Tema del mes:
Índice
Directora General y editora
La verdad condensada
6 Decálogo del microcuento
Yara Sánchez De La Barquera Vidal
Andrés Neuman
10 el librero de Adriana Romero-Nieto 12 Evidencia y certeza Óscar de la Borbolla
14
Steve Cutts: la crítica artística
al capitalismo/Enrique G de la G
16 [Frase napalm] 18 Christian Peña y los cuerpos falibles Itzel Mar
20 entrevista con Norah Jones Enrique G de la G
22 Se escribe ajeno/José Luis Trueba Lara 24 La verdad cinematográfica Gilberto Díaz
26 ¿De verdad no me está engañando? José Luis Trueba Lara
28 [Cuento] Pinche gente/Marcos A. Medrano 30 Entrevista a Christopher Mlalazi Yara Sánchez De La Barquera
32 [Reseña] Vida low tox/Alexx Stuart 33 [Reseña] Teoría optimista del fracaso
yara@revistaleemas.mx
EDITORIAL
Coeditor
A
unque durante muchos siglos la convertimos en una cualidad indispensable para el pensamiento, hoy sabemos que la verdad es extraña y peligrosa. A veces, lo que sucede delante de nosotros —como ocurre cuando miramos al cielo y descubrimos que el sol se mueve mientras estamos quietos— no necesariamente es una verdad a toda prueba. No pocas veces, los sentidos nos engañan y nos ponen en aprietos ante lo que solo es aparente. Incluso la razón puede jugarnos malas pasadas y llevarnos a paradojas que ponen en duda lo que creemos y afirmamos. Y, para colmo de males, cuando la verdad se transforma en un dogma, corremos el peligro de perseguir a los que no creen en ella. Ante estos problemas —a los que podríamos sumar la existencia de las llamadas postverdades que ahora nos salen al paso—, lo verdadero parece convertirse en una ilusión, en un vano intento por atrapar una realidad escurridiza. El viejo sueño de poseerla no pudo sobrevivir, y hoy se ha transformado en un asunto absolutamente relativo. Por esta razón, en esta entrega de Lee+ nos adentraremos en algunos de los rostros y las facetas de ese sueño que alguna vez pudimos tener: la verdad absoluta e indubitable que se nos escapó de las manos para llevarnos a un mundo marcado por la incertidumbre. +
José Luis Trueba Lara jtrueba@revistaleemas.mx Editor de contenido Enrique G de la G enrique@revistaleemas.mx Director de arte y editor audiovisual Edwin Reyes Maya edwin@revistaleemas.mx Marketing Fabián Vásquez Escalante fabian@revistaleemas.mx Editor de mascultura.mx Gilberto Díaz contacto@revistaleemas.mx Consejo editorial Alberto Achar Jorge Lebedev
Ignasi Giró
34 Entrevista con Diana Graber Yara Sánchez De La Barquera
38 [Jóvenes]/Fabián V. Escalante 40 [Ver y oír]/Adrián García ¡Anúnciate con nosotros!
Búscanos en: www.revistaleemas.mx www.mascultura.mx
TIRAJE MENSUAL DE 50,000 A NIVEL NACIONAL
En portada: Diseño basado en Dinner is served de Steve Cutts
(55) 5335 1327 / 69 953920 contacto@revistaleemas.mx Envía tus comentarios a: elcliente@gandhi.com.mx
Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Información y Ventas Publicidad: (55) 5335 1327. Editado por www.taraediciones.com contacto@revistaleemas.mx, Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Benjamín Franklin 98, Piso 1 y 3, Escandón, Delegación Miguel Hidalgo, 11800, Mexico, D.F. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Multigráfica Publicitaria S.A. de C.V. en Democracias no. 116, col. San Miguel Amantla, Azcapotzalco, C.P. 02700, Ciudad de México. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones correspondientes. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Librerías Gandhi y la casa editorial se deslindan de los mensajes expresados en los espacios publicitarios cuya responsabilidad pertenece al anunciante. Hecho en México. También encuentra la revista aquí: FILIJ • FIL GDL • FIL Minería • FIL Zócalo • Cine Tonalá • Cineteca Nacional • Universidades, preparatorias CDMX y área Metropolitana • Orquesta Sinfónica de Minería • OFUNAM •Teatro de la Ciudad Esperanza Iris • Colegio Nacional • UNAM • Universidad IBERO • Universidad ANÁHUAC del Norte • Biblioteca José Vasconcelos • Museo Nacional de Culturas Populares • Centro Cultural España • CONARTE (Monterrey) • CENART• MUAC • Museo Jumex • Museo El ECO • MUCA Roma • Museo Universitario del Chopo • Museo Soumaya “Loreto”• Museo Rufino Tamayo • Museo Franz Mayer •
Esta revista utiliza tipografías Gandhi Sans y Gandhi Serif, diseñadas para una mejor lectura. Puedes descargar ambas fuentes en: www.tipografiagandhi.com
/mascultura
@revistaLeemas
/revistaleemasdegandhi
@revistaleemas
Decálogo del microcuento de
Fotografía: Yara Sánchez De La Barquera
Andrés Neuman
1. La vocación de todo microcuento es crecer sin ser visto. 2. No es lo mismo lo breve que lo corto: lo breve calla a tiempo, lo corto antes de tiempo. 3. Lo más raro del microcuento no es su extensión minúscula, sino su radical estructura. 4. Los personajes del microcuento caminan de perfil. 5. La tentación del chiste es la termita del microcuento. 6. Todo microcuento empieza entre comillas y termina en puntos suspensivos. 7. Puntarlo con bisturí. 8. Los verbos vuelan, los sustantivos corren, los adjetivos pesan. 9. El microcuento necesita lectores valientes, es decir, que soporten lo incompleto. 10. Cuanto más breve parezca, más lento ha de leerse. 6
Los Libros Integrados
En este año, la realidad nos enfrentó a nuevos retos. La pandemia y el gran confinamiento trastocaron las maneras tradicionales de cómo aprendemos en la escuela: el contacto cara a cara fue sustituido por las clases virtuales. La convivencia cotidiana también cambió y comenzó a afrontar los problemas del estrés provocado por el encierro, de la frustración que se hizo presente al perderse las rutinas escolares y, por supuesto, el rendimiento de los alumnos también se vio afectado. ¿Podemos estar seguros de que nuestros hijos recibieron y comprendieron todos los conocimientos en sus clases virtuales? ¿Es posible asumir que desarrollaron todas las habilidades que necesitaban en sus sesiones virtuales?
Ante estos desafíos, la serie Larousse Libro Integrado fue creada con el propósito de apoyar a los padres con el proceso de aprendizaje de los estudiantes que cursan educación primaria y enfrentan los retos educativos del gran confinamiento y las clases virtuales. A diferencia de otro tipo de obras, estos libros permiten que se fortalezcan la convivencia y los lazos familiares: cada una de sus actividades está diseñada para que los padres hagan equipo con sus hijos con el fin de potenciar al máximo las capacidades, habilidades e inteligencia de sus pequeños. Como cada una de estas obras —destinadas de primero a sexto de primaria— son libros integrados, abordan todas las asignaturas, presentan textos informativos con breves explicaciones de cada uno de los temas, así como ejercicios y actividades que permiten encontrar sentido a lo que se aprende y vincularlo con la realidad. Además, incluyen hojas de repaso que apoyan la repetición y afianzan lo aprendido. Por todas estas razones, la serie Larousse Libro Integrado es una herramienta fundamental para los padres que están dispuestos a superar los retos que la realidad nos impone.
NO FICCIÓN
FICCIÓN
EL TRAIDOR Anabel Hernández GRIJALBO
LA BAILARINA DE AUSCHWITZ Edith Eger PLANETA
Un libro sobrecogedor, potente e inspirador que busca ayudar a todas aquellas personas, cuyos traumas les impiden vivir en plenitud los instantes de su existencia. Al igual que su mentor, Viktor Frankl, Edith Eger es una superviviente. Su experiencia vital y trayectoria como psicóloga le han permitido ayudar a miles de personas que viven incapacitadas por sus cicatrices emocionales.
SALVAR EL FUEGO Guillermo Arriaga ALFAGUARA
Premio Alfaguara de novela 2020. Una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles. Marina, una mujer casada, con tres hijos y una vida familiar resuelta, coreógrafa de cierto prestigio, se ve involucrada en un amorío improbable con un hombre impensable. Salvar el fuego retrata dos Méxicos completamente escindidos. Una obra que retrata los absurdos de un país y, también, las contradicciones de la naturaleza humana. Una novela de amor que termina por brindar esperanza.
CIEN AÑOS DE SOLEDAD (2015) Gabriel García Márquez DIANA
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Cien años de soledad cuenta la saga de la familia Buendía. Como un río desbordante, se entretejerán sus destinos por medio de sucesos maravillosos en el fantástico pueblo de Macondo, en una narración que es la cumbre indiscutible del realismo mágico y la literatura del boom.
Julia está en la cúspide de su poder, pero la traición y la división familiar la amenazan. Además, Galeno diagnostica que la emperatriz padece cáncer. En medio del dolor físico y moral que padece, cualquiera se hubiera rendido. Pero, en medio del caos, una historia de amor más fuerte que la muerte, una pasión capaz de superar pruebas imposibles emerge al rescate de Julia.
Florentino Ariza no había dejado de pensar en ella un solo instante a partir de que Fermina Daza lo rechazó sin apelación después de unos amores largos y contrariados. Desde aquel momento habían transcurrido cincuenta y un años, nueve meses y cuatro días. Ambientada entre 1880 y los años treinta en una ciudad portuaria innombrada, pero que se ha identificado con la Cartagena colombiana, donde Gabriel García Márquez escribió sus primeros textos, El amor en los tiempos del cólera es un libro indispensable.
TRES PROMESAS Lesslie Polinesia MONTENA
Hace 100,000 años seis especies de homínidos habitaban la Tierra. Hoy solo queda una: el homo sapiens. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en el planeta? ¿Por qué nuestros ancestros se unieron para crear ciudades y reinos? ¿Cómo llegamos a creer en dioses, en naciones y en los derechos humanos, a confiar en el dinero y las leyes? ¿Cómo será el mundo en los milenios venideros? En De animales a dioses, Yuval Noah Harari responde estas preguntas.
EL PODER DEL AHORA: UNA GUÍA PARA LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL Eckhart Tolle GRIJALBO MONDADORI
Esta obra consagró a Eckhart Tolle como uno de los gurús más importantes del mundo. El poder del ahora tiene la capacidad de cambiar la vida de sus lectores. Para lograr la iluminación solo tenemos que comprender el papel que desempeñamos como creadores de nuestro dolor. Nuestra mente es la causa los problemas que nos aquejan debido a su corriente de pensamientos, a su deseo de aferrarse al pasado y a sus preocupaciones por el futuro.
El único propósito de este libro es ayudar al lector a que descubra, desarrolle y aproveche esos poderes latentes que no emplea. Algunos puntos importantes del contenido son: Maneras de agradar a los demás—Cómo causar una buena impresión—Convertirse en buen conversador e interesar a la gente—El secreto de Sócrates—Cómo obtener cooperación—Cómo criticar y no ser odiado por ello. Procure que la otra persona esté satisfecha con lo que usted quiere.
MI HISTORIA Michelle Obama PLAZA JANÉS
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA Gabriel García Márquez DIANA
UNO SIEMPRE CAMBIA AL AMOR DE SU VIDA (POR OTRO AMOR O POR OTRA VIDA) Amalia Andrade Arango PLANETA
DE ANIMALES A DIOSES Yuval Noah Harari DEBATE
CÓMO GANAR AMIGOS E INFLUIR SOBRE LAS PERSONAS Dale Carnegie DEBOLSILLO
Y JULIA RETÓ A LOS DIOSES Santiago Posteguillo PLANETA
JÓVENES
La historia de este reportaje se remonta a 2011, cuando Anabel contactó a uno de los abogados de Vicente Zambada, el Vicentillo, quien enfrentaba un juicio en Chicago. Él le entregó varios documentos del narcotraficante: un inquietante autorretrato como payaso y los diarios que escribió durante su negociaciones para colaborar con el gobierno norteamericano. En esas páginas, el capo reconstruyó su historia y la de uno de los cárteles más poderosos.
BAJO LA MISMA ESTRELLA John Green NUBE DE TINTA
Como primera dama de los Estados Unidos de América, contribuyó a que la Casa Blanca alcanzara sus mayores cuotas de apertura y pluralidad de la historia, consiguió criar a dos hijas con los pies en la tierra bajo el implacable escrutinio de los medios de comunicación. Michelle Obama describe sus logros y decepciones tanto en la esfera pública como en la privada, y narra sin ambages la historia de su vida, con sus propias palabras y en sus propios términos. Cálido, lúcido y revelador, Mi historia es un relato íntimo de una mujer de gran moralidad y valía que ha superado todas las expectativas.
