magellan De viajero a viajero
Año 1 - Julio 2015
Roma la grande bellezza
Benín
Florida un 4 de julio en estado puro
etnias, vudú y naturaleza virgen
Teruel
Disneyland
arte mudéjar y paisajes de vértigo
el parque de París apto para adultos
cuba un paraíso, siempre
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magellan De viajero a viajero
magellan De viajero a viajero
Año 1 - Julio 2015
Editorial roma la grande bellezza
benín
Florida
Año 1 - Nº7 - Julio 2015 Publicación de periodicidad mensual
un 4 de julio en estado puro
etnias, vudú y naturaleza virgen
teruel
disneyland
arte mudéjar y paisajes de vértigo
el parque de parís apto para adultos
cuba un paraíso, siempre
Editor Fabrizio Rodilossi fabrizio@edinext.com Redacción Laura Fabregat redaccion@magellanmag.com Marketing y publicidad Sergio Permanyer publicidad@magellanmag.com Beatriz Castellano beatriz@magellanmag.com Redes sociales Gonzalo Paraiso redes@magellanmag.com Han colaborado en este número Monica Cecere Anna Camón Gaya Guillermo Nebot Blas Fernández Tomé Dolors Farran Blasco Rossana Peris Suscripciones suscripciones@magellanmag.com Desde el menú Suscripción de la App accede a compartir tus datos y te mantendremos informado sobre la salida de cada número y acerca de todas las novedades de ‘Magellan’. info@magellanmag.com www.magellanmag.com
‘Magellan’ no se hace responsable de los artículos firmados por los autores. Foto de portada: Cuba (Laura Fabregat)
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Tiempo de viajes
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in lugar a dudas son los meses de verano los que concentran el mayor número de desplazamientos por parte de los viajeros de todo el mundo. Es por tanto tiempo de viajes, de descubrir, de explorar, de disfrutar de lo que significa abrir la puerta a destinos desconocidos, a lugares soñados, a culturas cercanas o muy lejanas. Muchos de los amigos de Magellan parten en estos días con la intención de compartir su historia al regreso del verano. Nos gusta pensar que poco a poco hemos ido creando en los viajeros que nos siguen el deseo de explicar a los demás como ha sido ese viaje planeado durante tantos días, si esa aventura imaginada ha cumplido las expectativas, si esas playas largamente soñadas han resultado tan paradisiacas como parecía, o si esa ciudad en la que llevábamos tiempo pensando nos ha cautivado tanto como habíamos pensado. Unas páginas en blanco, un pequeño cuaderno, un dispositivo móvil, cualquier soporte es perfecto para en un momento de descanso ir tomando notas de todas aquellas cosas que nos han sorprendido, nos han emocionado, y nos gustaría compartir. Desde Magellan os brindamos la ocasión de que conservéis para siempre el relato de un viaje especial que un día volveréis a disfrutar a través de vuestras propias palabras, y con el que haréis disfrutar a otros amigos viajeros que no conocéis pero que aprenderán de vuestra experiencia. ¡Feliz tiempo de viajes para todos!
Paradores, hoteles mĂĄgicos para vivir EspaĂąa.
Sumario
Paris Teruel Florida
Cuba
Roma
Benin
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6 Noticias Repasamos lo más destacado del mes y
4 de Julio en Jacksonville 12 Un Nos infiltramos en las celebraciones del Día de la Independencia Americana con una europea, ¡toda una experiencia!
descubrimos cuales son las islas más paradisiacas de la pequeña y la gran pantalla. mejor foto de mi viaje 8 La Este mes fotografiamos Coilloure, en
la ciudad museo 22 Roma, Descubrimos los secretos más jóvenes
Francia; Trieste, en Italia; Groenlandia, y la región de la Rioja, en España.
de la ciudad eterna: arte, restaurantes, buenos paseos y locales de moda.
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Sumario
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al son más tropical 30 Cuba, De Santiago a la Habana, recorremos al rit-
existe 52 Teruel, Exploramos los parajes de una de las
mo del ‘Chan Chan’ de Compay Segundo los mejores rincones de esta isla ‘sabrosa’.
regiones menos turísticas de España: del Maestrazgo, a la ciudad de ‘torico’.
y vudú, sorprendente realidad 46 Etnias Viajamos a Benín, en África, para asistir en primera persona a rituales vudú y asombrosos ritos ancestrales.
Paris 62 Disneyland Nos subimos al tren de la fantasía y la magia para visitar con ojos de adulto uno de los parques más famosos del mundo.
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Noticias La famosa Wedding Cake Rock australiana podría desprenderse La sedosa roca con apariencia de pastel situada en los acantilados de Bundeena (Australia), objeto de deseo de recién casados, fotógrafos, ‘instagramers’ y agencias de moda corre el riesgo de desprenderse, según ha informado el Royal National Park Coast Walk. La fiebre por tomar impresionantes fotos de su piedra blanca con el mar de fondo parece el motivo de su deterioro.
De Medea, Edipo y Antígona Alza el telón a principios de julio, y es cita ineludible para los amantes de las artes escénicas de todo el mundo. Del 1 de julio al 28 de agosto, el teatro romano de Mérida (Extremadura, España), que este año cumple 2.000 años, acogerá la 61 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida con un cartel que rinde especial homenaje a la cultura grecolatina y la mujer en el teatro, con grandes propuestas escénicas como ‘Medea’, ‘Antígona’ ,‘Cleopatra’ o ‘Edipo Rey’. Info: festivaldemerida.es
BCN Travel Bloggers celebra su segundo aniversario El pasado mes de junio se conmemoró el 2ª aniversario de la asociación Bcn Travel Bloggers. Un punto de encuentro en el que blogueros de distintos lugares del mundo que residen en Barcelona pueden interactuar para a través de charlas, debates y presentaciones dar a conocer sus experiencias en el mundo de los viajes. Un encuentro realmente interesante que permitió “viajar” a través de fantásticos documentales a cualquier parte del planeta, y aprender un poco más sobre el interesante mundo de los blogs de viaje y sus autores.
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Noticias
Mi Buenos Aires querido...
Top 10 Islas de cine
La expansión del Tango logró que en 2009 este sensual baile fuera declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Hoy se enseña en todo el mundo, y sin embargo, no hay duda que donde mejor se disfruta es en Argentina. El Tango Buenos Aires Festival y Mundial es el evento tanguero de mayor repercusión internacional y una excelente excusa para visitar la ciudad. Miles de bailarines y público de todo el mundo llegan a Buenos Aires para disfrutar de las actividades (gratuitas) del evento. Del 12 al 25 de agosto. Info: buenosaires.gob.ar/festivales
Escenario de torridas escenas, aventuras, e inclúso de místicos aterrizajes forzosos, las playas de estas islas fuera de série (o de película), son ideales para perderse.
A cuatro grados bajo tierra Islandia ha decidido contraprogramar este verano con una oferta muy tentadora para viajeros poco amantes de las altas temperaturas: abriendo al público una cueva de hielo de 500 metros que atraviesa el segundo glaciar más grande de Europa, el Langjökull. El camino permite verlo desde el interior y resulta impresionante. Aquí una muestra para los poco osados: youtu.be/dZwIG7sj_2s Info: intotheglacier.is
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Laughing Waters (Jamaica).Ursula Andress, la chica Bond más famosa, hizo historia saliendo de sus aguas.
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Ko Phi Phi Lee (Tailandia). Si hablamos de costas y cine, no puede faltar esta isla, escenario de ‘La Playa’.
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Oahu (Hawai). Llena de enclaves paradisíacos y surferos, fue el lugar elegido para rodar la série ‘Lost’.
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Skópelos (Grécia). Verde, y rodeada por aguas turquesa, esta isla vibró al ritmo de ABBA con ‘Mamma Mia’.
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Malta.‘Gladiator’,’Troya’,‘El conde de Montecristo’... Sus playas son de las más cinematográficas de la historia.
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San Vicente (Bahamas). El capitan Sparrow realizó allí algunas de sus fechorias rodando ‘Piratas del Caribe’.
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Lokrum (Croacia). Esta bonita isla cercana a Dubrovnik es Quarth, ‘reina de las ciudades’, en ‘Juego de Tronos’.
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Martha’s Vineyard (EE UU). Puede que no sea un buen aliciente, pero en las costas de esta isla se filmó ‘Tiburón’.
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Monuriki (Fiyi). Si queremos perdernos en una isla, ninguna mejor: aquí sobrevivió Tom Hanks en ‘Naufrago’.
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Pagsanjan (Filipinas). Paseando entre sus lagunas y cascadas uno no da crédito, allí se rodó ‘Apocalipsis Now’.
La mejor foto de mi viaje
Envíanos tu mejor foto a: fotos@magellanmag.com
Carlos Sacristán Ibiza Collioure. Este precioso pueblo costero del sur de Francia ha sabido preservar su carácter pintoresco –tantas veces inmortalizado– a buen recaudo. Allí rendimos homenaje al poeta Antonio Machado que murió en el pueblo en su huida al exilio durante la Guerra Civil española.
Monica Crivellaro Ivrea (Torino) Trieste. Dos autómatas de bronce hacen resonar sus campanadas cada hora sobre la torre del campanario de Trieste, que domina la Fuente de los Continentes, y la Piazza Unità d’Italia, la más importante de la ciudad. Un espectáculo que merece la pena presenciar.
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La mejor foto de mi viaje
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Jordi Matamoros Barcelona Groenlandia. Es un infinito bloque de hielo tan grande como impresionante. La mejor época para visitarlo es justo ahora, en ‘verano’, cuando el clima es, cuanto menos, tolerable. Aunque, si lo que se quiere es disfrutar del espectáculo de ver una aurora boreal, mejor esperar al frío.
Ana Cabrera Huesca Elciego. Mires donde mires, todo lo que alcanza tu vista son viñedos y bodegas. Es el paisaje típico de la Rioja alavesa, y se dota de modernidad en Elciego, un pueblo que acoge, entre otras, las bodegas Marqués de Riscal, con este bello edificio de Frank O. Gehry.
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Envíanos el relato de tu viaje junto a tus mejores fotos y participa en el sorteo de esta fantástica caja regalo de Paradores Entra en www.magellanmag.com, accede a la sección “Tu Viaje” y sigue las instrucciones para el envío del material. Entre todas las historias que recibamos antes del 15 de julio 2015 sortearemos la caja regalo de Paradores “Una noche para deleitarse“.
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Caja regalo Paradores “Una noche para deleitarse“ Una noche, para una o dos personas, en habitación doble estándar, en régimen de media pensión, en uno de los 94 Paradores repartidos por todo el país.
