AÑO 10 • NÚMERO 119 • ABRIL 2019
El todo es más que las partes 22 – 26 mayo, 2019 Conferencia magistral | México
Juan Claudio Toledo Roy El cambio climático y la salud de nuestro planeta
Presentación de libro Edición conmemorativa
70 años de la primera edición de El Aleph, de Jorge Luis Borges
Multimedia | España
Insectotròpics
Alejandro Frank
Ópera | Estados Unidos-México
La Caperucita Galáctica Público a partir de 11 años El increíble viaje de Caperucita Roja Público infantil, 6 a 11 años
Microbioma: No somos un árbol, somos un bosque
La hija de Rappaccini
Artes visuales | Exposición
Conferencia magistral | México
Conferencia magistral Estados Unidos
Deborah Gordon Redes de hormigas, la anarquía inteligente Coloquio | Cátedra Extraordinaria José Emilio Pacheco de Fomento a la Lectura
Reacciones literarias: la química de las ideas en sistemas complejos
De Daniel Catán Texto Nathaniel Hawthorne Adaptación Juan Tovar Basada en la obra de teatro de Octavio Paz Dirección escénica Cynthia Stokes Dirección musical Kristin Roach Danza | Dinamarca
Kitt Johnson Post No Bills X-act
La tabla de los elementos
Sedes Centro Cultural Universitario Insurgentes Sur 3000, CU Auditorio del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) Circuito Centro Cultural s/n (frente a Universum)
culturaunam.mx/elaleph #FestivalElAleph
6 [El librero de Alberto Lati]
EDITORIAL/PERVERSIÓN Y CARNAVAL
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e todos los derivados de la voz latina vertere (verso, anverso, converso, adverso), el único que implica una calificación moral (o inmoral) es perversión. Pervertir es trastocar, perturbar las cosas, desviarlas de su curso normal, funcional o natural. Es el idioma de la maldad humana, pues nos negamos a creer que ésta sea normal, funcional y natural. En este perverso número de Lee+, Alberto Lati confiesa lo fetichista que puede resultar nuestra relación con los libros, Ray Loriga nos platica cómo la culpa puede pervertir el camino de toda una vida, y Brian “Head” Welch nos cuenta lo difícil que es volver de los caminos de la perversión hacia la feliz vida que supone ser el guitarrista de KoRn. Itzel Mar y Christian Volkmar se lanzan a buscar las fronteras con el país de lo perverso en la literatura, el cine y las artes, que han servido para exorcizar y materializar los excesos y las parafilias a los que la humanidad se niega a fin de preservar el orden y la cordura social. Y Jorge Leiner, por su parte, nos cuenta sobre cómo las redes sociales pervierten nuestro entusiasmo hasta llevarnos a una tristeza viralizada y difícil de curar. Érika Olvera habla de los días de carnaval, que si bien cumplen la función de quitar la restricción para explorar lo proscrito, en su carácter cultural han sido tema para grandes libros infantiles. ¿Y qué es más perverso que aquel oscuro y decadente ensombrerado que ostenta el nombre de la niña más célebre de la literatura infantil? Armando Vega-Gil nos pasea por la perversa propuesta musical de un gigante del rock que es Alice Cooper. Pero, en algunas ocasiones, la perversión ya está de este lado de la frontera con la ficción: vive en la realidad, nos acecha y no distingue clases ni respeta a los artistas por noble que sea su quehacer. Y ahí resurge la pregunta: ¿dónde están los límites de la perversión? + AÑO 10 • NÚMERO 119 • ABRIL 2019
En portada: Ilustración original para Lee+ de Juanjo Güitrón.
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Directora General y Editora
10 [Escribí el reality-show de mi vida] entrevista con Brian “Head” Welch R. de la Lanza
Yara Sánchez De La Barquera Vidal yara@revistaleemas.mx Coeditor Rafael Vázquez
12 [La culpa como perversión] entrevista con Ray Loriga
rafael@revistaleemas.mx Apoyo editorial
R. de la Lanza
14 [De la mirada erecta] Itzel Mar 16 [Alice Cooper ‘asesino’]
Adrián García Promoción y difusión Fabián Vásquez Escalante
Armando Vega Gil
fabian@revistaleemas.mx Diseño y arte
20 [Tristeza viral] Jorge Leiner 22 [Los límites de lo perverso] Christian L. Volkmar
23 [Boicot, el libro de Ariela Katz] 24 [Carnaval] Erika Olvera 28 [Michelle Obama: sororidad e inspiración] Mariana Vega Silva
Cynthya Alva Castelán cynthya.alva@gmail.com Editor audiovisual Edwin Reyes Maya edwin@revistaleemas.mx Consejo editorial Alberto Achar
30 [Lee memes] Hilario Peña
Jorge Lebedev
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Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Información y Ventas Publicidad: (55) 5335 1327. Editado por www.taraediciones.com contacto@revistaleemas.mx, Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Benjamín Franklin 98, Piso 1 y 3, Escandón, Delegación Miguel Hidalgo, 11800, Mexico, D.F. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Multigráfica Publicitaria S.A. de C.V. en Democracias no. 116, col. San Miguel Amantla, Azcapotzalco, C.P. 02700, Ciudad de México. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones correspondientes. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Librerías Gandhi y la casa editorial se deslindan de los mensajes expresados en los espacios publicitarios cuya responsabilidad pertenece al anunciante. Hecho en México. Encuéntranos a nivel nacional en: FILIJ • FIL GDL • FIL Minería • FIL Zócalo • Cine Tonalá • Cineteca Nacional • Universidades, preparatorias CDMX y área Metropolitana • Orquesta Sinfónica de Minería • OFUNAM •Teatro de la Ciudad Esperanza Iris • Colegio Nacional • UNAM • Universidad IBERO • Universidad ANÁHUAC del Norte • Instituto Mexicano Norteamericano Relaciones Culturales (Monterrey) • Casa LAMM • Biblioteca José Vasconcelos • Museo Nacional de Culturas Populares • Centro Cultural España • CONARTE (Monterrey) • CENART• MUAC • Museo Jumex • Museo El ECO • MUCA Roma • RojoMuseo Universitario del Chopo • Museo Soumaya “Loreto”• Museo Rufino Tamayo •
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El librero de... Alberto Lati Alberto Lati (Ciudad de México, 1978) es uno de los periodistas más célebres del mundo deportivo. Sus corresponsalías para Televisa, Nat Geo y Fox Sports han fascinado a la audiencia. También es colaborador del Alto Comisionado de la onu para los Refugiados. Es autor de Latitudes. Crónica, viaje y balón (Debolsillo), #Poema de Gol (Gandhi), y este año publicó 100 genios del balón (Plan B) y su debut como novelista: Aquí, Borya (Grijalbo).
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ómo inició tu colección de libros? Es chistoso, porque cuando empecé a leer de niño no veía el libro como objeto, me quedaba con la historia y nada más, y llega cierta edad —que quizá muchos tenemos— en la que empezamos a devorar los libros y entonces ya no sólo el amor por la historia, sino también el amor por el objeto, cuando lo conviertes en un fetiche, lo quieres tener, lo quieres ordenar y lo quieres sentir, lo quieres acumular y ver cómo se ven juntos. Esto quizá empezó con fuerza hacia el final de mi adolescencia, cuando yo ya tenía muchos libros de futbol que buscaba y pedía traer de Argentina y España —por entonces en México era muy poca la bibliografía de deportes—, y esto iba anexando mis lecturas que yo iba haciendo de otros temas de literatura universal. En ese momento no los tenía ordenados; cuando empiezo a hacer mis corresponsalías es cuando ya empiezo a colocarlos en orden alfabético, hasta llegar a este punto en que los tengo divididos en temáticas y por autor.
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¿Viajar hace crecer tu biblioteca? Sí, porque regreso muy cargado de cada viaje. Cuando yo terminaba de vivir en Grecia, en Alemania, en China, Gran Bretaña, en Sudáfrica, en Brasil, yo mandaba mis libros en cajas, por cargo, ya que habría sido imposible en una maleta. En Sudáfrica, con tanto que compré de literatura —mandé dos cajas enormes—, debí reacomodar completamente la biblioteca que tengo. También hay viajes a sitios en los que encuentras muchos libros que se te van pegando y se van acumulando. ¿Cuántos libros tienes? Calculo unos 2,500 libros. Tengo, por un lado, en letras altas, literatura universal por orden de autor. Por otro lado, en letras bajas, tengo literatura deportiva, también por orden de autor, aunque en algún caso por orden temático, cuando es más fácil encontrarlo así. En otro sitio, biografías; en otro sitio, diccionarios, y en otro más, literatura de viajes. ¿Hay libros que dejas ir o te quedas con todos? Soy tan celoso para los libros como para las mujeres, me cuesta mucho trabajo [dejarlos ir]. Y he tenido la suerte de que los pocos que presto, he sabido a quién prestárselos, y suelen regresar —algunos no—, y como no me los han devuelto suelo comprar el libro, porque sí me gusta tenerlo. Tú no sabes en qué momento lo quieres releer, regresar a un renglón. Me gusta tenerlos, 6
Ve la entrevista en mascultura.mx
sentirlos, reabrirlos y volver a convivir con ellos, porque, además, el mensaje es diferente cuando te reencuentras con ellos.
de Javier Marías, pero luego lo dejo de hacer, porque no todo el mundo lo recibe con la pasión con la que tú lo recibiste.
¿Has tenido alguna experiencia peculiar con algún libro? Hay libros que te hablan desde el pasado o desde el futuro, nunca sabes desde dónde te están hablando y lees uno de esos libros justo en el momento que tú no pensabas que lo tenías que estar leyendo o por qué te llegó ese mensaje ahí. Fue cuando estaba escribiendo mi novela que las lecturas que estaba teniendo en ese momento terminaron por meterse completamente, como humedad, en mis páginas. Sea por la cobertura en la que estoy, de repente leo una temática del sureste asiático; o estoy en una cobertura de Serie Mundial o de Champions League, y sin querer esta frase viene perfecto para la ciudad en la que estoy, o para lo que yo estoy viendo deportivamente, y se van entrelazando los temas. También, por la naturaleza de mi trabajo y de cómo ha sido mi vida, que he cambiando tantas veces de país en los últimos años, en muchos fui dejando adentro de los libros mi pase de abordar de ese día. Entonces, de repente tomo un libro y me encuentro con un pase de abordar que ya ni se puede leer. ¿A quién le dejo esos mensajes, como cápsulas del tiempo innecesarias? No tengo idea, pero ahí los voy dejando.
