Lee+ 133 El sonido del silencio

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AÑO 11 • NÚMERO 133 • JUNIO 2020

Entrevista con Lee Child: "Jack Reacher sí respeta a las mujeres" La censura de hoy por Óscar de la Borbolla La frágil mente de los lectores por José Luis Trueba Lara El librero de Alejandro Zambra y Jazmina Barrera



Una serie y dos programas que conmemoran su vida y obra Museo del Estanquillo Del lunes 15 al viernes 19 | 14:00 h

Yo te bendigo vida. Carlos Monsiváis Viernes 19 | 18:00 h

ESTRENO Soy optimista, creo en mi mala suerte. Carlos Monsiváis Viernes 19 | 21:00 h

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Tema del mes:

Índice

Directora General y editora

El sonido del silencio

6 The Sound of Silence

Yara Sánchez De La Barquera Vidal

Simon & Garfunkel

10 De la televisión a la literatura: entrevista a Lee Child Yara Sánchez De La Barquera

12 el librero de Alejandro Zambra y Jazmina Barrera

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Los peligros del silencio

José Luis Trueba Lara

16 La censura de hoy Óscar de la Borbolla

18 Las maneras de ser del silencio Itzel Mar

20 Enjoy the silence: la progresión de Depeche Mode Gilberto Díaz

22 Poesía Sergio Téllez-Pon

24 Hello, silence, my old friend Gilberto Díaz

26 La frágil mente de los lectores José Luis Trueba Lara

yara@revistaleemas.mx

EDITORIAL

Coeditor

E

l silencio es peligroso. Su presencia nos obliga a entrar en nuestra mismidad, a descubrir lo que somos y, por supuesto, a toparnos con aquello que creíamos olvidado y sepultado. Sin duda alguna, es el mejor aliado de los esqueletos que escondemos en el clóset para invocar a la desmemoria. Paul Valéry, en Monsieur Teste, tenía clarísimo este desafío cuando señalaba que “hay que entrar en nosotros mismos armados hasta los dientes”. Sin embargo, el silencio no se reduce a este reto: en él también se esconden el miedo, la privacidad, lo inescrutable. Tú y yo nada podemos saber sobre lo que pasa en la mente de la persona que está nuestro lado y cuya mirada solo recorre los renglones de una página. Ella vive interiormente y seguramente perdió la capacidad de distinguir entre la ficción y la realidad o, tal vez, está a punto de lanzarse a una aventura que puede destruir la monotonía cotidiana. Por estas causas, cuando las mujeres tomaban una novela y se extraviaban en sus letras se transformaban en seres riesgosos, en personas que eran capaces de tener una vida que estaba más allá de lo público. Su lectura silente era peligrosa, digna de ser censurada y perseguida. El silencio tiene dos rostros: el que persigue los pensamientos y el que censura las voces que se encuentran en los libros. A estos silencios está dedicado este número de Lee+. +

José Luis Trueba Lara jtrueba@revistaleemas.mx Editor de contenido Enrique G de la G enrique@revistaleemas.mx Director de arte y editor audiovisual Edwin Reyes Maya edwin@revistaleemas.mx Marketing Fabián Vásquez Escalante fabian@revistaleemas.mx Editor de mascultura.mx Gilberto Díaz contacto@revistaleemas.mx Consejo editorial Alberto Achar Jorge Lebedev

28 [Cuento Irlandés] Los zapatos no son para los pies Anthony Kelly / Traducción: Enrique G de la G

30 [Ver y oír] Adrián García

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En portada: Depeche Mode Fotografía: Anton Corbijn

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The Sound of Silence “El silencio es un grito único y perpetuo” -Laetitia Thollot

Este tema, escrito por Paul Simon entre 1963 y 1964, describe el aislamiento, la sensación de vacío y la alienación de cuando se está solo y sin ser escuchado, en busca de un eje moral en una sociedad compleja. Como con cualquier poema, tiene muchas capas de significado si reflexionamos sobre él; en algún momento, Simon explicaría que trata sobre la incapacidad de las personas para comunicarse entre sí a nivel emocional, sobre las personas incapaces de amarse entre sí como sociedad. Un llamado de angustia post adolescente, sobre el peso del mundo que recae en uno, y encontrar en el silencio el ruido de la verdad interior.

Hello darkness, my old friend I’ve come to talk with you again Because a vision softly creeping Left its seeds while I was sleeping And the vision that was planted in my brain Still remains Within the sound of silence In restless dreams I walked alone Narrow streets of cobblestone ‘Neath the halo of a street lamp I turned my collar to the cold and damp When my eyes were stabbed by the flash of a neon light That split the night And touched the sound of silence And in the naked light I saw Ten thousand people, maybe more People talking without speaking People hearing without listening People writing songs that voices never share No one dared Disturb the sound of silence “Fools” said I, “You do not know Silence like a cancer grows Hear my words that I might teach you Take my arms that I might reach you” But my words like silent raindrops fell And echoed in the wells of silence And the people bowed and prayed To the neon god they made And the sign flashed out its warning In the words that it was forming And the sign said, “The words of the prophets Are written on the subway walls And tenement halls” And whispered in the sounds of silence (Simon & Garfunkel)

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NO FICCIÓN

FICCIÓN SALVAR EL FUEGO Guillermo Arriaga ALFAGUARA

Premio Alfaguara de novela 2020. Una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles. Marina, una mujer casada, con tres hijos y una vida familiar resuelta, coreógrafa de cierto prestigio, se ve involucrada en un amorío improbable con un hombre impensable. Salvar el fuego retrata dos Méxicos completamente escindidos. Una obra que retrata los absurdos de un país y, también, las contradicciones de la naturaleza humana. Una novela de amor que termina por brindar esperanza.

Un libro sobrecogedor, potente e inspirador que busca ayudar a todas aquellas personas, cuyos traumas les impiden vivir en plenitud los instantes de su existencia. Al igual que su mentor, Viktor Frankl, Edith Eger es una superviviente. Su experiencia vital y trayectoria como psicóloga le han permitido ayudar a miles de personas que viven incapacitadas por sus cicatrices emocionales.

LUGARES ASOMBROSOS: TRAVESÍAS INSOLITAS Y OTRAS MANERAS EXTRAÑAS DE CONOCER AL MUNDO Luisito Comunica ALFAGUARA Viaja a los lugares más recónditos de los continentes: a sitios abandonados que conservan la huella de un hecho inexplicable; espacios delineados por trazos y personajes místicos; habitáculos hechizados por almas que vagan entre dimensiones desconocidas; zonas marcadas por los errores de la historia y sus fantasmas, y pintorescas comisuras del orbe con el sello de una costumbre o un suceso perturbador.

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA Gabriel García Márquez DIANA

Florentino Ariza no había dejado de pensar en ella un solo instante a partir de que Fermina Daza lo rechazó sin apelación después de unos amores largos y contrariados. Desde aquel momento habían transcurrido cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días. Ambientada entre 1880 y los años treinta en una ciudad portuaria innombrada, pero que se ha identificado con la Cartagena colombiana, donde Gabriel García Márquez escribió sus primeros textos, El amor en los tiempos del cólera es un libro indispensable.

EL VENDEDOR DE SILENCIO Enrique Serna ALFAGUARA

A mediados del siglo XX, Carlos Denegri era el líder de opinión más influyente de México. Reportero estrella de Excélsior, tenía una envidiable red de contactos. Mimado por el poder, como columnista político sobresalió por su falta de escrúpulos: Julio Scherer lo llamó el mejor y el más vil de los reporteros. Enrique Serna vuelve a una de sus vetas narrativas predilectas, la reconstrucción del pasado, para entregarnos un fresco histórico apasionante.

TRES PROMESAS Lesslie Polinesia MONTENA

MOMO Michael Ende ALFAGUARA CLÁSICOS

La historia de este reportaje se remonta a 2011, cuando Anabel contactó a uno de los abogados de Vicente Zambada, el Vicentillo, quien enfrentaba un juicio en Chicago. Él le entregó varios documentos del narcotraficante: un inquietante autorretrato como payaso y los diarios que escribió durante su negociaciones para colaborar con el gobierno norteamericano. En esas páginas, el capo reconstruyó su historia y la de uno de los cárteles más poderosos.

DE ANIMALES A DIOSES Yuval Noah Harari DEBATE

LA BAILARINA DE AUSCHWITZ Edith Eger PLANETA

JÓVENES

EL TRAIDOR Anabel Hernández GRIJALBO

UNO SIEMPRE CAMBIA AL AMOR DE SU VIDA (POR OTRO AMOR O POR OTRA VIDA) Amalia Andrade Arango PLANETA

Hace 100,000 años seis especies de homínidos habitaban la Tierra. Hoy solo queda una: el homo sapiens. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en el planeta? ¿Por qué nuestros ancestros se unieron para crear ciudades y reinos? ¿Cómo llegamos a creer en dioses, en naciones y en los derechos humanos, a confiar en el dinero y las leyes? ¿Cómo será el mundo en los milenios venideros? En De animales a dioses, Yuval Noah Harari responde estas preguntas.

EL PODER DEL AHORA: UNA GUÍA PARA LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL Eckhart Tolle GRIJALBO MONDADORI

Esta obra consagró a Eckhart Tolle como uno de los gurús más importantes del mundo. El poder del ahora tiene la capacidad de cambiar la vida de sus lectores. Para lograr la iluminación solo tenemos que comprender el papel que desempeñamos como creadores de nuestro dolor. Nuestra mente es la causa los problemas que nos aquejan debido a su corriente de pensamientos, a su deseo de aferrarse al pasado y a sus preocupaciones por el futuro.