4 de julio en Jacksonville Fiesta, ritos pintorescos y personajes variopintos son lo que las celebraciones del DĂa de la Independencia deparan al visitante Texto y fotos Monica Cecere Fecha del viaje Julio 2014
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M
i 4 de julio en los Estados Unidos fue algo completamente inesperado y muy especial. En primer lugar porque lo pasé en Jacksonville Beach, una localidad que no es precisamente un destino turístico, y en segundo lugar, porque tuve la gran suerte de poder vivirlo con una familia de amigos americanos que me permitieron disfrutar de su famosa fiesta nacional como una de ellos. Jacksonville Beach es una pequeña ciudad costera situada al norte de Florida, bañada por las aguas del Oceano Atlántico y con larguísimas playas de arena blanca, que se caracterizan por tener altas dunas cubiertas de gruesas cañas, y que están protegidas por la regulación del medio ambiente, ya que es allí donde las tortugas marinas depositan sus huevos. Las aguas del Atlántico regalan con frecuencia olas de gran altura, lo que representa un verdadero paraíso para muchos de los surferos que visitan las playas de la localidad, algo raro para mi, más acostumbrada a las profundas, límpidas y tranquilas aguas del mar Mediterráneo Las celebraciones comenzaron ya desde la tarde del día anterior. Matthew y Gray, mis anfitriones, colocaron un keg –un barril de cerveza de 32 galones, que corresponden a unos 117 litros– en el interior de un enorme cubo lleno de hielo. Cuando la cerveza había alcanzado una buena temperatura mis amigos se dedicaron a invitar a los amigos y conocidos que pasaban por allí a tomar
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parte en el reto del keg standing que consiste ni más ni menos que en comprobar quien resiste más tiempo bebiendo cerveza mientras dos personas sostienen el gran barril, y la tercera, con el tubo del dispensador en la boca,, va llenándose la garganta hasta que ya no puede más. No había visto algo igual en la vida, ni por supuesto, lo había probado, pero es una experiencia que aconsejo no perderse si se tiene ocasión... Tras la cena, que tuvo lugar en el prado situado frente a la casa, nos fuimos a uno de los pubs más famosos de la zona, en el que estuvimos bailando hasta altas horas de la noche, al son de la música de una gran banda que tocaba reggae mezclado con notas de
rock y de rap. Fue una noche de diversión y algo de locura que terminó en la playa, en la que miles de personas habían acampado de las maneras más diferentes. Incluso había quien había excavado una especie de trinchera donde había colocado una mesa en el centro, sillas alrededor y una pérgola de plástico cubriéndolo todo. También habían tiendas de campaña, sacos de dormir por doquier mezclados con las más variopintas construcciones diseminadas en aquella extensión gigantesca de arena. Cantamos, comimos, y continuamos bebiendo hasta primeras horas de la mañana. Por la mañana me desperté pronto (bueno, relativamente pronto, considerando la
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hora en la que nos fuimos a la cama...). Pero es que aquella mañana no era una mañana cualquiera, era la mañana del 4 de Julio, el Día de la Independencia Americana, el día del orgullo con barras y estrellas; el día en el que, al contrario de lo que se pueda pensar, la identidad nacional se convierte en el pretexto para transformar todo en un gran circo anárquico en el que no existen reglas o normas, con excepción del respeto por los otros. La casa de Matt, en la playa, estaba inmersa en el silencio, todos los demás dormían. No había ni un alma por la calle, y aquella zona de la ciudad que se extiende junto a la costa presentaba un aspecto completamente diferente al de la noche anterior, cuando fue invadida por personas cuyo único objetivo era divertirse. Me preparé y me puse el bañador dispuesta a acercarme a la playa y disfrutar de aquella inusitada soledad.
DNI del viajero Nombre: Monica Apellido: Cecere De: Palermo (Italia) Edad: 43 años Orgullosamente siciliana. Tengo una curiosidad innata por el mundo y las personas. Vivo los viajes como una especie de “vagabundo”, callejeando, paseando, a la búsqueda de momentos y situaciones que me ayuden a satisfacer el deseo de saber cada día más sobre la vida y sus cosas. Además de los viajes amo también la cocina, y disfruto cocinando y explicando mis recetas en mi delicioso blog: http://scorzoneraecannella.blogspot.it
El reto del 'keg standing'
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En lugar de eso me vi montada en la bicicleta camino del supermercado con Josh, que se había levantado en el momento en el que estaba a punto de salir por la puerta. “Quiero hacer el desayuno y necesitamos huevos y bacon. ¿Te vienes?”. “¡Claro que voy!” contesté. Entrar en los supermercados americanos era para mi lo mismo que para un niño entrar en un parque de atracciones: miles de productos diferentes, para ser descubiertos uno a uno, ordenados con una precisión casi maniática, según la categoría, tipo y marca. Cada vez que descubría algo nuevo me entraban ganas de experimentar nuevos platos y aumentaba mi curiosidad por conocer la cocina del lugar. Aquellas incursiones en los supermercados me permitían hacer una especie de estudio sociológico de aquella gente de un sur opuesto al mío. Observaba sus comportamientos de compra, la manera de relacionarse entre las personas, y me convencía cada vez más de que la teoría de Feuerbach, “somos lo que comemos”. Fue una de las observaciones filosóficas más agudas de los últimos dos siglos. Mujeres y hombres ordenados como los productos en las estanterías, sonriendo, relajados y tan seductores como en los anuncios más estereotipados de comida y bebida. Igual de ágiles y prácticos como los platos que suelen preparar, y de los cuales no cuidan mucho la presentación, o el modo de comerlos, actitud que se refleja también en sus atuendos y en sus modos poco impostados. La excursión al supermercado resultó tan divertida como educativa. Juntos escogimos
La receta
Guacamole de Monica Cecere Ingredientes (para 6-8 personas): 2 aguacates maduros; 1 limón; 1 diente de ajo (opcional); guindilla y sal (al gusto); pimienta negra; aceite de oliva virgen extra; media cebolla blanca; 1 tomate maduro; perejil (opcional). Preparación: Cortar el aguacate por la mitad a lo largo. Quitar el hueso y pelar. Poner la pulpa en un bol y mezclar con el jugo de limón para que no se ponga negro. Aplastar con el tenedor hasta que se reduzca a puré y sazonar con sal, guindilla y pimienta negra. Agregar el ajo. Cortar la cebolla en rodajas, y trocear los tomates. Picar el perejil. Pasar el guacamole a un recipiente pequeño y adornarlo con las verduras, el perejil y un chorrito de aceite de oliva. Consejos: La versatilidad de esta salsa permite servirla tanto como un aperitivo con las chips de tortilla clásicas, con bastones de pan o con lo que más apetezca; o bien utilizarlo para acompañar arroces, carnes o pescados. Yo lo servi como acompañamiento de los espaguetis y son una verdadera delicia, os lo aseguro. Probar para creer.
el mejor beicon, y los huevos de gallina de corral, después de haber leído y comentado todas las etiquetas. Le dije a Josh que yo también quería contribuir a la fiesta roja, azul y blanca por lo que –yendo contra mis principios culinarios, pero sabedora que a veces hay que saltárselos cuando la ocasión lo requiere– compré varios bizcochos, nata y arándonos frescos para rendir honor a los colores de la bandera del país que me estaba acogiendo. La decisión más difícil fue la de elegir las cervezas, decenas de variedades, naturales o aromatizadas, procedentes de todas las partes del mundo: el paraíso de la cebada y el lúpulo. Por suerte, Josh vino en mi ayuda para que pudiera acertar en mi elección.
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Volvimos a casa con nuestras bolsas, satisfechos como unos niños de regreso de un parque de atracciones, cada uno con su propio juguete, y nos pusimos enseguida manos a la obra a preparar nuestras especialidades. Mientras tanto, la casa de la playa había empezado a cobrar vida, y la cocina se convirtió poco a poco en punto de encuentro de sus habitantes. Llegaron otros amigos, entre los cuales Sherri, la mejor amiga de Josh, cargada a su vez con una bolsa de la compra con gambas, leche de coco, ensalada, pan y aguacates. “Estos son para ti” me dijo, “los he comprado en el mercado de un campesino esta mañana”. Sherri me conoce bien y sabe que este tipo de regalos son los que me hacen feliz. Y ya que mi felicidad se basa en la satisfacción de dar placer, transformé –reinterpretando ligeramente la receta original– aquellos frutos verdes y cremosos en un fresco guacamole para compartirlo en la cena con todo el mundo. El día transcurrió tranquilamente, y tras regresar del mercado del pescado estuvimos caminando por las calles de la localidad repletas de bicicletas y skates. Luego disfrutamos de baños muy divertidos sorteando olas gigántecas en el océano, y paseamos a lo largo de la infinita playa llena de los personajes más pintorescos nunca vistos y que hasta ese momento, pensaba que existían sólo en las películas y en un mundo de fantasía. Por la noche se había organizado una fantástica cena en la que se reunió un gran número de invitados. Preparé una fritura de panelle (una especialidad de Palermo) y cociné
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La casa de la playa
el pescado siguiendo la tradición siciliana. Por supuesto había también guacamole, así como ensaladas variadas, salsas y unas ostras increíbles cocinadas en la barbacoa. Se comió y se bebió muchísimo, charlando y haciendo bromas durante largas horas hasta que el último de los invitados dejó la fiesta. Matt, Gray, Josh y yo nos quedamos tumbados en las hamacas comentando todo lo que el día nos había deparado y bromeando sobre la vida y sobre nosotros. Con la llegada de las primeras luces del alba, cansados pero contentos, nos fuimos a nuestras habitaciones para caer rendidos entre los dulces brazos de Morfeo. v
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Hello viajeros!
