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PRECIO AL PÚBLICO 25 PESOS
AÑO 12 • NÚMERO 151 • DICIEMBRE 2021
Editorial
Levanta tu voz por los que no pueden hacerlo
Índice 5 Una conversación
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Yara Sánchez De La Barquera Vidal yara@revistaleemas.mx
E
Coeditor
l activismo es lo de hoy. Sin embargo, en más de una ocasión, ha mutado en estrategia de mercadotecnia. Una visita a cualquier centro comercial, además de ofrecernos la posibilidad José Luis Trueba Lara de emborracharnos la mirada con todas maravillas, nos permite Una brevísima ojeada al activismo pasear por las causas de moda y por lo que algunas empresas hacen para apoyarlas. ¿Qué podemos pensar ante estos hechos? Tres instrucciones para ser A golpe de vista, la respuesta a esta interrogante bien podría un activista ser bifronte. Uno de sus rostros sonreiría ante los resultados de las políticas de responsabilidad social de las empresas y, en más José Luis Trueba Lara de un caso, se podrían presumir sus logros; justo como ocurre Harry Potter y los libros vivientes con las editoriales que producen sus libros con papeles certificados, provenientes de bosques gestionados de manera sustentable. Rodrigo Morlesin Sin embargo, en otros casos, su segunda cara haría una mueca para remarcar que sólo se trata de una declaración o de una prácGenios y monstruos tica que busca ocultar lo que en verdad sucede. Fátima López Con los grupos de activistas ocurre algo casi idéntico: algunos de ellos —lejanos del fanatismo y abiertos a la discusión, que Lucia Joyce: la memoria en llamas permite encontrar las mejores respuestas— han tenido logros importantísimos, pero otros —los cercanos a las sectas y al funJosé Gordon damentalismo— poco o nada han aportado a la solución de los Activismo de temporada problemas que los animan. Ante estos hechos, en esta entrega de Lee+ nos adentramos Sofía Grivas en el activismo y tratamos de mirarlo en sus luces y sus somSiria: la guerra, el amor, las mujeres bras, en algunos de sus grandes logros y en los momentos en que sólo se muestra como una estrategia de mercadotecnia. Así José Luis Trueba Lara pues, entremos al problema y convirtámonos en unos activistas que están más allá de la moda. + In memoriam: Almudena, la Grande
con Alberto Ruy Sánchez
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Directora General y editora
22 24 Entrevista a Karen M. McManus Fabián V. Escalante
26 [Infinitivos cuerpos] Danzón en rojo con dos Fridas Itzel Mar
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Crédito: Nina Subin
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Al totalitarismo no le interesa un artista que piense distinto
José Luis Trueba Lara
C
uando llegué a la última página de El expediente Anna Ajmátova el horror se mostró con toda su furia. Delante de mí no sólo estaba una novela. Una poética que diseccionaba un mundo, las consecuencias del totalitarismo, la escalofriante condena de seguir vivo y la certeza de que los psicópatas llegan al poder también se revelaban sin miramientos. Lo que había leído no estaba escrito en una clave que habla del presente, tampoco era un asunto local. Esas páginas iban más lejos, mucho más lejos, para revelarme los espantos del poder; las relaciones de los artistas con los tiranos; lo que ocurrió y lo que ocurre cuando la tentación autoritaria y la banalidad del mal se apoderan de cualquier lugar. A como diera lugar, tenía que platicar con Alberto Ruy Sánchez y, al terminar de hacerlo, descubrí que debía borrarme. Lo que sigue son sólo sus palabras.
Esta generación vivió la revolución bolchevique con entusiasmo, incredulidad o con una actitud crítica, y terminó devorada por la tragedia. Debido a esto, El expediente Anna Ajmátova se cuenta a partir de los documentos de la Checa, la gpu y el kgb, los cuales fueron parcialmente publicados por Vitali Shentalinski en varios tomos. En el caso de mi novela, lo importante es que, para la gente que tiene ilusiones y quiere creer que todo cambia, en realidad no hay nada distinto: esos expedientes nacieron desde la época de los zares. Es decir, los expedientes policiacos —al igual que los planes de control y de asesinato— muestran una perfecta continuidad entre la monarquía, los sóviets y la actualidad. Desde los Romanov hasta Putin hay una vulgarización del despotismo y en 1. Cuando estaba en los albores de la universidad, empe- medio de ella quedan atrapados los artistas. cé a leer a los autores rusos. Sin embargo, mi verdadera pasión no comenzó con la obra de un escritor, sino con 2. ¿Qué ventajas tiene que El expediente Anna Ajmátova sea una novela y no la de un cineasta: Sergei Eisenstein. Él me llevó a tratar un ensayo? La novela, como decía Milan Kundera, te permite penetrar en las de saberlo todo sobre su vida y sus creaciones. Incluso dimensiones humanas a las que sólo la literatura puede entrar: las profundidaempecé a estudiar ruso, algo que no avanzó más allá de des del alma. Es un bisturí más delicado, más preciso y peligroso. Gracias a sus los primeros pasos. En ese momento, quería hacer de- palabras, el lector se vuelve testigo y adquiere la responsabilidad de pensar. masiadas cosas al mismo tiempo. Gracias a él comencé Eso es muy grave. En nuestra época, mucha gente que puede pensar prefiere a interesarme en las vanguardias rusas y en sus experi- no hacerlo; para ellos es más fácil tomar partido. La nueva moral te dice “no mentaciones. Kazimir Malévich, Dziga Vertov y Vladimir puedes ser neutro”, sin darse cuenta de que nadie puede serlo, pero la trageMayakovski reclamaban mi atención, y lo mismo me ocu- dia está en tomar partido para impedir que se pueda reflexionar. La novela y la poesía siembran incertidumbres e hipótesis que abren la rría con muchos escritores de ese tiempo. Sin duda alguna, Mayakovski y Vertov se mostraban como los más osados puerta de lo posible. Las implicaciones de esto son tremendas: el lector se en términos formales, pero también eran claros propagan- mete en problemas que se ven con un microscopio, distinto del ventanal al distas del régimen soviético. Los poemas del primero y los que está acostumbrado. Todo el mundo quiere pensar a Lenin, a Stalin y Tres cantos a Lenin del segundo lo muestran a la perfección. a Trotski desde el punto de vista político, pero lo fundamental no es que Ellos me llevaron a interesarme en las relaciones entre los hayan hecho la revolución. Esto es lo que cuenta la historia de mármol. artistas y el poder, sobre todo en el caso de las vanguardias. Lo importante es que eran enormes psicópatas y, como resultado de esto, Ellos creyeron en la revolución en la medida que estaban con- abusadores, criminales que tenían una relación terrible con las mujeres, vencidos de que era posible hacerla en las artes; pensaban que como es tradición en los líderes políticos de izquierda y de derecha. El al transformar la manera de crear formarían parte de la gran siglo xx demostró que la vieja izquierda es la nueva derecha, y que la revolución. Sin embargo, la desilusión los alcanzó muy pronto: derecha es mucho peor. La novela te obliga a salir de los conceptos cotidiaa los políticos que admiraban sólo les interesaba la propaganda y únicamente querían incondicionales. No les interesaba un nos con los que juzgas al mundo y comienzas a adenartista que fuera capaz de pensar algo distinto. Así, al principio trarte en las personas. La gente que sabe que Stalin es el gran tirano no se puede atrever a considerar los consideraron soportables y después les fue como en feria. Desde los años setenta, comencé a interesarme en la genera- sus cualidades como cantante, pero esto sí importa. ción que escribía, publicaba y tenía un peso en la opinión de la épo- Todo está conectado: se trata de la misma persona, ca en que Eisenstein empezaba a mostrar sus creaciones. En con- el cantante y el tirano son el mismo psicópata que traste con Mayakovski y los propagandistas, estaba la Generación de ejerce la seducción y la violencia. Todo abusador Plata, a la cual pertenecían Ósip Mandelshtam, Nikolái Gumiliov es, al mismo tiempo, un conquistador. No un sey Anna Ajmátova, la escritora que tiene la altura de Dostoyevski, ductor, un conquistador: alguien que posee con Gógol o Pushkin. Ella no sólo está entre los grandes de la literatura brutalidad y que logra despertar en los humarusa, sino del mundo, un sitio que se ha ganado poco a poco. Anna nos la servidumbre voluntaria. Esto explica por y su generación eran antizaristas: ser inteligente y tener educación qué las personas libres deciden convertirse en esclavos voluntarios de un tirano. implicaba oponerse a la aristocracia y sus abusos. El resto de esta entrevista estará en nuestro número 152, enero de 2022
Una conversación con Alberto Ruy Sánchez
Programa de actividades Penguin Random House fil Guadalajara 2021
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Tema del mes
Una brevísima ojeada
al activismo
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Tema del mes
1.
