“Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón surge en distintas latitudes y edades. Es, por decirlo así, un monstruo necesario…”, escribió Jorge Luis Borges en el prólogo de su Manual de zoología fantástica. Desde la prehistoria, la relación humana con los animales —reales o fantásticos— ha estado llena de símbolos y de magia.
La literatura encontró en los bestiarios la oportunidad de traer al mundo a criaturas misteriosas, capaces de mostrarnos nuestros miedos y deseos más grandes. De esta forma, conocimos el terror a lo desconocido a través de los monstruos; la esperanza gracias al ave fénix; la pureza salvaje que representan los unicornios, o los peligros de dejarnos seducir por el canto de las sirenas. Por todo lo que nos enseñan las múltiples formas de vida nacidas de la ficción, quisimos dedicar este número de Lee+ a los bestiarios, esas compilaciones de maravillas imaginarias. Nos acompañan en esta expedición Verónica Murguía y José Luis Trueba, quienes relatan sus primeros acercamientos con los bestiarios y nos platican de aquellas criaturas mágicas injustamente censuradas. Jorge F. Hernández se divirtió imaginando la fauna que habitaría el mundo de los libros. Adriana Romero-Nieto explora las claves de lectura de nuestra autora de portada: J. K. Rowling y sus Animales fantásticos... Pamela Carrington preparó unas ilustraciones fenomenales; y Bef nos trajo un listado lleno de humor de las criaturas más famosas de la literatura universal. Itzel Mar realiza un recorrido por la historia de la medicina y nos cuenta qué animales se utilizaban con fines curativos. También descubriremos a una escritora mexicana que narra la metamorfosis de una mujer en reptil: Daniela Tarazona. Finalmente, Benito Olmo presenta su novela más reciente, en la que muestra el lado oscuro del puerto de Cádiz. Aventurémonos, entonces, en estas páginas, pobladas por la belleza y el peligro de las criaturas mágicas.+
Yara Vidal
Directora general
Revista Lee+ de Librerías Gandhi
6 De dragones, unicornios y jabalís con el ombligo en el lomo.
Una conversación con Verónica Murguía
José Luis Trueba Lara
10 Zoología bibliográfica
Jorge F. Hernández
12 El fenómeno sobrenatural de J. K. Rowling y sus animales fantásticos
Adriana Romero-Nieto
16 [Nerd Plus] Bestiario
Bernardo Fernández, Bef y Pamela Carrington
20 La ferocidad que llevamos dentro:
Daniela Tarazona
Mariana Aguilar Mejía
22 Espíritus y criaturas de Japón
Benjamín Lacombe
24 Bestiario clínico
Itzel Mar
26 Benito Olmo: tres notas sobre
La maniobra de la tortuga
José Luis Trueba Lara
Yara Vidal
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Director de arte y editor audiovisual
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José Luis Trueba Lara
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De dragones, unicornios y jabalís con el ombligo en el lomo
Conversar con Verónica Murguía sobre la zoología fantástica y la zoología real nos permite entrar por la puerta grande a un mundo donde la poesía y las moralejas se entretejen, un espacio donde la naturaleza se transforma para darnos la oportunidad de pensar e imaginar, de comprender el pasado y mirar el presente para descubrir los horrores que hemos cometido y observar los cambios que ocurrieron en sus símbolos.
Verónica Murguía (vm): De niña, estaba profundamente convencida de que el dragón era una especie endémica de la Edad Media: un reptil que sólo había vivido en aquellos tiempos y que, por alguna razón que me resultaba incomprensible, se extinguió para desgracia de la humanidad. Yo no sabía que los dragones tienen antecedentes superlinajudos y están presentes en casi todo el planeta. A pesar de esto, en esos días me la pasaba rastreando dragones por todas partes: me encantaba pensar que Quetzalcóatl era un dragón con forma de serpiente emplumada y lo mismo me ocurría con todas las variantes mitológicas. Con el tiempo —y sin que me diera mucha cuenta de lo que me estaba pasando— las cosas comenzaron a afinarse: gracias al Orlando furioso, de Ludovico Ariosto, me aficioné a las novelas de caballerías, en las que nunca faltan los dragones.
El gran cambio comenzó cuando —además de las novelas de caballerías— empecé a leer bestiarios. A través de ellos me di cuenta de por dónde iba la cosa: la zoología fantástica y la zoología real consistían en maneras de mostrar a los animales como grandes moralejas y maravillas poéticas. En uno de ellos, sólo por darte un ejemplo, se cuenta que el tigre resulta tan bello que la única manera de cazarlo es arrojarle un objeto reflejante para que se vea y se quede quieto contemplando su belleza. Esto se trata de poesía pura.
Desde entonces me encantan los bestiarios antiguos y modernos: el Fisiólogo, que nació a comienzos de la Edad Media; el Bestiario de Aberdeen, del siglo xii, y las Etimologías de Isidoro de Sevilla son algunos de ellos. De los nuevos, también me resultan fascinantes el Manual de zoología fantástica, de Borges, y los Animales fantásticos y dónde encontrarlos, de J. K. Rowling.
Ve la entrevista en mascultura.mx
José Luis Trueba Lara
Una conversación entre Verónica Murguía y José Luis
Trueba Lara
Foto: Pascual Borzelli. Cortesía de Verónica Murguía
José Luis Trueba Lara (jltl): Te confieso que mi camino hacia los bestiarios fue muy distinto del tuyo: yo empecé en Nueva España y terminé en la Edad Media. Te cuento lo que pasó. Una tarde estaba leyendo las Relaciones histórico-geográficas de la Gobernación de Yucatán —que no son otra cosa más que un cuestionario que Felipe II mandó a todos sus dominios para enterarse de lo que había en ellos—, cuando me topé con un jabalí de lo más extraño. El autor de ese documento decía que los de esos rumbos resultaban monstruosos porque tenían el ombligo en el lomo. Delante de tamaña diferencia no me quedó más remedio que seguirles la pista: en otras de las relaciones geográficas de Nueva España se afirmaba exactamente lo mismo y, hasta el siglo xviii, en su Historia antigua de México, Clavijero resolvió el enigma al darse cuenta de que esa oquedad no era un ombligo, sino una glándula que producía un “humor seroso” vinculado con el apareamiento. La lección que aprendí fue maravillosa: los animales nunca cambiaban en tan pocos siglos; la gran transformación sólo ocurría en la mirada de los seres humanos. Las personas siempre tenemos unos lentes que nos muestran lo que existe y se niegan a mirar lo que no contienen sus lupas.
Desde ese día me convertí en fan de los bestiarios novohispanos y, gracias a ellos, llegué a las obras medievales y de la Antigüedad. Es más: tanto me impactaron esos libros que cometí la osadía de escribir un par de bestiarios y coordinar otros dos para Artes de México Nuestros caminos fueron distintos, pero la sensación de maravilla fue exactamente la misma.
En este momento no puedo resistir las ganas de preguntarte cuál —además de los dragones, que también forman parte de una de tus novelas— es otro de los integrantes de la zoología fantástica que te atrapa.
vm: El unicornio es un animal mitológico que a mí me ha llamado muchísimo la atención: personifica la pureza y también lo salvaje. Toda esta idea contemporánea del unicornio al estilo de Hello Kitty me pone un poquito irritable. En la Edad Media, los unicornios representaban la fuerza absoluta y la bravura sin límite: con su cuerno atravesaban las armaduras y mataban a los perros que los perseguían para tratar de cazarlos. No sólo esto, también me encantan sus analogías: el unicornio era una representación de Cristo por su pureza ultraterrena y, justo por eso, sólo las mujeres vírgenes podían acercarse a ellos. Por estas razones no entiendo su nueva simbología: entre los unicornios medievales y los que representan al arcoíris de toda la gama y variedad de posibilidades de identidad sexual hay una gran distancia. Exactamente lo mismo me sucede cuando pienso en estas criaturas como seres puritanos y castos: no por casualidad los unicornios medievales eran de un blanco absoluto y tenían un mechón de león en la punta de la cola.
manda al mundo para que vean cómo están las cosas y siempre tiene temor de que no regresen en la noche: si no vuelven, él perderá la inteligencia y la memoria. Esto resulta divino, absolutamente precioso, pero tampoco olvidemos que Odín representa un dios salvajísimo. Lo único que me seduce de él es que fue capaz de sacarse un ojo con tal de aprender a leer las runas: alguien capaz de hacer eso para aprender a leer es mi tipo de amigo. Pero los misioneros cristianos tenían una idea distinta; dijeron “esta pasión no está nada bonita y desde este momento el cuervo queda clasificado como un tipejo”.