LA SELECCIÓN 2: LA ELITE Kiera Cass ROCA EDITORIAL
JUKILOP EL COMIC: LA VERDADERA HISTORIA Juan De Dios Pantoja / Kimberly Loaiza ALTEA
ELECTRÓNICOS
ARTE Y RECREACIÓN
CRISIS Patricia Armendáriz CONECTA
VAN GOGH PARA COLOREAR NUEVA IMAGEN
Conoce el impacto y duración de la crisis y aplica una sólida estrategia para sobrevivir y crecer. Patricia Armendáriz vierte su experiencia en el sector financiero y como juez de Shark Tank México para enfrentar la incertidumbre económica. Siguiendo sus estrategias y consejos, podrás blindar tu pyme de los golpes a tu sector, enfrentarlos con resiliencia y, sobre todo, aprovechar las oportunidades que se presenten para crecer tus ingresos.
BALADA DE PÁJAROS CANTORES Y SERPIENTES Suzanne Collins MOLINO
Es la mañana en que darán comienzo a los décimos Juegos del Hambre. En el Capitolio, Coriolanus Snow se prepara para una oportunidad única: alcanzar la gloria como mentor de los Juegos. La casa de los Snow, antes tan influyente, atraviesa tiempos difíciles, y su destino depende de que Coriolanus consiga superar a sus compañeros en ingenio, estrategia y encanto como mentor del tributo que le sea adjudicado.
Van Gogh es el mejor ejemplo del artista menospreciado en vida y elevado a las cumbres de la fama después de muerto. Diferentes generaciones han quedado pasmadas ante el poder y la amplitud de su obra, así como por las circunstancias de su biografía. Gracias a este libro, puedes adentrarte en sus pinturas y recrearlas.
MANDALAS NATURALEZA Y ANIMALES LAROUSSE EDITORIAL NUEVA IMAGEN Este libro contiene más de 60 maravillosas ilustraciones sobre la naturaleza y los animales que solo te esperan para que las colorees y crees hermosos mandalas. Iluminarlas implica darte un tiempo para ti, para adentrarte en tu mismidad y descubrirte con todas tus potencialidades. Este es un tiempo de introspección, y los mandalas son una oportunidad para realizarla.
EL SUTIL ARTE DE QUE TE IMPORTE UN CARAJ* Mark Manson HARPER COLLINS MÉXICO
KIWILIMÓN. 10 AÑOS COCINANDO CONTIGO Kiwilimón AGUILAR
Durante los últimos años, Mark Manson —en su popular blog— se ha afanado en corregir nuestras delirantes expectativas sobre nosotros y el mundo. Ahora, en este libro, nos ofrece su intrépida sabiduría y nos recuerda que los seres humanos somos falibles y limitados, nos aconseja que reconozcamos nuestras limitaciones y las aceptemos, pues esto, según él, es el verdadero origen del empoderamiento.
Cuando te adentres en este libro descubrirás que no importa que no seas un experto en la cocina, el recetario de Kiwilimón te hará lucir como todo un profesional a la hora de cocinar. Por si esto no fuera suficiente, en sus páginas descubrirás algo especial: todos tus platillos serán fáciles y rápidos de guisar.
EL VIAJE DEL ELEFANTE José Saramago ALFAGUARA
LEIDIMANDALAS Varios Autores NUEVA IMAGEN
En esta obra, José Saramago narra el insólito viaje del elefante Salomón a través de la Europa del siglo XVI. Una aventura épica llena de humanidad, humor y sabiduría. El viaje del elefante no es un libro histórico: es una combinación de hechos reales e inventados que nos hace sentir la realidad y la ficción como una unidad indisoluble, como algo propio de la gran literatura.
EL CLUB DE LAS 5 DE LA MAÑANA: CONTROLA TUS MAÑANAS, IMPULSA TU VIDA Robin Sharma GRIJALBO
Robin Sharma desarrolló el Club de las 5 de la mañana hace más de veinte años gracias a los revolucionarios hábitos que le permiten a sus clientes incrementar la productividad, mejorar su salud y afrontar con serenidad la época en que vivimos. Este libro, de profundo impacto personal, nos descubrirá las rutinas que han hecho posible que muchas personas alcancen grandes resultados al tiempo que nuestra felicidad y vitalidad aumenta.
Este libro tiene un fin preciso: le propone a las mujeres analizarse y reconocerse a sí mismas a través de una serie de actitudes y personalidades que sorprendentemente están reveladas en cuarenta hermosos mandalas. Este viaje al interior del ser también es una invitación para recordar los tiempos de la infancia cuando se disfrutaba el colorear.
MANDALAS: LIBRO DE ARTE PARA COLOREAR Larousse Editorial NUEVA IMAGEN En este libro encontrarás más de sesenta mandalas hindúes para colorear y crear hermosos mosaicos, que puedes conservar en el libro o convertirlos en parte de la decoración de tu lugar favorito. Aquí no hay límites: ilumínalos con plumones, acuarelas o con lápices de color. Solo tienes que elegir la mejor técnica y dejar volar tu imaginación. Al final, ¡tu libro de arte será único!
NIÑOS JUGUEMOS A LEER LIBRO DE LECTURA Y CUADERNO DE EJERCICIOS Rosario Ahumada EDITORIAL TRILLAS
LOS COMPAS Y EL DIAMANTITO LEGENDARIO Timba VK MARTINEZ ROCA
CUENTOS DE BUENAS NOCHES PARA NIÑAS REBELDES Elena Favilli PLANETA
HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL J.K. Rowling SALAMANDRA
LOS SIETE COLORES DE MI VIDA Daniela Hoyos Falco ALTEA
E L
L I B R E R O
D E Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi
Adriana Romero-Nieto es editora y traductora. Dos quehaceres que se entrelazan a la perfección con una vocación lectora que se inició cuando era niña. Recorrer sus libreros implica adentrarse en su vida, en los recuerdos de las obras de infancia, en el descubrimiento de la literatura francesa y las letras hispánicas; en el hallazgo de las preferencias que tomaron su rumbo y, por supuesto, en una biografía que se revela en las obras que se muestran en sus entrepaños. Adriana, sin necesidad de acicates, comenzó a platicarnos de esta parte de su mundo. Esto fue lo que nos contó.
E
sta es mi biblioteca y aquí estamos para hablar de mis libros. Una de las preguntas que casi siempre se hacen cuando se muestran los libreros es sobre el número de ejemplares que se han acumulado a lo largo del tiempo. En mi caso no puedo darlo, nunca los he contado y, además, están divididos aquí y allá: unos conmigo, otros en casa de mi madre y unos más permanecen guardados en cajas. Los que me acompañan son los que más uso, los que más me interesan. La razón de esta dispersión es fácil de explicar: remodelé el departamento en el que vivo; cuando volví, había comprado más y, por supuesto, ya no cabían. Mi colección de libros, como la de muchas personas, comenzó con mis libros infantiles, con los que mi mamá me leía en las
10 10
noches cuando regresaba de trabajar. En especial me gustaba una colección que se llamaba Serendipity, cuyos personajes casi siempre eran animales y tenían una moraleja al final. Hay uno que recuerdo mucho: sus personajes eran una especie de bolas de pelos que no querían dormir porque no querían perderse la belleza del mundo. Se encontraron con una serpiente ciega que les enseña que la belleza del mundo no solo puede vivirse con la mirada. Hay otro libro de aquellos años que siempre recuerdo: trataba de una niña que un día amaneció con un nido en la cabeza. Al principio eso le incomodaba, pero después aprendió a convivir con él y con los pájaros. Yo me lo aprendí de memoria antes de saber leer y, un día, mi maestra nos pidió que lleváramos un cuento a la escuela. Y, sin ningún problema, lo repetí mientras pasaba las hojas con una precisión perfecta. La maestra estaba fascinada porque decía que yo había aprendido a leer sola, pero mi mamá le explicó que yo no sabía, que solo me lo sabía de memoria. Después, cuando estaba en la preparatoria del Liceo Franco Mexicano me adentré en la literatura francesa. Recuerdo que estudiábamos el realismo y el naturalismo. Eso me permitió conocer a Émile Zola, a Guy de Maupassant y otros autores. Ellos comenzaron a poblar mi librero en las ediciones de bolsillo que Éditions Gallimard ha publicado desde hace muchos años. Y, cuando estudié la licenciatura en letras empecé a comprar los libros que formaban parte del programa. Así llegaron los clásicos, como las obras de sor Juana o las del Siglo de Oro, y lo mismo me sucedió con la literatura clásica de Grecia y Roma. Desde que estaba en la universidad, los libros de las clases y los libros que leía por placer comenzaron a reunirse en mis libreros. En sus entrepaños, los libros del deber —como los que
A D R I A N A
R O M E R O - N I E T O
utilizo como traductora o editora— conviven con los libros del placer. Justo como sucede con El libro y sus orillas de Roberto Zavala Ruiz, que me parece esencial para cualquiera que ejerza mi oficio. Y lo mismo podría decir de la colección Libros sobre libros, que dirigió Tomás Granados y que coeditó con el Fondo de Cultura Económica. En cambio, en los libros del placer, la novela es el género que más espacio ocupa en mis libreros, aunque también tengo una buena colección de poesía, novela gráfica, libros de arte y ensayo. Con el tiempo también he ido conformando una pequeña colección de teoría feminista. Creo que estos serían los ejes que marcan a mi biblioteca. Tan es así que se encuentra dividida de esta manera, aunque también está dividida por lenguas: español, francés y una pequeña sección en inglés y, por supuesto, están ordenados alfabéticamente por el apellido de su autor. Evidentemente esto último no es tan severo, pues constantemente encuentro algunos intercalados. Creo que tengo autores cuya obra marca mi biblioteca: casi tengo todos los libros de Margaret Atwood, algunos en español y otros en inglés. Incluso, en algunos casos, los tengo en las dos lenguas. Lo mismo sucede con Octavio Paz, cuya obra tengo completa y que tuve la suerte de participar en su reedición en 2014, cuando aún trabajaba como editora en el Fondo de Cultura Económica. Además, soy fanática de la literatura de los autores del Magreb que escriben en francés, de la obra de Chloé Delaume, que tengo casi completa, y de los libros de Yuri Herrera.