TIENDE TU CAMA Y OTROS PEQUEÑOS HÁBITOS QUE CAMBIAR William H. Mcraven DIANA

Si quieres cambiar el mundo, comienza por tender tu cama. Si tiendes tu cama al despertar, habrás cumplido con tu primera tarea. Tendrás una sensación de orgullo y te alentará a cumplir un objetivo más, después otro, y otro. Esa pequeña labor se convertirá en muchas metas cumplidas. El autor, quien se sobrepuso a retos muy dolorosos, nos cuenta sus profundas lecciones de vida y nos revela que los logros más trascendentes están hechos de pequeños pasos.

MUCHAS VIDAS, MUCHOS MAESTROS Brian Weiss DE BOLSILLO

Este libro es un extraordinario bestseller. En él, Brian Weiss nos cuenta la asombrosa experiencia que cambió su vida para siempre. Una de sus pacientes, Catherine, recordó bajo hipnosis sus vidas pasadas y encontró en ellas el origen de muchos de los traumas que sufría. Catherine se curó, pero también ocurrió algo insólito: logró ponerse en contacto con los Maestros, los espíritus superiores que habitan entre dos vidas. Ellos le comunicaron importantes mensajes de sabiduría y conocimiento.

SÍ, SI ES CONTIGO Calle y Poche MONTENA

MIL VECES HASTA SIEMPRE John Green NUBE DE TINTA


ELECTRÓNICOS

ARTE Y RECREACIÓN

EL SUTIL ARTE DE QUE TE IMPORTE UN CARAJ* Mark Manson HARPER COLLINS MÉXICO

Durante los últimos años, Mark Manson —en su popular blog— se ha afanado en corregir nuestras delirantes expectativas sobre nosotros y el mundo. Ahora, en este libro, nos ofrece su intrépida sabiduría y nos recuerda que los seres humanos somos falibles y limitados, nos aconseja que reconozcamos nuestras limitaciones y las aceptemos, pues esto, según él, es el verdadero origen del empoderamiento.

SALVAR EL FUEGO Guillermo Arriaga ALFAGUARA

Premio Alfaguara de novela 2020. Una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles. Marina, una mujer casada, con tres hijos y una vida familiar resuelta, coreógrafa de cierto prestigio, se ve involucrada en un amorío improbable con un hombre impensable. Salvar el fuego retrata dos Méxicos completamente escindidos. Una obra que retrata los absurdos de un país y, también, las contradicciones de la naturaleza humana. Una novela de amor que termina por brindar esperanza.

MANDALAS: LIBRO DE ARTE PARA COLOREAR Larousse Editorial NUEVA IMAGEN En este libro encontrarás más de sesenta mandalas hindúes para colorear y crear hermosos mosaicos, que puedes conservar en el libro o convertirlos en parte de la decoración de tu lugar favorito. Aquí no hay límites: ilumínalos con plumones, acuarelas o con lápices de color. Solo tienes que elegir la mejor técnica y dejar volar tu imaginación. Al final, ¡tu libro de arte será único!

LEIDIMANDALAS Varios Autores NUEVA IMAGEN Este libro tiene un fin preciso: le propone a las mujeres analizarse y reconocerse a sí mismas a través de una serie de actitudes y personalidades que sorprendentemente están reveladas en cuarenta hermosos mandalas. Este viaje al interior del ser también es una invitación para recordar los tiempos de la infancia cuando se disfrutaba el colorear.

VIDA MÍA Sereno Moreno GRIJALBO

EL TRAIDOR Anabel Hernández GRIJALBO

La historia de este reportaje se remonta a 2011, cuando Anabel contactó a uno de los abogados de Vicente Zambada, el Vicentillo, quien enfrentaba un juicio en Chicago. Él le entregó varios documentos del narcotraficante: un inquietante autorretrato como payaso y los diarios que escribió durante su negociaciones para colaborar con el gobierno norteamericano. En esas páginas, el capo reconstruyó su historia y la de uno de los cárteles más poderosos.

Que Vida mía pueda encontrarse en tus manos no es una coincidencia. Es tu oportunidad para descubrir la magia de la cultura mexicana. No solo conocerás México a través de sus paisajes cautivantes, sus tradiciones únicas y su naturaleza extraordinaria, también serás responsable de darle a esta historia un toque de color. Comienza esta nueva aventura y déjate llevar por tu creatividad. Vive este libro al máximo y hazlo tan tuyo como desees.

KIWILIMÓN. 10 AÑOS COCINANDO CONTIGO Kiwilimón AGUILAR

INQUEBRANTABLES Daniel Habif Harper Collins

Este libro no acepta resúmenes. No es un manual de procedimientos. No es una tesis, ni un texto académico. Si tu intención es pasar por él sin dejar que él lo haga por ti, no te servirá de nada. Su belleza no está en sus palabras sino en las que tú generes con él. Está compuesto de mil pedazos de su autor, trozos sueltos de su alma y su carne. Inquebrantables reúne y expande los mensajes que mejor representan a Daniel Habif.

Cuando te adentres en este libro descubrirás que no importa que no seas un experto en la cocina, el recetario de Kiwilimón te hará lucir como todo un profesional a la hora de cocinar. Por si esto no fuera suficiente, en sus páginas descubrirás algo especial: todos tus platillos serán fáciles y rápidos de guisar.

ARTE ANTIESTRÉS Anita Mejía HACHETTE BIENESTAR

DELIRO Laura Restrepo ALFAGUARA

Este libro fue galardonado con el Premio Alfaguara de Novela 2004. Narrada con gran talento y mucha emoción, su historia se fragmenta en otras que se poco a poco se van anudando a través de una serie de personajes llenos de matices. En Delirio, Laura Restrepo muestra una energía narrativa fuera de lo común, cuyo suspenso se mantiene hasta el desenlace de un final esperanzador.

Esta increíble obra contiene hermosísimas ilustraciones de los personajes que pueblan el mundo de Anita Mejía. En sus páginas hay frases inspiradoras con las que las lectoras podrán empatizar sonriendo, empoderándose o reconfortándose. Este libro destaca porque, además de promover la creatividad y relajación con hermosos patrones e ilustraciones que se pueden decorar con diferentes técnicas, contiene stickers metálicos que darán destellos de brillo a las creaciones.

NIÑOS JUGUEMOS A LEER LIBRO DE LECTURA Y CUADERNO DE EJERCICIOS Rosario Ahumada EDITORIAL TRILLAS

CUENTOS DE BUENAS NOCHES PARA NIÑAS REBELDES 2 Elena Favilli PLANETA

LOS COMPAS Y EL DIAMANTITO LEGENDARIO Timba VK MARTINEZ ROCA

MUJERCITAS Louisa May Alcott ALFAGUARA INFANTIL

MIS PASTELITOS RECETARIO Gris Verduzco ALTEA


E N T R E V I S TA


P O R :

YA R A

S Á N C H E Z

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L A

B A R Q U E R A

De la televisión a la literatura

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los cuarenta, Lee Child (Coventry, Inglaterra, 1954) fue despedido tras dieciocho años de trabajo en la televisión inglesa. En lugar de sumirse en una crisis existencial, Child gastó unas cuantas libras en lápices y papel, y se sentó a escribir el libro que se convertiría en el inicio de la exitosa saga protagonizada por Jack Reacher: Killing Floor. Los consecuencias del bestseller y la espléndida recaudación en taquilla tuvieron una consecuencia casi obvia: las aventuras de Reacher dieron paso a nuevas novelas y adaptaciones cinematográficas. Hace poco conversé con Lee Child, y esto fue lo que me contó.

Por tradición comienzas a escribir una nueva novela el 1 de septiembre de cada año. ¿Podrías describirnos tu proceso de escritura? No tengo un mapa de ruta, sólo confío en que suceda. Esto es un riesgo, pues no tengo una red de seguridad. Es como ser un doble de cine que salta de un edificio alto, esperando que la gente colocará la bolsa de aire en el lugar preciso cuando caiga. Para mí es esencial no tener un bosquejo previo: quiero sentarme a escribir con el mismo nivel de interés que el lector se sienta a leer. Se emocionan con saber qué sucederá después. Y eso es exactamente lo que yo quiero: ¿qué va a pasar después? Me deleito en ese paseo. ¿Cuál es el secreto para mantener un personaje convincente como Jack Reacher a lo largo de tantas novelas? Lo que realmente me liberó fue elegir desde el principio que Reacher no tuviera raíces. Esto me da una tremenda flexibilidad. Reacher no está vinculado con ningún sitio, ni con ningún estrato particular de investigación, como podría ser un sargento de policía en un pueblo en particular. De esa manera, el acercamiento de cada historia puede ser radicalmente diferente. ¿Lees las reseñas de tus libros? Sí, pero no porque necesite entender algo. He vivido con el libro durante un año y ya sé en qué parte es débil y en qué parte es fuerte. Nunca voy a modificar nada basándome en lo que dice un crítico a quien no le gusta alguna de mis creaciones. En estos años, ¿en qué ha cambiado el thriller como género? En el pasado, estas novelas eran llamadas libros de pulp fiction o libros de aeropuerto, pero creo que la gente está empezando a darse cuenta de que no pueden ser subestimados. A pesar de que su tema está fuertemente guiado por la trama, están bellamente ensamblados. Y los escritores que trabajan en este género, en este momento, son algunas de las personas más inteligentes y brillantes que podrías conocer. Alrededor de 60% de tus lectores son mujeres. ¿Cuál es el atractivo de Jack Reacher? A Reacher le gustan las mujeres y las respeta. Los personajes femeninos en los libros no son voluptuosas damiselas en peligro; en este caso, la mayoría son fuertes como nadie, tan fuertes como Reacher la mayor parte del tiempo. Incluso ahora, en el siglo XXI, aún existe un problema con las mujeres asertivas: son vistas como estridentes y de alguna manera no tan aceptables como los hombres asertivos. Así pues, creo que las mujeres disfrutan indirectamente de la asertividad de Reacher.