ANDORRA BARCELONA Cテ,ERES OVIEDO VALENCIA
atiramhotels.com 21
Roma, la ciudad museo Pocos lugares cautivan tanto al visitante como la capital italiana, que resiste tenaz el paso de los siglos con una salud de hierro. Ser谩 la pizza al taglio... Texto Anna Cam贸n Gaya fotos Alejandro Almenar y Anna Cam贸n Gaya Fecha del viaje 20/09/2013 A 09/04/2014
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T
odos hemos oído hablar de la città eterna, la ciudad eterna, la cuna de nuestra civilización. Pues bien, yo tuve el privilegio de conseguir una beca Erasmus en la bella Roma por pura casualidad. El caso es que yo no la había visitado nunca y, llena de ilusiones, expectativas e incertidumbre, llegué a Roma, padeciendo y sufriendo el caos que tanto la caracteriza. De repente, el estrés y la angustia se apoderaron de mí en cuanto me vi arrastrando mi gigantesca maleta de un lado para otro, rodando a duras penas sobre los irregulares adoquines que conforman la mayor parte de caminos y carreteras de la ciudad, que, aunque no es práctico (y sobre todo, chicas, con tacones) es una de las cosas que la hacen uno de los sitios con más encanto que yo nunca haya visto. El hecho de que, en casi cada esquina, el peligro a morir atropellado te aceche, y que, en transporte público sólo puedas contar con dos líneas de metro (y una tercera que es sólo postureo porque pueden pasar siglos hasta que la estrenen, teniendo en cuenta la calma y tranquilidad con la que se toman las cosas) no ayudaron a agilizar mi recorrido. Os preguntaréis cómo puede ser que una ciudad capital como Roma esté tan mal comunicada y la respuesta es fácil, ya que debido a la gran cantidad de yacimientos que el subsuelo romano esconde, resulta complicadísimo crear una buena red subterránea de transporte. Es uno de los hándicaps de la ciudad, para mí el único, motivo por el que acabas yendo a pie a todos lados,
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El Coliseo
junto a que los paseos son muy agradables en la gran ciudad museo. Al segundo día de mi estancia decidí efectuar mi primera vuelta de reconocimiento y todos esos males se desvanecieron: quedé completamente enamorada de todos y cada uno de sus rincones, des del templo del Panteón, con sus columnas romanas de capitolios corintios hasta el Foro Romano. Con un poco de imaginación, puedes mirar más allá de las piedras y reconstruir la antigua ciudad, visualizando las múltiples luchas entre gladiadores que permanecen entre las paredes y el espíritu del Coliseo. Podría pasarme 10 páginas escribiendo acerca de lugares que uno no debe perderse,
pero eso lo podréis encontrar en cualquier guía turística, no obstante me siento obligada a mencionar algunos de ellos, como por ejemplo Piazza Spagna que comunica, a través de grandes escalinatas cubiertas de flores, Via del Corso (una larga e importante calle comercial) con un largo y bonito paseo –cuidado con la pequeña fuente que se encuentra a mitad de éste, arrastra a los amantes del limotón a nadar en ella– que desemboca en un amplio mirador con vistas a Piazza del Popolo y a toda la ciudad. Justo detrás se encuentra Villa Borghese, uno de los parques emblemáticos de Roma, donde acuden los enamorados a contemplar románticas puestas de sol al son de “tears on
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heaven” de la mano de un fiel guitarrista que ofrece su talento a diario; también familias de paseo, turistas o grupos de amigos con cervezas. Los parques o villas de Roma son algo que realmente me cautivó, son salvajes, grandes y muy amplios. Muchos discreparán pero, en mi humilde opinión, el rey de todos ellos es Villa Doria Pamphili, al que se tarda algo de tiempo en llegar, pero que, sin duda, no defrauda. Nadie se arrepiente en cuanto te atraviesa sus grandes hectáreas de bosque, que contienen un lago repleto de patos y tortugas, fuentes, cariátides, cuevas con esculturas y un gran palacio en el que, aviso des de ya, uno no se debe adentrar para ver más de cerca el laberinto. Puede salirte cara la jugada.
No es necesario sucumbir a la desesperación y a la ayuda de los mapas para encontrar los puntos clave de la ciudad, simplemente hay que perderse entre los callejones del centro y sin saber cómo, ellos te conducirán a Piazza Navona, que se reconoce enseguida por sus espléndidas fuentesescultura de Bernini, o la Fontana di Trevi, donde cantidad de turistas se concentran como una colonia de pingüinos. Por la noche este paisaje cambia totalmente, los turistas desaparecen y sólo quedas tu frente a la mágica Fontana iluminada. Muchos se dejan llevar por la emoción del momento e intentan recrear la mítica escena de Silvia y Mastroianni en la Dolce Vita que suele acabar, sin excepción, con una cordial visita
La Fontana di Trevi
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de los Carabinieri (policía militar), muy amables y simpáticos con las chicas pero no tanto con los chicos. A sólo dos calles se encuentra la spaghetteria l’Archetto, donde disfrutando de su entrañable terracita te invadirá el dilema sobre qué pedir entre 100 posibilidades. Yo voy a disipar esas dudas, claramente tu elección debe estar entre esas tres: Zivago, Re-faruk o profumo di mare (sólo los martes y los viernes), no querrás otra cosa una vez los pruebes. Es imposible no engordar en Roma, como en toda buena ciudad mediterránea se come bien pero además, a cada metro que andes te asaltará
“Quedé completamente enamorada de todos y cada uno de sus rincones, des del Panteón al Foro Romano” un puesto de pizza al taglio o de porchetta, otra comida típica italiana que debes probar, sin olvidar la mítica focaccia de mortadela, deliciosa y muy acertada, al ser la mortadela el único embutido italiano que supera al español. Otro restaurante muy frecuentado, sobre todo por erasmus, es el Carlo Menta, situado en el paseo principal del Trastévere. Uno de mis paseos predilectos en Roma era bajarme en la parada de metro Circo Massimo y reseguir el perímetro de éste hacia arriba hasta llegar al río Tévere que puedes cruzar mediante la Isola Tiberina a través de un precioso puente de piedra al que no le faltaran, seguro, románticos cantautores con talento.
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DNI del viajero Nombre: Anna Apellido: Camón Gaya De: Barcelona (España) Edad: 26 años Soy de Barcelona y, aunque amo mi ciudad, me encanta viajar, recorrer mundo y enriquecerme de todos y cada uno de los rincones y culturas del planeta, vivir aventuras, como si cada día fuera el último, ir contracorriente, más allá de los límites y pautas preestablecidas. Me gusta escribir, leer, el cine, la música, el arte, la literatura, la historia, la filosofía, la fotografía, esquiar, nadar, comer, beber, bailar y cantar. Blog: annelaire.blogspot.es
Villa Doria Panphili
La Fontana del Moro en la 'Piazza Navona'
La orilla del Tíber es un buen sitio para echarte al sol un ratito a descansar y escuchar música, tampoco en exceso porque si no la humedad te calará muy hondo. Tras haber comido en el baratísimo y muy decente Carlo Menta, una inmersión en el Trastévere te espera. Es, sin duda, el barrio más bonito de la ciudad y uno de sus símbolos, recurrente en películas y libros. Se trata de una encrucijada de callejones adoquinados con cucos edificios repletos de plantas y enredaderas. Para los enemigos de las discotecas es un sitio perfecto para pasar la noche de bar en bar, pero antes de esa decisión, asegúrate de no tener ningún vuelo al día siguiente temprano, hay absentas muy peligrosas...
Los domingos por la mañana, muy cerca del Carlo Menta y a los pies del Gianicolo (paseo muy recomendable), se organiza un gran mercado de 12 kilómetros de largo, donde encontrarás cosas muy interesantes, de todo tipo y precio. Otro mercado interesante, aunque más piccolo, es el de Monti, muy cerca de la parada de metro Cavour, dedicado básicamente a la ropa que lleva claramente el sello de la moda italiana. Muy cerca de aquí podrás relajarte con una cerveza en la encantadora Piazza Madonna Dei Monti coronada por una fuente en medio del singular barrio de Monti y, si te alargas, puedes llegar paseando al barrio underground de San Lorenzo, con mucho ambiente juvenil, muchas calles y plazas en las que puedes
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El Castillo Sant'Angelo
pasar muy buenos ratos y conocer a gente extravagante. Si acabas en San Lorenzo debes echarle un vistazo al Circolo degli Artisti, un bar con una gran y agradable terraza para tomarte unas copas. Si eres del tipo de extranjero que quiere integrarse en la cultura del país entonces el aperitivo es una buena oportunidad para ello. Se trata de un evento que empieza a las siete de la tarde hasta, más o menos, las 10 de la noche. Pagas 10 euros, por lo general, y durante este tiempo comes todo lo que se te antoje, una especie de bufet libre del que siempre sales rodando. Un buen sitio para probar el aperitivo es el Momart o el Meeting Point, ambos situados en Piazza Bologna (barrio de estudiantes).
El primero es conocido por la belleza del local, con su enorme terraza, sin embargo el segundo lo supera con creces por la calidad de la comida. Por último y haciendo homenaje a la cultura, no olvides los Museos Capitolinos y el Vaticano, amurallado con la famosa columnata de Bernini, la cual no te va a dejar indiferente, ni tampoco, por supuesto, la Capilla Sixtina de Michelangelo. Cuidado también con las moscas, Roma es una ciudad que se visita ininterrumpidamente con la boca abierta. Lo último que puedo decir, como buena erasmus, es que si es lunes y estás en Roma no sabes la suerte que tienes, ponte en marcha y dirígete sin mirar atrás a la
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discoteca Qube en la fiesta Any Given Monday, muy similar al Razzmatazz (para los que conocéis bien Barcelona) y muy recomendable para los amantes de la electrónica. Al día siguiente (si te acuerdas), no te arrepentirás de tu decisión. Si tu estilo es más housero o comercial, entonces la opción más acertada en cuanto a discotecas seria Shari Bari (en el centro, mejor día los miércoles) o Art Café (mejor día los viernes). Eso sí, cuidado con los italianos, todo lo que hayas oído hablar sobre ellos es cierto, no descansarán hasta conseguir su objetivo y si ése eres tú, prepárate para una larga y distendida persecución, la pasión italiana, para bien o para mal, no tiene ni límite ni precio. En el caso de las italianas es todo lo contrario, así que si alguno pretende ir a ligar con romanas que se le quite esa idea de la cabeza. v
Escultura helenística, 'Laoconte y sus hijos' en los Museos Vaticanos
San Pedro al atardecer
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Cuba, al son más tropical Esta isla única (y revolucionaria) que combina los paisajes más puros con la melancólica decadencia de sus ciudades, se saborea lenta e intensamente Texto y fotos Guillermo nebot Fecha del viaje Abril 2014
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uba fue mi primer viaje fuera de Europa, y también mi primera huella en el Visado. El viaje empezó el 15 de abril de 2014 a las 15.00h. Salíamos de Madrid con destino Santiago de Cuba. En el vuelo (de unas 10 horas), tuve sentado a mi lado al gran Julio Fis, uno de los mejores jugadores de balonmano que ha pasado por la liga española. Me contó muchas historias, y lo que más me sorprendió fue cuando tomó la decisión de no regresar a Cuba y quedarse a jugar en España. El Gobierno cubano le
prohibió la entrada al país unos cuantos años, y estuvo mucho sin poder ver a su familia. Durante el vuelo hubo también cubanos que nos preguntaron si les podíamos pasar maletas en el control del aeropuerto. Lo piden porque hay un límite de 30 kg de pasaje que puedes entrar en Cuba, y si lo excedes tienes que pagar una cantidad disparatada. Este control no se suele hacer a los turistas, en cambio para los cubanos es muy riguroso. Una vez en suelo cubano, hicimos cambio de moneda de euros a
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CUCs (pesos convertibles) y a CUPs (pesos cubanos). Si no recuerdo mal, un CUC equivalía a 25 CUPs. Podría resumir que a los turistas se les cobra en CUCs y los cubanos comercian entre ellos en CUPs. Ya con dinero cubano, empezó el regateo con taxis particulares –normalmente coches americanos de los 40 o 50, la época de Batista, en que se tenía buena relación con EE UU, o coches rusos, del período de la Guerra Fría– para llegar a la casa particular donde íbamos a dormir. Habíamos leído que 8 CUCs era un buen precio, y así hicimos, hasta que no llegamos hasta los 8 CUCs no aceptamos subir a un taxi. El regateo fue una constante durante todo el viaje, así que al cabo de unos días nos volvimos unos expertos, pero hasta llegar a ese nivel, nos las colaron unas cuantas veces. Una vez en la casa particular donde íbamos a
dormir (reservada previamente por internet), dejamos las cosas y fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Cenamos en el Restaurante San Francisco una rica langosta con un jugo de frutas por solo 7 CUCs por cabeza, cosa impensable en España. Al día siguiente nos despertamos pronto y fuimos a la estación de buses para intentar coger uno e ir a Baracoa, pero llegamos tarde y ya se habían vendido todos los billetes. Sabiendo que el billete costaba 11 CUCs por cabeza empezamos el regateo con los taxis. El viaje a Baracoa duró tres horas y media con una parada para descansar y comprar a unas vendedoras ambulantes unos riquísimos cucuruchos de Coco típicos de la zona. Durante el viaje hablamos con Timo y Noa, dos alemanes. Estaban en Cuba haciendo una estancia allí. Timo estudiaba Medicina