Y lo mismo me ocurre con Shakespeare, a quien descubrí en la universidad gracias a un maravilloso profesor de teatro que nos enseñó a leerlo… hoy tengo toda su obras en las ediciones de Cátedra, cuyas notas a pie son muy útiles para una lectura académica. Yo prefiero leer libros físicos, los libros electrónicos que utilizo casi siempre son de consulta. No tengo tablet… prefiero comprar en la librería. Los libros más antiguos de mi biblioteca son del siglo XIX. Eran de mi abuelo, que acaba de fallecer, y que me cedió. También tengo dos ediciones de los años sesenta: una de Los recuerdos del porvenir de Elena Garro, y lo compré en Guadalajara durante una de las visitas que hice a la FIL, y compré el otro –La casa en la playa de Juan García Ponce– en La increíble librería de Selva Hernández y Alejandro Magallanes. Otro de los más viejos que tengo me lo regaló mi madre: es La vorágine de José Eustasio Rivera, y es de 1978. Yo lo leí de adolescente y quedé fascinada con él. Hay algunos a los que vuelvo incesantemente: El segundo sexo de Simone de Beauvoir siempre se hace presente cuando estoy trabajando en el feminismo, y lo mismo se ocurre con La cocina mexicana de Socorro y Fernando del Paso, que yo edité y diseñó Alejandro Magallanes. Fernando del Paso me firmó en Guadalajara mi ejemplar. También le tengo mucho cariño a la novela gráfica que hicimos de El complot Mongol, pues yo le aposté muchísimo a este proyecto. Evidentemente, los libros a los que más cariño les tengo son los que he traducido o editado. Yo no presto libros o, por lo menos, casi nunca lo hago: tengo la idea de que si los presto ya nunca regresarán. En este sentido soy bastante egoísta. Esta es mi biblioteca, pueden verla, pero estén seguros de que no les voy a prestar ninguno de sus libros. +
11
T E M A
D E L
M E S
Evidencia
y certeza 12
Ó S C A R
D E
L A
B O R B O L L A
/
@ O S C A R D E L A B O R B O L
U
na de las muchas rutas que pueden adoptarse para pensar es distinguir entre dos conceptos que generalmente van ligados y que, no pocas veces, su confusión ha tenido consecuencias desastrosas. Esos conceptos son: evidencia y certeza. Generalmente, lo que consideramos evidente se nos impone como certeza, o dicho en otras palabras: creemos en lo que vemos. Y en principio parece bien, incluso obvio. Aquí intentaré reventar esa obviedad. En primer lugar: recuérdese que la palabra “evidente” proviene (me brinco los latines) de la palabra “ver”; y que la palabra “certeza” viene del término “cierto”. Damos por cierto lo que vemos, es decir, lo visto —lo creemos ciegamente— es tal y como lo vemos. (Deliberadamente he elegido las palabras anteriores para mostrar con ellas una paradoja: lo que vemos nos ciega.) Así, la evidencia funda nuestra creencia en que las cosas son como las vemos. Hay una experiencia que todo el mundo ha tenido en la infancia. Me refiero a aquellas ocasiones en las que despertábamos a mitad de la noche y veíamos un rostro en la semioscuridad del cuarto. Era un rostro amenazante que nos acechaba desde la oscuridad y que nos aterraba. Yo, lo confieso, pegaba un grito. Al encender la luz descubríamos que el rostro terrible no era más que un montón de ropa inofensiva que nosotros mismos habíamos dejado en el respaldo de una silla. Me interesa este ejemplo porque en él está la clave: vimos con total contundencia (una evidencia es eso) y lo dimos por cierto, se nos impuso una certeza absoluta. La liga que va de ver a creer no necesariamente es correcta. No hubo error en la visión, puesto de que lo vimos lo vimos; el error, como decía Descartes, estaba en el juicio de realidad, en dar por bueno lo que vemos. El mismo esquema tuvo la teoría geocéntrica: en esa época todos veían (nosotros lo seguimos viendo) que el sol sale, sube y desaparece en el ocaso, y que la cúpula celeste también gira en torno de nosotros. Estas evidencias, sin embargo, producían una falsa certeza: creernos el centro del universo. ¿Cómo ir contra esta evidencia, si es indudable que así veían, y seguimos viendo, el movimiento del sol: como si girara alrededor de nosotros? Pues reparando en pequeños indicios, en algo que no cuadra con la teoría geocéntrica. Por ejemplo, se me ocurre un posible indicio: si el sol gira en torno de nosotros describiendo un círculo, o sea, manteniéndose equidistante, ¿por qué en unas épocas hace calor, y en otras frío? Pensar es separar evidencia de certeza, pensar es darle una importancia mayúscula a los pequeños indicios, a esos vestigios o huellas que no cuadran con una explicación que se nos impone como certeza: pensar es poner en duda nuestras certezas. Distinguir entre evidencia y certeza es un trabajo que parece imperioso en todos los campos de la vida: desde la ciencia hasta el amor, pues es igualmente equivocado pasar de una sonrisa —y todo lo demás— a creer que nos quieren, como equivocado es apoyarse en un cierto número de evidencias para concluir que nuestra teoría es cierta. Y hoy, no solamente es imperiosa la distinción entre evidencia y certeza sino vital, porque la gente no piensa, es decir, no distingue esos indicios que nos dicen a gritos que nuestras convicciones, el conjunto de nuestras certezas no sirven para explicarnos cabalmente la diversidad del mundo. La proliferación de imágenes en internet nos brinda tal cantidad de “evidencias”, que entonces nuestras certezas dependen del bando que suba más imágenes u opiniones. Poner en duda aquello de lo que estamos convencidos es pensar. +
13
Steve Cutts La crítica artística al capitalismo
S
i el meme es la crítica humorística popular hoy, la de Steve Cutts (Londres, 1995) es una crítica de corte artístico y humor negro, con toques tomados del expresionismo alemán de los años veinte, de Art Spiegelman y del cómic. Sus ilustraciones, GIFs y videos son saetas envenenadas que se dirigen contra lo mainstream, llámese marcas globales como Coca-Cola, nuestras ansiedades financieras y digitales, la obsolescencia programada de los artículos tecnológicos o Trump (si es que a estas alturas el farsante todavía goza de cierta popularidad este farsante). Es Cutts uno de los más celebrados ilustradores de nuestros días. Y pocos hay más ácidos que él. Su humor negro –y, a veces, su estética y hasta personajes– no conoce límites, aunque su trabajo se circunscribe a la crítica social y del capitalismo. ¿Quién no vio hace unos dos o tres años Happiness, un video animado de unas ratas que se viralizó –¡ay, paradojas de los críticos millenials!– en las redes sociales? Con reminiscencias de la novela gráfica Maus, de Art Spiegelman, Cutts se vale también de roedores para representar a los oprimidos, ya no por los nazis sino por su contraparte: el capitalismo. Si para Spiegelman los nazis son gatos y los judíos ratones —la dialéctica original era el Ku Klux Klan vs. los afroamericanos—, en el video de Cutts el gato es el sistema, la mano invisible de Dios, como quería Adam Smith. Una de las críticas que le hicieron a Spiegelmann fue que, al representar a los judíos como animales, los deshumanizaba de nuevo. Parece ser este el recurso del que se sirve Cutts precisamente cuando representa a los godínez del siglo xxi como una infinita colonia de ratas que viven para trabajar… o que trabajan para vivir. Esta es, en efecto, la crítica tradicional que se le hace al modelo capitalista: que absorbe la vida del trabajador y lo aliena, nulificando su tiempo de esparcimiento y tiempo personal.
14
P O R
E N R I Q U E
G
D E
L A
G
En otras ilustraciones, la estética de Cutts recuerda a Garbage Pail Kids, una creación también de Spiegelman, en colaboración con Mark Newgarden y John Pound. Este es el caso, por ejemplo, de su crítica al consumismo navideño y a la producción en serie. Y entonces pensamos en los casi cien millones de automóviles que se fabrican cada año, lo que significa que cada segundo salen al mundo más de 1,100 coches. Cada. Segundo. ¿Necesitamos tantos? ¿Necesitamos ese ritmo de gasto, de consumo, de producción, de destrucción del medio ambiente? Hoy, el coronavirus parece mostrarnos que no. Pero antes lo señalaron otros críticos, como Cutts. Su lata Campbell’s (Dinner is served, de 2015) es el aleph que concentra todo su trabajo. Vida moderna enlatada, condensada y altamente desnutrida. ¿¡Qué!? ¿En serio? Sí, incluso un 45% sobrevalorada por tan solo 10 pinches centavitos, pero sin devoluciones. Sabor BigMac, con una carga al 200% de “No-Mames-Güey”. Valor nutricional: hecha con lágrimas de verdad, contiene un 50% más de sueños destruidos y desilusión para las masas y una decepción definitiva. Y, sí: abajo se te advierte que este producto –la vida moderna, no nos olvidemos– puede provocar asfixia y hasta la muerte, por lo que no es para el consumo general. No hacía falta ningún coronavirus para enterarnos de que el mundo se está yendo al carajo. Pero su presencia sirvió para probar algunas tesis globales, como el calentamiento planetario y el estado de arrinconamiento en que tenemos a la naturaleza. No solo al vejete con trastornos mentales le vino la pandemia como anillo al dedo, también a Cutts. Pero de todo esto no hay meme que nos salve, solo arte que nos haga pensar y –si eres afín al humor negro– reír. + 15
F R A S E
N A PA L M
17
I N F I N I T I VO S
C U E R P O S
Christian Peña y los cuerpos falibles Itzel Mar / @aegina23
S
olo existe lo ya nombrado. Por esa razón es imprescindible que sobreviva la poesía; sin la capacidad creadora de la palabra, lo humano se desvanece. Cuanto menos lenguaje somos, menos vida nos aguarda. “Dar a ver es la labor del poeta”, dice Paul Eluard. Y de inmediato pienso en Christian Peña (Ciudad de México, 1985). Sus ojos parecen hurgar más allá de lo permisible y transmiten con franqueza su curiosidad por la incandescencia de los desasosiegos. En sus versos hay bañeras, olas que se elevan hasta el cielo y arrasan con todo lo inexistente, cigarros que encienden el fuego de volcanes, pintores oriundos de tierras donde “la luna es un diente de ajo”, cabezas decapitadas rodando en los desiertos, miembros fantasmas que regresan al lugar donde faltan, naufragios hacia dentro y hacia fuera, escenas del crimen, amantes improbables, humo de trenes que enferman de nostalgia los pulmones, mariposas como sueños, cicatrices en la respiración. Poeta de las revelaciones de lo insoportable. Le gusta el eco de los monólogos en las profundidades de los elementos: el agua, la tierra, el fuego en el interior del fuego. Novalis afirma: “Cuanto más poético más verdadero”, y Peña lo sabe; sus textos nacen de la indiscreción precisa, de la desnudez de las vivencias y de la palabra al rojo vivo. Encontramos, constantemente, en sus libros conversaciones con otras voces líricas, un hablante poético que insiste en los subterráneos de la realidad y el rompimiento llevado al límite de la confesión. Marginal y agitado. En sus poemas, el agua se desborda hasta convertirse en catástrofe, y la muerte aparece cercana, como en un ensayo cotidiano: Mares, oh, mares. Plastas de azul sobre el lienzo en blanco. Haz que naufrague un buque que transporte alcohol, y no patos, y entonces tendrás un mar puesto para incendiarse. Entonces, sabrás que todo elemento parte de la ceniza. Ya no fumes, papá, no fumes. Recuerda el color de los ahogados y lo bellos que son después de perder el aire. No fumes mientras cortas mis uñas. No mueras. No te hagas ceniza. Tus pulmones son balsas de hule a las que el sol deterió en medio del océano. No subas a ese buque cargado de alcohol. No incendies el mar con tus palabras. No calcines el mar de tu mirada. No te mueras.
18
Un tema esencial en la lírica de Christian Peña es el cuerpo como territorio conmovedor y decadente. En sus versos se transparentan terceros hemisferios cerebrales, alvéolos llenos de alquitrán, “huesos de leche” de un niño muerto, la esdrujulante sífilis, fiebres equivalentes a epifanías. La enfermedad y su realismo extremo como conocimiento minucioso del infortunio: Los treinta y tres me rondan: zopilotes de oscuros vaticinios. Lo supo Cristo al fin de su agonía, suspendido y descalzo: no hay cielo para los enfermos de esto; la carne -no la carroña es la que resucita. Me llamo Hokusai (FCE, 2014) es un libro de poesía que utiliza la narrativa como estrategia para indagar las certezas terribles. En él prevalece la murmuración de lo indivisible. El hombre nunca está tan solo como cuando se encuentra con sus pérdidas; nada más íntimo que el dolor. Frente a la agonía de lo roto, el lenguaje falla y se quiebra la voz. Sin embargo, el poeta se vale de la propia escritura para no permanecer inmóvil frente a la herida. En El síndrome de Tourette (Cuadrivio, 2015), la vulnerabilidad del yo se ve reflejada en el lenguaje caótico, en la crisis de un discurso excedido y su cacofónica sintaxis que deja como secuela en el lector un asombro del alma en convalecencia y la tristeza proveniente –a pesar de la desmesura– de las palabras que no están. Expediente x.v. (Vaso Roto, 2016) es un experimento poético con tintes de novela policiaca donde el cuerpo es el cuerpo del delito. El poeta Xavier Villaurrutia fue encontrado sin vida en su departamento: como causa probable de su muerte se argumentó una “angina de pecho”; sin embargo, las circunstancias exigieron investigaciones exhaustivas. La poesía dispone a su antojo del placer y de la desesperanza, de las equivocaciones y de los símbolos; encarna en la experiencia y es un ejercicio del libre albedrío de la pasión. Ampliamente reconocido por su obra y, sobre todo, querido por su honestidad y la osadía en su experimentación poética, Christian Peña nos vuelve cómplices de sus preguntas y de sus alumbramientos. Si nos acercamos a su obra, disfrutaremos de esas largas conversaciones que le gusta entablar con los muertos, con los vivos y con los que no saben si son unos o son otros. Sus libros exigen un acercamiento cuerpo a cuerpo, bajo la consigna de que tras la lectura aparecerán efectos secundarios: vértigo, respiración angustiosa, delirios, espasmos poéticos involuntarios y la obsesión por devorar las mismas páginas, de nuevo, por primera vez. +
E N T R E V I S TA
“Las canciones son seres vivos” Enrique G de la G
S
uena el teléfono en casa de Norah Jones, en Nueva York. Es una mañana cálida, algo nublada. Como tantas otras madres de familia, ha estado dándoles clases a sus dos hijos en la casa. Pero ella, además, se ha dado el tiempo para escuchar música y lanzar un nuevo disco. Al otro lado de la línea está Lee+, listos para platicar. Ella se pone cómoda y empezamos.
