoy Nitro Press ha rescatado el texto en una edición que añade material extra que incluye un testimonio del propio autor sobre la escritura de la novela. Pionero también de la ciencia ficción, la narconovela y el cómic de autor (fue guionista de Fantomas), Gonzalo Martré merece ser rescatado del olvido y éste es un magnífico primer paso. ¿Ya recomendé El traje del muerto, de Joe Hill? ¿Y Las jiras, de Federico Arana? ¿Éramos unos niños, de Patti Smith y Girl in a band, de Kim Gordon? Todos, magníficos libros sobre rocanrol. El cómic del mes: The Umbrella Academy, de Gerard Way y Gabriel Bá. Soberbia serie de superhéroes escrita por el frontman de My Chemical Romance. Chulada. +
DE
MENTE Los festivales musicales alrededor del mundo se han convertido en un viaje más para comercializar destinos con paquetes para turistas musicales de todas las edades, géneros y bolsillos. Es lamentable que productores, promotores y en general varios circuitos del mundo musical busquen quitarle identidad y sentido a los festivales y a la manera en que consumimos la música. Ahora se organizan grandes conciertos donde no importa el gusto del público, sino la oferta de las marcas, disqueras o promotores para sacar provecho de un montón de músicos cuyas propuestas, muchas veces, no merecen estar en un escenario, ni ser usados como productos. Este problema también surge porque la música parece que no tiene valor comercial, las canciones valen centavos; los músicos necesitan vivir del merch y de conciertos, y acaban siendo esclavos de una industria manipulada por los gustos de bookers, promotores y marcas. Hay festivales que han perdido su intención inicial como el Vive Latino, creado porque parecía existir una escena mayor de rock en español y se quería brindar un festival auténticamente latino. Muchas cuestiones lo desnudaron de su esencia, pero fue el mismo sistema de música creado por ocesa quien lo mató por fines económicos, y año tras año, con infraestructura deplorable, ha ido creando un festival sin raíces, con una curaduría de payola, sin seguimiento de las bandas, muchas que no repiten porque no merecían llegar tan pronto a un festival así, y otras que lo merecían simplemente no le dieron gusto a algún productor. El problema crece cuando los promotores que trabajan con ocesa no invierten en otros grupos nacionales y se les cierran las puertas porque creen que no están de moda, minando el camino para la expresión no sólo del rock, sino de cualquier cosa que les suene raro a los promotores o estaciones de radio, que piensan sólo en el pop. Que no haya un campo abierto a la música original es una manera de vetar la expresión musical de una nación. No entiendo por qué la gran mayor parte de la música que suena, aunque sea en estaciones de radio, contiene letras que no expresan la situación que vive nuestro país. Un amigo argentino me decía que seguramente en México las cosas estaban muy bien, ya que la música que había escuchado en los dos mil no reflejaba más que “chavas y chavos buena onda”. Un tiempo fui mánager de un par de bandas de rock, una de ellas sólo quería hacer covers y la otra, con una larga trayectoria, con música original y una infraestructura de primera, con disco y videos. ¿Para quién creen que existía
continuamente trabajo? Para la banda de covers. Cuando me di cuenta de eso, me quería desmayar. En nuestra educación musical toleramos que buenas bandas hagan covers, de preferencia de música en la línea de The Beatles y Led Zeppelin. Vayamos más atrás. El rock en nuestro país fue vetado; siempre se le ha visto como una amenaza al orden público. Después del Festival Rock y Ruedas de Avándaro, en 1971, se satanizó en todos los medios culturales y sociales, advirtiendo a la sociedad que la juventud era una amenaza. Allí donde el individuo había estado alineado y oprimido en su trabajo y su vida, el rock fue liberación espiritual y emocional. Los hoyos fonquis tuvieron una importancia absoluta en el desarrollo de la nueva apertura del rock mexicano tras la censura de los conciertos en la ciudad: fueron lugares clandestinos o semiclandestinos, generalmente bodegas, salones, sótanos o casas abando-
nadas, donde los grupos de rock generaban momentos intensos en una escena musical poco habitual y reconocida por la sociedad. El rock siempre será contestatario pero también abierto al diferente, una invitación constante a romper lo establecido y a abrirnos a nuevos espacios de convivencia. En un reciente estudio de The University of Queensland, en Australia, comprobaron que los individuos que consumen música de diversos géneros derivados del rock son seres más tranquilos. Sus niveles de hostilidad, de estrés y de alienación disminuían notablemente. Lo anterior lo comprobé con un festival de rock, a mi parecer es el mejor del mundo porque es apolítico y su meta no persigue fines lucrativos ni comerciales. Ninguna marca es su patrón. Nació hace once años en una población de la campiña francesa, en un pueblo de la región de Nantes, llamado Clisson. Hellfest es un ejemplo perfecto de un festival bien curado por fans, para fans, donde la música es lo más importante. No hay imágenes violentas contra ningún género o ideología, no hay mensajes negativos, Let there be rock. AC/DC