Háblanos de las joyas de la biblioteca. Tengo dos libros de Su Santidad el Dalai Lama, autografiados, en tibetano, de cuando le hice aquella entrevista. Mi ejemplar de Terra Nostra (Alfaguara), firmado por Carlos Fuentes. El libro principal de Nelson Mandela lo tengo firmado por su nieto. Una historia muy curiosa: en 1999, cuando fui por primera vez a la fil de Guadalajara —nunca pensando que iba a volver como autor, y menos que iba a volver como autor de ficción—, vino José Saramago, recién proclamado nobel de literatura. Fui a que me autografiara un libro, y compré el Manual de pintura y caligrafía (Alfaguara), me formé y cuando llegué ante el maestro Saramago, le dije: “Oiga, ¿me lo puede dedicar? Me llamo Alberto”. Y me echó un rollo larguísimo explicándome por qué no podía poner mi nombre: “Yo puedo poner ‘Alberto’ y no me cuesta nada, pero entiéndeme tú, si hiciera lo mismo con cada persona que está formada, muchos no podrían pasar. Entonces, de verdad te digo: yo podría poner ‘Alberto’, pero…”, y me lo seguía diciendo una y otra vez, y yo pensé: “Está bien maestro, ya”. Pero en ese tiempo me pudo haber escrito una secuela de cualquiera de sus libros. Tengo por ahí alguno también autografiado por Oscar Pistorius, antes de que cayera en desgracia este atleta paraolímpico sudafricano, por ese escándalo en el que se metió —aquellos balazos con la novia y con todo esto que ha acontecido en su vida—. Todos estos son libros que me emociona mucho tener firmados.+
¿Eres de regalar libros? Sí, mucho, y de repente tengo rachas en las que un libro que me gustó mucho lo empiezo a regalar demasiado. Ha habido instantes en los que alguna novela me ha perseguido mucho y la he querido regalar, como alguna
NO FICCIÓN
FICCIÓN LADRÓN DE ESPERANZAS Francisco Martín Moreno ALFAGUARA
Antonio M. Lugo Olea supo encender la imaginación y la esperanza de millones de mexicanos ofreciendo una lucha frontal contra la corrupción, la impunidad y la delincuencia organizada, la pobreza, la marginación y la injusticia. Hartos de gobiernos ineptos, los ciudadanos han llevado a AMLO a la presidencia de su país. No puede fracasar. Se sabe iluminado, visionario y responsable de la esperanza que infundió en la ciudadanía. Pero su llegada al poder lo enfrenta con una realidad inflexible y terca. ¿Qué suerte correrán los mexicanos que pusieron su fe en él?
SEROTONINA Michel Houellebecq ANAGRAMA
Florent-Claude Labrouste tiene 46 años, odia su nombre y se medica con Captorix, que libera serotonina pero deja efectos adversos: náuseas, baja de la libido e impotencia. Su periplo comienza en Almería, donde se encuentra con dos chicas. Continua en París y va hasta Normandía, donde los agricultores están en pie de guerra. Todo se hunde: Francia, La Unión Europea, la vida de Florent-Claude, hasta que descubre unos escabrosos videos porno en los que aparece su novia japonesa...
PEDRO PÁRAMO Juan Rulfo RM
El joven Juan Preciado llega a la Media Luna buscando el poblado de Comala con el encargo, de parte de su difunta madre, de buscar a su padre, un tal Pedro Páramo, y de exigirle que pague la deuda moral que tiene con ambos. Apenas entra en Comala, Juan Preciado se va dando cuenta de que los personajes que lo orientan y acogen con tanto cariño hace tiempo que no están vivos, y a ratos el pasado y los muertos toman la palabra para contar la historia de Pedro Páramo.
LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER Milan Kundera TUSQUETS
Es la extraordinaria historia de amor entre Teresa y Tomás, pero también la del amor de Franz por Sabina. Y el de Sabina por Tomás... Celos, sexo, traiciones, muerte y las debilidades de la vida cotidiana de estos personajes se entrelazan en una Checoslovaquia convulsa por un ambiente político inestable y explosivo. Es la novela con la que el mundo aprendió a amar a Kundera, por haberlo puesto a contemplar la angustia que implica la libertad.
JAQUE AL PSICOANALISTA John Katzenbach EDICIONES B
La esperada continuación de El Psicoanalista. Han pasado cinco años desde que el doctor Starks acabó con la pesadilla que casi le cuesta la vida y que arrasó con todo lo que había sido hasta entonces, descubriéndole las facetas más oscuras del alma humana, también la suya. Desde entonces, ha logrado reconstruir su vida profesional en Miami. Sin embargo, una noche, descubre, tumbado en el diván, a aquél al que había dado por muerto: Rumplestilskin, pero esta vez no busca acabar con él, sino solicitar su ayuda. Por supuesto, no va a aceptar un no por respuesta.
NOCTURNO DE LA DEMOCRACIA MEXICANA: ENSAYOS DE LA TRANSICIÓN Héctor Aguilar Camín DEBATE
Este volumen en realidad son tres libros en uno. Un análisis ágil y novedoso sobre los lastres que nos impone la historia; una puntual recapitulación de nuestra aún inacabada transición a la democracia, y una advertencia sobre las pulsiones autoritarias del nuevo gobierno. El tema de fondo es el desencuentro de México con la modernidad política.
DE ANIMALES A DIOSES: BREVE HISTORIA DE LA HUMANIDAD Yuval Noah Harari DEBATE
Hace 100,000 años al menos seis especies de humanos habitaban la Tierra. Hoy sólo queda una, la nuestra. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en la lucha por la existencia? ¿Por qué nuestros ancestros se unieron en ciudades y reinos? ¿Cómo llegamos a creer en dioses? Audaz, ambicioso y provocador, este libro cuestiona todo lo que creíamos saber sobre el ser humano: nuestros orígenes, nuestras ideas, nuestras acciones, nuestro poder... y nuestro futuro.
100 GENIOS DEL BALÓN: DE NIÑOS A CRACKS Alberto Lati PLAN B
La infancia de los cracks. Pelé vendiendo cacahuates para tener un balón. Maradona dominando una naranja por Villa Florito. Cruyff pidiendo a su madre que cosiera una franja roja a su playera para que pareciera del Ajax. Garrincha dormido en una fábrica. Cristiano Ronaldo escapando al gimnasio de madrugada. Messi entrando a la cancha por presión de su abuela. Historias y anécdotas fascinantes detrás de cada crack.
EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO Viktor Frankl HERDER
Este libro es mucho más que el testimonio de un psiquiatra sobre los hechos y los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, es una lección existencial, es el estremecedor relato en el que Viktor Frankl nos narra su experiencia en los campos de concentración. Traducido a medio centenar de idiomas, se han vendido millones de ejemplares en todo el mundo.
LOS CUATRO ACUERDOS Dr. Miguel Ruiz URANO
El conocimiento tolteca surge de la misma unidad esencial de la verdad de la que parten todas las tradiciones esotéricas del mundo. El Dr. Miguel Ruiz propone en este libro un sencillo procedimiento para eliminar todas aquellas creencias heredadas que nos limitan y sustituirlas por otras que responden a nuestra realidad interior y nos conducen a la libertad.
JÓVENES LOS COMPAS Y EL DIAMANTITO LEGENDARIO Timba V. K. MARTÍNEZ ROCA
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UNO SIEMPRE CAMBIA AL AMOR DE SU VIDA (POR OTRO AMOR O POR OTRA VIDA) Amalia Andrade Arango PLANETA
SOY UNA NIÑA REBELDE Elena Favilli PLANETA
DONDE HABITAN LOS ÁNGELES Claudia Celis SM
MOMO Michael Ende ALFAGUARA
ELECTRÓNICOS
ARTE
JUNTOS HICIMOS HISTORIA Tatiana Clouthier GRIJALBO
MANDALA MEDITATION COLORING BOOK STERLING PUBLISHING
Un libro que consigna, en primera persona, lo que Tatiana Clouthier vio, vivió y creó en la campaña presidencial 2018 de Andrés Manuel López Obrador. “No me canso de agradecer a la vida el haberme puesto ante este reto histórico: ser una más para cambiar a México por la vía pacífica y democrática. En este texto comparto cómo viví estos casi 150 días, entre cansancio, alegría, tensiones y miedos.”
Colorear mandalas puede ser una práctica que impulse la meditación, la relajación y lacreatividad tanto para adultos como para niños. Comienza tu viaje hacia la paz y la calma con este libro bellamente empacado, que te presenta 92 mandalas para iluminar a tu deleite. Escoge los colores que quieras y atesora, enmarca y presenta tus creaciones.
TIENDE TU CAMA William H. McRaven DIANA
MANDALAS, LIBRO DE ARTE PARA COLOREAR Larousse NUEVA IMAGEN
Si quieres cambiar el mundo, comienza por tender tu cama. Si tiendes tu cama al despertar, habrás cumplido con tu primera tarea. Tendrás una sensación de orgullo y te alentará a cumplir un objetivo más, después otro y otro. El autor, que se repuso a un grave accidente de paracaídas, nos cuenta lo que aprendió durante los ejercicios de rehabilitación más dolorosos que existen: ¡Los logros más trascendentes están hechos de pequeños pasos!
LADRÓN DE ESPERANZAS Francisco Martín Moreno ALFAGUARA
Antonio M. Lugo Olea supo encender la imaginación y la esperanza de millones de mexicanos ofreciendo una lucha frontal contra la corrupción, la impunidad y la delincuencia organizada, la pobreza, la marginación y la injusticia. Hartos de gobiernos ineptos, los ciudadanos han llevado a AMLO a la presidencia de su país. No puede fracasar. Se sabe iluminado, visionario y responsable de la esperanza que infundió en la ciudadanía. Pero su llegada al poder lo enfrenta con una realidad inflexible y terca. ¿Qué suerte correrán los mexicanos que pusieron su fe en él?
MUJERES QUE YA NO SUFREN POR AMOR Corral Herrera Gómez LOS LIBROS DE LA CATARATA
En este momento, mujeres de todo el mundo sufren por un amor soñando con un modelo de hombre que no existe, con una pareja ideal como tabla de salvación. Gracias a la educación recibida, a la sociedad, a los cuentos de hadas, al cine y a las creencias, nos hemos vuelto adictas a la droga del amor, al milagro romántico. Parece inocente, pero no lo es. Al patriarcado le conviene que estemos encadenadas a esta ilusión.