Vistas de Baracoa desde el Museo de la villa
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Noche con musicos cubanos en Baracoa
y nos dijo que le sorprendía mucho que un estudiante de 4tº curso en Cuba ya hiciera operaciones, cosa inimaginable en Alemania. Su percepción era que los médicos cubanos salían mucho más preparados en la práctica. Estando en Baracoa supimos que el viaducto de la Farola (por donde llegamos) se había inaugurado en 1965, y que antes de ese año, no se podía llegar al pueblo por carretera pese a ser la primera villa fundada en Cuba. Sea como fuere, merece tanto la pena visitarla que, como dice la canción, “a Baracoa me voy aunque no haya carretera…”. En Baracoa, lo primero que hicimos fue buscar una casa particular (esto fue lo primero que hicimos en todos los lugares) y visitar el Museo Arqueológico. Merece la pena ir por las preciosas vistas a la villa, y para aprender algo de la cultura de los indios taínos. El resto del día estuvimos paseando por la villa, por el
malecón (donde hay una estatua de Colón), y acabamos conociendo a varios cubanos. Nos acompañaron por nuestro paseo por la playa hasta la desembocadura del río Miel, donde se mezcla el agua salada del Atlántico y la del río y del que se dice que “quien se baña en él, regresa o nunca se va de Baracoa”. Por la noche fiesta y mojitos. Unos músicos cubanos nos dejaron instrumentos para acompañarlos a cambio de unos “tragos de ron” y con ellos escuchamos y tocamos la canción que iba a ser la banda sonora de nuestro viaje: el Chan Chan de Compay Segundo. Al día siguiente, bien temprano, fuimos visitar la finca del señor Fuentes un Químico que se dedicaba hacer rutas por su finca ya que se ganaba mejor la vida así. Nos explicó ciertos detalles de la flora y la fauna de la zona y pudimos contemplar las hermosas vistas desde el Balcón y el Mirador. Nos comentó que en la
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zona del Mirador se rodó parte de la película Robinson Crusoe (de Pierre Richard) y finalmente nos llevó a una cueva que tenía una piscina natural donde los taínos solían bañarse para recuperar fuerzas tras una batalla ya que el agua es mágica, mezcla entre agua salada y de río. Luego nos bañamos en Playa Blanca y de vuelta al pueblo unos cubanos nos dejaron probar el Guarapo, una bebida que se obtiene al exprimir la caña de azúcar. Nos quedamos con ganas de visitar el Yunque, pero no disponíamos de tiempo. De camino a la estación de buses nos encontramos con uno de los músicos de la noche anterior que nos pidió que le enviáramos hilo para pescar (nos dio su dirección y todo), y nos dijo: “quien regresa a Baracoa se queda con una negrita”, así pues, si las dos leyendas de Baracoa son ciertas, acabaremos volviendo... De nuevo en Santiago de Cuba visitamos el Castillo del Morro, una fortaleza militar situada estratégicamente en el estrecho, a la entrada por mar a Santiago, que servía para defenderse de ataques navales, principalmente de piratas. El Castillo del Morro es, de hecho, un museo de corsarios y piratas y desde allí hay unas vistas preciosas. Tras nuestra visita dimos una vuelta por la ciudad y fuimos a casa de una señora cubana que conocimos en el avión. Durante el vuelo nos había invitado a tomar un café a su casa, y si me invitan, yo tomo la palabra. Empezamos con un café y acabaron acompañándonos a visitar el Cuartel Moncada. El cuartel, que actualmente es una escuela, es importante porque fue uno de los tres puntos que atacaron en la Revolución contra el Gobierno de Batista el 26 de julio
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DNI del viajero Nombre: Guillermo Apellido: Nebot Troyano De: Barcelona (España) Edad: 30 años Empecé a viajar con bastante frecuencia por mi trabajo, y le cogí tanto el gustillo que en dos años he estado en más de 15 países diferentes, aunque uno de mis sitios preferidos es Madrid (por los amigos que tengo allí). Me encanta integrarme con la gente local de allá donde voy para aprender sus costumbres y su visión de la vida. Además soy una persona a la que le gusta practicar cualquier tipo de deporte (últimamente, el ‘trail running’).
El Salto de Javira cerca de Trinidad -
El Castillo del Morro, en Santiago de Cuba
de 1953. Este ataque fue fallido, pero fue el comienzo de la Revolución Cubana, aunque según Fidel Castro, la revolución empezó con José Martí y aún continúa a día de hoy. En su fachada aún se conservan los agujeros de bala del asalto en recuerdo al 26J.s A la mañana siguiente teníamos intención de ir al Parque Nacional Desembarco del Granma siguiendo la costa, pero nos costó encontrar a alguien dispuesto a llevarnos ya que decían que la carretera estaba muy mal. Al final un hombre muy amable nos hizo el gran favor de llevarnos hasta Marea del Portillo. Digo gran favor, ya que comprobamos que la carretera estaba fatal: los baches eran lo de menos, tramos sin carretera, zonas con desprendimientos de rocas, puentes rotos… Durante el entretenido recorrido hicimos un par de paradas, una en Uvero, lugar del
primer enfrentamiento de la guerrilla del Movimiento 26J, y otra para intentar subir al pico Turquino, el pico más de todo Cuba con 1.972m. Digo intentar porque al llegar al refugio nos comentaron que las salidas se hacen sobre las 6 de la mañana, y se tarda más de 10 horas en subir, así que dimos media vuelta y carretera hasta Marea del Portillo. Continuamos nuestro viaje utilizando camiones y autobuses cubanos: eso sí que fue adentrarse en la cultura cubana, hasta que llegamos a un pequeño pueblo llamado Media Luna. Por ese pueblo no suelen pasar turistas, y fuimos recibidos como famosos. Comimos un riquísimo pollo criollo en un restaurante del que era propietario un señor gallego. Desde allí conseguimos otro taxi hasta Bayamo, donde íbamos a reunirnos con otra conocida del avión. Nos hizo una ruta rápida por el
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centro de la ciudad y descubrimos que allí se hizo la primera plaza de la Revolución de toda Cuba, y se creó también el himno nacional. Luego iríamos al paseo central de Bayamo, donde se celebra cada sábado la fiesta de la Cubania. Es una fiesta callejera con diferentes puestos de comida y música, lo típico es probar el cerdo asado. Después nos desplazamos en coche a una sala de baile 100% cubana llamada A Bayamo en Coche. Bien temprano al día siguiente nos despedimos de nuestra amiga y nos dirigimos a la estación de autobuses para coger uno en dirección a Camagüey. Cuatro horas de viaje en
un bus que botaba de arriba abajo continuamente. De Camagüey, que es la tercera gran ciudad de Cuba, recuerdo que era bonita, con edificios coloniales muy coloridos y en buen estado. Además fue donde nos alojamos en la mejor casa particular de todo el viaje. En principio queríamos alojarnos en la casa particular Los Vitrales, una preciosa casa colonial de un arquitecto, pero sus habitaciones estaban ya reservadas. Tuvimos la suerte de poder alojarnos en la casa del hijo, también es arquitecto. Parar tomar algo, un lugar ideal es el bar El Cambio y aconsejo probar la bebida El Cambio. Allí discutimos sobre nuestro siguiente
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Vistas desde la azotea del Hotel Santa Clara Libre
destino y decidimos, para reponer fuerzas, ir dos noches a un resort de Cayo Coco. El barman del local nos explicó el modo de conseguir la reserva más barata: ir a primera hora a una agencia de viajes cubana y comprarlo allí. Al día siguiente, tomamos el mejor desayuno de todos en la casa particular con café, un jugo delicioso, y un montón de deliciosas frutas: guayaba (típica fruta de Cuba), fruta bomba (o Papaya), mamey, mango, plátano, piña, melón, sandía… ¡Son tan sabrosas allí! Tras comprar un pack en el Hotel Sol Cayo Coco tomamos un taxi hacia allí. El primer día lo pasamos de relax en las playas del hotel,
tomando deliciosos cócteles magistralmente preparados por el subcampeón panamericano de cócteles. El segundo fuimos a Playa Pilar, en Cayo Guillermo, conocida como la playa más bonita de Cuba. Tras el break volvimos a la rutina de los viajes. Esta vez íbamos hasta Santa Clara, otro paso obligatorio para los amantes de la historia. Fue un lugar decisivo: al poco de ser conquistada por los revolucionarios al mando del comandante Che Guevara en diciembre de 1958, Batista huyó de Cuba y Castro anunció la victoria de la Revolución. A Santa Clara llegamos a media tarde y junto a un amigo, Luís,
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Tomando un trago en el Bar El Cambio, en Camagüey
hicimos un tour por la ciudad. Vimos en una misma plaza el Monumento a la Fundación de la ciudad en conmemoración a 18 familias, la Iglesia del Carmen y el monumento a Vaquerito, que recibió ese sobrenombre por llevar unas botas mejicanas y un sombrero de campesino, y que, bajo las órdenes del Che Guevara, fue el jefe del Pelotón Suicida. Era tal su valor, que cuando cayó en combate el Che dijo “Me han matado a cien hombres”. También visitamos el monumento al Tren Descarrilado, que merece la pena, aunque llegamos tarde y los vagones estaban cerrados. La historia del tren descarrilado me recordó a la leyenda del tamborilero del Bruch: unos pocos soldados del bando revolucionario hicieron creer a 408 hombres que estaban en el tren con un poderoso armamento y que eran muchos más. Luego tomamos unos refrescos en la azotea del Hotel Santa Clara Libre, donde hay unas maravillosas vistas de la ciudad. Para cenar tocó el restaurante La Casa del Gobernador, el más lujoso del viaje. Durante la cena Luís nos explicó la razón de su vuelta a Cuba: en 2013 Raúl Castro aprobó la formación de Cooperativas, empresas donde todos los empleados son socios, con lo que pudo montar su propia cooperativa y así estar junto a su familia. Al día siguiente fuimos temprano a visitar el Memorial Comandante Ernesto Che Guevara, otra visita obligada. Aunque éste no murió en Cuba, sus restos y los de otros compañeros revolucionarios descansan allí. Aquí acabó nuestra visita de Santa Clara, nos despedimos de Luís y partimos a Trinidad. Si vuelvo a Cuba, Trinidad sería uno de
los lugares que volvería a visitar, nos gustó tanto que decidimos quedarnos dos noches. El primer día fuimos a playa Ancón. Nos comentaron que era la mejor en la costa sur de Cuba y está bastante cerca de Trinidad. Es una playa de arena blanca donde puedes disfrutar del mar del Caribe y practicar snorkel. A diferencia de otras playas, en esta pudimos ver a cubanos bañándose. Nos llamó la atención que los cubanos se bañan con la ropa puesta, pero nos explicaron que, como su economía no les permite comprar cremas de protección solar, utilizan la ropa como protector. Así evitan también volverse más “negritos”... Y es que algunos cubanos son bastante racistas. La tarde la pasamos paseando por las lindas y empedradas calles de Trinidad y por la noche fuimos a la Casa de la Música, que es un local al aire libre donde se puede disfrutar de música en directo y actuaciones de bailes
regionales. Si eres chica, prepárate para que te saquen a bailar. La Casa de la Música cierra a eso de las 00.30, pero muy cerquita de allí abren una sala para continuar con la noche. Al día siguiente fuimos a visitar el Salto de Javira, obviamente por recomendación proactiva de los dueños de la casa particular, que nos buscaron a un guía con caballos. Es un pozo natural con una cascada, donde obviamente nos dimos un baño e hicimos el salto de Javira. Finalizada la excursión, el guía nos invitó a tomar jugo de piña en su casa. La tarde la pasamos paseando esta preciosa ciudad, donde pudimos ver algunos de sus lugares más emblemáticos, como la Iglesia Santa Ana, que estando en ruinas conserva los campanarios, la Plaza Colonial y la Casa de la Trova de Trinidad. Tras tanto caminar, acabamos entrando en un local llamado La Canchánchara con música en directo y
Cayo Guillermo
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bebida muy buena. Por la noche fuimos a la Disco Ayala, una discoteca en una cueva llena tanto de extranjeros como de cubanos. Al día siguiente la rutina de cada día: buscar un taxi y viajar hasta nuestro nuevo destino, Playa Girón, pero esta vez hicimos una parada para visitar Cienfuegos que se puede ver en unas pocas de horas. Como estábamos en Cienfuegos decidimos ir a comer a un restaurante que nos había recomendado Luís (mi amigo de Santa Clara), que se llama La Milpa y donde comimos divinamente. En playa Girón, nos alojamos en la casa de Mady y Pepe (previa reserva). Fuimos allí a hacer buceo y Pepe es instructor. Pasamos la tarde en Playa Coco. Playa Girón es también conocida por ser el lugar de la “primera derrota del imperialismo yanqui en América latina”. Al día siguiente, hicimos una inmersión de buceo –está lleno de peces y coral– y pusimos rumbo a Viñales, con una parada en el Criadero de Cocodrilos en la Ciénaga de Zapata, un lugar que merece la pena visitar en la zona. Hicimos otra parada en una casa de cubanos que conocía el taxista para comer. Allí fue donde cometí el peor error del viaje: en la casa no había nada para beber excepto agua del grifo, y decidí beberla... Todas las noches en Viñales fuimos al Centro de Cultura Polo Montañez. Durante la madrugada me levanté con fiebre, vómitos y diarrea. Me duró solo un día gracias a que los propietarios de la casa particular me dieron pastillas para frenarlo. Nos contaron que a un tercio de los turistas les pasa lo mismo, la bacteria en Viñales es muy fuerte y hay veces que hasta los propios cubanos enferman.