no usan a la mujer como símbolo sexual, hay comida vegana y orgánica a precios asequibles, los boletos de tres días (ciencuenta mil fans por jornada) son de los más accesibles, se promueve una convivencia en total armonía y respeto por el otro. El mismo festival ha obtenido ganancias por más de cinco millones de euros en los últimos años, invertidos en negocios locales de la Francia rural; generando más de quinientos trabajos anualmente. Es una Disneylandia del rock, donde familias completas asisten, acampan con tranquilidad, seguridad y limpieza, y experimentan el gozo de estar vivos. Ben Barbaud, el fundador, recientemente decidió regresar el apoyo dado por el gobierno local porque decían que era un festival ocultista que promovía la violencia. El director respondió con una carta invitando a la responsable de tales ataques (Madame Garnier), que sin haber asistido al festival, lo juzgó buscando crear una división entre la sociedad con fines políticos. He vivido el festival en dos ocasiones y puedo decir que a mí me enseñó un nuevo espacio creativo, el triunfo de la convivencia por medio de las artes; pude compartir con fans de todos los géneros posibles —hard punk, stoner, hard core, gore, trash metal y otros ultra ultra pesados—; cuando vi a estos fans que conservaban su espacio, que convivían en paz y armonía, tiré mis prejuicios. Eso es el rock: aceptar al otro, respetar al diferente, convivir, dialogar, coexistir. Allí viví mi momento más libre hasta ahora: en una tarde calurosa, viendo a ZZ Top, decidí quitarme la playera y en top, valga el juego de palabras, observé el concierto, sin que nadie me molestara, sin miradas lascivas, incómodas, aceptada por mi entorno. Mi mamá estaba medio abrumada por la foto que lo constataba, y le contó a mi abuela de setenta y ocho años lo que su nieta de treinta y cinco había hecho. Lo único que escuché de mi abuela fue “Wow, qué orgullo que alguien de nosotras haya podido experimentar tanta libertad”. La música hermana con el otro, busca darle color a lo gris que puede tornarse la vida, nos transforma, nos enseña a vivir y a romper límites. No vayan a un superconcierto donde el nombre más grande en el cartel es una marca. Busquen un festival que se haya ganado ese nombre y su lugar (Gathering of the Vibes, Grassroots Music and Arts Festival), con una identidad positiva, con buena vibra, de ciudadanos del mundo, con mucho civismo. Rotundamente lo digo: ¡Queremos rock! + Por Yara Sánchez de la Barquera Vidal
Si tuviste el cuidado de guardar tus viniles cuando todo el mundo te dijo que eran obsoletos y se escuchaban mal, en esta guía puedes verificar el precio de cada uno de ellos, siempre que hayan sido grabados en Estados Unidos. El listado se compone de cien mil discos, desde Abba hasta ZZ Top. Por ejemplo, si de casualidad tienes el disco With playing card on front cover, de Johnny Ace, podrías venderlo en cuatro mil dólares. GOLDMINE RECORD ALBUM. PRICE GUIDE 8TH EDITION THOMPSON
De la amplia familia de los instrumentos musicales, la guitarra es el más popular, y cuando se le agrega una pastilla y un amplificador los resultados pueden ser devastadores. Este libro es un catálogo de guitarras, con árboles geneálogicos de las marcas más famosas, como Gibson, Fender, Gretsch o Rickenbacker. LA GUITARRA Terry Burrows BLUME
“Si hay algo que hace al rock distinto de otros géneros musicales, es el hecho de que no es un género en sí mismo”. Así comienza este libro que traza una historia sobre el rock 'n' roll, desde los años cincuenta con la llegada de Elvis Presley al estudio de Sun Records, hasta la banda británica Muse. Ya sea para conocer los orígenes de esta música que se niega a desaparecer desde mediados de los años cincuenta, o para construir un listado de canciones, la consulta de un libro como éste es obligada para los melómanos. LEYENDAS DEL ROCK Ernesto Assante NUMEN
Hay libros en esta vida —seguramente más de tres— que nos han dejado una marca indeleble. Es quizá la importancia que haya tenido ese libro en nuestra vida, la que nos impulse a enlistarlo cuando se nos plantea el ejercicio de elegir los libros que nos llevaríamos a una isla. Imaginarnos en solitarios es una prueba difícil a la hora de pensarnos a nosotros mismos con la insoportable presencia de, ¡adivinaron!... uno mismo. Al respecto, Luigi Amara lleva a cabo un ejercicio que, en una vida tan llena de prótesis tecnológicas, no deja de resultar interesante; y es que en vez de naufragar en una isla desierta, el autor de La escuela del aburrimiento declara “que fue una mañana de domingo cuando decidí mirar de frente al monstruo del aburrimiento y encerrarme en mi cuarto”. Más adelante: “Ya que por propia voluntad estaba naufragando en la isla desierta de mi cuarto, se me presentaba la ocasión de decidir, esta vez no como un simple juego literario, sino como una necesidad espiritual para conjurar el horror de las horas muertas, los diez libros que me acompañarían durante mi hibernación metafísica”. Emprender un viaje ya sea en busca de algo, de alguien o por simple gusto; ya sea para descansar o para tener la oportunidad de explorar nuestra propia mente, es siempre una buena oportunidad de elegir los libros que nos acompañarían. Dejemos de lado la idea de naufragar en una isla —por lo menos los que decidan viajar a alguna—, también la del encierro en un cuarto y démosle paso a la pregunta: ¿qué libros son los que ustedes, lectores, llevarían a un viaje? Hay varios puntos que tomar en cuenta: primero es que en muchos transportes tenemos límite de equipaje: dos maletas, si bien nos va, que no excedan cierto peso y una de mano. Así que, entre ropa y accesorios hay que elegir adecuadamente. De entre los libros elegidos por Luigi Amara en su experimento en solitario menciona Las aventuras de Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, al que cataloga dentro de “los libros que precisamente por haber surgido de mirar de frente al monstruo del aburrimiento, serían de utilidad para salir a flote del descenso interior; una suerte de salvavidas para mis veinte mil leguas de viaje introspectivo”. Por otro lado, si seguimos en la línea del naufragio y la isla, podríamos enlistar Regreso a la isla del tesoro, de Andrew Motion el escritor inglés que decide aventurarse en realizar la continuación de La isla del tesoro.