¿Eres consciente de la competencia que enfrentan tus libros con otras formas de entretenimiento, como las películas y la televisión? ¡Tengo que serlo! Recuerdo haber leído algunas investigaciones del año en que nací: la mitad de las personas de clase media en la década de 1950 dijeron que su principal actividad de ocio era la lectura. Ahora, por supuesto, esa cifra parece ridícula. Tenemos una cantidad infinita de canales de televisión, una cantidad infinita de contenido de internet diseñado para absorber nuestra atención sin cesar. Todo es más corto, más nítido y más rápido. ¿Cómo influye esto en la forma en que escribes? Simplemente te obliga a no estancarte. Eres consciente de tener que estar en movimiento y mover las cosas. No me quejo, es genial, y uno se siente osado porque te estás fundiendo con la trama a un ritmo tremendo. Pasaste muchos años trabajando en televisión antes de dedicarte a escribir novelas, ¿es posible que hayas “traído” algo de tu tiempo en la televisión al oficio de escribir thrillers? En realidad, es mucho menos importante de lo que la gente piensa. Son dos formas muy diferentes de presentar una historia a una audiencia. Existen muchas diferencias técnicas que tienen que ver con el control del punto de vista, por ejemplo, pero lo más importante que aprendí en la televisión fue que no se trata de ti, sino del público. Eso te enseña a superarte rápidamente y a pensar en los lectores cuando escribes. ¿Se puede decir que la atemporalidad de Jack Reacher es lo que mejor explica su atractivo enorme y duradero? La idea del extraño misterioso tiene literalmente miles de años, y muchas historias han dependido de ello. Por lo tanto, el lector se conecta con un paradigma familiar, aunque no se dé cuenta. Creo que la voz es increíblemente importante en la escritura, pues solo en los últimos 150 años hemos estado leyendo historias más allá de las páginas. Antes de eso, teníamos 100,000 años escuchando narraciones orales. Por esta razón, creo que nuestros cerebros están totalmente conectados a la voz, y por eso quería que la propia voz de Reacher fuera distintiva desde el principio. ¿Qué le depara el futuro a Jack Reacher? No tengo idea, pues ni siquiera lo sé mientras escribo cada novela que protagoniza. La tensión psicológica fundamental de Reacher es que ama estar solo, pero también le preocupa estar solo. Ese es un muy buen equilibrio. Así pues, creo que, en algún momento, su miedo a la soledad superará a su amor por la soledad. +

Agradecemos el apoyo de Penguin Random UK para realizar esta entrevista.

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L I B R E R O

D E

Fotografía: Toumani Camara

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En el departamento de Jazmina Barrera y Alejandro Zambra se entrelazan distintas bibliotecas. Algunos de sus libros llegaron de Chile acompañando a Alejandro, otros ya estaban aquí y eran de Jazmina y, unos más, los que forman la parte más viva de su colección, son de su pequeño hijo. “Él saca sus libros, juega con ellos, sabe dónde están”, nos dijo Zambra en un momento de la conversación.

J

azmina y Alejandro son escritores, ella —entre otros libros— ha publicado Cuaderno de faros (Pepitas de calabaza, 2019) y Linea nigra (Almadía, 2020). Dos obras que se resisten a la clasificación ordinaria y que parecen nacer de los entrecruzamientos. Por su parte, Alejandro, inició su quehacer como poeta en Chile y pronto se adueñó de otros espacios, justo como puede mirarse en las novelas y los ensayos que tiene publicadas bajo el sello de Anagrama —en lo personal, a mi me gustan Bonsái y No leer— y que, en más de una ocasión, se han merecido premios. Es más, su más reciente novela, Poeta chileno, acaba de llegar a las librerías. Conversar con ellos es simple, agradable y, justo por eso, vale más que el preguntador se eclipse para que sus palabras fluyan sin que nadie los interrumpa. ALEJANDRO: Nunca hemos contado cuántos libros tenemos en nuestra biblioteca. A mí me parece muy extraña esa costumbre. A decir verdad, nosotros juntamos nuestros libros, pero los míos eran muy pocos, pues antes de salir de Chile tuve que tomar una decisión: si debía trasladarme con mi biblioteca o dejarla allá. Opté por dejarlos. En esa ocasión sí los conté, pues los doné a una biblioteca y para hacerlo tuve que enlistarlos y clasificarlos. Casi eran cuatro mil. Los únicos que no doné fueron algunos favoritos, sobre todo de poesía chilena, y los que estaban dedicados, a esos les tengo mucho cariño, así que me los traje a México. La verdad es que no sé cómo nos hubiéramos arreglado con cuatro mil libros más en este departamento. JAZMINA: Eso hubiera sido imposible. ALEJANDRO: Básicamente nuestra biblioteca es la de Jazmina y, por supuesto, también contiene los libros que juntos hemos acumulado durante estos tres años.

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JAZMINA: Nuestra biblioteca está muy viva, todo el tiempo llegan y salen libros de ella. La única vez que intenté contarlos fue cuando hice un ejercicio para saber qué proporción de hombres y mujeres había en ella, pero sólo lo hice en uno de los libreros. El resultado fue interesante: 55 por ciento de mujeres y 45 por ciento de hombres. Eso me dejó muy satisfecha. ALEJANDRO: Al comienzo yo tenía un deseo de coleccionar. Como no había libros en mi casa, todos los que llegaban eran míos y yo sentía un placer asociado a la acumulación. Esa era una biblioteca perfecta: todos los libros los había leído y, a veces, hasta los había releído. Estaban subrayados y eran como mi ropa: algo absolutamente personal. Con los años me fui olvidando de esta colección hasta que decidí desprenderme de ella. Yo vivía en una casa-biblioteca y estaba todo bien pero de pronto comencé a sentir que habitaba un cementerio: un lugar repleto de libros que nunca iba a releer y que, seguramente, ni siquiera iba a abrir, a hojear. JAZMINA: Yo comencé a coleccionarlos cuando era niña. Todas las noches leía con mi madre y todavía conservo algunos ejemplares de esa época. Ahora se los leemos a nuestro hijo. No sabría decir cuál es el género literario que ocupa más espacio en nuestra biblioteca, no la tenemos clasificada de esta manera. En realidad no pensamos mucho en esas clasificaciones, hasta nos estorba un poco pensar en su existencia. ALEJANDRO: Es cierto, además que nos gustan muchos libros cuya clasificación es difícil, nos pasaríamos el día entero discutiendo si tal libro es un ensayo o una novela... JAZMINA: Tampoco me atrevería a decir de qué autor tenemos más libros. De autores a los que les tenemos mucho cariño, como Walter Benjamin, Natalia Ginzburg, Robert Walser o Virginia Woolf hemos procurado juntar la obra completa.


B A R R E R A

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ALEJANDRO: Y bueno, hay casos especiales, como César Aira, tenemos como treinta libros de él, pero ha publicado como ciento cincuenta, así que contamos apenas con una pequeña muestra de su producción... JAZMINA: En la biblioteca también tenemos un libro antiguo que yo atesoro. Lo heredé de la hermana de la novia de una tía que se mudó a una casa de retiro y se deshizo de su biblioteca. Ella era bibliófila y tenía ediciones muy especiales, entre ellas había una del Orlando de Virginia Woolf que se publicó en 1928, y muy probablemente proviene de la cocina de Virginia Woolf. Eso me da muchísima emoción. ALEJANDRO: Yo no sé cuál es el libro más antiguo que tengo, pues me desprendí de muchos. Pero hubo un tiempo en el que fui medio bibliófilo, unos seis meses o un año a lo más, eso se terminó, afortunadamente... En ese tiempo acumulé primeras ediciones de los poetas chilenos que me interesaban, de Jorge Teillier, Enrique Lihn y Gonzalo Millán entre otros. Algunos de ellos los conservo y me acompañaron desde Chile. Son los únicos libros que no presto. O bueno, igual los presto a veces. En algún momento yo era muy mezquino con los préstamos de libros, pero después comencé a prestarlos sin importar si me los devolvían o no, aunque hay algunos que sólo he prestado con condiciones como La nueva novela, de Juan Luis Martínez, un libro-objeto que es muy difícil de conseguir. JAZMINA: Cuando comenzamos a ordenar nuestra biblioteca tratamos de dividirla por idiomas y algo queda de esa clasificación, pero poco a poco se ha ido desordenando. También tenemos algunos estantes temáticos. Yo tengo una pequeña colección de libros que tienen que ver con faros y otra de cuentos de hadas, que es el tema del que escribí mi tesis de licenciatura. Estudié Letras inglesas y soy bastante anglófila, por eso entre mis libros preferidos están The Heart is a Lonely Hunter de Carson McCullers, Marca de agua de Jospeh Brodsky, y la obra de Angela Carter y Shirley Jackson. ALEJANDRO: Un criterio general que hemos seguido para organizar la biblioteca es no saturar ningún espacio. En la sala son notorios, pero hay pequeños libreros repartidos en distintos lugares de nuestro departamento. En la pieza casi no tenemos libros, apenas tenemos un pequeño estante. Nuestro hijo también tiene su pequeña biblioteca que, por supuesto, es la más viva de toda la casa. Él saca sus libros, juega con ellos, sabe dónde están. Los libros chilenos están en un cuartito en la azotea que es el lugar donde escribo.