Defiende la mediocridad. Durante los siglos xviii y xix el activismo estaba absolutamente desmecatado: las revoluciones, las protestas sociales y el surgimiento de nuevas ideas sobre cómo debía ser el mundo estaban a todo lo que daban. A como diera lugar, las reglas del juego tenían que cambiar en el menor tiempo posible. La modernidad, la Ilustración y la fe en el progreso bastaban para justificar y apuntalar lo que ocurría: la humanidad había llegado a su mayoría de edad, y sin problemas podía mandar a la porra los viejos dogmas gracias a la construcción de un futuro promisorio que, según algunos, estaba a la vuelta de la esquina. El parto del mañana tenía distintas manifestaciones: podía ser cruento —como ocurrió en la Revolución francesa— o estaba marcado por el diálogo, las reformas y la democracia. Los caminos eran muchos, y los distintos grupos de activistas los recorrían guiados por lo que les revoloteaba en la cabeza. Posicionarse como radical o moderado era una cuestión ideológica, como sucedía con el hecho de sumarse a los jacobinos o a los girondinos. A pesar de las diferencias y las distancias, aquellos activistas compartían una meta: nivelar el terreno de juego. Según ellos, el tiempo de los privilegios absolutos se había terminado de una vez y para siempre, un hecho que sin problemas se mira en la mayoría de sus propuestas: todos los seres humanos debían ser iguales ante la ley; los soberanos estaban obligados a obedecer la voluntad del pueblo y ya no podrían gobernar guiados por sus arrebatos y sus caprichos; los privilegios no debían ser resultado de un coito afortunado (como ocurría con los nobles), sino del esfuerzo y los méritos de los individuos; las mujeres debían tener derecho al voto; los homosexuales no eran unos pervertidos ni unos enfermos a los que había que curar y, en algunos casos, hasta se buscaba la igualdad absoluta por medio de la abolición de la propiedad privada. El chiste —clarito se mira— era apostarle a la equidad de a de veras. “Lo que es parejo no es chiputodo”, parecían decir aquellos hombres... Y, de pilón, los activistas estaban marcados por el optimismo y la confianza en el pueblo, un hecho que obviamente los distanciaba de los monarcas absolutos y de los jerarcas de la Iglesia. Lo interesante de este caso es que la búsqueda de la igualdad y la nivelación del terreno de juego se nutrían de una creencia que a muchos hoy les resulta absolutamente inaceptable: la medianía como una cualidad positiva. Los excesos del poder absoluto, así como la ausencia de voz y de derechos eran los grandes problemas a resolver. En esos momentos, aún rifaba una idea que ya se nos olvidó: “Es opinión común que la virtud consiste en la mediocridad y el vicio en los extremos”, decía Hobbes al resumir una parte de la filosofía clásica. Esta postura —que se cimentaba en la confianza en la gente común y corriente— no era nada tonta y reconocía lo que estaba mero enfrente de todos. Como bien lo dice Gabriel Zaid en El secreto de la fama: se pasaba de inteligente al reconocer que todos somos mediocres en casi todo y que esto no tiene ninguna importancia. “Intentar lo máximo en todo es ridículo”, ya que, para acabarla de amolar, esto puede conducir —y ha conducido— a horrores y dictaduras: los ejemplos de Stalin, Hitler y Mao clarito muestran a tres mediocres que se convencieron de que no lo eran, e intentaron llevar al máximo sus ideas, y se llevaron entre las patas a millones de personas. Asumir que somos mediocres para casi todo no tiene nada malo; tampoco es una desgracia, ni algo vergonzoso. Yo no puedo ser —ni seré— un cantante de ópera. Tampoco soy un bailarín capaz de apantallar a los integrantes del Bolshói, y exactamente lo mismo me pasa con la inmensa mayoría de las actividades humanas. Mi mediocridad
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es absoluta, y no me viene nada mal en la medida que me obliga a pensar que tal vez estoy equivocado, y que mis anhelos quizá no sean tan maravillosos como lo creo. Y, por si todo esto no fuera suficiente, la mediocridad me pone en mi lugar al mostrarme que el mundo no depende exclusivamente de mí. Ella me cura la soberbia en tres patadas. Ante estos hechos, la conclusión es casi obvia: debo desconfiar de mis ideas y de mis acciones. Seguramente alguien sabe más que yo acerca de aquello en lo que quiero participar, y capaz que hasta me muestra que mis acciones no remedian nada y sólo son un peligro. Pongo un ejemplo para que no quede duda: durante mucho tiempo pensé que usar las hojas de papel por los dos lados era una gran idea que contribuía a salvar miles de árboles. Sin embargo, al leer un libro de economía descubrí que, si lo seguía haciendo, nomás agravaba los problemas. El papel no se produce con los árboles que están en mi calle ni con los de los parques, se crea gracias a los bosques que se siembran con este fin y crecen o decrecen de acuerdo con el tamaño de la demanda. Es decir, cuando le daba la vuelta a la hoja, le informaba al dueño del bosque que no debía aumentar sus sembradíos y, por lo tanto, ayudaba a que no existieran más árboles que durarían varios años y serían sustituidos con varios más. La ley de la oferta y la demanda noqueó mis ideas. Para acabarla de tronchar, como le daba la vuelta a la hoja para meterla a la impresora, reducía el tiempo de vida útil de ésta e incrementaba la cantidad de basura electrónica. Para colmo, no me daba cuenta de que el papel que se entierra en los basureros es biodegradable y reintegra carbono a la tierra. Y, si le apostaba al papel reciclado, la cosa se ponía peor: no sólo agregaba un nuevo proceso industrial, sino que también aumentaba el uso del cloro, pues esa sustancia es la que se utiliza para desinfectarlo y blanquearlo. Evidentemente, los hechos anteriores resultan exagerados, y en la realidad tienen muchas aristas; sin embargo, lo que quiero mostrar es algo muy simple: como yo soy un mediocre en la comprensión de los problemas ecológicos, vale más que le pregunte a quien sí sabe y, por supuesto, es fundamental que le jale la rienda a las acciones que no llevan a nada. Mi esfuerzo puede ser tan encomiable como mis preocupaciones, pero sería mejor que lo llevara a cabo con un plan sensato que fuera capaz de tomar en cuenta las reglas del juego de la economía, las cuales —por cierto— son más o menos parejas y no se crearon con el mal fin de echarme a perder el día. Así pues, asumir que soy un mediocre me ayuda a no meter la pata y a buscar las acciones que sí funcionan. 2. Evita el fanatismo. Estoy plenamente convencido de que a los seres humanos no nos gusta la verdad y más bien la detestamos; lo que nos encanta es tener la razón. Estamos absolutamente seguros de que nuestras ideas y nuestras acciones son perfectas, y no nos tentamos el alma para censurar, criticar y perseguir
Tres instrucciones para ser un activista (sin riesgo de caer en el fanatismo) José Luis Trueba Lara
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Tema del mes a quienes piensan de una manera distinta. Para muestra basta y sobra un botón: si una persona sube un pensamiento a las redes sociales y alguien osa criticarlo o señalar que es una burrada, la acción inmediata no se hace esperar. Ese fulano será bloqueado o se le atizará una respetable cantidad de insultos. Debido a esto, las personas generalmente hablan con los que piensan lo mismo, y el supuesto diálogo en realidad es un extraño soliloquio. Evidentemente, en esta comunión está el germen del fanatismo y el origen de las acciones radicales que no ven más allá de sus narices. Imaginemos un caso: yo estoy en contra de que los caimanes sean asesinados para obtener las pieles que se usarán en la marroquinería más lujosa. Y, como mis amigos piensan exactamente lo mismo, nada nos tardamos en transformarnos en un grupo radical que sólo tiene un objetivo: destruir a toda costa los criaderos de caimanes y, de ser posible, darle una repasada a las personas que comenten el atrevimiento de usar una prenda o un accesorio confeccionado con sus pieles. El fanatismo compartido nos obliga a llevar a cabo muchas acciones, y a convertir nuestra idea en un nuevo evangelio que debe propalarse y obedecerse sin chistar. Por eso protestamos en las calles y frente a los criaderos de caimanes; además, les hablamos a los medios de comunicación y subimos información a las redes sociales para denunciar esos horrores y, por supuesto, buscamos aliados en cualquier grupo político al que no le venga mal hacernos el caldo gordo. Nuestro fanatismo atiza el fuego y crea dogmas de los que es imposible dudar: los dueños de los criaderos de caimanes son unos criminales y sanseacabó. Como resultado de esta balumba, el poder legislativo vota una ley que nos encanta: los criaderos de caimanes quedan estrictamente prohibidos en el país. La victoria de nuestro fanatismo fue abrumadora y los criaderos cerraron en un santiamén. ¡Ganamos! Sin embargo, como resultado de nuestro triunfo puede ocurrir una desgracia: condenamos a la muerte a un demonial de caimanes que se quedaron abandonados y, de pilón, logramos que la caza furtiva y el mercado negro crecieran para satisfacer la demanda de pieles. Nuestra fe fue incapaz de pensar que, gracias a los criaderos, alguien estaba dispuesto a invertir los recursos necesarios para que la especie no quedara en peligro de extinción; que, debido a los esfuerzos de los supuestos rufianes, se podía llevar a cabo la repoblación de los nichos ecológicos, y que, si algo les importaba a los dueños de los criaderos, era que los caimanes no se acabaran, incluso podían estar dispuestos a contribuir con proyectos ecológicos para mantener su negocio. El fanatismo y el radicalismo siempre parecen muy buenos; sin embargo, su cerrazón les impide llevar a cabo acciones que tomen en cuenta la realidad y sus complejidades. Da igual si se trata de los criaderos de caimanes, de los animales de los circos o de cualquier otra cosa. En este caso, lo verdaderamente importante es ser un mediocre dispuesto a no caer en manos de una secta.
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3. La belleza como concepto moral no es un criterio del activismo. Aunque nadie me lo crea, estoy segurísimo de que el activismo no es una disciplina estética: enfrentar y resolver los problemas no necesariamente es un asunto vinculado con lo bello. Me explico. Cuando escucho a los activistas radicales —que, por supuesto, no se consideran mediocres—, en sus palabras hay algo que me parece sumamente extraño: lo que debe terminarse de una vez y para siempre es la fealdad y, aunque con esto nos cargue el payaso, el esfuerzo para lograrlo debe ser mayúsculo. En alguna ocasión platiqué con una ecologista de este tipo: estaba indignadísima y era capaz de promover un atentando terrorista contra los que mataban focas en algún lugar de Canadá. Ella se quitaba el pan de la boca para ir a ese sitio y poner en su lugar a los malvados. Con ganas de entenderla, le hice un par de preguntas: “¿Para qué ir tan lejos si aquí sobran los problemas? Es más, ¿por qué no defiendes a las cucarachas que masacran en las ciudades en vez de a las focas?”. Al principio pensó que nomás me estaba burlando de ella. Por eso le expliqué todo lo que sufrían las cucarachas cuando les echaban insecticida y de pilón le mostré que ellas —junto con las ratas y las moscas— también eran parte de la cadena ecológica de las urbes. Lo pensó un momento y sin miramientos me espetó una respuesta: “Las cucarachas son malas y las focas son buenas”. En ese momento me di cuenta de que valía más quedarme callado. La existencia de animales ontológicamente buenos era indiscutible y, por supuesto, esto se debía a un hecho indubitable: las focas son tiernas y las cucarachas —junto con las ratas y las moscas— dan asquito. Como resultado de esto, es bueno matar cucarachas y es malo matar focas. Si los dos son animales importa una reverenda corneta, pues la belleza es lo que cuenta. Tal vez por esto no existe un grupo que proteja a los virus y a las bacterias, que deben ser condenados a muerte por la fealdad de las enfermedades que producen. Este hecho no sólo se nota con las cucarachas, las ratas, las moscas y los bichos microscópicos: el medio ambiente —con todos y cada uno de sus elementos— tiene la obligación de ser bonito, absolutamente fotogénico, y de servir de marco para una selfie. En caso contrario, está contaminado y es malo. Lo que ocurra en la realidad no tiene ninguna importancia, lo relevante es que el mundo funcione de acuerdo con un criterio estético al cual deben subordinarse la realidad y el activismo. Si esto que pienso es más o menos cierto, resulta que el activismo —además de los dos problemas anteriores— se enfrenta a uno más canijo: la necesidad de condenar a la extinción a todo lo que les parezca feo a los activistas. Lo escalofriante es que, si esto ocurre con algunas especies o con ciertos ecosistemas, ¿por qué no podría suceder con los seres humanos que afean el paisaje? +
José Luis Trueba Lara. Escritor, editor y profe. Colabora en la radio y de pilón sale en la tele. Duerme la siesta con su esposa y ha publicado varios libros. Es un lector que ha llegado al extremo de trabajar para pagarse el vicio. Twitter: @TruebaLara
20 años de magia, diseño y ¡libros!
Rodrigo Morlesin
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iraphora Mina se graduó en diseño teatral en la Central Saint Martins University of the Arts, Londres; Eduardo Lima se graduó en comunicación visual en la Pontifícia Universidade Católica, Río de Janeiro. Juntos conforman un impresionante monstruo de dos cabezas llamado MinaLima, cuyo trabajo ha sido visto y coleccionado por millones de personas en todo el mundo, ¿les conoces? ¿Dónde le he visto… dónde le he visto? Tal vez el nombre de MinaLima no te diga demasiado, pero sin duda les conoces… o, mejor dicho, conoces su trabajo. Un trabajo que durante 20 años ha sido magia pura. Este despacho surgió cuando hacía el diseño gráfico de las películas de Harry Potter. La carta que recibe Harry para su ingreso a Hogwarts ¡la hicieron! El espectacular diseño de El Profeta (periódico del mundo mágico) ¡lo hicieron! Los carteles en los que se busca a Sirius Black ¡los hicieron! La portada del libro de pociones ¡la hicieron!, el Mapa del Merodeador ¡lo hicieron!... La magia es contagiosa, Harry Pero el toque mágico de MinaLima no sólo se encuentra en el cine, también en el parque temático, y hace poco se abrieron tiendas en Londres, Nueva York y Tokio con artículos diseñados por este estudio. Hace algunos años, emprendieron la aventura de reinterpretar clásicos de la literatura infantil como Alicia en el País de las Maravillas y El mago de Oz, que ahora llegan a México de la mano de Libroscopio, una nueva editorial que promete libros extraordinarios. Estas reinterpretaciones de clásicos no sólo están ilustradas, sino que tienen escenas pop up y con movimiento, lo cual las convierte en verdaderos objetos de colección, junto con una nueva versión de la saga de Harry Potter. ¿Qué fue primero: el fénix o el fuego? ¿Cómo comenzó esta aventura de montar un estudio, que ahora cumple 20 años y que empezó haciendo diseño gráfico para cine? Eduardo: Esta aventura comenzó hace 20 años, trabajando juntos, y todo gracias al niño mago, Harry Potter. Miraphora: ¡Me gusta eso del fuego o el fénix! Creo que estuvimos un poco en fuego antes de conocernos, así que creo que el fénix surgió después, en el proyecto. Yo ya trabajaba en la industria del cine con Stuart Craig, el diseñador de producción, nuestro Dumbledore y nuestro líder. Así que cuando consiguió el trabajo para hacer Harry Potter, se llevó a todo su crew. En cine, todos trabajamos de manera freelance, por lo que nadie realmente tenía la obligación de permanecer en el grupo, pero nos fuimos con él, con la idea de un compromiso muy corto, y ese compromiso corto se convirtió en un proyecto de un año, y luego el año se convirtió en dos y tres… Eduardo: Él había dicho “trabajen conmigo en la primera película durante cuatro o cinco meses y veamos cómo nos va” y, 20 años después, ¿qué estamos haciendo?... estamos hablando de Harry Potter. Miraphora: Antes de trabajar con Stuart, ya había estado en otras producciones cinematográficas, por lo que mi mundo ya estaba muy conectado, y esto se sentía como una evolución muy natural. No estudié diseño gráfico, así que siento que todavía estoy averiguando de qué se trata. Yo diría que mi experiencia es sobre detalles: analizar cuáles son los detalles en la vida y cómo se puede contar una historia a través de ellos. Descubrimos que Eduardo y yo compartimos eso.