Además de esto, debemos aceptar que el cuervo es más listo que la mayoría de la gente que tratamos, y que tienen relaciones familiares muy intensas; la idea de “cría cuervos y te sacarán los ojos” es falsa. Por si esto no fuera suficiente para amarlos, también son domesticables: como tú sabes, los ingleses, que se toman sus tradiciones muy a pecho, siempre tienen cuervos en la Torre de Londres, porque, si éstos la abandonan, desaparecerá Inglaterra. Los animales están a cargo de un veterinario del ejército —el ravenmaster—, que los cuida y los alimenta con carne cruda. Se trata de aves de rapiña y no podemos romantizarlos al grado de decir que comen alpiste con florecitas. Dos de ellos eran grandes amigos y tenían muy buenas costumbres: les quitaban el sombrero a los turistas y los dejaban muy lejos; así siguieron hasta que uno de ellos murió. El sobreviviente estaba muy triste y, una semana más tarde, fingió que estaba muerto; todos los soldados corrieron muy asustados para levantar su cadáver: el cuervo se fue volando y —según el ravenmaster— iba riéndose. Los cuervos son traviesos, caprichosos y geniales.
jltl: Los cuervos no son los únicos animales de mala fama que desafían lo que pensamos de ellos; en uno de los mitos indígenas, las arañas resultan indispensables para la existencia del mundo: ellas tejieron las telas que lograron contener las grandes aguas y le dieron forma al planeta y, por supuesto, también están los murciélagos, que nos enseñan a ser modestos, a pensar que las palabras de los bestiarios no pueden ignorarse…
Debemos aceptar que el cuervo es más listo que la mayoría de la gente que tratamos, y que tienen relaciones familiares muy intensas; la idea de “cría cuervos y te sacarán los ojos” es falsa.
jltl: ¿Y qué pasa con los animales que tienen mala fama? Los cuervos, los lobos, los murciélagos y los gatos negros no son precisamente populares…
vm: Yo creo que los cuervos están clasificados entre los animales malos porque eran sagrados para las religiones anteriores al catolicismo, aunque en la Biblia no tenían mala fama: uno de ellos les enseñó a Adán y Eva qué debían hacer con el cadáver de Abel, pues ésa representa la primera vez que hay un muerto en el mundo. Claro, después de esto y con la evangelización de Europa, las cosas tomaron otro camino.
Odín tiene dos cuervos —la memoria y la inteligencia— y descansan sobre sus hombros. Como es un dios viejo, constantemente los
vm: Tienes razón: por errada que esté la información acerca de las costumbres y la naturaleza de los animales, nosotros deberíamos aprender de los bestiarios que todos los animales están incluidos y no hay ninguno que deba expulsarse de la tierra. Me parece maravilloso que cada uno de ellos tenga una misión; eso es ecología sin manchas. La idea de que hay animales prescindibles o dañinos es falsa y sólo la mantenemos porque no entendemos un cacahuate. Los medievales no sabían cómo ser amables con los animales porque estaban en plena lucha por la supervivencia, pero nosotros ya ganamos esa batalla. Ahora, el que gana la batalla contra la naturaleza está condenado a ser derrotado. Vencer a la tierra resulta una estupidez.
jltl: Por eso deberíamos aprender de los cuervos y los dragones, de los bestiarios y los unicornios. Nuestro futuro no depende de lo que nos parece bonito o de la corrección política. A mí me encantan los buitres y, sin sus maravillas carroñeras, nuestro futuro está cancelado.+
Zoología bibliográfica
Lentamente, la bestialidad parece proliferar como sutil enemiga del sentido común y la capacidad de soñar; sin embargo, la esperanza de quien persiste en el placer de la lectura encuentra salvoconducto en el avistamiento a ojos cerrados o entrelíneas, así como en la convivencia real o inventada con un sinfín de bichos extraños, raros animales, entrañables insectos enrevesados que reptan, vuelan o danzan por las páginas de la literatura que nos hipnotiza. No es, entonces, extraño que al pedirme la entrega de un “bestiario bibliográfico”, mis dibujirris y renglones parezcan clonarse con el arte grande que acostumbra destilar con pluma y pincel Bef… confirmación del afecto inquebrantable y la creciente admiración que le profeso desde y para siempre.
Ágrafajirafa
Herbívoro cuadrúpedo de alargado cuello, sin manchas y cola diminuta que muestra una notable incapacidad para escribir cualesquiera letra, palabra o frase, ya con lápiz o bolígrafo, sea sobre papel o paredes.
Burróptimula
Notable equino clonado de burro y mula que logra de manera infalible aunque inexplicable la inserción de erratas, errores y estupideces en textos publicados a partir de la séptima década del siglo en curso.
Cerdínclito
Porcino inofensivo que memoriza aforismos y sentencias diversos en beneficio de políticos prometedores.
Dromedúnido
Descendiente de dromedarios del desvarío y una camella famélica, se muestra siempre somnoliento y ronda invariablemente las páginas finales de todo tratado abstracto aburrido, necio ensayo incomprensible o pésimo poema en prosa.
Elefantílope
Paquidermo de larga encornadura en forma de alfileres a falta de colmillos que se especializa en la succión vía trompa de polvo y lodo, con los que digiere una masa gelatinosa de letras minúsculas (útiles para varios modelos de imprenta).
Fishelinas
Peces invisibles cuyas escamas trazan microrrenglones en determinadas profundidades de estanques, lagos y fuentes públicas para auxilio de la posible caligrafía submarina.
Gorilápida
Dícese del inmenso muro de papel cebolla con el que se encuadernan ciertas ensoñaciones bárbaras o descabelladas.
Horcajaguarda
Debido a la mudez de la h inicial, se trata de una asesina ballena bicolor que repta en no pocas novelas inéditas como jaguar de la selva solitaria.
Jorge F. Hernández
Iriséptico
Ave de inciertas alas que suele corregir sintaxis y/o pronunciación de textos medievales, sonetos novohispanos y greguerías varias.
Jamongután
Primate de inmenso tamaño emparentado con ciertos babuinos que tala párrafos injustificados y corta en rebanadas las breves dedicatorias innecesarias en libros de química.
Kaliforúnculo
Glóbulo anfibio de tamaño variable que acostumbra parasitar en cuentos o relatos breves.
Leonáguila péptica
Felina implacable que acostumbra leer en voz alta toda prosa rimbombante y energética sin que se sepa aún por qué la llaman péptica.
Monogarto
Lagarto volátil de seis patas (llamado también unicordrilo) que acostumbra lanzarse de rama en rama por los árboles como mono gramático, aunque se sabe que su afán es geométrico.
Soplájaro
Posible pariente del ajolote de Xochimilco, se trata de un ave ligera que vuela como brisa sobre todo subrayado en tinta amarilla, ya de libros de texto o ensayos literarios.
Totonel ártico
Entrañable osezno continuo que hiberna siete meses sin abandonar novelas de largo aliento, leídas a ojo pelado en voz alta sin alteración de sueños.
Uronella gástrica
Hurón andrógino que por error ortográfico perdió su h inicial en la etimología científica con la que se han etiquetado sus muestras en estómagos resistentes a las malas traducciones, ediciones piratas y notables plagios recientes.
Velocipardo
Canino apócrifo que suele ladrar entre líneas y destrozar falsas encuadernaciones en cuero. Ajeno a los hábitos, realiza sus necesidades en páginas con marcador o solapas sueltas.