EL SUTIL ARTE DE QUE TE IMPORTE UN CARAJ* Mark Manson HARPER COLLINS MÉXICO
Durante los últimos años, Mark Manson —en su popular blog— se ha afanado en corregir nuestras delirantes expectativas sobre nosotros y el mundo. Ahora, en este libro, nos ofrece su intrépida sabiduría y nos recuerda que los seres humanos somos falibles y limitados, nos aconseja que reconozcamos nuestras limitaciones y las aceptemos, pues esto, según él, es el verdadero origen del empoderamiento.
Este volumen ofrece más de 60 mandalas hindúes para colorear y crear hermosos mosaicos, perfectos para la relajación y combatir el estrés diario. Elige la mejor técnica y deja volar tu imaginación: acuarelas, crayones, gises, pastel, plumones. Lo encantador de este libro: al final, ¡será único!
LAS MEDIDAS DE UNA CASA Xavier Fonseca PAX MÉXICO Todas las medidas para el diseño de una casa, desde el tamaño de los muebles hasta la altura de los accesorios. ¿Cuánto debe medir una escalera o un área de circulación. Esta obra imprescindible para el profesionista, así como para el usuario, incluye un capítulo sobre las necesidades para conjuntos y zonas habitacionales.
THE BEATLES (NOVELTY BOOK) IGLOO BOOS LTD
Los Beatles hicieron el soundtrack de los años 60, escribiendo y grabando grandes canciones, haciendo películas y siendo adorados por sus fans a lo largo y ancho de todo el planeta. Para rendir tributo a su éxito como una de las bandas más amadas de Inglaterra, este kit especial incluye cuatro discos de vinilo y un libro. Para los más exigentes coleccionistas.
AMIGOS DE PELÍCULA Larousse HACHETTE LIVRE Tanto en Inglaterra como en Francia y Holanda, la novedad se ha convertido en tendencia: los libros para colorear han dejado de ser un producto de mediana calidad dirigido a los más pequeños para convertirse en una práctica anti estrés muy popular. En este volumen, sin importar la edad, se pondrá en práctica la relajación por vía del arte, acompañado por los entrañables personajes del universo Disney.
NIÑOS CUENTOS DE BUENAS NOCHES PARA NIÑAS REBELDES Elena Favilli/ Francesca Cavallo PLANETA
CUENTOS PARA NIÑOS QUE SE ATREVEN A SER DIFERENTES Ben Brooks AGUILAR
MIS PASTELITOS: RECETARIO Gris Verduzco ALTEA
GRAVITY FALLS: DIARIO 3 Disney PLANETA JUNIOR
CUENTOS DE BUENAS NOCHES PARA NIÑAS REBELDES 2 Elena Favilli/ Francesca Cavallo PLANETA
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E N T R E V I S TA
Foto: cortesía de HarperCollins México
Brian “Head” Welch presentó Con los ojos bien abiertos (Harper Collins), su nuevo libro en el que habla de su difícil transición de vuelta a KoRn mientras ayudaba a su hija Jennea a superar sus desafíos emocionales, y platicamos con él en entrevista exclusiva.
Ve la entrevista en mascultura.mx
R. de la Lanza
A
ltísimo y flaco, con una melena acomodada en largas rastas que dan volumen a su afilado rostro y una prolija y abundante barba, los ojos sin estar completamente abiertos, como los de esos chicos tímidos, taciturnos y reservados que sólo el paso por la vida te enseña que son los ojos de un alma profunda que absorbe y analiza todo lo que ve, sus brazos tatuados bajo una camiseta de algodón. Es el aspecto típico de lo que mis amigos de la adolescencia y compañeros de banda de rock llamábamos metalero. Brian “Head” Welch es el guitarrista de una de las bandas de metal más importantes del mundo y, dicho sin ningún afán despectivo, al estar frente a él lo que se percibe no es la fama, la celebridad de su papel en la historia de la música, sino la sencillez de un muchacho que ha atravesado por desafíos tremendos para no renunciar a su sueño de ser feliz con la música. Suena cursi, lo sé. ¿Cómo el guitarrista (y ya saben las implicaciones sociales y filosóficas de ser el lead guitar de cualquier banda) de KoRn podría aparecer en la misma frase en la que están las palabras búsqueda de la felicidad? Estoy frente al músico más celebre que haya entrevistado y le entrego el ejemplar
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de 10.º aniversario de nuestra revista, y no puedo evitar sentirme súper conectado cuando me revela que lo que salta a su vista, además de la parodia del Sgt. Peppers, es la presencia de una de las chicas en particular: —¡Oh, Lisa Simpson! —dice señalándola—; esta revista se ve fascinante. A pesar de que hay un mar de distancia en muchos niveles entre Brian y yo, también siento que hay cosas en común para anclar la plática, así que le suelto que yo también toco la guitarra en una banda. —¿De veras? ¿Qué música tocas? —Rock, blues, y quiero comenzar a aprender algo de country —decidí que no quería mentirle sobre mi afición por KoRn, que es real, pero no tan efervescente, aunque pude haberme arriesgado confesándole que desde los 14 años he sido un asiduo seguidor de Metallica y que durante toda mi adolescencia tocaba los riffs más difíciles y veloces de James Hetfield. —Uh, muérdete la lengua —me dice en broma, algo como “la boca se te haga chicharrón”. Ya me siento en el cielo. Otra cosa que Brian y yo tenemos en común es que ambos somos padres de niñas. Y presumo que en los años venideros estaré sometido a las preocupaciones que atormentan a los padres de chicas adolescentes.
En esto, Brian no sólo me lleva unos buenos años. De esa faceta de su vida se trata su más reciente libro, Con los ojos bien abiertos (Harper Collins), que ha venido a presentar a la Ciudad de México, unas horas antes de saltar al escenario del Vive Latino con KoRn. Y por supuesto, no voy a perder la ocasión de colgarme del noble oficio del escritor para decir que en eso también me siento hermanado con Brian. Y es que cuando una estrella tan brillante, una personalidad tan notable de la farándula escribe un libro tan honesto como es Con los ojos bien abiertos, descubrimos que los ídolos atraviesan por las mismas cuitas y padecen las mismas preocupaciones que nosotros, simples mortales. Y en su libro, Brian nos deja verlo como un músico buscándose a sí mismo como tal, y como un imperfecto padre soltero de una adolescente que se enfrenta al infierno de la depresión. R—¡Vaya honestidad brutal! B—Esta generación está habituada a los reality shows, no sé si en México haya muchos, pero en EUA todos los aman, les gusta lo real. Así que me propuse mostrar, compartir las dificultades reales de la vida y cómo pasarlas, porque todos pasamos por muchas cosas, pero necesitamos aprender a lidiar con ellas, con la familia, y entre todos. Así
que pensé en compartir mis dificultades personales, y como mi hija también estuvo dispuesta a compartirlas, quise abrir así la conversación, para que la gente pudiera hacerse una idea de cómo enfrentar todas estas cosas y así lograr la mejor versión de sí mismos. Cuando Brian dejó KoRn en 2005 con la intención de recuperarse de una vida maltrecha por los efectos del abuso de las drogas y excesos de otros tipos —lo que puede leerse en su primer libro Save Me From Myself (Harper Collins)—, encontró en Cristo un ancla moral y espiritual para guiar su nueva vida, y junto al aprendizaje, la paz y la fortaleza que logra el iniciado, llega el entusiasmo por compartir. Pero además, la historia que nos cuenta en Con los ojos bien abiertos es también la de un ex integrante de una gran banda que busca abrirse paso como solista en dosis más sensatas de trabajo. R—A medida que avanzabas en arreglar tu vida y estar más cerca de tu hija, todavía te mantuviste involucrado en proyectos de música, a pesar de que ello te trajo problemas como falsos amigos, asuntos legales y muchas pérdidas. Pensando en lo que la música significa para alguien como tú, ¿valió la pena? B—Creo que sí, porque me enseñaron muchas cosas. Había mucho en mi mente con lo que tenía que trabajar. Hay un punto: lo de la economía, la fama y todo eso; me
en comparación con Él. Nos pide que confiemos, así como los niños que confían en todo lo que les dices, sea lo que sea. Y eso es lo que Dios nos dice: “Confía en mí”. Y eso significa todo para mí. Y lo que he aprendido es que Cristo ha sido tanto hombre como Dios, y amo eso, amo contemplar y meditar en ello, y también me viajo así, porque todo aquello que buscaba con las drogas, llenar esos vacíos en mí, lo llena la fe. R—La parte más importante de tu vida, por lo que leemos, es tu relación con tu hija. ¿Cuál es el papel y la importancia de la familia? B—Es muy importante. Aunque quiero ser muy sensible al hecho de que muchos no tienen la mejor familia, la familia puede ser extendida. Yo soy muy cercano a personas que no son de mi sangre, pero vaya que somos muy cercanos. Los miembros de la banda, sí, también somos mucho muy cercanos. Pero creo que la familia es también sobre llegar a perdonar, porque todos vamos a regarla y herimos a nuestra familia, lastimamos a nuestros seres más cercanos. Pasar por esos asuntos, y llegar al perdón, que es tan importante… Yo la he regado tanto como papá, y mi hija, que ahora toma terapia conmigo, en vez de reclamarme o decirme “¿Cómo pudiste hacer eso?”, me dice “Papá, hiciste lo mejor que pudiste con las habilidades y recursos
Cuentos zen Para meditar en shorts Jon J Muth
¡Ya está aquí! fue muy mal, me hizo ver y sentir cosas que no me gustaron nada. Cuando casi lo pierdo todo, me ayudó aprender que está bien, y que las cosas se arreglarían. Muchas personas con las que estaba conectado podrían hacerme sentir que no valió la pena… O sea, sí valió la pena y a la vez no. Estas personas se aprovecharon de mí, pero también eso me enseñó mucho, en ese sentido valió la pena. ¿Lo haría de nuevo? No. No lo volvería a hacer del modo en que lo hice, pero parte de mí quería saber cómo era llegar a ese punto en el que no tuviera nada más que mi fe en Dios, para ver qué iba a hacer Él. R—En tu libro vemos dos cosas que te mantienen a flote: la música y la fe. B—Sí. Mi fe es todo para mí. Es el núcleo de todas mis relaciones. La Biblia dice que Dios es amor; yo creo que hay muchas malas interpretaciones de las escrituras, porque habiendo sido escritas hace tanto tiempo, tenemos que aplicarlas a nosotros en la actualidad. La fe es el centro de mis relaciones. Todos nosotros empezamos esta vida como niños y luego somos adolescentes y adultos, y lo que quiere Dios es que, después de que crezcamos, tengamos un corazón de niño otra vez, y que te des cuenta de que cuida de ti, aunque ya seas grande, pues sigues siendo como un niño,
que tenías, y yo estoy agradecida por tenerte”. ¿Sabes? Creo que eso es importante para todas las familias. R—¿Qué está leyendo ahora?. B—¡Mucho! Me gusta mucho este libro, de un sacerdote: Fire Within, de Thomas Dubay (Ignatius Press), es de contemplación y meditación con Cristo. Habla de Teresa de Ávila y Juan de la Cruz, dos santos del siglo xvi, que fueron perseguidos porque tuvieron visiones y estaban muy cerca de Dios. Me encanta leer este tipo de cosas. El otro libro que estoy leyendo es este: A Serial Killer’s Daughter, de Kerri Rawson (Thomas Nelson), apenas lo estoy comenzando, es la hija de un criminal estadounidense, y es un libro sobre la fe, también. R—¿Qué es lo que más lees? B—Me gustan mucho los libros sobre el cielo, el paraíso, que escriben las personas que han muerto y luego vuelto a la vida. Me encanta leer sobre sus experiencias y visiones, como In Heaven, de Dean Braxton y My Time In Heaven (Mi tiempo en el cielo, Whitaker House), de Richard Sigmund, que es muy bueno. R—Muchísimas gracias. B—¿Puedo quedarme con la revista? R—Por supuesto, es para ti. B—¡Gracias! +
El oso gigante que llenará de grandes reflexiones y aprendizajes.