Hola, Norah. ¿Cómo te ha tratado el encierro? ¿Qué has hecho los últimos meses? Ay, pues ya sabes, aquí con la familia, pero contentos de estar todos juntos y sanos. Estamos bien. Mis hijos me han tenido ocupada. Hemos batallado un poco pero todo bien. Aunque no soy la mejor maestra, vamos avanzando. ¿Qué música has estado escuchando ahora que has estado más tiempo en tu casa? La música ha sido un auténtico oasis. He estado escuchando mucha música de todo tipo. Ha sido una fuente de mucha alegría, me ha ayudado a sentirme enraizada. Y, pues depende, escucho música según el día y el estado de ánimo en que esté. Platiquemos de tu nuevo álbum, “Pick me up the floor”. Es un álbum que arranca en la oscuridad y va hacia la luz. ¿Cómo crees que esta luz nos impacta en estos tiempos tan extraños del covid? Sin duda lo percibo como un álbum de cuarentena. Las canciones cambian tanto... a pesar de que las hice antes, parecen ser sobre esta situación. Pero creo que todos estamos esperanzados y que miramos hacia la luz, y todos estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para llegar ahí. En tanto sociedad nos falta mucho todavía. A nivel personal veo a la gente encerrada, trabajando duro, y observo mucho dolor. Pero en el fondo no es algo nuevo, así es el ser humano: el dolor tiene sus ciclos y nosotros nomás nos esforzamos por buscar las alegrías que tengamos a nuestro alcance. ¿Cuál fue la génesis de tu nuevo álbum? En realidad no quería hacer un álbum. Había estado haciendo singles con mucha emoción, pero gracias a la inspiración resultó que en cada sesión tenía canciones extra. Creo que de modo inconsciente sí había estado trabajando en un álbum. Me puse a escuchar una y otra vez ese playlist, y de pronto me di cuenta de que tenía un álbum. Y aunque las canciones están bien interconectadas, no sabía bien cómo organizarlas, porque unas son muy tristes, y no quería hacer algo deprimente: quería algo alegre. Así que, aunque fue un poco difícil, creo que al final salió bien. ¿Te parece que las canciones han cambiado de sentido ahora que las escuchas en el contexto de estas nuevas circunstancias, respecto de cuando las escribiste? ¡Sí! Sin duda han cambiado mucho. Sé bien dónde estaba cuando las escribí, pero algunas no parecen referirse en absoluto a aquel
20
momento de su gestación, sino a este momento actual. Creo que las canciones son seres vivos que respiran –bueno, no que respiren realmente, pero sí son seres vivos–, así que van reflejando todo lo que van viviendo y aquello por lo que van atravesando. Simplemente es así, y eso me encanta. Me encanta no poder decidir yo cómo les llegan a la gente. Son absolutamente libres. Cuando te enteras de cómo una canción le llega a la gente, a veces de una manera completamente diferente a como te llegó a ti, me parece algo fascinante. Cómo va a importarme. Pues justo así es como funciona el arte, ¿no? Claro. ¿Hasta qué punto te inspiró el Dr. Suess en tu nuevo álbum? Sé que al menos en la canción Flame Twin tuvo una influencia directa, ¿pero quizá hay algo más? Mientras lo leía, me pasaban muchas cosas por la cabeza. Durante el día leía poesía y por la noche les leía Dr. Suess a mis hijos. Y se me quedaban cosas en la cabeza. Y oí que también empezaste a escribir poesía, ¿no? Sí. Bueno, un poquito de repente nada más. ¿Cómo consigues darle prioridad a tu expresión artística por encima del ser una persona famosa? Creo que me ayuda no percibirme a mí misma de esa manera. Simplemente me pongo a trabajar sin pensar demasiado en lo otro. Y para volver a las letras, ¿qué poetas te gustan más o qué escritores disfrutas más? Me gusta mucho El libro del anhelo, de Leonard Cohen. Estoy leyendo –voy como a la mitad– el libro de Murakami IQ84, y me está pareciendo bastante bueno. Y ya que somos una revista mexicana, permíteme preguntarte si hay algún músico o escritor de México que te resulte atractivo o que te guste. Me encanta Lila Downs, me divierte, la disfruto mucho. Siento que me identifico con ella y con su música. Muchas gracias, Norah, buena suerte dándoles clases a tus hijos el resto del año… ¡Jaja! ¡Gracias, eh! +
fotografĂa: Diane Russo
Norah Jones
T E M A
22
D E L
M E S
P O R
J O S É
L U I S
T R U E B A
L A R A
Se escribe ajeno L
a mera verdad es que no tiene mucho caso ocultar nuestros secretos; por más vergüenza que nos den, terminarán por mostrarse en algún momento. En un futuro que tal vez nos alcanzará, alguien tendrá la curiosidad de descubrir los nombres que se agazaparon tras los seudónimos o, en un descuido, podrá indagar en los archivos de las editoriales hasta toparse con los recibos que, bajo el honroso epíteto de “colaboración editorial”, esconden el apelativo del verdadero autor de una obra. Es cierto, muchos libros tienen un creador distinto del que se anuncia en su portada, y los escritores fantasmas —o los negros— que los hurdieron aceptaron esta chamba con tal de ganarse una plata. Escribir ajeno es una de las características de mi gremio y, el que no haya pecado, puede lanzar la primera piedra. Como todo en la vida, hay de negros a negros. Obviamente no faltan los que tienen sobrada prosapia y a los que no les pesa confesar sus pecados de juventud. La primera obra en conjunto que emprendieron Borges y Bioy Casares era una chamba de este tipo. La familia de Bioy era dueña de una cadena de lecherías que promocionaban “la cuajada de la Martona” y para ello publicarían un folleto de veinte páginas que “tenía cierta apariencia científica”. A cambio de 16 pesos por página, ellos le entraron gustosos a la obra a cuatro manos. Poco tiempo después, Adolfo se consiguió otros dos trabajos de escritor fantasma y, por supuesto, invitó a Borges. Lamentablemente, Jorge Luis rechazó escribir los folletos dedicados a los beneficios que aportaban el huevo y la leche a la alimentación. Pero la mera verdad es que la gran mayoría de los negros no son como Borges y Bioy, pues ellos solo son dueños de un oficio que ponen a disposición de quien quiera comprar sus servicios. Algunos, los más afortunados, tienen la suerte de recibir un sueldo que generalmente corre por cuenta del gobierno en turno. Estos fantasmas son los creadores de los discursos que leerán los políticos que anhelan que sus palabras queden grabadas en letras de oro en el Libro de la Historia (con mayúsculas y toda la cosa) y, debido a este afán de trascender, más de uno de esos personajes ha perpetrado la edición de los papeles que leyó mientras estaba en tal o cual cargo. Sus esfuerzos en favor de la Patria merecen la dignidad de transformarse en un libro que nadie leerá con gusto o, si lo hace, las razones de su actuar solo pueden explicarse por un afán investigativo o una escalofriante parafilia que requiere atención urgente. Vale la pena aclarar que, en ciertas ocasiones —sobre todo cuando el empleador es un mandamás de a deveras— los discurseros deben tener alguna especialidad: el fantasma que es experto en economía y el que sabe de cultura tienen a su cargo las sabias palabras sobre esos temas. Evidentemente, los fantasmas de los poderosos no son los únicos. Algunos que no tienen la suerte de un sueldo, son los escritores de los libros que firman muchas celebridades. Ellas tienen ganas de darle vuelo a la pluma, pero carecen del tiempo que se necesita para hacerlo; por eso le cuentan a un negro su libro, y él lo escribe de corridito. Otros más son los autores de librines de autoayuda o de esoterismo que pueden llegar a tener muy buena suerte. Un examigo mío —cuyo nombre me voy a guardar— vendió más ejemplares de su obra dedicada a la magia con velas que de todas sus novelas juntas. Y, por supuesto, no faltan los ricachones que no se pueden morir en paz si no han plantado un árbol, tenido un hijo y escrito un libro. Incluso, en varias ocasiones, son capaces de asumir que son unos analfabetos
químicamente puros, pero que se les queman las habas con tal de ver su nombre en una portada. Cuando el negro que aceptó la chamba se reúne con estas personas, la posibilidad de sorprenderse está total y absolutamente anulada. Por regla general, el futuro autor del libro que no escribirá abre la conversación diciendo: “Mi vida es una novela”. Y, de pilón, no se tienta el alma para decirle a su fantasma que le han ocurrido cosas extraordinarias, que ha conocido a gente sin par, y que, para cerrar con broche de oro, bien podría hacerse una película con su vida. Mientras esto ocurre, el negro soporta estoicamente la andanada, pues espera que —al final de la plática— el autor analfabeto firme el cheque que le prometió. Lo que resulta claro es que ese alud de vanalidades nunca da para mucho, pues los hechos del ricachón están muy lejos de ser los de D’Artagnan o de Edmond Dantès. Todos los que hemos escrito ajeno tenemos historias de lo que nos ha sucedido con nuestros clientes; sin embargo, tengo la impresión de que ellas se repiten a la menor provocación y, por supuesto, el fantasma se ve obligado a atestiguarlas en más ocasiones de las que quisiera. Las más frecuentes ocurren el día de la presentación del libro. El autor analfabeto —o la autora analfabeta— llegan al lugar con sus mejores galas y revisan con todo cuidado que la escenografía esté dispuesta. Si es un político, un asunto que reclama su mayor atención es que los muchachos de la prensa hayan llegado y estén listos y dispuestos para cubrirlo de flores; con algunos invitados —como su jefe y otros grillos de buen calado— ocurre casi lo mismo. Alguien tiene que esperarlos en la puerta y acompañarlos al lugar reservado en la primera fila o en la mesa de los presentadores. Cuando empieza el numerito, el negro —que está sentado en la última fila o que se disfrazó de macetero— no tiene más remedio que asumir que solo pasará lo que tiene que pasar: el autor del libro no leyó lo que supuestamente escribió, y en un arrebato de inspiración se puso a contar una obra que se trataba de lo que mejor le convenía. Si el fantasma ya tiene experiencia en estas labores, la preocupación no lo embarga: los presentadores que están junto al autor tampoco lo leyeron y los periodistas se conformaron con ojear la cuarta de forros. Para acabar pronto: ese libro no fue escrito para ser leído, sino para ser presumido y para que su autor se retrate con él. Lo más sorprendente ocurre cuando todos los integrantes del presidium terminan de hablar; a todo el público le queda clarísimo que, desde los tiempos de Homero hasta ese momento, ninguna obra había sido tan importante para la literatura, la filosofía, el análisis político o lo que sea. Y, después de que se escucharon los aplausos y el público (que tampoco había leído el libro) hizo sesudísimas preguntas sobre la obra, varios se forman para que el autor se los firme. La razón de esto también es fácil de comprender: ni modo de no comprar las páginas del tío Gumaro, las que creó el jefe en los escasísimos momentos que le deja el trabajo fecundo y creador o las que el líder impoluto pergeñó para pasar a la historia o aspirar a un cargo. Y, mientras todo esto sucede, el negro abandona el lugar con una sonrisa casi resignada. Él, quizá, leyó la autobiografía de uno de sus pares y comprende a la perfección sus palabras: “Parece evidente que si escribo este tipo de cosas es para ganarme la vida. Mis manuscritos ya no lo son […]. En [mi] literatura ya solo hay un tipo de manuscrito: el del [cliente] firmando un cheque”.+
23
©️ David Hemmings / Blow-up, de Michelangelo Antonioni, 1967
C I N E
La verdad
cinematográfica
24
P O R
C
G I L B E RT O
D Í A Z
uando nos ponemos a estudiar el lenguaje cinematográfico, es común encontrar en diversas fuentes una analogía que explica la naturaleza de este medio artístico: “existe la realidad real y la realidad cinematográfica”, para darnos a entender que la manera como percibimos las historias en pantalla es totalmente opuesta a como percibimos la vida real. Esto queda claro con la estructura narrativa que diversos directores construyen para hacernos sentir y entender el tono de cada película: no es lo mismo el ambiente de incertidumbre que se puede sentir en una comedia —donde el preámbulo para los gags y los remates de situaciones absurdas se van construyendo a partir de una ruptura esquemática con la lógica, tal como en La vida de Brian, de los Monty Python, confluyen en un palacio de la Judea romana naves extraterrestres y alienígenas— que la incertidumbre generada en un thriller, en el que el misterio debe mantenernos en zozobra mientras se va develando a lo largo de la cinta. La percepción de la realidad cinematográfica muchas veces requiere de la omisión de factores que en nuestra realidad son demasiado obvios. Podemos vivir en un espacio promedio de dos horas un mayor paso del tiempo con historias que duran días e incluso años de principio a fin; de manera que todos los años de investigaciones transcurridos entre los sesenta y setenta del caso del Asesino del zodiaco terminan comprimidos en dos horas y media en la estrujante historia de David Fincher; o bien, podemos estar sumidos en los eventos del paso de la noche, esperando que los protagonistas lleguen al amanecer del día siguiente en películas como Distinto amanecer, de Julio Bracho, o Después de hora, de Martin Scorsese. En el cine, la realidad se construye mediante un juego narrativo de objetivo claro: develar poco a poco un misterio hasta llegar a una conclusión que resuelva el problema, ya sea de manera satisfactoria o en conformidad con la brújula moral de sus protagonistas. Un ejemplo claro de esta dinámica sucede en el cinema noir, donde sus historias cuentan dilemas morales a la vez que se resuelve un misterio, donde frecuentemente los protagonistas ocultan sus intenciones verdaderas hasta el momento justo en que lo exige la trama. Pienso en filmes como Pacto de sangre, Sunset Boulevard, Mientras la ciudad duerme y El gran sueño. En este último destaca un personaje memorable, el detective Philip Marlowe, creación del escritor de novela negra Raymond Chandler, quien de alguna manera sentó las bases para que este tipo de historias fueran contadas en el cine: no por nada sus novelas tienen diversas adaptaciones, y Marlowe infinidad de encarnaciones, que van desde Humphrey Bogart hasta Robert Mitchum, pasando por James Garner, Elliot Gould y el propio James Caan. Encontramos un principio que rige las historias del cine noir: los protagonistas pagan un alto precio por la verdad, es decir, siempre terminan sacrificando algo muy valioso de sí mismos a cambio de la resolución del misterio: en algunos casos puede ser la pérdida del amor; en otros, la credibilidad o la reputación ante la sociedad; en otros más terminan con un destino inevitablemente fatídico, como Joe Gillis, el aspirante a guionista de Sunset Boulevard, o como Hank Quinlan, el policía corrupto de Sombras del mal. Pero esta no es la única forma en la que el cine aborda el misterio y la verdad. Ante el ocaso del cine negro a finales de los cincuenta y la irrupción contracultural de nuevas expresiones durante la década de los sesenta, la experimentación cinematográfica empezaría a mostrar interés por los aspectos psicológicos y hasta espirituales como parte del juego narrativo. En Francia fue Jean Luc Godard el primer innovador, al contarnos historias que, en cierto punto, rompían con la cuarta pared, mientras nos habla de un personaje que quiere vivir en una película de Bogart (Sin aliento), sin dejar de presentarnos un realismo que no se pierde en la intensidad de la trama.