Napoliguana
Simpático descendiente directo de dinosaurio que sabe a pollo e ilumina las páginas de novelas y novelones con interminables melodías italianas.
Osoruga
Marsupial engañoso, mezcla de insecto y herbívoro gigantesco, que suele levitar en la tundra o desierto con rimas constantes y contra toda métrica.
Panterardilla
Roedor volador de larga cola negra que enreda cables telefónicos en ciudades de gran población para facilitar la comunicación dactilar y la transmisión de leyendas populares.
Qulebrillarmadillo
Serpiente anaranjada nacida en algún túnel del metro de la Ciudad de México, cuya evolución permitió el brote de una armadura renacentista inquebrantable; de notable digestión de lácteos y hormigas, se trata de un orador nato que recorre la noche memorizando el trinomio clásico de planteamiento-nudo y desenlace de toda historia.
Ratatarántula
Roedor tartamudo de seis patas con piel de terciopelo negro que suele invadir ciertas novelas cortas de manera imprevista.
Washingolfo
Pingüino migrante de fleco variable que danza al son de viejas tipografías y suele deprimirse clavando el pico en tinta. Su nombre deriva del fundador de la especie.
Xiloforonte
De la familia africana del rinoceronte imperial, se trata de un cornudo musical que agita su cuerno nasal emitiendo tonalidades afines a todo relato folclórico.
Yegualámbrica
Serpiente erguida que celebra todo libro llamado best seller a contrapelo de volúmenes de imaginación independiente. De consistencia babosa, suele acabar aplastada entre párrafos o adherida a espejos de letrinas públicas.
Zoofirulánguido
Mezcla de perezoso dormilón y caniche antidepresivo, se trata de una simpática mascota lectora, abierta a una diversidad de géneros y sin preferencia por autor en particular.
Jorge F. Hernández es escritor, periodista y aforista. Nació en 1962 y, desde entonces, no ha parado de contar historias.
El ideal occidental de la originalidad es una gran falacia. Surgido en el siglo xviii, este concepto ―ahora jurídico― se basa en la muy obsoleta hipótesis de la generación espontánea, a partir de la cual pensadores como Aristóteles, Descartes, Bacon y Newton sostenían que varias formas de vida animal y vegetal surgían de pronto, por acto mágico, a partir de otra materia orgánica o inorgánica. En el mismo sentido, algunos ingenuos todavía defienden que la obra artística germina de la insuflación de una musa, ente espiritual o similar. Nada más lejos de la verdad. “No hay nada nuevo bajo el sol”, dice el proverbio del Libro del Eclesiastés en la Biblia, texto sapiencial.
Como un desafío a este afán cultural, Animales fantásticos y dónde encontrarlos, de J. K. Rowling, cuestiona y reformula la innovación creativa. No hablo, por supuesto, de que la autora británica haya cometido plagio ni de que su inventiva resulte limitada, sino todo lo contrario: me refiero a que su bestiario es la mera puesta en práctica del acto inspirativo y una muestra de su sobrenaturalidad como escritora, en resumen, de ella como su propio fenómeno literario. Como los animales que retrata, las características fantásticas del libro se centran, en primer lugar, en que es en sí mismo un original ejemplo de las estrategias narrativas de mise en abîme y metaficción; en segundo, en que se trata de un homenaje actualizado a la larga tradición histórica de los bestiarios, y en tercero, en que representa la puerta a una nueva disciplina, la ecocrítica. Al principio pensado como una adición a la famosa saga y como un elemento narrativo —pues consiste en la reproducción de un libro escolar empleado en Hogwarts, propiedad de Harry Potter, con notas de éste y sus amigos—, Animales fantásticos surgió como una herramienta ficcionalizada dentro de las novelas infantiles. El resultado tangible se publicó en inglés en 2001 por la editorial canadiense Raincoast Books.
de Newton, un guiño transparente al físico, alquimista y matemático inglés antes referido—, un magizoólogo que viajó por el mundo, “desde la jungla más oscura hasta el desierto más deslumbrante” —afirma en su introducción— para recolectar información sobre las 75 especies mágicas que clasifica en su obra. Así pues, el personaje de Scamander funciona como un alter ego de Rowling. Ella trabajó como secretaria bilingüe para Amnistía Internacional, mientras que la historia del personaje cuenta que él pasó algunos años en trabajos burocráticos de baja importancia, en su caso, en la Oficina de Realojamiento de Elfos Domésticos y luego en la División de Bestias, hasta que fue contratado por la editorial Obscurus Books para escribir su obra, que después se convirtió, al igual que la ya conocida saga del mago, en un best seller
Resulta evidente que el Animales fantásticos auténtico, aquel que nosotros como lectores podemos comprar en una librería, es un subproducto de aquella obra de Newt, quien, a su vez, es un reflejo de la propia Rowling. Y, si llevamos la estrategia todavía más lejos, a la película homónima dirigida por David Yates, notaremos que ésta se trata de otro paso dentro de la autorreferencialidad, pues si bien se inspira en el libro, su argumento no es un retrato de éste, sino el punto de partida para el guion en manos de la misma Rowling: toda una puesta en marcha de la técnica de la caja china, también conocida como mise en abîme, que André Gide describió como colocar un relato dentro de otro.
Animales fantásticos también nos remite a la estrategia de la metaficción o del borramiento de fronteras en la categoría de autor. Esto la convierte en una obra muy consciente de sí misma, que nos recuerda al personaje de Pierre Menard de Borges en su intento de . Sólo que, en el caso de Rowling, el espejo interno termina siendo externo y va de la ficción a la realidad tangible en una reduplicación repetida y especiosa: una estrategia compleja que demanda una lectura atenta. Porque, como afirma la teórica Linda Hutcheon, la narrativa metaficcional se centra en la mímesis del proceso y no del producto; es decir, demanda al lector una lectura crítica y activa sobre lo que lee.
No conforme con esto, la autora británica da otro salto duplicativo, esta vez hacia su inspiración en los compendios de animales fabulosos o bestiarios, tan antiguos como la curiosidad e imaginación humanas. Si esbozamos una cronología, el primero del que se tiene Physiologus griego, proveniente quizás de Alejandría y iv a. C. Éste no sólo incluye la descripción y las ilustraciones de animales, plantas y rocas, sino también de criaturas fantásticas, por ejemplo, el ave fénix, cuya cualidad consiste en resurgir de entre sus cenizas. Esta criatura aparece —junto con otros seres quiméricos como el sátiro, el unicornio y el grifo; así como con especies reales, entre éstas el lobo, la pantera y el leopardo— en el Bestiario de Aberdeen, el más conocido, escrito en latín en la Inglaterra del Medievo. Se trata de una compilación que incorpora bestias tanto del animalario griego como de algunos capítulos del Génesis. El libro medieval añade, también, la etimología de cada animal, pues se inspira, a su vez, en la obra de Isidoro de Sevilla.
La obra de Rowling —o de Scamander, si persistimos en la mise en abîme— sigue la misma estructura de estos textos antiguos: incluye fichas descriptivas de los animales estudiados y
Adriana Romero-Nieto es editora, traductora y escritora. Licenciada en literatura latinoamericana por la uia y maestra en edición por la Universidad de Borgoña, Francia. Su trabajo se ha publicado en antologías y en diversos medios nacionales.
protegidos, junto con algunas ilustraciones, además del origen y significado de sus nombres. En Animales fantásticos aparecen bestias como el bowtruckle, nombre que mezcla la palabra bowl (vivienda) del antiguo escocés y truckle (rama de árbol) del inglés antiguo; este animal es un guardián de los árboles y comedor de insectos. Encontramos también al demiguise, palabra conformada por demi (parcial) y guise (aspecto), que tiene el poder de la invisibilidad; al erumpent, cuyo nombre deriva del vocablo latino —erumpo (estallar o huir), y que se asemeja a un rinoceronte, con la particularidad de que su cuerno tiene la capacidad de explotar. Podemos ver al hipocampo, con cabeza y parte delantera de caballo, pero parte trasera de pez; el mooncalf, animal tímido nacido bajo la influencia de la luna llena; el occamy, una especie de serpiente alada y con patas, cuyos cascarones están hechos de plata; entre otras bestias ya existentes en el imaginario colectivo y provenientes de las antiguas mitologías grecorromana, escandinavas y orientales, como el uni cornio, el centauro, el basilisco, el dragón, el trol.