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No necesariamente compartimos la experiencia del diseño gráfico, pero compartimos este tipo de pasión por la narración a través de todas las cosas que no necesariamente notas al principio. Ésa fue realmente la llave, el fuego que lo inició todo. Eduardo: La primera encomienda que tuvo Mina en la cinta fue el diseño de la carta de Hogwarts que recibe Harry. Creo que es increíble que eso haya sido el comienzo de todo lo demás. Sin esa carta, nada de esto hubiese sucedido, ni este viaje, ni nuestra aventura con Harry Potter. Yo me uní a partir de la segunda película; me mudé de Brasil a Reino Unido; un amigo en común nos presentó, y Mina me ofreció un par de semanas de trabajo para que lo tomara como experiencia... y nunca me fui. En esas dos semanas hice un hechizo muy fuerte que hasta ahora no ha podido deshacer ella. Y, hablando de detalles, es una de sus grandes características en el diseño gráfico. En las películas apreciamos muchísimos. Cada letra del periódico El Profeta o de los anuncios en las paredes dentro del mundo de Harry Potter significa algo. Todo está muy bien estructurado. Las portadas de los libros escolares, como Pociones, tienen tonos y colores perfectos, un estilo antiguo. Algo que me intriga es cómo alguien de Brasil y alguien de Reino Unido, con backgrounds tan diferentes, pueden seguir trabajando juntos durante 20 años. Miraphora: Nos dimos cuenta de que teníamos la misma curiosidad por la tipografía, los diseños de patrones y la manera en que enriquecíamos la historia a través de estos elementos. Y, sencillamente, algunas personas la tienen y otras no. Es un tipo de lenguaje y de experiencia, como tener el mismo gusto por el futbol o la música, o como tocar un extraño instrumento o hablar un nuevo idioma. Por supuesto, conforme pasa el tiempo, lo vas descubriendo. Y es igual de importante en una relación de trabajo que en la vida. No es necesario tener los mismos intereses en un diseño gráfico específico o en una paleta de color, pero conforme pasa el tiempo, al trabajar tan estrechamente, te das cuenta de que coinciden en opiniones sobre la familia, la política, cuestiones humanas y, en general, las cosas que importan. Eduardo: El día que conocí a Mira en los Leavesden Studios sentimos que nos conocíamos de toda la vida. Fue un poco extraño y un poco mágico. Me fui de los estudios pensando que yo a esta mujer ya la conocía. Ella sentía lo mismo. Y, ésa fue una señal para lograrlo. Nuestra relación ha sido fantástica desde entonces y así se ha mantenido. Por tratarse de un trabajo freelance, es difícil que las personas se mantengan en contacto. Así que al final de la última película de Harry Potter no queríamos separarnos, ni deshacer esta mancuerna. Por eso abrimos el estudio formalmente: para hacer algo más. Y así se estableció MinaLima como un estudio de diseño. Miraphora: Comenzamos dos personas y ahora somos un equipo de 30. En realidad, nunca fue un objetivo, sino que se dio de manera natural, y se trata de una expresión de cómo concebimos que se debe hacer el trabajo: tener al mejor equipo para llevar a cabo tus ideas, participar y compartir. Y lo notarás en los libros hechos por el equipo de MinaLima, porque lo que queremos mostrar a la gente es la expresión del colectivo. Eduardo: En mi estilo, no me gusta dejar espacios vacíos; quiero llenar cada rincón y que, al mismo tiempo, funcione. La saturación de color, que traemos en el adn como brasileños o mexicanos, que
Rodrigo Morlesin. Escritor, diseñador y traductor de libros para niñas y niños. También es editor y diseñador en la Unesco México. Su nueva novela, ¿A dónde va este tren?, es publicada por Planeta Junior. @rodrigo_morlesin (Instagram) <www. morlesin.com>
no nos da miedo mezclar azules, verdes y de todo. Sin embargo, Mira tiene un estilo más limpio y elegante. Este viaje de 20 años ha sido maravilloso, no sólo para ustedes, sino también para los demás. Hicieron una serie de libros clásicos como Alicia en el País de las Maravillas; el primero que tuve fue Peter Pan, que en un principio yo no había relacionado con su trabajo en cine, así que para mí fueron dos gratas sorpresas. Miraphora: Ah, qué curioso, eso me interesa. Al principio pensaste que eran dos cosas separadas, pero, ¿ahora notas el mismo adn entre las películas y los libros clásicos? Sí, lo veo, y para mí resulta muy claro, por ejemplo, en el diseño de El Profeta: el estilo tipográfico, los bloques de texto y las tipografías patinadas. Resulta muy congruente cómo estos detalles están bellamente conectados. Una de las cosas que más me intrigan es cómo eligen las páginas móviles en cada uno de los libros. Porque, conociéndolos, podrían hacer cada una de las páginas con estos mecanismos móviles. Eduardo: Yo creo que se trata de elegir los momentos correctos en cada una de las historias, y eso es lo más complicado. Porque, como dices, cada párrafo podría ilustrarse de esta manera. Miraphora: Sí, pero hay una pequeña ciencia detrás de todo esto. Comenzamos muy emocionados en la primera lectura de la historia; en ésta averiguamos qué escenas ilustrar. Elegimos, no sé, diez momentos claves, y luego miramos la arquitectura, la estructura, la geografía del libro y nos damos cuenta de que… ¡oh no!, todas están en las primeras cien páginas. Así que tenemos que darle ritmo, como en la música. Necesitamos ubicarlas en el sitio correcto para darle dinamismo al libro. Y no se trata sólo de poner ilustraciones dentro; es como construir un edificio: tienes que pensar en cómo lo que estás colocando afecta a lo anterior y a lo que procede. Eduardo: Por ejemplo, en Peter Pan, en la parte en la que si crecen las hadas tienes que aplaudir, en la ilustración hicimos unos cortes en forma de manos para que realmente lo puedas hacer. Y es una escena muy bonita de ilustrar. Miraphora: Pero, al final, son decisiones que tomas para aportar al diseño. Tienes una hoja en blanco y debes tomar decisiones. Seguramente, tú como diseñador hubieras elegido otros momentos para ilustrar. No hay elecciones correctas ni incorrectas. Eduardo: Y hay otro tipo de cosas que hay que tomar en cuenta, como la producción del libro y el precio. Son cosas con las que no queremos aburrirte. En el cine no sucede eso, ya que sólo hacemos cuatro o cinco ejemplares como props, y puedes experimentar un poco más. Pero en el mundo editorial eso es imposible.
final de cuentas, me sentí muy orgullosa de haberlo hecho, porque al exigirme tanto, él realmente veía lo importante y entendía que era lo mejor que se podía haber hecho. Y que tal vez lo que nosotros hubiéramos hecho sería diferente, pero gracias a su insistencia pudimos llegar a tal nivel. A veces tienes que ser insistente contigo mismo o con el trabajo de los demás para lograr algo extraordinario. Y, ahora, el mapa es una pieza que todo el mundo recuerda. En los últimos tiempos, todo ha sucedido muy rápido con MinaLima. Ustedes pueden decir lo contrario: llevo toda una vida trabajando. Está la tienda en Londres, la de Nueva York, incluso la de Osaka. Proyectos y libros, todo muy rápido y contundente al mismo tiempo. Algo muy interesante para sus fans es cómo muestran su día a día en Instagram. Miraphora: Es como el tren de tu libro, que nunca se detiene. En realidad, cuando amas lo que haces, dejas de verlo como un trabajo. Algo importante para nosotros y creo que para cualquier diseñador es no repetirse. Somos muy afortunados de no caer en nuestra zona de confort. Tenemos esta unión, este edificio, este extraordinario equipo. Pero cada mes nos seguimos preguntando qué es lo que sigue. Siempre estamos haciendo cosas que nos gustan. Y siempre tenemos chance de profundizar un poco más y creo que es lo que estamos haciendo ahora. El mago de Oz es nuestro noveno libro… Eduardo: No, es el octavo. Miraphora: Noveno. Eduardo: Octavo. Y el noveno es del que no te podemos hablar. Hay mucho futuro para MinaLima. Les agradezco su generosidad y su disposición para compartir con nosotros su tiempo, su trabajo y su magia. Miraphora: Ha sido un placer conocerte y sentir tu energía desde el otro lugar del mundo, aunque sea a través de la pantalla. En este tiempo hemos aprendido a convivir a la distancia, y es gracioso que, aunque no estemos en la misma habitación, al menos estamos en el mismo planeta. Eduardo: Nosotros constantemente recibimos cálidos mensajes desde México y un montón de invitaciones para que vayamos. Esperamos que muy pronto podamos estar con ustedes. Sería un sueño visitarlos, porque es uno de mis lugares top. Los libros de MinaLima, publicados por Libroscopio, llegan a México este diciembre, momento ideal para regalar o regalarse. +
Alrededor de Harry Potter hay personas y sentimientos comunes, gente como J. K. Rowling, Barry Cunningham, Alfonso Cuarón y ustedes, que lo dan todo… Miraphora: Sí, lo gracioso es que —y no lo digo por estar platicando contigo— disfrutamos mucho trabajar en el filme con Alfonso. Recuerdo algo que realmente me sorprendía: siempre nos exigía más y más detalles. Estuve despierta toda una noche haciendo el diseño del Mapa del Merodeador. Literalmente, toda la noche. Y al 13
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Genios y monstruos Tema del mes
Fátima López