/
@ G i l b e r t o d i a z f
Pero la experimentación en este juego de la realidad cinematográfica tendría un punto clave en Michelangelo Antonioni y su primera película fuera del circuito italiano: Blow-up. Una historia inspirada en el cuento “Las babas del diablo”, de Julio Cortázar, que representa la relación de un artista fotográfico con la realidad y su percepción de ella. En muchos sentidos, la realización de Antonioni nos mete en un diálogo con dicha percepción, envolviéndonos en un misterio en el que la subjetividad es un parámetro omnipresente y donde la paranoia transmite los sinsentidos que enfatizan el misterio, y nos coloca en él desde el punto de vista de la interpretación del arte y el artista. Al final, Antonioni nos recuerda que esta es solo una película. El espíritu contracultural de Blow-up dejó gran impacto en el cine alrededor del mundo: no solo la controversia por su contenido “sexualmente explícito” para la época, sino también, y de forma incluso más significativa, porque su arco narrativo es el más cinematográfico dentro de este lenguaje. En efecto, la verdad y las dudas, que solo existen en la mente de Thomas, son perceptibles también a través de nuestros ojos y oídos. El valor de las cosas es momentáneo pero real en ese preciso instante, tal como sucede con la parte de una guitarra rota, y la resolución del misterio queda a consideración de nuestras mentes. La aportación vanguardista de Antonioni tuvo gran impacto en Hollywood, o tal vez más al norte, en San Francisco, cuando Francis Ford Coppola creó una de las películas más importantes de su carrera, que le otorgaría su primer Palm d’or en Cannes. Con una temática similar a la de Blow-up —que también se había llevado ese mismo galardón en 1966— pero en un ambiente menos romantizado, La conversación nos advierte sobre los peligros del espionaje y la vigilancia como negocio privado, en un mundo donde la privacidad está cada vez más amenazada. La conversación plantea el dilema del “vigilante vigilado” en la figura de un experto en seguridad que recopila información mediante técnicas avanzadas de grabación e instalación de micrófonos, para después venderla. El hermetismo del protagonista nos lleva en paralelo a una conspiración que intenta descifrar él mismo, mientras se descubre en una espiral paranoica que lo confronta con el dilema moral sobre las consecuencias de concluir el trabajo que se le comisionó. En la misma temática que Antonioni, Coppola presenta un juego de subjetividades e interpretaciones de la realidad, así como los efectos de la vigilancia con fines lucrativos, pero también una dinámica narrativa basada en un diseño del sonido, que permite la construcción de un misterio y una verdad oculta mucho más compleja de descifrar, y que sumerge a la audiencia en la misma espiral paranoica que su protagonista, Harry Caul (Gene Hackman), convirtiéndonos en partícipes de su investigación e inseguridades. El contexto político en el que se desarrolla La conversación incluso ha formado parte de algunas teorías conspirativas, sobre todo porque mucha de la tecnología utilizada dentro del filme fue la misma que se reportó en el espionaje político de Watergate, responsable de la caída del presidente Richard Nixon, por lo que muchos le atribuyen a la cinta ser una interpretación alegórica de estos hechos, aunque en palabras de Coppola solo fue una coincidencia. El cine nos inmiscuye en la construcción de realidades de una manera tan compleja que, como meros apreciadores de este arte, no necesitamos hacer mucho esfuerzo para sentir y entender la búsqueda de la verdad que cada película nos presenta. La escritura, tanto literaria como visual, nos confronta con códigos y símbolos que, aunque no podamos percibir de manera consciente, nos preparan para la revelación de una verdad congruente con el mundo, y en el que al final de cada función tendrá sentido en el marco de nuestras percepciones como verdad absoluta. + 25
T E M A
D E L
M E S
¿De verdad no me está engañando?
P
or más que trato de recordar la fecha precisa, la memoria no los chinos habían descubierto América me da para tanto. Lo más que puedo hacer, es suponer que los primeros volúmenes de esa colección con portadas casi a go-gó bastante antes de Colón se topara con ella y, por ende, la historia llegaron a manos de mis parientes a fines de los años sesenta del siglo universal debía reescribirse de cuerito a cuerito. Ese año, las mesas de novedades de las librerías vieron la llegapasado y, casi de inmediato, provocaron una serie de fenómenos extrasensoriales, parapsicológicos y místicos. Después de leer esos librines, da de un bestseller de a deveras: 1421: el año que China descubrió el mi abuela materna y mi madre comenzaron a realizar viajes astrales a la mundo. Su supuesto autor, Gavin Menzies, tenía buena pinta en las menor provocación, y una tía —con tal de no quedarse atrás— descubrió fotografías, y su currículum —a pesar de los poquísimos años que pasó en la escuela— sonaba bastante bien: durante un buen tiemque era la reencarnación del mismísimo Toro Sentado. Aunque en esos días jamás se materializó tantito ectoplasma en la sala po había comandado un submarino de la Royal Navy. El libro en o la recámara, ellas quedaron convencidas de que, en el momento en que cuestión se le ocurrió a Gavin cuando, en un viaje a China, el guía estiraran la pata, sus funerales no podían seguir las reglas acostumbradas: de turistas mencionaba el año 1421 en muchos de los lugares que su cuerpo debía ser velado durante 48 horas hasta que se rompiera el cor- visitaba con su esposa. Al retachar a su casa se puso a escribir dón de plata que ataba su alma al fiambre. Y, nomás para acabar de compli- sobre ese año axial. El resultado fue un manuscrito de poco más car las cosas, también exigían que la gente que asistiera a tan lindo numerito o menos 1500 páginas, que le llevó a Luigi Bonomi, su agente. Bonomi no se tardó mucho tiempo en darse cuenta de que no debía llorar ni estar triste, pues la ruptura del extraño cordón umbilical se tardaría más de lo debido, y se corría el riesgo de que el cuerpo fuera ente- ese texto era impublicable, pero uno de sus capítulos le parrado antes de que el alma se separara para continuar reencarnándose hasta reció interesante: en él se hablaba de una flota china que, en lograr la perfección absoluta. Ella —por lo poco que entendí— debía vivir 1421, salió a recorrer el mundo y, por supuesto, llegó a Amétodas las vidas posibles, por ejemplo, si mi tía había sido Toro Sentado, ahora rica. Con esas páginas se tomó la decisión de crear un libro debería reencarnar en alguien que fuera igualito al general Custer o a Buffalo perfecto. Luigi contrató a Midas Public Relations y todo se convirtió en oro. El anuncio del descubrimiento de un heBill, que algún tiempo fue su patrón. De pilón, el chance de incinerarlas también quedó terminantemente prohi- cho histórico que transformaba casi todo el pasado y de la bido: su espíritu podría achicharrarse en el crematorio y para esas dolencias no creación del libro se llevó a cabo en uno de los salones de existía un linimento capaz de sanarlas. Así estaban las cosas y, en el momento la Royal Geographical Society. Bantam Press se apresuró en que ellas proclamaron que la única fe que rifaba era el budismo guadalupa- a comprar los derechos mundiales de esta obra antes de no, decidí optar por la herejía. A lo mejor por esto es que Dios jamás tocó a mi que se dispararan a las nubes. Ellos pagaron la friolera de medio millón de libras —o de dólares—, según se lee en puerta. Las chifladuras de mis parientes —que son absolutamente reales— y de varios distintas fuentes. Cuando los editores de Bantam tuvieron el manuscrimillones de despistados que recorrían el mismo camino tenían un origen preciso: to llegaron a una conclusión obvia: esas 190 páginas eslos libros que escribió taban mal escritas y peor pensadas. Pero, como estaban convencidos de su potencial, decidieron hacer una meun tal Lobsang Rampa, jor inversión. De entrada le avisaron a Gavin que valía más que ya no le metiera mano, y contrataron a 130 para mostrarle a los occidentales los secretos más ocultos de los lamas. Si desde 1950 China se había apropiado del Tíbet y arrasaba cualquier vestigio de budismo escritores fantasmas para crear las 500 cuartillas que era un asunto que podía pasarse por alto, algo que no ocurría con las palabras de don necesitaban. Así fue como el libro se escribió y se puLobsang. Ellas eran una verdad a toda prueba y mostraban una serie de enseñanzas blicó bajo la autoría de Gavin. En menos de lo que lo estoy contando, 1421 se convirtió en un éxito. Según que no podía ignorarse. Para muestra basta un botón: gracias a una de las obras de este iniciado, el esposo de mi tía que era la reencarnación de Toro Sentado se convirtió en las cifras que conozco, vendió algo más de un millón de ejemplares. un verdadero maestro para leer y limpiar el aura. Como es de suponerse, pronto comenzaron a Para millones de lectores, los libros de Lobsang Rampa eran una verdad indiscutible: él era un lama que había vivido en el mero Tíbet y, por supuesto, conocía todos los aparecer los artículos que denunciaban las mentimisterios habidos y por haber. Sin embargo, algunos mal pensados estaban convencidos ras del libro: los historiadores lo pusieron del asco, de que algo chueco existía en esas páginas. Ante esta posibilidad, lo fundamental era en- la televisión australiana transmitió un documental en el que le sacaba los trapitos al sol a todos los contrar a su autor. En 1958, dos años después de que apareció su primer libro —El tercer involucados, y la televisión pública gringa hizo lo ojo— la prensa británica publicó su hallazgo: Lobsang Rampa no existía y, en realidad, el mismo. Es más, una de las historiadoras a las que autor del libro era Cyril Henry Hoskin, el hijo de un plomero que jamás había estado en el Tíbet y que, por supuesto, tampoco hablaba ninguna de las lenguas tibéticas. Para acabar Gavin le agradecía su cooperación (que jamás le dio ni le ofreció) le exigió que borrara su nompronto: él era un timador que, al darse cuenta de que la gente que leía sus palabras apagaba bre del libro. El escándalo no fue suficiente para su incredulidad, decidió seguir adelante y —como ya estaba bastante encarrerado— pergefrenar las ventas, ellas continuaron como si ñó diecinueve libros sobre asuntos pseudobudistas. Sin querer queriendo, él había empezanada pasara y el libro terminó por ser olvidado do un negocio más que lucrativo y no había ninguna razón para abandonarlo. cuando cumplió su ciclo de vida. El hecho de que pescaran a Cyril no cambió las cosas: en La historia de Rampa reveló que Así pues, por alguna razón extraña —y soun monje budista había tomado posesión de su cuerpo y, para que tampoco quedara duda bre la que valdría la pena indagar— muchos de este hecho, en 1964 publicó el libro que su gato le dictó desde el más allá —Mi vida con lectores son capaces de creer todo lo que el lama—, una obra donde la mascota daba un veraz testimonio de que él, aunque no era un dicen los libros y considerar que la mentilama, sí estaba poseído por un lama. Lamentablemente, los periodistas no le creyeron al gato ra siempre está ausente en sus páginas. Sin con poderes telepáticos y continuaron atizándole a Cyril, quien nunca se desdijo y terminó embargo, en aras de que a uno no le vean la mudándose a Canadá. cara de zopenco, antes de abrirlo valdría la El caso de Lobsang Rampa no es único: los libros escritos por charlatanes que son creídos pena mirar fijamente el nombre de su autor por las personas podrían formar una biblioteca de buenas dimensiones y, por supuesto, no dey preguntarle a rajatabla: ¿de verdad usted jaron de editarse tras el descubrimiento de que Cyril era un mentiroso de cabo a rabo. Otro caso no me está engañando? + interesante —aunque bastante más rebuscado— ocurrió en 2002, cuando nos enteramos de que
26
P O R
J O S É
L U I S
T R U E B A
L A R A
C U E N T O
Pinche gente R