A través de estos ejemplos resulta innegable la idea de crear un bestiario o una enciclopedia, pero se añaden otros elementos a la descripción de las criaturas: las breves diferencias en la clasificación por índice de peligrosidad, indicaciones de dónde encontrarlas, cómo tratarlas, así como la explicación en el texto introductorio de la diferencia entre una bestia y un ser mágico; estas cualidades le dan al compendio, a la par, la estructura de un texto didáctico.
Precisamente con la intención de educar, el libro de Rowling/Sca mander resalta la importancia de la magizoología, disciplina que se ocupa del estudio de las criaturas mágicas y de la que se desprenden subcategorías como la rama de los dragonolistas. Su propósito esen cial consiste en el cuidado de estos seres, por medio de la crea ción de hábitats seguros, el control de la cría y venta, además de su ocultamiento a los muggles (humanos sin cualidades mágicas). Una nueva materia de estudio ficcionalizada cuyo precursor y máximo representante —según la biografía del protagonista de la precuela— fue el mismo Scamander.
Así, tal vez sin saberlo, J. K. Rowling y su obra aportan reflexiones a la ecocrítica, una discipli na que estudia la representación de la natu raleza en las obras literarias y que borra las fronteras entre las ciencias duras y el arte y las humanidades. En The Ecocriticism Reader: Landmarks in Literary Ecology Cheryll Glotfelty y Harold Fromm, el pri mer libro de su tipo, se compilan varios ensa yos de diversas disciplinas sobre el discurso ecoló gico escritos durante más de veinticinco años. En ellos, además de la ecología y la literatura, confluyen la antropo logía, la filosofía, la sociología, la psicología y la ética: un verdadero cruce interdisciplinario. Esto se debe a que en la teoría ecocrítica todo se conecta con todo para lograr uno de los objetivos centrales: reforzar la conciencia ecológica. En este sentido, Animales fantásticos presta de forma ideal al cuestionamiento ecocrítico. En su texto introductorio, Scamander afirma: “Tal vez la medida más impor tante para ocultar a las criaturas mágicas fue la creación de hábitats seguros. [...] Algunas de esas zonas seguras deben mantenerse bajo constante supervisión mágica, por ejemplo, las reservas de drago nes”. El magizoólogo aplaude que se hayan establecido multas eleva das para aquellos que trafiquen con huevos y criaturas jóvenes. Ade más de funcionar como un compendio de taxonomía biológica y un libro de texto, varias afirmaciones del libro confirman la posibilidad
de su estudio a partir de la ecocrítica. Si planteamos la pregunta ¿los valores expresados en este relato son consistentes con una sabiduría ecológica? la respuesta, por supuesto, será afirmativa.
Como sabemos, Animales fantásticos se dirige a un público infantil, pero su complejidad y amplitud fascinan también a los lectores adultos. O más bien, como ocurrió con el camino editorial de Harry Potter, cuyas cualidades narrativas fueron descubiertas por una niña de ocho años, hija de su editor, Alice Newton —otro divertido y menos evidente guiño al nombre de Scamander—, sólo debemos admitir que su intrincada hechura es tal porque los niños resultan siempre más brillantes que los mayores.
Más que en un ilusorio deseo de originalidad, el libro se inspira primero en tradiciones narrativas antiguas para luego hacer uso de un complejo juego de mise en abîme vinculado con la estética posmodernista, en la cual la realidad se relativiza para alimentar el escepticismo en el lector; un escepticismo que se inscribe en la reciente disciplina de la ecocrítica. No: por fortuna, Animales fantásticos no surge de la generación espontánea. Se trata de la convergencia de una serie de inspiraciones históricas y teóricas, un amalgamado brillante y hábil que, más de veinte años después de su publicación, nos confirma que J. K. Rowling es un sobrenatural fenómeno literario, mientras nos recuerda las sabias palabras del profesor Albus Dumbledore: “Draco dormiens nunquam titillandus”, el latín para “nunca le hagas cosquillas a un dragón dormido”.+
Araña. De heroína en La telaraña de Charlotte a villana en casi todo lo demás, es la Santa Patrona de Queens con su profeta, Peter Parker.
Banshees. Espíritus etéreos cuyo lamento anuncia la desgracia próxima. También tocan con Siouxsie Sioux.
Cheshire. Gato de. Bicho tan sonriente como desesperante.
Cíclope. El talón de Ulises.
Chupacabras. El primer trending topic criptozoológico.
Cronopio. Todos dicen que son uno cuando terminan de leer el libro.
Cuervo. El asistente de Morfeo (¿pensabas que hablaríamos de Poe?).
Dinosaurio. De Bradbury a Michael Crichton, la peor idea para divertirse. Tito Monterroso no estaba de acuerdo (pasó toda la noche con él).
Dragón. Mala interpretación paleontológica devenida en mito. EL mito.
Elefante. Paquidermo que cuando es devorado por una boa puede ser confundido con un sombrero.
Fantasmas. No existen, pero haberlos, haylos.
Frankenstein. Monstruo de. El primer replicante.
Gojira. Embajador plenipotenciario (literal) de Japón.
Gólem. La manualidad llevada al extremo.
Bernardo Fernández, Bef
Gorila. Distinguido redactor de discursos para la Academia de Ciencias.
Grifo. No es lo que estás pensando. Harry era un chico sano.
Gusano de arena. Especie autótrofa de anélidos que conforman la megafauna del planeta Arrakis. Como el Megalodón (véase), lo único bueno de ellos es que son ficticios.
Hadas. Humanoides coleópteros que suelen conceder deseos a muy alto costo. Igual que los agiotistas.
Hipogrifo. Sigues de malpensante.
Hombre lobo. En palabras de José Luis Zárate, el pato Donald del horror. Tanith Lee no estaba de acuerdo.
Insecto. Con lo que sueña Lao Tse. Con lo que despierta Gregorio Samsa.
Kaiju. Malas noticias envueltas en radiación.
Kraken. Dios primigenio de los mares, loado por Lovecraft, que servido a la gallega es delicioso.
León. Depredador ápex devenido en cobarde que peregrina a Ciudad Esmeralda en busca de valor, sólo para descubrir la inutilidad de los gurús.
Mamut. En la megafauna es al T-rex lo que el pato Lucas a Bugs Bunny.
Megalodón. Lo único bueno de él es que está extinto (aunque Steve Alten no está tan seguro).
Moby Dick. La madre de todos los kaijus (véase).
Nagual. Como el Hombre Lobo (véase), pero en chido.
Nessie. Migrante ilegal en territorio escocés cuya gloria editorial ocurrió en los setenta. Ahora vive de sus viejas proezas.
Ñ. Letra de origen español que es en sí misma un ser fantástico.
Orco. Los granaderos de la Tierra Media.
Pinocho. ¿Sueñan las marionetas con ovejas de madera?
Quetzalcóatl. Demostración de que aquí ya sabíamos que los dinosaurios tenían plumas.
Replicantes. Los nietos de Frankenstein (véase).
Robot. Metáfora androide donde depositamos todos nuestros anhelos y todas nuestras fobias simultáneamente.
Sirenas. Las primeras publicistas.
Tigre. Bestia prodigiosa que embelesa a poetas cuyo apellido se escribe con B.
Tortuga. No es que importe, pero es la madre de todos los males (y de los finales anticlimáticos). Vive en Derry, Maine. / Azote de Aquiles.
Tribilín. También conocido como Goofy, es el eslabón perdido entre el perro y el hombre.