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enemos la misteriosa tendencia de erigir como héroes a aquellos que admiramos. Si éste es un artista reconocido o cuya obra ha impactado su época o su entorno, la tendencia se magnifica. Así hemos creado gurús literarios, musicales, cinematográficos, espirituales, deportivos... Sujetos que se colocan en un lugar de visibilidad y de poder muy por encima de lo humano. Hemos caído en la trampa de pensar que los artistas que han creado obras extraordinarias son eso: extraordinarios. Walter Benjamin aseguró que al centro de cada gran obra de arte existía una buena dosis de barbarie. Y tal vez lo decía porque, en el fondo, seguimos siendo primitivos. Miramos a estos sujetos artísticos como supersujetos, dotados de algún tipo de superioridad debido a su talento, creatividad, técnica o mensaje revolucionario. Las lindes entre creador y obra de arte parecen, a veces, imperceptibles. El problema se torna ético cuando este supersujeto es, además, un abusador. En su delirio de genialidad e inteligencia podría haber confundido el poco o gran poder que tiene para someter al otro —su víctima— sexual, emocional o físicamente. Lo ve como un objeto: cosificado, desechable. Byung-Chul Han dice: “El otro como objeto sexual ya no es un ‘tú’. Ya no es posible ninguna relación con él”. Esta cuestión nos plantea el reciente documental, en cuatro episodios, Allen v. Farrow, que investiga los hechos relativos a la violación que realizara presuntamente Woody Allen contra su propia hija adoptiva, Dylan, poco tiempo después de haberse mudado con Soon-Yi, adoptada por su pareja Mia Farrow, con quien inició una relación mientras ella era menor de edad. El crimen perpetrado contra Dylan no fue nunca perseguido judicialmente debido a una campaña mediática que, guiada por la corrupción, protegió a Allen desde todos los ángulos. El fiscal del caso, convencido de que había causa probable para iniciar un juicio, tomó finalmente la decisión de no perseguir el crimen, debido a la fragilidad de la salud mental de Dylan, que, siendo una niña tan pequeña, había sido revictimizada una y otra vez. “Woody Allen es Nueva York”, he escuchado frecuentemente en los círculos literarios. Nunca, sin embargo, he oído decir: “Woody Allen es un violador también”. No queremos que nos rompan a nuestros ídolos. Los queremos intocables, en la jerarquía imaginaria que les hemos inventado, en aquel nicho que, como una especie de santo de iglesia, los protege de cualquier juicio humano. Es una cuestión ética preguntarnos qué hacer con la obra de abusadores, acosadores, violadores. ¿Seguimos consumiendo su arte? ¿Lo cancelamos por lo que han hecho? ¿Dejan de ser genios creativos por mostrar una veta monstruosa? A más de dos años del movimiento #MeTooEscritoresMexicanos escucho a mis compañeras escritoras: “Nada ha cambiado”. La mayoría de los exhibidos conservan sus trabajos, obtienen nuevos, gozan de los beneficios de ser artistas poderosos en la arena pública. Las víctimas, sin embargo, hemos gastado buena parte de nuestro sueldo en terapia; nos hemos tomado el tiempo de reconstruirnos, de formar redes de sororidad, de desahogarnos con familiares y amigos. Recuerdo en el documental cómo Dylan —la víctima— plantea una pregunta que rasga por dentro: “¿Por qué a mí me creen menos que a él?”. Es que Woody Allen es Woody Allen. Woody Allen es un genio. Es Annie Hall. Es el sentido del humor. Es Nueva York. Entonces, en una red que parece no terminar nunca, se hila ese pacto patriarcal como una especie de telaraña que cubre todo el cuarto. Y al no creerle a la víctima, al dudar de su palabra, se le vuelve a cosificar, como si valiera menos que ese artista al que admiramos. Voltear la cabeza hacia otro lado también confirma ese pacto de complicidad. Por ejemplo, el documental Out of Shadows, producido por la periodista Liz Crokin, investiga cómo los medios masivos protegen una red de pedofilia en la que grandes nombres de Hollywood y políticos notables están involucrados. El documental, que logró cinco millones de vistas en Youtube en sus primeros cuatro días, fue prohibido de cualquier plataforma digital. Hoy sólo es posible verlo a través de su página, <outofshadows.org>. Otro intento por que nuestros ídolos se queden en ese lugar de superioridad que les hemos otorgado. En una ocasión, un escritor famoso nalgueó a una amiga mía en plena presentación de libro, bajo el halo de virtud que le daba
haber ganado un premio literario. A muchas otras compañeras escritoras las han acosado, violado o tratado de violar en el marco de alguna feria del libro o encuentro literario. Ser escritora en México es un acto de supervivencia constante. O tal vez ser escritora o artista mujer es, en sí, un acto de supervivencia. ¿Cómo plantearnos que el artista puede ser también un absoluto depredador? Entonces, tratar de separar a la obra de su creador nos lleva a un impasse ético en el que los argumentos intelectuales y emocionales se cruzan. Cuando descubrí que tenía compañeros escritores que podían crear textos maravillosos sobre ética sin tener una pizca de ética en su vida personal, empecé a plantearme estas preguntas, casi en un afán investigativo. ¿Por qué un señor que tiene un doctorado en letras no puede entender un monosílabo como no? “No quiero que me acoses”. “No quiero tener sexo”. “No quiero salir contigo”. “No”: frases básicas que cualquiera comprende. Pero muchos escritores no las entienden. ¿Por qué? ¿Por qué hombres tan cultos no entienden que no es no? Me lo expliqué a mí misma hace años con un argumento neurológico ultrasimplificado: son dos áreas del cerebro diferentes. Pueden acumular datos literarios, crear obras de arte excepcionales, pero pueden carecer de salud mental o de responsabilidad sexoafectiva. Un área del cerebro puede funcionarles y la otra no. Pueden estar tan dañados interiormente que usan su creatividad y carisma para inducir un abuso. Pueden ser monstruos y genios a la vez. Desde que entendí eso, no pongo más a los artistas en un lugar de superioridad. Quien no puede entender la línea entre el consentimiento y forzar a alguien a través del abuso o el acoso es porque ha traspasado esa capacidad de mirar al otro como a un sujeto, y trata a su víctima como un objeto sexual que le dará satisfacción inmediata. Entonces, este supersujeto admirable cae en las redes de su propia monstruosidad. Porque los hechos de que no haya sido juzgado, denunciado, encarcelado, de que nadie o casi nadie sepa que es un abusador no lo hacen menos abusador. Pienso en un escritor que me ha acosado durante algún tiempo y venía a pararse afuera de mi casa frecuentemente. Varias veces me aseguró que se mataría si yo no estaba con él. Pienso, con lástima, en otros escritores y periodistas que le llaman “maestro”, que le califican de gran intelectual. También yo caí alguna vez en esa falacia. Hoy lo veo simplemente como un acosador obsesivo, un hombre enfermo, nada más. Un escritor muy culto, sí, pero un violentador emocional. ¿Es posible realmente separar al artista de su obra? ¿No sería el arte el florecimiento de la alteridad, mientras que el abuso es justo lo contrario? ¿Qué hacemos con el arte hecho por acosadores, violadores, hombres violentos? ¿Volveremos a ver su obra igual? Para empezar a desatar esa telaraña, existe una frase poderosa: “yo te creo”. Decirla es casi un acto revolucionario en este contexto. Un te creo es apenas el primer paso, pero un paso fundamental, decidido, para volver a darle esa personalidad de sujeto a la víctima. La alteridad sólo es posible si veo al otro como sujeto, un ser humano que ha sido herido y a quien podemos ofrecerle nuestra compasión, así como hemos dado cabida a nuestra admiración por la obra del artista. Seguir consumiendo su arte o no es una decisión personal y ética de altas profundidades. Todas estas historias de terror tienen una vuelta de tuerca: muchas de las víctimas sublimamos el dolor a través del arte. Dylan Farrow, por ejemplo, luego de la violación se volvió retraída, tímida, insegura. Hoy se dedica a la escritura de ficción y ha publicado su primera novela, pues no se trata de ellos, se trata de nosotras: de recuperarnos, de sanarnos, de inventar un mundo posible donde los paradigmas cambian. Y entonces, puede que ahí, el arte como mecanismo de sanación nos dé la tan esperada liberación del pathos, como si fuese el tercer acto de las tragedias griegas, ese suspiro de alivio que las víctimas tanto necesitamos cuando nos atrevemos a reescribir nuestra propia historia. Ahí está puesta mi esperanza. +
Fátima López. Poeta, actriz y directora de escena. @fatimalopezmx (Twitter / IG)
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Entrevista a Sofía Buzali Tema del mes / Entrevista a Sofía G. Buzali
Lucia Joyce: la memoria en llamas
José Gordon
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ofía G. Buzali es una escritora profundamente involucrada con el mundo de los museos, las artes plásticas y la literatura. En 2012, publicó la novela basada en la vida de Leonora Carrington, Leonora antes de Leonora, ganadora del Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz”. Entre otras obras, en 2014, publica Marguerite. Intensidad y dolor de una vida, sobre el mundo de Marguerite Duras. Hoy nos entrega su más reciente novela: Mi nombre es Lucia Joyce, en donde se interna en la memoria en llamas de una mujer que vivió en los bordes del abandono más doloroso y la belleza sin límites, de la locura y la genialidad.
además con el espíritu de un tiempo… Varias esposas de escritores de la época —como Scott Fitzgerald o T. S. Elliot— fueron invisibilizadas. Háblanos de este drama. Este problema siempre me ha interesado. Pienso en Leonora Carrington, que también fue hospitalizada o en la difícil infancia de Marguerite Duras. Pero a ellas el arte las ayudó a salir adelante y a seguir sus sueños. Hay mujeres que viven situaciones muy difíciles, y cuyas circunstancias o cuyo carácter las ayudan a enfrentarse a las reglas escritas por los hombres. Siento una parte de tristeza al pensar qué pudo haber sido Lucia, más allá de la hija de James Joyce; pues la nombraban como “la hija loca del genio”. Por eso decidí escribir sobre Lucia.