Ahora que si queremos algún consejo de lectores atentos, ¿por qué no escuchar las opiniones de los escritores? En el libro By the Book: writers on literature and the literary life from the New York Times Book Review, editado por Pamela Paul, se hacen una serie de entrevistas a escritores y famosos sobre los libros que han escrito, los personajes, sus géneros literarios preferidos y sus propias lecturas. El escritor dominicano, Junot Díaz, en su caso, respondió a la pregunta ¿cuál fue el último libro que te hizo enojar? The Femicide Machine, de Sergio González Rodríguez. La escritora estadounidense ganadora del Premio Pulitzer 2000, Katherine Boo responde a ¿qué libro tienes en el buró? Estoy leyendo Formas de volver a casa, del novelista y poeta chileno Alejandro Zambra. Si es la mitad de bueno que su novela Bonsai, será una buena forma de pasar un fin de semana. La escritora Jhumpa Lahiri responde a la pregunta ¿cuál es el mejor libro que has leído durante este año? Lovers, una novela del escritor francés Daniel Arsand. Es una desgarradora historia de amor. El reconocido actor Bryan Cranston, protagonista en Malcolm el de en medio y Breaking Bad respondió a la misma pregunta: ¿cuál es el mejor libro que has leído durante este año? Lyndon Johnson and the American Dream, de la escritora estadounidense Doris Kearns Goodwin. Otra conocida escritora tanto por su obra como por las adaptaciones cinematográficas, J. K. Rowling, responde a ¿cuál es el mejor libro que leyó durante el verano? “Amé The Song of Achilles, la novela con la que debutó Madeline Miller, que le llevó un proceso de escritura de diez años”. Tomar un libro, dedicarle tiempo de lectura es igual que emprender un viaje: arrojarse a los caminos, a lo desconocido, uno no sabe a lo que se enfrentará, a menos que se haya leído una reseña con demasiados spoilers. Si ninguno de estos libros los convence, déjense llevar por su gusto propio, su intuición o su crítico de cabecera para elegir el libro que lo acompañaría en su travesía y que, además, le proporcionaría una segunda experiencia de viaje. + Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza
La narrativa (y la literatura) dentro del
N
o existe género o subgénero musical tan poco popular y tan poco comprendido como el rock progresivo. Salvo por su breve popularidad en la década de los setenta —para el 78 ya era un género casi muerto a nivel mediático—, el progresivo ha pasado casi inadvertido desde entonces, al grado que la reciente muerte de Keith Emerson (uno de los tecladistas más virtuosos de toda la historia y principal exponente del subgénero) pasó prácticamente desapercibida por los medios. Pero ¿qué es exactamente el rock progresivo? Difícil de definir, incluso para los fans, pero la intención de las bandas que originaron este movimiento fue muy clara: hacer del rock un arte y elevarlo a un nivel de credibilidad artística alejándose del formato verso-coro-verso, del compás 4/4, compás en el que está compuesta casi toda la música comercial, haciendo uso de sonidos y técnicas de composición encontradas en el jazz y la música clásica.
La increíble proliferación de bandas, especialmente en Europa, dio lugar a muchos subgéneros (más de quince), que abarcan desde el rock sinfónico —composiciones complejas, divididas en movimientos como sinfonías— hasta el progresivo electrónico —que surgió en Alemania y fueron los primeros grupos en incorporar el beat como hoy se le conoce (las bandas más representativos siendo Kraftwerk, que estudiaron con Karlheinz Stockhausen, y Tangerine Dream, quienes dieron un concierto privado para Salvador Dalí cuando la banda se llamaba The One, en 1967). A pesar de su variedad y riqueza musical, en la actualidad es un subgénero enterrado con el paso de los años en lo más out de la escena musical underground. Pero su importancia en la historia de la música es innegable al influenciar a miles de grupos, entre ellos Nirvana y The Sex Pistols. La pregunta es casi obligada: ¿qué es de lo que menos se habla cuando se habla del subgénero menos comentado en el mundo? La respuesta es sencilla: las letras y la temática de los álbumes. Sin duda, dos facetas ignoradas incluso por lo fans y uno de los puntos clave para entender y definir el progresivo. Filosofía, espiritualidad, misticismo, ciencia ficción, surrealismo, incluso humor, fuero n
algunos de los temas acerca de los que grupos como Yes, Genesis, Rush y Emerson, Lake & Palmer cantaron. Al final, su virtuosismo como músicos (cabe mencionar que los músicos del progresivo son en su mayoría virtuosos del instrumento que tocan) no era suficiente para transmitir el mensaje que se buscaba. Tenía que haber letras, y así como la música, éstas tenían que ir más allá de la cultura popular. Uno de los mejores ejemplos de ciencia ficción en el progresivo corrió a cargo de Emerson, Lake & Palmer. En su obra más ambiciosa, el LP Brain Salad Surgery (1974), cuya portada fue diseñada por H. R. Giger —mismo artista que diseñó las criaturas de la película Alien— habla del nacimiento de las computadoras a manos del hombre y el dominio de las mismas sobre éste. En la principal y extensa pieza del disco, titulada “Karn Evil 9”, durante el último movimiento, casi al final del segmento, una voz computarizada canta “Stranger! Load your program. I am yourself”. El hombre termina gobernado por aquello que inventó y que ahora dicta su identidad, (¿redes sociales?, ¿alguien?). También musicalizaron en ese mismo disco el poema/himno “Jerusalem”, del poeta y místico inglés William Blake. Cuando Peter Gabriel era el vocalista y letrista mayoritario en Genesis, su oscura y particular forma de escribir moldeó la identidad de la banda al hablar sobre temas tan diversos como Narciso, dos amantes reuniéndose durante el Apocalipsis, las hermafroditas y un punk en Nueva York llamado Rael. Gabriel incluso llegó a incorporar personajes de otras obras clásicas como en la canción “The Cinema Show”, donde Romeo y Julieta van al cine y en algún punto se encuentran con Tiresias, el ciego que aparece en el monumental poema de T. S. Eliot, The Waste Land (La tierra baldía). El disco donde viene esa canción curiosamente se llama “Selling England by the Pound” (1973); Ezra Pound fue quien editó el poema mencionado, el cual le abrió camino a Eliot para ganar el Premio Nobel en 1948. Hablando de espiritualidad, Yes, impulsado por su ex vocalista y uno de los fundadores de la banda, Jon Anderson, exploró muchos temas de carácter religioso y espiritual a lo largo de su discografía. Anderson, durante una gira, leía La autobiografía de un Yogi, de Paramahansa Yoganada, y en una nota de pie de pagina, encontró una mención de cuatro sagradas escrituras hindús, llamadas Shastras. Estos textos sagrados lo inspiraron a convencer a la
banda de hacer un disco conceptual —el disco conceptual, aunque no exclusivo del rock progresivo, fue una de las características más representativas del mismo— basado en ellas. El LP doble titulado Tales from Topographic Oceans (1973), está constituido por cuatro canciones de más de dieciocho minutos cada una, donde la banda reinterpreta musicalmente las Shastras. El trío canadiense Rush ha destacado por sus letras, que corren a cargo de su baterista Neil Peart (por cierto, uno de los mejores bateristas de la historia). Neil ha escrito letras muy variadas, desde canciones inspiradas en el objetivismo de Ayn Rand, como en el caso de la canción “2112” donde un individuo se enfrenta a un estado totalitario, hasta canciones que hablan sobre la fama de una manera muy honesta, siendo el caso de “Limelight”, que dice “I have no heart to lie, I can’t pretend the stranger is a long-awaited friend”. Neil, después de perder a su esposa e hija, recorrió en motocicleta partes de Estados Unidos, Alaska, Canadá, México y Belice, para finalmente escribir un libro acerca de esta experiencia titulado Ghost Rider: Travels on the Healing Road. Hablando de humor, fue el prodigioso Frank Zappa quien vocalizó sus elaboradas composiciones con letras llenas de sátira, humor, crítica y obscenidades. La pregunta que él mismo planteó, Does humor belong in music?, título de un disco en vivo de 1986, fue respondida una y otra vez por su propia obra al cantar sobre mexicanos, sexo oral, comida, nalgadas y groupies, entre otras cosas, de manera exitosa. Zappa terminó por testificar ante el Senado de Estados Unidos al defender el derecho de la libertad de expresión no sólo en la música sino en cualquiera de las artes. Camel, el menos conocido de los grandes grupos del progresivo, grabó un disco completamente instrumental basado en una novela de Ayn Rand. El álbum comúnmente llamado The Snow Goose, pero por razones legales en realidad titulado Music Inspired in the Snow Goose, está basado en la novela de Paul Gallico del mismo nombre. Debido a que no pudieron usar el texto como letras a causa de que el autor se rehusó, optaron por un disco completamente instrumental que capta de manera bellísima las situaciones, paisajes y escenarios de la novela. Quizá el mejor ejemplo de cómo la temática de las letras y la narrativa de éstas son clave para la identidad de una banda es el caso de la banda francesa Magma. Los vocalistas de Magma, un coro de más de cinco personas, cantan en el idioma Kobaïano, inventado por el baterista, líder y fundador Christian Vander para narrar la historia conceptual, contada a través de la mayoría de su discografía, sobre la fundación del planeta Kobaïa a manos de refugiados que escaparon de la Tierra. El Kobaïan es una lengua fonética basada al parecer en el eslavo e idiomas germanos —hay quienes dicen que también en el scat-yodeling del cantante de jazz Leon Thomas— con el fin de hacerla un instrumento más dentro del complejo ensamble de la banda y, de paso, la fuente narrativa para la saga espacial de los fundadores de Kobaïa.
Jethro Tull —otro de los gigantes del progresivo— tiene letras muy interesantes escritas por su carismático y enigmático frontman, Ian Anderson. De toda su obra, sobresalen en términos de narrativa dos discos en particular —curiosamente son también los más representativos y alabados de la banda–. El primero es “Aqualung”, cuyas letras son una dura crítica a la iglesia de Inglaterra y la hipocresía religiosa, ejemplificado en pasajes como “If Jesus saves —well, He’d better save himself from the glory seekers who use His name in death”. El otro ejemplo es su disco conceptual y para muchos su obra maestra, “Thick As Brick”, donde el grupo musicalizó un largo poema escrito por un niño prodigio llamado Gerald Bostock y publicado en un periódico inglés local. Pero Gerald Bostock no existió, todo fue un invento de la banda. El LP original venía con una reproducción impresa del periódico ficticio. En los ochenta, Marillion, que toma su nombre del Silmarillion, de J .R. R. Tolkien, en sus primeros cuatro discos, (cuando su ex vocalista, Fish escribía las letras) canta sobre el hombre moderno y sus batallas contra demonios como el abuso de drogas y el alcohol, el desamor y el divorcio, el desempleo y la opresión política, de una forma honesta y desgarradora, alzando al hombre común y corriente al nivel del héroe clásico. Tool, la icónica banda americana de metal progresivo, es sumamente cuidadosa de sus letras y de cómo éstas se relacionan con su música. Desde componerlas reproduciendo los números de Fibonacci en las sílabas de cada línea (escuchen la rola “Lateralus”) hasta hablar de la evolución, el abuso infantil, extraterrestres y la psicología jungniana. El diseño de sus últimos dos discos, en manos del artista Alex Grey, contienen varios elementos, entre ellos la geometría sagrada como símbolos enochianos, y se pueden definir como arte moderno espiritual. La lista sigue: The Alan Parsons Project basó todo su primer disco en los textos de Edgar Allan Poe; Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, inspiró el último disco puramente progresivo de Genesis cuando Phil Collins ya era el vocalista. Los padres del rock progresivo, King Crimson, escribieron sobre distintas cosas, entre ellas la disciplina, la existencia de Dios y el hombre neurótico a lo largo de sus diferentes etapas musicales. La talentosa banda mexicana, Ekos, habla con metáforas y alegorías sobre la condición humana en su primer LP Luz Interna (2013). Y muchas de las bandas italianas crearon su música a partir de obras clásicas como El Infierno de Dante por parte del grupo Metamorfosi; Zarathustra, de Museo Rosenbach, y La pasión según san Mateo, musicalizada por el finísimo trío Latte E Miele, entre muchas otras obras. El propósito de este texto no es realizar un compendio enciclopédico, sino hacer mención de una faceta del progresivo muy olvidada, pero muy rica tanto en las referencias a la gran literatura como en sus propuestas originales, que en su mayoría tienen una gran calidad literaria y a diferencia de las novelas, poemas y cuentos, éstas vienen musicalizadas. +
Por Ricardo Otero
F. G . H A G H E N B E C K En esta nueva entrega, F. G. Haghenbeck nos cuenta del día que descubrió el rock 'n' roll y cómo todos esos héroes y dioses cambiaron su destino. Además, comparte uno de esos recuerdos que dificílmente podrían olvidarse.
H
ubo un buen hombre que sobrevivió en una isla desierta, él solo, poco más de un año.
En ello no hay cuento alguno. El bestiario humano les llama “náufragos”. Tampoco viene al caso mencionar la cantidad de obstáculos que tuvo que eludir para mantenerse con vida. El lector puede fácilmente imaginarlos evocando las cientos de historias afines que han sido escritas y filmadas.
En esta sección aparecerán relatos de autores contemporáneos. Cada mes una ficción para arrebatarle un espacio a la vida cotidiana.
CUENTOS INÉDITOS
De hecho, hasta redactó un mensaje de auxilio y lo arrojó adentro de una botella hacia el ancho mar. Lucía como un pellejo de hombre cuando lo encontraron. Barbado y balbuceando en un asoleado idioma, era incapaz de distinguir entre monólogo y diálogo. Afortunadamente nuestro héroe había trazado semanalmente sobre la arena, y en una parte de la playa a la que las olas no accedían, todos los teléfonos que se sabía de memoria. Aquello era su ancla al mundo. Fue sencillísimo contactar a su gente en tierra.
SOLEDAD Gabriel Rodríguez Liceaga
Su familia era adinerada. Esa circunstancia ayudó a propagar la trama. Y a su posterior olvido inmediato. El hombre asistió a terapias y vacaciones lejos de ola alguna. A regañadientes extrajo de su corazón aquel desdichado año de carencias y peleas contra el azar, el apetito y los ciclos. Heredó los negocios intercontinentales del padre, buscó el amor y quizá lo encontró. Por lo menos forjó una familia fotogénica. Sumó sus días en meses y estos en años. Rondando los sesenta fue víctima de una singular melancolía: Quería tener en las manos el mensaje que desesperadamente había entregado al mar. ¿Era una botella de color? ¿Transportaba antes agua? ¿Era una botella de vino? ¿Vino de qué gentilicio? ¿Un recipiente de plástico, acaso? Deseaba volver a leer aquella nota, anhelaba reconocerse aterrado en esas líneas que su mente recordaba torcidas e infantiles. Pero sobre todo quería conocer con certeza qué decían. ¿Qué? Toda la fase del naufragio era, precisamente, una isla extraviada en la memoria del millonario. Simplemente la eliminó de su registro, esa candorosa suma entre mentira y memoria que es la vida de todo ser humano. Se le ocurrió emplear su poder económico para recuperar el mensaje. Publicó una convocatoria, incitando a la gente que encontró botellas en el mar en los últimos treinta y tantos años a que se las llevaran. La expresión de la aguja en el pajar se puso celosa. El proyecto se antojaba más bien absurdo. Aun así llegaron pescadores de todo el mundo. Cientos de botellas y sus respectivas misivas hechas delgado taco. Huelga decir que la recompensa era, naturalmente, una cifra tan fantástica como el planteamiento en sí. Recibió indefinidamente a todos los marineros que tocaban a su puerta. Les preguntaba dónde habían encontrado tal frasco, como si tuviera una mínima noción del rumbo de las mareas y sus designios. Las aguas del globo desfilaron frente a sus ojos. Las manos le olían a arena, a pez. La mayoría de las cartas se pulverizaban antes de ser leídas. Ninguna era la suya. ¡Ninguna! Lloró al olvido. A lo irrecuperable. A la humana manía de no apreciar el instante. Se dio por vencido y, poeta involuntario, declaró al concurso desierto. Los frascos y tarros que recaudó terminaron apilados en una habitación en los sótanos de su palacete, formando montaña. Una tarde, encerrado en esa pieza, se secó el agua de los ojos. Cada una de esas botellas representaba, idealmente, a un abandonado en las islas. Un hombre. Fue como avistarlos a todos. Los recuerdos le regresaron de golpe: la sal, la sangre, el sudor. Es mentira: los recuerdos no regresaron. Lo que sí pasó es que repentinamente dejó de sentirse tan solo. Tan abandonado.
Gabriel Rodríguez Liceaga, Ciudad de México, 1980. Ha publicado las novelas Balas en los ojos, El siglo de las mujeres y Hipsterboy, además de los libros de cuentos Niños tristes (Premio Nacional de Narrativa Maria Luisa Puga 2010), Perros sin nombre (Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2012) y ¡Canta, herida! (Premio Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2015).
DE VUELTA A LOS CLÁSICOS
Clásico es aquel libro que se ha convertido en muestra representativa de la época en que fue escrito y que marcó el camino para las siguientes generaciones de escritores y de lectores. Estos clásicos son como puertos a donde todo lector puede llegar para quedarse largo tiempo, cuando se ha fatigado en el mar de las novedades editoriales.
Mark Twain inaugura esta nueva sección con un cuento de 1870 titulado “Mi reloj. Una historia ilustrativa”. Samuel Langhorne Clemens, su verdadero nombre, nació el 30 de noviembre de 1835 en Florida, pueblo de Missouri. Desempeñó diversos trabajos, como impresor y luego aprendiz de piloto. La leyenda dice que el joven Samuel se puso “Mark Twain” porque ésta es una expresión que se refiere al calado mínimo para que pueda navegar sin problemas el típico barco de vapor del Mississippi. Ernest Hemingway se expresó de él en estos términos: “La literatura estadounidense nace con Twain. No había nada antes. No ha habido nada igual de bueno desde entonces”.
CLÁSICOS
Mi hermoso reloj nuevo había funcionado durante dieciocho meses sin atrasarse ni adelantarse, sin que se rompiese ninguna pieza de su mecanismo o sin que se parase. Había llegado a creer infalible su dictamen sobre la hora del día y a considerar imperecederas su constitución y su anatomía. Pero, al fin, una noche se me olvidó darle cuerda. Lo lamenté como si se tratara de un seguro presagio de calamidades. Sin embargo, poco a poco me obligué a darme ánimos, ajusté el reloj a ojo y ahuyenté mis reparos y supersticiones. Al día siguiente, entré en casa del principal relojero para ponerlo en la hora exacta, y el dueño del establecimiento me quitó el reloj de las manos y procedió a efectuar la operación. —Está atrasado cuatro minutos, hay que afinar un poco el regulador —dijo. Intenté detenerlo, intenté hacerle comprender que el reloj marchaba a la perfección. Pero no, aquella berza humana solo era capaz de distinguir que el reloj estaba cuatro minutos atrasado y que el regulador tenía que ser afinado un poco. Así, mientras yo, preso de enorme angustia, daba vueltas a su alrededor implorándole que dejara quieto el reloj, él, serena y cruelmente, llevó a cabo la vergonzosa hazaña. El reloj empezó a adelantarse. Se adelantaba más y más, día tras día. Al cabo de una semana, había sucumbido a una fiebre rabiosa, su ritmo ascendió a ciento cincuenta pulsaciones a la sombra. Al cabo de dos meses, había dejado muy atrás a los demás relojes de la ciudad, e iba trece días por delante. Mientras disfrutaba de las nieves de noviembre, caían todavía las hojas de octubre. A toda prisa pagué el alquiler, las facturas pendientes y otras cosas por el estilo, de modo tan ruinoso que no lo
pude sostener. Llevé el reloj a que lo regularan. El relojero me preguntó si lo había reparado alguna vez. Dije que no, que nunca lo había necesitado. Lo contempló con una mirada de turbia felicidad y, ansiosamente, procedió a abrirlo; luego se colocó una caja en forma de dado en un ojo y examinó el interior de la maquinaria. Dijo que requería una limpieza y lubricación, además de regulado. —Vuelva en una semana. Después de haber sido limpiado, lubricado y regulado, mi reloj se atrasó hasta tal extremo que su tictac parecía una campana tocando a difuntos. Empecé a perder los trenes, llegaba tarde a todas las citas, me quedaba muchas veces sin cenar; cada cuatro días, el reloj perdía tres, y yo sin protestar. Gradualmente fue retrocediendo hasta al día anterior, luego al otro, luego a la semana anterior, y, poco a poco, descendió sobre mí el discernimiento de la soledad y el abandono en que me iba consumiendo semana tras semana, mientras el mundo se perdía de mi vista. Me pareció descubrir en mí mismo un furtivo sentimiento de hermandad con la momia del museo y un deseo de intercambiar impresiones con ella. Fui de nuevo al relojero. Desmontó todo el reloj, pieza por pieza, y después dijo que el tambor se había “hinchado”. Dijo que en tres días podría reducirlo al tamaño normal. Después de esto, el reloj daba un promedio, pero nada más. Durante la mitad del día, funcionaba como el mismo diablo, y lanzaba tales ladridos y
jadeos y convulsiones y estornudos y resoplidos que no podía atender a mis propios pensamientos por causa de tanto alboroto. Mientras le duraba la cuerda, no había ningún reloj del país que fuera más rápido que él. Pero el resto del día, se iba retrasando paulatinamente y remoloneaba hasta que todos los demás relojes que había dejado atrás le alcanzaban de nuevo. Así, por último, al cabo de las veinticuatro horas, se ponía a trotar otra vez, y pasaba por delante de la tribuna de los jueces con toda puntualidad. Daba siempre un promedio con todas las de la ley, y nadie podía decir que cumplía ni más ni menos que su deber. Pero un promedio correcto solo es una inofensiva virtud en un reloj, y por ello llevé el instrumento a otro relojero.
Despachaban veinticuatro horas en seis o siete minutos, y luego se detenían con un estallido. Con gran pesar acudí a otro relojero, y permanecí alerta mientras lo desarmaba hasta la última pieza. Entonces me preparé a someterlo a un rígido interrogatorio, porque la cosa ya empezaba a ponerse seria. Originalmente, el reloj había costado doscientos dólares, y ya, según me parecía, había desembolsado dos mil o tres mil en arreglos. Mientras esperaba y vigilaba, reconocí en aquel relojero a un antiguo conocido mío, un maquinista de barco de vapor en otros tiempos, y no muy bueno, por cierto. Examinó con cuidado todas las piezas, tal como habían hecho los demás relojeros, y luego dictó su veredicto con el mismo aplomo.
El hombre más viejo del mundo no hubiese podido sacar nada en claro sobre la hora del día con semejante reloj, y, por consiguiente, fui a que lo repararan de nuevo.
Este dijo que el perno real estaba roto. Le respondí que me alegraba de que no se tratase de algo más grave. Para decir la estricta verdad, no tenía la menor idea de lo que era el perno real, pero no me pareció conveniente aparentar tal ignorancia frente a un desconocido. Lo reparó, pero lo que el reloj ganó por un lado, lo perdió por otro. Ocurría que corría durante un rato, se paraba otro, y luego empezaba a marchar, y así sucesivamente, siguiendo su propio criterio en cuanto a los intervalos. Y al arrancar, pegaba un respingo igual que un mosquetón. Me calmé durante unos cuantos días, pero finalmente llevé el reloj a otro relojero.
Más libros clásicos CUENTOS COMPLETOS Edgar Allan Poe PENGUIN CLÁSICOS
—Despide demasiado vapor, hay que colgar la llave inglesa de la válvula de seguridad —dijo. Le abrí la cabeza allí mismo, y me hice cargo personalmente de los gastos del entierro.
Mi tío Guillermo (hace poco fallecido, ¡ay!) solía decir que un buen caballo es un buen caballo hasta que se escapa una vez, y que un buen reloj es un buen reloj hasta que los relojeros tienen ocasión de meterle mano. Y solía preguntarse en qué habían parado tantos latoneros y armeros y zapateros y maquinistas y herreros fracasados, pero nadie supo nunca qué contestarle. 1870
DRÁCULA Bram Stoker PENGUIN CLÁSICOS
HAMLET William Shakespeare PENGUIN CLÁSICOS
Lo desmontó y examinó una y otra vez aquellas piezas ruinosas bajo su cristal de aumento. Dijo que parecía haber algo raro en la espiral. La arregló y le volvió a dar cuerda. Ahora funcionaba bien, exceptuando que, al marcar las diez menos diez, las dos agujas se cerraban como un par de tijeras, y a partir de entonces corrían juntas.
LA CELESTINA Fernando de Rojas PENGUIN CLÁSICOS
El hombre más viejo del mundo no hubiese podido sacar nada en claro sobre la hora del día con semejante reloj, y, por consiguiente, fui a que lo repararan de nuevo. El hombre me dijo que el cristal se había encorvado y que el muelle real no estaba bien tirante. También notó que parte de la maquinaria necesitaba medias suelas. Lo tocó todo a placer, y luego mi cronómetro cumplió irreprochablemente, excepto que de cuando en cuando, después de trabajar en silencio unas ocho horas, las piezas interiores se ponían todas a agitarse de pronto y empezaban a zumbar como una abeja. Las manecillas, entonces, giraban y giraban tan alocadamente que su individualidad se perdía por completo, y parecían solo una delicada telaraña extendida por encima de la esfera del reloj.
CUENTOS COMPLETOS Mark Twain PENGUIN CLÁSICOS
LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL Gustave Flaubert PENGUIN CLÁSICOS
NOVEDADES LEE+ NARRATIVA COMPLETA Juan José Arreola DEBOLSILLO Juan José Arreola fue un escritor de largo aliento, aunque su literatura sea medida y lacónica. Su desbordada imaginación lo llevó a representar eficazmente el mundo de los sueños, a escribir alegorías universales y a llevar al papel el silencio y el bullicio de las calles de su pueblo. Con ese mismo lenguaje “arreolado” con el que hablaba, Arreola construyó una obra profunda y lúdica, de textos breves y fantásticos, en la que su universo dialoga con el de Borges, aunque algo más infantil y festivo.
CÓMO ENTREVISTAR A UNA ESTRELLA DE ROCK Y NO MORIR EN EL INTENTO Fernando García JUS Cómo entrevistar a una estrella de rock y no morir en el intento ofrece un acoso múltiple a algunas de las principales figuras del siglo xx. El autor sube a un automóvil para perseguir el convoy de Paul McCartney por las calles de Buenos Aires hasta entablar una “conversación” a señas de coche a coche; aborda un avión donde se acerca a Jon Bon Jovi y logra un extraño momento de sinceridad (el astro se quita sus lentes oscuros).
AQUÍ VIVEN LEONES Fernando Savater & Sara Torres DEBATE En Aquí viven leones, Fernando Savater vuelve a una de sus facetas favoritas, la de divulgador de la literatura y el pensamiento. A través de ocho viajes inolvidables, ilustrados magníficamente por Anapurna, nos presenta la obra y la vida de Shakespeare, Valle Inclán, Poe, Leopardi, Agatha Christie, Reyes, Flaubert y Zweig. Son ocho extraordinarias introducciones a sendos autores clave de la literatura universal de muy distintos registros.
EL LIBRO DE BALTIMORE Joël Dicker ALFAGUARA Hasta que tuvo lugar el Drama existían dos ramas de la familia Goldman: los Goldman de Baltimore y los Goldman de Montclair. Los Montclair, de los que forma parte Marcus Goldman, autor de La verdad sobre el caso Harry Quebert, es una familia de clase media que vive en una pequeña casa en el estado de Nueva Jersey. Ocho años después del Drama, Marcus Goldman pone el pasado bajo la lupa en busca de la verdad sobre el ocaso de la familia.
LO HICE POR AMOR Mildred Pérez de la Torre NOVELISTIK Eugenia y Martha son dos mujeres que tienen muy pocas cosas en común: una es joven y la otra es mayor; una es directora del colegio donde estudia la otra; la menor es más atrevida en sus relaciones, a diferencia de la mayor, que es algo inexperta. Sin embargo, también las unen algunos puntos como la figura ausente de la madre, y sobre todo una relación apasionada e intensa que construyen a partir de que Eugenia comienza a tomar terapia con Martha a raíz de una crisis familiar.
BARTLEBY, EL ESCRIBIENTE Herman Melville EDICIONES GANDHI Un abogado de nombre desconocido tiene en sus oficinas en Wall Street, Nueva York, a tres empelados bajo su cargo. Rebasado por la carga de trabajo decide contratar a un escribiente. Bartleby, hombre de aspecto pulcro, respetable y solitario, se instala sin inconveniente en un lugar junto a la ventana. Imagen del ser humano consciente de su ridícula pequeñez y del sinsentido de sus rebeliones, el protagonista de esta historia es uno de los más célebres personajes de la literatura universal.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA SEGURIDAD INFORMÁTICA? Las tecnologías de la información están cada día más extendidas y favorecen el crecimiento económico, creando grandes oportunidades de negocio para las compañías. La conectividad trae consigo enormes riesgos de seguridad que los delincuentes han sabido aprovechar. Según datos de ESET, los ciberataques tienen un costo para la economía mundial de 450 mil millones de dólares. Tan sólo en México, los costos anuales generados por ciberdelitos en 2014 ascendieron a tres mil millones de dólares, según el informe “Tendencias de Seguridad en América Latina y el Caribe” de la oea. Hablamos de delitos que impactan a la economía mundial y que podrían haberse prevenido. Un ataque de seguridad podría no sólo causar daños económicos en una empresa, sino llevarla incluso a la desaparición. Hay que eliminar la creencia de que los ataques informáticos sólo están enfocados en grandes empresas o compañías internacionales. Ester Chicano menciona en Gestión de incidentes de seguridad informática, manual que te llevará de la mano por diversos procesos de ciberseguridad, que existen diversas motivaciones por las que un atacante puede actuar contra una organización; éstas van desde razones económicas, disconformidad con sus directrices o valores, autorrealización personal, hasta mera diversión. Es esencial que las organizaciones definan políticas de seguridad que protejan sus sistemas de información, evitando así el acceso sin autorización y el uso malintencionado de sus datos. Acorde a información de la División Cibernética de la Policía Federal de México, desde 2012 se han duplicado los incidentes informáticos. Entre los datos encontramos que el acceso no autorizado aumentó 260%, las infecciones de programas maliciosos o malware crecieron 323% y la suplantación de identidad o phishing subió 400%. A pesar de que las cifras en materia de ciberataques se elevan año con año, las empresas prestan poca atención al tema y postergan las acciones en seguridad cibernética hasta que ya han experimentado un incidente con impacto en el negocio. Para conocer más sobre este tema y descubrir cómo blindar tu empresa contra ataques cibernéticos, te recomendamos también Introducción a la seguridad informática, de Gabriel Baca Urbina, una guía para conocer cómo controlar y mejorar la ciberseguridad de tu empresa. Presenta no sólo los principales riesgos a los que están expuestos los sistemas informáticos empresariales, sino cómo se puede disminuir la probabilidad de ocurrencia de los mismos. + Por Malinali Vázquez
LIBROS ELECTRÓNICOS INTRODUCCIÓN A LA SEGURIDAD INFORMÁTICA Gabriel Baca Urbina GRUPO EDITORIAL PATRIA
LA DICTADURA DEL VIDEOCLIP Jon E. Illescas EL VIEJO TOPO ¿Cómo acabó Katy Perry trabajando para el Pentágono o Shakira para el presidente de los Estados Unidos? ¿Cómo se ponen “de moda” las canciones que todos cantamos y conocemos? ¿Qué relación hay entre videoclips y falta de conciencia crítica de gran parte de la juventud? Tomando como análisis los quinientos videos más vistos en YouTube, Jon E. Illescas expone las constantes y las ausencias más notables de este nuevo contenido audiovisual que condiciona la vida de millones de jóvenes en todo el mundo.
GESTIÓN DE INCIDENTES DE SEGURIDAD INFORMÁTICA Ester Chicano Tejada IC EDITORIAL
L
os escritores están en problemas: el internet les ha dado un espacio inmejorable para publicar y, al mismo tiempo, las probabilidades de llegar al papel se vuelven cada día más estrechas. La razón es sencilla: somos más, estamos más educados y hay más escritores —para su suerte, también más lectores— que nunca en la historia. Las editoriales no tienen capacidad —porque sería incosteable— de leer los miles de manuscritos que reciben cada día. ¿Qué autores están en las librerías? En su gran mayoría escritores posicionados, estrellas de la televisión que han publicado más libros de los que han leído y poseedores de apellidos ilustres. La pregunta es cómo lograr que el nuevo talento tome atajos para insertarse en la industria de su elección: la cultural o la del entretenimiento. Ambos espacios tienen incentivos económicos distintos. Los escritores que desean colocarse en un nicho pequeño y sofisticado también necesitan lectores. No cabe duda de que un autor tiene mayores probabilidades de aplicar a una beca —o ser publicado por una editorial de nicho— si su obra ya ha sido publicada y reseñada por su público meta. Si la aspiración de un autor está la industria del entretenimiento —ciencia ficción, romance, erotismo, autoayuda y un larguísimo etcétera— es aún más urgente que salga al mundo, que se promueva, que cree una comunidad de lectores que, en sí misma, los vuelve atractivos para cualquier editorial. Nunca es una buena idea proteger el contenido por miedo al plagio: los autores necesitan estar afuera, en el mundo, generando lecturas, haciendo ruido y cortando la inmensidad del contenido en internet. Novelistik es una plataforma digital, un ecosistema social para crear, consumir y socializar la literatura. Los autores publican su material, lo comparten con su comunidad —amigos, familiares, seguidores en redes sociales, amigos con influencia— y con los lectores que frecuentan nuestra red social. Hoy son más de sesenta mil usuarios. Lo que distingue a Novelistik de otros ecosistemas de autopublicación es que los autores y lectores se co-
munican a través de las reseñas y comparten con la comunidad lo que más les interesa mediante subrayados. Además, los lectores tienen la mejor experiencia de lectura: un libro electrónico con transición lateral, ajuste de pantalla y completa sobriedad de diseño para facilitar lecturas largas. En Novelistik también se escribe por capítulos. Esto significa que los autores pueden trabajar como Tolstoi o Julio Verne que entregaron la mayoría de sus obras en folletines en los que publicaban un capítulo a la semana. En cada entrega, la plataforma le avisa a los usuarios que su autor favorito entregó un nuevo fascículo de su emocionante historia. Los lectores obtienen la mejor parte: el acceso a todo tipo de contenido con la mejor experiencia de lectura. Pueden encontrar amigos por medio de sus libros y libros a través de sus amigos. Le ofrecemos un catálogo curado con lo mejor y lo más popular de Novelistik. Nuestra red social funciona como el perfecto punto de encuentro entre lectores y escritores. Novelistik es además un sello editorial que ha publicado dos libros: Lo hice por amor, de Mildred Pérez de la Torre, y Al punto G, de Valeria Martell. Otros ocho autores han encontrado editorial gracias a su éxito en Novelistik. El tercero viene el puerta. Se trata de una bellísima compilación de cuentos de un autor que llegará por primera vez a todas las librerías Gandhi del país: José Jardinero. Como no tuvo miedo de publicar su obra, ahora sus lectores exigen un libro bello y coleccionable. Estamos creando este apasionante producto editorial para ellos. Si eres escritor, te invitamos a subirte a nuestro barco y a que publiques ese manuscrito que tienes en el cajón. Nosotros te ayudamos a hacer tu camino más fácil. Entra a www.novelistik.com y empieza el camino del héroe literario moderno: el escritor que toma el control de su carrrera y el escritor que lee, antes que nadie, el siguiente fenómeno editorial. +
Por Alberto Lujambio Cofundador de Novelistik, lector, escritor y amante del internet.
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n enero de 1950, Sam Phillips, nacido un pueblo llamado Lovelace Comunity, en Alabama, abrió un negocio sui géneris: un estudio en el que, por apenas unos cuantos dólares, cualquiera podía grabar un disco. El negocio se llamaba Memphis Recording Service. El eslogan era llamativo: “We Record Anything —Anywhere— Anytime”. La ubicación del estudio, con el tiempo, se volvería significativa en la historia del rock and roll: en la avenida Union, en Memphis, Tennessee. En 1952 , Phillips le dio un giro al negocio: como algunos de sus descubrimientos eran explotados por discográficas con los que había establecido relaciones comerciales, tomó la decisión de crear su propio sello, Sun Records, para así gozar de las probables regalías por ventas de discos. El destino quiso que en el verano de 1953, un joven de dieciocho años, camionero, nacido en Tupelo, Mississippi en 1935, entrara al estudio para grabar un acetato por cuatro dólares. Él chico quería sorprender a su madre con un regalo de dos caras: “My Hapiness” y “Thats When Your Heartaches Begin”, canciones muy populares en esa época. Se llamaba Elvis Aaron Presley. Sam Phillips poseía un olfato privilegiado y una visión empresarial que le hicieron comprender que en la atmósfera de su estudio flotaba un nuevo sonido que desde el punto de vista comercial podría dejarle buenos dividendos. En julio de 1954, Phillips llamó a Elvis para grabar un sencillo malogrado que le permitió al joven conocer a quienes serían sus músicos: Scotty Morre y Bill Black, guitarrista y contrabajista, respectivamente. Semanas después, cuenta la leyenda, el trío ensayaba “That´s All Right (Mama)”. Phillips, en la cabina, presionó el botón de grabar sin avisarles nada y así se inventó el rock 'n' roll. Sun Records se volvería una verdadera fábrica de ídolos y canciones gracias al oído de su fundador, quien le abrió las puertas a figura como B. B. King, Howlin’ Wolf, Ike Turner, Carl Perkins, Johnny Cash, Jerry Lee Lewis y Roy Orbison, pilares del blues y del rock and roll. Otros estudios y compañías discográficas más grandes poco a poco fueron quedándose con los contratos de los hombres descubiertos por Sam Phillips, quien hacia 1960 desapareció de la escena musical. El 30 de junio de 2003, Sam Phillips, el inventor del rock 'n' roll, murió a los ochenta años de edad.