Unicornio. Nada tonto: lo único que lo apaciguaba era una doncella.
Vampiro. Polidori lo escribió primero.
Bram Stoker lo definió. Anne Rice lo resucitó. Stephanie Meyer fue la ganona.
Virus. Como kaijú, pero en microscópico.
Wendigo. Según Algernon Blackwood, la mejor razón para no ir de cacería.
Yeti. Candidato natural a dirigir la selección nepalesa de básquetbol.
Zombis. La demostración de que la democracia puede resultar fatal para las minorías.
Pam (Guadalajara, 1986) es ilustradora y ceramista. Le mueven las cosas nostálgicas, lo hecho a mano y el humor involuntario, y trata de incorporar esos elementos en su trabajo. Egresada de la uia, acuarelista autodidacta, dibujante desde siempre.
La ferocidad que llevamos dentro:
Tarazona
Daniela
i pensamos en una escritora mexicana que rete a los lectores con estilos narrativos arriesgados e historias nada convencionales, llegaremos a Daniela Tarazona. La autora ha escrito tres novelas, cada una más inquietante que la anterior: El animal sobre (Almadía, 2008), El beso de la liebre (Alfaguara, 2012) e Isla (Almadía, 2021). Esta última le valió el Premio de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz”, de la fil Guadalajara. Las apuestas de escritura de Tarazona están habitadas por personajes y sentimientos fuera de la norma. La protagonista de Isla partida padece un trastorno neurológico; los personajes de El beso de la liebre viven con deformidades que los excluyen de la sociedad, y qué decir de la mutación de una mujer en reptil que ocurre en su primera novela.
En el discurso de aceptación de su último premio, la escritora reafirmó su fe en la literatura como uno de los espacios donde la honestidad profunda es posible; la literatura no existe para aleccionarnos, sino para relatar quiénes somos realmente:
La deriva hacia una sociedad uniforme en la que seamos puros e idénticos, aparejada al olvido de nuestra riqueza interior, que va de lo horrendo a lo sublime, sólo nos acarreará sufrimiento. No somos correctos, no podemos ser lo que no está en nosos, pero sí lo que guarda nuestro corazón.
En su ópera prima, Daniela Tarazona probó jugar con la idea de la metamorfosis animal y el resultado fue una novela tan liberadora como emotiva: El animal . Irma, la protagonista, que además narra os sucesos en primera persona, decide cambiar el rumbo de su vida después de la muerte de su madre. Para recomenzar su camino, huye de la ciudad en un viaje con destino a los manglares. Conforme pasan los días, Irma se da cuenta de que su cuerpo y su interior no son los mismos: atraviesan una mutación que ella no puede controlar. La piel se le endurece y adquiere un color verdoso; sus párpados se vuelven transparentes; ya no tiene pestañas; su único deseo consiste en buscar la luz y el calor del sol. Se está convirtiendo en una mujer reptil.
Al contrario de Gregorio Samsa, la protagonista de El animal sobre la piedra no siente angustia por su metamorfosis. Ésta parece seguir un destino orgánico que acepta de manera absoluta, sin angustia y sin idealismos. Ella sabe que se está transformando en un “animal prehistórico”, uno que puede sobrevivir incluso en las condiciones más terribles. El único faro de Irma es un deseo vital que nace de su voz más profunda y que la hace avanzar. Esa voz le dice qué debe hacer y el gran atrevimiento de Irma es escucharla y atenderla.
La voz también le dice, en su momento, cuándo debe irse de un sitio, cuándo debe descansar bajo el sol y cuándo ahuyentar a los otros. Todo en ella obedece a un instinto y en esa aceptación encuentra la plenitud. La mutación gana terreno conforme avanzan las páginas. Un día, Irma despierta y encuentra junto a su cama la pieza completa de su antigua piel, de la que se ha desprendido sin darse cuenta.
ser salvaje y vivir en el ámbito doméstico. Lisandro ve reducida su vitalidad y se enferma por haberse convertido en algo que no le correspondía; mientras que Irma cuenta con más resistencia y habilidades cada día gracias a su obediencia al instinto.
Los relatos de trasmutaciones de seres humanos en animales nacieron al mismo tiempo que la imaginación de nuestra especie. El antropólogo Philippe Descola considera que en las culturas originarias no existe una diferenciación entre los animales, las plantas, los seres humanos y la geografía del espacio. Para las perspectivas no occidentales ni modernas resulta perfectamente posible que los animales tengan su propia experiencia del mundo. Estas narraciones, entonces, expanden las posibilidades de la vida humana y nos llevan a explorar dimensiones que quizá hemos olvidado o censurado, como la ferocidad, el instinto, incluso el deseo.
El animal sobre la piedra es, sobre todo, una obra de impacto profundo, silencioso, pero también un recordatorio de nuestra propia animalidad. El relato resulta ambiguo: nunca sabemos si la mutación de Irma ocurre o sólo está en su imaginación. Hay indicios para ambas posibilidades. Lo que sí queda claro es el conjunto de sensaciones y emociones que todos hemos experimentado y que resuenan en nosotros: la pérdida de rumbo ante un suceso inesperado; el deseo de huir; lo simple que en realidad resulta ignorar exigencias sociales cada vez más descabelladas; la posibilidad de abandonar el control y la racionalidad. Daniela Tarazona quedó hechizada con la inmovilidad de los reptiles y su capacidad de sobrevivencia. Esta novela representa un atisbo de aquello que se nos escapa cuando olvidamos que también somos cuerpos que buscan alimento, calor, compañía y un sitio al cual pertenecer. +
“Para mí esta vida es de placidez. Es como si estuviera sumergida en agua tibia. […] Soy exactamente lo que más deseé y, por eso, mi vivencia es certera. No hay orden en el tiempo por esa misma causa: mi sublimación se sostiene en la firme convicción de vivir con plenitud”.
Otros animales peculiares aparecen en la novela. El primer indicio de que ocurrirá algo extraordinario en la vida de Irma es la visita de un gato gris que se niega a irse. Cuando en el viaje, en medio de su transformación, la protagonista conoce al hombre que se convierte en su compañero, éste va acompañado de un oso hormiguero llamado Lisandro. Este animal atraviesa la paradoja de
Mariana Aguilar Mejía estudió letras latinoamericanas; después entró al mundo editorial y no ha salido de ahí. Twitter: @chau_mariana
Mariana Aguilar Mejía
Benjamin Lacombe
Espíritus y criaturas de Japón
Benjamin Lacombe
Lafcadio Hearn
Edelvives
Benjamin Lacombe vuelve a encontrarse con la voz de Lafcadio Hearn para ilustrar un segundo volumen de cuentos. Nueve relatos de la tradición oral nipona, escritos en la segunda mitad del siglo xix, que reflejan las costumbres e ideas del Japón más tradicional y que nos descubren sus personajes fantásticos como el samébito, los kitsune (zorros), los oshidori (patos) o un hombre que se transforma en faisán.
En primer plano, el protagonista: un ostentoso grito que distorsiona la imagen y es enmarcado por el sobresalto de los ojos y las fosas nasales del otro protagonista, un andrógino que no sabemos si emite o escucha dicho escándalo en forma de o. Este personaje se lleva las manos a las quijadas en un gesto de asombro y quizás de contención. Los colores vibran, incendian las nubes y retuercen la intemperie; sin embargo, la cerca, el sendero y los caminantes que se aproximan parecen no inmutarse con el suceso. El andrógino comienza a palidecer, se disminuye y adquiere la arbitraria forma de una aflicción. Todo su ser se ha convertido en un alarido capaz de atravesar el lienzo y llegar a quienes, enajenados, al mirarlo se contemplan a sí mismos. Edvard Munch: El grito. 1893. Óleo y pastel sobre cartón. 73.5 × 91 centímetros. Galería Nacional de Oslo, Noruega.