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Consejos Wifi. No esperen encontrar conexión a Internet. Ir en coche. No alquilen coches, las carreteras están en mal estado y allí conducen de un modo caótico, es mejor moverse con taxis particulares o buses para los desplazamientos y evitarse cualquier problema. Agua. En ningún caso hay que beber agua del grifo, ya que hay riesgo de que contenga bacterias. Aeropuerto. Guarden 25 CUCs por cabeza para pagar la tasa del aeropuerto y poder tomar el vuelo de regreso.
En Santa Clara, en el Memorial del Comandante Che Guevara
De paseo por Viñales
Es una preciosidad la zona de Viñales. Allí descubrimos la playa Cayo Jutías, a unos 50 km de Viñales. Es una playa de agua cristalina y arena blanca muy fina y con poca gente. Tras nuestra estancia en Viñales, nos dirigimos al último destino del viaje, La Habana. Llegamos el 30 de Abril, y nos pasamos el día recorriendo la ciudad: el Capitolio, paseo de Martí, el castillo San Salvador de la Punta, monumento a Máximo Gómez, el malecón... También entramos en el Museo de la Revolución, un museo muy interesante. En la Habana tuvimos también visita guiada por las callejuelas de la ciudad de las que destacaría la calle del Empedrado, donde se encuentra la famosa Bodeguita del Medio, la
Catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada de La Habana, el Castillo de la Real Fuerza, la Plaza de Armas, la Plaza Vieja o el Museo del Ron Havana Club. Intentamos ir a la Casa de la Música de Miramar, pero al llegar supimos que los locales de música en directo estarían cerrados como luto por la muerte de Juan Formell, director de la famosa banda de Los Van Van. EL 2 de Mayo de 2014, nuestro último día en Cuba, fuimos a hacer la compras de souvenirs a los antiguos almacenes de San José, donde se pueden encontrar objetos artesanales a buen precio. Pero hicimos bien en guardarnos algo de dinero para pagar la tasa de vuelta al aeropuerto, es cierto ¡existe! v
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viajero a bloguero de
Etnias y vudú, una sorprendente realidad Esta antigua colonia francesa mantiene la religión de la época pre esclavista y la esencia africana heredada de sus ancestros Texto y fotos Blas Fernández Tomé Fecha del viaje Enero 2013
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C
on estas líneas no pretendo la ansiada palmadita en la espalda de un redactor jefe, me la haya o no merecido. A ello me lleva, más bien, la ansiedad de compartir algo, la sabrosa satisfacción de escribir sobre algo que has vivido o disfrutado, sufrido o reído. El viaje a Benín empezó cuando en la soledad de mi habitación pulsé el botón de Comprar en el portal de internet que se promocionaba como de “vuelos baratos”. Y digo que comenzó ahí, porque a partir de
ese momento la ilusión se centró en el antiguo Dahomey, como se llamaba el país hace unos años cuando era colonia de los franceses, y no en otro territorio del continente africano. Podía haber sido Zambia, por la ilusión de ver y conocer las cataratas Victoria, o Etiopía, ambas esencias de África, pero los pospuse para otra mejor ocasión. Ahora desde la lejanía del viaje, y habiendo conocido los otros dos países, diría que los tres juntos, y conozco muchos otros, resumen y engordan el cariño que tengo por África. Concretamente, en estos dos, Etiopía y
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Orillas del río Níger, en la población de Karimamá
Tradicional danza del zangbeto, al sur de Benín
Benín, se encuentra una de las mayores concentraciones o mosaico de etnias y grupos tribales. Si de Etiopía recuerdo a los mursi o los hamer del valle del Omo, de Benín recapitulo a los somba o a los holi o a los fulani, incluso a los fon, grupo mayoritario. Actualmente en Benín conviven decenas y decenas de grupos étnicos con lenguas y costumbres diferentes y esta diversidad es un patrimonio atractivo para el viajero acostumbrado a sociedades más uniformes. Cotonou, centro neurálgico de Benín, no era nada más que otra capital africana, pero allí me encontré a aquella pareja alemanotogolés... Hablaban perfectamente español después de pasar juntos tres años en Bolivia, y me ayudaron a comprender un poco el maravilloso viaje al que me iba a enfrentar.
‘No vayas allí. No hay nada que ver’, me dijo aquel día la alemana que trastocó con ello mis pocos convincentes planes del trayecto. Le hice caso, por supuesto. Allí, en aquella para mí primera y embrollada capital, habían llegado gentes de todas partes y poblados, no solamente benineses sino togoleses, nigerianos o nigerinos. Desde ella, era fácil acercarse al lago Nokoué, que contiene una de las mayores concentraciones de poblados lacustres del territorio africano. El principal poblado era Ganvié pero también otros como SoTchanhoué, donde pude presenciar la primera exhibición de una ceremonia vudú. No olvidemos que el principal país del vudú es Benín. Y allí, este mochilero se sorprendió también de las tempranas escarificaciones
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en el rostro de los niños, luego vería muchas más. Las escarificaciones son cicatrices de incisiones poco profundas en la piel, practicadas en ritos iniciáticos relacionados con la pubertad: tal vez aquellos jovencitos ya habían llegado a ella, o tal vez fuera una de las marcas tribales, auténticos pasaportes que distinguen a las etnias. Las escarificaciones en las mujeres eran un elemento más de feminidad, a veces con finalidades eróticas. Había etnias a las que fascinaban los cortes en las nalgas de las mujeres. Entre Cotonou y el territorio de los somba, en el noroeste, había un largo día en bus, de malas o medianas carreteras que parecieran aún de época colonial. Después de pasar la Nochevieja en un, también, viejo hotel, alquilé un zem (taxi-moto beninés) en Natitingou y me dirigí a Koussou que distaba unos 25 kilómetros por una pista de tierra, transitable para motos. Koussou, y algún que otro poblado más, era un verdadero paraíso tradicional, cultural y arquitectónico: constituía el centro del territorio somba, asentado en la sierra de Atacora (pequeñas elevaciones que allí se consideraban sierra pero que no dejaban de ser eso, pequeñas elevaciones). Este pueblo, conocido por su tradicional, original y particular forma de construcción de sus casas, sus tatas, ha sabido conservar esta tradición a pesar del progreso y las presiones del mundo moderno. En este poblado era posible pernoctar en una de esas tatas particulares. En el caso de probar la experiencia, el radio-macuto viajero recomendaba dormir en los habitáculos de la terraza, con diminutas entradas (donde los
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DNI del bloguero
Nombre: Blas Apellidos: Fernández Tomé De: San Miguel de Escalada, León (España) Edad: 57 años Blog: V(B)iajero Insatisfecho Mail: blasftome@gmail.com Facebook: Viajero Insatisfecho Twitter: @VInsatisfecho Veterano mochilero leonés que después de una treintena de viajes, por otros tantos países, se considera “viajero insatisfecho”. Le apasiona África, vive África y, a veces, es su destino de viaje. Mientras, le ha dado tiempo a sacar la Licenciatura en Ciencias de la Información; a fichar en un gabinete de prensa muchos días, meses y años; a trabajar sacando patatas y vendimiando uvas y, como no, a torear con ‘vaquillas bravas’ de todo pelaje.
Ceremonia vudú en So-Tchanhoué
somba duermen separados hombre, mujer y niños) pues en la parte de abajo, a veces, guardaban animales domésticos y solía estar lleno de humo. Esta experiencia la llamaban turismo sostenible, y de mantenerlo como tal se encargaba la organización La Perle que gestionaba y repartía el dinero obtenido del visitante de manera equitativa [50% ecoguías; 20% comunidad; 20% propietarios de las ‘tatas’, y 10% funcionamiento]. Esta organización, contaba con un presidente elegido, una serie de eco-guías y una veterana francesa que pasaba largas temporadas en el país ayudando en la gestión del entramado sostenible. Pude hablar, en mi elemental francés, unos minutos con ella. Dos días en el Parque Nacional de la Pendjari, frontera con Burkina Faso, completaron
Hora del mercado en el poblado lacustre de Ganvié
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'Tata' somba
la estancia en aquella región. Tanto por su tamaño, riqueza floral y faunística, o la sensación de autenticidad, para algunos Pendjari nada tiene que envidiar a los saturados parques de Kenia o Tanzania. Yo me lo encontré arrasado por los fuegos controlados que evitaban, dijo el conductor-guía, males mayores, es decir, fuegos descontrolados. Pero mi sueño de navegar el río Níger me lanzó, sin poder evitar un largo rodeo, hasta al otro extremo del país, a Malanville, ciudad beninesa al noreste y última población a orillas del río antes de la frontera de Níger. Ilusionado por navegarlo unos kilómetros y acordándome del explorador Mungo Park, un taxi-brousse me llevaría al día siguiente a la población de Karimamá, más al norte, también en la ribera del río, pues me parecía
más fácil de realizar su descenso que al contrario. Desde esta localidad -pensé- con un poco de suerte y mucha esperanza, descendería en una piragua a motor que transportaría a las gentes, y a mí, de regreso al famoso mercado de Malanville. Cuando llegué a Karimamá comprobé que aquella tarde no era buen momento, ya habían bajado las barcas. Mejor debería probar suerte al día siguiente, aunque con pocas probabilidades, según los soldados de la Marina beninesa, apostados –¿o debería decir tumbados?– en la ribera del río, pues el mercado finalizaba y las barcazas esa jornada más bien harían la ruta contraria. Después de un mar de dudas y un pequeño paseo en piragua regresé otra vez a Malanville en taxi-brousse. El sueño se había escapado pero por poco.
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Cuando aquel hombre, con su tradicional bonete nos invitó, casi forzó, a una francesa –que callejeaba conmigo por Banikoara, siguiente etapa del viaje en el centro norte del país– y a mí a visitar su casa, porque quería, dijo, “mostrarnos algunas cosas”, dudamos si acompañarle o salir zumbando de allí. La curiosidad de la francesa y las ganas de descubrir del mochilero hicieron el resto. Cuando a la entrada del patio de la casa nos enseñó el pequeño habitáculo donde dormía, dijo, “con las abejas”, y nos mostró la entrada de los himenópteros al interior de su cubil, pensamos –con una mirada cómplice– que era un perturbado. Pero el hombre que dormía con las abejas tenía más sorpresas para ambos mochileros. En la mitad del patio había un depósito, rústicamente cubierto, donde almacenaba, según explicó, las boñigas de las vacas para su fermentación. Nos enseñó el interior de aquel pequeño pozo y puedo asegurar, ahora, que en aquel momento fermentaba. Posteriormente, giró una llave de paso que abría el conducto del gas producido, almacenado no se dónde, y nos llevó siguiendo el tubo hacia un rudimentario manómetro que en esos momentos ligeramente fluctuaba. Para terminar la exposición, una cerilla que le suministró unas de las mujeres sirvió para encender un fuego similar al de cualquier cocina de gas conocida. Una llama entre dorada y cristalina salía por aquellos diminutos orificios. Su particular energía renovable. El hombre que dormía con las abejas era, además, defensor de las serpientes salvajes aunque, según él, inofensivas y
Mesuna Allasan, ‘el hombre que dormía con las abejas’
Escarificaciones de un joven 'somba'
dijo tener varias en su tupido jardín. “Sshh, sshh”, se atrevió a chitar para que salieran. Se llamaba Mesuna Allasan. ¡Gracias, Mesuna!.
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Las siguientes etapas del recorrido beninés fueron Abomey, ciudad de reyes y palacetes de tierra semiderruidos que ningún viajero debe olvidar visitar, cuando yo lo hice había una reunión de princesas del antiguo reino con cierto glamour, y Ouidah, cuna del vudú. Asistir a sus fiestas en honor a los dioses del vudú, celebradas año tras año el 10 de enero, era a una manera de interactuar con los espíritus, aunque sin poderles comprender. En el vudú los movimientos del cuerpo humano imitan los de algunos animales y el danzante adquiere así, el poder y atributos del animal imitado. Las mujeres bailoteaban, curvando sus orondos cuerpos, tocando palmas y, alguna, golpeando con sus
exuberantes, abultados, desnudos y brillantes pechos negros aquel aire caliente, tostado por el sol. El oficiante danzaba, tarareaba y removía los feos fetiches que había encima de aquel aparente altar; otro, en trance, daba cercanos y extravagantes saltos. De un certero machetazo, el oficiante cortó la cabellera de aquel pollo que se retorció hasta morir. ¡Espeluznante! Al lado de un pequeño templo, medio escondidas detrás de unas planchas de latón, había varias botellas vacías de Sadavi-vino de palma y de un vulgar gin. Viendo lo que veía, y las botellas consumidas, era posible imaginar el germen del trance. Ceremonia vudú, ceremonia de confusión. ¡Tendremos que respetarla!
Entrada al palacio de Glele, en Abomey, y algunas de las princesas en la celebración
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Pero Ouidah, y sobre todo su plaza Chacha, era además símbolo de la esclavitud. La plaza era el lugar de la trata de esclavos en época de Francisco de Sousa, uno de los comerciantes negreros de principios del siglo XIX más importantes de la costa occidental africana. Conociendo un poco la historia, era fácil recuperar la escena que ocurriría a principios del siglo XIX: bajo el gran árbol, plantado, según cuenta la tradición, por el rey Agadja, los esclavos eran marcados, dependiendo de su comprador, y obligados a dar varias vueltas a su tronco, una forma de hacerles creer que, después de la muerte, sus espíritus regresarían de nuevo a la patria. Una vez cumplidos los trámites, comenzaría el bochornoso camino hacia el cercano océano, la ruta de los
esclavos. Una pista de tierra de cinco o seis kilómetros, hoy jalonada por estatuas de dioses del vudú. Al finalizar la siniestra ruta, al borde del Atlántico, se alzaba la Puerta de No retorno, un arco marrón y blanco que simbolizaba el embarque de esclavos y su despedida de la tierra natal. Obligada visita al bosque sagrado de Kpassé, en uno de los barrios de la ciudad, pues el libro-guía lo vendía como el mejor lugar para captar un poco la esencia del vudú, tan confuso, con sus estatuas, mitos y leyendas. Pero este viajero siguió sin entender. Eso sí, el sitio llamaba al recogimiento y al silencio si no fuera por los miles de murciélagos colgados de las ramas de grandes irokos que, al verse sorprendidos, comenzaron a gruñir.
Ambiente diverso en el mercado de Malanville
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La plaza Chacha, en Ouidah
Nada más entrar, allí se hallaba la estatua de Legba, otro dios (de la virilidad y de no sabe cuántas cosas más), representado por unos grandes cuernos y un sensacional miembro viril, envidia de viajeros. El viaje llegó a su fin en la desembocadura del río Mono, ubicado en la conocida región del Gran Popó. Dos mágicos topónimos por el precio de uno. Visitar el estuario del río era sin duda una preciosa excursión en sencilla piragua a motor (podría haber sido a remo), casi exploratoria de las llamadas bocas del Rey (otro topónimo mágico), lugar de gran belleza ecológica y puertas donde el río Mono se peleaba con el océano Atlántico por mezclarse con sus aguas. La excursión, última en Benín, por aquel territorio cálido, húmedo, rodeado de agua y vegetación terminó, cómo no, con este mochilero a la sombra de una soberbia palmera libando el líquido de un coco recién cortado. v
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La Puerta de 'No retorno'
El dios Legba, a la entrada del bosque sagrado de Kpassé
Teruel, existe Preciosa y desconocida, la histórica comarca del Maestrazgo conduce al visitante hasta la ciudad de ‘los amantes’ entre arte, pueblos y ¡dinosaurios! Texto y fotos DOLORS FARRAN BLASCO Fecha del viaje 20/05/2015
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iempre nos ha gustado viajar, y guia en mano, hemos organizado salidas y viajes por toda Europa en las que hemos intentado combinar naturaleza y cultura. Mis hijas aún recuerdan esas clases de geografía práctica cuando paseábamos por algún río, montaña o pueblo, y también, cuando observábamos y buscábamos el nombre de alguna planta y elaborábamos herbolarios caseros. Hace unos años decidimos hacer de nuevo un recorrido por toda España, planificando nuestras rutas a través de la red de Paradores española. La situación privilegiada de muchos de ellos, y el encanto de sus edificios, nos hizo tomar aquella decisión, y fue un acierto. Hemos recorrido muchas de las rutas: de Hondarribia a Soria, pasando por Argomáriz o Ciudad Rodrígo; de León a Baiona, paseándonos por Santiago, la Ribera Sacra o Villafranca del Bierzo; o de Mazagón a Cuenca, recorriendo Ayamonte, Mérida, Guadalupe, y Zamora. También nos hemos atrevido con el sur, de Alarcón a Mojácar hacíendo camino por Almagro, Jaén, Córdoba, Arcos o Antequera; y con los que nos quedan más cerca: de La Seu d’Urgell, con un parador precioso, a los impresionantes paisajes de Vielha. De entre todas estas rutas –planeo escribir más artículos en el futuro– he decidido empezar con la que realizamos por la provincia de Teruel, quizá por el vínculo sentimental que me une a estas tierras, ya que mi marido es de un pueblo del Maestrazgo turolense, una zona preciosa, y injustamente desconocida, que merece más de un alto en el camino. Y
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Plaza del Ayuntamiento en Cantavieja
es que, como brindaba aquella célebre campaña de promoción turística, “¡Teruel, existe!” y merece de verdad la pena. Un paseo por las alturas
El Maestrazgo turolense es una zona de la geografía española tan bonita como angosta y extrema, poco visitada, pero no exenta de encantos, tanto por sus paisajes, como por sus pueblos, gentes e historia. Está situada en la parte sur de la provincia aragonesa de Teruel, y se extiende también por el norte de la provincia de Castellón. Se trata, de hecho, de una comarca histórica
cuyo nombre deriva del término maestre, ya que estos territorios se encontraban antiguamente bajo la jurisdicción del Gran Maestre de las órdenes militares del Temple, o lo que es lo mismo, los célebres templarios. Fueron una de las ordenes militares cristianas más poderosas de la Edad Media, y la historia de estas tierras ha quedado estrechamente ligada a sus míticas cruzadas. De hecho, muchos de sus pueblos conservan cascos históricos medievales, recintos amurallados o restos de castillos que muestran el carácter defensivo y fronterizo que tuvieron estas tierras, pobladas históricamente por guerreros
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y expresidiarios, milicianos medievales. El Maestrazgo fue tomado definitivamente al Islam en 1169 por Alfonso II, y ya en 1197 estaba en manos templarias. Antes, sin embargo, a finales del siglo XI, el célebre caballero Rodrigo Díaz de Vivar ya había reconquistado la zona para establecer allí su señorío, de ahí que por sus pueblos pase hoy la Ruta del Cíd, basada en las hazañas y gestas narradas en el Cantar de mio Cid. Tras la extinción de la orden del Temple, el Maestrazgo pasó a manos de la Orden de San Juan de Jerusalén, que durante más de 500 años gobernó el territorio. Y precisamente de esta época datan muchos de los monumentos que aún se conservan en la zona. Nuestro recorrido empezó en la provincia de Castellón, en la parte que pertenece al Maestrazgo (o Maestrat), en un pueblo llamado Vilafranca del Cid, precisamente. Allí quedan aún numerosos yacimientos ibéricos, que revelan el origen prehistórico de la localidad; y romanos, como el puente góticoromano que cruza el Riu de les Truites, y que el rey de Aragón y conde de Barcelona Jaime I el Conquistador cruzó para pisar por primera vez tierras castellonenses. Tras esta visita seguimos nuestra ruta por la carretera CV115, en dirección a Teruel. De camino pasaremos por un pequeñísimo pueblo con un puente, el puente de San Miguel, que hace hoy de separación entre las dos comunidades, para adentrarnos en Aragón. Desde ese punto sale un desvío hacia Mosqueruela, otro bonito pueblo que merece la pena visitar, pero nosotros continuamos por la carretera A-226, hacía Iglesuela del Cid,
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Ermita cerca de Cañada de Benatanduz
Cañada de Benatanduz
Torre mudéjar en Teruel
población de unos 460 habitantes que cuenta con una hospedería restaurada ubicada en un edificio histórico. Tras la visita, continuamos nuestro camíno hasta llegar a Cantavieja, uno de los pueblos de la región más grandes y conocidos. Este pueblo merece una parada y también una comida. En Cantavieja puede visitarse la plaza de la iglesia, y allí los amantes de la historia encontrarán también el museo de las guerras carlistas –el otro período de la historia española que marcó la vida de esta región–.En Cantavieja también pueden comprarse los célebres jamones de Teruel, con denominación de origen, a buen precio, y claro, degustar algunas de las especialidades de la zona. Nosotros reservamos mesa en el Hotel Balfagón, un bonito hotel que ha ayudado a hacer crecer y evolucionar este pueblo, y que cuenta con un muy buen restaurante dónde se pueden probar platos y productos típicos como el propio jamón, las patatas rellenas o el queso de Tronchón, un pueblo cercano. Tras nuestra visita, continuamos nuestra ruta por la misma carretera que nos trajo a Cantavieja, de nuevo, en dirección a Teruel. Aproximadamente a unos 10 kilometros de Cantavieja encontramos un desvío hacia la carretera A-1702 que nos lleva hasta Cañada de Benatanduz, un pequeño pueblo escondido y que cuenta hoy día con poquísimos habitantes, unos 60, pero que por su ubicación sorprende a los pocos visitantes que se aventuran por esos lares. Benatanduz fue, de hecho, según las rondallas populares no corroboradas, un
musulmán convertido que luchó junto al Cid en la reconquista, y recibió estas tierras en gratitud por sus servicios. Hoy es una población peculiar por la disposición de sus casas y patios, muy singular al contar cada una de ellas con su propia era. También es especial lo extremo de su ubicación. Su casco antiguo se encuentra situado en la parte más alta de un acantilado visible, sobretodo, desde el montjui (antiguo pueblo amurallado) donde ahora se ubica el cementerio. Desde allí, se puede ver el cauce del río Cañada y hay unas vistas increíbles. Incluso, si el día es bueno, es fácil observar cabras salvajes que saltan a sus anchas entre los riscos. Dicen sus vecinos que también es fácil encontrar fósiles en lo alto de los picos, que otrora fueron fondos marinos. Desde Cañada de Benatanduz, y una vez recorridas sus
DNI del viajero Nombre: Dolors Apellidos: Farran Blasco De: Barcelona (España) Edad: 56 años Me gusta viajar, cantar, leer, la historia y la decoración. Pero lo que me hace sentir mejor es pasar un buen día con mi familia o mantener una buena conversación con los amigos. Disfruto mucho de mi profesión de maestra y creo que lo que me hace sentir más orgullosa es haber enseñado a leer y escribir a muchos niños y niñas, que espero (y no dudo) serán unos grandes lectores y viajeros en el futuro.
Albarracín
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Vistas de la ciudad Teruel
calles y caminos, continuamos por la carretera, que se vuelve cada vez más sinuosa, hasta el pueblo de Villarluengo. De nuevo, su ubicación, al filo de un precipicio, que permitía en tiempos templarios su defensa, lo hace muy especial. De allí seguiremos nuestra ruta hasta Pitarque. Desde Pitarque decidimos hacer una excursión para ver el nacimiento del río Pitarque. Un verdadero espectáculo de la naturaleza. La excursión empieza por un sendero que sale directamente del pueblo, y es altamente recomendable por sus espectaculares vistas. A los más atrevidos les animo
a bañarse en las frías y cristalinas aguas del río una vez se llega al nacimiento. De vuelta a la carretera, es obligado también detenerse para admirar los Orgános de Montoro, un conjunto de formaciones rocosas que debe su nombre a su increíble semejanza con los órganos de iglesia, y a su proximidad a otro pequeño pueblo llamado Montoro. Haremos noche allí. Si siguiéramos por la carretera, ésta nos llevaría hasta el Bajo Aragón (Alcorisa, Calanda y sus célebres tambores, Alcañiz...) atravesando una zona que se está recuperando aún de un incendio devastador, y que nos recuerda la necesidad
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de cuidar nuestros parques naturales. Nuestro plan, sin embargo, es otro.
Los amantes de Teruel
A mando Teruel
A la mañana siguiente nos levantamos dispuestos a volver sobre nuestros pasos para reencontrarnos de nuevo con la carretera A-226 que nos llevará por muchos otros pueblos con encanto como Fortanete, Villaroya de los Pinares, Allepuz, Monteagudo del Castillo o Cedrillas hasta la ciudad de Teruel, donde hemos reservado unas noches en su Parador. La ciudad es pequeña, pero preciosa. No en vano parte de su arquitectura mudéjar fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad. Antes, sin embargo, de lanzarnos a descubrirla, haremos parada técnica en el Parador de Teruel para descargar y descansar. El Parador, como muchos de estos edificios, no se encuentra en el centro de la ciudad, sino a las afueras del casco histórico (aunque las distancias en Teruel son relativamente cortas), y resulta una buena mezcla de las culturas y estilos más representativos de la ciudad. El Hotel, según leemos, es un palacete inspirado en el estilo mudéjar –un estilo artístico que se desarrolla exclusivamente en los reinos cristianos de la península durante entre los siglos XII y XVI, y que incorpora elementos de estilo hispano-musulmán–. Está decorado con mármoles, arcos y detalles arábigos que dan a las habitaciones un clima fresco. Tras instalarnos nos lanzamos, guía en mano, a descubrir la ciudad. Ya habíamos estado antes, muchas veces, pero nunca como turistas, y queremos aprovecharlo bien.
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“Tonta ella y tonto él”... dice la rima. Conocidos como el Romeo y la Julieta españoles, la historia de amor de estos dos jóvenes turolenses, Isabel de Segura y Juan Martínez de Marcilla, fue tan conocida en la época, que traspasó las rodallas populares para perdurar hasta hoy. Su historia de amor –o leyenda–, pues pese a que los cadáveres son auténticos se desconoce si es cierta, empieza en Teruel, dónde el joven Juan Diego se enamora de Isabel, hija del rico Pedro Segura. Desean casarse, pero ella quiere el acuerdo de sus padres. Él pide que lo espere 5 años, que ira a trabajar para ganar dinero. Juan Diego se enriquece, pero Isabel es obligada a casarse. De regreso, Juan Diego le ruega “Bésame, que me muero”. Ella casada dice no. Cae él muerto. Ella, atemorizada cuenta todo al marido, pero se promete ir a besarlo antes de que lo entierren. “Lo besó tan fuerte que allí murió”. El marido contó el caso y acordaron enterrarlos juntos en una sepultura. Juntos para siempre.
La primera parada, como no puede ser de otra forma será la plaza del Torico, centro neurálgico de la ciudad, y desde donde se da inicio a las fiestas patronales a principios de julio, poniendo un pañuelico rojo (como dirían en la zona) a la pequeñísima estatua del torico que la domina desde lo alto de una columna. Las fiestas del Ángel, como se las conoce, son realmente impresionantes si uno es amante del buen vino, la fiesta y el ritmo de la charanga. Un mini San Fermín menos turístico, que cambia la media y el calcetín por jotas, peñas y buen jamón. Pese a su tamaño, el torico es todo un símbolo en Teruel, y tras leer un poco más sobre su historia comprendemos porqué: su leyenda se remonta a la misma fundación de la
ciudad. Según parece, al construirse Teruel en 1171 se buscaron señales y presagios, y acabaron por escoger a un toro mugiendo desde un alto (la actual plaza) sobre el que brillaba una estrella. De ahí nace según muchos el nombre de la ciudad: de la unión de “toro” y “estrella” (Actuel), formando la palabra “Toroel”, o después, “Toruel”. Desde la plaza, llena de terrazas, pueden verse ya algunas de las preciosas torres mudéjares que rodean la ciudad. Nosotros las visitamos todas: la iglesia de Santa María, catedral de la diócesis de Teruel y las torres de El Salvador, San Martín y San Pedro, que han sido exquisitamente restauradas si uno ve como quedaron tras la terrible Guerra Civil española. También nos dimos una vuelta por
Plaza del Torico, en la ciudad de Teruel
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Catedral de la diócesis de Teruel
el barrio de la Judería de Teruel, dónde se han encontrado bastantes restos arqueológicos, y como no, hicimos cola para mostrar nuestros respetos a los célebres Amantes de Teruel, que tras años de idas y venidas reposan al fin en un Mausoleo que cuenta su leyenda. Por la noche, regresamos al Parador y después de un agradable y reparador baño en la piscina pudimos degustar una exquisita cena en la terraza-barbacoa de su jardín. Al día siguiente nos esperaban los dinosaurios y la historia de esta región durante la prehistoria en Dinópolis, un parque donde pueden verse algunos de los muchos descubrimientos que la Paleontología ha hecho en la provincia de Teruel. Y es que en estas tierras se encontró, por ejemplo, el Aragosaurus, el primer dinosaurio
español, hallado en Galve; o el dinosaurio más grande de Europa y uno de los mayores del planeta, el Turiasaurus riodevensis, encontrado en Riodeva. Una visita de lo más interesante, y muy recomendable si se va con niños. También históricas y muy recomendables, aunque más recientes que los dinosaurios, son las casas colgadas y, en conjunto, el patrimonio histórico de Albarracín, una joya en bruto que también merece mucho la pena visitar, con su Catedral, su castillo y su plaza Mayor. Para terminar, sólo un aliciente más: en todos los Paradores encontraréis platos típicos de la gastronomía de la zona, que de otra manera os acercarán a las singularidades de los pueblos que visitéis y de sus gentes. ¡Buen viaje (y buen provecho) a todos! v
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Disneyland París, fantasía para adultos Este parque de atracciones, apto para todos los públicos, respira Magia, en mayúsculas, por todos sus poros, e invita al visitante a repetir una y otra vez Texto Rossana Peris fotos Miguel Ángel Pes Fecha del viaje 1995-2014
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aya por delante que no soy una friki de los parques temáticos. Es más, diría que no me gustan. Pero Disneyland no es un parque, Disneyland es fantasía. Sólo conozco el parque de París y, aunque mis amigos no lo entienden, para mí es más que suficiente, no necesito viajar a otros parques Disney para disfrutar, Disneyland París es perfecto. Pero empecemos la historia
por el principio y como se merece: erase una vez, hace algunos años, en 1995, la primera vez que visité el parque... Por aquel entonces sólo había uno, el del cine fue posterior, y se llamaba Eurodisney. Por esas fechas mi hijo tenía casi cuatro años y pensamos que era una edad perfecta para visitar el parque. Fue un acierto total, han pasado unos cuántos años y todavía lo recuerdo, sus caras, su inocencia… Vivir el parque con
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un niño es una de las mejores experiencias, y aunque en todas mis visitas he disfrutado siempre, de esa primera vez no me olvidaré nunca. La anécdota de ese viaje fue que mi hijo dejó el chupete gracias a Blancanieves. Ni corto ni perezoso, en uno de los desfiles, le entregó el chupete a la que fue su ídolo infantil. Y es que en esa época desayunábamos, comíamos y cenábamos al son del “Hi-ho, hi-ho, a casa a descansar…” Después de ese primer viaje han habido seis más, los tres últimos en los últimos tres años y siempre coincidiendo con la época de Navidad. A pesar del frío, y el riesgo de
lluvia, es, en mi opinión, la mejor fecha para visitar el parque. La fantasía se multiplica, por cien, por mil… es increíble. Como os podéis imaginar, siete visitas al parque dan para mucho y, aunque no me considero una experta, sí que creo que puedo hablar con cierto conocimiento, pero no quiero adelantarme, sigamos el hilo de la historia. La primera vez visitamos el parque en el mes de junio y entre semana, otro acierto: estábamos solos, sin colas, algo inconcebible. Eso sí, pasamos todo el calor del mundo. En esa ocasión estuvimos cuatro días y tres noches,
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DNI del viajero Nombre: Rossana Apellido: Peris De: Barcelona (España) Edad: 54 años Me encanta viajar y me encanta el teatro, son mis dos pasiones, y si puedo aúnar un espectáculo teatral con un viaje, entonces soy la persona más feliz del mundo. Me gusta cualquier destino, soy curiosa, y quiero aprender de cada lugar. Adoro los viajes en tren mucho más que en avión. Soy muy activa y el tren es el lugar perfecto para mi. Un libro, mi inseparable tableta, mi móvil, y a viajar!!!