A L E J A N D R O

Z A M B R A

A ese espacio yo lo llamo Chile y hasta tengo la idea de que es territorio chileno... Uno de los libros que más quiero es la cajita de los Artefactos de Nicanor Parra, porque me lo firmó Nicanor, que era muy reacio a firmar los libros, pero una mañana se lo llevé y él me lo firmó sin que se lo pidiera. Lo mismo me pasa con una primera edición de las Décimas de Violeta Parra, a este libro le tengo mucho cariño porque no es mío, estaba en la biblioteca de los abuelos de Jazmina. No sé si en tu familia saben que te lo robaste para regalármelo. JAZMINA: Se están enterando ahora. +

Fotografía: Toumani Camara

J A Z M I N A

Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi


T E M A

D E L

M E S

The reading girl, Theodore Roussel

Los peligros del silencio

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P O R

J O S É

L U I S

T R U E B A

P

oco a poco, los libros fueron enmudeciendo y, cuando se quedaron completamente callados, el peligro comenzó a notarse de a deveras en las personas que los tenían en sus manos. Su inmovilidad casi cadavérica era un asunto por el cual había que preocuparse. Su vida ya no era externa, sino absolutamente interna y alejada del mundo. Por esta razón, nadie podía saber qué diablos estaban pensando, las ideas que les pasaban por la cabeza eran imposibles de detectar y censurar. Estamos ante un hecho que claramente mostraba que esas personas ya no podían ser escudriñadas desde lo público, la lectura era un asunto privado, íntimo y capaz de llevar por caminos luciferinos. Durante muchísimos siglos, la lectura fue un asunto público y por eso no estaba pensada para los ojos, sino para las orejas. La gente –da igual si esto ocurría en los refectorios o en los corrales– se reunía para escuchar a la persona que leía, declamaba o representaba con su voz y su cuerpo las palabras de otros. Las letras, según se pensaba, solo podían adquirir vida si alguien las pronunciaba, justo como lo señalaba Lope de Vega en El guante de doña Blanca: que entre leer y escuchar hay notable diferencia, que aunque [hay] voces en ambas, una es viva y otra muerta.

L A R A

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@Tr u e b a L a r a

que permitía descubrir las emociones y las pasiones que, tal vez, apenas se habían intuido en algunas de las representaciones teatrales o las óperas que mostraban todo lo que era imposible en la vida cotidiana. Los nexos entre el señorío de la novela y el surgimiento del individuo parecen ser profundos y están entrelazados. Adentrarse en las novelas implicaba un doble juego: el lector silente completaba las palabras del autor con su imaginación, mientras que el autor daba un nuevo sentido a la vida del lector gracias a la posibilidad de experimentar todo lo que jamás viviría en la monotonía que marcaba sus días. Un ejemplo no viene de más: estoy casi seguro que Salvador Novo, al momento de hablar sobre las lectoras de Santa –la novela de Federico Gamboa– sostenía que, gracias a esas páginas, las mujeres porfirianas tenían la oportunidad de “emputecer por interpósita persona”. Efectivamente, ellas, en cada uno de los renglones podían vivir otra vida gracias a su protagonista. Ellas, en silencio, eran amadas por Hipólito y se enfrentaban al Jarameño. El problema era si esas lectores tenían la capacidad para separar la ficción de la realidad, si lo que pasaba delante de sus ojos y ocurría en su mente no podía alterar el rumbo de su mundo. Estamos ante un hecho que no solo fue notorio en la aparición de las novelas, pues en la arquitectura también tuvo un correlato preciso:

Aunque desde la antigüedad clásica algunos ya tenían el don de la lectura en silencio y lo mismo sucedía con san Agustín, quien se quedó apantalladísimo con la capacidad silente de san Ambrosio, la viveza de las palabras claramente comenzó a perderse durante el Siglo de Oro y se consolidó con el señorío de la novela. Mientras las viejas lecturas invitaban a la audiencia a prestar oídos y participar en un acto comunitario, los nuevos escritores –da igual el género al que se dedicaran– ya comenzaban a pensar en la vista. En la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, Bernal Díaz del Castillo mostraba a las claras esta transformación: “Mi historia, si se imprime, cuando la vean y oigan, le darán de verdadera”. Bernal no era el único que mostraba este cambio. En el Quijote, Cervantes también hace esta apuesta, y en la misma sor Juana vuelve a revelarse en el preciso instante en que nos dice: Óyeme con los ojos, ya que están tan distantes los oídos, y de ausentes enojos en ecos de mi pluma mis gemidos; y ya que a ti no llega mi voz ruda, óyeme sordo, pues me quejo muda. En el nacimiento de la lectura silenciosa intervinieron muchos factores con distintos pesos: las tipografías que usaban las imprentas comenzaron a crearse con el único fin de ser leídas, el número de personas alfabetizadas aumentó lo suficiente para que la demanda de libros tuviera un consumo más allá de las lecturas comunitarias y, sobre todo, se asistió a un hecho inaudito en la historia de Occidente: el surgimiento de la idea del individuo, del ser que era capaz de tener un mundo propio y se adentraba en la vida de los protagonistas de las novelas. La criaturas que solo eran letras –como Emma Bovary o Anna Karenina– se convirtieron en un espejo, en un anhelo, en una educación sentimental

cuando miramos The reading girl, de Theodore Roussel, las causas del miedo a la lectura silente se muestran con toda su fuerza: la joven está completamente desnuda, abandonada a sus pasiones y sus sueños y, por supuesto, tiene un libro en las manos. Confieso que, aunque es imposible saber qué dicen esas páginas, yo siempre he estado seguro de que se trata de una novela, aunque no alcanzo a decidirme si es Madame Bovary. Si la miramos con cierta calma, la pintura de Roussel no solo muestra la lejanía del mundo, la vida interior que le suelta la rienda a las pasiones y la perdición que se agazapa en esos renglones; en ella también está claro que esa mujer tiene un espacio privado en su casa y está más allá de las miradas. La joven lectora actúa de esa manera porque la arquitectura también ha cambiado: a mediados del siglo xix –los tiempos del señorío del individuo, la novela y del momento en que Roussel pintó su cuadro– ya era perfectamente claro que en los hogares pudientes existía un mundo que resguardaba lo privado. Las herencias del romanticismo que permitieron el florecimiento del amor dieron paso a la creación de la recámara que se encontraba lejos de los espacios públicos de la casa. En ese lugar no solo transcurría la historia secreta del matrimonio, pues esas paredes –que todo lo ocultaban a las miradas– también permitían que la soledad se abriera a un mundo de palabras, a las novelas que revelaban todo aquello que podía vivirse. Ante estos hechos, el miedo se hizo presente y el combate al silencio se hizo presente: si las personas leían en voz alta era imposible ocultar las palabras y ellas quedaban atadas a las exigencias de los otros. El silencio rasgado no podía ocultar el pecado que estaba a punto de cometerse. Y, además, había que enfrentarse a los libros que llevaban al silencio, a la imaginación desbocada. Por esta razón, “las múltiples prohibiciones dictadas por las autoridades […] contra la literatura de ficción han de ser entendidas en relación con el temor que provocaba una práctica de lectura que tornaba borrosa en los lectores la frontera entre lo real y lo imaginario”. Leer en silencio es peligroso. +

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LA

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e interesa el fenómeno de la censura porque, siendo un problema que se remonta al comienzo de los siglos, no ha cesado, y hoy se viste con uno de sus más vistosos y peligrosos uniformes: la internet y, particularmente, las redes sociales que ejercen en la actualidad el papel del Santo Oficio. Me atrevo a sostener que, desde que nacieron las ideas, los puntos de vista fueron objeto de persecución y, obviamente, de prohibición. Es consustancial a quienes detentan el poder imponer su visión de las cosas y, en consecuencia, impedir que las expresiones que les son contrarias se difundan. Porque el poder, al margen de su ideario tiene en común imponerse arrasando lo que no le parezca favorable o simpático. El funcionamiento del poder siempre es el mismo, por más que cambien las escenografías y los tiranos: silenciar a Sócrates usando la estructura jurídica de Atenas es igual que hacer una pira para quemar a Giordano Bruno, o que doblegar a Galileo para que abjure de sus ideas, o que mandar a los fríos de Siberia a los disidentes o, como ahora, llevar a cabo linchamientos virtuales contra aquellos que se apartan de lo que se considera lo políticamente correcto. Y, por supuesto, que ha habido avances en las leyes: las constituciones actuales garantizan la libertad de expresión; pero este derecho, como todos, de nada vale en la práctica, pues no hay juez que se atreva a contradecir al poderoso cuando éste lanza su anatema. La censura no sólo es el recorte de unos párrafos por parte de un editor, ni la exclusión de unas obras plásticas cuya exhibición se considera un atentado contra la moral, ni la investigación científica que no halla presupuestos para lanzarse por una veta del conocimiento mal vista; la censura es ese clima de miedo que impide expresarse como uno quisiera y nos obliga a andar con cautela como un temeroso noctámbulo que opta por las avenidas iluminadas, en vez de tomar un atajo por callejuelas oscuras y directas. La censura

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Óscar de la Borbolla / @oscardelaborbol

DE

HOY

es el miedo que convierte la creación en una ciudad peligrosa por la que uno no puede pasearse libremente, sino que ha de ir por donde no se meta en problemas. ¿Quién tiene el poder hoy? Como siempre, el que manda detrás del que manda, porque quien parece mandar es sólo el títere de quien manda detrás. ¿Quien manda hoy, hoy que no vivimos en la realidad, sino en una percepción de la realidad y que importa más lo que sucede en las encuestas que lo que sucede en el mundo? Pues manda, para decirlo pronto, el número de likes de las redes sociales. Manda “el que dirán” virtual. La masa informe que adquiere forma al plegarse a lo que se vuelve viral; manda no el individuo sino el número, y por eso cuentan igual los bots que las personas. Y yo he visto de unos años para acá, de unos meses para acá, de unos días para acá someterse a instituciones públicas y privadas al número de likes, porque en un mundo de percepciones, y no de hechos, quienes tienen la autoridad la entregan a esas masas numéricas con tal de no ser arrasadas por ellas. La censura hoy es ese miedo que hace que las opiniones y la creación sean ajustadas, ponderadas, dosificadas para no herir la susceptibilidad paranoica de la masa numérica que es quien verdaderamente tiene el poder hoy. Cualquiera puede ser denunciado, como en la época nazi, o en la época del Santo Tribunal de la Inquisición y desatarse sobre él un linchamiento virtual, que no por virtual es menos mortífero. Cuando uno no puede vivir, opinar, hacer libremente porque se le puede venir encima el “mundo”, entonces la vida, la opinión y la creación no sólo peligran sino están censuradas, es decir, extintas. Habrá que aprender a andar de puntitas para no despertar al monstruo de la masa numérica de las redes sociales, pues no valdrá trayectoria, prestigio o trabajo, es más, no valdrá ni siquiera la verdad, para impedir que le hagan tragar a uno la cicuta. +