Hablamos de algo muy interesante: el vínculo que descubres entre Joyce y su hija. Un vínculo del que los demás no participaban, aunque sabían que se En Mi nombre es Lucia Joyce, profundizas en un per- estaban perdiendo de algo que rayaba en la genialidad. Una genialidad que sonaje, en ciertos universos y atmósferas. Gustave también rayaba en la locura. Ésta es tolerada cuando hablamos de homFlaubert decía que una novela implica una lenta in- bres; pero en las mujeres no: ellas van al psiquiátrico. mersión en un mundo. Hablemos de cómo fue que Además habría que pensar que el celo principal era de la madre. Había una relate adentraste en Lucia Joyce. ción edípica muy fuerte. Lucia era la musa de Joyce. Ella fue su inspiración para Durante un año tomé un curso sobre el Ulises. Así me crear el personaje de Finnegans Wake. Descubrir lo que sucedía dentro de la fui adentrando en su narrativa, en su mundo y en su familia fue muy interesante: Joyce era alcohólico, parrandero, le gustaba ir a los vida. Me enteré de que tuvo dos hijos, uno de ellos era prostíbulos… pero ahí estaba Nora, la esposa que le soportó todo. Se trata de Lucia: una bailarina profesional que padeció esquizo- descubrir que en la vida de estos genios también hay problemas familiares tan frenia y durante 30 años estuvo internada en un hospi- fuertes que marcan a los hijos. tal psiquiátrico. Ahí comenzó mi curiosidad: ¿cómo fue Lucia se hunde, pero también la hunden; sin embargo, hay amigos, amila vida de la hija de un genio como Joyce? Después leí la biografía de James Joyce, de Richard Ell- gas, que de repente lanzan el salvavidas. La gran pregunta queda por ahí: mann; en ese momento también se había publicado una ¿por qué James Joyce, queriendo y adorando a su hija, no se involucró biografía de Lucia, escrita por Carol Shloss, una joyceana para tratar de salvarla? de la Universidad de Stanford. Me adentré en ella y quedé fascinada. Me enteré de que Shloss tuvo problemas legales Cuando Joyce muere, Lucia tiene treinta y pico. Su hermano, Giorgio, escon la familia Joyce, sobre todo con Stephen, el nieto de taba seguro de que ella tenía un problema mental. No hay nadie que la resJames. Él era el albacea de su legado y destruyó todas las cate; Joyce la abandona porque muere. Tal vez si esto no hubiera sucedido cartas que se escribieron James y su hija; también le pidió en ese momento, habría sido otra historia. a Beckett que quemara todo el material sobre su relación. Cuando tuve esta información me costó mucho trabajo Hablemos de la gran aportación a la literatura que exploras a través de decidir desde qué ángulo abordaría a Lucia: primero lo hice esta vía indirecta, de entrar al mundo de los vasos comunicantes que en primera persona, después, en segunda. Mandé la novela Joyce tenía con la hija, para también tratar de entender esa genialidad a una editorial y me dijeron que aún resultaba oscura. Tra- de ambos. bajé en varias versiones. Finalmente, decidí el inicio: iba a empezar cuando Lucia ya era mayor y recordaba su pasado. Lucia hereda la genialidad y esa cosa interna del pensamiento que no Ésta era una herramienta para pensar y sentir como Lucia: se detiene. Joyce decía que nadie entendía que Lucia tenía fuego en la cómo vivía su soledad, su abandono, su infancia y su relación mente. Él también lo tenía, su mundo era otro. Pienso que vivían en con la familia. Otro de los elementos que me sirvió mucho otra dimensión. Lucia bailaba y podía vivir en otra dimensión, igual fue inventar al médico McArthur. Todos los personajes del que su padre. Ahí había una simbiosis. Hay una parte que menciona psiquiátrico son ficticios. Lo realmente biográfico es el diario; Carol Shloss, de cómo, mientras Joyce escribía Finnegans Wake, Lucia gracias a él pude recrear la voz de Lucia en primera persona. bailaba, ensayaba. Ahí está este hilo que los unía: el artista que observa a otro artista. Tu interés inicial estaba en el mundo de James Joyce, en el Ulises, pero, de pronto descubres a este personaje. ¿Qué te Eso te lo voy a plantear en términos de novelista: háblame de la posibilidad que tienes que jugar de explorar, de meterte en el pendeslumbra y qué te inquieta de Lucia Joyce? samiento del otro. Lo que me inquietó fue saber que era una mujer que formaba parte de la modernidad. Ella estudiaba danza moderna con el Tú siempre has hablado del hilo que conecta los corazones. Cuando hermano de Isadora Duncan. Vivía en un medio donde el arte, ya estaba conectada con Lucia, muchas veces pensaba: “¿Qué estará la ópera, el teatro y las relaciones de James Joyce —como la que pensando? ¿Qué estará sintiendo?”. Hay algo, hay voces que, cuando mantenía con Beckett— eran estímulos que la llevaron a hacer lo estás escribiendo, te van guiando inconscientemente. Nunca sabes que quería hacer: bailar. Incluso la mencionan en los periódicos, hacia dónde. Los personajes llegan cuando toman vida. Eso me pasó en los que dicen: “Puede ser que James Joyce llegue a ser conoci- con Lucia: empezó a tomar su propia vida. Me tardé mucho en encondo como el padre de su hija”. Me imagino que esto detonó celos trar su voz, pero finalmente encontré el hilo de corazón a corazón familiares, y por eso le prohíben bailar a Lucia. Le impiden bailar, con Lucia, y pude adentrarme en su alma, en sus sentimientos, en lo que podría estar pensando. No sé, espero que lo haya logrado. la encierran, la limitan… El gran problema es ¿puedes curar a una bailarina volviéndola Esto que dices es muy interesante: tienes que asumir el tema inmóvil? Se trata de una pregunta terrible, que tiene que ver hasta las últimas consecuencias. Y esto puede rayar en lo que
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Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi
algunos podrían considerar como una locura o como la empatía más profunda. Lo que me llama la atención en este marco es ¿cómo sigues este hilo? Porque eso ya no está en las biografías. Ése es realmente el riesgo de novelar que nace en el momento en que dices “ya no hay más datos, tengo que meterme en el personaje y arriesgarme”. El hecho de usar el diario me permitió recuperar la voz de Lucia. En ese momento, la novela empezó a funcionar muy bien. La primera persona es maravillosa: inmediatamente te conectas con el personaje, que fue lo que me sucedió con Lucia. Desde ahí pude adentrarme en ella. ¿Llegaste a soñar con Lucia? Por supuesto que sí, sobre todo después de que comprendí su imagen. Violet Gibson estuvo en el psiquiátrico con Lucia; ella fue un personaje real que trató de asesinar a Mussolini. A Violet, en lugar de encarcelarla, la mandaron al psiquiátrico. Su mirada me ayudó un poco a comprender a Lucia. Hubo detalles que me ayudaron a conectarme, sobre todo con el físico, que fue lo que más trabajo me costó describir. Hay un momento muy interesante en el cual planteas que Lucia Joyce es un personaje de ojos negros que miran hacia adentro.
Después de momentos verdaderamente luminosos en el París de esos años, llegamos a la tristeza que se demora de una manera terrible en un hospital psiquiátrico. Hay una sensación de que el olvido marca lo que pasó y, sin embargo, la novela es más que eso. Hay una parte de testigo: the artist watching the artist, el artista que observa ese mundo de imágenes que se levantan, caen y se rescatan. Háblanos de lo que tú descubriste en ti misma, e intentas comunicar al lector, al adentrarte en el mundo de Lucia Joyce.
Crédito: Víctor Benítez
Lucia tenía un problema de visión. Me parece que la madre también lo padecía. Ella sufrió mucho por esta deficiencia física. Creo que mirar hacia adentro es encontrar las tristezas y la nostalgia, los momentos felices que se tuvieron a través de tu vida, valorar las amistades que existieron y sufrir lo que no se logró, como la relación con Samuel Beckett, que finalmente fue el amor de su vida. Todas las parejas de Lucia finalmente se van o se casan con otra. Ella se quedó abandonada por la madre, por el hermano y por los hombres. En la novela se plantea: “loshombresmedejansevan”. Pero esto que tú mencionas del alma significa adentrarse a lo que uno es, a tu esencia.
La única alternativa que habría tenido mi Lucia es escribir para no olvidar. No olvidar su pasado, sus vivencias, su éxito como bailarina, sus amistades, el mundo en el que vivió. Imagínate a una mujer que es testigo de una de las creaciones más importantes del siglo xx, el Ulises, y además está en contacto con Sylvia Beach, con Fitzgerald, con Hemingway, con toda la generación perdida, que vivía en París. También encontré un dato maravilloso: no sé si conoces la película Ballet mécanique. Uno de los novios de Lucia tocó el piano en ésta, y parece ser que Lucia bailó en esa película. Imagínate estar al lado de Man Ray y convivir con las ideas vanguardistas… Era una Lucia distinta: todo lo que soñaba podría haberlo hecho. Y en cambio, todo eso se detuvo brutalmente. Sólo queda la posibilidad de la memoria. Estamos hablando de una dialéctica entre lo que se quiere recordar y lo que se quiere olvidar, porque las dos cosas están ahí: la bendición del olvido y la bendición de la memoria, la maldición del olvido y la maldición de la memoria. Estamos hablando de una memoria en llamas. + José Gordon. Novelista, escritor de ensayos y traductor. Sus trabajos en la televisión fueron calificados por el escritor Augusto Monterroso como «dignificantes de los programas culturales de la televisión». Escribe y conduce una serie de cápsulas televisivas llamadas Imaginantes (ganadora en el New York Film Festival). Curioso, amable y siempre presto para compartir conocimiento. <www.pepegordon.com>.
Tema del mes
Activismo de temporada
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uchas marcas se han sumado a distintas causas sociales, ¿pero es cierto esto? ¿Qué tan legítimo resulta que una empresa privada, con fines de lucro, quiera involucrarse en situaciones, ideas o acciones que dividen tajantemente la opinión de las personas? ¿Qué tan real es la conciencia aparentemente espontánea que ha nacido en las marcas? ¿No consistirá en una estrategia publicitaria más para “conectar” con su target? La idea detrás de este texto es analizar, a través de ejemplos, la tendencia de las marcas a comprometer sus intereses en distintos movimientos sociales.
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Sofía Grivas Llega junio y, con él, la bandera del arcoíris ¿Qué diferencia hay para las empresas entre colocar su logo navideño o en apoyo a la comunidad lgbtiq+? Para la mayoría, ninguna. Se trata, simplemente, de una expresión de temporada, una moda, sobre todo para las marcas que apoyan públicamente a esta comunidad, aunque, por otra parte, y sin que resulte tan público, realizan donaciones millonarias para financiar políticas conservadoras en contra de los derechos de esta comunidad. Hablando de doble moral, France24 publicó: El portal independiente Popular Information reveló que 25 grandes corporaciones que modificaron su logo con un arcoíris y patrocinaron desfiles del Orgullo durante junio donaron más de diez millones de dólares a las campañas de políticos anti-lgbtiq+ en Estados Unidos en los últimos dos años. Entre estas compañías bipolares se encuentran Walmart, Amazon, Google, Facebook, Ford… pero, por favor, ¿quién en el juego de la política o el dinero es congruente? ¿Pedimos demasiado? Una cosa es unirse a una causa y otra, muy distinta, beneficiarse de ella. En 2014, para celebrar la Semana del Orgullo en San Francisco, Burger King puso a la venta la Proud Whopper. El truco consistió en envolver su ya clásica Whopper en un empaque con los colores lgbtiq+ y cambiarle el nombre. Al abrirla y terminar de comerla, encontrabas el mensaje: “Todos somos iguales por dentro”. Linda iniciativa, muy vistosa y todo, pero habría que investigar más a fondo. ¿Cuenta esta empresa con una política no discriminatoria?, ¿financia, participa o apoya proyectos para generar conciencia y evitar la discriminación? Eso sería mucho más trascendente que un truco colorido apuntalado por la mercadotecnia y que, más allá de crear conciencia hacia la causa, la banaliza y la convierte en un consumible de moda —en este caso: una hamburguesa—. Además, ¿por qué convertirla en una oferta de temporada?, ¿por qué no dejar en el menú para siempre la Proud Whopper?, ¿o es que sólo les interesa dar su apoyo públicamente una semana al año? Feminismo de aparador El intento de Burger King salió, al menos, mejor librado que muchos otros. ¿Cómo olvidar cuando, en marzo de este año, la marca Panam lanzó al mercado, con motivo de la marcha del Día Internacional de la Mujer (8M), unos tenis con consignas feministas? Tal vez la jugada no habría resultado tan desastrosa si se hubieran limitado a apoyar el movimiento con un mensaje, y no a tratar de vender calzado. Habría levantado menos dudas sobre si era un apoyo legítimo o un truco publicitario. Tal vez, por vender zapatos, la compañía parece usar el sentido común con los pies. No es el único caso. La diseñadora Alejandra Quesada, en un delirio de genialidad —o eso creyó—, puso a la venta las combat boots para “sumarse a la lucha contra la violencia de género en el país”. Eso sí, bien combinaditas, porque en fachas no se puede luchar por causas sociales. En la misma pegajosa fantasía del marketing políticamente correcto cayó recientemente la diseñadora Carla Fernández, con su participación en la fashion week México, en la que presentó los “look indígena”, “look feminista” y “look protesta”. En un país donde el índice de mujeres asesinadas no ha dejado de incrementarse, donde las mujeres indígenas enfrentan más carencias y donde la protesta social se ejerce como única forma de alzar la voz ante la sordera gubernamental, una rama de la industria privada banaliza problemas sociales muy graves al asociarlos con una bota rosa o un “look protesta”, combinándolos, desde luego, con conciencia social y labial rojo.