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E N T R E V I S TA
Self-portrait (detalle), Rosi e Hardy
El nublado y borroso recuerdo de un fatídico sábado se convierte en una tortura infernal, un inopinado domingo 25 años después, en la nueva novela de Ray Loriga, quien nos compartió en entrevista lo que se propuso explorar en Sábado, domingo. R. de la Lanza
F
ederico es un adolescente inseguro, tímido y quizás excesivamente normal. Vive a la sombra de Chino, su amigo popular, ligador y tramposo, con el que suele salir de fiesta los fines de semana. Pero este sábado el plan cambia un
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Foto cortesía de PRHGE
poco; antes de ir a la fiesta de despedida de Virginia, la prima de Federico, que parte a estudiar en La Sorbonne, los chicos hacen parada en un Vips, donde conocen a una mesera descomunalmente hermosa, que acepta irse con ellos al final de su turno. Así, después de la fiesta de despedida, Chino y Federico recogen a la mesera, y entonces todo se vuelve extraño en la mente de Federico quien, molesto por ver a Chino emprender una más de sus conquistas —a expensas de la billetera de Federico—, y traicionado por un blackout causado por su epilepsia, apenas alcanza a ver y escuchar los elementos de una escena criminal: gritos de la mesera pidiendo ayuda mientras está encerrada con Chino, el ruido de un disparo y sangre en el piso. Pasan 25 años y Federico ha logrado vivir lejos de Chino y esconderse de su responsabilidad en aquella noche fatídica. Pero entonces, en un domingo casi normal, al llevar a su hija a una fiesta, Federico se topa con rostros que había dejado en el lejano pasado, y que lo ponen de cara a su culpa. ¿Es el pasado exigiéndole cuentas después de tantos años? Tal es el argumento de Sábado, domingo, la más reciente novela de Ray Loriga, publicada por Alfaguara. El ya ganador del Premio Alfaguara de Novela en 2017, por Rendición, nos concedió la oportunidad de
platicar con él sobre este nuevo título y las peculiaridades de su temática: la culpa y la incertidumbre: “Es una narración a dos voces, diferenciadas con más de 25 años entre ese sábado y ese domingo —nos dice Ray Loriga—. Me interesaba como experimento literario, pero también como novela, contar la misma historia con dos voces distintas, que son del mismo sujeto, pero que el tiempo ha transformado, y lo ha transformado tanto como a la propia narración”. ¿Qué pasó ayer hace 25 años? A pesar de que Federico no sabe qué pasó aquella noche de su adolescencia, lo que sí sabe es que fue terrible, y que él tuvo un papel importante. Pero todo queda ahí, porque su inconciencia epiléptica han puesto un velo entre él y la realidad. La intención de esta novela es claramente “que el lector pase por el mismo viaje que pasa el narrador —como explica Loriga—, es decir, toda esa angustia que lo arrastra hasta descubrir la gran duda que le infunde la culpa. El protagonista se sabe culpable, por principio, de no haber querido saber qué sucedió en ese maldito sábado, por miedo a estar involucrado, incluso por omisión, que es también la culpa de no haber evitado que sucediera algo muy escabroso, un crimen. Entonces él, durante muchos años pretende estar ajeno
a esa investigación y, al final, ese domingo maldito tiene que encararse con la verdad”. La narración en primera persona, aderezada del monólogo interior en ambas partes, muy diferenciadas en estilo y en intensidad, logran hacer que el lector se sienta muy involucrado. Es imposible ignorar que las culpas que uno lleva tienen ese efecto destructivo que, por muy inocente que sea, al menos nos alejan de circunstancias lindas o al menos favorables en la vida: “La novela es una indagación sobre el peso de la culpa —explica el autor—, sobre la duda no resuelta, sobre la huida como método ¡falible!, porque uno no puede, por mucho que lo intente, engañarse a sí mismo. Como dice el narrador, llega a necesitar saber, sea para mal o para hallar una posible absolución—, pero necesita solucionar ese nudo que ha marcado toda su vida”. Además de la epilepsia, como trastorno neurológico, en la novela aparece el elemento de la enfermedad mental haciendo sombra sobre todo el actuar y el pensamiento de Federico, pues su hermano padece esquizofrenia, y ello aporta un ingrediente peculiarmente interesante en la narración. “La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica —se sincera Loriga—, pero no mortal ni degenerativa. Yo la sufro y aunque no te afecta mentalmente, como algo psicológico, están esos blackouts, momentos borrados de tu cabeza, y eso genera un gran desconcierto, como al protagonista. Pero, en efecto, el asunto de la esquizofrenia de su hermano es algo que sí ha marcado su infancia y su miedo a las enfermedades mentales, que afectan virulentamente a la personalidad, aunque no tiene nada que ver con la que él padece”. El amor verdadero… y perverso Y es que Federico, además de todas las circunstancias que lo atormentan, está perdidamente enamorado de su prima, con lo que se termina de reconocer como extraño, solitario y destinado a lo peor. Este motivo freudiano, casi arquetípico, reflejo quizás de cierta pulsión de incesto, de endogamia, aparece también como un potente detonador de sentimientos culposos, por si acaso hicieran falta en la atormentada alma del protagonista: “Él va descubriendo hasta qué punto está enamorado de ella —explica—. Al principio es una confianza absoluta, es su única amiga, es la única persona que le cae bien, con la que hay buena onda. Y conforme van pasando los años, con esa elipsis en medio,
su situación no ha cambiado. Cuando tiene necesidad de saber algo de sí mismo acude a su prima y se da cuenta de que está profundamente enamorado de ella”. Una voz traída del pasado Con Federico, Loriga revivió la voz de un personaje de su primera novela, Lo peor de todo (Alfaguara), es decir, volvió la vista hacia el pasado tal como lo hace Federico al tener que recordar un sábado de su adolescencia, desde su mediana edad. “Volví a esa voz porque me gustaba —se exculpa Loriga—, y la necesitaba para contar esta historia a dos tiempos, y siendo otro personaje y otra historia, pero tiene elementos comunes con esa voz de aquel adolescente de Lo peor de todo. Y no sabía si me resultaría natural volver a ella casi 30 años después, y lo cierto es que sí funcionó. Era como si la voz estuviese esperando para ser otra vez utilizada”. Porque si bien es cierto que la creación se desprende de su autor para llevar una vida que ya no depende de él, también lo es que esa creación será siempre suya y, en muchos sentidos, el autor siempre será su autor: será aquella fuerza demiúrgica gracias a la cual existe la obra, será responsable de ella, será culpable de ella. La perversa culpa Y la culpa es, pues, un elemento de la condición humana. “Sí. En gran medida, sí —aquí, lejos de pontificar, el Ray Loriga de a pie, uno no tan elevado como el escritor al que acompaña su renombre, comparte lo que parece tener tintes de hallazgo casi trágico—, uno podría pensar que la culpa era propia de nuestra formación judeo cristiana, para hablar de aquellos que somos de países que, aunque no necesariamente practicantes de religión, sí son pueblos que participan de la idea de que la culpa nos persigue. Pero me di cuenta de que está en prácticamente todos los seres humanos esa idea de tener de enfrentar responsabilidades entre causa y efecto y, a veces, al no ser capaces de hacerlo, algo, un retén de la mente nos obliga a solucionar esas supuestas culpas que podemos arrastrar”. Ray Loriga está en el inicio de su gira de promoción de Sábado, domingo, y espera venir pronto a México, aunque ya lo acompañan la ideas para una nueva novela: “Estoy todo el día de viaje y aún no tengo muy claro por dónde voy a tirar [la nueva historia], aunque sí tengo ya una idea. Espero que nos veamos pronto allá”.+ 13
I N F I N I T I VO S
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C U E R P O S
I T Z E L
M A R
oda mirada es invención. La realidad es la de nuestro conocimiento, no la que es. Biológicamente, la vista se desarrolla como un sistema de orientación y supervivencia. Entre más evolucionado es un organismo, más compleja se vuelve su mirada. En el ser humano, es el resultado del sofisticado trabajo del cerebro, que incluye los recursos mentales y las emociones. Por ello, no hay nada tan personal como mirar. Así, nos posamos con los ojos sobre lo existente para tocar y comunicarnos. La mirada construye la experiencia a través de los hallazgos. Entonces, vemos nuestros conceptos. Y con la memoria revemos. “La emoción está ligada a la imagen. La memoria visual está unida a la emoción”, dice Oliver Sacks. Nadie puede ver lo q u e yo
sentidos, exhibirse y mirar tienen la misma importancia y suelen convertirse en el centro de gravedad de nuestro día. Podemos permitirnos cualquier olvido: un documento, las llaves, el almuerzo, pero imposible olvidar el teléfono celular o la tableta electrónica porque es, de inmediato, motivo de ansiedad generalizada: con todo y taquicardia, sudoración abundante, respiración entrecortada y sensación de muerte inminente. El ser aceptado por los otros aunque sea de mentiritas forma parte de la canasta básica de nuestros deseos. El sentido de pertenencia virtual y el exceso se han con-