ocío gana por comisión. Desde hace años, sus mejores clientas –las señoras de los residenciales que todavía quedan y que, según le informan, son parte de los ricos, de los nuevos ricos o de los asalariados de élite– han mantenido su pequeña alacena con una buena variedad de productos gracias a su trabajito de fin de semana, el cual, como ella dice, es de clasemedieros. Rocío es una mezcla heterogénea de productos y gustos impuestos por el hambre y la necesidad. Entre semana prepara los desayunos de los señores, les pone la mesa, les sirve y está atenta desde la cocina, esperando que le griten: “¡Rocío, ya puedes desayunar!”. En casi todas las casas hay un cajón de la cocina reservado para las que son como ella: ahí guarda su taza, los cubiertos, una pastillita blanca y su modesto cafecito. Al oír el permiso de los patrones, se sirve en un plato que no es de la vajilla. Y, aunque no puede tomar el jugo que le hace a la familia, le gusta que compartan algo de su comida. Comienza a desayunar en un rincón de la cocina, mastica deprisa y de pie, como precaución por si algo se ofrece. Siempre que están los patrones, Rocío anda muy acelerada, se apura para acabar sus labores y volver a casa, para contemplar con deleite y dándose el tiempo que el ardid del hurto no permite su botín del día, pensando en cuál manzana estará más madura para que su hijo se la pueda llevar a la chamba al día siguiente: al pobrecito ni para llevar lunch le alcanza. Tan cara que se ha puesto la fruta y la verdura. Cuando todos se van –los señores a trabajar o al esparcimiento con los amigos y los amantes, los niños al colegio o a las clases de música–, Rocío se toma otro café. Saca del cajón su taza, que ella misma compró para la ocasión, y que además no es tan barata: si sus patrones se detuvieran a verla, seguro le harían algún cumplido, pero asumen que toma en una baratija; a ella en verdad le gusta. De la alacena de los señores, quienes regularmente beben latte macchiato, saca una cápsula de la caja de Starbucks, que elige porque suena a inglés, o sea, a más caro, pero en la alacena también hay cápsulas de Nescafé. Para ella este segundo café es un gran gusto, y apenas constituye un menoscabo sutil del que su empleador no se da cuenta nunca. Lo prepara en la sofisticada máquina que aprendió a usar haciendo café ajeno. Se sienta en la sala de piel tal como lo hace su señora, pero con la gracia de quién lo hace de manera ensayada y cuidadosa. Enseguida llama a su comadre durante algunos minutos. Acabado ese efímero placer, regresa a la alacena y llena la mitad de una bolsita con azúcar, que usa luego para preparar
P O R
M A RC O S
agua de limón o de jamaica que le gusta a su chaparro, o sea a su marido desempleado, y que –según me ha dicho– le encanta bien dulcecita. Hace la comida con canciones de Rocío Durcal o Ana Gabriel, dando pasitos bailarines por la cocina, cantando como hacemos todos cuando no nos sentimos observados, probando bocados o taquitos de la comida que prepara. De las tortitas de pollo que tan ricas le quedan mete cuidadosamente tres a su bolsa, para cenar en la noche. Rocío es muy lista: cuando ella hace el mandado, pide de más, siempre que no atienda el dueño, para transarse el pollo junto con el mozo, pues a ninguno de los dos les parece justo que solo los patrones coman bien; y cuando no hace el mandado ella misma, arguye que las piezas venían muy chiquitas; de esta manera siempre puede quedarse con una porción nada despreciable. Su sistema es infalible y, eso sí, nunca nadie se ha quedado sin comer bien. El Cachi, por cachivache, come los lunes, miércoles y viernes del mejor Royal Canin para razas pequeñas que existe. “¡Qué bonito el Cachi!”, “¡Qué bonito pelo!”, “¡Bonito que se ha puesto, mi Cachi!”, le dicen los amos al perro, que no ganan sino para darle al pobre un poquito de desperdicio. Rocío le cuenta a su comadre –pensando que habla muy bajito y no la oímos– que la señora compra muchas cosas para la limpieza: “¡No compro Fabuloso hace como medio año!”, exclama secretamente. Las casas donde trabaja el fin de semana las ha elegido así porque los patrones, como no tienen tanto dinero, no pueden darse el lujo de trabajar nomás entre semana. En esas casas, como son más pobres deben ser más considerados, suponía, hasta que un día me enteré de que no eran más considerados, solo más cochinos y descuidados. Afortunadamente para los patrones, Rocío no ve los libros como objetos útiles que valga la pena robar. Aunque estoy seguro de que sabe leer, no los entiende mucho y prefiere las telenovelas; entonces, todas las bibliotecas se vuelven un montón de papel. De pronto un día, una contingencia que dicen mundial manda a todos los señores y señoras a trabajar desde casa, a los niños los regresan de sus escuelas, ni a las clases de música o de idiomas los mandan, que porque no es seguro. Rocío no sabe qué pasa, para ella la vida sigue igual. Como siempre, debe salir a trabajar, no puede limpiar las casas desde su sillón de Valle Bajo y, si no va, la despiden; y si la despiden, no come. Toda la vida, desde que le alcanzó para ahorrarse las caminatas larguísimas, se ha dado el lujo de usar el transporte público. Igual que ella, muchas otras personas no pueden dejar de trabajar. Ahí se amontonan todos, combinan sus exhalaciones que producen aromas infaustos. Para ellos, la única contingencia que conocen es la del hambre, y nadie hace nada por curarla, a nadie le importa. Nada cambia. Encima de toda la calamidad, algunas señoras le han dicho que la llamaran cuando todo vuelva a la normalidad. No la quieren con ellos. “Pinche vieja”, dice mientras cuelga el teléfono, y piensa que antes hasta se daba el lujo de elegir con qué señoras trabajar. Las pocas casas que la aceptan es porque las señoras no saben hacer nada o tienen un cochinero de años que arreglar, además de los niños. Si el trabajo es de por sí cansado, todo se complica con los patrones en casa. Rocío llega a su sillón roído y desgastado con doscientos pesos en la bolsa o cuatrocientos si trabaja dos turnos, sin comida extra, solo un café y el huevo que desayunó. Mientras, en las casas la comida que compraba de más para llevarse a su mesa, se echa a perder en los refrigeradores o en los contenedores de basura. En donde aún puede trabajar, ya no puede cobrarse las comisiones. Las señoras la vigilan más que nunca: “Rocío, te faltó
A .
M E D R A N O
aquí”, “Rocío, ayúdame con esto”. Como el señor come en la casa, ahora tiene que hacer más comida y lavar más trastes. “¡Ay Rocío, los trastes nunca se acaban!”, se lamenta la señora, mientras ella se prepara para empezar con el trasterío. Otras veces, cuando llega a su casa, ve que el Cachi ya suelta mucho pelo. Se ha puesto flaco aunque, para su consuelo, es la única persona a la que todavía le mueve la cola. Las alacenas están cada vez más resguardadas, ya ningún gustito se puede dar y como dicen que los negocios andan difíciles, todos son más avaros. Para Rocío, solo la gente se ha vuelto más mala. Ella no cree en los chismes de nadie, ni del gobierno a quienes tiene por unos pinches rateros y mentirosos. Tampoco cree en los chismes de la señora, que escucha muy bien parando la oreja cuando habla con su comadre; para ella, lo que hablan son puros cuentos para orates. Las noticias de la televisión le aburren –nomás hay puro muerto, y ahora más–: “muchos delincuentes y además tan jovencitos”. No sabe por qué y se lamenta pensando en que la gente es mala. Al final se ha quedado solo con dos señoras: una viejita enferma que le salió como trabajito de milagro y otra señora con la que ya ha estado muchos años. Aunque el sueldo que gana no es malo y basta para ir y venir, comprar en el mercado frijoles, arroz, tortillas y a veces botanas, lo mero bueno eran las comisiones; pero como ya no hay, ya no quiere trabajar. —Ya no voy a trabajar, seño’ —le dijo a su patrona un miércoles. —¡Cómo! ¿Por qué, Rocío?, ¿qué te hicimos? Si eres como de la familia. —No seño’, ustedes nada. Es que tengo un dinerito y voy a poner un changarrito. —Ni hablar, Rosi, pero sí acabas la comida hoy, ¿no?— se angustió la patrona. —Sí, seño’. —Entonces te puedes quedar a comer, como despedida. Pones nuestros platos y te pones uno de la vajilla en tu lugarcito, ándale. La patrona se va a su cuarto, le llama a sus amigas para que le recomienden a sus muchachas. Antes de irse, Rocío, que ha dejado de ser parte de la familia es revisada por la señora. —Ay, Rosi, no te vayas a llevar algo. No creas que desconfío de ti, pero es que la tentación es cabrona —le dice, haciendo obvios los privilegios perdidos y comienza a esculcarle la bolsa. —No, seño’, ¿cómo cree? —contesta, sabiendo que, aunque quisiera, no ha podido llevarse nada. Entonces, la patrona saca la taza de Rocío, la taza en realidad cara que compró para tomarse ella su Starbucks. Por primera vez la patrona ve en qué se toma el café Rocío. —¡No puede ser, Rocío! Te dimos la confianza, ¿y así nos pagas? Me cae, no le vamos a hablar a la policía ni a hacer escándalo, porque gracias a Dios no te has robado nada de mucho valor. Ándale vete, con la puritita vergüenza tienes, si es que tienes. Obviamente regresamos la taza adonde nos pertenece, me la hubieras pedido y te la regalamos. ¡Qué bárbara! Al menos con la vieja, aunque pobre, puede servirse con la cuchara grande de lo poco que tiene. Los fines de semana, cuando pone su puesto de quecas, ve cómo sus vecinos la miran murmurando los chismes que se dicen entre las viejas y viejos argüenderos: “Se quedó sin trabajo porque su patrona la cachó de ratera”. —Hola, Rocío, buenas tardes —le dicen mientras pasan frente al puesto. El aceite está hirviendo. Rocío nomás murmura para adentro: —Pinche gente. + 29
E N T R E V I S TA
Christopher Mlalazi
Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi
30
P O R
M
YA R A
S Á N C H E Z
uchas gracias por esta entrevista y este tiempo con nosotros, estamos muy contentos de conocerte y de que tu libro esté traducido al español, así que comencemos con tu camino de ser escritor y cómo empezaste a ser publicado. Sí, principalmente soy un escritor autodidacta.A pesar de que he participado en algunos talleres aquí y allá, comencé a escribir en la escuela secundaria y me he adaptado hasta ahora. Creo que han sido como unos 25 años escribiendo, tengo 50. ¿Qué tipo de literatura comenzaste a leer o qué te enganchó a este mundo? En realidad no soy muy estudioso de la literatura.Estudié un poco de literatura en la escuela secundaria, pero antes —desde niño— siempre fui lector, siempre he estado leyendo todo lo que puedo, lo que me gusta y aquello que me caiga en las manos, así que no puedo especificar qué tipo de literatura me gusta leer. Soy ese tipo de persona que incluso puede leer la Biblia. La leí sin ir a la iglesia porque sus historias me parecieron fascinantes, son extraordinarias para mí. Efectivamente, para ser escritor creo que debes ser un buen lector. ¿Cómo te propusiste publicar? ¿O simplemente comenzaste con diferentes géneros y luego todo comenzó a fluir desde allí? ¿Cómo fue? Esa es una pregunta muy interesante en la que a veces pienso. Cuando comencé a escribir no pensé en publicar con un editor, solo escribía para mis amigos en la secundaria. Fue como escribir algo parecido a una composición y dársela a mis amigos y preguntarles: “¿Cómo lo ves? ¿Te gusta o no?, ¿Lo dejo?”. Luego escribí más y más, después decidí que tal vez podrían publicarme en una editorial, y finalmente publiqué por primera vez en una revista de un periódico, que hizo una antología de cuento corto. Y de la antología eso creció a un libro, a otro libro, y siempre más libros. Todo esto fue en Zimbabue. Hablemos de tu novela Huyendo con mi madre. La historia está ambientada en Zimbabue, que proviene de una experiencia personal, pero no quiero contar más. Me gustaría que nos cuentes de qué trata la novela. La novela está ambientada en un período comprendido entre 1980 y 1987 –aunque capturé solo una parte de ese tiempo–, y luego me adentro en los acontecimientos anteriores a ese período, justo después de la independencia en Zimbabue, cuando hubo un genocidio cometido por las tropas del gobierno y el presidente Mugabe, quien ya falleció. Ese período le costó mucho dolor a la gente en la parte sur del país. La mayor parte de eso sucedió en las áreas rurales y fui testigo, en parte, aunque vivía en la ciudad, pues. Yo era joven, creo haber tenido unos doce años; es por eso que también usé la voz de una niña pequeña, de un niña involucrada en los hechos, así que es en parte ficción y parte realidad, ese género al que llamamos “facción” (fact + ficción). La historia es ficción, pero el trasfondo de la historia es un hecho real. Quiero preguntarte exactamente sobre la protagonista o una de tus protagonistas, esta chica de doce años en la que vemos la indignación de los terribles eventos que suceden ante sus ojos. A veces, cuando la gente comienza a preocuparse más, es cuando somos capaces de ver el punto de vista de los niños sobre algo como una tragedia. De cualquier otra manera es imposible explicar cómo podemos pasar por esto y ser simples espectadores. ¿Cómo comenzaste a desarrollar esta historia? Escribí ese libro alrededor de 2010, aunque fue publicado en 2012. Creo que ya hace bastante tiempo. A veces como escritores, no