así que íbamos sin prisa. Tuvimos tiempo para todo y sin cansarnos. Nos alojamos en el Hotel New York y nos gustó tanto que en otra de las visitas repetimos. No estábamos en primera línea, pero el paseo hasta la entrada era y es muy agradable, siempre me ha parecido una buena opción. La segunda vez que visité el Parque fue en el 2001 y fue como la visita del médico. Se trataba de un viaje a París de tres días, un regalo de mi empresa a los trabajadores, y lo montamos de manera que pudiéramos hacer una escapada al parque. No había niños, pero no sé quien era más crío de todos nosotros. Un año más tarde, en 2002, repetía y en esta ocasión a lo grande: nos esperaba, ni más ni menos, que el Hotel Disneyland. Eso ya no era un cuento, era formar parte del cuento. Qué habitaciones, qué servicio...
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Consejos
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La mejor manera de llegar al Parque es en tren, hay mucha frecuencia y es muy cómodo. Está conectado con la línea de metro de la ciudad y si vas controlando es lo más rápido.
Organizaros vosotros la visita. Los paquetes que vende el parque o las agencias están bien si vas con ‘peques’, porque ellos tienen muchos descuentos, pero a los adultos no nos sale a cuenta.
A nivel de hoteles, he dormido en el Disneyland, en el New York, en el Newport Bay y en el Hotel Cheyenne. Tres categorías diferentes pero todos, excepto el Newport Bay, totalmente recomendables, si bien es verdad que se les nota el paso del tiempo. No descubro nada si os digo que son muy caros pero vale la pena aunque sea sólo para una noche.
Si reserváis un hotel del parque las entradas están incluidas, pero si no vais a reservar, comprar las entradas online, el servicio es muy bueno y te las mandan por correo postal. Te evitas la primera cola. Las entradas al parque incorporan el servicio ‘Fastpass’. Antes sólo era para los clientes de los hoteles, pero ahora ya es un servicio más. Si os organizáis bien os podéis ahorrar muchas colas, todo es cuestión de coordinar bien los horarios. Este servicio te permite reservar un horario para acceder a la atracción, y aunque en ocasiones haces cola, no son de dos o tres horas como hemos visto en alguna ocasión.
Las comidas: en las últimas ocasiones hemos comido de mantel, y no se come mal. Yo tengo una intolerancia, soy celíaca, y no me puedo permitir comer de bocadillo, pero hay muchas opciones y aptas para cualquier bolsillo.
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Desayunamos con los personajes, bueno, bueno… ahí me convertí definitivamente en una incondicional de Disneyland París. La siguiente visita coincidió con la inauguración del segundo parque, el del cine, toda una novedad y con unas atracciones fantásticas para alguien a quien no le gustan las atracciones. En todas mis visitas siempre ha habido una atracción que no perdono: es la del ninonino o Small World. No conozco a nadie que no haya montado, y que no le guste... Que cosa tan simple, pero que bonita es. Las siguientes visitas son las tres últimas y, como os dije, las he hecho en los tres últimos años, una cada año. Igual que para el parque,
para mí también han pasado los años, pero no por eso las ganas de volver. Y aquí me tenéis, con una edad y emocionándome como el primer día. En 2012 el viaje fue un regalo, mejor dicho, un regalazo de unos buenos amigos, también grandes fans de Disney. Elegimos finales de noviembre para viajar y llegamos a un parque que estaba diciendo adiós a la fiesta de Halloween y hola a la Navidad. Ahí nos dimos cuenta de que la siguiente visita la haríamos sin ninguna duda en diciembre. Y así ha sido, en 2013 y en 2014 hemos repetido y lo hemos hecho en ese mes… No hay palabras para describir lo que se puede llegar a sentir, es emocionante. No me duelen
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prendas reconocer que lloré la primera vez que vi el gran árbol de Navidad y el espectáculo que se monta cada tarde a su alrededor, es la magia de Disney en todo su esplendor. De verdad, y esta es mi primera recomendación, hay que visitar, al menos una vez, el parque en Navidad, todo en esa época es más, mucho más. Como ya os he dicho al principio de mi historia a mí no me gustan los parques, no me gustan las atracciones (creo) y mucho menos las atracciones de fuertes emociones (creo). La primera vez que viajé a Disney mi hijo era pequeño y él mandaba así que mis atracciones eran las suyas y nuestra zona de confort Fantasyland. En ese viaje, el resto de áreas tematizadas como Discoveryland, Adventuraland y Frontierland eran sólo para pasear, y pocas atracciones habían para el peque. Con los años hemos ido ampliando nuestras zonas de confort y ahora creo que ya hay pocas atracciones en las que no haya subido, por lo menos para decir, en esta no repito, que alguna hay. Sigo disfrutando de la fantasía con las atracciones de Peter Pan, Blancanieves, el Dragón
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del castillo y sobre todo del Gran Carrusel, pero ahora, en mi lista de imprescindibles también están el Tren de la Mina, Indiana Jones, la Torre del Terror o la de las Tortugas, está última, un gran descubrimiento que después del susto inicial, es increíble. La pena, las colas que hay. Hablar de Disney es hablar de colas, da igual la época del año, si viajas en fin de semana, el resto de la humanidad también lo hace. Yo creo incluso que en Navidad hay más gente que en agosto, y ya es decir. Ni el frío ni la lluvia nos frena, ahí estamos todos
como verdaderos campeones dispuestos a disfrutar. Y cuando digo campeones, lo digo porque es verdad, nuestra última visita la Navidad pasada fue tal que así: viajamos en avión desde Barcelona un viernes a las siete de la mañana. En el aeropuerto nos esperaba una furgoneta que nos hacia el transfer al parque. A las 10, justo cuando se abrían las puertas, ya estábamos pasando el control de seguridad y las maletas ya las habíamos dejado en la consigna de la estación de tren del parque. Disfrutamos durante todo el día del parque y nos quedamos hasta el final.
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Esta vez sí vimos el espectáculo nocturno de luces y fuegos artificiales, piel de gallina. Y cuando todo acabó, cogimos el tren y nos fuimos a París, porque la capital también se merece una visita de vez en cuando. La primera vez que visité el parque descubrí el verdadero significado de las palabras “magia” y “fantasía”. Ahora estamos demasiado conectados pero hace 20 años, cuando
todavía los móviles eran un lujo al alcance de muy pocos, visitar el parque era romper con nuestro día a día y convertirte en un personaje más de una historia en la que todos sus protagonistas, menos la bruja malvada… fueron felices por los siglos de los siglos. Y, colorín, colorado… esta historia se ha acabado. Espero que la disfrutéis tanto como yo lo he hecho al escribirla. v
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Last Minute...
Chefchaouen Ciudad azul. Esta localidad marroquí de puertas marinas vive anclada entre montañas y debe su nombre al término bereber ‘Achawen’ (cuernos).
Consejo: El aeropuerto m ás cercano está en Tetuán , a 1 hora en coche, pero vale la pe na. La ciudad atesora la fuente de Ras, El Maa, la medina, la Mezquita de Cherafat, el Bosque Talassemtane y la Cueva To ughoubit.
El Instagram
@chefchaoun
La obra En la maleta. Básicamente unas buenas zapatillas para andar por las calles y una buena mochila para rellenar durante tus paseos.
lo nir’. Son El ‘souve calo re de la más céleb strella. e o recuerd l e y d a d li la ciudad que deje a st ri tu y as. No ha sus puert n pin de azul sin u
El plato Tajín de cordero con ciruelas pasas
Sus puertas. Las puertas de las casas de Chefchauen, todas de intenso color azul, son consideradas verdaderas obras de arte, con sus ornamentaciones, formas y motivos.
La ‘playlist’ 1. Les femmes de Chefchaouen
La web
2. Douzi -Hasdou 3. Najat Aâtabou - Hadi Kedba Bayna
www.morocco.com/blog/chefchaouenmorocco-blue-city-of-the-hills Página web oficial totalmente actualizada, y lo más importante, con comentarios útiles de otros viajeros.
4. Zina Daoudia - Aatini Saki 5. Samira Said - Ah Bahebak (Ya Habibi) 6. Hatim Ammor - Sellemli Alih
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magellan De viajero a viajero
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En el pr贸ximo n煤mero: viaje al Polo Norte
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