En esta icónica pintura, la expresividad emocional, la fuerza del ritmo y la vibración de los colores nos conducen inevitablemente a la dimensión del dolor de alguien que grita o escucha un grito. De cualquier manera, se reconocen la angustia existencial y el desasosiego. Parece ser que el cuadro surgió de la experiencia de Munch durante un paseo vespertino al lado de dos amigos por un mirador de la colina Ekeberg, desde el que se puede apreciar una panorámica de Oslo.
El cuadro La desesperación (1892), previo a El grito, representa por primera vez ese momento. En él aparece un hombre con sombrero de copa que manifiesta una actitud entre triste y contemplativa. Munch siguió experimentando con el tema hasta concebir al personaje andrógino que muestra frontalmente una expresión de angustia en tanto se lleva las manos a la cabeza.
La salud física y emocional del pintor fue precaria a lo largo de toda su vida. Convivió con la muerte de manera constante. Su madre y una de sus hermanas fallecieron de tuberculosis cuando él era niño. Más tarde, su padre —médico de profesión— también murió cuando Munch todavía era muy joven. Otra de sus hermanas sufrió una afección psiquiátrica que requirió internamiento. Así, Munch se obsesionó con la enfermedad y sus demonios, que aparecen reflejados en gran parte de su obra, precursora del expresionismo alemán.
En la casa Sotheby’s de Nueva York, en mayo de 2012, El grito alcanzó la cifra mejor pagada en la historia de las subastas de arte, con 119 millones de dólares.
Entre el doliente y el dolor –cualquiera que sea su género– media una distancia, una epistemología del malestar o del daño, de la cual depende el pronóstico. Cuando resultamos atropellados por el filo y los arrebatos de la enfermedad y no es posible encontrarle forma, es decir, comprender sus márgenes, el yo pierde sus cualidades, se difumina. Quien sufre deja de ser para convertirse en sus sensaciones, en síntoma. Las veinticuatro horas del día se es el riñón derecho, la próstata, una muela, el pecho o la úlcera de un pie. El enfermo, incomunicado con el exterior y consigo mismo, está encerrado bajo la piel, y el resto de la existencia adquiere la estatura de su pena. Informe, voraz, ese pinchazo de la vida que no pasa por la razón y acorrala sin ofrecer algún consuelo a quien lo experimenta transfigura los rasgos y los movimientos del alma y del cuerpo; los desacomoda y violenta. El dolor es una bestia. A su imagen y semejanza estamos hechos.
En la medicina primitiva, los médicos asistían de forma espontánea abrazando al dolorido, sobando la zona de dolor, cubriendo con hierbas las heridas y apelando a poderes y fuerzas imaginarias. La magia y el empirismo son los fundamentos de las primeras terapéuticas. Después, el poder recae en las divinidades. La fe se convierte en fuerza curativa. La enfermedad puede ser producto de la infracción del
tabú, un hechizo dañino, la posesión a través de un espíritu maligno o la pérdida del alma.
La infracción del tabú surge al romperse las normas de convivencia que mantienen un orden social: el consumo de bebidas, alimentos o plantas prohibidas y el ejercicio de ciertas conductas sexuales, como el coito durante la menstruación o entre personas con lazos consanguíneos. Los hechizos dañinos son aquellos ejecutados intencionalmente sobre un objeto que representa al sujeto a destruir. Efigies de arcilla y madera se utilizan para este fin.
La creencia en espíritus malignos que toman posesión de los seres vivos explica muchos malestares. Los rituales como danzas, conjuros y el consumo de ciertas pociones se suman a los remedios médicos orientados a expulsar dichas entidades.
La certeza de la existencia del alma resulta prácticamente unánime en muchas culturas y tiene sus orígenes en la prehistoria, hacia el año 12000 a. C. Gracias al desarrollo de la paleopatología y, en las últimas décadas, de la paleogenética, hoy reconocemos que la figura del chamán o sanador apareció en esa etapa. Este personaje se convirtió en el intermediario entre los dioses y los hombres; su capacidad de diagnosticar y pronosticar las enfermedades, preparar un medicamento y realizar rituales mágicos le dieron un estatus social relevante. En la cueva Les Trois Frères, en Ariège, Francia, se encuentra la representación gráfica más antigua del chamán en una pintura rupestre: un hombre cubierto con la piel de un animal parece danzar con fines ceremoniales.
Los médicos mesopotámicos del 3000 a. C. distinguían entre dioses sanadores y generadores de enfermedad. Entre estos últimos, uno de los más temidos era Pazuzu, representado con cuerpo de hombre, cabeza de perro, cuernos de cabra, garras de ave, cola de escorpión y pene en forma de serpiente. La medicina se consideraba un arte y se enseñaba en el templo.
En el antiguo Egipto germinó un incipiente conocimiento anatómico. El cuerpo poseía, según este paradigma, una serie de conductos por los que circulaban el aire, la sangre, los alimentos y el esperma. En el “Tratado del corazón”, perteneciente al Papiro Smith, se señala que dicho órgano es el más importante y tiene la capacidad de hablar; sin embargo, sólo unos cuantos podían escucharlo, entre ellos, los médicos. Con talismanes se protegía y curaba. El udyat (ojo de Horus) resguardaba a los niños; las ranas evitaban los abortos, y el dios enano Bes, representado con una expresión aterradora y con la lengua de fuera, espantaba a espíritus del mal.
En la tradición médica china, el ser humano es un microcosmos que comparte las cualidades del universo formado por el dios Pan Ku e integrado por dos principios opuestos: yin y yang. El yang representa lo masculino, el cielo, la luz, el calor; el yin, lo femenino, la tierra, la oscuridad y la humedad. Los dos principios circulan a través de canales a lo largo del cuerpo, y su desequilibrio se traduce en patologías. Herbolaria, ventosas hechas de bambú y la punción con espinas de pescado (antecesoras de las agujas metálicas de acupuntura) en puntos específicos se utilizaban para restablecer el equilibrio.
La civilización griega, creadora de una mitología florida, inventó una medicina de carácter empírico, pero también sobrenatural. Las sentencias de la diosa Ananké eran irrevocables. Se erigían templos sanadores en honor a Apolo, dios en el que se origina el arte de curar.
La primera medicina cuya explicación no responde a elementos mágicos o sobrenaturales, sino que se circunscribe a las esferas de la naturaleza y del ser humano, se desarrolló en Grecia, a partir de las contribuciones de Hipócrates (460-377 a. C.), quien defendió la idea de que factores dietéticos, estilos de vida y el ambiente impactan de manera notable en la salud. La medicina hipocrática se sustentó en
la hipótesis de la existencia de cuatro humores circulantes: sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema; su estabilidad (eyctasía) propiciaba la recuperación. La naturaleza (physis) curaba al paciente y el médico era sólo un acompañante.
El más famoso de los médicos griegos durante el Imperio romano fue Galeno. Nació en Pérgamo, en el año 130. Escribió numerosas obras comprendidas en más de 400 volúmenes, que constituyen la cumbre de la medicina antigua. Su fama se debió a la gran habilidad diagnóstica que poseía. Logró relacionar la parálisis de la mano de un filósofo con una lesión en su columna vertebral, y el insomnio de una matrona con el mal de amores que ésta sufría por un artista.
Durante la Edad Media, el progreso de la medicina transcurrió lentamente. En principio, la escasez de conocimientos anatómicos y fisiológicos debida a la prohibición de realizar disecciones humanas, además de la persistencia de ideas retrógradas, entorpeció el desarrollo del saber. La concepción mística de la corporalidad y el culto a los santos dictaminaron que cada afección representaba el castigo impuesto a los pecadores, el fruto de la brujería o la posesión demoniaca. El arrepentimiento, la oración y la penitencia purificaban al enfermo.
El interés por la perfección física que cobró auge en el Renacimiento dio un impulso poderoso a los estudios anatómicos. Desde entonces, la promesa de una mejor expectativa de vida se cumple a cambio de la fe ciega en los avances científicos. La tecnología es el nuevo chamán que intercede por el hombre ante las divinidades. Sobrevivir al deseo de sanar, a los médicos y a sus estrafalarias curas ha significado uno de los grandes desafíos de la especie humana. El bestiario terapéutico de la historia da constancia de ello.