Change.org o la monetización de las causas El 25 de mayo de 2020, un policía de Mineápolis asesinó a George Floyd, de 47 años. No había sido la única vez que la policía ejercía su brutalidad al detener a alguien de piel negra, pero sí la primera vez que esto desataría un movimiento con eco a nivel mundial. La muerte de Floyd fue un punto de partida histórico para la sociedad estadounidense. Las protestas contra la violencia policial innecesaria hacia las personas afrodescendientes se vigorizaron, retomando un eslogan creado años atrás, que sintetizaba la idea principal del momento: black lives matter (blm): “las vidas negras importan”. La gente se organizó, pintó calles, levantó consignas, llevó flores y velas, creó arte, firmó peticiones, en suma, nació un movimiento. Poco después, la conocida plataforma Change.org sacaría el máximo provecho de esta y muchas otras situaciones. ¿Qué es Change.org? Una plataforma disfrazada de organización social sin fines de lucro, que hasta hace apenas unas semanas —el 22 de septiembre—, cambió su razón social para transformarse “genuinamente” en una fundación sin fines de lucro. Activist Facts, sitio comprometido con la información detallada y actualizada sobre organizaciones y activistas, define Change.org de la siguiente manera: “A pesar de su nombre de dominio .org y su marca de interés social, Change.org, Inc. (Change) es una empresa privada multimillonaria con fines de lucro, no una organización benéfica pública sin fines de lucro como muchos asumen falsamente”. Los hechos: miles o millones de peticiones se publican en esta plataforma a nivel mundial, buscando el cambio anunciado por su nombre. Las peticiones son compartidas y muchas veces quienes las comparten realizan un donativo. Al hacerlo, no apoyan directamente a la causa, sino a Change.org, que asegura que beneficiará esa petición, haciéndola llegar a más gente. Cuando un llamado inmenso, como el de blm, se apodera de la atención de los ciudadanos, parece natural que este tema inunde en avalancha las redes sociales. Con ello, la intermediaria de las solicitudes ciudadanas, Change.org, se beneficia. La petición titulada Justicia para George Floyd impuso un récord de participación. Según el medio Insider, fue firmada por 17 millones de personas a través de la plataforma, que llamó a los participantes a “convertirse en héroes” donando dinero para que la petición “tuviera más difusión”. ¿Cuánto dinero generó Change.org a costa de la muerte de George Floyd? ¿Cuánta gente donó? ¿Cuánto de este dinero realmente se invirtió en darle difusión al movimiento? Nunca lo sabremos, pues hay total opacidad al respecto. Lo que sí sabemos es que muchos de sus trabajadores, más de 50, en su mayoría afrodescendientes, denunciaron públicamente esta práctica y pidieron transparentar las ganancias y donar los fondos a asociaciones que protejan los derechos de esta comunidad. A partir de este nuevo escándalo, la plataforma decidió reformarse, es decir, limpiar su imagen para acallar las críticas, y cambiar su funcionamiento para convertirse —ahora sí— en una organización sin fines de lucro. También creó, junto con otras empresas, un fondo para distribuir 5,5 millones de dólares entre organizaciones que apoyen a la comunidad afrodescendiente en Estados Unidos. La acción, sin duda, es positiva, pero revela que Change.org no mejoró su gestión por fidelidad a sus convicciones, sino para evitar un escándalo aún mayor. En un mundo, si no ideal, por lo menos más propositivo, el gobierno debería tener una plataforma con un funcionamiento similar, que eliminara intermediarios y conectara directamente a los ciudadanos con sus intereses. En Alemania y Escocia ya existen este tipo de plataformas oficiales. A manera de conclusión, no es que las empresas no deban comprometerse socialmente, sino que la sociedad debe investigar sus intereses. Se trata de desenmascarar las intenciones detrás de las grandes compañías. Por eso vale la pena investigar si las supuestas empresas socialmente responsables, o que públicamente apoyan alguna causa, actúan de forma congruente en su estructura interior: ¿pagan a sus empleados salarios mínimos?, ¿tienen planes y acciones para combatir la brecha salarial?, ¿promueven la equidad en puestos directivos?, ¿donan recursos a la causa que apoyan? La respuesta, como diría el poeta, está en el aire. +
Sofía Grivas. Licenciada en publicidad y maestra en historia del arte moderno y contemporáneo. Ha trabajado en El Colegio Nacional, Conaculta y FotoMx. Ha colaborado con artículos e ilustraciones en Revista SP, Siempre, Lee+ y Este País. Twitter: @migajadetiempo
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Tema del mes / Entrevista a Viviana Rivero
Siria:
la guerra, el amor, las mujeres José Luis Trueba Lara
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esde hace poco más de una década, la guerra se ensaña con Siria. Hoy, el país de Levante se revela como el lugar de la muerte y los escombros, como el sitio donde campean la violencia desbocada y los sueños resquebrajados. Tratar de medir la magnitud del sufrimiento que han provocado las hostilidades es una tarea imposible: cada persona que se mira en el espejo del horror es una historia inabarcable, una pena infinita, una desgracia absoluta. A pesar de lo imposible, intento mesurar esta tragedia con algunas cifras: desde 2011 —cuando todo comenzó, a causa de una manifestación en favor de la democracia en la ciudad de Deraa— hasta nuestros días, han muerto o desaparecido más de medio millón de personas. En este caso, la Primavera Árabe se convirtió en una desgracia. Aún más, como resultado de la violencia, 12 millones de sirios se vieron obligados a abandonar sus hogares; 90% de la población vive en la miseria; casi la mitad de las instituciones de salud están destruidas y, a pesar de los mandatos internacionales, se han efectuado más de 38 ataques con armas químicas.
A pesar de esto, la guerra en Siria les resulta ajena a millones de personas que viven lejos de Medio Oriente. Las tragedias apenas son imágenes fugaces en los noticieros, que sólo les dedican unos cuantos segundos. Debido a esto, el lanzamiento de Una luz fuerte y brillante, la nueva novela de Viviana Rivero, adquiere un peso definitivo: sus páginas no sólo abren la posibilidad de comprender uno de los conflictos más terribles en lo que va del siglo, también nos permiten asomarnos a la vida, los conflictos y las rupturas de quienes están atrapados por la guerra, a través de una serie de preguntas esenciales: ¿es posible hallar la felicidad en los escombros?, ¿existe la esperanza de que los separados puedan amarse? En un mundo absolutamente rasgado, ¿el amor y la pasión sólo son una tregua que está condenada a romperse? ¿Cómo fue que te involucraste con algo tan lejano y tan cercano como la guerra en Siria? En este momento estoy cerca, pues ahora me encuentro en Madrid. La historia de Una luz fuerte y brillante nació por un hecho muy especial: tuve la oportunidad de conocer a una pareja de refugiados sirios que venía huyendo de la guerra. Los dos tenían cerca de 30 años y eran universitarios. Sus historias me impactaron. Nosotros, los que jamás la hemos vivido, tenemos una idea de la guerra que en nada se parece a la realidad. Los bombardeos continuos, las acciones de los grupos musulmanes radicales, la ausencia de alimentos, la falta de luz apenas son algunos de sus rasgos. Poco a poco, nuestra charla se volvió más intimista: ella me empezó a contar cómo era la vida de las mujeres en esos momentos y circunstancias. Al escucharla, me dije: “Yo tengo que poner esto en un libro”. Así nació Una luz fuerte y brillante, y a partir de ese momento comencé a grabar algunas de nuestras conversaciones y empecé la investigación que me permitiría contar el porqué de la guerra. También hablé con el presidente del Centro Islámico, y en más de una ocasión lo increpé por la situación que vivían las mujeres. Por esto, mucho de lo que hay en el libro —si bien la historia principal es ficción— es real: proviene de lo que me contaron tanto esa pareja como otros refugiados que me fueron presentando. Otro caso interesante fue el de la hermana del presidente del Centro Islámico. Ella trabaja como guía de turistas en Siria. Hablé mucho con ella por teléfono para obtener información sobre los mercados, los palacios, la vida cotidiana y algunos de los lugares donde transcurre la novela. Yo necesitaba saber cómo veía a la mujer árabe; su mirada resultaba más precisa que la mía, en la medida que soy occidental. Cuando terminó de leer el manuscrito, me dijo: “Me asombra
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que hayas podido retratar tan bien lo que sentimos nosotras; esto no es fácil, tu mente funciona de una manera diferente a la nuestra”. Sus palabras me permitieron respirar con alivio y, esa misma semana, le entregué el manuscrito a la editora. No sé qué hubiera hecho si ella me hubiera dicho que no lo había logrado. Esto me pasó con el uso del velo: yo pensaba que las mujeres que se negaban a portarlo era porque veían otra vida, pero ella me dijo que lo usaban por convicción. Este desacuerdo lo conservé en el libro: sigo creyendo que esas mujeres han visto a las occidentales, que no usan velo, y, justo por eso, toman una decisión. No se puede desear lo que no se ha visto.
En lo que dices hay algo que siempre me ha preocupado. Cuando alguien escribe sobre el mundo real, no puede imaginar las consecuencias que tendrán sus palabras, y en una situación como la de Siria esto podría llegar a extremos espeluznantes… Tienes razón, cuando empecé a escribir Una luz fuerte y brillante hablé mucho sobre este tema con mi editora. Le dije: “Voy a escribir sobre el mundo musulmán y tengo clara la historia del poeta que fue condenado a muerte y cómo sus editores tuvieron la misma condena”. Ella estaba muy consciente de este problema; por eso le enseñó el manuscrito al abogado de la empresa antes de que saliera. Él lo analizó con cuidado, y hubo una o dos frases que tuve que cambiar: la idea era contar algo y no hacer una crítica abierta como narradora omnisciente. La historia debía hablar por sí misma. Hace un momento me contabas sobre tu mirada occidental… ¿Cómo terminaste viendo a las musulmanas que viven en Siria? Las discusiones que tuvimos no sólo fueron por el uso del velo. Uno de los aciertos de la novela fue la capacidad de retratar lo que siente una mujer cuando su esposo trae una nueva esposa. Algo que la mirada occidental percibiría como una infidelidad, pero que ellas no miran así, aunque ese acto está marcado por el dolor. La primera esposa siempre sueña con ser la única. A veces esto sucede, pero no se trata de una regla. La llegada de una nueva mujer es un deseo roto. Tengo la impresión de que a las mujeres de Siria y de la guerra sólo les corresponden las lágrimas, aunque Una luz fuerte y brillante es una novela esperanzadora. La pareja de refugiados que provocó el nacimiento de Una luz fuerte y brillante ¿ya leyó la novela? ¿Qué opinaron de ella? Sí, ya la leyeron y quedaron muy contentos. Yo respeté todo lo que me pidieron: ella me dijo que nunca escribiera su nombre real. Esto no era por ella, sino por todos sus hermanos, que aún están en Siria, y algunos de ellos trabajan para el gobierno. “Su vida corre riesgo”, me dijo para que su petición quedará perfectamente clara. Siempre me cuidé de no hacerlo, por eso en los agradecimientos de la novela tuve que escribir algo muy especial: “A RR y GG, por contarme cómo fue su dolorosa y emocionante salida de Siria. Nunca olvidaré su electrizante relato”. Ellos son RR y GG, aunque la inmensa mayoría de los personajes que pueblan Una luz fuerte y brillante —como ocurre con Álvaro, Salma y Nunú— son de mi absoluta creación. +
Crédito: Ale López
Ve la entrevista en mascultura.mx y en YouTube revistaleemasdegandhi
Crédito: GettyImages
In memoriam
Almudena, la Grande A