veo. Me detengo, con curiosidad, frente a ciertas formas que intentan decirme algo... ¡Hay tanto que cobra sentido sólo si es registrado con el silencio! En la taxonomía de los gozos, mirar ocupa un lugar sobresaliente. Sin embargo, en esta, la era de los excesos, la sobreinformación visual ha transfigurado la mirada en una incómoda manía. Hay tanta oferta de imágenes que terminamos diluyéndonos en el vacío de la desatención, perdidos en un tumulto de estímulos sin sentido. La digitalización de la existencia impone inmediatez. Hay que mirar a los otros, a todos, el mayor tiempo posible, a toda hora, aunque no los conozcamos; estar atentos de sus trayectos, sus horarios, sus fotografías de cumpleaños, sus deseos, sus gustos culinarios, sus pensamientos, sus más preciados secretos. Y para ser parte del juego, hay que exhibirse de igual manera; es preciso mostrar nuestra mejor sonrisa, los recuerdos de la infancia, la fotos con los amigos y la pareja, los logros académicos y los domésticos (como enseñarle a tu perro a no orinar sobre la alfombra). En esta calle de dos
m o s hondo. Regocijémonos, de nuevo, con La ventana indiscreta (1954) y Psicosis y k s e, Ban (1960), de Alfred Hitchcock. likes m Nobody Volvamos a ver La secretaria (2002), de ve r t i d o e n Steven Shainberg. Y, sin duda, a los que nos gusta mirar con afectos. Y no se conoce depresión mayor, ni siquiera descrita en el dsm-5 (Manual detenimiento, también nos gusta leer. Todo diagnóstico y estadístico de los trastornos buen lector es un ducho voyeur. Excelentes mentales), que la causada por la pérdida del escritores nos han regalado piezas donde el pudor sale sobrando y la invasión a la celular. Hoy es requisito, para existir y ser to- privacidad es una provocación. Gay Talese, mado en cuenta, exhibirse y mirar gratui- renombrado periodista norteamericano, tamente y con obsesión, a tal grado que escribe el controvertido libro El motel del Internet, a través de las redes sociales, se voyeur (Alfaguara), interesante obra del ha especializado para satisfacer todos los periodismo narrativo, escrito a lo largo de gustos. Así tenemos que Instagram es el décadas, sobre un hombre que adquiere un paraíso de los consumidores de imágenes, motel y se dedica a espiar a sus inquilinos en tanto Twitter es el templo donde los mi- cuando tienen relaciones sexuales o cuando rones del discurso se regodean. Y en Face- cometen actos violentos. Con el afán de book cualquier tipo de fisgón y exhibicio- contar la historia, Talese se convierte en el voyeur del voyeur y abre el debate sobre nista es bienvenido. A diferencia del voyeur clásico, que era los límites éticos del periodismo y sobre un observador secreto de la vida privada de el perturbador disfrute de lo prohibido. los otros, quien se tomaba su tiempo para ¿Por qué somos atraídos también por las convertir en todo un ritual la observación, imágenes aberrantes? La respuesta puede el seudovoyeur contemporáneo juega al mis- ser la del exquisito fotógrafo francés Henri mo tiempo la función del mirón y el mira- Cartier-Bresson: “¡Mirar lo es todo!”. + @aegina23
do, en un apresuramiento impuesto que le impide conseguir placer a plenitud porque entre que mira a los demás y mira si ya lo miraron, no se da abasto. Además, ¿cuál es la emoción de contemplar sin la adrenalina que produce la posibilidad de ser sorprendido? Ya no es posible ejercer la imprudencia y la indiscreción, como a la usanza del voyeur tradicional. En su más amplio sentido, el voyeurismo es la práctica del mirar y detenerse en lo mirado, por puritito gusto. “Dar a ver”, insiste Paul Eluard. Contemplemos con calma La gran galaxia, de Rufino Tamayo; el Pájaro de dos caras, de Juan Soriano; un Autorretrato, de Frida Kahlo. Detengámonos a observar, sin cualquier asomo de prisa, las fotografías de Graciela Iturbide y frente a Nuestra señora de las iguanas respire-
muac.unam.mx
13.04 – 06.10.2019
T E M A
D E L
M E S
Armando Vega-Gil
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You’re as dead as a desert night
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In memoriam A sólo minutos de que este número entrara a imprenta, recibimos, conmocionados, la noticia de que la vida de nuestro querido amigo Armando Vega-Gil se había apagado. Celebramos su amor y entusiasmo por el rock, la literatura y, en fin, su amor por la vida. Descanse en paz.
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”
, ahora, ¿qué íbamos a escuchar?, me preguntaba en el año aciago de 1971. Mi percepción del rock, ese ruiderón . (mamá dixit) que yo amaba y nos daba una flaca identidad a mi hermano y a mí —que dudábamos en dejarnos el pelo un poquitín largo—, era que estaba suspendido en un nubarrón de luto: Jim Morrison había muerto a mediados del año, en París, cerrando el triángulo de sangre y drogas suicidas en las que el rock se auto engullía, ¡glu!, con los cadáveres de la heroína —valga la ironía—, Janis Joplin, y del brujo quemaguitarras, Jimi Hendrix. Se dice que la cia había empujado el uso de opiáceos cultivados en Sinaloa para reventar desde sus entrañas a los Black Panters y la revuelta estudiantil. Fue cuando los chicos anglos encontraron en la sicodelia una esperanza gregaria, y grandes festivales
como los de Woodstock, Monterrey (el de California, no el de Nuevo León) y la Isla de Wight fueron el encuentro de cientos de miles en un ritual de paz y amor. El trip terminó a cuchilladas cuando en el Altamont Festival, los Rolling Stones, haciéndose los muy rudos y chistositos, llegaron al escenario montados en las motos de los Hells Angels, un grupo de ultraderecha WASP, de racistas y violentos que cerraron el concierto matando a un morrito afroamericano que había ido a bailar en paz. Lennon lo explicaría así: The dream is over. El rock estaba aterido, mirándose en un espejo... Y, ahora, ¿qué íbamos a escuchar mi hermano y yo? * * *
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Foto: Halfin
But you were under my wheels, honey
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En México, en ese año desgracia, la revuelta estudiantil y el rock también habían sido aplastados: 10 de junio, Jueves de Corpus en las calles de San Cosme, con una centena de muchachos masacrados a sangre fría, acusados de “conjurar contra la patria”. En sentido contrario, un sueño jipiteca siguió a la pesadilla, la respuesta mexicana a las congregaciones del mundo anglosajón: el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro. El viaje de ida y vuelta de más de 150,000 muchachas y morros a Valle de Bravo había sido infernal: hambre, lluvia helada, enfermedades gástricas y respiratorias; un equipo de sonido insuficiente y malo; encima, la corriente eléctrica se fue una y otra vez, dejando la madrugada en penumbras. Aún así, el 11 de septiembre esa muchedumbre tocó las barbas de Dios en el punto álgido de la noche, cuando el guitarrista de Peace and Love gritó al micrófono, en el estribillo de “Tenemos el poder”, una pequeña oración de arenga que quedaría grabada en la historia de la música mexicana: “¡Chingue su madre el que no cante!”. Gobernación bajó el switch de la estación de radio que transmitía el concierto. Y no quedó ahí el golpe de guillotina del Estado mexicano: a punta de macana, clausuraron los cafés cantantes donde las bandas nativas tocaban para un público que nos poníamos hasta atrás con cafecito y cocacola con nieve de limón. Se prohibió el rock nacional en las estaciones de radio que, tímidamente, lo programaban. Se hizo el silencio. De ahora en adelante, el rock sería el de “Yellow River”, “Sugar, Sugar” (con los Archies) y el de los Monkees... que siempre derrotaban a los Beatles en los programas de «¿Bueno, por quién vota?». * * *
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You could be the devil, you could be the saviour
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Mi madre nos había prohibido a mi carnal y a mí ir a Avándaro, encerrándonos a cal y canto. Él rabiaba: jamás volvería a oír esas bandas que solían tocar en el patio de mi escuela en conciertos organizados por los porros del Poli. Entonces fue que mi hermano rompió el silencio: “Esto es lo que ahora vamos a escuchar”, decretó y, en un acto de torpe rebeldía, comenzó a ir a los inmundos hoyos fonquis de la periferia de la ciudad en los que tocaba el Three Souls In My Mind, cosa menor, de no ser por el arranque a su afición por el Resistol 5000, desarrollando a la par una pasión enfermiza por el rock de avanzada. Y comenzó a llegar a casa con discos y más discos, importados de Europa y Estados Unidos. Sin entenderlo del todo, perplejo, me inicié con Pink Floyd en su álbum doble, Ummagumma, de gritos aterradores y búsquedas desconcertantes; el cuarto de Led Zeppelin, donde el baterista, John Bonham, se disparaba en polirritmias inimitables que coincidían con el resto de la banda allá a lo lejos; Deep Purple In Rock, con lamentos de tenor castrato; el Live At Leeds de The Who, cubierto con una bolsa de estraza como esa donde el panadero echaba mis bolillos de a peso. Frank Zappa, Yes, Il balleto di Bronzo, Bowie… Esos LP eran carísimos y sólo se vendían en un par de tiendas inaccesibles, ¿de dónde sacaba mi hermano el dinero para comprarlos? Mientras, el humor de mamá empeoraba. * * *
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She asked me why the singer’s name was Alice
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Un mal día, mi carnal apareció con un disco de apariencia enfermiza, fascinante: sobre un fondo rojo, una serpiente lanzaba su lengua amenazante. El nombre de la banda y el título del disco estaban trazados en la portada con letra retorcida, arañada por un sicótico: Alice Cooper, Killer. ¿El eco de los crímenes seriales de Charles Manson resonaban en esos rayones?