En el Egipto antiguo, ya existía una preocupación por las flatulencias hediondas; así comienza el uso de las lavativas, inyectando agua, vino o aceite a través de una tripa o de la boca del médico. Su uso se extendió a diferentes culturas para tratar todo tipo de enfermedades, incluyendo la melancolía, ya que el estreñimiento podía provocar que los vapores de la materia fecal ascendieran hasta la cabeza.
Aristóteles recomienda aplicar el ratón rajado por los lomos o el vientre sobre la picadura de alacrán para curarla.
Asegura Dioscórides que la orina de perro empleada tópicamente sana la comezón y las asperezas del cuero cabelludo; entre más añeja, su efecto es mayor contra la sarna.
Plinio sugiere morder un leño herido por un rayo para calmar el dolor de muelas; además, ligar a la pieza que duele el diente de un muerto no sepultado.
Galeno recetaba la sangría para casi todos los males, incluso en pacientes debilitados. La popularidad de esta práctica llevó a muchos sanadores a utilizar sanguijuelas para facilitar el proceso.
El estiércol de buey sobre hojas de parra, calentado entre cenizas, cura las llagas y el dolor de la espalda baja, según Oribasio.
De la mierda del lobo se recuperan los huesos digeridos por la fiera y se muelen; después, se mezclan con un poco de vino y se beben para curar espasmos y cólicos. Por otro lado, las mujeres de avanzada edad que no se resignan a perder su belleza deben tener a la mano, en buena cantidad, estiércol de cocodrilo, el cual se lleva al mortero y se mezcla con harina de arroz, polvo de hueso de cadera de saurio, agua y miel blanca, antes de untar. Ambos consejos pertenecen a Alberto Magno.
En la época bizantina, Aecio de Amida innovó en el campo de la auscultación con el espéculo vaginal y la molesta metodología durante las exploraciones ginecológicas. Ordenaba colocar a la paciente con las piernas flexionadas y tan abiertas como le fuera posible; los muslos debían mantenerse apretados contra el estómago. En esa posición, la dama era atada con una cuerda desde los pies hasta el cuello para impedir que se moviera.
A partir del siglo xix, la medicina se revolucionó a gran velocidad. Las personas mueren menos a causa de infecciones y hemorragias. Se comienzan a utilizar las tripas de gato para las suturas y hacen su aparición terapias insólitas como el electroshock. Tan sofisticada se vuelve la medicina como el dolor.+
Bestiario clínico
Benito Olmo:
tres notas sobre La maniobra de la tortuga
1. Durante 19 años fui policía. Creo que ése fue mi último trabajo honrado, porque desde hace seis años me dedico exclusivamente a la escritura. Aquel empleo me permitió nutrirme como persona y como autor; en mis novelas siempre trato mostrar la cara oculta de la sociedad: los desheredados son una impronta en mis obras y lo mismo sucede con la impunidad, con el poder que da el dinero. En España, a la cárcel sólo van los miserables y los caídos en desgracia, los que no tienen dinero para conseguir un buen abogado, para pagarse una coartada o quienes carecen de los contactos necesarios para salir libres en unas pocas horas. En cambio, los grandes criminales del país nunca van a la cárcel, como no sea para inaugurarla.
A pesar de la importancia que tiene, esa realidad no es lo único que nutre mis palabras. Un escritor no se trata de otra cosa que un lector voraz que, de alguna manera, devuelve en sus obras algo de lo que los libros le dieron. Yo soy escritor porque he sido un gran lector: tuve la suerte de crecer en una familia en la que había muchos libros, sobre todo novelas negras y policiacas. Yo me nutrí con eso y ahora, cuando me siento a escribir, resulta inevitable que brote una novela negra, aunque confieso que he escrito un poco de todo.
2. Manuel Bianquetti —el protagonista de La maniobra de la tortuga y de otras de mis novelas— es un hombre que tiene cierto don no sólo para arreglar unas cuantas cosas, sino también para descomponer todo lo demás. El don que tiene para desajustar el mundo resulta brutal por el código que lo anima: él valora la lealtad, la dignidad y la justicia. No la justicia como una serie de leyes establecidas para poder vivir en la sociedad; Manuel cree en una justicia mucho más primitiva: se hizo algo malo, y él avanza como una locomotora que se lleva por delante a sus compañeros, a sus amigos, a los que dicen ser sus amigos, a su familia y, en ocasiones, a la propia ley. Yo siempre pienso que Manuel es el tipo de persona con la que no me iría a tomar una cerveza, pero que ante un problema me encantaría tener de mi lado. Ésa es una característica de cualquier detective de novela: ninguno puede ser un angelito ni puede ser bueno, químicamente puro: él debe tener un dark side. Para colmo de sus desgracias, en esta ocasión lo mandé al puerto de Cádiz: una ciudad que representa una coartada perfecta para cualquier criminal. Manuel se adentrará en un puerto distinto del que se vende a los turistas: el lugar luminoso, alegre, colmado de gente muy simpática y con unas playas maravillosas no es el escenario de La maniobra de la tortuga. El Cádiz de mi novela resulta idéntico a lo que sucede cuando ves algo en un microscopio y lo acercas tanto que descubres sus costuras: Cádiz es una de las provincias con mayor desempleo de España; se trata de la puerta de entrada de la droga procedente de Marruecos, y, por supuesto, está marcado por la corrupción. Yo tenía una deuda pendiente con el Cádiz real, aunque sabía que corría un riesgo con esta novela: a nadie le gusta que se metan en su casa y muestren lo desordenada que estaba.
3. En La maniobra de la tortuga también hay una denuncia: la existencia de víctimas de segunda que se transforman en cadáveres de segunda. Hasta en la desgracia existen categorías: la gente de primera se merece la portada de los periódicos y un despliegue sin parangón de las fuerzas policiacas; en cambio, las otras víctimas —como ocurre con los migrantes— sólo pueden aspirar a transformarse en un número sin rostro. El asesinato que abre la novela y desencadena toda la acción lo sufre una joven colombiana; ella me permite adentrarme en el mundo de los descastados, de los ciudadanos a medias y los que, inevitablemente, se han convertido en cadáveres irrelevantes.+
La maniobra de la tortuga AdN Novelas
Tras un desafortunado incidente, el inspector Bianquetti se ve obligado a aceptar un traslado a Cádiz, un destino presumiblemente tranquilo, en el que sus superiores creen que no podrá causar problemas, lo cual, dado su historial violento e imprevisible, es algo difícil de asegurar. El asesinato de una joven colombiana de dieciséis años lo hará salir de su letargo. Bianquetti se lanzará a la búsqueda del culpable e iniciará una investigación en solitario en la que tendrá que echar mano de todos sus recursos para dar con el asesino. A medida que pasan las páginas, la trama se volverá más oscura y absorbente, dejando al descubierto una peligrosa red de corrupción, violencia e impunidad.
de trabajar para pagarse el vicio. Twitter: @TruebaLara
José Luis Trueba Lara
José Luis Trueba Lara. Escritor, editor y profe. Colabora en la radio y de pilón sale en la tele. Duerme la siesta con su esposa y ha publicado varios libros. Es un lector que ha llegado al extremo
Fotografía: Paula Camacho.
Maestro», mayor mil antigüedadla de de disposición especializado, los su del o el a vacío,la conversión la
Lao Tse
Tao Te Ching
libro del camino y de la virtud
LEÍDOS LOS
FICCIÓN
EL VIENTO CONOCE MI NOMBRE
Isabel Allende
PLAZA JANÉS
Una conmovedora novela de violencia, solidaridad, amor y redención, que narra las historias entrecruzadas de dos niños unidos por el desarraigo. Viena, 1938. Samuel Adler es un niño judío cuyo padre desaparece durante la Noche de los Cristales Rotos. Arizona, 2019. Anita Díaz sube con su madre a bordo de otro tren para escapar de un inminente peligro en El Salvador. Este libro explora los sacrificios que los padres deben hacer por sus hijos; la capacidad de algunos niños para sobrevivir a la violencia sin dejar de soñar, y la tenacidad de la esperanza, que puede brillar en los momentos más oscuros.
LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE
Matt Haig
ALIANZA DE NOVELA
Entre la vida y la muerte hay una biblioteca. Y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar cómo habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones... Nora Seed aparece, sin saber cómo, en la Biblioteca de la Medianoche, donde se le ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Hasta ese momento, su vida ha estado marcada por la infelicidad y el arrepentimiento. Los libros de este lugar le permitirán a Nora vivir como si hubiera hecho las cosas de otra manera.
ROMPER EL CÍRCULO
Colleen Hoover
PLANETA MÉXICO
A veces quién más te quiere es quien más daño te hace. Lily no siempre ha tenido una vida fácil, pero eso nunca le ha impedido luchar por lo que quiere y ha recorrido un largo camino para llegar a donde está ahora. Su vida comienza a cambiar el día que Ryle Kincaid, un extraordinario neurocirujano, se fija en ella. Todo en él es perfecto, salvo su completa aversión a las relaciones, así que cuando Lily se da cuenta de que ella es la excepción a su regla de no tener citas, no puede evitar preguntarse por qué ha tomado esa decisión.
LA BAILARINA DE AUSCHWITZ
Edith Eger
PLANETA MÉXICO
Un libro sobrecogedor, potente e inspirador que busca ayudar a todos aquellos cuyos traumas les impiden vivir en plenitud. Como su mentor, Viktor Frankl, Edith Eger es una superviviente cuya experiencia vital y trayectoria como psicóloga le han permitido ayudar a miles de personas que viven incapacitadas por sus cicatrices emocionales.
LA HIPÓTESIS DEL AMOR
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CONTRALUZ
Una relación falsa entre dos científicos se topa con la irresistible fuerza de la atracción. Olive Smith es una doctoranda de tercer año que no cree en las relaciones amorosas duraderas, pero su mejor amiga, Ahn, sí, y por eso Olive se ha metido en un lío monumental. A Ahn le gusta el exnovio de Olive, pero jamás daría el primer paso porque es una buena amiga. Convencerla de que ha pasado página y de que está construyendo su fueron felices y comieron perdices no va a resultarle nada fácil a Olive, puesto que los científicos necesitan pruebas. Por eso, como cualquier mujer con un mínimo de amor propio, se deja llevar por el pánico y besa al primer hombre con el que se encuentra para que Ahn la vea.
INVISIBLE
Eloy Moreno
NUBE DE TINTA
ANTES DE DICIEMBRE
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NO FICCIÓN
TRES MESES
Joana Marcús MONTENA
ESTE DOLOR NO ES MÍO. IDENTIFICA Y RESUELVE LOS TRAUMAS FAMILIARES HEREDADOS
Mark Wolynn
GAIA
La evidencia científica muestra que los traumas pueden ser heredados. Existen pruebas fiables de que muchos problemas crónicos o de largo plazo pueden no tener su origen en nuestras vivencias inmediatas o en desequilibrios químicos de nuestro cerebro, sino en las vidas de nuestros padres, abuelos o bisabuelos. Mark Wolynn, fundador y director del Instituto de Constelaciones Familiares, presenta un enfoque transformador que permite resolver problemas crónicos que no han podido ser aliviados mediante la terapia tradicional, los medicamentos u otras medidas.
ENCUENTRA TU PERSONA VITAMINA
Marian Rojas Estapé ESPASA MÉXICO
¿Por qué hay personas que nos hacen sufrir tanto y otras que nos generan confianza y cuya sola presencia nos reconforta? ¿Por qué hay gente que tiene tendencia a establecer relaciones complicadas y dolorosas? ¿Amamos como nos amaron? ¿Hay algo bioquímico detrás de la confianza, el apego y el amor? ¿Cómo podemos acertar a la hora de elegir pareja? Encuentra tu persona vitamina te ayudará a comprender el vínculo con tus padres, tus hijos, tu pareja, tus amigos y tus compañeros de trabajo a la vez que entiendes tu historia emocional. Porque cuando uno se comprende, se siente aliviado.
LAS 48 LEYES DEL PODER
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El best seller mundial para los que quieren obtener, estudiar o combatir el poder absoluto. Amoral, inmisericorde, despiadada y, sobre todo, muy instructiva, esta incisiva obra concentra tres mil años de historia del poder en 48 leyes claras y concisas. Robert Greene detalla las leyes del poder en su esencia más cruda, sintetizando el pensamiento de Maquiavelo, Sun Tzu, Carl von Clausewitz y otros grandes teóricos y estrategas.
LA REVOLUCIÓN DE LA GLUCOSA
Jessie Inchauspé
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CÓMO HACER QUE TE PASEN COSAS BUENAS
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TWISTED 1. TWISTED LOVE
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DESPUÉS DE DICIEMBRE
Joana Marcús MONTENA
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En una seductora mezcla de rigor académico con historias insólitas, Viri Ríos —instructora de política pública, académica y periodista— devela el juego de intrincadas reglas, políticas y regulaciones ocultas que alimentan la desigualdad mexicana. No es normal es un conjunto de 25 ensayos que muestran cómo la falta de competencia económica, el cobro de impuestos insuficientes a los más ricos, la ausencia de un gobierno que atienda las necesidades de las clases medias y las leyes laborales obsoletas han hecho de México un país donde los ricos se quedan ricos y las clases medias no crecen.
HÁBITOS ATÓMICOS
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Este libro parte de una simple pero poderosa pregunta: ¿cómo podemos vivir mejor? Sabemos que unos buenos hábitos nos permiten mejorar significativamente nuestra vida, pero con frecuencia nos desviamos del camino: dejamos de hacer ejercicio, comemos mal, dormimos poco, despilfarramos. James Clear nos brinda fantásticas ideas basadas en investigaciones científicas que nos revelan cómo podemos transformar pequeños hábitos cotidianos para cambiar nuestra vida y mejorarla.
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COMPAS 9. LOS COMPAS Y EL DESPERTAR DE LA MOMIA
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En este fascinante álbum para colorear, se podrán apreciar algunas de las más grandes obras de Vincent Van Gogh, así como las técnicas que utilizaba para pintar. El libro está diseñado para reducir el estrés mientras se recrean las obras de arte. El álbum incluye un ejemplo de paleta de colores, instrucciones sobre técnicas de coloreado, once páginas con las pinturas a todo color y láminas para colorear fáciles de desprender.
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El bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1937 inspiró a Pablo Picasso, uno de los artistas más comprometidos de su tiempo,a pintar un cuadro que llegaría a ser síntesis del horror y de la violencia de la cultura occidental moderna. Escrito en un estilo accesible, Gijs van Hensbergen recrea el clima y las dificultades del proceso creativo de esta obra de arte, a la vez que describe con precisión las diferentes etapas y su definitiva composición. El autor consigue una auténtica biografía de un ícono del siglo xx.
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MANDALAS. NATURALEZA Y ANIMALES
NUEVA IMAGEN
¡Más de sesenta mandalas de la naturaleza y los animales listas para ser coloreados! La carga de sabiduría contenida en los mandalas es tal que hoy en día podemos disfrutar no sólo de su belleza, sino también de la ayuda terapéutica para el bienestar y equilibrio de la mente y, por lo tanto, del cuerpo. Colorear mandalas es una experiencia de paz y armonía que estimula los sentidos y permite un estado de meditación.
MI LIBRO MÁGICO
Carmen Espinosa
Elenes de Álvarez
GRUPO EDITORIAL ONCESETENTA
CUENTOS PARA NIÑOS Y NIÑAS QUE QUIEREN SALVAR EL MUNDO
Carola Benedetto
Luciana Ciliento B DE BLOK
Guanajuato, México · 13 al 29 de octubre de 2023
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Y SONOR A
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