I N F I N I T I VO S

C U E R P O S

del siLas maneras de ser lencio

A

dquirimos la forma de los nombres. La expresión nos convierte en sustancia porque nuestro verdadero tacto es el lenguaje. La historia se resume en la relación entre los cuerpos y las palabras. Ellas suelen cobrar vida propia y se inflaman, curiosean, mienten, inventan, juegan, fornican, desobedecen. No saben resignarse a ser un pequeño intento por interpretar la realidad. Y tampoco se limitan a solo decir lo que dicen. Sí, porque toda palabra es también otras palabras. Como menciona Octavio Paz: “El lenguaje es poesía en estado natural”. El hombre se ha creado a sí mismo y tiene la estatura de su voz. La realidad no es idéntica a lo que nombramos; sin embargo, lo dicho abre caminos hacia ella. por supuesto, los libros. Durante este ritual se destruyeron tomos sobre magia y cábala; La significación es lo que convierte un conclásicos de Ovidio, Catulo, Dante y Platón. junto de vocablos en lenguaje, y su unidad Texcoco en 1530. El monje franciscano Fray Juan de Zumárraga prendió fuego a todos básica es el enunciado. Así es como logramos los escritos e ídolos aztecas que halló. Entre sus tareas se encontraba la de buscar posibles saber del otro, entendernos, plegar la distancia. casos de brujería. Entre otros ilustres misioneros que continuaron esta disparatada labor La verdadera fe del hombre y su confianza en de purificación, Fray Diego de Landa, en 1562, hizo quemar en el Auto de Maní cinco mil la vida recae en las palabras, en su crédito meloídolos y veintisiete códices mayas. A esta furia apenas sobrevivieron tres códices. dioso y mágico. Volviendo a Paz: “El habla es un El Holocausto es el nombre atribuido a la exterminación de millones de judíos en conjunto de seres vivos, movidos por ritmos semanos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. El evento que precedió este mejantes a los que rigen a los astros y las plantas”. hecho fue la quema de libros efectuada el 10 de mayo de 1933. Se calcula que fueron Decir es un ademán de la presencia y también destruidos miles de tomos de más de cinco mil autores en Berlín y más de veinte ciude la resistencia. Hablamos, desde el impulso más dades alemanas. primitivo, para crear parentescos e instaurar la auEn abril de 2003, el ejército norteamericano toma la ciudad de Bagdad, Irak. Fue el tonomía. La voz se convierte, así, en nuestra gran día 13 cuando un grupo de saqueadores rociaron combustible en los anaqueles de la vocación revolucionaria. Biblioteca Nacional y le prendieron fuego. Miles de libros se convirtieron en ceniza. El lenguaje es una totalidad con el silencio. Riman Biblioteca de la Academia de Ciencias de Egipto. El 18 de diciembre de 2011 un juntos y se aparean. Inconcebible es uno sin el otro. incendio provocó la desaparición de obras con siglos de antigüedad, así como de Pero el silencio como golpe y como orden es otro volúmenes invaluables para entender la historia del país y del mundo árabe, que asunto, relativo a la impostura del poder y al fanatismo no habían sido copiados. El acervo perdido se calcula en unos 200,000 volúmenes. ideológico. Así, la censura, el sometimiento y la prohiLa censura existe para impedir que se desafíen concepciones impuestas, bición se han convertido en una detestable manera de así como las instituciones existentes. La Santa Madre Iglesia es el mejor ejemser del silencio. plo de la condena incesante a la palabra. Durante siglos impuso un listado La palabra es el fuego que ha sobrevivido a la ceniza de libros desaprobados por ser dañinos para la fe; el famoso Index Librorum una y otra vez. Bruja mayor condenada eternamente a la Prohibitorum fue creado por la Santa Inquisición en 1559; en él se reprochan hoguera. Y no hablo en sentido figurado. títulos, imágenes, autores e incluso líneas. La última edición del Index fue publicada en 1948 y quedó en desuso en 1966. Más de 60,000 obras tuLa destrucción de libros vieron el gran honor de ser mencionadas y unas 7,000 fueron totalmente Extenso es el recuento de la quema de libros en la histoproscritas. Entre estas, encontramos De Revolutionibus Orbis Coelestium de ria. El esplendor del conocimiento de la China antigua, que Copérnico, El origen de las especies de Charles Darwin, Los miserables y incluye el taoísmo y el confucianismo, acumulado durante Nuestra señora de París de Víctor Hugo, El extranjero de Camus, Madame más de 500 años, fue destruido por órdenes del emperador Bovary de Gustave Flaubert, Justine y Juliette del Marqués de Sade, EnsaQin Shi Huang, en el año 212 a. C. Muchos de los intelecyos de Michel de Montaigne y un largo etcétera. A estos títulos se suman tuales y estudiantes que se opusieron a la disposición fueron los trabajos completos de Galileo Galilei, Giordano Bruno, Honoré de enterrados vivos. Balzac, David Hume, Emile Zolá, Anatole France, Henri Bergson, André La biblioteca de Alejandría, uno de los centros más imporGide, entre muchos más. Cioran y Sartre fueron de los últimos autores tantes en cuanto a difusión del conocimiento en la antigüedad, vetados definitivamente. fue instituida en el siglo iii a. C. en el complejo palaciego de la A pesar de su desaparición oficial, el Index ha permanecido en el ciudad de Alejandría, en la plenitud del período helenístico de imaginario devoto moderno, encubierto y solapado por las autoriEgipto. Se calcula que llegó a albergar más de un millón de ejemdades eclesiásticas y grupos de acólitos ultraconservadores, como plares. La pérdida total de los libros ha sido un misterio para los el Opus Dei. No se han escapado al encarnizado enjuiciamiento historiadores. ¿Fue la biblioteca víctima de un incendio en la époLolita de Nabokov, Las ventajas de ser un marginado de Stephen ca de César o de los conquistadores musulmanes? El deterioro del Chbosky, Los juegos del hambre de Suzanne Collins, Harry Potter de recinto parece ser la explicación más razonable de su desaparición. J.K. Rowling y El código da Vinci de Dan Brown. “Los libros que el 1497: por dictado de la Iglesia, en Florencia fue sustituido el carmundo llama inmorales son los libros que muestran al mundo su naval por la Fiesta de la Penitencia. Se confiscaron todos los objetos propia vergüenza”, afirmó Oscar Wilde. que eran considerados muestra de la vanidad humana. Entre ellos,


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La persistencia de la palabra En algunas culturas orientales, la lengua es un órgano apreciado como extensión del corazón. Entonces, silenciar al otro no es arrebatarle una insignificancia, sino su centro vital, los latidos… Sin embargo, la historia sigue insistiendo en ser el recuento de la censura practicada por los Estados, las religiones, los sistemas educativos, las familias y las mayorías. En la era del covid-19, el análisis y la reflexión en voz alta pueden ser peligrosos. Algunos gobiernos han decidido combatirlos de la misma manera que al virus: a través del confinamiento, como en los tiempos de esplendor de las dictaduras. En Venezuela, un reportero fue detenido después de cuestionar en redes sociales las cifras de contagios. El gobierno salvadoreño, por su parte, prohibió a los medios de comunicación realizar preguntas relacionadas con la pandemia. Y China, país donde se originó la enfermedad, parece haber ocultado información sobre los riesgos del patógeno. En algunos países se han impuesto medidas autoritarias no solo en relación a la movilidad, sino respecto a la forma de opinar sobre el tratamiento de la crisis económica y las medidas terapéuticas, de acuerdo con la organización Reporteros sin fronteras. La labor de los periodistas ha sido una actividad esencial debido al hambre de veracidad, como sucede en medio de una emergencia. Sin embargo, existe cierta tentación de obstaculizar el trabajo de los comunicadores para no provocar más pánico. México ha sido cuestionado por medios internacionales en cuanto a sus acciones y los datos estadísticos que se ofrecen diariamente en las conferencias de prensa gubernamentales; sin embargo, los bloqueos informativos no han sido demostrados ni desmentidos con toda objetividad. Entre el dolor por los muertos, el miedo de que el aire no pueda ser más aire y el desconsuelo del aislamiento, lo que nos sigue acercando a la vida y a los otros, cada mañana, a pesar de la lejanía, son las palabras, en todas sus presentaciones. Ellas son las grandes sobrevivientes de la historia y las catástrofes. A pesar de reprenderlas, silenciarlas a punta de balazos, prenderles fuego o inocularles potentes virus y bacterias, convalecerán y sanarán una y otra vez para sanarnos. + 19


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la progresión de

Depeche Mode

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fotografía: Anton Corbijn

Enjoy the silence:

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na banda destinada al fracaso glorioso de los one hit wonders, sin proponérselo pasó de depender de un genio del pop, como lo es Vince Clarke, a construir toda una iconografía audiovisual cargada de erotismo y un existencialismo orientado a la redención de la mano de Anton Corbijn. La trayectoria de Depeche Mode encierra todas las pulsiones y claroscuros que nos caracterizan como humanos; sus letras, metáforas de la esperanza tras el infortunio, están vestidas con la escalofriante vibración de los sonidos que solo puede procesar una máquina que intenta tener sentimientos. Una agrupación que nació por accidente, sin proponerse más que ser el entretenimiento pasajero de un grupo de muchachos ingleses que jugaban con sintetizadores entre los ensayos de sus múltiples intentos de crear una banda. Atrapados en el declive de la ola del punk y la novedad del nuevo juguete musical, en una era sin rumbo definido, marcada por esa resaca de los años setenta ingleses que fue Margaret Thatcher durante la década siguiente, vivieron una inercia que los llevaría rápidamente a hacerse de un nombre. Tomado de una revista de modas francesa, decidieron ponerse a sí mismos Dépêche Mode, como si se mofaran de su rápido ascenso, al pasar de estar tocando para audiencias en bares y pequeños salones de baile a tener en menos de un año de su formación un contrato discográfico independiente, como una “moda pasajera”. Y, a decir verdad, todo el mérito hasta ese punto era de Vince. Él era el genio que los convenció de acercarse a esos aparatos musicales de sonidos fríos y abstractos, de dejar los instrumentos “análogos” y acercarse a la nueva curiosidad que ya estaba dándole frutos a bandas como Orchestral Maneuvers in the Dark o Ultravox. En el visionario de Clarke recaía toda la responsabilidad creativa: de él nació el primer éxito “Just can’t get enough”. Los tímidos Fletcher, Gahan y Gore no hacían más que aprender... o quizá más bien su timidez era consecuencia de la abrumadora presencia de Clarke, quien no miraba a la banda como su trabajo principal —no les veía futuro—, por lo que tras el primer disco la abandonó, dejándola a la deriva y sin rumbo. Pero esa orfandad creativa, antes que desintegrar a la banda, la hizo probarse a sí misma y asumir la responsabilidad de continuar con lo aprendido para descubrirse. Entonces comenzaron a explorar su lado oscuro y dejaron de lado la ingenuidad adolescente para asomarse a posibilidades más cercanas al cuero y los estoperoles que a los colores pastel y el lino del pop dominante. Sería entonces la oportunidad de Martin Gore de asumirse al frente de las composiciones. El reclutamiento de un nuevo miembro, para compensar el vacío musical en la figura de Alan Wilder, los terminaría acercando a la contundencia de los ritmos industriales de la música electrónica que tomaba fuerza desde Alemania. Con reminiscencias a David Bowie, la voz profunda de Dave Gahan —quien finalmente se quedó como vocalista tras interpretar “Heroes” en su audición— marcaba la posibilidad de ese acercamiento y cambio de tono mucho más industrial. “Everything Counts” y “People are people” eran muestras de ese cambio de actitud. También vino la decoloración del pelo y una energía sexual mucho más presente en cada interpretación, afianzándolos como una de las bandas más importantes de Europa. El aura de misterio y profundidad se hacía más notoria en cada álbum, pero la fuerza y contundencia de su sonido aún no se podían ver reflejadas con claridad en la nueva dinámica mediática. La radio,


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fotografía: Anton Corbijn

a pesar de ser el medio efectivo para divulgar la música vanguardista del momento, se estaba anquilosando en una dinámica propia de los receptores de bulbos, mientras que la televisión se convertía en el nuevo medio para afianzar la presencia de nuevos actos, sonidos y propuestas, por lo que no bastaba una producción sonora cada vez más refinada y profesional si no se podía reflejar en un nuevo lenguaje visual que la acompañara. Hasta ese momento, los videos musicales de Depeche Mode no eran más que un ejercicio de fundidos y sobreposición de imágenes random: faltaba algo que diera a entender claramente la idea visual de la banda. Así llegarían a mitad de la década de 1980, el camino de cinco años ya demandaba una nueva evolución. El éxito de Some Great Reward dejó de manifiesto que los cuatro músicos de Basildon habían superado al maestro. Después de sobrevivir al abandono de su principal figura para conquistar su identidad y mediante la exploración de pulsiones que le dieron forma a un sonido inconfundible, el sonido estéril de los sintetizadores finalmente se hizo de un alma capaz de expresar, sentir y tocar, algo complicado para una banda electrónica. Pero alcanzar una cima solo hace más visible la siguiente. Hacer Black Celebration llevó tiempo. Un año de descanso —o, más bien, un año para reflexionar el siguiente paso—, con un ensamble sonoro que los acercó a los circuitos underground, donde extrañamente se encontraban sus más fieles seguidores. Se permitieron romper el ciclo de los últimos discos para experimentar algo que pareció más un ejercicio de introspección. Mientras Alan tenía la ingeniería bajo control, Martin comenzaba a explorar su gusto por el blues. Todo esto se notaba en sus melodías. A pesar de utilizar sintetizadores, sus acordes adquirieron un tono mucho más guitarrero, pausado y emocional. Pero la mayor innovación de Depeche Mode llegó por el lado audiovisual: el fotógrafo neerlandés Anton Corbijn les aportó el aspecto visual que tanta falta les hacía. Una discreta gira por Estados Unidos, una escala en el desierto, una cámara lista para grabar, una motocicleta con sidecar, un piloto joven recorriendo terracería y autopistas con un bebé que entrega a la banda, en una composición de claroscuros y ese característico uso del contraste perfecto construyeron una narrativa visual abstracta, que al mismo tiempo anunció el nacimiento de un nuevo ciclo. El video de “A question of time” es apenas un atisbo de lo que vendría. Pareciera que Corbijn comprendió mejor que nadie que Depeche Mode necesitaba una estética visual que amalgamara el cuerpo sonoro que creaban Wilder y Fletcher para las líricas oscuras, emocionales y crípticas que escribía Gore y que Gahan interpretaba a la perfección de sus intenciones. La mancuerna con Corbijn proyectó a la banda hacia otras dimensiones, aprovechando la influencia que MTV ejercía como un espacio creativo con mínimas restricciones. Se permitieron construir un concepto visual que acompañaría a la banda en su

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conquista americana, haciendo que Music for the Masses tuviera una fuerte presencia estética. Por su parte, el álbum condensó las pulsiones bluseras cada vez más comunes en la composición de Martin Gore. La búsqueda de redención se convirtió en un tema con mayor presencia en las canciones, al tiempo que el desamparo y el erotismo también adquirieron mayor protagonismo. “Strangelove” fue el punto de partida, en el que coexisten el dolor y el deseo para llevarnos a un imaginario, donde lo permisivo es un ciclo sin final en el que la banda sucumbe ante la presencia de figuras femeninas de mayor poder. La historia continúa en “Never let me down again” y “Behind the Wheel”, con un Dave Gahan cada vez más adentrado en su personaje de dandy decadente aunque en los conciertos —como contraposición— se mantenía como un carismático frontman dispuesto a complacer a las masas (como la que asistió al cierre de su gira en el Rose Bowl de Pasadena, el día que finalmente conquistaron a los Estados Unidos de América). El cambio hacia la última década del siglo xx se convirtió en una aduana impredecible para las bandas nacidas en los años ochenta: tras el éxito de The Joshua Tree y su álbum/documental Rattle and Hum, U2 se habían mudado a Alemania para hacer un cambio radical en su estilo; Tears for Fears coqueteaba con el jazz y la world music; con la irrupción de los raves y del house y del techno como los nuevos géneros de música electrónica en boga, quedaba claro que Depeche Mode debía apuntar a otra dirección para sobrevivir el cambio de los tiempos. Antes que apuntar hacia la innovación meramente tecnológica, el camino de la banda estaba marcado por un lento regreso a instrumentaciones ortodoxas, sin dejar de lado esa oscura progresión que los hizo romper paradigmas. Depeche Mode había perfeccionado su proceso de producción bajo un metódico programa de organización y preselección con el que construían las canciones, como si los instrumentos electrónicos se hubiera integrado en su sistema creativo. Llegar a la década de los noventa requirió un cambio en la naturaleza de su propia creatividad, que los hizo apuntar hacia la imperfección. Los demos de Violator eran piezas inacabadas, algunas veces hechas a capella, otras solo con un riff de piano o de guitarra —para dejar mayor espacio a la improvisación y permitir una colaboración mucho más libre—, en contraste con los demos casi hechos en línea de producción de trabajos anteriores. El resultado fue un álbum que refleja el cambio de era y que recogía lo mejor de los trabajos previos, pero improvisaba en el uso de instrumentos convencionales, ese sonido que abre con la agudeza del slide en “Personal Jesus” y que cierra “Clean” con pasividad etérea y con reminiscencias instrumentales de Pink Floyd. En esa progresión oscura de la búsqueda de redención queda manifiesta la más profunda de las sombras, acompañada de un imaginario más allá de lo sensual, una búsqueda y un cuestionamiento interiores, envuelta en una melancolía satinada en technicolor, donde se puede encontrar la última respuesta… mientras se disfruta el silencio en el horizonte. + 21


R E F U G I O

Sergio Téllez-Pon / @tellezpunk

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ace mucho que no escribía poesía pero en estas circunstancias, dado el encierro, con mucho tiempo libre y, sobre todo, muchas cosas qué pensar al respecto, volví a ese refugio. Así que les comparto un poema que intenta captar un poco lo vivido estas semanas, espero que también refleje algo de lo que ustedes han vivido estos días inciertos. Un fuerte abrazo a la distancia.

Este silencio es tangible, ya no es más esa figura retórica tan socorrida en cierta poesía. Se ha instalado en nuestra vida diaria sin que se lo pidiéramos, sin anunciarse. De pronto, el bullicio de los viernes se fue de vacaciones, las noches se precipitaron sobre una ciudad estática, ya nadie estorba y los árboles se expanden. Juegan los grillos con el eco del cemento y el asfalto. Desde nuestros refugios, los insomnes atestiguamos la luz callejera convertida en estatua. No estamos convidados al festín de esta estación. Es un silencio que envuelve la centenaria tristeza del ahuehuete, que trae, desde muy lejos, el murmullo del nuevo mal. Este silencio huele a miedo.

Ve la lectura de este poema por Sergio en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi

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C I N E

Hello, silence, my old friend

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l silencio es uno de los recursos que el lenguaje audiovisual utiliza para determinar un énfasis de atención en el espectador, ya que lo obliga a ver antes que oír, a colocarse en un estado de alerta, y por ello mismo, a fijarse en el lenguaje corporal y las expresiones que se transmiten en ese vacío sonoro. En el cine mundial encontramos grandes escenas de silencio, y que en la mayoría de los casos engloban la temática general de esas películas. Aquí te dejamos algunos ejemplos:

Escena final de El graduado

Representa un aspecto muy importante de la narrativa contracultural del filme, porque mediante el silencio de Elaine y Benjamin en el autobús se transmite la transición de emociones en ambos, tras pasar por la alegría de haber retado los designios de sus mayores, y darse cuenta de la incertidumbre de un futuro del que no hay vuelta atrás.

Escena final de El padrino

La transformación de Michael Corleone se consolida en este momento, que tras la fuerte discusión y reclamos de sinceridad que su esposa Kay le exige, el juego de miradas a la distancia, la separación entre habitaciones y la puerta cerrándose frente a sus ojos, nos transmiten ese sentimiento de alienación en una relación que comenzó cercana y ahora es de distantes desconocidos. 24


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Escena de boxeo en Toro Salvaje

Martin Scorsese ejecuta con maestría las escenas de silencio para transmitir diversas emociones. En esta escena, el silencio es un estado de ánimo que se enciende y apaga conforme va progresando la pelea de La Motta con Robinson, marcando un énfasis de tensión y miedo que se combina perfectamente con el cambio de enfoque de la cámara y el uso de una cámara lenta antes de cada brutal golpe.

Escena de visión nocturna de El silencio de los inocentes

Pero si de tensión hablamos, en esta cinta ganadora del Oscar en 1993 encontramos uno de los momentos de mayor desesperación. Vemos a la agente Clarice Starling incursionar en la casa del asesino serial “Buffalo Bill”, para descender poco a poco hacia la oscuridad de la guarida del criminal, hasta encontrarse en un estado de indefensión que nos es posible ver mediante los ojos del asesino y su callada presencia ante la agente.

Escenas antes del monólogo final de Sin lugar para los débiles

Esta película es un claro ejemplo de cómo el silencio marca un énfasis en las acciones, no solo por los momentos de tensión entre diálogos, sino porque esta película carece de una banda sonora en el 95% de su metraje, por lo que el sonido ambiental y sus silencios magnifican muchas de las acciones, sintiéndose como la realidad misma. Tras el tenso diálogo de Chigurh con la viuda de Llewelyn Moss, en una toma abierta los vemos salir de esa casa, dándonos a entender las fatales consecuencias y el estado de la psique del sicario al ser atropellado inmediatamente. +


La frágil mente L

as razones para mantenerlos cerrados o condenarlos a la hoguera son viejas. Algo hay en las páginas de esos libros puede llevarnos al Infierno o provocar acciones espeluznantes. Vista desde esta perspectiva, la mente de los lectores es fragilísima y ellos, en menos de lo que cuento, se pueden creer las historias que pasan delante de sus ojos. La lectura —tenemos que estar de acuerdo— pone en suspenso nuestra incredulidad mientras nos tiene atrapados y los libros, si nos descuidamos tantito, terminan atrapándonos sin que podamos resistirnos. Los ejemplos de la actitud que miraba moros con tranchete son legión, por eso mismo vale la pena que nos detengamos en algunos de ellos: en 1841, en un asustado y sesudísimo artículo publicado por el Semanario de las Señoritas Mexicanas, un tal Isidro Gondra nos cuenta de lo que le sucedió a Cecilia, una joven de quince años que cayó en poder de los peores libros que podían tenerse. Nomás para apantallar a más de tres, va algo de lo que escribió don Isidro: […] la lectura de los romances —es decir, de las novelas— exaltaba diariamente la imaginación de la pobre Cecilia, que deseaba vivamente llegar a ser una heroína semejante a aquellas cuyo retrato leía con tanta frecuencia. […] Su espíritu se abatía a medida que aumentaban sus ilusiones… nada, en una palabra, podía distraerla de esa especie de languidez a la que la había conducido el furor de sus lecturas. El desenlace de esta historia es casi predecible: en un arrebato de locura —según afirma el señor Gondra— la pobre Cecilia intentó suicidarse mientras leía La nueva Eloísa de Rousseau. Una romántica con todas las de la ley no podía actuar de otra manera. Pero, en contra todo lo que pueda pensarse, el suicidio no era el único de los males que asechaban a las mujeres de malas costumbres, Pantaleón Tovar —en Ironías de la vida— estaba convencidísimo que la lectura de novelas era una de las causas que provocaban “la fogocidad y la despreocupación” entre las mujeres que estaban a un pelín de dejar de ser los ángeles del hogar. Evidentemente, la lectoras que caían en manos de las palabras malditas no sólo eran mexicanas, pues este mal casi era intergaláctico. A finales del siglo xviii, Johann Georg Heinzmann, un librero suizo que era de lo más decente, llegó a las conclusión de que sólo la Revolución Francesa había provocado más desgracias que las novelas y, de pilón, los científicos estaban convencidos de que esos males tenían una clara explicación fisiológica que —entre otros sabios— corrió por cuenta del pedagogo Karl G. Bauer: la “falta total de movimiento” que caracterizaba a las lectoras era la causante de una violentísma erupción de “ideas y de sensaciones”. Ante estos peligros no había más remedio que meter orden y, a como diera lugar, censurar estas obras perniciosas para las señoritas y las damas que podían terminar arrastrando el apellido por andar leyendo cosas indebidas. Que quede claro, “la lectura [sólo era] una labor benéfica si tenía la meta correcta y se realizaba con el espíritu adecuado”. Las mujeres que leían novelas en vez de misales, libros de cocina y vidas de santos —por sólo dar tres ejemplos de una lista que podría ser casi larga—, eran peligrosísimas para ellas, sus hombres y sus familias. Por esta misma razón, si las débiles féminas debían ser protegidas de los malos influjos que provocaban algunos libros, los niños también merecerían una especial atención. Sus tiernas mentes —por donde quiera que se le vea— eran tan frágiles y escuálidas como las de las mujeres. Estamos ante un asunto que, en algunas ocasiones, ha provocado acciones donde pocos lo sospecharían. Un ejemplo de ellas es el odio sagrado que la literatura infantil ha provocado en varios países. Sus inquisidores, sin ningún asombro de pudor, seguramente podían pronunciar las mismas palabras de Jospeh Goebbels en una de las quemas de libros que ocurrieron en la Alemania nazi: “Esta noche hacéis bien en tirar al fuego estas obscenidades […] [pues] de estas cenizas surgirá el fénix de un nuevo espíritu”.

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P O R

J O S É

L U I S

T R U E B A

L A R A

de los lectores Los libros para chamacos que se han ganado duras persecusiones y censuras no son pocos: algunas de las novelas de Twain eran vistas de pésima manera, mientras que, en los años ochenta del siglo pasado, los cuentos de la Cenicienta y Ricitos de Oro —aunados a El Mago de Oz— fueron objeto de un juicio en el estado de Tennessee. Los preocupadísimos padres de sus posibles lectores exigían que de inmediato los retiraran de todas las escuelas en medida que ponían en riesgo la formación religiosa de sus hijos. Aunque estos librines tuvieron sus censores, hay uno que hace pocos años llevó las cosas casi al extremo: Harry Potter. Tras el brutal éxito de las novelas de J. K. Rowling, las persecuciones se soltaron de a deveras: en Nueva Zelanda, Canadá y Estados Unidos, muchos profes retiraron esas obras de los salones. Las quejas de los padres en contra de los libros que hacían una apología de la brujería no podían ser ignoradas y, justo por eso, se limitó su acceso. Por propia voluntad, ningún chamaco podía acercarse a esas páginas azufrosas. Ellos sólo los podrían leer los que presentaran una autorización por escrito firmada y requete validada por sus padres o sus tutores. Sin embargo, lo que pasaba en territorio gringo apenas era una probadita del anatema de a deveras. En 2003, el cardenal Joseph Ratzinger —que en ese entonces chambeaba como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir, de la institución religiosa que sustituyó al Santo Oficio— le mandó una carta a la socióloga Gabriele Kuby en la cual la felicitaba por las acciones que había emprendido en contra de la señora Rowling: “es bueno que usted —se lee en ese documento— esté arrojando luz sobre Harry Potter, porque éstas son sutiles seducciones que surten efecto imperceptiblemente […] y minas la cristiandad”. De no ser porque el Index librorum prohibitorum se había dejado de publicar en 1966, seguramente el cardenal Ratzinger lo habría apuntado de la flamígera lista. Si las cosas habían cambiado desde 1564 era un asunto que no valía la pena considerar: eso de andar promoviendo la brujería era algo que sólo merecía las llamas. En realidad, los niños sólo deberían leer otras cosas, libros que los llevaran por el buen camino y que no los convencieran de que la magia y el mal podían triunfar en este mundo. Lo curioso de estas censuras es que —en la mayoría de las ocasiones— no se dirigieron en contra de los varones: los clérigos más sesudos podían leer las obras que estaban en el Index librorum prohibitorum, los hombres del siglo xix podían entrarle a las novelas francesas y soñar que se encontraban con la señora Bovary que estaba más que dispuesta a darle vuelo a la hilacha. Es obvio, los hombres —según esto— podían distinguir entre la realidad y la ficción y. obviamente, su capacidad para dejar en suspenso su incredulidad era limitadísima o casi inexistente. Su mentes eran fuertes y no se doblegaban ante el canto de las sirenas que botaba de las páginas. A lo mejor todo esto es cierto, pero la mera verdad es que yo no tengo una mente tan fuerte: las novelas me obligan a apagar la incredulidad, mi cuerpo se mantiene quieto mientras mis ojos recorren las páginas y, por supuesto, cuando estoy quieto y leo, soy presa de una violentísma erupción de “ideas y de sensaciones”. Quién quita y en un descuido los censores estaban equivocados y lo que les pasaba a las mujeres y los niños también nos pasa a los varones que peinamos canas. +

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C U E N T O

I R L A N D É S

Los zapatos no son para los pies Anthony Kelly / @atomicsofa Traducción: Enrique G de la G Soy piloto de drones. Controlo a distancia naves pequeñas con cámaras y sensores incorporados. Grabo video, transmito en vivo. Filtro y edito el contenido. No opero drones militares, aunque podría manejar esas enormes plataformas de armas remotas, ni tampoco entrego compras. Mi gusto por los drones surgió de mi interés en la fotografía aérea y de mi pericia en arreglar y reparar máquinas. Siempre tuve dentro de mí una sensación de emoción, un calor que se encendía al observar a la gente. Era un voyeur, pero no el típico vecino que se pasa el tiempo observándote mientras tomas el sol. No, yo no era de esos, sino de una especie totalmente diferente. Comencé el viaje que me llevó a convertirme en lo que soy hoy. Mi principal función en el trabajo es mantener un canal de transmisión de video. Tengo una flota de drones, ¡cientos!, con forma de juguetes, de cochecitos y vehículos, como los que se ven en las oficinas de todo el país, naves inocuas que casi son muebles de oficina, regalos desechados o novedades. Cada una de mis naves tiene varias cámaras, algunas incluso se utilizan durante la noche cuando las oficinas están vacías por razones de seguridad y vigilancia. Los drones tienen sensores de movimiento y de calor. Aunque casi siempre están inactivos, se activan ante movimientos inusuales según el horario. Los drones pequeños son discretos y, por lo tanto, ideales para la seguridad. No anunciamos que vigilamos, porque aunque ya todo el mundo sabe que el Big Brother lo vigila, a nadie le gusta que se lo recuerden. Volviendo a mi esfera de interés, en mi investigación fotográfica me encontré con la foto fetiche. Descubrí que la mayor parte no es de mi gusto: en realidad no se puede entender el bondage si no lo practicas, y no abrigo deseo alguno de que otra persona me cague encima. Lo que me atrajo fueron los zapatos. Zapatos de tacón alto, sandalias sin correa y stilettos. Mallas, medias de nylon y pies. Mientras los jóvenes de mi edad jugaban volibol en la playa, yo trabajaba en una zapatería. Paso a paso creció mi interés por los zapatos y los pies. Como artista, investigué la anatomía del pie, sus huesos y ligamentos, las uñas. Devoré libros sobre pies y averigüé cuanto pude. Por la noche leía sobre las falanges, los cinco dedos, y empecé a desarrollar mi reverencia por el calcáneo, que es el talón –o el hueso del talón– en la base del pie. Me sumergí en la historia y la anatomía del zapato y del pie. De día, en mi tiempo libre, corría coches de control remoto, eléctricos y de gasolina, y luego vehículos voladores, como helicópteros y, a medida que la tecnología evolucionó, drones. Descubrí los sesamoideos, dos huesitos esféricos en el pie; luego me atrajeron el tobillo y la bola del pie. En la calle observaba como detective a la gente, imaginándome sus pies. Iba por masajes para los pies y yo también masajeaba pies ajenos. Memoricé las venas bajo la piel, y terminé por darme cuenta de que no estaba solo: por todo el mundo hay hombres y mujeres que pasan horas felices fascinados por los pies de los demás. Desarrollé una idea y se las presenté a los jefes de una multinacional, un gigante del software con oficinas en todo el mundo. Les gustó. En todas las oficinas de la corporación del mundo entero y en sus filiales instalé una discreta flota de drones, coches y juguetes, que

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presenté como regalos, y comencé a transmitir, descargar y procesar cientos de horas de grabación a canales de suscripción en todo el mundo. Filmé la vida secreta de los pies. Se seleccionó al personal adecuado y se le dijo que se realizarían transmisiones aleatorias durante un tiempo. Algunos rechazaron la idea por completo, aunque la mayoría aceptó por el tamaño de los bonos que implicaba participar en el programa. A medida que las cosas avanzaban, los pies más vistos recibían los bonos más altos. A algunos les fue extraordinariamente bien. A las compañías de calzado les encantó –por supuesto–, y algunos empleados comenzaron a recibir regalos y productos, calcetines elegantes, alfombras, spas para pies. Algunos se volvieron modelos de pies y se convirtieron en celebridades, en eso que solían ser las estrellas de Instagram. Todo sucedió debajo del agua, nunca lo pusimos de moda. Yo mismo actualicé las transmisiones, ajustaba los videos de acuerdo a mi gusto y me convertí en una celebridad, en un icono del género. Lo he hecho bastante bien hasta ahora como para no tener que trabajar nunca más, pero continúo porque me gusta, mantengo mi estilo. Siempre hay pop-ups y start-ups que intentan imitarme y cobrar, pero inevitablemente se cansan. En el fondo, a la gente le gustan los zapatos cómodos de calidad. Y la vida continúa. Tengo una toma favorita, que se monetiza, con la que me va muy bien. Hay muchas variedades de zapatos y de tacones para elegir, pero mi favorito es el humilde zapato de tacón. Una vez vi a una mujer en un café. Tenía las rodillas medio expuestas, cruzadas, estaba sentada, con el zapato de tacón que le colgaba despreocupadamente de los dedos de los pies, lo que dejaba ver su talón cubierto por una media apenas negra y la curva de su arco del pie. A pesar de la banalidad de esta simple imagen, me pareció deliciosa, de buen gusto y hermosa. Su inocencia. Su desenfado, su inconsciente sensualidad. Como perezoso, ese pie inconsciente que colgaba en silencio, meciendo un zapato sencillo con suavidad. La luz, el contraste, la elegancia, todos los factores que se han entremezclado, entrelazados para crear esa imagen perfecta, un momento perfecto. El diseñador que concibió el zapato. Las horas de esfuerzo de los zapateros para hacer ese zapato. El fabricante de medias que hizo esa media. La rotación de los planetas. La luz. Haber elegido ese café. Y ese postre que tomaba ese día que llevaba puesto ese zapato perezoso. Los cien millones de variables que condujeron a ese momento que percibí yo, y toda mi vida abocada a ese instante. Cada día trato de hacerme de variaciones de esa imagen, esa imagen perfecta que no pude capturar pero que conservo en la memoria. Todos los Puedes leer el cuento días la recreo y la transmito una y otra en su idioma original vez a través de los miles de feeds en mascultura.mx que crean mi arte. y en YouTube Me he convertido en un revistaleemasdegandhi hombre muy rico.



V E R

Y

O I R

Adrián García / @adrian_garciros

The Pineapple Thief - Magnolia The Pineapple Thief es una banda de rock progresivo originaria de Inglaterra, formada por Bruce Soord en 1999. Grabaron doce de discos de estudio, dejando a Magnolia –que podría ser su obra cumbre– como su entrega número diez. Las secuencias rítmicas simplificadas y la habilidad para escribir letras que empalman con exactitud quirúrgica dentro de las melodías rememoran a sus similares contemporáneos Porcupine Tree y Anathema. TPT queda como una especie de híbrido entre el rock progresivo y el house inglés. Entre los temas destacados de este material encontramos “Simple as that”, que, ambientado dentro de su sonido más clásico, trata sobre las separaciones inevitables, y la emotiva “Alone at sea”, con arreglos electrónicos casi bailables que demuestran la dualidad de la agrupación. Magnolia es un álbum evocativo, denso, que se marchita con cada canción y florece al inicio de la siguiente. El sabor experimental que perdura de principio a fin aumenta las ganas de escucharlos en vivo, lo que hubiera sido fácil, ya que este otoño tenían planeada una gira, pero que a raíz de la pandemia que enfrentamos parece complicada. De todas formas podemos tomarnos un momento para nosotros mismos, colocarnos los audífonos y observar la quietud de la ciudad pasar frente a nuestros ojos, mientras la música fluye para hacernos sentir menos solos.

Nebraska Dir. Alexander Payne (2013) Woody Grant (Bruce Dern) es un alcohólico ya entrado en años que realiza un viaje desde Montana hasta Nebraska con la firme intención de reclamar un millón de dólares que ganó en un panfleto publicitario. A pesar de resistirse por lo inverosímil del caso, lo acompañan sus dos hijos y esposa. Todos terminan envueltos en la avalancha de adulaciones y exigencias por parte de los parientes cuando se enteran de la supuesta nueva riqueza de los Grant. Con un tono cómico que expone la típica ambición humana, Alexander Payne desarrolla una historia sobre unión familiar, en la que, a pesar de los gritos y reclamos, se vuelve realidad el dicho “La sangre es más espesa que el agua”: la familia sigue al viejo Woody Grant en un viaje sin sentido con tal de regalarle una alegría. Los personajes de Nebraska son universales, y de ahí el encanto de este filme, que se hunde en la condición humana, dejando en cada uno de sus diálogos alguna carcajada acompañada de reflexión. En el entorno silencioso del Medio Oeste estadounidense y utilizando como fondo las planicies frías de Nebraska, Payne utilizó por primera vez el recurso de filmar en blanco y negro con cámaras digitales –hecho que cada vez se vuelve más común para los realizadores actuales–, dejando una sensación de aislamiento y generando un grato recibimiento por parte del público. Destacan por sus actuaciones Will Forte (el hijo sumiso), más comúnmente conocido por roles cómicos, y June Squibb, nominada al Oscar junto con su pareja en pantalla, Bruce Dern.





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