magellan De viajero a viajero
Año 1 - Mayo 2015
Nepal una tierra para no olvidar
Chernóbil
Jordania
expedición a la ciudad fantasma
piedra, seda, Desierto y mito
kenia
Andalucía
la esencia africana
en furgoneta, de sevilla a almería
Patagonia caminando entre rutas ‘de vientos’
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magellan De viajero a viajero
Año 1 - Mayo 2015
Editorial
nePal una tierra Para no olvidar
chernóbil
Jordania
exPedición a la ciudad fantasma
Piedra, seda, desierto y mito
Año 1 - Nº5 - Mayo 2015 Publicación de periodicidad mensual
kenia
andalucía
la esencia africana
en furgoneta, de sevilla a almería
Patagonia caminando entre rutas ‘de vientos’
Editor Fabrizio Rodilossi Redacción Laura Fabregat redaccion@magellanmag.com Marketing y publicidad Sergio Permanyer publicidad@magellanmag.com Redes sociales Gonzalo Paraiso redes@magellanmag.com Han colaborado en este número Javier Perez Victor Caballero Marta Rivero Cati Herrero Enric Gili Mari Huertas Jordi Matamoros Suscripciones suscripciones@magellanmag.com Desde el menú Suscripción de la App accede a compartir tus datos y te mantendremos informado sobre la salida de cada número y acerca de todas las novedades de ‘Magellan’. info@magellanmag.com www.magellanmag.com
‘Magellan’ no se hace responsable de los artículos firmados por los autores. Foto de portada: Villa la Angostura, Patagonia (Javier Perez)
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Magellan con Nepal
E
l mes pasado cerrábamos el número de abril anticipando a todos los lectores que el mes de mayo viajaríamos a Nepal. Todo el equipo estábamos entusiasmados por compartir un destino del que nos habían impresionado de manera especial las espectaculares imágenes que el autor del artículo nos había enviado. De nuevo un viajero que descubre con su máquina de fotos paisajes de gran belleza; sonrisas, miradas, lugares a los que no sabemos si un día viajaremos también nosotros pero a los que podemos volar gracias al relato compartido. Cuando ya sólo faltaban unos días para cerrar el número que ahora estáis leyendo nos sorprendió la devastadora noticia del terremoto que ha sacudido Nepal y que ha causado una tragedia de consecuencias terribles para la población. Hemos vuelto a mirar las imágenes, nos hemos detenido en las miradas y sonrisas de las personas anónimas que ilustran el relato y nos hemos emocionado pensando en la catástrofe que en cuestión de segundos ha cambiado la vida del pueblo nepalí. Un pueblo que saldrá adelante, que se repondrá, que luchará por combatir las consecuencias de la tragedia y que necesitará que lo antes posible todos los viajeros del mundo lo vuelvan a escoger como destino. No olvidemos Nepal.
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Sumario
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6 Noticias Las últimas noticias de actualidad, los
menos una vez en la vida 10 Al La Patagonia argentina, una tierra rica en vegetación, fauna, hielo, montañas y lagos que invita a la reflexión.
destinos más atractivos de la agenda mundial y las mejores bibliotecas. mejor foto de mi viaje 8 La Este mes imágenes de las ruinas dejadas
mosaico de culturas 22 Andalucía, Recorremos las principales ciudades de
por grandes civilizaciones en Grecia y Egipto, y enclaves en Segovia y Palermo.
Andalucía entre historia, fiesta, buenas tapas y algún que otro rebujito.
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Sumario
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50 60
Kenia ‘pole, pole’ 32 Descubriendo Nos instalamos en el corazón de África
en siete días 50 Jordania Un viaje apasionante al origen de las
para disfrutar con un grupo de amigas de las costumbres y rutinas de sus gentes.
culturas, civilizaciones y religiones que han determinado el mundo.
nuclear en Chernóbil 42 Turismo Nos aventuramos, medidor en mano,
a Nepal 60 Homenaje Subimos a la cima del mundo con un apa-
entre las ruinas y la vegetación de la zona de exclusión que cerca la central nuclear.
sionado montañero para recordar porque esta tierra merece el título de divina.
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Noticias
A Tasmania a por magia negra Hay formas muy distintas de celebrar el solsticio de invierno, una estación que llega ya al hemisferio sur del planeta. En Hobart, la ciudad más importante de Tasmania (Australia) tienen una bastante peculiar: con un festival de artes oscuras, el Dark Mofo (12-22 junio). Comida, música, magia negra y celebraciones de lo más paganas para intentar traer de vuelta la luz. Quizá este año funcione. Info: darkmofo.net.au
¡Absenta para todos! Pocos saben que el pueblo de Boveresse, en la región suiza de Val-de-Travers, es la cuna del aperitivo extra fuerte – y otrora clandestino– predilecto de artistas y bohemios, la absenta. La espirituosa bebida se extendió y hoy tiene su propia ruta, que recorre los Alpes de Pontarlier (Francia) al Val-de-Travers (Suiza). Boveresse celebra cada año la fiesta de la absenta donde productores de la región ofrecen catas y degustaciones de productos hechos con absenta. Este año es el 20 junio. Info: fetedelabsinthe.ch
Una noche para la cultura Como cada año desde 2005, muchos museos europeos abrirán sus puertas gratuitamente durante una noche, la del 16 de mayo, para deleite de los más trasnochadores. La iniciativa, creada en Berlín para acercar la cultura a todos, fue reconvertida luego en ‘La noche europea de los museos’, se ha extendido hoy a más de 120 ciudades en todo el mundo. Normalmente, una entrada común permite al visitante acceder a todos los museos de la ciudad. Este año la oferta londinense puja fuerte: los museos de la ciudad han multiplicado los actos especiales.
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Noticias El Imperio contraataca con clones voladores de R2-D2
Top 10 Calles de Europa Adoquines, buena comida y mejores galerias. Puntos que comparten las calles elegidas por ‘The New York Times’ como las más populares de Europa.
Tiene previsto alzar el vuelo este otoño, y promete, además de cubrir rutas desde Japón al resto del mundo, dar mucho de que hablar. Se trata del último modelo de avión de la compañía japonesa All Nippon Airways (ANA), el 787-9, más conocido ya como el R2-D2 Jet. Customizado como el mítico androide, el nuevo avión, que cuenta ya con su propia web (ana-sw.com/detail/index.html) se lanzará coincidiendo con la salida del último film de ‘Star Wars’. Éxito asegurado.
Regreso al pasado en 47 segundos El viaje en ascensor hasta el piso 102 del World Trade Center de Nueva York dura 47 segundos, pero al visitante le parecerán siglos. Según el NYT, son 515 años los que recorren las imágenes de Manhattan proyectadas durante la subida al observatorio, que se inaugura el 29 de mayo. Míralo en: nyti.ms/1DD6B78
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Rue de Charonne (París). Cafés y bares se intercalan en esta serpenteante calle con la moda más indie.
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Grosser Muristalden (Berna). Ni tiendas ni museos dice ‘NYT’, sólo magníficas vistas de la capital suiza.
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Rüdesheimer Strasse (Berlín). Una joya de la Mitteleuropa que evitó los bombardeos de los aliados.
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Calle 31 de Agosto (Donostia). Meca del buen pintxo,la calle reúne el encanto de la belle époque vasca.
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Ripa di Porta Ticinese (Milán). Para deleitarse con un aperitivo italiano mirando el canal de Naviglio.
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Pimlico Road (Londres). Llena de anticuarios y reliquias, es de obligado peregrinage para coleccionistas.
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Rua Nova do Carvalho (Lisboa). Antes hogar de prostitutas y marineros, es hoy la arteria del ocio local.
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Itfaiye Caddesi (Estambul). Tiendas de especias y cafés se refugian del ruido bajo ruinas romanas.
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Akerselva River (Oslo). La calle, que resigue el río que dividió Oslo en clases, acoge buen arte y diseño.
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Golden U (Viena). Formada por Kärntner Strasse, Graben y Kohlmarkt reúne boutiques y emporios.
La mejor foto de mi viaje
Envíanos tu mejor foto a: fotos@magellanmag.com
Raul Moreno Esteban Madrid Segovia. Residencia predilecta de Alfonso X El Sabio durante su reinado, el Alcázar de Segovia fue, antes que casa real, una resistente fortaleza militar a la que su inmejorable situación – corona una roca entre los ríos Eresma y Clamores– convirtió durante siglos en inexpugnable.
Carlos Amor Valencia Palermo. La Fontana Pretoria, encargada por Pedro de Toledo, suegro de Cosme I de Medici, a los escultores Francesco Camilliani y Michelangelo Naccherino, fue en su momento, conocida como ‘La fuente de la vergüenza’ debido a la desnudez de sus estatuas.
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La mejor foto de mi viaje
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Josefina Gutierrez Barcelona Egipto. Actualmente ubicado en Nubia, al sur del país, el maravilloso templo de Abu Simbel (s.XIII a.C.), encargado por Ramsés II en honor a si mismo y su esposa Nefertari, fue por fortuna salvado de las subidas del Nilo: la entrada de la luz solar al amanecer es una obra de arte e ingenio.
Natalia Fariñas Barcelona Grecia. El teatro de Delfos es uno de los mejor conservados del mundo e impresiona por su localización, con vistas al santuario y templo de Apolo, y al valle de Cirra. En el se celebraban los populares Juegos Píticos, con competiciones líricas, dramáticas y musicales.
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viajer a o bl o guer de
Al menos una vez en la vida De C贸rdoba a la provincia de R铆o Negro. Recorremos los impresionantes paisajes de la Patagonia argentina Texto y fotos Javier Perez Fecha del viaje Febrero 2015
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La Trochita - Recorrido Esquel a Nahuel Pan
rgentina, ubicado en el extremo sur del continente americano es el segundo país en extensión de territorio de América del Sur. He aquí, que muchas veces hemos oído de la voz de un europeo: “para recorrer de un lado a otro la Argentina hay que trasladarse muchos kilómetros”. Esto es muy cierto y como corolario muy rico a la vez, ya que, cada región que se visita nos permite encontrar diferentes idiosincrasias, culturas, geografías, climas y formas de ver el mundo. Argentina, exceptuando la provincia de Buenos Aires, se divide en cuatro regiones bien diferenciadas: Región Norte Grande Argentino, Región Centro, Región del Nuevo Cuyo, Región Patagónica. Como ciudadano nativo de Argentina, tuve la posibilidad de recorrer muchos kilómetros de mi país y muchas de estas regiones, todas imperdibles. En mi último viaje a la Patagonia Argentina, me pude dar cuenta que cada milla avanzada, es una aventura nueva por descubrir. El viaje comenzó en coche en la provincia de Córdoba, en el centro del país, y la idea era avanzar hasta la ciudad de Esquel, al Sur, en la provincia de Chubut, a 2100 km de distancia (ida) y aquí terminar este “roadtrip”. Finalmente el recorrido terminó en el extremo Este del país, en la localidad costera de Las Grutas, en la provincia de Río Negro. En consideración, agregué aproximadamente unos 1.200 kilómetros más –me gusta mucho conducir–. Voy a enfocarme en contar mi experiencia en los cinco Parques Nacionales de la Patagonia que tuve el lujo de recorrer.
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Parque Nacional Lanín
A unos dos kilómetros del centro de la ciudad de Junín de los Andes, encontré el acceso que me llevará a uno de los lugares más imponentes e increíbles de este viaje. Por ser la primera parada me pude haber sorprendido, pero en mi ranking éste se ubica en primera posición. La ruta que conecta es de ripio y en alguno de sus tramos tiene mejoras de asfalto. Hice 30 kilómetros hasta el puesto de ingreso de guardaparques donde tuve que registrarme y decir al personal que iba a acampar esa noche allí. Recorrí otros 35 kilómetros de camino de montaña en buenas
condiciones hasta llegar al Lago Huechulafquen. Merecen la pena. Las 750 hectáreas de Parque están protegidas. El escenario es de bosque patagónico andino, la especie endémica es el Pehuén, está prohibida su tala, y también se encuentra vegetación tales como Lengas y Cohiues. Esto se repetirá a lo largo de la ruta 40, ya que siempre bordearé la Cordillera de los Andes. Pequeñas vertientes, y diversos tipos de aves, se pueden observar en el recorrido. Al llegar al ingreso a Puerto Canoa, tuve que dejar el coche y continuar a pie unos cinco minutos. Allí embarcan los viajeros en catamaranes y
Parque Nacional Lanin Junin de los Andes
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lanchas que permiten recorrer las aguas del extenso Lago Huechulafquen, que como dato adicional tiene una profundidad máxima de 240 metros. Las aguas profundas son azul intensas y las montañas reflejan sus siluetas, por lo que permite fijar en nuestras retinas, imágenes de ensueño y nunca más olvidar. Las costas son de arena color grisáceas y si se quiere ingresar al lago recomiendo ponerse calzado, ya que hay piedras en el fondo. Desde el pequeño sendero, y desde el mismo Puerto, se puede ver el imponente Volcán Lanín de nieves eternas. Majestuoso, provoca respeto y admiración. Pobladores originarios viven en pequeñas casas de montañas, hacedores del respeto por la tierra y la naturaleza. Acampar dentro del Parque es muy económico, hay muchos campings libres (donde no se paga) u organizados (con servicios de sanitarios, proveeduría, asador). Puedo asegurar que el cielo por la noche se te cae encima. Para los amantes de la fotografía como yo, jugar con las largas exposiciones en tomas nocturnas o despertarme temprano para hacer la mejor foto del amanecer es una de las cosas que repetiría una y otra vez en lo que me queda de vida. Parque Nacional Nahuel Huapi
Ya inmerso de lleno en la ruta 40, y siguiendo mi recorrido por los Siete Lagos Argentinos, no dejo de sorprenderme en cada mirador que me detengo. Cada uno tiene su encanto, su belleza y su historia. Aquí se encuentra cercano el paso fronterizo Cardenal Antonio Samore (Ex Puyehue) que une la Argentina con Chile.
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DNI del bloguero
Nombre: Javier Apellidos: Perez De: Córdoba (Argentina) Edad: 30 años Blog: www.relatosdeunviajero.com Mi nombre es Javier Perez, soy Argentino y español, tengo 30 años. Soy un adicto a los viajes y a la fotografía. Suelo decir siempre: “la vida es un instante, por eso hay que viajarla”. Comunicador audiovisual de profesión, soy productor de televisión. En esta nueva etapa de mi vida intento unir mi profesión con mi pasión: los viajes. Me pueden encontrar en las redes sociales o ¡viajando por el mundo! Twitter: @relatosviajeros Instagram: relatosviajeros Mi blog: www.relatosdeunviajero.com Facebook: Relatos de un viajero Mail: relatosdeunviajero@gmail.com Abrazo viajero y ¡los veo por el camino!
Villa Traful es un lugar de cuentos que se encuentra ingresando 23 kilómetros hasta su centro cívico. Sus casas de madera a la vera del Lago Traful, su Mirador Traful, imponente por su localización estratégica, la vida calma y a paso lento, son condimentos que hacen de esta pujante villa turística un sitio de interés para visitantes que quieran sumergirse en la vida con la naturaleza. Aquí acampé a la vera
del Lago donde se practican deportes como la pesca y el kayak. A la mañana siguiente partí para la ciudad de San Carlos de Bariloche. Bariloche se encuentra en la provincia de Río Negro. El Río Limay separa esta provincia de Neuquén y éste es alimentado por el Lago Nahuel Huapi. Muchas historias se tejen alrededor del lago, una de ellas es la del famoso Nahuelito (una supuesta criatura acuática
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parecida al Nessie escocés). Por estos días algún turista creyente en estas historias dice haber visto a este famoso personaje nadando por sus aguas. Bariloche tiene una vida social muy vivaz y aquí yacen las mejores fábricas de chocolate de la región cordillerana. El circuito chico y el circuito grande (que une Villa Traful y Villa la Angostura) son recorridos obligados que hay que realizar. Cerro Catedral es una
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Lago Nahuel Huapi
El Mate como identidad
de las pistas de esquí más conocidas internacionalmente que atrae turismo extranjero en invierno. Cerro Otto y Campanario, Puerto Pañuelo son sitios que pude conocer y recomendar en esta ciudad maravillosa. Todos los recorridos de Bariloche costean siempre el inmenso Lago Nahuel Huapi siendo parte del Parque Nacional Nahuel Huapi. Parque Nacional Los Arrayanes
A 70 kilómetros saliendo de Bariloche por ruta asfaltada y en excelentes condiciones se encuentra la ciudad de Villa la Angostura. Posee aproximadamente 10 mil habitantes
La yerba mate proveniente de la cuenca del Río Paraná y Paraguay, propone El Mate, una infusión muy característica en países como Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Compartir el ritual del mate, ya sea amargo, dulce, con hierbas aromáticas, con miel o tereré (mate frío), son parte de la diaria en estos países de Latinoamérica. El mate une culturas, genera amistades y es parte en numerosas reuniones. En el trabajo, o en la mesa de cualquier estudiante está presente. Para alguien que quiera probar esta infusión debe contar con: un Mate (de plástico, de vidrio o de calabaza), una bombilla, yerba mate y agua. Calentar el agua sin dejar hervir. Cebar por la parte de la bombilla y dejar siempre un poquito de yerba seca para que se vaya renovando. Una vez que los palitos de la yerba flotan, se deberá renovar la misma. Listo, ya se tiene un mate preparado para compartir.
“Despertarme temprano para hacer la mejor foto del amanecer es una cosa que repetiría una y otra vez” y se triplica su población en temporada alta (verano e invierno). Su boulevard de dos manos es comercialmente activo. Esta ciudad enclavada en plena Pre Cordillera de los Andes ofrece a los viajeros todo lo necesario para una buena estadía. Aquí se encuentra la Península de Quetrihué donde está el bosque de Arrayanes más grande y único del mundo. También, esta especie denominada científicamente luma apiculata crece de forma aislada en esta región de Argentina y Chile. Nos contaban que se hicieron experimentos en Bélgica con éxito pero no pudiendo lograr bosques con estas características. Se puede acceder caminando, en bicicleta o bien, navegando las aguas del Nahuel Huapi.
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Parque Nacional Los Arrayanes
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Puerto Parque Nacional los Arrayanes
Yo realicé la última opción por una cuestión de tiempo y la verdad no me arrepentí. El recorrido por el parque dura aproximadamente 45 minutos y se ven ejemplares de esta especie de árbol anaranjado que nunca en mi vida había visto. El parque se emplaza en unas 12 hectáreas y puede visitarse en todas las épocas del año. En el recorrido hay una casita de té donde se puede detener a comer o tomar algo. Luego se regresa al Puerto y se vuelve a Villa la Angostura.
Parque Nacional Lago Puelo
Ya instalado por debajo del Paralelo 42, donde la gasolina es más económica y los paisajes incrementan su belleza, llego a mi destino deseado para vivir algún día: Lago Puelo, en la provincia de Chubut. Es una ciudad-pueblo muy limpia, organizada y tranquila. Su oficina de informes está justo antes de ingresar al Parque Nacional, allí se pueden obtener todas las referencias con una muy buena atención. El entorno es increíble,
Mirador del Lago - Lago Puelo
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Parque Nacional Los Alerces
la vegetación, la Cordillera de los Andes. El Parque Nacional Lago Puelo posee unas 27 mil hectáreas, se puede acampar y darse el lujo de dormir en un mini bosquecito de arrayanes. El recorrido está muy bien señalizado, y la mejor parte es cuando se sube al Mirador del Lago, donde se pueden ver las mejores panorámicas fotográficas. Parque Nacional Los Alerces
Llegué a la ciudad de Esquel y me recibió totalmente renovada. Había tenido la
oportunidad de conocerla ocho años atrás. La misma se establece en un valle y está rodeada de montañas, las panorámicas son asombrosas. 270 mil hectáreas de área protegida que pertenecen al Parque Nacional Los Alerces. Hay dos ingresos, uno norte y uno sur. Debido a su vasta superficie, se necesitan varios días para explotar al máximo todas sus travesías. Cascadas, ríos, lagos, flora y fauna autóctona son los principales atractivos. El ingreso norte: recorriendo unos 30 kilómetros desde
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Esquel por pavimento, se llega al ingreso del Parque, adentrándose en el mismo hay diferentes bajadas al segundo y más impactante Lago en mi ranking personal. El Lago Futalaufquen es de origen glaciario y es un espejo de agua donde las fotografías salen bien siempre, si ves una imagen de éstas del derecho y del revés se ve el mismo paisaje, ya que las montañas se reflejan en sus aguas cristalinas. Aquí se practica la pesca y en verano las aguas, si bien son frías, te permiten darte un baño para refrescarse. El acceso sur es increíble también. Se accede a 12 kilómetros de la localidad de Trevelin y a 45 kilómetros de Esquel. Aquí hay una
presa hidroeléctrica llamada Futaleufú de elaborada de materiales sueltos. Un camino zigzagueante lleva a lo más alto del embalse y te sorprende con vistas que no se pueden olvidar fácilmente. La misma lleva energía hasta Puerto Madryn en la costa argentina. En el camino de ingreso hay accesos al río que desprende de la presa y en verano la gente se baña y comparte momentos muy agradables. La Patagonia Argentina es extensa en territorio, en vegetación, en fauna. Conocerla define nuevos comienzos, transitar sus rutas de vientos lleva reflexionar. La Patagonia Argentina, sitio al que hay que viajar, aunque sea una vez en la vida. v
Parque Nacional Los Alerces Lago Futalaufquen
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AndalucĂa, mosaico de culturas De la Giralda de Sevilla, a las playas de AlmerĂa haciendo un alto en el camino para admirar la Alhambra. Nos vamos de ruta por el Sur Texto victor caballero fMarta rivero Fecha del viaje 01/08/2014 a 10/08/2014
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E
ncontrar un destino para ocho personas y acertar no es algo fácil. Queríamos un viaje por España donde hubiera cultura, relax, ocio, buena comida, y todo a un precio asequible. Por eso pensamos que nuestra mejor opción era Andalucía. Nos decidimos por un tour –que luego sería muy acertadamente bautizado durante el viaje como Rebujito tour– y que nos llevaría desde Sevilla hasta Almería pasando por Granada y Cádiz. Lo más difícil ya estaba hecho: teníamos el donde y él cuando, sólo nos faltaba el cómo.
Habíamos decidido realizar el tour en agosto, por lo que reservamos los alojamientos con tiempo, pero lo que finalmente resultó más complicado fue decidir cómo íbamos a hacer el viaje. Un grupo de seis personas salíamos de Barcelona, después de recoger a dos que regresaban del extranjero para las vacaciones, y teníamos a dos más en Madrid. La logística se antojaba complicada. Finalmente, tras muchos Excels decidimos que la mejor forma de hacer tantos kilómetros y poder disfrutarlos juntos era en furgoneta. Y así empieza este tour: con seis amigos cargados de crema solar en una gran furgoneta
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DNI del viajero Nombre: Victor Apellido: Caballero De: Badalona (España) Edad: 29 años Me gusta el deporte, pasar tiempo con mis amigos y, como no, viajar. Si puedo lo combino todo. Me gusta la aventura (en exceso), aunque siempre hay lugar para un buen viaje planificado. Los kilometros no me dan miedo ya que puedo recorrerlos en coche, en avión, o si se tercia, y hay buenas montañas, a pie. Soy de los que piensa que en el camino siempre hay algo que pueda sorprenderte.
Monumento a la Constitución de 1812, Cádiz
difícil de conducir cantando canciones belgas que hablan de la Costa del Sol y Telebancos. No me preguntéis el porqué. Sevilla, un ‘calor’ especial
La primera gran parada fue la ciudad de Sevilla, a la que llegamos después de recorrer casi 1000 km y atravesar España de punta a punta. Como era de esperar, nos recibió con un atardecer caluroso, pero con un centro histórico para perderse cuando el sol se esconde. Por suerte para nosotros uno de los miembros de la expedición tiene familia allí, así que teníamos algunas direcciones bajo el brazo. Nos alojamos en el Grand Luxe Hostel, ubicado en el centro histórico, a pocos metros de la la plaza del Triunfo y catedral, y
realmente a cinco minutos de las principales calles de la ciudad. Lo mejor era que contaba con una terraza en la azotea con impresionantes vistas a la catedral y a la Giralda. Muy recomendable para los que se aventuren a un tipo de viaje como el nuestro. Buen servicio, buenas vistas y gente amabilísima. De Sevilla me impresionó lo cargada que está de historia. Había estado antes en Granada, pero nunca en Sevilla y la verdad es que me quedé enganchado a los entresijos palaciegos y las historias del descubrimiento y la reconquista. La ciudad respira esa mezcla de culturas tan característica de Andalucía por sus poros: su arquitectura combina los estilos árabes y cristianos y es un mosaico único que tiene en La Giralda su pieza cumbre. La Torre
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de la Giralda, el emblemático campanario de la Catedral de Sevilla (el mayor templo gótico del mundo) es, de hecho, una combinación perfecta entre arquitectura árabe y cristiana. Se empezó a edificar en 1.172 y sería, hasta finales del siglo XII, la mezquita de la ciudad. Tras la llegada de los cristianos, a la torre se le incorporaría el campanario superior para ser convertida en la catedral que vemos hoy. Nosotros decidimos hacer una visita rápida de la catedral para poder dedicar más tiempo a los Reales Alcázares de La Giralda. Estos jardines, junto con el Archivo de Indias y la Catedral fueron, de hecho, nombrados patrimonio de la humanidad en 1987 y nos habían recomendado (por no decir exigido reiteradamente) que los visitáramos.
La verdad es que valió la pena. Los jardines y los palacios amurallados son preciosos y una perfecta combinación de las culturas que pisaron la ciudad: hay restos islámicos, mudéjares, góticos, renacentistas y barrocos. De todos los jardines que pisamos me quedo con el Patio de las Doncellas y sus arcos y balconadas, de cuento. Nuestro ajustado timing nos dejó, al salir sudorosos y sedientos de los Alcázares, sólo tiempo para admirar por fuera la fachada del Archivo General de Indias, dónde, según nos contó el guía, se guardan los documentos del Nuevo Mundo desde el siglo XV al XIX. Nuestro guía, por cierto, era un freelance madrileño afincado en Sevilla que encontramos por casualidad. Son independientes que
La Giralda, en Sevilla
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organizan buenos tours con historias alternativas a los recorridos tradicionales. El nuestro resultó tan inspirador que nos fuimos de tapas con el. ¿A dónde? Pues al barrio de Santa Cruz, según parece, dónde se cuece todo en la ciudad. Era la antigua judería medieval y tras un periodo de abandono hoy cuenta con muchos bares y ambiente por la noche. Sus callejuelas con sus sombras y sus muros blancos resultaron ideales para huir de los casi 45 grados que abrasaban la ciudad. El barrio resulta laberíntico y no nos decidimos entre tanta oferta de tapas. Comimos gazpacho, calamares, y tortilla, esta última con un aspecto sorprendente debido a que, por seguridad, en verano no pueden usarse huevos en los platos. Habíamos llegado con la idea de que Sevilla era la ciudad de las fiestas, las tapas, el flamenco y las corridas de toros, pero resultó que a la vez es una ciudad romántica y bastante misteriosa. Recorrimos la Plaza España escuchando las travesuras (no probadas) de la reina Isabel la Católica con Cristobal El grupo en la Torre del Oro, en Sevilla
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Granada
Colón y los desengaños del pobre Fernando. Luego nos paseamos por la Torre del Oro reviviendo la época (nunca mejor dicho) dorada de la ciudad tras el descubrimiento de América. La Torre del Oro, apodada así debido al brillo que tiene por el reflejo del río (luego se ha demostrado que brilla debido a que en sus paredes hay paja prensada), acabó con el primer mito de la ciudad: allí nunca se guardaron las riquezas llegadas del nuevo Mundo, sino que tan romántico torreón fue, en realidad, una prisión. El segundo mito no tardaría en caer: el río Guadalquivir –del árabe río grande, llamado Betis por los fenicios– que, dada su amplitud, permitío a la ciudad tener puerto, no fluye tanto como parece. A su paso por Sevilla resulta más bien un lago estático ya que debido a las crecidas de su
cauce y las inundaciones se ha regulado. Sea como fuere, no hay que perderse el color oro de la torre de noche, con Triana de fondo. Cádiz y tarifa: Sol, playas y surf
Tras dos días en Sevilla, el próximo destino era Tarifa y sus playas infinitas de arena blanca, pero no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitar Cádiz, aunque fuera fugazmente. Es una ciudad pequeña pero con mucha historia, que bien merece una parada y una buena terracita con vistas al Atlántico. Según parece allí es típico tomar churros con chocolate. Elegimos la cafetería La Marina en la Plaza de las Flores. Luego, dando una vuelta por el casco antiguo descubrimos que sigue muy al día lo del papelón de churros en los puestos ambulantes. Nuestra visita
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terminó en la Catedral de Cádiz,en la Torre de Poniente. Las vistas son muy bonitas. De nuevo en la furgoneta y a salvo del calor pusimos rumbo a Tarifa, un pequeño municipio de la costa gaditana con mucho encanto que esconde entre sus calles empedradas tiendas increíbles de día y fiesta por la noche. Pero si por algo se conoce Cádiz y los alrededores de Tarifa es por tener unas playas interminables de arena blanca y agua cristalina. Tuvimos que elegir y nos quedamos con estas dos, Zahara de los Atunes y Playa de Bolonia, pero cualquier playa de
“Si por algo se conoce Cádiz y los alrededores de Tarifa es por tener unas playas interminables de arena blanca” la costa gaditana hubiera superado nuestras expectativas. Y a eso nos dedicamos los siguientes días, a tomar el sol, disfrutar de las playas, y surfear las calles de Tarifa de noche. Nos habían dicho que las playas en agosto estaban llenas, pero la verdad es que, para gente acostumbrada a la Costa Brava como nosotros, resultaron casi desérticas y muy salvajes. También nos habían contado que Tarifa es el reino de los surferos y que no hay otra cosa en sus calles. Esto sí resultó cierto. Sea como fuere, Tarifa merece la pena. Pasearse por sus calles y tomar algo es toda una gozada después de un día de playa. Desde allí, además, uno puede ver África. Paseando por en centro llegas fácilmente a la isla de las Palomas, el punto más meridional
de la península ibérica, a sólo 14 km del continente africano. En lo alto hay un faro con magníficas vistas desde dónde uno puede ver las primeras montañas de Marruecos. Y tras unos días de relax y playa tocaba cambio de tercio y de cultura. Decidimos acercarnos al estrecho y visitar Gibraltar. Nos
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a petición del miembro más glotón del grupo nos tomamos un típico english breakfast. Rico, aunque hay que decir que las baked beans a 40 grados no son del todo digestivas. El casco antiguo resulta como un pequeño parque temático que combina las cabinas rojas de Londres con la inesperada visita de los macacos de Gibraltar, tan graciosos como listillos. Hay guardias a lo british, todo el mundo habla perfecto inglés y la arquitectura parece más propia de climas fríos y húmedos que no del caluroso sur. Una curiosa visita que nos dejó, cuanto menos, impactados.
“Gibraltar resulta como un pequeño parque temático que combina cabinas rojas londinenses con macacos” Granada: la joya de la corona
Jardines del Generalife en la Alhambra de Granada
podía la curiosidad de ver como era aquello, y la verdad es que resulta impresionante como en cuestión de minutos pueden cambiar tanto las cosas: desde el idioma hasta la cultura. Pasamos la frontera y –literalmente- cruzamos la pista de despegue del aeropuerto, a la vez, única vía de entrada a la ciudad. Dentro,
Y hablando de culturas, no podíamos obviar en este viaje Granada. Penúltimo destino de nuestro tour y joya de la corona del programa. Muchos ya habíamos estado, pero siempre apetece volver. Llegamos por la tarde, y nos instalamos en el Granada Inn Backpackers un hostal realmente bien cuidado y con un patio interior descubierto increíble. Como brinda la página web, un típico corral andaluz. Teníamos una habitación para todos y la verdad es que la situación era casi tan buena como en Sevilla: está sólo a unos pasos de la Catedral, el Ayuntamiento y el Albaicín y en una buena zona para tapear. Nos acomodamos y salimos para hacer un primer reconocimiento. Rápidamente nos topamos con
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la Catedral, una de las obras cumbres del Renacimiento español. Merece la pena visitarla por su particularidad (y si se me permite el comentario, obscuridad y solemnidad) y sobretodo porque en ella se hicieron enterrar los Reyes Católicos, su hija Juana la Loca y el mujeriego marido de esta, Felipe el Hermoso. Se encuentran en La Capilla Real de Granada, anexa a la catedral, que se construyó a petición de los reyes, orgullosos de haber conquistado al fin la joya más peleada del reino. Tras tan solemne visita iniciamos el ascenso al barrio del Albaicín, para mi, el más bonito de la ciudad. Callejuelas, puestos ambulantes, bares, calles empedradas… Una atmósfera
“Situada en lo alto de la AlSabika, frente al Albaicín y la Alcazaba, la Alhambra resulta impresionante ”
Cartel en Gibraltar
perfecta para empezar la noche. Decidimos tomar algo en el célebre mirador de san nicolas y quedarnos a cenar en el Restaurante El Huerto de Juan Ranas, con impresionantes vistas y la Alhambra en primer plano. Granada conquista por su rica arquitectura, su cultura y como no por su gastronomía. No puedes irte sin conocer su historia y eso implica visitar la ciudad pero también perderse por la Alhambra, que ocuparía todo el programa del día siguiente. Previsores, habíamos reservado nuestra entrada meses antes (www.alhambra-patronato.es), ya que resulta imposible conseguir una el mismo día. Las visitas son controladas,
con horas de entrada y de salida. Tras hacer la pertinente cola y tostarnos al sol, al fin, accedimos al recinto. Situada en lo alto de la colina de al-Sabika, a la izquierda del río Darro frente a los barrios del Albaicín y de la Alcazaba la Alhambra resulta impresionante. Lo mejor del viaje. Debe su nombre a sus muros rojizos (“qa’lat al-Hamra’”, Castillo Rojo) y fue construida como ciudadela dentro de la ciudad para alojar al monarca y a la corte del Reino nazarí. Su conjunto de palacios, jardines y la fortaleza del alcázar son impresionantes. La decoración de los interiores, la disposición de los elementos, la armonía de las partes,
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todo resulta tan perfecto que uno no puede más que asombrarse. El palacio de Comares, el cuarto dorado, el salón de Comares, y por supuesto, el impresionantisimo Patio de los Leones. Sin palabras. Hay que verlo. Salimos extasiados y sedientos por el calor, así que nos entregamos al tapeo indiscriminado. Nos decepcionó comprobar que lo de la tapa gratis con la bebida tan típica de Granada ya no se estila tanto como parece, en muy pocos bares nos la ofrecieron. Aunque quizá no eran los adecuados. Nuestra ruta de la tapa particular nos llevo de nuevo al centro, a la plaza de Bib-Rambla, llena de terracitas, a la plaza de la Pescadería y la Romanilla y la Alcaicería. Luego subimos al Albaicín por la Plaza Nueva hasta llegar al paseo de los Tristes y luego de nuevo
al centro. Decidimos obviar las cuevas del Sacromonte, el arrabal de los gitanos granadinos, y bajar directamente hacia la calle Navas, verdadero centro del tapeo. Allí nos aposentamos en el bar de tapas entre los bares de tapas, Los Diamantes. Y de ahí, solo hay que continuar la calle en adelante y dejarse llevar. Dejaríamos Granada con un buen rebujito entre las manos. Para los últimos días de viaje, y sabiendo que ya tendríamos unos cuantos kilómetros a nuestras espaldas, habíamos previsto una etapa tranquila visitando la costa almeriense y el parque natural de Cabo de Gata, con Vera como nuestro centro de operaciones. Vistas espectaculares y playas de excepción que ponían el broche de oro a la expedición. Tocaba volver a casa. v
Vistas desde la Alhambra
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Descubriendo Kenia 'pole, pole' Despacio y en primera persona visitamos los pueblos y las gentes de un paĂs que guarda para muchos la esencia de Ă frica Texto y fotos CATI herrero Fecha del viaje 27/09/2013 a 28/10/2013
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L
legamos a las seis de la mañana a Mombasa –en total, 20 horas de viaje–, un 27 de septiembre. Tenemos por delante un mes en Kenia. ¡Uf! El taxista no tiene idea de donde llevarnos y nos da un gran paseo por la zona. Lo mejor, el transbordador en Mombasa. Miles de personas, bicicletas, camiones y coches apretujados en ambas direcciones para cruzar. Cuando lo logremos iremos a comer a la playa, al restaurante Colobus, recomendado por amigas. Comprendo por qué les gusta tanto este sitio. La playa es magnífica. Las barcas de troncos de mango son rústicas y preciosas. El primer contacto con nuestros cuidadores, Joshua, Masha y su familia, que nos acogerán durante el viaje, ha sido perfecto. Son personas sencillas y tranquilas. El idioma es un problema, pero con inglés y un poco de suajili nos entenderemos. Nuestro plan es instalarnos con ellos y visitar los diferentes pueblos de la zona.
Matuga- Ukunda- Kombani
Matuga es una maravilla. Árboles, palmeras y muchas escuelas. En el camino, un hombre con su puesto y su sartén friendo casaba, una especie de patatas con picante deliciosas. Saludamos a un señor que teje un recipiente de esparto para sacar agua de coco. Hay muchos cocoteros. Otro hombre mayor sube a uno de ellos y los echa abajo. En Matuga subiremos por primera vez a un matatu (minibuses típicos de Kenia). Son Increíbles. No hay paradas. Van a tope y entra todo el que pide parada. Allí decidimos ir también a misa de guardar un domingo. Buscando la iglesia católica
donde van nuestros cuidadores entramos en una evangélica, Bethamy Church. Entramos porque oímos cánticos que suenan góspel. Después de los cantos la gente habla. Hay sobretodo niños que no paran de mirarnos entre sermones y gritos. Visitaremos también Ukunda haciendo parada en Kombani. Lo mejor, el matatu. Cuando parece que ya no cabe nadie más, siguen entrando. Los que no tienen asiento viajan encorvados, pues la cabeza les llega al techo. La forma de pedir parada es dando unos golpes en la carrocería. Shimba- Kwale- Diani-Matuga
Tras unos días de adaptación a la casa y el entorno, llega el momento de visitar la
reserva natural de Shimba. El día de la visita quedamos con el taxista a las seis de la mañana. Al llegar, nos espera una agradable sorpresa: pensábamos que el alojamiento sería en una cabaña, pero es una construcción de troncos de varios pisos entre los árboles. Las habitaciones tienen una pequeña terraza con vistas a un lago lleno de nenúfares. Por una pasarela de troncos se llega a un mirador para ver a los elefantes. Es emocionante. Por la tarde damos una vuelta por el parque: elefantes, una jirafa, búfalos, ciervos y antílopes sable. No hay carnívoros, es una zona de protección de estos antílopes. El segundo día en Shimba tocará madrugar. Llueve a cántaros. Salimos
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para ver las cascadas pero no podemos llegar, necesitamos un ranger con su rifle y no hay ninguno. Una decepción: hemos vuelto a pagar la entrada al parque (20€). A Kwale iremos en matatu al día siguiente. Es nuestro primer viaje en transporte público solas. Está a 12 km de Shimba y nos cuesta 50 cts. El mercado es fantástico. Calles llenas de tiendas en el suelo donde hay de todo. También visitaremos Tiwi más tarde. Alli acabamos en casa de una mujer joven y hermosa con un bebé conocida de nuestros cuidadores. Tiene una casita pequeña, limpia y ordenada. Masha nos ha dicho que la playa de Tiwi no es segura, que mejor vayamos a Diani. Su hermano trabaja en un hotel de la playa. Y le hacemos caso. Resulta maravillosa. Allí cogeremos una barca de madera de mango con vela para acercarnos al arrecife y por fin bañarnos en el Océano Índico. Comeremos pescado fresco y langosta acompañadas de dos chicos de Kwale, dos que manejan la barca y dos hermanos de Masha. El día, sin embargo, acabará por estropearse. Habíamos pedido información para ir a Tsavo al dueño de una Agencia, que decidió presentarse con el autobús para hacer el safari hablando de precios astronómicos delante de los chicos. Se enfadó. Luego nos dijo que nos llevaba a casa, decidiendo, a mitad de camino, dejarnos en la carretera. Se nos hizo de noche y sin matatus a la vista, el último trayecto, KombaniMatuga, tuvimos que hacerlo (8 personas) en un Tuc-tuc (motocarro) de tres plazas más el conductor. Cuando llegamos a casa nos esperaban intranquilos. Nos habían aconsejado no estar fuera de noche, y con razón.
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DNI del viajero Nombres: Patro, Ángels, Pilar y Cati. De: Barcelona (España) Edad: Todas alrededor de los 60 años
Somos cuatro: Patro, Ángels, Pilar y Cati. Todas vivimos en Barcelona y todas tenemos también alrededor de los 60 años. Evidentemente, nos encanta viajar. En Kenia tenemos otra amiga que tiene una casa, por lo tanto nos encanta decir a todo el mundo eso de “YO, TENGO UNA CASA EN KENIA”. En este viaje faltan dos amigas: Bea y Chelo. Normalmente viajamos las seis.
Matunga-Mombasa
Desde Matunga de nuevo partimos hacia la reserva de cocodrilos que hay cerca de Mombasa. El día que llegamos a Kenia habíamos cruzado el paso en taxi, pero esta vez hicimos el camino a pie junto a cientos de personas. Es impresionante ver tanta gente avanzando lentamente, en silencio, bajo un sol abrasador. El Haller Park es una especie de zoo donde hay antílopes, hipopótamos y jirafas a las que les puedes dar de comer, aunque lo mejor son los cocodrilos. Hay muchos, grandes y pequeños. El parque tiene además una flora fantástica: palmeras casuarinas enormes, estanques con nenúfares, monos, tortugas gigantes... Comeremos en Mombasa, en un agradable patio, cordero con patatas, verduras y chapatis. Al domingo siguiente volveremos a misa,
esta vez con Joshua y su familia. La ceremonia es parecida: Cantan y hablan durante tres horas. Todo lo hacen en suajili y en inglés, en nuestro honor. Es impresionante. Aún dedicaremos un día más a Mombasa. Queremos visitar la ciudad vieja, aunque Joshua dice que es peligroso. Cogemos un Tuc-tuc al puerto viejo. Son fantásticos los balcones de madera. No vemos el peligro por ningún lado pero el centro es caótico: edificios modernos junto a vendedores en todas las aceras, calles llenas de socavones y charcos. Te la juegas para cruzar una calle. El tráfico es incesante. Lamu- Malindi-Gede
De Mombasa iremos luego a Lamu. El viaje es tremendo: hay dos horas de Mombasa a Malindi y cinco más hasta Lamu, sin
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paradas. Eso si, la policía nos para varias veces. Parece que los controles son porque buscan ¡marihuana! Una de las veces nos hacen mostrar el pasaporte y nos piden tabaco. Los cambios en el paisaje son tremendos: grandes extensiones de palmeras, agua y cabras. Las chozas de paja aquí son redondas y el camino está lleno de baches y piedras, pero llegamos al destino. Tenemos reserva en el hotel Casuarina, una vieja casona de tres pisos destartalada y cochambrosa pero con un encanto especial. Hemos reservado el piso superior. El baño está en la terraza con sólo una cortina, prácticamente a la intemperie. El techo es abuhardillado de makuti y troncos. Pasaremos aquí dos noches (60€ por las cuatro). Lamu son dos calles. La principal es el muelle, muy largo. A un lado el mar y las barcas (dhows), hay cientos, todas pequeñas, de madera, a vela. Al otro lado, los hoteles y restaurantes. La otra calle, interior, paralela a esta, está llena de tiendas y comida en la calle. Hay varias mezquitas. El 90% es musulmán. Los chicos de la playa, contra los que nos habían prevenido, son muy simpáticos y nos dejan enseguida en paz. Conocemos también a un grupo de chicas españolas que han venido de voluntarias con una organización española que trabaja con mujeres con problemas. Confeccionan ropa, pendientes y cestas con material reciclado. Tienen una tienda en Lamu –Africable– aunque también venden en mercadillos y por internet. Tienen una casa donde trabajan y comen todas juntas y cuidan a los niños pequeños. Conocemos a una de las mujeres. Tiene una alegría increíble
y nos recibe con abrazos. Por la tarde iremos con las chicas y unos barqueros amigos suyos a dar una vuelta por los manglares que rodean las islas. Los chicos son fantásticos, nos traen flores. Tocan tambores y cantan. La barca es de vela y la manejan de maravilla. Cuando se pone el sol, nos invitan a ir a bailar a una discoteca flotante de troncos, pero desistimos porque nos vamos al día siguiente. Otra cosa curiosa de Lamu: los burros. Los hay a cientos. Transportan personas y mercancías. Hay un hospital para ellos y también una ONG trabaja para dignificar a estos animales. Según un dicho suajili “Un hombre sin un burro, es un burro”. La última noche en Lamu decidimos pasarla en el hotel Palace: necesitamos una buena ducha. La habitación doble
cuesta 70€ y tenemos una terraza con vistas maravillosas a las barcas y los manglares. Saldremos de Lamu en la correspondiente barca fuera-borda para ir a Malindi (6 horas) Hay controles pero los pasamos. Al llegar a Malindi cogemos un Tuc-tuc y le indicamos al conductor (Benedit) que nos lleve al hotel Paradise. Nos lo han recomendado. El hotel es un remanso de paz. Habitaciones alrededor de un jardín con muchas plantas diferentes y un par de grandes mangos en el centro. ¡Y piscina, un bar con cervezas Tusker baridi-baridi y restaurante! El turismo de Malindi es mayoritariamente italiano. Y el hotel no es menos. Con la ayuda de nuestro Tuc-tuc preferido, Benedit, visitaremos las ruinas árabes de Gede. Son muy interesantes. Se trata de una
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ciudad que existió entre 1300 y 1700 y fue inexplicablemente abandonada. Los restos descubiertos en 1940 son el palacio, la mezquita, los baños... es decir, donde vivían los ricos. El pueblo llano vivía en cabañas diseminadas por el campo, como ahora. Comeremos en la playa de Watamu. Es muy turístico pero Benedit nos lleva a una cala preciosa de arena blanca. No tardarán en llegar las vendedoras. Malindi-Mombasa-Tiwi
Volveremos de Malindi a Mombasa en minibús. Allí nos espera nuestro taxista del Glory en Diani, Salim. Los siguientes días haremos vida con nuestra familia de acogida. Iremos con Joshua a pasear por la escuela de Mwende, su hija. Es una escuela enorme, cristiana. En la entrada un cartel reza “zona English”. Nos recibe el director y varias maestras. Tienen ganas de hablar y nos preguntan cosas
sobre España. El director es madrileño. Visitamos varias clases al aire libre. Esos días queremos también intentar volver a Tiwi, aunque insistan en que es peligroso. Lograremos llegar a la playa prohibida. Es parecida a Diani pero más salvaje y tranquila. Nos encanta el sitio. Tsavo- Kinango-Samburu
Tras la vida cotidiana toca safari en Tsavo. Nuestro conductor se llama Kenia, es delgado y altísimo. Sólo entrar ya vemos varias manadas de elefantes y cebras. Antes de llegar al hotel recorremos muchos kilómetros. Un león durmiendo, más elefantes, jirafas, impalas, avestruces etc. El hotel es una preciosidad: son casitas de dos habitaciones entre los árboles. El comedor con varios espacios tiene el techo de madera. En lo que dura el safari los felinos se nos resisten,
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pero el paisaje es magnífico. Todo está seco y las charcas casi vacías. No hemos podido ver hipopótamos, rinocerontes o leopardos, pero vale la pena. El viaje de vuelta lo hacemos por la montaña dirección Kwale-Kinango-Samburu hasta la carretera principal de Kenia: MombasaNairobi. Desde Kwale todo es camino de tierra, vamos dando tumbos, pero es fantástico. Los niños al pasar nos saludan a gritos de welcome. Ya en casa, por la tarde nos visitan Maggi y las niñas. Traen casaba frita. Es la primera vez que se acerca, aunque vive justo al lado. Trabaja todo el día en su huerto, lava
“Tiene una casa tradicional de barro y techo de hojas de palma, hecha por ellos. El entorno es espectacular” a las niñas o cocina en la puerta de su casa con su hornillo de carbón. Seguiremos conociendo a los vecinos al día siguiente, en que Charles, nuestro askari, nos ha invitado a ir a su casa a conocer a su mujer Esther y a sus cinco hijos. Tiene una casa tradicional de barro y techo de hojas de palma, hecha por ellos. El entorno es espectacular, con árboles y palmeras. Alrededor de la casa está el huerto, con casabas y berenjenas. Los pollos, gallinas, patos y perros deambulan a nuestros pies y entran y salen de la casa. Los hijos son todos guapísimos y tranquilos. Francis, el mayor, tiene 13 años y es campeón de ciclismo. Nos enseña sus trofeos y diplomas. La única niña es la pequeña,
Grace, de año y medio. Todos alucinan con las cámaras de fotos. Tenemos también espectáculo: un vecino, un joven contorsionista extraordinario. Increíble como giraba totalmente brazos y piernas. Comimos chapatis y pollo estofado con patatas. Mombasa y Kwale, a solas
Durante los últimos días iremos a Mombasa sin decir nada. Queremos ir solas. Están empeñados en que es muy peligroso pero decidimos arriesgarnos. Recorremos las calles principales atestadas de gente, vendedores y coches. El parque Uhuru es un pequeño pulmón verde en medio de la ciudad. En el centro hay un enorme mango con
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cientos de murciélagos entres las ramas. La ciudad vieja no es más de lo que habíamos visto. Al lado de las mezquitas suntuosas hay calles estrechas llenas de basura y olor pestilente. El mercado sin embargo es magnífico y limpio. Comemos en el mismo lugar que en las dos ocasiones anteriores. Mombasa es mayoritariamente musulmana y éste es el único lugar que conocemos con cerveza. Compramos dos regalos para la familia: una cuna con mosquitera para el bebé de Maggi y una pelota de fútbol auténtica para los hijos de Charles. A parte de los hombres que intentan guiarnos, nadie se mete con nosotras. Volvemos sin problemas. También regresaremos a Kwale y más tarde a Tiwi. A Kwale iremos en la furgoneta de Marion, una holandesa que trabaja en un proyecto con niños sordos. El pueblo está lleno de tiendas en el suelo, de ropa y sandalias.
Hay montañas de pescaditos secos y la gente se ríe de nosotras. Somos las únicas Mzungo (blancas) por aquí. Ya en Tiwi, nadaremos hasta una cueva de coral y descubriremos un acantilado con cuevas y balsas llamado Australia. En el interior hay un agujero por donde entra el sol y las raíces de los árboles. Espectacular. La mejor playa que hemos visto jamás. Tras tales paisajes, es hora de hacer las maletas. Nuestra fiesta de despedida (sereje en suajili) es un éxito y muy emotiva. Nos despedimos casi llorando. Pasamos a Mombasa en el ferry. En media hora estaremos en el aeropuerto. Tenemos tiempo, al darnos la tarjeta de embarque hemos descubierto que nuestro avión sale a las 6.20h. y no a las cinco. Sin previo aviso. No importa, ya estamos acostumbradas tras un mes aquí: todo a su particular ritmo. Pole Pole (despacio)... Kenia, Asante sana. v
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Turismo nuclear en Chern贸bil La vegetaci贸n salvaje cubre poco a poco de vida las ruinas de las instalaciones desalojadas tras el funesto accidente Texto y fotos Enric Gili Fecha del viaje 07/03/2015 a 11/03/2015
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eguramente no es muy común viajar a Ucrania como turista en situación de conflicto, y todavía es más inusual viajar a la Central Nuclear de Chernóbil. La central, la más moderna de la URSS, explotó en 1986 causando miles de muertes por todo el mundo. Todavía hoy hay consecuencias graves y toda la región circundante está totalmente contaminada. La Unión Soviética construyó una de las mejores ciudades del mundo junto a la central, Pripyat, que en su momento llegó a los casi 50.000
habitantes. El día de la explosión nadie avisó a los habitantes de dicha ciudad. Toda la población murió o quedó afectada gravemente por la radiación. Y con todo esto, ¿como es que decidimos hacer este tipo de turismo? Todo empieza planificando una semana de vacaciones con los amigos. El destino escogido era Estambul de inicio, lugar mucho más común y normal. Precisamente esta frase de “sitio común y típico” es la que nos provocó muchas dudas al respeto, pues queríamos una experiencia única.
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Siempre quisimos ir a Chernóbil, y buscando información vimos que sí, era posible visitar la zona de exclusión nuclear más grande del mundo. Sólo se puede hacer con un permiso especial y a través de una agencia especializada y aprobada por el Ministerio de Sanidad ucraniano. Una vez hubimos contactado con la agencia, comprado los billetes de avión y pagado todas las tasas para poder hacer la visita estábamos listos para vivir una de las mayores experiencias de nuestras vidas.
Nuestra visita a la central nuclear empieza realmente el día antes de poder hacerlo. Recibimos un correo de la agencia con un título sospechoso: “FORCE MAJEURE” y en el contenido se detallaba que se habían cancelado las excursiones a la zona por “maniobras de entrenamiento antiterrorista” del ejército, según informaba el gobierno, y que se posponían al lunes. Para nosotros no había problema. Más adelante descubrimos que el motivo real era un aviso de bomba terrorista sobre la central nuclear.
'Check-point' de entrada a la zona de exclusión
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Pequeño pueblo destrozado en las cercanías de Chernóbil
Después de este inicio accidentado, por fin llegó el lunes. La agencia nos vino a buscar directamente al apartamento de Kiev sobre las ocho de la mañana, allí entregamos los pasaportes para poder circular en cada zona de exclusión y los check-points. La primera zona de exclusión nuclear dista 30 Km. de Chernóbil y está a unas dos horas en minibus de la capital. A partir de ese punto casi todo está contaminado y es nocivo para la salud. Se recomienda estar sólo un día. En este punto se controla cada pasajero que entra y sale des del check-point. Lo primero que visitamos fue un pueblo que antes del 1986 tenía 3.000 habitantes. Ahora solo vive una mujer de 86 años. Todo el pueblo está destrozado, el bosque poco
a poco se ha ido comiendo las calles y las casas. Es casi imposible moverse a pie por esa zona. Nadie del grupo entendía como esa mujer vivía allí, en una zona tan contaminada, sin luz, ni gas, ni agua, ni comida. La mujer va a pie cada día a la zona militar donde le dan de comer. Salimos del pueblo y llegamos al checkpoint situado a 10 Km. A partir de allí está prohibido vivir, los niveles de radiación son altísimos en muchos puntos. Seguidamente llegamos al pueblo de Chernóbil. Antes de la catástrofe, tenía miles de habitantes, y ahora mismo son sólo 200 personas entre militares e ingenieros que intentan solucionar el problema de la contaminación. Se tienen que ir turnando
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y salir de la zona al cabo de varios días, no es bueno para la salud. Sorprendentemente, en el pueblo hay un guesthouse y Wifi. Los monumentos y memoriales recordando a las víctimas y a los pueblos desaparecidos dan a este lugar un punto tenebroso y emblemático a la vez. El siguiente destino fue el radar antimisiles soviético DUGA-3. Unos 150 metros de alto por centenares de ancho ocultados en medio del bosque. Desde hace muchos años inutilizado, ahora mismo es un gigante de hierro oxidado a punto de caer. Nos impresionó mucho verlo.
“El bosque poco a poco se ha ido comiendo las calles y las casas. Es casi imposible moverse a pie por la zona” Dejamos la pista forestal para visitar una antigua escuela, ahora mismo integrada en el bosque. El medidor de radioactividad marcaba valores 1.000 veces mayores a lo adecuado, solo podíamos estar cinco minutos en la escuela. El colegio fue abandonado el día que desalojaron la zona. Mesas, sillas, cuadernos, ropa… todo sigue en el mismo sito en que lo dejaron aquel 28 de abril 1986 (dos días después del desastre). Una vez hecha la visita nos dirigimos a la central nuclear de Chernóbil y a cada uno de sus reactores. El que explotó fue el reactor 4. Sólo pudimos circular a un centenar de metros y sin parar debido a los niveles de radiación que marcaba el medidor.
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DNI del viajero Nombre: Enric Apellido: Gili De: Barcelona (España) Edad: 30 años Mi nombre es Enric y soy de Sabadell, Barcelona. Soy responsable técnico en una empresa del sector turístico. Mi pasión y afición es viajar, si pudiera me pasaría todo el año visitando países y culturas diferentes. Me gusta mucho el deporte en general (baloncesto, esquí, montañismo), la meteorología y la investigación histórica. Soy coleccionista acérrimo y miembro de diversas asociaciones sin ánimo de lucro. Si queréis más información sobre mis rutas podéis contactarme por correo electrónico: enricwai@gmail.com
Radar anti-misiles soviético DUGA-3
El reactor 4 sigue casi igual que el día del desastre, y justo a su lado se está construyendo “el sarcófago” que a lo largo de este mismo año 2015 hará de ataúd y tapará finalmente el reactor destrozado, haciendo por fin que la radiación que sale de la central sea más baja. Los alrededores de la central impactan mucho: todo lo que crece es de color rojo, color radiactivo. Se quema y corta muy a menudo para no contaminar más. Finalmente, y a unos cinco kilometros llegamos a la ciudad fantasma de Pripyat. El minibus circuló por el bosque. Pronto descubrimos que eso era la avenida principal hoy convertida en bosque. Entre los árboles
se podían distinguir los edificios gigantes de viviendas de estilo soviético, muchos a punto de caer. No había nadie, todo estaba destruido, solo árboles y edificios abandonados. Al cabo de pocos minutos llegamos al final de la avenida, la plaza principal. Aquí los niveles de contaminación son muy elevados. Alrededor nuestro pudimos ver el supermercado (abandonado tal cual todavía con los carritos de la compra), el hotel, la escuela y el hospital. Nos acercamos al supermercado, todo estaba oxidado y con goteras. Nos recomendaron no andar mucho por esa zona. Seguidamente nos acercamos al parque de atracciones, seguramente la zona más
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Estatua del tercer รกngel del Apocalipsis
fotogénica y popular de la ciudad nuclear. Autos de choque, una noria y varias atracciones también abandonadas tal cual. Muy impactante. No pudimos estar muchos minutos allí, los niveles de radiación eran altísimos. A continuación nos desplazamos al gimnasio municipal, donde hicimos una pequeña ruta por la pista de baloncesto y la piscina. Ya llevábamos dos horas en la ciudad, el tiempo máximo recomendado para la salud. Cogimos el minibus para salir de Pripyat y volver a Kiev. Para eso primero debíamos pasar otra vez los dos check-points (a 10 y a 30 Km.). Allí debíamos comprobar si alguna parte de nuestro cuerpo o de la ropa había sido contaminada. Un control de radiación.
Por suerte nadie de nuestro grupo resultó contaminado. No es inusual que los turistas resulten contaminados, aunque hay protocolos sencillos y fáciles de descontaminación. En teoría no hay que preocuparse mucho por este tema. Finalmente salimos de la zona de exclusión nuclear para llegar a Kiev. Seguramente fue una de las experiencias más impactantes que hemos vivido en nuestra vida. Una vez estás justo allí no eres consciente de lo que estás viendo y viviendo. Fue en el hotel, repasando las fotos y los momentos, cuando nos dimos cuenta de que habíamos visitado Chernóbil y de todo lo que habíamos visto. Todavía hoy estamos impactados. Es una experiencia totalmente recomendable. v
Noria en el parque de atracciones de Pripyat
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Jordania en siete dĂas Cruce entre Oriente y Occidente y cuna de culturas, este paĂs resiste inmutable al paso de las civilizaciones y la historia Texto y fotos Mari Huertas Fecha del viaje 22/03/2015 a 29/03/2015
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veces, el viajero espera mucho de su visita a un determinado lugar, a veces, esa visita soñada y esperada, decepciona… Pero no fue el caso de Jordania. Visitar Jordania es toda una aventura, muy variada y emocionante. Voy a intentar resumir mi experiencia aunque no se si lo lograré… ¡hay tanto que contar!
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Ammán
Primer día: tomamos el pulso a Jordania
Segundo día : de A mmán a Jerash
Llegamos a Ammán, capital del reino de Jordania. Es nuestra primera toma de contacto con el país. Sus gentes parecen amables y los españoles somos muy bien recibidos allí. Eso si, queridos amigos (habibis en árabe), no penséis en tomar una buena cerveza o un vinito si no tenéis el bolsillo bien preparado, ¡el alcohol es carísimo! Por el contrario, se puede fumar en todas partes sin problemas, y a la mitad de precio que en España... Dada la situación, nos vamos a dormir pronto, que mañana empieza la verdadera aventura.
Comenzamos nuestra ruta en Ammán. Allí visitamos la Ciudadela, uno de los lugares habitados continuamente más antiguos del mundo, testigo del nacimiento de las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Un viaje en el tiempo sin duda. Desde allí nos trasladamos a Jerash, habitada desde la edad de bronce, allí los romanos dejaron constancia de su poderío: hipódromo, foro, circo… y un maravilloso Arco de Adriano. Y, como no solo de piedras y arte vive el hombre, terminamos el día
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tomando unos zumos de menta con limón, típicos de la zona y fumando unas Shishas. Comprobamos que las mujeres allí tienen más libertad de lo que se podría presuponer en un país mayoritariamente musulmán: trabajan fuera de casa, usan los pañuelos con discreción y la mayoría no se tapan la cara. Puede que sea por la influencia de su reina, Rania de Jordania. Nos explican que los cristianos no tienen problemas allí para practicar su religión y que las iglesias ortodoxas conviven con las mezquitas de forma natural.
Tercer día: mosaicos y deliciosas réplicas
Empezamos en Madaba, al sur de Ammán, con sus mosaicos y su Iglesia bizantina de San Jorge. En su ábside admiramos un gran mosaico-mapa, la representación cartográfica más antigua de Jerusalén y la Tierra Santa que se conserva. Luego seguimos hacia Mount Nebo, desde donde pudimos hacernos una idea del paisaje que vio Moisés hace más de dos mil años. El no pudo pisar la tierra de “leche y miel” que le prometía su Dios, pero si divisarla desde allí.
La Ciudadela de Ammán
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Allí paramos para degustar unos de los platos típicos del país, el mansaf, elaborado con cordero, yogur y arroz. Después de comer, continuamos nuestro viaje hasta el castillo de Shawbak, una fortaleza que los cruzados nos dejaron en el Camino de los Reyes, una ruta de peregrinos, caravanas y comercio que se encuentra entre Siria y Arabia. Y después descubrimos ¡la pequeña Petra!, una maravilla, una réplica de Petra, excavada en la piedra que los nabateos (el pueblo que construyó Petra y cuya actividad se desarrolló al sur y este de Palestina) usaban a modo de almacén de mercancías, un pequeño adelanto de lo que nos esperaba al día siguiente. Terminamos la jornada cansados, pero muy felices.
DNI del viajero Nombre: Mari Apellido: Huertas De: Barcelona (España) Edad: 58 años Soy una persona soñadora, curiosa, inquieta, admiro las bellezas naturales y las construidas por el hombre, me gusta la poesía y el arte en todas sus manifestaciones y mezclarme con la gente, mis viajes siempre son “gastro-lúdico-culturales”.
La pequeña Petra
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Cuarto día: el tesoro
Y por fin llegamos a ¡Petra! Antigua ciudad capital del reino nabateo, hoy un importante enclave arqueológico, que deja a todos con la boca abierta. Sinceramente, creo que nadie debería morir sin ver esta preciosidad, pero eso sí, hay que estar en forma para disfrutarla, pues hay que caminar durante una hora y subir unos 900 escalones de piedra para apreciar toda su belleza. La experiencia de llegar al Tesoro (Al Khazneh) excavado en la piedra roja, atravesando una estrecha garganta (Siq) de kilometro y medio de largo y unos 80 metros de alto, es impresionante y emocionante. La subida de los empinados escalones en zigzag para encontrarnos con el Monasterio (Al-Dayr) y con una increíble vista de toda la vieja ciudad es, como mínimo, gratificante, una alegría para la vista y el alma. Los dioses y gentes que allí vivieron perviven entre piedras rosas y acantilados angostos, sus muertos descansan majestuosamente en tumbas señaladas con escalones de piedra, de subida para mujeres, y de bajada para hombres. Dejamos Petra con reticencia, los ojos llenos de belleza y las piernas cansadas – confieso que hicimos trampa y usamos los caballos un rato– para ir al desierto donde pasaremos la noche. Vamos a por la “comida enterrada”(cordero y pollo con patatas), cocinada durante horas enterrada en la arena del desierto. En el campamento hay baile, chistes y más shisha. Dormimos como benditos, ni los mosquitos pueden quitarnos el sueño. Petra
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Petra
Quinto día: arena, pueblos e historia
En el desierto de Wadi Rum, lleno de vida, de historia y de color, con pequeños oasis para descansar, tomar un té o un zumo de granada, o dejar que nos pinten los ojos con kole y nos pongan las palestinas al estilo jordano, nos esperan los beduinos y sus camellos. Allí daremos un paseo en 4x4 para ver los puntos más importantes de la antigua trashumancia (un tipo de pastoreo que está siempre en continuo movimiento, para ir adaptándose a otras zonas de productividad, aunque mantiene asentamientos estacionales fijos) y las rutas de las caravanas del desierto. Nos cuentan historias de los antiguos judíos, de los nabateos, de los beduinos, de Lauren de Arabia, de independencia, de guerras, de
vidas pasadas y presentes… Y al son de estas historias comemos en el campamento para luego seguir nuestro camino hacia Aqaba. Sexto día: agua
Descubrimos Aqaba, una ciudad costera libre de impuestos, una especie de Andorra jordana, que resulta una mezcla de vida occidental y oriental. Allí navegamos en yate para ver los corales y hacer snorkel en el mar Rojo, una belleza. Hace un tiempo fantástico y conseguimos ver tortugas y delfines, además de los peces de colores y los corales habituales de la zona. Regresamos a los hoteles quemados y dispuestos a disfrutar de unas cervezas bien frías, pasear por la ciudad y lo que haga falta…
Desierto de Wadi Rum
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Mar Muerto
Séptimo día: el mar Muerto
Es el último día de nuestra ruta. Llegamos al hotel a orillas de este curioso mar llamado mar Muerto, que está a 400 metros bajo el nivel del mar. Según la Biblia, aquí se encontraban las ciudades de Sodoma y Gomorra. A nosotros nos parece más un lago que un mar. Un mar que recibe las aguas del río Jordán y que tiene tal salinidad que te puedes bañar sin miedo a hundirte. Los lodos que encuentras en sus orillas son muy beneficiosos para la piel, hay toda una industria entorno a
estos lodos: cremas, sales,etc. Nosotros disfrutamos con el baño y con el típico juego de untarnos todo el cuerpo con esta pasta natural negra, y con las bromas sobre si Jesús anduvo o no anduvo sobre estas aguas tan densas. Dormimos relajados y, evidentemente, con la piel tan suave como el culito de un bebé. Y ahí acabó la aventura. Siete días no fueron suficientes, se nos quedaron cosas por ver en el tintero, así que todos decidimos que había que volver… pero este ya será otro viaje y otra historia. Shukran Jordania. v
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Hello viajeros!
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Homenaje a Nepal El relato de un viajero que tuvo el privilegio de visitar un paĂs que ahora lucha por sobrevivir a la tragedia Texto y fotos Jordi Matamoros Fecha del viaje oct-nov 2011 y oct-nov 2014
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Tuve el honor de disfrutar como viajero de un país maravilloso que me regaló recuerdos imborrables. Ahora, con inmensa tristeza por el devastador terremoto que ha golpeado Nepal quisiera dedicar mi relato a todas las victimas de la tragedia.
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n Nepal se encuentran ocho de los 14 picos de más de 8.000 metros que existen en el Mundo. El monte Everest, por ser el de más altura, y el Annapurna, porque fue el primero en ser escalado por el hombre son los dos más famosos, y a la vez los dos más codiciados. Siempre me ha apasionado conocer mundo, y si es escalando sus picos y montañas, mejor. Soy aventurero por naturaleza, me
gustan los viajes activos, con acción y altura, por eso Nepal era un destino casi de ensueño. La mejor época para acercarse al Himalaya nepalí es en Octubre-Noviembre, una vez que ha pasado el monzón. Hay una buena infraestructura de lodges (pequeñas cabañas habilitadas como refugios) donde alojarse, y pese a que el Nepal dispone de pocas carreteras y recursos (esta a la cola de los países con más índice de desarrollo Humano de Asia), es un país bastante preparado para el trekking. Solo quedaba prepararse y realizar todos los tramites (permisos, avituallamiento, etc.) para partir. El valle del Khumbu, a los pies del Everest
En octubre tal y como estaba previsto pisé al fin tierra nepalí. El primer destino elegido
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Everest y pueblo de Gokyo
fue el valle del Khumbu, al final del cual se encuentra el Everest (o Sagarmatha en nepalí). Desde Katmandú volamos a Lukla, a 2.850 metros de altitud, con fama de contar con uno de los aeropuertos más peligrosos del mundo (en pendiente y mirando al vacío). A partir de aquí, los únicos medios de transporte son la mula, el helicóptero o el coche de San Fernando...un rato a pie y otro andando. Serán 17 días de caminata, acompañados de un guía, cuatro porteadores y dos sherpas. Estamos en la tierra de los últimos, profundamente budistas y conocidos por su residencia en la montaña. Los porteadores cargan cada uno con 25 o 30 kilos de equipo
y equipaje, mientras que los sherpas abren la ascensión al punto culminante de la ruta: la cima del Island Peak, de 6.189 metros. Durante el recorrido respiraremos el ambiente budista de monasterios como el de Tengboché, con impresionantes vistas de la pared sur del Lhotse y del Everest; visitaremos las escuelas fundadas en Khumjung por Sir Edmund Hillary, que pisó la cumbre del Everest en 1953 acompañado por el sherpa Tenzing Norgay y que se convirtió en un gran benefactor de esta región y dedicó su vida a luchar para mejorar las condiciones y la educación de este pueblo. Recorreremos también las estrechas y empedradas
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callejuelas de poblaciones como Namche Bazar, a 3.440 metros de altitud, construido en las laderas de la montaña; y disfrutaremos de las impresionantes vistas de las grandes montañas del país, el Everest, el Lhotse, el Cho Oyu, el Amadablam... Todo ello amenizado con puentes colgantes, collados a más de 5.000 metros, escasez de oxígeno y madrugones en las etapas más duras. De regreso a Katmandú, la capital y mayor ciudad de Nepal, conoceremos su curiosa mezcla de hinduismo y budismo. La ciudad está situada en el valle del mismo nombre en Nepal central, a una altura de 1.317 metros, cerca del río Vishnumati. El sitio se puso de moda durante los sesenta gracias al movimiento hippie, sus miembros más
DNI del viajero Nombre: Jordi Apellido: Matamoros De: Barcelona (España) Edad: 48 años Nací en Barcelona y me apasiona conocer mundo. Soy aficionado a los deportes en general y a la montaña en particular. Me gustan los viajes que impliquen actividad. Los viajes contemplativos los dejo para cuando sea (más) mayor.
Island Peak
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Monasterio de Tengboche
aposentados se mudaban aquí en busca de la espiritualidad y esa influencia se respira aún en sus calles. La plaza Durbar, el templo de los monos (Swayambhu), los crematorios de Pashupatinath o la estupa de Boudhanath son visitas que no hay que perderse. Pero si un lugar resume la esencia de esta ciudad es el caótico barrio de Thammel, donde se pueden practicar las dos actividades más arriesgadas de esta ciudad: el shopping y cruzar la calle. Allí acabaría una expedición que pese a haber sido de lo más intensa, nos había sabido a poco. Nepal ejerce una atracción sobre los amantes del trekking que pocos pueden resistir, y prometimos volver, cuanto antes, mejor.
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Valle del Marshyangdi
Alrededor de los Annapurnas
Tres años después volvimos a poner rumbo a Nepal. Esta vez el plan era realizar uno de los trekkings más famosos y concurridos del mundo: la vuelta a los Annapurna. Se trata de remontar el valle del Marshyangdi desde Besisahar, cruzar el collado de Thorong La (a 5.400 metros) y descender hasta las cercanías de Pokhara. La duración prevista de la ruta es de 19 días, pero en nuestro caso los acontecimientos nos obligaron a modificar el recorrido… Como he dicho, iniciamos nuestro viaje en el valle del Marshyangdi, un río de montaña nepalí de aproximadamente 150 km. y que nace de la confluencia de otros dos ríos de montaña, el Khangsar Khola y el Jharsang Khola. Conforme van pasando las etapas y remontamos el valle, el calor y los arrozales dan paso al bosque de pinos y éste a una zona árida y pedregosa. De la misma forma, pasamos del hinduismo del valle al budismo de la montaña. Se supone que la carretera,
Edmund Hillary Foundation Monasterio de Tengboche
Edmund Hillary pisó, acompañado por el sherpa Tenzing Norgay, la cima del Everest en 1953 siendo los primeros en lograrlo y volver con vida. La hazaña hizo célebre a Hillary y lo ligó para siempre a esta tierra. Se convertiría en defensor del pueblo sherpa a través de su fundación, mediante la que lucharía para mejorar las condiciones y educación del pueblo nepalí construyendo escuelas y hospitales en regiones remotas del Himalaya. Hoy cuentan con equipos informáticos y recursos y muchos de sus alumnos llegan a la Universidad. Los centros son vitales para el progreso de la zona.
Valle del Marshyangdi
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Tilicho
que es en realidad una pista infernal, llega hasta el pueblo de Manang tras pasar por Chamje, Tal y Pisang pero hace tiempo que un desprendimiento la cortó. Como decía al principio, Nepal dispone de unas infraestructuras pobres y poco desarrolladas y sus carreteras están siempre en bastante mal estado. Nepal es desgraciadamente un país muy pobre y esto se palpa no sólo en las condiciones y recursos de su población sino también en sus infraestructuras. El viajero debe estar siempre preparado para todo tipo de imprevistos: los trayectos se hacen siempre más largos de lo esperado, ya sea por causas ‘naturales’ (se atraviesan muchas montañas y accidentes naturales),
o bien por imprevistos durante el camino como pinchazos, averías, o como fue nuestro caso, desprendimientos (más que habituales en el país), las consecuencias de los cuales, evidentemente, tardan muchos subsanarse. Más tarde de lo esperado, pero logramos llegar a Manang, un pueblo aislado situado en la vertiente norte del valle del Marshyangdi que se ha convertido en sitio de peregrinaje para muchos grupos de trekking que se quedan aquí al menos un día para evitar el mal de altura y aclimatarse a la altitud antes de ir a Thorong. El mal de altura es de hecho el enemigo de estas montañas para los que se aventuran a conocerlas. Básicamente consiste en una falta de adaptación de nuestro cuerpo
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a las alturas: a medida que uno sube la presión atmosférica disminuye por lo que se inspira menos oxígeno, y este empieza a faltarle a nuestro organismo y nuestra sangre. Dolor de cabeza, trastorno del sueño, vómitos, cansancio, falta de apetito o agotamiento son algunos de los síntomas más comunes y la única solución es descender, descansar e hidratarte mucho. De ahí la importancia de ascender de forma progresiva y sin forzar, dando tiempo a nuestro cuerpo a que se adapte al medio. Nosotros decidimos desviarnos hacia el lago Tilicho a fin de aclimatarnos mejor a la altura. El lago o tarns, ya que se produce por la actividad glaciar, está a una altitud de 4.919 metros, lo que lo convierte en el lago más alto de Nepal y el segundo más alto del mundo, y a la vez en un lugar que, debido al terreno y las dificultades para llegar a la zona, es muy poco
visitado por los visitantes. Tiene además una curiosa historia que merece, por lo valiente de los que la protagonizaron, mención aparte. Y es que el Tilicho ha sido buceado únicamente dos veces en su historia: las inmersiones de buceo más altas hechas en altitud. Un equipo ruso de buceo realizó una inmersión en el lago en el año 2000, algo complicadísimo teniendo en cuenta que el hielo no deja de caer y las aguas están sucias y gélidas a causa de esto. Los segundos en conseguirlo fueron dos sherpas que acompañaban al equipo de Jesús Calleja, de la cadena española Cuatro, en su particular desafío. A la vuelta del lago ya se observaban cambios en la meteorología y por la tarde empezó a nevar. Y así siguió durante 30 horas, acumulando más de un metro de nieve ante nosotros. La dificultad del terreno y el
Lago Tilicho
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Manaslu
peligro de avalanchas nos aconsejaban prudencia, así que decidimos permanecer tres días en un lodge a 4.150 metros de altura esperando a que mejorasen las condiciones. Durante la mañana del tercer día nos llegará la triste noticia: más de 20 personas han fallecido en las cercanías del Thorong. La combinación de mal tiempo, falta de información y masificación ha resultado fatal. Dada la gravedad del suceso, el gobierno nepalí decide evacuar la montaña. Nos trasladan en helicóptero a Humde, en el valle, y desde allí desandamos lo andado. Un tristísimo suceso que nos recuerda lo importantísimo de mantener las precauciones cuando se practica trekking, y lo vital de respetar las normas y límites. El cambio de planes forzado nos deja tiempo,
sin embargo, para hacer paradas no previstas antes de regresar a Katmandú. Nos dirigimos por carretera a Pokhara, una bonita ciudad, la tercera del país, situada a la orilla del lago Phewa, dónde se encuentra una antigua importante ruta comercial entre el Tíbet y la India, y dónde se conservan aún ruinas de la época del Reino de Kaski. Nos relajamos remando por el lago Fewa hasta la isla donde se halla el templo de Barahi, un famoso y pequeño templo hindú de mármol. Allí subimos hasta la Pagoda de la Paz Mundial, desde la que contemplamos por última vez Annapurna, diosa de la abundancia en una tierra en que los recursos desgraciadamente son limitados y que hoy necesita desesperadamente nuestra ayuda. v
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Last Minute...
Bath Agua y cultura. Fundada como complejo termal por Roma, la ciudad inglesa custodia ‘celebrities’ y un legado arquitectónico georgiano de lujo.
Consejo: Q uedate dos días, uno para disfruta r de su cultu ra (hay un gran ofe rta de teatro s, museos e importante s actos cultu rales); y otro para pas earte por su s tiendas.
El Instagram @ferlapaolo
El libro
En la maleta. Zapatos muy cómodos, vas a caminar mucho, y Bath es una ciudad de colinas.
nir’. Los El ‘souve nales s tradicio caramelo Sweet e Hardy’s ingleses d ate 26 Westg Shop, en sistirte! re s te i inten Street. ¡N
El plato Un buen cream tea (en un Pump Room)
Persuasion, de Jane Austen. Una novela aún más romantica que ‘Orgullo y prejuicio’ dónde muchas de las escenas tienen lugar en el Bath del siglo XVIII.
La ‘playlist’ La web
1. Propellerheads - Spybreak 2. Goldfrapp - Ooh la la
romanbaths.co.uk Los baños romanos de Bath son de los mejor conservados de Europa, y la ciudad señorial que conocemos hoy debe gran parte de esa evolución a sus aguas. Hay mucho que ver, así que es mejor organizarse.
3. Eddie Cochrane - C’mon Everybody 4. Tears for Fears - Shout 5. Peter Gabriel - Solsbury Hill (un lugar cerca de Bath donde el músico tiene un estudio)
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En el próximo número: viajamos a Etiopía
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