costa de su vida, hoy tenemos las obras completas de Almudena Gran- Sin embargo, también podríamos hacer otra cosa: los des. El 27 de noviembre, su punto final llegó irremediablemente y ahora que la leímos y quedamos imantados por sus palabras podemos leerlas sin esperar una sola palabra más. En esas páginas dis- tenemos la posibilidad de soñar los sueños que jamás persas están las entradas que escribió para una enciclopedia cuando era muy soñará, de convertir sus ideas en una forma de vida. Aljoven y acababa de salir de la universidad; ahí también se encuentran las pa- mudena descubrió que había que robarle tiempo al tiemlabras que entregó a la prensa, y, por supuesto, las novelas, que van desde Las po para poder soñar; que contar una historia era una edades de Lulú hasta el séptimo tomo de los Episodios de una guerra intermi- aventura extrema que marcaba la carne y el alma; que nable, el cual —a decir de su editor— quedó prácticamente terminado antes de es posible hablar con la gente de tú a tú, y, sobre todo, que la muerte se la llevara. que también podemos sentarnos a conversar aunque las Aparentemente, hoy tenemos todas sus palabras, pero maneras de pensar nos separen. Ella, según la recuerda Juan Cerezo —quien la perdimos a ella. Con su ausencia queda claro que tamfue su editor—, era “un despliegue inagotable de energía y optimismo con una bién se nos fue la escritora que habló antes de que las memoria privilegiada”. voces femeninas se convirtieran en una presencia indisLo que dijo Juan Cerezo no es poca cosa: Almudena refrendó la idea de que cutible: ella, “mucho antes de que la fiebre por la obra las palabras nos unen al transformarse en puentes: no sólo los que se construde las escritoras inundara las librerías —escribe Andrea yen entre el escritor y el lector, sino también los que somos capaces de levantar Aguilar—, estaba allí hablando de ellas y de ellos, de sexo con el optimismo, que nos permite encontrar caminos sin obligarnos a pery de vida, de misterios, de amistad, de encuentros y desder la memoria. Sus Episodios de una guerra interminable representan eso: encuentros, y más tarde de la Guerra Civil, de exilio, de el optimismo y la energía que se unen para negarse a la amnesia y conservar perdedores y miseria, de la trágica historia de España”. los recuerdos, para enfrentar las sombras del presente y para tener la fuerza Es más, ella estaba ahí para entregarnos los espejos que de afrontar un futuro desafiante. Desde Las edades de Lulú, Almudena nos nos obligaban a mirarnos en sus páginas para descubrirnos enseñó que era posible vivir de otra manera y, ahora que tenemos sus obras y navegar en el mundo. Hoy, a costa de su vida, tenemos las completas, se abre ante nosotros la posibilidad de transformarlas en una forobras completas de Almudena Grandes, pero ya no tendrema de vida. mos los sueños que le faltaron soñar, las historias que no concluyó de crear. Sus obras completas serán incomEl primer día de la fil en Guadalajara nos recibió con la noticia de su partida, pletas, y nosotros, sus lectores, también nos transforaunque su presencia se engrandece. Sus lectores —que durante muchas ferias maremos en seres tullidos, en huérfanos, en individuos hicieron largas filas para una firma de libros— la llevamos en el corazón; la a los que les faltó adentrarse en las palabras que jamás recordaremos siempre cómo un tour de force: recién arribaba de España y al podrán escribirse. día siguiente se le veía dando pasos largos y firmes, e iluminando los pasillos y las salas de prensa con su hermosa sonrisa y su robusta mirada, siempre Por el mal fario del cáncer, hoy tenemos las obras comdiciendo algo positivo ante nuestros rostros agotados de cargar cámaras, lipletas de Almudena Grandes. En estos casos, siempre se bros y revistas; se reía de cómo íbamos arrastrando cada día un poco más el dice que honrar a un escritor es leer su obra; sin duda cuerpo, después de largas jornadas de entrevistas y, a ella, al contrario, se le alguna esto puede ser cierto, y quizá hasta indiscutible. veía más fortalecida: “Ánimo, que las letras no esperan”. +
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Crédito: Kaitlyn Litchfield
Entrevista a Karen M. McManus
Las casualidades como el inicio del destino
E
l pasado 30 de noviembre, la autora bestseller Karen M. McManus ha colocado en las librerías de muchos países su más reciente libro, You'll Be the Death of Me, un nuevo thriller y, posiblemente, la primera entrega de una nueva y exitosa saga. ¿Qué podemos esperar de este nuevo crimen, después del éxito de One of Us Is Lying? Sin duda, McManus sabe qué darles a sus lectores y cómo lograr que se unan a esos misterios que los personajes recorren para llegar a un final. Previamente al lanzamiento del libro, conversamos con la autora, preparándonos para lo que nos espera en este universo. You'll Be the Death of Me es un libro independiente de la trilogía, ¿este título nos ofrece la posibilidad de una nueva saga? Escribí You'll Be the Death of Me como una novela independiente, y por ahora pretendo que lo siga siendo. Pero One of Us Is Lying también se escribió como un libro independiente, ¡así que nunca se sabe! Ivy, Mateo y Cal tienen una conexión en este thriller, sin embargo, ¿cuál es la conexión que tienes tú con cada personaje? Estos tres examigos tienen diferentes razones para faltar a la escuela ese día: Ivy se siente avergonzada y despreciada; Mateo está nervioso debido a las presiones familiares, y Cal se siente aislado y nostálgico por una época más simple. Ésas son emociones comunes, que he sentido en varios momentos de mi vida, por lo que puedo relacionarme con todos ellos. En última instancia, están tratando de reconectarse no sólo entre sí, sino también con las partes de sí mismos que mejor representan a las personas que quieren ser. Me da la impresión que cada personaje esconde algo, ¿tendremos que preocuparnos por esos secretos a lo largo de la historia? ¡Absolutamente! Mientras Ivy, Mateo y Cal siguen las pistas a lo largo del día, se revelan sus secretos. Algunos tienen que ver con el asesinato de su compañero de clase, mientras que otros están vinculados con su amistad, sus familias y malentendidos que tuvieron consecuencias no deseadas. La complicidad es un arma peligrosa, pero ¿cuál es realmente esa conexión entre tus personajes? En sexto grado, Ivy, Mateo y Cal salieron a un viaje de clase y tuvieron —como ellos lo llaman— el día más grandioso de todos: un día tan divertido y emocionante que creó una amistad rápida durante varios años. Pero se separaron antes de ir a la secundaria por razones que conoceremos a medida que se desarrolle la historia, y ahora, como estudiantes de último año, apenas se conocen. Aún así, debido a que estuvieron tan unidos durante esos años de formación, existe un vínculo persistente entre ellos, que encaja cuando se encuentran en el estacionamiento y se dan cuenta de que todos temen ir a la escuela ese día. Todo lo que rodea un asesinato siempre nos lleva a una pregunta y a una posible respuesta. Cuando comenzaste a escribir este nuevo libro, ¿ya habías resuelto el asesinato? Sí, y eso no cambió, pero la forma en que se desarrolla el final cambió bastante. Ése suele ser el caso: tengo una idea vaga, antes de comenzar, sobre cómo mis personajes van a entrar —y salir— del momento
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Fabián V. Escalante
culminante de la verdad; pero, a medida que los conozco mejor, este punto fundamental de la trama se vuelve más nítido. Queremos saber más de cada personaje para estar listos con este thriller, ¿nos puedes contar un poco sobre cada uno? Ivy es una superadora de tipo A que perdió una elección del Consejo Estudiantil ante el payaso de la clase, y ahora tiene que enfrentarse a la escuela, humillada. El rompecorazones Mateo está agotado: ha tenido dos trabajos desde que fracasó el negocio de su familia. Y el forastero Cal, cuya novia lo dejó recientemente, acaba de dejarlo plantado por su último enamoramiento. Así que todos se sienten mal y, cuando se encuentran por casualidad en el estacionamiento de la escuela, parece la oportunidad perfecta para cambiar un mal día. ¿Para esta nueva historia has tomado alguna referencia o un hecho real para darle forma a esta encrucijada de viejos amigos? Sobre todo en términos de entorno, es una ciudad ficticia cerca de mi propio vecindario, en las afueras de Boston, Massachusetts. Y algunos pequeños detalles divertidos, por ejemplo, una exhibición del Museo de la Ciencia que evalúa las respuestas al miedo, que Mateo, Cal e Ivy hacen como estudiantes de secundaria, es algo que hice yo misma. La perra de Ivy, Mila, lleva el nombre de la mezcla de perros salchicha de mi hermana. Y la exposición de arte a la que Cal planea asistir cerca del final del libro es una exposición real que tenía muchas ganas de ver, pero no pude conseguir entradas. Todos tus lectores están emocionados por la conclusión de la trilogía, ¿cómo te sientes al ponerle fin a este bestseller? Nunca lloro después de terminar un borrador, pero lo hice con éste. Sentí tantas emociones: alivio por haber logrado lo que me propuse; orgullo por mis personajes, de lo lejos que habían llegado, y tristeza por despedirme de estos niños a quienes amo tanto. Todavía necesito revisar bastante, y estoy segura de que cambiará mucho, pero One of Us Is Back se siente como la conclusión correcta para Bayview. Estoy contenta con cómo terminó y espero que los lectores también lo estén. ¿Podremos ver a tus personajes conectados en otras historias? No puedo decir mucho sobre esto todavía, pero uno de mis próximos libros tiene un programa de crímenes reales de fondo, y me divertí mucho haciendo referencia a casos de mis libros anteriores. Sin embargo, todavía no he reunido a personajes de diferentes universos. Aunque quizá algún día… ¿Cuál ha sido el momento más memorable durante tu proceso creativo de la trilogía? Probablemente, la idea inicial, porque me golpeó como un rayo. Los personajes me llegaron tan rápido y tan completamente formados, que se sentían como personas reales. Me encariñé con ellos en muy poco tiempo y me di cuenta de que la química que tenían era especial. + Agradecemos el apoyo de Penguin Random House USA para la realización de esta entrevista.
Fabián V. Escalante. Le encanta leer Sombra y hueso, de Leigh Bardugo. Cuando no escucha música, escribe un poco; ama a los gatos y a los perros. La voz en off en las entrevistas de Lee+.
con dos Fridas
La columna rota / Frida Kahlo, México, 1944
Infinitivos cuerpos
Danzón en rojo
C
Itzel Mar
omo quien tiene la certeza de que el cuerpo es demasiado, siempre urgente, expuesto a la intemperie del azar, ella pinta. Y traza con amarillos inciertos su propia maraña de carne y pronombres. “¡Quién diría que las manchas viven y ayudan a vivir? Tinta, sangre, olor… ¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?”, dice Frida Kahlo. El mundo tiene la forma de un autorretrato, y un autorretrato es el desnudo de un cuerpo no entero: una cabeza que rueda en el vacío, una pierna trozada, la columna vertebral faltante y suplida por una varilla. Lo que es ausencia en los lienzos y en los textos de la pintora mexicana es completado por el dolor, siempre el dolor. Sujeta, inevitablemente, a su manera de ser cuerpo, escribe un diario, contempla el envejecimiento de las frutas, se encuentra con otros cuerpos, esboza pasos, inventa anaranjados que enturbian la oscuridad, pinta a sus sí mismas, ama, muere de a poquito. Sabe que dolerse es lo opuesto de neutro, porque la sangre punza; arden los pasos, y recordar es opresivo y deslumbra insoportablemente, como exponerse al resplandor de un sol contiguo. No existe mayor intimidad que cohabitar con lo que lastima; nada más personal. Así, Kahlo dibuja de adentro hacia afuera, es decir, desde el centro, el lugar donde se origina lo esencial, los afectos. En su emblemática pintura La columna rota (1944), Frida es el personaje de Frida, ataviada con “un castigo” —el corsé de acero que la amarra a ella misma—, desnuda del torso y cubierta de la cintura hacia abajo por una sábana triste, entre blanca, roja y percudida; cincuenta y dos clavos le penetran la piel, incluyendo el rostro, y una hilera de ellos sigue la ruta de su pierna izquierda —que se fracturó durante el accidente que sufrió en su juventud—; sin embargo, el mayor de todos está insertado en el corazón y representa un dolor de otra índole, quizás... Frida mira de frente, al estilo de un plano americano. Su figura, partida en dos desde el cuello, deja ver una columna jónica, metálica, con varias fisuras a lo largo de ésta. Arquitectónica y anatómicamente, la columna es el elemento que mantiene de pie una estructura. ¿Cómo seguir teniendo forma si se rompe? ¿Cómo no desintegrarse? Haciendo juego con este
cuerpo tan apareado con perder, tan sufriente, las nubes feroces prometen una tormenta, y la tierra seca y agrietada no ofrece consuelo alguno. Sin embargo, las profusas lágrimas de la mujer y su tristísima expresión no impiden que aparezca en cada ojo la silueta de una paloma, que no sólo designa la esperanza, sino que atrapa al mirante en ese juego binario y poético de la plástica de Kahlo, en el que, a pesar de todo, el dolor no tiene la última palabra. Ni la columna rota, ni los clavos, ni el llanto o las nubes que amenazan logran destruir esa Gestalt —totalidad— donde la protagonista se mantiene erguida, sin desviar la mirada, altiva, y con esa estatura y dignidad que al final sostienen por completo la pintura y, de paso, a los que se detienen a contemplarla. Frida dibuja venados bienheridos, raíces que brotan de los pechos, fetos colgantes, hemorragias en sentido contrario, lascivos monos que se prendan de los cuellos, inconmovibles camas de hospital, crestas ilíacas tomando el fresco, Diegos y Fridas en el interior de Diegos y Fridas; es decir, sueños. En sus lienzos no amanece, y dan ganas de gritar, pero la voz no brota. El lenguaje figurado de los corazones a la intemperie no tiene traducción, y un azul no se parece a sí mismo. Así es como la confesional insolencia de Kahlo nos lleva a los sótanos del asombro, y dejamos de ser intrusos en sus obras, seamos o no partidarios de ellas. Plena de autenticidad, la poética visual de Frida, a través de personajes improbables y de colores salvajes, convierte el sufrimiento en materia de la sensualidad; así es como logra conjurar fantasmas y deseos inconclusos. De esa forma, desactiva un tanto sus heridas: exhibiéndolas, oreándolas minuciosamente en las telas. La Frida Kahlo que transgrede a Frida Kahlo confía en que todo lo contenido por sus propios límites es una forma y, por lo tanto —como el dolor—, finito. Danzón en rojo con dos Fridas El silencio del timbal es la música antes de la música. Dos mujeres, bajo sus ropas, se miran con los senos, ofrendan el epicentro de sus manos y en el interior de un abrazo comienzan a bailar. Una de ellas luce un insobornable traje de tehuana, y la otra, un vestido blancoadentro con encajes de una época antigua y triste (como los colores de la palabra tranvía). Güiros y clarinetes fermentados copulan con los hervores del piano, y convierten el aire en una casa donde las flores se complacen mirándose en los espejos. Día sonoro de pelvis festejantes y piernas inmunes a la providencia. Es el adentro de un óleo incandescente: entre líricas pesadillas y bilis de nube, un rojo a punto de llorar abre paso a las dos mujeres. Así, frente a quienes las miran, ellas danzan y se alejan, infringen las leyes de arterias y lienzos; burlan libertinamente el umbral del sueño que las pintó. +
26 Itzel Mar. Poeta, editora y psicóloga. Disfruta releer muchas veces sus libros preferidos e inventar palabras. Twitter: @aegina23.