Por Adrián García @adrian_garciros
Ojos bien cerrados dir. Stanley Kubrik, 1999
Las sociedades secretas si existen y viven en Nueva York. La obra póstuma de Stanley Kubrik recorre el mundo secreto de la clase más poderosa de la gran manzana, sus fiestas privadas y las perversiones que se encuentran en ellas. Eyes Wide Shut cuenta la historia del joven y exitoso doctor Bill (Tom Cruise), quien, después de tener una discusión con su esposa Alice (Nicole Kidman), se ve envuelto en una noche caótica, impulsado por la curiosidad de descubrir una forma de vida que le ayude a saciar sus deseos sexuales. Avanza a ciegas por un camino peligroso, sin darse cuenta que esto podría costarle el matrimonio. Y su vida. *
Atom Heart Mother Pink Floyd
La banda británica que hizo del rock progresivo algo cool. De la locura creativa de Syd Barrett a la protesta colectiva de Roger Waters. Una canción que dura más de veinte minutos tiene muchas cosas que decir. Con Atom Heart Mother, Pink Floyd dejó atrás en 1970 el sonido psicodélico para entrar en el poco explorado rock progresivo de aquellos tiempos. Con melodías complejas y la mezcla de distintos géneros musicales, la banda logró redefinir su sonido hasta hacerlo tan innovador que se convirtió en su sello característico. Atom Heart Mother fue el cierre de una era, inclusive se puede apreciar en su portada, para la que pidieron que no se utilizara ningún elemento que hiciera referencia a la psicodelia: se escogió la fotografía de una vaca. * * Lee las reseñas completas en mascultura.mx
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En la contraportada se retrataba una banda con aliento a glam-rock, de no ser por el frontman, desgreñado, insolente, con un horrendo maquillaje de ojos chorreado en patas de araña, velado por una sombra que no dejaba ver si el tipo nos barría de arriba a abajo con perversidad carnicera. La portada se desplegaba en una amplia pestaña unida a la cubierta por un punteo de corte, como tapa desprendible de cereal Corn Flakes: cereal killer. El desprendible era un calendario que a su vez se desdoblaba, como almanaque de pollería, con la foto del asesino en cuestión, colgando de un cadalso. Esta portada no tenía nada que ver con las limpias piezas conceptuales de Hipgnosis para Pink Floyd o las de belleza extraterrestre que Roger Dean hacía para Yes. Para amarrar la invitación a la rica pesadilla de Killer, al sacar el vinyl, la luz se refractaba, sucia, en un plato rojo. Esta versión que jamás volvió a repetirse, 48 años después, llegaría a cotizarse en cientos de dólares, como aquella primera edición de la autobiografía de Cooper, Me, Alice. Y las sorpresas no paraban: en los créditos aparecía Bob Ezrin, productor ni más ni menos que de Pink Floyd. Él había heredado la banda de manos de Frank Zappa, quien produjo tres álbumes de esa agrupación extraña, que era lo que él andaba buscando, pero que la escena de Los Angeles había detestado, acostumbrada a la música ácida de Greatful Dead y así. Saltando de nombre en nombre, Alice Cooper Band comenzó como un grupo de chicos que sabían mucho de arte pero nada de música y que se divertían haciendo mímica con discos de los Beatles. Tanto les gustó esto que decidieron aprender a tocar, cosa que nunca logaron del todo, lo cual confirmaría un disco pirata —esas extrañezas que mi hermano, exhibiendo una riqueza que no había en mi casa clase mediocre, compraba en Hip 70—. Esto no frenó a Ezrin, que vio un diamante en bruto en la música de estos chicos, y, trabajando arduamente, consiguió una obra maestra que para Sex Pistols sería el mejor disco de la historia. * * *
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Yeah, you seem so civilized
bocaba en la canción clímax de este disco semillero: “Killer”. Si ya me había inquietado de placer culposo “Halo Of Flies”, que iniciaba con el zumbido de un enjambre de moscas panteoneras —verdes con pelos—, “Killer” se aplacaba en la anagnórisis de un pasaje de cantus de iglesia anglicana, junto al sonsonete de un cura que acompañaba al tal asesino a la horca. Al final de la grabación, la puertecilla de un cadalso chasquea y se abre de golpe para fundirse en un gruñido retraído en el remolino de un wc monstruoso, herido: “El criminal cuelga de la soga”. Todo esto me lo imaginaba a la perfección en el relato musical, sin que nadie me explicara nada, sin que yo tuviera que ver la acción en vivo: tal era el poder de esa música de pronto pintada con metales estilo Chicago, cuartetos de cuerdas muy a lo Ruby Tuesday, episodios narrativos en la nueva tradición de Tommy. Meses después, esta banda indefinible saltaría al revuelo mediático, con su cantante vuelto la mismísima Alice Cooper, esa chica muerta en los años de la colonia y que se le aparecería en una sesión de Ouija; él, Alice, que en pleno concierto bebió la sangre de una gallina degollada, como el cuento de Quiroga, como el murciélago de Ozzy. Al final del disco supe que el rock saldría librado del aterimiento de 1971 de la mano de bandas que calarían hondo. Pero de esto tuve que enterarme por otras vías que no fueran las joyas discográficas de mi hermano, el furioso: mi madre descubrió cómo él, a nivel hormiga, le robaba sus anillos y aretes, sus centenarios celosamente ocultos para sacar a la familia de futuros atolladeros. De allí él se fue al hurto de autopartes, y terminó vendiendo sus LPs, entre ellos el valioso Killer... Y fue que, sin otra alternativa, comencé a frecuentar los hoyos fonkis de mi hermano, y las orejas se me echaron a perder en ese extraño objeto que sería el rock mexicano después de la larga cruda de Avándaro. * * *
but I still did destroy her, and I will smash... halo of flies
48 años después, Killer y Alice Cooper seguirían siendo piezas clave para entender hartas veredas fundacionales del rock, desviaciones y llegadas, triunfos y fracasos... y el rock vivirá un nuevo impasse del cual muchos augurarán su muerte, mientras mi hermano y yo, demodés y arrugados, seguiremos escuchando rock setentero ante el disgusto de mi madre que habrá llegado triunfante a los 87, escuchando a Javier Solís y no nuestro ruiderón. + @ArmandoVegaGil
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¿Qué era todo esto? “Veamos...”, y, a escondidas de mi madre escandalizada y mi hermano envidiosísimo, puse la aguja sobre el disco que rodaba en mi tornamesa. La sorpresa fue enorme: esta obra era continuación y ruptura radical con lo que se venía haciendo hasta esos días: ¡guau! (así decíamos antes del wow!), las canciones eran constructos minuciosos, plagadas de 18
engranes ingeniosos que ensamblaban en un puzzle preciso un montón de paisajes sonoros dispersos y que a leguas se notaba que no eran obras de músicos de formación, sino producto del empeño de tipos intuitivos que machacaban la música hasta volverla un continuum coherente. Rockers luchones. Yo escuché una y otra vez las ocho piezas, escrutando el trabajo de esas guitarras que retomaban los avances del rock gringo —la mano de Zappa pulsaba allí—; el bajo influenciado por el cien veces imitado Paul McCartney; la batería abierta, a lo Keith Moon. Sobre esta cama en llamas se erguía una voz aguardentosa y cálida, disparada en notas altas, apretadas por la tesitura de barítono del cantante que, sobre todo en Desperado (Pistolero), hacia los registros bajos, se emparentaba con Jim Morrison: sí, la canción era un homenaje al Rey Lagarto, un bandolero con pantalones de cuero, cuyos huesos pelados caían en el polvo del desierto. I’m a killer, I’m a clown. Aún así, con todo este poderío, me sorprendía que la voz del desmesurado frontman no fuera el eje de las piezas, sino la música, con largos pasajes que, a diferencia de los solos de la sicodelia o los exquisitos desarrollos del progresivo, cumplían en Alice Cooper una tarea teatral. Aún sin verlos en escena, me provocaban un efecto alarmante, como en Dead Babies, la historia de Little Betty, quien había muerto por tragarse un frasco de analgésicos que la madre alcohólica y el padre ausente, perdedor, dejaran en un botiquín. Bebés muertos, no pueden cuidar de sí mismos. Bebés muertos, no pueden tomar cosas del estante... aunque, bueno, de todos modos no los amábamos. Después me enteré que el cantante, Alice, quien se apropiaría para siempre del nombre, que haría suyo ad æternum, tomaba una hacha y, haciéndola de emoción, decapitaba en escena a un bebé de plástico, de esos que paseaban las niñitas en carriolas. A la distancia, estos actos se antojarán torpes, sobreactuados, pero en esos días paraban de punta, sabroso, los pelos a la gente. La influencia de Peter Gabriel en los performances de Genesis iban más allá, en una dirección distinta: la de horror. De aquí abrevarían años más tarde Kiss, El Show de Terror de Rocky —como parodia desfachatada—, Slipknot —como inflexión extrema. Alice Cooper: piedra de toque. * * *
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Puenteadas por el griterío de un juzgado: “¡Orden en la sala!”, Dead Babies desem-
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Can’t you hear that ghost that’s calling
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Jorge Leiner
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El hecho es, como dicen, irrelevante. Lo importante es la emoción que acompaña a la acción y la manera en la que esa emoción nos afecta a todos, a cada uno de un modo diferente. Alguien puede encontrar una tristeza inenarrable en un saludo no devuelto. Alguien más puede encontrar alivio en saber que ese mismo gesto se traduce en un cese permanente de eso que alguna vez fue una relación. Emociones. Atadas a nosotros de manera permanente. Dán-
Ilustración: Santiago Vecino
xistimos en dos realidades separadas, pero complementarias. Por un lado, existimos en el mundo físico, en el mundo de las dimensiones medibles y cuantificables. En el reino de X, Y y Z. En ese mundo nos movemos todos los días, comemos, trabajamos, interactuamos con los demás y es en esa interacción donde se abre la posibilidad de expresar nuestras emociones. Puedo decirte que te quiero. Puedes decirme que me odias. Puedo desearte de cuerpo completo. Puedes tratar de lastimarme.
