Revista de viajes Magellan Nº47 Travel Magazine

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magellan De viajero a viajero

Año 7 - Nº47

ESPECIAL GRANDES VIAJEROS DE LA HISTORIA

COPENHAGUE

CRUCEROS EL MUNDO DE LOS DE ABAJO

VIAJAR ANTES DE VIAJAR

JAPÓN

ROMA LOS ENIGMAS DE LA CIUDAD ETERNA

FILOSOFÍA, VIDA Y COSTUMBRES

ISLANDIA OBRA MAESTRA DE LA NATURALEZA

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magellan De viajero a viajero

magellan De viajero a viajero

Año 7 - Nº47

EDITORIAL ESPECIAL GRANDES VIAJEROS DE LA HISTORIA

CRUCEROS

Año 7 - Nº47 - Marzo 2021

COPENHAGUE

EL MUNDO DE LOS DE ABAJO

VIAJAR ANTES DE VIAJAR

JAPÓN

ROMA LOS ENIGMAS DE LA CIUDAD ETERNA

Editor Fabrizio Rodilossi fabrizio@magellanmag.com Directora Yolanda Peris yolanda@magellanmag.com Comunicación y marketing Alejandra Catón alejandra@magellanmag.com Jefa de redacción Rossana Peris rossana@magellanmag.com Redacción Fernando Baquero fernando@magellanmag.com Redes sociales Gonzalo Paraíso redes@magellanmag.com Han colaborado en este número Josep Prats Anna Biosca Nicolàs Emiliana Martínez Carmen López Iniesta Suscripciones Suscríbete y te mantendremos informado sobre la salida de cada número y acerca de todas las novedades de Magellan. Contacto info@magellanmag.com Web www.magellanmag.com

‘Magellan’ no se hace responsable de los artículos firmados por los autores. Foto de portada: Monumento de barco vikingo (Josep Prats)

FILOSOFÍA, VIDA Y COSTUMBRES

ISLANDIA OBRA MAESTRA DE LA NATURALEZA

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Se acercan los viajes

H

ace exactamente un año afrontábamos el inicio del confinamiento, y nos adentrábamos en una nueva manera de vivir que creíamos que iba a ser provisional. La realidad es que la situación se ha ido alargando de tal manera que incluso hemos empezado a olvidar lo que era la “vieja normalidad”. El mundo se paró en seco, y con ese parón se detuvieron también todas aquellas rutinas que formaban parte de nuestra vida de una manera tan natural, que nunca antes habíamos pensado que pasaría si un día, tal y como sucedió, tuvieramos que renunciar a ellas. Uno de los sectores más castigados por este frenazo global ha sido sin lugar a dudas el del turismo. Un sector que mueve por igual la economía de grandes metropolis como de pequeñas localidades situadas en lejanísimos rincones del mundo, para los que la globalización viajera ha supuesto un balón de oxígeno y un desarrollo que ahora espera sin dilación el regreso a la normalidad viajera de un tiempo. Los avances en el ritmo de vacunación nos invitan a ser optimistas en lo que se refiere al próximo verano, y uno de estos días vamos a estar mirando otra vez el calendario con el mismo entusiasmo con el que en la antigua vida veíamos extasiados las fechas del próximo viaje.


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SUMARIO

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06 Noticias Damos un repaso a las noticias y

antes de Viajar 12 ‘Viajar’ La sección desde la que queremos

eventos más destacados que han tenido lugar alrededor del mundo.

contribuir a la planificación de viajes, propone un recorrido por Copenhague.

mejor foto de mi viaje 08 La Un increíble panorama de San Sebastián

16 Islandia Inolvidable viaje por Islandia, la tierra de

es la foto protagonista de este número.

hielo y fuego cuya espectacular belleza es un verdadero regalo para los sentidos.

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SUMARIO

40

50

60

70

viajeros de la historia 40 Grandes Las primeras aventuras de quienes hicieron

manera de descubrir Roma 50 Otra Singular recorrido por la Ciudad Eterna

del viaje una nueva forma de vida.

en búsqueda de sus enigmas.

mundo de los de abajo 60 El El trepidante día a día en un crucero

diario de viaje 70 Japón, Un relato sobre el país del sol naciente,

de lujo explicado por un miembro de la tripulación.

que invita a descubrir su filosofía de vida, costumbres y singularidades.

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NOTICIAS

Hidroaviones para enlazar las Islas Baleares La compañía de transporte de pasajeros en hidroaviones, Isla Air Express, ha presentado una iniciativa para conectar con este servicio todas las islas baleares. El proyecto contempla una primera fase con 31 conexiones diarias entre las diferentes islas. Los viajes se realizarían en hidroaviones DHC-6 Twin Otter, que tienen capacidad para 18 pasajeros.

“Os echamos de menos. Volveremos a viajar” Turismo de San Sebastián ha presentado una original campaña turística con un enfoque emotivo y solidario, buscando la empatía y la conexión con el público estatal. Es un mensaje de entendimiento entre las personas viajeras: los donostiarras desean visitar otras ciudades, y también quieren recibir visitantes en San Sebastián. La campaña estará activa hasta el 31 de julio y consta de dos fases: Una primera: “Os echamos de menos. Volveremos a viajar”, y la segunda fase, - “Ahora sí, volvemos a viajar. Nuestra casa es vuestra”.

El Camino de Costa Rica ya es una realidad El ambicioso proyecto de Costa Rica ya es una realidad. Una senda de casi 300 kilómetros, lleno de aventura, abierto al mundo entero, que atraviesa el país desde el Atlántico hasta el Pacífico a través de comunidades rurales, diferentes ecosistemas, culturas indígenas, nuevas experiencias gastronómicas, extraordinarias variaciones de flora y fauna, bosques, valles y preciosos ríos. Una forma de ayudar a los pequeños pueblos de Costa Rica a crecer en una forma armoniosa con sus historias y su medio ambiente.

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NOTICIAS

Nuevo hogar para el retablo de Gante A partir del 25 de marzo el retablo encontrará una nueva y definitiva ubicación en el deambulatorio de la Catedral, concretamente en la Capilla del Sacramento. La obra maestra también ha sido objeto de numerosas restauraciones históricas, pero el trabajo más reciente llevado a cabo por el Instituto Real de Patrimonio Cultural ha realizado una reparación y restauración muy necesarias de la imagen central del políptico y de los paneles del registro inferior.

Una plaza para Agatha Christie Las Palmas de Gran Canaria corresponde al amor manifiesto de la célebre escritora por esta localidad, dedicándole una plaza con su nombre. La ciudad la cautivó a finales de los años 20 del siglo pasado, durante una larga estancia de desconexión y reflexión personal. El área de Cultura del Ayuntamiento de la capital Gran Canaria ha celebrado este acontecimiento con la publicación semanal de fragmentos de sus textos dentro del ciclo «La ciudad escrita. Literatura para amar Las Palmas de Gran Canaria».

TripAdvisor lanza con Alexa la primera visita virtual del mundo Los usuarios que tengan un dispositivo Alexa, van a poder disfrutar de una visita virtual por Abdu Dhabi, gracias al acuerdo entre TripAdvisor y el departamento de Cultura y Turismo de la capital de los Emiratos Árabes Unidos. Hay recorridos de diferentes tipos, que se basan en los datos recogidos por TripAdvisor y en las opiniones de los viajeros. Una manera diferente de seguir viajando desde casa con Alexa.

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LA MEJOR FOTO DE MI VIAJE San Sebastián / Foto : Adriana Monforte Envía tu mejor foto a: fotos@magellanmag.com

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APPS DE VIAJES

AirHelp AirHelp es un app cuyo objetivo es facilitar a los viajeros un método sencillo para comprobar la elegibilidad de compensación de un vuelo en caso de incidencias relacionadas con retrasos, cancelaciones, desvíos u overbookings que podrían traducirse en un reembolso del importe abonado por el billete aéreo. Sólo hay que proporcionar la información necesaria y desde AirHelp ayudan a formalizar la devolución sin ningún tipo de inconvenientes y sin ningún cargo o comisión en el caso de no conseguir la compensación. Desde la app se puede efectuar asimismo el seguimiento del estado de la reclamación en todo momento. Precio: Gratis Descarga aquí la app para iOS Descarga aquí la app para Android

Enigmas Tour Enigmas Tour es una app dirigida a aquellos turistas que quieran descubrir una ciudad de una forma totalmente diferente, mediante un reto. El visitante, no solo conocerá los rincones más importantes del lugar, si no que lo hará resolviendo enigmas en cada ubicación. La app permite conocer la cultura e historia a través del juego. Ideal para motivar a los más pequeños, compartir con la pareja o retarse con los amigos. La manera más creativa y divertida de descubrir historias y curiosidades y de viajar aprendiendo.

è Sitio web del desarrollador è App

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‘VIAJAR’ ANTES DE VIAJAR

Copenhague POR JOSEP PRATS

Dinamarca siempre ha tenido la connotación de un país de cuento, seguramente por la influencia de Hans Christian Andersen. Pero también sus leyendas vikingas ejercen el magnetismo de todas las grandes epopeyas y localizar sus vestigios es un enorme atractivo para el visitante. Su diseño geográfico lo componen la península de Jutlandia, anclada al continente por la frontera con Alemania, y más de 400 islas, sólo 80 de ellas habitadas. Las dos mayores son Fionia y Selandia, donde se ubica la capital, Copenhague.

La primera referencia que tenemos de la capital es que se trata de una ciudad con enorme encanto, amable, dinámica, moderna pero con fuertes raíces en su historia. Calles adoquinadas y pintorescas para regresar al pasado. Edificios, palacios, iglesias, con pináculos de preciosos y casi imposibles diseños, representan su impresionante oferta cultural, histórica y arquitectónica, que se combina con construcciones de diseño vanguardista, canales que enamoran y el verde de sus parques y jardines que contribuyen a la sostenibilidad de una ciudad que rezuma calidad de vida. La bicicleta es el mejor aliado para recorrerla, tiene cinco veces más bicis que coches y gracias a su red de carriles se pueden visitar a buen ritmo los enclaves más conocidos. A continuación proponemos un recorrido por algunos de sus lugares imprescindibles.

Mis porqués 1) Sumergirse en la vida de una capital considerada de las más felices del mundo, recorrerla a pie o en bicicleta, sentarse en alguno de los locales de Nyhavn, hacer pic-nic en uno de sus muchos parques, contemplar la ciudad desde los canales, pasar una tarde en el Parque de atracciones Tívoli o dejarse acariciar por la brisa mirando la grandeza de la pequeña Sirenita. 2) Disfrutar de una ciudad en la que conviven historia y modernidad. Dejarse penetrar por el sabor medieval de algún rincón y por el esplendor de edificios renacentistas, visitar regios palacios, deslumbrarse con joyas arquitectónicas como la Opera y el Diamante Negro o subirse a torres como las del Ayuntamiento. 3) Visitar el palacio de Christiansborg, que guarda tesoros de la monarquía pero es a la vez el motor de la sólida democracia danesa. El contraste está al otro lado del canal. Christiania es un mundo aparte, experimental, que se declaró independiente y nos traslada a la utopía hippy de los 70.