«Deslumbrante»—Library Journal
El vino del místico El Rubaiyat de Omar Khayyam
Una interpretación espiritual Paramahansa Yogananda
El vino del místico reúne en un solo libro dos inmensos tesoros de inspiración: 1) el Rubaiyat, una obra maestra de la literatura universal, escrita en el siglo XI por Omar Khayyam, que en Persia siempre fue venerada como una inspirada escritura sufí y 2) el revelador comentario de Paramahansa Yogananda, que pone de manifiesto la ciencia mística de la comunión divina que se halla oculta tras la enigmática imaginería de este extraordinario poema y su profunda afinidad con la milenaria ciencia del yoga. Una obra incomparable presentada en una exquisita edición que incluye 50 ilustraciones originales en color. Galardonada con el prestigioso Premio Benjamin Franklin
Escrito por Paramahansa Yogananda, autor de Autobiografía de un yogui.
La búsqueda eterna El Amante Cósmico El viaje a la iluminación Paramahansa Yogananda
En esta trilogía de charlas y ensayos, Paramahansa Yogananda ofrece una amplísima gama de sabios consejos prácticos para lograr percibir a Dios en todos los aspectos de la vida diaria.
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LOS LEÍDOS NO FICCIÓN
FICCIÓN
EL FISCAL DE HIERRO. MEMORIAS Javier Coello Trejo PLANETA MÉXICO
LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE Matt Haig ALIANZA DE NOVELA
Sin saber cómo, Nora Seed aparece en la Biblioteca de la Medianoche, donde se le ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Hasta ese momento, su vida ha estado marcada por la infelicidad y el arrepentimiento. Nora siente que ha defraudado a todos, y también a ella misma. Pero, ¿esto está a punto de cambiar?
LA CASA DE LA CONTRADICCIÓN Jesús Silva-Herzog Márquez TAURUS
LA CANCIÓN DE AQUILES Madeline Miller ALIANZA DE NOVELAS
De la autora de Circe, una epopeya inolvidable: Grecia en la era de los héroes. Patroclo, un príncipe joven y torpe, ha sido exiliado al reino de Ftía, donde vive a la sombra del rey Peleo y de su hijo, Aquiles. Aquiles, el mejor de los griegos, es todo lo que Patroclo no: fuerte, apuesto, hijo de una diosa. Él lo toma bajo su protección y ambos se adentran en las artes de la guerra.
DUNE Frank Herbert DEBOLSILLO
Esta novela de ciencia ficción, publicada por primera vez en 1965, es una obra imprescindible para los aficionados a este género. Su éxito fue rotundo: en 1965 ganó la primera edición de los Premios Nébula, y al año siguiente obtuvo el Premio Hugo; además fue llevada al cine en una película que se ha convertido en un clásico.
El italiano relata una asombrosa historia de amor, mar y guerra. En 1942 y 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, buzos de combate italianos hundieron o dañaron 14 barcos aliados en Gibraltar y la bahía de Algeciras. En esta novela, inspirada en hechos reales, sólo algunos personajes y situaciones son imaginarios.
LA BAILARINA DE AUSCHWITZ Edith Edger PLANETA
EL NEGOCIADOR. CONSEJOS PARA TRIUNFAR EN LA VIDA Y EN LOS NEGOCIOS Arturo Elías Ayub GRIJALBO
En este nuevo libro, Arturo Elías Ayub, director de Fundación Telmex, nos muestra las mejores prácticas para ser un emprendedor, tomar buenas decisiones y encontrar lo mejor para todas las partes. A través de anécdotas, él nos comparte lo que ha aprendido en los negocios y en la vida.
HEIST Ariana Godoy MONTENA
Robin Sharma desarrolló El club de las 5 de la mañana hace más de 20 años, gracias a los revolucionarios hábitos que les permiten a sus clientes incrementar la productividad, mejorar su salud y afrontar con serenidad la época en que vivimos. Este libro, de profundo impacto personal, nos descubrirá las rutinas que han hecho posible que muchas personas alcancen grandes resultados al tiempo que nuestra felicidad y vitalidad aumenta.
DE ANIMALES A DIOSES Yuval Noah Harari DEBATE
Un libro sobrecogedor, potente e inspirador, que busca ayudar a todos aquellos cuyos traumas les impiden vivir en plenitud. Como su mentor, Viktor Frankl, Edith es una superviviente cuya experiencia vital y su trayectoria le han permitido ayudar a miles de personas que viven incapacitadas por cicatrices emocionales.
JÓVENES
La democracia es el espacio donde desembocan todos los ideales políticos de la modernidad. Ahí confluyen impulsos, no sólo diversos sino incluso contrarios. Por ello, la contradicción no es un accidente de la democracia: es su esencia. Si la democracia es una casa a la medida de nuestras incompatibilidades, en nuestro país la construcción sigue en obra negra.
EL CLUB DE LAS 5 DE LA MAÑANA Robin Sharma GRIJALBO
EL ITALIANO Arturo Pérez-Reverte ALFAGUARA
A TRAVÉS DE MI VENTANA Ariana Godoy ALFAGUARA JUVENIL
Fue el hombre que encarceló a secretarios de Estado; se encargó de la aprehensión de la Quina, el líder petrolero más poderoso; capturó al narcotraficante Miguel Ángel Félix Gallardo, y recuperó las joyas del Museo Nacional de Antropología. Ésta es la historia de Javier Coello Trejo contada por él mismo.
Hace 100 mil años, al menos seis especies de humanos habitaban la tierra. Hoy sólo queda una: la nuestra. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en la lucha por la existencia? ¿Por qué nuestros ancestros se unieron para crear ciudades y reinos? ¿Cómo llegamos a creer en dioses o en naciones; a confiar en el dinero, en los libros o en las leyes? Harari traza una historia de la humanidad y las tres grandes revoluciones que nuestra especie ha protagonizado.
PERFECTOS MENTIROSOS 1 LA REINA ROJA Alex Mirez Victoria Aveyard MONTENA OCÉANO GRAN TRAVESÍA
ELEANOR & PARK Rainbow Rowell ALFAGUARA JUVENIL
ELECTRÓNICOS
ARTE Y RECREACIÓN
CUENTOS COMPLETOS 1 Julio Cortázar ALFAGUARA
En este libro se encuentran todas los cuentos de Cortázar que fueron publicados entre 1945 y 1966, así como algunos de sus relatos póstumos. La otra orilla, Bestiario, Final del juego, Las armas secretas, Historias de cronopios y de famas y Todos los fuegos el fuego conforman este primer volumen.
TODOS LOS NOMBRES José Saramago ALFAGUARA
Don José es el único nombre que aparece en este libro. Es un hombre solo, un simple escribiente, que tiene una afición secreta: recortar y coleccionar noticias sobre personas famosas, las cuales completa con lo que se lee en los documentos del registro civil, donde trabaja. Por azar, entre sus fichas se traspapela el registro de una mujer anónima. José se obsesiona y comienza a buscar a esa desconocida.
Este libro te lleva a un viaje de transformación espiritual hacia tu interior, por medio de la meditación. Pintar mandalas es un arte que te ayuda a sustraerte de la realidad cotidiana y te sumerge en lo más profundo y sublime de tu ser. Este libro refuerza la conexión con tu esencia, sana tu alma y tu cuerpo, armoniza y equilibra tu espíritu.
LAS MEDIDAS DE UNA CASA Xavier Fonseca EDITORIAL TERRACOTA
Esta obra imprescindible da al profesionista y al usuario, de manera clara y sencilla, todos los datos de la antropometría, análisis de mobiliario, diseño urbano, control ambiental, incluyendo el uso de energía solar, circulaciones y otros. Además, incluye un capítulo sobre las necesidades para conjuntos y zonas habitacionales.
EXTRAORDINARIAS MANDALAS DE LA NATURALEZA Magdalena Servín ÉPOCA
DUNE Frank Herbert DEBOLSILLO
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Dibujar o pintar mándalas es algo más que un pasatiempo: mientras nuestros colores los iluminan, tenemos la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestro interior, de concentrarnos en aquello que nos importa y, por supuesto, de crear maravillas que nos reconcilian con la naturaleza. Ésta es la apuesta de la presente obra.
BOULEVARD Flor M. Salvador NARANJA
LA CIUDAD QUE YA NO EXISTE Carlos Villasana PLANETA MÉXICO
Luke y Hasley no eran el prototipo de la pareja perfecta. Sin embargo, ambos definieron lo que crearon: una historia en la que dos adolescentes inventan su propio boulevard ante la llovizna que hay en sus corazones, con un cielo pintado de azul cálido en una parte, y otra de un azul eléctrico que se tiñe con un grisáceo nostálgico.
A partir de cien fotografías inéditas, comentadas por el divulgador de la historia Alejandro Rosas, La ciudad que ya no existe es un paseo entre avenidas, edificios históricos, personajes cotidianos y momentos emblemáticos de la ciudad que ya no es, la ciudad que siempre se transforma. “Éste es un paseo por la ciudad de nuestros antepasados, la que hoy buscamos heredar a nuestros hijos y nietos”, afirma Alejandro Rosas.
EL NEGOCIADOR. CONSEJOS PARA TRIUNFAR EN LA VIDA Y EN LOS NEGOCIOS Arturo Elías Ayub GRIJALBO
MANDALAS NUEVA IMAGEN
En este nuevo libro, Arturo Elías Ayub, director de Fundación Telmex, nos muestra las mejores prácticas para ser un emprendedor, tomar buenas decisiones y encontrar lo mejor para todas las partes. A través de anécdotas, él nos comparte lo que ha aprendido en los negocios y en la vida.
JUGUEMOS A LEER. LIBRO DE LECTURA Y CUADERNO DE EJERCICIOS Rosario Ahumada EDITORIAL TRILLAS
NIÑOS
MANDALAS PARA EL ALMA Andrea Agudelo PLANETA
YOLO AVENTURAS LA MANSIÓN DE LAS PESADILLAS Yolo, Mariana, Nando Y Panda MARTÍNEZ ROCA
LOS COMPAS PERDIDOS EN EL ESPACIO Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA
Ésta es una de las colecciones más importantes que se han publicado sobre mandalas, las figuras del lejano Oriente que nos brindan la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestra mismidad, de meditar en aquello que nos define y, por supuesto, de crear obras asombrosas que nos reconcilian con el mundo.
LOS COMPAS Y EL DIAMANTITO LEGENDARIO Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA
LOS COMPAS Y LA CÁMARA DEL TIEMPO Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA