Lee+ 155 Edición niñas y niños

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Edición especial para niñas y niños

Claudia
Antonio Malpica, Adriana Benítez, Jaime Alfonso Sandoval, Jairo Buitrago,

Apesar de los riesgos que en algunas ocasiones puede provocar lo nerd, ser un ratón de biblioteca (o de librería) no es una mala opción. La aparente tranquilidad que los caracteriza sólo esconde aquello que les sucede: mientras están sentados o acostados, ellos viven lo que muy pocos pueden experimentar. Se convierten en piratas o en aventureros sin par; protagonizan grandes amores o sufren desamores que los obligan a repensar su existencia; se sumergen en las ideas; descubren mundos que parecen imposibles y, por supuesto, se adueñan de las llaves que pueden abrirles muchas de las puertas que encontrarán al paso de los años.

Por esta razón, el número de abril de Lee+ —que tuvo como editor invitado a Rodrigo Morlesin— lo dedicamos a los ratones de biblioteca. Para lograrlo, invitamos a muchos de los que conocemos: a los escritores y los ilustradores de libros infantiles y juveniles de varios lugares del mundo. A todos les preguntamos lo mismo y todos nos respondieron de maneras distintas. Cuando escucharon la voz que les decía: “¿Cuál fue la mejor travesura que hiciste en tu infancia?”, recibimos respuestas de lo más variadas: algunos eran muy bien portados, otros emprendían acciones que parecían muy peligrosas, algunos más eran rebeldes y, como debe de ser, no faltaron los que se asomaron con nostalgia al pasado y nos hablaron de la nieve lunar.

Así pues, esta entrega de nuestra revista consiste en un doble encuentro de los ratones de biblioteca (o de librería): en él se muestran las voces y los dibujos de los ratones que crean historias y, por supuesto, también está tu mirada ratonil, que recorrerá las palabras y las imágenes para descubrir o reafirmar lo que todos sabemos: vale la pena correr el riesgo de ser un nerd y siempre leer más.+

6 Todos tenemos derecho a dibujar

Claudia Rueda

8 ¡Ratones por doquier!

Rodrigo Morlesin

10 15 años de Travesía y Gran Travesía

12 Entrevista a Rébecca Dautremer

Rodrigo Morlesin

16 Póster: Fiesta de ratones

Juan José Huitrón

18 La infancia es un paseo bajo la lluvia

Jonathan Farr

19/22/24 Ratones de biblioteca

20 A mí me aburrían los libros

Alejandro Magallanes

23 Pelusa

Adriana Benítez

26 Días de pinta

Antonio Malpica

Directora General y editora

Yara Sánchez De La Barquera yara@revistaleemas.mx

Coeditor

José Luis Trueba Lara jtrueba@revistaleemas.mx

Director de arte y editor audiovisual

Edwin Reyes Maya edwin@revistaleemas.mx

Difusión Cultural

Beatriz Vidal De Alba beatriz@revistaleemas.mx

Marketing

Fabián Vásquez Escalante fabian@revistaleemas.mx

Correctora de estilo

Mariana Aguilar Mejía

Editora de contenido web

Citlali Figueroa

Consejo editorial

Alberto Achar

Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Información y Ventas Publicidad: (55) 5335 1327. Editado por www.taraediciones.mx contacto@revistaleemas.mx, Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Calle Comunal No.7, Col. Agricola Chimalistac, C.P. 01050, Alcaldía Álvaro Obregón CDMX. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Multigráfica Publicitaria S.A. de C.V. en Democracias no. 116, col. San Miguel Amantla, Azcapotzalco, C.P. 02700, Ciudad de México. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones correspondientes. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Librerías Gandhi y la casa editorial se deslindan de los mensajes expresados en los espacios publicitarios cuya responsabilidad pertenece al anunciante. Hecho en México. Esta revista utiliza tipografías Gandhi Sans y Gandhi Serif, diseñadas para una mejor lectura. Puedes descargar ambas fuentes en: www.tipografiagandhi.com

Dautremer Fotografía de: Camille Vaugon Arreglos: Edwin Maya
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Habrá recomendaciones, actividades y muchas sorpresas

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Todos tenemos derecho a dibujar

Estudié

derecho en mi natal Colombia con la intención de ser abogada. Pero, a pesar de tener mucha tarea estudiando las leyes, no podía abandonar la pasión por dibujar. Me encanta desde muy pequeña. Así que, cuando tuve que hacer mi tesis sobre derecho romano, tuve una idea genial: ¡hacerla ilustrada!, pero fue algo nunca antes visto en la solemne facultad donde se formó gente muy seria como abogados y jueces.

A veces realizar algo que nunca se había hecho da un poco de miedo, pero aprendí que estaba en todo mi derecho de hacerlo, ya que ¡así soy yo!

¡Ratones por doquier!

Son escurridizos, astutos y tragones.
Están en todas partes sin ser vistos, como los ladrones. Lo miran todo… siguen tus pasos.
Saben lo que haces, ¡hasta cuando vas al baño!
Morlesin

En la literatura infantil hay ratones muy famosos. Aquí te presentamos once para todas las edades. Su cola, bigotes y orejas los destacan en el mundo animal, pero su ingenio e inteligencia los han hecho famosos en todas partes. Los hay estrellas de cine y de televisión; ratones periodistas y abogados; ratones en guerra, y niños y niñas que son transformados en ratones. A continuación, te presentaremos algunos roedores pequeños con aventuras enormes.

¡Valiente como ratón!

Despereaux es un ratón fuera de lo común. No sólo por sus enormes orejas, por tratarse de una leyenda de la literatura o por tener su propia película, sino porque es el ratón más valiente que puedes encontrar en los libros.

Despereaux, libro de Kate DiCamillo, premiado con la Medalla John Newbery, narra la aventura de Despereaux Tilling, quien, lejos de representar una cola más en la comunidad ratona, se convierte en un soñador que no conoce la palabra imposible. Encontrarás una aventura llena de valor y corazón.

Ratones, ratas, niños y niñas

Hay dos historias clásicas en las que niños y niñas son transformados en ratones. Pero ¿por qué en ratones y no en otro animal? Pues porque los ratones resultan pequeños y fáciles de ocultar.

La primera es “El flautista de Hamelin”. Este cuento clásico de los hermanos Grimm —que todos conocemos, pero que no todos hemos leído— está basado en una leyenda alemana, y cuenta el relato de un forastero que un día llega al pueblo de Hamelin y ofrece sus servicios para acabar con la plaga de ratas que sufrían. Claro que todo favor debe ser pagado con otro favor… digamos que con una jugosa recompensa en monedas de brillante oro. Tocando su flauta, el artista logra hipnotizar a todas las ratas para que salgan de sus escondites y lo sigan hacia el río. Pero el favor no fue correspondido por el pueblo, y el flautista vuelve a tocar su instrumento, esta vez llevándose a las niñas y los niños del pueblo. La segunda historia es la maravillosa novela Las brujas, de la gran estrella de la literatura infantil Roald Dahl, también autor de Matilda y Charlie y la fábrica de chocolate. Esta aventura ha sido llevada al cine en dos ocasiones y hay una novela gráfica, pero el libro sigue teniendo mejores bigotes que sus adaptaciones. Una congregación de brujas busca deshacerse de todas las niñas y los niños del mundo, convirtiéndolos en ratones. Una estrategia bastante genial, si no fuera porque estos nuevos roedores no pretenden quedarse con las patitas cruzadas.

Rodrigo
Rodrigo Morlesin. Escritor, diseñador y traductor de libros para niñas y niños. También es editor y diseñador en la Unesco México.
tren?
Planeta

Estrellas de la pantalla

Los ratones se han convertido en las estrellas en muchas animaciones y películas. Pero la mayor estrella es sin duda Mickey Mouse. Si eres fan de este ratón con pantalones cortos, te recomiendo que juntes los ahorros que te dejó el ratón de los dientes, vayas a Gandhi y te compres el libro editado por Taschen que contiene toda su historia. Pero Mickey no es el único: otros ratones de la literatura infantil han sido llevados a la pantalla.

Arthur resulta uno de los ratones más inteligentes y tiernos de las series animadas, salido de la imaginación de Marc Brown. Tiene muchísimas aventuras en papel que seguro recuerdas por la serie de televisión.

Otro ratón con cientos de aventuras es Geronimo Stilton: periodista y —sin quererlo— un aventurero a lo Sherlock Holmes o James Bond , además de algo así como el Tintín de los ratones. Geronimo vive en Ratonia buscando su próxima exclusiva, aunque siempre termine metido en líos. Esta colección de historias tiene más de 120 libros en Italia (una buena parte publicados en español) y ha sido llevada a la pantalla en una serie animada.

Y uno más: Stuart Little es un pequeño ratón que una familia humana adopta y quiere como a un hijo propio. Su pequeño tamaño se compensa con su enorme ternura y amor por la aventura. Seguramente conoces las tres películas, pero ¿sabías que su autor, E. B. White, es el mismo de Sí, esa historia que fue adaptada al cine con el nombre de La telaraña de Charlotte

Para las y los pequeños como ratón

Maisy fue creada por la inglesa Lucy Cousins, quien le ha dado vida en más de 30 libros. Maisy es una ratoncita en edad preescolar que vive un montón de aventuras en libros de cartoné para niñas y niños pequeños. Esta ratoncita se ha vuelto una favorita por sus ilustraciones sencillas. Nos lleva de la mano por lo más cotidiano y divertido de ir al kínder, a la librería o incluso viajar en avión.

Un favorito desde Colombia

Claudia Rueda no imaginó que sus ratoncitos se convertirían en un clásico de la literatura. Dos ratones, una rata y un queso cuenta la historia de dos ratones hambrientos que tienen la mala suerte de encontrar al mismo tiempo un pedazo de queso. Así, comienzan a pelear por su posesión hasta que llega una astuta rata a solucionar el problema. Pero como toda buena rata abogada, buscará llevarse su tajada.

Para ratones adultos

Sin lugar a dudas, uno de los grandes clásicos de la novela gráfica es Maus, del multipremiado Art Spiegelman. Esta novela gráfica con ratones como personajes narra los horrores de la Segunda Guerra Mundial, que el autor escuchó en voz de su familia. Spiegelman entrevistó a su padre y con ese material creó esta extraordinaria obra, ganadora del Premio Pulitzer. Y aún hay más: existe una versión extendida llamada Metamaus, que contiene el proceso de creación; contiene un dvd en el que se muestran documentos históricos, material inédito y hasta una entrevista con el padre de Art.

La extraordinaria Rébecca Dautremer (no olvides leer la entrevista que tenemos con ella en este número) ilustró el clásico del ganador del Premio Nobel John Steinbeck, De ratones y hombres. Se trata de una extraordinaria obra que narra la vida de la clase baja de Estados Unidos durante la Gran Depresión. Este libro es una piedra angular de la literatura estadounidense, que ahora se presenta como nunca antes con las ilustraciones de Rébecca. Éstas le imprimen nostalgia, belleza y bondad tanto a los paisajes como a los personajes; el color y la gráfica popular de los treinta se transforman en potentes narradores en este clásico publicado por Edelvives.

15 años de Travesía y Gran Travesía

Hace 15 años, Daniel Goldin —un editor fuera de serie— llegó a Océano para crear de la nada un nuevo sello dedicado a obras infantiles: Travesía. El proyecto era y sigue siendo muy ambicioso: incluía desde libros para prelectores hasta una colección para mediadores de lectura. Había ficción y no ficción, ciencia y filosofía; esos libros comprenderían todos los temas, todas las categorías y todas las edades.

La colección no nació como otras, que buscan vincularse con el mercado escolar: siempre se ha tratado de una apuesta a favor de los lectores y las librerías, y lleva la marca de lo recreativo. La brújula de Travesía y Gran Travesía apunta a despertar la curiosidad de los pequeños y los jóvenes. Son libros que se antojan. Este año la colección ya cuenta con 500 títulos, lo cual no resulta poca cosa; lo más interesante es que la mayoría siguen vivos. Esto no sólo habla de lo afortunada que ha sido la selección, sino de la construcción de un fondo coherente, que ofrece la posibilidad de adentrarse en las conversaciones que se tejen entre los libros que lo forman. Nunca hemos querido hacer libros fugaces que sólo pasen un par de semanas en la mesa de novedades; buscamos la permanencia, el largo aliento. Esto se debe, entre otras cosas, a que hemos logrado unir a muchísimos autores e ilustradores emblemáticos y queridos por los lectores.

dibujada Una infancia

Rébecca Dautremer es, sin duda, una de las ilustradoras más reconocidas del mundo. Cuenta con más de 30 libros, muchos de ellos publicados en español por Edelvives, y con un estilo propio, detallado y a la vez libre, variado y expresivo.

Las niñas y niños aman sus libros Princesas olvidadas o desconocidas, Las ricas horas de Jacominus Gainsborough o Nat y el secreto de Eleonora (que también es una película animada). Por otra parte, sus fanáticos adultos atesoran obras como Seda (la versión ilustrada de la novela de Alessandro Baricco), La cita o su más reciente libro publicado en México, De ratones y hombres. En esta entrevista, nos habla de una infancia entre dibujos, libros y ¡ovejas!

Lee+: Además de en tus libros, imagino que había muchos animales a tu alrededor. ¿Cuál era tu animal favorito para dibujar?

Rébecca: Recuerdo que tenía un conejito, pero mis padres me lo cocinaron. ¡Me comí a mi conejito! Eran los años setenta, ya sabes.

Lee+: ¿Y qué pensaste de eso cuando te diste cuenta?

Rébecca: Creo que estaba bastante bueno…

Lee+: Eso me recuerda a Jacominus, el conejo de tu libro.

Lee+: Hola, Rébecca. ¿Cómo estás? Estamos aquí para platicar contigo sobre la infancia. Esta entrevista va a ser parte del especial del Día del Niño y de la Niña aquí en México. Entonces, las preguntas tienen que ver con los recuerdos. La primera es si tienes un recuerdo (alguna travesura o historia) que quisieras compartir de cuando eras niña.

Rébecca: Creo que mis buenos recuerdos de la infancia son de cuando tenía cuatro años. Mis padres, mis hermanos y yo vivíamos en la campiña. Mis padres eran muy jóvenes; mi padre debió tener 24 o 25 años cuando yo tenía cinco. Así que nací cuando él tenía 20. En ese entonces vivíamos en el campo, mi padre lo había decidido… Tú sabes, eran los setenta, los años hippies, entonces teníamos cabras y ovejas, y hacíamos queso, queso francés de las montañas. Vivimos así dos o tres años, criando ovejas en la montaña. Y ése fue el mejor momento de mi niñez.

Lee+: ¡Guau! Y en ese tiempo, ¿te gustaba dibujar?

Rébecca: ¡Sí!, creo que ése es el recuerdo que tengo de mi conejito en el plato. Pero Jacominus tiene más que ver con Beatrix Potter y sus libros de Peter Rabbit. Ésa fue mi referencia para Jacominus.

Lee+: ¿Y cuál era tu libro favorito cuando eras niña?

Rébecca: No lo sé, porque es demasiado francés; pero teníamos unos libros infantiles de un autor llamado Marcel Aymé (de los años treinta, cuarenta), y trataban de dos pequeñas niñas que vivían en una granja en Francia con muchos animales… Recuerdo que me encantaban esos libros.

Lee+: Y, cuando eras niña y hacías tus propios dibujos, ¿qué te gustaba dibujar?

Rébecca: Creo que comencé a dibujar cuando tenía cuatro o cinco años. Porque entré muy tarde a la escuela y tengo recuerdos muy precisos de momentos dibujando cuando tenía cuatro o cinco años. No me gustaba la escuela, pero pasaba muy buenos momentos cuando estaba dibujando.

Rébecca: Recuerdo que me gustaba hacer cómics. Comenzaba entusiasmada con la primera página, pero no era buena terminándolos. Siempre me quedaba en las primeras páginas. Contaban temas históricos, porque tenía muchos ejemplos. Mi madre era bibliotecaria, así que en casa teníamos varios libros de cómics de la biblioteca y me encantaban los relatos sobre la historia francesa… Así que trataba de hacer mis propios cómics históricos. No sabía nada de historia, pero imaginaba todo: los vestuarios y todas esas cosas.

Lee+: ¡Guau! Y ése fue el inicio de lo que haces ahora.

Lee+: ¿Y qué te gustaba dibujar?

Rébecca: Creo que solía copiar, ya sabes: copiaba los dibujos que había en mis libros infantiles, por ejemplo, los de las películas animadas de Disney. Recuerdo copiar a los Aristogatos.

Rébecca: Probablemente… Oh, sí… tienes razón. No lo había pensado, pero tienes razón, porque me gusta dibujar vestuarios, antiguos vestuarios… Sí, eso es cierto.

Lee+: ¿Y recuerdas el momento en el que decidiste ser ilustradora?

Rébecca: No creo que yo lo haya decidido. Creo que mis papás sabían lo mucho que me gustaba dibujar, y me aconsejaron y alentaron para hacer cursos de dibujo, pintura, arte.

Rodrigo Morlesin
“Sólo

tienes que trabajar, trabajar y trabajar, una y otra vez. Que crean en sí mismos, por supuesto. Y que cuando sea juzgado su trabajo, no escuchen demasiado a los otros; especialmente cuando dicen cosas buenas”.

Fotografía de: Camille Vaugon

Me pagaron una escuela en París para estudiar arte. Y entonces, paso a paso, conocí a algunas personas que me presentaron en una editorial y comencé a hacer mis primeros libros… hasta entonces me di cuenta de que era una ilustra- dora. Pero los jóvenes en los ochenta y noventa no teníamos internet y no sabíamos dema- siado del mundo de la ilustración. Teníamos que imaginarnos de lo que podría tratarse ser ilustrador, o cualquier otra cosa. Yo no planeé nada. Estudié artes, cómo dibujar, cómo pintar, y fui conociendo gente buena que me ayudó a convertirme en ilustradora.

Lee+: En aquellos años en los que eras una joven estudiante, ¿tenías alguna ilustradora o ilustra- dor favorito?

Rébecca: No sé si la conozcas, su nombre es Lisbeth Zwerger, es una europea de Austria. Entre otros más famosos: Quentin Blake, por supuesto, de Inglaterra, realmente me encanta, y muchos otros ilustradores franceses.

Lee+: Quisiera que nos platicaras de tu más reciente libro en México, De ratones y hombres. ¿Por qué decidiste hacer esta historia? ¿Cómo es que recreaste el clásico de John Steinbeck?

Rébecca: No recuerdo todo, pero tuve una pri- mera experiencia con mi editor francés, quien publicó De ratones y hombres; lo ilustré primero con esa editorial, Tishina. El que tienes es en español, por Edelvives. Habíamos decidido hacer otro libro juntos. Estábamos buscando una novela clásica, más o menos famosa. Resulta un poco difícil vender un libro ilustrado para adultos, así que es mejor comenzar con una historia famosa. Así que buscamos ese tipo de historias, pero que no sean demasiado largas, pues tendría que ha- cer muchas ilustraciones. Por tanto, tenía algu-

“Creo que mis buenos recuerdos de mi infancia era cuando tenía cuatro años. Mis padres y mis hermanos vivíamos en el campo.”

nos criterios a seguir antes de elegir la obra. Y entonces tuvimos la idea de ilustrar este libro, que conocía desde hace mucho tiempo. Lo leí como veinte veces cuando era joven. La historia me parece muy potente; tiene los paisajes de Estados Unidos de los años treinta, con los autos, la vestimenta y estos personajes fuertes para el sufrimiento… Es muy dura, pero también muy fuerte y muy interesante para ilustrar. Así que en cuanto dimos con este título dijimos: “Ok, éste es el bueno, tenemos que hacerlo”.

Lee+: Es increíble. Déjame decirte que es uno de mis favoritos instantáneos de los que has publicado.

Rébecca: ¡Gracias!

Lee+: Por los diferentes estilos mezclados y toda esta manera en que representas la historia visualmente y al mismo tiempo tan generosa y cálida con los personajes. Eres muy generosa con ellos, los muestras llenos de corazón.

Rébecca: Oh, eso espero. Steinbeck hizo lo mismo en el texto: jamás juzga a sus personajes, tan sólo describe los actos, esto y aquello, pero nunca los juzga. Muestra el modo en que sobreviven en estos momentos tan difíciles en Estados Unidos, y yo traté de hacer lo mis-

mo. No me gusta odiar a mis personajes, es muy difícil dibujar un personaje que no te gusta. Tal vez se necesita compasión para tus personajes.

Lee+: Déjame decirte que es imposible odiar a tus personajes. Tengo algunos de tus libros, bastantes de ellos…

Rébecca: Ya veo, ¡me conoces bien!

Lee+: Y no puedo encontrar cómo odiarlos. Te sigo desde Una historia de Serafín Cordero, Los Cochinos

Rébecca: Oh, ¿de verdad?, es bastante viejo.

Lee+: Y, desde entonces, encontré mucha expresividad en cada página, tienes mucha fuerza en tus imágenes; pero también, de principio a fin, hay algo diferente en cada uno. Tu estilo no es idéntico en cada uno. Haces un movimiento glorioso entre tu estilo para mostrar diferentes elementos en cada libro. ¿Es fácil para ti lograrlo? Porque si yo intentara hacer una de tus páginas, me llevaría cien años.

Rébecca: Bueno, practico mucho y trato de mejorar mi técnica.

Me gusta retarme y cambiar mi estilo y ofrecerles a los lectores algo nuevo cada vez. Así que son dos problemas diferentes: seguir adelante y mejorar un estilo, y al mismo tiempo tratar de cambiar y

¡Conoce a Rébecca en cinco libros!
Rébecca Dautremer de pequeña

sorprender a los lectores. No puedo hacer el mismo estilo todo el tiempo, el mismo tipo de libros, el mismo tipo de historias. Es como hacer el libro del pequeño conejo (Las ricas horas de Jacominus Gainsborough) y un año después De ratones y hombres, por ejemplo. Me gusta cambiar. Lee+: Y es asombroso, sin duda. Porque siempre eres tú. Cuando veo todos tus libros, siempre está Rébecca: todos los detalles, todos los momentos, hay una especie de niebla en todo tu trabajo y se ve increíble que lo logres de una manera diferente cada vez. ¿Cuál te parece el libro más difícil de hacer? Ése que dices: “No puedo con esto, es muy difícil de dibujar”.

Rébecca: De ratones y hombres fue bastante difícil, porque tenía más de 400 páginas ilustradas, entonces fue un trabajo muy pesado, muy grande, pero cada libro tiene sus propias dificultades. En cada uno trato de dar lo mejor de mí. Comienzo cada libro diciendo: “¡Haré lo mejor que pueda!, ¡será maravilloso!, ¡será una obra maestra, por supuesto!”. Y cuando lo termino me digo: “Ok, no lo lograste, lo lograrás la próxima vez”. Y cada vez lo intento de nuevo, una y otra vez. Claro: cuando es un libro largo es cansado y difícil. Pero está bien, porque me gusta mi trabajo, no importa si invierto mucho tiempo. ¿Sabes?, para De ratones y hombres, por ejemplo, teníamos la cuarentena por covid-19, y eso me dio más tiempo para ilustrar, más de lo usual. Al final del día, hice mejor el trabajo durante la cuarentena que en algún otro momento.

Lee+: ¿Tienes alguna ilustración preferida cuando trabajas?

Rébecca: Sí, por supuesto, creo que algunas ilustraciones son mejores que otras. pero muy raramente me siento satisfecha con mi trabajo.

Normalmente digo: “Debí de hacerlo mejor”, es muy raro que piense que realmente lo logré. Pero claro que algunas ilustraciones son mejores que otras. En De ratones y hombres creo que mejoré un poco la manera en la que dibujo, porque dibujé muchos personajes como en los cómics: en diferentes posiciones y actitudes, y me liberé un poco.

Eso es algo muy nuevo para mí, liberarme en la manera de dibujar. Sí, creo que este libro… no está tan mal.

Lee+: No está tan mal… ¡Está maravilloso!

Rébecca: Es un modo francés de decir algo bueno…

Lee+: Lo sé. Eso que te sucede a ti, también me pasa a mí. Cuando escribo una historia, digo: “No es suficiente”. Cuando diseño algo, digo: “No es suficiente”. Quiero preguntarte algo. ¿Qué les dirías a las niñas?

Especialmente a las niñas que quieren ser ilustradoras y exitosas como tú, que quieren hacer algo diferente.

Rébecca: De hecho, les diría exactamente lo mismo que les diría a los chicos. Sólo tienes que trabajar, trabajar y trabajar, una y otra vez. Que crean en sí mismos, por supuesto. Y que, cuando su trabajo sea juzgado, no escuchen demasiado a los otros, especialmente cuando dicen cosas buenas; probablemente es mejor pensar que no eres tan bueno y que tienes que trabajar mucho para serlo. Y trabajar, trabajar, trabajar… sin importar si eres un chico o una chica, no creo que implique una diferencia, claro. En mi vida nunca he sufrido una diferencia

por ser una chica. Nunca he pensado que deba haber alguna diferencia. Así que, chicas, tienen que trabajar como los chicos y, chicos, tienen que trabajar como las chicas. Es lo mismo.

Lee+: Rébecca, muchas gracias por platicarnos sobre tu infancia, la manera en la que vivías y cómo te convertiste en esta gran artista, y gra- cias por compartir tu tiempo con nosotros.

Rébecca: Es un gusto para mí, muchas gracias. Espero visitar nuevamente México.

Agradecemos el apoyo de Editorial Edelvives España y México para la realización de esta etrevista, y por supuesto a Rebecca.

Una biblia Edelvives
Las ricas horas de Jacominus Gainsborough Edelvives
El pequeño teatro de Rébecca Edelvives

La infancia es un paseo bajo la lluvia

Cuando era niño, mi padre nos llevaba a Escocia cada año para nuestras vacaciones. Siempre íbamos en tren, porque él trabajaba en los ferrocarriles. Utilizábamos los sleepers, donde hay camas en cuartos muy pequeños. Lo disfrutábamos mucho, aunque mi padre dormía en el suelo y nos dejaba la litera, uno arriba del otro. En el sleeper teníamos un baño con un lavabo muy pequeño, y camas con almohadas, mantas y sábanas limpias y apretadas. Salíamos de Londres en la noche y nos despertábamos en la mañana pasando montañas, cascadas y el paisaje increíble de Escocia.

Durante varios años fuimos a una isla llamada Barra, por el noroeste de Escocia, que forma parte de un archipiélago, los Outer Hebrides. La capital de la isla se llama Castlebay, porque hay un castillo en el mar, sobre una roca. La isla mide alrededor de quince por ocho kilómetros (algo así) y está hecha de roca, pasto, brezo y arena. En las playas, la arena es casi blanca y hay focas que aúllan y cantan en las olas.

Hay una calle que rodea la isla. Una vez rentamos bicis. Antes de recogerlas, estuve pensando cómo iban a ser (y las imaginé muy buenas, quizá de carreras o muy robustas). Al final, eran bicis de mujer con ruedas pequeñas, incómodas para usar, con los asientos muy altos. Para mi padre resultaba muy difícil andar en esa bicicleta, porque no estaba acostumbrado y casi no había espacio para sus rodillas. Recuerdo que muchos días salíamos del bed and breakfast en la mañana (los días eran grises casi siempre) e intentábamos llegar a una bahía vacía, rocosa y con focas que nos veían mientras flotaban en las olas. Siempre empezaba a llover y pasábamos el resto de la tarde intentando llegar a otro lugar para secarnos. Mis botas de goma tenían arena y agua adentro todo el tiempo. Yo tenía entre ocho y once años, y estaba obsesionado con los perros (allí casi todos tenían pastores blancos y negros). Me hice amigo de todos los perros que encontramos. Durante la pandemia, hace dos años, platiqué mucho con mi padre y recordamos esas vacaciones. Me dijo: “Recuerdo que siempre tenías varios perros siguiéndote”. Cuando hablábamos por Skype o por teléfono, yo buscaba en Google Earth la isla de Barra; dejaba caer la figura verde en la calle frente al bungalow que fue nuestro bed and breakfast hace 37 años. Mientras él seguía hablando, yo viajaba por la calle que circunda la isla, haciendo clic en cada curva, recordando la lluvia y nuestras vacaciones allí.

Fotografía de: Paul Tomkins / Dibujo de: Jonathan Farr

Martha Riva Palacio Obón: al carbón

Una de las razones por las que estudié artes visuales —escultura en específico— fue que siempre he sentido fascinación por los materiales y sus texturas. Desde niña, podía quedarme un buen rato analizando cómo el lodo se iba agrietando conforme se secaba en mis manos y piernas. Creo que mi gusto por las mascarillas viene de ese placer infantil de salir al jardín y regresar a casa completamente embarrada. Pero entre los materiales que más me atraen hasta la fecha está el carbón. La belleza de un pedazo de tronco que conserva en sí mismo la me moria del fuego: de lejos un carbón es todo negro, pero si lo miras de cerca verás que algunas partes se vuelven tornasoladas. Sin embargo, lo mejor de los carbones es que puedes pintar con ellos, aunque eso te meta en problemas a veces. Un día, cuando tenía seis años, me levanté al amanecer y, aprovechando que la sala estaba libre de adultos, me puse a jugar con los carbones en la chimenea. Decidí que lo mejor que podía hacer era darles una sorpresa a mi mamá y a mi papá, y durante más de una hora, pinté pequeños paisajes y personajes en cada uno de los ladrillos blancos de la chimenea. En ese momento, regresé a mis orígenes: estaba en la sala de mi casa, pero también en una cueva hace miles de años. Era la continuación del primer trazo que se hizo en la historia del mundo y también el garabato de un árbol en el blanco prístino de la chimenea recién pintada.

La inauguración de mi obra cumbre no ocurrió como esperaba. Mi mamá y mi papá, más que admiración, sintieron espanto y me pu sieron a lavar la chimenea hasta dejarla lo más blanca posible. Ahí descubrí otra cualidad del carbón: es más fácil ponerlo que quitarlo.

MarthaRivaPalacioObón.NacióenCiudaddeMéxicoen1975.Esescritora, librospoeta,artistavisualy,además,hatrabajadocomoguionistaenlatele.Sus asómatesehanganadomuchospremiosynopuedendejardeleerse.Silodudas, aBuenasnoches,LaikaoaLanochedelosbatracios

M. B. Brozon: las voces de todos los animales

a a parecer que me estoy echando flores, pero yo no era maldosa de chica. Sí hice alguna que otra trastada, pero hay una que siempre me recuerda Susana, una de mis mejores amigas. Cuando éramos muy chicas, mi papá se fue a

Estados Unidos y nos trajo un aparatito: un círculo que tenía pintados muchos animales a los que apuntabas con una flecha. Después de que los señalabas, jalabas una cuerda y se escuchaba el sonido que hacían. Mi hermana y yo —seguramente a sugerencia de ella, que era más ingeniosa para este tipo de cosas— le llamamos a Susana, y yo le dije: —¡Qué crees! Mi papá me trajo unas pastillas de Estados Unidos que hacen que yo pueda hacer como cualquier animal. Con la ayuda de mi hermana, le hice como cerdo, como elefante y no re-

cuerdo cuántos más animales. Susana estaba maravillada. Esa vez me divertí mucho, pero ella me lo ha reclamado hasta la fecha. Mis travesuras nunca fueron muchas, yo era una chica bien portadilla.

M. B. Brozon. Nació en Ciudad de México en 1970. Desde 1996, cuando ganó el Premio El Barco de Vapor, ha publicado una inmensa cantidad de libros y ha obtenido un titipuchal de reconocimientos. Una de sus obras recientes es Toto, la historia de un payaso que busca un nuevo empleo.

Bernardo Fernández, Bef : la ventajas de ser un nerd

Me da mucha vergüenza cuando me preguntan sobre mis travesuras: yo era un niño muy bien portado. Me gustaría decir que le prendí fuego al coche del vecino o algo peor, pero la verdad era muy aburrido, muy callado y, por supuesto, muy introverti do. Me la pasaba dibujando y leyendo cómics, al grado de que mi profesor de quinto de primaria le dijo a mi mamá: “Dígale a su hijo que se porte un poco mal”. Era un nerdazo. Ahora se ha puesto muy de moda y tiene cierto prestigio la nerdez, pero en mi infancia las cosas eran distintas. Empecé la primaria en una escuela de gobier no y después me cambiaron a una de maristas. Se trataba de una escuela de puros hombres y eso fue lo peor que me pudo haber pasado. Tengo muy claro que mi niñez se acabó el primer día que mi hermano y yo nos subimos al camión de la escuela: fue como entrar a la cárcel. El director era el primero que te buleaba y, por lo tanto, aquello se volvía una pesadilla, algo muy parecido a vivir en un reformatorio cotidiano. Lo único bueno es que ahí también había algunos mucho más nerds que yo: los que jugaban rol eran a los que buleábamos los que leíamos cómics. En esos días, lo más difícil era conseguir el material nerd. Algunos cómics los intercambiabas con tus almas afines, otros los conseguías en los pues tos de periódicos y, en mi caso, los paseos familiares tenían una ventaja: siempre terminaban en la librería. Tuve la suerte de tener papás lec tores. Me acuerdo de que pasaba horas en el estante de ciencia ficción, leyendo cuartas de forros para decidir cuál me iban a comprar. Ese mundo parecía lejano del horror de la clase de deportes, la mayor de todas las pesadillas.

Bernardo Fernánez, Bef. Nació en Ciudad de México en 1972. Es escritor, novelista gráfico, ilustrador y diseñador. Sus libros han sido premiados en muchas ocasiones y es uno de los autores indispensables de la literatura mexicana. Resulta difícil saber cuál de sus obras es la más recomendable, por eso —casi al azar— te presentamos dos: Ladrón de sueños y Bajo la máscara

Jairo Buitrago: las ventajas de ser un niño escritor

uando tenía siete años, me gustaba leerles a mis hermanos las historias que inventaba. Pero, al pasar los días, noté que todo mi público desaparecía de la casa cuando yo les anunciaba a gritos mi próxima sesión de lectura. Finalmente, mis hermanos me pagaron para que ya no les leyera más mis cuentos. Así me convertí en el escritor colombiano más joven en ganar dinero con su propia obra.

a peor travesura que hice fue enterrar vivo a mi hermano. Estábamos jugando al escapismo, pues con toda seguridad ha- bíamos visto alguno de esos espectáculos en la televisión. El plan era sencillo: en una casa que estaba en construcción, lo pusimos en cuclillas y lo cubrimos con la arena que estaba en la obra. Que quede claro: mi hermana, mis amigos y yo le dejamos la cabeza afuera para que pudiera respirar sin problemas. Nosotros no lo obligamos a ser enterrado: él —aunque hoy lo niegue— se ofreció como voluntario. ¿Quiénes éramos para negarle esa aventura que lo haría pasar a la historia? Hasta aquí todo iba muy bien, pero empezó a llover muy fuerte, la arena se comprimió y mi hermano quedó atrapado. La posibilidad de convertirse en un escapista no llegó muy lejos. Hasta la fecha, él dice que lo abandonamos a su suerte y que actué movido por los celos, pero eso no es cierto. Mis amigos y yo desaparecimos por una buena razón: fuimos a conseguir una pala para rescatarlo y, por supuesto, no podíamos decirles nada a nuestros padres. La posibilidad del castigo nos obligó a resolverlo como pudiéramos. Al final, en una tiendita, conseguimos a alguien que tenía una pala. La chica que la atendía sólo nos dijo: —Luego voy a sacarlo, porque ahorita ando muy ocupada, nomás díganme dónde está enterrado y luego voy. Mi hermano dice que lo abandonamos, pero esa chica llegó a sal- varlo por nosotros y, cuando regresamos a la obra, ya sólo estaba el agujero. Después de eso, abandonamos el escapismo.

Jairo Buitrago. Nació en Bogotá en 1970. Escribe para niños, también es ilustrador y le ha dedicado mucho tiempo al cine. Sus libros han sido traducidos al inglés, portugués, catalán, chino, turco, japonés, coreano y sueco. Entre ellos destacan Dos conejos blancos y Camino a casa
Jaime Alfonso Sandoval. Nació en San Luis Potosí en 1972. Además de ser autor de muchísimos libros y ganar un bolón de premios, es guionista de televisión. Una de sus obras más interesantes es la saga de Mundo Umbrío. Su novela más reciente se llama Tiempos canallas

Adriana Benítez

Adriana Benítez. Nació y vive en Ciudad de México. Es ilustradora y maestra en educación preescolar. Además de crear libros para niños, ha colaborado en publicaciones académicas y como investigadora en literatura infantil y procesos de lectura. Actualmente es profesora, conductora de talleres para maestros y librerías, y prepara nuevos proyectos de libros ilustrados.

María Baranda: nieve lunar

Fue el año en que nevó en Ciudad de México, poco, poquito, pero suficiente para no ir a la escue- la y para que mamá nos prestara el bote blanco de la ropa sucia. Y ahí, mi hermano mayor y yo fuimos astronautas por unas horas. Metidos juntos —demasiado juntos porque apenas y cabíamos—, imaginamos ir hasta Groenlandia, donde viven los osos polares. Vimos una montaña, trepamos por su pico, subimos casi hasta tocar el cielo y, desde nuestra nave, volamos directo al corazón de la Luna. Llegamos antes que Armstrong, Aldrin y Collins; nos adelantamos un par de años. Cuando hicimos nuestra exploración lunar, aún no sabíamos de ellos, así que colonizamos con Buzz, el robot estrella de mi hermano y con Olimpia, mi muñeca consentida de entonces. Caminamos en el frío y blanco suelo, y probamos la nieve congelada. La recuerdo muy abundante, aunque sé que no dio ni para una bola del muñeco de nieve que intentamos hacer. Pero ese día de enero del 67 mi vida cambió totalmente: había hecho mi primer viaje estelar con sólo cerrar los ojos. Desde entonces viajo a veces de verdad, pero casi siempre lo hago ojos adentro con mi pluma en la mano, y ahí encuentro a mi querido hermano que partió hace tiempo a su propio viaje sideral.

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Baranda. Escritoramexicanaquehadedicadogranpartedesuobra

las

José Luis Trueba Lara: cosas mejores que la

escuela

pesar de sus buenas intenciones, mi familia había fracasado por completo. Hicieron todo lo que pudieron y yo sólo me aburría como un ostión. Hacerles caso era peor que chupar un clavo o mirar cómo se secaba la pintura en la pared. El problema estaba clarísimo: a la menor provocación, me regalaban los libros que según ellos debería leer, pero todos me parecían mortalmente aburridos. Algo había en Julio Verne, Salgari y Zévaco que sus libros se me caían de las manos a la tercera cabeceada. Todo indicaba que jamás sería un lector con todas las barbas. Sin embargo, hubo un momento en que tuve suerte: ahí, en el librero de la casa, estaban las obras de un autor que nunca me habían ofrecido. Se llamaba Giovanni Papini y jamás escribió una palabra para los niños. El caso es que tomé el primero de sus libros y con cada frase que leía me caía un rayo lento. Lo que me decía estaba muy lejos del submarino del capitán Nemo, de unos piratas que se comportaban como caballeros o de unos espadachines desaforados que ni siquiera iban al baño con tal de meterse en problemas y desenvainar sus armas con el noble fin de dejar como alfiletero al que estaba delante de ellos. Las cosas no habrían pasado a mayores si al día siguiente no hubiera tenido que ir a la escuela. Sin pensarlo dos veces, metí el libro en la mochila y, como siempre, me fui caminando. Al llegar a la esquina, me hice una pregunta definitiva para mi futuro: ¿izquierda o derecha?

A la izquierda estaba la escuela, y a la derecha, el Parque México. El asunto era decidir si quería escuchar a mi profesora o irme a leer. Sin ningún problema, ganó Papini y, desde ese día, me pasaba las mañanas en el parque. A como diera lugar, tenía que leer de cuerito a cuerito todos sus libros y, por supuesto, necesitaba tiempo.

Delante de mí estaba pasando algo muy importante: tenía claro que no entendía todo lo que se decía, pero tenía que seguir adelante para sentir cómo me electrificaba. Al final, sólo pasó lo que tenía que pasar. Llegué a casa y en la entrada me esperaba mi abuelo.

—¿De dónde vienes? —me preguntó.

—De la escuela —mentí con la seguridad de que no me atraparía.

—Pero te fui a buscar y no te encontré.

—Ah, es que me vine por otro lado.

Cuando estaba a punto de dar el siguiente paso, me soltó un balde de agua fría.

—Qué raro… platiqué con el director y me dijo que hace dos semanas que no vas. ¿Por qué no fuiste a la escuela?

Me había atrapado y ya no me quedaba más remedio que decir la verdad.

—Es que estaba muy ocupado…

Su mirada me exigía una explicación. Me agaché, abrí la mochila y saqué el libro de Papini. Se lo enseñé, se me quedó viendo, me acarició la cabeza y entró en la casa como si nada. De pronto, volteó y me dijo:

—Ah, se me olvidaba… hay que cambiarte de escuela.

José Luis Trueba Lara. Nació en Ciudad de México y ha publicado un bolón novelas y libros de cuentos para niños. Los escribe por una razón: cuando era un escuincle no le gustaban los libros que le daban para leer y, justo por eso, decidió crearlos. Sus libros juveniles e infantiles más recientes son: Aquí todos estamos muertos, La cola del tlacuache y La muchacha maíz. El primero de ellos ganó el Premio “Antonio

Cubas”, que da el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

García
María
a
Infancias.
FundaciónSM,2019.

Días de pinta

Mi hermano Javier y yo iniciamos nuestra carrera criminal cuando teníamos unos siete u ocho años. Nos acabábamos de mudar a Fuentes de Satélite, y a mi mamá se le hizo fácil permitirnos ir por nuestro propio pie a la escuela, pues ésta quedaba relativamente cerca de nuestra casa. Desde el primer día de clases, acordamos (él en cuarto grado, yo en tercero) que más atractivo era el plan de pasarnos las mañanas en los columpios que en la escuela. Así que, durante más de tres semanas, fingimos que íbamos al colegio cuando en realidad nos íbamos al parque.

De inicio, no fue un plan tan sofisticado, ni planeado, ni nada. En un principio, hicimos el intento de ir a clases, pero es justo decir que en el camino a la escuela nos movíamos casi en cámara lenta, así que siempre llegábamos tarde. “Es una lástima, hermano, otra vez nos volvieron a cerrar la puerta. Vayamos al parque” (siempre se nos dio el drama). Los últimos días ya ni el intento hacíamos. Nos íbamos derechito a los columpios.

Recuerdo a una señora que nos veía pasar frente a su casa y que siempre nos conminaba desde la ventana: “Sinvergüenzas, nomás que me entere quién es su mamá y verán si no los acuso”. A nosotros, delincuentes al fin, se nos resbalaban las amenazas. Esperábamos a que aparecieran en la calle los primeros niños con el uniforme de nuestra escuela y volvíamos a casa, tan sonrientes y tan estudiosos. Supongo que a mi mamá le parecía sospechoso que nunca nos dejaran tarea, pero no conocía la escuela y es posible que pensara en ello como un nuevo método de enseñanza. Pero igual algún día tenía que enterarse. Una llamada de la escuela (“Señora, ¿por qué, si inscribió a sus niños, no los ha traído?”) nos echó abajo el teatrito. O algo así, jamás lo sabremos. Lo cierto es que ese día, tan sonrientes, tan estudiosos y tan buenos niños (sólo que un poco más sucios y despeinados de lo que indica la norma), a la una de la tarde ya estábamos volviendo a casa como siempre. Sólo que ahora el interrogatorio fue más allá de un interés casual y cariñoso. “¿Y qué aprendiste hoy, Toñito? Y tú, Javier, enséñame tu cuaderno. ¿Cómo dices que se llama tu compañero de banca?”. Con todo, el crimen sí paga. A partir de entonces, pese a las buenas nalgadas que nos tocaron, mi mamá nos empezó a llevar en coche a la escuela.

Si quieres conocerlo, entra a la página <https://www.youtube.com/c/RevistaLeemasdeGandhi/videos>. Ahí encontrarás sus entrevistas.

Toño Malpica nació en Ciudad de México en 1967. Es autor de muchísimos libros infantiles y juveniles, y se ha ganado un titipuchal de premios. Sus novelas más recientes son Polvo y Frankie. Una novela con monstruos y panqueques

FICCIÓN

VIOLETA

Isabel Allende PLAZA JANÉS

La épica y emocionante historia de una mujer cuya vida abarca los momentos históricos más relevantes del siglo xx. Violeta viene al mundo un tormentoso día de 1920, es la primera niña de una familia de cinco bulliciosos hermanos. Su vida estará marcada por acontecimientos extraordinarios: todavía se sienten las ondas expansivas de la Gran Guerra cuando la gripe española llega a su país.

BOULEVARD

Flor M. Salvador MONTENA

Luke y Hasley no eran el prototipo de la pareja perfecta. Sin embargo, ambos definieron lo que crearon: una historia en la que dos adolescentes inventan su propio boulevard ante la llovizna que hay en sus corazones, con un cielo pintado de azul cálido en una parte, y otra de un azul eléctrico que se tiñe con un grisáceo nostálgico.

LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE

Matt Haig

ALIANZA DE NOVELA

Sin saber cómo, Nora Seed aparece en la Biblioteca de la Medianoche, donde se le ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Hasta ese momento, su vida ha estado marcada por la infelicidad y el arrepentimiento. Nora siente que ha defraudado a todos, y también a ella misma. Pero, ¿esto está a punto de cambiar?

LA CANCIÓN DE AQUILES

Madeline Miller

ALIANZA DE NOVELAS

De la autora de Circe, una epopeya inolvidable: Grecia en la era de los héroes. Patroclo, un príncipe joven y torpe, ha sido exiliado al reino de Ftía, donde vive a la sombra del rey Peleo y de su hijo, Aquiles. Aquiles, el mejor de los griegos, es todo lo que Patroclo no: fuerte, apuesto, hijo de una diosa. Él lo toma bajo su protección y ambos se adentran en las artes de la guerra.

NOSOTROS EN LA LUNA

Alice Kellen

PLANETA MÉXICO

Tras el éxito de Deja que ocurra vuelve Alice Kellen con una novela que te enamorará. No hay nada más eterno que un encuentro fugaz. Cuando Rhys y Ginger se conocen en las calles de París, no imaginan que sus vidas se unirán para siempre, a pesar de la distancia y de que no puedan ser más diferentes. Una historia sobre el amor, el destino y la búsqueda de uno mismo.

ANTES DE DICIEMBRE

Joana Marcús MONTENA

LEÍDOS LOS

NO FICCIÓN

EMMA Y LAS OTRAS SEÑORAS DEL NARCO

Anabel Hernández

GRIJALBO

Este libro forma parte del largo recorrido periodístico de Anabel Hernández dentro del complejo mundo del crimen organizado en México. En estas páginas desfilan personajes como Emma Coronel y otras esposas de importantes narcotraficantes, una ex-Miss Universo, y algunas de las actrices, cantantes y conductoras de televisión más reconocidas y aplaudidas.

EL PODER DEL AHORA UN CAMINO HACIA LA REALIZACIÓN ESPIRITUAL

Eckhart Tolle GRIJALBO

El poder del ahora es un libro único. Tiene la capacidad de crear una experiencia en los lectores y cambiar su vida. Hoy es considerado una obra maestra. Para lograr la iluminación sólo tenemos que comprender nuestro papel como creadores de nuestro dolor. Es nuestra mente la que causa los problemas con su corriente de pensamientos, atándose al pasado, preocupándose por el futuro.historia y la de uno de los cárteles más poderosos.

WTF CON EL SAT

Paulina Casso

AGUILAR

Ésta es una fresca guía de supervivencia que explica —con manzanas, memes y referencias a la cultura pop— cómo se puede afrontar una de las más duras responsabilidades de ser adulto y salir avante en los encuentros con nuestro peor enemigo: el Servicio de Administración Tributaria (alias el sat) y los fastidiosos impuestos.

EL INFINITO EN UN JUNCO

Irene Vallejo

DEBOLSILLO

En unos pocos meses, este ensayo se ha convertido en uno de los más influyentes. Su recorrido por la historia del libro en los tiempos de Grecia y Roma —que también se interna en otras épocas— nos revela la señas de identidad de una de las creaciones más importantes de la humanidad, así como su impacto en la vida cotidiana.

EL CLUB DE LAS 5 DE LA MAÑANA: CONTROLA TUS MAÑANAS, IMPULSA TU VIDA

Robin Sharma

GRIJALBO

Robin Sharma desarrolló el Club de las 5 de la mañana hace más de veinte años, gracias a los revolucionarios hábitos que le permiten a sus clientes incrementar la productividad, mejorar su salud y afrontar con serenidad la época en que vivimos. Este libro, de profundo impacto personal, nos descubrirá las rutinas que han hecho posible que muchas personas alcancen grandes resultados al tiempo que nuestra felicidad y vitalidad aumenta.

A TRAVÉS DE TI

Ariana Godoy

ALFAGUARA JUVENIL

PERFECTOS MENTIROSOS 1

Alex Mírez

MONTENA

ALEX MÍREZ MONTENA

A TRAVÉS DE MI VENTANA

Ariana Godoy ALFAGUARA JUVENIL

ELECTRÓNICOS ARTE Y RECREACIÓN

WTF CON EL SAT

Paulina Casso

AGUILAR

Ésta es una fresca guía de supervivencia que explica —con manzanas, memes y referencias a la cultura pop— cómo se pueden afrontar una de las más duras responsabilidades de ser adulto y salir avante en los encuentros con nuestro peor enemigo: el Servicio de Administración Tributaria (alias el sat) y los fastidiosos impuestos.

LASCIVIA LIBRO 1

Eva Muñoz

PENGUIN RANDOM HOUSE

Tras las vacaciones, Rachel James debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la femf y se encuentra con que la central de Londres no es la misma, ya que los cimientos de su vida perfecta tiemblan con la llegada de un nuevo coronel, soberbio y con una belleza inhumana, que ha tomado el comando.

FLEUR

Ariana Godoy

PENGUIN RANDOM HOUSE

Una noche es suficiente para que la vida de una persona cambie y se destruya. Después de sobrevivir al brutal asesinato de su familia, Fleur Dupont decide dedicarse en cuerpo y alma a intentar resolver el rompecabezas. ¿Quién fue capaz de asesinar a sangre fría a sus padres y a su hermana? ¿Por qué no recuerda nada? Y, sobre todo, ¿por qué solo ella sobrevivió a la matanza familiar?

VIOLETA

Isabel Allende PLAZA JANÉS

La épica y emocionante historia de una mujer cuya vida abarca los momentos históricos más relevantes del siglo xx. Violeta viene al mundo un tormentoso día de 1920, es la primera niña de una familia de cinco bulliciosos hermanos. Su vida estará marcada por acontecimientos extraordinarios: todavía se sienten las ondas expansivas de la Gran Guerra cuando la gripe española llega a su país.

MANERAS DE AMAR

Amir Levine y Rachel Heller URANO

La nueva ciencia del apego adulto y cómo puede ayudarte a encontrar el amor y conservarlo. Este libro desmonta el mito de que las “mujeres que aman demasiado” y demuestra que, lejos de ser una disfuncionalidad, la necesidad de sentirnos seguros junto a otra persona está grabada en nuestros genes. Estamos biológicamente programados para depender de otras personas.

LOS COMPAS Y LA ENTIDAD.EXE

Mikecrack, El Trollino Y Timba VK MARTÍNEZ ROCA

JUGUEMOS A LEER. LIBRO DE LECTURA Y CUADERNO DE EJERCICIOS

Rosario Ahumada EDITORIAL TRILLAS

LOS COMPAS

Y EL DIAMANTITO LEGENDARIO

Mikecrack, El Trollino

Y Timba VK

MARTÍNEZ ROCA

DIME QUÉ COMES Y TE DIRÉ QUÉ BACTERIAS TIENES

Blanca García-Orea Haro

GRIJALBO

Muchos libros hablan de “comida real”, de nutrición, del intestino, pero ¿sabemos realmente qué debemos comer y por qué? A través de Dime qué comes y te diré qué bacterias tienes conocerás, de manera clara y precisa, la importancia de cuidar las bacterias para mejorar tu salud, no solo física, sino también mental. El libro incluye también más de 50 recetas fáciles y saludables.

MARAVILLOSAS MANDALAS DEL REINO ANIMAL

Magdalena Servín ÉPOCA

Dibujar o pintar mándalas es algo más que un pasatiempo: mientras nuestros colores los iluminan tenemos la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestro interior, de concentrarnos en aquello que nos importa y, por supuesto, de crear maravillas que nos reconcilian con el reino animal, ésta es la apuesta de esta obra.

LAS MEDIDAS DE UNA CASA

Xavier Fonseca

EDITORIAL TERRACOTA

Esta obra imprescindible da al profesionista y al usuario, de manera clara y sencilla, todos los datos de la antropometría, análisis de mobiliario, diseño urbano, control ambiental, incluyendo el uso de energía solar, circulaciones y otros. Además, incluye un capítulo sobre las necesidades para conjuntos y zonas habitacionales.

EXTRAORDINARIAS MANDALAS DE LA NATURALEZA

Magdalena Servín

ÉPOCA

Dibujar o pintar mándalas es algo más que un pasatiempo: mientras nuestros colores los iluminan tenemos la posibilidad de hacer un alto, de asomarnos a nuestro interior, de concentrarnos en aquello que nos importa y, por supuesto, de crear maravillas que nos reconcilian con la naturaleza. Ésta es la apuesta de esta obra.

LACRIMAE RERUM

Slavoj Zizek

Slavoj Zizek reflexiona sobre los temas de los maestros del cine y sus motivaciones al momento de situarse detrás de la cámara. Zizek desarrolla su imaginación crítica y su agudo sentido literario para atrapar al lector con imágenes, ideas y revelaciones que sorprenderán no sólo a los aficionados al cine, sino a todos los que deseen acercarse a los clásicos de la pantalla.

HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL

J. K. Rowling

SALAMANDRA

MI LIBRO MÁGICO. LECTOESCRITURA

Carmen Espinosa Elenes De Álvarez GRUPO EDITORIAL ONCESETENTA

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