D E
L A
B A R Q U E R A
recordamos cuál fue la inspiración inicial para el punto de vista, pero creo que descubrí que era más fácil para mí, como escritor, estar involucrado en la historia. Es mucho más fácil porque mi punto de vista es casi como un túnel: no tengo que describir otras cosas desde otro punto de vista. Solo debo contarlo tal como es, y también para el lector creo que puede ser fácil. Para el escritor puede ser apasionante porque te conviertes en un personaje de la historia mientras lees y escribes: te conviertes en esa persona, vives más cambios, lo que ven, lo que sienten, el miedo, la esperanza, lo sabes todo, eres el personaje y creo que es una técnica de escritura creativa que funciona para mí. Incluso ahora que estoy escribiendo una historia y usando esta misma técnica, soy ese alguien que está pasando por la historia como si estuviera jugando un videojuego. Es uno quien está contando lo que pasa, por eso uso ese punto de vista. Me gustaría hablar sobre ciertas cosas, como el exilio. Vives en la Ciudad de México desde 2016, el exilio ha marcado tu vida ahora. ¿Cómo puedes vivir con este exilio como parte de tu vida? Algunas veces el exilio puede ser solo un momento, porque ahora mismo me veo como alguien que está viviendo en otro lugar, que bien podría ser Zimbabue. ¿Quién sabe? Solo puedo pensar “Está bien, aunque significa más trabajo”, porque bajo mis pies hay un suelo y tengo el sol sobre mi cabeza, los pájaros cantan, las personas afuera son agradables. Pero también está esa conexión con tu madre patria. Al final, lo entiendes: todos somos extraños, en todo el mundo somos extraños todos, y eso está bien para mí. Aquí puedo ser libre, puedo ser quien soy, escribo lo que me gusta, puedo saber qué está bien para mí, creo que es solo otra ciudad, que tan solo estoy en otro país. De la novela entiendo que nunca se pierda la esperanza ni la dignidad, pero es realmente difícil para las personas que sobrevivieron. Es un estado mental difícil decidir ser libre, porque la gente puede estar en otro país en el exilio y vivir todavía en el pasado de lo que sucedió y revivir los momentos en lo que perdieron todo. Son valientes todos los que pasan por esto, deben tener una mentalidad especial como sobreviviente. Tenemos un instinto gracias al cual, como seres humanos, siempre queremos ser libres. Queremos libertad. Y si vives y creces en un entorno que no te ofrece eso, obviamente te rebelas. Pero a veces puedes decir “Está bien: o me voy o cambio las cosas”, así que decidí dejar todo, pero quizá de alguna manera también decidí cambiar las cosas usando este libro como una herramienta para el cambio, porque la gente lo está leyendo, está haciendo que la gente piense, se estudia en la universidad en Zimbabue y en Estados Unidos. No sé, algún día se hablará de lo sucedido en Zimbabue. Pero mi intención es que la gente piense en las circunstancias hostiles que te empujan a ser quien a veces debemos ser para vivir ocultos, y cómo podemos reaccionar a esto. En el libro simplemente conservo el ambiente hostil, no lo uso para decir “Debemos hacer esto” o “Debemos hacer lo otro”. Mi intención es simplemente ponerte a pensar. La parte humana es lo más importante. No estás haciendo una declaración política ni cualquier otra cosa: es sobre la vida humana y sus horribles circunstancias. Otro punto importante es que, nos guste o no, a través del libro solo cuento una historia sobre los eventos que sucedieron. Tal vez algunas personas puedan sentirse incómodas, pero no me importa. Solo cuento una historia sobre algo que sucedió: aunque sea ficción, no miento. Estoy contando una historia universal, capturando una historia. + 31
R E S E Ñ A
VIDA LOW TOX La verdad detrás del greenwashing
E
l greenwashing es una más de las malas prácticas que las empresas sin escrúpulos utilizan para hacernos creer que son responsables con el medio ambiente, cuando en realidad no lo son. Es el lavado de imagen verde como estrategia publicitaria. Las palabras “orgánico” y “natural” se emplean en las etiquetas de alimentos y cosméticos, pero sin una certificación no significan gran cosa, pues los productos pueden seguir conteniendo ingredientes sospechosos. Con el tiempo, cuando llegues a conocer los componentes de cada producto, empezarás a ver el fraude ecológico que se desarrolla ante tus ojos. No te desanimes si te descubren —o te han descubierto— mejorando tu habilidad en la lectura de los ingredientes. Verás imágenes de la Tierra, de madres con su bebé en brazos en un campo lleno de dientes de león, anunciando productos con ingredientes que se sabe que alteran nuestras hormonas. Verás eslóganes como “Sistema para refrescar el aire”, para después descubrir que el mejor aire fresco es el gratuito, y que es preferible abrir una ventana a hacer circular fragancias sintéticas por toda tu casa. Verás “Cien por cien algodón”, y luego te darás cuenta de que a otro ser humano le han pagado una minucia para producir esa prenda y que los tintes son tóxicos. Verás “Hecho con fruta natural”, y a continuación averiguarás que, además del cinco por ciento de fruta natural, ahí dentro hay otros quince ingredientes que son todo menos fruta natural. No te desmoralices. Llegar a saber qué es cada cosa forma parte de un proceso de aprendizaje y desarrollo de capacidades. Un largo y hermoso viaje de aprendizaje. Una vez que lo comprendas, ¡lo que no es bueno ni auténtico empezará a llamarte tanto la atención como un koala en la Torre Eiffel! Si eres principiantes, asegúrate de dos cosas: 1. No caigas en la trampa de ver una etiqueta frontal con varios puntos que aseguran que un producto está “libre” de tal y cual elemento y dar por hecho que es maravilloso. Ya sea un producto alimentario, de limpieza o de higiene personal, esos puntos y eslóganes están ahí con la esperanza de que no tengas tiempo de leer la lista de ingredientes y te lo lleves pensando que estás haciendo una gran elección. 2. Formúlate dos preguntas: “¿Cómo está hecho?” y “¿De dónde procede?”. Una infusión de caramelo de crème brûlée, por ejemplo. ¿Cómo crean exactamente ese sabor? Ver las pocas respuestas que obtienes puede ser tan inquietante, que al final saldrás corriendo hacia las tiendas orgánicas, los mercados de productos agrícolas y los pequeños proveedores para reconfortarte con la simple, deliciosa y transparente verdad. Hablando de verdad, unas palabras acerca de la incomodidad. Nos hicieron estar tan atareados que necesitábamos soluciones más cómodas para ahorrar tiempo. Cuando empezaron a vendernos productos como mezclas para bizcochos, cenas precocinadas y detergente extra fuerte para la lavadora, nos alegramos en lugar de sospechar, nos sentimos agradecidos en vez de preocupados. Qué detalle por su parte ahorrarnos todo ese tiempo, ¿no? Nos enredamos tanto en sus envoltorios y promesas que olvidamos que una cena rápida podía ser un bistec a la plancha con verduras frescas de temporada salteadas con mantequilla y
32
hierbas. Y como habían definido en nuestro nombre lo que era la comodidad, creímos que consistía en encontrar estacionamiento, caminar dos manzanas hasta el establecimiento de comida para llevar, sacar un número, hacer cola hasta que nos toque pedir, recibir la comida envuelta por completo en plástico, volver al coche e irnos a casa... ¿Te suena? ¡Realmente nos engañaron! Cuando te enfrentas al tema de la “comodidad” por primera vez y piensas en tu casa y en tu alimentación, es habitual sentir una avalancha de emociones: culpa, rabia, confusión, vergüenza, pánico. “¿Cómo es posible que no lo supiera? —te preguntarás—. ¿Cómo es posible que no me lo preguntara? ¿Cómo serían las cosas si...? ¿Qué voy a hacer sin...?”. He aquí el cambio: no nos despedimos de la comodidad, solo la redefinimos. Poco a poco. Los mensajes tradicionales sobre ella pierden su atractivo con bastante rapidez. Buscarás una nueva forma de comodidad que, esta vez, sí esté en línea con tus valores, porque has desacelerado lo suficiente para delimitar tus principios. ¿No es estupendo? La verdad y la paz mental, en combinación con las compras y las “preparaciones” inteligentes, se vuelven cada vez más importantes. Gracias a la elección empoderada, sabemos a ciencia cierta que vamos en el rumbo para hacer todo lo que podamos tanto por nuestra salud como por la del planeta. Y hemos encontrado una forma fácil y sencilla de hacerlo... ¡Bingo! Lo conveniente ha renacido, aunque esta vez como hijo de unos padres hippies.+
R E S E Ñ A
Aviones derribados, elogios al fracaso D
urante la Segunda Guerra Mundial, los ejércitos aliados estaban desesperados con la enorme cantidad de aviones abatidos en combate. Nadie lo dudaba: ¡había que hacer algo! Así que —temporalmente— dejaron de lado los cañones y, armados con ecuaciones y ciencia, urdieron un nuevo plan de acción. La idea era sencilla: analizarían los agujeros de bala producidos por el fuego nazi en todos los aviones que regresaban dañados, creando “mapas de intensidad” que desvelasen las zonas más afectadas. Finalmente, a la luz de esos mapas, amparados por la indiscutible verdad —¿absoluta?— de las estadísticas, reforzarían sus naves en las áreas más golpeadas. ¿Qué podría salir mal? Ciertamente, la lógica parecía irrefutable. Verdad verdadera. Pero también es cierto que, a veces, la lógica es mucho más huidiza y poliédrica de lo que parece. Al fin y al cabo, lógicas hay muchas y —para suerte de los Aliados— había alguien en la sala con una visión distinta. Su nombre era Abraham Wald. Un matemático húngaro, nacido en Transilvania, que los asesoraba con sus conocimientos técnicos. Wald analizó concienzudamente los mapas de intensidad realizados, todos los agujeros de bala, así como las estadísticas de miles de aviones atacados. Al cabo del tiempo, para sorpresa de todos, propuso un plan de acción radicalmente distinto: las áreas que había que reforzar eran justamente las opuestas. Las que —aparentemente— no habían sufrido fuego del enemigo. Si no se detectaban agujeros en esas áreas no era porque no fuesen de vital importancia, sino porque los aviones allí golpeados rara vez retornaban a las bases. Finalmente, la lógica inicial no era tan lógica como parecía. De hecho, hoy sabemos que sufría de algo que se conoce como “sesgo de supervivencia”, el cual consiste en asumir que los aprendizajes más valiosos se obtienen analizando especies que sobreviven o, en general, casos de éxito o triunfo. Wald esquivó este sesgo dándole una magnífica vuelta de tuerca a la supuesta verdad indiscutible de la estadística. La respuesta que buscaban los Aliados no se encontraba en los oropeles de las misiones exitosas, sino en las entrañas de las que fracasaban. Los aprendizajes más preciosos reposaban en el fondo del mar, junto a los motores destrozados de todos los aviones aliados que jamás retornaron a sus bases.+
E N T R E V I S TA
C O N
D I A N A
G R A B E R
Criar humanos en un entorno digital Yara Sánchez De La Barquera Realmente traté de orientarlo para gente con niños de cualquier edad. Comparé la crianza de un niño digital con la construcción de una casa: es algo que no sucede de la noche a la mañana, es un proyecto largo y requiere mucho trabajo y mucho esfuerzo, por eso comienzo con los niños más pequeños, lo que llamo poner los cimientos de la casa. El primer tercio del libro habla de los niños desde su nacimiento hasta los siete años. Este es el período más crítico para establecer las habilidades socio-emocionales que los niños necesitan para ser buenos humanos —en línea y fuera de ella—, por eso mismo hablo mucho acerca del desarrollo del cerebro. Luego, la parte media del libro es la estructura de tu casa, y es idéntica al conocimiento que los niños necesitan para soportar el mundo digital. Lo desgloso en cuatro áreas, en las que veo a los padres más preocupados: el tiempo que pasan en pantalla, la reputación (lo que publican en línea), sus relaciones con los medios sociales (con quiénes se conectan) y la privacidad en línea. El libro termina con una serie de directrices esperanzadoras de lo que puedes hacer como padre para guiar a tu hijo y hacer cosas en línea totalmente maravillosas.