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todo eso que no podríamos decir frente a frente. Llevan nuestra paciencia y nuestra predisposición a la discusión a niveles que pudieron ser desconocidos para nosotros mismos. Las condiciones que el entorno virtual crea son perfectas para que —escudados en el anonimato o no— esas peores partes de quienes somos salgan a la luz de la pantalla. Si esa pantalla eventualmente se apaga, dejando el proverbial espejo negro que da título a la serie de tv, sentimos el deseo imperante de encenderla de nuevo para continuar con el desfile de malas palabras, de argumentos interminables, de buscar el like fácil. Ansiedad. Todo eso se traduce en ansiedad por la siguiente inyección de bytes. Es algo comparable al estado perpetuo de conexión de un escritor. El escritor nunca, está realmente en descanso de su labor. Su mente repasa una y otra vez los detalles de su trabajo, así que el apagar la computaIlustración: Ángel Boligán
donos esa cualidad especial que nos hace ser estos animales sociales, arquitectos de estructuras complejísimas, reales y virtuales. Es, precisamente en esas últimas, donde la segunda realidad en la que existimos se manifiesta. Las estructuras sociales virtuales siempre fueron una consecuencia natural de nuestro deseo por ampliar los horizontes en los que podemos colocar una bandera nueva. El fondo del mar no es una opción. Otros planetas tampoco lo son (al menos no por ahora). El terreno inmenso de lo virtual es donde podemos movernos libremente, llevando todas esas emociones con nosotros, interactuando con el resto, de maneras diferentes y peculiares. Una fotografía en Instagram puede ser apreciada por alguien del otro lado del mundo. Una idea puede ser comentada y discutida a través de hilos interminables en Twitter. Medios de alcanzar a los demás. Medios para poder ser alcanzados. La noción completa suena fascinante. Implica la posibilidad de hacer eso que todos, de una manera u otra, queremos lograr: conectar con los demás. Extendernos para alcanzar a alguien, sea física o virtualmente. Una maravilla. ¿Entonces por qué sentimos tanta tristeza al respecto? Piénsalo tan solo un minuto. Las redes sociales son generadoras impresionantes de tristeza, melancolía y ansiedad. Y no se trata de romantizar los términos. Se trata, en verdad, de extraños casos de tristeza tecnológica. Melancolía virtual. Ansiedad digital. Si hablamos en un principio de la tristeza, puedes entenderlo en ese momento en el que, en un ejercicio de aislamiento autoimpuesto, el mundo real deja de significar algo para darle paso a la vida en redes sociales. La trama se complica cuando esa vida que transcurre en la pantalla de la computadora o del smartphone, no es una vida mas apacible que la que llevamos fuera de ellas. El sueño digital se convierte rápidamente en una pequeña pesadilla cuando el like de esa persona para tu mejor fotografía no llega jamás. Cuando las palomas azules de Whatsapp no se traducen en una respuesta. Cuando ese tweet cuya composición elocuente y de una claridad fabulosa es ignorado. Más aún, la pequeña pesadilla crece en tamaño y alcanza niveles insospechados de drama cuando una discusión sale de todo control y terminas una relación por esas cuatro o cinco palabras carentes de entonación que salieron de tu teléfono, encontrando un estado de ánimo del otro lado que no tenía la paciencia suficiente para aceptarlas. Las redes sociales son, así, generadoras de infelicidad. Nos atrevemos a decir
dora no hace mas que una pequeña diferencia en cuanto a continuar con la actividad en su cabeza. Ese fenómeno resulta algo que no es reservado para el dramaturgo, para el novelista o para el ensayista. Se trata de una experiencia que todos hemos vivido, en menor o mayor grado, que depende enteramente del número de followers y del alcance que quieras lograr. Triste, sí. Hemos conseguido crear nuevos mundos a los que accedemos desde la palma de nuestra mano. Mundos completos de interacción a los que llevamos esa infección de tristeza, como si se tratara de un virus. Hemos dejado que esa tristeza corra libre, e incluso, le hemos dado diseño para que se encuentre presente y personalizada todo el tiempo. Debemos ser capaces de librarnos de eso, antes de que la sonrisa que se dibuja en nuestro rostro al pensar en una gran idea que merece ser compartida con el mundo, en beneficio de todos, se transforme en una mueca de amargura al anticipar un solo like. Si hemos de ser capaces de dar un revés a esta forma de poder, dejemos que las palabras y las imágenes viajen libres de emociones negativas por nuestras dos realidades, tratando de encontrar satisfacción pura en el mero acto de hacerlo, no por la respuesta que esperamos de los demás. + @Jorg3leiner
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iempre me he preguntado dónde se encuentra el límite del deseo, la delgada línea entre la fantasía y volver los pensamientos realidad. Como animales salvajes enjaulados en sus pensamientos y deseos, ansiosos por liberarnos y volcarnos en otro, ¿dónde está la línea de la fantasía, la moral y la perversión? ¿De verdad es incontenible el deseo de consumarse en otro? Imaginen a Henry Miller, hablando de miembros, cuerpos, bocas, braguetas, poseyendo a la mujer que amaba y a la mujer que se cruzaba por enfrente, pero al mismo tiempo en Sexus (Edhasa), reconociendo que “para llegar a las profundidades de una mujer, es cuando le entregas tu alma inequívocamente”. Se habla de sonidos, de rituales, de circos montados en habitaciones oscuras y a media luz. Pasión, arrojo y amor. Bukowski haciendo lo máximo o lo mínimo para invitar a decenas de Mujeres (Anagrama) a pasar un momento en su habitación, para terminar mirándose frente al espejo y descubrir que puede existir la conjunción de cuerpos, pero sin la unión de almas o pensamiento se encontrará de nuevo solo, completamente vacío. En Mujeres leemos los gozos de un hombre, disfrazados de soledad y demasiada melancolía, la derrota de un hombre insaciable de amor, no tanto de deseo. Y entonces el amor se convierte en perversión, amar como si fuese una prostitución del alma, como dice Hanif Kureishi en Algo que contarte (Anagrama). Muchas veces creemos que lo que llamamos perversiones nos lleva necesariamente a indagar en territorios desconocidos de intercambios, infidelidades, grupos, instrumentos y hoteles, cuando en cualquier intimidad es posible saciar el hambre del propio cuerpo y espíritu: hombres y mujeres que se enamoran para continuar inyectándose la droga necesaria de la atención, el cariño, el orgullo, la admiración y el reconocimiento, para sentir la energía necesaria de continuar. Como vampiros succionando la sangre del otro, vamos saltando de lado a lado, y nunca termina de ser suficiente. Y quizás sea la propia naturaleza o nuestra propia inestabilidad, al final se vuelve el camino de la propia búsqueda, sacudiendo así los mitos, tabúes, y miedos en torno a nuestros cuerpos y a la sexualidad, necesaria para algunos, irrelevante para otros, pero sobre la que todos debemos contar con el derecho a decidir con quién, cómo, cuándo y dónde; en el momento preciso o en los momentos inadecuados, deshaciendo las barreras de la mente, del prejuicio Todo esto no podría haberlo aceptado y descubierto, de no ser
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C H R I S T I A N
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VO L K M A R
por Inmaculada (Inmaculada o los placeres de la inocencia, fce), una joven que dentro de la narrativa de Juan García Ponce, decidió llevar a su máximo nivel el placer, reconociendo su cuerpo y las bocas de otros, llenándose hasta el hartazgo de haberlo vivido tanto, que se encuentra saciada y satisfecha con ella y el deseo. Para poder volver y continuar, sin remordimientos, sin arrepentimientos. Un capítulo y nada más. ¿A qué llamamos perversión? Y es que cada uno tiene su propia concepción de ello, y del deseo, considerando que mientras haya voluntad de ambas partes, así como de libertad, el amor debería disfrutarse tal y como es. Pocos podremos olvidar la adaptación de la obra de André Aciman, a través del ojo de Luca Guadagnino, en Llámame por tu nombre (Alfaguara). El primer romance de Elio a sus 17 años, con Oliver, un norteamericano mayor que él. La pasión y el cariño inesperados, traído a través de una amistad. El deseo incontenible de intentar algo nuevo, de experimentar, la fascinación por el placer y el creer que el amor en la bucólica Italia durará para siempre. Un adolescente adentrándose en el amor y la sexualidad, y un hombre regresando a eso mismo, como si fuese nuevo, viviéndolo sin miedo. Desde hace mucho tiempo se vive y después se escribe, a través de la pasión humana. Sin el fruto de aquellas pasiones —y supuestas perversiones— no existirían las grandes obras de cientos de seres humanos ávidos de expulsar las emociones y recuerdos incontenibles, todo como un cierto método terapéutico. Por otra parte, teniendo a los lectores que se reconocen en todas esas obras, en aquellas cenas, en aquellas camas, besos, cuerpos, encuentros casuales, y viajes... lectores que fantasean o alimentan sus fantasías. En la imaginación todo está permitido, ¿cómo ponerle límite al pensamiento? Sabemos que, por supuesto, hay un lado maligno y oscuro en la humanidad, conciencias egoístas, que han cruzado el límite, causando daños irreparables por satisfacer sus cuerpos contaminados. Sin embargo, creo profundamente que la pasión y el deseo, en conjunto con el amor, la confianza y el respeto, son aspectos de la humanidad que deben vivirse en libertad, sin culpa, en la intimidad, y ante el mundo, sin prejuicios. Los libros, pues, abren nuestras mentes y nuestras almas. Y leemos, leemos más, para descubrirnos a nosotros mismos, y voltear a ver a los otros. Para descubrir que no hay amor sólo dentro de la “normalidad” y que las perversiones son las llaves para los límites del deseo. + @att_volk The Angel of Meat, Mark Ryden
S EC U E N C I A S
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arrar un episodio de la historia implica el riesgo de que el rigor histórico y la contemplación objetiva nublen el estilo y conviertan el texto en una monserga fría y aburrida. Si bien es verdad que hay historiógrafos que destacan por su amenidad y dinamismo, tal virtud no es nada fácil, en especial cuando el asunto que se trata es una serie de eventos muy puntuales que pueden abrir viejas heridas de vergüenza y manipulación política. Con Boicot, el pleito de Echeverría con Israel, Ariela Katz Gugenheim consigue reconstruir un extraño capítulo de las relaciones de México con Israel y Estados Unidos —y que derivó en un boicot turístico promovido por la comunidad judía del vecino del norte— en un estilo no sólo ameno y grato, sino incluso divertido. El libro comienza con una grilla absorbida por Luis Echeverría,
entonces presidente de México, en un congreso internacional sobre la mujer en la Ciudad de México. Al parecer fue muy fácil introducir la polémica afirmación de que el sionismo es una forma de racismo. Y así comenzó esta historia, narrada de un modo delicioso, del jefe de Estado con aspiraciones de ser Secretario General de la ONU, que genera enredo tras enredo, y obliga a invertir una inmensa cantidad de energía en el camino para calmar a Israel y a las comunidades judías de los EUA y México, sin tener que renunciar a sus sueños de llegar a la ONU. Con una clara influencia de maestro de Lorenzo Meyer, el texto avanza como las rutinas de los grandes comediantes que cuentan situaciones completamente hilarantes con “cara de palo”, y eso lo hace infinitamente divertido.+
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N I Ñ O S
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E R I K A
O LV E R A
METATEXTOS an otros que incorpor Son aquellos alidad— re de os s plan textos —u otro los que en n. Son libros en la narració tre los en a se ya cción, otras se da la intera de s l libro y lo tre en personajes de en bi o s, iverso El . or historias o un ct le y el propio a de los personajes ur pt ru la a s gracia humor se da impacto narrativas y al s ra te on fr s la . (Ejemor ct le l de ativas en las expect y Mons, Ediciones SM plos: Chester, etra.) truo Voraz, Le
@figura_retorica
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l carnaval, desde sus orígenes, es una festividad en la que cabe cierta permisividad y relajación para romper con “las buenas maneras”. Bajo los disfraces y las máscaras era posible adquirir otra identidad y entonces portarse un poco mal. Hasta la fecha, parte de esta esencia prevalece. Sabemos que la lectura suele llevar una carga de deber, algo que tiene una relación directa con el ámbito escolar y con el aprendizaje, especialmente en la infancia. Esta concepción resulta contraproducente para inculcar realmente el hábito de la lectura en los chicos. No todos los libros deben ser serios. No todos los libros tienen que enseñar algo. En tanto despierten sentimientos, interrogantes, risas e imágenes, más se asociará la lectura con una experiencia placentera y divertida. Sigmund Freud se refería al humor como “grandioso, liberador y patético” y aseguraba que contribuye a la salud mental de los individuos. Por otro lado, el humor ayuda a cuestionar la autoridad, a transgredir, a retar a la mente y a acercarse a verdades que de otra manera serían difíciles de aceptar. El carnaval puede convertirse en un pretexto perfecto para elegir títulos llenos de humor, que sean un poco más más irreverentes y juguetones para llevarse a casa. Además, serán perfectos para leer en días de vacaciones. Y recuerden que los buenos libros para niños son buenos libros para todos. A continuación, algunos modelos (no quiero llamarles géneros) de libros para niños (y para todos), que juegan con el humor y con la ruptura de paradigmas:
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PARÓDICOS n a otros, e hacen alusió Son textos qu elemens no bian algu sólo que cam exagerarstorias para tos de las hi truir así ns co zarlos y los, caricaturi suelen s. Los finales o que nuevos relato m is m lo mpleto, cambiar por co ra los personajes. pa los desenlaces se abren urre cuando El humor oc historias ades para las otras posibilid Cuentos : os (Ejempl ya conocidas. s, Alfaso er rv pe s ño ni jugar, en verso para ra pa Cuentos guara Infantil; Loqueleo.)