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Parque de atracciones Tivoli Un mundo distinto dentro de la capital. En pleno centro, es el lugar ideal para comenzar el recorrido por los lugares más emblemáticos de Copenhague. En 1843, un oficial llamado George Carstensen, que había

regresado de la Italia romántica, convenció al rey Christian VIII para que creara un espacio de recreo en la ciudad. Le dijo al monarca: “cuando el pueblo se divierte no piensa en política” Esta... [sigue en la web]

Plaza del Ayuntamiento, el punto cero Muy cerca del parque Tívoli encontramos el centro neurálgico, el lugar de encuentros multitudinarios, celebraciones, manifestaciones, el punto desde donde se miden las distancias en la capital: La plaza del

Ayuntamiento, la Rådhuspladsen. El edificio consistorial se distingue por su color ladrillo y la torre del reloj. Fue diseñado por el arquitecto Nyrop y parece inspirado en el Ayuntamiento de Siena... [sigue en la web]

Strøget, la arteria de la capital Si la plaza del Ayuntamiento es el corazón, la calle Stroget es la arteria que marca el pulso de la ciudad. En total, poco más de un kilómetro, la longitud comercial más larga de Europa. Enlaza la plaza del consisto-

rio con otra plaza ilustre, la de Kongens Nytorv. Toda la zona es peatonal. Una forma diferente de conocer el alma de Copenhague es zambullirse en el bullicio de Stroget, el lugar... [sigue en la web]

Nyhavn, la postal de Copenhague En un extremo de la elegante plaza Kogens Nytorv se abre el viejo puerto, que nos ofrece la imagen más cálida de la ciudad. Palpita a todas horas, allí convergen turistas y locales, un lugar que aúna histo-

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ria, gastronomía, ocio y vida nocturna. Este puerto lo mandó construir el rey Christian V en el siglo XVII. El objetivo era abrir un brazo de mar para que las embarcaciones penetraran hacia el... [sigue en la web]


La Sirenita, el icono de la ciudad Sólo 15 minutos separan los palacios de Amalienborg de la pequeña gran joya de Copenhague. En el parque Langeline, junto al puerto, descansa sobre una roca de granito con mirada lánguida hacia el Báltico. Es un

homenaje al escritor de cuentos Hans Christian Andersen. La idea surgió de Carl Jakobsen, hijo del fundador de la marca de cervezas danesa Carlsberg, coleccionista de arte y filántropo.... [sigue en la web]

Palacio de Christiansborg, el centro del poder Una visita de obligado cumplimiento. Desde la arteria peatonal de Stroget podemos llegar andando, al islote de Slotsholmen. Un pedazo de tierra rodeado de brazos de agua y ‘habitado’ por majestuosos edi-

ficios. Christiansborg es el más monumental. El poder en Dinamarca se proyecta desde esta maravilla neobarroca. La convulsa historia de Christiansborg se escribe con letras en llamas. El edificio... [sigue en la web]

Christiania, un experimento social Si atravesamos el canal Inderhavnen, que divide la ciudad en dos, llegamos a Christianshav, un barrio que técnicamente es Copenhague, pero con una personalidad propia. Evoca Amsterdam con sus canales, cafés al

aire libre y una cierta actitud alternativa. El rey Christian IV se inspiró para su diseño precisamente en los pueblos holandeses que abren sus canales al mar. Es una de las zonas más hermosas... [sigue en la web]

‘VIAJAR’ ANTES DE VIAJAR En “Viajar antes de Viajar” queremos contribuir con informaciones de todo tipo a la planificación de tu próximo viaje. El proceso de un viaje es igual de apasionante cuando lo preparamos, cuando lo vivimos y cuando lo recordamos y compartimos. En esta sección, que puedes seguir leyendo en nuestra página web, queremos inspirar destinos y ayudarte a diseñar tu viaje.

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Obra maestra de la naturaleza Inolvidable viaje por Islandia, la tierra de hielo y fuego cuya espectacular belleza es un verdadero regalo para los sentidos TEXTO Y FOTOS JOSEP PRATS FECHA DEL VIAJE 15/06/2015

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L

Cascada Seljalandsfoss

legamos a Reykjavík a media mañana. El servicio de buses desde el aeropuerto de Keflavík funciona muy bien. En poco más de 45 minutos ya estábamos en la capital. Dejamos los bártulos en un hotelito cercano al puerto y nos fuimos a recoger el coche de alquiler. Con el volante en la mano nuestra pequeña aventura se ponía en marcha. Empezamos por la Laguna Azul, uno de los principales reclamos de Islandia. Hay recorrer casi 50 km hacia el suroeste de Reykjavík, penetrando en las entrañas de la península de Reykjanes, para llegar a este oasis azul. Una zona zarandeada por la actividad volcánica y los movimientos sísmicos. Un lugar cincelado durante siglos por la lava que dejó cicatrices en el suelo. Colores marrones y rojizos con el único adorno del verde blanquecino de los líquenes. Abrazada a este entorno, La Laguna Azul aparece como un espejismo humeante. Dejamos el coche en una amplia zona de parking. Cogimos lo imprescindible en una bolsa: bañador, zapatillas y toalla. El camino de acceso está emparedado entre bloques de lava. Con la entrada te dan una pulsera que sirve para todo: abrir las taquillas del vestuario, comprar en la tienda, tomar algo en el bar…, al salir te pasan cuentas. Y no es barato. Nos cambiamos rápido, la experiencia no podía esperar. Esta preciosidad natural es un regalo de las fuentes geotérmicas escondidas bajo tierra. El lugar es una caldera subterránea de más de 300 grados que alimenta de energía a la estación de Svartsengi (que la suministra a Reykyavík),

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Laguna Azul

situada detrás de la laguna. Energía limpia, sin polución, renovable. El agua que no utiliza la estación se mezcla con la del mar cercano, para alcanzar una temperatura agradable, y rellena esta enorme poza termal al aire libre. El subsuelo de donde surge también le regala a esta agua una alta concentración de silicio que, además de colorearla con tonos azules, le otorga cualidades beneficiosas para la piel. La Laguna Azul se convierte así en una fuente insólita de salud gracias a sus propiedades minerales. Dicen que su agua es purificante e ideal contra la psoriasis. También las algas verdiazules de la laguna dicen que tienen propiedades para la piel. Sin embargo, pese a estas virtudes curativas que adornan

la publicidad del lugar, la Laguna Azul funciona más como punto de encuentro para socializar, que como spa curativo. Al menos fue nuestra sensación: Grupos de amigos en animadas charlas; parejitas jóvenes contándose sus secretos acariciados por el agua cálida; sedientos visitantes que tratan de contrastar el calor vaporoso del entorno con las frías cervezas que sirven a pie de la laguna. Este popular lugar atrae al año 400.000 personas. En su entorno han crecido tiendas, restaurantes y un hotel. No tuvimos ninguna sensación de ‘opresión’ turística. Todo lo contrario. Ambiente tranquilo y relajado. Un consejo: No sumergir la cabeza, si no, tendréis el pelo pegajoso durante todo el viaje.

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DNI DEL VIAJERO Nombre: Josep Apellido: Prats De: Barcelona (España) Edad: 68 años El mundo es como una gran universidad. Y viajar es estudiar en sus diversas aulas. Aprendes de sus diversas culturas, recibimos lecciones de humanidad de gentes muy alejadas a nosotros. Las mejores clases sobre la vida animal nos las da la sabana africana. No hay mejor lugar para aprender ciencias de la naturaleza que los parques naturales, ni nadie dará mejor la asignatura de estética que los áridos y silenciosos desiertos o los fiordos verdes y azules envueltos en montañas de nieve. En esta universidad he estudiado, estudio y seguiré estudiando. Es la que más enriquece.

ENTRE EUROPA Y AMÉRICA

Regresamos a la carretera en dirección al ‘puente entre dos continentes’. Teníamos mucho interés en este lugar para entender de manera ilustrativa la zozobra dramática de fuego y temblores que sufren las entrañas de Islandia y que dramáticamente han marcado su geografía. En poco más de media hora estábamos en el lugar donde afloran las dos placas tectónicas: la americana y la euroasiática. Un cartel en el puente que las une anuncia que un lado es Europa y el otro, América. En medio, una enorme falla, aquí visible (también la veremos en el parque de Thingvellir), que atraviesa como un cuchillo gigante el cuerpo de la isla. Estas placas divergen, acumulan tensión, provocan fracturas, abren enormes fisuras, producen una poderosísima energía que busca violentamente salir de las entrañas aunque sea retorciendo el suelo y arrugando su superficie. Estas son las fuerzas que han esculpido Islandia, siempre bajo la amenaza de erupciones volcánicas y seísmos. Ruta interior

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Lago Kleifarvatn, cerca de la zona geotérmica de Krísuvík

De regreso a Reykjavík, pasamos por Krísuvik una zona de fenómenos geotérmicos anunciada por espesas nubes de vapor. Se puede visitar siguiendo los senderos señalizados. Es un lugar de colores amarillos-ocres, rojos oscuros, grises azulados, con surtidores de humo caliente, pozas de fango hirviendo y el olor casi insoportable a huevos podridos que provoca el azufre. Continuamos por este paisaje inhóspito, retorcido por lava petrificada y horadado con formas cónicas en forma de cráteres. El lago Kleifarvatn con su azul rompía la rudeza sobrecogedora del panorama. Nos acercamos al lago. La soleada tarde ayudaba a contrastar los colores en una paleta nueva para nosotros: Rojos, ocres, marrones, negros y el azul del agua. Todo rodeado de silencio. Recomendamos visitar esta zona de Islandia para tener una idea de las convulsiones internas que han esculpido la isla.

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Géiser Strokkur

El poderoso géiser Strokkur llega a los 30 metros de altura

Sobre las 20,00 horas volvíamos estar en Reykjavík. Con sol. Viajamos a mediados de junio y en esta época no se hace de noche. Disfrutas de largos días iluminados, pero, en cambio, te pierdes las auroras boreales. Pero este es otro tema. Nos retiramos a descansar pronto. El día siguiente iba a ser intenso. Salimos muy temprano hacia el valle de Haukadalur. Poco más de 100 km. Hora y media de trayecto. Allí se localiza la zona geotérmica de Geysir. Estábamos casi solos. Nuestra imaginación, ayudada por los agujeros que borboteaban en el suelo, nos hacía sentir cómo el agua bullía bajo nuestros pies. El área está perfectamente acotada. La estrella del lugar es el Gran Geysir. Pero lo es por su historia, no por su presente. Es el más famoso, el más antiguo, el que da nombre al fenómeno geotermal de los géiseres (viene del vocablo islandés ’gjósa’ que significa algo así como ‘entrar en erupción’). En sus mejores tiempos llegó a expulsar chorros de agua hirviendo a más de 80 metros de altura, pero está dormido desde 1916. Sólo un terremoto le despertó en el 2000 por unas horas. Disparó hacia arriba, con un malhumorado ruido, el descomunal chorro hirviente de agua vaporosa y volvió a dormirse. Ahora es un gran círculo humeante, que parece rugir en sus entrañas. No te puedes acercar mucho. Está acotado por si se despierta violentamente. El relevo como centro de atracción lo tomó el Strokkur. No es tan poderoso como era el Geysir, pero sí muy activo. Cada 10-15 minutos suelta su chorro que puede alcanzar hasta los 30 metros de altura. Asistimos, cámara en mano, a su ritual. El agujero empieza a

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agitarse, borbotea. En segundos aparece una burbuja azul humeante que se va hinchando hasta que estalla hacia arriba. El vapor y un rocío muy caliente invaden el lugar. El agua expulsada parece regresar al agujero que la expulsó. Vuelve la calma. No nos movemos, aguardamos unos minutos y volvimos a disfrutar de este espectáculo natural. En la zona hay surtidores, como el géiser Strokkur. Están activos, humean pero les falta aliento para estallar hacia arriba. Estéticamente son preciosos. A unos 10 kilómetros nos esperaba la cascada de Gullfoss. Por mucho que hayas leído sobre ella, es imposible imaginar su poderío.

Dejamos el coche en una zona de parking y recorrimos un sendero por encima de la maravilla natural que nos aguarda. Al fondo, entre una superficie esteparia, se abría camino la masa de agua azulada del río Hvitá, que se iba arrugando y espumeando a medida que se acercaba al borde de la falla. Desde allí, con enorme estruendo, se desplomaba unos 12 metros por un doble balcón basáltico, hasta un descansillo, desde donde el caudal gigante embravecido era engullido por una estrecha brecha, en ángulo oblicuo al borde de la primera caída. Unos 30 metros más abajo, el río recuperaba la paz. Su rastro, un tremendo ruido y una neblina que empapa.

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Cascada de Gullfoss

Aconsejamos buscar esta perspectiva superior de la cascada para dejarnos impactar por su grandeza. Para acercarnos al detalle de este gigante de la naturaleza, un camino inferior nos pone a sus pies. La bravura del agua desatada la sentimos a nuestro lado. Saldremos mojados. Una plataforma de piedra te acerca al lugar donde rompe el primer salto. Unos alambres en el extremo de ésta sirven de límite por si nos olvidamos del miedo. Lugar ideal para las fotos. Y, si hay suerte, el sol te puede regalar un precioso arco iris cuando atraviesa la neblina de agua. A Gullfoss la llaman la ‘Cascada de oro’ precisamente por estos fenómenos de refracción que provocan los rayos solares.

A unos 50 minutos de Gullfoss está un lugar de gran interés geológico e histórico: El Parque Nacional de Thingvellir. El lugar sufrió en su corteza los rigores de la pelea subterránea entre las placas tectónicas de América y Euroasia. Aquí, como en el sur de la península de Reykjanes, asomaron a la superficie, provocaron una enorme falla, la de Almannagja, que es una manifestación evidente de la separación entre continentes sobre la que está asentada inestablemente Islandia. Aquella tremenda zozobra sísmica resquebrajó el suelo, abrió más fisuras y esculpió un parque que ahora, con la paz geológica, es de enorme belleza. Uno de los grandes atractivos de Thingvellir es precisamente caminar por el interior de la falla, poder tocar el frente pétreo y gris de cada uno de las placas que la encajonan, sabiendo que en pocos metros pasamos de Europa a América. Pero si regresáramos a este lugar un año después, habría 2,5 cm más de distancia entre las placas. Es el implacable ritmo telúrico. El resquebrajamiento del suelo abrió un precioso camino al Rio Öxará, cuyo limpio azul contrasta con las negruzcas rocas. Thingvellir es ahora un lugar tranquilo. El color marrón rojizo del resquebrajado suelo volcánico lo adornan el verde de los musgos y el azulado del agua del fondo de las fisuras. Una tarde fantástica lo iluminaba. Una pequeña iglesia de madera, la Pingvallakirja, y una granja que se construyó en 1930 (a día de hoy funciona como oficina para vigilantes del parque y en verano como residencia del primer ministro) le dan tintes casi bucólicos. Es una delicia pasear por su alrededor.

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Pero Thingvellir, además de su belleza natural, tiene un enorme valor histórico. Una bandera de Islandia clavada en el borde de la falla nos devuelve al año 930. Allí empezaron a reunirse los jefes de los distintos clanes esparcidos por la isla. Lo hacían una vez año. El encuentro duraba quince días. Se declaraba una tregua. Allí se dirimían conflictos, se aprobaban leyes y se dictaban sentencias judiciales. Así nació el Alpingi, una de las asambleas parlamentarias más antiguas del mundo. Aunque el parlamento se trasladó a la capital en 1798, sigue siendo un lugar muy venerado por el pueblo islandés. En 1874 se celebró allí la primera fiesta nacional. En 1930 acogió el acto de promulgación de la constitución y el 17 de junio de 1944 se proclamó en este lugar la independencia de Islandia. Por

el valor histórico de Thingvellir y su atractivo geológico y paisajístico, la UNESCO lo declaró patrimonio de la humanidad en 2004. Pasamos la noche en un hotelito junto al precioso lago Laugarvatn. A la mañana siguiente fuimos a buscar, dirección sur, la Ring Road, un anillo de asfalto (en muchos tramos de gravilla) que rodea Islandia. 1.335 kilómetros a veces acompañados por grandiosos glaciares, con cascadas de fondo, otras por zonas de desierto volcánico o valles arrugados por sacudidas sísmicas. Iremos viviendo este espectáculo. CASCADAS DE ENSUEÑO Y LA PLAYA NEGRA

Cuando llevábamos unos 80 km por esta carretera principal empezamos a ver un trazo blanco que se desprendía de una azotea mon-

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tañosa. Un desvío a la izquierda nos acercó a Seljalandsfoss, una cascada que no atrapa por su fuerza, sino por su estética. Los hilos de agua caen como si fueran de seda. El viento los va meciendo. Muy cerca, a sólo 30 km. otra cascada, ésta, más poderosa. Es la de Skógafoss. Encajonada entre masas rocosas, derrama su enorme masa agua, de 30 metros de ancho, desde 65 metros de altura. Te puedes acercar mucho a los pies de este gigante de agua enfurecido. La sensación cuando te rocía es abrumadora. Pisando el barro gris, con el anorak chorreando y aturdido por su rugido ensordecedor, te sientes hipnotizado. Y más si estás solo como nosotros. Se puede ascender al balcón de esta cascada por unas escaleras laterales. Arriba aguarda una panorámica espectacular.

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Cascada de Skógafoss

Parque Nacional de Thingvellir


Playa negra de Reynisfjara

En poco más de media hora llegamos a la increíble playa negra de Reynisfjara. Parecíamos estar en otro mundo. La negruzca arena virgen, sin ninguna pisada, contrastaba con el color plata de la espuma que dejaban las olas en la orilla. A este escenario se le añadían tres montículos de basalto, con formas fantasmagóricas, que emergían del agua. La leyenda cuenta que tres trolls que intentaban hacer naufragar un barco fueron sorprendidos por el sol que les convirtió en piedra. Para añadirle misterio al lugar, una cueva taladraba esta extraña mole. Para tener una perspectiva de este lugar tan extraño como fascinante, subimos en coche al acantilado de Dyrhólaey. Es un saliente rocoso que acaba con dos arcos dentro del mar. Los habíamos desde la arena negra. La

subida es por un trazado empinado de arena y piedras. Al final, un espacio para dejar el coche. Desde allí, una panorámica de impacto para hacer fotos en blanco y negro y transmitir su dramatismo en un día gris y desapacible. Pasamos la noche en Vík, una pequeña y preciosa localidad de sólo 300 habitantes. Al día siguiente, antes de iniciar nuestra ruta, subimos a la zona alta donde está su bonita iglesia. En casi dos horas llegamos al parque de Skaftafell. Dejamos el coche en una zona de parking e iniciamos camino hacia la cascada de Svartifoss. Un recorrido fantástico, con grandes vistas a las lenguas que los glaciares descuelgan por las faldas de montañas. Como el día era bueno, el sol iluminaba este hueco.

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La cascada poco a poco se hacía más grande. Al final llegamos a sus pies. Tiene una enorme personalidad. Su agua cae entre oscuras columnas de basalto, en forma de hexágono, perfectamente geométricas, que se formaron por el enfriamiento rápido del magma del volcán. Estas columnas semejan los tubos de un enorme órgano que intenta ofrecer un himno a la estética que nos regala la naturaleza. La caminata, entre ida y vuelta, duró unas tres horas. A un par de kilómetros al este de la entrada del parque de Skaftafell hay un desvío que te acerca a la lengua glaciar llamada Svinafellsjökull.

Te puedes acercar muchísimo, caminar por sus bordes, ver cómo se va troceando en sus últimos metros, observar su tinte marrón oscuro por los sedimentos de tierra que arrastra. Una experiencia envuelta en un silencio glaciar, nunca mejor dicho.

Cascada de Svartifoss

Vík

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BLOQUES DE HIELO FLOTANTES Y AGRESTES FIORDOS

A unos 50 kilómetros encontramos una desviación que nos lleva a la espectacular laguna de Jökulsárlón. El frente de un glaciar de nombre impronunciable (Breidamerkurjokull) se resquebraja al borde del lago y suelta bloques de hielo que adquieren vida propia flotando sobre el agua. Un bote anfibio te permite navegar entre los icebergs. Fascinante verlos de tan cerca, pasar entre ellos. Cómo se mueven, cómo van cambiando de tonalidades según reciben la luz. Este enorme espectáculo natural se completa en la llamada Playa de los Diamantes. Allí van a parar estas enormes joyas de hielo que contrastan con la arena negra. Se puede acceder cuando se regresa a la carretera principal.

En menos de una hora llegamos a Höfn. La única población de cierta importancia del sudeste de Islandia. Lugar tranquilo. Paseamos por la zona del puerto, subimos a un barco atracado y ‘jubilado’ que evoca los tiempos en los que se peleaba con el mar en busca de pescado para nutrir la industria conservera, la principal fuente económica de Höfn. Un bacalao cocinado con hierbas fue el colofón del día. Amaneció con sol. Nos dirigimos hacia una de las caras más agrestes de Islandia: los fiordos del Este. Al cabo de una hora estábamos en Djúpivogur, un pueblo de 360 habitantes que era la antesala del precioso paisaje que nos aguardaba. A partir de Breiddalsvík, otra preciosa y diminuta localidad (130 habitantes) que merece un paseo, la carretera se empieza a retorcer para seguir el perfil

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Bloque de hielo flotando en el lago Jökulsárlón


El lago Mývatn

orográfico que dibujan los fiordos. Pequeñas casas aisladas yacen en el fondo de los fiordos. Algunos chorros de agua se desprendían de los montes pegados a la carretera, muchas veces de grava, como si lloraran. Se respiraba el silencio. Montañas, mar, nubes blancas, en contraste con el azul del cielo y el verde de algunas praderas salpicadas de ovejas. En Reydarfjördur encontramos un núcleo más poblado (1.100 habitantes) con puerto pesquero, igual que Eskifjördur (1.080 habitantes) que descansa en el mismo fiordo. Visitar estos lugares de paz y tranquilidad es una delicia. El día nos pasaba volando pero espesos nubarrones empezaron a ennegrecer el hasta entonces brillante paisaje. Habíamos reservado hotel en Neskaupstadur, otra pequeña población al fondo de su fiordo. Pero

para llegar allí la carretera, en lugar de bordear la costa, acortaba camino subiendo un puerto. La niebla nos tragó a mitad de subida. Casi a tientas con el volante nos encontramos con un túnel. A medida que íbamos trazando sinuosas curvas en el descenso, el panorama se aclaraba y, de pronto, como si saliéramos de una burbuja, aparecieron, al fondo, las brillantes casas coloridas del pueblo, con el campanario rojo de la iglesia, reposando junto al fiordo. Un rincón de maravilla. Respiramos su tranquilidad. Fue un día intenso. SENSACIÓN DE TENER FUEGO BAJO LOS PIES

Al día siguiente, dejamos el perfil salvaje de los fiordos para dirigirnos a una zona sacudida por las entrañas candentes de Islandia: El lago Mývatn.

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El paisaje cambió abruptamente. Nos fuimos adentrando en zonas volcánicas desérticas. El color negro y rojizo sólo era alterado por elevaciones del mismo color. El día desapacible acompañaba este escenario. Con la soledad, a veces era sobrecogedor. Cogimos un desvío para visitar la catarata de Dettifoss. Hay dos accesos: uno asfaltado y el otro de piedras. El segundo lo encontramos cerrado. A distancia ya resonaba el ruido ensordecedor de su caída. Cuando llegamos, quedamos anonadados. Nos acercamos al borde con gran prudencia. Sentimos lo pequeños y débiles que somos ante las fuerzas de la naturaleza. Quedamos calados como si nos hubiera pillado una tormenta. El color plomizo de las aguas, el paisaje desnudo, los estratos rocosos superpuestos, las columnas basálticas y la aridez de una

tierra que sólo parece tener vida en sus zonas de musgo y líquenes provocaban un impacto casi angustiante. Caminando unos quince minutos se llega a la catarata de Selfoss. No tiene el poderío de la anterior, pero la encontramos más bella especialmente por la cantidad de caídas que tiene a lo largo de su perfil. Una hora y media después estábamos a la entrada del lago Mývatn. Un desvío a la izquierda nos llevó a la zona geotermal de Námafjall. Allí vivimos la sensación de tener fuego bajo los pies. Las tonalidades ocres, gris claro, amarillo, azulado del suelo nos daban la sensación de estar en otro planeta. Un tremendo olor a huevo podrido, provocado por el azufre, acompaña este paisaje casi marciano.

Catarata de Dettifoss

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Catarata de Selfoss

Regresando a la carretera y girando después a la izquierda encontramos una escarpada pista que tras unos centenares de metros nos lleva a la boca del cráter Víti. Tiene un diámetro de 320 metros y alberga en su interior un lago con agua verde-azulada de 30 metros de profundidad. El contraste con el color ocre y marrón-óxido del entorno provoca una imagen espectacular. A unos 200 metros de este cráter, se encuentra la zona volcánica de Leirhnjúkur. Allí pudimos ver casi todos los fenómenos naturales característicos de Islandia, desde pozos sulfúricos hirvientes, con brillantes tonalidades ocres y azuladas, hasta ríos de lava petrificada, que parecen lenguas de glaciares petrificadas. Lo que más nos impresionó es pasar junto a rocas volcánicas humeantes.

El día siguiente lo dedicamos a la zona que rodea al lago. Desde el profundo subsuelo de sus aguas, el forcejeo de las placas tectónicas de Europa y América ha esculpido este lugar. Tiene 37 km2 y como máximo 4,5 m. de profundidad. En su interior asoman islotes volcánicos, con las extrañas formas que dejó la lava al enfriarse. Hay caminos para recorrer sus bordes. Unos conos recubiertos de musgo semejan pequeños volcanes. En realidad son burbujas de lava que al petrificarse cogieron esta forma. Las llaman falsos cráteres. Se puede caminar junto a ellos. Una recomendación. Hay muchos mosquitos en la zona (de hecho, Mývatn significa ‘agua de mosquitos’). No pican, pero molestan mucho. Lo ideal es ponerse una mosquitera.

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Tierra volcánica

Pero donde la lava dejó las formas más caprichosas fue en el campo de Dimmuborgir. La solidificación de la masa candente hace miles de años ha alimentado la fantasía popular que ha ido dando nombres a estas figuras surgidas de la fantasía volcánica. La más célebre es la Kirja (iglesia) por su aspecto de capilla gótica. Estos irregulares bloques de lava petrificada están casi sumergidos en una tupida vegetación de abedules. La combinación del verde y gris volcánico es muy estética. Pero cuidado, hay que seguir algunas señalizaciones para no perderse en este laberinto. Dejamos este extraño y curioso lugar para dirigirnos a la base del volcán Hverfjall. Un camino de gravilla te acerca a una zona donde puedes dejar el coche. Tiene 485 metros de

altura. Está permitido subir por el camino indicado. Una vez arriba se puede recorrer el perímetro del volcán y disfrutar de las fantásticas vistas de todo el lago Mývatn. Cuando miras hacia el interior, impresiona su enorme cráter relleno de arena negra. Estuvimos un buen rato en esta plataforma. Era una delicia disfrutar del silencio y dejar volar la imaginación para regresar a los tiempos en que este lugar era azotado por tremendas convulsiones volcánicas. DEL NORTE A LA PENÍNSULA DE SNAELFELLSNES

Después de dos días en la zona de Mývatn cambiamos totalmente de panorámica. En menos de una hora estábamos en Husavik, un activo puerto comercial del norte de la isla. Una elegante iglesia de madera de 1907 luce frente al puerto y le da personalidad. Un lugar

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tranquilo para pasear, entre sus casas coloreadas y zonas verdes. En un ‘fish and fries’ junto a los muelles comimos como unos lugareños más. Las fotos de los barcos de pesca con las cumbres nevadas de fondo describen el modo de vida de esta localidad de 2.300 habitantes. A menos de 50 llegamos, otra maravilla natural: la catarata de Godafoss. No es imponente como la de Dettifoss o Gullfoss. Ni tiene la personalidad de Svartifoss. Su agua se precipita por una inmensa pared en forma de herradura creando dos cascadas y varios saltos. Su nombre significa ‘La cascada de los dioses’. Varias plataformas naturales ofrecen distintas perspectivas. Si hay suerte con los rayos de sol, Godafoss también regala preciosos arcoíris.

En poco menos de media hora estábamos en Akureyri. Es la ciudad más importante del norte de Islandia, aunque no deja de ser una pequeña y coqueta villa que descansa en el extremo de un fiordo, enmarcada por picos siempre nevados. El moderno edificio de la iglesia luterana, que se levanta en un promontorio, es el punto de referencia de esta localidad. Su jardín botánico presenta una asombrosa muestra de flores de altitud.

Catarata de Godafoss

Akureyri

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Acantilados

La granja de Glaumbaer nos esperaba a una hora de Akureyri. Salimos por la mañana muy temprano. Queríamos hacernos una idea de cómo era la vida rural durante los siglos XVIII y XIX. En una hora estábamos frente aquellas pequeñas casas de turba, con sus tejados y paredes exteriores protegidos por hierba. La fachadas son blancas y las puertas amarillas. Una de estas casas sirve de museo. Podemos retroceder a la durísima vida de los agricultores. El conjunto, muy cuidado, es precioso. Quedaba por delante una larguísima jornada cruzando la isla hasta la península de Snæfellsnesw. Valles solitarios, sin más compañía que lejanos grupos de casas que sólo identificábamos por sus tejados. Una belleza inquie-

tante. La carretera iba cambiando del asfalto a la tierra. La orografía no era exigente para su trazado. Una Islandia profunda. Antes de desviarnos hacia Snæfellsnes nos encontramos con el sorprendente grupo volcánico de Grábrók. Lo forman tres cráteres. Se puede ascender a uno de ellos por una escalerilla y pasarelas. Son sólo 170 metros. Una vez arriba lo ideal es dedicarle al menos una hora para disfrutar del inhóspito paisaje. Enfrente aparece la cónica figura del cráter vecino, el Grábrókarfell, que parece sacado de una fotografía lunar. Hora y media después empezamos a recorrer el sinuoso litoral de Snaellfellsnes. Estaba muy nublado. Subimos al faro naranja de Stykkishölmur para observar el perfil costero.

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Poco pudimos ver. Por la estrecha carretera íbamos siguiendo la dirección que marca este dedo peninsular que penetra en el mar. Mirábamos hacia el interior, pero su joya, el Snaellfellsjökul, estaba escondido por las nubes. Nos quedamos en Hellissandur para pasar la noche. Nos dijeron que desde allí el mítico volcán, ahora escondido, tenía la mejor perspectiva. A la mañana siguiente un generoso sol alumbró el mítico volcán, enfundado en una ajustada capa de nieve helada que resaltaba el hueco del cráter. Fue entonces cuando nos dejamos atrapar por el relato de Julio Verne que en su ‘Viaje al centro de la Tierra’ situaba en este volcán la entrada al centro de planeta. Con este gigante vigilando, recorrimos la abrupta costa de esta península, con afilados acantilados, islotes de roca volcánica y playas

negras. Un espectáculo en contraste con el mar y el blanco inmaculado del volcán-glaciar. Pueblos que parecían de cuento como Arnarstapi, preciosas iglesias como la de Budir y Hellnar, nos fueron acompañando de regreso a Reykjavik. Antes de llegar a la capital nos desviamos para visitar las cascadas de Hraunfossar y Barnafoss.

Cascadas de Hraunfossar

Iglesia de Arnarstapi

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Valieron la pena las dos horas extra de carretera. Nada tienen que ver con las anteriores. Los chorros de agua de azul-turquesa de la primera surgen de la porosidad de las paredes musgosas de la lava petrificada. Dibujan un cuadro fantástico. La segunda es una cascada que se forma cuando el río Hivitá se encajona entre rocas y se enfurece en su caída. DESPEDIDA EN REYKJAVIK

A media tarde llegamos a Reykjavik. A pesar de ser la capital y albergar dos tercios de la población del país, es un lugar tranquilo, sin edificios estridentes, con espacios abiertos. Perderse por sus calles arropadas por casas con fachadas coloreadas es todo un placer. Lo primero que hicimos fue visitar la Hall-

Snæfellsjökull

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Reykjavik

grímskirkja, el edificio más emblemático. Subimos a lo alto de la torre. Los tejados de colores, las estrechas calles que se entrecruzan, con el puerto al fondo, le imprimen una personalidad única. El Puerto Viejo es un lugar acogedor, con sabor tradicional. Sus edificios coloreados albergan restaurantes para saborear la cocina tradicional islandesa. Nos ‘merendamos’ una exquisita sopa de langosta. El sol de tarde le daba un brillo especial a las embarcaciones que se reflejaban en el agua y en la fachada de diseño vanguardista, con hexágonos de cristal, del Harpa, un edificio que alberga conciertos, conferencias, encuentros culturales y congresos. En pocas horas vimos que es una ciudad con encanto, cordialidad y cosmopolita.

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La Hallgrímskirkja


A primera hora del día siguiente nos embarcamos para avistar ballenas. No estuvieron muy predispuestas a dejarse ver (alguna asomó pero con poco entusiasmo), pero, a cambio, disfrutamos de una esplendorosa mañana que nos dejó disfrutar del perfil de la ciudad desde el mar. Abandonamos el puerto y nos fuimos al lago Tjörnin, en el centro de la ciudad. Se alimenta de un manantial geotérmico que mantiene su superficie libre de hielo en invierno, un auténtico oasis natural en el centro de la ciudad. A sus orillas, descansa el moderno edificio acristalado del Ayuntamiento y la catedral luterana. En el lado occidental, elegantes casas de madera con jardín que dan a la zona un toque aristocrático. Para ver Reykjavík desde otra perspectiva nos alejamos del centro y nos fuimos a la cima de la colina llamada Öskjuhlid donde se

ubica el moderno edificio llamado Perlan (La Perla). Su gran cúpula acristalada se ha convertido en otro símbolo. Subimos a la terraza superior para gozar a distancia del perfil urbano. Es una visita que recomendamos. De regreso al centro, paseamos por Laugaveugr, la principal arteria de la ciudad. Mucho ambiente, con bares, locales de ocio y tiendas donde hicimos algunas compras. Pero queríamos despedirnos de Islandia junto a Solfar (El Viajero del Sol). Es una escultura del artista islandés Jón Gunnar Árnason de acero inoxidable. Recuerda a un barco vikingo y está en una plataforma junto al mar. Queríamos que la imagen de nuestra visita a Islandia fuera esta estructura metálica atravesada por el rojizo sol que roza el horizonte. Tuvimos paciencia y la conseguimos. El recuerdo más simbólico de nuestro viaje. v

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Lago Tjörnin


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Foto: Ylanite Koppens

GRANDES VIAJEROS DE LA HISTORIA Las primeras aventuras de quienes hicieron del viaje una nueva forma de vida

POR FERNANDO BAQUERO

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escubrir otras culturas, adentrarse en nuevas tierras, asomarse a otros horizontes, aprender idiomas y conocer gente nueva. Esencialmente

eso es viajar. Se ha hecho durante siglos y casi no le damos la relevancia que merece porque forma parte de nuestro modo de vida. Pero antes que nosotros hubo alguien que decidió salir de su zona de confort, crear historias motivadoras y convertirse en una inspiración para los viajeros de hoy. La historia de la

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humanidad está llena de aventuras increíbles que allanaron el camino de futuros exploradores e inspiraron la pasión por los viajes a muchas generaciones. Los viajes han recorrido un largo camino desde que los Vikingos salieron a dominar los océanos o cuando los barcos navegaban por los Siete Mares en busca de una nueva ruta hacia Oriente. Estos pioneros protagonizaron viajes épicos a través de nuevas tierras, rompieron barreras culturales y revelaron la diversidad del mundo que escapa a nuestra vista. No debió ser fácil salir afuera hace cientos de años cuando solo una parte del planeta estaba documentada. Es increíble que alguien

se atreviera a ir más allá de Finisterre cuando la creencia dominante era que más allá sólo esperaba un vasto y oscuro vacío. Eso no les impidió aventurarse con valentía en un planeta entonces ilimitado. Fueron los primeros en conquistar un nuevo territorio, documentar una bestia exótica o trazar un nuevo mapa que con el tiempo nos descubrió el mundo tal como lo conocemos miles de años después. ¿Quiénes fueron estos arriesgados que necesitaban saber qué había más allá de los límites conocidos? Sin duda fueron muchos y hoy conocemos sus nombres y los motivos que les llevaron a ‘conocer mundo’. Magellan Magazine te ofrece una pincelada de algunos de ellos.

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MARCO POLO (1254-1324)

Probablemente el viajero más famoso de todos los tiempos. Él, su padre y su tío, todos comerciantes, partieron hacia Asia en 1270. Viajaron por Persia (hoy Irán), Afganistán y Mongolia a lo largo de la Ruta de la Seda hasta llegar a la actual Beijing. Dirigió misiones a India, Birmania y otras partes de China. Regresó a Venecia y allí fue capturado por los genoveses, que entonces estaba en guerra con Venecia. En la cárcel conoció a un escritor que luego grabó sus historias y viajes en papel, que hoy conocemos como Los viajes de Marco Polo. Sus viajes y escritos ayudaron a abrir el Lejano Oriente a Europa y se dice que inspiraron a Cristóbal Colón. Nacido en Venecia, Marco Polo es sin duda el explorador más famoso de la historia. Partió hacia China en la década de 1270.

Estatua de Xuanzang

XUANZANG (602-664)

Monje chino, erudito y traductor famoso, Xuanzang es popular en la historia del sur de Asia como el viajero que puso en contacto las grandes culturas india y china. Se hizo famoso por su viaje por tierra de 17 años a la India, en el que a menudo fue emboscado por bandidos, casi muere de sed y sobrevivió a una avalancha. Se hizo famoso después de escribir ‘The Great Tang Records on the Western Regions’ (Los grandes registros Tang sobre las regiones occidentales), un informe extremadamente detallado de sus viajes. Es una obra extraordinaria que contiene descripciones muy precisas de distancias, paisajes, rutas comerciales y varias culturas.

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IBN BATUTA (1304-1377)

Este viajero proporcionó al mundo una visión del mundo musulmán de la época. Sin duda el más grande viajero de la historia de la humanidad, que recorrió más de 120.000 kilómetros por regiones de 44 países en tres continentes. Era un musulmán marroquí y durante su vida visitó casi todo el mundo islámico. Sus exhaustivos relatos de los lugares visitados han guiado tanto a los historiadores como a los futuros viajeros. Sus escritos de viajes proporcionan una perspectiva poco común sobre el imperio medieval de Malí en el siglo XIV del que no sobreviven muchos registros.

Estatua de Giovanni Caboto / Jeangagnon

JOHN CABOT (1450-1498)

Giovanni Caboto, como se le conoce en Génova, donde nació, es célebre por su explo-

Marco Polo

ración de América del Norte en el siglo XV, su objetivo era el mismo de Cristóbal Colón, trazar una ruta marítima directa hacia las Indias Orientales navegando por Occidente. Se le considera el primero en explorar Canadá desde los vikingos nórdicos en el siglo XI. Al aterrizar por primera vez en Terranova, se cree que exploró esa parte de la costa, plantó una bandera inglesa en el suelo y regresó por Bretaña a Bristol. Regresó por segunda vez para explorar desde la isla de Baffin hasta Maryland, dando a Inglaterra el derecho a colonizar el país.

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AMERIGO VESPUCCI (1454-1512)

El continente de América lleva el nombre del explorador Amerigo Vespucci. Este florentino, naturalizado español, exploró la mayor parte de la costa oriental de América del Sur y se dio cuenta de que el continente no estaba vinculado a Asia ni era tan pequeño como se pensaba en ese momento. Lanzó varias expediciones desde España y Portugal y descubrió la desembocadura del Amazonas. Murió en Sevilla, a donde fue enviado por los Medici como empleado de comercio poco antes de la primera salida de Colón. Vasco Da Gama Cristóbal Colón

CRISTÓBAL COLÓN (1451-1506)

Famoso por ser el descubridor de América, Cristóbal Colón fue un explorador, navegante y colonizador italiano, ciudadano de Génova. Creía en la naturaleza esférica del mundo cuando la opinión generalizada de la época era que el mundo era plano. Cristóbal Colón, un hombre ambicioso, esperaba encontrar una ruta comercial occidental hacia los lucrativos mercados de especias de Asia. En lugar de navegar hacia el este, esperaba que navegar hacia el oeste conduciría a países como Japón y China. Su primer viaje se completó en 1492. Tenía la intención de navegar a Japón, pero terminó en las Bahamas, a las que llamó San Salvador. Después hizo cuatro viajes a las Américas, navegando por las islas caribeñas de Cuba, Jamaica, las Bahamas y también al continente, a lugares como Panamá.

VASCO DA GAMA (1460-1524)

Fue el primero en navegar directamente desde Europa a la India, a través del Cabo de Buena Esperanza. Después de navegar por la costa occidental de África y rodear el Cabo de

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Buena Esperanza, su expedición hizo numerosas paradas en África antes de llegar al puesto comercial de Calicut, India, en mayo de 1498. Cuando este marino portugués regresó de su primer viaje a la India en 1499, había pasado más de dos años fuera de casa, 300 días en el mar y había viajado unas 24.000 millas. Sólo 54 de su tripulación original de 170 hombres regresaron. Fernando de Magallanes

sueño: visitar las Islas Maluku, en Filipinas. Partió con cinco barcos y más de 200 hombres, en dirección oeste a través de América del Sur. Sin saber lo enorme que era el Pacífico, enfrentaron grandes desafíos y muchos murieron. El resto de la tripulación llegó a las islas, donde Magallanes recibió un disparo mortal con una flecha envenenada en la batalla de Mactán. Solo un barco y 18 hombres de la tripulación de Magellan regresaron a España. Fueron los primeros en circunnavegar la Tierra en un largo viaje culminado con éxito por el navegante vasco Juan Sebastián de Elcano. James Cook

FERNANDO DE MAGALLANES (1480-1521)

Fernão de Magalhães fue el primer hombre en emprender un viaje para dar la vuelta al mundo y encontrar rutas marítimas que ayudarían a otros a circunnavegar también el planeta. El explorador portugués también fue pionero en encontrar un camino a través de América del Norte y del Sur y llegar al Océano Pacífico. La vía por la que lo logró se llama Estrecho de Magallanes. Fernando de Magallanes tuvo un

JAMES COOK (1728-1779)

James Cook fue un explorador británico que realizó los primeros viajes por el Océano Pacífico. El Capitán Cook descubrió más de la superficie de la tierra que nadie. Dio la vuelta al mundo dos veces, visitó los cinco

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continentes y cruzó el círculo polar ártico y el antártico. Fue el primer hombre en circunnavegar y mapear Nueva Zelanda y Hawai, y descubrió Australia, que reclamó para Gran Bretaña. Fue asesinado por nativos en Hawái. Su filosofía de ir “más lejos de lo que cualquier hombre ha estado antes que yo” es una motivación para los que le siguieron.

dón, sino que la vida la llevó por este camino. A los veinte años comenzó a trabajar como ama de llaves para el naturalista Philibert Commerson, quien designo a Baret su propia enfermera personal. En 1765, Commerson fue invitado a unirse a la expedición alrededor del mundo de Louis Antoine de Bougainville y para que Baret pudiera acompañarlo tuvo que hacerse pasar por un hombre. En este momento, las mujeres no estaban permitidas en los barcos de la marina francesa. La pareja zarpó a finales de diciembre de 1766 y completó una serie de expediciones botánicas durante el viaje a través de América del Sur y el Pacífico.

Jeanne Baret

Mariwether Lewis

JEANNE BARET (1740-1807)

LEWIS (1774-1809) Y CLARKE (1770-1838)

Jeanne Baret, ha pasado a los libros de historia por ser la primera mujer en dar la vuelta al mundo, y lo hizo disfrazada de hombre. Nacida en la región francesa de Borgoña en 1740, Baret no se propuso reclamar este galar-

Cuando el gobierno estadounidense compró la parte occidental de los EE.UU a Francia en el siglo XIX, el capitán Mariwether Lewis y William Clark tenían curiosidad sobre qué habían comprado exactamente y se embar-

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caron en una expedición para averiguarlo. Comenzando por el río Missouri, viajaron a través de Dakota del Norte, cruzaron la división continental y siguieron Clearwater y el río Columbia hasta el océano Pacífico, y finalmente hasta Astoria, Oregon. De camino a casa, se dividieron para cubrir más territorio y se encontraron de nuevo en el río Yellowstone. Necesitaron 28 meses. CHARLES DARWIN (1809-1882)

Aunque es famoso por la teoria de la evolución y la publicación del libro El origen de las especies. Darwin también fue un gran explorador. Trazó la línea costera de América del Sur en el HMS Beagle durante cinco años, tiempo durante el que recolectó muestras de geología e historia natural. Viajó desde Portsmouth en Inglaterra a Santiago, Cabo Verde a Brasil, Patagonia, las Islas Galápagos, la parte sur de Australia y Ciudad del Cabo en Sudáfrica.

Charles Darwin

Ruta del HMS Beagle

Plymouth Azores Tenerife Cabo Verde Galapagos Islas Cocos Callao Lima Valparaiso

Rio de Janeiro

Bahia Mauricio Sídney

Montevideo Ciudad del Cabo

King George Sound Hobart

Islas Malvinas

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alrededor del mundo en 72 días. Inspirada en el cuento ficticio de Phileas Fogg, comenzó su viaje de 24.899 millas en noviembre de 1889 que la llevó a través de Inglaterra, Francia, Egipto, el Pacífico y Estados Unidos. Viajó en barco de vapor, tren, caballo, rickshaw, sampán y todo tipo de vehículos locales para lograr este récord mundial. Su viaje fue documentado por el New York World, donde trabajó como reportera y obtuvo reconocimiento por su renombrada exposición en el asilo de Blackwell Island. En 1890, Bly publicó un libro sobre su experiencia de viaje titulado La vuelta al mundo en 72 días.

Richard Francis Burton

Nellie Bly

RICHARD FRANCIS BURTON (1821-1890)

Formado en Inglaterra como traductor, etnólogo, lingüista y uno de los mayores expertos en África de toda la Inglaterra victoriana del siglo XIX, en una época en que a este continente se le llamaba la ‘tumba del hombre blanco’. Burton consiguió entrar en La Meca disfrazado de peregrino afgano. Exploró los Grandes Lagos de África con John Hanning Speke en busca de la fuente del Nilo pero se toparon con el lago Tanganica. También es conocido por su traducción de Las Mil y Una Noches y el Kama Sutra . Es uno de los miembros más famosos de la Royal Geographical Society. NELLIE BLY (1864-1922)

La periodista estadounidense Nellie Bly es mejor conocida por su viaje sin precedentes

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millas en su vida. A la edad de 29 años, emprendió su primera gran expedición con su esposo, visitando todos los países de América del Sur en el transcurso de tres años. Durante ese tiempo, la pareja atravesó los Andes varias veces a caballo. Posteriormente siguió los pasos de Cristóbal Colón y exploró las islas del Caribe, cruzando Haití a caballo. The New York Times le atribuyó haber alcanzado “veinte fronteras previamente desconocidas para las mujeres blancas”. Armada con una cámara, grabó sus viajes con fotografías en color e hizo varias películas.

Roald Amundsen

ROALD AMUNDSEN (1872-1928)

La primera exploración de este marinero noruego fue hallar el, hasta entonces, nunca encontrado Pasaje del Noroeste a principios del siglo XX, como intentó Hernán Cortés 500 años antes. Su viaje comenzó en la bahía de Baffin y se dirigió al oeste hasta Gjoa Haven, donde permaneció un año entero. Dirigiéndose al sur de la isla Victoria, llegó a la costa norte de Alaska dos años después de la primera partida. Amundsen también fue la primera persona en llegar al Polo Sur y la primera en sobrevolar el Polo Norte. HARRIET CHALMER ADAMS (1875-1937)

Harriet Chalmers Adams, nacida en 1875, fue una exploradora, escritora y fotógrafa estadounidense que recorrió más de 100.000

Harriet Chalmer Adams

Y estos son algunos de los grandes viajeros de la historia que con sus aventuras han seguido inspirando el deseo de explorar, de aprender y de conocer nuevos mundos. Han cambiado las maneras de hacerlo, pero la esencia que mueve al viajero de hoy es exactamente la misma que movía al del siglo XIX. v

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Otra manera de descubrir Roma Singular recorrido por la Ciudad Eterna en búsqueda de sus enigmas TEXTO Y FOTOS ANNA BIOSCA NICOLÀS FECHA DEL VIAJE ENERO 2019

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Piazza Navona

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aminar por una ciudad y descubrirla es una experiencia que se puede hacer desde muchos puntos de vista. La primera vez que pisas aquellas calles que tanto habías deseado conocer sientes una extraña familiaridad. Aquellos rincones, vistos hasta entonces en fotos de webs o blogs, ahora los estás viviendo en tres dimensiones, estás en ellos. Y si además, la ciudad ofrece un patrimonio y cultura con tanto recorrido histórico como Roma, paseando por sus calles es imposible no imaginar su aspecto varios siglos atrás. Proyectar cómo sus habitantes vivían en la época del Imperio Romano es un ejercicio de imaginación que experimenta toda persona que pisa las vías de esta gran urbe. Toda esta herencia que ha dejado la historia de la Antigua Roma es tan patente en la ciudad que es imposible vivirla de otra manera.

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Y aquí estamos nosotras, que venimos del mundo del escape room, que nos encantan los retos y que ahora estamos inmersas en uno de los más grandes de nuestras vidas, aterrizando en la ciudad eterna para crear una ruta gamificada por esta ciudad. Llegamos para pasar tres días en sus calles y lugares más emblemáticos y vivirlos de una manera que no nos habíamos imaginado nunca. Queremos ofrecer una experiencia a cualquier persona que quiera conocer esta ciudad a través de un juego, resolviendo enigmas en las ubicaciones que han marcado para siempre la historia. Una de las ventajas de estar en una ciudad tan turística como Roma en un día laborable es poder visitar algunos lugares en momentos en los que no hay mucha concurrencia de visitantes, por eso decidimos visitar la

Fontana di Trevi el primer día. Esta fuente, cuando solo la has visto en fotos imaginas que está en una ubicación muy distinta a la real, más majestuosa y solemne, pero al llegar te das cuenta de que está situada en una plaza minúscula y aun así, tiene el gran poder de dejarte totalmente fascinada. El origen de este icónico monumento esconde una interesante historia: originalmente era un pequeño surtidor que abastecía a la ciudad de agua proveniente de las afueras. Según dice la leyenda, una joven desveló al general Agripa el emplazamiento de un manantial a unos 20 km de la urbe. Inmediatamente se mandó construir un acueducto al que se llamó Acqua Virgo, en honor a la muchacha, que traía agua a este surtidor. La fuente que ahora conocemos fue construida mucho más tarde, en el siglo XVIII.

Fontana di Trevi

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Piazza Navona, la Fuente de los Cuatro Ríos

A continuación nos dirigimos a la Piazza Navona, un espacio abierto de forma rectangular y gran centro neurálgico de la ciudad. Desde el centro de la plaza, mires hacia donde mires, verás algún edificio o fuente de enorme valor artístico e histórico. Lo que más nos llamó la atención de este lugar es que en el siglo I era un estadio, conocido como Estadio de Domiciano. En él se ofrecían competiciones deportivas y espectáculos ecuestres y musicales. Y lo que más sorprende es que su capacidad era de hasta 30.000 espectadores. Cerca de la fuente de Neptuno, se accede a la obligada visita de las ruinas subterráneas de este estadio.

Estadio de Domiciano

Nuestra experiencia en Roma nos lleva a aconsejar desplazarse andando a todos los lugares, además que siempre proponemos esta saludable opción en nuestras rutas. En nuestro caso, para poder crear los retos en

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dantes. Aquí es realmente donde se respira cómo fue esta civilización, ya que los restos se conservan en un estado que permite hacerse perfectamente a la idea de muchas cosas. En el Coliseo puedes observar cómo se organizaban los espectáculos gracias a los túneles subterráneos. Como dato curioso, la escuela de gladiadores, llamada, Ludus Magnus, estaba situada justo al lado y era el lugar donde se entrenaban y forjaban sus carreras como verdaderos profesionales de la lucha. Hay numerosas fuentes que recogen que esta no era realmente una ocupación 100% masculina, ya que se encuentran numerosas referencias a la existencia de las gladiadoras. De hecho, este tema nos pareció tan interesante que es el eje temático de uno de nuestros juegos en Roma.

Coliseo y Ludus Magnus

Roma, al finalizar el primer día, el recuento era de 22 km andados. Lo cual, como era de esperar dio el siguiente resultado: cena rápida a las 19h en el mismo hotel y a la cama a las 20h para poder empezar el siguiente día con las pilas recargadas. Dejamos para el segundo día el plato fuerte: la visita al Coliseo y Foro Romano-Palatino. Se trata de una visita con entrada combinada que da acceso a estos dos espacios colin-

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Foro Romano

Foro Romano, las Virgenes Vestales

Si el Coliseo no te deja sin respiración, el Foro Romano y el Palatino lo conseguirán. Pasear por lo que queda de esas calles y templos te transporta desde el momento actual a la Roma antigua, es inevitable. Una historia que nos enamoró es la de las sacerdotisas sagradas que se encargaban de velar por el fuego sagrado y mantener siempre viva la llama de Vesta, diosa del hogar. Eran verdaderas personalidades, muy respetadas en la sociedad de aquella época, ya que se consideraba que su misión era de suma importancia para asegurar el bienestar y protección de los habitantes de la ciudad. Su mirada podía conceder el perdón a cualquier persona condenada e, incluso, el mismo emperador se apartaba a su paso. Las Vírgenes Vestales disponían de un templo para este acometido, si lo buscáis en el Foro Romano podréis ima-

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ginar cómo era este lugar y observar también cómo era la Casa de las Vestales, donde se encontraban sus aposentos. Seguimos la jornada en el Panteón de Agripa, otro punto obligado para detenerse y visitar. Se trata de un templo enigmático, ya que varias leyendas lo acompañan a lo largo de

la historia. Su silueta inconfundible desde el exterior, nos recuerda un templo griego, y da paso a un interior con una arquitectura que fascina, sobre todo si se mira hacia arriba. Esta parte superior, de líneas geométricas y clásicas, termina en un agujero en el centro de la bóveda, o también llamado óculo. Uno de

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DNI DEL VIAJERO Nombre: Anna Apellidos: Biosca Nicolàs De: Barcelona (España) Edad: 43 años Co-lidero el proyecto Enigmas Tour, junto con Laura Agut e Isabel Vico. Enigmas Tour es una app que ofrece un catálogo de city games para descubrir una ciudad de una manera completamente diferente. A través de nuestros retos resuelve enigmas la respuesta de los cuales está escondida en las mismas calles, edificios o monumentos de la ciudad. ¿Te atreves a hacer turismo como nunca lo habías imaginado? Web: enigmastour.com App: app.enigmastour.com Instagram: @enigmastour Linkedin: enigmas-tour Blog: enigmastour.com/blog

Panteón de Agripa , el óculo

los misterios del edificio explica que el mismo demonio fue el que creó este agujero al salir del edificio. La luz que entra por aquí es la única que ilumina el espacio, y en días soleados se crea un haz de luz que le otorga una atmósfera casi mágica, que nos puede recordar incluso a un reloj solar de grandes dimensiones.

Visitar una ciudad como Roma en pleno mes de enero, como fue nuestro caso, te obliga a ir muy preparada para soportar el frío. Y es que el planteamiento de nuestros días en Roma implicaba estar muchas horas al aire libre, recorriendo las calles y plazas buscando los mejores enigmas para ofrecer en nuestra ruta. Cuando sales del hotel con un sinfín de capas de ropa lleva implícita la laboriosa experiencia de ir quitándolas en varias

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Cuando decidimos emprender esta aventura, pensamos que no había mejor destino para empezar que Roma, y ciertamente, no nos equivocamos. Nos llevamos de la ciudad eterna momentos, sensaciones y experiencias únicas que hacen sentirte muy cerca de una época tan lejana. Estamos trabajando para aumentar nuestra propuesta de juegos y conseguir que cada vez sea mayor el número de ciudades que ofrezcan esta alternativa al turismo tradicional. Así que os invitamos a experimentar lo que es descubrir una ciudad a través de un recorrido enigmático. ¿Te apuntas? v

Gastronomía

ocasiones a lo largo de la jornada, cuando vas entrando a establecimientos a lo largo del recorrido para entrar en calor. Y es que cuando viajas a cualquier lugar de Italia, una cosa tienes asegurada: vas a disfrutar de su gastronomía. Y ese es el caso también al visitar Roma, aunque como suele pasar en ciudades tan turísticas, siempre es recomendable alejarse un poco de los restaurantes ubicados en los puntos más concurridos. Vale la pena callejear un poco e ir en búsqueda de lugares más escondidos, en nuestro caso, siempre que podemos aplicamos el siguiente filtro para escoger el lugar: ¿hay locales comiendo en este restaurante? Si la respuesta es afirmativa, adelante.

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Rincón con encanto


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El mundo de los de abajo El trepidante día a día en un crucero de lujo explicado por un miembro de la tripulación TEXTO Y FOTOS EMILIANA MARTÍNEZ FECHA DEL VIAJE 2017 - 2018

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S

on las seis de la mañana y me levanto sin que suenen las tres alarmas del celular. Estoy sola en un cuarto de hotel en Miami y habré dormido unas tres horas, tengo una mezcla de tristeza y nervios al saber que en tan solo horas voy a empezar mi tercer contrato trabajando en cruceros, esta vez como embajadora de una lujosa marca italiana. Llego a la terminal del puerto con mis dos valijas que ya están ovaladas de tanta ropa (vestidos formales para las noches de gala, musculosas, shorts, zapatillas, una campera de invierno). Después de dos meses de estar en Argentina y hablar español, vuelvo a escuchar idiomas de todo el mundo: serbio, filipino, ucraniano, portugués. Somos aproximadamente unas veinte personas esperando a embarcar, algunos tienen expresión de “new hire”, como llaman a aqueDesayuno enel piso 14 , Caribe

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llos que inician su primer contrato —sostienen una carpetita con documentos que revisan tipo “toc” cada cinco minutos— mientras que otros muestran un bronceado café después de los 61 días de descanso que nos da la compañía naviera. Tenemos la cara fresca, sin líneas de preocupación en el entrecejo. Mis pies vuelven a pisar ese gigante robusto de cuerpo blanco -dieciséis pisos de alto y capacidad para 3046 personas- una ciudad flotante a la que yo llamaré casa por los próximos seis meses. “Welcome back, miss!”, me dice Raj, un chico nepalí de seguridad, mientras pasa mis valijas por la cinta, la misma que está en los aeropuertos. Me está esperando mi jefa, una mujer rumana de unos treinta años, alta, rubia, con un vestido azul que marca su silueta esbelta y tacones aguja finitos como la lluvia. Ni bien nos vemos me da una inesperada noticia: tendré una cabina privada.

El camarote, que está en el piso menos tres, se compone de una cama individual, con un televisor, un baño casi idéntico al de los aviones, una mesa cuadrada donde apenas cabe el teléfono y un placard. Mi cuarto presidencial. Dejo mis valijas en la cabina y antes de siquiera abrirlas y preparar mi suite, corro hacia los camarotes de mis amigos que continúan en este barco. Atravieso el llamado “I-95”, el corredor principal por donde pasa toda la tripulación. Es allí donde suceden los abrazos y la seducción, donde algunos miran hacia abajo, como descansando la sonrisa que hay que mantener durante el trabajo en el “mundo de arriba”; donde todos se mueven apurados, como oficinistas cuando salen a la calle en horario de almuerzo. Veo uniformes de chefs, bailarines, cuidadores de niños y al llegar al final, golpeo las puertas de sus cuartos y los sorprendo con mi vuelta.

Cabina individual

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DNI DEL VIAJERO Nombre: Emiliana Apellido: Martínez De: Buenos Aires (Argentina) Edad: 32 años Soy técnica en turismo, trabajo (y viajo) en distintos lugares en el exterior desde el año 2011 y aficionada a los talleres de escritura creativa desde que tengo uso de razón. Escribo desde siempre. Durante 2017 y 2018 trabajé en cruceros como vendedora de joyería fina: acá relato mi experiencia desde el primer día de embarque hasta el último desembarque en mi último contrato de seis meses. A lo largo de estos años siempre fue un tema que despertó la curiosidad de amigos, familia, pero especialmente de aquellos pasajeros que conocía día a día y me preguntaban esto de: «Cómo se vive allí abajo».

Mate en el deck

Este también es el piso que separa ambos mundos; el mundo de arriba, el de los pasajeros, con el mundo de abajo, el de los tripulantes, y se empieza a notar en el mobiliario a medida que subo a la cubierta donde trabajo y están todas las tiendas que exhiben diamantes y relojes de alta gama que valen más de diez mil dólares. Termino mi turno y tras ocho horas de caminar sobre zapatos tan rígidos como un iceberg, tomo un atajo por una escalera que me lleva directo hacia el buffet de tripulantes

en el “I-95”. El cambio es evidente: es pasar de estar en una ciudad lujosa, con restaurantes de cocina internacional y pasajeros que salen del teatro con su martini en la mano, a abrir una puerta (cuyo cartel reza “acceso autorizado a crew”) y encontrarme con “el lado b”, mientras bajo por escaleras que se parecen a las de emergencia de algún shopping y me cruzo con algún tripulante en pijama. En ese trayecto me desprendo el blazer y me ato el pelo de manera desprolija: ya estoy en casa. Todavía quedan quince minutos para que retiren la comida del

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Pasillos crew

buffet en el comedor, donde otros trabajadores hacen fila cual soldaditos con su bandeja en busca del último curry de la noche. Son las diez de la noche y en el pasillo donde está mi cabina (tan angosto que apenas pasa una persona) un filipino que está sentado de cuclillas habla por video-llamada con su esposa (y seguramente gasta fortuna, porque cada minuto vale oro), un chico de Indonesia se gana unos dólares cortándole el pelo a un ucraniano en una improvisada peluquería que armó; un brasilero prepara una fiesta en su cabina y tres chicos perfumados salen de un cuarto y se dirigen al bar donde se llevará a cabo una fiesta de temática jamaiquina.

Itinerario crucero

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Team Bulgari

En el mundo de abajo se ve la cara del trabajador que descansa de las normas de arriba: la desprolija, la de los bostezos sin piedad, la que sale de fiesta. Se ven las imperfecciones, las caras al natural y hasta al capitán corriendo en la cinta en el gimnasio; las escapadas al bar de algunos jefes durante el trabajo en busca de una bebida fuerte y las infidelidades sin pudor alguno de los mismos oficiales que llevan a sus familias a bordo de vacaciones dos veces al año. El barco es un pueblo chico donde muchos saben de la vida privada del otro. Allí, debajo de todo, se esconden secretos que están muy bien disfrazados en el mundo de arriba.

Los primeros días siempre son intensos: hay que cambiar el chip de la cabeza y ponerlo en «modo barco», despedirse del wifi (o la comunicación diaria), asistir a capacitaciones obligatorias de seguridad y memorizar todos los códigos de emergencia. Volver al barco luego de dos meses en tierra firme es pasar de vivir en el mundo “normal” a éste, donde el ascensor reemplaza a cualquier medio de transporte ya sea para ir a trabajar o para ir al gimnasio, donde hay que aprender a levantarse con una falsa alarma de incendio una vez por semana, colocarse un chaleco salvavidas y dirigirse a la estación designada como parte de un simulacro.

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Cumpleaños en Haiti

EL CROSSING

El barco se prepara para el cruce del Atlántico, con siete días sin paradas desde Miami hasta Madeira, Portugal. Si bien cada crucero dura siete o catorce días (dependiendo de la ruta), nosotros permanecemos por meses, viendo a miles de pasajeros embarcar y desembarcar continuamente. En el barco da igual si es martes o domingo; no existe el concepto de “fin de semana”. El tiempo se mide en puertos y es normal que alguien diga: “me quedan dos Nápoles para irme a casa”. Guardo una copia de todos los itinerarios del año pegada al lado de mi cama que uso a modo de calendario y voy tachando a medida que los termino. Un punto rojo marca mi día de embarque y desembarque.

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Cairns (Australia)

Cruzar el Atlántico es estar cansada todo el tiempo al ajustar el reloj y sentir que duermo cada vez menos. Los días de altamar son como esos días de invierno, donde me siento nostálgica sin saber bien por qué. Son días en los que no se puede salir al deck a tomar aire ni descubrir la temperatura real (a veces por el clima, a veces por las doce horas de trabajo diarias). EL DESEMBARQUE

Puesta de sol en recreo

Pasaron seis meses de aquel embarque en Miami y estoy en Santorini, uno de mis puertos preferidos. Desayuno en el buffet de pasajeros en el piso 14 con vista a esta isla: si tuviera que imaginarla como a una persona diría que es una mujer alta, de ojos azules

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Santorini

como el Egeo, que usa vestido blanco y huele a perfume Dior. Estar cada día en un puerto distinto es parte de mi experiencia diaria, así como tener el privilegio de ver ese océano que constantemente me rodea. A veces me pregunto si mis compañeros sentirán lo mismo cuando se preparan un café con vista al Mediterráneo. En esta última etapa del contrato me siento una marioneta que se mueve por el barco ya por inercia: es el momento en que esa línea del entrecejo se empieza a notar. Digo que es mi último contrato (la frase que más se repite entre tripulantes) pero sé que no es cierto. Hay algo que hace que todos vuelvan, como si un ancla imaginaria llegara hasta nuestras casas enseñándonos un nuevo itinerario y nos arrastrase a uno de sus veinte barcos de

la flota. ¿Serán esas ganas de explorar más tierras, de llegar a más puertos, de querer hacer todas las rutas del mundo? ¿Será la facilidad de ahorro? ¿Será esa vida cómoda, con comidas incluidas, rentas pagas y sin grandes responsabilidades salvo la del trabajo? Desembarco en el puerto de Pireos, Grecia y oficialmente soy libre: siento como si me hubiese egresado de una carrera. Me saco el reloj, como quien se saca los zapatos después de diez horas de trabajo; aquel reloj que me tuvo en vilo los seis meses en cada puerto con ese miedo constante de no llegar a tiempo y perderme el barco. A medida que el bus se aleja del muelle, veo al gigante que ya no es tan gigante ahora, lo veo desvanecerse hasta que se hace un puntito, como el que tengo marcado en mi papel fotocopiado de la cabina. v

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Japón, diario de viaje Un relato sobre el país del sol naciente, que invita a descubrir su filosofía de vida, costumbres y singularidades TEXTO CARMEN LÓPEZ INIESTA FECHA DEL VIAJE: MAYO 2018

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J

apón siempre me había seducido como destino. Desde siempre la japonesa me había parecido una sociedad fascinante, muy distinta a nuestra mentalidad mediterránea y un absoluto deleite para los sentidos. Cuando llegas, te das cuenta del permanente contraste que hay con respecto a nuestro mundo, a pesar de su alto nivel de desarrollo y de lo avanzado del país. Además, ha sabido conservar el sabor de su tradición más milenaria, combinando modernidad con una identidad propia. No pretendo hacer de este relato un recorrido por las ciudades que visité, más bien os invito a la reflexión y el disfrute desde pequeñas pinceladas que todavía hoy me trasladan al país nipón.

Si te acercas a la popular calle Pontocho en Kioto podrás ver salir de los restaurantes a maquilladísimas geishas. Supongo que ya es algo sabido por todos, pero las geishas no son prostitutas sino animadoras de banquetes y reuniones . Lo más atractivo de ellas, son sus exquisitos modales y su aspecto. Por suerte, no sólo ellas visten el atuendo más tradicional del kimono con chanclas y calcetines blancos; jóvenes y mayores se cruzan a diario en tu camino envueltas en estampadas y coloridas telas . La japonesa no es una sociedad individualista, tampoco busca la igualdad y está profundamente jerarquizada, reminiscencias de un antiguo sistema de castas. Su desmedido respeto por el otro, la veneración con la que

Geisha / CARMEN LÓPEZ

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Camino de Torii / CARMEN LÓPEZ

tratan al prójimo es asombrosa. Tal es el decoro hacia los demás que hasta el ticket de la compra te lo dan con las dos manos y te saludan siempre bajando la cabeza. Las reverencias y las genuflexiones son constantes allá donde vas , entre amigos o desconocidos. Y sí, evitan el contacto físico pero esto, hemos llegado a la conclusión de que no es sino otra muestra de un “culto al otro” que nos admira. Se cuenta que el origen del saludo japonés es un ‘ofrecimiento de cabeza’ a los samuráis en una época remota, una muestra de humildad máxima a una clase celosa del creciente poder económico y social de los comerciantes que de esta inteligente manera no la perdían. El otro, la naturaleza, es todo la misma cosa. Y es que esta sociedad está profunda-

DNI DEL VIAJERO Nombre: Carmen Apellido: López Iniesta De: Madrid (España) Edad: 53 años Viajera de profesión, paisana de ningún sitio y de todos, amante de la belleza, analista en ciernes.

mente imbuida de filosofía Zen y cierto panteísmo muy antiguo que veneraba la naturaleza y las cosas. El sintoísmo es la religión mayoritaria en el país pero no es dogmática.

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Tampoco posee un deidad a la que adorar. En suma, es amor a la naturaleza y una invitación a descubrir lo divino en todos y en todo. Los Torii o puerta de los templos tan característicos del país, traspasan a un mundo sagrado que no es otro sino la misma naturaleza. Lo sagrado y lo profano son una misma cosa. El mensaje es evidente, todo a tu alrededor es sagrado, cuídalo, respétalo, disfruta de su belleza. El budismo Zen aniquila el ego, lo reduce a su mínima expresión ,es un camino hacia la fusión con la vida desde un ‘no yo’. De ahí esa capacidad de síntesis y de ahí ese maravilloso sentido estético que se despoja sin miedo de todo lo superfluo, quita, quita y quita. Busca y busca quitando hasta llegar a la máxima expresión de todo, la esencia. El japonés entiende la nada, la envuelve, la ofrece, no le asusta. Sabe que es la llave de todo.

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Tokio / PIXABAY

Esta sociedad tiene un sentido de lo colectivo tan exacerbado que no oirás conversaciones en el metro ni en el tren. En las calles impolutas apenas hay papeleras y se pide amablemente que no fumes en letras impresas en el suelo de las aceras. La limpieza es casi una obsesión. Te encuentras galácticos inodoros/bidés con una variada selección de chorritos. Lavanderías en las plantas de los hoteles que puedes visionar desde tu televisor y gente con mascarillas que intentan proteger de su catarro al otro. Ahora con la pandemia nos hemos acostumbrado, pero en esto, los japoneses nos llevaban una ventaja inmensa. De nuevo todo por y para el otro. Nuestra primera impresión en Tokio fue la de una ciudad bastante silenciosa, apenas vimos tráfico, las calles están despojadas de coches y es que no hay zonas de aparcamiento, así que se usa transporte público. Este es bastante complejo, una red de empresas privadas Tokio, Raimbow Bridge / PIXABAY

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Santuario de Nara / PIXABAY

y públicas se entrecruzan, con la fatalidad, en ocasiones, de que solo está escrito en japonés . Aunque les encanta el jazz (escucharás son cubano y ska también ), el silencio importa y mucho. Sus movimientos son sigilosos, cuidadosos, detenidos, casi poéticos. Revisten de ceremonia, de arte y artificio cualquier nadería dotándola de un valor preciosista. Con la comida ocurre lo mismo. Síntesis y ceremonia se aúnan para dar paso a una experiencia única. Los colores, como los sabores, la disposición, todo es armonioso. Puedes comer apenas un guisante envuelto en una sabanita de color que, untado en una

salsa ocre, originan el cuadro buscado con la que para tu sorpresa te das por satisfecho. La capacidad del japonés para saber aprovechar el espacio nos deja atónitos. Los coches son bajitos y cuadrados. En las zonas residenciales los aparcan en sus casas en minúsculos reductos que más parecen armarios . Los espacios naturales son los verdaderos templos. Naturaleza, belleza, armonía parecen principios. Adentrarse en el bosque primigenio del santuario de Nara es una experiencia casi religiosa y en cada casa no faltan sus contorneados arbolitos a la entrada. Un cielo de titilantes hojitas de arce te acompaña en los paseos por jardines de nenú-

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fares y cerezos. El florecimiento del cerezo es una festividad y símbolo de lo efímero de la vida . La fugaz belleza, consuelo maravilloso, símbolo de lo breve y corto de la existencia. De nuevo: todo y nada van de la mano. Pero no todo es tan profundo, también tienen su lado loco y te encontrarás excéntricos y divertidos japoneses en ropajes sacados de algún baúl de la abuela. Un ejemplo de esa excentricidad son las calabazas gigantes al borde del mar de Yayoi Kusama en la islita de Naoshima. Aquí los museos son hoteles y se encuentran bajo tierra en impresionantes obras arquitectónicas. Esta pequeña isla (un agradable paseo de 8km2 en bicicleta de dos horas) sabe mucho de arte. Casas del diseño más vanguardista y desperdigadas esculturas contemporáneas

buscan enmarcar, ¡cómo no! la naturaleza, protagonista indiscutible. Las mujeres en este país son delicadas y elegantes como pajaritos. La mayoría son patizambas, lo que las hace andar con un contoneo muy sexy. Su piel inmaculada y su forma de vestir con sus sombrillitas a todas horas las hace aún más femeninas y muchas, muchas son una preciosidad. Como en cualquier país no todo es perfecto y claro está que esta sociedad paga un alto precio por tanta eficacia (las vías del metro por ejemplo están resguardadas con mamparas para evitar el suicidio) pero nos quedamos con lo bueno que es mucho y dejamos Japón con la más honda de las admiraciones, el más profundo respeto y ahora sí, somos nosotros los que bajamos la cabeza. v Calabaza gigantes al borde del mar de Yayoi Kusama / CARMEN LÓPEZ

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Malta

en imágenes Fotos: Oficina de Turismo de Malta

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