D
iana, gracias por concedernos esta entrevista y este momento para entrar en tu casa y hablar contigo sobre tu libro Criar humanos en un entorno digital, publicado por HarperCollins México. Es un gran tema cómo los niños están viviendo en un mundo digital nunca antes visto sobre todo a partir de la pandemia. ¿Por qué tardamos tanto en digitalizarnos? Creo que fue un proceso lento hasta hace unos tres meses, pero ahora es realmente rápido porque todo el mundo está en línea todo el tiempo. El mundo ha cambiado muy rápido. Este es un tema global, así que no puedo decirte lo emocionada que estoy. Tener mis libros disponibles en español significa mucho para mí, y creo que solo subraya que en esto todos estamos juntos: nuestros hijos en Estados Unidos están lidiando con lo mismo que tus hijos en México y en otras partes del mundo. Estamos en un juego nuevo, donde todos dependemos de las herramientas digitales para conectarnos con los amigos y la familia, para trabajar y asistir a la escuela. Por estas razones debemos aprender a usar estas herramientas. Todos los padres de familia intentan trabajar, hacer las tareas domésticas y escolarizar a los niños, así que espero que tu libro pueda servirles de guía. Ahora tenemos más estrés que nunca, pero es obvio que necesitamos mejores herramientas. Correcto, ese era el propósito del libro porque también ofrecemos un plan de estudios escolar, pero sé que es imposible llevarlo a cabo en todas las escuelas, así que lo que hice fue incluir en el libro un montón de actividades y lecciones para que los padres puedan hacerlas con sus hijos en casa. Realmente ayuda porque abre un diálogo entre padres e hijos para enfrentar juntos las cosas con las que los niños lidian todos los días, y que tal vez sus padres desconocen. Dinos —para la gente que no ha leído su libro— qué tipo de padre y con qué herramientas se pueden llevar a cabo las actividades que ofreces para los niños.
34
Un tema importante en tu libro son los ciberciudadanos. Cuéntanos cómo funciona esta idea y cómo puede mejorar nuestras vidas. El ciberciudadano es nuestro programa de secundaria. Se enseña en sexto, séptimo y octavo grado, no solo en los Estados Unidos, sino que tenemos un par de escuelas en México que lo ofrecen y lo mismo sucede en otros siete países. Se trata de llevar las lecciones al aula para que los niños empiecen a hablar de su mundo digital, con lo que se cubre la ciudadanía digital, la información, la alfabetización, la alfabetización mediática. Todo lo que un niño necesita saber para ser digitalmente alfabetizado. La ciberciudadanía involucra muchos elementos. Supongo que la mejor manera de mostrarla es que, cuando un padre lo escucha, de inmediato piensa en el daño en línea, en el ciberacoso, en todas esas cosas que dan miedo. Pero, en este momento, nuestro mundo está lleno de desinformación, de noticias falsas y cosas ridículas en las redes sociales que la gente comparte. La gente necesita aprender a ver en línea para decidir si algo es verdad o no, y qué hacer con ello. Si ves algo que no crees, ¿cómo lo investigas? Con los niños cubrimos todas las habilidades que necesitan para operar maravillosamente en línea. Probablemente hay una relación entre tu comportamiento en el mundo real y en línea. Fue del todo intencional el nombre del libro Criando humanos en un entorno digital, ¡porque queremos que nuestros hijos sean buenos humanos! En línea, fuera de línea o en algún punto intermedio. Los niños que no ven ninguna diferencia, su mundo es ambos . +
Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi
J ÓV E N E S Fabián V. Escalante
Hora de brillar de Angie Thomas
(PUCK) La autora estadounidense Angie Thomas abordó en El odio que das una situación de brutalidad policial, injusticia, asesinatos de afroamericanos inocentes y el racismo, este terrible problema que permanece vivo hoy en día alrededor del mundo, lo que ha provocado la reciente explosión de manifestaciones en muchas ciudades para exigir a gritos la igualdad racial. Su desbordante novela juvenil nació del movimiento Black Lives Matter. Tras el éxito de El odio que das llega ahora –ambientada en el mismo barrio y retomando diversas facetas afroamericanas con la influencia del rap– Hora de brillar. Aparece Bri, una nueva chica soñadora, en las páginas de esta novela juvenil, en la que Thomas describe con realismo la crudeza a la que se enfrentan y contra la que luchan miles de personas de color. A Bri le ha llegado su hora de brillar tras una vida de pérdidas, pesadillas interminables, peleas y marginación. Pero todas esas luchas se han transformado en una canción de su propia libertad. Bri comienza a enfrentarse con el reto de continuar firme a sus sueños y creencias, ya que la fama puede ser demasiado buena para ser cierta. Una moraleja es ser fiel a ti mismo, sin cambiar para que la gente te acepte. Hora de brillar, por Angie Thomas, será película de Fox próximamente.
Poet X de Elizabeth Acevedo
(PUCK) Elizabeth Acevedo obtuvo el Premio Nacional del Libro de Literatura Juvenil 2018 gracias a su primera novela Poet X; por retratar y celebrar la cultura latina se le honró también con el premio Autor Pure Belpré 2019. Xiomara, hija de dominicanos que viven en Harlem, Nueva York, comienza la etapa más difícil de su vida y atisba los conflictos que implica crecer. Está en esa búsqueda de saber quién es ella realmente, qué es lo que le gusta, cómo puede expresar esa inconformidad a la que está atada, va a explorar su sexualidad y debe lidiar con las contradicciones de lo correcto, lo bueno y lo pecaminoso. Sostiene una guerra con el fin de liberarse de esas tradiciones religiosas que su madre le ha inculcado para ganarse el Cielo y, si eso fuera, poco, debe sobrellevar el machismo que la rodea. Xiomara debe mantenerse fuerte y reforzar su verdadera identidad. En definitiva, “Xiomara se niega a permanecer en silencio”. Acevedo ha retratado la multiculturalidad de las latinas dentro y fuera de sus países de origen dando una muestra de la marginación que sufren, a pesar de su duro trabajar. Describe las costumbres religiosas que predominan en las vidas de muchas mujeres. Poet X es un poema para el feminismo de las mujeres latinas y negras que luchan por ser escuchadas e incluidas en todos los ámbitos de libertad.
El hijo infinito de Adam Silvera
(PUCK) Con la llegada del libro El hijo infinito da inicio la saga “El ciclo infinito”, el primer trabajo de fantasía en el que incursiona el autor bestseller del New York Times, Adam Silvera, quien ha cautivado a miles de lectores con sus libros Recuerda aquella vez y Al final mueren los dos. Una interminable guerra en la ciudad contemporánea de Nueva York ha dividido a los celestiales de los espectros. Los héroes de este universo son los celestiales, seres que poseen poderes mágicos. Sin embargo el mal siempre está presente. Los encargados de esa parte oscura son los espectros, seres que obtienen sus poderes a través de la sangre de criaturas fantásticas, como los unicornios o las aves fénix. Los hermanos Emil y Brighton pondrán el amor y la lealtad en la lucha que se aproxima. Todo había sido hasta entonces normal: admiraban a un grupo de celestiales, vivían la vida de cualquier adolescente y lo que más esperaban era el día de su cumpleaños, cuando ambos recibirían la revelación de sus poderes. Todo era normal hasta que son atacados por un espectro, quizá algo que nunca habían visto ni sentido tan de cerca. La necedad de Brighton por grabarlo para subirlo a YouTube los hace permanecer en ese pequeño campo de guerra entre el espectro que ha provocado un incendio y el grupo de celestiales que intenta controlarlo todo. Este es el inicio del gran giro de la vida de Emil, quien ha desarrollado sus poderes y ahora debe entrenarse para formar parte de los celestiales. Una vez expuestos todos, comienza El ciclo infinito. 38
V E R
Y
O I R
Adrián García / @adrian_garciros
Lacrimosa: Live in Mexico City Lacrimosa, el legendario dúo alemán de metal gótico, lanza su tercer álbum en vivo. Y para este proyecto eligieron uno de los sitios donde habitan sus más fervientes seguidores: la Ciudad de México. En un concierto épico lleno de fanáticos que corean cada una de las canciones con un acento alemán que se antoja perfecto, ni el público ni los artistas se guardaron nada y sudaron hasta la última gota de ajenjo. El joven prodigio Tilo Wolff fundó Lacrimosa en Alemania a principios de los noventa, cuando —tomando la tristeza y la soledad como su principal inspiración— comenzó a experimentar con sonidos de orquesta y metal para generar un espectáculo casi teatral. Más tarde se le unió la finlandesa Anne Nurmi, para completar la mancuerna detrás de esta exitosa agrupación. No es un secreto que bandas consagradas elijan nuestro país para grabar sus materiales en vivo, como Pearl Jam y King Crimson. Y Lacrimosa no fue la excepción, sobre todo sabiendo que nuestra comunidad gótica es bastante grande: solo basta pasearse un día por el Museo del Chopo para confirmarlo. Dejaron un legado de unas veinte canciones interpretadas con maestría y demostraron ser el tipo de músicos que sienten verdadera devoción por sus seguidores. Un manto sinfónico sostiene los riffs de guitarra pesada unida a sintetizadores, que generan una sensación cálida dentro de la oscuridad de la música. Destacan los temas ya clásicos de su repertorio, como “Copycat” y, la favorita de muchos, “Ich bin der brennende Komet”. Los conocedores van a pasar un gran momento escuchando este material, y es posible que los nuevos escuchas corran a inscribirse a clases de alemán.
Paprika, detective de sueños Dir. Satoshi Kon (2006) En un futuro próximo se crea el dispositivo “Mini DC”, que tiene la finalidad de transportar a su portador al mundo de los sueños lúcidos. Este invento sirve para superar problemas psicológicos, y la doctora Atsuko Chiba —ayudada por Paprika, su avatar en el mundo virtual— se introduce en el subconsciente de sus pacientes, desenmarañando traumas y ayudándolos a salir adelante... hasta que el artefacto es robado. Se inicia una investigación para encontrar a los responsables antes de que la humanidad pase el resto de sus días sin ser capaz de diferenciar entre realidad y ficción. Basándose en la novela de Yasutaka Tsutsui, y que a la postre también tendría una adaptación al manga, Paprika, detective de sueños nos muestra una trama compleja unida a un despliegue visual tan brillante, que es imposible apartar la mirada de la pantalla. Satoshi Kon quedó como uno de los directores más originales hasta su muerte en el 2010. A pesar de ser un filme de animación, no está dirigido al público infantil. La creciente popularidad de contenidos asiáticos se debe en gran medida a su capacidad de contar historias distintas a las ya conocidas. Si mezclas la cultura samurái, los estragos de la Segunda Guerra Mundial y una pizca del cine de Kurosawa, tenemos como resultado su maravillosa y diversa cultura pop. Al final, habitamos en la esperanza de que los Juegos Olímpicos de Tokio por fin se realicen el próximo año, y esta es una excelente oportunidad para darnos un chapuzón en de la cultura nipona.
40