MUSICALES
ABSURDOS Tratan situaciones exageradas o totalmente fatales que, por su imp robabilidad, y la forma literal en la que se plantean, son irreverentes y conducen a la risa. En este tipo de libros es común encontrar situacion es crudas o incluso mórbidas. Son particularmente buenos como desa fío para la inteligencia de los pequeños , así como para ir construyendo sus propios límites y autonomía lecto ra. (Ejemplos: Los pequeños macabro s, Libros del Zorro Rojo)
Por lo genera l están escrito s en verso. El producto del humor no sólo efecto de las es rimas y la ca tos, sino que dencia en los también, en oc texasiones, gracia priorizan, suel s a que éstas en darse situac se iones fuera de relatos y, por lo común en lo ende, chistosa s s. Además, ta estos libros pu mbién dentro eden surgir pa de labras que no tamente nuev exis as, que fonétic amente resulta ten, complemáximo expo n hilarantes. nente de este El tip (Ejemplo: ¡Oh, o cuán lejos llega de libros es el Dr. Seuss. rás!, Lectorum )
J ÓV E N E S
FA B I Á N
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E S C A L A N T E
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on la belleza y el cuidado que Edelvives imprime en estas ediciones, la lectura es un regalo increíble para el lector de cualquier edad, pues si bien está dirigido a un público joven, es muy fácil que cualquiera desee tenerlos como regalo de cumpleaños, debajo del árbol de Navidad, o incluso recibirlo para comenzar el camino de la letras. Anya y Tigre Blanco es un cuento invernal escrito e ilustrado por Fred Bernard y François Roca, lleno de poder, brujas, reyes malévolos, lucha por la libertad, espacio de convivencia entre todos los seres y un reino blanco que debe dejar de estar congelado. La valentía es un punto de partida en cualquier historia que busca demostrar que la unión hace la fuerza, sin importar la especie.
En un reino donde el cambio de las estaciones se conoce por la altura que alcanza la nieve, comienzan a desaparecer niños año tras año sin explicación. Una generación completa está por desaparecer. Anya es la gemela de uno de los niños desaparecidos. Dio con la respuesta a esta terrible maldición: un escalofriante escondite resguardado por una bruja de ojos blancos. A la cabeza de un ejército de colmillos, garras y fauces, y cabalgando sobre el lomo de su amigo Tigre Blanco, Anya emprende esta batalla por la libertad de estos niños.
Fred Bernardo y François Roca edelvives
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Roger Lancelyn Green siruela
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na de las historias más narradas desde que se escribiera hace cinco siglos, sigue siendo retomada para estar en el alcance y leer sobre los caballeros y sus aventuras llenas de magia. Esta edición de El rey Arturo y sus Caballeros de la Tabla Redonda, de Roger Lancelyn Green, está aderezada con las ilustraciones de Aubrey Beardsley, y Ediciones Siruela la lleva a lectores jóvenes con un estilo accesible y una propuesta visual sumamente atractiva. Sea real o ficticio, el rey Arturo es un personaje fundamental de la cultura europea, y su saga es toda una colección de cuentos medievales. La magia, los encantamientos, las batallas, la traición y las aventuras hacen de esta una magnífica lectura que cuenta la historia desde la legendaria espada del Rey Arturo hasta el fin de su reinado. +
LAS MEJORES LECTURAS PARA EL DÍA DEL NIÑO
la guía definitiva sobre el campo de entrenamiento para semidioses griegos
una historia atrevida y llena de magia de una chica que nació para ser una auténtica exploradora
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La ex primera dama de los Estados Unidos refrenda su cercanía con el público mediante Becoming. Mi historia, un relato autobiográfico honesto y ameno. Mariana Vega Silva
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omo mujer, siempre agradezco tener un apoyo, un hombro sobre el que llorar, un brazo del cual sostenerse en esos momentos de flaqueza. Pero también, necesitamos ese soporte para construir, necesitamos sentir a alguien que no tiene que estar precisamente en persona. Cuando leí Becoming. Mi historia (Plaza Janés), de Michelle Obama, sentí ese hombro, ese sostén; me identifiqué de manera total con esa mujer que tiene sueños, que tiene una cabeza y un corazón llenos de dudas e inseguridades, que quiere ser la mejor, que es buena en lo que hace pero que a veces se pregunta si de verdad está haciéndolo bien. Este libro no contiene las memorias de la ex primera dama de Estados Unidos de América, en este libro hay anécdotas divertidas, reflexivas, conmovedoras y cercanas, hay una vida, una persona que vive y siente como cualquiera de nosotros. Resulta muy fácil sentir a Michelle; conforme me adentraba a la lectura, me daba cuenta de que compartimos tantas cosas, tantas experiencias y, al mismo tiempo, tantas incertidumbres que me resulta fácil pensar que “la señora Obama” se muestra tan real que bien podría verla como mi vecina, mi amiga, mi compañera de trabajo, alguien cercano a mí que está ahí para ayudarme cuando lo necesite. Las amigas fuertes En este libro, Michelle no sólo narra su vida, sino que también deja ver la fuerza femenina que sembraron en ella sus padres y sus seres cercanos desde su infancia. Michelle relata la importancia de haber tenido cerca en sus primeros años a sus amigas, o como ella las llama: su “círculo de mujeres fuertes”. Yo misma, con el paso de los años, me he dado cuenta de la importancia de co-
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nocer y tener cerca de mí a mujeres que suman, que construyen, y ese es el valor que Michelle ofrece con cada línea, con cada experiencia que nos narra. El entorno familiar Otro aspecto que se puede encontrar en las hojas del libro de Michelle es la fortaleza que se encuentra en el círculo familiar. Sus padres le enseñaron a cumplir su palabra, a trabajar duro, a reír, a ser consistente en hechos con lo que su voz manifestaba, a hablar de manera correcta porque, aunque puede parecer una nimiedad, la forma de articular y entonar las palabras le da autenticidad a su discurso. Lucha y resistencia A lo largo de las páginas de Mi historia, la señora Obama nos cuenta las relaciones que forjó a lo largo de su desarrollo escolar y profesional, no sólo en cuestión de género, también en el racial. Michelle nos expone el tema de la reivindicación de ser afroamericana en el complicadísimo ambiente político de los Estados Unidos, así como el de despertar la conciencia de ser, de estar, de proyectar a futuro en un mundo más bien adverso. Michelle detalla cómo su contacto con el mundo de la política se dio desde muy temprana edad y nos presenta las personas clave y amistades que ejercieron sobre ella una influencia ideológica, figuras políticas que repercutieron de manera contundente en su vida. En cuanto a su estilo de escritura, Michelle nos hace sentir que sus palabras sean nuestras palabras, y consigue generar que todos nos sintamos de alguna forma partícipes de sus acciones y logros. Esa es la importancia de que una mujer como Michelle, que ha vivido en la Casa Blanca, sea aún capaz de darnos voz a todos sus lectores, por variados
que seamos, en especial a las mujeres. Ella nos deja ver que no estamos solas, que como mujeres pasamos por experiencias similares, y que aun las más duras y dolorosas nos hacen fuertes, y nos recuerda, desde su privilegiada posición, que aunque a veces creamos que no tenemos a nadie cerca para darnos un poco de aliento para luchar, y que nadie nos entiende, existe alguien a millones de kilómetros de distancia sin importar la lengua o la cultura que tenga, que está pasando por lo mismo, que está experimentando una alegría descomunal o que está hundida en lo más profundo de un pozo lleno de miseria. Michelle nos dice que está bien tener inseguridades, porque ello no significa que seamos débiles, sino que en realidad es un aspecto parte del girl power, ya que conocer nuestras flaquezas nos permitirá ser conscientes de nuestro ser para crecer como parte de la humanidad. En suma, Mi historia, el libro de Michelle Obama, sí es un relato de su vida, pero no de una manera solemne ni rígida como las vidas de los héroes románticos o los santos. No, este relato es natural, cercano; sus palabras son cálidas, cautivadoras y llenas de confianza. Michelle desmitifica la imagen seria que existe en el imaginario colectivo de la primera dama: una mujer sobria que cumple con su deber y que no va más allá. En este texto Michelle Obama se expone, abre su intimidad para entender por qué es una mujer tan querida por la gente, un ícono de la política norteamericana y una celebridad mundial. + @Mariana_Vega_S
Lee memes por Hilario Peña @HilarioPenia
—¿Ya supiste del tal Poe, de Baltimore, que escribe historias sensacionalistas sobre tesoros enterrados, plagas mortales, doppelgängers, orangutanes asesinos y entierros prematuros?
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—Ay, qué naco.
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